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a la musicoterapia
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completo y comentado
PSICOLOGÍA. MANUALES PRÁCTICOS
Directores:
Manuel Maceiras Fafián
Juan Manuel Navarro Cordón
Ramón Rodríguez García
Introducción
a la musicoterapia
© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 34. 28015 Madrid
Teléfono 91 593 20 98
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ISBN:
ISBN: 978-84-995880-7-0
978-84-907754-1-7
Depósito Legal: M. 30.605-2013
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Índice
Introducción .......................................................................................................... 9
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Introducción a la musicoterapia
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Índice
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Introducción a la musicoterapia
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Introducción
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¿Qué es la musicoterapia?
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Introducción a la musicoterapia
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¿Qué es la musicoterapia?
Sin embargo, la música que atañe al ser humano nada tiene que ver en com-
plejidad con la conducta musical observada en las aves. Fitch (2006), biólogo
evolucionista, investigó para saber si efectivamente la música era algo exclusiva-
mente humano, para lo cual analizó los mecanismos intervinientes en la escucha
musical. Concluyó este estudio determinando que algunos de los mecanismos que
se ponen en marcha en el proceso datan de hace más de 500 millones de años, es
decir, de los primeros vertebrados. Sin embargo, otros aspectos de la escucha de
música no son reconocibles ni siquiera para un primate, aunque sí lo son para un
bebé, lo que sugiere que dichos elementos pudieron haber evolucionado en los
últimos millones de años (figura 1.1).
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Introducción a la musicoterapia
Desarrollo del
Comunicar Integra distintos
Humanos canal vertebral Innato o aprendido
dominios
torácico
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¿Qué es la musicoterapia?
Lírica
Filosofía / Belleza
Funciones adaptativas
Psicología / Emociones
Desarrollo y socialización del ritmo
Reducción de conflictos
Educación
Comunicación transgeneracional
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Introducción a la musicoterapia
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¿Qué es la musicoterapia?
humana. Afirma, tras un análisis exhaustivo del tono musical y las estructuras tem-
porales rítmicas, que ambos son elementos isomórficos, es decir, de igual forma,
que responden a unos mismos patrones, lo cual se corresponde con la Teoría mate-
mática del Grupo, propuesta por Balzano (1980), que postula que reduciendo los
intervalos tonales individuales a transformaciones matemáticas, resultan grupos
cíclicos ordenados (figura 1.4).
Música afrolatina
BASE COMÚN
También Cross (1999) busca elementos comunes entre las diferentes músicas
del mundo, afirmando que la presencia de una organización temporal (pulso) es
común prácticamente a todas ellas. Este autor describe la música como un fenó-
meno biocultural, pues asume la base biológica de la misma, pero destaca el con-
texto social en que se desarrolla. En esta misma línea de contemplar ambos facto-
res, biológico y cultural, Blacking (1995) mantiene que, si bien la capacidad
humana de enviar y recibir mensajes a través del tono, ritmo o melodía parte de
una estructura biológica y cognitiva, la forma de expresar emociones mediante
esta vía tiene que ver con lo cultural.
Hay autores que van más allá, afirmando desde un contexto sistémico, que la
música sólo se produce socialmente y no individualmente (Toynbee, 2003), que
aporta significado a la vida diaria y que una de sus principales funciones es la
formación de grupos sociales y comunidades (Denora, 2000). Si bien todo tipo de
música puede mostrar algún tipo de influencia cultural, la música popular podría
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Introducción a la musicoterapia
ser la que mayor número de elementos sociales y culturales recoja. Una de las
características más reseñables, si no la más, de la canción popular es la repetición.
La estructura musical que conforma este tipo de música es puramente repetitiva.
Así pues, cabría realizarse la siguiente pregunta: “¿Cuál es la razón de que a los
oyentes les guste oír lo mismo una y otra vez?”.
Algunas reflexiones sobre este aspecto se recogen en algunas explicaciones
psicoanalíticas al respecto, como la de Adorno (1973), que relacionaba la repeti-
ción con los procesos más primarios de la psique.
En su análisis de la obra de Stranvinsky describe la repetición como síntomas
de infantilismo y catatonia.
Lo cierto es que la relativa sencillez de la canción popular, su carácter repeti-
tivo y su simpleza analítica, musicalmente hablando, permiten y facilitan su
transmisión oral y social. Reflejan tendencias musicales de la sociedad y con sus
letras se recogen acontecimientos o ideologías propias de la época y lugar.
Un estudio de Anderson (2009) analiza la transformación del panorama musi-
cal desde la observación de la cultura de la industria en Filadelfia, resaltando la
estrecha relación existente entre ambos.
Atendiendo a la música en España, también pueden hallarse ejemplos de có-
mo la cultura (pensamientos de la época, cambios sociales o políticos) dejan su
huella en el registro musical; canciones que evocan momentos políticos reseña-
bles, otras que surgen como forma de expresión en situaciones críticas o significa-
tivas, letras que denuncian desigualdades sociales, etc.
En el cancionero español se encuentran numerosos ejemplos. Quizás no sea
casualidad que en los años 20, tras la catástrofe de la Primera Guerra Mundial, el
charlestón se extendiera rápidamente, contagiando con su ritmo alegre y frenesí a
todo aquel que lo escuchaba. La evolución de la música popular en el siglo XX,
culmina con el florecimiento cultural de los años 60, donde España absorbe in-
fluencias de otros puntos de Europa, que quedan reflejadas en canciones como
“La chica ye-yé”, que recoge el estilo ye-yé importado de Francia. Durante la
Guerra Civil, la canción “A las barricadas”, de origen polaco, se adaptó en España
y actualmente es el himno de la Confederación Nacional del Trabajo. “Ay Carme-
la”, canción popular ya en el siglo XIX, se varió incorporando acontecimientos
sociales y políticos del momento durante la Guerra Civil, conociéndose entre los
republicanos, especialmente la versión que hace referencia al “Paso del Ebro”,
donde se libró una importante batalla, aunque también famosa la versión “Ay
Manuela” en honor a la XV Brigada Internacional. “Al alba” de Luis Eduardo
Aute hace referencia a las últimas ejecuciones del franquismo en el 75, y está
escrita en forma de despedida de amor por la censura del momento. El mismo
“Cara al sol” está lleno de metáforas que aluden a ideales del partido falangista.
Letras como “Libertad sin ira” de Jarcha, “Para la libertad” de Serrat reflejan los
tiempos de la transición.
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Esta relación entre música y cultura se recoge a nivel popular, aunque también
se ha tratado de poner de manifiesto a otros niveles. Existen frases populares que
hacen referencia a la importancia de la cultura musical como algo inherente al ser
humano. “Lo lleva en la sangre” constituye una expresión comúnmente utilizada
para hacer referencia a las habilidades de algunas personas relativas a su raza o
procedencia, que muchas veces tiene que ver con aspectos musicales (el flamenco
gitano o la salsa latina). Sin embargo, también existe una tendencia a recoger
aspectos de la música popular en museos y exhibiciones, siendo ésta clasificada
en unos casos en la categoría de arte y en otros en la de historia.
No obstante, no resulta fácil representar o exhibir algo de naturaleza tan di-
námica como la música. Buckley (2003) hace referencia a dicha dificultad de
plasmar las características de un sonido musical en un objeto inmóvil de museo.
La decisión de cómo categorizar la música ha generado, por tanto, debate en
el ámbito académico. Para Hampshire (1969), la música sólo debe ser entendida
como forma de arte si el oyente es intelectualmente activo en la escucha. De no
ser así, debería ser considerada únicamente como una forma de entretenimiento.
Esta reflexión evidencia la necesidad de una adecuada definición de música.
Una descripción sencilla y completa sería considerar la música como una interac-
ción entre sonido y oyente. Así pues, como resultado de dicha interacción entre
música y oyente, que son dos aspectos diferenciados, aparece la experiencia mu-
sical, que depende de una estructura multifactorial. Algunos factores serían los
siguientes (figura 1.5):
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¿Qué es la musicoterapia?
Características Sonido
Un factor que no ha sido mencionado aún y que se refiere al tema que nos
ocupa es el marco cultural en que se hallan la música y el oyente. Resulta comple-
jo aislar esta variable para observar su influencia posterior. Pavlicevic (1997)
propone centrarse en observar las interacciones musicales y no verbales durante la
infancia. Por su lado, Cook (1990) ofrece una explicación a las diferencias cultu-
rales en la música, a partir de lo que él denomina “imaginación musical”. Los
músicos imaginan la música tomando de referencia esquemas, que organizan los
sonidos de forma determinada. Cada cultura tiene esquemas diferentes, y los mú-
sicos imaginan la música de una u otra forma dependiendo de los esquemas cultu-
rales adquiridos. Por lo tanto, también el modo teórico de pensar sobre la música
varía. Para Meyer (1994) los músicos internalizan su estilo musical a partir de las
leyes y teorías de la cultura musical en que se desarrollan.
Acorde a esta teoría, Elliot (1990) afirma que la gente no entiende inmedia-
tamente, ni disfruta en un principio de la música de otras culturas. Variables como
razón, género, educación y edad han mostrado influir en el gusto musical de las
personas (Katz-Gerro, 1999).
El oído se educa en función de unos parámetros musicales desde una edad
muy temprana, y dicha base es la que determinará a posteriori los cánones de
belleza que permitirán establecer juicios de valor sobre músicas futuras. De igual
forma sucede con los idiomas. Existen sonidos propios de una lengua que no
están presentes en otras y que resultan impronunciables cuando el oído no ha
sido entrenado.
Así pues, resulta fundamental considerar los elementos culturales a la hora de
hablar de música y de forma previa a realizar cualquier tipo de valoración.
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¿Qué es la musicoterapia?
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Introducción a la musicoterapia
Por su lado, Juslin y Laukka (2004) defienden que cada persona elige aquellas
músicas que cubran sus necesidades emocionales según el contexto vital en que se
hallen. Al hilo de esto, otra teoría afirma que cada música genera un estado de
activación, y que la música preferida es equivalente al estado de activación prefe-
rido en ese momento (Berlyne, 1971). Esta hipótesis se refuerza con un estudio de
Fischer (1981), que comprobó que las personas bajo efectos de drogas estimulan-
tes eligen música que genera un estado de activación mayor.
Además de elementos internos de la música, también se han analizado varia-
bles externas a la misma como edad, personalidad, género o actividad del oyente,
concluyendo que éstas influyen en las reacciones emocionales particulares (Juslin,
Liljeströn, Laukka, Västfjäll y Lundqvist, 2011).
Otras investigaciones han recalcado la importancia de la actividad neuronal
durante la experiencia musical, argumentando que el poder de los sonidos reside
en la estimulación de determinadas estructuras neuronales. Peretz (2001) también
estipula que existe una organización neuronal específica para algunas emociones
musicales, pero defiende que éste no es un sistema simple y unitario que explica
todas las respuestas emocionales a la música (figura 1.7).
Música Emoción
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¿Qué es la musicoterapia?
Desde la música del despertador que suena y sobresalta a quien la escucha cada ma-
ñana, pasando por las campanas de la iglesia que marcan las horas o indican otros
ritos ceremoniales religiosos, hasta la música que se escucha a conciencia en un mo-
mento de paz y relajación, conllevan la transmisión de un mensaje. Toda música
transporta consigo cierta información, convirtiéndose así los sonidos en un medio de
comunicar que puede cobrar diferentes significados según la forma que cada persona
tenga de interpretar esa información; desde lo cultural, social o personal.
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¿Qué es la musicoterapia?
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Tal y como se ha ido planteando con anterioridad a lo largo del capítulo, entre el ser
humano y la música existe una relación especial, que engloba aspectos emociona-
les, cognitivos y a su vez muy personales. Siguiendo a Bunt (1994) las razones de
esta conexión las hallamos en los siguientes argumentos:
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¿Qué es la musicoterapia?
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tos anestésicos y catárticos. Para este autor la música tiene un efecto en todo
aquel que la escucha, si bien matiza que los gustos sobre estilos musicales son
variables así como los efectos producidos. Cada persona recibe la música a su
manera, por lo que no se puede aplicar un mismo tratamiento musical con los
mismos resultados. Este autor partía de la base de que los sonidos son algo físico
que penetra en la base neurológica de las personas y es a partir de ahí que genera
cambios en el estado emocional.
Goethe (1749-1832) también subrayó el poder de la música y su repercusión
en las sociedades.
