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Año V Zaragoza, Abril-Mayo de 1895 N ú m s .

52-53

El PERIÓDICO DE MATEMÁTICAS PURAS Y APLICADAS

D I R E C T O R : D . Z O E L G . DE G A L D E A N O

Sobra la diviei^ii del Tolunen j del ¿rea curra del cono recto de base circular
voii EL, Du. E. LAMPE
ProfoBor (lo la Escuela PoliliScDica do Burila.

El artículo dol Sr. Guimaraes que se ha publicado en la AssociU'


tion /ran^aise poiir Vavancemcnt dea sciences (21'"» session, Pau, 1892,
p. 16G-171) me ha recordado varias cuestiones que he propuesto á
mis discípulos hace más de diez años y que so refieren á la división
del volumen y de la superficie curva de un cono de base circular por ,
planos cualesquiera. /
Sirviéndonos de un principio conocido, no se tiene necesidad del
recurrir á la integración del Sr. Guimaraes para obtener las áreas do \
las porciones de superficies separadas por planos; la proyección pla-
na sobre la ba.se del cono de una parte de superficie curva del cono
limitada por un contorno cualquiera equivale al producto de esta mis-
ma área por el coseno del ángulo entre una generatriz recta del cono
y el plano de la base.
Este principio reduce los problemas
en cuestión á consideraciones completa-
mente elementales, y creemos que no es-
tará desprovisto de interés para los lecto-
res de EL PROORKSO MATKMATICO el que
nos permitamos comunicar de esto algu-
nas pruebas.
Consideremos una sección elíptica,
cuyo plano pasa por una tangente de la
base (fig. 1). Rea r el radio de la base, a
el ángulo SAB=SBA, [i el ángulo CAB
del plano de la soccidn y de la base.
106 EL PHOGRESO MATEMÁTICO

El eje mayor AC=2a de la elipse será:


,,- „ 2J-sen a
8en(a-j-p)
El cuadrado del eje menor MF=26 se determina por la relación
UF^=MD.ME, ó bien:

sen (a-fP)
Por consiguiente, el área E de la elipse será:

(^\ V — ' ' " s e n a A / aen (¡x—p)


^' sen(a+[i) V sen (a-|-¡3)
Sea además el área de la superficie SAFC separada por el plano
de la elipse; se ve que la proyección de a sobre la base del cono coin-
cide con la proyección de la elipse sobre la base: tendremos, pues,
s eos a = E eos [j, ó bien
r'^ tg a.cos [i A / sen («—^)
sen (a+[i) V l ^ i ^ x - f fl)"
fórmula que se transforma fácilmente en la del Sr. Quimaraes, pági-
na 168 (1. c.)
CUESTIÓN I, Separar de la superficie curva de un cono recto la n"''""
parte por un plano que pasa por una tangente de li base.
La fórmula (4) da evidentemente la ecuación
-r'^ tg a eos ¡3 A / sen (a—^) 1 •«>**
sen (x+P) -V
' sen (a-f-^) ~ n eos a
de la que se obtiene la ecuación cúbica en ar=tg » + t g í l :
.K' = n' tg* a (2 tg a — «)
La fórmula de Cardano dará:

llagamos n-2, se obtendrá tg ^=0,36466 Ig a


» // 3 > > > •j.=0,570{)0 tg a
r ri;-ii(')N II. Sr¡Hh I, ill rolumenáe un cono recto la n"'""* parte
por un plano <jiic ¡ntxa jmr una tangente de la base.
El volumen v del cono separado de base elíptica, será:
EL PllOGIlKSÜ MATEMÁTICO 107

1 , C sen ( a - B \ 1 1 ,
3 " V sen (a+[i) ^ « :j *
Se dotorminará, pues,

n^ — 1
tgP—2 tg»-
n »• + 1
Pasemos ahora á las secciones parabólicas (íig. 2), en las que se
da el áng. CMD=2o MA=AB=)-, ángulo
S A B = S B A = a . La figura muestra que so
tendrá C D = 2 r sen o, EF=-¿r- (l-(-cos tj,),
¿i

0 E = 4 - ' ' ^"^°°^''', AE = r ( l - c o s < p ) . El


2 eos a
2
segmento parab('>lico CDO = — CD.EO
tendrá, pues, por expresión
2 sen <?- (1+COS (f)..
3 CCS a
CuKSTióN III. Dividir la superficie ''K- '^
curva de un cono recto de base circtdar cu dos partes iguales por una
sección parabólica.
La proyección ACFD de la superficie SOCAD so compone do un
segmento circular CAD y do un segmento parabólico CFD. Ahora, so

tiene: CAD=r^(? - -g- sen 2 ?)

CF D = -T- J"^ (I-j-cos <p) sen «f


o
por consiguiente
A C F D ^ r ' (!f + — sen «e — — sen 2?)
•S ()
La superficie s separada del cono se obtendrá, pues, dividien-
do por eos a, ó bien:

(t^) (o +.--_.. sen ti r son 2 <f')


eos a íí ^ <)
(véase la fórmula del Sr. nuimaracs, p. 17(» 1. o,)
108 EL PROGUKSO MATEMÁTICO

Siendo S la superficie curva del cono: S=« ; y se llega á la


eos X
ecuación transcendente en »:
<? + — sen<? — — sen2<y — -2'5 = 0 ,

de donde so obtiene por un procedimiento de aproximación sucesiva:


? = 63''27'41', 66.
CiKSTKÍN IV. Dividir el volumen de un cono recto de base circular
en dos partes por tina sección parabólica.
Calculemos los volúmenes r, y v., de los dos conos que tienen por
vórtice común el punto S y por bases el segmento parabólico CDü y
el segmento circular ACD. Se obtendrán sus volúmenes respectivos
2 1 1
í'i = Y r ' tg y. sen'f, Vj = y f ' t g a (<p — — sen 2 <f)
Su volumen v será, pues:
1 1 2

Siendo el volumen del cono V = — r.' tg a, se obtiene la ecuación


transcendente en Y-
1 2 1
<>
¡ — — sen 2 w -f TT sen^'? — "S" '^ = O,
Ji .) .¿

que da por aproximación (p=72o5ri2'', 26.

Observación. Haciendo f ~ — r. en la fórmula (6) se obtiene


o

V = — r ' tg a . -— i: = —- V. Es, pues, fácil separar un tercio del vo-


o o o
lumen por una sección parabólica.
CuESTi(')N V. Hallar la sección parabólica de un cono recto de base
circular cuya área sea la n*''"* parte del rectángulo que tiene por lados
el radio de H base y la generatriz del cono.
Las fórmulas arriba desarrolladas conducen á la ecuación
2 r' ,, , 1 /-•
sen * (l-f eos í) =
.3 eos « ' n eos a
EL PROGRESO MATEMÁTICO 109

que so cambia por transformaciones fáciles de efectuar en:


3 9
=0.
sen"*» sen ? + --—.
1
Sabiendo que el máximum del segmento resulta para !j = — n, se
o
2 _
concluye que el número n debe exceder al valor ~Vü= 1,1557.
Ejemplo mimc'rico: n = <i.
La Gcuaci()n bicnadrática para sen ^ será

sen'f — sen >? + — ~ 0 .


4
Tiene dos raíces reales:
sen 'f., = 0,89(3 7901, cp, =-- (]3"44'21", 4(5
sen i, = 0,254 1737, 'f, - IfiB^lO'Sr, 33.
tfj so determina por la ecuación sen if(l-f-cos <f) = -¿r como un án-
guio obtuso, es preciso, pues, desecharlo.
Análogamente resulta para n = 4 una sola solución »,—10''54',4,
son 'i,-=7,189209; la otra raíz sen «,=0,834685 conduce al ángulo ob-
tuso'123"24',1I7.

Kl ca.so do las secciones biporbólicas quo queda por tratar no


ofrece dificultades. No insistiremos en tratar la cuostión en toda su
generalidad; pero sometemos al lector dos cuestiones sobre las s o c
ciones liiperbólicas cuyos planos son
paralelos al eje del cono (flg. 3).
CUESTIÓN VI. Hallar un plano para-
lelo al eje del cono que corta al cono scgvn
un negmento hiperbólico cnya área sea la
n«ima parte de la sección triangular que
pasa por el eje.
Sean r el radio de la baso, C D = 2A',
el áng. CMD = 2?, áng. S A B = S B A = a ,
2a=eje real de la hipérbola, 26=ejo ima-
ginario de la hipérbola. Se obtiene fácil-
mente b = r eos tp, a — r eos ^ tg a. El seg-
mento hiperbólico se determina por la
fórmula '''»•'•»
lio £L PROGRBSO UATEMATICO

S=¿cy—o* log. n a t / — 4- - ^ j

donde se tiene x=r tg a, j/=rsen ^. De esto resulta

S=r* tg X • sen <p—cos*^log. nat (tg-j- « + — <p) ^ — — r* tg a.

El ángulo e resulta, pues, de la ecuación transcendente

sen if—eos' «p log. nat tgí ' T ~ 4 - - Q - ^ ) ~^ •

Haciendo n=2, se obtiene aproximadamente s=i68o8'22''.


CUESTIÓN VIL Separar de u» cono recto ie bate circular un cutrto
del volumenpor «n plano paralelo al eje.
Reteniendo las denominaciones de la ouestíóu precedente, se ob-
tiene para el volumen del cuerpo separado

V = y rMg a <p I <p—sen» ?4-oos' t log. nat tgf— « + y T J • •

Porque este cuerpo es la diferencia de dos conos que tienen por


vértice común el punto S y por bates el acgmeato circular CDB y ol
•egmeato hiperbólico COD. Ahora, loa yolúmenea v, y v, de estos
dos conos aeran

V, = j H tg a (^ — ^ sen 2«f)

V , » Y r» tg <x coa f I sen <f-co8« f log nat tgf— * + "g T ) |

expresión coya deferencia da el valor de V.

Luego obtendremos enflnde V » —. -5- «r' tg ou

(p—ten 2«p-HJ08*f log ^»\-j ' + -^tj ——»=O

Bl oákmlo aproximado da ? =»73<>34'25',72.


EL PROGRESO MATEMÁTICO 111

REUCltl EITRE LOS ELEIEITOS DE SEGUIDO OROEI


DE LAS SBCaONBS PRODUCIDAS EN UNA SUPKRFICIE POR PLANOS QUB
PASAN POR UNO DR SUS PUNTOS DEL INFINITO
ro*
D. EDUARDO TORROJA
Catedrátioo de la Universidad Central.

(coNCLU«i6;«)

7. Un plano paralelo al aaintótico |x de una superñoie <I> determi-


na en ella una sección parabólica, y existen, por lo general, InfinitaB
parábolas, todas iguales etitro sí, que tienen con dicha curva un con-
tacto de segundo orden en su punto del infinito, (véase EL PROQRESO
MATEMÁTICO, t. IV, p. 179). Para determinar la relación entre los pa-
rámetros de las parábolas osoulatrioes correspondientes á las seccio-
nes producidas en una superficie por los planos paralelos á uno asin-
tótioo (A) basta observar que, según el teorema antes citado (§ 4), una
superficie cónica cujo vértice esté en el plano H>. y que tenga por di-
rectriz una de dichas parábolas, es cortada por todo plano paralelo
al V- según una parábola osculatriz de la sección que el mismo plano
produce en la superficie propuesta 4*. De aquí se deduce que los pa-
rámetros correspondientes á estas secciones varían proporcional-
mente á las distancias de sus planos respectivos al asintótico H^.
8. Entre las infinitas superficies de segundo orden que tienen
oon una dada <l> un contacto de segundo orden en uno de sus puntos
del infinito M con un plano asintótico propiamente tal i*, tomaremos
la Y. que tenga como plano asintótico uno cualquiera v perpendicular
á la direccióa A£' (ñg. 3.*) correspondiente á aquel punto M y como
punto de contacto correspondiente ol del infinito <*> N en dirección AE
perpendicular al plano i^, puesto que podemos fijar arbitrariamente
(§ 2) uno de sus puntos N y el plano tangente v que le corresponde.
La recta OA de intersección de los planos |x y -y asintóticos de la su-
perficie ^ es uno de sus ejes, como polar de la recta MN que une sus
pantos de contacto M y N, y los planos AOB y AOC bisectores de
los ángulos diedros i*v formados por aquéllos, son planos prinoipa-

(*) En U ñg. t.' hamos dosipikdo los puntos dsl loBotto K y N oon estas letras afkcts*
das del sublndioe OD eoloosdss ea los estremos do las rectas OU f ON que tienen las dlrec-
eloBes relatlTas t aquellos dos pontos.
112 BL PROGR^O MATEMÁTICO

les de dioha superñeie £, ouyM geooionei oorrespoadientes designa-


remos para abreviar por a y ^.
Loa planos normales ^ de la superficie ^ correspondientes al pun-
to M, que son todos los perpendiculares á la recta i»v=*OA cortan i la

superficie I según hipérbolas equiliterts y que tienen un contacto


segundo orden con las secciones que los mismos planos producen en
la superficie <^. Cada uno de dichos planos y coiteá una de las sec-
ciones principales a.y ^ en dos puntos reales y i U otra en dos ima-
ginarios {jud el BOC corta i a en los B y B') y la dúrtaaoia BB' «^re
aquéllos es el eje %• de la hipérbola y, lo cual da on medio muy eUuro
y sencillo para ver la manera como varíaa las áreas r* que d^mi*
EL PROGRESO MAtBMÁTlCO 113

nan las curvaturas de todas las secoiones normales de la superficie 4>


correspondientes á su punto del infinito M. Las secoiones principales
a y ^ desempeñan, pues, para este punto un papel análogo al de la
indicatriz relativa á un punto propiamente tal-
El conocimiento de la hipérbola osoulatriz de una sección de la
superficie <I> relativa á un punto del infinito M permite, según lo di-
cho en el § 6, determinar la de la sección normal y que tiene la mis-
ma asíntota OD', que ella y los vértices B y B' de esta iiltima, ei os
equilátera y tiene su centro O en la recta [JLV, son puntos do una de las
seocionea principales a y p de la superficie osculatriz X y determinan
dos puntos imaginarios conjugados de la otra.
Si se conociesen, pues, las hipérbolas osculatricos de tres seccio-
nes de la superficie ^ relativas á tres distintas asíntotas paralelas en-
tre sí, de ellas se deducirían tres pares de puntos, reales ó imagina-
rios, conjugados ó confundidos, de cada una de las dos secciones a y
^ de la superficie osculatriz ^ relativa á su punto común del infinito
M y, por tanto, quedaría determinada esta superficie.
9. Pueden presentarse cinco casos distintos, según que la super-
ficie S sea: 1.° Un hiperboloide alabeado; 2." Uno de dos hojas; 3.» Un
paraboloide hiperbólico; 4.° Una superficie cónica propiamente tal,
y 6.0 Una cilindrica hiperbólica; es decir, que ios puntos del infinito
M de la superficie ^, á los olíales corresponden planos asintótioos
propiamente tales (i pueden ser do cinco distintas especies.
Como las generatrices rectilíneas m do la suporfioio }1, contenidas
en el plano asintótico ¡x, son tangentes en el punto M á la sección (A<t>
que dicho plano produce en la superficie * (§ 3), esta sección presen-
tará en e) punto M uno doble con dos ramas hiperbólicas en el primer
caso; uno aislado en el 2.°; uno doble con una rama hiperbólica y otra
parabólica en el d.°; uno de retroceso con una rama hiperbólica en el
4.°, y uno de retroceso con rama parabólica en el 5.°
La generatriz rectilínea de la desarrollable asintótica de la super-
ficie ^ correspondiente al punto M es la recta OM que lo une oon ol
centro O de la superficie osoulatriz 1 en el 1.°, 2.° y 4.° casos y la
reota del infinito del plano ^ en los otros dos: puesto que dioha gene-
ratriz ha de ser tangente conjugada respecto de la superficie ^, oon
dioha reota del infinito del plano i^.
Las seooiones principales a y ^ de la superficie ^ son: En el pri-
mer oaao, una elipse real x y una hipérbola p oon el mismo eje real
AA'«aa (á este caso ae refiere la figura 8.*) en la reota H^V, y loa otros
114 EL PROGRESO MATEMÁTICO

dos, uno real 2ft=BB' para la elipse a y el otro 2A \/—í sobre la recta
c e para la hipérbola P; En el 2.°, una elipse imaginaria a (de ejes
2 a y / - i y 2 6 v ' - í ) y una hipérbola fJ (de ejes2a</—iy 2b); En el 3.o,
dos parábolas a y ^ de sentidos contrarios y parámetros iguales 2p¡
Ea 4.0, un par a de rectas imaginarias y otro P de rectas reales, to-
das el las cuales pasan por O; Y en el 5.°, también dos pares de rec»
tas, unas reales P y otras imaginarias o, todas paralelas á la (ivt
10. En el primer caso, las ramas infinitas de las secciones f de
la superficie <I* cuyas asíntotas estén entre las dos rectas m que com-
ponen la sección |J.<I> producida en la superficie por el plano asintoti>
co (JL, están contenidas en el ángulo diedro v-* en que se encuentra la
elipse a; mientras que aquéllas v, cuyas asíntotas paralelas á las m
están fuera de la zona plana comprendida entre ellas, se encuentran
contenidas en el ángulo diedro completo t^^v en que e^tá la hipérbola
p. Las áreas r* de las hipérbolas y, oscutatrices de las secciones nor-
males contenidas en el primer grupo disminuyen desde el valor b*
que corresponde á la principal y hasta cero según la relación

• = < - ^ )
que es la ecuación de la elipse x en la que d es la distancia 0 0 , , entre
los planos y y yi*, mientras que las \ del segundo grupo aumentan
indefinidamente con snt distancias <í=002 al centro O según la rela-
ción »•*"*'(-^-l")

que es la ecuación de la hipérbola p.


