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La historia del comercio del Perú tiene sus raíces tradicionales en los recursos
naturales, como la minería, la pesca y la agricultura. En la época precolonial,
durante el dominio del imperio Inca, la economía era fundamentalmente agrícola, a
pesar de que alcanzó cierto desarrollo la ganadería y la minería. El objetivo primario
de la economía inca era de subsistencia, con un sistema basado en la reciprocidad
y el trueque de productos.
En los últimos años del siglo XXI, ha habido un incremento notable en las industrias
ligeras, servicios y tecnologías de alto. En 2016, la economía peruana creció un
3.6%.
Periodo prehispánico
Este periodo recoge el lapso que va desde la ocupación del territorio peruano por el
género humano, hace unos veinte mil años, hasta los inicios del siglo XVI. El
elemento común de todo este tiempo fue el aislamiento de la población respecto del
resto del mundo, que, aunque no fue total, porque existen algunas hipótesis sobre
contactos con pueblos mesoamericanos o de la Polinesia; pero no existieron
intercambios comerciales ni de otro tipo con otros pueblos.2
El imperio inca (el Tahuantinsuyu) que ocupa la menor extensión temporal del
periodo prehispánico, entre los años 1470 y 1532, es el mejor conocido, ya que se
cuenta para su conocimiento con restos arqueológicos y el testimonio escrito de los
primeros testigos europeos que llegaron a conocerlo personalmente. El desarrollo
político alcanzó su mayor grado de complejidad que tuvo un correlato en el ámbito
económico.
La economía inca se basó en la agricultura que desarrollaron mediante técnicas
avanzadas, como las terrazas de cultivo llamados andenes para aprovechar las
laderas de los cerros, así como sistemas de riego heredados de las culturas
preincas. Los incas cultivaron maíz, yuca, papa, frijoles, algodón, tabaco, coca, etc.
Las tierras eran propiedad comunal y se trabajaban en forma colectiva.
Desarrollaron también una ganadería de camélidos sudamericanos (llama y alpaca).
Este periodo comienza en 1532, cuando los españoles capturan al Inca Atahualpa,
se produce el derrocamiento del Estado Inca y su sustitución por el gobierno del rey
de España. El periodo termina con la muerte del último rey de la dinastía Augsburgo,
Carlos II.
El inmenso territorio del virreinato del Perú abarcó gran parte del territorio de
Sudamérica, incluida Panamá. Quedó fuera de él, también como bien realengo,
Venezuela y Brasil, que, sobre el océano Atlántico, pertenecía a Portugal. Entre los
años 1580 a 1640, Portugal compartió el mismo monarca que España en una unión
dinástica aeque principaliter bajo la Casa de Habsburgo siendo, por lo tanto, durante
ese tiempo, parte del inmenso Imperio español. Brasil, entonces, integró este
imperio.
Sin embargo, durante el transcurso del siglo XVIII su superficie sufrió tres
importantes mermas al crearse -con parte de su territorio- dos nuevos virreinatos de
la corona española: el Virreinato de Nueva Granada y posteriormente el Virreinato
del Río de la Plata. Al mismo tiempo el Brasil lusitano extendía sus fronteras hacia
la Amazonia.
El período colonial presenta tanto signos negativos como positivos para la evolución
económica del actual Perú. Como signos negativos destaca la caída demográfica
producida tras la conquista, la especialización del país como una economía
exportadora de materias primas, que no requería de una mano de obra muy
abundante y también la pérdida de eficiencia provocada por el desmoronamiento
del Estado inca y la crisis demográfica. Como elementos positivos deben destacarse
la llegada de nueva tecnología y nuevas instituciones económicas, que permitieron
la mejora de la productividad. No queda claro cual fue el balance final entre lo que
se perdió y lo que se ganó con la conquista española, pero la impresión actual es
hubo un primer largo periodo de ajuste en el que pesaron más los efectos adversos
de la conquista y uno segunda en el que la productividad del trabajo aumentó y los
recursos naturales fueron mejor aprovechados.
La minería
Fue la actividad preferente en el virreinato durante el siglo XVI y gran parte del XVII,
para empezar a decaer en el siglo XVIII. Dentro de la actividad minera se
distinguieron un primer periodo, previo al establecimiento de la organización
virreinal, caracterizado por un sistema de extracción intensiva del metal con base
en una febril actividad de la superficie, desmantelamiento, apropiación, y reparto de
las riquezas del antiguo Perú. El segundo correspondería a la existencia del
virreinato con el ordenamiento económico que empieza con las Ordenanzas de
1542.
