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EL ESTRÉS: ESTRÉS INFANTIL

Considere a Ricky. Ricky es un niño de tres años que llora incansablemente cuando su madre lo deja
en la escuela por las mañanas. Las maestras pensaron que dejaría de llorar una vez que se
acostumbrara a la clase; sin embargo, continúa llorando todos los días y no interactúa con las
maestras o juega con sus compañeros. Ricky también tiene retrasos en el habla, se enoja cuando
otros estudiantes hablan alto o cuando su rutina cotidiana se interrumpe. Un día la maestra le pide
a Ricky de comentar sobre su dibujo, y el dice, “papá lastimo a mamá”. Más adelante se observo
que la mamá de Ricky tenía moretones en el ojo y en otras partes del cuerpo.

De la misma manera que es imposible la felicidad perfecta, es imposible vivir sin estrés. El organismo
se encuentra en continuo proceso de adaptación a las exigencias de su medio, por un lado, y a las
de su propio desarrollo, por otro. En el niño, con su extremada vulnerabilidad y su prodigiosa
necesidad de desarrollo, el proceso de mantener la constancia del medio interno exige una increíble
capacidad de cambio.

Cuando el comportamiento de un niño se torna difícil, es posible que esté reaccionando a


circunstancias ambientales que desbordan su capacidad de adaptación o que, por el contrario,
impiden su crecimiento y desarrollo.