En el tercer caso, las ramas infinitas correspondientes á las see-
ciones de 4> que pasan por el punto M están contenida! en uno ú otro
de los dos ángulos diedros completos, limitados por los planos v^y •*,
según estén á uno ú otro lado del vértice A común á las parábolas a
y ^; y las áreas r* relativas á las secciones normales correspondien-
tes varían proporcional mente á las distancias d de sus planos á dicho
vértice A, según la relación r*=2pd que es la ecuación común á
aquellas dos parábolas x y ^, si en ellas se toma en sentidos contra-
rios el sentido positivo de las abscisas medidas sobre el eje común |xy.
En los demás casos, las ramas infinitas de las secciones de la su-
perficie ^ oorrespondientei al punto i i están todas en el ángulo die-
dro (iv que contiene la leooión principal real ^: y los semiejes y de las
EL PROGRESO MATEMÁTICO 115

hipérbolas osculatrioes de las seooiones normalea son todos iguales


entre sí en el 5." oaso; varían proporcionalmente á BUS distancias d al
vértice O en el 4°; y en el 2.° crecen también indefinidamente oon sus
distancias d al centro O, según la relación

-K'+f)
que es la ecuación de la hipérbola p, correspondiendo su valor míni-
mo r=b al plano normal y que pasa por el centro O.
II. F&ltanos sólo estudiar lo relativo al caso en que la superficie
4> sea tangente al plano del infinito en un punto M. Entonces la su-
perficie de segundo orden osculatriz S será un paraboloide elíptico ó
hiperbólico cuyo eje tenga la dirección M ó un cilindro parabólico,
cuyo plano principal es paralelo á dicha dirección, según que la neo-
ción producida por el plano del infinito en la superficie tenga en M
un punto aislado, uno doble ó uno de retroceso; es decir, según que
á dicho punto corresponda en el cono director de la superficie <I> una
generatriz aislada, una doble ó una de retroceso.
En los tres casos las secciones producidas en la superficie 4> por
planos paralelos que pasan por el punto M tienen parábolas oscula-
trioes iguales entre sí, excepto los paralelos á uno tangente al cono
director á lo largo de la generatriz que pasa por M cuyas seooiones
tienen un contacto de segundo orden con la recta del infinito de di-
cho plano.
Los parámetros de las parábolas osculatrioes de las secciones de
<1>, cuyos planos pasan por una misma recta de dirección M, varían
proporcionalmente á los semidiámetros de una línea de segundo or-
den que desempeña el papel de la indicatriz y que es la sección pro-
ducida en la superficie !C por un plano perpendicular al eje; puesto
que puede tomarse como tal eje la recta por donde pasan todos aque-
llos planos.
Dicha indicatriz es una elipse en el primer caso, una hipérbola (ó
mejor dos conjugadas) en el 2.° y el conjunto de dos rectas paralelas
en el tercero.
Epatas parábolas osculatrioes van todas en un mismo sentido en el
primero y tercer casos; y en el segundo unas van en un sentido y
otras en el contrario, según estén en uno ú otro de los dos ángulos
formados por los planos paralelos á los tangentes al cono director á
lo largo de la generatriz doble de dirección M.
116 EL PROGRESO MATEMÁTICO

UN GEÓMETRA ESPAÍÍOL DEL SIGLO XVII


POR D. PEDRO A. BERENGUER
FTof«Bor de la AotdemU d» InÜHitería da Toledo.

Fué la déoimaséptima centuria período brillantísimo para las Cien-


cias Exactas, cuyos fastos ilustraron inteligencias tan poderosas como
las de Barrow, los Bernouiili, Brouncker, Descartes, Fermat, Gregorio
de San Vicente, Harriot, Huygens, Pascal, Vietta, de Wallia, y genios
tan peregrinos como los de Leibnitz y Newton, orlando con los es-
plendores más sublimes de la cultura y del progreso los nombres de
naciones como Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, Flandes, Bélgi-
ca y Hola'nda, que, celosas de sus prestigios, hicieron desde muy an-
tiguo un culto de la memoria de sus sabios.
Cuando extasiados con el grandioso espectáculo que ofrecen en
este período loa adelantos de las Matemáticas, buscamos en esos ca-
tálogos de naciones y de sabios, que nos ofrece la Historia de las
Ciencias, el nombre de España 6 el de algunos de sus hijos, para sa-
tisfacer los anhelos del amor propio nacional, apartamos de ellos la
vista con dolor y con enojo, y nos preguntamos abatidos: ¿Es que en
el siglo XVII no se cultivaban on nuestra patria las Ciencias del
tiempo y del espacio? ¿No se conocía entonces entre nosotros el mo-
vimiento cientíñco del exterior? ¿Eran acaeo los españoles de aque-
llos días incapaces para semejantes estudios?
Nada menos cierto: ahí están para probarlo nombres como el del
insigne geómetra cuya memoria intentamos reverdecer, los de doa
José Bonet y Campodarve y D. Miguel Gerónimo Hernando, stu co-
laboradores ó discípulos; el del portentoso Obispo Oaramuel; los de
los PP. Jesuítas Cañas, Zaragoza, Powel y Kresa; los de fray Juan
Aparicio y fray José Domingo Ponti; los de Juan Bautista Corachan,
el P. Tosca y tantos otros para quienes, dedicados al cultivo de las
Matemáticas, no eran un misterio los trabajos y progresos realiza-
dos en el extranjero, como puede demostrarse siempre con textos
sacados de las obras que nos legaron. Cierto qne no podemos pre-
sentar nombres equiparables á los de Newton y Leibnitz; pero, apar-
te de que nombres como éstos son patrimonio de la humanidad toda,
puesto que vienen á ser, si sufre decirse, como la cristalización de los
esfuerzos de aquélla durante muchos siglos; cuando entre nuestros
grandes teólogos y entre nuestros místicos se manifestaron inteiigen-
EL pnOORESO MATEMÁTICO H7

cias tan elevadas, que en algunos de sus libros puede encontrarse


ctoda la teoría de los infinitos de diversos órdenes, expuesta con pre-
>oisión y claridad admirables, acudiendo para dar forma y relieve,
>por decirlo así, i tales pensamientos, unas veces á la ciencia de los
»números, otras á comparaciones y símiles geométricos, y aun á la
>gradaoión de magnitudes del mundo material>, como aflrmó en so-
lemne ocasión un sabio individuo de la Real Academia de Ciencias
exactas('), no puede caber duda que no hubiera fáltalo tampoco quien
oreara el c&loulo diferencial é integral, sí las inteligencias de nuestra
tierra no hubieran llevado distintos derroteros.
Si, pues, el nombre de nuestra España aparece olvidado con fre-
cuente é intencionada injusticia en la Historia de las ciencias, cúlpese
á lo mucho que había pesado anteriormente y en todos sentidos en
los destinos de Europa; en gran parte á nuestra proverbial indiferen-
cia para la gloria, por lo mismo que tanto se ha prodigado en^re nos-
otros; 7, en la época memorada, i estas mismas razones agravadas
con los trastornos que las postrimerías del siglo XVII y principios
del XVÍU acumularon sobre nuestro desdichado país, extendiendo ei
manto del olvido, y borrando las huellas, de sabios como D. ANTONIO
Hoao OE OMÍRIQUE y sus obras, no obstante haber merecido los elo-
gios del gran Newton y de haber tratado de difundir su fama por Es-
paña, primero el P. Kresa^^* y después el P. Tosca <"•; y por Europa
el dooto Camerer H>, y últimamente el apasionado Montucla <^>, tan dis-
plicente siempre con loa españoles.
A vindicar tamaña injusticia y á vulgarizar el nombre de 'tan exi-
mio matemático, apenas conocido por alguno de los escasos cultiva-
dores OOQ que cuentan entre nosotros las Ciencias Exactas, van enoa-
miaadca estas líneas, con las cuales se ha procurado reunir las esoa-
síaimaa noticias que nos restan de su vida y escritos.

* •
De la primer^ se sabe tan sólo que nuestro persónese nació en

(I) Bl krquitarto 6 iurtniero D. Lucio DEI. VAI.I.R, on el dlscurao oon que cantéalo k don
José Beherar*/, en •! •eloaolemna de tomar poBaaldo eate último aaflor de au alllóa acadé-
mico an 1806.
(1) Kn aua Elementoi de A'KCMM.—Bruaelaa, por FrMsIaoa Fappena, afio 1081, pti^naa
350 y «64.
(5) Compendio ¿/olentád'co,—Valencia, 170», tomo II, pág. SIS.
(I) J. O, CAMKBRII: ApolUni! Pergael, de tactianibiu, ato,—OothO), 17!)5,
(6) Hiitoirt de* StiUkématiquti.S.' •dlcióo, tomo ti, pkg, 10?.
118 EL PROGRESO MATEMÁTICO

Saalúcar de Barrameda el día 6 de Enero de 1634, y que fueron sus


padres Hugo Antonio y María David, acaso comerciantes, como hasta
cierto punto lo hace sospechar la circunstancia de haberle tenido en
la pila un mercader flamenco llamado Antonio Vicente, que fué su
padrino.
No quedan memorias del lugar donde hizo «us primeros estudios;
sólo sí, por referencias de los PP. Jesuítas que le estimaron mucho y
protegieron, que estuvo avecindado en Cádiz, donde antes del año
1689, ya había dado á conocer sus profundos conocimientos matemá-
ticos, ilustrando las proposiciones XVII y XXII del libro VI de los
Elementos de Ettclides publicados por el P, Jaoobo Kresa en el refe-
rido año, con dos problemas inventados y resueltos por el mismo
Omerique, los cuales hacen decir al sabio Jesuíta: cque en aquel si-
>glo de cultísimos ingenios esperaba de él (de Omerique) la Qeome*
> tría su mayor pulimento, con el cual tenía resueltos los más difíciles
«problemas que habían ejercitado los ingenios de los pasados geóme>
itras; y que sus trabajos verían muy pronto la luz.»
Sábese también, aun cuando se ignora la época, que estuvo en
Madrid, donde trató al príncipe Rogerio Veatimiglía, muy versado en
las Ciencias Exactas, quien le comunicó algunos problemas utilisadoa
después por el sabio sanlucareose en la obra de que hablaremos
luego.
A tan escasos pormenores está reducido lo que hasta hoy ha po-
dido rastrearse de la vida de este hombre singular, paes hasta el pre-
sente se ignoran la fecha y el lugar de su falleoimianto.

Sus escritos no han tenido mayor fortuna, á pesar de ubernt por


propias referencias que tenía compuestos un Tratado de Artímáttea O
y las iot trigonometría» <'', no existe rastro de su paradero, ni señal
de que fueran impresas, no habiendo llegado á nosotros sino la pri-
mara parte del libro que le hace acreedor al respeto y admiración de
la posteridad, cuyo título es: Analytie geomiUrita, impreso en Cádis
en 1698, muy raro actualmente, y las Tabla» Arti/leiaU» (de logarit-
mos) estampadas también en Cádix, en la imprenta del Colegio de la
Compañía de Jesús en 1691.

(I) AxALYtit.—Primer* parta, pir- 4U.


(I) Jim, Aidtm, ptfih m y licidaiilM.
EL JE»R0GRESO MATEMÁTICO 119

Intentaremos dar á conocer el AnalysU Ocometrico.


Apareció la primera parte, única dada al público, nueve años des-
pués de anunciada por el P. Kresa, como se ve por la fecha de su
impresión, formando un volumen en 4.° de 440 páginas, descontadas
dedicatoria y aprobaciones, impreso con esmero y con figuras inter-
caladas en el texto. Hállase éste dividido en cuatro libros y un apén-
dice: en los tres primeros trátase de la resolución por la compara-
ción de los planos, y en el cuarto de las condiciones de los proble-
mas. En todos ellos abundan consideraciones generales, á la manera
de las que enriquecen la Aritmética Univerml de Newton, publicada
con posterioridad, fecundísimas en resultados trascendentales, como,
entre otras, las que hace al principio del libro II, respecto & las faci-
lidades que proporciona la semejanza de las figuras para la resolu-
ción de problemas. Con la teoría d,e las cantidades líneangulares,
desarrollada en el libro I, resuelve con novedad sorprendente y faci-
lidad suma cuestiones que embarazaron á Pappo Alejandrino, á Des-
cartes y á Schooten; y en el libro III halla un método directo y ele-
gante para construir el triángulo, dadas su base, su altura y la suma
ó diferencia de los lados, que el sagaz Gregorio de San Vicente no
pudo resolver sin recurrir á las secciones cónicas, ni Vietta, con la
regla y el compás, sin apelar á un método indirecto; haciendo seguir
á esta proposición una serie de elegantes corolarios, que si hoy so
deducen con facilidad de la relación entre los lados y el área del
triángulo, en aquella época revestían suma importancia, pues aun
cuando ae ooaocfa esta última relación, no se la había aplicado lo
bMtante para ooQOOer las ventilas que podía reportar.
Mas para que pueda formarse idea del mérito y alcance de nues-
tro matemátieo, nada mejor que oir la autorizada palabra del sabio
académico D. Lucio del Valle O, quien, analizando la obra de Omeri-
que, decía en la solemne ocasión á que nos referimos al principio:
<En la gran obra de Montucha titulada HiHoria de la» Matemdti-
va», se halla an párrafo que yo he leído siempre con patriótico orgu-
llo, y que hoy recordaré aquí con profunda satisfacción.
' «España, dice Montucla, ha tenido hacia fines de este siglo (el
XVII) un analista geómetra que mereció consideración y alabanzas
de Newton, á saber, el geómetra Hugo Omerique. Su objeto era, en
la obra que á este fin publicó, unir el análisis algebraico moderno

(I) DiMono otUdo, pig*. 44 j 45.