Por otro lado, Schneider (1947) que también se interesó por este tema, halló al-
gunas similitudes al analizar la tarantela y las danzas de espadas que se desarrollaban
en culturas muy primitivas, en cuanto al carácter medicinal que existe en su base.
Avanzando en el tiempo y situados en tiempos más cercanos, Moreno (1995)
subraya la importancia de no reducir la historia de la musicoterapia a la práctica
experimental occidental, pues ésta tiene numerosos puntos en común con el lega-
do de otras culturas más primitivas, que ya utilizaban la música con el objetivo de
alcanzar la salud.
La primera tesis conocida en el ámbito musical que aparece en España rela-
cionada con este tema es la de Francisco Vidal y Careta (1882), en la que relacio-
na la música con la medicina. Se reconoce en esta tesis la capacidad de la música
para distraer al ser humano y propiciar estados de relajación, así como su función
social y aplicabilidad en casos de neurosis o alta excitación o estados de nervio-
sismo.
May (1993) describe cómo la música ha sido históricamente usada como
componente esencial de las prácticas de curanderos tribales y otras culturas indí-
genas, lejos de la medicina tradicional. Recopila datos de Indonesia, los aboríge-
nes de Australia, culturas subsaharianas, indios del norte de América, esquimales
e indios de Sudamérica.
El chamanismo, por ejemplo, es una práctica en la que la música ocupa un
papel central, tal y como describen los chamanes siberianos fundamentándose en
el rol de la música en el proceso de curación (Eliade, 1974).
En relación con esto, existe una técnica en musicoterapia que Moreno men-
ciona especialmente: la imaginería. Es una técnica que ha cobrado reciente interés
en psicología, descrita como:
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¿Qué es la musicoterapia?
Música en medicina
Importancia de la
Rol secundario de
relación
la música
terapéutica
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Áreas de aplicación
en musicoterapia
Las áreas de aplicación en musicoterapia son muy variadas, pues dependen del
encuadre adoptado. Es importante subrayar la amplitud del campo musicoterapéu-
tico, de cara a que cada profesional deberá adaptar su aplicación al ámbito en que
trabaje. El hecho de incluir el término “terapia” en su nombre podría dar lugar a
error en este sentido, referenciando exclusivamente la práctica clínica. De ahí la
necesidad de realizar este apunte.
Siguiendo a Bruscia (1997) se incluyen en esta área todos aquellos usos de la músi-
ca, enseñanza musical o musicoterapia que tienen un fin recreativo. Así pues, cuan-
do la música se utilice o se introduzca en alguna actividad con una finalidad mera-
mente de entretenimiento, se estará encuadrando en este nivel.
En ocasiones los objetivos tendrán que ver con el disfrute puramente musical,
a lo que pueden sumarse después otros relacionados con la autorrealización.
Puede utilizarse la música como un medio de acompañar determinados even-
tos o situaciones. Aunque en estos casos actúa en segundo plano, es decir, como
acompañamiento, en realidad posee un carácter propio, fuerte y marcado que
aporta información al evento que acontece. Incluida en esta categoría estaría la
música nupcial, o las marchas que pueden acompañar en eventos militares.
Por otro lado, se encuadrarían aquí aquellas actividades realizadas dentro de
un ámbito terapéutico, pero cuyo objetivo en este caso es exclusivamente recrea-
tivo. Por ejemplo, una actividad recreativa encajada en un ámbito psiquiátrico,
escolar, o médico. El objetivo sería aportar experiencias de disfrute para mejorar
otros aspectos de la vida de las personas.
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Áreas de aplicación en musicoterapia
si bien tendría diferentes fines y objetivos en educación especial que los que se
proponen desde el ámbito clínico.
Siguiendo un estudio de Pelliteri (2000) se concluyó que ésta puede favore-
cer la cohesión grupal, el lenguaje, el movimiento físico y kinésico, aunque este
autor también contempla su uso con fines educacionales, fisiológicos, sociales o
ascéticos.
No obstante, es importante nuevamente establecer una diferenciación entre mú-
sica y musicoterapia. Alley (1979) reflexiona sobre el rol de la educación musical y
la musicoterapia en educación especial, con relación al concepto de programa de
educación individualizada (IEP), concluyendo que los objetivos de ambas deben ser
complementarios y adaptarse a cada persona en función de sus necesidades.
Así pues, la inclusión de la musicoterapia en educación especial supondría un
aporte novedoso y diferente.
La forma de utilizar esta herramienta en el ámbito de la educación dependería
de múltiples factores: población diana, orientación profesional, objetivos plantea-
dos, etc.
Nordoff y Robbins (1983) proponen diferentes actividades para introducir la
música en educación especial que van desde cantar en grupo aprendiendo a regu-
lar el arousal, fomentando la expresión emocional, y el habla e incrementando el
control sobre su propio cuerpo, hasta usar diferentes instrumentos, trabajando la
movilidad a diferentes niveles. Estipulan que existe otro tipo de actividades con-
cretamente diseñadas utilizando música y movimiento para niños con problemas
de aprendizaje que mejoran el desarrollo de la imagen corporal y habilidades de
toma de decisiones.
Sin embargo, algunos autores también mantienen que los objetivos de musi-
coterapia en educación especial podrían estar más en relación con el mundo aca-
démico.
En esta línea de pensamiento, están los autores Daveson y Edwards, que de-
fienden el uso de la musicoterapia dentro del área de educación especial para al-
canzar objetivos educativos.
No obstante, se podría adoptar una postura integradora de ambas ideas, sin
necesidad de seleccionar una u otra, puesto que las dos se hacen perfectamente
compatibles.
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MÚSICA EDUCACIÓN
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Áreas de aplicación en musicoterapia
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Áreas de aplicación en musicoterapia
Melodía: es la línea que se forma siguiendo el trazo que marcan las distin-
tas notas musicales dibujadas en el tiempo, es decir, una secuencia de so-
nidos tonales encadenados.
Las melodías pueden hallarse en dos modos distintos: mayor, princi-
palmente asociado a estados de ánimo positivos, y menor, relativo a esta-
dos de ánimo depresivos (Parriot, 1969).
El ritmo: este elemento determina cómo se distribuyen los sonidos en el
tiempo y cómo se acentúan. Así se pueden diferenciar estados de tensión y
de relajación mediante variaciones en los acentos o pausas, o cambios en
la intensidad (Alvin, 1984).
La armonía: hace referencia al desarrollo de los acordes musicales. Intro-
duciendo disonancias armónicas se genera un estado de inquietud o agita-
ción mientras que siguiendo las pautas de la armonía perfecta se ofrecen
momentos de calma y serenidad (Parriot, 1969).
La altura: se puede medir según el número de vibraciones del sonido. Las
frecuencias agudas, con respecto a las graves, provocan más sensaciones
positivas, aunque cuando se dan en exceso pueden conllevar nerviosismo
(Alvin, 1984).
La intensidad: es un elemento musical que hace referencia a la amplitud
de las vibraciones del sonido. Produce unos efectos talámicos sin necesi-
dad de las funciones superiores del cerebro (Altshuler, 1952).
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Áreas de aplicación en musicoterapia
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una investigación que concluyó que la música aumentaba las células regu-
ladoras del sistema inmunológico.
En este experimento se usaron 300 ratas que habían sido previamente
sometidas a trasplantes de corazón. Se les dividió en cuatro grupos y se
les expuso a diferentes estímulos auditivos:
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Áreas de aplicación en musicoterapia
A pesar de que la curación por el sonido tiene puntos en común con la musi-
coterapia, no se considerará como tal puesto que no se prioriza la relación tera-
péutica, sino que es la música o sonido en sí mismo el que moviliza el cambio en
la persona.
Se han comentado hasta este punto ejemplos de lo que se describía como mú-
sica funcional (Radocy y Boyle, 1979), pasando a continuación a ilustrar cómo la
musicoterapia también tiene su cabida dentro del ámbito hospitalario:
El alivio síntomas.
El tratamiento de necesidades psicológicas.
La asimilación de emociones intensas.
El apoyo en momentos difíciles.
La satisfacción de necesidades espirituales.
La facilitación de la comunicación.
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Áreas de aplicación en musicoterapia
A) Musicoterapia y depresión
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Talleres,
Musicoterapia Musicoterapia conciertos,
individual grupal (talleres)
g espacios
musicales
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Los acontecimientos deportivos suelen llevar asociada alguna música de una u otra
forma. Los gimnasios mantienen una amplia oferta de clases de aeróbic, spinning,
step, cardiodance, aerolatino, etc., en las que puede apreciarse un elemento común:
la música. Incluso hasta se podría considerar el atrevimiento de decir que éstas no
son sino una excusa para añadir la motivación musical al entrenamiento.
La estrecha relación que mantienen música y movimiento se pone de manifiesto de
diversas formas, culminando con la danza como máxima representación artística de
la misma.
No obstante, la naturaleza de esta relación no debe ser minimizada y limitada
a una mera expresión estética, pues se extiende mucho más allá.
Se pone de manifiesto la existencia de esta relación también a nivel neuroló-
gico, puesto que existe un área denominada “área motora suplementaria”, en la
que convergen la percepción del ritmo musical y las órdenes motoras rítmicas
(Zatorre, Halpern, Perry, Meyer y Evans, 1996). Así pues, esta relación se legiti-
ma a diferentes niveles.
En el caso de que se validara la presencia de factores internos que generasen
una respuesta de movimiento ante los estímulos musicales, es decir, que de forma
innata el cuerpo reaccionara ante la música de alguna manera, sería sumamente
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Áreas de aplicación en musicoterapia
A pesar de haber observado los aspectos más objetivos de la música, y de que éstos
juegan un rol fundamental a la hora de condicionar o provocar una respuesta fisio-
lógica en las personas, la percepción musical no debe quedar reducida a estos ele-
mentos de forma tan simplista.
Para analizar la repercusión que la música tiene en cada persona, se pueden
diferenciar cuatro categorías en ella: la respuesta rítmica, que se refiere al ritmo
adoptado, la musicalidad, referente a la melodía y armonía, el impacto cultural
generado y las asociaciones establecidas, es decir, si se asocia con una persona,
situación o recuerdo (Karageorghis, Terry y Lane, 1999).
Por ello la experiencia perceptual de la música es única y no se pueden gene-
ralizar los efectos que una determinada música tiene (figura 2.4).
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Áreas de aplicación en musicoterapia
En primer lugar, hay que resaltar el grado de desarrollo físico, que condi-
cionará inevitablemente la intervención. Esto es, si un menor todavía no
ha adquirido un grado considerable de autocontrol de su propio cuerpo, la
forma de tocar irá acorde a dicho descontrol.
En segundo lugar destacaría el desarrollo a nivel cognitivo, al cual deberían
estar adaptadas las actividades. El lenguaje mismamente puede ser reflejo de
este punto. Hay que cerciorarse de que la consigna que se ofrece para co-
menzar la actividad se hace entendible al nivel de desarrollo de los menores.
Por último, se debe mencionar el desarrollo psicosocial, que va a condicio-
nar la forma de relacionarse socialmente. Es esencial valorar este punto an-
tes de sacar conclusiones, por ejemplo, tras una improvisación musical.
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Áreas de aplicación en musicoterapia
ron tres cuentos diferentes. Divididas en tres grupos, recibieron cada una uno de
los cuentos (un cuento para el primer grupo, otro para el segundo y otro para el
tercero) y se les pautó leerlos tres veces al día en voz alta.
Al nacer los bebés se les expuso a los tres cuentos y se observó una preferen-
cia por el cuento con el que ya habían tenido relación en el vientre materno.
Etapa prenatal
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Introducción a la musicoterapia
Werner (1989) afirmó que las posibilidades de que un niño supere las situacio-
nes de desventaja que puede sufrir inicialmente tras el parto (bajo peso u otras pato-
logías en ocasiones como consecuencia de hábitos inadecuados de la madre durante
el embarazo), aumentan cuanta más atención se les presta a ellas y a su tratamiento.
Algunos factores de resiliencia, es decir, de protección frente al impacto de dichas
situaciones de desventaja encontrados por este autor son:
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Áreas de aplicación en musicoterapia
Una dinámica sencilla que puede contribuir a este fin es hacer que el familiar
de referencia comparta con el bebé momentos de juego musicales. Tradicional-
mente, este hecho ocurre de forma mecánica en las distintas culturas; canciones
para bebés que integran movimientos del cuerpo con música y contacto físico.
