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Filósofos desde Sócrates a Aristóteles

1. Sócrates (469-399 a.C): El hombre moral


Solía percibir señales misteriosas y muchas veces permanecía absorto durante mucho
tiempo, como en estado de éxtasis, presumiblemente debido a su intensa
concentración mental.
Siendo muy joven estudió las teorías cosmológicas orientales
y occidentales con la esperanza de descubrir cómo opera la
Inteligencia en el universo para lograr el orden del cosmos. A
Sócrates le interesaba sobre todo la formación del hombre
moral y buen ciudadano, sin embargo, según los diálogos de
Platón también fue un gran metafísico que sentó las bases de
una filosofía trascendente.
En cuanto al razonamiento inductivo, Sócrates no estaba tan interesado en los
problemas de la lógica sino en el empleo de una dialéctica, que partiendo de una
definición menos adecuada puede llegar a una más precisa universal y válida; que al
igual que el procedimiento inductivo procede de lo particular a lo universal. Sócrates
denominaba a su método “mayéutica”, que significa dar a luz, o sea la intención de
provocar el nacimiento de ideas verdaderas.
La misión de Sócrates era tratar de persuadir a los hombres para que cuidaran su
alma, que era lo más noble y de estimularlos a ser virtuosos y sabios.
En política se interesaba por el aspecto ético y la importancia del conocimiento como
un medio para la acción ética.

Para Sócrates, la rectitud es lo que contribuye a que el hombre logre la verdadera


felicidad y sólo el sabio se da cuenta que es más conveniente ser dueño de sí mismo
que no serlo, si desea la verdadera salud y el equilibrio del alma.
Sócrates pensaba que el placer es un bien, pero que la verdadera felicidad duradera
puede lograrla solamente el hombre moral.
Para Sócrates, existe una naturaleza humana constante, con valores éticos universales
que sirven como guías que orientan la conducta del hombre.
2. Pródico (465-395 a.C): La virtud
Pródico de Ceos fue discípulo de Protágoras, uno de los más reconocidos sofistas. Le
distinguió mucho por su forma de oratoria y la distinción que hacía entre las
palabras, por ejemplo, se dice que hacía la distinción entre
‘goce’ y ‘placer’ a una manera que el goce fuese una adquisición
de conocimiento y el placer fuese como la comida o los demás
‘placeres’ mundanos. Como todo sofista fue castigado por la
historia de no tener ética, de ser un caza nobles y de vender
conocimientos.
Al parecer Pródico es el autor de la fábula denominada “La
encrucijada de Heracles”, una representación de la elección
entre la vida virtuosa, caracterizada por la sencillez y la
austeridad, y la vida ociosa y placentera, representadas
respectivamente por la encarnación de la Virtud y el Vicio ambas en forma femenina.
La elección de Pródico será la de la virtud.
Al parecer el propio Sócrates, más joven que el sofista, asistió a sus clases.
Aristófanes en su obra de teatro "las nubes" le cita como un experto en astrología, y
en la obra "las aves" cuenta que compuso una Cosmogonía. Según Sexto Empírico,
Pródico enseñaba que:
Los antiguos consideraron como dioses el Sol, la Luna, los ríos, las fuentes y en
general todas aquellas cosas que son útiles para nuestra vida, en la medida en que la
ayudan, igual que los egipcios deificaban al río Nilo, y, añade que por esta razón el
pan fue llamado Deméter, el agua Poseidón, el fuego Hefesto, y así sucesivamente
cada cosa que era útil.

3. Aristófanes (445-386 a.C): La sátira


Aristófanes es un autor de comedias políticas, y representa en sus obras las
tendencias aristocráticas y la oposición a las nuevas ideas
filosóficas que simboliza Sócrates. Está considerado como el
más brillante autor de comedias de la literatura griega. De su
obra se desprende que era hombre de gran cultura literaria y
artística y que menosprecia
No es el primer poeta cómico, más sí el primer satírico de
todos los tiempos. El pueblo ateniense le celebró, pero
hombres tan ilustrados como Platón entre los antiguos y
Felón entre los modernos no le celebraron menos. Platón dice que: «Buscando las
Gracias un santuario indestructible, hallaron el alma de Aristófanes y jamás la
abandonaron».ba la ignorancia y la rudeza.
Su estilo y versificación, acabadísimos modelos de pureza ática, son también de
intento mezcla de todos los dialectos y de todas las formas métricas, forjando con
frecuencia vocablos combinados de un modo extravagante.

4. Demócrito (460-370 a.C): Átomo


Junto con su maestro, Leucipo, Demócrito es considerado fundador de la escuela atomista. Es
más conocido por su Teoría Atómica pero también fue un excelente
geómetra, ciencia que enseñaba a sus discípulos. Escribió numerosas
obras, pero sólo perduran escasos fragmentos. Escribió varios tratados
de Geometría y de Astronomía, que se han perdido. Se cree que
escribió sobre Teoría de los Números, y que encontró la fórmula
B*h/3 que expresa el volumen de una pirámide.
La teoría de la percepción de Demócrito está estrechamente
relacionada con la escuela del atomismo. Este filósofo señalaba que
las imágenes (eidôla) eran en realidad capas de átomos.
En materia de epistemología, Demócrito distinguió dos tipos de
conocimiento: el conocimiento bastardo y el conocimiento legítimo. El conocimiento bastardo es
aquel subjetivo e insuficiente, que se obtiene a través de la percepción sensorial. Por su parte, el
conocimiento legítimo es el conocimiento genuino, el cual se obtiene a través del procesamiento
del conocimiento bastardo, empleando un razonamiento inductivo.
En materia de ética, Demócrito siguió una filosofía semejante al hedonismo, tanto que podría ser
considerada la predecesora de este. Fue uno de los primeros filósofos en plantear la existencia de
un “bien supremo” o meta, al que llamó “buen humor” o “alegría”.