120 EL PROGRESO MATEMÁTICO
. . I
con el de los antif^uos, y de este modo deduce en efecto soluciones
elegantes y sencillas para ^raa número de problemaB. Prometió una
segunda parte en la que se proponía tratar cuestiones de ua orden
más elevado; pero esta segunda parte no llegó á publicarse.»
<La obra á que Montuela se refiere tiene por título:
Analysis geométrica, sive nova et vera methodtu resolvendi tam pro-
bUnuita geométrica quam arithmeticas qucesliones.— Pars I, de planis.
>Se publicó en Cádiz en el año 1698, y nuestra Biblioteca nacional
posee un ejemplar de este curioso libro.
>El método empleado por Omerique es el analítico, aplicado ya
por los griegos y los árabes: suponer el problema resuelto; estable-
cer relaciones entre los datos y las incógnitas, y deducir de dichas
relaciones el valor de las cantidades ó magnitudes desconocidas, es
la verdadera esencia de dicho método; pero hay dos circunstancias
que dan valor á la obra del geómetra sanlucarense.
>Es la primera, la unidad, la completa y admirable unidad que á
toda ella preside; no es una serie de problemas geométricos resueltos
por artificios más ó menos ingeniosos, es un método general, cuya po-
tencia, por decirlo así, se pone á prueba por una serie de ejemplos ó
casos particulares.
>A más de esta primera circunstancia, hay otra digna de tenerse
en cuenta al apreciar la importancia científica de este notable libro.
El método empleado por Omerique os una combinación del análisis
algebraico y geométrico, lo cual constituye algo grandemente puré*
cido á lo que ec la ciencia moderna se llama apliíacióa del Algebra á
la Qeometría. ¿Quién sabe si en otro siglo y coa otros estímulos hu-
biera sido Omerique el Descartes de nuestra España?
>La8 relaciones algebraicas que emplea son casi siempre propor-
cionales que compone y transforma con gran sagacidad é ingenio,
basta llegar á una m la que no entre más que un término desco-
nocido.
>Quizá hoy parezcan sobradamente sencillos los probIem«s que
Omerique resuelve; pero téngase presente el estado de la ciencia en
aquel siglo, los adelantos que de entonces acá ha hecho el álgebra,
la potencia de los nuevos métodos y se comprenderá el mérito de la
idea que el geómetra español desarrolla.
»Nótese además que el libro de Omerique es la primera parte de
una obra cuya continuación, según el autor, hubiera comprendido
cuestiones de un orden más elevado, y que aun en las publicadas se
KL PROGRESO MATKMATICO 121

nota una gran facultad de abstraooíón y generalización, una gran ten-


dencia á eniazar la aritmética, el álgebra y la geometría, ya sirvién-
dose del análisis para resolver cuestiones geométricas, ya dando á
problemas aritméticos representación gráBca propia y adecuada casi
siempre.
lObsérvese, por último, que cuando el inmortal geómetra inglés,
el creador del cálculo, el genio potente que descubrió la atracción,
daba valor é importancia á la obra de Omerique, alguna novedad y
adelanto debía contener para aquellos tiempos.>
' No he de añadir otra cosa á tan autorizado juicio, sino que en la
segunda parte de tan precioso libro, bajo la rúbrica: De problematibun
8olidi0, se daba representación analítica á superficies de varias clases,
á lo que puede deducirse de indicaciones hechas por el P. Kresa y
por el mismo Omerique en la primera parte, anticipándose en más de
treinta años á los trabajos de Clairault que, en 1781, exponiendo do
una manera metódica la doctrina de las coordenadas en el espacio,
aplicándolas á las superñoies curvas y á las líneas de doble curvatura
que resultan de su intersección, dio su verdadero ser á la'aplicación
del Algebra á la Geometría, que Descartes en 1637 sólo llegó á definir
limitándose á las curvas planas.
¡Lástima grande ha sido la pérdida de esta segunda parte, que tan
alto colocaba el prestigio científico de nuestra patria en una época
en que se pretende negarnos, con censurable injusticia, hasta la más
míoim* influencia en los progresos del pensamiento humanol
Lo que nos resta de la obra de Omerique, ha prometido reprodu-
cirlo en bella edición un docto individuo de la He&l Academia de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que, no ha mucho tiempo, tomó
posesión de su sitial. De desear es que semejante proposición se rea-
lice cuanto antes, como el mejor monumento que puede erigirse para
perpetuar la memoria del español insigne que, sin exageración, puede
apellidarse dprecurtor de la mrderna Oeometría Analítica.

Hnintrui» iltiestil U Que toiia Km de segyndii grailo ei proyectilili por uii coim de revoli
porat Dr. ¥. MGYCR, profaior del glniDMlo lupsrlorde Halle. B. B.

I. En todos los buenos libros de matemáticas elementales se de*


muestra que las aeociones planas de un oono de revolución poseen la
propiedad fundamental de que goean las líneas de segundo grado, á
122 EL PROGRKSO MATEMÁTICO

saber: que la relación entre las distancias de cada punto de la línea


á un punto fijo (foco) y á una recta fija (directriz), es constante. Se
sabe también que recíprocamente toda línea de segundo grado puede
proyectarse por un cono de revolución; pero la demostración de este
hecho ofrece ciertas dificultades, y por esto es con razón estudiada
en la teoría de las superficies confocales de segundo grado '-'h Parece
natural, sin embargo, resolver tal cuestión de una manera elemental,
cual vamos á hacer en lo que sigue; pero advirtiendo antes de comen-
zar, que en este artículo nos limitaremos á la elipse por la facilidad
con que se puede aplicar á otros casos la demostración empleada.
Sea A B = 2 a el eje mayor de una
elipse y e la excentricidad geométrica,
trácese por AB un plano perpendicular
al de la elipse y tómese sobro él un
l)unto S tal que se tenga: SA—SB==
2e (ó SB —SA=2e); la elipse cuyo eje
mayor es AB se proyecta desde S por
un cono de revolución. Quedará demos-
trado este aserto, si se puede probar que
el plano trazado por B, perpendicular-
mente á la bisectriz SO del ángulo ASB,
corta al cono según un círculo. Con
este objeto tracemos por A la recta Al)
'''"'••' perpendicular á BC y por S un plano
cualquiera perpendicular al del ángulo ASB, aquel plano cortará á
las dos seccione.'! cónicas según las rectas FO y HI, las cuales quedan
divididas en dos partes iguales por los puntos M y N en que son cor-
tadas por las rectas AB y CB. Por ser AS—B3=2ff, se tendrá AC=r2e.
Ahora bien, se sabe que es

MG' AM.BM =

AB - AC"
AM.BM
AB*
Por otra parte, aplicando el teorema de Pitágoras al triángulo
rectángulo AHD se obtiene:

(•) o. lle»so. \'i,rhfiiiiiiri' iihir aiiiil i¡,ni„. :le-i Ht,am«», 11 edlclán, pUg. 881. Tli Itoyo.
l)it O'eomi'iiV 'Irr l.'t'j'. 111 cüiciúii, 2, jjág. lia.
EL PnOGRESO MATEMÁTICO 123

AB* - AC' = BD'' - CD*


=(BD-CD) (BD+CD) = BC (BC+2CD)
y como por la semejanza de los triángulos ACD y OSO, se tiene la re-
lación

es
resulta que
AB^-AC^==BC(BC + AC.BC
^ ) \= -BG^ AS
cs
cuyo valor sustituido en la primera ecuación la transforma en

MG*=,^.^.AM.BM.
AB*^ ^^
Fácilmente podremos dar otra forma á los valores de MG y AM.BM.
En efecto, como MG y NI son perpendiculares al plano ASB, son pa-
ralelas, por consecuencia
(2) MG=NI.^|-.

Además, los triángulos AMS y CNS tienen en S un ángulo común,


y otro tanto ocurre á los triángulos BMS y BNS; por tanto, sus áreas
son entre sí como los rectángulos de los lados, asf:
AM.SK : CN.SO-AS.MS : CS.NS,
BM.SK : BN.SO-BS.MS : BS.NS
Multiplicando, ahora, las dos proporciones resulta:
(3) (AM . BM)SK^: (BN. CN)SO' = AS . MS": CS . ÑS**
y poniendo en la (1) los valorea de MG y AM.BM de las ecuaciones
(2j y (3) se tiene:

(4, i«. = ^ . ^ . ^ ( B N . C N , .
AB* S K ' CS'
Por fin, como los triángulos BAS y BCS tienen el mismo vértice
B, la relación entre sus áreas es igual á la relación entre las bases
AS y e s , esto es:
AB.SK:BC.SO-»AS.CS' ó AB . SK.C3 - BC . SO . AS
124 EL PROfJRKSO MATUMÁTICO

luego según esta relación, la ecuación (4) se reduce á


ÑI^ = B N . CN
Inmediatamente se deduce de esta última igualdad que la sección
que pasa por B pcrpondiculannente á OS es un círculo, y, por tanto,
el cono proyectante es de revolución siempre que su vértice se mueva
sobre una parábola, cuyos focos son A y B, cuyos vértices son los
focos de la elipse, y cuyo plano es perpendicular al de dicha elipse.

2. Eata demostración resulta muy breve y elegante, ai la referi-


mos á la proposición que dice; todo plano corta á un cono de revolu-
ción en una línea de segundo grado.
Sea AB el eje mayor de una elipse,
E y F sus focos, y elijamos S de tal modo
que SA - SB = EF.
El círculo O inscripto en el triángulo
SAB y el ex-inscripto M, son tangentes
á la base AB en los puntos E y F nece-
sariamente. Considerando ahora á dichos
círculos como círculos máximos de dos
esferas, S es el centro de semejanza ex-
terior de las últimas, y por tanto el vér-
tice del cono de revolución circunscripto
á ambas esferas. El centro de semejanza
interior está sobre AB. Ahora bien, un
plano que pase por AH y sea perpen-
Fig. 1¡ dicular al plano del triángulo SAB, por
ser también normal á OF y ME, es tangente á ambas esferas en F y
E respectivamente y corta al cono de revolución según una elipse,
cuyo eje so sabe que es AB y cuyos focos son E y F; luego suponien-
do la elipse dada perpendicular también al plano SAB esta elipse
coincide con la antes citada, porque ambas líneas de segundo grado
están situadas en el mismo plano, tienen el mismo eje mayor y am-
bos focos comunes. Con esto nuestra proposición está demostrada.
Para la parábola se demuestra la proposición que nos ocupa por la
consideración de límite, permaneciendo fijos A y E y alojándose hacia
el infinito B y F .
r^-.:^- í5J i \ =5Ss-í»»lP
El. PROGRESO MATEMÁTICO 126

StüdJo di una certa funzione doppiamente periódica


E S E R C I T A Z I O N E S U L L E FUNZIONI E L L I T T I C H E
pcl Dr. GIORGIO BERTOLANI. a Pacta.

Chi ha studiato il problema della distribnzione deU'Elettricita in


equilibrio sopra due sfere conduUrici in presonza una deU'altra, non
ignora che: posta l'ipoteai, le dúo sfero siano in comunioaziono me-
diante un filo conduttore sottüissimo, sia che si cerchi la differenza
K'—E dello masse elettricho in equilibrio, di cui sonó caricho le due
sfere, sia che si cerchi il valore della funzione potenzialo noi punti
dclla rotta dei contri, si 6 condotti a considerare serio della forma

II IJetti neU'opera «Teórica delle forze newtoniano OCO.J» a pag. 204


si (' occupato della serio (1) ed ha dotorminato la funzione, che ossa
dofinisco. Ora io mi sonó proposto distudiaro piíi da vicino tale fun-
zione, e di darno lo varié sue esprossioni mediante lo note funzioni
1 e?j ellittiche.

N" l . ~ Pi'oprictá prinripiili dclla <p (u); snoi zeri e suoi iu/iiiili.

Indichiamo con (P(H) la funzione definita dalla serie (1); la <f{u) ha


lo seguenti proprietii facili a riconosoero. iíssa ó nionodroma e dori-
vabila, non ammette a distanza finita cho dei poli, i quali sonó neces-
sariamente isolati; salvo che in questi polio nel punto ?t = co essa 6
sempre regulare.
K facile ancora riconoscoro cho la *(«) r una funziono biporio-
dica e cho i numeri t o 2ít formano un grujjpo primitivo di periodi; il
primo o realo, il secondo necessariamente imaginario; dunque la if(íf)
avrá ancora le seguenti proprieta:
1." Possiederíi un teorema d' addizione.
2.0 f{u-{-v) sara esprimibile in modo razionalo per mezzo di <f{ii)
<i(v), 9'{u), <f'{v).
;5." Sark una funzione razionalo di p{u) e della sna prima derí-
vala / ' ' " ' } •
126 BL PROGRESO MATEMÁTICO

4." Si ha fácilmente

,{0) - O

oioé <tM 6 una funzíone dispar! e ,, .- sari esprímibile come fun-


' p (M)
zione razionale di p{u).
Qli zeri di (p(u) sonó evidentemente della forma mt-f-nÍK dore m, n
Bono numeri reali, interi qnalunque; grinfiniti sonó della forma
(2m-{-í)—-\-nÍK dovem ed nhannolastessasi^ifioazione di prima,
z
Ponendo 2<I>=T, 2W'=2<I:, •»'=«+«*' si ha «abito ehe f(«) direnta
zero nei due punti O, *»' ed infinita nei due punti w, M* del primo pa-
ralIelo((rammo del periodi, dunque «(u) é una funcione ellitUca di se-
oondo grado.
No 2.— Etpretmoni di f(a) mediante le fumioni a « p. . '
Poiohé l'espressione di una funziooe ellittioa di grado r u

* •^ ' «(tt —»,)ff(tt —tf,)... «(U —Vf )


essendo C una costante e
«I + «» + - + «r = t'i 4- »» + ••• + Wr ,
si avrá

'^"^ «(«)»(»»•) • ,(a_»),(t«_«')

Trasformando questa Mpresaíone di y(tt) sí giunge alia

dove

Dalla (2) si trova ancora immediatamente

(3) ^H)=2(«.-e.)-?^=^

la qaale dioe appunto che «K») ^ una funsione razionale di iK»]*»,««')


edii»'(«K «').
EL PROGRESO MATBMilTICO 127

L'espresflione (2) di (p(u) é abbastanza semplioe ed offre il vantag-


gio di metterne in evidenza immediataineate gli zeri e gl'infiQiti, pero
essa pu6 essere ulteriomente semplifioata ae inveoe che dai numerl
2««, 2(o' si parte dai numeri 2o>,=2tt> 2(»,=w' e s'impiegano le « oor-
rispondenti; si trova allora

(4) ^.,=V.-.'. V.',-.'. i ^


dove ora e\»\e\ sonó rispettivamente eguali a píw.IWiWa) í>(«g|<ai««j)

Dalla (4) sí ottiene


(4)' t{*)=Ve\-7, tn (Ve'.-«'» .u)=k' Me\-e\ tn ( V e ' . - c , . u)
Quest' ultima forma della ?(u) puó immediatamente farsi coinoide-
ro con quella data dai Betti nella sua <Teorioa delle forze newtoniane
K
eco.» a pagina 205 ponendo \e\—e\ = — .
D'ora innanzí poiché per la (p(u) si fará sempre uso della sua es-
pressione data dalla (4) tralascieremo di indicare i numeri »,«>, dai
qaali dipendono le « e la p che verranno impiegate.
La <p(u) puó ancora esprimersi mediante la p{u\u>ibi¡) e si ottiene la
seguente importante espressione
íM ^, V«',-«',V«'.-«'a V P ( ' - , ) - P K ) VP(«-.)-P(%)

N" 8.— Derívala prima della fumione «(u)


Si trova fácilmente

^' <M 2 P(M)-«', .,(M)'(«) '

la (6) d& la derivata logarítmica di <p(u) e da essa si ha anche

(7) ?(!•)= V i , - « , Ve,—e,—^-jj^^

4/ ' ' JJ - y dn(v'e',-e'g.M)


= Ve,—e'j v e , — e , - — - - - ; ^—-

La «(u) soddisfa alia seguente equasione difTerenziale


i 28 EL PROURKSO MATEMÁTICO

í'»(«)=(^*(«) + e',-«',]h»(M)-|-«',-*'al
dalla quale si ha
^'(u)-2f*(«)+3«',í(i.)
Í"(M)=6Í«(«)<?'(«)+3€',»'(")
e oobi vía.
N» 4.—Bappresentazione di ^{\i) mediante le fumioni 2? elliUicke.
Bi ha súbito mediante le relazioni che légano le ^ alie 3/

^' ^"^ =^ V20V; •" '^'^^•^^^"^ / -^'") ~ 3 7 w " + " ^ ^"^ ~ 3 W *


ossendo

' "" '2w,

N" íi.~Teorema d'addizione per la funzhne <p(u)—


Rioorrondo alia (4)' o tonendo calcólo delle relazioni
tn{\ í,-<>,»/) ^ , -7-

BÍ trova
(9j 'fCitjLv) = \'(•',—e'g \'e\~e\ x
*(«)?'(f)|'f''(«) + e',-í',l:4:»ítf)^¿ítt)|^*ít.;H-c'',-e',J _
(«'. -t\) \-ñn)-\-e\-e\\ |^»(,.)-H'^e',l 4;^u)í(fV("]V(f)

N° 6.— Rappreeentazione di <p(u) mediante derívate eeconde


¡ogarítmiche delle fumioni 3 .
Una delle relazioni di 2." grado fra le 3 da
3?,«(.r)_ ^ 37«f/-) b,Km _ 3'ío)
EL i>ROGAKSO MATEUÁTICO 129

Ora si hanao le formóle *

por mezzo delle qual: sí trova

(iO) c(.) = ^ v

/ ¿ í log .3r(^0
y (-£'"^si-x=.,
X» 7.— SvHuppo di ip(u) /n wríe,
Si ha, avuto ripuardo alie espressioni di <?'()«), ?"(»), ?'"(»«) ooc date
dal n." 3
?{o) - <f'(o) - «r^t") = ... - O

Nell'intorno del punto zero varrá quindi uno Bviluppo in soriose-


condo le potenze oresoenti della variabile n, di cui díamo qui solo i
primi quattro terminí

(11) !p(M)= v'e,-«', v'e\-e\ [ u + ^ «'i"''+| ^ r^ '*''"~*'«)^^*''~ "'')+

Possiamo ottenere uno sviluppo di 'Í(M) in serie i oni termini si se-


guano oonlegge determinata rioorrendo alio sviluppo di tm; si trova

• h. Knuifnbarger (Vortoiuntrca tibor dl« Tb«orl« der •lliptianheQ Ktincllonai» I. T. p. WI.


