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BREVE HISTORIA DE LA PINTURA SOMOTEÑA

Por Omán David Díaz-2016

Nos corresponde expresar a nosotros que las artes pictóricas de Somoto -después un largo
trabajo, de superación de obstáculos, búsquedas y éxitos-, han alcanzado su mayoría de
edad. Y esto no ha sido nada fácil, detrás o antes hay una historia que contar: experiencias
y visiones de artistas que en su momento no se vieron como actantes o causas eficientes
para el desarrollo de la pintura a mediano, mucho menos a largo plazo, hoy son los frutos
reales de aquellas pocas semillas, cuyas virtudes futuras solo habían sido sembradas en
las tierras de la intuición, los sueños y en el inconsciente colectivo. Esta es la saga cuya
leyenda, su existencia y las acciones concretas las describo como siguen.
Los antecedentes más antiguos los encontramos en los vestigios arqueológicos y arte
rupestre de los grupos indígenas que poblaron el centro-norte de Nicaragua (lencas, ulúas-
matagalpas, xicaques y chorotegas); y en ese horizonte de cultura material y espiritual
encontramos las representaciones rupestres de “Piedras Pintadas”, Icalupe, realizadas
sobre la superficie de un abrigo rocoso, cuyos motivos y figuraciones alcanzan hasta 8-10
metros de altura por un ancho de igual longitud. Además contamos con todo el complejo
ceremonial de Las Peñas-El Agua Caliente, Santa Rosa, con sus múltiples grabados sobre
la vida, animismo y el culto a la fecundación. Es importante destacar el arte cerámico y lítico
precolombino de los diferentes pueblos que hoy podemos admirar en el Museo municipal
“P. Frutos Valle”.

En el continuo devenir de los siglos, poco sabemos de los artesanos, constructores y


artistas que han desarrollado y destacado con sus obras, por lo que se necesita rescatar
los nombres y trabajos del olvido del tiempo. Posteriormente, ya en el siglo XX sobresalen
escultores de imágenes como Toñito Ponce; el poeta y profesor Agustín González y
Moncada, pintor de rutilantes paisajes, y fundador de la alfabetización en el EDSN. Señala
A. Mejía G. que en la Pinacoteca del Banco Central de Nicaragua, pueden contemplarse
algunos óleos de este pionero de las artes pictóricas. Se nos ha informado que Julián
“Marihuana” Padilla (¿o Rodríguez?) tenía buen dibujo, en este caso estamos ante una de
tantas vocaciones malogradas por falta de oportunidades. Resaltamos los magníficos
retratos realizados a lápiz y carboncillo durante los años setenta y ochenta por Reynerio
Espinoza Tercero.

