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la Iglesia de San Lorenzo

La iglesia de San Lorenzo de Potosí, actual Bolivia, comenzó a construirse en 1548, como una de las
primeras parroquias para españoles e indios, pero una fuerte nevada desplomo el templo diez años más tarde
por lo que tuvo que ser reparada. Su remodelación mayor corresponde al siglo XVIII, entre 1728 y 1744,
construyéndose la cúpula central, y la fachada íntegra con portada y torres barroca-mestiza de una vasta
riqueza ornamental.

Aunque no se reconoce al autor que proyectó la portada labrada, documentalmente se sabe que la trabajaron
los indios canteros. Bernardo de Rojas fue el arquitecto y Luis Niño un artista indígena, se les atribuye la
realización de la portada de San Lorenzo, que duró dieciséis años.

Cuando se construyó la actual catedral, paso a ser parroquia de indios, fue destinada al culto del pueblo
indígena carangas.

Su riqueza ornamental y el acabado de la talla en piedra, con numerosos símbolos, que van desde los astros, a
las sirenas y cariátides llamadas “indiátides”, es causa de una admiración general. Esta portada es la
culminación del estilo mestizo, y por tanto el monumento singular de la arquitectura virreinal.

La portada está compuesta de la siguiente manera: un cuerpo inferior en el que destacan dos columnas
salomónicas con cariátides, mas dos hermes femeninos que sujetan el arco de ingreso. En la parte superior
hay dos columnas salomónicas (a) que tienen insertos dos ángeles músicos, uno con un violoncelo y el otro
con una lira. En el interior, el arco de medio punto denota una ornamentación vegetal. Dos figuras femeninas
se destacan con las manos en alto: el torso desnudo y, a la altura de la cintura, se transforma en tupido follaje.
Son llamadas indiátides.

A ambos lados de la composición hay dos sirenas tocando el charango situadas entre el sol, la luna y las
estrellas. En el centro de la composición está San Miguel arcángel y sobre él, en la coronación, hay dos
minúsculas figuras representando a San Lorenzo y San Vicente. Estas figuras, pese a tratarse del titular de la
Iglesia, son casi imperceptibles. La puerta de madera está adornada en plata.

Los datos que se encuentran en el libro de Isabel Mesa, llamado “Portada Mágica”, el cual es un relato de la
construcción de la portada de la Iglesia tienen un gran respaldo histórico y una explicación antropológica, de
muchos de los personajes que se desarrollan en la fachada y que además esta entrelazados con una gran
imaginación.

Esta basada en la búsqueda de las decoraciones para la portada de la Iglesia, en todo el territorio y todas las
geografías de Bolivia. Este trabajo fue asignado a Luis Niño, que convocó a su vez a Jahuira, un aprendiz
indígena que acompañó a Luis en todo el recorrido.

 (a) La columna salomónica es una elemento que se utiliza en arquitectura y escultura. Está formada
por una base y un capitel y lo que le caracteriza es el fuste trabajado de manera helicoidal y decorado
con temática vegetal.

1. Parte frontal de la Iglesia de San Lorenzo. Se ve la fachada tallada en piedra

2. y 3. Detalles vistas de cerca de los personajes tallados en piedra de la fachada

Reproducción de obra
Dentro de la época del barroco americano, y del surgimiento de la Escuela de Potosí, es reconstruida la
iglesia, creando la fachada tallada en piedra de esta. Esta obra es elegida para su reproducción por el interés
que se le da al exterior de la Iglesia, como lugar de culto, ya que los rituales religiosos precolombinos se
realizaban al aire libre, y también por la búsqueda que se da para tener elementos característicos de América.

Templo de la Compañía. Los Jesuitas edificaron su iglesia en 1581 y la concluyeron en 1590. Se desplomó
la torre y en 1700 se comenzó la reconstrucción del templo y fue concluida en 1724. La portada es de dos
cuerpos. En el inferior se ve el arco de medio punto con cuadrifolias enmarcadas en recuadros adornando la
rosca y las jambas. Los dos pares de columnas que flanquean el arco están dispuestas en diferentes planos. Se
levantan sobre grandes pedestales, cuyos netos llevan decoración de cuadrifolias pegadas al sillar. Lo más
notable en este templo es la torre Espadaña, está formada por tres calles y dos cuerpos, todo cubierto por
cúpulas de media naranja que terminan en remates piramidales.

