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Foja: 14

Catorce

C.A. de Concepción

Concepción, once de diciembre de dos mil catorce.


VISTO:
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de los considerandos
décimo y décimo primero que se eliminan.
Y SE TIENE EN SU LUGAR ADEMÁS PRESENTE:
PRIMERO: Que don Fabian Luis Padilla Cortes, en nombre y representación
de la demandante doña Ana Haydée Castro Arévalo, ha deducido recurso de apelación
contra la sentencia definitiva de 14 de agosto de 2014, dictada por la Juez de Familia
de Concepción doña María Loreto Pozo Salgado, que no dio lugar a la demanda de
divorcio interpuesta en contra de don Carlos Havernego Peñailillo Sanhueza, toda vez
que en concepto del tribunal, no ha adquirido la convicción de que se haya perdido
entre los conyuges la affectio maritatis, que no se pierde solamente por la ausencia de
intimidad, ya que en este caso, social y familiarmente las partes son reconocidas
como un matrimonio que vive en el mismo domicilio y que se encuentra mal avenido.
Sostiene el apelante, que si bien demandante y demandado contrajeron
matrimonio el 11 de abril de 1980, sin embargo, producto de problemas de
convivencia, se encuentran separados de hecho desde el año 2005, y si bien han
continuado viviendo bajo el mismo techo, se debe única y exclusivamente a que
ninguno de los cónyuges está en condiciones económicas de financiar y arrendar otro
inmueble, puesto que la demandante es dueña de casa y el demandado es pensionado.
Pide que se revoque la resolución de primer grado y se de lugar a la demanda.
Agrega que lo que configura esencialmente el cese de la convivencia, es el cese
efectivo de la affectio maritalis, entendida como la intención continua y perpetua de
ser marido y mujer.
SEGUNDO: Que, atendida la prueba rendida, teniendo en especial
consideración la declaración de los testigos examinados, aportados por la demandante
y el demandado; los documentos rendidos, como el certificado de matrimonio de las
partes, los certificados de nacimiento de los hijos matrimoniales, el oficio a
Carabineros dirigido por la Fiscalía de Concepción, el certificado de residencia del
demandado y la comunicación de la Fiscalía del archivo provisional de denuncia,
apreciadas conforme a las reglas de la sana crítica, considerando la fecha del vínculo
matrimonial que une a las partes, permitió a estos sentenciadores, llegar a las
siguientes conclusiones:
a) De acuerdo al certificado de matrimonio rendido, consta y se acredita que
doña Ana Haydée Castro Arévalo y don Carlos Havernengo Peñailillo Sanhueza,
contrajeron matrimonio el 11 de abril de 1980, inscrito en el Registro de Matrimonio
del Registro Civil de Nacimiento, bajo el número 52 del año 1.980.
b) Que habiendo expuesto en su demanda por la demandante, en cuanto a que el
cese efectivo de la convivencia entre las partes se extiende en forma efectiva e
ininterrumpidamente desde el año 2005 a la fecha, las declaraciones de los testigos,
permiten obtener la convicción de lo afirmado por la demandante.
Doña Liliana Mabel Peñailillo Castro, hija de las partes del juicio, declaró que
efectivamente ellos están casados y están separados prácticamente desde el año 2005,
aún cuando viven en el mismo domicilio de calle Raimundo Morris 1226, Población
Esperanza, en Chiguayante, pero no tienen los recursos para separarse de hogar e ir a
arrendar, porque su madre es dueña de casa y su padre es pensionado. La convivencia
es nula y cuando conversan, es sólo para pelear, ya que se llevan pésimo, al punto que
la testigo, vive en ese domicilio y duerme con su madre, mientras que su padre
duerme en otra pieza, completamente solo, no existiendo relación de pareja o
convivencia entre ellos, los que llevan una vida completamente independiente,
cocinan, duermen, almuerzan, toman once de manera separada y no tienen
comunicación alguna. Agrega que su madre tiene pareja desde hace poco más de un
año y que a su padre no le conoce pareja, pero ha escuchado que ha tenido otra pareja
en algún momento. No comparten las reuniones familiares, el padre sale a compartir
unos minutos y luego se encierra en su pieza, ellos pasan las fiestas en otras partes, y
