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7 aspectos que debes trabajar para escribir un buen

primer capítulo

1. Estilo y tono
Desde el primer momento una novela tiene que mostrar el estilo de su autor. El primer
capítulo de tu novela tiene que mostrar tu estilo.

El estilo se trabaja con los años, aunque casi desde el momento en que empiezas a escribir
se perciben sus rasgos. Tu estilo se encuentra oculto dentro de tu ADN de escritor, aunque
es cierto que la formación y la práctica lograrán afinarlo y hacerlo brillar.

Tiene que ver con el uso del lenguaje, con los temas e ideas que eliges para desarrollar en
tus obras y, en general, con cómo concibes tú la literatura y cómo vas desarrollando tu
propia poética.

Aquí tienes algunas ideas para desarrollar tu estilo.

Mientras que el estilo será común a todas tus novelas, el tono debe ser exclusivo para cada
una de ellas y tiene que concordar con la historia que narra, pero también con la tesis que
subyace a la misma.

No puede ser el mismo el tono de una novela psicológica que el de una novela de acción, el
de una novela romántica que el de una de terror.

El tono se construye a través del narrador que elijas, de las atmósferas y ambientes que
crees, así como con las palabras que uses. Y es básico que sea homogéneo a lo largo de
toda la novela, comenzando desde la primera línea del primer capítulo.

2. Estructura
La estructura de una buena novela debe guardar un perfecto equilibrio entre sus partes. Y el
primer capítulo debe ser un ejemplo de ese equilibrio.

Por lo general en el capítulo inicial debes presentar el conflicto, la fuerza que vendrá a
alterar el statu quo del protagonista y que le obligará a empezar a moverse.

Debes asegurarte de que lo que sucede en este primer capítulo es relevante no solo para que
la historia arranque, sino para todo lo que vendrá a continuación. Y aunque las
coincidencias y casualidades están proscritas en una buena narración, en el primer capítulo
tienes licencia para introducir alguna, como explicamos aquí.

Además, el equilibrio del primer capítulo no atañe solo a su relación con el resto de la
trama, sino también al equilibrio interno del propio capítulo. Como los alumnos de nuestro
Curso de Novela saben, cada capítulo debe guardar una proporción que gradúe el ritmo, la
información que aporta, la tensión narrativa, etc.

3. Conexión
Leemos porque nos importa lo que le sucede a los personajes. Nos identificamos con ellos,
nos implicamos con su historia, queremos conocer sus reacciones y compararlas con las que
nosotros tendríamos en su lugar.

Y eso es lo que tienes que lograr a lo largo de tu novela, pero especialmente en el primer
capítulo, en el que te juegas la atención del lector.

Tienes dos maneras de lograr esa conexión con tu lector.

La primera es usar con acierto la emoción. No nos referimos a que te pongas sentimental,
sino a que prestes atención a la manera en que reflejas las emociones de tus personajes.

Eso implica ser consciente de cuál es la emoción que siente tu personaje respecto a los
acontecimientos narrados. ¿Es ira, vergüenza, dicha, envidia, tranquilidad? Sé lo más
concreto posible.
Esa concreción pasa por elegir bien las palabras. No es lo mismo iracundo que enfadado,
triste que mohíno, alegre que feliz…

La segunda manera de incluir emociones en tu novela para escribir un buen primer capítulo
es el mítico «muestra, no cuentes».

No digas que tu personaje sentía envidia de su hermano. Explica de dónde nació esa
envidia, cómo tu protagonista siempre se sintió relegado a un segundo lugar por sus padres,
cómo vivió pendiente de un reconocimiento que a su juicio nunca llegó. E ilústralo todo
con escenas que ejemplifiquen esa relegación (los padres del personaje van a ver el
concierto de piano de su hermano, pero no la función de fin de curso en la que él
interviene); esa búsqueda del reconocimiento (tu protagonista ha sido un estudiante
brillante, un buen atleta, tiene un buen trabajo y un matrimonio ejemplar), etc.

Hablamos de todo esto en detalle en esta entrada. No te la pierdas.

4. Interés
La conexión con el lector también se establece mediante el interés. Cuando leemos
queremos saber qué va a pasar a continuación, seguir las relaciones causa y efecto hasta
saber cómo termina todo.

Esto, que es básico a lo largo de toda la novela, resulta vital en el capítulo inicial.