Las mejores minas, por su calidad y rendimiento fueron de propiedad de la corona
española. Las minas más pequeñas, en cambio, fueron explotadas por particulares
con la obligación de pagar como impuesto el denominado Quinto Real, o sea, la
quinta parte de la riqueza obtenida. Los principales yacimientos mineros fueron:
Castrovirreyna, Huancavelica, Cerro de Pasco, Cajabamba, Contumaza, Carabaya,
Cayllama, Hualgayoc, todas ubicadas en el actual Perú. Pero el más grande a nivel
minero fue el yacimiento de Potosí, cuya producción se sustentó en la mita minera.
El Cerro Rico de Potosí proporcionó las dos terceras partes de la plata que hubo en
el Perú hasta que en 1776 pasó a formar parte del Virreinato del Río de la Plata.
En la Nueva España se llegó a descubrir una técnica que se aplicó en las minas de
Potosí que consistía en mezclar la plata con mercurio (llamado azogue). Luego, la
plata se separaba, manteniéndose en un estado de pureza. La producción minera
tuvo su auge entre 1572 a 1580 que fluctuó de 216 000 a 1 400 000 pesos anuales;
pero disminuyó su ritmo extractivo al promediar el siglo XVII y ya en el siglo XVIII,
su decadencia fue notoria debido, en gran parte, al sistema y forma empírica como
se trabajaba en los centros mineros, también a la carencia de caminos para agilizar
el transporte y la despoblación indígena.
En 1561, Felipe II estableció que los únicos puertos para el tráfico comercial fueran
Sevilla en España, Veracruz, en México y Callao en el Perú, en tanto que Cartagena
de Indias y Panamá eran tenidos como puertos de tránsito.
Todo ello determinó, que precisamente, Lima, fuera circundada de murallas y que,
asimismo, se construyese la Fortaleza del Real Felipe, o los Reales Castillos, del
Callao.
La llamada Real hacienda o Caja fiscal del Rey obtenía recursos directos con el
cobro de una serie de impuestos, que afectaban a las actividades económicas.
Había cajas repartidas en todo el virreinato que recolectaban los fondos, cubrían los
gastos de la administración y remitían el sobrante a la caja principal situada en Lima
(Caja Real de Lima), la misma que, saldando los gastos del propio virreinato, luego
las remitía a España.
EL Quinto Real (Quinto del Rey). O sea, la quinta parte de los metales extraídos o
de los tesoros encontrados.
El Tributo Personal del indio. Que obligaba al habitante andino, entre los dieciocho
y cincuenta años, a pagar una suma anual.
El Alcabala. O sea, el pago que se hacía por concepto de la compra o venta de
propiedades
La Media Anata. O sea, el impuesto que gravaba anualmente los sueldos de los
funcionarios públicos y burócratas.
La Derrama. Que eran los donativos extraordinarios que se obligaba a hacer a los
habitantes del virreinato cuando España sostenía guerras con sus rivales europeos.
Los Estancos. De la sal, del tabaco, del papel sellado, de los naipes, etc., es decir,
el impuesto que gravaba a tales productos, los mismos que tenían que ser pagados
por los colonos.
La moneda
Posteriormente aparecieron los ducados, los escudos y los doblones, que hicieron
más expeditiva la transacción comercial. Estas monedas eran acuñadas en las
llamadas Casas de Moneda, que empezaron a funcionar alrededor del siglo XVI,
especialmente en Lima y Potosí.
La agricultura y ganadería
Los obrajes
La producción minera tuvo su auge entre 1572 a 1580 que fluctuó de 216 000 a 1
400 000 pesos anuales; pero disminuyó su ritmo extractivo al promediar el siglo XVII
y ya en el siglo XVIII, su decadencia fue notoria debido, en gran parte, al sistema y
forma empírica como se trabajaba en los centros mineros, también a la carencia de
caminos para agilizar el transporte y la despoblación indígena.
Entre 1790 y 1795, según las memorias del virrey Francisco Gil de Taboada, se
hallaban en explotación en su territorio (actual Perú), 728 minas de plata, 69 de oro,
4 de mercurio, 12 de plomo y 4 de cobre. Pese a que la minería era en la época una
actividad desorganizada y riesgosa, su auge fue tal que no menos del 40 % de los
yacimientos que actualmente están en operación en el Perú, ya habían sido
descubiertos y trabajados en tiempos del virreinato.
Comercio
Solo el paso del tiempo fue creando una mayor autoridad y credibilidad para el
nuevo Estado, de forma paulatina y trabajosa.
El guano fue un gran impulso para el Estado peruano, que le permitió financiarse a
partir de 1845 sin recurrir a los impuestos y que permitió un crecimiento de la
economía pública basada en las rentas derivadas de la exportación de este producto
y no en impuestos.