Templo de San Bernardo. Se construyó en tiempos del Virrey Toledo y fue reconstruido en 1725. Está
edificado en piedra sin labrar y en mampostería. Su planta es de cruz latina cubierta por bóveda de cañón y
cúpula sobre tambor. La fachada remata en una gran espadaña de dos cuerpos, y ofrece trozos de cornisa
escalonados con frontoncillos semicirculares y remates piramidales. La portada es de dos cuerpos. Enormes
trifolias ocupan las enjutas. Templo de la Catedral. Fue reedificada en 1809. La construcción fue inaugurada
en el año 1835 por el presidente Santa Cruz. Es de estilo barroco español con introducción al estilo
neoclásico, sin que se adviertan siquiera elementos del barroco andino. La planta de tres naves y crucero casi
tan ancho como la nave central. La capilla mayor es de cabecera plana y sobresale de la fachada del templo.
Tiene otras seis naves transversales, siendo la del crucero de cabeceras semioctogonales. A ambos lados de
las naves laterales se encuentran capillas poco profundas. En el crucero se levanta una gran cúpula sobre
tambor octogonal, dotada de ventanas, que sirvió de modelo a muchas otras edificaciones del siglo XIX. En
la fachada sobresalen las dos torres lisas con el cuerpo del campanario de forma octogonal, en medio de las
que se destaca el perfil mixtilíneo del muro, con varios remates de cruce.
Casa de Quiroga. Lo destacable de esta casa que ha sido remodelada es la portada de gran sobriedad. La
entrada es adintelada, enmarcada por recuadros de cuadrifolias. Sobre ésta se alza un escudo heráldico
perteneciente al dueño, bordeado por un trenzado clásico. La cruz que remata al escudo, parece dar
protección a este emblema; está bordeado al igual que el blasón.
GUÍA DE TURISMO DE LA CIUDAD DE POTOSÍ

Templo de San Lorenzo: Su portada de dos cuerpos es demasiado atractiva. El templo, reformado a
mediados del siglo XVIII, muestra en su interior un arco de medio punto con ornamentación, en el que
destacan dos figuras femeninas con el torso desnudo, llamadas indiátides. Fue construida aproximadamente
en 1548 como templo de la Anunciación (después San Lorenzo), destinada a los españoles, y la de Santa
Bárbara, hoy en ruinas, destinada a los indios. Fue reformada entre 1728 y 1744, época en que se levantó la
cúpula y se hizo la portada.

Templo de Copacabana: Fue construido en el siglo XVII. Destaca por su estilo mudéjar y su cúpula de
madera sobre el crucero. Su portada de estilo manieristas es digna de ser vista con detenimiento, al igual que
el retablo mayor labrado en piedra. Otras iglesias que merecen ser visitadas son San Martín, San Benito, La
Merced y Santa Teresa.

Templo de San Cristóbal. Esta iglesia es una de las más antiguas de Potosí y de la audiencia de Charcas.
Mantiene las características renacentistas. Es de planta de cruz latina, con cimborio sobre el crucero. La
portada, hecha en 1682, está a un costado de la iglesia. Convento de las Agustinas (Mónicas). Mediante carta
fechada el 31 de julio de 1648, el Cabildo de la Villa comunicó al Rey Felipe VI que “habían dado
principio…. y fabricado iglesia decente y casa cómoda para vivienda de las religiosas”. Consta de arco de
medio punto, flanqueado por pilastras dóricas estriadas. El arco lleva labrados de cuadrifolias de escaso
relieve. En el friso se ven flores más pequeñas y las enjutas van adornadas de grandes hojas, unidas por un
botón central. Consta de elementos precursores del barroco y datan aproximadamente del siglo XVIII.

Templo de San Martín. Iglesia de Indios construida de adobe en las afueras de la ciudad. Data de 1592. Fue
la última iglesia en fundarse en tiempos del Virrey Toledo. La planta es de cruz latina con cimborrio sobre el
crucero. La torre es octogonal y corresponde al siglo XVII. La portada consta de un arco de medio punto
escoltado por sencillas pilastras con remates piramidales y esféricos.

Templo de San Sebastián. Ubicado en la cercanía de San Cristóbal y parecido a éste en su construcción y
estilo. Es de planta de cruz latina con nave muy alargada. Lleva cúpula de crucero. Los arcos del crucero son
de piedra, con capiteles dóricos decorados con ovas. Entre las esculturas del interior e destacan un San
Sebastián, al estilo del Renacimiento, y un Cristo seiscentista.

Templo de San Pedro. Fue parroquia de indios. Incendiada en 1655 y reformada en 1725. Aún conserva su
estructura original, con planta de cruz latina, capillas y arco triunfal. En el interior se ve una notable pintura
de San Pedro de Melchor Pérez de Holguín.

