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La televisión como negocio incluye dos grandes apartados: por una parte la producción
y compra-venta de programas y por otro, la venta de tiempo de difusión a anunciantes
publicitarios. La televisión privada, basada en el modelo de funcionamiento de las
estaciones de radio comerciales, ha tenido su cuna en los EEUU pero se ha extendido
tempranamente hacia otras regiones como bien lo atestiguan los sistemas desarrollados en
los países latinoamericanos.
Sin embargo, hace ya algunos años que investigadores de los medios masivos de
comunicación han argumentado que el verdadero negocio de las empresas de televisión
es vender audiencias a los anunciantes publicitarios. Para ello los programadores de
televisión deben ser competentes a la hora de captar la atención de hombres y mujeres, de
ricos y pobres, de grandes y niños... Por su lado, los anunciantes han concebido a la
televisión como un medio capaz de llegar a la intimidad del hogar de cada familia para
ofertar sus marcas y productos.
Las formas de que entre dinero a los medios de comunicación para costear sus gastos y
generar beneficios son muy diversas.
Algunas son:
Por último, cabe señalar que si bien es cierto que los anunciantes y sus mensajes
publicitarios inciden en los contenidos ofertados por las televisiones, también es verificable
el fenómeno contrario: los efectos sobre nuevas formas de negocio que pueden llegar a
incorporar determinados programas. Por ejemplo el programa estrella de la temporada
televisiva española 2002, “Operación Triunfo” produjo espectaculares entradas de dinero a
través de las llamadas por teléfono (fijos e inalámbricos) y los mensajes SMS utilizados por
el público para elegir a sus candidatos, en total cerca de cinco millones de llamadas
efectuadas al programa que equivalen a unos ingresos de 6 millones de euros
aproximadamente.
Fuentes:
mediatelevisión.es
cibercorresponsales.org