Una vez más la sabiduría popular intuye el poder de la música y de este tipo de
actividades, y las utiliza.
Son numerosos los ejemplos del Cancionero popular que recogen estos juegos
de combinación de música y movimiento a la par que favorecen el contacto físico
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Introducción a la musicoterapia
Aserrín Aserrán
Las campanas de San Juan
Unas vienen y otras van
Aserrín aserrán
En este caso se balancea al menor sentado sobre las rodillas hacia adelante y
hacia atrás al ritmo de la música, haciendo coincidir la parte de “unas vienen” y
“otras van” con los movimientos del cuerpo.
Este es un ejemplo de canción del que existen numerosas variaciones, como
suele ocurrir en la música transmitida de forma oral, aunque el concepto es el
mismo, así como la estructura rítmica y melódica de la canción. En algunas ver-
siones en lugar de referirse a “las campanas” se habla de “maderos de San Juan” o
de “niñitos de San Juan”.
Aserrín Aserrán
Los maderos de San Juan
Piden pan, no les dan,
Piden queso, menos eso,
Piden ají, ¡eso que sí!
Arre borriquito
Arre, burro, arre
Anda más deprisa
Que llegamos tarde
Ésta constituye otra canción popular en la que el niño está sentado en las rodi-
llas del adulto y se simula un trote haciéndole rebotar al ritmo de la música, lo
cual suele divertir mucho a los más pequeños.
Existe un sinfín de canciones que reúnen estas características en la tradición
popular. No obstante, desde el área de musicoterapia, no son sólo este tipo de
dinámicas las que pueden utilizarse para proporcionar a los familiares de refe-
rencia herramientas para fortalecer los lazos con el bebé, sino que también se
pueden llevar a cabo otro tipo de actividades dirigidas a trabajar sobre este obje-
tivo.
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Áreas de aplicación en musicoterapia
Así pues, mediante este tipo de juegos infantiles se puede fortalecer el vínculo
afectivo con las personas adultas. No obstante, existen otros factores que también
se han señalado como favorecedores del desarrollo infantil:
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Introducción a la musicoterapia
Escucha de música.
Juegos musicales que incluyan contacto o movimiento corporal.
Dinámicas en las que el bebé pueda establecer una relación de causa efec-
to entre su comportamiento y el sonido generado.
Interacciones musicales con él.
Percusión corporal.
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Áreas de aplicación en musicoterapia
la experiencia. Así pues, el papel del entorno es fundamental para el bebé, pues la
plasticidad del cerebro en esta etapa alcanza su máximo nivel.
La conformación neurofisiológica del proceso por el que se produce la audi-
ción es de una complejidad considerable, pues no existe una única estación de
relevo neuronal entre el estímulo y el córtex que lo recibe, sino que son varias las
áreas implicadas. Durante la quinta semana de gestación ya se ha conformado el
oído externo y en la semana número catorce ya se han adquirido la mayor parte de
reflejos. En la semana número 24 los hemisferios cerebrales son bastante asimé-
tricos, aunque algunos investigadores afirman que el oído ya es capaz de funcio-
nar en esta etapa. Pero es a partir de la semana 30 cuando el oído es capaz ya de
enviar información al córtex cerebral, siendo dicha información referente a ruidos
estomacales y sonidos diversos. Alrededor de la semana número 36 el sentido del
oído ya está operativo; es posible percibir sonidos, en especial los que tienen una
frecuencia baja (Querleaux y Renard, 1981). Y, una semana antes de nacer, el
oído ya reacciona cuando es expuesto a un estímulo acústico que proceda del
exterior (Lecaunet et al., 1987).
En el momento del nacimiento el oído ya se encuentra plenamente desarrolla-
do; el bebé se orienta hacia los sonidos e incluso llega a discriminar aspectos co-
mo el volumen (Eisenberg, 1976).
Cuando el bebé comienza a experimentar con diferentes estímulos auditivos
podrían establecerse similitudes entre los estímulos lingüísticos y musicales, pero
¿conllevan ambos el mismo proceso? Esta pregunta se discutió ya a lo largo del
capítulo 1, mas se valora necesario incluir una mención con relación a la evolu-
ción de ambos aspectos en el desarrollo del bebé.
Moog (1976) fue uno de los primeros en proponer que no eran lo mismo;
comparó el balbuceo lingüístico con el balbuceo musical. Este autor llevó a cabo
un experimento en el que estudió la producción musical de 500 niños con edades
comprendidas entre los tres meses y los cinco años. Durante este experimento les
expuso a una escucha musical de seis cuestiones diferentes:
Lo que sucedió en este experimento fue que los niños se fijaban mucho más
en los estímulos musicales que en los no musicales.
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Introducción a la musicoterapia
Existe una red rítmica primaria en el bebé que se hace manifiesta incluso
desde el momento del llanto en el nacimiento.
La expresión tonal es algo inherente a la especie humana, puesto que según
sus observaciones el llanto del bebé sigue unas pautas tonales concretas.
Conforme el niño crece, organiza los esquemas de su red rítmica primaria.
A los ocho meses puede anticiparse a un estímulo melódico-rítmico.
A los nueve meses el niño responde en la tonalidad que se le canta.
A los once meses, cuando el niño establece finales musicales utiliza siem-
pre la tónica, mediante o dominante (I, III y V grados) del último sonido
que se le ofrece.
También Gardner (1993) señaló que durante el primer año de vida se destacan
algunos hechos relevantes para el desarrollo lingüístico-musical; entre otros, se
observa capacidad en los niños para imitar las secuencias de entonación de las
72
Áreas de aplicación en musicoterapia
73
Introducción a la musicoterapia
D) Etapa sensoriomotora
Esta etapa se da antes de los dos años. Según Piaget, los niños menores de dos años
aprenden por medio de la actividad motriz y de sus sentidos de desarrollo, es decir,
conforme van explorando el mundo que les rodea.
Poco a poco el bebé toma conciencia de las relaciones causales de su actua-
ción en el medio; cómo se organiza el mundo que le rodea, qué consecuencias
tienen algunos de sus actos, etc.
La relación del niño con el instrumento durante esta fase es también distinta a
la que se establece en otros momentos.
Desde su nacimiento el niño debe ir aprendiendo a diferenciarse físicamente
de los objetos y personas a su alrededor. Entenderá así que él existe separadamen-
te de su madre y los objetos son independientes de él.
En esta fase el niño se relacionará con el instrumento musical en términos de
causa-efecto. Llamará su atención el hecho de que su movimiento (por ejemplo,
golpear un tambor) produce un efecto sonoro.
Es importante conocer las capacidades del bebé en esta etapa para poder reali-
zar cualquier interpretación y evitar caer en suposiciones erróneas sin base en la
teoría evolutiva. Por ejemplo, si un instrumento musical o una baqueta caen al
suelo, el bebé no tratará de buscarlo en los primeros momentos de esta fase. Esto
podría interpretarse inadecuadamente como una falta de interés por la música o
por la actividad propuesta y, sin embargo, no es así. El niño en esta etapa aún no
ha desarrollado la capacidad de permanencia del objeto y, por lo tanto, deja de
prestar atención a aquellos objetos fuera de la vista porque, siguiendo a Piaget,
para él ya no existen.
En esta etapa, se debe facilitar al bebé la interacción con el entorno musical;
proporcionar distintos instrumentos para que pueda “explorarlos”, a ser posible
con mucho colorido u otros aspectos estimulantes y llamativos.
Algunas de las actividades recomendables en esta etapa siguen siendo las
canciones infantiles, el uso de instrumentos infantiles para la expresión emocional
proponiendo diferentes dinámicas y la exploración sonorocorporal.
Dentro de esta etapa existen seis subetapas (figura 2.7).
74
Áreas de aplicación en musicoterapia
ETAPA SENSORIOMOTRA
E) Etapa preoperacional
75
Introducción a la musicoterapia
Un punto importante a tener en cuenta es que los niños en esta fase no son ca-
paces de prestar atención a múltiples estímulos a la vez. Por ello, deben plantearse
actividades sencillas acordes a este nivel de concentración, que no requieran divi-
dir la atención en varios aspectos.
Por otra parte, exhiben un razonamiento transductivo, esto es, establecen rela-
ciones causa-efecto incluso cuando no las hay. No se da el pensamiento deductivo
ni inductivo. Además, atribuyen a los objetos vida animada.
Todas estas limitaciones del pensamiento infantil pueden convertirse en pun-
tos fuertes de la intervención. Por ejemplo, a la hora de construir un instrumento
se puede personificar el resultado, dibujándole ojos y boca y sirviendo como pro-
yección de numerosos aspectos emocionales.
Las actividades que se pueden realizar en esta etapa son muy interesantes,
pues incluyen incluso el juego simbólico del “como si”. Por lo tanto, se pueden
proponer actividades del tipo: “Vamos a tocar como si…”.
Aunque el niño todavía se relacione desde el egocentrismo con el medio, por
lo que los primeros momentos de exploración del instrumento se hallará inmis-
cuido en sí mismo y no en la relación con los demás, pueden establecerse interac-
ciones musicales.
Por todo esto, es importante ofrecer al comienzo un espacio en el que se pue-
da explorar el instrumento sin atender a otros aspectos.
El musicoterapeuta puede proporcionar al niño los diferentes instrumentos o
puede proponer algunas actividades semiestructuradas que faciliten que éste ex-
plore el objeto.
Como ya se ha expresado, el niño ya es capaz de desarrollar un pensamiento
simbólico, por lo cual se pueden llevar a cabo juegos que se basen en él.
Al igual que la canción infantil, el juego puede introducir aspectos que por lo
general atraen la atención de los niños.
Por ejemplo, en una actividad para favorecer la autorregulación en la que los
menores deben aprender a medir la intensidad con la que tocan, se les pide:
76
Áreas de aplicación en musicoterapia
Abarca aproximadamente desde los siete hasta los once años de edad. El me-
nor es capaz de utilizar los símbolos de fases anteriores de una forma lógica.
En este momento, el niño posee nuevas capacidades mentales y puede, por
ejemplo, realizar operaciones matemáticas y establecer jerarquías y categorías
para clasificar objetos. Esto permite que se lleven a cabo muchas actividades,
siendo el nivel de reflexión en estas edades mucho mayor y permitiendo un tipo
de trabajo más profundo.
Además se muestran más sociables, saliendo un poco de su egocentrismo, que
se hará notar en las improvisaciones musicales y en su forma de relacionarse con
la música, porque el nivel de escucha será mayor, así como el deseo de establecer
interacciones musicales de forma más consciente.
Es una etapa que se desarrolla desde los once hasta los quince años aproxima-
damente en la que los niños aprenden a desarrollar pensamientos que traspasan la
realidad concreta.
El niño sería capaz, por lo tanto, de entender una metáfora literaria, es decir,
tendrá un nivel más alto de abstracción, lo que será muy importante en el trabajo
de musicoterapia. Se usa aquí el pensamiento deductivo e inductivo.
Las actividades en este caso pueden incluir dinámicas en las que el lenguaje
simbólico tenga una gran importancia, y se podrán usar diferentes tipos de repre-
sentación.
En este punto, la musicoterapia puede alcanzar su máximo esplendor como re-
flejo abstracto del mundo emocional y la conciencia de cada persona sobre ello.
Puede aplicarse el mismo tipo de actividades que en etapas anteriores, pero pro-
bablemente la capacidad del sujeto para razonar sobre lo ocurrido genere muchas
líneas de trabajo a posteriori.
77
Introducción a la musicoterapia
Para estimular musicalmente a niños hasta tres o cuatro años de edad (antes
de desarrollar el lenguaje por completo), se pueden considerar algunos de los
siguientes aspectos:
I) La canción infantil
Las canciones para niños reúnen una serie de características que les dotan de
ese carácter infantil:
78
Áreas de aplicación en musicoterapia
plo, si se habla sobre las partes del cuerpo será necesario ir señalándolas
una a una.
Así pues, la canción infantil cumple una serie de cometidos muy importantes
en la sociedad, y tradicionalmente se han transmitido de forma intergeneracional.
En ocasiones es a los profesionales de educación a quienes les corresponde esta
labor, mientras que en otros casos son los padres los que se encargan, realizándola
muchas veces sin ser conscientes de la funcionalidad de estas enseñanzas.
79
3
Herramientas y técnicas
en musicoterapia
81
Introducción a la musicoterapia
82
Herramientas y técnicas en musicoterapia
En el caso de trabajar con personas adultas que quizá sintieran algo infantil
esta forma de saludo, se puede utilizar una música que se reproduzca siempre al
comienzo de la sesión.