130 EL PROGRESO MATEMÁTICO

(11)' ?(«)= - ¿ - j tang X - - j ^ sen to +

essendo sempre
ge =
2a.

NOTA SOBRE LA ELIPSE CIRCUNSCRIPTA DE STEINER


poK M. E. LEMOINE

Sea ABC un triángulo, M un punto de su plano; MA, MB, MC cor-


tan á BO, CA, AB en A,, B,, C,; sean A', B', C los medios de MA, MB,
MC y A", B", C" los medios do BC, CA, AB.
Se sabe que las tres rectas A'A", B'B", C'C" se cortan en un
punto N.
Se deduce fácilmente que si x, y, z son las coordenadas normales
de M; N tiene por coordenadas
,r (A.i/-fcí), y{rz-^ax), z(ax+by)
y si se dan á .r, y, z los valores correspondientes á puntos notables M
se obtienen para N otros puntos notables.
Si M es el ortocentro, N es el punto de Lemoine.
Si M es el punto de Lemoine, N es el punto medio de la línea que
une los puntos de Brocard.
Si M es el centro del círculo inscripto, X es el punto
b-\-c, c-j-a, ar\-b
p — OL
Si M es el punto de Nagel , etc., N es el punto
p—a, p—b, p-c. etc.
Se ve que si N está en el infinito, M está en la elipse circunscripta
de Steiner
1 . 1 , 1
ax by cz
El objeto de esta breve Nota es el establecer geométricamente esta
propiedad de la elipse de Steiner.
EL PROGRESO MATEMÁTICO 131

Es claro que bastará demostrar el teorema para ol caso en que


ABC es triángulo equilátero, siendo entonces la elipse de Steiner el
círculo circunscripto.
El teorema ao habrá demostrado si se
establece que B'B' y C'C son paralelas,
ó qup
A"Cr A'C ^ BC, CA ,^^
C'B' y- <^ que C,A
C"B' —— = — - (1)
AB,
BC,
La relación es la de los dos
CjA
triángulos MC,B, MC,A; pero como son
los ángulos en M iguales y el lado co-
mún MC„ su relación es igual á
MA
CA
La relación
AB, es la de los dos
triángulos ABC, ABB,; pero como tie-
nen los ángulos en A suplementarios y un lado común, son entre sí
AC , AB
como ó
AB, AB,
^B_ AB
Ahora se tiene puesto que los dos triángulos AMB,
MA AB,
B,AB son semejantes.
Luego (1) queda establecida y las dos rectas C'C" y B'B' son
paralelas.

BIBLIOa-I^A.r±A.
Le sdeiíce esatte nell'Antica Grecia di Oino Loria, prof. di Geome-
tría superiore noU'Universitá di Genova.—Esta obra consta do dos
partes ó libros. El libro 1." Igeometri grcci precuraori di Euclide, 168
páginas en folio: se publicó en 1893 y contieno las materias siguien-
tes: I: Sguardo genéralo sulla Geometría greca pre-euolidea.— IL Tá-
lete o la scuola Jónica.—III. Pitagora e la scuola Itálica.—IV. Eleati,
atomisti, fioflsH. — Zenone d'Elea, Oinopide, Anassagora, Democrito,
Ippia. - V. Pitagorei é Pitagoristi, Ippocrate da Chic, Antifonte ó Briso-
no, Archita da Taranto.—VI: Da Socrate ad Eudide, Platone, Leoda-
132 EL PROGRESO MATEMÁTICO

maate, Teeteto e loro disoepolí, I geometri dell'Aooademia, Badosso da


Cnido, oriffine e primo stadio di sviluppo della teoría deile ooniohe
Menecmo ed Aristeo, Dinostrato.
Termina este libro 1.° con dos apéadioes: Cenao delle rioberche
gsometriohe oompiute neirantiohita da gli Egiziani od i Babilonesi.—
Aristeo e Viviani.
Si grande es la importancia del primer libro, como puede juzgar
el lector por la enumeración de la materia en él contenida, no lo e)
menor seguramente la del 2.° libro recientemente publicado (1895,
(236 páginas en folio con dos láminas), que atrae con vivísimo interés:
pues tiene por objeto: il periodo áureo della geometría greca y se ocu-
pa, por tanto, principalmente de las obras de los tres grandes geome-
tral: Euclides, Arquímedea j Apolonio.
Deipués de exponer algunas noticias acerca de Euclides y del es-
tado en que nos ha llegado el texto de los elementos á través del pe-
rénéa árabe,,pasa el autor á examinar los trece libros en que la obra
sé- divide.
Repecto á las críticas hechas á las definiciones, observa el Sr. Lo-
ria que todo induce á suponer que el texto poseído por nosotros de*
bió sufrir la influencia de los recopiladores, más audaces un retocar
los preliminares que en modificar los razonamientos y las construc-
ciones.
Haciendo un análisis de la obra de Euclides desde las proposicio-
nes fundamentales, definiciones, postulados, axiomas, observa al exa-
minar el libro I que se atiene, en cuanto al ordtn, á la segunda de las
reglas enunciadas para la demostración por Pascal, en cuanto á la
materia se advierte el propósito de conducir rigurosamente á la de-
mostración del teorema de Pitágoras, tan importante, y con el que ter-
mina dicho libro, observando que los problemas y teoremas puestos
por Euclides te hallan distribuidos en grupos, cada uno de los cuales
forman proposiciones entre tí estrechamente ligadas, mientras que
los varios grupos aparecen extraños entre sí, si no se tiene en cuenta
su cualidad común de ser auxiliares en la demostración del teorema
de Pitágoras. Observa que el hbro II tftne por propósito generalizar
esto teorema para los triángulos oblicuángulos, mientras los cuatro
siguÍMites tienden á demostrar la posibilidad de sustituir en éste á los
cuadrados tres figuras cualesquiera semejantes entre sí.
Trata enseguida del libro segundo, de grande importancia, como
base del Mpeoial algoritmo llamado álgebra geométrica mediante el
KL PROGRESO MATEMÁTICO 133

que los griegos llegaron k resolver sia cálculo problemas que hoy se
traducen en ecuaciones de ].<> y 2.» grado. Se ocupa después el señor
Qino Loria del libro III dedicado á la circunferencia señalando espe-
cialmente los tres últimos teoremas como constituyendo hoy la base
de la teoría de la potencia de un punto respecto á un circulo que de-
muestra Euclídes aplicando las proposiciones de álgebra geométrica
expuestas en el libro precedente y otras del libro III.
Después de ocuparse del libro IV y del V en que Euclides echa la
base de una teoría de la proporcionalidad, que aun hoy es un guía
excelente para la enseñanza elemental, y que recibe la importantísi-
ma aplicación á la teoría de las figuras semejantes, y de ésta, objeto
principal del libro VI, resume el Sr. Qino Loria el contenido de los
tres libros siguientes (generalmente suprimidos en las ediciones de
los elementos) que tratan, dice, de la aritmética racional, ó sea de los
elementos de la aritmética superior, de la química de los números
(usando la bellísima expresión de Kummer), y sobre todo se ocupa
detalladamente del libro X, uno de los más admirables, dice, si se tie-
ne en cuenta la sutileza de la argumentación, en el que se ocupa Eu-
clides de las cantidades irracionales, principiando por demostrar que
dadas dos magnitudes desiguales, si se quita de la mayor más que su
mitad, etc., se acabará por obtener una cantidad menor que la menor
de las dadas, que dadas dos magnitudes homogónoas, existe siempro
un múltiplo de la menor superior á la m%yor, exponiendo el método
de Euclides con el empleo do la media y la medial.
Volviendo al dominio estrictamente geométrico en que se hallan
los libros XI hasta el XIII, el Sr. Qino Loria señala los caracteres sa-
lientes de cada uno, el ñn explícitamente determinado del XII de
echar la base de la estereométria, hace notar cómo ofrece en él los
primeros ejemplos de aplicación de aquel procedimiento, con el cual
los antiguos, sin invocar las consideraciones infinitesimales, llegaron
á resolver tantas importantes cuestiones, que los modernos conside-
raron como pertenecientes al nuevo cálculo. Observa, en ñn, la rígida
uniformidad del estilo euclídeo, haciendo ver cómo los Elementos, en
vez de presentar el aspecto de una cima aislada en una vasta llanura)
se presenta como constituyendo una vasta cordillera de montañas.
Otras obras ocupan sucesivamente al Sr. Qino Loria, las dadas y
lou poristnas, de loa que hace un estudio interesante y detallado, des-
tinando un párrafo á los principales continuadores.
Comienza el estudio de Arquímedei señalando el oiricter diitia«
134 EX PROGRESO MATEMÁTICO

tívo de «mboB {^metras, el fin principalmente didiotico de la obra de


Euclides, el «ello de originalidad que ostenta en sus producciones
Arquímedes.
Comienza la exposición de las obras de este insigne geómetra con
los dos libros del equilibrio de I09 plano$ en los cuales se halla inter-
calado el concerniente á la cuadratura ie la parábola 7 expone el
Sr. Qino Loria los artificios empleados en estas obras en qoe se ha-
llan los fundamentos de la estática geométrica.
Bigue la descripción de la célebre obra $obre la esfera y d cilindro,
leñalindose el tipo de razonamiento adoptado por Arquímedes que
)e guió^ más tarde á concebir y formular el método de exhauoión, tra-
taado luego de la etpiral de Arquim^e» y en fin del opúsculo totre la
periferia dtl círculo. A continuación de las obraa auténticas de Arquí-
medes el Sr. Qino Lona trata de otras atribuidas al mismo, tales como
las concernientes i los circulo» tangente» eptágono en el circulo, los
treo* poliedros que atribuye Pappus al geómetra que descubrió re-
giones fértilísimas en las que generaciones de sabios han encontrado
«a alimento intelectual y del que con plena razón dijo Wallis: vir»tu-
penda» sagacitati», quipria fundamenta potuit inventionum/ere omnium,
d» quibtu proiHOvendi» aetai no»tra gloriatur.
A continuación do una breve noticia acerca de Eratóstenes, se
tnUa «n la obra del Sr. Gino Loria del geómetra Apolonio, cuyas
obras le hioieron aloancar posición eminente que le valió el ser lla-
mado geómetra por *weeleneia.
Se d«diet especialmente el Sr. Gino Loria á la opiumagnuí de esta
gran geómetra sobre las oónieas, tratando además de las que solo oo-
noeemos por noticias de los comentaristas.
La última parte de la obra ealá destinada á los geómetra» menore»
áel periodo greco alejandrino, Niasniedes, Dioelea, Perseo y Zenodoro.

TEORÍA DE LAS PROPIEDADES IMAOINARIAS, por D. Atanasio Lasala,


catedrático en el Instituto de Bilbao. Primera parte, ünaginaria» en
wt plano 1894.
Caando diariamente vemos apweoer en lengfua extranjera obras
notable* en que se expresa el estadio que ha heeho cada autor de una
caettióo, ó modos ventajosos de exponer lo j * generalmente cono-
cido, pero que señalan un progreso en la enseñanza, un paso adelante
en la síntesis científica ó en fin nneros oonoeptot aportados al ya
riquísimo caudal de conocimientos matemátieos, dearavolvimiento
EL PROGRIiSO MATBMÁTICO 185

exliuberante que ba heoho y* preots» U tooión, no de oada individuo,


sino de coleotívades ó Mooiaoionei que dirijan, faciliten 7 «loauoeh
tan Tertiginoso movimiento revelador de la vida; j cuando por un
triate contraste aqui noa vemoi agobiados por multilud inagfotable de
libros todos con arreglo k moldes permanente*, más para el negocio
pronto y seguro que para la expansión do tas ideas, el enaltecimiento
iataleetaftl 7 el progrreso científico compuestos 6 arreglados, es satis-
factorio el poder oitltr algo que se aparte de esa muchedumbre de
obnus que abruman, no menos por su número que por su falta abso-
luta de variedad; y oonstituyetfdo uno de estos casos raros de exoep-
oidn, puede considerarse liTobra del Sr. Lasala que ha escrito en
parte para la enseñanza^An los Institutos y en general para los alum-
nos de análisis en la Facultad de Ciencias y los aspirantes á ingreso
en las escuelas especiales.
Si bien se conoce por el tecnicismo empleado y por los conceptos
capitales qu» informan la obra, el estudio hecho por el Sr. Lassala de
la TíQria trascendental de loe cantidades imaginarias del distinguido
filósofo y matemático español Rey y Heredia, se revela un trabajo
propio del autor en algunas cuestiones, y puntos de vista especiales
ó aclaraciones útiles de frases 6 conceptos pasados generalmente por
alto en algunos libros.
Esu primera parte de la obra consta de once capítulos, formando
un conjunto de 119 páginas.
Define el Sr. Lasala las imaginarias como cantidades en que se
consideran los dos conceptos de la cantidad y cualidad, representan-
do una cantidad bajo la forma Aa, y distingue la unidad i, que no ha
efectuado ninguna rotación á la que llama unidad inewluMe.
£1 capítulo segundo comprende el cálculo ie las imaginarias hafo
la/orma módtdo-arffumental y representación geométrica de los resulta-
dos desde la adición hasta las potencias y raíces de índice fracciona-
rio 6 inconmensurable, potencias y raíces de índice negativo, poten-
cias 7 raíces de índice real.
Siguen: Capítulo tercero. Consecuencias del anterior. I. Interpreta-
oióa de laa raíces de grado par de las cantidades negativas. II. Reali-
dad de las cantidades imaginarías. Estas pueden resultar de la extrac-
ción de raíces de cualquier grado de cantidades positivas y negati-
i 1 3
vaa. Así ^ ^ n - « ^ - í » - ^-^ = ^' A « « a „
8
136 EL PROGRESO MATEMÁTICO

Capítulo IV. Direi'fiai> formaje de la» imagñvirku y cálenlo de Mas


bajo lck/«rina binomio.
Capítulo V. Aplicaciones de las imaginaria» á la irijonometria. Com-
preade: Fórmulas fundamentales.—Seno j ooseno de la suma do dos
argumentos.—Hesolución de los ángulos rectilíneos.
Capítulo 6.0 Oraduación en general. Comprende: Concepto de la
graduación.—Series fundamentales.—Números r y E. Bieracidn de
una cantidad cualquiera á la potencia V—í. Fd^mula qne expresa la
potencia de expooente imaginario de una cantidad imaginaría.—Po-
tencia de grado infinito de la unidad samada oon no elemento infini-
tesimal real ó imaginario. Números T^ y V. '
Capítulo VIL Logaritmo». Define el logaritmo de nna cantidad Vp
oumo el exponente G^ que debe afectar á una cantidad dada B» para
que la potencia tonga el valor Pp y después de an desarrollo extenso
y detallado expone el Sr. Lasala en el capítulo III el estndio de la» va-
riacUmet de la función Pp cuando Gt y g aumentan por grada» infinita-
mente pequeño» de prim»r orden, en el capítulo IX el estudio <fe la» va-
riaeione» de la /unción Pp cuando g aumenta de una manera continua,
permaneciendo G conttante. Los capítulos X y XI tienen también por ob-
jeto la variación de la función Pp , según que g crezca positivamente
y de una manera continua y G aumenta en una cantidad infinitamen-
te pequeña ¿ cada evolución de ^ y según qne permaneciendo^ cons-
tante, el módulo G aumente de una manera continua.
ESsta enumeración de las materias es suficiente para dar idea de la
obra escrita con claridad en la exposición, por el Sr. Lasala, que ya
en su última edición de su curso de Aritmética y Algebra, también
escrito en forma ventajosa para la enseñanza, ha incluido un estudio
detenido de las cantidades imaginarías comenzando en la segunda
por el estudio de la cantidad bajo el doble concepto cualitatioo y «i«»-
titativo.