Los efectos del estrés pueden afectar a todas las funciones orgánicas: al equilibrio
hormonal, a la piel, al sistema nervioso, al aparato digestivo, al sistema inmunológico, a las
funciones respiratorias, a los sentidos de percepción, al sistema cardiovascular, etc. En una
primera fase, denominada de alarma, las respuestas del organismo se encuentran en un
estado de vigilancia general. Durante esta segunda etapa, el metabolismo corporal más
específico para resolver o suprimir al estresante actúa durante un largo periodo, el
organismo entra en una nueva fase de agotamiento en la que se colapsa al proceso de
lucha contra el estrés.
Los estresores o causas del estrés pueden presentar muy diversas formas; otras un
determinado suceso o hecho, un objeto situación, etc. Su naturaleza abarca desde fuentes
psicosociales (ansiedad, frustración, exceso de trabajo, inseguridad, nivel muy bajo/alto de
aspiraciones, auto exigencia, etc.), a fuentes físicas y biológicas (alimentación, ruido,
contaminación atmosférica, falta de ejercicio, etc.) e, incluso, la imaginación, que pueden
ser estresores y, por tanto, desencadenar una respuesta de estrés. En la sociedad actual,
los estresantes más habituales suelen ser psicológicos (paro, problemas familiares, falta de
motivación real, competitividad, necesidad de tener buena imagen, necesidad de poder y
dinero, etc.) aunque la armas con las que hay que hacerles frente son las mismas desde
haces miles de años.
Conviene destacar que los estresores no provocan idéntica respuesta en todas las
personas. La forma de percibirlos depende de la concepción que cada persona posea de sí
misma, la fuerza del yo, su sistema de valores, su constitución física, etc. Una determinada
situación puede ser percibida por dos personas de una manera totalmente diferente. Es
más incluso una misma persona, dependiendo de su estado físico y psicológico lo percibe
a lo largo de su vida, de diferente manera un mismo factor estresante. La imaginación,
creando pensamientos e ideas agradables y óptimas, cuando genera energía y bienestar,
puede ser una eficaz arma contra el estresor. Por el contrario, puede provocarlo, si se
emplea de forma negativa, suscitando angustia.
Un cierto grado de estrés es esencial para nuestra salud y rendimiento. Así, el aburrimiento
y la falta de estímulo, producto de una falta de estrés, también perjudican a la salud y al
rendimiento. Los niveles óptimos de estrés se definen como el punto máximo en que el
aumento del estrés va unido a una elevación del rendimiento y de la salud. Esta fase positiva
del estrés tiene como resultado un aumento del vigor físico, la vitalidad, el entusiasmo, la
resistencia a las enfermedades, mayor productividad, mejor lucidez , mental, relaciones
humanas más positivas, optimismo, etc. Por otra parte, la fase negativa, comienza cuando
al aumentar el estrés disminuye la salud y el rendimiento. Esta fase nos hace más
propensos a padecer depresión, enfermedades, accidentes, irritabilidad, fatiga, falta de
concentración, dificultades de comunicación, baja de productividad y creatividad, etc.
El estrés en los niños se define como la falta de respuesta adecuada a las exigencias de
la vida diaria, puede aparecer desde edad temprana, “por el miedo a separarse de su madre
cuando va a la guardería, entre los 2 o 3 años, o adelante, a medida que tiene q cumplir
con más objetivos, como las exigencias en clase entre los 8 y 10 años. Tenemos las
diversas concepciones teóricas sobre las que se sustentan:
a) Estrés como estímulo: Acontecimientos ambientales o condiciones crónicas que
objetivamente amenazan a la salud física y/o psicológica o al bienestar de los
individuos de una particular edad y en una particular sociedad.
b) Estrés como respuesta: Respuesta no específica del cuerpo ante cualquier
demanda que requiere de adaptación.
c) Estrés como interacción estímulo-respuesta: Estrés psicológico implica una
particular relación entre la persona y el medio que es evaluado como agotador o que
excede sus recursos y pone en peligro su bienestar.
En el estrés infantil encontramos Efectos como: Efectos Físicos: crujir con los dientes, dolor
de hombros, cuello o espalda, fatiga crónica, estomago revuelto, sudores, resfriados o
gripe, problemas de piel, problemas menstruales. Efectos Emocionales: ansiedad,
depresión, enfado, impaciencia, bajo nivel de autoestima, irritabilidad. Efectos Mentales:
perdida de concentración, olvidos, dificultades para aprender, dificultad en el habla
(pronunciación, tartamudeo). La principal fuentes de estresores en la edad escolar se
pueden observar un nivel primario: perdida de algún padre( por fallecimiento o divorcio),
orinarse en clase, perderse, ser dejado solo, ser molestado por niños mayores, ser el último
en lograr algo, ser ridiculizado en clase, peleas entre los padres, mudarse a un nuevo
colegio o salón, ir al dentista o al hospital, llevar a la casa un reporte negativo del colegio,
romper o perder cosas, ser diferente, un nuevo bebe en la familia, llegar tarde al colegio.
Las graves consecuencia por estrés infantil en ambientes rígidos y exigencia excesiva, los
factores que condicionan son Gastritis, hipertensión, poca confianza en si mismos,
agresividad, desobediencia y hasta ideas suicidas. Este padecimiento, se manifiesta en
diversos aspectos, como en el educativo, donde a los niños se les abruma con mayor
información y se les somete a exámenes exhaustivos, tareas escolares inalcanzables, a
esto se suma la falta de reconocimiento, desatención, no permitir sus logros, incluso,
muchas veces el niño no responde de la manera que esperan sus padres, familiares, o
maestros, el bajo rendimiento escolar, molestar a otros niños, preocupación, necedad y
perturbaciones del sueño, son algunos signos emocionales que deben alertar a los padres
sobre la presencia de estrés infantil. Y una vez diagnosticado el problema, los padres
pueden ayudar a sus hijos a controlar el estrés dando un hogar seguro y pasando el tiempo
con él, retos tranquilos y relajados, alentando al niño a hacer preguntas, así como a
expresar inquietudes, preocupaciones y miedos, escuchando al niño sin criticarlo,
construyendo los sentimientos de autoestima del menor, utilizando estímulos y afectos,
dialogando y conociendo que situaciones estresa al hijo, buscando asesoramiento
profesional.
Hipótesis: Los adultos, en su función de proveedores de atención y cuidadores, tienden a
ver el mundo de los niños como feliz y despreocupado. Después de todo, los niños no
tienen que trabajar ni que pagar cuentas; entonces, ¿De que podrían preocuparse los
niños?
Yo pienso que los niños son muy pequeños pero tienen preocupaciones y sienten estrés en
alguna medida. Las presiones a menudo provienen de fuentes externas (como la familia,
los amigos o la escuela), pero también pueden surgir de la persona. El estrés puede afectar
a cualquier persona que se sienta abrumada, incluso a los niños. En los niños en edad
preescolar, el hecho de separarse de sus padres puede ocasionarles ansiedad. A medida
que los niños crecen, las presiones académicas y sociales crean estrés. Muchos niños
están muy ocupados y no tienen tiempo para jugar de manera creativa o relajarse después
de la escuela. Los niños que se quejan de la cantidad de actividades en las que participan
o se niegan a asistir a ellas pueden estar dando a entender que están demasiado atareados.
Hablar con sus hijos acerca de cómo se siente respecto de sus actividades
extracurriculares. Si se quejan, conversen sobre los pros las contras de dejar una actividad.
Si no es posible que la dejen, analice maneras de ayudar a organizar el tiempo y la
responsabilidad de su hijo a fin de que no le generen tanta ansiedad. El estrés de los niños
no solo puede aumentar por lo que se sucede en su propia vida. Sus hijos escuchan cuando
usted habla sobre sus problemas en el trabajo, se preocupa por la enfermedad de un
pariente o discute con su cónyuge sobre problemas económicos. Los padres deben tener
en cuenta la manera en que hablan sobre estos problemas cuando sus hijos están cerca,
porque los niños reconocerán la ansiedad de los padres y comenzaran a preocuparse.
Una vez diagnosticado el estrés en los niños, ¿Que podemos hacer para poder evitar
este problema?
Yo pienso que el problema no solo lo aborda el psicólogo y el niño, sino toda la familia debe
participar, ya que cuando las dificultades se presentan en la niñez, es necesario contar con
los padres, tanto para entender lo que está viviendo y sufriendo su hijo. El contacto físico,
los abrazos, caricias, besos y mimos, ayudan al niño, escúchelos, pregúntenlos como se
sienten, darle al niño un hogar seguro, familiar, firme y confiable, pasar ratos tranquilos y
relajados con el niño. Alentar al niño a hacer preguntas, a expresar sus inquietudes,
preocupaciones y miedos, darle oportunidades de elegir y de tener algún control sobre su
vida, estimular la actividad física, buscar ayuda profesional cuando los signos de estrés no
disminuyen o desaparezcan normalmente.
La Psicóloga Concepción Etiens Cruzado señala que la prevención es difícil, e incluso
existen muchos niños que presentan la sintomatología de estrés y no están diagnosticados
ni tratados. Lo habitual índice la experta, es recurrir al psicólogo cuando ya hay un trastorno
claro que produce problemas al niño, familia y el entorno escolar. Además, aclara que
existen pruebas de diagnóstico de estrés infantil, aunque suelen realizarse cuando ya se
sospecha la existencia, no de manera preventiva.
El Psiquiatra Miguel Ángel Jiménez jefe del servicio de higiene Mental del hospital
General del Centro Médico Nacional, el estrés es una reacción que se produce por
situaciones que el niño no puede controlar y que alteran su equilibrio, generalmente se
desarrolla por ambientes rígidos y de alta exigencia o sobredemanda para el menos.
El porcentaje de niños con Estrés, los médicos alertan que entre el 10 y el 20 % de niños
padecen con estrés, ansiedad y depresión.
Por ejemplo:

