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Colección Joaquín Gandarillas Infante Arte colonial americano

María, territorio y protección


Vírgenes Sur Andinas
Colección Joaquín Gandarillas Infante Arte colonial americano

María, territorio y protección


Vírgenes Sur Andinas
Con gran alegría y satisfacción presentamos al público universitario, y ampliamente a toda la
comunidad, la segunda exposición de arte colonial de la Colección Joaquín Gandarillas Infante,
que tuvimos el agrado de acoger en comodato el año recién pasado. Su custodia y preservar-
ción es para la universidad un honor y, más aún, el poder compartirla y difundirla a través de
estas muestras.
La que acabamos de cerrar, titulada “Arte, fe y devoción”, curada por el arquitecto e histo-
riador Hernán Rodríguez, fue un éxito tanto en asistencia como en los postivos comentarios que
los asistentes nos transmitieron. Esto ha incentivado nuestra motivación a seguir desarrollando
al máximo las ricas potencialidades de la colección y a superarnos en la elección temática y en
la presentación de imágenes y contenidos.
Hoy, en un montaje dedicado a la Virgen María y curada por la Doctora en Historia del
Arte Isabel Cruz, inauguramos una nueva exposición: “Vírgenes sur-andinas: María, territorio
y protección”. A través de 16 pinturas virreinales de los siglos XVII-XIX, podremos ver a María
en su multiplicidad de nombres y advocaciones.
En el calendario cristiano, que es el que nos rige, la segunda mitad del año está destacada
entre otras particularidades por la presencia de la Virgen María con fiestas como Nuestra Señora
del Carmen, de la Merced, la Asunción de María, la Inmaculada Concepción y la Natividad.
La Universidad Católica ha querido hacerse partícipe de esta centralidad de María y mostrar
la significación de su presencia en nuestros territorios desde los inicios de la cristianización de
América hasta hoy, no solo en las grandes ciudades y capitales, sino en los pequeños pueblos
y las regiones apartadas de los actuales países de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Esta exhibición, que coincide y se suma a la Misión Territorial de la Iglesia para 2014, quiere
señalar a través de estas obras, la vigencia de las devociones en nuestros países vecinos, y a
través de las variadas procedencias de las obras de la colección, contribuir a estrechar lazos de
amistad y cohesión entre nuestros pueblos.

Ignacio Sánchez Díaz


Rector

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Recentissima novi orbis, sive Americae
septentrionalis et meridionalis tabula / ex officina
Caroli Allard. [Amsterdam: s.n., 1696]
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de pinturas de iconografía mariana, pertene- contaminación de las prácticas con la hetero-
cientes al legado de Joaquín Gandarillas In- doxia, es el propósito de los padres de Trento.
fante –y que constituyen una de sus facetas También lo es impulsar la defensa apasionada
más peculiares– da a conocer, pone en valor de sus atributos definitorios: la virginidad, su

Vírgenes Sur Andinas: y difunde imágenes emblemáticas de la devo- rango de Madre de Dios y de los hombres, el

María, territorio y protección


ción regional que hacen dialogar las raíces de misterio de su concepción inmaculada, que se
la temprana conquista y primera colonización declarará como dogma en 1854. Fortalecida
con la actualidad. por el debate teológico del periodo conciliar,
Pintura virreinal siglos XVII-XIX Un trazado de la devoción mariana en el María se acoge al figurativismo representativo

Colección Joaquín Gandarillas Infante tiempo retrotrae, a grandes rasgos, al contexto


europeo de la Reforma Católica y el protestan-
del arte renacentista en los países de Europa
meridional, humanizándose. Accede así en
tismo; al Concilio de Trento y a la incorporación pintura y en escultura al realismo que la acer-
del Nuevo Mundo como escenario inédito de ca a la cotidianidad, allana la comunicación
Isabel Cruz de Amenábar la aventura cristiana. Si Trento como instancia devocional y, por ende, la labor pastoral en el
Doctor en Historia del Arte. Profesora Instituto de Historia, Universidad de los Andes. doctrinal ratifica el culto a María y precisa la Nuevo Mundo.
Curadora Colección Joaquín Gandarillas Infante, Pontifica Universidad Católica de Chile. ortodoxia de sus formas de representación Introducida en el Virreinato del Perú por
frente a la iconoclasia protestante, es el Des- las primeras órdenes religiosas que acceden
Madre y protectora, guerrera y taumaturga, un territorio. Mariología americana o america- cubrimiento de América el que diversifica y al territorio –dominicos, agustinos, merceda-
María, como Santísima Virgen, Nuestra Seño- nización mariana, ramificada y florecida des- amplía –hasta límites anteriormente imprede- rios, franciscanos, jesuitas, carmelitas y bet-
ra o Nueva Eva, en su multiplicidad de nom- bordando la ortodoxia; pues la religiosidad po- cibles– su culto durante la Edad Moderna y lemitas– y por los conquistadores, María pre-
bres y advocaciones, traspasa los mares con pular resultante es inclusiva y transmutadora. Contemporánea. Las dimensiones de la geo- side la empresa de asentamiento en las tierras
el Descubrimiento –simbólica navegante y ca- Desde las cumbres andinas a los territo- grafía americana, sembrada de ámbitos desco- del Sur Andino a través de extenuantes jorna-
pitana en la carabela de Colón– y se entroniza rios a sus pies, María esparce sus nombres en nocidos y tierras incógnitas, su vasto mosaico das de historia providencialista y portentosa
sobre el territorio americano con la Conquista. el ímpetu civilizatorio de la nueva cruzada en poblacional, la variedad de paisajes y formas que trenza, en ciertas zonas como Chile, los
En un proceso de sincretismo religioso ultramar. Derrama, como irrenunciables semi- de vida, ofrecen a las prácticas y a las advoca- hechos de guerra a la intervención sobrena-
y de aculturación visual, paralelo al mestizaje llas de fe, sus milagros y prodiga bendiciones ciones marianas un campo fértil a la creación tural bajo la forma de milagros y apariciones.
étnico, se incorpora al culto y a la geografía, se sobre estas áreas cohesionadas administrati- de nuevas y singulares formas artísticas. El fervor que despierta la Madre de Dios cre-
hace presente en el arte y en la fiesta, preside vamente desde mediados del siglo XVI hasta A diferencia del protestantismo que re- ce, se ramifica y escala los Andes, abarcando
cofradías y hermandades cuando se la invoca, comienzos del siglo XIX por el Virreinato del chaza como idolatría el culto con la mediación con el tiempo, como un gran árbol de vida,
ofreciendo auxilio, sanación o misericordia. Perú. Lo integran las audiencias de Quito, ac- de imágenes, el movimiento de Reforma Ca- diferentes grupos de población, etnias, nive-
María y América, alma y tierra; personifi- tual Ecuador; Charcas, hoy Bolivia; el Perú; el tólica, que España encabeza, asegura un papel les sociales y grados de mestizaje cultural. Se
caciones femeninas inextricablemente unidas Río de la Plata, actual Argentina, tardíamente clave a la concreción de las figuras sagradas adoptan devociones de origen europeo y es-
en la mentalidad popular y en las represen- constituido en Virreinato; y la Capitanía Gene- y de los santos. Madre y modelo, María de- pañol que las necesidades de adoctrinamiento
taciones artísticas. La figura de la Madre de ral de Chile. viene foco de la piedad y, simultáneamente, y evangelización adaptan a la comprensión de
Dios, teológicamente elaborada por los padres Recuperar patrimonialmente la presencia motivo predilecto de representación artística. estos pueblos en variantes estéticas e inéditos
de la Iglesia desde los primeros tiempos cris- de María en la tradición pictórica de nuestros Como tal, su culto recibe del Concilio una contenidos de los programas iconográficos,
tianos, que España lega a las Indias en plena países, es la propuesta de la Universidad Ca- revisión depuradora y un exhorto evangeliza- atingentes a los requerimientos de indíge-
expansión de la iconografía medieval; y el Nue- tólica con la muestra, “Vírgenes Sur-Andinas: dor. Limpiar a la Virgen de aquellos excesos nas, mestizos y criollos. Desde la Audiencia
vo Mundo, ámbito de esperanza y promesa, María, Territorio y Protección, Siglos XVII- mágicos en que había declinado la piedad de Quito por el Norte al Reino de Chile por el
bajo la forma de alegoría indómita y primige- XIX”. Buscando el continuum de una auténtica tardo-medieval por el uso indiscriminado de Sur, María asume el cobijo y salvaguarda de la
nia, confluyen en el destino de un continente y experiencia estético-religiosa, esta selección los textos apócrifos, la leyenda dorada y la región bajo la iconografía de Nuestra Señora

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del Rosario, ramificada como Candelaria, que tagonismo en la devoción cristiana, resultaba daciones cromáticas y claroscuros, como una expansión del mercado artístico local e incre-
deviene en la boliviana Virgen de Copacabana particularmente atractiva y cercana para la esplendorosa aparición constelada de joyas, menta la circulación de imágenes pictóricas,
o del Lago; en la peruana Virgen de Pomata; población local y, a la vez, aparecía histórica- perlas, cintas y telas de oro y plata. arrolladas en “bultos” y “fardos” por mar, a
en la advocación de Virgen de la Merced o de mente dotada de una plasticidad interpretativa Simultáneamente, se mestiza la materia- través de los puertos de Guayaquil, Callao,
las Mercedes transformada en la Peregrina de que permitía su apertura a diversos contem- lidad de la pintura con la incorporación a las Valparaíso, Concepción y Valdivia; o por los
Quito; como Virgen de la Caridad, de Belén y pladores, estados anímicos o niveles sociales obras de técnicas y elementos de la naturaleza antiguos caminos incaicos del Altiplano desde
de la Soledad, veneradas especialmente en y, con ello, a composiciones, formas, ropajes andina. En renuncia a las preparaciones de la la cordillera y las sierras hacia las vertientes
Ecuador y Perú; y en la iconografía de Nuestra y ornamentación atingentes. pintura europea, se incorporan recursos exis- del Pacífico y del Atlántico Sur.
Señora del Carmen, cuya devoción se expan- El barroco había creado en los países eu- tentes con prodigalidad en el territorio –made- Así, las imágenes pictóricas de María que
de a través de todo el territorio desde Ecuador ropeos del Sur –Italia y España principalmen- ras, telas de algodón, colores– la azurita andina se realizan en el Virreinato han modificado
a Argentina y Chile, apadrinado por Ella en su te– prototipos marianos de extraordinario rea- y el lapislázuli dan el color azul al manto de aquellas primeras representaciones escultóri-
proceso emancipador. lismo y belleza. En los talleres de los artistas María, el bermellón saturado de la cochinilla cas de las distintas iconografías traídas desde
Esta expansión evangelizadora y misio- mestizos e indígenas que irrumpen en la pro- a su túnica, el blanco proveniente de la cal Europa como baluartes y modelos, al estilo del
nal por la zona andina, que lleva la figura de ducción pictórica y escultórica del Virreinato de los milenarios conchales depositados en último Gótico y primer Renacimiento. Replica-
María a los ámbitos más alejados, tiene en el Peruano desde finales del siglo XVII, inun- los Andes se incorpora como tantos otros das y luego reinterpretadas pictóricamente in-
arte –pintura, escultura, grabado, que la repre- dando literalmente el mercado, se imprime pigmentos. Los pintores buscan traspasar numerables veces por estos talleres a lo largo
sentan– un instrumento clave de enseñanza a María el sello de una estética diferente a la también a su obra las calidades de las telas; del periodo, las obras resultantes son diversas
y comprensión. En una época de cultura oral europea. Su belleza se esquematiza y des-indi- los efectos suntuosos de los bordados y bro- de las originales. En el arte occidental cris-
y visual como los siglos XVII y XVIII, cuando vidualiza, para buscar en el trasfondo colectivo cados con que la devoción cubre las imágenes tiano la tridimensionalidad y el volumen han
la palabra escrita no se ha difundido aún a la de la memoria social, el arquetipo femenino marianas, se consiguen con el procedimiento operado como principio realista y sensorial,
población del Virreinato, la imagen de María materno en una rica gama de rasgos, elemen- del “brocateado”, aplicación de diseños en facilitando la comunicación entre lo divino y lo
adquiere no solo el rango de medio visual de tos y énfasis locales. En sus representaciones oro sobre las superficies pictóricas y escultó- profano a través de la percepción de los senti-
educación religiosa, sino un valor identitario y dentro de escenas y paisajes, se desmantela ricas. Aceites vegetales y animales, barnices y dos, el tacto incluido. Ha sido tradicional que
estético para el criollo, el mestizo y el indíge- la perspectiva renacentista en base al cubo esmaltes completan el acabado de la imagen los peregrinos en los santuarios practiquen los
na, cuyos códigos se pueden descifrar y leer escenográfico con la unidad focal del punto contribuyendo a su bellezas y durabilidad a contactos milagrosos; que la transmisión de lo
simbólicamente. No es una creencia abstracta de vista único y el horizonte a la altura de los través de las generaciones. Una alquimia no sobrenatural se efectúe a través del beso en
la que se enseña y difunde, sino una religión ojos del espectador. Se construye fragmenta- improvisada, sino resultante de saberes an- la piedra, de los dedos o los rostros impresos
encarnada; una religión que en terreno ameri- riamente, en cambio, a través de la práctica cestrales, que los laboratorios y estudios con- en paños y vestiduras sacras, de la custodia y
cano y andino se ve emplazada a ser más em- de yuxtaposición y combinación de realidades temporáneos aún no develan completamente. transmisión táctil de las reliquias.
pática y dinámica que restrictiva, a calibrar el diferentes, una multiplicidad espacio-temporal Los centros pictóricos virreinales del Sur Los milagros atribuidos a las advocacio-
peso de la ortodoxia o de la norma y a jugarse sorprendentemente moderna, pues reposa en Andino, asentados a partir de la enseñanza nes de la Virgen y, por ende, a sus represen-
por la emoción, la conmoción incluso, a través los mismos principios de autonomía del espa- de los maestros españoles, italianos y fla- taciones, según el imaginario de la época; el
de los sentidos. Justamente María, una mu- cio plástico del arte contemporáneo. Así se mencos; del aprendizaje y la ejercitación na- modo como se les rinde homenaje y se las
chacha humilde y sencilla, es quien posibilita inserta el relato evangélico en torno a la figura tiva, encuentran en la segunda mitad el siglo adorna, su implementos realistas, las dona-
y activa el advenimiento del Verbo a la tierra de María en el contexto regional. En sus re- XVII modos de expresión propios que en el ciones de ajuares, joyas y exvotos para los
como Hijo de Dios encarnado, y se transmuta presentaciones como Madre e Hijo, el artista siglo XVIII ganan en fuerza y autonomía hasta camarines, las fiestas y cofradías de la Virgen,
así en la Virgen-Madre por excelencia. o artesano pintor adopta la mirada suplicante hacerse predominantes: Quito, Lima, Cuzco, provocan la necesidad de multiplicar y expan-
Elaborada a partir de muy escasas re- del devoto, acercándose hasta los pies de la La Paz y la región del lago Titicaca, así como dir la figuración de lo sagrado y de poseer, si
ferencias evangélicas, la figura de la Virgen imagen que se despliega hierática entre pesa- Potosí, experimentan una creciente demanda no la imagen primera, sí una versión de ella
María que desde finales de la Edad Media ha dos cortinajes, flores, cirios o placas recorta- por parte de la clientela religiosa o civil pro- como llave de acceso al milagro, a la protec-
adquirido, junto a su Hijo, un indudable pro- das, en un primer plano único, exenta de gra- cedente de todo el Virreinato. Ello produce la ción o a la expiación. De la tridimensionalidad

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tangible de la escultura originariamente entro- pintura europea, parece en la plástica virreinal plegados sobre la figuras marianas son, a la bula rasa” que significa desde el punto de vista
nizada, se accede al plano de la pintura que un aspecto subordinado y no medular en este vez, remembranza de la imagen de bastidor de “los vencidos” el primer periodo de la con-
trabaja con el ilusionismo y la tercera dimen- proceso de transferencia representativa. En la vestida, en forma de cono truncado y, según quista, con sus imágenes europeas destinadas
sión sugerida. Se ha desarrollado así, especial- pintura local permite responder funcionalmen- una analogía más abstracta y subliminal, alu- a desterrar o eliminar, logra así ser superada
mente en Cuzco, centro pictórico del Sur An- te a la producción de iconografías visuales y al sión a la forma piramidal de las montañas durante los dos siglos siguientes por la yuxta-
dino por antonomasia, la práctica de copiar las fluido tránsito y comunicación entre las artes. de los Andes en su representación ancestral posición e incluso la integración de formas y
imágenes escultóricas de la devoción mariana. Funcionalidad que muestra la especialización como diosa madre, Pachamama. Imágenes contenidos en estas imágenes mestizas.
Había sido un recurso frecuente en el barroco y eficacia de la producción pictórica de los paradigmáticas acerca de la equivalencia en- María; misión fertilizadora, siembra sim-
español y europeo, donde la lucubración so- talleres en los centros como Cuzco, donde la tre las deidades femeninas prehispánicas y bólica, que fusiona ciudades, pueblos y lugares
bre el papel de los sentidos, las antinomias y ejecución sobre soporte plano aventaja a la cristianas son las de la Virgen del Cerro de en la diversidad vinculante de sus advocaciones,
antonomasias de modelo y representación, el realización de esculturas de bulto o bastidor. Potosí y de la Virgen de la Candelaria de Co- estimula el poblamiento y la comunicación;
juego de realidades entre lo aparente y lo exis- La virtualidad permite en pintura, lucir más pacabana. Ambas provienen de procesos de se adapta a las peculiaridades geográficas y
tente, apasionan al arte, la literatura, la poesía con menos y viceversa, al no necesitar de or- sincretismo religioso y de simbiosis visuales a los cultos preexistentes. Como un rosario
y la teoría estética. Este efecto, que se conoce namentación adicional: coronas, joyas, trajes complejas, operantes en toda Hispanoamérica desgrana santuarios y templos, nomenclatura
en Europa como trompe l’oeil o trampantojo y mantos de lama o tisú de las imágenes ori- desde México a Chile. y toponimias, diseminándose en montañas,
(literalmente “engaño ante el ojo”), posibi- ginales, de alto costo, como se desprende de El cristianismo procura reconvertir así valles y hondonadas, re-marcando –no solo
litado por el extraordinario virtuosismo de la documentación de libros de gastos e inven- las antiguas creencias y deidades indígenas des-marcando– la sacralidad de esos entornos
los pintores europeos –de Velázquez a Mu- tarios. Los módicos precios de los materiales, retroproyectando hacia el pasado precolom- previamente señalados por cultos prehispánicos.
rillo o Tiépolo– propendía a la desaparición de la mano de obra y de las mismas pinturas bino un horizonte común, para establecer Devenida combatiente y generala del
de límites y a la integración entre lo real y lo cuando se las tasa para transmisión o regis- similitudes en sus relatos fundacionales y proceso independentista, María apadrina los
imaginario. Ello favorecía en el arte religioso tro, abogarían por este argumento. Simultá- testimonios compartidos, como la evangeliza- ejércitos y las naciones. Entre salvas, pabe-
y en la representación de la Virgen, la irrup- neamente, esa mano de obra hábil y barata, ción de América con anterioridad a la era co- llones y emblemas regeneradores entrega el
ción de la hierofonía (hieros, sagrado) en la “viste” muralmente con el pincel, desde fina- lombina o las asociaciones de identidad entre laurel de la victoria, el cetro de la soberanía.
esfera de lo cotidiano, a través de soluciones les del siglo XVIII a comienzos del siglo XIX, ciertas figuras de las religiones indígenas y el Construir la propia historia no ha sido en
espectaculares como nubes, rayos o rompi- las iglesias de la región andina. catolicismo. Particularmente proclives a esta los países del Sur Andino solo tarea de consti-
mientos de gloria en medio de los cuales se Las mamachas cuzqueñas (mamacitas, búsqueda fueron las órdenes de los agustinos tuciones y modernizaciones. No existe nación
presentaba a María. en quechua), son retratos de imágenes ma- y jesuitas. De la analogía, se ha accedido así a sin horizonte de trascendencia; país carente
En el Virreinato del Perú esta búsqueda rianas de devoción; desarrollos americanos y la equivalencia, de esta a la identidad y luego de humanización del territorio; historia co-
de trasposición de realidades propende me- regionales del legendario retrato de la Virgen a la coexistencia o a la sustitución. El análisis mún, sin apelativo a la memoria colectiva,
nos al engaño del ojo que a la multiplicación hecho por San Lucas. En su tipo moreno, el de la trayectoria de las distintas advocaciones al trasfondo religioso ineludible de la región.
y apropiación del carisma y peculiaridades pelo suelto hasta la cintura, los pendientes y de sus imágenes proporciona señales o evi- Para los católicos María ha colaborado y co-
de la imagen sagrada, con sus ornamentos de oro y piedras, la corona enjoyada o empe- dencias de este proceso. labora simbólicamente en forma significativa
y accesorios. La transferencia de un modelo nachada de plumas de aves oriundas, estas Estas estructuras sincréticas renuevan la a la consecución de estos fines, y conserva
escultórico a la bidimensionalidad de la tela es representaciones de María muestran el influjo labor de reconversión cristiana efectuada en hasta hoy, bajo sus diferentes nombres, el
así un modo efectivo, fiel y factible de poseer vernacular. Sartas de perlas o lazos, broches y América durante los primeros tiempos de la patronazgo sobre estas tierras, más allá de
la imagen, acercase a ella, desarrollar un cul- florones sobre las telas ricas y densas de sus colonización, cuando se trata de modificar y nacionalismos o desavenencias contingentes,
to, lograr sus favores y protección. El juego trajes, ligeros encajes flamencos rematando transmutar evitando o soslayando la destruc- para constituirse como verdadero símbolo de
intelectual acerca de los poderes y posibili- los puños, reflejan la prolijidad y prodigalidad ción. En la pintura y escultura marianas la “ta- su unidad de origen y proyecto.
dades ilusionísticas de la imagen escultórica de las devotas, así como el mestizaje de la
o pictórica, para asumir o eludir lo real, con- moda hispánica en el Virreinato. Los damas-
siderado característico de esta práctica en la cos y brocatos rígidos, triangularmente des-

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Ibarra
Quito
Ecuador
Guayaquil
Cuenca Principales centros de producción pictórica de las advocaciones marianas de esta muestra.
Virreinato del Perú, C. 1620 - 1820
Loja
Quito, Lima, Cuzco, La Paz y Lago Titicaca, La Plata (Sucre), Potosí.