Templo de Santo Domingo. Tiene la planta de cruz latina, muy corta, a pesar de que la capilla mayor fue
alargada posteriormente. Está cubierta con artesonado, al igual que la amplia capilla lateral de la izquierda de
la nave. A la derecha se ve un corredor bajo contrafuertes que sostiene el muro de la iglesia. El claustro ha
sido habilitado actualmente para cárcel pública.

Templo de San Agustín. Constaba de la iglesia, el convento y la capilla de Nuestra Señora de Aranzazu,
patrona de los Vascongados. Data de 1625. Lo único que queda en buen estado es la portada de la iglesia. A
cada lado de la entrada se levantan dos pares de columnas jónicas, entre las que se ven dos hornacinas
dispuestas una sobre la otra. Es notable el púlpito por la perfección de las esculturas que lo rodean. Se
destaca entre otras la talla del Cristo de Burgos del escultor sevillano Gaspar de la Cueva.

Templo de Copacabana. Edificado para honrar la imagen lograda por el escultor indio Tito Yupanqui, que
hoy se venera en La Paz (Copacabana). Es de planta de cruz latina cubierta por artesonados octogonales en el
presbiterio y brazos del crucero. Es de estilo mudéjar con cúpula de media naranja sobre el crucero. Esta
cúpula está construida de madera y debe ser la más hermosa de su estilo en América Latina. Sus esculturas
sobresalientes son dos de Gaspar de la Cueva: “Cristo Crucificado” y “Cristo Descendido”.

Templo de La Merced. El convento data de 1555, pero no hay fecha cierta en lo que se refiere a la
construcción de la iglesia. Se sabe que es muy antigua y que sufrió varias modificaciones. La planta es de una
sola nave con arco triunfal. La portada se la hizo en 1687. Está labrada en piedra. Consta de dos cuerpos. Las
columnas que flanquean la entrada descansan sobre basamentos, cuyos netos llevan labrados temas florales
encerrados en casetones.

Templo de Santa Teresa. La iglesia pertenece a un convento carmelita fundado en 1685. La construcción
duró seis años. El labrado de esta puerta adintelada es de escaso relieve. Las jambas van decoradas con ramas
de hojas y pequeñas flores. En el ático se destacan cinco recuadros: el central con el escudo de la orden y los
laterales con escudos posiblemente fundadores. La iglesia es de una sola nave, armadura de madera y arco
triunfal cubierto con madera de cedro, tallada y dorada, que separa la capilla mayor del resto de la nave.
Templo de San Francisco. El nuevo templo se empezó a edificar el 14 de mayo de 1707 y se estrenó el 4 de
octubre de 1726. Años más tarde se inició la construcción de la torre. Es de tipo basilical con planta de tres
naves de igual altura, cubierta la central con bóveda de cañón y las laterales y brazos del crucero con
pequeñas cúpulas dotadas de ventanas que iluminan el presbiterio. Tiene dos portadas, siendo la principal la
que está a los pies del templo. Presenta elementos barrocos como los dos pares de columnas salomónicas que
se levantan a los costados del arco, y éste, que siendo trilobulado, va enmarcado en otro de medio punto a
semejanza de los de San Francisco y Santo Domingo de La Paz.

Templo de Jerusalén. Fundado en 1657 y reconstruido entre 1702 y 1708. Es de planta de una sola nave,
cubierta por armazón de maderos ensamblados formando casetones, decorados con pinturas de flores. La
armadura se halla interrumpida por un gran arco que separa la nave del presbiterio. Este va recubierto de
tallas que muestran florones y tarjas completamente dorados.

Templo de San Benito. Fue parroquia de indios. Se construyó a mediados del siglo XVI y fue reconstruida
en el siglo XVIII. Tiene planta de cruz latina, cubierta por nueve originales cúpulas de piedra. Otras dos
cubren la Sacristía y el Presbiterio. La fachada es de dos cuerpos: en el inferior un arco de medio punto
flanqueado por pilastras estriadas sin capitel ni basamento, que se levantan sobre un recuadro plano con
decoración vegetal. La rosca y jambas del arco llevan casetones que encierran cuadrifolias.