CALCULO OHAFICO Y ANALÍTICO DE iNTKSBíDAnES y otra» teoría» que


de él dependen como preliminares necesario» á la Mecánica racional, por
D. Nicolás de ligarte, teniente coronel de Ingeniero»-. 270 págs. y nú at-
iaa 1^4).
Basta citar el nombre del competentísimo ex profesor de Meoioioa
de la Escuela de ingenieros del Ejército de Ouadalajara para formar-
se idea de la utilidad é importancia-que ha de tener esta obra para
quien se dedica al ettudio de esta la Mecánica.
KL PROGRESO MATEMÁTICO 137

El resumea du las materias expuesto al oomieazo de la obra en


forma sinóptica, comprende: Cálculo gráfico y analítico de intensidades:
!.• parte. Composición, descomposición, equivalencia y equilibrio (en
un plano, en el espacio) (gráSoa y analítica): 2.* parte. Aplicaciones
é ingerencias de la composición, que comprende: Figuras recíprocas
y otras, polígonos y curvas funiculares, homología, áreas, centros de
distancias, momentos de órdenes superiores, equipolencias.—^áp^núft-
ce auxiliar: Diferenciación é integración gráfica y automática.— Pla-
níinetro. ^
Como se ve, el Sr. Ugarte, observando que todas las operaciones
gráficas tienen sus análogas en el método analítico, resuelve por los
dos métodos todos las importantes cuestiones que son objeto de su
excelente obra.

LEZIONI 1)1 MKCCANICA UAZIÜNALE, di F. Castellano, prof. nella


R. Acoademia Militare di Torinu (509 págs. en 4.», 1894).
La obra del Sr. Castellano llama desde luego la atención por el
gran desarrollo que da á la parte analítica, notándose también enri-
quecida por 224 figuras que dan importancia correlativa á la parte
gráfica.
Comienza la obra con un preliminar sobre las formas (formazioni)
geométricas, y se distingue una división general, á saber: Parle I. Ci-
nemática, que comprende: Cap. I. Movimiento de uc punto, velocidad,
aceleración.—Cap. II. Cinemática de los sistemas de forma invariable.
—Cap. III- Movimiento rotatorio de un cuerpo alrededor de un punto.
—Cap. IV\ Movimiento compuesto.—Cap. V. Movimiento general de
un cuerpo.
PARTE II. Estática y dinámica delpunto material. Cap. VI. Fuerzas
aplicadas á un punto.— Estática del punto.— Cap. VIL Dinámica del
punto libre. — Cap. VIH. Dinámica del punto enlazado. — Movi-
miento do un punto retenido en una línea. —Cap. IX. Dinámica
del punto enlazado.—Punto retenido en una superficie.— Cap. X. De
la atracción.
PARTE lU. Mecánica de los sistemas materiales.—CAP- XI. Sistemas
materiales.—Cálculo de las masas.—Cap. XII. Centros de gravedad.
—Cap. XIII. Momentos de inercia -Cap. XIV. Estática de los siste-
mas materiales.—Equilibrio de ios sistemas de fuerzas.—Cap. XV.
Equivalencia y reducción de los sistemas de fuerzas.—Cap. XVI.
Equilibrio de los sistemas enlazados.—Cap. XVII. Polígonos funicu-
138 EL PROGRESO MATEMÁTICO

lares.—Cap. XVIII. Dinámica de los sistemas.—Ecuaciones generales


del movimiento de un sistema.—Cap. XIX. Dinámica de los sistemas
rígidos.—Cap. XX. Teoría de la» fuerzas instantáneas de la percusión
y choque.—Cap. XXI. Principio de los trabajos virtuales.

GEOMETKIA PLANA MODEiíNA en conformidad con el programa de la


Asooiacídn británica, por los profesores G. Richarsony A. S. Ramsoy
y traducida por D. Valentín Balbin, rector del Colegio nacional de
Buenos Aires. »
En varias ocasiones hemos manifestado los progresos que ha he-
cho ia geometría al mismo tiempo que se enriquece con nuevos mé-
todos, por lo que los elementos de Euclides, aún seguidos en su
integridad por los profesores ingleses y algunos italianos, necesitan
complementarse con los últimos adelanto? realizados en Europa por
las ciencias matemáticas.
Aunque el libro que nos ocupa sólo contiene 180 páginas en 4.»
menor, la acertada di.spo8ición de sus materias ha permitido encerrar
en tan reducidos límites gran copia de doctrina muy interesante.
El capítulo I comienza con varias propiedades métricas de puntos
en línea recta siguiendo la definición del centroide do un sistema de
puntos (').
Al comenzar después el estudio de las propiedades de un triánffulo
con las definiciones de rectas concnrrenies y puntos colineales se des-
taca desde luego el concepto de dualidad que acompaña á los ulterio-
res desarrollos, exponiéndose entre los teoremas de las bisectrices,
medianas y alturas los teoremas de Ceva, Menelao y el de Simson,
siguiendo los concernientes á las relaciones métricas en los círculos
inscriptos y ex-inscriptos; y después de expresarse el área de un
triángulo en función de los tres lados y el radio del círculo circuns-
cripto, se demuestran las propiedades y relaciones á que dan lugar el
oircumcentro, ortooentro é incentro, resultando muy natural el estudio
del círculo de los nneve puntos y el teorema de Feuerbaoh acerca do
la diferencia del radio de este círculo y del del inscripto.
Con las antiparahlas, rectas y punto» gimedianos comienza el estu-
dio de algunas nociones sobre la Geometría del triángulo ó reciente.
Después de algunas propiedades del punto simediano (ó de Le-
moine) se estudian los ángulo» positivo y negativo de Brocard, el circu-

(*) Centro de IM disUocias medias.


Kl, PUOGHKSO MATKMÁTICO 139

lo de Lemoine, los punto» de Brocard, el círculo do lirocard, que es


concéntrico al de T^emoine, el círculo coseno, el de Taylor y el do
Tucker.
El capítulo III trata do punlitalcf* y h%ccs armónico/i. En ol capítu-
lo IV Propiclades de un cuadrilátero completo y de un ruadrúni/ido com-
pleto se hacon aplicaciones de la dualidad.
En el capítulo V, propiedades de un círculo, se expone la inver-
sión! eetadiindose entre los ejemplos los teoremas do Ptolomeo y de
Feuerbacli {el círculo de los nueve puntos es tangente á los círculos ins-
criptos y exinscriptos). Sijjfuon Polos y polires, propielad armónica dil
polo y la polar; Polo y propiciad es polares de un ruadrdnyulo.
El capítulo VI, Propiedades de dos ó más círculos, comienza con los
círculos ortogonales, si>ruen ol eje radical y centros do semejanza.
Para formar idea del plan y contenido de esta obra bastará citar,
en fin:
Capítulo VII. Máximos y mínimos geométricos, que contieno nu-
merosas y variadas cuestiones interesantes. Cap. VIII. Relaciones
anarmónicas, involución, polares recíprocas, concluyondo con los
teoremas: los haces cuyos rayos pasan por cuatro puntos y cuyos vértices
están sobre una cónica, son equianarmónicos; las puntuales cuyos puntos
están sobre cuatro tangentes fijas á una cónica y cuyas bases son tangen-
tes, son equianarmónicas. En la nota soi)ro las puntuales anarmónicas
se trata de la involución, de las figuras polares recíprocas, teoremas
de Pascal y de Brianclion.
El capítulo IX trata do la/TOT/ívaVi/); en él so contieno ol estudio
de la homología, concluyendo con una nota sobro los puntos y rectas
imaginarios y con la proposición: Toda cónica pueie considerarse rom'»
inscripta en un cuadrilátero cuyos vértices son los dos focos reales, los
dos focos imaginarios y los dos focoides.
Numerosos problemas al final do cada capítulo aumentan el into-
ros do la obra.

LKcnoNES DE oKOMKTufA ANALÍTICA, por D. P. A. Bcrengucr, capi-


tán de Infantería de Toledo. 1S!)5. 260 págs.
Teniendo presente el autor que para las profesiones de carácter
práctico, como la milicia, es preciso descartar de los cursos de Mate-
mátioas lodo lo que no responda á los fines de aquéllas, el Sr. Heron-
guer 86 ha propuesto condensar en pocas páginas todo lo más esen-
cial de dicha ciencia, tomando como normas la claridad y la sencillez:
140 EL PROGRESO MATEMÁTICO

y b»jo este punto de vista es muy recomendable la obra y llena oum-


plidamente su objeto. Aunque, como dice en el prólogo, el tratar to-
das las cuestiones en coordenadas cartesianas, está plenamente justi-
fícado desde el momento en que se sabe que son el fundamento do
los otros sistemas, dedica las lecciones V, VI y VII respectivamente
á nociones sobre las coordenadas polares, trilineales y tanj^enciales,
siguiendo un orden de exposición de lo concreto y determinado á lo
abstracto y general, por lo que á continuación de las curvas de se-
gundo orden trata en las lecciones XVIII y XIX últimas de la Geo-
metría analítica, plana de otros lugares geométricos y de las curvas al-
gebraicas en general.
La claridad y corrección de la impresión hacen también recomen-
dable esta obra bajo el punto de vista material.

RKPKBTOIKK BinMoauAi'HiguE uEs SCIENCES MATHíMATivuEs.—La ac-


tividad desplegada por los miembros de la Comisión que dirige los
trabajos del índice de bibliografía matemática ha comenzado á mani-
festarse con la publicación de las 1(X) primeras papeletas clasificadas
que contienen las indicaciones de más de H.OOO trabajos matemáticos
expuestas en la forma breve y compendiosa que permite condensar
en reducido espacio el inmenso trabajo hecho en las ciencias mate-
máticas durante este siglo.
Merece los más entusiastas plácemes de cuantos se dedican á estas
ciencias el conocido editor M. (¡authier Villars, que se ha encargado
de imprimir, realizándolo con gran esmero, los trabajos que tan ade-
lantados tiene la Comisión permanente del Kepertorio.
Z. G. UE G.

UN TEOREMA GE0:METRIC0
U. ÁNGEL BOZAL OBEJERO
Profeior auxiliar an el Inatituto da Bilbao

Sabido es que la mayor parte de los tratados de Geometría ele-


mental, demuestran la existencia del circumeentro, ortocentrv, ineentro,
centroide y punto de Lemoine, mediante razonamientos muy laborio-
sos y todos en el fondo diferentes, vulnerando además esa caracte-
rística ilación que preside á las invf^stigacioneB de la Matemática, y
al hacerse penosa la adquisición de aquellas propiedades, se excluyen
EL PROGRESO MATEMÁTICO 141

de los programas destinados á la enseñanza, con gran detrimento de


la misma. Fijándonos en esta cirounstanoia hemos intentado poder
subordinar aquellas demostraciones á un sencillo teorema fundamen-
tal, del que, cual inmediatas consecuencias, se deriven las propieda-
des que demuestran la existencia de aquellos puntos notables del
triángulo.
Dicha proposición, que por su importancia creemos digna de darla
á conocer, tiene su origen en el siguiente:
TKOKKMA KÜNDAMENTAI-.—iSi sobre los lados AH, BC, CD, de tm
polígono cualquiera ABCU , se proyecta ortoganalmente segvn M, N, P,
unpnnlo O de, sv. plano, interior ó exterior al polígono, se verifica, entre
los segmentos origimidon en los lados, l'i siguiente relación métrica:
111 A M ' -f IVS' + CF'-' + .... = Ñ Í B ' + ÑC' + Í3P' + ....
Con ofecto; sea O ol punto tomado en el interior de un pentágono;
uniendo O con los VITIÍCCH, SO forman con las proyectantes de O, diez
triángulos rectángulos, en los que se verifica;
AÜ' = A ü ' - MO' = ( A R ' -f lió'') — MÜ^
H Ñ' ^ ^ B o ' - Ñ o ' -= ( B M ' + MO") - Ñ o '
(JF : - (To-' — O P* = (Ñ~C' + Ñ o ' ) - ( T P '
Dti- = DO- - Q Ó* .= (ÍTp* -f F Q ' ) - (TQ'
K\v = v^r - R o' ^ (QTO' -f lio'j - RD'
Sumando estas relaciones y reduciendo, viene:
XM' 4- BN' + cp' + Í)Q' + ER' = MB' -f Ñc' + üp' -f QK''^ + RA'-'
expresión que demuestra la |1{, y por lo tanto el teorema. Cuando O
es exterior, la demostración os idéntica en un todo.
RECÍPROCAMBNTR.—Sicadanno de varioapuntos M, N, P,... determi-
nan sobre cada lado de un polígono, dos segmentos tales, que la suma de
los cuadrados de los no consecutivos, es igual á la de los otros que se td-
ternan conloa anteriores, los puntos en cuestión pueden considerarse como
las proyecciones ortogonales de vn mismo punto O sobre los lados del j>o-
llgono, estando O en el plano de Me.
Para demostrar esta proposición observaremos quo dos de las
proyectantes se cortan necesariamente en un punto O, pues si los la-
dos AB y BC, por ejemplo, no son paralelos (como en efecto sucedo
siendo consecutivos), sus perpendiculares respectivas OM y ON ten-
142 KL PROGRESO MATEMÁTICO

dráa un punto O común. Demostremos, pues, ahora que 1', Q, R son


también proyecciones ortogonales de O, es decir, que las perpendicu-
lares ON, OP, OQ, OR y OM se cortan en un mismo punto O.
Para ello, supongamos que sólo se consideran tres lados AB, BC
y CD de la línea poligonal, y que siendo M y N proyecciones do O
sobre AB y BC, ocurra que no sea P sino otro punto cualquiera P' la
proyección de O sobre CD (se supone á P' entre D y P). Vamos á pro-
bar que P' se confundirá necesariamente con P, y por tanto, que la
proyectante OP' será la OP. Por la hipótesis, y tratándose de sólo tres
lados del polígono, se tiene:
I2| AM' + BÑ* + CP* = M B ' + ÑC* + DP'
Mas si OP' es también proyectante de O sobre CD, por el teorema
directo tenemos:
AM* + B Ñ ' + C F ' = Mlí* + ÑC' -f W
De esta y la [2J se deduce respectivamente:
AM'+B N'-MB'—N C*=Í)P*-C P'=(DP+CP) (DP- CP)
ÁM*-|-B~Ñ*—MB*-Ñ C'==DF'—CP''-(DP'-|-CP') (DP'-CP')
y como en el polígono se tiene DP-j-CP=DP'-|-CP' =DC, las últimas
expresiones dan:
D P - C P = D P ' - C P ' , ó también DP-f-CP'=DP'-f CP. Ahora bien,
Umbién se tiene en la figura: DP=PP'-fP'D y CP=PP'-j-CP, las
que sumadas dan DP-f CP'=2PP'-|-P'D-f CP, cuyo valor puesto en
la última igualdad de miembros binomios dá: DP'-|-CP-=2PP'-}-DP'-)-
CP, de donde PP'=0, lo que exige que P y P' se confundan, como se
deseaba demostrar.
Del mismo modo se prueba que Q y R son proyecciones de O,
quedando así demostrada la proposición recíproca.—(Ci>n<r/u/r<í).

o XT K S T I o N ' K S Zt E 8 X7 S I^ T A. S

CUXSnÓN 237
( V á u « tomo IV, p*g. SU.)

