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período de cruenta violencia. Lo que comenzó como una lucha en contra de las injusticias y en
humanidad. Así las cosas, han sido innumerables las víctimas del conflicto, y también las distintas
los grupos armados al margen de la ley, fenómeno de gran magnitud que parece seguir
Seguridad, 2012). Esta práctica, que ha llevado a que gran cantidad de menores haga parte de
grupos armados al margen de la ley y participe de las hostilidades, implica el posterior análisis
de la responsabilidad penal de los menores. Frente a la posibilidad de que los menores sean
oportunidad, consagrado en el artículo 175 del Código de Infancia y Adolescencia (CIA). En ese
aplicación del principio de oportunidad en menores reclutados por grupos al margen de la ley.
relación con el incumplimiento de las obligaciones del Estado Social de Derecho; finalmente se
medio, forzoso o voluntario, mediante el cual las personas se incorporan a grupos armados
(Aponte, 2011, p. 168). En relación con el reclutamiento de menores, si bien es posible encontrar
posturas que distinguen su carácter forzoso o voluntario (Aponte, 2011, p. 170), a partir de la
amenazas, extorsiones, secuestros, siste-ma de cuotas, entre otros (Aponte, 2011, p. 170)–,
otras posturas sostienen que todo reclutamiento en menores –carentes de criterio o formación
intelectual para tomar ese tipo de decisiones con plena libertad– es necesariamente forzoso y
se ve facilitado por su vulnerabilidad social y económica ( Aponte, 2011). Frente a esta discusión,
socioeconómico, psicológico, cultural, entre otras, que hacen que el NNA ingrese o se enliste en
los grupos armados al margen de la ley. En ese sentido, señala que 11 El reclutamiento forzado
o la intimidación directa a los niños y/o sus familias; otros ingresan a estos grupos para
defenderse a sí mismos o a sus familiares. Por lo general, las víctimas del reclutamiento forzoso
provienen de sectores sociales pobres, analfabetas y rurales; en efecto, varios estudios han
demostrado que en los países en que este fenómeno ocurre, los hijos de familias con mayores
recursos económicos y de contextos urbanos corren un riesgo mucho menor de ser reclutados
“voluntario”. Sin embargo, es claro para la comunidad internacional y para los expertos en el
tema que el calificativo de “voluntario” no se corresponde con la situación material que lleva a
los menores de edad a “decidir” que quieren participar en un grupo armado; en efecto, la opción
de un niño de ingresar a estos grupos no es generalmente una decisión libre1 . Respecto a esta
características del reclutamiento de menores por parte de grupos armados ilegales en Colombia
y, en segundo lugar, las principales causas que lo generan. 2.1. Reclutamiento de menores en
Colombia Como bien se señaló, es pertinente entender que este fenómeno necesariamente
tiene carácter forzoso, y muchas veces es logrado a través de ame1 Sentencia C 203 de 2005
(M.P. Manuel José Cepeda Espinosa); sobre este mismo punto véase las sentencias C-240/09
(M.P. Mauricio González Cuervo), CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN PENAL (M.P.
José Leónidas Bustos Martínez) Bogotá D.C., febrero veinticuatro (24) de dos mil diez (2010).
