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Algo así como lo que hoy ocurre en nuestra sociedad que aboga por no hacer distinción en los
derechos entre los individuos, y en donde cualquiera puede hacer cualquier cosa, sin importar si es
inmoral o nocivo. Como conclusión diremos que nuestra cultura y sistemas políticos
contemporáneos están muy lejos de lo que Platón propone. Me parece que encarnan precisamente
todo aquello que él reprobaba de la política de una Ciudad-Estado; comenzando por la democracia.
Para el discípulo de Sócrates, la democracia era ingenua y ridícula porque incluía a participar a
quienes no tienen la capacidad y/o facultad para ello. Comprendo que esto suena
Para nuestros oídos y mentalidad postmoderna- un tanto despótico y tirano (no por nada Popper
llama a Platón: Fascista-, y que induce a la posibilidad de un gobierno autoritario y opresor que
aplasta los derechos de los ciudadanos. No obstante, jugando un poco al abogado del diablo, no
me parece tan descabellada la idea de suprimir el derecho a votar y decidir a quien vive en la
ignorancia y dominado por sus instintos y vicios. Me parece que la igualdad entre los hombres tiene
una connotación que debiera Y urge- ser delineada, delimitada
Pues, si bien todos tenemos el mismo valor como personas, hay derechos que on, por nuestra
compartida naturaleza humana, universales, pero no siempre y necesariamente TODOS los
derechos de uno han de ser legítimos y obligados para el otro. Hay límites que,
desafortunadamente -en una sociedad hedonista que sólo exige derechos y esquiva
constantemente las responsabilidades y obligaciones-, son difíciles determinar y que se acepten
por unanimidad (o mayoría). La problemática a este respecto, no es baladí.
Y menos cuando la misma filosofía se encuentra a este punto tan dividida. Platón propone como
gobernante idóneo al filósofo pero, en definitiva, no al filósofo postmoderno, que se parece más a
los sofistas que tan fuertemente criticaron él y Aristóteles. De modo que, hoy día, es menester
aclarar al estudiante de filosofía que sí, en efecto, Platón proponía al filósofo como el mejor
candidato a rey-gobernante, pero antes hay que establecer lo que él entendía por filósofo. A mi
pensar, Platón no se equivoca en sus juicios. Su filosofía política se acerca mucho a lo que quizá
a mi juicio, reitero- sería lo idóneo; salvando algunos aspectos que habrían de pulirse. Nuestra
sociedad está como siempre- equivocada, cayendo en graves errores de negligencia y libertinajes
políticos que ya muestran las nefastas consecuencias. Estamos obsesionados con la libertad
desde la Ilustración-, pero no hemos sabido dar con ella de manera efectiva y objetiva. Tal parce
que practicamos un ejercicio socio-político-cultural similar al ensayo y error. Y esto no es del todo
malo supongo, al menos tenemos la experiencia real y vivida de qué es lo que no funciona.
Precisamos de gran valor y mucho discernimiento (sabiduría) para identificar los fallos y hacer los
cambios oportunos. Se dirá que en la Edad Media ya se intentó esa monarquía elitista y
aristocrática, fundamentada en la presunta bendición divina o presuntuosa prerrogativa divina que
presumía la Iglesia católica, y que fue un error garrafal. Pero, cabe recordar que es menester que
se cumpla lo que Platón describe en las virtudes que ha de tener aquel que sería el rey-filósofo. Si
revisamos la historia constataremos que muchos de esos papas y reyes tiranos no gozaban
precisamente de las cualidades y virtudes del hipotético personaje que logró salir de la caverna
platónica. Además, eran tiempos muy distintos a los nuestros. El problema de fondo, como se
echa de ver, es la crisis epistemológica de hoy y de siempre. ¿Cuál es la verdad en cuestiones
existenciales y metafísicas? Parece un tema aparte, pero a partir de ese punto se podría
determinar el genuino sentido de la vida del hombre y luego delimitar los parámetros de la justicia
social. Sin lo primero, no podemos tener lo otro más que como mera tentativa especulativa, mera
teoría o hipótesis antropológica, social y política. El hombre camina en las tinieblas, quiere y no
quiere saber cuál es su lugar en el mundo La cuestión no es si quiere o no, sino si puede o no
conocer el sentido de su existencia. Mientras haya multiplicidad de teorías antropológicas, las
habrá también morales, éticas, políticas y culturales; luego, múltiples teorías políticas. Es
menester caminar con el ojo de una razón tuerta que no es capaz de lograr una mirada objetiva y
completa de la realidad del hombre. Para Platón está conclusión sería quizá el acabo se dé la
filosofía y, por tanto, de la justicia y de la Ciudad-Estado. Pero estos tiempos ya no dan cabida a
pensamientos y filosofías que presuman de tener la verdad completa y absoluta. Y aunque tal
existiera, no sería posible -¿ni justo?- imponerla.