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El Mundo de Ania y Kin

Cuento de ANIA:
EL GRAN TESORO DE LA NATURALEZA

Autor:
©Joaquín Leguía Orezzoli

Edición:
©Asociación para la Niñez y su Ambiente (ANIA)
Jr. Dos de Mayo N° 237 – Barranco, Lima, Perú
Teléfono: (511) 628-7948
www.mundodeania.org

ARTISTAS GRÁFICOS:
Adaptación: Eileen Cabiling
Traducción al español: Donald Román López
Ilustración: Juan Carlos Semino Zamora
Diagramación: Gerardo Mario Espinoza Trujillo

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N°: 2013-14609


ISBN Nº: 978-9972-2916-7-8
Código de barras Nº: 9-789972-291678
Registro de Proyecto Editorial Nº: 11501041300826

Primera Edición, Octubre 2013


Tiraje: 1000 Ejemplares

IMPRESO EN:
Negrapata SAC
Jr. Huancavelica Nº 641 Int. 101, Cercado de Lima
Octubre 2013
Lima, Perú

La Asociación para la Niñez y su Ambiente (ANIA), es una organización sin fines de lucro fundada en Perú en
1995, con la misión de formar, empoderar y valorar a las niñas, niños y jóvenes como ciudadanos afectivos,
emprendedores y comprometidos con el ambiente. Este cuento es parte de su metodología “TiNi”, que ha sido
reconocida por la UNESCO como una buena práctica de educación para el desarrollo sostenible a nivel global.
Ania es socia de la organización internacional Save the Children, que tiene como misión construir un mundo en el
que todos los niños y las niñas tengan asegurado el derecho a la supervivencia, a la protección, al desarrollo y a
la participación. También está afiliada a Ashoka, la Red Mundial de Emprendedores Sociales que cree que todo el
mundo puede cambiar el mundo.
En el año 2013 Ania ha creado una alianza con El Comercio, América TV y Coney Park, para difundir la historia de
Ania y la metodología TiNi en todo el Perú y de manera sostenible.
Para encontrarlo…

con tu mente imaginarás,


con tu corazón sentirás,

… y con tus manos harás.


¿Están listos?
Un día Tawa, un sabio chamán de la Amazonía,
se encontraba regando su jardín…

Había sembrado toda clase de plantas, unas muy sabrosas


para los picaflores, otras que curaban el dolor de barriga y
resfríos, y unas que daban un fruto que le encantaba comer.

Cuando de repente, escuchó:

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“¡Wak, Wak!”

¡Es el momento… es el momento!


Era su viejo amigo Ararú,
un colorido guacamayo.
Tawa sonrió, pues sabía
exactamente lo que quería
decir Ararú.

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De inmediato llamó a sus nietos:
¡Ania, Kin, vengan rápido!
¡Ya es hora!

Cuando sus queridos mamá y papá viajaban, Ania y Kin se quedaban


en la casa de su abuelo jugando y explorando. Ellos adoraban el jardín
de Tawa, un lugar muy diferente de la agitada ciudad que los rodeaba.
Los papás de Ania y Kin eran unos botánicos que investigaban los
beneficios de las plantas para ayudar a Tawa en su misión de lograr
que las personas vivan en contacto y armonía con la naturaleza.
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Ania abrazó fuerte
a su abuelo y le
preguntó con gran
emoción:

– ¿Abu, iremos hoy a buscar


EL GRAN TESORO DE LA
NATURALEZA?
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¡¡¡ Sííííí!!! – respondió Tawa.

¡El tesoro está


escondido por allá en
el corazón de la selva!
¡Y para encontrarlo
tendrán que cruzar
desiertos, escalar
montañas, navegar
ríos y mares!

– ¡Yeee! – gritaron Ania


y Kin –. ¡Será una gran
aventura!

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– Yo llevaré a Lata Data, mi robot
computadora hecho de material reciclado
– anunció Kin –, ¡porque él nos ayudará a
PENSAR cómo llegar al tesoro!
– Y yo llevaré a Lucina, la más
sensible de las flores… ¡porque
ella nos ayudará a SENTIR cómo
llegar al tesoro! – dijo Ania.

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– ¡Recuerden que toda la naturaleza, que está ARRIBA, ABAJO,
a nuestro ALREDEDOR y en nuestro INTERIOR, también los
ayudará a encontrarlo… solo tienen que CONECTARSE con ella!
–agregó Tawa.

–¡Al igual que en


–¡Arriba, abajo y nuestro interior!
alrededor! –repitió –exclamó
Lata Data. Lucina.

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¡Y así empezó
la gran aventura!

Primero llegaron al desierto,


donde se subieron a un jeep
de juguete.

– ¡Oh, no! ¡No se


mueve! – dijo Ania.