Durante los años del guano se incrementaron muchos los presupuestos públicos,
pero a la vez se recurrió al endeudamiento. En 1876, antes de la suspensión de
pagos que se produjo, la deuda pública ascendía al 500% del presupuesto de país.
La guerra del Pacífico contra Chile, supuso el final de la denominada era del Guano,
por cuanto los chilenos se quedaron con los recursos que producían estas rentas,
el guano y el salitre. Finalmente, las existencias de guano peruano se
sobreexplotaron, tan solo quedaba el 10% de lo extraído inicialmente, mas aún, el
salitre comenzó a reemplazar al guano en su uso agrícola.
A partir de esta guerra, Perú vivió un momento de reconstrucción Durante los años
de la era del guano el país había atraído una inmigración cualificada que jugaría un
papel importante en relativamente rápida reconstrucción de la economía en los años
finales del siglo XIX.
Las infraestructuras , como muelles, almacenes, dársenas en los puertos, así como
ferrocarriles que unían los puertos con las minas y las tierras del interior creados
durante el periodo anterior sirvieron como lanzamiento económico.
Comparando la evolución del PIB per cápita respecto a EE. UU. y España tras la
independencia, se observa una tendencia creciente en los tres países, siendo el de
EEUU superior a estos y teniendo una notoria bajada como consecuencia del crack
del 29 y los respectivos años posteriores, que por supuesto se ve reflejado a nivel
mundial. Centrándonos en la posible convergencia de Perú y España, el único
momento en el que los datos de ambos países son similares son debidos a la guerra
civil española, [cita requerida]por lo que se produce una falsa convergencia.
(Fuentes de los datos de la convergencia: MADDISON, A. (2008), The World
Economy year 0-2006, Paris: OECD Development Centre Studies)
Existen tres shocks externos durante esta etapa en Perú. El primero transcurre
durante la I Guerra Mundial (1914-1918) con el aumento tanto de las importaciones
como de las exportaciones y del impuesto aduanero, y eso es a consecuencia de
las ventajas que supuso para Perú este acontecimiento. Su principal socio comercial
pasó a ser EEUU, ya que prácticamente desapareció el comercio con Europa, por
lo que sus exportaciones aumentaron considerablemente hacia el norte del
continente americano. También se vieron afectadas las importaciones.
El último shock transcurre durante los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-
1945) aumentaron las exportaciones, pero en menor medida. Ningún país
latinoamericano participó en las guerras mundiales, pero las consecuencias fueron
catastróficas para su economía en general. Perú como el resto de los países sufrió
el cierre de las fronteras.
La ISI
La ISI, estaba financiada básicamente por gasto público. El Estado peruano tuvo
que invertir mucho capital para financiar las distintas implantaciones de empresas y
fábricas, que diesen lugar a una industria lo suficientemente fuerte como para que
llegasen inversores. La evolución general del gasto público fue aumentando año a
año, viéndose inmersos en un déficit público casi continuado exceptuando los tres
primeros años de los 60, que generó una deuda pública muy importante. En general
la industria peruana tuvo un gran crecimiento gracias a esta política económica, en
la que sobre todo se producían bienes de consumo y de capital, pero también
perjudico al país por el gran endeudamiento en el que se vio sumergido.8
El PIB per cápita del Perú tiene una tendencia creciente que va desde los años 60
hasta mitad de los 70. En los años 80 la tendencia es muy irregular, sufre caídas de
aproximadamente dos años, se recupera y vuelve a crecer. Esto puede llevarnos a
concluir que la crisis de la deuda sí que pudo afectarle ya que fue una época
caracterizada por una deuda externa en pleno crecimiento, las inversiones
extranjeras directas se ven totalmente aminoradas, las exportaciones sufren una
fuerte caída, el campesinado cada vez se empobrece más, la elevada inflación y
además la reducción de los salarios. Sin embargo, en los años 90 puede verse como
el PIB per capita está en ligero ascenso debido a la llegada de la inversión extranjera
y apertura de la economía, intentado retomar los niveles de los años sesenta.9
Para 2015 las estimaciones de comercio exterior prevén una fuerte baja de las
exportaciones y una pequeña caída de las importaciones, las exportaciones de
metales -cobre, plata y plomo, particularmente- bajaron 10%, mientras que los
envíos de pesca tradicional, petróleo y derivados y productos agrícolas tradicionales
se desplomaron en 74%, 45% y 20%, respectivamente.17El desempleo fue del 6.1%
(2013) aumentando a, febrero de 20 15 a 7%.