5. Antístenes (450-365 a.C): Lo individual


Sus enseñanzas eran las de un sofista, con la diferencia de que no consideraba a la disputa una
preparación para la formación intelectual sino una preparación para la vida virtuosa.
Afirmaba que sólo existe lo individual, oponiéndose explícitamente a la Teoría de las Ideas de
Platón. Una vez dijo: «Mi querido Platón, yo veo bien un caballo, pero no veo una caballeidad.»,
a lo que Platón respondió: «Claro, porque tú tienes ojos, pero no entendimiento.»
Su postura puede denominarse nominalista ya que —según él— el
conocimiento sólo puede llegar a nombrar lo individual pero no debe
adentrarse en el terreno del juicio.
Entendía por "virtud" a la conformidad con la naturaleza. La virtud era
entonces un saber, pero un saber vivir, no un conocimiento puramente
teórico. La virtud, que permite alcanzar la felicidad, consiste en la
autarquía, el dominio de sí, el desapego por todo bien material y por
toda necesidad superflua o artificia.
Confiaba en el ser humano individual, no en las instituciones. Por eso
predicaba la vuelta a la naturaleza, en oposición a la domesticación
social.
Las leyes establecidas, las convenciones sociales no eran para este sabio, que como todos los
cínicos despreciaba las normas, las instituciones, las costumbres y todo lo que representa una
atadura para el hombre.
El objetivo es alcanzar la felicidad y esto se consigue si uno depende solo de sí mismo. Lo
fundamental para el cínico es la autarquía, es decir la independencia de todo condicionamiento
exterior, la autosuficiencia, que puede aprenderse pero que requiere un esfuerzo.Antístenes pone
como ejemplo al héroe Heracles (Hércules). Atrás queda todo aquello que considera que ya no
le pertenece al sabio, la familia, el dinero, la fama y sobre todo sus antiguos pensamientos.

6. Platón (427-348 a.C): La moral


Sócrates estaba convencido de la posibilidad de hallar definiciones universales para todos los
conceptos morales fundamentales, que pudieran servir para establecer criterios éticos, igualmente
universales, sobre los que asentar la convivencia humana. Platón
aceptará este presupuesto socrático, pero, a diferencia de Sócrates,
entiende que tales definiciones universales no pueden ser obtenidas
por inducción a partir del examen de los casos particulares
pertenecientes al mundo sensible, ni ser aplicadas a ese mundo
sensible que está sujeto a un constante cambio, a un continuo fluir, tal
y como había señalado Heráclito.

Las ideas para Platón son realidades que existen, las únicas, porque
las cosas de esta vida son sólo reflejos de ellas. Por eso su
pensamiento se considera un realismo de las ideas, que son
trascendentes al hombre. Para Platón la Idea no es un simple concepto mental, algo que sólo
exista en la mente, sino una entidad extra mental que tiene existencia objetiva: las Ideas son
inmutables y sólo captables por el entendimiento, las Ideas son la causa de las cosas.
Platón solía recurrir a relatos para exponer sus pensamientos filosóficos, como el que refiere que
el hombre tiene recuerdos anteriores a esta vida de otras experiencias del intelecto perfectas de
donde habitan los espíritus contemplando las esencias eternamente.
Describe la realidad de esta vida como una mera proyección difusa de las cosas verdaderas, en la
oscuridad de nuestro entendimiento. Esas proyecciones no son las cosas, se parecen a ellas, pero
no son reales.

El conocimiento sólo se obtiene con la intuición intelectual de las esencias verdaderas. Platón
reconoce una jerarquía y prioriza a la idea del bien por sobre todas las demás. La religión
cristiana se basa en la filosofía platónica.

7. Aristóteles (445-386 a. C): La metafísica


Para Aristóteles la sabiduría no tiene fines prácticos, sino que intenta descubrir los
principios de la realidad, las primeras causas; es una ciencia
que busca el conocimiento en sí mismo. La metafísica para
Aristóteles es la sabiduría por excelencia y es un
conocimiento universal, el más difícil, porque es la ciencia
más abstracta que existe y la que menos depende de los
sentidos. Para Aristóteles el término sustancia tiene dos
sentidos, la sustancia individual, compuesta de materia y
forma y el elemento formal o la esencia específica que
corresponde al concepto universal, con relación a nosotros,
que no significa que sean tales en naturaleza, dignidad o tiempo.

La sustancia verdadera es para Aristóteles principalmente forma, inmaterial y pura.


Son las sustancias primeras, independientes de la materia, como Dios, las
inteligencias de las esferas y en el hombre, el entendimiento. La metafísica por lo
tanto equivale a la teología, porque la materia es ininteligible sólo la forma es
inteligible.

Aristóteles reconoce cuatro principios: la materia, la forma, la fuente del movimiento,


la causa eficiente y la causa final. El movimiento es un hecho en el mundo.
Aristóteles nos dice que tiene que haber un fundamento en la acción de cambiar,
porque siempre hay algo anterior en potencia que se modifica y que por la acción de
alguna causa eficiente recibe una nueva actualización.

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