Este ritual tendría el objetivo de generar en cada participante el estado emo-
cional adecuado para participar en las sesiones; unos minutos de reflexión que
facilitarán que las personas adquieran la actitud y predisposición necesaria para
adentrarse en la intervención de musicoterapia.
Una opción es poner la música a la vez que los participantes van llegando y
sentándose y otra posibilidad es hacerlo cuando ya están acomodados y, por tanto,
toda la atención recae en la escucha.
3.1.2. La improvisación
A) La libre improvisación
83
Introducción a la musicoterapia
B) La improvisación semiestructurada
84
Herramientas y técnicas en musicoterapia
venir desde lo verbal, limitando de alguna manera algún aspecto de las improvi-
saciones (instrucciones sobre el instrumento a elegir, ritmo, etc.), también puede
venir impuesto de alguna forma desde el contexto musical (por ejemplo, esta-
bleciendo un ritmo fuerte y marcado o incluso dirigiendo de alguna manera
durante la improvisación los turnos).
Es muy útil especialmente en casos en los que se valora necesario que los ro-
les sean manejados de forma funcional desde el rol del musicoterapeuta, o cuando
se desea conceder mayor o menor protagonismo a alguno de los componentes del
grupo.
C) La improvisación estructurada
85
Introducción a la musicoterapia
Mediante una división de los componentes del grupo, bien atendiendo a las
características del instrumento elegido (viento, percusión, cuerda) o bien aten-
diendo a cualquier otra clasificación que se considere oportuna, el tiempo de
acompañamiento será distribuido según dichos factores.
Así pues, en algunos momentos que pueden venir determinados por la música
o por el musicoterapeuta, uno de los subgrupos musicales será el encargado de
acompañar la música, mientras que en otros casos será otro grupo diferente.
86
Herramientas y técnicas en musicoterapia
ADULTA 25 “Bittersweet”
(título) años
Tranquilidad (Spencer Schmidt)
Existen pocas culturas que no hagan uso de instrumentos musicales, pero no existe
ninguna cultura sin canciones (Myskja, 1999).
En la práctica clínica de musicoterapia, la técnica de escribir canciones es un
método para hacer que los clientes expresen pensamientos y sentimientos, que puede
ser utilizado de muchas formas y en múltiples contextos de naturalezas diferentes.
Wigram y Baker, que se han interesado por el uso de esta técnica a nivel mun-
dial, la describen de la siguiente manera:
87
Introducción a la musicoterapia
88
Herramientas y técnicas en musicoterapia
3.1.9. Relajación
Esta técnica estaría clasificada como pasiva, a diferencia de las descritas hasta
ahora. Parece clara la utilidad de la música como potenciador de los efectos de
una relajación clásica. No obstante, para que la música seleccionada tenga esta
función es necesario que mantenga unos requisitos que tienen que ver con sus
características intrínsecas como el tempo o la armonía, y otros referentes a las
preferencias e intereses del cliente o clientes a quienes va dirigida.
Este método fue diseñado por Bonny (1970) e incorpora música e imaginería
mental. Mediante este método se pueden trabajar los miedos, ansiedades o pen-
samientos negativos. La imaginería mental fue definida por Hardy y Jones (1994,
p. 67) como:
89
Introducción a la musicoterapia
Así pues, la introducción de música en esta desarrollada técnica supuso una no-
vedosa aportación.
Es un método por el cual las personas experimentan imágenes y emociones
mientras se hallan en un estado de relajación profunda y escuchando música clá-
sica seleccionada específicamente para esta tarea. El terapeuta va guiando este
proceso, y la persona que experimenta estas sensaciones va informándole de sus
sensaciones.
En la definición queda reflejado que la experiencia sensorial puede ocurrir de
cualquier modo sensorial. Esto es porque las imágenes utilizadas pueden ser presen-
tadas de diversas formas; visualmente o kinestésicamente (se siente en el cuerpo,
como por ejemplo cargar un peso pesado), auditivamente u olfativamente. A partir
de esas imágenes el terapeuta puede extraer temáticas sobre las que profundizar
estableciendo asociaciones.
La base neurológica de la eficacia de esta técnica se encuentra en el sistema
límbico; la IGM reúne la percepción de la música, la producción de las imágenes y
las emociones sensoriales (Goldberg, 1989).
El sistema límbico en el cerebro medio es el encargado de interpretar y sentir
las emociones. Todas las conexiones provenientes de los sentidos auditivo, visual,
kinestésico y gustativo establecen una unión sináptica con el tálamo, estructura
neuronal desde la cual se envían los impulsos nerviosos a la corteza y al hipotálamo
(responsable en la gestión de algunas emociones).
Al utilizar el método de imagen guiada junto con música, se propicia que el sis-
tema límbico trabaje para integrar la experiencia auditiva originada con la música,
que se procesa en el tálamo y se une al procesamiento de otros aspectos sensoriales.
El tálamo envía información al hipotálamo influyendo en el importante papel que
éste desempeña en la expresión y manejo emocional.
Así pues, en resumen, este método integra el sistema límbico del cerebro.
Una actividad tan sencilla como escuchar música puede tener su validez dentro de
un proceso terapéutico.
En el trabajo grupal, pedirle a cada participante que comparta con el grupo una
canción puede ser una forma de expresión y el hecho de que se escuche la música
propuesta por uno de los miembros es una forma de aceptación.
En otras ocasiones, la música puede ser elegida por el terapeuta con un objetivo
específico, como generar diferentes reacciones, compartir opiniones o promover y
cambiar estados de ánimo concretos.
90
Herramientas y técnicas en musicoterapia
3.1.12. Vibroacústica
3.2. Setting
91
Introducción a la musicoterapia
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Herramientas y técnicas en musicoterapia
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Introducción a la musicoterapia
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Introducción a la musicoterapia
94
Herramientas y técnicas en musicoterapia
3.4. Actividades
95
Herramientas y técnicas en musicoterapia
Tomando como base el clásico juego de las tinieblas, tan divertido para los meno-
res, se plantea una actividad para agudizar el sentido del oído sobre la vista.
Cada participante elige uno o varios instrumentos y se realiza una improvisa-
ción a oscuras.
La atención está así concentrada en los estímulos musicales, resultando además
desconocido incluso el percutor de los mismos, lo cual da lugar a interesantes y
novedosas interacciones.
En caso de existir conflictos interrelacionales en el grupo, esta actividad puede
constituir una oportunidad de trabajarlos, puesto que al no saber quién propone
ideas musicales o no recordar bien qué instrumento ha elegido cada uno, pueden
desarrollarse diálogos musicales que de otra forma no tendrían lugar.
Es recomendable grabar en audio estas improvisaciones, pues podría resultar un
material muy útil para trabajar determinados aspectos a posteriori.
97
Introducción a la musicoterapia
3.4.5. La orquesta
Esta actividad se puede definir como un acompañamiento musical por grupos
dirigido por la música.
Se selecciona una canción en la que sea posible diferenciar dos o tres partes.
Por ejemplo, el estribillo o, en caso de ser un dúo, el momento en que canta uno u
otro, la intensidad de la música, o una simple directriz del musicoterapeuta.
Se divide el grupo atendiendo a las familias instrumentales que ha selecciona-
do cada participante (viento, percusión, instrumentos melódicos) o atendiendo a
otros criterios que se consideren, y a cada equipo se le da una consigna que esta-
blezca el momento en el que deben tocar. Así, acompañarán la música por turnos,
aunque siempre de forma grupal, con el equipo formado.
De forma simplista podría ejemplificarse este estilo de acompañamiento con la
canción popular “el patio de mi casa”. Partiendo de esta canción que se reproduce
en audio en la sesión y es conocida por todos, se le dice a cada equipo cuándo debe
tocar. Al conocer la canción es fácil para ellos detectar qué parte es la que les co-
rresponde. Los instrumentos en este caso pueden dividirse por orden de intensidad y
timbre. Por un lado, los triángulos y crótalos, en un segundo grupo las maracas,
cajas chinas o claves y un tercer grupo para instrumentos más potentes como el
bombo, los timbales o el pandero.
La primera parte de la canción “el patio de mi casa es particular” podría co-
rresponder a los triángulos y crótalos. A continuación, con la frase “cuando llueve
te mojas como los demás”, podría ofrecerse entrada a las cajas chinas, maracas y
claves, dejando la parte de ritmo más marcado de la canción (“agáchate y vuélvete
a agachar, que las agachaditas no saben bailar”) para los instrumentos más po-
tentes.
Dado que la secuencia se repite varias veces, los equipos van aprendiendo
cuándo deben tocar y cuándo permanecer en silencio. Se trabajan también capaci-
dades como la atención y la concentración.
Existen diferentes opciones para esta dinámica; se pueden ir añadiendo ins-
trumentos conforme avanza la canción o simplemente tocar respetando los turnos
de cada grupo.
No obstante, las posibilidades de plantear esta actividad son múltiples y todas
ellas igualmente válidas.
3.4.6. La marioneta
Nuevamente se produce un intercambio de roles en esta actividad. Colocados en
parejas se van a repartir los papeles; uno será la marioneta del otro, que se encar-
gará de dirigir su mano para que éste haga sonar un instrumento. Al finalizar la
música se invertirán las funciones.
98
Herramientas y técnicas en musicoterapia
99
Introducción a la musicoterapia
3.4.8. El gritón
Es una sencilla actividad dirigida a repartir los roles de manera determinada en el
grupo, de forma que el rol de líder, y que más fuertemente se escucha, va rotando
entre los participantes.
El instrumento más potente que haya, generalmente suele ser un bombo, plati-
llos o el piano, pasa de una persona a otra por turnos que pueden ser dirigidos por el
musicoterapeuta o por ellos mismos, pasando el instrumento a un compañero, una
vez concluye su interpretación.
Mucha gente se muestra incómoda en el momento de tocar o incluso tratan de
evitar la gran sonoridad del instrumento tocando en una intensidad muy baja. Todo
esto resulta significativo y puede ser usado de cara a una intervención.
3.4.10. Musicalizando
Esta actividad consiste en poner música a los movimientos. Uno de los participantes
o el mismo terapeuta se prepara a tocar un instrumento, mientras otra persona realiza
diferentes movimientos libremente. El encargado del instrumento deberá poner mú-
sica a cada uno de estos movimientos según van sucediéndose en el tiempo.
Por ejemplo, si la persona anda pesadamente, podrán darse golpes fuertes y
lentos, mientras que si la persona corretea por la sala los movimientos podrán
musicalizarse con pequeños golpes agudos.
No existen pautas fijas para realizar esta dinámica; cada uno de los miembros
elegirá la mejor forma de dar música a los movimientos sin emitir después juicios
de valor al respecto.
La persona “musicalizada” tampoco ha recibido ninguna pauta sobre cómo
moverse o qué hacer.
100
Herramientas y técnicas en musicoterapia
101
Introducción a la musicoterapia
102
Herramientas y técnicas en musicoterapia
Aportar un feedback musical a un grupo, ante una sesión o ante un proceso tera-
péutico requiere realizar internamente un proceso de síntesis, de explorar los sen-
timientos propios y de ponerse en el lugar del que escucha y recibe el mensaje.
También puede utilizarse esta técnica para recoger sensaciones o emociones
al final de una sesión o cierre de intervención.
Así, cada técnica puede tener distintas utilidades según el momento en que
sea utilizada.
El cuadro 3.2 muestra algunas de las funciones que puede cumplir cada acti-
vidad mencionada.
103
4
Guía para llevar a cabo
un programa de musicoterapia
105
Introducción a la musicoterapia
punto, se abre el camino hacia un largo debate sobre la objetividad de las necesi-
dades humanas si se dejan a un lado las necesidades fisiológicas básicas, pues lo
que para algunas sociedades, culturas o instituciones constituye una necesidad
prioritaria, para otras ni siquiera se contempla como tal. No obstante, no se pro-
fundizará al respecto, pero es esencial ser consciente de ello.
A pesar de estas dificultades conceptuales, se podría establecer una diferen-
ciación entre dos tipologías de necesidades, que pueden ser observables según el
tipo de intervención realizada.
Individuales Sociales
Psicológicas Sentimiento
Cognitivas pertenencia
Necesidades
Emocionales Empatía
humanas
Motivacionales Escucha
Físicas Aceptación
… …
106
Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
Figura 4.2. Clasificación de las necesidades del ser humano (Maslow, 1943).