su padre viaja a Lota. La casa tiene una sola entrada y no hay divisiones toda vez que
las dependencias son comunes, pero cuando su padre sale, deja la pieza cerada con
llave. Agrega que hace unos meses, su madre hizo una denuncia por violencia
intrafamiliar y no tiene conocimiento de una denuncia de su padre, por motivos
similares, el 2013.
Don Carlos Abraham, Peñailillo Castro, hermano de la testigo anterior, e hijo de
las partes en el juicio, también vive en el domicilio de calle Raimundo Morris 1226
Población Esperanza, en Chiguayante y es coincidente con el testimonio de su
hermana Liliana Mabel, señalando que sus padres son casados, pero están separados,
viven en el mismo hogar pero hacen vidas separadas, desde fines del 2005. No tienen
vida de pareja, no duermen juntos, tienen piezas separadas, alimentación separada,
reuniones familiares separadas. Su madre duerme en una habitación con una cama de
dos plazas, con su hermana y un nieto, su papá duerme en otra pieza, la que mantiene
con llave, a la cual nadie acede, la que está separada de la pieza de su madre por unos
5 metros. Ha podido observar que sus padres actúan como si no se conocieran, no
dialogan, no sabe si ellos tienen nuevas parejas, lo ha escuchado pero no lo sabe
realmente. Ninguno de sus padres se ha ido de la casa, por razones monetarias, ya que
no tienen donde arrendar. Tiene conocimiento de una denuncia de violencia
intrafamiliar hará unos dos meses, de su mamá hacia su padre, según sabe por una
amenaza, pero él no fue testigo y sólo escuchó comentarios.
Se trata de dos hijos que viven bajo el mismo techo de sus padres, los que han
apreciado por sus sentidos el animus separationis. Ponderados sus testimonios
conforme a las reglas de la sana crítica, y dentro de ella las máximas de experiencia o
"reglas de la vida", a las que el juzgador consciente o inconscientemente recurre
(GONZALEZ, Joel, “La fundamentación de las sentencias y la sana crítica”, Revista
Chilena de Derecho, vol. 33 Nº 1, p. 100), es un hecho indiscutido que en caso de
desaveniencias matrimoniales, por norma general son los hijos los primeros testigos
de tales conflictos, que a veces con corta edad, deben presenciar discusiones,
desencuentros y actitudes que dan cuenta de relaciones maritales conflictivas y
definitivamente quebradas. Llama la atención a estos sentenciadores, que dos hijos
mayores de edad, ya en la etapa de ser ellos también padres, y en plena vida laboral,
han observado, desde el año 2005, la nula intención de continuar el matrimonio por
parte de sus padres.
TERCERO: Que, como se ha probado, si bien demandante y demandado
habitan en el mismo domicilio, sin embargo, ambos hacen vidas totalmente
separadas, desde hace aproximadamente nueve años a la fecha, lo que se manifiesta
en un comportamiento que da cuenta de la nula intención de continuar siendo
cónyuges, permaneciendo ambos en el domicilio de Raimundo Morris 1226
Población Esperanza, en Chiguayante, por razones estrictamente económicas,
derivadas de la precaria situación que poseen, la demandante como dueña de casa y el
demandado en su calidad de pensionado, lo que les impide irse del lugar, toda vez que
ninguno de ellos cuenta con condiciones económicas para vivir fuera del domicilio.
De lo señalado, se puede concluir que entre ambos cónyuges se ha producido el
cese efectivo de la convivencia, que consiste en el animus separationis, y no
solamente en el corpus separationis, toda vez que la prueba producida da cuenta que
entre demandante y demandado no existe affectio, aunque convivan los esposos bajo
el mismo techo (BARRIENTOS Javier y ALQUÉZAR Aránzazu, “Nuevo derecho
matrimonial chileno”; Lexis Nexis, Segunda Edición, Agosto de 2004, p. 390)
El cese efectivo de la convivencia, como requisito para dar lugar al divorcio, no
necesariamente significa separación de techo, lo fundamental para su determinación
no es el lugar donde residan los cónyuges, sino la existencia, o no, del animus
separationis. Así, bien puede un matrimonio decidir separarse y, por motivos
económicos o por el bien de los hijos, continuar viviendo bajo el mismo techo sin
ánimo de hacer vida marital. (QUINTANILLA, María Soledad. “Aplicación

jurisprudencial de las nuevas causales de terminación del matrimonio” en Revista de