Casa del Marqués de Otavi (Hoy Banco Nacional de Bolivia). Data de 1750. De la construcción original,
que fue remodelada, queda unicamente la portada. Consta de dos cuerpos. Casa del Conde de Carma.
Construida a fines del siglo XVII. Es de planta asimétrica, con patios centrales, alrededor de los cuales se
encuentran las habitaciones. Las correspondientes a la vivienda se levantan en dos plantas, mientras que las
de recepción y servicio en una sola. Bóvedas de arista cubren las piezas de la construcción. La fachada es
sobria. Resalta un balcón que hace esquina.
En las angostas y coloniales calles de Potosí existe una interesante variedad de restaurantes, que en su
mayoría ofrecen potajes típicos; en cambio, son muy pocos los que preparan recetas de comida internacional.
Así que tenga esto en cuenta y prepárese para la fascinante experiencia de sentir los aromas y probrar los
sabores de la tierra de la plata. Al hablar de comida típica, es imprescindible mencionar la cazuela, una sopa
hecha de maní que se acompaña con papas, carne, pescado, arroz o fideos; el ají de pataskha, hecho con mote
de maíz pelado, aderezado con ají y acompañado con carne de cerdo; y los chambergos, unas roscas de harina
decoradas con azúcar molidad.

Movilizarse en las calles cargadas de historia de la Ciudad de Potosí, no es una labor demasiado complicada,
por lo que visitar las joyas arquitectónicas que le valieron el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad,
será una experiencia fascinante en la que la altura se convertirá en su fiel guardaespaldas. Para las
incursiones a las minas o visitar el Salar de Uyuni, se recomienda contactar con las agencias de viajes, lo que
le dará mayor seguridad a su aventura de socavones y mares albos rodeados de cerros.

Casa Real de la Moneda: En opinión de muchos estudiosos, es el edificio más importante de la


arquitectura colonial de sudamerica. Su construcción se inició en 1750 y concluyó en 1773.

Las obras estuvieron a cargo del constructor y arquitecto Salvador de Vila. La casona -considerada
monumento nacional- ocupa una manzana y atesora valiosas muestras de pinturas y esculturas, además de
muebles y otros objetos de interés histórico. Los mayores atractivos de la casa -convertida en museo- son las
maquinarias de laminación utilizadas para acuñar monedas, el horno principal de fundición de plata y la
colección de cuños y troqueles.

Un detalle pintoresco es la máscara risueña y polícroma que se encuentra al ingreso, que habría sido colocada
al inicio de la guerra de la Independencia, con la intención de cubrir un escudo real. Su constructor y
arquitecto fue Don Salvador de Vila, que había proyectado y construido las Casas de Moneda de México y de
Lima. La pinacoteca, las colecciones de muebles, de tejidos, de trajes regionales, de numismática, de
antropología, ofrecen al visitante y al estudioso muchas oportunidades culturales.

Son notables las maquinarias de laminación con sus tres conjuntos de engranajes de madera traídos desde
España; las enormes vigas de cedro que soportan pisos y techumbres y la cúpula elíptica, donde esta el horno
principal de fundición de plata. Debemos destacar sobre todo el archivo donde se guardan más de 80.000
documentos inéditos relativos a la vida potosina. La colección de cuños y troqueles es importante. El
mascarón, que hoy caracteriza a la Casa de la Moneda, es sólo un aditamento grotesco, colocado al inicio de
la guerra de la Independencia; probablemente cubre un escudo
real.

GUIA DE TURISMO DE SITIOS DE INTERES DEL DEPARTAMENTO DE POTOSÍ.

Cerro Rico. "No saquen plata de este cerro, será para otra gente", profetizo el espíritu de la montaña
majestuosa a los hombres del Inca Huayna Capac, que buscaban el mineral. Años después, los españoles
llegaron a Potosí. Se cumplió el estruendoso adagio. Los conquistadores comenzaron a enriquecerse con la
plata y estaño del Cerro Rico. Vigilante eterno de la Ciudad, el cerro Rico es atravesado por 5,000 bocaminas
y socavones, muchos de los cuales están interconectados, formando intrincados laberintos. Una vista al Cerro
Magnífico (Sumaj Orcko), que domina la ciudad y a sus minas, se impone desde todo punto de vista estando
en Potosí.

La mina Pailaviri (4200 m), que pertenece a COMIBOL, es la mina más antigua de Potosí, y está en continuo
trabajo desde 1545; allí se extraía la plata y ahora se explota el estaño. El cerro llegó a tener más de 5.000
bocaminas y socavones, muchísimos de ellos interconectados. La vista panorámica desde este cerro es bella;
al norte, la ciudad; al este, la cordillera del Kari Kari y sus famosas lagunas artificiales; al sur, el Tahuaco
Nuñu (pezón de doncella) y el camino a Cinti, Tarija y la Argentina. Al oeste, el volcán del Nuevo Mundo, en
medio de una inmensa planicie de tufas volcánicas. El aire puro, vigorizante. Cielo color añil. Uno se
encuentra en medio del gran macizo cordillerano de los Andes Orientales. Hemos mencionado que los
minerales del cerro son trasladados a los ingenios de concentración. Existen muchos ingenios chicos y
modernos en plena ciudad. El más importante es el Ingenio Velarde de la COMIBOL, pero también hay otros
de empresas privadas. Sin embargo, cuando en Potosí se habla de los ingenios, uno se refiere siempre a los
viejos ingenios de amalgamación, de los cuales existían 33 en el río de La Rivera. Su construcción empezó
en la década de 1570 y se mantuvieron hasta mediados del siglo XIX.