Cajamarca

Perú Principales focos de devoción y santuarios marianos establecidos por las órdenes religiosas
C. 1540 – 1820
Virgen del Carmen Virgen de la Candelaria
Lima Nuestra Señora del Carmen. (Carmelitas, agustinos) Candelaria de Copacabana, Candelaria Caspana, Candelaria
Callao Orcotuna Quito y Cuenca (Ecuador) de Copiapó, Virgen del Lago o “Mamita del lago”.
(Dominicos, agustinos, franciscanos)
Callao, Lima y Cuzco (Perú)
Cuzco Quito (Ecuador)
Ica Belén La Paz y La Plata (Bolivia)
Cocharcas Lago Titicaca Lima, Cuzco, Puno, Chapi y Torata (Perú)
La Tirana, Huara, Maipú
Puno Copacabana y Concepción (Chile) Oruro, Copacabana y Potosí (Bolivia)
Pomata Caspana, Calbuco, Rahue, Remehue, San Pablo,
Arequipa La Paz Cuyo (Argentina)
Chapi Cancura, Riachuelo, Playa Maitén, Riachuelo, Cuinco y
Torata Oruro Bolivia Virgen de la Merced Carelmapu (Chile)
Virgen de la Merced, Nuestra Señora de las La Viña, Salta, Humahuaca y Santa María (Argentina)
Belén Sucre Mercedes, La Peregrina de Quito, Virgen de
Huara Potosí Puerto Claro. (Mercedarios) Virgen de Cocharcas
Quito, Cuenca y Guayaquil (Ecuador) (Agustinos, franciscanos, jesuitas)
Tarairí

Océano Lima, Cuzco y Arequipa (Perú) Cocharcas, Lima, Sapallanga, Orcotuna e Ica (Perú)
Ayquina
Jujuy Potosí y La Plata-Sucre (Bolivia)
Caspana Virgen de la soledad
Pacífico
Humahuaca La Serena, Valparaíso, Petorca, Santiago, Isla de Maipo,
(Franciscanos)
Rancagua, Curicó y Concepción (Chile)
La Viña, Salta Córdoba, San Miguel de Tucumán, Buenos Aires y Quito (Ecuador)
Ciudad de Corrientes (Argentina) Lima, Cuzco y Cajamarca (Perú)
San Miguel
Chile de Tucumán Santiago (Chile)
Virgen del Rosario Belén (Argentina)
Rahue Belén Corrientes
Virgen del Rosario, Virgen del Rosario de Pomata, Virgen
del Rosario de Valdivia, del Dulce nombre
de María. (Dominicos) Virgen de Belén
(Betlemitas, franciscanos)
La Serena Loja, Quito y Cuenca (Ecuador)
Lima y Cuzco (Perú)
Andacollo Lima, Cuzco y Pomata (Perú)
Tarairí (Bolivia)
Córdoba Potosí (Bolivia)
Belén (CHILE)
Andacollo, Santiago y Valdivia (Chile)
Petorca Buenos Aires (Argentina)
Valparaíso Jujuy y Córdoba (Argentina)
Santiago
Isla de Maipo Virgen de la caridad
Rancagua Buenos Aires Virgen de la Caridad Chamizuda.
Curicó (Hospitalarios de San Juan de Dios, jesuitas.)
Quito e Ibarra, Mira (Ecuador)
Concepción Argentina Lima y Cuzco (Perú)

Cuinco
Se ha omitido el actual territorio de Colombia del área del Virreinato del Perú. Este se constituye como Virreinato aparte, con el nombre de Nueva Granada, en 1717;
Valdivia es suprimido en 1723 y se restablece en 1739.
12 Remehue San Pablo Se ha incluido el actual territorio de Argentina en el Virreinato del Perú, que en 1776 se desmembra de él y con las áreas que hoy integran los países de Uruguay y Paraguay
Riachuelo Cancura y pasan a constituir el Virreinato del Río de la Plata.
Carelmapu Calbuco
luego del nacimiento de Jesús, ofrenda que en América desde las Islas Canarias (donde
José y María materializaron en dos tórtolas. es patrona) y difundida especialmente por la
De este modo, estas aves se hicieron parte de Orden Dominica. Este culto se popularizó y
la iconografía que identifica a la Virgen de la difundió con fuerza en la zona altiplánica del
Breves señalamientos a Candelaria, que luego concentró en ella esta Virreinato del Perú, siendo la imagen referen-

dos imágenes marianas


celebración ya como una festividad mariana; cial la Virgen de la Candelaria de Copacabana
por otra parte, lo más característico de esta (Virgen del Lago). La figura de la Virgen María
devoción, el uso de candelas en procesión, fue Candelaria no posee una vestimenta definida,
una particularidad que se agregó posiblemente cualidad bien distinta a las principales devo-
Efraín Telias Gutiérrez por influencia oriental, y se incorporó a la festi- ciones marianas del periodo colonial, que a
Doctor en Bellas Artes. vidad con posterioridad. San Sofronio, que se través de su atuendo testimoniaban su filia-
Profesor Asociado, Escuela de Arte de la Pontifica Universidad Católica de Chile.
desplazó a fines del siglo VI por las comuni- ción a las órdenes religiosas que eran las prin-
dades cristianas orientales, describió esta cos- cipales promotoras de su culto: la Virgen de la
Comentamos aquí dos imágenes de la Virgen Ello porque hablar desde las imágenes tumbre: “Llevamos en nuestras manos cirios Merced al hábito mercedario, del Carmen al de
María que se incluyen en la segunda muestra de la Virgen María supone un desafío enorme, encendidos, ya para significar el resplandor Los Carmelitas, y otras. En esta indefinición, la
de la Colección Gandarilllas, ambas correspon- en tanto las imágenes de María han sido más divino de aquel que viene a nosotros –el cual vestimenta de la Virgen Candelaria se hace so-
den a la advocación de la Virgen Candelaria, la elocuentes –para la construcción de las devo- hace que todo resplandezca y, expulsando las porte de la decoración de culto, oros y adornos
más pequeña con el título “Virgen de Copaca- ciones– que lo aportado por el texto. Fueron tinieblas, lo ilumina todo con la abundancia de que resaltan su magnificencia, incluso como la
bana en Retablo con Santos” y la segunda, de poquísimas las instrucciones bíblicas para la la luz eterna–, ya, sobre todo, para manifes- mencionada de Copacabana vistiendo atuen-
mediano tamaño, denominada “Virgen de La construcción de su imagen, y, aunque algo tar el resplandor con que nuestras almas han dos de una princesa Inca; pero a la vez, esta
Candelaria”. más aportaron los textos apócrifos, igualmen- de salir al encuentro de Cristo” (Schenone, indefinición otorga interesantes posibilidades
Dado el importante volumen de conteni- te la imagen de María se construyó sobre todo 2008:327). La vela en la mano de la Virgen de interpretación en tanto se hace más plásti-
dos simbólicos que portan las imágenes de la desde la propia fe y participación de los fieles Candelaria señala este sentido y sirve como ca para incorporar las múltiples connotaciones
Virgen María, solo haremos acercamientos a en los distintos ámbitos culturales –muchos principal rasgo distintivo. simbólicas que portan las configuraciones de
sus connotaciones, por eso el título de este de ellos de tradición oral– donde se posicionó En las figuras que comentamos, la vela la Virgen María.
texto, enunciando que solo pretendemos apor- el cristianismo desde los primeros siglos. En está sostenida en la mano derecha, denotando En las dos imágenes de la Virgen Can-
tar señalamientos a lo que consideramos los estos procesos se dinamizó a través de lo que su jerarquía, y posee una extraña forma que- delaria incluidas en la muestra, vemos a la
principales rasgos de estas imágenes. consideramos su principal característica: su brada en dos ángulos que la aleja de la figura. madre de Dios ataviada con un manto trian-
Para los comentarios que siguen, hemos connotación matrística y la consecuente hibri- Esto se ha interpretado como una precaución gular, un atributo de varias devociones, y que
debido optar ante dos grandes caminos. Uno, dación de sus propuestas iconográficas, y esto para proteger las ropas de las figuras de culto, posiblemente tenga una explicación de origen
focalizarnos en su especificidad histórica, y no fue distinto en la época Colonial, cambios y cualidad que se trasladó desde la imaginería a medioeval en torno al culto a María en España
tratar de desvelar en lo posible las significa- mezclas que a lo largo de la historia mariana la iconografía. También vemos en ambas imá- como el atavío de las figuras escultóricas que
ciones iconográficas propias a su contexto in- han dialogado con las delimitaciones identita- genes, que con el brazo izquierdo sostienen a se adoraban en las fiestas marianas, y su pos-
mediato, y otro, entender estas como parte de rias. Hablar de un modelo iconográfico corres- Jesús Niño, tratándose de una situación distin- terior traducción a la bidimensionalidad como
un continuo iconográfico que lleva ya casi dos pondiente a una devoción, es, inevitablemente, ta a las figuras que sirvieron a la difusión del forma triangular. Sin embargo, su relevancia
mil años de desarrollo, y cuyas características hablar de todos en algún grado. culto de la Candelaria en América, donde se la en la mayoría de los modelos marianos –con
hablan de constantes y mutuas influencias, fe- La Virgen Candelaria es una advocación representa con el niño en el brazo derecho y la la excepción de la figura oficial de la Inmacula-
nómeno del que las imágenes coloniales no se que se origina en los primeros siglos del cris- vela en la mano izquierda, desde la que usual- da– señala además en otra dirección. El manto
sustrajeron. Preferimos esta segunda opción, tianismo, primero como la conmemoración mente cuelga un canastillo con las dos tórtolas. puede vincularse a la cualidad protectora de
aunque la brevedad solicitada a estos comen- solemne de la Purificación de María ante el Según Santiago Sebastián (1990:167) la la Virgen, condición maternal que acoge bajo
tarios lo desaconseje. Templo, como correspondía a cuarenta días advocación de la Candelaria fue introducida sí sin distinción entre sus hijos, protección

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que refuerza su cualidad intercesora, atribu- lada Concepción, y que aquí se agrega como Copacabana era en tiempos prehispánicos también un ejemplo de la disponibilidad icono-
to potenciado en el periodo colonial por las cuerpo celeste en la figura de la advocación de también un lugar de gran importancia religiosa gráfica de las advocaciones para agregar es-
problemáticas identitarias contenidas en una la Candelaria. Teniendo en cuenta que la reli- inca, se refuerza la lectura del sincretismo reli- fuerzos a las funciones educativas religiosas.
sociedad mestiza en construcción, lo que es giosidad de las civilizaciones precolombinas gioso en la figura de esta devoción. La relación Reconocemos al costado inferior izquierdo del
explícito en otras advocaciones (de La Merced, estaba fuertemente vinculada a los fenóme- iconográfica entre nuestra pequeña imagen y observador (derecha simbólica de la imagen)
del Carmen, del Socorro). nos cósmicos, a los astros, a la tierra y sus la de Copacabana es clara. En la pintura po- a San José llevando una vara de azucena y
En las vírgenes que comentamos, se trata elementos, vemos que estas cualidades en el demos encontrar los signos que denotan esta sosteniendo de la mano al niño Jesús. Al lado
de un manto cerrado, y este manto cerrado al periodo colonial sumaron al culto e incorpo- vinculación. Por una parte, su disposición: se opuesto podemos interpretar la figura de San
mismo tiempo hace visible una figura pirami- ración de las figuras marianas al anterior de halla en un retablo, y la Virgen misma en una Agustín, posiblemente porque los agustinos,
dal que ha sido objeto de profundos análisis, la población indígena y, de algún modo, su ex- urna que da la apariencia de metal repujado luego de los dominicos, difundieron el culto
en especial por parte de José Mesa y Teresa tensión silenciosa al mestizo. Lo mismo puede que presenta espejos en alrededor –el original de esta advocación por el Virreinato y Europa.
Gisbert, que describieron su asociación a cul- decirse respecto de la representación de las de Bolivia está en uno de plata– y culmina en Como conclusión a estos breves señala-
tos paganos prehispánicos dirigidos a la madre irradiaciones, de los rayos que a veces se pro- su parte superior con un arco de medio punto. mientos, nos parece adecuado resaltar que el
tierra, materializados en la figura de la monta- yectan desde el propio cuerpo de la Virgen, por La disposición compositiva de estos espejos culto a la Virgen de la Candelaria ocurre hoy.
ña. Asociación que en el caso de la Candelaria ejemplo en la Virgen de Guadalupe en México, también sugiere una irradiación. Las imágenes del período colonial que vemos
es muy significativa por su importancia en las donde se irradian desde todo el contorno de Reforzando la asociación de las imáge- expuestas son también contemporáneas en el
festividades mineras del altiplano derivadas su cuerpo, cualidad que en su origen encuen- nes candelarias de la exposición con la Virgen sentido que se actualizan en su valor devocio-
de la fiesta de la Virgen Candelaria de Oruro tra explicación en la Virgen Apocalíptica, pero de Copacabana, vemos la actitud corporal del nal, connotación que se concreta en las fies-
(Virgen del Socavón). Es notable la similitud que responde simultáneamente a devociones niño Jesús sostenido en sus brazos. En la tas populares marianas en muchos lugares de
de tamaño y cualidades iconográficas de la pe- vernáculas asociadas a la figura solar, rayos versión de Bolivia su cuerpo reposa inclina- Chile: Copiapó, Chanco, Talca, Carelmapu y
queña pintura de la Candelaria que forma parte que también vemos proyectándose desde una do –casi en desequilibrio– sobre el brazo de otras localidades; así, si bien estas imágenes
de la exposición, con la figura de devoción que de las Vírgenes Candelarias expuestas, en este María. Esta característica, ya sea por conoci- hablan de su contexto cultural y época, siguen
se venera en la fiesta de la Candelaria de Co- caso, desde su cabeza. Los cortinajes que ve- miento directo o través de reproducciones, se vigentes ya que al mismo tiempo se activan
piapó. Se trata allí de una pequeña tablilla de mos enmarcando esta figura denotan un resa- propagó por los pintores religiosos del Virrei- asociadas a nuevos sincretismos en los roles
piedra tallada que se incorporó al culto a fines bio renacentista, tanto de las representaciones nato. En las figuras de santos que se agregan que la Virgen Candelaria asume en la religio-
del siglo XVIII, y cada 2 de febrero recibe a las de la vida de la Virgen que exigían su localiza- en la base de una de las candelarias, vemos sidad popular.
cofradías de bailarines y diabladas que concu- ción en interiores (anunciación, dormiciones,
rren desde distintos lugares del norte de Chile, etc.), como de los cortinajes que cubrían las
replicando los bailes que ocurren en la fiesta pinturas para su ocasional desvelación en los
de la Virgen Candelaria de Oruro. Imagen que tiempos que exigía la liturgia. Evidencia de su
a su vez sirve de ejemplo para el amplio espec- preexistencia a las exigencias de la contrarre-
tro de cualidades con las que ocasionalmente forma es su casi total omisión en las represen-
se representa la Candelaria, porque la del So- taciones de la Inmaculada Concepción, figura
cavón se presenta de cuerpo entero, sin manto que se representa apoyada sobre la luna y
Referencias bibliográficas

y con características manieristas. semisuspendida en el espacio.
Belting, Hans. (2009). Imagen y culto. Madrid, Ed. Akal.