107
Introducción a la musicoterapia
Una vez conocidas y definidas las necesidades del cliente o clientes es necesario
realizar una segunda valoración, en este caso sobre la viabilidad de dar respuesta
a dichas necesidades mediante el uso de la musicoterapia.
Considerando un contexto interdisciplinar, en el que cada profesional se en-
carga de un área de la intervención, el rol del musicoterapeuta debe ser replantea-
do. ¿En qué modo puede contribuir al tratamiento y desde qué área?
Esta valoración moviliza varios elementos interrelacionados: formación previa
y habilidades del musicoterapeuta, nivel estimado de aportación potencial de la
musicoterapia al tratamiento y estado de la intervención y profesionales implicados.
En algunas ocasiones se puede valorar como inadecuado el momento de plan-
tear la introducción de musicoterapia por diferentes razones, o quizá, aunque no
se conoce en la actualidad problemática que no admita este tipo de intervención
de algún modo, contraindicado por algunas características individuales específi-
cas del cliente o colectivo.
En otros casos quizá ya exista un alto número de profesionales involucrado y
se valora excesivo introducir una nueva línea que requiera más esfuerzos de la
persona que va a recibir la ayuda (de asistencia, vincularse con más profesionales
de referencia…).
Estas causas son ajenas a las características intrínsecas de la musicoterapia, pero
en algún caso también se podría considerar que ésta no es la herramienta idónea
para determinado cliente, por ejemplo, una persona que rechace por completo tera-
pias creativas o innovadoras por razones de rigidez mental y estar poco receptiva a
lo novedoso, o considerar que se avanzaría más rápido utilizando otro tipo de he-
rramientas.
108
Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
relación directa con las necesidades detectadas, si bien puede que no aborden
todas ellas por diversas razones.
Por un lado, podría no considerarse viable el abordaje de algunas necesidades
mediante la musicoterapia, o quizá se valore más eficaz que algunas sean trabaja-
das desde otro ámbito profesional (educativo, psicológico, psiquiátrico) de forma
que no se solapen las actuaciones.
Por lo tanto, a la hora de elaborar los objetivos, uno de los principales puntos
que hay que considerar es el papel de la musicoterapia en el contexto en que se
produce la intervención; si no hay otras disciplinas intervinientes y si ésta tiene un
rol principal, o si por el contrario actúa como refuerzo y potenciador paralelo de
otra intervención.
Otro punto importante que se ha de valorar es el tiempo estimado del proceso
terapéutico, al cual deberán ajustarse los objetivos fijados.
Para poder elegir adecuadamente las técnicas que se utilizarán es necesario reali-
zar un ejercicio para prever y pronosticar la idoneidad de las mismas para cada
cliente, aun teniendo en cuenta que nunca se puede garantizar con certeza el modo
en que se desarrollarán los acontecimientos.
No obstante, el nivel de estructuración de las actividades, por ejemplo, o la di-
rectividad del terapeuta durante la sesión son dos aspectos de gran relevancia a la
hora de plantear una intervención a priori.
Son numerosos los factores que intervienen en esta decisión, entre los que se
encuentran el nivel de abstracción del cliente, su capacidad de concentración y
atención, su grado de contención emocional y, por supuesto, los objetivos estable-
cidos en un primer momento.
Dado que la intervención es un proceso en evolución constante, las técnicas
también irán variando en función del mismo.
La flexibilidad del terapeuta es indispensable para poder adaptarse a cada
momento; en ocasiones se dan acontecimientos en la sesión que requieren un
cambio radical en la línea de actuación establecida, no suponiendo dicho cambio
una pérdida de rigor en la sistematicidad.
109
Introducción a la musicoterapia
uso de la música en sus diferentes formas, sin dejar nunca de revaluar la situación
y valorar de forma constante.
Dado que una base fundamental de la intervención en musicoterapia es la
creatividad, el terapeuta debe ser flexible y saber adaptarse en cada momento a las
exigencias del proceso.
Aunque no siempre es posible por problemas técnicos más relacionados con
permisos institucionales que con la intervención propiamente dicha, es recomen-
dable grabar, ya sea en vídeo o en audio, las producciones musicales que suceden
durante la sesión, pues esa información puede ser muy útil a posteriori y su re-
cuerdo a veces es algo difuso.
Si esto no fuera posible, es esencial llevar algún tipo de registro sobre el desa-
rrollo de cada sesión que permita realizar un seguimiento en el tiempo y evitar
perder por completo la objetividad.
Musicoterapia
?
N E C E S I D A D E S
?
Objetivos
Técnicas
Figura 4.3. Pasos en el diseño de un programa de musicoterapia.
4.1.7. Revaluación
A pesar del gran esfuerzo realizado en un principio para analizar las necesidades
y establecer unos objetivos adecuados, la tarea analítica no concluye en esa fase.
El proceso terapéutico debe ser constantemente revaluado; revisar si se están
logrando los objetivos, si los métodos utilizados son los más adecuados o si la
línea de intervención establecida ofrece buenos resultados.
Es frecuente encontrar nuevas necesidades u objetivos diferentes a los plan-
teados inicialmente ya entrado el proceso, obligando al terapeuta a introducir un
cambio direccional en el desarrollo terapéutico.
110
Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
Detectar
necesidades
Establecer
Revaluar
objetivos
Aplicar Seleccionar
técnicas técnicas
111
Introducción a la musicoterapia
Dada la intencionalidad de que este texto pueda ser útil para distintas áreas profe-
sionales, se ha seleccionado el ámbito recreativo para ofrecer una perspectiva fuera
de la clínica que aumente la aplicabilidad de las técnicas en cualquier otra área.
Las edades en las que se puede desarrollar un programa de ocio y tiempo libre
que incluya musicoterapia son variadas. Lo que sí es más probable, sin embargo,
es que la intervención se realice de forma grupal, exceptuando algún caso concre-
to en que se valore la necesidad de aportar a una persona de forma individual
experiencias positivas de ocio.
A pesar de que la finalidad de un programa de este tipo es meramente recrea-
tiva, no por eso hay que tener menos en cuenta las características del colectivo
con el que se trabaja.
Si bien elaborar un programa de ocio puede no requerir un alto nivel de com-
plejidad, existen consideraciones que no deben dejarse a un lado y que van en la
línea de prevenir la posible aparición de algunos problemas.
Uno de los aspectos que se ha de contemplar es conocer las características del
colectivo a fondo, a la hora de diseñar actividades adecuadas al mismo.
Así pues, los primeros pasos del programa son también coincidentes con los
pasos de cualquier otra intervención; la detección de necesidades y valoración de
si desde el hipotético programa de ocio propuesto se puede contribuir a mejorar
dichas necesidades, sea en mayor o menor medida, y entendiendo que hay distin-
tas maneras de realizar una aportación desde esta área.
Generalmente, en este tipo de programas el grupo no se puede seleccionar, a
diferencia de lo que sucede en otros contextos, como el educativo, donde una
vez conocido el grupo extenso se pueden establecer subgrupos. De hecho, en
muchos casos sucede justo lo contrario, que el grupo ni siquiera es conocido por
el terapeuta antes de comenzar a desarrollar el programa diseñado, lo cual en
ocasiones puede suponer un hándicap.
Las necesidades de las personas que acuden a un programa de ocio son variables,
dada la heterogeneidad de los grupos. A pesar de ello, sí existe una necesidad
común a todas esas personas que es la de encontrar un lugar en el que sentirse
cómodos, un espacio que dé cabida a dicha heterogeneidad.
112
Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
Por otro lado, como su propio nombre indica, entre las necesidades de los par-
ticipantes se halla el ocio, con todas las ventajas que supone para el estado de
bienestar, y considerando que se trata de un programa de musicoterapia cabría
esperar que las personas que acudan buscaran el disfrute por medio de la música.
4.2.3. Objetivos
113
Introducción a la musicoterapia
A) Explosiones emocionales
B) La exclusión
114
Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
C) Participantes agresivos
115
Introducción a la musicoterapia
D) Discusiones
Una persona del grupo acusa a otro: “Es que nunca dejas hablar a nadie,
sólo hablas y no escuchas”. El participante acusado replica: “Tú siempre me in-
terrumpes”.
Además de recordar que el grupo no es un lugar para realizar ese tipo de críti-
cas, el problema debe ser recogido y elaborado de alguna manera. Una buena op-
ción en la que se recoge y contienen este tipo de situaciones, es cambiar el “idio-
ma” y pasar a utilizar el idioma musical: “Ahora trata de tocar cómo te sientes ante
esta situación”, y decir a la persona que ha sufrido la acusación: “Ahora trata de
expresar musicalmente cómo te has sentido cuando has recibido esta crítica”.
Por otro lado, dirigiéndose al grupo el musicoterapeuta puede decir: “Toca-
mos todos juntos en función de los sentimientos que ha generado esta pequeña
discusión”. De esta forma se hace con el control de la situación, normalizando lo
ocurrido como algo que sucede cotidianamente en las relaciones interpersonales y
poniendo más énfasis en las emociones (cómo nos sentimos) que en los hechos
(qué hace el otro mal).
Si se valorara la existencia de un problema real de estas características, por el
que un miembro del grupo acaparase todo el protagonismo sin dejar que otros se
expresen, o viceversa, la forma de manejar el problema sería muy distinta.
116
Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
117
Introducción a la musicoterapia
Adaptar las expectativas de los participantes a los objetivos del programa contri-
buirá a llevarlo a cabo con éxito.
Dado que para llevar a cabo un programa de este tipo se parte desde de un área
académica, los espacios del trabajo de musicoterapia pertenecientes al colegio están
asociados a esta concepción, por lo que es importante definir y delimitar específi-
camente el área de musicoterapia, tanto espacialmente como a nivel de objetivos y
metas planteados. No resulta del todo raro por este motivo, que con frecuencia se
confunda el programa de musicoterapia con clases regladas de música, que, aunque
bien pueden ser utilizadas como enseñanza terapéutica en un momento dado, siem-
pre mantendrán diferencias básicas en sus fundamentos con la musicoterapia. Ade-
más ambos conceptos tendrán un objetivo final bien distinto, que irá en el caso de
musicoterapia más allá de la mera adquisición de conocimientos musicales.
Como ya se ha expuesto en capítulos anteriores, los objetivos pueden estar di-
rectamente relacionados con los académicos, buscando potenciar sus resultados o,
por el contrario, pueden mantener una relación cordial con los mismos, en la que
se aprovecha un espacio tan básico y fundamental como es la escuela para traba-
jar aspectos de adaptación al entorno, relativos a la comunicación o a la interac-
ción con los iguales o profesores.
4.3.2. Necesidades
118
Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
Bullying.
Abandono emocional.
Retrasos en el desarrollo.
Otras patologías (trastornos psiquiátricos infantiles, dificultades familia-
res, situaciones de desventaja social…).
4.3.3. Objetivos
A pesar de que las problemáticas que pueden hallarse dentro del ámbito escolar
son múltiples y variadas, es importante cerciorarse de que el motivo de interven-
ción pueda englobarse dentro de este campo. De la misma forma que un orienta-
dor escolar no accede al tratamiento de determinadas problemáticas consideradas
más pertenecientes al terreno psicológico, psiquiátrico o emocional, el musicote-
rapeuta que desarrolle su labor en la escuela debe tener claros los límites de su
trabajo, es decir, hasta dónde puede abarcar desde su posición.
El punto fuerte de trabajar desde la escuela es que ésta constituye un pilar
fundamental en la socialización, mientras que la mayor desventaja de adoptar este
encuadre de intervención reside también en este hecho, imponiendo limitaciones
al tener ésta una función tan claramente definida.
Familia
Centro de
Amigos
salud
Escuela
Comunidad Servicios
vecinal sociales
119
Introducción a la musicoterapia
A) Maltrato infantil
120
Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
apego, hay que considerar que las carencias emocionales que presentan por haber
sido privados de aspectos segurizantes básicos van a condicionar por completo las
futuras formas de interrelación que se establezcan, por lo que cuidar desde lo
simbólico estos puntos es fundamental.
Una vez detectada la problemática y adoptadas las medidas de protección per-
tinentes, los objetivos estarán relacionados con proporcionar a los menores un
espacio propio de expresión. Es necesario ofrecerles un ambiente seguro y estable
que contrarreste los efectos de la inseguridad que les ha rodeado, que mejore la
adaptación en el ámbito escolar de estos menores y que promueva emociones de
bienestar, lo que podría hacerse desde la musicoterapia.