– ¡Necesita ENERGÍA!
– exclamó Kin.

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Lucina miró a su alrededor para buscar ayuda.

– ¡Miren arriba… el sol! ¡Qué bueno sentir su calor!


¡Y también su energía! – agregó Lata Data.

– ¡Eso es! – dijo Kin –.


¡Usaremos la energía del sol!
¡Y clic! conectó a Lata Data
como una batería solar al jeep,
y así cruzaron el desierto
manejando por las dunas
de arena.
¡Qué divertido!
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Luego se toparon con un montón de rocas que empezaron a crecer
hasta convertirse en unas enormes montañas.

– ¡Están muy empinadas para subir! – exclamó preocupado Kin.

– ¡Sí podemos! – respondió Ania –.


Y en ese momento vio una bella
mariposa que le dijo:

Mi nombre es Bea… y voy en busca


del gran tesoro de la naturaleza;
pero, vaya, que estoy agotada de
volar y volar.

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– ¡Yo te puedo ayudar! – dijo Lucina – Abrió sus pétalos
y le ofreció un poco de su néctar, que dio a Bea
la fuerza que necesitaba para seguir volando.

– Gracias – dijo Bea –. ¡Ahora los


podré llevar por encima de las
montañas para llegar al tesoro!

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Y al otro lado de las montañas llegaron a un caudaloso río.
– ¡Parece que vamos a necesitar un bote! – dijo Kin.

Y, en ese momento, vieron a dos hormiguitas que remaban en


un ¡kayak hecho de una hoja!
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–¡Eeeesa gente! Yo soy Curhui,
la más fuerte de todas las hormigas.
¡Y nosotros vamos en busca del tesoro
más grande de la naturaleza!
–exclamó la musculosa hormiga.

– Y yo soy Huinsi. Me da la
impresión que necesitan un
aventón – dijo con calma la
hormiga más delgada.

– ¡Sííííí, por favor!


– respondió Ania.

Y así con sus nuevos amigos


aprendieron a remar en equipo.
– ¡Yeee! – gritaron todos.
¡JUNTOS PODEMOS!

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De pronto la acequia desembocó en un estanque… y vaya que venían
cansados de remar. A lo lejos vieron un velero de juguete.

– ¡Hey, vamos todos


a navegar en él! –
exclamó Ania.

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Desde arriba el viento sopló y le dio
energía al bote para avanzar.

Mirando abajo vieron sorprendentes formas de vida en el mar:


corales, algas... y un adorable pececito que dijo:

– ¡Glup, Glup, mi nombre es Glup, y los guiaré en dirección al gran


tesoro de la naturaleza!

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– ¡Oh, no!
Glup quedó atrapado dentro de
una bolsa de plástico.

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Ania y Kin lo liberaron
rápidamente y sacaron la bolsa
del agua para que no ocasione
más daño.

Esto hizo que Glup saltara y


chapoteara de felicidad.

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Finalmente llegaron a la orilla, y Ania exclamó maravillada:
– ¡Estamos en la Amazonía!

Era verde, frondosa, con muchos sonidos. Había todo tipo


de plantas y animales… aves, monitos y hasta un jaguar…
¡¡y un caimán!!

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Y de repente escucharon
“!Wak, Wak!”
a la distancia.

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Siguieron el Wak Wak, que los llevó hasta un ÁRBOL en un claro en el bosque.

– ¡Miren arriba! – dijo Bea.

¡Wak!
¡Wak!
– ¡Es el momento…,
es el momento! – repitió Ararú.

– ¡Miren abajo… y alrededor! – dijeron las hormigas, mientras


señalaban las viejas raíces de aquel árbol.
– ¡Es el momento…, es el momento! – repitieron juntas.
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– ¡Miren adentro! – dijo Lucina –.
¡Es el momento…, es el momento!
– repitió.

– ¿Adentro? – se
preguntaron Ania y Kin.

Colocaron sus oídos


junto al árbol y
escucharon latidos
en su interior.

– ¡Wow! ¿Podrá el gran tesoro de la naturaleza


estar dentro de este árbol? – se preguntaron.
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En ese momento, el árbol se sacudió, bostezó
y abrió sus grandes ojos color cielo.
– ¡Qué felicidad que me hayan encontrado! – dijo sonriente –.
Mi nombre es Meshi, y he estado esperando su llegada
durante mucho tiempo.

– ¿Eres tú el gran tesoro de la naturaleza? –preguntó Ania.