Esta perspectiva sincrética se refuerza Por su parte, la más pequeña de las imá-
Bojorge, Horacio. (1984). La figura de María a través de los evangelistas. Santander, Ed. Sal Terrae.

con otras propiedades iconográficas que ve- genes de la Candelaria que comentamos es
Gisbert, Teresa. (1980). Iconografía y mitos indígenas en el arte. La Paz. Ed. Gisbert y Cía. Ltda.

mos en la pintura de mediano tamaño de la una versión pintada de la Virgen de Copaca- Graef, Hilda. (1968). María, la mariología y el culto mariano a través de la historia. Barcelona. Ed. Herder.
Virgen de la Candelaria en la muestra, don- bana. Según señala Schenone (2008:361) este Mesa, José y Gisbert, Teresa. (1982). Historia de la pintura cuzqueña. Lima, Ed. Fundación Augusto N. Wiese.
de observamos la presencia de la luna a sus santuario es el más importante de Sudamérica Prado, Juan Guillermo. (1981). Santuarios y fiestas marianas en Chile. Santiago, Ed. Paulinas.

pies, que responde a una tradición desde el y puede comparársele en relevancia con el de Schenone, Hector. (2008). Santa María, iconografía del arte colonial. Buenos Aires, Ed. U. Católica de Argentina.
Sebastián, Santiago. (1990). El barroco iberoamericano. Madrid. Ed. Encuentro.
siglo XV para la configuración de la Inmacu- la Virgen de Guadalupe en México. Dado que

16 17
1. Retablo
1. Penachos de plumas tricolores
1. Nimbo sagrado o aureola

2. Arco de flores

2. Corona imperial
3. Orbe

3. Candela 4. Rosario

2. Escapulario carmelita 4. Manto campaniforme

5. Ristra de perlas

3. Querubines 5. Columnas salomónicas

6. Medialuna sagrada
6. Espejos de la perfección o luna creciente

4. Fuego

5. Ánimas del purgatorio 7. Candelabros 7. Santos

Virgen del Carmen Virgen Candelaria de Copacabana Virgen del Rosario de Pomata
1. Nimbo sagrado o aureola: Halo iridiscente alrededor de la cabeza de las imágenes de devoción. En María es 1. Retablo: Estructura arquitectónica complementaria al altar, destinada a realzar pinturas, esculturas y objetos religio- 1. Penachos de plumas tricolores: Adorno de plumas de suri, oriundo del Sur Andino, en tocados y coronas. Em-
símbolo de pureza, eternidad y divinidad. Los siete círculos representan los siete dones del Espíritu Santo y las siete sos. Su foco visual, durante el barroco es la imagen titular de una determinada advocación. blema mestizo indígena-americano y cristiano: atributo de la realeza incaica; elemento identitario en la alegoría re-
virtudes capitales. nacentista y barroca de América; trilogía de las virtudes teologales, fe (blanco), esperanza (verde), y caridad (rojo).
2. Corona imperial: Tocado, adorno y símbolo de poder real o divino. Compuesto de metales preciosos y pedrería,
2. Escapulario carmelita: Pequeña pieza de tela bordada que porta el carisma y el hábito de las diversas órdenes formando un círculo con ocho florones y ocho diademas de perlas, remata en forma de globo y cruz. 2. Arco de flores: Símbolo cósmico de vitalidad, poder y triunfo. Tradicionalmente se levanta como ofrenda a la Vir-
religiosas. Enseña de la devoción y protección entregada por María al Santo fundador, y salvaguarda de sus devotos gen, asociada a la flor por su belleza y aroma.
3 y 7. Candela y candelabros: Portavelas simbólicos que remiten al relato evangélico de la Purificación de la Virgen,
al momento de la muerte.
que da origen a la advocación de la Virgen de la Candelaria y su derivación mestiza, la Virgen de Copacabana. La 3. Orbe: Pieza esférica de joyería rematada en cruz. Atributo de poder y soberanía del Niño Jesús sobre el mundo.
3. Querubines: Espíritus celestes, mensajeros y guardianes de la gloria de Dios, vinculados al segundo estrato de candela simboliza el poder purificador del fuego y su luz es guía de la fe.
4. Rosario: Corona de rosas en latín; en su reemplazo, hilera de cuentas para ordenar y facilitar la oración. Símbolo
los coros angélicos. Se les muestra como niños o cabezas infantiles aladas. Acompañan a la Virgen en el rescate de
4. Manto campaniforme: Vestidura de la Virgen, larga y bordada, que denota su dignidad de Reina. La forma de de misterio asociado a la maternidad virginal de María; metáfora de sus cualidades de inocencia y pureza; caridad y
las ánimas del purgatorio.
cono truncado corresponde en su origen a las imágenes de bastidor, y en la iconografía sur-andina, a la identificación abnegación, que a través de la plegaria transmiten efectos salvíficos.
4. Fuego: “Puro”, fuego en sánscrito, recoge el ancestral simbolismo del elemento purificador. María, 40 días después entre María y la Pachamama.
5. Ristra de perlas: Elemento decorativo del manto de la Virgen, realzado con broches de oro, piedras preciosas y
del parto, acude al templo a purificarse llevando una candela; la Virgen del Carmen abraza con su luz y amor las almas
5. Columnas salomónicas: Elemento arquitectónico y decorativo con fuste en forma helicoidal, adornado con guir- rosetones. Las joyas, signos de pureza, refinamiento y dignidad, se vinculan a María.
del purgatorio elevándolas por sobre las llamas.
landas y motivos vegetales.
6. Medialuna sagrada o luna creciente: Elemento iconográfico asociado universalmente a la fertilidad femenina. En
5. Ánimas del purgatorio: Almas en estado transitorio de purificación y expiación tras la muerte, que constituyen la
6. Espejos de la perfección: Elementos emblemáticos que aluden a las excelsas virtudes de la Virgen María; modelo el cristianismo se remonta a la visión de la mujer apocalíptica que describe San Juan. Se coloca a los pies de María
Iglesia purgante. Se conectan mediante la oración con la Iglesia militante y, a través de la intervención mariana, la
que debe verse especularmente reflejado en los miembros de la Iglesia Católica. como símbolo de su castidad y concepción inmaculada.
Iglesia triunfante consigue su redención.
7. Santos: Religiosos canonizados por la Iglesia Católica que con sus atributos propios, acompañan las representa-
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ciones de María expresando así su devoción.
Colección Joaquín Gandarillas Infante
Arte colonial americano
Historias, lugares
Claves e iconografías
simbólicas en en las devociones
tres imágenes marianas del sur andino
Virgen Candelaria de Copacabana
La más célebre devoción mestiza del Virrei-
nato del Perú y una de las de mayor difusión “(...) Es de una hermosa mujer
en América del Sur es la Virgen de Copacaba- Que de estrellas coronada,
na, Candelaria de Copacabana o “Virgen del Trae el sol a los hombres
Lago”, ensalzada en su época no solo por los Y trae la luna a sus plantas.
Hermoso niño en sus brazos
fieles, sino por escritores locales como Val-
Trae también,
verde y el español Calderón de la Barca. ¿Quién vió [sic] que nazca
Su culto, iniciado por un indígena en la Mejor sol a media noche.
ribera del lago Titicaca en Bolivia, genera un Hijo de mejor aurora
paradigmático proceso de sincretismo religio- Mejores pájaros cantan?”
so y de superposición artística, que emplea el (Extracto de
método de reconversión, usado por el cristia- “La Aurora en Copacabana”
nismo desde sus orígenes, para incorporar de Pedro Calderón de la Barca)1
mitos y creencias preexistentes.
La advocación de la Candelaria, cuyo
atributo iconográfico fundamental es la can- do de purificación del fuego y la luz, como la
dela, símbolo de la luz que María porta como representación de la fe3, crucial en el proceso
Madre de Cristo, la verdadera luz del mundo2, de cristianización de la región.
había dado origen a una de las más antiguas Tanto las crónicas como la tradición
celebraciones del calendario litúrgico cristia- coinciden en cifrar el inicio de la construcción
no. Está configurada a partir de la escena de de este culto en un personaje indígena, Fran-
Purificación de la Virgen, que se ha asociado cisco Tito Yupanqui, devoto de la Virgen; y su
también al simbolismo del fuego, cuarenta lugar, en un antiguo adoratorio precolombi-
días después del parto, según costumbre ju- no, famoso por la veneración a sus ídolos y
día, como refiere San Lucas. Otro de sus ele- centro sagrado neurálgico dentro del imperio
mentos iconográficos propios, que responde inca4, el pueblo de Copacabana, cercano a la
al relato evangélico, es la canasta con tórtolas Isla del Sol.
que sostiene María. Atributos visualmente Según la leyenda, tras un período de di- Virgen de Pintura-retrato de la más célebre devoción mestiza del Virreinato del Perú: la Virgen de Copacabana, ensalzada
Copacabana en su por escritores locales como Valverde e incluso por Calderón de la Barca. Su mismo soporte y técnica,
cotidianos y reconocibles para un sencillo ficultades y malas cosechas, Yupanqui se diri- retablo, con santos muestran la reproducción reiterada de esta imagen, en su ámbito de culto, por diferentes medios y formatos.
lugareño de etnia indígena, cuyo gran poder ge en busca de una advocación mariana para Anónimo paceño o Lo solicitaba la demanda piadosa de los más lejanos puntos sur-andinos; desde las zonas lacustres de su
simbólico habría de probarse en la extensión organizar una cofradía, que encauzase sus del lago Titicaca.
lugar de origen, el Titicaca, hasta los duros entornos mineros que ansiaban su luz orientadora. Con la candela,
Siglo XVII, segundo tercio.
de este culto. La candela, introducida desde peticiones y súplicas. La indecisión de los ha- Plancha de cobre
se muestra vestida de manto campaniforme rojo, decorado con dos franjas paralelas de perlas. Ocupa el
muy antiguo en esta fiesta mariana que se bitantes permite a Yupanqui elegir y labrar él, trabajada al aguafuerte, centro de un suntuoso retablo barroco-mestizo, con columnas salomónicas y cortinajes carmesí, rodeada de
sobrepintada al óleo. espejos y cirios encendidos que refuerzan su simbología. La custodian San José con el Niño y San Agustín.
celebra el 2 de febrero, poseía tanto el senti- aunque no era escultor, una efigie de la Virgen

22 23
tomando como referente a Nuestra Señora de ron fama y realce los más eficaces medios de la consolidación de este culto sincrético, sino mediante las mismas placas metálicas
la Candelaria. Con la intención de reproducir de difusión de la época. Su culto se acrecen- el cual, estimulado por la propia Iglesia vi- usadas como matrices de grabados y como
esta imagen, se dirige a Potosí para aprender tó y llegó a distintos lugares dentro y fuera rreinal y la intelectualidad hispana de la épo- representaciones en sí.
la técnica del tallado. Al realizar la escultura, del continente, donde se enviaron pinturas y ca, se sustentaba, a la vez, en su progresiva Simultáneamente a este culto sincréti-
el indígena utiliza como modelo a la Virgen réplicas de la escultura fabricada por Yupan- aprobación y apropiación por parte de los co de origen lacustre, aflora otra faceta de la
del templo de Santo Domingo, no obstante, qui. También se escribieron sobre ella en la indígenas. En este proceso de aculturación, Virgen de Copacabana, la de Candelaria, que
cuando se dirige al obispo para solicitar la au- segunda mitad del siglo XVII, en apoyo a su es importante destacar al antiguo ídolo del alumbra el lugar más emblemático de lo te-
torización de la hermandad, este la rechaza. devoción y en un momento clave para la de- lugar llamado Copacabana, que comienza a rrestre, la montaña, sus entrañas, riquezas,
Tras la negativa, Yupanqui va a La Paz donde finición de la identidad cultural andina, varias ser desplazado y finalmente sustituido por y a los hombres que esforzadamente laboran
un dorador español lo ayudó a decorarla. Con piezas literarias y tratados con ilustraciones la Virgen. Según el relato de Alonso Ramos en ella. En los territorios de la Audiencia de
la titular en mano, consiguió la licencia para de la milagrosa imagen, entre ellos los reali- Gavilán, la ancestral figura era de piedra azul Charcas se produce también la identificación
fundar la cofradía, pero parte del pueblo no zados por los padres Hipólito Marracci y Fray vistosa y no tenía más de la figura que un ros- entre María y el cerro andino, en base al culto
aceptó su efigie, por lo que para ingresar con Gabriel de León. Extendió su fama en Europa tro humano, destroncado de pies y manos. prehispánico a la Pachamama en la zona. La
ella, necesitó la ayuda del franciscano Fray el auto sacramental de Pedro Calderón de la Comparado con la imagen del dios fenicio Virgen del Cerro de Potosí, cuyo rostro y ma-
Francisco Navarrete y del Bachiller Antonio Barca, “La Aurora de Copacabana”8, que des- Dagón, representado en forma de sirena en la nos surgen de la montaña en las representa-
Montoro, cura de Copacabana5. Como mues- cribe la aparición de la Virgen a los indígenas; obra del jesuita Athanasius Kircher, “Oedipus ciones pictóricas, es el ejemplo más conocido
tra el relato y la escultura de bulto conserva- y el poema de 18 silvas del agustino Fernan- Aegyptiacus” de 1656 y asociado a ella11, se de este proceso de tanto arraigo en la geogra-
da, pese a la falta de conocimientos artísticos do de Valverde publicado en Lima el año 1641 habría producido este hito fundamental de fía Sur Andina, coexistente en la devoción de
de su autor, a su factura rústica y arcaizante, bajo el título “Santuario de Nuestra Señora de vinculación entre este dios del lago y la figura Copacabana15 y en la cual se sustituye más fá-
la imagen emanaba una especial fuerza ex- Copacabana”9. A su vez la abordan, procuran- mitológica de la sirena, de género femenino, cilmente a las deidades de las montañas, que
presiva, que contribuyó a su asentamiento. do explicar el complejo fenómeno de sincre- que establecía las bases para asentar a la a las del lago, debido a la directa legibilidad
Tales antecedentes de factura no profesional, tismo religioso que subyace a su iconografía, Virgen María, bajo la advocación de la Can- visual de la analogía.
pueden explicar también la solución plástica los dos cronistas agustinos más singulares delaria en el lugar y llamarla por el nombre La múltiple potencialidad de la Candela-
empleada por Yupanqui para insertar al Niño que misionan en la Audiencia de Charca en del ídolo. La transición entre las creencias ria para iluminar, proteger y purificar a sus
sobre el brazo de María, dispuesto vertical- esa época, Alonso Ramos Gavilán en 1621 andinas y cristianas provoca la identificación devotos no tardó en convertir su santuario
mente6. y Antonio de la Calancha en 1639 y 165710; entre María y la mitología preexistente, per- en el centro misional de la zona, donde han
Un acto voluntario de representación esto, puesto que la orden de los agustinos mitiendo que la Virgen concluya por reempla- confluido desde tiempos virreinales peregri-
como este constituía, ya en la memoria cris- tuvo principalmente a su cargo el santuario zarlo12. De modo inverso, se posibilitaba así nos de distintos lugares como el sur de Perú,
tiana, una clara señal sobrenatural al infun- y difusión de su imagen y del culto a la Can- la continuidad de esta deidad del lago a través Charcas, hoy Bolivia, y las regiones del norte
dir María el don y el arte de la persuasión a delaria de Copacabana, desde 1582 hasta los de la Virgen13. de Chile y Argentina16.
un lego. primeros años de la Independencia, cuando El desarrollo de la devoción fue paralelo, La imagen de la Virgen de Copacabana
Una vez realizada, habría sido conduci- su tutela se transfiere a los franciscanos. La desde comienzos del siglo XVII, al mejora- fue un medio visual decisivo para facilitar
da al pueblo justamente el día de la Candela- advocación es, asimismo, punto de partida miento y ampliación de la iglesia y el santua- la conversión, primero de los indios de las
ria o Purificación, el 2 de febrero de 15837, de otras dos devociones marianas propias rio, donde se realzó la ornamentación interior cercanías del Lago Titicaca y luego comple-
quedando el santuario a cargo de los religio- de la zona, una de ellas, sustentada por los y se ejecutó un suntuoso retablo mayor de tar la cristianización en regiones aledañas y
sos agustinos, de los primeros evangeliza- dominicos, la del Rosario de Pomata; la otra, estilo barroco-mestizo, enriquecido a través apartadas, si se tiene en cuenta la densidad
dores del Perú y cuya versación teológica y directa réplica de su advocación devocional, del tiempo con las donaciones y legados a la poblacional de la etnia indígena en la zona y el
pensamiento adaptativo serían prontamente la de Cocharcas, relacionada también a los imagen, que se venera ahí hasta hoy14. En- arraigo de sus cultos originarios17que así se
probados. agustinos y difundida principalmente por los tronizada en su santuario, la Virgen de Co- evitó extirpar abruptamente; pues las mismas
Desde su entronización, la popularidad jesuitas. pacabana se difunde no solo a través de la autoridades eclesiásticas manifestaron desde
del la Virgen de Copacabana fue respaldada Es justamente en los escritos de los reli- pintura y de estampas grabadas como las de el siglo XVII una preocupación especial por
por sus numerosos milagros, a los que die- giosos agustinos donde se entregan la claves Francisco Bejarano y Guamán Poma de Ayala, promover oficialmente este culto18.

24 25
La localidad de Copacabana como encla- más cercanas, donde recibe el homenaje de
ve de la ritualidad precolombina muestra así las hermandades danzantes de los chinos, bai-
cómo la multiplicidad de dioses prehispáni- les folclóricos muy difundidos en las regiones
cos con sus propias características puede ser norteñas de Chile. La advocación también se
apropiada e incorporada a María y explica la extiende a Chiloé y Puerto Montt donde, a di-
gran popularidad de esta iconografía hasta la ferencia del norte, la celebración se encuentra
época contemporánea. En 1925, la Virgen de ligada a las tradiciones agrarias y marineras
Copacabana es consagrada como Madre y en Calbuco y Carelmapu. Así, por ejemplo, en
Reina de la nación boliviana19. Chonchi, Chiloé, el culto a la Virgen de la Can-
En América del Sur, bajo la advocación delaria se asocia todavía a la defensa contra
de la Candelaria, se venera también a la Vir- los piratas holandeses. A su vez, la fiesta de
gen en localidades como Chapi, Torata y Lima Carelmapu, en la provincia de Llanquihue, que
en Perú. En Potosí, Bolivia, es célebre por el aún se celebra, podría datar del siglo XVII, ya
milagro de los mineros enterrados20. Y en Ar- que la imagen fue traída de Osorno en 160422.
gentina, presenta culto en lugares como Santa La difusión de la iconografía de la Can-
María, Huamahuaca y Salta21. delaria en el territorio del Virreinato del Perú y
En el territorio chileno destacan particu- tras la constitución de las repúblicas, mediante
larmente las celebraciones de la Virgen de la reproducciones pictóricas, escultóricas y gra-
Candelaria, pero sus imágenes, en cambio, se badas, a través de los relatos de los favores
reproducen menos en las artes visuales. En de María y la esplendidez de sus fiestas, es
el Norte, sobresalen las fiestas folclóricas de la resultante de la enorme popularidad de la
Caspana y Copiapó marcadas por los rituales Virgen de Copacabana, y no a la inversa, de la
andinos. En Copiapó, por ejemplo, la Virgen advocación europea transculturada23. Es uno
se celebra en el santuario de San Fernando, de los más significativos ejemplos del triunfo
lugar en que cada 2 de febrero su pequeña de María a través de las genuinas armas de la
imagen es trasladada a los pueblos y minas fe sobre estos territorios.

Virgen de la Candelaria Pintura que denota la hibridación devocional producida en los ámbitos populares del arte virreinal. La
Anónimo paceño o escultura retratada, porta en su mano derecha la candela propia de la iconografía de la Candelaria, pero carece
del lago Titicaca. del canastillo con las dos palomas que le son propias. Posee en cambio, atributos característicos de la Virgen
Siglo XVIII. del Rosario de Pomata, como el cabello suelto, los pendientes, la corona empenachada con plumas tricolores
Óleo con brocateado de
que también porta el Niño. Sobre el traje campaniforme, las tres ristras de perlas sujetas por broches de oro,
pan de oro sobre tela.
rosetones de cintas rojas y verdes; sobre las figuras, el arco de flores propio de la simbología del rosario.