Por otro lado, si se están produciendo procesos de cambios (cambios de tutela,
residencia, etc.) y no existe un apoyo fuera de la escuela desde servicios sociales
o servicios especializados, desde esta área de musicoterapia se puede realizar una
labor de acompañamiento que favorezca la asimilación de las emociones, de gran
intensidad, que experimentan.
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Introducción a la musicoterapia
C) Bullying
Al trabajar desde el ámbito del colegio es relativamente habitual topar con si-
tuaciones de acoso escolar: víctimas y agresores encerrados en su rol que perpe-
túan círculos interaccionales viciosos que perjudican a ambos, aunque especial-
mente a la víctima.
El menor que sufre este tipo de acoso con frecuencia presenta baja autoesti-
ma, inseguridad y miedo, además de dificultades de relación con sus iguales.
La musicoterapia puede contribuir al proceso de empoderamiento fomentando
la expresión emocional y autoaceptación.
La música como una forma de arte implica en sí misma que el autor se mues-
tre, esto es, dicha autoaceptación es inherente en el momento de la expresión ar-
tística. Por lo tanto, actividades dirigidas a aumentar la creatividad y a mejorar la
capacidad de exteriorizar sus sentimientos y la expresión de su persona pueden
ser idóneas para este perfil.
Si se trabaja con el grupo en el que se está dando la situación de violencia, se
pueden realizar cambios en la jerarquía de roles y eliminar las agresiones fomen-
tando un clima de respeto.
Además, una vez que el problema se ha abordado o resuelto desde la protec-
ción del menor agredido, se pueden llevar a cabo intervenciones de diversos mo-
dos, se propone aquí el trabajo individual en un primer momento, para trabajar los
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Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
D) Abandono emocional
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Introducción a la musicoterapia
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Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
Algunas manifestaciones que pueden aportar pistas que indiquen que el menor
puede presentar algún tipo de trastorno serían las siguientes:
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Introducción a la musicoterapia
4.4.1. Necesidades
Las necesidades para el trabajo clínico en musicoterapia pueden ser muy distintas,
y situarse en diferentes niveles respecto a la emoción; desde aspectos emocionales
internos hasta temas más relacionados con la conducta.
4.4.2. Objetivos
Los objetivos deben ser siempre coherentes con las necesidades planteadas y rea-
lizar una adecuada valoración de si éstos pueden abordarse mediante el uso de
musicoterapia.
En clínica resulta especialmente importante establecer una correcta distinción
entre las intervenciones en las que la musicoterapia ocupa el rol principal y aque-
llas a las que complementa, pues los objetivos serán sustancialmente diferentes en
una y en otra, no repercutiendo esta clasificación para la calificación de la inter-
vención como más o menos relevante.
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Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
A) Modificación de conducta
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Introducción a la musicoterapia
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Guía para llevar a cabo un programa de musicoterapia
una consideración simbólica de cada elemento musical, desde el setting hasta los
instrumentos elegidos y el mensaje transmitido. Este manejo de la información
musical resulta muy enriquecedor.
El campo de las necesidades emocionales puede ser muy heterogéneo, pero
éstas se pondrán de manifiesto proyectándose en la música y originando significa-
tivas interacciones, secuencias musicales y composiciones.
Los objetivos en este tipo de intervención estarán vinculados de alguna mane-
ra con el mundo emocional de las personas. Así, pueden ir desde la identificación
y manejo emocional (dificultades para manejar la ansiedad, fobias, trauma, etc.)
hasta el trabajo de problemas en el vínculo de apego.
Se pueden realizar todo tipo de actividades aunque las menos estructuradas
aportarán mayor cantidad de información.
El musicoterapeuta adquiere un papel fundamental en este tipo de interven-
ciones. La forma de relacionarse desde lo musical con el cliente o clientes será
determinante en el proceso terapéutico; éstos podrían proyectar en dicha interac-
ción aspectos de su mundo emocional más profundo.
La actuación del musicoterapeuta dependerá siempre de los objetivos plantea-
dos, por lo que debe existir coherencia entre éstos y lo que se está haciendo.
Ésta constituye una de las partes más interesantes de musicoterapia, en la que
la música se convierte en vehículo que transporta información emocional.
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5
Descripción de casos
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Introducción a la musicoterapia
disfrute, pero a petición del grupo se redujo el punto de mira para centrarse exclu-
sivamente en musicoterapia.
Hallándose en la base del trabajo el instinto creador, la flexibilidad para adap-
tarse a las exigencias o preferencias del grupo será una cualidad coherente con el
desarrollo dinámico del procedimiento. Así el colectivo y su evolución a lo largo
del taller fueron guiando el camino desde el gran ámbito de la arteterapia hasta el
corazón de la musicoterapia (respondían mejor a unas dinámicas que a otras, ver-
balizaban sus preferencias por algunas actividades).
A pesar de que en este caso el contexto es puramente recreativo, pueden apa-
recer algunas dificultades, como ya se expuso en el capítulo anterior. Así pues,
incluso en estos casos en los que no se vislumbran objetivos más allá del ocio,
lejos siquiera de contemplar cualquier objetivo terapéutico, también es posible
que surjan aspectos emocionales que es necesario contener, pues el espacio no ha
sido diseñado para ese fin. Por lo tanto, es importante definir y contextualizar
correctamente, para no generar situaciones que no deberían producirse, o al me-
nos potenciarse desde él.
La dificultad de este aspecto reside, no tanto en la actividad planteada, sino en
el enfoque que se adopta para manejar al grupo y los hechos que suceden durante
la misma.
En uno de estos grupos surgieron experiencias muy interesantes a este respec-
to; las libres improvisaciones fueron motivo de diversión, risas y momentos com-
partidos entre jóvenes de entre dieciséis y treinta y cinco años, que interactuaban
de un modo positivo, cada uno libre desde su propia emocionalidad y forma de
expresión. Sin embargo, al terminar una de las improvisaciones, ocurrió un pe-
queño incidente relacionado con esta dificultad recién mencionada.
Diana, una mujer de treinta y cinco años comienza a llorar. Expresa que, de
alguna manera, la música le ha removido, ya que está muy sensible pues acaba
de divorciarse. Es evidente que aquel no era el lugar adecuado para exponer un
tema de esas características, y algunos de los participantes comenzaron a inco-
modarse. Otros por el contrario, aprovecharon esta puerta que acababa de abrir-
se para intentar contar su propia historia.
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Descripción de casos
Es normal estar triste cuando ocurre algo así; la música puede conectarnos
con determinados aspectos, lo que nos genera reacciones emocionales. En otro
espacio más terapéutico esto resultaría realmente interesante y podríamos inda-
gar más a fondo. Dado que aquí no podemos encontrar la intimidad que cual-
quier persona requiere para abordar un tema tan complejo, vamos a realizar un
dibujo…
Diana, más calmada, dividió el folio en dos partes, una con colores llama-
tivos y otra con colores más oscuros, según ella simbolizando las ganas que ha-
bía sentido de conectarse con otros y divertirse y, por otro lado, su propia tris-
teza que le impedía hacerlo (figura 5.1).
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Introducción a la musicoterapia
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Descripción de casos
A) El caso de Julio
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Introducción a la musicoterapia
A pesar de emitir esta dura crítica, Julio accedió a acudir a una segunda se-
sión. Reforzando su asistencia se le agradece su presencia concediéndole la
oportunidad de elegir él la canción que se va utilizar en esta sesión. Julio se
niega en un principio a adoptar este rol protagonista, pero al final cede a la pre-
sión del grupo, que le anima a aceptar. La canción elegida es muy folclórica:
una “montañesa” de Cantabria.
Tan pronto como comienza a sonar, una voz grave bien entonada se alza
sobre el acompañamiento instrumental del grupo; Julio ya ha adquirido su pa-
pel y ha elegido su instrumento, su voz.
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Descripción de casos
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Introducción a la musicoterapia
A) El caso de María
Veo veo,
¿Qué ves?
Una cosita
Y, ¿qué cosita es?
Empieza por la “(letra)”
Qué será, qué será, qué será
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Descripción de casos
B) El caso de Ainhoa
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Introducción a la musicoterapia
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Descripción de casos
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Introducción a la musicoterapia
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Descripción de casos
Tras la escucha de una alegre canción brasileña, Betty de seis años se gira
sorprendida hacia Davi y pregunta: “¿Y cómo has aprendido a cantar en caste-
llano?”.
Así, los niños parecen tomar conciencia del esfuerzo de su compañero, que
ha tenido que aprender un nuevo idioma para relacionarse con ellos.
Olga tiene trece años, ha sufrido abusos por parte de su padre desde los tres
hasta los ocho, momento en el que la madre lo descubrió, interponiendo una
denuncia y atravesando el proceso judicial correspondiente. Además, desde su
llegada al instituto Olga ha sido el blanco de las burlas y agresiones de sus
compañeros, lo que ha dificultado aún más su recuperación. Su forma de rela-
cionarse con sus compañeros tampoco es adecuada; establece conductas sexua-
lizadas, sobre todo a través de las redes sociales, lo que perpetúa la actitud
agresiva de sus compañeros.
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Introducción a la musicoterapia
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Descripción de casos
Dentro del ámbito clínico existen numerosas patologías y necesidades que pueden
ser abordadas mediante el uso de la musicoterapia. Se han escogido algunas de
ellas como muestra de una intervención de estas características, diferentes entre sí
pero igualmente apasionantes, las cuales no deben ser examinadas con carácter
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Introducción a la musicoterapia
146
Descripción de casos
la primera toma de contacto con los instrumentos. Se les alienta a probarlos uno
a uno, familiarizándose con sus sonidos y se llevan a cabo algunas actividades
dirigidas a este fin.
Posteriormente, se insta a cada participante a elegir un instrumento para to-
car de forma conjunta, situándose la musicoterapeuta en el piano.
La propia elección del instrumento y la forma en que se selecciona pueden
ser en sí mismas significativas.
Isabel lentamente se inclina hacia una maraca que había quedado justo a su
lado. Lo hace sin moverse apenas un centímetro del lugar que ocupa. Se obser-
va que es una decisión rápida, pues ni siquiera ha levantado la vista para ins-
peccionar las posibilidades de elección.
Carlos, por el contrario se pone en pie dirigiéndose al otro extremo de la sala
para recoger el gong, previo repaso visual a las distintas opciones ofrecidas.
El resto del grupo conformado por 10 personas que presentan diferentes
diagnósticos se va decantando por diferentes instrumentos, proceso que no será
descrito aquí para facilitar mantener la atención en estos dos ejemplos.
Desde el comienzo de la improvisación el gong se impone seguro, toca con
firmeza haciéndose oír por encima de los demás instrumentos. Realiza una pro-
puesta rítmica que es rescatada y reelaborada por la terapeuta y seguida por el
resto del grupo.
Isabel, con su elección instrumental, adquiere un rol seguidor. Apenas se
escuchan sus producciones sobre las demás.
Transcurren varias sesiones que se desarrollan de manera análoga. Carlos
persigue acérrimamente que se recojan sus propuestas musicales, concediéndo-
le la voz protagonista, hasta el punto de levantar la mirada frunciendo el ceño
cuando se da continuidad a una idea rítmica que provenga de otro participante.
Estas sesiones son grabadas en vídeo, una vez firmados los permisos perti-
nentes, y analizadas en algunos casos con el grupo, que se muestra muy recep-
tivo a esta posibilidad.
Carlos se sorprende de su propio proceder en lo musical cuando se visuali-
za el vídeo. De haber continuado la intervención (Carlos tuvo que abandonar el
grupo por un cambio de residencia), se podría haber abierto una línea de trabajo
basada en estos puntos con él, pues detrás de este afán de protagonismo y de
esta necesidad de ser escuchado constantemente podría hallarse un déficit emo-
cional directamente relacionado con el vínculo, lo cual muestra coherencia con
su problemática.
En el caso de Isabel, pasadas unas semanas del comienzo del proceso tera-
péutico, se le ofreció la opción de cambiar de instrumento y elegir uno con más
voz y mayor intensidad.
Esta sencilla gestión generó en un primer momento sentimientos de inco-
modidad en la mujer durante las improvisaciones, lo que posibilitó a posteriori
que aumentaran su capacidad de introspección con el subsiguiente autoanálisis,
y conocimiento de sus limitaciones relacionadas con el trastorno.