coercitivo ejercido contra personas o sus allegados. Muchos de los niños más vulnerables –como
los huérfanos, desplazados, los que viven en las calles, los que viven en la zona de conflicto– se
fenómeno de mucha relevancia para el país. Entre los departamentos que tienen municipios con
Caldas, Cauca, Cesar, Chocó, Cundinamarca, Guájira, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de
Santander, Putumayo, Sucre, Valle del Cauca, Caquetá, Casanare, Arauca y Guaviare (véase
ONU, Concejo de Seguridad, 2012). Las estadísticas ofrecen una visión de la gran dimensión del
a los respectivos grupos armados siendo aún menores: 52,3 % del ELN; 50,14 % de las FARC y
38,12 % de las AUC. Asimismo, las filas de los grupos armados ilegales presentan el siguiente
porcentaje de integrantes menores de edad: 42% de las FARC, 44 % del ELN, 50 % de las BACRIM
y 40 % de los paramilitares (Springer, 2012, pp. 27 y 30). Respecto a la dinámica mediante la cual
funciona el reclutamiento de los menores, debe tenerse en cuenta que los niños y niñas
empiezan a ser reclutados aproximadamente desde los 8 años edad (Springer, 2012, p. 22). A
(incluido cubrir perímetros con minas antipersona), rachar, cocinar y construir fosas sépticas
relación con las causas y formas de vinculación de los menores a los grupos al margen de la ley,
la zona y de la búsqueda de protección por parte de los niños que son sujetos pasivos de distintas
formas de violencia, 2) vulnerabilidad por exclusión social y económica, que se refiere a las
vulnerabilidad asociada a atributos culturales de los niños, niñas y adolescentes, que hace
referencia a las ventajas que los menores proporcionan a los grupos armados en virtud de su
carácter fácilmente manipulable y adiestrable (ICBF, 2012, p. 6). A continuación se explicarán las
causas que ocasionan o dan lugar a que los menores de edad sean reclutados en los grupos
armados al margen de la ley. 2.2. Principales causas del reclutamiento de menores en Colombia
2.2.1. Violencia directa Casi todos los menores ingresan a grupos armados por presiones
externas, ya sea por amenaza de muerte o secuestro, por la destrucción de su entorno familiar
o social, o por la presión que ejerce sobre ellos la injusticia, la pobreza y la inseguridad de sus
sociedades. Muchos de los niños, que más tarde optan por ingresar a un grupo armado, han
torturas, desapariciones, arrestos, abusos, etc. (Arellano, 2008). Son muchos los niños que
ingresan a la fuerza, arrastrados por el poder amenazador de las armas. Según el informe de
Human Rights Watch (2004), citado en Pachón (2009), el 14 % de los niños guerrilleros
entrevistados por ellos habían sido reclutados a la fuerza. En muchos sectores del país –como
en el Magdalena Medio– los paramilitares instauraron el servicio militar obligatorio para los
menores de edad, el cual podía durar hasta dos años. Los informes oficiales plantean que los
grupos utilizan el reclutamiento de niños, niñas y jóvenes como práctica constante para reponer
sus fuerzas perdidas, persiguiendo tanto a los menores como a sus familias de manera incesante,
hasta lograr engrosar sus filas con la fuerza de trabajo infantil (Human Rights Watch, 2004,
citado en Pachón, 2009). 2.2.2. Maltrato Infantil y Violencia Intrafamiliar El deseo de escapar de
armados. Este deseo es más acentuado en el caso de niñas que han sido víctimas de abuso
sexual. Así, la Corte señala que (…) múltiples informes documentan que proporciones
significativas de niños buscan ingresar a los grupos armados por creer que éstos les darán
la violencia física contra sus familias o comunidades, los menores identifican estos grupos como
de 2005, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa) 2.2.3. Razones Económicas y Sociales En este caso,
la familia puede influir en el reclutamiento presionando a los niños para que contribuyan con
los ingresos económicos familiares, pues en muchos casos el salario se paga directamente a la
garantía de seguridad para la familia, etc. y, en muchos casos, el deseo de conseguir ascenso
social a través de la milicia (Arellano, 2008). Los niños de los sectores más pobres de la sociedad
también figuran entre los más vulnerables al reclutamiento forzado. Sus necesidades
económicas y el estar fuera del sistema escolar pueden ser aprovechados por los reclutadores
la falta de esperanza en el futuro permiten que la vinculación a un grupo armado sea una opción
atractiva para muchos niños y adolescentes. Otras veces, los mismos padres alientan a sus hijos
a integrarse a las filas llevados por el hambre y la pobreza. La descomposición social, la cobertura
dentro de estos grupos, son algunas de las variables que junto a otros factores inciden en la
decisión del menor de tomar las armas. Existen regiones de Colombia donde los niños piden
abiertamente y de manera insistente su ingreso a la guerrilla. Incluso se presentan situaciones
en las cuales las mismas madres, desesperadas por la orfandad en que se encuentran sus hijos
y la miseria que ellas enfrentan, consideran que la única opción de vida para sus pequeños es
ingresar a las filas de los grupos armados irregulares (Vegara, 2007, citado en Pachón, 2009, p.