26 27
Virgen del Rosario de Pomata
Otra de las advocaciones marianas profunda- sentido, se remonta al siglo XIII cuando, según
mente enraizada al territorio andino e identifica- la tradición, María se aparece al fundador, Santo
da mediante sus atributos y símbolos al ámbito Domingo de Guzmán, entregándole una corona
local es Nuestra Señora del Rosario de Pomata. de rosas para que distribuyera entre los fieles y
El emplazamiento de su santuario en la con ellas, colaborara a elevar y a hacer fecunda
localidad de Pomata en la zona del Collao, fren- la oración2. La corona de rosas se transforma
te al lago Titicaca, en uno de los sectores más luego en un círculo de pequeños elementos
transitados del Perú explica, en parte, la exten- circulares simétricos, las cuentas, que permiten
sa difusión de esta iconografía y la multitud de organizar y sistematizar la oración según pautas
peregrinos que hasta hoy la honran y celebran fijas, fácilmente repetibles, y llevar su cómputo.
en los días en torno al 7 de octubre, fiesta del El desarrollo de la advocación se efectúa
Rosario. Su efigie, de autor y fecha descono- pues, en simultaneidad a la historia del rosario
cidos, se encuentra ricamente vestida y dota- como objeto devocional que comienza a difun-
da de implementos ornamentales y distintivos dirse en el siglo XIII, a partir de la necesidad
indo-españoles, venerándose en el altar mayor de los creyentes de comunicarse estrecha y
de la iglesia de Santiago de Pomata. regularmente con María para que intercediera
La historia de la Virgen de Pomata se rela- en sus rezos y súplicas. Esta labor de sistema-
ciona con la Orden de Predicadores Dominicos tización devocional se debe en gran medida al
que misionan y evangelizan la zona entre 1542 y dominico Alain de la Roche quien, a fines del
1572 y luego, nuevamente, desde fines del siglo siglo XV, propagará el uso de este elemento de
XVI1. Asimismo, con anterioridad a su llegada a oración y, por ende, la devoción a la Virgen, con
estas tierras, los dominicos habían desempaña- la creación de la cofradía del Salterio, más tar-
do un rol fundamental en la difusión del culto de denominada “Rosario de la Bienaventurada
mariano mediante la organización y patrocinio Virgen María”, cuyo foco difusor fue la ciudad
de cofradías y la popularización de la práctica de Colonia en Alemania. Allí nace la Leyenda del
del rosario. Caballero, que relata la historia de un devoto a
La advocación de la Virgen del Rosario, quien le brotaban rosas de la boca, mientras re-
considerada una prolongación de la Virgen de zaba los Avemaría, implorando auxilio a la Vir-
la Misericordia, protectora en el más amplio gen. También en esta localidad surge el nombre

Con su traje constelado de perlas y piedras preciosas y su corona con penacho de plumas tricolores, esta Nuestra Señora
imagen-retrato de una escultura de altar, constituye una de las representaciones más significativas del mestizaje del Rosario de
Pomata (detalle)
artístico de la región andina. De tipo moreno y larga cabellera suelta, María sostiene al Niño en su brazo
Anónimo cuzqueño.
derecho, invirtiendo el modelo europeo, probablemente por el uso de una plancha grabada en su composición.
Siglo XVII-XVIII,
Atributos del mundo indígena insertos en una apariencia cristiana, como las plumas, se relacionan con la c. 1680-1710.
revitalización del imaginario incaico en el arte virreinal desde fines del siglo XVII y durante el siglo XVIII. Óleo sobre tela.
28
de “rosario” para designar las Los dominicos se habían basado en la
ristras de cuentas o salterios, Virgen de la Misericordia para elaborar la ve-
que en un comienzo estaban neración a la Virgen del Rosario, y también lo
representadas por rosas blan- hicieron para representarla iconográficamente.
cas y rojas, y que luego se re- Tal aproximación se observa compositivamente
emplazaron por cordones con en uno de los tres tipos iconográficos funda-
pequeñas esferas. mentales de María, caracterizando el manto ex-
Virgen de El rosario deriva etimológicamente de la tendido característico de esta Virgen5.
Pomata palabra rosa, y significa “corona de rosas”. A su Las variaciones iconográficas americanas
Plancha de cobre
vez, la rosa es considerada un símbolo del mis- y sur-andinas, resultan de las múltiples repro-
grabada y pintada,
Museo de Arte terio asociado a la maternidad divina y virginal ducciones realizadas por los propios artistas
La Paz, Bolivia. de María y ha sido metáfora de sus cualidades locales, quienes interpretaron las imágenes
En: Teresa Gisbert,
Iconografía y Mitos de inocencia y pureza en la rosa blanca; y de europeas, por ejemplo, el difundido grabado de
Indígenas en el Arte, su caridad y sacrificio simbolizadas en la rosa Teodoro Galle y Juan Bautista Barbe, creando
La Paz, 1980.
roja. Las transformaciones materiales del rosa- versiones mestizas, como la de Nuestra Señora
rio, como objeto de culto a lo largo de la his- del Rosario de Pomata o la Virgen del Rosario
toria, pasan de una estructura simple como la acompañada por santos dominicos virreinales,
compuesta por un cordón con nudos, a ser una especialmente Santa Rosa de Lima, patrona del
pieza de orfebrería preciosa o de moda, en oro o Perú.
plata, adornada con perlas y lujosa pedrería. La Destaca en la devoción del Rosario de Po-
manera de llevar el rosario también ha variado; mata la importancia histórica y testimonial de
en los siglos XVII y XVIII algunas órdenes im- la pintura como medio para registrar y difun-
plantaron su utilización como colgante y sobre dir el milagro, a diferencia del culto a la Virgen
el escapulario. Luego su uso se trasladó a la de Copacabana, su “rival” en la evangelización
cintura, enlazado a la cuerda del cinturón3. Las del Collao, devoción en la cual los libros con
formas de recitación del Ave María experimen- ilustraciones grabadas, como el del agustino
tan también diferentes transformaciones hasta Fernando Valverde, desempeñaron un papel
1569, cuando San Pío V consagra el modo que destacado.
se conoce en la actualidad, bajo la premisa de Iniciada la devoción al rosario en la zona
que este debía actuar como un método fácil hacia mediados del siglo XVI, ya a comienzos
de plegaria4. Su acogida permitió la rápida di- del XVII los documentos de la Orden registran
fusión de este instrumento de oración dentro la gran fama de la imagen de la Iglesia de San-
del catolicismo, traspasado también a América tiago. No obstante, el periodo de verdadera
y al Virreinato peruano por los dominicos. Una eclosión de la piedad en torno a la Virgen de
sociedad no alfabetizada como aquella se veía Pomata se produjo justamente cuando la devo-
beneficiada, no solo espiritualmente sino tam- ción de Copacabana experimentaba una época
bién desde el punto de vista intelectual, con el de crisis. Resulta significativo al respecto que
Nuestra Señora Versión de la Virgen del Rosario de Pomata, que desnaturaliza los modelos europeos y acentúa la aprendizaje del rosario. El mundo andino, por los primeros milagros conocidos de la Virgen
del Rosario de planimetría y el esquematismo de la pintura virreinal popular. El arco de rosas juega con la contracurva
Pomata con santos su parte, poseedor de un expedito sistema de de Pomata –y registrados pictóricamente– se
de la luna creciente a los pies de María, destacando el triángulo de la vestimenta, que remite a la
Anónimo paceño o imagen escultórica original y a la simbolización visual de las montañas andinas. A sus pies, en señal de registro y cómputo a través de los nudos o “qui- sitúen en 1619, momento que coincide según
del lago Titicaca. pus”, parecía particularmente preparado para los estudios especializados, con el último gran
hermandad de sus órdenes religiosas, los santos fundadores Francisco de Asís y Domingo de Guzmán.
Siglo XVII, tercer tercio.
Óleo sobre tela. recibir y comprender el rosario. suceso milagroso de la Virgen de Copacabana,

30 31
recogido por el cronista agustino Ramos Gavi- asociarse a la identificación de la Virgen del Ro- del incario producido en el territorio durante mento que personifica a América en una figura
lán en relación a la peste de la “alfombrilla” que sario con la divinidad andina o Pachamama7 en la segunda mitad del setecientos, que tiende a femenina coronada por un ribete de plumas14.
diezmó la población. Pomata y los dominicos, la vertiente de riqueza y abundancia que posee equiparar la autoridad y rango jerárquico de los El culto a la Virgen del Rosario en el Virrei-
en competencia con Copacabana y los agusti- María, pues justamente la pintura muestra una soberanos y soberanas incas y de su pueblo a nato peruano desbordó, no obstante, amplia-
nos que, aproximadamente entre 1582 y 1619, proliferación inusitada de joyas, alhajas, bro- través de ellos, no solo con la realeza hispana, mente la advocación de Pomata, reforzándose
habían logrado atraer multitudinariamente a la ches de piedras de colores, sartas de perlas, ro- sino con las mismas jerarquías sagradas. En por sí solo, en alianza o independencia a las ico-
población nativa con sus pensadas y apropia- setones de cinta y adornos que cubren su traje las representaciones pictóricas, las plumas que nografías y elementos locales, para extenderse
das estrategias, ceden paso en el escenario del y cabello, así como flores en arcos y floreros señalan a la Virgen del Rosario de Pomata en por todo el territorio.
Collao a los milagros –especialmente curacio- sobre su altar y peana. Tal opulencia remite a su equivalencia jerárquica indígena, se tiñen de Numerosas representaciones en escultura
nes milagrosas– y apariciones protagonizados la medieval figuración de María realizada por el blanco, verde y rojo, simbolizando la dualidad y pintura canalizaron su devoción según otro
por la advocación local sustentada por los do- dominico Pedro de Udine, autor de un brillante del mestizaje: para el cristianismo, los colores tipo iconográfico originario, el de la Virgen de
minicos6. El culto a María como taumaturga, ca- “ramo” de virtudes de María simbolizadas en corresponden a las virtudes teologales de fe, los Siete Gozos, complementaria a la Virgen de
paz de devolver la salud, no solo del alma, sino las piedras preciosas: perlas, diamantes, rubíes, esperanza y caridad11; para el pueblo andino, los Siete Dolores, circundada por una aureola
a través de esta, la del cuerpo, se remontaba en jaspes y amatistas; joyas que en griego seguían en cambio, las plumas confieren a María la ma- con motivos circulares15. Esta iconografía inicial
Europa a los siglos XII y XIII, pasando a Amé- las letras del nombre María8, identificando a la jestuosa calidad jerárquica suprema del pasado europea del Rosario, se vincula más visible-
rica y al Virreinato del Perú con la conquista. Virgen con las características de belleza, rique- incaico. Estos atributos son pues incorporados mente que la de Pomata, a través de la pintura,
Curaciones y sanaciones milagrosas de extra- za y luminosidad inherentes a estos materiales. en las representaciones pictóricas como forma al triunfo de María, a la oración y meditación
ñas y graves enfermedades, resucitaciones, ilu- Pero también semejante relación subyace a de marcar el origen de la imagen12. sobre los 15 misterios del rosario, y a sus apa-
minaciones, repertorios gestuales de la imagen las creencias prehispánicas, donde las piedras La pluma de suri es un elemento icono- riciones a santos dominicos europeos y locales
en respuesta a la devoción, se vinculan en la preciosas estaban vinculadas a las divinidades9 gráfico identitario, de características híbridas; como Santo Domingo y Santa Rosa de Lima,
tradición y en la pintura a la Virgen del Rosario y a la asociación de María con las riquezas del resultado de los procesos de construcción de patrona del Perú y de América.
de Pomata. Desde los inicios del culto mariano Cerro de Potosí. la simbología y cultura barroca mestiza indí- A través del Sur Andino, sus territorios y
en la iglesia latina y oriental, los milagros se Atributo iconográfico propio de la advoca- gena americana y cristiana, que configura esta países, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina,
vincularon estrechamente a las expresiones de ción de Pomata, que la sitúa como Virgen ame- tipología mariana como una de las principales veneran en numerosos santuarios e imágenes
fe, pero responden también a necesidades más ricana por excelencia, lo constituye el tocado advocaciones de América y del arte religioso a la Virgen del Rosario. Nuestra Señora del Ro-
pragmáticas, como la de destacar la preeminen- de altas plumas de suri insertas en la corona sur-andino. Estas plumas –no los tocados de sario de Quito encuentra una expresión carac-
cia de una imagen, lugar de culto o santuario, imperial, que tanto María como el Niño lucen plumas rígidas que representan los dibujos y terística en la Virgen de la Escalera, represen-
atrayendo a los fieles. La historia simultánea en las representaciones pictóricas. El suri o co- grabados de los descubridores y viajeros del tada frecuentemente en la pintura de devoción
y complementaria de las devociones marianas rrecaminos andino, es una avestruz oriunda de siglo XVI– constituyen al menos desde la se- privada hasta el siglo XIX. La advocación en
de Copacabana y de Pomata en el escenario Perú, Bolivia, Chile y Argentina10. Esta especie gunda mitad del siglo siguiente una constante Lima atrajo devotos por los innumerables mila-
histórico geográfico del Collao son al respecto era ave emblemática de los antiguos soberanos iconográfica en la definición visual de la imagen gros concedidos, de los que han sido reflejo las
paradigmáticas. incas; y sus plumas, de inconfundible aspecto de América, a través de la pintura, el dibujo, el cofradías, procesiones y fiestas que la honran
Como representaciones locales de la Vir- frondoso y vaporoso, particularmente apropia- grabado y las viñetas de la cartografía, como desde el periodo virreinal, como expresión de fe
gen del Rosario, las pinturas de la advocación das para lucir en tocados y atavíos, llegaron muestra el mapa de Carel Allard de 169613. Los y gratitud. La ceremonia de la Coronación Ca-
de Pomata presentan elementos iconográficos a ser en ciertas zonas del Virreinato del Perú, mismos artistas españoles y europeos recurren nónica, realizada en este lugar el 1 de octubre
propios, que la identifican y contribuyen a su particularmente a partir del siglo XVIII, un sím- a estos cintillos o tocados de plumas de suri o de 1927, cuyas celebraciones duraron todo el
popularidad. Al reproducir la escultura de vestir bolo de pertenencia étnica y libertad, utilizado de aves similares, para personalizar el territorio mes, atestigua la magnitud de su veneración.
del santuario, que sostiene al Niño Jesús en sus preeminentemente por la realeza. americano. Por ejemplo, en el óleo “Alegoría de Según los relatos, la opulencia desplegada fue
brazos y ofrece el rosario, se acentúa como en Si María se corona como reina, es necesa- América” realizado a fines del siglo XVIII por el tal que, por ejemplo, se hizo entrega de 6.000
otras iconografías marianas, la forma triangu- rio que su reinado alcance a todos los hombres; pintor alicantino Vicente Suárez Ordóñez, para rosarios de plata y nácar a los participantes16.
lar de su traje. Además de hacer referencia a la especialmente en el contexto de los movimien- el Consulado Marítimo y Terrestre de Alicante, Desde el siglo XVI en Chile, la Virgen del
imagen original de bastidor, ello podría también tos indigenistas y del ideario de resurrección destaca la reutilización y continuidad de este ele- Rosario se vinculó también a los dominicos,

32 33
quienes se encontraban ex- relata que un grupo de españoles, al escuchar
pandidos por todo el Reino en de los saqueos y destrucciones ocurridas en
iglesias y conventos, siendo la población, optaron por esconder la imagen
propulsores de numerosas de la Virgen para protegerla, enterrándola en
cofradías de indígenas y afri- uno de los cerros adyacentes a las minas de
canos. Al fundarse a comien- oro. Tiempo después, el indio Juan Collo ha-
zos del siglo XVIII el primer bría hallado la imagen y desde ese momento
beaterio femenino de domini- comenzaron a suscitarse sus milagros, hacién-
Institución cas en Santiago, bajo la advocación de Santa dose rápidamente conocida y acrecentándose
del Rosario
Grabado de Teodoro
Rosa de Lima, la Virgen del Rosario se ligó a la en torno a ella la devoción popular. En su fiesta,
Galle y Juan religiosa limeña conocida todavía como Rosa de carácter sincrético y rasgos peculiares, re-
Bautista Barbe.
de Santa María. Esta alianza, al contener un salta el fervor de las peregrinaciones y la varie-
En: Héctor
elemento identitario local, favoreció a su vez, dad y belleza de los bailes de raíz andina, que
Schenone, Santa
María, Buenos Aires, la difusión de este culto mariano, aunque no efectúan comparsas de danzantes, pintoresca
Argentina, 2008. siempre vinculado a Santa Rosa. Con varian- y coloridamente ataviados, como los “Chinos
tes regionales se extendieron las celebracio- de Andacollo”, “Los Turbantes de La Serena”
nes del folclor desde la zona norte hacia el o los “Danzantes de Cutún”. Las particularidad
sur del país, partiendo en las localidades de de este culto mestizo no pasó desapercibida
Caquena y Huara, en la Provincia de Tarapacá; para los naturalistas y científicos como Claudio
en el asiento minero de Andacollo, Coquimbo; Gay e Ignacio Domeyko, quienes señalaron la
asociada sí a Santa Rosa en el área rural de originalidad y atractivo de esta celebración en
Pelequén, Provincia de O´Higgins17, hasta al- láminas y textos de sus libros19.
canzar la austral ciudad de Valdivia donde se La devoción a la Virgen del Rosario que se
desarrolla bajo la variante devocional del Dulce inicia en Valdivia con la primera fundación de la
Nombre de María. ciudad en 1552, la convierte pronto en su pa-
Su popularidad queda de manifiesto en los trona, protectora y titular de la fiesta religiosa
relatos de cronistas y viajeros, como del fran- del Dulce Nombre de María20, realzada a raíz de
cés Amadeo Frézier a comienzos del siglo XVIII. la ocupación de la ciudad por los holandeses
Asimismo lo muestran los registros de sus ce- en 1643. Ello motiva al Virrey del Perú Pedro
lebraciones, como las realizadas en el Convento Álvarez de Toledo, más conocido como mar-
de Santo Domingo de Santiago y de Valparaíso. qués de Mancera a enviar desde el Callao una
Dentro de advocaciones locales la que flota para reconquistar la localidad, que viene
alcanzó mayor renombre es la Virgen del Ro- protegida y presidida por la Virgen del Rosario.
sario de Andacollo, patrona de los mineros, Recuperada la ciudad, hasta época republica-
celebrada hasta hoy el día 26 de diciembre con na, las celebraciones de la Virgen del Rosario
una de las fiestas más importantes del catoli- en torno a una antigua imagen limeña de co-
Virgen del Rosario, Esta iconografía de la Virgen del Rosario sigue más estrechamente los modelos europeos que las cismo mestizo popular18. La leyenda la asocia, mienzos del siglo XVII –que preside la iglesia
con santos y los adaptaciones locales. Se muestra a María con su Hijo en brazos, coronada, y aureolada por doce estrellas,
15 misterios como a la Virgen del Carmen, con la protec- mayor o a través de la imaginería popular ve-
en medio de halo dorado símbolo de gloria celestial, sobre una peana de nubes y cabecitas de querubines.
Anónimo cuzqueño. ción y defensa de los pobladores de la región nerada en localidades aledañas– extienden,
En su mano derecha, su símbolo distintivo, el rosario, la une a santos dominicos que han difundido
Siglo XVIII, segundo tercio.
su rezo, Domingo de Guzmán y Catalina de Siena. Alrededor, la guirnalda de rosas de los 15 misterios contra la asolada de los piratas ingleses sobre diversifican y arraigan esta devoción mariana
Óleo sobre tela.
escenificados en medallones circulares, legibles en sentido contrario a las manecillas del reloj, pues La Serena a fines del siglo XVI. La tradición fundacional hasta los confines del país.
el tiempo ganado por la oración redime a las ánimas del purgatorio de una inminente desaparición.

34 35
Virgen de Cocharcas
La Virgen de Cocharcas es, según la tradi- y trabajo. Allí escuchó hablar sobre la Virgen
ción, una réplica de la Virgen Candelaria de del Santuario de Copacabana, famosa por sus
Copacabana que expresa, como en el caso de milagros, lo que lo decide a ir en su búsque-
aquella, la aspiración de un humilde indíge- da. Una noche, según la tradición, cuando se
na a conseguir una imagen de María, en este dirigía al emblemático santuario del Lago, la
caso para necesidades de sanación personal, herida de su mano sanó gracias a la interce-
inicialmente, y luego a fin de celebrar y pro- sión de la Virgen, incentivándolo a seguir su
pagar su veneración. Recibe el nombre de camino como forma de agradecimiento. Ya
Nuestra Señora de la Natividad de Cocharcas en el Santuario, concibió la idea de llevar a su
o Mamacha Cocharcas por el lugar de origen pueblo una copia de la efigie de la Virgen y
de su iconografía, el pueblo natal de Sebastián promover su culto, objetivo que logró gracias
Quimichi, iniciador de su culto. A diferencia de al dinero recaudado, previo permiso eclesiás-
su modelo, la fiesta principal es el 8 de sep- tico, a través de limosnas. Con estos recursos
tiembre y no el 2 de febrero, día de la Purifica- adquirió la imagen; sin embargo, el Prior de
ción o Candelaria1. los Agustinos le incautó la figura, argumen-
El santuario de la Virgen de Cocharcas, tando que el indígena había pedido limosnas
retratado con particular detalle y singularidad sin permiso, situación que lo llevó a solicitar
en las imágenes pictóricas, se ubica a orillas la autorización del Obispo, logrando así recu-
del río Pampas, en un valle de la Provincia de perar la efigie. Esta parte del relato pone ya
Andahuaylas2. Es uno de los más célebres y de relieve, como en el caso de la Candelaria
suntuosos del Perú y destaca por su estratégi- de Copacabana y de la Virgen del Rosario de
co emplazamiento, de carácter marcadamente Pomata, la contienda por la preeminencia de
autóctono, dentro de un paisaje andino, y por cultos, órdenes religiosas e iconografías en
las construcciones de su entorno. Es tam- las tierras altas del Virreinato del Perú y, a la
bién uno de los primeros de Latinoamérica e vez, muestra los motivos del enraizamiento de
importante foco de peregrinación dentro del estas devociones a ese territorio.
continente. En el viaje de regreso a su tierra, la ima-
Su historia se remonta a finales del siglo gen fue venerada en cada pueblo por el que
XVI, durante las fiestas en honor a San Pe- pasó, con diversas demostraciones de afec- Nuestra Señora Sobre un fondo de paisaje con las escarpadas laderas andinas de su santuario, se representa a la imagen
dro en Cocharcas, cuando un accidente dejó to y celebración, abundancia de canciones, de Cocharcas de ”Mamacha Cocharcas”. Ricamente ataviada con coronas y joyas, María lleva al Niño Jesús y una
al indígena Sebastián Quimichi, invalidado de aclamaciones, toque de campanas y obsequio Anónimo cuzqueño. candela con flores. Destaca el santuario y su pueblo –al fondo a la derecha– como lugar de peregrinación
Siglo XVIII, segundo con entorno de caminos, construcciones y tiendas de campaña; en la zona inferior, el río que caracteriza
una muñeca, hecho que lo motivó a viajar al de flores. No obstante, al llegar a Urcos, el tercio; 1743.
su emplazamiento y permite rituales de sanación y purificación. Sobre una cartela en el frontal del altar,
Cuzco en busca de posibilidades de sanación bullicio generado alertó al obispo Antonio de Óleo sobre tela.
restos de una leyenda indican: “La Milagrosa Ymagen de Nuestra S. de Cocharcas, Año de 1743 a”.