147
Introducción a la musicoterapia
Así pues, en este caso la elección del instrumento resultó ser esencial para el
tratamiento posterior, más incluso, al menos en un inicio, que el estilo al tocar.
A) El caso de Omar
Omar es un menor de seis años que ha sufrido bullying en el ámbito esco-
lar, lo cual ha minado bastante su autoestima.
Cuando se le pide que genere música se muestra reacio a hacerlo, así como
también rechaza otras formas de arte (dibujar, modelar con plastilina o bailar).
Cualquier tipo de expresión de sí mismo constituye un riesgo potencial para él,
por lo que evita dichas prácticas.
Se muestra tímido y retraído, parco en palabras, lo cual crea una barrera
ante cualquier acercamiento.
La intervención en este caso tenía como propósito, entre otros, mejorar la au-
toestima del niño, así como los sentimientos de confianza y seguridad personal.
148
Descripción de casos
Una vez más los minutos transcurrieron en silencio, por lo que sugerí el
nombre de “silencio” para la grabación. Omar, divertido por la idea y por la
nueva situación agregó tímidamente: “Mejor lo llamamos: sshh… silencio”.
Al día siguiente, de la misma forma que en sesiones previas, Omar se pre-
disponía a guardar silencio, pero éste se vio súbitamente interrumpido por un
golpe que el niño se propinó con el codo en la pared al girarse hacia la grabado-
ra, lo cual generó un sonido de gran intensidad que quedó registrado en la gra-
bación escuchada a posteriori. El título elegido por Omar fue: “El ruido”.
El menor comenzó en este instante a encontrar divertida la actividad y soli-
citó repetirla ese mismo día. Desgraciadamente, el tiempo de la sesión se había
agotado, y se vio obligado a esperar a la siguiente cita.
Esta vez, una semana más tarde, Omar dio dos palmadas antes de reprodu-
cir el mismo golpe en la pared y soltar una carcajada. Escuchamos dicha se-
cuencia sonora en la grabación, que fue denominada: “El ruido divertido”.
En este punto de la intervención el proceso ya ha adquirido una direcciona-
lidad y se ha superado la primera fase de vínculo.
Omar fue aumentando los tiempos de su producción sonora, llegando tras
unos meses a generar composiciones de hasta diez minutos empleando percu-
sión corporal, es decir, sonidos realizados con diferentes partes de su cuerpo.
Lo destacable de este caso es que incluso el silencio debe ser evaluado e inter-
pretado como expresión musical, no como fracaso, ya que la música está compuesta
por sonidos y silencios que se organizan en el tiempo de una manera determinada.
Se pone así de relieve la importancia de no establecer juicios de valor en las
producciones musicales de las sesiones de musicoterapia.
Si el objetivo de la intervención con Omar era mejorar su autoestima y se
emite un juicio rechazando su silencio, que en ese momento constituye su pro-
ducción sonora, se estaría contradiciendo el propósito básico y avanzando hacia la
dirección equivocada.
El respeto y aceptación incondicional de este silencio entendido como reflejo
de su mundo interior brindó al niño el marco segurizante y refuerzo necesario
para promover una manera de expresarse diferente, más abierta, superando sus
limitaciones y barreras.
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Introducción a la musicoterapia
Trabajar con víctimas de maltrato y abuso supone entrar en contacto con aspectos
del mundo emocional profundo de las personas, pues el daño reside en niveles tan
internos que en ocasiones resultan inaccesibles desde las palabras.
Basándose en esta premisa, cada vez son más las terapias que optan por inter-
venciones no verbales para abordar el trauma; el EMDR (Eye Movement Desen-
sitization and Reprocessing), la arteterapia, etc.
La emoción derivada de las situaciones traumáticas a veces es de tal intensi-
dad que no es fácil encontrar las palabras adecuadas para expresarse. Esto resulta
especialmente complejo en el caso de los niños que, a menudo embargados por
una emocionalidad intensa y un funcionamiento cognitivo caótico, evitan hacer
referencia a la experiencia, persona o situación objeto del trauma. Estas conductas
de evitación pueden reducirse si el acercamiento a dichas experiencias se hace de
forma no amenazante, es decir, usando un lenguaje no conocido y que no movili-
ce procesos cognitivos tan conscientes en un primer momento.
Generalmente son dos los principios comunes a las diferentes propuestas de in-
tervención para el trauma: el empoderamiento, que puede venir dado a través de la
propia expresión artística, y la reelaboración del recuerdo traumático, para la que se
puede aprovechar la estrecha relación entre música y emoción como una fortaleza.
No obstante, hay autores que defienden la necesidad de incorporar antes o
después el componente verbal para la aceptación y afrontamiento del trauma.
En musicoterapia existe una técnica, ya mencionada, que se ha usado en diferen-
tes contextos de intervención y que resulta especialmente útil en el trabajo del
trauma. Consiste en crear canciones. Se combinarán de esta forma ambos elemen-
tos en una misma intervención: una parte puramente emocional correspondiente a
lo musical y otra parte más verbal referida a las letras de las canciones.
Si bien las aplicaciones de esta técnica pueden ser múltiples y variadas, desde
la experiencia con menores se pone de manifiesto su utilidad para el tratamiento
del trauma.
Englobada dentro de un proceso de intervención más amplio, se ha observado
cómo la creación de canciones facilitaba la expresión de situaciones traumáticas,
así como reducía los síntomas fisiológicos de ansiedad ante el recuerdo y minimi-
zaba las resistencias a abordar determinados temas fuente de conflicto.
Para detectar los recuerdos grabados de las escenas más traumáticas, resulta es-
pecialmente útil la representación pictórica de la historia sonora, o al menos de los
distintos momentos de su vida. Los recuerdos del menor irán entrelazándose uno
con otro, saltando de momento en momento de forma desordenada a veces, pero
repasando cada instante significativo en la vida del menor. En ocasiones los meno-
res referirán detalles aparentemente insignificantes, que después mostrarán un lado
más profundo, como es en este caso (figura 5.4) la última escena que representa la
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Descripción de casos
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Introducción a la musicoterapia
A) El caso de Andrea
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Descripción de casos
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Introducción a la musicoterapia
Con esta canción, se hace ostensible cómo a partir de esta técnica pueden detec-
tarse nuevas escenas traumáticas. Andrea elige una agresión muy grave que su madre
sufrió para crear una canción sobre sus emociones más intensas. Sin embargo, a me-
dida que se avanza en la canción, se aprecian variaciones en el tema a través de la
letra, pues la niña comienza a describir una nueva situación que fue motivo de angus-
tia en su momento: mientras ella se encontraba de vacaciones con sus tíos, recibió
una llamada de su madre en la que le relataba que había sido fuertemente agredida
por su pareja y que era necesario que regresara inmediatamente. Andrea describe en
su canción cómo el extenso trayecto en tren que la separaba de su madre le resulta
verdaderamente angustioso, pues desconoce lo que se va a encontrar al llegar a casa.
Además viaja sola, pues sus tíos no pudieron acompañarla y se limitaron a llevarla a
la estación y pagar a una azafata para que le prestara atención.
Tras esta improvisación, se pide a Andrea que realice un dibujo simbólico so-
bre esa escena. La menor ya está familiarizada con esta práctica de dibujar esce-
nas complicadas, y sin embargo, elige una forma algo metafórica de expresarse.
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Descripción de casos
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Introducción a la musicoterapia
A) El caso de Iván
De la misma forma que con muchos menores que han sido víctimas de
maltrato o abusos, la primera fase terapéutica con Iván, dirigida a establecer un
vínculo de confianza, resultó especialmente compleja; se negaba a tocar con-
juntamente con la terapeuta cualquier instrumento, aunque después requería y
solicitaba ser escuchado y atendido (“Quiero que escuches lo que voy a tocar”,
“No toques nada, sólo escucha lo que yo toco”).
Ante cualquier intento de acercamiento, el menor reaccionaba con rechazo,
llegando incluso a abandonar llorando la sala en la sesión quinta al golpear la
musicoterapeuta sin querer con el pie un cascabel y hacerlo sonar mientras él
percutía un teclado (“¡He dicho que no toques y me escuches!”).
No fue hasta la sesión número diez cuando se le propuso la opción de crear
una canción de forma conjunta. Bajo una mirada de recelo con el ceño frunci-
do, el niño asintió levemente con la cabeza. A pesar de su reticencia inicial, la
tarea le encandiló por completo, inmiscuyéndose plenamente en la actividad.
La canción resultante fue meramente musical (sin letra) y con una predo-
minancia de componentes melódicos frente a componentes rítmicos. Los dos
tocaban las mismas notas pero en dos xilófonos diferentes, al unísono. Cabe
destacar que las dos primeras veces que esta tarea fue desempeñada, Iván se si-
tuó de cara a la pared, dando la espalda a la musicoterapeuta, como si toda su
resistencia al vínculo emergiera con fuerza en ese momento.
A partir de ese día, la relación terapéutica varió sustancialmente y fue for-
taleciéndose permitiendo abordar otros objetivos terapéuticos y constatar ade-
más a través del testimonio del niño ciertos factores de riesgo presentes en su
vida durante las visitas de fin de semana en su hogar.
Un año después, valorando necesaria para el menor la adquisición y entre-
namiento de ciertas habilidades sociales, se pone en marcha un nuevo taller, en
el que participa otro niño de edad similar a la de Iván.
Éste, sintiendo amenazado su vínculo y exhibiendo todo tipo de conductas
celotípicas hacia él, hace mención a aquella canción que se había creado hacía
ya muchos meses y que no se había vuelto a utilizar a lo largo de la interven-
ción, diciendo: “Él no puede estar aquí porque no se sabe la canción”. De esta
forma parece tratar de reafirmar la fuerza del vínculo que ha sentido peligrar.
Podría ser mera casualidad que de pronto el menor recordara aquella com-
posición, pero resulta no menos que curioso que saque este tema a relucir jus-
tamente cuando intenta salvaguardar el vínculo frente al “enemigo”.
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Descripción de casos
B) El caso de Alberto
C) El caso de Marilia
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Introducción a la musicoterapia
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Descripción de casos
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Introducción a la musicoterapia
A) La familia de Marta
Marta es una menor de once años de edad. Sus padres acuden a consulta
porque ésta presenta graves problemas comportamentales; agrede a otros com-
pañeros (según informes obtenidos del colegio) y se autolesiona haciéndose
cortes en los brazos con una cuchilla.
El padre de Marta es profesor en un instituto y dice estar familiarizado con
los problemas de los adolescentes. Se muestra comunicador y razonable.
La madre de la menor trabaja a turnos en un hospital; es enfermera y ella
cree que esa falta de estabilidad en su horario laboral podría estar afectando al
desarrollo de su hija. Refiere estar angustiada y muy preocupada por la situa-
ción que no sabe cómo abordar.
Ambos dicen tener buena relación con su hija; tratan de razonar con ella las
normas, no usan el castigo físico y se muestran cercanos siendo su comunica-
ción fluida.
Al preguntarles por la relación de pareja, los dos coinciden en que se llevan
bien, aunque discuten como cualquier otra pareja.
Se les comenta la posibilidad de realizar una dinámica de musicoterapia ante
lo cual la niña responde entusiasmada. La madre, viendo esta reacción accede con
curiosidad. El padre se mantiene en silencio y cuando se le pregunta directamente
asiente con la cabeza encogiéndose de hombros y diciendo: “qué remedio”.
Cuando se pide a la familia que elija un instrumento para improvisar, la
madre se muestra dubitativa. La menor elige el triángulo, pues dice conocerlo
ya por las clases de música del colegio. El padre, muestra su contrariedad por la
propuesta de actividad, y comenta entre dientes que no entiende a qué viene
“esta historia de musicoterapia”. No obstante, tras unos segundos de duda, ad-
quiere un timbal, y apremia a la madre para que se decida: “¡Vamos, que no te-
nemos todo el día, hombre!”. Le ofrece una caja china, que ésta acepta y sos-
tiene en una mano.
Durante la improvisación musical apenas si se escuchan los sonidos prove-
nientes del triángulo o la caja china, a pesar de que el padre constantemente re-
pite: “¡Vamos!, ¡Venga!, ¿Queréis tocar de una vez?”. Quizá pudiera estar
transfiriendo su propio nerviosismo e inseguridad a su familia.