581). En ese sentido, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha reconocido que Los factores
de mayor peso que subyacen a estas “decisiones” son de naturaleza económica y social: la
pobreza de las familias, que les lleva a ofrecer a los menores a cambio de un ingreso o
los niños de alistarse si con ello creen que van a garantizar alimentación, vestuario o atención
médica para sus familias; la disolución de las estructuras económicas y sociales por causa del
conflicto, que priva a los niños de opciones educativas y a sus familias de fuentes de ingreso y
sustento, y favorece la opción por los grupos armados. En otros casos, el ingreso obedece a la
Manuel José Cepeda Espinosa) 2.2.3.1. Razones Culturales, Psicológicas Están determinadas por
los procesos de socialización y las circunstancias políticas en que crecen los niños y niñas. En
masculinidad y de poder, lo cual puede despertar el deseo de hacer parte de un grupo armado;
en otras, la tradición propone la venganza de sangre como un valor, mientras que otras glorifican
la participación en las actividades militares o bélicas enseñando a venerar a los líderes militares
(Arellano, 2008). Otras razones que pueden considerarse son la presión de los padres -
escapar del aburrimiento, cuando no hay opciones de estudio o laborales; además muchos creen
en las razones de su lucha: una guerra santa, libertad religiosa, étnica o política, el deseo general
de justicia social, entre otros. Este compromiso con la causa se les puede haber inculcado a lo
largo de su educación y ser reforzado por la idealización de una cultura de violencia o por
situaciones de injusticia (Pachón, 2009). Muchos pueden haber sido testigos de abusos contra
Respecto a esta situación, la Corte Constitucional ha advertido que Los factores psicológicos,
ideológicos y culturales también inciden sobre este fenómeno. Por sus condiciones psicológicas
y emocionales, los menores de edad son altamente vulnerables a la retórica de los reclutadores;
son fácilmente manipulables para así ingresar a dinámicas violentas que no pueden comprender
institucionales, la vida en el conflicto puede ser revestida de connotaciones idealizadas por parte
período formativo. (Corte Constitucional, Sentencia C-203 de 2005, M.P. Manuel José Cepeda
los grupos armados al margen de la ley, los menores realizan ciertas conductas que llevan al
partícipes de los delitos cometidos por grupos armados al margen de la ley En relación con la
por parte de grupos armados al margen de la ley no eran responsables de los delitos cometidos
durante su participación en el conflicto, puesto que debían ser considerados como víctimas. Sin
derechos de las víctimas, no podía excluirse la responsabilidad penal de estos menores sin más,
y en la Sentencia C-203 de 2005 (M. P. Manuel José Cepeda) señaló que: La exclusión ab initio y
general de cualquier tipo de responsabilidad penal para los menores combatientes, con base en
que los menores combatientes no cometen hechos punibles durante el conflicto distintos al de
formar parte de las filas de grupos armados ilegales y que a lo largo del conflicto no pueden
crimen de guerra tan execrable como el del reclutamiento forzoso amerita una respuesta
enérgica y decidida por parte de las autoridades, orientada a su protección y tutela y a la sanción
de los responsables; pero al mismo tiempo, deben considerarse con el cuidado y detenimiento
requeridos las diversas conductas punibles desarrolladas por cada uno de los menores,
individualmente conside- 15 rados, durante su militancia en las filas de los grupos armados
ilegales y los efectos de tales conductas punibles sobre los derechos ajenos, ya que existen otros
derechos implicados –los derechos de las víctimas– que no pueden ser desestimados o
ignorados por las autoridades. Pese a que es posible que menores reclutados por grupos
armados ilegales sean responsables penalmente por los delitos cometidos durante su
Rodrigo Uprimny considera que es posible reconocer al menos tres nociones del principio de
oportunidad. La primera lo entiende como contrario al principio de legalidad, habida cuenta que
la acción penal tiene carácter obligatorio al generarse los supuestos señalados por la ley penal;
por el contrario, la segunda lo entiende como manifestación del principio de legalidad, en la
medida en que el poder discrecional se encuentre delimitado por la ley de manera expresa y
solo se aplicaría en los supuestos previamente señalados por el legislador. Por último, la tercera
concilia las posiciones anteriores, en la medida que lo entiende como subsidiario de la legalidad,
esto es, la oportunidad puede aplicarse por el órgano público si no choca con la legalidad, en
virtud de la existencia de una razón prevalente orientada aun interés público superior a aquel
que la acción penal protege (Uprimny et al., 2006). Se configura entonces el principio de
oportunidad para los menores reclutados por grupos armados al margen de la ley como figura
que permite al fiscal renunciar al ejercicio de la acción penal pese a que la conducta del sindicado
sea típica, antijurídica y culpable, y a través de la cual debe tramitarse la mayor parte de los
casos que se adelanten bajo el sistema penal de adolescentes. Puede decirse que debe dejar de
considerarse como figura aplicable de manera excepcional, en aras del interés superior del
menor (González, Perdomo & Mariño, 2009). Sin embargo, esta respuesta se ve afectada por
de los menores continúa amarrado a lo dispuesto en leyes penales ordinarias para mayores de
edad, dando paso a una reacción punitiva orientada a la lucha contra la criminalidad dura –bajo
la influencia además del Derecho penal del enemigo–, mientras que el populismo punitivo
demanda mayor intervención penal con mano dura o de políticas de tolerancia cero, la respuesta
oportunidad (Molina, 2009). A continuación, se señalan los supuestos que el artículo 175 del
procesos seguidos a los adolescentes como partícipes de los delitos cometidos por grupos
decisión las condiciones sociales, económicas y culturales de su medio para haber estimado
como de mayor valor la pertenencia a un grupo armado al margen de la ley. 2. Se establezca que
estaba en capacidad de orientar sus esfuerzos a conocer otra forma de participación social. 4.