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la Raya, quien ordenó que se le confiscara la réplicas pictóricas, así como en la disposición despliegue jerárquico, ello testimonia también
imagen. Para suerte de Quimichi, luego de ex- y ornamentación de su santuario, en las ce- la representatividad de este culto.
plicar lo sucedido, se le permitió continuar su lebraciones y procesiones que se le dedican, Sus innumerables representaciones se
trayecto y fundar una cofradía en honor a la famosas por su colorido y esplendor. Esta extienden también a Lima, Sapallanga y Orco-
Virgen. Finalmente el traslado y entronización condición también se expresa en la acentua- tuna en Perú. Si bien las imágenes presentan
de la imagen titular se realizó el 12 de sep- ción de ciertos rasgos iconográficos propios. variantes, todas tienen indudable parecido con
tiembre de 1623, aunque ciertas referencias La identificación de la figura de la Virgen con la Virgen de Copacabana, donde esta sostiene
apuntan con anterioridad, al año 1598. la Pachamama o Madre Tierra, por ejemplo, con su brazo izquierdo al Niño y en el otro una
Debido al rápido aumento del número se manifiesta sobre todo en sus alegorías vela, en similitud a la efigie realizada por el in-
de devotos y la precariedad de la capilla, Se- donde, como se ha señalado, es común verla dio Francisco Tito Yupanqui; imagen que, a su
bastián Quimichi y su primo Tomás, quien se retratada próxima a los montes sagrados4. vez, encuentra su correlato en la Virgen de la
le habría agregado, emprendieron camino a Con lujosa vestimenta de forma triangu- Candelaria5. A pesar de esta relación, en estos
Charcas para recoger limosnas, con el fin de lar, sobre un altar con columnas salomóni- tres casos la iconografía cambia y la Virgen
ampliar el santuario. Lamentablemente, el cura cas y dosel, la Virgen de Cocharcas, como se ya no es reconocida como la misma por sus
de ese lugar no les creyó, quitándoles la suma la representa indistintamente en la pintura, fieles6.
de dinero. A esta secuencia de contratiem- lleva al Niño Jesús en su brazo izquierdo y Actualmente, la extensión de este culto
pos, se suma la desgracia de la enfermedad una candela con flores en su mano derecha. se prolonga dentro del Perú a las ciudades de
y muerte de Sebastián Quimichi en el lugar. Ambos lucen coronas y joyas. En el paisaje Lima e Ica y fuera, a Bolivia y el Norte de Chile.
Sus restos fueron trasladados posteriormente que los rodea, rasgo más característico de No ha cesado con los años la devoción de los
a Cocharcas por su primo, y enterrados en el la advocación representado en la pintura, se fieles y el santuario mismo se ha enriquecido
Santuario. muestra a la Virgen ubicada al aire libre, lo a lo largo de su historia con donaciones de
Tomás Quimichi continuó la tarea de su que podría asociarse a los adoratorios pre- devotos y con varios obsequios del prelado
difunto primo junto a la población indígena, el hispánicos al descubierto; además, en este de Ayacucho. En la peregrinación anual que se
templo fue restaurado y ampliado, y el primer escenario destacan las laderas de monta- realiza con motivo de su fiesta, se pueden ver
obispo de Ayacucho lo transformó en parro- ñas y caminos, propios de la región andina, peregrinos que llegan de distintos lugares a
quia. Las obras terminaron en 1623 y la in- con el pueblo, el santuario, construcciones rendirle gratitud y honores a quien llaman ca-
auguración se realizó el 20 de agosto de ese y tiendas de campaña de los peregrinos. riñosamente como su Mamacha Cocharcas7.
año, continuando las celebraciones hasta el 8 Estos últimos aparecen en las pinturas de La imagen fundadora de Copacabana,
de septiembre, día en que se sacó la imagen a modo mucho más frecuente que en otras titular de una de las iconografías más origi-
procesión, con gran solemnidad3. advocaciones, con sus trajes típicos, a pie o nales del arte virreinal sur-andino, muestra su
Así esta devoción iniciada a principios a caballo para venerar a la Virgen y en algu- relevancia no solo en su propio culto, sino en
del siglo XVII y singularizada por un sinnú- nos casos, hasta se muestran accidentados. los que se le asemejan y derivan, como el de
mero de viajes y desplazamientos no exen- Importante elemento iconográfico y estraté- Cocharcas en que la diversidad y riqueza de
tos de problemas, muestra más allá de su gico identificador de la devoción es el río que un modelo es capaz de desdoblarse, ramifi-
leyenda, los métodos de adoctrinamiento y figura en la parte inferior de las represen- carse y persistir en el tiempo8.
sus dificultades en esas tierras montañosas, taciones pictóricas y que se exhibe repleto
que permiten el conocimiento y veneración de de personajes de diferentes etnias y niveles
la imagen entre numerosos habitantes de la sociales –entre ellos, el Obispo de Ayacucho,
zona, incidiendo en la creciente popularidad varios religiosos, servidores de color e indí-
de esta advocación. Su origen local y mestizo genas que ayudan a los peregrinos a cruzar–.
se refleja en la misma imagen de bulto, en sus En diferentes actitudes y gestos de oración o

38 39
Virgen del Carmen
Nuestra Señora del Monte Carmelo, conoci-
da popularmente como Virgen del Carmen,
es una de las devociones marianas más im- “Díganos Chile, mi patria amada,
decía un ilustre prelado, si no
portantes de América y de las tierras del Sur
sería más fácil secar sus mares
Andino, como madre, mediadora, símbolo de y derribar sus montes, antes que
defensa contra agresiones e invasiones y pa- arrancar de nuestra historia, de
trona del proceso emancipador. nuestros hogares y de nuestro
Su denominación procede de la cadena pueblo el cariño y la gratitud a
la Madre del Carmelo, Patrona
montañosa ubicada en Galilea, donde misiona
jurada de nuestros ejércitos en la
el profeta Elías; lugar emblemático de fecun- tierra y en el mar” 1.
didad en las Sagradas Escrituras y camino de
perfección para la literatura mística, que hace
del ascenso una clave espiritual. Según la tra-
dición, habría sido allí, en el monte Carmelo, de un ambiente de sencillez, pobreza y traba-
donde se reunió un grupo de devotos ermita- jo. Si bien en los inicios su nombre no derivó
ños para rendir culto a María; probablemente en una advocación particular, desde el siglo
eran participantes de las campañas militares XIV los escritores asociaron ambos términos,
cristianas para recuperar Tierra Santa. La María y el Monte Carmelo, al tiempo que co-
sistematización de su actividad piadosa, con- menzó a configurarse un corpus legendario
cretada en la regla de vida, que otorgó el Pa- en torno a esta devoción2.
triarca Alberto de Jerusalén, constata su exis- Componían principalmente este conjun-
tencia en occidente ya durante el siglo XIII, al to, relatos y escritos, testimonios de las visio-
ser citada en un documento de 1252 como nes de San Simón Stock y el Papa Juan XXII,
Orden de Santa María del Monte Carmelo. que determinaron la iconografía de la Virgen
El carácter mariano de esta congregación se del Carmen que llega a nuestros días, identifi-
orientaba hacia la búsqueda de la perfección cada por el hábito carmelita, la entrega del es-
evangélica en soledad contemplativa, oración capulario a sus fieles y el poder de liberar las
continua y lectura de la palabra divina, dentro ánimas del purgatorio, estado transitorio de

Dentro de un rompimiento de gloria, como una aparición celestial, María ingrávida con su Virgen del Carmen
Hijo en brazos, se sostiene sobre nubes y cabezas de querubines. Una estricta equivalencia Anónimo cuzqueño.
de enseñas, colores y signos vestimentarios une la advocación a la Orden que la sustenta, los Siglo XVII, tercer tercio.
Carmelitas Descalzos: la corona, el escudo sobre el pecho de la Virgen como salvaguarda, el Óleo con brocateado de
pan de oro sobre tela.
hábito marrón y capa blanca, los pies desnudos del Pequeño y el escapulario que tiende hacia las
ánimas del purgatorio aquí invisibles, en un gesto de rescate y potestad sobre las llamas.

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Virgen del Carmen Delicado y detallista retrato de una devoción privada y familiar, que denota el influjo del Rococó francés en Virgen del Carmen Pintura de devoción privada e individual que representa a la Virgen del Carmen con su Hijo en brazos,
con santos y el arte quiteño de principios del siglo XIX. Con su Hijo en brazos, aureolada de estrellas y coronada por dos con santos según la visión de San Simón Stock, entre nubes, en medio de un resplandor de gloria. La técnica del
donantes ángeles, Nuestra Señora viste el hábito característico de la Orden y descansa sobre una decorada peana. En sus Anónimo cuzqueño. sobredorado o brocateado, tan característica de la pintura cuzqueña desde finales del siglo XVII, irradia
Anónimo quiteño. cartelas laterales, San Agustín y el Ángel de la Guarda. En las esquinas inferiores, San José y San Antonio de Siglo XVII, tercer tercio. delicadamente este fulgor sobre la totalidad de la superficie pictórica, bajando la intensidad del blanco y el
Siglo XIX, 1805. Óleo con brocateado
Padua; y a tamaño de miniatura, los retratos de sus donantes, dos religiosos cuyos nombres figuran en la cartela marrón del hábito y el escapulario de la Orden que distinguen a la advocación. La coronan dos querubines;
Óleo sobre tela. de pan de oro, sobre
inferior: “A devoción de la M. R. Dª Benina Miranda y / su hermano Dr. Dn. Eustaquio Miranda, el año de 1805”. lámina de cobre.
la acompañan, Santa Teresa de Jesús, reformadora del Carmelo español durante el siglo XVI, y San José.

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las almas después de la muerte en purificación difundió rápidamente por Europa y América,
y expiación de sus pecados, necesario para vi- en especial a través de las cofradías fundadas
venciar el encuentro con Dios en el cielo. por los frailes agustinos, como signo de amor
San Simón Stock, santo de origen inglés, a María, y al mismo tiempo, de protección es-
experimentó el fenómeno visionario en el día pecial en el momento final.
y fecha –16 de julio del año 1251– que fija la A partir de los relatos que describen las
celebración de la festividad de la Virgen del visiones de San Simón Stock y Juan XXII, la
Carmen hasta la actualidad. La Virgen le haría representación de María se configura artísti-
entonces entrega de su escapulario con las camente como una aparición celestial, en me-
siguientes palabras: “Este será el privilegio dio de un rompimiento de gloria, luminosidad
para ti y para los tuyos. El que muera reves- dorada y querubines que colocan sobre su
tido de él se salvará”. En la aparición, María cabeza la corona real. Con este elemento sim-
se presenta vistiendo el hábito de los propios bólico, se afianza en los territorios y países del
religiosos, novedad iconográfica del mundo Sur Andino su condición de Reina y Patrona
hispano, que facilita el reconocimiento y la de Chile y protectora de naciones como Bo-
concreción de la imagen3. livia, Colombia, Costa Rica y Perú. En todas
La visión del Papa Juan XXII –el 3 de fe- sus representaciones plásticas, viste el hábi-
brero de 1311– aportó otro elemento decisivo to de la Orden de los Carmelitas Descalzos,
a la devoción, en correspondencia al debate compuesto por túnica marrón y manto blanco
teológico de la época acerca de la existencia o tonos claros, con orlas y pasamanería do-
de un estado intermedio y transitorio entre radas.
el cielo y el infierno, el purgatorio. La Virgen En las imágenes pictóricas virreina-
prometió así al Pontífice la liberación del pur- les realizadas en estos territorios, la Virgen
gatorio a los carmelitas y cófrades de la Or- del Carmen sostiene su escapulario con el
den que al momento de su muerte llevasen el escudo de la orden, en actitud de entrega y
hábito del Carmelo. Aunque en una primera compasión. Divisa que se ofrece y dona, sin
instancia se entendió que esta pieza corres- distinciones a todos sus devotos; visibles e
pondía al manto, luego hizo referencia a otro invisibles. A esta primera categoría pertene-
elemento que se coloca sobre del hábito de cen los santos de la Orden o relacionados con
los religiosos, denominado escapulario que, ella –San José, San Agustín y Santa Teresa
etimológicamente, significa hombros. Lo que de Ávila entre otros– que se presentan en
primó en definitiva, fue la forma abreviada del estrecha comunicación con María, al modo
mismo, que consiste en dos trozos rectangu- de las “sacras conversaciones” de los pin-
lares de pequeño tamaño unidos por sendos tores italianos del Renacimiento4; también,
cordones o cintas, en paño color marrón, que los donantes de cuadros de esta iconografía
se pasa por el cuello cayendo una parte sobre que aparecen en menor tamaño a sus pies.
el pecho y la otra sobre la espalda. El escapu- Devotos invisibles e ignotos, aludidos en las Virgen del Carmen La interiorización de la piedad a comienzos del siglo XIX se refleja en pinturas de devoción personal,
Anónimo limeño. en formato reducido. Para otorgar visibilidad a los vínculos emocionales entre las figuras, se
lario debe ir sobre el corazón, órgano asocia- pinturas de esta devoción; el hombre común,
Siglo XIX, primer tercio. muestra a María de medio cuerpo, en actitud de absorta adoración hacia el Niño que eleva hacia
do en la cultura cristiana tradicional no solo a que encuentra en los santos su modelo y Óleo con brocateado Ella su mirada. Destacan elementos de influencia neoclásica finamente ejecutados: la mantilla de
la vida y su defensa, sino al amor y caridad. ejemplo personalizador; y las ánimas del de pan de oro, sobre gasa de la Virgen, sujeta por la corona imperial de selecta orfebrería, la flor roja sobre el pecho a
lámina de metal.
Desde el siglo XVII esta devoción se purgatorio tipificadas, que mediante el gesto modo de broche, los cordones verdes del escapulario menor carmelita y la túnica celeste del Niño
que complementa la transparencia y brillo del cielo, sembrado de las doce estrellas prescritas.

44 45
mariano de tenderles el esca- y modelo para todas aquellas que se vincula-
pulario logran acceder desde ban y beneficiaban de la cultura conventual.
las llamas al luminoso cielo En Chile los frailes agustinos introduje-
carmelita. ron a la Virgen del Carmen fundando cofra-
Ampliamente se difun- días con esta advocación en sus conventos
dió por América y el Virrei- de Concepción, Talca, Valparaíso y Santiago.
nato Peruano la devoción a De su culto destacó el de Concepción, rela-
la Virgen del Carmen. Pero cionado al ejército y a la defensa del Reino en
San Simón
Stock recibe no fueron primeramente los seguidores de la frontera sur, por tres siglos, en estado de
de la Virgen la regla establecida por San Simón Stock conflicto bélico. Su devoción se intensificó a
del Carmen el
Escapulario en el siglo XIII los que difundieron el culto partir del establecimiento del primer monas-
Calcografía de a esta advocación, sino de modo inicial los terio femenino de la orden reformada, con el
Nicolás Bonnart. agustinos y desde el siglo XVII, la orden fe- nombre del Carmen de San José en Santiago.
Circa, 1680. París.
En: Myriam
menina reformada o refundada por Teresa Uno de los antecedentes significativos en
Duchens, La Virgen Sánchez de Zepeda y Ahumada, Santa Teresa, la fundación de este Carmelo, que tuvo lugar
del Carmen en en 1562: las Carmelitas Descalzas. Situación en 1690, se relaciona al papel de defensora
Chile. Historia y
Devoción, Santiago que se reitera y refuerza en las imágenes pic- asignado a la Virgen del Carmen, cuya presen-
de Chile, 2010. tóricas de la Virgen del Carmen con la santa cia contrarresta las incursiones de los piratas
abulense, donde María muestra como uno y filibusteros ingleses adscritos a la iglesia
de sus atributos identitarios el hábito propio protestante de su país, que desde finales del
de esta orden; mientras Santa Teresa y sus siglo XVI habían merodeado por las costas del
monjas, así vestidas, llevan sus pies desnu- Reino y que en 1680 volvían a hacerse pre-
dos para mostrar el rigor y mortificación de sentes en la asolada de Bartolomé Sharp y sus
la regla reformada. Son numerosos los con- hombres a La Serena. Al asalto e incendio, se
juntos pictóricos monacales ejecutados por agregaba el daño espiritual, al ser destruidas
artistas virreinales durante los siglos XVII y varias iglesias y profanados la Eucaristía y
XVIII donde María acompaña a Teresa en sus sus vasos sagrados. Aunque eran conocidas
vicisitudes terrenas y la acoge en sus celes- en Chile las andanzas y los destrozos de cor-
tiales visiones5. sarios por las costas pacíficas y el Virrey del
A partir de la serie de grabados sobre Perú había ordenado al gobernador tomar las
la vida de la Santa que realizan en Amberes medidas del caso, esta vez, armas y fortifi-
a principios del siglo XVII Cornellis Galle y caciones fueron insuficientes para detener a
Adrian Collaert, la Virgen del Carmen refuerza Sharp y sus secuaces que venían desde Callao
su entronización en el Virreinato a través de con un suculento botín. Los habitantes de la
la pintura inspirada en aquellas estampas, es- desventurada ciudad, aterrorizados, debieron
pecialmente en círculos femeninos6. Eran un huir y al regresar la encontraron sumida en la
ejemplo irredargüible de fe y buena vida para destrucción. En respuesta, la mentalidad pro-
Virgen del Carmen Variante de la iconografía de la Virgen del Carmen como aparición celestial, que incorpora como rasgos
socorriendo ánimas las religiosas de todas edades que literal- videncialista y devota de la época planteó la
peculiares: el halo iridiscente de los siete colores del espectro lumínico, los cuales simbolizan las siete
del purgatorio virtudes capitales de María –humildad, generosidad, castidad, paciencia, templaza, fortaleza, diligencia–; y mente poblaban los conventos femeninos, en pronta fundación de un convento de monjas
Anónimo potosino. la tipificación jerárquica de las ánimas del purgatorio que imploran su salvación: un obispo, un rey, un papa, época en que las mujeres se sentían a salvo contemplativas, cuya oración fuese capaz de
Fines siglo XVIII, tercer tercio.
Óleo con brocateado de
un cardenal y una mujer. No solo encarnan a devotos reconocibles, sino a hombres ignotos que gracias del mundo y del marido impuesto, tras los al- detener lo que había sido imposible para las
pan de oro sobre tela. al gesto de María con el escapulario logran acceder desde las llamas al luminoso cielo carmelitano. tos muros claustrales; constituían orientación defensas terrenas. Los piratas no solo eran