El fundador y los cofundadores. En diciembre del setenta y dos del recién pasado siglo
XX, la capital Managua es sacudida por un fuerte terremoto que deja más de 10, 000
muertos. La gente abandona la ciudad destruida, muchos marchan hasta los departamentos
porque allí está una mano amiga, la familia o una oportunidad de trabajo. Entre los
terremoteados está un joven pintor primitivista, Manuel García, quien pariente de las
familias Hernández Betanco y Hernández Vásquez del Barrio Montealegre (hoy Sector 9),
no pierde la oportunidad y pronto lo tenemos en Somoto.
Manuel García tiene entre sus méritos el ser reconocido como uno de los grandes
primitivistas de Nicaragua y Latinoamérica. Su obra de buena factura y estilo naif la
encontramos en las décadas de los años 60, 70 y ochenta. Aquí en Somoto no tarda en
montar una escuela de pintura, entre sus alumnos destaca Armando Mejía Godoy, quien
ya tenía cierta experiencia como autodidacta. García también impulsa el trabajo de su
primo, el futuro pintor Fernando Hernández.
Pronto, Armando Mejía influido por el primitivismo de Manuel García y del hondureño José
A. Velásquez comienza a dibujar y pintar la vida de nuestra ciudad y sus personajes, las
costumbres y formas de vida del campesino, las montañas, su flora y fauna. Apenas un año
después realiza su primera exposición personal en la Galería 73 de Managua. Abre en el
año 78 el Taller de Arte Popular, reafirmando con su quehacer plástico ser el fundador de
la pintura somoteña. En el año 77, con el apoyo de la pintora Claudia Chamorro, Armando
Mejía realiza una exposición colectiva en X-Po La Prensa, en compañía de Fernando
Hernández, Omán David Díaz, Rolando Hernández y Ramón Velásquez (esteliano),
pintores que pueden ser considerados a esta altura como los continuadores de la plástica
en Somoto, cuando tener una escuela de pintura, o pintores formados, era apenas un
sueño.
Primeras y subsecuentes formaciones académicas. Durante los años ochenta destacan
como maestros formadores de vocaciones plásticas los pintores Luis Alberto Álvarez
(nacido en Guatemala, quien también es dibujante y escultor) y Rolando Hernández.
Durante los primeros años de esa década, el pintor Álvarez forma un taller donde tiene un
papel destacado la mujer, entre sus discípulas: Esperanza Ordóñez, María de los A. Mejía,
Ena Ordoñez Toledo y Daysi Guillén.
A este esfuerzo se suma la obra de promoción y gestión del pintor y arqueólogo esteliano
Bayardo Gámez quien a través de la agrupación artística Tlapacallí logra que se conozca
el quehacer pictórico-cultural de Somoto y la zona norte del país a nivel nacional e
internacional. Mencionamos la generación de pintores más destacados de los años
ochenta: Ena Ordóñez, Guillermo Rivas, Emilio Ponce, Bayardo González, Antonio Padilla,
Erick Carrasco, Manuel Romero, Suyapa Padilla T. y Silem Espinoza.
Por estos años, entre los pintores que se deciden por cursar estudios académicos para
mejorar conocimientos y prácticas plásticas está Omán David Díaz (1962) quien a
mediados de los ochenta entra a estudiar en la Escuela de Arte Público D. Alfaro Siqueiros
en Managua, ahí permaneció hasta egresar como pintor muralista en 1989. Recibe clases
maestras de los artistas italianos Sergio Michellini y Giancarlo Splendiani, y del
salvadoreño Camilo Minero. Fungía como director el maestro esteliano Leonel Cerrato. Allí
aprende técnicas antiguas y modernas como el fresco, el grafito monumental (esgrafiado),
el mosaico y el modelado de cerámica. Jóvenes profesores de los que aprendió y con los
que compartió experiencias son los muralistas de trayectoria internacional: Reynaldo
Hernández, Federico Matus y León Florencio Artola. Entre los compañeros de estudio se
encontraban los futuros plásticos que hicieron de Estelí la “Ciudad de los Murales”: Cecilia
Herrero (Argentina), Janet Pavone (USA), Daniel Hopewell (Inglaterra), y Daniel Pulido
(Colombia), quien ha hecho carrera en León como pintor y escritor.
Hialda Hermida Herrera (1947), realiza estudios de dibujo y pintura con maestros
nicaragüenses, con breves estadías en la Academia de Bellas Artes de Venezuela y en la
Escuela Nacional de Artes plásticas, Managua. Ella se considera una autodidacta, aunque
es obvio que tales estudios han sido bien aprovechados. Como artista talentosa ha
expuesto personal y colectivamente en las más prestigiosas galerías de nuestro país
(Alianza Francesa; Praxis, Epikentro, Contil, Teatro Nacional Rubén Darío), y en países
como Costa Rica, Honduras, Ecuador, Venezuela, Estados Unidos y China.
Juan Manuel Obando (1967-2013). Estudió un año (1988) en la Escuela Nacional de Artes
Plásticas. Fue un versátil pintor de paisajes costumbristas, obras que describen con