cuando se trate de hechos que puedan significar violaciones graves al derecho internacional
acción penal en los casos previamente señalados. Para algunos doctrinantes, el artículo 175 del
delitos políticos (Molina, 2009). Sin embargo, como se expondrá a continuación, resulta
incorrecto entender que la aplicación del principio de oportunidad a los menores que hayan
hecho parte de grupos armados al margen de la ley no constituye más que una concesión de
amnistía. La amnistía, como extinción excepcional de la acción penal, se concede solo “por altos
encuentra perturbada por quienes optaron en un momento determinado por subvertir el orden
jurídico-constitucional” (Sentencia C-370 de 2006, M.P. Manuel Cepeda, Jaime Córdoba, Rodrigo
Escobar, Marco Monroy, Álvaro Tafur, Clara Vargas). Esta figura procede solo respecto al
denominado “delito político”, que la Corte Constitucional ha definido como aquél que, inspirado
en un ideal de justicia, lleva a sus autores y copartícipes a actitudes proscritas del orden
constitucional y legal, como medio para realizar el fin que se persigue. Si bien es cierto el fin no
justifica los medios, no puede darse el mismo trato a quienes actúan movidos por el bien común,
con fines intrínsecamente perversos y egoístas. Debe, pues, hacerse una distinción legal con
fundamento en el acto de justicia, que otorga a cada cual lo que merece, según su acto y su
abordaron el análisis del artículo 71 de la Ley 975 de 2005, que ampliaba la cobertura del tipo
de sedición –delito político– a las conductas cometidas por los grupos paramilitares. En este
punto, la Corte Suprema advirtió que Debido a que los hechos delictivos cometidos por cuenta
identifique como delito político conductas claramente señaladas como delitos comunes resulta
totalidad de la doctrina nacional y extranjera. De lo dicho se sigue que quienes hayan estado
beneficiarios de amnistía, indulto (…). (Corte Suprema de Justicia, Sentencia del 11 de julio de
2007, rad. 26945, M.P. Yesid Ramírez y Julio Socha) De acuerdo con el planteamiento de la Corte,
las conductas cometidas por los paramilitares no pueden ser comprendidas como delitos
políticos, razón por la cual no se les puede conceder amnistía. Si bien la amnistía no podía ser
concedida a dichos actores, les fue otorgado el beneficio de alternatividad penal bajo una
propia de los procesos de justicia transicional, en el contexto del conflicto armado colombiano.
En ese sentido, la Corte Constitucional dispuso que Se aceptan con ciertas restricciones
amnistías, indultos, rebajas de penas o mecanismos de administración judicial más rápidos que
los ordinarios, que propicien el pronto abandono de las armas o de los atropellos, como
ha reconocido esta realidad, admitiendo una forma especial de administración de justicia para
contribuyan a identificar la verdad de los delitos cometidos y reciban algún tipo de sanción. (…)
restablecimiento de la democracia o de transición hacia ella, se suelen adoptar leyes sobre los
arrepentidos; éstas pueden ser causa de disminución de la pena, pero no deben exonerar
totalmente a los autores; se debe hacer una distinción, en razón de los riesgos tomados por su
autor, según éste haya hecho sus revelaciones durante el período en el que se cometían las
violaciones graves o después de este período. Corte Constitucional, Sentencia C - 370 de 2006,
M. P. Manuel José Cepeda Espinosa, Jaime Córdoba, Rodrigo Escobar Gil, Marco Monroy Cabra,
Álvaro Tafur, Clara Inés Vargas) En ese orden de ideas, no puede entenderse que la aplicación
del principio de oportunidad a los menores pertenecientes a grupos armados sea, en últimas, la
concesión de amnistía a los menores por la comisión de delitos políticos debido a que: 1) la
pertenencia a los grupos armados al margen de la ley, en gran parte de los casos, supone la
jurisprudencia, al referirse al artículo 71 de la ley 975 de 2005; y 2) los menores que ingresan a
los grupos armados al margen de la ley son víctimas de reclutamiento –forzoso como ya se
explicó–; no hacen parte de éstos con el propósito de atentar contra el régimen constitucional
y legal vigente, exigido por los delitos políticos. Teniendo en cuenta que la justificación de la
aplicación del artículo 175 del Código Penal no radica –como lo sostiene Ricardo Molina (2009)–
sustenta. Para esto se analizarán los 4 supuestos en los cuales procede la aplicación del principio
de oportunidad de menores, partiendo de las obligaciones del Estado Social de Derecho. 3.1.1.