Sobre una recta indefinida xy rueda una circtmferencia O de radio


constante. A cada una de la» pondona de la eirnin/erenda te le traazn
EL PnOGRESOMATEMATICO 143

tangentes AM, BM, respetivamente desde dos puntos fijos A y B tomados


sobre la boie xy. Estudiar el lugar descrito por el punto M.
(.7. Oillet)
Solución por el Bs. BBOCABD (H).
Tomemos a por origen y sean AB=d, a el ángulo CAB. Teniendo
el punto C por coordenadas x,—a oot«; y, -a, las tangentes AM, BM
tienen por ecuaciones
y=ma!, y=n(¡c—d)
bajo las condiciones
a—am cot a a —n(acot«—d)
=a
Vl+»»» Vl+n*
La eliminación de m, n j oot a es inmediata y da
aix-d)+dy~a{a!-\x*-\-i/^ = a \{x-d)*i-y*
6, suprimiendo el factor y=0 que representa la recta PQ
4o>x*({/-2a)-4a«ííx(3/-2a)-|-3/[4a*(3/-a)*—(2a-y)«<í«]=0
El lugar (M) es, pues, una cúbica.
Vesificaciones y discusión.—a=o da y = o.-Cuando el círculoC está
fuera del intervalo AB, las tangentes se encuentran en la proximidad
del punto diametralmente opuesto al punto de contacto del círculo
oon AB. Si, pues, el círculo se transporta al infinito, hay una asíntota
paralela á PQ y á la distancia y=2a.
Otras dos asíntotas son oblicuas á PQ; su coeficiente de inolina-
oión ea ± —7-———.
Vd*-4a»
Si d=2a, la ecuación de la curva se reduce á
ír»(y-2a)-2aa?(y—2a)+aí/(2y - 3a)=0
Por otra parte, en este caso general, la curva M es simétrica con
relación á la mediatriz de AB í « = —- j y su ecuación parece debo
d
deducirse transportando el origen al punto x=' — ,y~2a,lo que BC

reduce á cambiar ir é y en .v -\- ~, y+2a.


144 EL PROGRESO MATEMÁTICO

OUBSTIÓN 4 0
(Vúaae lomo I, página 236).
Sean A un punt) de tina circunferencia, BE un diámelr) fiio, D el
medio del arco AE, I la proyección de A sobre BD, M la intersección de
B A con lE, P la proyección de M sobre BE.
Establecer la relación BP+BA=2.BM.
Discusión de la curva 'M).
(F. Brocard).
Solución por e) Sn. nRocABii (I'.)
Sean EBA=(u, BM=p, BE=1. Tomemos por ejes de coordenadas
rectangulares las rectas ABY, AEX.
Tendremos
eos ü) sen w Vi e o s (11
X, = (1 — eos <•))
2 ' ^' 2
La recta El tiene por ecuación
eos u> (1—eos m)
(a?—sen w)
sen (1) (eos t»—2)
De esto se deduce
eos to
BM = B A - y o = 2 —eos
Por consiguiente
COS'tü
BP
2 — 0 0 8 «u
y se tiene
OOS^w 2 eos
008 ü) -4- „ „
2—eos w 2—coa o»
ó BA + BP = 2BM
En cuanto á la curva (M) su ecuación
polar es evidentemente
_ eos ü)
^ ~ 2—eos u»
tomando B por por polo y BE por cj'
polar.
Es una cuártica simétrica con rela-
ción á BE y que pasa por los puntos
B V E en ios quo es tangente á la cir- Kiirur»corrcspon<ii<.íii. ^ ¡i iu,n-
•' „ . ^ Ü<ta ñi (Víase
reauelta[10 r el Hr. llio-
tior
cunfer encía. c»rd.— págs. 'il y I'K).
EL PROGRESO MATEMÁTICO 145

C U E S T I Ó N 201.
(Véase lomo IV, p&giua ¡;C7). '
Dados dos aladrados concéntricos y dispuestos de mnlo que las dia-
gonales del uno sean paralelas d los lados del otro, detirminar solamente
con auxilio de la Geometría elemental, los ejes de una elipse imcripta al
mapor y circunscripta al menor '*'.
{R. Guimaracs).
Solución por el SB. S('iinrPA MONIKIUO (A).
Supongamos el problema resuelto. Sean MMjMoMj y TT'T,T'( res-
pectivamente los cuadrados inscripto y circunscripto á la elipse quo
,se busca (AHA'IV) ú (O) que tiene por centro el punto O y por ejes
mayor y menor AA'=2(i y B B ' = 2 i que coinciden en direccic5n coa
las diagonales TT, y T'T', del segundo cuadrado.
Designemos por 1', 7, P', </•' las intersecciones de estas diagonales
con los lados MM.i, M.\l,, M,Mj, MjMj del cuadrado inscripto á esta
cónica, y por M/M",, M'^,, M'''^ los puntos de intersección de los lados
TT', T'T'i, T,T,', T'|T del cuadrado circunscripto con las diagonales
del cuadrado inscripto.
Consideremos la elipse (O) como descrita por un punto M do la
recta SS' do longitud constante, cuyos extremos S, S' resbalan sobre
las dos rectas rectangulares TT, y T'T,' que tiene por semi-longitu-
des de sus ejes ay b las distancias MS y S'M del punto M en los extre-
mos de la recta SS'.
Si se considera el punto M como pertenocieníe á la recta s,¡s\, los
segmentos Ms'g y MÍ^ serán iguales á, a y b.
En el primer caso, como se sabe, se tendrá S S ' = a - f 6.
Y en el segundo S(,s'„~a — b
Siendo el pimto M o! punto generador del segmonto SS', y al mis-
mo tiempo el vértice del cuadrado ' M'M./, los triángulos rí^ctángulos
somejantes (/MS', PSM darán
S'M ^ _MS_ ^ MS_ _
íM - ps - VMáCH^ ^^
pero S'M=OA=a, S M = 0 B = 6 , PM=ÍM=OP,

."• ^ _ *^__ <5 a-, == V « ' + * * = «* (2)

(•) KBIO Intorosante proliloma Im «Ido ,va resuelto el('(foii(omonlo por ol Sr. llorculnno
Rodrigue» Oalliarclo, anUifUO y (ll9Un(rul(io alumno do )a Ksouola jiolltúcnlc», pero bajo otro
)iiHito de vista {lUvüta de Eitudan >''(• n''7iV"S .Iiinlo do 1H*IJ.
146 EL PnOGRESO MATEMÁTICO

En el triángulo rectángulo AOB bajemos desde el vértice O sobre


la hipotenusa AH la perpendicular 0¡AJ, y se tendrá la relación
UiXoAB=OA.OB
•5 ü,i„. V«H''' = a.b (3)
que comparada con la relación (2) da

Esto sentado, tracemos las tangentes A^A y A^B en los vértices


A y B de la elipse (O) que determinan el rectángulo OAA'oB, y se
tendrá
0 A ' „ = 0 T = 0 T ' = AB=Va*+6* (4)
puesto que el lugar de los vértices de los rectángulos circunscriptos á
nna elipse es un círculo cuyo radio es igual á la hipotenusa del triángulo
rectángulo que tiene por catetos los eemi-ejes de esta elipse y concéntrico
con ésta (''.
Luepo, describiendo sobre OT como diámetro un círculo OM'TM",,
cortará al lado MMi del cuadrado inscripto en un punto m\ tal que so
tenga T m ' , = a y 0;n'o = ¿»; y el punto de intersección m de este mismo
círculo con la prolongación de este lado dará también Om'=o y

BKOrNUA S o I . f C I Ó X

Consideremos el primero y segundo círculo principal (Am'M'Ao...)


y (Bo'no»"'o^-) ^^ la elipse (O) y késta como engendrada por el punto
de intersecíiún M de las rectas m'jM, M'M, respectivamente paralelas al
mayor y menor eje 1/trazadas por los puntos nég, M', en que una recta
OM que gira alrededor del punto O, corta á estos dos círculos princi-
palé».
Ahora, estos dos círculos, cortando á MI' y mq en los puntos m\ y
M' con respecto á ÜM, se tendrá la recta Om simétrica de OM'; y las
rectas m„ni, m'm trazadas por los puntos de intersección m„, rn de
aquella recta con estos círculos, se cortarán en el punto m que será
evidentemente el punto de contacto de la elipse (O) con el lado TT'
de su cuadrado circunscripto.
Según esto, las rectas Om' y SoM, iguales á a serán también iso-
clínicas con relación á los ejes, y se tendrá
Om(,=S(,m=¿

O Kste leorom» «e de>mti«!ttrs Hmluíii «lompntiilinpnip.


EL pnOGHESO MATEMÁTICO 147

Entonces, cuando los oxtremos So, S',, del segmento S„S'(|resbalan


Hobre los ejes OA y OB, el punto m describirá la elipse (O), y el pun-
to M describirá otra elipse (o) que tendrá por ejes mayor y menor las
maf^nitudes 2ÜAo = 2a y 2üHo=26. Cuando esto segmento quede re-
ducido á confundirse con el segmento SS', el punto M coincidirá con
Mo, punto de contacto de esta nueva elipse con la recta TT' y simí'!-
trico del punto m con respecto á OM.
De esto resulta que los puntos M„, M, m' pertenecen á xna hipérbola
equilátera que tiene por eje transverso y no transverso los segmentos
MMa y M,M31/ por asíntotas la direceión de los ejes de la elipse (O) ú {o).
Así, siendo q^'nj pm las coordenadas del punto m, se tendrá
UW—mq^yWp ^-pO.pT (o)
da donde resulta que el círculo (Tm';n',,0) descrito sobro OT como
diámetro, cortando á M.M en los puntos m y JM^' dará las rectas pm' y
q\m'g equipolentes á PM que determinarán sobre la recta TT' los
puntosOTy Mj en que esta recta toca á las elipses O y (o).
El punto m puede igualmente considerarse como una solución del
problema siguiente:
Dadas tres rectas cualesquiera TT,, T'T',, TT' ;/ un punto M, trazar
por este punto una transversal Mm, de modo que el segmento MS', rom-
prendido entre este mismo punto y la primera recta sea igual al segmento
S„>/i comprendido entre las otras dos rectas.
l'ara resolver este problema, tracemos por el punto M la recta Z'
paralela á la recta TT', y los triángulos semejantes S^Mt, y S„mT
darán
Mt, _ MS„^ , _M0 a
uiT »NS,, mT f> CIJ

y los triángulos semejantes S'„M-'| y S'„))tT' d aran


mT' _ «iS'o mT' a
(7)
'''' h
do donde Mo'^ mT.mT (H)
Según esto, tracemos la recta v ' o ^i'o P^^e por los puntos de in-
teriecoión T„ y -r'o de los dos pares de rectas T,T', M,M¡¡ y TT',, M^M,,
que cortará perpendicularmente en el punto O' á la recta OM, deter-
minando el segmento O'M'—UM; después describamos sobro TT',
como diámetro, ol gírenlo (T,»il>n,N',T'ao'...) que cortará á -^^-'^ en los
puntos M, y N',.
148 KL PROGRESO MATEMÁTICO

El punto de intersección de m de la cuerda n,m<j' de esto círculo


trazada por n, perpendicularmente sobre su diámstro TT' 8er& ol
punto buscado.
La otra cuerda «jM,,' paralela á ésta, y trazada por el punto N',
dará el punto M„ de la elipse (o).
Es fácil ver que, según lo que acabamos de decir, se podrán tam-
bién obtener los puntos m y Mj tomando 0()'=:MM", y después des-
cribiendo un círculo con el centro en O' y con un radio igual á OM',
que cortará á TT' en los puntos buscados.
Una vez determinados así los puntos m y M„ so tendrán los seg-
mentos SS' y SjS'o tales que
S'M=M„S=S',m-MS»=a
y SM=M„S' = S'„M^mS„ = 6
DisrrsioN
Habrá siempre dos soluciones, es decir, dos elipses iguales (O) y
(o) con las direcciones de los ejes invertidas 6 antisina-vialcs, siempre
que el cuadrado MMjMjM, sea interior al cuadrado TT'T,T',.
Si los vértices del primer cuadrado se hallan sobre los lados del
segundo, las dos elipses (O) y (o) se reducen á un círculo, por decirlo
así, doble de centro O y de radio OM.
Esto responde al caso en que los puntos de intersección m\, tn os
MM, con el círculo auxiliar (Ow'jw'T...) se confunden en un solo y
mismo punto M, es decir, cuando este círculo sea tangente á MM,.
Si se considera el círculo de centro O' y radio OM", se tendrán
también las dos elipses (O) y (o) 6 un círculo doble, según que aquel
círculo corte en lo.s puntos m y M<, á la recta TT', ó le sea tangente.
En el caso en que los vértices del cuadrado M.MjM^M, se hallen
fuera del cuadrado TT'T,T', no habrá solución, os decir, el círculo
(Oiii',m'T...) no cortará á la recta MM,; lo mismo ocurrirá al círculo
de centro O' y do radio OM" con respecto á la recta TT'.
NOTA

El problema que acabamos de resolver elementalmente puede con-


siderarse oomo un caso particular del siguiente:
Dado» cuatro punto» cnaUsquiera de una cónica ¡/ una tangente, de-
terminar el punto de contacto.
Según esto, los puntos m y M« pueden obtenerse muy fácilmente
por medio de la teoría de la involuoión.
EL PROGRESO MATEMÁTICO 149

En efecto, prolonguemos los pares de lados opuestos MM,, MaM,,


M;,M, MüM, del cuadrilátero MM,M,M3 que en nuestro caso se con-
vierte en un cuadrado, y sean í'„, t; í„, t' respectivamente los dos pa-
res de intersecciones de estos lados con la tangente TT' (lado del
cuadrado dado circunscripto á la cónica buscada).
Así el punto de contacto que se pide m do la elipse (O) será uno
de los puntos dobles do la involución determinada por estos dos pares
de puntos conjugados, quo tendrá por punto central el punto M".
Kl segundo punto doblo M^ corresponderá á la otra elipse (o).
En el caso de la figura, los círculos auxiliares (C) (C) descritos so-
bre los segmentes t„t, t\f' como diámetros se cortarán realmente se-
gún la cuerda eMV=mM'Mo.
Cuando el punto M se halle en la recta TT', los dos círculos auxi-
liares se tocarán en este punto que representará dos puntos dobles ó
de contacto coincidentes; y entonces las dos elipses (O) y (o) se con-
vertirán en un círculo doble de centro O y radio OM, como se ha
visto ya.
Si la cuerda común de los círculos auxiliares se convierto en
ideal, los puntos dobles ó de contacto serán imaginarios y sucederá
lo mismo á las elipses buscadas.