Desde el rol de musicoterapeuta, se refuerzan musicalmente los intentos de
participar de ambas chicas, a la vez que queda recogido el fuerte ritmo estable-
cido por el padre, hasta que repentinamente la madre estalla en lágrimas y sale
de la habitación. La menor, observadora de dicha escena, solloza discretamente
160
Descripción de casos
mientras el padre recrimina esta actitud. ¿Qué suceso tan poderoso ha originado
semejante reacción a partir de un inocente juego musical?
Tras unos meses de intervención terapéutica salió a la luz la naturaleza real
del problema: una historia de violencia de género a la que la menor estaba ex-
puesta y de la que no tenía forma de escapar.
Si bien es cierto que antes o después se habría hecho evidente el problema,
la primera sesión de musicoterapia resultó muy reveladora de la realidad que
esta familia estaba viviendo. A un nivel muy primario la emocionalidad de la
madre había resultado afectada desde lo más puramente musical, pues el miedo
y sus sentimientos de anulación frente a su pareja le impedían expresarse como
quisiera y habían generado una situación de tensión que no pudo contener más.
Ella misma describió en una actividad por escrito tras un año de intervención
individual para superar las secuelas de la violencia sufrida, lo que sintió en
aquel momento: “Sentía que no se me oía, que él hablaba por mí y controlaba lo
que hacía. No sé explicar bien por qué pero me sentí encerrada, débil frente a su
música potente y fuerte. Sólo recordar ese sonido me hace sentir angustia”.
B) La familia de Isaac
Isaac, de nueve años de edad, vive con su madre y con su padre. Éste acude
a consulta porque su hijo muestra un rechazo absoluto hacia su persona. La
madre no ve un problema en ello pero reconoce que el niño se halla más ape-
gado a ella, lo cual atribuye a cosas de la edad.
En un primer momento el niño elige una caja china, pero cuando ve que su
padre se ha decantado por este instrumento, rápidamente gira su cuerpo bus-
cando la figura materna, posa en el suelo el instrumento y coge uno de los plati-
llos que la madre sostiene en sus manos. Ésta asiente con la cabeza, sonríe y le
cede el instrumento.
El análisis a nivel musical indica una fuerte fusión entre madre e hijo y un
rechazo a cualquier propuesta musical proveniente del padre. Esto es, tomando
como ejemplo la segunda improvisación de la familia: el menor y la madre man-
tuvieron el mismo tiempo rítmico durante ocho de los nueve minutos, quince se-
gundos que duró la improvisación. El padre trató de introducir algún elemento
sonoro en medio de ese diálogo fusionado, pero sus propuestas fueron ignoradas.
161
Introducción a la musicoterapia
puede contribuir a dilucidar la naturaleza del problema familiar. Así pues, el mero
análisis de lo sucedido en la improvisación proporcionará una guía de trabajo muy
útil si se ponen de manifiesto las habilidades terapéuticas necesarias.
Continuando con el caso de Isaac, se mostrará a modo ilustrativo cómo de es-
ta forma se avanzó en el proceso terapéutico.
162
Descripción de casos
Virginia, Ana, Iratxe, Joseba y Raúl tienen entre 7 y 9 años cuando co-
mienza la intervención. Los objetivos de la misma son adquirir y mejorar habi-
lidades sociales, trabajar aspectos emocionales a través de su proyección en el
grupo y reforzar la autoestima individual dentro del grupo.
Para ello se usan diferentes técnicas a lo largo de la intervención: libre im-
provisación, improvisaciones más estructuradas, escucha de música, juegos de
música y movimiento, juegos de roles…
Virginia, una niña de 8 años, era con frecuencia desplazada por el resto de
menores en las dinámicas diarias del centro, siendo objeto de burlas, lo cual
queda reflejado también en la primera sesión de musicoterapia, en la que se uti-
liza la libre improvisación de forma grupal.
La niña elige “el palo de lluvia” manteniéndose musicalmente en un se-
gundo plano mientras el grupo ignora los sonidos que emite, llegando incluso a
molestarla de vez en cuando acercándose a tocar su instrumento de forma intru-
siva. Ante esto, Virginia solloza levemente a modo de queja.
El trabajo desde el rol del musicoterapeuta consistió en visibilizar la tenue
voz musical de Virginia, recogiendo sus propuestas mediante imitación en algu-
nos casos o de forma más elaborada en otros, y haciéndolas audibles al grupo.
Incluso un breve refuerzo visual fue útil para animar a Virginia a continuar con
sus iniciativas musicales. El grupo, sorprendido al principio cuando la menor
hacía algo digno de valorar, miraba con asombro a Virginia cuando ésta ejecuta-
ba alguna novedosa idea rítmica que era potenciada por la musicoterapeuta.
Durante las improvisaciones se generaron pequeños diálogos musicales de
modo espontáneo que fueron aprovechados de diferentes formas por la terapeu-
ta para diferentes cosas. Por ejemplo, en un caso se utilizaron para dar a cada
uno un espacio individual en el grupo: la musicoterapeuta tocaba al piano una
“pregunta musical”, esto es, un fragmento que no tiene un carácter conclusivo,
no existen cadencias del tipo dominante-tónica V-I o subdominante-tónica IV-I
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Introducción a la musicoterapia
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Descripción de casos
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Introducción a la musicoterapia
166
Descripción de casos
5.5.1. El colectivo
El colectivo seleccionado para esta ejemplificación es un grupo de menores que acu-
den a un centro de día en el que se desarrollan diferentes tipos de trabajos. Los casos
son derivados generalmente por parte de servicios sociales de zona, aunque en algu-
nas ocasiones son los centros escolares los que detectan la problemática.
Una vez realizada la presentación de la familia y el menor desde la trabajado-
ra social de referencia, se establecen líneas comunes de actuación.
El centro va dirigido a menores comprendidos entre las edades de cuatro y ca-
torce años y sus familias, siempre que se encuentren en una situación de dificultad
que repercuta directamente en el bienestar del menor y siempre que sea posible
promover cambios desde la prevención. Entre los problemas más frecuentes se
hallan los económicos, de adaptación a la cultura (inmigración y exclusión so-
cial), o falta de habilidades parentales y marentales, aunque también existen casos
más graves de maltrato físico o abusos sexuales.
Algunos de los profesionales del equipo interdisciplinar (profesionales del
ámbito de la psicología, educación o trabajo social) trabajan con los padres o res-
ponsables de los menores mientras que otros lo hacen con éstos directamente.
Los pilares en los que se fundamenta el trabajo, aspecto que es fundamental
conocer antes de comenzar la intervención, son:
167
Introducción a la musicoterapia
El grupo está compuesto por cinco menores que parten de situaciones varia-
das y difíciles de describir una a una, aunque se pueden extrapolar algunas carac-
terísticas comunes a todas ellas (cuadro 5.1).
168
Descripción de casos
B) Necesidades
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Introducción a la musicoterapia
C) Objetivos establecidos
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Descripción de casos
5.5.3. Setting
El espacio utilizado para tocar instrumentos es el suelo, aunque existe una parte
de la sala con sillas reservada para un trabajo más cognitivo y tiene por objeto
diferenciar ambos espacios.
En la misma sala en que se desarrollan las sesiones de musicoterapia se hacen
otro tipo de actividades como psicomotricidad en incluso juego libre, porque se
utiliza la ludoteca, llena de estanterías con juegos.
A fin de encuadrar el contexto de musicoterapia, antes de cada sesión se tapan
las estanterías de los juegos de modo que queden fuera de la vista de los menores
y transmitir el mensaje de que éste no es el espacio para ese tipo de juego libre
que llevan a cabo en otros momentos.
Los instrumentos utilizados son: crótalos, cajas chinas, timbales, flautas, pan-
deros, panderetas, maracas, xilófonos, metalófonos, güiros, triángulos, órganos y
claves. Además, la musicoterapeuta utiliza según los objetivos de la sesión el piano
o la guitarra.
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Introducción a la musicoterapia
Las sesiones de musicoterapia suelen tener una estructura determinada por los
objetivos de cada momento. Así, existe una primera fase denominada “caldea-
miento”, que engloba el conjunto de procedimientos que preparan a una persona
para que adquiera las condiciones óptimas para la acción que se desarrollará a
continuación.
Dependiendo de las necesidades del colectivo o paciente, el caldeamiento irá
más orientado a elementos emocionales, intelectuales, físicos o sociales, aunque
también se pueden combinar varios de ellos.
En este momento se debe generar el clima propicio para los objetivos que se
deseen abordar a continuación. Permite centrarse en el aquí y el ahora.
Tras este primer momento es posible adentrarse en el grueso de la sesión, fase
en la cual se pueden alternar diferentes actividades. Por último, de la misma ma-
nera que sucede al comienzo de la sesión, resulta de esencial importancia selec-
cionar un cierre adecuado para la sesión, que contenga las emociones que se han
experimentado (figura 5.8).
Esta fase comienza cuando se les llama para entrar en la ludoteca y comenzar la
sesión. Primeramente es necesario quitarse los zapatos para pisar el tatami y
guardarlos en un baúl colocado junto a la puerta con esta finalidad.
A continuación se realiza la canción de bienvenida. Recordando nuevamente
el objetivo de esta actividad, se trata de centrar en el aquí y el ahora e inducir a un
estado emocional adecuado para la sesión.
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Descripción de casos
En este punto las actividades pueden ser variadas. No obstante, es esencial que
muestren coherencia con las necesidades detectadas en un inicio. Si se quiere
hacer sentir a los menores que el espacio les pertenece, deberá escucharse lo que
ellos quieren expresar. Así pues, aunque las sesiones son dirigidas por la terapeu-
ta, su labor debe tratar de integrar lo que cada persona trae a la sesión. Siempre se
hará, por supuesto, con el fin de cumplir los objetivos propuestos.
Un caso que ejemplifica este hecho es el siguiente:
Carlos es un niño de seis años con el que se ha valorado muy necesario tra-
bajar la autoestima, aspecto que también se considera esencial para el trabajo
con el resto del grupo.
Ese día acude a la sesión con unos cromos que le ha regalado un amigo en
el colegio de Pokemon (serie animada japonesa en la que cada personaje de fic-
ción tiene poderes que le caracterizan). Carlos está ilusionado con los mismos y
no para de hablar del tema.
Para recoger su entusiasmo y excitación y además conseguir su atención
para la sesión, se propone una actividad para todo el grupo relacionada con el
trabajo de la autoestima.
Teniendo en cuenta que Pokemon es una serie conocida por todos, y que el
grupo al completo puede mantener una conversación sobre el tema, se propone
que cada uno elija dos personajes y los dibuje, exponiendo al lado los poderes
de cada uno y dejando un hueco libre en el folio para un tercer dibujo.
173
Introducción a la musicoterapia
En esta parte de la hoja se les pide que se dibujen a sí mismos, para poste-
riormente trabajar con ellos “sus poderes”, esto es, sus mejores cualidades y ca-
racterísticas personales para reforzar su autoestima (figura 5.9).
Después se puede musicalizar a cada personaje, eligiendo el instrumento
apropiado a cada uno y tocando la música que represente su “poder”.
A) La libre improvisación
174
Descripción de casos
D) Construir instrumentos
Dadas las características del grupo, los menores han estado bastante más fa-
miliarizados con procesos de destrucción que de construcción, con lo que esta
actividad posibilita la opción de reconstruirse de forma simbólica y expresarse
después a través del uso de esa reconstrucción.
En muchos casos, la relación con su instrumento resulta curiosa, pues parece
ser una relación de amor-odio. Por un lado, ponen toda la atención posible para
construirlo e invierten toda su energía en embellecerlo y, por otro, repentinamente
tratan de destruirlo, tirándolo enfadados al aire, arrancándole alguna de sus partes.
Se reflejan así algunas de las contradicciones de su mundo interno.
Son muy útiles en este caso para lograr un adecuado manejo del poder entre los
miembros del grupo. Este tipo de actividades fue de especial ayuda en el caso de
una de las menores, que había sufrido abusos sexuales y había adquirido un rol de
víctima e indefensión frente a cualquier agresión, lo que hacía que nunca se defen-
diera cuando otros niños la insultaban o se burlaban de alguna manera de ella.
175
Introducción a la musicoterapia
F) Juegos cooperativos
En ésta también existe una parte dedicada a cada uno, en la que se permite
que comenten cualquier relevancia o irrelevancia sobre la sesión, sobre cómo se
sienten en el momento de despedirse, o incluso se permite realizar una despedida
musical (realizan una breve despedida expresándose mediante un instrumento). Es
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Descripción de casos
5.5.7. Revaloración
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Bibliografía
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Introducción a la musicoterapia
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