Las Lagunas: Sin agua, Potosí no habría alcanzado su gran esplendor. El beneficio de la plata necesitaba del
líquido elemento; por eso los españoles acometieron gigantesca empresa de embalsar en varias lagunas
sucesivas, el agua proveniente de los deshielos de las cumbres siempre nevadas del Kari – kari. La vista a las
lagunas artificiales, localizadas al este de la ciudad y mandadas a construir por el Virrey Toledo, en 1575
aproximadamente, reviste un gran interés técnico, pues dad la época, representan excelentes obras de
ingeniería hidráulica. Actualmente acumulan agua en época de lluvias, para que se utilice después en el
sistema de agua potable de la ciudad.

Su objetivo principal fue ése precisamente: acumular agua durante la época de lluvias y utilizarla luego en
proceso de amalgamación. Estas lagunas son las de San Sebastián, Chaviri, Ppisco Ccocha, San Idelfonso,
Laccka Chaca. Son conocidas también como las lagunas de San Idelfonso – del Rey y la Reina – Khari –
Khari – Challviri.

Laguna de Tarapaya: A 20 Kms. De la ciudad de Potosí sobre el camino a Oruro se encuentra la laguna
volcánica de tarapaya, tal vez única en su género en toda América Se trata de un círculo perfecto de 100
metros de diámetro: un cono volcánico que en vez de lava emana agua hirviente. Es increíble ver cómo en las
orillas nacen algunas espadañas que soportan aguas a casi 50 ºC de temperatura. En las laderas de este cono
se aprecian, a simple vista, arbustos petrificados, restos de animales antediluvianos, piedra pómez y otras
curiosidades. Utilizando las aguas de Tarapaya se construyó un hermoso balneario, sito aproximadamente a
400 m en línea recta del cono volcánico.

El Salar de Uyuni: Uno de los depósitos de sal más grandes del mundo. Con un paisaje realmente
sorprendente, es una gran inmensidad blanca. No trate de cruzarlo sin guía. El impresionante salar de Uyuni
se ha convertido en uno de los mayores referentes turísticos de Bolivia. Con una extensión de 12.000
kilómetros cuadrados, el lugar es un albo mar de sal rodeado por una cadena de montañas. Con una
Superficie de unos 12.000 km y situado al suroeste de Bolivia, el salar de Uyuni es el salar más grande del
mundo. Cubre casi en su totalidad la Provincia de Daniel Campos. Está formado por aproximadamente 11
capas con espesores que varían entre los 2 y 10 metros. La costra que se encuentra en la superficie tiene un
espesor de 10 metros.

Se estima que la cantidad de sal que existe en el salar es de 64 mil millones de toneladas. Adicionalmente, el
Salar se constituye en una de las mayores reservas de litio y cuenta con importantes cantidades de potasio,
boro y magnesio. El salar está a una altura de 3.660 m, en el oeste de Uyuni, y se extiende como una enorme
llanura total plana y blanca. Esa extensión infinita es el resto de un mar que llenaba todo el altiplano hasta el
lago Titicaca. En el curso de muchos millones de años, el mar desapareció. Hoy, el lago Titicaca, el lago
Poopó, y los salares de Coipasa y de Uyuni son los restos de ese mar. Para llegar al salar, la ruta más
empleada es la que parte de la ciudad de Uyuni, ubicada en el centro del departamento de Potosí, y se dirige
hacia el salar del mismo nombre en dirección noreste hasta llegar a Colchani, población dedicada a la
explotación artesanal de la sal. A 10 Km más al oeste de Colchani se encuentra el Hotel de Sal, donde todo
está construido de sal: sillas, camas, mesas, muros. Además, en el camino se encuentra la Isla Pescado, 10
horas de viaje desde Colchani, la más grande de un conjunto que presenta un ecosistema aislado como un
oasis en el salar. La isla se encuentra poblada por un gran número de cactus con alturas superiores a los ocho
metros. En el salar se disfruta de un paisaje similar al de las regiones polares en las que se funden el azul y el
blanco y cuyos reflejos generan en el horizonte imágenes de cerros invertidos. El horizonte salino hacen de
este lugar uno de los mejores sitios para los amantes de la fotografía.