Consideremos las rectas Om^m'^' y Oin\M.'<', que cortan respecti-


vamente al oírciilo ('o»' ) do centro O y de radio igual áii-|-6 en los
pares de puntos »,, »',; «, u,; así como las perpendiculares ÜN, y On,
á estas dos rectas y quo cortan respectivamente al círculo (N,n,...) de
centro O y de radio igual á a -h en los pares de puntos N,, N',; n,, n',.
Las rectas N,n5, n¡m<:' y am, serán las normales en los puntos M, m
y m^ de la elipse (O); y los triángulos OM», '/»() serán simétricamente
iguales, así como los triángulos OMN,, n,mO.
Ahora vamos también á determinar elementalmente en función
do los semi-ejes a y ¿ de la elipse (O) las coordenadas de puntos cua-
lesquiera de la (¡gura, asi como la magnitud ó inclinación de ciertas
rectas que juzgamos dignas de considerar.
Siendo las coordenadas del punto M
ü P ^ P M = . . ^ y , = ^,f*^- (9)

80 tiene ÜM== v'ü --7^===^ (10)


150 EL PIIO(;RI-;SO "MATKMÁTICO

y los triángulos rectángulos Üpm y pmü^ dan, para las coordenadas


dol punto m
Op-a-^-^ ^ , (11)

y ;,Hi=y.. = - __— (12)


^ a-j-6-

- « .,- Í13)

tfrmOA= , (U)
a'
Los triángulos semejantes NM«„ M^m\ dan

NM=^':~.M. 6 X M ^ A V / ^ ; (15)

y on virtud do la relación

se tiene N ' ^ I - ^ V "Ü'^Í ^'''^


y por consiguiente

Para determinar los segmentos ON, ON', se puedo recurrir á los


triángulos semejantes gMN', ONN', PMN que dan
N'\ b c*

En virtud de las relaciones precedentes, se tiene también

NP=íH', = . 0 P - ()X = -*- - ,4tTf- *^^'


RL l'nOallKSO MATEMÁTICO 151

íN'=«P=ON'- Oí =^ - 1 - , 4 m - ^21)

Igualmente OH' = 0 « / + Í H ' , = —v'Jíqrp (22)

y ()H=OP+PH = y v^ífqrA^ (23)

Siendo el ánírulo PMN igual al ángulo pOm., 6 m();>, se tiene para


la normal MNN"
tg MNA = ~ (24)

Para obtener las coordenadas de los puntos <s y <J' 6 de los cen-
tros itistantineos de rotaci(5n de loa segmentos SS' y S^S'^, considere-
mos los dos pares do triángulos rectángulos semejantes ÜSS' y QMS'
ct üSoS'o, P^oM, que darán para el punto '

( ) S - . S ' . - ^ 3 = fc- ™ (25)

y <»S' = S ' - . V , = a = ^ ^ " ¿ ^ - (20)


y para el punto o'.
üSo = S'„»'-.r,-V3 y ()S'., = Soa=?/*=.r„
Las coordenadas de los puntos N, y n,, centros instantáneos de
rotación de los segmentos g^gg #*' pueden obtenerse por la compara-
ción de los dos pares de triángulos rectángulos semejantes ()»g«'„
qiAg't y Oí»', </'M,«' que dan para el punto N,

0.,=.'.N.=x,=6--^l^. (27)

y Oí'„=«oN,-y» = - a - - 7 . ^ . í ~ - (28)
y pasa el punto n,
0«=:s'n,=3r,,==,v., y ()»'=»H,=.v„——.r.,
Los triánguloB semejantes ))mH„ OMS, dan
152 EL PROGIiESO HATEMÍTICO

nm = 4 - • OM ó nmV -1 , ^ (29)

y se tendrá igualmente

n Hi = ~ = v a —1;;^,^==- Í30)

y por consiguiente

n n = v^ 2 --;-•- - -. - (31)

El triángulo rectángulo 0«n' siendo isósceles, da

ü« = - , _c-_ - (32) y 0«' - - - - . . ^ = = - (33)

Para la perpendicular Ov bajada desdo O sobre la normal mn^' se


tendrá
nu' \ é
Ov= = —^ (34)

So obtendrá lambi«5n

vp = j»T = pm = y , y </j)(' = T'</j = PO = — x.

Según las relaciones ya obtenidas, se tendrá

tg O S S ' - t g SOj = lg N,()^ = tg ÜM'» = y )


(35)
t í r ( ) S , S > t g S « 0 » = t g »»,0*=fg O v ' o - x \

Luego las rectas AB, TH',, S„S'o, TH serán paralelas entre sí.
Es fácil ver que los ángulos SMm„ m,()», S„M«'o, N,f)»' son reotos.
Los puntos ' y N¡ son dos de los ocho punios desde los que se pueden
tratar d la elipse (O) dos normales oM, cm¡ y N,M, N,m que pasan
por un vértice M de su cuadrado inscripto y por dos puntos de contacto
m^y xa de dos lados opuestos de su cuadrado circunscripto.
La tangente HM áesta, elipse corta ú los lados opuestos TT', T , ! ' , en los
puntos r. yn^ por lo» cuales pasan las rectas O'' y On, respectivamente
perpendiculares á las rectas ON,yO',como la figura muestra fácilmente.
EL PROGRESO MATEMATICO 153

Considerando eL trapecio isóBceles OMmN,, se tiene

Análogamente ei trapecio isósceles OM'«tj da

w.'^v'a ,/^^ (37)


Los triángulos rectángulos iguales N,Oj'y H ' , 0 ' dan

de donde n',<j=N,(7' ^T',T


Según esto, resulta mN,=T',T-OM
^ « wi2<T=T',T+M0
lo (jne da también los valores (36) y (37).
Así, los segmentos N,m, om, de las nonnales d la elipse (O) traza ¡os
desde N, ?/ a ven respectivamente iguales al lado del cuadrado circunscrip •
to menos ó nvls la sevii'diagonal del cuadrado inscripto.
Representando por r el punto de intersección del diámetro m, Oiiij
con la normal MN en los extremos M do su diámetro conjugado MM^,
se tendrá

Las coordenadas del punto r serán


a^lic* ah^c^ . . . ...
' ' " (a*+ft') VS^+P ' yi=-
' - T-rm^-rTrFra-
(«'+6') V S Í f P (40 y 41)
Según el signo del radical, se tendrán los valores de las coordena-
das de cuatro puntos tales como r,, de donde se pueden fácilmente tra-
zar normales á la elipse (O), y cuya tangente de su inclinación con
a'
respecto al eje mayor es .,
164 ICL PROGRESO lUTBMÁTlOO
I - I - • • — - - " — ' '

Sea R, el ponto de inteneeoión de la normal MN, oon la diagonal


M,M, del cuadrado inscripto, el triángulo MO R, da
R,M = -2Jil = _ | ^ ^ / ^ ! ± * r (42)
Mr (a'+**)' a*+i*

'* ~ (a«+*«) Víi^+V ^ *'• " (a«+*«) V7¡r^ (44 y 46)


Siendo el punto R el oentro de earratora relativo al punto M de la
elipse (O), se tiene N'R-R,N y por oonsigniente, el punto R, podrá
llamarse arUicentro de curvatura de este punto M.
Seg^n esta propiedad, te pvude dtUiñmkiar el centro ie curvatura co'
rreepondietUe d un punto cualquiera ^dela elipee O, dada la norwtal
MN M tete punto y la dirección ie loe ejee OT y OT^no tratando mae que
doe rectas auxíUaret, que en tete cato correeponden al temi'diámetro OM,
que pata por ettemiemo punto U. y d eu eemi-diátnetro ortogonal OlS^n,
Así, designando por r el radio de eurratura RM eorrespondiente
al punto M, se tendrá

Supongamos que dos diámetros rectángulos OM y OM, de la elipse


(O) giran alredor de wi centro O oon nn morimiento continuo, y que
por consiguiente, la normal MN en el punto M se mnere, tí punto R^
vértiee dd Mánflú OMB^ deeertHrd una curva de cuatro rama* que M
puede llamar «I ooAOBiroLnrM DK LOS AHTI— CSHTROS DI CÜBTATURA*
desde la que se trazan fácilmente normales á esta elipse.
En coordenadas rectilíneas esta carra se halla representada por la
ecuación de sexto grado.
(aV+ftV*)' - a»*»c«xV (47)

Las coordenadas del centro de curvatura R serán

(•) LoBlMMnMdapanlaklHrl)*)*-
ViaM U MMUAi «M pt*p«laM M • « • ParUdtoOk L m ^ 7t y m .
EL PKOOKUO MATUNinCd 166

y >.-OH--^--^,^:^^y^, («o,
•{ M designa por p el centro de ourratur» oorreipondiente «I punto m
de U elipse (O)» y traxunos la perpendicular Op, al diámetro Om, cor*
tara á la normal ma en el punto p, tal que se tenga n'f,*»pn.
Esto sentado, el triángulo rectángulo mOp« da

de donde resulta que las coordenadas del punto serán

Designando por y el radio de curvatura mp ea el punto m, se


tendrá
y=nm+n'm~-^>-ÍViyq~^^^^ (68)

Siendo el ángulo p,Oii' igual al ángulo mOA, será también igual al


ángulo AOp, y por consiguiente, el centro de curvi^tura p, será la in*
tersecoión del diámetro ii»|Om, con la normal iwn que en este caso es
su cuerda conjugada, luego:
Lo» eentro» d« curvatura de la elipse (O) relativo» d lo» punto» d»
eontaeto con el cuadrado eircunocr^to ton lo» punto» modio» de la» cuer-
da» nórmale» á »»to» punto» de etta curva; y lo» radio» de curvatura re»-
peetivo» urdn iguale» á la mitad de e»ta» cuerda».
Las coordenadas del centro de curvatura p serán, pues,

Mi^reulo (Tmn'...) 6 (q,) ietcrito toh-e T'n como diámetro paeapor


lMfoco»TyTd«ladip»e{0).
jto efecto,Mtiene (4)7(88) OT.Oii'=>e*
156 BL PROGRESO MATEMÁTICO

HJljUDiS conclusiones sobre la serie ii 'timí ortopnales' ó 'flonoienis' relitim á la elipse iiuscada (0).
Cuando una normal á la cónica (O) se mueve con un movimiento
continuo, sus puntos describen una serie do cónicas synaxiales con
esta y del mismo género, entre las que hay algunas desdo las que se
pueden trazar siempre normales á esta aiismo cónica.
Según esto, estas cónicas así engendradas podrán llamarse cónicas
ortógenas 6 normogenas, cuyos serai-ejes están expresados en función
de los semi-eje de la elipse (O) y do su parámetro X**'. .
La ecuación general de estas cónica es

1(4-0
representando por v y v' los centros de curvatura relativos á los vór-
tices A y A' do la elipse (O), y por u y Jt' los correspondientes á los
vértices B y B', las cónicas normogenas, para K = l y X= oo se redu-
cen á los segmentos rectilíneos

ww' = 2 — (57) y «H'=2--


c» (58)
a b
de los puntos desde los cuales, como se sabe, se pueden trazar fácil-
mente normales & la elipse dada.
Por otra parte, estos puntos serán los centros de los círculos foca-
lea reales de esta elipse, que tienen también el doble contcuto real
con ella.
Si se hace

a-OT==f=-¿r

y tomando el signo superior 6 inferior según que se tenga X>- ó <C1.


Según esto, la ecuación (56) se reduce á
C^ Pu-a IB hipérbola y par&bola nc ohtUneo anUog«m«Dtec4nicM normogeoM del|r^Daro
de ettaa do* cóotcaa.
Ea ana Nota tobrt ¡ai normaUt ¡i Int radiot de cmrtatora de Uu cóntea$ qu« publleftramoa
pronto, eotnramoi «o eata eatadio da una manera general y con el desarrollo que noa pemt'
Uritt onettroa dtbilea esf uenoa.
BL PROGRESO MATEMÁTICO 157

.r«-fy»=(azb*)' (61)
que representa los círculos (Oa) y (ON,) de radios a+b y a—b, y des-
de los que se pueden trazar muy fácilmente normales á la elipse (O).
Veamos ahora si en esta serio do oónioaa hay elipses homotétioas
á la elipse dada (O).
Para esto so debe tener

(i-01. q^V„T
l.a (62)
1 a'
(«3)
X a*-t-¿i«

Llevando estos valores á ia eouaoi(5n (5(3), se obtienen las ecuacio-


nes siguientes de las cónicas buscadas:

".;, + — r —=-1 (64)

() (a^í+ftíjMa'í/'+ftV)-d'V/^c" (05)

í)araX>l y ^ + ^ ^ 1 (66)
para X<I 1.
Como se ve, la ecuación (<)•")) us ia de la olipsu (») de M Fregier,
homolética á la elipse (()).
Los puntos lid, p, p' se hallan sobro esta oónioa normogona, y, por
consiguiente, so tendrá
Op Om.,

Luego, las cuerdas normales á la elipse (O) ó isoclínicaí con relación d


loa ejes de esta curva, tocan á la elipse de il. Fregier; y tus puntos de con'
tacto son los centros de curvatura relativos i los puntos de normalidad de
estas cuerdas.
La ecuación (60) es la de la misma elipse (O).
Haciendo
1 = °' _ «*
X ~ a * - 6 ' ~ •(a«+6»)c* ^^^^
168 EL niOGlUBSO MATEMÁTIOO

en 1« eouaoión (66), resulta

(69)

ó (a«+¿»)«(«*y'+**«^=-a'4' l7Ó)
eouaoidn de la elipse oomun (k), lugar de los pantos de interseooión k
de una normal móvil mn i la elipse (O) oon la diagonal pg^ del rectán*
guio mpOq^ formado por los ejes AA' y BB' de esta curra y por las
coordenadas mg, y mp del punto de normalidad m.
La elipse que tiene por ecuación o
6V+a««««-«V(<i—ft)« (71)

_ (,_í). _ (^,.

pertenece igualmente á la serie normogena.


En efecto, haciendo
JL- * (78)
X ~ fl-f-A

la ecuación (66) se transforma en la ecuación precedente.


Para
í_ *_
(74)

se obtiene la ecuación
y'
- + - ^ 1 (75)
«•_ (a+*)« ^ (a+*)«

ó »V+«««^-a«A«(«+*^ (78)
de otra elipse nonnogfena.
Ahora vamos á rer que existen en este serie de «ónieas normoge»
ñas elipses semejantes á la elipse (O), con los <;e» tnvertídM 6 anti-»ifn-
homóloffo»

(*) TéM•4^rneM«0<Ml¿(K«<nM(t(t;lM«<«l^rl*lre,tl^nB.• tlpwll.J. Koril•^


EL PROGRESO MATBMATICO 169

Par» esto, basta que se tenga

i- - 1 « - Y (77) de donde y = "^ (^8)

Resalta de esto que no existo mas que una sola elipse(«*) en las con*
dieiones estaUeeidas, suya eouaoión es

6
W (^) 6«y'+a'««- ~
e*
(80)
4
EHa «lipte («>) ettari puet enjendrada por el punto medio v ékl teg-
mento nn' determinado por lo» efe* de la «Hpte (O) en una normal móvil
mnn' dettac*rva.
Por otra parto, la üipee (w) »er& también el lugar de lo» centro» de lo»
triángulo» de área máximun intcripto» en la el^^ (O) O
Como se ve, es muy iáoil traaar normales de esto lugar (w) á la elip-
se dada (O).
La eiipH que r«pre»enta el lugar (V) de lo» vértice» de lo» triángulo»
eireunteripto» á una eUpte (O) tale» que la normal á cada punto de eon-
tacto pote por el vértice opueeto^ «e una elipee normogena.
En efecto, su eeuaoidn es

(X,«-»i)i + (X,«-a')« " * ^^^^

donde se ha hecho \*=á'-{-b*+\a*—a*b*+h* ^\ la que comparada


con la ecuación 66 (da)

\ ' ^ m
<*) T M M U « b n oiUds d* U. J Ko«bUr T. I p«(. 17 ndm. 10
(*) VtaM la obr* «itada da M. KeahUr 1.1, pag- M, núm. IS. Hamoi puaito X. n aataa
aeuMioiMi aa lugar da X atandldo i que haoiot ampiaado lambMD eita latra cono parama-
Ira da U aauMtda (H).
160 BL PROGRESO MATEMÁTICO

Tal es el valor de y l^e transforma la eouaoióa (56) en la prece-


dente.
Cuando sobre la normal á una elipte (O) en M $e toma hacia el lado
del centro de curvatura %tna longitud ML igtuU á K vece» el eemi-diámf-
tro conjugado de éste que pasa por M, el lugar del punto L es una elipse
cuya ecuación es O

(b-ka)* ' (a-W)*


Esta elipse es también de la serie normogena.
En efecto, si se hace en la ecuación (5C)
I a—l.b
_=.«___ (85,
se transforma en la ecuación precedente.
En fin, si sobre una normal móvil mnn' á la elipse (O) que encuen-
tra á los ejes AA' y BB' en los puntos n y n' se toma sobre su prolon-
gación el segmento n'm\ equipolente al segmento mn, á partir de
s« encuentro n' con el eje menor BB', el lugar (i*) del punto m', será
una elipse normógena', y desde los puntos de Ma es fácil trazar normales
d la elipse (O).
La ecuación de la elipse (|i) será

ó
ay (^y
A"»'4-oV=a'¿« (86)
que tendrá por semi-eje mayor el radio de curvatura de los vértices
B y B', y por semi-eje menor el radio de cur\'atura en los vértices
A y A'.
OUBSTIÓK 336.
(Véue tomo IV, |(4glD* 8U).
Si por el ortocenlro H de tin triángulo ABC se traza una transversal
cualquiera que encuentra á los lados BC, CA, AB en A', B', C se tiene
en magnitud y signo:
(*) Véua 1* obra citad», t I, p. <iO, oúm. lU.
BL PROGRESO MATEMÁflCO 161

HA' C'B ._ .- HB' A'C . r. . ^ A

HC B'A . A .u
IPC'" • - 0 A - ^ ^ ° ' ^ ' " ' ' " •
{H. Van Áubel).