46 47
temidos por sus delitos o destrucciones ma- es un motivo frecuentemente representado la segó sus vidas. Conocida la historia décadas
teriales, sino como portadores de la herejía, primera mitad del siglo XIX, como lo muestra más tarde, Rondón elevó una iglesia a la Vir-
ante la cual había que tomar los mayores res- un óleo anónimo chileno de hacia 1830, en el gen del Carmen en el sitio del deceso, pues Al-
guardos. Son hechos que ya señalaban a la Museo del Carmen de Maipú9. meyda llevaba siempre un escapulario de esta
Virgen del Carmen como la mejor defensa del En numerosos templos y capillas se ha advocación11. En torno a la imagen de la Vir-
Reino de Chile7. entronizado la Virgen del Carmen como titu- gen del Carmen que preside este santuario, se
La misma relación entre María y la pro- lar o devoción. Destaca el Santuario Votivo celebra a mediados del mes de julio de cada
tección del territorio pero ya en logro de la de Maipú, que se levanta sobre el mismo año y durante días, una festividad magnífica y
autonomía nacional, se efectúa al ser nombra- campo de batalla (5 de abril de 1818), en multitudinaria cuya nota distintiva es la parti-
da en 1817 por los líderes patriotas, Patrona agradecimiento al decisivo triunfo que allí ob- cipación de compañías locales de danzantes,
o Generala del Ejército Libertador. La Virgen tuvo el ejército libertador al mando Bernardo cuyo ancestro precolombino y virreinal se de-
del Carmen de Cuyo, también conocida como O’Higgins y José de San Martín. Este templo nota en sus multicolores atavíos, de manufac-
Nuestra Señora del Carmen de Mendoza, aso- tardó en construirse y solo el 5 de abril de tura suntuosa, en los instrumentos y atributos
ciada a la devoción del General José de San 1892, en el aniversario de la confrontación que portan cantando y bailando en expresión
Martín, simbólicamente tomó bajo su mando, bélica, se bendijo solemnemente, con asisten- de apego a Nuestra Señora y gratitud por los
y su manto, las tropas chilenas y argentinas cia del Gobierno, autoridades eclesiásticas, favores y dones recibidos.
en la arriesgada empresa de cruzar los Andes, civiles y el pueblo. Elocuente fue la homilía Hacia el sur, en la extensión del territorio
siguiendo la estrategia de consolidar primero del Obispo de Ancud, Monseñor Ramón Án- chileno, no hay advocación mariana más po-
la emancipación de Chile para acometer luego gel Jara, que ponía de relieve en esa época de pular. En cada localidad, su fiesta o su imagen
la del Virreinato del Perú. La imagen titular secularización, el papel cívico y religioso asig- adquiere algún rasgo peculiar, reflejo de su
de este pacto devoto entre María y el ejérci- nado a la Virgen del Carmen. Además de este vigencia y significación en el calendario reli-
to era la entronizada en el Convento de los templo, la devoción a Nuestra Señora del Mon- gioso popular como lo muestran estos versos
Franciscanos de Mendoza. Como tal, señala te Carmelo destaca en la zona norte de Chile, de uno de los cantos a lo divino recogidos en
la documentación, se hizo entrega del bastón específicamente en el santuario de La Tirana, un pueblo de la zona central:
de mando a la Virgen en una solemne fiesta pequeño pueblo minero ubicado en la Pampa “Salúdote Virgen Bella/ del Carmelo ce-
religiosa que con ese motivo se ordenó cele- del Tamarugal, donde se venera una imagen de lestial/ hoy te vengo a saludar/ inmaculada
brar. Un año después, luego de las victorias de vestir de esta advocación, traída desde Perú10. doncella;/ entre todas las estrellas/ tú eres el
Chacabuco y Maipú, San Martín envió como Según la tradición, el santuario fue erigi- astro primero,/ resplandeciente lucero/ que al
ofrenda a la Virgen del Carmen su propio bas- do por las gestiones del mercedario Antonio mundo viene a alumbrar/ y tu poder maternal/
tón “como propiedad suya y como distintivo Rondón para conmemorar la trágica historia abre las puertas del cielo”12.
del mando supremo que tiene sobre el ejér- de amor protagonizada por la hija del último
cito de los Andes”, según señalaba su carta sacerdote inca del culto al sol, Ñusta Huillac,
enviada el 12 de agosto de 1818 al Guardián rehén de la hueste de Diego de Almagro. Eva-
de los Franciscanos8. Las imágenes pictóricas diendo la vigilancia y refugiada en un bosque
reflejan el patronazgo de la Virgen del Carmen, de Tamarugos, lograría dominar aquellos
tanto por el número de obras que la represen- territorios, por lo que se conoció entre sus
tan, cuanto por su significación dentro de la enemigos como “la Tirana del Tamarugal”.
pintura religiosa del periodo, según lo muestra Su poder se habría visto doblegado, pero por
la obra del mulato peruano José Gil de Castro. amor hacia Vasco de Almeyda, portugués pri-
La Virgen del Carmen con las banderas de las sionero de los indígenas de la pampa. Al ser
naciones recientemente formadas del cono sur sorprendidos juntos, un centenar de flechas

48 49
Virgen de la Merced
La misión evangelizadora que asumieron los maternal y misericordia, adaptadas a las nuevas
mercedarios en la construcción del Nuevo Mun- modalidades devotas del s. XVI. Asimismo, esta
do introdujo y extendió la devoción mariana iconografía busca un alcance de unidad, libera-
propia de la Orden a lo largo y ancho de estas ción y universalidad material y espiritual. Se aco-
tierras. gen a su protección, además de frailes, obispos
Nuestra Señora de las Mercedes o Virgen y nobles cristianos, “infieles”, incluyendo a los
de la Merced, voz que etimológicamente signi- árabes, “sarracenos”, y luego a los indígenas de
fica recompensa, surgió como advocación en la América.
España de la Reconquista, en el contexto con- La imagen entronizada por San Pedro No-
frontacional e intercultural de la ocupación ára- lasco en Barcelona, se populariza en América en
be. Su alcance político, militar y religioso se ma- la versión grabada de Peter de Jode2, prototipo
nifestó en la práctica del cautiverio, inherente a y modelo compositivo de cientos de pinturas
las situaciones de enfrentamiento bélico, aunque virreinales que representan a la Virgen de la
en ese evento se trató de uno recíproco por parte Merced desde la Audiencia de Quito por el Norte
de cristianos y musulmanes. El esfuerzo de las hasta el Río de la Plata, y desde el Pacífico hasta
autoridades por idear sistemas de rescate para el Atlántico.
cristianos prisioneros se concretó en el ámbito La figura de María de pie, con el blanco há-
de los religiosos predicadores. Se constituye bito mercedario, en medio del esplendor celes-
así durante el s. XIII, la Orden Real y Militar de tial, abre los brazos en actitud protectora y cobija
Nuestra Señora de la Merced y la Redención de bajo su vestidura a frailes, santos cautivos, devo-
los Cautivos, fundada en Barcelona por San Pe- tos y donantes. Cuando ellos no aparecen, María
dro Nolasco, con el patrocinio del Rey de Aragón permanece en actitud redentora ofreciendo el es-
y del dominico Raimundo de Peñafort. Según capulario, signo de adhesión y protección a sus
los anales de la institución, a ellos se apareció cófrades; y los grilletes, en alusión a los cautivos
la Virgen vistiendo hábito blanco y les encomen- liberados material y espiritualmente por la ora-
dó fundar una Orden de merced y alivio para ción y limosna de religiosos y fieles.
los cristianos esclavizados. Inicialmente recibió La colaboración activa de los mercedarios
diversos nombres, luego pasó a llamarse “de la en la evangelización y civilización de la región ha
Virgen de la Merced El soporte sobre vidrio de esta obra es infrecuente en la pintura virreinal. La claridad, transparencia y el
merced”, y desde la segunda mitad del s. XIII los llevado la imagen de su patrona a templos, con- con santos brillo de los blancos, celestes y ocres dorados, que otorga el material, corresponden ya al incipiente gusto
religiosos seguidores de San Pedro Nolasco son ventos y oratorios privados de Ecuador, Perú, Anónimo potosino neoclásico. María, coronada e iluminada por el Espíritu Santo en forma de paloma, despliega su túnica y
conocidos como “mercedarios”1. Bolivia, Chile y Argentina. o de La Plata. capa blanca, orlada de oro, que sostiene dos angelitos, brindando auxilio y abrigo a los devotos a través de
Siglo XIX.
Desde el punto de vista iconográfico, la re- En Chile introdujo su culto el padre Anto- dos santos mercedarios, San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato. Esta composición ampliamente difundida
Óleo y pan de oro
por el orbe católico proviene de un grabado flamenco del siglo XVI. El escapulario mercedario y el par de
presentación de la Virgen de la Merced está vin- nio Correa en 1548, religioso del convento de sobre vidrio.
grilletes con cadenas, enseñas de la Orden, acentúan dentro del contexto epocal el menaje de liberación.
culada a las tipologías medievales de protección la Merced de Cuzco. Traía consigo una imagen

50 51
de María que constaba solo de manos y rostro, se encomendaron a una de las
posteriormente revestida y decorada. Su primer vírgenes guerreras del Reino, la
santuario se construyó en Santiago durante el s. de la Merced. Lo muestran las
XVI, en un terreno cercano al cerro Santa Lucía representaciones pictóricas don-
cedido por devotos, y se concluyó en 1565. La de ella los cobija con su manto
“Tabla de la Ceremonia y Etiqueta del Cabildo”, del color de la nieve de los An-
describe la suntuosa fiesta de la Virgen de las des. Pudo ser ella la Patrona de
Mercedes celebrada el 24 de septiembre de cada las armas de Chile en su lucha contra las tinieblas Institución
año, con amplia concurrencia de autoridades ci- de la sujeción, pero las circunstancias y los pro- del Rosario
viles, religiosas y pueblo. tagonistas dieron otro giro. Si entre 1808 y 1814 Grabado de Teodoro
Galle y Juan
Venerada en Valparaíso en su Iglesia Matriz son numerosas las pinturas que representan a la Bautista Barbe.
como Nuestra Señora de la Merced de Puerto Virgen de la Merced bajo su amplia capa, o como En: Héctor
Claro, su imagen se consideraba milagrosamen- referente piadoso en el fondo de los retratos, se- Schenone, Santa
María, Buenos Aires,
te encontrada en Quilpué, y se conservó allí has- gún la muestra, el mulato peruano José Gil de Argentina, 2008.
ta 1837 como patrona de navegantes y marinos. Castro, tras esa fecha su iconografía declina y
La advocación incide asimismo en pequeñas luego de 1817, cuando se proclama como Patro-
localidades de Petorca, Rancagua y Quilpué. na de los ejércitos e inmediatamente de la nueva
Particular vigencia ha alcanzado este culto nación, a la Virgen del Carmen, Ella la reemplaza.
en Isla de Maipo, con una fiesta caracterizada por El proceso está claro en la obra de Gil de Castro.
la danza de personajes disfrazados de chinos, con En Ecuador la iconografía de la Merced ad-
vestidos orientales, bigotes largos, coletas y go- quiere en escultura y pintura rasgos locales con
rros triangulares, al son de música de guitarras, la llamada Virgen Peregrina de Quito. Según la
cajas y acordeones; se agregan con la propaga- tradición, uno de los religiosos mercedarios del
ción de su culto, nuevas cofradías de danzantes convento de la ciudad, el padre Javier Enríquez,
de influencia nortina, diabladas, tinkus e indios3. viajó desde Cuzco junto a una imagen de la ad-
En la zona sur de Chile, desde el s. XVI se vocación, para recolectar fondos y construir la
ha invocado su merced y redención bajo el con- nueva Iglesia del cenobio quiteño. Se dice que
texto del conflicto bélico con el pueblo mapuche, atravesó Ecuador y accedió a Lima y Potosí, que
como relatan ya pasajes de La Araucana de Alon- luego se transformaron en centros de culto5.
so de Ercilla4. La Peregrina de Quito es una de las re-
Particular importancia desempeñó el culto presentaciones marianas más sorprendentes y
en Chile durante los inicios del movimiento in- atractivas del arte virreinal. En pleno viaje, con su
dependentista, y en consecuencia sus represen- Hijo en brazos, María hace un alto para descansar
taciones pictóricas. Al ser una Orden de origen sentándose sobre una silla. Se cubre, y también
militar y fundada con el patrocinio Real al mo- al Niño, con un sombrero bicornio con plumas
mento de la invasión de España por Napoleón que la protege del sol y la refresca en su can-
sancio. Sostiene en su mano izquierda una rama Nuestra Señora Pintura-retrato, probablemente portable, e inspirado en una plancha grabada, de la imagen viajera
y en el trance de estar prisionero Fernando VII, de la Merced, la de la Virgen de la Merced, venerada en la ciudad de Quito. Vestimenta, entorno y ornamentación
hubo mercedarios y devotos laicos que mostra- de azucena y los grilletes abiertos simbolizan la Peregrina de Quito reflejan el influjo local. Madre e Hijo visten el hábito mercedario y el Niño porta el símbolo
ron voluntad de no reconocer al invasor y cola- redención de los cautivos cristianos. También su Anónimo cuzqueño. distintivo de la Orden, el doble grillete con cadena que se rompe en señal de liberación; se
imagen puede acogerse como forma plástica al Siglo XVIII,
borar con la idea de una momentánea autonomía cubren con sombrero de peregrino –el bicornio emplumado–. Sentados sobre una silla frailera,
segundo tercio.
de la Junta de Gobierno hasta la restitución del diseño de cono truncado del bastidor tridimen- Óleo sobre madera.
se hallan bajo el altar con dosel y cortinajes de una capilla posa, en cuyo frontis se lee la
sional o a la modalidad piramidal de los montes inscripción “IHS”, enseña de la Compañía de Jesús a la cual suele ligarse esta advocación.
monarca legítimo. Como acto de adhesión al rey
depuesto, los patriotas aprontaron sus armas y andinos6.
52 53
Virgen de la Caridad
Fe, esperanza y caridad, las tres “virtudes teo-
logales” cristianas, son dones espirituales que “El amor es paciente,
Dios infunde a la inteligencia y voluntad con el servicial y sin envidia.
sacramento bautismal. La Caridad –sinónimo No quiere aparentar ni se
de “amor” en los libros del Nuevo Testamento– hace el importante.
No actúa con bajeza, ni busca
según el apóstol San Pablo, es la principal cua-
su propio interés.
lidad del corazón cristiano. Reúne –“religare” El amor no se deja llevar por
es el origen de la palabra religión– y da sentido la ira, sino que olvida las
a todas las demás virtudes en el ejemplo del ofensas y perdona.
afecto infinito y recíproco entre Dios y el hom- Nunca se alegra de algo injusto
y siempre le agrada la verdad.
bre, y a su vez, de todos los hombres entre sí.
El amor disculpa todo; todo lo cree,
Es el fin al que aspira el cristiano y por el cual todo lo espera y todo lo soporta.”
lucha en la fe y a la espera de reposar en Él y
lograr sus frutos de gozo, paz y misericordia. (Primera Carta del Apóstol
La caridad exige la práctica del bien y la correc- San Pablo a los Corintios, 13, 4-7)
ción fraterna; es benevolencia y suscita la re-
ciprocidad; siempre desinteresada y generosa,
se ofrece como amistad y comunión. Magistralmente trabajada por pintores
La didáctica fundamental de esta virtud europeos de los siglos XVI y XVII –Lucas
cristiana se ha representado en el arte sacro Cranach, Jacques Blanchard, Andrea del Sar-
de diversas épocas y estilos, recurriendo a la to o Guido Reni– la alegoría de la Caridad se
alegoría como recurso iconográfico que per- desplegaba a través de cuadros de caballete o
mite encarnar en una figura humana arquetí- frescos y simultáneamente se definía en sus
pica, generalmente femenina, la comprensión conceptos, género y atributos en la literatura
de estos conceptos abstractos difíciles de artística. El principal modelo de representa-
describir e interiorizar. ción a partir del cual la trabajaron los pintores

Su gran formato y la escasez de esta iconografía en la región, muestran la necesidad de realzar y difundir Virgen de la
su culto. En la advocación se funden la alegoría latina de la Caridad, protectora de niños y desvalidos, Caridad con
santos
con la figura cristiana de María como Virgen –porta la azucena de la castidad para diferenciarse– y
Anónimo paceño.
Madre amorosa de Jesús y de los hombres. Junto a su Hijo que bendice, otros niños buscan su cobijo:
Siglo XVII, tercer tercio.
los infantes mártires del Imperio romano, Santos Justo y Pastor, brutalmente torturados; y entreabriendo Óleo sobre tela.
los rojos cortinajes, ángeles niños volantes. Su figura y traje opulentos presentan un prototipo materno
plenamente barroco. En la zona inferior, junto a la peana forrada de plata al estilo del siglo XVII que sostiene
su imagen, San José con la vara florida, y San Pedro apóstol penitente, portando las llaves del Reino.
54 55
de esa época fue el propuesto por Cesare Ripa nasterios, conventos y capillas, construyó un Caridad de la Chamiza, porque se la identifica el niño que abre los brazos hacia la Virgen y al
en su tratado de Iconología, texto ilustrado del santuario propio en el siglo XVI. El gran fervor con el amor que incendia y abrasa; su festivi- cielo; y el amor o caridad, la más propia y que
siglo XVI, que conoció numerosas ediciones y y la particular admiración que suscitó esta ad- dad se celebra el día 2 de febrero de cada año las abarca a todas, representada por el niño
fue consulta habitual de los artistas plásticos vocación motiva la realización de númerosas con la quema de la hierba silvestre, chamiza, sostenido por la figura central del cuadro, a
desde el Renacimiento hasta el siglo XIX. En réplicas de la imagen escultórica, llevadas a lo que la semeja con la Virgen de la Candela- saber, la Caridad según Cesare Ripa, transfor-
esta obra, la Caridad está descrita en sus dos distintos puntos de España y América a tra- ria2. Recibe también culto en Lima, Cuzco, La mada en la Virgen María.
variantes: como una mujer vestida de rojo que vés de Sevilla. La Virgen de la Caridad como Paz y Potosí, entre otros centros urbanos de En ciertas versiones iconográficas los
sostiene en su mano derecha un corazón ar- Madre y Protectora, se vinculó especialmente la región. dos niños de pie que acompañan a María se
diente y con su mano izquierda abraza a un al auxilio de los enfermos, torturados y a los Las pinturas virreinales con esta icono- asocian a los pequeños hermanos mártires,
niño en edad prematura; o bien, como una más necesitados, los niños, y por ende, a las grafía mariana retratan por lo general alguna Santos Justo y Pastor, de trece y nueve años,
mujer vestida de rojo con un corazón ardiente órdenes religiosas hospitalarias, y se venera- imagen escultórica de la advocación, y mues- que vivieron en Alcalá de Henares, España, en
sobre su cabeza, amamantando a un niño que ba también en las capillas de esos centros de tran los cortinajes carmesí sostenidos por el siglo IV bajo la dominación romana. Ente-
cobija con su brazo izquierdo, acompañada salud y acogida. Un ejemplo extraordinario querubines que resguardan su nicho-retablo y rados de los suplicios que el gobernador Da-
por otros dos niños de pie, que reclaman su de filantropía cristiana bajo el lema de esta a los pies, una base o peana ricamente deco- ciano infligía a los cristianos, lo enfrentaron
atención1. virtud, concretada en imagen protectora, es rada al estilo barroco imperante. Su tipología valientemente, por lo que fueron azotados y
Desde la Edad Media se dio en la ico- el que patrocinó el laico Miguel de Mañara, deriva de la figura de la Virgen María de pie, decapitados4. La caridad reforzaba así su vín-
nografía cristiana de pintura y escultura, la converso de una vida disipada, donando los con el Niño Jesús en brazos3. La Virgen luce culo al dolor y al sufrimiento. Son evidencia
analogía y luego la identificación entre la ale- restos de su fortuna a fin de entregar su alma túnica rojo fuego, color de la efusión amoro- de esta relación, la Iglesia de los Santos Justo
goría de la Caridad y María. Relacionadas en en paz a una fundación de beneficiencia: el sa, y se cubre de un gran manto de tela de y Pastor de Toledo, donde existe una capilla
el amor, la maternidad y en la donación hasta Hopital de la Caridad de Sevilla. Preside su brocado que irradia luz; lleva corona real y de la Caridad, y también la Basílica Pontifi-
el sacrificio, la caridad se entroniza al pasar capilla la imponente figura escultórica de la sostiene con la mano derecha una azucena, ca de San Miguel de Madrid, antigua iglesia
como Virgen de esta advocación particular, Virgen de la Caridad con el Niño en brazos y símbolo de su virginidad, que la diferencia de dedicada a los santos niños mártires, donde
desde los palacios y los edificios civiles a las otros dos infantes que imploran a sus pies; en la alegoría latina y renacentista codificada por destacan las esculturas con las alegorías de la
iglesias y capillas. En torno a las definiciones sobrecogedor contraste, los macabros lien- Ripa. Buscan cobijo en Ella dos niños lastima- caridad, la fe y la esperanza.
doctrinales de los atributos de la Virgen como zos barrocos sobre las Postrimerías del pintor dos y con heridas sangrantes, y en la parte Reflejo de la época barroca, cuando la
Madre de Cristo y de los hombres, que tienen Juan de Valdés Leal . inferior suelen acompañarla San José y San pintura ofició también al servicio de la escul-
su voz canónica en el Concilio de Trento, se Siguiendo los elementos fundamentales Pedro Apóstol. El Niño Jesús se atavía de una tura como realidad, al presentar imágenes
refuerza y difunde esta vertiente iconográfica de este programa alegórico, la Virgen de la túnica color rojo pálido o rosa, lleva consigo la de los altares, esculpidas o modeladas, con
mariana. Caridad pasa a América –se la venera espe- cruz a modo de bendición en su mano izquier- sus ricos atavíos de candeleros, vasos con
En España la Virgen de la Caridad es cialmente en México y Cuba, donde su culto da, sus dedos se presentan apuntando hacia flores y cortinajes dentro de sus retablos, la
patrona de diversas localidades. Destaca su recibe el particular apelativo de la Caridad del el cielo y su cabeza aparece rodeada de un representación pictórica de la Virgen de la
culto en Illescas, provincia de Toledo, donde cobre, la popular “cachita”, patrona de la isla– nimbo dorado. Estos últimos elementos son Caridad provocaba a través de sus atributos
Nuestra Señora posee desde tiempos medie- y accede al Virreinato del Perú. Se la honra símbolos de su poder espiritual y del origen e implementos, la conmoción ante la majes-
vales una imagen gótica, revestida como la en Ecuador, en la capilla de esta advocación divino de su palabra. De los ricos atributos de tad de lo sagrado. En simultánea suspensión
mayoría de las efigies patronales españolas. fundada en las afueras de la ciudad de Quito, y esta iconografía, el más propio es la triada de y exacerbación de los sentidos, el devoto se
Según la tradición popular, habría sido realiza- en la Recoleta Franciscana eregida en Ibarra a niños, en representación de las virtudes teo- abría a través de esas imágenes remotas y
da por el evangelista San Lucas en Antioquía comienzos del siglo XVII. Asimismo, adquie- logales del cristiano: la fe, simbolizada por el distantes de estas tierras andinas, efusivas
y llevada a la ciudad de Toledo por San Pedro re relevancia en Mira, a pocos kilómetros de niño que une las manos sobre su corazón en de color y sentimiento, al mensaje sin límites
Apóstol. Luego de pasar por diferentes mo- Ibarra, bajo el apelativo local de Virgen de la señal de oración; la esperanza, encarnada por del amor cristiano.