Principio de oportunidad para menores en el marco del Estado Social de Derecho colombiano
principios y deberes constitucionales. Esto quiere decir que –como lo afirma la Corte
Constitucional– De lo que se trata con la definición del Estado colombiano como un Estado social
materiales mínimas de existencia, lo que implica que debe intervenir con decisión en la sociedad
para cumplir con ese objetivo” (subrayado fuera del texto original). (Sentencia C-579 de 1999,
M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz). (El subrayado no es del texto original). Asimismo, el artículo
Esta disposición normativa comprende: a) una faceta objetiva –de mandatos y prohibiciones
reducir la marginalidad, la Corte Constitucional ha señalado que El Estado social de derecho hace
relación a la forma de organización política que tiene como uno de sus objetivos combatir las
condiciones indispensables para asegurar a todos los habitantes del país una vida digna dentro
de las posibilidades económicas que estén a su alcance. El fin de potenciar las capacidades de la
persona requiere de las autoridades actuar efectivamente para mantener o mejorar el nivel de
vida, el cual incluye la alimentación, la vivienda, la seguridad social y los escasos medios
material exige al Estado adoptar medidas para contrarrestar tales desigualdades y ofrecer a
todas las personas oportunidades para ejercer sus libertades, desarrollar sus talentos y superar
los apremios materiales. Como se indicó en la Sentencia T-426 de 1992, esta dimensión del
debido a factores culturales, sociales y/o económicos, entre otros. (Corte Constitucional,
Sentencia C-258 de 2013, M.P. Jorge Ignacio Pretelt). (El subrayado no es del texto original).
Además de las obligaciones ya señaladas, como garante de los derechos –de la igualdad y de las
colombiano asume el deber de brindar especial protección a los menores de edad. Así, la Corte
menores de edad supone una protección especial para los mismos, al señalar que Los derechos
fundamentales de los niños, niñas y adolescentes gozan de una especial protección tanto en el
ámbito internacional como en nuestro Estado Social de Derecho. Ello, dada la situación de
desarrollo armónico e integral de la misma. Los niños, en virtud de su falta de madurez física y
mental -que les hace especialmente vulnerables e indefensos frente a todo tipo de riesgos-,
proveer las condiciones que necesitan para convertirse en miembros autónomos de la sociedad.
(Corte Constitucional, Sentencia T-260 de 2012, M. P. Humberto Sierra Porto). Establecidas las
analizar su relación con los supuestos de aplicación del principio de oportunidad de menores.
Estos supuestos –menor en: condiciones sociales, económicas y culturales que lo hayan llevado
a estimar como de mayor valor la pertenencia a un grupo armado al margen de la ley; en
situación de marginamiento social, económico y cultural que no 19 le haya permitido contar con
sus esfuerzos a conocer otra forma de participación social; o en situaciones en que la fuerza, la
175 CIA) – no son más que situaciones fácticas que implican el evidente incumplimiento de las
obligaciones del Estado Social de Derecho, y que además constituyen las principales causas del
colombiano ha estado ausente en diferentes poblaciones, en las cuales hay mayor riesgo de
vulnerabilidad y las condiciones económicas y sociales son muy precarias. Esta ausencia resalta
la debilidad e ineficacia del Estado Social de Derecho, y la necesidad de una medida de justicia
los casos en que el Estado ha fallado en el cumplimiento de sus obligaciones como garante de
vulnerabilidad. Es clave resaltar que es deber del Estado colombiano velar por el respeto y
cumplimiento de los Derechos Humanos, sin que haya terceros que obstaculicen la existencia
de estos. Al respecto, en la reciente sentencia del Marco Jurídico para la paz, la Corte
Social de Derecho, lo cual guarda total relación con los derechos de las víctimas. En ese sentido,
señala que El aseguramiento del goce efectivo de los derechos es uno de los compromisos