SoIttOtón p w ti S I . SCHIAPPA MOÜTBIRO (A).

Siendo a, b, c los pies de Iw tres Alturas, del triángulo AHC y Is


transversal CB resulta
HA'.C'B.Afl
C'A'. AB Ha °"

pero eonsiderando los triinguios rectángulos AaB y BaH, se tiene


A a = B a . tg B y Ha=Ba , cot C
HA' P'R
de donde ,im > n = cot B . cot C.
UA t AD

Igualmente del triángulo HHA' j la transversal CA resulta que


HB'^'C .m _
T'B'.BC.HA
pero BA = CA.tgC y ]I¿ = C¿>.cotA;
HB'. A'C
luego A'H'"~Rr' "^ '"^' *'"'

Kn fín, considerando el triángulo CHB' y la transversal AB, se


tiene
HC. B'A. Ce
B'C. CA . He °°
y puesto que
Cc'=Bc tg B y He=Bc. cot B
I. HC'.B'A
resulta 'H'C' CA" *" *"** A oot B
Hl-2 Kl, PROGUKSO MATEMÁTICO

Solución por el SB. BOLLRBTI!I;KT (B.)


Sea H, la intersección de AH y BC. El triángulo AC'H cortado
por la transversal BC, da (tcorenia de Menelao)
HA' G'B AA, , , j ^ , HA' C'B HA,
" C ^ • ~ÁB~ H A r ^ + ^ ^^ ^ " ° ' ^ ' C'A^ ~AB" = Á A ;
Se tiene siempre, salvo el signo, AA,=BA, . t g B , H A , = B A , .
HA
cot C; pero la raz(jn . 7 - ' - = cot B . cot C en valor y signo; porque,
A Al

si uno de los ángulos R, G es obtuso, los puntos H y A están á lado


diferente de A, y por consiguiente, la razón —r-r~ ^^ negativa.
CUESTIÓN 240
(Véase tomo V, pag. lOI.)
Sea P un punto cualquiera tomado en el interior del triángulo ABC.
En el exterior de este triángulo se construyen losparalelogramos BODE,
CAKI, ABML en los cuales los lados CD y BE, AK y CI, BM p AI son
renpeclivamente iguales y paralelis á las rectas AP, BP, CP. Las rectas
ED, IK, LM «it/idettítífrtc/iíc prolongadas forman "u triángulo A'B'C.
También las rectas LK,ME, UI forman el triángulo A ' B ' C .
1.» El exágono KLMGHI vale seis veces el A ABC.
2." P es el centro de gravedad de los A EIL, DKM, A'B'C', A^BT".
;{." Los lados de los^' A'B'C, A ' B ' C son paralelos d loa de ABC é
iguales á los triplos de estos lados.
4." Las rectas AA', BB", C C pasan por los centros X , Y, Z de los
paralelogramos BCD, CAKF, ABML g se cortan un punto J".
5." Las rectas AA', BB', GC se cortan en un punto .1'.
ñ o Los punto J" y J ' dividen la recta GP aditiva y snstractiuamente
en la razón 1: H{Q es el centro de gravedai ABC).

Solución por el SB KLourEi.K (T.)


Unamos el punto P á los vértices del exágono, y designomo.? por
a, h, c los lados del triángulo ABG. Cada uno de ellos pertenece á tren
paralelogramos, á saber:
BGPM, BCIP, BCDB; CALP, CAPD, CAKI; ABPK, ABEP, ABML.
De donde se deducen las igualdades
PM-=H'==ED=--BG=fl;LP-PD=KI (A A: P K - - E ; P = = M L - A l l •.
Kí- 1MIO«RKSO MATliMÁTlGO 163

Las diagonales del exágono son respectivamente paralelas á los


lados del triángulo ABC, se cor-
tan on el punto P y tienen por
valores 2a, 26, 2c. Teniendo los
seis triángulos por vértico co-
mún el punto 1' y por bases los
lados del exágono, son iguales
al triángulo ABC. El exágono
KIMlíDI es, pues, sois veces
mayor que el triángulo AB(/
2." Los t r i á n g u l o s E l ' l ,
ir(J, LPB valen rospoclivamen-
to la niilad do los paralologra-
mos equivalentes PEDÍ, PIKL,
PLM1<;.
l^iiM'nicnlc liis ii'i:ÍM^iil(js Dl'K, KPM, Ml'i) ticiuMi la luisüia área,
puesto (¡uu son la milad de los paralelogramos equivalentes DPKI,
KPML, MPDE.
El i'iinlo I' es. |iiii's, el ci'iiliii IIIÍ gravedad do los triángulos EIL,
DKM. (Jomo se hulla en la iiUerseccidn do las rectas MI, Elv, DIO ros
peclivamente paralelas á los lados do ios triángulos A'B'C', A"B"C"
y los dividen on tres partos iguales, lo mismo sucedo al centro do
gravedad de A'B'C y A"B"n'.
El tercero resulta de lo que [u'ocode.
4." La figura AOA''E es un paraielogramo; la diagonal A A" pasa
por el medio X do CE, centro del paraielogramo BCDIC.
5.» y (i." Los triángulos ABO A"B"C" son directiimento liomote-
ticos, la raZ(5n de liomotocia es 1:.'!.
Las rectas A A', BB', CC que unen dos vértices homólogos concu-
rren en el centro de liomotocia .1'.
Siendo los contros do gravedad G, P dos puntos homólogos do
estos triángulos, están en línea recta con .1' y éste divide á la recta
•ITi 1
QP interiormente en la razón
.ri" " ;Í •
I.lis triángulos AP)C, A"B"C" son homotéticos inversamente. La
ra/iiii (lo liomotocia os 1: íi. Se ve, pues, que las rectas AA", BB", CC",
so curtan en un punto J" situado sobre GP y tal, que divido á esta
recta interiormente on la raz('m 1 : ;i.
164 EL PHOGHüSO MATEMÁTICO.

S o l u o i ó n por U. ELIAS FEIINAKDEZ

Por construcción AC, PC y BM son iguales y paralelas, de modo


que las figuras ACPL y BCPM son paralelogramos. Tambiéo las fi-
guras CBPI y ABPK, CAPÍ) y BAPE son paralelogramos. Üe aquí
resulta que los puntos L y D , E y K , l y M están respectivamente en
las paralelas á los lados AG, AB y BC trazadas por el punto P y ade-
más PL=PD=^AC, PE = PK=-AB, PI = PM=BC.
Por consiguiente, los triángulos LPM, EPD é IPK son iguales al
ABC porquo tienen PUS irt-s a los respectivamente iguales y los

triángulos LPK'.MPE y DPI son iguales al ABC porque tienen dos


lados respectivamente iguales é igual el ángulo por ellos compren-
dido, luego el exágono KLMEDI os igual á seis veces el triángulo
ABC.
Las figuras PEDÍ, PIKL y PLME son paralelogramos, porque las
rectas PI y ED, PL é IK, PE y ML son iguales y paralelas; luego
LD, EK é IM son las medianas del triángulo EIL y P el centro de
gravedad del mismo. Además las rectas PE é ID, PI y LK, PL y ME
son iguales y paralelas.
Los lados del triángulo DKM son las diagonales DK, KM y MD de
de los paralelogramos PDIK,PKLM y PMED; luego MI, DL y KE
son las medianas de dicho triángulo.
EL PROGRESO MATEMÁTICO 165

Siendo P el punto medio de las rectas LD, EK é IM las rectas A'P,


B'P y C'P serán las medianas de A'B'C y pasarán respectivamente
por A", B" y C porque A'MA'I, B'BB"L, C'KC'E son paralelogramos;
luego P es el centro do gravedad de A'B'C y A ' B ' C .
Los lados del triángulo A'B'C son por construcción paralelos á
los del ABC y los del triángulo A ' B ' C , porque son los lados DI, KL
y ME de los paralelogramos PDBÍ, PKLM y PMED prolongados
hasta que so corlen. Considerando los tros paralelogramos B'MPE,
EPID, DPIC tenemos B ' C - 3 B C . Del mismo modo C A ' = 3 C A y
A'B'=3AB. Ahora por medio de los tres paralelogramos .V'EPD,
DPKI é IPKB" tenemos A"B"=3AB y por el mismo procedimiento
B " C = 3 B C y CA"=3CA.
Jlomos dom i.slrado qno las rectas AB y A"í), BC y IV'K, C.\y C"M
son iguales y paralelas, luego las recias AA", B13', OC" pasan por los
plintos medios X, Y, Z de BD, CK y BL. Los triángulos AJ'B v A ' J ' B '
. . , AJ' BJ" AB " 1
son semejantes por consiguiente " j - r ^ = -jr^y- = -^;.jjr = y •
Ahora la recia C C ha de cortar á las AA" y B B ' en puntos tales
que la razón de sus distancias á los A y A", B y B ' sea —; luego CC"
o
pasa por .''.
Los triángulos AJ'B y A'J'B' son semejantes, por consiguiente
. , AJ" BJ^ AB 1 _ . ^^,
tendremos —TJT- = ,,¿,, = —rTTír = TT • La recta CC pasa por J ;
AJ BJ A B 3 f r '
se demuestra como en el caso anterior.
Sea G el centro de gravedad de ABC. La recta BG pasa por el
punto medio Q de AC. Memos dicho que B'B" pasa por el punto me-
dio II de A'C y por consiguiente de KI, luego AQRK es un paralelo-
gramo, de modo que QR es igual y paralela á AK, y por consiguien-
te á BP; luego PBQll es otro paralclogramo y BQ y B'B' son parale-
las. Además, siendo K el punto medio de PB", P B ' = 2 B Q y c o m o
un 2 ,.„ , BG 1 . . B(} BJ"
B G = — ÜQ, tenemos -^-^ = ,-, por consiguiente, - j , ^ , ^ = p ^
J'G 1
luego los triángulos GBJ" y J"B'P son semejantes y -r^rj- = -^, y
J P 3
los puntos P, J ' y G están en línea recta por ser iguales los ángulos
GJ'B y PJ'B".
Los triángulos J'BG y J ' B P ' son iguales, por consiguiente loa
puntos J', U y p están en línea recta y —njy — -pTJr — "r •
Ji JB 3
166 EL PROGRESO MATEMÁTICO

CXTEBTIÓir-250
(V¿ue tomo V, pig. 104 )
Sean A, 13', C los puntos en quz las recias trazadas desde los viTÜces
de un triángulo ABC al punto de Lemoine encuentran á los ladis opues-
tos. Demostrar que las rectas que unen los nudios de los lados á los
medios de AA', BB', CC concurren en el m:dio de la recta de Brocard.
{H. Van Aubfl).

Solución por ol SK KLOMI-KU (T.)

Se sabe que las rectas que unen los medios de los lados de un
triángulo á los medios de las rectas que parten de los vértices á los
lados opuestos y so cortan en un mismo panto K, pasan por un mis-
mo punto S que es el complementario del recíproco ó conju^^ado íso-
lómico de K.
El teorema del Sr Van Aubel es un caso particular de esta prop >-
sición Si K es el punto de Lemoine del triángulo ABC, su conjugado
isotómico es el punto D, centro de homología del triángulo ABC j del
primer triángulo de Brocard El complomentario baricéntrico do este
punto D no es otro que el punto S, medio de la distancia lili' de los
puntos de Brocard.
Solución por el Su. LEMOINE (E).

Sean A, el medio de BC y a el medio de A A'.


Las coordenadas normales de A, son: O, c, ¿, las de a soa: h'*-\-c'^,
ab, ac.
Se deduce de esto que Aja tiene por ecuación
ax (fc* - c«) - hy (b* -f c*) + cz (*' + c«) = O
ecuación que queda satisfecha por las coordenadas
o ( ¿ « - | - 0 , 6(c«-f a«), c{a^-\-b*)
dol medio de la recta de Brocard.

CUXBTIÓN 146
(Véue tomo III, pi«rlaa 391).
Demostrar que
(a+*)=o» [(«+6)''~*+2*(a-f¿)""*-»-...+(n-l)ft""*|+noA"''-f 6*
{Juan J. Duran Loriga).
KL PROGRESO MATEMÁTICO 1H7

Segúa la identidad conocida


m m
- ^ „ =a; -\-yz -\-...-\-y .r+y (1)
x—y
se tendrá

J: ' s=(a+6) -\-b{a-\-b) -\-...-\-b (a-f-h)-\-b


a
de donde

a
+ ft"-'[(a+i)-6]
Dividiendo loa dos miembros por a=(«+¿)—6, resulta (1)

+i(a+i)"-V...+*" •''(a+¿)+i"-'
+

+ft-''
,n-l

a
OUBBTIÓN 231.
(Véaie tomo IV, p&gina 811).
Sf consideran tres parábolas que tocan á dos lados de u» triángulo
dado ABC y que tienen por eje el tercer lado. Los focos de estas curvas
están en la teda de Lemoine de ABC. Calcular los parámetros.
(/. Neuberg.)
S o l u c i ó n p o r «1 SR. SoLLIsIlTItiBkv ( B . )

Sea Oa el foco de la parábola inscripta al ángulo* BAO. Puesto que


la recta AOa forma con cada una de las tangentes AB, AC el ángulo
igual al formado por el eje BO y la otra tangente, la recta AO» es tan-
168 EL PROGRESO MATEMÁTICO

gente en A al otroulo ABC, y el punto Oa es la interaeooión de esta


tangente con BC. Este punto está, pues, en la recta de Lemoine.
Sea P la proyección de Oa sobre \.B; Sa la proyección de P sobre
BC. El punto Sa es el vértice de la parábola. El triángulo rectángulo
OaBPda
Oo S« O. P» , „
-OTB-= OTBÍ = ««"^
Luego designando por pa el semiparámetro de la parábola y supo*
niendo 6 > «r, se tendrá, siendo « el área de ABC,
2<u* 2a'c«8ep*A _ ñé
Pa = 20a B sen» B = ¿i.^» sen» B = a{b*—c») ~ a(A«-<;»)

Ob$ervación. Suponiendo a > A > c, se tiene

*P6 «/»„ CP,

o t r x a T i o i r a s niortTESTA.s
251. Sean A', B', C los medios de los lados del A ABC. Se des-
cribe una hipérbo!a Ha cuyas asíntotas son A'B', A'C y que pasa
por B y C.
Sean Ht, He las hipérbolas análogas con relación á B ó C.
Hallar los puntos de interseoeión de estas curvas dos á dos.
Las potencias de estas hipérbolas son respectivamente ig^kles á

~bc,-ca. -ab.
Calcular las longitudes de los ejes.
(/. Neuhwg).
2 5 2 . Se ooasideran las parábolas Pa, P» > Pe que tienen por
foco un vértice del triángulo ABC y por directriz el lado opuesto
(construir las tangientes comunes k dos de estas parábolas).
(/. Neuberff).

Strac.— Imp. d* C. Ari6«, Caao, SW IM^ÍM.

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