56 57
Virgen de Belén

La Virgen de Belén, que irradia singularmente esta tipología más humana y sencilla de la Vir-
su ternura desde los altares virreinales, lleva por gen; no obstante, todas se vinculan al dogma
nombre el lugar de nacimiento de Jesús, donde de la maternidad divina7. Pueden represen-
deviene Madre. Traída a América por los con- tar a María acariciando la mejilla del Niño o
quistadores, despertó tal fervor en estas tierras sosteniéndolo en brazos. Las dos figuras se
que en torno a su devoción se fundó una orden muestran estrechamente unidas, emocional
religiosa con su nombre, la de los Betlemitas1, y formalmente en composiciones simples y,
que inicia el español Pedro José Betancourt, a si incorporan escenas, estas poseen un ca-
mediados de 1600, en la ciudad de Antigua, en rácter intimista, lo que permite destacar el
Guatemala. Sus miembros llevaban un escapu- sentimiento profundo y a la vez natural de la
lario con su imagen y el escudo, compuesto por relación entre Madre e Hijo, convirtiendo este
la estrella de Belén y las coronas de los Reyes tema cercano, en una iconografía predilecta
Magos2. Fueron una de las pocas órdenes re- del fervor popular.
ligiosas fundadas en América3, y se singulari- Desde los primeros tiempos de la España
zaban por su ardua labor social en materias de cristiana, su imagen se proyecta en la devo-
educación y cuidado de enfermos y, por ende, ción, especialmente en la zona de Andalucía,
en la creación de numerosos hospitales a través más proclive a los influjos del arte bizantino
del continente que, consagrados a esta advoca- por su cercanía al Mediterráneo, en cuya ta-
ción, permitieron extenderla 4-5. blas y frescos la Virgen de la Ternura había
Como iconografía, se remonta a las re- encontrado sus primeras expresiones. Impor-
presentaciones del arte paleocristiano, en es- tante foco de su culto fue la efigie que venera-
pecial a la tipología de la Virgen de la Ternura, ban los eremitas de Córdoba, legendariamente
que se expresa en gestos maternales de amor llevada por el Obispo Osorio durante la prime-
y afecto hacia su Hijo. Ya en occidente, el mo- ra mitad del siglo IV, al regresar del Concilio de
tivo surge en complemento y contraposición Nicea8. Ya en la pintura española del barroco
a las representaciones de la Virgen de la Ma- destaca en sus representaciones la escuela
jestad, predominantes en el arte del siglo XII granadina, y entre sus creaciones más sutiles
que, si bien muestran también a María junto al y sugerentes están las de Alonso Cano9.
Niño, su actitud rígida y solemne lo presenta En la difusión de su imagen en el Nuevo
Virgen de Belén, Venerada en el altar mayor de la Iglesia de Belén, en Cuzco, su imagen escultórica se representa aquí sobre un
distante, en posición frontal sobre sus rodi- Mundo asumió un activo papel durante los de la Iglesia de cielo azul claro, singularmente enriquecido con un fino trabajo de aplicación de oro. La posición frontal de María
llas6. primeros tiempos la Orden de los Francisca- Belén de Cuzco con destaca la forma triangular de su vestimenta a la moda del siglo XVI: túnica de brocado rojo con puños de encaje
ángeles y santos
Son variadas las imágenes pictóricas nos, con anterioridad a la fundación de los y manto azul semejante a la capa pluvial. Acentúan esta composición la corona imperial sobre su cabeza y la
Anónimo cuzqueño.
de Nuestra Señora de Belén que responden a betlemitas y en aquellas zonas donde estos cabellera larga, suelta, adornada con joyas. Dos pares de ángeles en las esquinas superiores celebran con música
Siglo XVII, tercer tercio.
Óleo con brocateado de celestial al son del oboe, violín, arpa y corno. En las esquinas inferiores realzan su culto: San Francisco de Asís
pan de oro, sobre tela. y Santo Tomás de Aquino, a la izquierda; San Antonio de Padua y Santo Domingo de Guzmán, a la derecha.

58 59
tardaron en llegar. Se sentían identificados en montañosas o costeras, en pestes, terremo- Viste túnica y capa pluvial azul con brocateado
los rasgos de sencillez y natural cercanía de tos, invasiones de piratas y sequías. Tradicio- de pan de oro, realzada por el cuello blanco y
esta Virgen. nalmente, destaca su intervención para soco- mangas rematadas en amplios puños de en-
En el Virreinato se la veneró particular- rrer a la ciudad en 1726, ante la peste de fiebre caje. El vestuario se complementa con acce-
mente en los dos centros neurálgicos del de- y tabardillo y en el terremoto de 1746 que des- sorios como anillos y pendientes. Su cabellera
sarrollo pictórico: Cuzco, donde se configura trozó el Callao y Lima. En ambas ocasiones es larga, suelta, sin velo, adornada con joyas
con carácter local, y Lima, en una modalidad fue sacada en procesión, causando impacto de oro y lleva una imponente corona imperial
estética más directamente receptiva a la in- entre la multitud que la acompañaba13. con pedrería. Su rostro es hermoso y pacífico.
fluencia española. A partir del cuadro señero con su advo- En algunas versiones el Niño, ya más crecido,
Conocida con el cariñoso apelativo de cación, realizado por el pintor indígena Basilio alza su mano derecha en señal de bendición
Mamacha (mamacita) Belén, en Cuzco reparte de Santa Cruz Pumacallo para la Catedral de y en la izquierda sostiene el mundo. Se en-
su popularidad con el Señor de los Temblores. Cuzco durante el tercer tercio del siglo XVII, cuentra descalzo y viste ropa semejante a la
Según el relato tradicional, modelo mi- la pintura cuzqueña desarrolla reiteradamente de María, llevando también una rica corona
lagroso prototípico que comparte en el Vi- este motivo en representaciones sugestivas, sobre su cabeza. Ambos dirigen su mirada al
rreinato con otras Vírgenes y Crucificados, la a las vez hieráticas, en el esplendor de sus espectador. Suelen acompañarse con dos pa-
primera imagen de la Virgen de Belén habría vestiduras a la moda española del siglo XVI, res de ángeles sobre nubes tocando música, y
sido trasladada en 1560 desde el puerto del y conmovedoras, por la entrañable relación santos franciscanos.
Callao a Lima. Allí la descubrieron, flotando anímica que denotan Madre e Hijo. De forma- Además de Lima y Cuzco, otros princi-
portentosamente sobre el mar, en un cajón to apaisado, la pintura de la Catedral es una pales lugares de culto a la Virgen Belén en los
y sin daño, unos pescadores de San Miguel densa y singular expresión estética e históri- territorio del Sur Andino son Tarairí en Bolivia,
que prontamente extendieron su fama10-11. La ca, que muestra escenas de la vida de la Vir- el pueblo de Belén en el norte de Chile y en
referencia, mas allá de la ficción, y al reiterar- gen localmente ambientadas, junto a trozos Buenos Aires, Argentina.
se en otras devociones marianas, remite tanto y elementos arquitectónicos que forman el Proclamada Patrona de las armas espa-
al nombre de María, antiguamente asociado a entorno de la imagen; la figura del donante, ñolas a mediados del siglo XVII, le revocó este
la palabra latina mare; como a su cualidad de de rodillas en señal de devoción a María, es título a Nuestra Señora de Guadalupe15. En
protectora de marinos y pescadores12. En la el obispo de Cuzco, el franciscano Manuel de 1786 el Papa Pío VI concedió el oficio de Ntra.
realidad histórica, era tan difícil traer a Améri- Mollinedo y Angulo14, quien debió reconstruir Sra. de Belén para el tercer domingo después
ca imágenes escultóricas de devoción, en las la ciudad y organizar la pastoral católica en de la Epifanía, extendiéndolo más tarde a La-
condiciones de los barcos del siglo XVI, don- una diócesis recientemente devastada por el tinoamérica. En 1933, el Obispo de Cuzco,
de muchas veces había que botarlas al mar terremoto de 1650. Pedro Pascual Farlan, requirió a la Santa Sede
por el peso que se sumaba a la sobrecarga de Las pinturas cuzqueñas de la Virgen de su coronación. El 8 de diciembre de ese año
personas, equipajes y víveres; que su arribo Belén son principalmente retratos de la ima- se realizó el acto histórico donde se le ofrendó
podía constituir un hecho sin explicación. De gen escultórica que se venera en la Catedral. una corona de oro a la Virgen, afirmando con
este modo el milagro y la realidad se integran En composiciones triangulares muestran a ello la devoción del pueblo de Cuzco y de Perú
al relato popular, frecuentemente representa- María con el Niño en brazos, vestido en oca- a Nuestra Señora de Belén16. Una Madre con
do en la pinturas cuzqueña. siones como recién nacido de la época, con la su Hijo tierna, cariñosa y, por ende, cercana
En 1596 la portentosa efigie fue llevada “humita” que lo protegía y abrigaba estrecha- a sus fieles, son atributos que ejercen fuerte
a la parroquia de los Santos Reyes, en Lima, mente al modo de la hoja de choclo a la pasta atractivo en la devoción popular.
que cambió su nombre a Nuestra Señora de de maíz de la cocina regional peruana y chi-
Belén. Desde esa fecha han brotado sus favo- lena. Con su mano izquierda, María sostiene
res e intervenciones milagrosas en las zonas al Niño en su regazo y con la otra un rosario.

60 61
Virgen de la Soledad
El sufrimiento de María luego de la crucifixión el siglo XVII, las espadas desaparecieron y la
de Jesús al recordar los tormentos padecidos Virgen comenzó a mostrarse rodeada solo por
por su Hijo, y su angustia a la espera de su una aureola de siete tondos1.
gloriosa Resurrección, ha encontrado en el El tránsito iconográfico desde la Virgen
arte cristiano desde la Edad Media y en Hispa- Dolorosa a la Virgen de la Soledad que llega a
noamérica a partir de los inicios de la evange- América se produce en España durante el siglo
lización, las más conmovedoras expresiones XVI, a partir de la escultura tallada en 1565 por
del amor de Madre. el castellano Gaspar Becerra para el Convento
Una de las variantes de la advocación a de la Orden de los Mínimos de la Victoria de
Nuestra Señora de los Dolores o popularmente Madrid, por indicaciones de la reina Isabel de
La Dolorosa, es la Virgen de la Soledad, que Valois. Según la tradición, Isabel de Valois –
simboliza no solo su pena, sino el aislamiento hija de Enrique II y de Catalina de Médici, y
de María, desasida del mundo y de toda com- tercera esposa de Felipe II- habría venerado
pañía, incluso la del Apóstol Juan que la ha en su oratorio particular un cuadro de la Vir-
acompañado en el Calvario. La presencia del gen de la Soledad traído desde Francia, que
Hijo muerto se visibiliza en la composición in- despertó gran devoción entre los Mínimos de
trovertida, en su actitud de abandono y en los San Francisco de Paula. Por ello, pidieron los
símbolos que la cercan y traspasan. frailes permiso a la reina para realizar una co-
Corresponde a la categoría iconográfica pia de la imagen a fin de rendirle culto en la
mariana de occidente vinculada a los siete capilla de su Convento de Nuestra Señora de
Dolores de la Virgen, ampliamente difundida la Victoria. La escultura de vestir se encargó
por el arte patético de fines de la Edad Media, a Gaspar Becerra, quien la representó de rodi-
donde se la representa con Cristo muerto so- llas, rodeada de un gran retablo, absorta en su
bre las rodillas, modalidad propia de la Virgen contemplación de la mesa del altar con los tres
de la Piedad, o bien, en soledad después del clavos de la cruz y la corona de espinas.
Enterramiento, como muestra la Virgen de los Su culto se difundió rápidamente por los
Siete Dolores. En esta última iconografía, cuyo conventos españoles de estos frailes y la de-
origen se encuentra en la zona de Flandes du- voción fue adquiriendo preponderancia a partir
rante el siglo XV, los siete Dolores se repre- de la primera mitad del siglo XVII, debido a la
Nuestra Señora Versión pictórica de la imagen de esta advocación que se venera en la iglesia del Convento de la
sentaban simbólicamente por siete espadas, labor de religiosos que se dedicaron a relatar de la Soledad Victoria de Madrid. Su iconografía se remonta a la Dolorosa o Piedad en el Calvario y Descendimiento,
generalmente reunidas en un haz, atravesando los orígenes de la imagen de Virgen de la So- Anónimo cuzqueño. con su Hijo muerto. Amor y dolor se expresan en su actitud y vestimenta: manos cruzadas sobre el
Siglo XVIII, primer tercio. corazón, ojos entornados, lágrimas. El traje carmesí, con puños y cofia de encaje, semeja el de una
el corazón de la Virgen. Luego de la renova- ledad realizada por Becerra, como por ejemplo
Óleo con brocateado de
ción compositiva propuesta por Van Dyck en las crónicas de Lucas de Montoya y Antonio religiosa de la época y su velo de luto solo se adorna con festón de oro. Irradia su cabeza la corona de
pan de oro sobre tela.
los siete tondos, herencia de la tradición mariana de las Siete Espadas que traspasaron su corazón.

62 63
Ares en la primera mitad del seiscientos. Con la como la litografía publicada en el libro de capilla edificada en 1604 con frente a la plaza torno a la hospitalidad franciscana, junto a la
llegada de la dinastía francesa a la corona espa- 1737, Vía Sacra Dolorosa y cuchillos penetran- de San Francisco, cuya imagen es una de las sopa repartida religiosamente todos los días
ñola en el siglo XVIII, la devoción a la Virgen de tes de dolor, que traspasaron el corazón de la más devotas de la ciudad de los virreyes. Al- a los pobres, el cobijo a devotos y anónimos
la Soledad continuó prosperando y nuevamen- más afligida Madre de Jesús desandado la ca- canzó renombre la cofradía establecida allí por santeros que, sin educación artística particu-
te se publicó un libro sobre ella, cuyo autor, lle de la amargura regada con su preciosa san- los cirujanos y barberos y destaca también la lar, ejecutaban imágenes pobres en medios y
Francisco de Paula Sopuerta, en 1719, reiteró gre. Aquellas réplicas esparcen su imagen y procesión que el Viernes Santo conducía las ricas en expresión. Al fundarse la primera Cla-
los datos ya conocidos hasta ese momento. permiten a los artesanos, a los mismos laicos imágenes del Santo Entierro y de la Virgen. se de Escultura y Dibujo Ornamental para ar-
Asimismo, la leyenda del origen de la imagen o religiosos devotos no versados en pinceles En Chile, la honraba especialmente la tistas y artesanos en 1854, que institucionali-
y su autoría fue recogida en publicaciones de ni colores, ensayar sobre pequeñas planchas orden franciscana, que en su convento matriz zaba académicamente la enseñanza y ejercicio
carácter artístico, como la biografía de Bece- de madera o metal. en la Alameda de Santiago había edificado una del arte en el país, esta funcionó inicialmente
rra que escribió el pintor y tratadista Antonio Vestida con túnica roja, que simboliza la capilla en su nombre presidida por la imagen en los aledaños de esa capilla franciscana5. No
Palomino en 1724. También en esta época el pasión de Cristo; cofia blanca para proteger su Dolorosa de María y organizado una cofradía era extraño, pues el solar donde se construi-
fraile Matías de Irala realizó dos grabados re- cabeza y cuello; y amplio velo de luto adornado dedicada a su culto penitente. El padre Alon- ría la Universidad de Chile fundada en 1842,
lativos a la devoción, que permiten rememorar con fimbrias doradas, es una figura patética y so de Ovalle, al relatar las celebraciones de la estaba un par de cuadras al poniente, y era
la monumentalidad del retablo del altar mayor asimismo ascética que motiva la meditación. Semana Santa en Santiago, se explaya sobre cercana a las construcciones del Instituto Na-
de la capilla de la Soledad, hoy desaparecido a Sus manos se representan cruzadas sobre su la procesión de imágenes articuladas y mo- cional donde funcionaba una clase de dibujo.
raíz de un gran incendio que afectó en 1936 a corazón y los ojos leventemente abiertos dejan vibles que a la manera sevillana desfilaban a Se unían y, a la vez, divergían en la Capilla de
diferentes iglesias y conventos2. escapar sutilmente algunas lágrimas. Sobre su hombros de sus devotos por toda la ciudad. la Soledad, el anonimato de la manufactura y
La Virgen de la Soledad de Gaspar Bece- cabeza destaca la corona de los siete tondos, Se detiene pausadamente en su relato para el oficio artesanal que los jóvenes estudiantes
rra dio lugar a una iconografía característica como herencia de la tradición iconográfica de sorprenderse ante el realismo de la imagen de aspiraban superar, con el despliegue didáctico
y singularmente española de esta advocación, la Virgen de la Dolorosa de las Siete Espadas. la Dolorosa que levantaba sus manos hasta el del profesor francés Augusto Francois, sus ye-
que se extendió por el orbe cristiano, especial- Ya sea bajo el nombre de las Angustias, rostro para enjugar sus lágrimas con un pa- sos y bustos clasicistas que harían de algunos
mente por los territorios de América y penetró de las Lágrimas, de la Piedad o de la Soledad, ñuelo, frente al asombro de la multitud. chilenos artistas de profesión. A mediados del
en la región andina hasta las más apartadas la Virgen responde en el Virreinato del Perú, Hasta mediados del siglo XIX la capilla de siglo XIX, como un signo de persistencia, y
capillas y santuarios de María. Era, es, tan cer- a la gran devoción, con imágenes de rasgos la Soledad de los franciscanos era un activo de pertenencia, frente al ingreso de la estética
cano y comprensible el dolor de una madre, su similares a la tipología madrileña de Gaspar foco piadoso. Su situación estratégica en la europea secularizada, la imaginería tradicional
soledad y reclusión tras la muerte de un hijo. Becerra3. acera sur de la antigua Cañada y al convento se recogía anónima y silenciosamente bajo el
La pintura mestiza virreinal que exacerbaba Su culto destaca en la zona de Cajamarca, de San Diego de la misma orden, reunía en cobijo de la Virgen de la Soledad.
en los temas marianos la ternura o angustia donde se levanta una capilla que alberga una
encontró en esta imagen, simple en diseño, efigie de la de la Dolorosa, contigua al severo y
adornos y recursos plásticos, y de una eficacia sólido templo de San Francisco, que según la
visual que penetraba directamente el corazón tradición respondió a las plegarias de su pue-
del devoto, una de sus iconografías predilec- blo, con ayuda constante para paliar la persis-
tas. De rodillas o de busto, las variantes suelen tente sequía que azotaba los campos4. Por su Isabel Cruz de Amenábar.
ser retratos de imágenes tridimensionales, a parte, Cuzco guarda una hermosa imagen en Ximena Gallardo Saint-Jean.
partir de la imagen del Convento de la Victoria el convento de Nuestra Señora de la Merced, Alejandra Fuentes González.
de Madrid. donde reposan los restos de conquistadores
Se la venera y representa en Quito, Lima, como Diego de Almagro y Gonzalo Pizarro. Su
Cuzco, en los centros pictóricos de la Audien- proveniencia se atribuye, según la tradición, al
cia de Charcas y en Chile incluso, a través de sueño de Diego Vargas y Carbajal, noble cuz-
réplicas y de grabados de amplia circulación queño del siglo XVI. En Lima posee una vasta