Tupiza: Población al Sur del Departamento en la Provincia de Sud Chichas, ofrece al visitante espectaculares
panoramas de una región muy rica en bosques a pesar de encontrarse en promedio por encima de los 3.000 m
de altura. La vegetación de prepuna de la región se ha podido regenerar en su vegetación debido a la
creciente emigración de sus habitantes a la Argentina. Hoy en día los paseos a caballo por los senderos de los
pastores permiten un hermoso contacto con la naturaleza.

La Magnifica Potosí
Se cuenta que, a fines del siglo XVI, el Inca Huaina Capac, señor del
imperio inca que se extendía desde Quito, Ecuador, hasta Chile, visitó al
Sumaj Orko - "cerro magnifico", en quechua -, y ordenó que se
confeccionaran joyas de plata para su corte. Cuando comenzaron a extraer
el mineral de sus vetas, una voz estruendosa les conminó a que se
detuvieran: "No caven; no es para otros". Poco después los primeros
colonizadores españoles se asentaron al pie del cerro...
Potosí es una de las ciudades más antiguas, famosas y de más historia de
América, conocida por su derroche de riqueza, a cuya sombra surgieron
centenares de iglesia, residencias, palacios y plaza, y cobraron un auge
inusitado las bellas artes entre los siglos XVII y XVIII. Llegó a ser mayor
centro de producción de plata del continente y se convirtió, en pleno siglo
XVII, en la ciudad más grande de América. "¡Vale un Potosí!" fue una frase
común en la época colonial para expresar el altísimo valor de un objeto.
Ya en nuestros días, la minería - en este caso, el estaño - es la riqueza principal de esta bella ciudad andina,
caracterizada por su arquitectura barroca, y engalanada por un rosario de montañas y los cielos más azules del
mundo.
El bullicio de aquellos días de opulencia ha quedado atrás desde hace mucho, pero aún el visitante puede
experimentar parte del esplendor y el encanto de esa época al contemplar las fachadas barrocas, los orlados
balcones de sus edificaciones y sus estrechas calles empedradas.
La ciudad creció desordenadamente al impulso de la plata colonial y al estaño republicano; de ahí la profusión de
iglesias, monasterios y templos, de palacios y casonas con heráldicas que ostentaban el lujo y la prosperidad de la
clase dominante de la sociedad. Cada callecita tiene una historia que contar. La Calle de las Siete Vueltas, la
Esquina del Ahorcado, la Calle de los Mercaderes... Leyendas, historia, imágenes de un pasado en el que se
entretejen al asombro y la sobreabundancia. Granito labrado, piedra tallada, balcones de hierro forjado, ladrillos de
barro cocido, tejas rojas, y la perenne presencia del cerro de Potosí, el Cerro Rico, testigo del sudor de millones de
originarios.
Infinidad de museos guardan celosamente los testimonios de aquellos siglos de la plata, Tal vez uno de los más
señalados sea el ubicado en la antigua Casa de la Moneda. Pocas edificaciones en el continente americano poseen su
fuerza evocadora.
De sobria factura, contrastante con las otras construcciones de la época, el llamado "Escorial Americano" sirvió de
casa de moneda, fortaleza y prisión.

Toda la plata acuñada en este edificio, que ocupa una manzana entera, podría haber servido para tender un puente
entre Potosí y España. En nuestros días, esa imponente casona, que nos recibe con una máscara risueña y policroma,
es monumento nacional y atesora más de cien piezas de pintura, esculturas, muebles y objetos de incalculable valor
histórico, entre ellos, monedas elaboradas para la corona española u otras naciones latinoamericanas, así como las
propias máquinas de acuñación.
Aquellos estudiosos de la arquitectura y el arte hispanoamericanos se sentirán a sus anchas de Potosí. La ciudad es
un verdadero cofre de reliquias cuyas fotografías son presencia obligada en las antologías ilustradas de arte
universal.
Las iglesias, con sus fachadas barrocas y sus retablos a todo lujo, son la consecuencia directa, por un lado, de la
riqueza a manos llenas y , por otro, de la gigantesca afluencia de almas necesitadas de consuelo espiritual al
comulgar con el pecado capital de la codicia en sus sueños de riqueza.
Aquí se evidencia, como en ningún otro lugar, el mestizaje cultural: angelotes cuya fisionomía indígena es resultado
del trabajo de las manos nativas; frutas y vegetación tropical americana, inexistentes en el árido paisaje andino, lo
que denota la inspiración foránea.
El Templo de San Lorenzo es, precisamente, una de estas obras clásicas. La planta originas, de una sola nave, fue
reformada a mediados del siglo XVIII, época en la que se construyó la portada y se levantó la cúpula. La portada, de
los cuerpos es impresionante. En el interior, el arco de medio punto denota una abigarrada ornamentación vegetal.
Dos figuras femeninas se destacan con las manos en alto: el torso desnudo y, a la altura de la cintura, se transforma
en tupido follaje.
A estas cariátides híbridas se las ha llamado indiátides. El cuerpo superior, más pequeño, guarda los famosos
músicos, uno con violoncelo y el otro con lira; y, para asombro de todos, dos sirenas americanizadas tocan el
charango bajo un cielo estrellado.
El Templo de Copacabana es otra de las obras excepcionalmente relevantes. construida en el siglo XVII, de estilo
mudéjar, posee una cúpula de madera de media naranja sobre el crucero. Algunos la catalogan como la más hermosa
en su género en toda América.