Si quieres escribir un buen primer capítulo debes despertar un interés genuino por la
historia. Hacer qué el lector se pregunte no solo cómo va a acabar la historia, sino también
qué va a pasar a continuación.

Eso se logra haciendo hincapié en el conflicto, subrayándolo de modo que el lector quiera
saber cómo es que el protagonista se encuentra en esa situación y qué va a hacer para
solucionarla. Pero también es necesario que des un atisbo del estado de equilibrio, el estado
habitual del mundo del protagonista para que el lector pueda comprender la magnitud de la
situación a la que se enfrenta el personaje.
5. Situación
Convencidos de la importancia del primer capítulo, muchos escritores tratan de incluir
enormes cantidades de información para asegurarse de que el lector comprende el
planteamiento inicial.

No caigas en ese error.

El primer capítulo debe poner al lector en situación, sí, pero guardando el equilibrio y cierto
dinamismo. El primer capítulo debe mirar hacia adelante, no hacia detrás. Tienes muchas
páginas para poner al lector en antecedentes y darle contexto a tu historia, no trates de
hacerlo del tirón en el primer capítulo.

6. Dónde empezar
Esta es la pregunta del millón: ¿por dónde comenzar a narrar?

Con la sana intención de poner al lector en antecedentes, es frecuente que la narración


comience en un punto alejado del momento en el que el conflicto hace acto de presencia. Y
además se presenta a una multitud de personajes, para que el lector los vaya conociendo,
aunque no vayan a jugar un papel relevante hasta más avanzada la trama.

Para saber dónde empezar prueba lo siguiente: piensa en el momento en que el conflicto
aparece (por supuesto, debe ser el conflicto de tu trama principal). Ahora da un paso hacia
atrás: ese es el momento, ahí debes poner el «Érase una vez…».

Aprovecha ese momento para presentar al protagonista.

Luego, durante el transcurso del capítulo puedes incorporar a algún personaje más. Trata de
que sea un personaje que sea relevante y úsalo para mostrar más de tu protagonista
mediante el modo en que interaccione con él.

7. Mejor evitarlo
Hay algunas cosas que es mejor no hacer si quieres escribir un buen primer capítulo.

No es que estén prohibidas (en literatura nada lo está), pero es poco recomendable que las
incluyas en tu novela si quieres hacer que el lector siga adelante.

Ya hemos mencionado alguna de ellas:

 No incluyas demasiado trasfondo. Puedes dosificar los antecedentes a lo largo de


todo el capítulo, y luego a lo largo de toda la novela. Basta con que cuentes lo
suficiente para que el arranque de la historia se comprenda.

 No incluyas demasiada exposición o descripción. Esto aplica fundamentalmente en


los primeros párrafos. Después no tengas miedo de incluirla, recuerda que no es
relleno, sino literatura.

 No incorpores flashback. El lector se está situando en la historia, orientándose en las


coordenadas de esa narración que comienzas. No le lances de repente al pasado
porque todavía no conoce lo suficiente del presente como para que lo que sucedió
antes le interese. De hecho, tal vez le confunda.

 No presentes a demasiados personajes. De nuevo, tienes muchas páginas por delante


para presentar a quienes van a ser los actores de tu novela, no te precipites en
hacerlos salir a escena. De nuevo puedes correr el riesgo de confundir al lector.

Aquí te explicamos algunas formas poco convenientes de comenzar una novela.

Fíjate en lo que hacen los demás


Los libros de otros autores son una excelente escuela en la que aprender. Lee a los grandes
autores y fíjate en cómo abordan sus primeros capítulos. Toma notas y saca ideas de su
manejo de la tensión, de cómo dosifican la información, de cómo introducen a su
protagonista y cuánto contexto dan.

Verás que hay mil maneras de hacerlo, todas válidas. Piensa y práctica hasta que des con la
que mejor conviene para tu novela.
Si estás dándole vueltas al primer capítulo de tu novela, el curso Cómo Escribir Una
Novela puede ayudarte.

Échale un vistazo.

Tienes catorce capítulos que te ayudarán a comprender cómo construir una trama
equilibrada, que avance sin contratiempos ni inconsistencias. Lo mejor de este curso es que
te ayuda a crear unas bases sólidas para tu novela que te permitirán escribirla en un plazo
de tiempo menor y, sobre todo, evitar los bloqueos que muchas veces conducen al
abandono.

Cuentas con la ayuda de una profesora para apoyarte y asesorarte a lo largo de todo el
proceso, para que trabajes con foco hasta poner la palabra «fin».

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