bastante precisión el paisaje somoteño, su gente, hasta caracterizar el estilo de vida de
nuestro pueblo, casi en un marco o registro de tipo antropológico. Otra temática de sus
óleos es lo religioso: vírgenes, cristos e iglesias. Destacan sus retratos de personajes
somoteños. Su estilo sostiene una mezcla de realismo, impresionismo y expresionismo.
En años recientes, Luisa Tamara Arauz Lagos (1982) realiza estudios de Artes Plásticas
en el Palacio Nacional de la Cultura en Managua (2004-2008). Egresa como pintora y
escultora. Actualmente no solo dedica tiempo a su obra personal, es también profesora de
pintura y escultura en la Casa Municipal de Cultura de Somoto.
Emergentes autodidactas. Desde finales de los 80 y a lo largo de los 90, comienza a surgir
una nueva generación de artistas plásticos, la mayoría como exponentes de calidad en el
extranjero. Se caracterizan por haber sido formados por profesores como Armando Mejía,
Luis Alberto Álvarez, R. Hernández, Emilio Ponce y Manuel Romero. Es decir que
estamos ante autodidactas, si consideramos que en Somoto nunca hemos tenido una
verdadera escuela de pintura. En esta magnífica lista sobresalen: Antonio Padilla,
primitivista genuino, y autor de otros temas como frutas, fauna, y personajes del
Güeguense. Vive en Estados Unidos y continúa pintando. Silem Espinoza, sin lugar a
dudas el mejor primitivista que ha dado nuestro pueblo. Igor Corrales, quien expone sus
frutas, flores y paisajes en España y otros países de Europa con buen suceso. Erick
Carrazco, quien vive y triunfa en los Estados Unidos. Su estilo tiene base en el
hiperrealismo de naturalezas muertas, gente de su patria y el paisaje arquitectónico de las
urbes gringas. Álvaro Valladares, cuya figuración está centrada en aves, flores y
mariposas de mucho colorido y juegos geométricos. Marcia Vidaurre R., quien hace uso
del estilo impresionista en su excelente trabajo de bodegones, retratos y paisajes. Christian
Alanís, pintor, escultor y artesano, quien día a día muestra su trabajo incansable, destaca
por su obra costumbrista y regionalista. Es el autor del mural más grande de Somoto. Jartin
Morazán, discípulo de Rolando Hernández, primitivista limpio y fresco con mucho futuro.
Debemos mencionar a otros dibujantes, conocidos por su actividad en otros escenarios:
Francisco y Luis E. Mejía Godoy, autores de excelentes líneas y tramados, formas y
temáticas indígenas, coloniales y mestizas. Y Luis Alberto Álvarez, quien a través de los
años ha dejado una huella importante con un dibujo del paisaje urbano y rural. También
debe sumarse el trabajo de publicidad, diseño gráfico y caricatura que han mostrado, a lo
largo de los años, gente como José Tomás Díaz, Manuel Romero, Reny A. Díaz y
Arquímedes Vásquez, quienes han laborado con esmero y sentido estético. Nuestra
disculpa aquí si hemos olvidado mencionar algún otro pintor(a) o creador.
Los últimos años. A pesar de que aún no contamos con una escuela de pintura, una
infraestructura idónea ni con aulas acondicionadas para tal fin, mucho menos con una
educación artística con su didáctica, planes de clases y programas, es importante subrayar
que hoy contamos con más de 30 noveles pintores, quienes han recibido clases de parte
de los profesores Omán Díaz y Tamara Lagos en la Casa Municipal de Cultura. Y hablamos
de este número porque son la generación que no ha dejado de pintar. Gracias al esfuerzo
de la Alcaldía, alcaldes y padres de familia, en este centro cultural decenas de niños,
jóvenes y adultos han recibido clases de dibujo, pintura, escultura, cómic y caricatura. Cada
cierto tiempo, al final de curso o año, los estudiantes egresados exponen sus obras.
Asimismo se debe mencionar los esfuerzos realizados en otras comunidades por Manuel
Romero y Cristian Alanís, quienes también enseñan a las jóvenes generaciones. Queda
pendiente escribir sobre el talento de cada uno de ellos. Son futuras promesas, y por lo
mismo, les aconsejamos que sigan practicando con espíritu de entusiasmo y superación,
pintar fuerte todos los días, emocionados con cada trazo, pincelada y difuminado,
envolviendo los colores en veladuras y claroscuros. Queremos que el público aprecie las
obras de los plásticos bisoños, y acaso exclame un día: ¡Qué bella factura, inteligente
composición! ¿Y el ritmo? Inquietante, un capricho, sorprendente…, sin duda original....
 Acompañan este texto: -Dibujos de Chico Luis Mejía G. con temáticas de nuestra
arquitectura colonial y mestiza. –Dibujos de Luis E. Mejía G. con su propuesta de
figuraciones inspiradas en nuestra cultura precolombina y vida actual.

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