La portada, de estilo manierista, es notable y el retablo mayor llama la atención por su labrado en piedra.
Otros templos resultan también arquitectónica y artísticamente significativos: San Cristóbal, San Martín, San
Sebastián, San Benito, San Francisco, La Merced y Santa Teresa, entre otras
edificaciones.
El Mercado Central de la ciudad en la calle Oruro, como es de esperar, nos aguarda con su explosión de colores,
animado bullicio y olor singular a todo tipo de víveres y enseres. En la Plaza Saavedra se encuentra el Mercado
Artesanal, donde, además de admirar la exposición permanente de arte típico, el visitante tendrá la oportunidad de
adquirir variados objetos representativos del arte potosino. Se pueden encontrar allí muestras de artesanía textil,
sobre todo, la "bayeta" - elaborada con lana de llama, alpaca y oveja -, que tiene tanta demanda entre los turistas.
Hay asimismo, maravillas en orfebrería de plata, tanto en dicho mercado como en el sinnúmero de tiendecitas que
rodean la Plaza. Con paciencia para el regateo es posible lograr buenos precios en la compra de esta elegante
platería.
En vigilias perpetua y siguiendo siempre al visitante desde cualquier punto de la ciudad, se alza el Cerro Rico. Desde
lejos parece tener un perfil simétrico; lo atraviesan más de 5000 túneles que, como indescifrables laberintos,
conducen hasta lo que fue un día la materialización de las fantasías de tantos aventureros españoles en busca de
fortuna. Por eso se explica la cantidad de altares en ofrenda a Pachamama, la Madre Tierra, y al Tío o Supay,
protector de los mineros y habitante de las entrañas tenebrosas de la tierra.
La excursión a este lugar permite atravesar cuevas y restos de excavaciones que datan de varios siglos.
Curiosamente, allí es posible observar a mujeres y hombres enfrascados en la paciente tarea de cernir el material
en busca de algún despojo de plata.

Los habitantes de Potosí son gente amable y hospitalaria. Por su indumentaria se puede distinguir la composición
étnica de sus habitantes: algunos ostentan sus atuendos típicos de lana, que se remontan a la etapa precolombina o
a una etapa más reciente; otros visten a la moderna, por lo general, los criollos descendientes de españoles. Aunque
todos hablan, predominantemente, el quechua, mantienen las barreras de clase y etnia bien marcadas.
Como en la ciudad todavía se duerme la siesta al estilo peninsular, se recomienda imitar a los pueblerinos, que
descansan entre las 12:00 y las 15:00 h. Una sugerencia para combatir los efectos de la altitud - 4700 m sobre el
nivel del mar - es la de tomar mate de hojas de coca; la hoja es inofensiva, y la caliente y beneficiosa bebida se
oferta en todos los hoteles.
¡Ah, y una última recomendación! Abríguese bien, porque el frío y el viento son proverbiales en la ciudad de Potosí,
Patrimonio Universal de la Humanidad, lugar de escasas precipitaciones, pero rezumante en historia y leyenda de un
pasado fabuloso que desafía los tiempos.