64 65
NOTAS Y CITAS (5)
RÉAU, Ídem. (19)
CRUZ DE AMENÁBAR, Íbidem, pp. 188-189.
(6)
DOMOÑI, Clelia y ISIDORO, Alberto, Milagros (20
) CRUZ DE AMENÁBAR, Isabel. Arte y Sociedad
de la Virgen del Rosario de Pomata, IX Jor- en Chile 1550-1650, Ediciones Universidad
nadas de Arte e Investigación El arte de dos Católica, Santiago, 1986, pp. 247-248.
VIRGEN CANDELARIA DE COPACABANA (12)
GISBERT, Teresa. Iconografía y Mitos Indíge- siglos: balance y futuros desafíos, Instituto
nas en el Arte. Editorial Gisbert & Cia. S.A., de Teoría e Historia del Arte, Facultad de
(1)
VARGAS UGARTE, Rubén, Historia del Culto
La Paz, Bolivia, pp. 51-54. Filosofía y Letras, Universidad de Buenos VIRGEN DE COCHARCAS
de María en Iberoamérica y de sus Imágenes
y Santuarios más celebrados, Editorial Huar- (13)
COSTILLA, op.cit., pp. 35-56, 2010. Aires, Argentina, 2010.
El Obispo de Ayacucho dispuso que la
(1)

pes, Buenos Aires, Argentina, 1947, p. 42. (7)


GISBERT, Teresa. Iconografía y Mitos Indíge- festividad de la Virgen titular se cambiara
(14)
VARGAS UGARTE, op.cit., pp. 683-684.
(2)
SCHENONE, Héctor, Santa María, Editorial nas en el Arte. Editorial Gisbert & Cia. S.A., al 8 de septiembre; esto, en tanto el 2 de
(15)
GISBERT, op. cit., pp. 20-22. La Paz, Bolivia. pp. 20-22. febrero coincidía con época de lluvias, lo que
de la Universidad Católica Argentina, Buenos
Aires, 2008, p. 326. podía ser riesgoso para los peregrinos. Así,
(16)
SCHENONE, op.cit., p. 327. (8)
RÉAU, op.cit., p. 59. la nueva fecha quedó instituida para el día de
(3)
CRUZ DE AMENÁBAR, Isabel, La Fiesta: (17)
VARGAS UGARTE, op.cit., pp. 72-73 (9)
PIZARRO GÓMEZ, Francisco Javier. Identidad la Natividad de María. En SCHENONE, Héctor,
Metamorfosis de lo Cotidiano, Serie Arte y mestizaje en el arte barroco andino. La ico- Santa María, Editorial de la Universidad
y Sociedad en Chile 1650-1820, Ediciones
(18)
COSTILLA, op.cit., p. 41. Católica Argentina, Buenos Aires, 2008, p.
nografía, Actas del II Congreso Internacional
Universidad Católica de Chile, 1995, pp. (19)
COSTILLA, Ibídem, pp. 35-56. do Barroco, Universidad do Porto (Portugal), 351.
139-141. 197-213, 2003, I.S.B.N.: 927-9350-79-5, p.
(20)
VARGAS UGARTE, op.cit., p. 703.
(2)
El Santuario se ubica en la Sierra de Perú,
(4)
Este lugar, como centro religioso prehis- 208. http://ler.letras.up.pt/uploads/fichei- en el Departamento de Apurímac y tiene por
pánico, data incluso de antes del Imperio
(21)
SCHENONE, op. cit., pp. 326-327. ros/7511.pdf Diócesis la de Ayacucho.
Incaico. COSTILLA, Julia. “El milagro en la (10)
Su nombre científico es Pterocnemia Penna-
(22)
CRUZ DE AMENÁBAR, op. cit., pp. 142-144. (3)
VARGAS UGARTE, Rubén. Historia del Culto
construcción del culto a Nuestra Señora de ta Tarapacensis y hoy es una especie que se
Copacabana (Virreinato del Perú, 1582- (23)
SCHENONE, op.cit., p. 327. de María en Iberoamérica y de sus Imágenes
encuentra amenazada. y Santuarios más celebrados, Editorial
1651)”, Revista Estudios Atacameños
Arqueología y Antropología Surandinas (11)
SCHENONE, op.cit., p. 474. Huarpes, Buenos Aires, Argentina, 1947. pp.
Nº39, 2010, p. 38. VIRGEN DEL ROSARIO DE POMATA 553-565. Otra versión relatada en el libro
(12)
STANFIELD-MAZZI, Ídem. Lazarillo de ciegos caminantes (1773), se-
(5)
SCHENONE, op.cit., p. 360. (1)
STANFIELD-MAZZI, Maya. La Virgen del ñala que su origen vendría de un devoto que
(13)
Historical Maps. James Ford Bell Library,
Rosario de Pomata en su Iglesia y en el cuando pasaba con esta efigie por el pueblo,
(6)
SCHENONE, Ídem. University of Minnesota. http://lib.umn.edu
Virreinato, Anuario de Estudios Bolivianos, se le hizo tan intolerable su peso que dio a
(7)
SCHENONE, Ídem. archivísticos y bibliográficos, Nº10, Archivo (14)
Para mayor información, consultar: SÁEZ entender que la imagen quería quedarse ahí.
y Biblioteca Nacionales de Bolivia, Sucre, VIDAL, Joaquín. El pintor Vicente Suárez
(8)
SCHENONE, Ibídem, pp. 361-362. 2004. pp. 689-719. Ordóñez, estado de la cuestión y nuevas pre-
(4)
GISBERT, Teresa. Iconografía y Mitos Indíge-
cisiones, Archivo de Arte Valenciano, ISSN nas en el Arte. Editorial Gisbert & Cia. S.A.,
(9)
GISBERT, Teresa. Los Ángeles en el Lago (2)
Cabe destacar que la devoción presentará un La Paz, Bolivia, 1980, p. 21.
Titicaca. (Análisis secuencial del poema de 0211-5808, nº83, 2002, pp. 171-174.
carácter tardío considerando que la primera
Valverde), Saberes y Memoria en los Andes. cofradía del Rosario será aprobada en 1478, (15)
RÉAU, op cit., p. 130.
(5)
VARGAS UGARTE, op.cit., p. 561.
Éditions de l’IHEAL, 1997, pp. 213-235. tiempo por el cual recién aparecen imagi- (16)
VARGAS UGARTE, Rubén, Historia del Culto
(6)
GISBERT, Teresa y MESA, José. La Virgen
http://books.openedition.org/iheal/813 nerías religiosas asociadas a la Virgen. En
de María en Iberoamérica y de sus Imágenes María en Bolivia. La Dialéctica Barroca en la
(10)
COSTILLA, op. cit., pp. 37-38. RÉAU, Luis, Iconografía de la Arte Cristiano: Representación de María, Barroco Andino,
Iconografía de la Biblia- Nuevo Testamento, y Santuarios más celebrados, Editorial Huar-
pes, Buenos Aires, Argentina, 1947, p. 515. Bolivia, 2011, p. 21.
(11)
GISBERT, Teresa y MESA, José. La Virgen Tomo 1/Vol. 2, Ediciones del Serbal, España,
María en Bolivia. La Dialéctica Barroca en la 1996, p. 130. (17)
CRUZ DE AMENÁBAR, Isabel. La Fiesta: http://dspace.unav.es/dspace/bits-
Representación de María, Barroco Andino. Metamorfosis de lo Cotidiano. Serie Arte tream/10171/17949/1/04_Gisbert_Mesa.pdf
Bolivia. 2011, pp. 21-36.
(3)
SCHENONE, Héctor, Santa María, Editorial de
la Universidad Católica Argentina, Buenos y Sociedad en Chile 1650-1820. Ediciones (7)
VARGAS UGARTE, Ídem.
http://dspace.unav.es/dspace/bits- Aires, 2008. pp. 494-496 y 500. Universidad Católica de Chile, 1995, pp.
tream/10171/17949/1/04_Gisbert_Mesa.pdf 169-170. (8)
SCHENONE, op. cit., p. 353.
(4)
Esta forma de rosario que conocemos en la
actualidad se consagró con la Bula Consue-
(18)
El día elegido para su celebración se debe a
verum Romani Pontificis. En: SCHENONE, la fecha de hallazgo de la imagen titular. En
op cit., p. 495. CRUZ DE AMENÁBAR, Ibídem, p. 187.
66 67
VIRGEN DEL CARMEN VIRGEN DE LA MERCED (3)
RÉAU, Luis, Iconografía de la Arte Cristiano: (10)
SCHENONE, op. cit., p. 311.
Iconografía de la Biblia- Nuevo Testamento,
(1)
Extracto del discurso del Obispo de Ancud, (1)
SCHENONE, Héctor, “Iconografía del arte (11)
El otro milagro famoso se relaciona con un
Tomo 1/Vol. 2, Ediciones del Serbal, España,
Monseñor Ramón Ángel Jara, en el aniver- colonial”, Vol. II Los Santos, Fundación indio de vida disipada por el cual la Virgen in-
1996, pp. 100-110.
sario de la batalla de Maipú, el 5 de abril Tarea, Argentina, 1992, p. 430. Véase tam- tercede ante el trono de su Hijo. En VARGAS
de 1892. En VARGAS UGARTE, Op.cit., pp. bién, PÉREZ, Pedro, Historia de las misiones (4)
SCHENONE, Héctor, Iconografía del arte co- UGARTE, Rubén, Historia del Culto de María
781-782. mercedarias en América, Revista Estudios, lonial, Vol. II Los Santos, Fundación Tarea, en Iberoamérica y de sus Imágenes y San-
Madrid, España, 1966; MORALES, Alfonso, Argentina, 1992, p. 539. tuarios más celebrados, Editorial Huarpes,
(2)
DUCHENS, Myriam, La Virgen del Carmen
Historia general de la Orden de la Merced Buenos Aires, Argentina, 1947, pp. 583-584.
en Chile: historia y devoción, Corporación
en Chile: 1535-1831, Ediciones Barcelona,
Conservación y Difusión del Patrimonio VIRGEN DE BELÉN
(12
RÉAU, op. cit., pp. 58 y 71.
Santiago de Chile, 1983.
Histórico y Militar, Santiago de Chile, 2011. (13)
VARGAS UGARTE, Ibídem, pp. 582-583.
(2)
SCHENONE, Ibídem, pp. 431-432. (1)
El nombre de la Orden deriva de Bethlehem,
(3)
SCHENONE, Héctor, Iconografía del arte
antigua forma de escribir Belén. (14)
VARGAS UGARTE, Ibídem, p. 583.
colonial, Vol. II Los Santos, Fundación Tarea, (3)
PLATH, Oreste, “La Virgen de las Mercedes
Argentina, 1992, p. 336. de la Isla de Maipo”, Revista En Viaje, Em- (2)
SCHENONE, Héctor, Santa María, Editorial de (15)
SCHENONE, Ídem.
presa de los Ferrocarriles del Estado, N° 212, la Universidad Católica Argentina, Buenos Ai-
(4)
RÉAU, Luis, Iconografía de la Arte Cristiano: (16)
VARGAS UGARTE, Ibídem, p. 584.
Santiago, Junio, 1951, p. 65. res, 2008, p. 310.
Iconografía de la Biblia- Nuevo Testamento,
Tomo 1/Vol. 2, Ediciones del Serbal, España, (4)
VARGAS UGARTE, Rubén, Historia del Culto (3)
CAMACHO DOMÍNGUEZ, Adriam. “De la
1996, pp. 100-110. de María en Iberoamérica y de sus Imágenes y iglesia a la plantación: tras la huella de los VIRGEN DE LA SOLEDAD
Santuarios más celebrados, Editorial Huarpes, betlemitas en la habana (1704-1842)”, His-
(5)
CRUZ DE AMENÁBAR, Isabel, Entre el alma (1)
RÉAU, Luis, Iconografía de la Arte Cristiano:
Buenos Aires, Argentina, 1947, pp. 785-789. pania Sacra, LXV 131, enero-junio 2013,
y los ojos. Ensayo sobre visiones y visuali- Iconografía de la Biblia- Nuevo Testamento,
239-274, ISSN: 0018-215-X, doi: 10.3989/
dad en Santa Teresa de Jesús y su presencia (5)
QUEREJAZU, Pedro, “Iconografías marianas Tomo 1/Vol. 2, Ediciones del Serbal, España,
hs.2013.008. http://hispaniasacra.revistas.
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csic.es/index.php/hispaniasacra/article/view-
Teresa: Visiones Develadas, Monasterio del siglo XVIII en la Audiencia de Charcas”, en
File/337/338 (2)
ROMERO TORRES, José Luis, “La condesa
Carmen de San José de Santiago de Chile, Actas III Congreso Internacional del Barroco
Grupo BBVA, Santiago, 2009, pp.174 y ss. Americano: Territorio, arte, espacio y socie- de Ureña y la iconografía de la Virgen de la
(4)
GONZÁLEZ PÉREZ, Teresa. Pedro de Betan-
dad, Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, 8 Soledad de los Frailes Mínimos”, en Cuader-
curt, Pedagogo y Maestro en Guatemala. Un
GARCÍA ATANCE, Mari Carmen, “Estudio Ico-
(6)
nos de los amigos de los Museos de Osuna,
al 12 de octubre de 2001, pp. 359-370. proyecto educativo popular en el siglo XVII,
nográfico de la Serie de Santa Teresa de Jesús”, España, Nº14, 2012, p. 55. Véase también,
Educ. e Filos., Uberlândia, v. 22, n. 43, p.
en: Serie de Santa (…), Op. cit., pp. 52 y ss. (6)
GISBERT, Teresa, Iconografía y Mitos Indíge- SÁNCHEZ, Elena, “La Virgen de la Soledad,
161-182, jan./jun. 2008. http://www.seer.ufu.
nas en el Arte, Editorial Gisbert & Cia. S.A., La la difusión de un culto en el Madrid Barroco”,
(7)
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Colección Joaquín Gandarillas Infante. Pontificia
Universidad Católica de Chile, Santiago, 2014.

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AUTORES

Isabel Cruz de Amenábar


Historiadora de la Pontificia Universidad Católica de Chile y doctora en Historia del Arte en la
Universidad de Navarra, España. Actualmente se desempaña como profesora titular del Instituto de
Historia de la Universidad de los Andes, donde comparte la docencia con la investigación en temas
de historia del arte y de historia cultural.
Organizadora, curadora, investigadora y guionista de numerosas exposiciones artísticas chilenas
y extranjeras y muestras permanentes en museos nacionales como el Museo Nacional de Bellas
Artes, el Museo de Artes Decorativas, el Museo Baburizza de Valparaíso y el Museo de Artes de la
Universidad de los Andes.
Es autora de numerosos artículos de su especialidad publicados en revistas chilenas y extranjeras
y de varios los libros, de los cuales El Traje: Transformaciones de una segunda piel (Ediciones Uni-
versidad Católica, Santiago, 1996), obtuvo el Premio Silvio Zavala de Historia Colonial de América
1996, que otorga el Instituto Panamericano de Geografía e Historia de la OEA.
Es miembro de número de la Academia Chilena de la Historia, miembro correspondiente de la Real
Academia Española de la Historia, de la Academia Portuguesa de la Historia y de la Academia de
Bellas Artes de Argentina.

Efraín Telias Gutiérrez


Doctor en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia, España. Profesor Asociado
de la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dicta la cátedra de Arte
Latinoamericano Colonial, entre otras. Se ha desempeñado como Subdirector de la Escuela de Arte
UC (2003 y 2009), como Director de Pregrado de la Facultad de Artes (2010-2011) y como Jefe del
Programa de Magíster (2011-1er sem y 2012).

Alejandra Fuentes González


Licenciada en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Máster en Gestión del
Patrimonio Cultural, Universidad de los Andes. Investigadora de temáticas coloniales en Chile y
América; esclavitud negra, mestizaje artístico y mundo monástico. Es especialista en catalogación
y digitalización de colecciones documentales y artísticas. Ha participado en diversos proyectos
patrimoniales, como por ejemplo, el rescate y difusión del archivo del monasterio Clarisas de
Antigua Fundación, y la construcción del sitio web “Lugares de ciencia”. Además, ha sido ganadora
del Fondart Regional 2014 con el proyecto “Recuperación y Puesta en Valor del Teatro Grez”.

Ximena Gallardo Saint-Jean


Licenciada en Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Máster en Historia y Gestión
del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes. Sus principales líneas de investigación son
el arte chileno de fines del siglo XIX y principios del XX y su relación con el fenómeno de la copia;
el arte y la locura en las pinturas murales del Teatro Grez de la ex Casa de Orates (Fondart Regional
2014); y el arte religioso latinoamericano. Ha trabajado en diversos proyectos de catalogación,
digitalización y difusión de colecciones documentales y artísticas de alto valor patrimonial, como el
rescate del Archivo del Monasterio de Clarisas de Antigua Fundación, entre otros.

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Este catálogo se imprimió
para acompañar la muestra

22 agosto de 2014 al 24 enero de 2015


Sala Colección
Joaquín Gandarillas Infante
Arte colonial americano
Centro de Extensión
Pontificia Universidad Católica de Chile
Alameda 390, Santiago de Chile
Tel.: 22354 6546 – 22354 6511
Rector
extension.uc.cl artesvisuales@uc.cl
Ignacio Sánchez D.

Prorector
Guillermo Marshall R. Fundación
Joaquín Gandarillas Infante
Vicerrectora de gandarillasjaime@gmail.com
Comunicaciones y
Educación Continua Presidenta: María Inés Gandarillas de Valdés
Luz Márquez de la Plata C. Tesorero: Fernando Valdés Celis
Créditos fotográficos Secretario: Jaime Gandarillas Infante
Obras colección
Dirección Ejecutiva
Patricia Novoa C.
Daniela Rosenfeld G.
Diseño museográfico
Producción
MUSEAL
Karla Montecino M.
Alejandra Lührs B.
Asistente de producción
Conservación y
Antonella Pedemonte M.
limpieza de obras
Andrea Hermans Z.
Textos catálogo
Alejandra Bendecovich D.
Isabel Cruz de Amenábar
Efraín Telias G.
Agradecimientos
Ximena Gallardo S.
Efraín Telias G.
Alejandra Fuentes G.
Claudia Campaña H.
Diseño gráfico Catherine E. Burdick
Soledad Hola J. Teresa Gisbert de Mesa
María Paz Alvarado O.
María Inés Vargas de la P. Pedro Querejazu L.
Diseño Corporativo UC Marcos Bravo M.

74
22 agosto de 2014
al 24 enero de 2015

Sala Colección
Joaquín Gandarillas
Infante
Arte colonial
americano
Centro de Extensión
Pontificia Universidad
Católica de Chile

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