– Tal vez – respondió Meshi.
– ¿Qué quieres decir con “tal vez”? – preguntó Kin.
– Es una larga historia, una historia tan vieja como yo…
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Hace muchos años esto era un GRAN BOSQUE…

El aire era limpio y fresco, y la alegre música de la naturaleza se oía todo el día.
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Mi misión era producir muchas especies de semillas
y todo tipo de flores con polen…

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que mis amigos dispersores, los
animales, el viento y el agua,
llevaban por todo el mundo y
ayudaban a que nuevas plantas
crezcan, lo que mantenía nuestro
planeta sano y lleno de vida.
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Pero eso fue hace mucho tiempo, y las cosas han cambiado. Las ciudades
se expandieron, el verde se redujo y mis amigos dispersores ya no podían
llegar a mí.
Las personas crecieron pasando más tiempo adentro que afuera,
desconectados de la naturaleza.

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Puede que yo ya no sea el tesoro que
buscan, ya que al estar separada de
mis amigos he dejado de producir
semillas y polen para el mundo.

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Ania y Kin, que sintieron la tristeza de Meshi,
la abrazaron fuertemente, y dijeron:
– ¡Queremos que sigas siendo el gran tesoro de la
naturaleza para siempre!
¡Queremos que tus semillas y polen se esparzan nuevamente!
¡Nosotros con todas las niñas y los niños te ayudaremos!

Meshi sintió tanto amor de Ania y Kin que se llenó de ENERGÍA


y ESPERANZA, y volvió a producir cientos de semillas y flores.
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En ese momento apareció Tawa,
que exclamó emocionado:
– Mis pequeños aventureros…
¡¡lo lograron!!

Y así Ania y Kin descubrieron el gran tesoro de la naturaleza,


que no solo eran las semillas y las flores de Meshi...
¡sino también el AMOR y la FUERZA que llevamos en nuestro
interior para hacer la diferencia en el mundo!
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Para ayudar a Ania y Kin a cumplir su misión,
Tawa les entregó un espacio en su jardín.
Ahí, junto con Meshi, Bea, Lucina, Ararú, Glup, Curhui y Huinsi
(y Lata Data, que grababa todo), les enseño a los niños
a CRIAR y CUIDAR con alegría las plantas, los animales,
el suelo y el agua, para que la NATURALEZA, ELLOS y
NOSOTROS vivamos mejor y en armonía…

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Y llamaron a ese lugar tan especial...
“TiNi”, ¡La tierra de niñas, niños y jóvenes!

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¡ESTE CUENTO NO ES CUENTO!

Hoy, hay miles de niñas, niños y jóvenes que inspirados por Ania y su historia han creado de
manera voluntaria TiNis en sus hogares, colegios y comunidades, en zonas urbanas y rurales,
con el apoyo de sus familias, profesores y otras personas.

En la TiNi, realizan acciones que benefician a LA NATURALEZA, a OTRAS PERSONAS y a


ELLOS MISMOS. Saben que si la naturaleza y los demás están bien, ellos estarán aún mejor
porque todos estamos conectados.

Con las TiNis los niños y jóvenes han logrado restaurar y cuidar millones de metros cuadrados
de áreas naturales en macetas, jardines, parques, playas, desiertos, valles, lagunas, bosques
y montañas. Ahí, los animales, con la ayuda del viento y del agua, tienen un lugar donde
recoger y dejar las semillas y el polen. Muchas plantas nativas y beneficiosas han vuelto a
florecer, dar frutos, oxígeno, comida, medicina y más, creando un mundo mejor para TODOS.

Aprende divirtiéndote cómo crear una TiNi en: www.mundodeania.org


y sé miembro de una red global de niñas, niños y jóvenes que están
mejorando el mundo.
Lima, Perú Ancash, Perú Ica, Perú
Cusco, Perú

Caledonia, Canad
á

Madre de Dios, Perú Lima, Perú Ica, Perú

Cusco, Perú

Tumbes, Perú Piura, Perú


Elki, Chile
Pando, Bolivia

Lima, Perú
Lima, Perú Ancash, Perú
Fuji, Japón
o
na fot s
e g a aquí u prometida
P s c o m
ersona
de las p

Dejen aquí su huella “verde”


quienes se comprometan.
“Me/nos
comprometemos
de corazón a realizar
acciones para la
naturaleza, para ti
y para mí en nuestro
hogar, escuela y
comunidad”
Para nuestra Madre Tierra las semillas más valiosas
son las niñas y los niños. Cada uno es único y tiene
una misión especial.

Impreso en papel Reciclado de 160 gr.


Todas las niñas y los niños pueden ayudar a mejorar el mundo hoy realizando acciones
que beneficien a la naturaleza, a otras personas y a ellos mismos.

Darles la oportunidad de hacerlo, los ayudará a encontrar su misión en esta vida.

Acompaña a Ania y Kin en esta aventura y descubre lo especial que eres para todos.

La producción y publicación
de este cuento es posible
gracias a: THE MATTHIESEN FOUNDATION

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