LA PORTADA MÁGICA

Autor: Liliana De la Quintana


Publicacion: En el libro "Los Recomendados: una década de LIteratura Infantil y Juvenil boliviana 2000-
2010" de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil

Isabel Mesa nos regala este mágico relato de la construcción de la portada de la Iglesia de San Lorenzo en
Potosí. Los datos que encontramos tienen un gran respaldo histórico y una pertinente explicación
antropológica, de muchos de los personajes que se desarrollan y que además esta entrelazados con una gran
imaginación.
Bernardo de Rojas fue el arquitecto y Luis Niño un artista indígena, a los que se les atribuye la realización de
la portada de San Lorenzo, que duró dieciséis años.
Aunque la autora advierte que se puede empezar por cualquier capitulo, haremos el seguimiento de acuerdo a
su presentación en el libro.
Desde el inicio se plantearon los protagonistas la búsqueda de las decoraciones para la portada de la Iglesia,
en todo el territorio y todas las geografías de Bolivia. Este trabajo fue asignado a Luis Niño, que convocó a
su vez a Jahuira, un aprendiz indígena que acompañó a Luis en todo el recorrido. En el viaje estará presente
una bolsa mágica que esta llena de ideas de todo tipo.
El viaje se inicia en Copiapó, a las faldas del volcán, donde estaban los cazadores de estrellas y también
Illapa que defendía todo lo que había en el cielo. Luis y Jahuira recogieron las cuatro estrellas de la Cruz del
Sur y las tres Marías les regalaron un pedazo de la luna y del sol para que las estrellas no extrañaran su
espacio.
El segundo viaje se construyó con el encuentro del arcángel Miguel en la Iglesia de Challapampa. A partir de
ello, se enteraron de los quehaceres de todos los ángeles que tenían alguna función en el cielo, ellos eran los
hacedores de lluvia y tenían la responsabilidad de la composición del universo. Luis y Jahuira sacaron de la
bolsa muchos materiales con los que hicieron la imagen del ángel Gabriel y cuando el volvio no pudo entrar
en su cuadro. En un descuido le echaron yeso para hacer una estatua, de esta manera quedó petrificado y fue
la nueva adquisición para la portada.
El tercer y cuarto capitulo relatan la visita al Lago Titicaca, donde encontraron a Kemperani, mallku de los
urus que poblaban esa región hace miles de años. En medio del lago enfrentaron una gran tormenta que les
arrastró al fondo, a la caverna de las tinieblas donde encontraron a las ocho sirenas. La enorme atracción que
la música ejercía sobre las sirenas era enorme. Ellas tenían todos los instrumentos musicales del universo.
Pero Kemperani sabía que existía un instrumento que era desconocido por ellas: el charango. Cuando ellas
descuidaron la salida y entrada de su mundo porque estaban absortas con el nuevo instrumento, fue el
momento en que Luis y Jahuira lograron pescar con una gran red a una de la sirenas que tocaba el charango.
Pero además la dividieron en dos para incorporarlas como los nuevos accesorios de la portada.
El quinto capítulo está dedicado al jardín de las cariátides, donde los protagonistas ingresaron al mundo
amazónico, tan diferente al andino, donde la flora les obligó a cargar objetos mas livianos. Se encontraron
con las palmeras que les informaron en un simulacro de oferta publicitaria, sobre la enorme utilidad que
prestaban con su corteza, sus hojas y sus frutos. Ellas contaron que eran cariátides, esculturas que
funcionaban como columnas en los edificios de Europa. Ellas fueron traídas por los misioneros jesuitas, que
habiendo muerto por varias razones, las abandonaron en las selva y así formaron parte de ella. Luis Niño les
contó sobre la construcción de la portada y ellas aceptaron gustosas ser parte de esta importante iglesia
andina.
El retorno fue lento, luego de dos años de viaje, pero muy gratificante, sabiendo que tenían valiosas
decoraciones para la portada, pero las figuras estaban inquietas pues aun tenían vida. La noche de San Juan,
la más fría del año, maestro y ayudante fueron a descansar y por efecto del frío u otro factor, se petrificaron
los seres de la portada. Solo yacía en el suelo la bolsa mágica como recuerdo de una gran aventura.
Los increíbles viajes a diferentes lugares del territorio, nos muestran la riqueza natural y material que
adquieren mayor relevancia, por la dosis de magia que Isabel incorpora en cada uno de los encuentros. Un
tema como la arquitectura colonial, a la que acceden los estudiosos y expertos, es ahora tan accesible a los
niños y niñas de una manera divertida y lúdica.
El desarrollo de los personajes secundarios en cada viaje es tan excepcional, que en varios momentos apagan
la presencia de Luis Niño y Jahuira.
Si bien Jahuira desempeña un papel dinámico y alegre, también llama la atención su comportamiento, pues
siendo casi un adolescente tiene actitudes y respuestas rebeldes respecto a sus mayores, cosa que no es muy
común en el mundo andino, en que se respetan las jerarquías.
La Portada Mágica es una gran contribución para conocer los detalles de la puerta de la iglesia de San
Lorenzo, que los lectores recordaran con entusiasmo como se consiguieron cada uno de los elementos y
verán con nuevos ojos este tesoro arquitectónico potosino.

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