3. ¿Qué podemos hacer para ayudarlos?

Los padres son los que mejor conocen a su hijo, por lo tanto deben saber qué situaciones pueden
generar estrés en éstos. Hay situaciones de estrés que podemos evitar anticipándonos a estas,
por ejemplo ayudando a nuestro hijo a estudiar imponiendo un ritmo constante y evitando que se le
acumule mucha materia para estudiar antes de los exámenes.

Es muy importante que el niño se sienta querido y respaldado por sus padres, esto les dará
seguridad en sí mismos y hará que aumente su autoestima.

Es bueno para el desarrollo de los niños que realicen actividades extraescolares y que hagan
algunas tareas de la casa, pero debemos procurar no cargar excesivamente su agenda, ya que
los niños necesitan su tiempo para descansar.
Los padres deben procurar tener una comunicación fluida con su hijo, mostrarles confianza y
saber escucharlos, para que sean capaces de hablar con nosotros cuando tengan algún problema.

Hacer deporte también puede ser una buena válvula de escape para el niño cuando esté estresado.

En los casos en que el estrés del niño no remite por mucho que hagamos para tranquilizarlo es
conveniente acudir al psicólogo, ya que si la situación se perpetúa en el tiempo puede resultar
traumatizante para el pequeño.

Qué pueden hacer las escuelas Las escuelas pueden facilitar la prevención, identificación y
tratamiento de la depresión en niños y adolescentes. Los estudiantes pasan mucho de su tiempo
en las escuelas, donde son constantemente observados y evaluados, y entran en contacto con
muchos profesionales especializados y con conocimientos. Las intervenciones efectivas deben
incorporar la colaboración entre escuelas y comunidades para contrarrestar las condiciones que
producen frustración, apatía, alienación y desesperación que mucha de nuestra juventud
experimenta.

• Desarrollar en la escuela un ambiente afectuoso, de apoyo, para niños, padres y maestros. •


Asegurarse de que todos los niños y sus padres se sientan bienvenidos en la escuela. • Prevenir
toda forma de intimidación entre niños, como política de la escuela que se pone en práctica
enérgicamente. • Establecer reglas claras, hacerlas públicas y ponerlas en práctica en forma justa
y consistente. • Establecer planes de suicidio y violencia e implementarlos. • Tener planes
específicos para lidiar con los medios de comunicación, los padres, los maestros y los estudiantes
en el período posterior al suicidio, la violencia escolar o el desastre natural. • Romper la
conspiración del silencio (dejando en claro que es deber de todos los estudiantes reportar
cualquier amenaza de violencia o suicidio a un adulto responsable). • Asegurarse de que por lo
menos un adulto responsable en la escuela tome interés especial en cada estudiante. • Poner
énfasis y facilitar la colaboración entre el hogar y la escuela. • Capacitar a maestros y padres para
reconocer factores de riesgo y señales de peligro de la depresión. • Capacitar a maestros y padres
para realizar intervenciones apropiadas para los estudiantes que se sospechen estén deprimidos.
Nota

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