Derecho   de   la   Pontificia   Universidad   Católica   de   Valparaíso   XXXI   ,Valparaíso,

Chile, 2o semestre de 2008, P.275).
En lo que toca decidir para este caso particular, se trata de uno de aquellos, en
los cuales, ambos cónyuges, si bien han manifestado claramente el animus
separationis, sin embargo continúan viviendo bajo el mismo techo, por razones
meramente económicas, y el Tribunal, ha de ponderar esta circunstancia, como una
que no obsta a conceder el divorcio, porque el vivir bajo un mismo techo, constituye
un hecho de carácter económico, que no puede significar una discriminación donde la
ley no tenga aplicación, toda vez que entender lo contrario, sería razonar que la
institución del divorcio sólo es aplicable a quienes tienen los medios necesarios para
abandonar el hogar común, lo que pugna a la igualdad ante la ley. El artículo 1º de la
Constitución Política de la República señala que las personas nacen libres e iguales en
dignidad y derechos. El artículo 19 Nº 2 de la misma carta fundamental indica que la
Constitución asegura a todas las personas la igualdad ante la ley, agregando que en
Chile no hay personas ni grupos privilegiados, agregando en la parte final del
numerando, que ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias.
Por otra parte, es necesario señalar que la autonomía en la elección de pareja,
tiene directa relación con la consideración de afectividad, como factor relevante de la
construcción de una relación interpersonal, de carácter no patrimonial, que deriva en
la existencia del affectio vivo, denominado también affectio maritalis, cuya existencia
se funda en afectos recíprocos entre ambos contrayentes, relevantes para fundar sobre
ello el compromiso matrimonial, de tal forma que es una condición importante para la
existencia del compromiso vincular, de tal modo que “su ausencia, decadencia o
extinción, determinan también la terminación de la voluntad asociativa” (DEL PICÓ,
Jorge. “Evolución y actualidad de la concepción de familia. Una apreciación de la
incidencia positiva de las tendencias dominantes a partir de la reforma del derecho
matrimonial chileno” en Revista Ius et Praxis, Año 17, No 1, 2011, pp. 49-50) Esta I.
Corte, en sentencia dictada en Rol 1724-2007, ha declarado que no es necesario para
el cese de convivencia el corpus separationis, sino la no subsistencia de la affectio,
requisito que caracteriza la intención de no hacer vida en común, todas razones por
las cuales la demanda será acogida..
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 8 número 16, 32, 65 y
66 de la ley 19.968 y artículos 55, 87, 88, 92 y 2 transitorio de la ley 19.947 se
declara:
I.- Que SE REVOCA la sentencia de fecha catorce de agosto de dos mil
catorce, pronunciada por doña María Loreto Pozo Salgado, Juez del Tribunal de
Familia de Concepción, por la cual en lo resolutivo, signado con las letras a) y b), no
hizo lugar a la demanda de divorcio interpuesta por doña Ana Haydée Castro Arévalo
en contra de don Carlos Havernengo Peñailillo Sanhueza y no condenó en costas al
demandado y en su lugar se declara que se acoge la acción de divorcio unilateral por
cese de la convivencia por más de tres años, quedando, en consecuencia, terminado el
matrimonio celebrado entre don Carlos Havernengo Peñailillo Sanhueza y doña Ana
Haydée Castro Arévalo, 11 de abril de 1980, inscrito en el Registro de Matrimonio
del registro Civil de Nacimiento, bajo el número 52 del año 1980; debiendo
practicarse las inscripciones legales.
II.- Que, no se condena en costas al demandado, por haber tenido motivo
plausible para litigar.
Regístrese y devuélvase, en su oportunidad.
Redacción del Abogado Integrante don Waldo Ortega Jarpa.
No firma el Ministro señor Rodrigo Cerda San Martín, no obstante haber
concurrido a la vista de la causa y al acuerdo, por encontrarse con feriado.
Rol N° 475-2014. Familia.

Sra. Esquerré
Sr. Ortega

Pronunciada por la Tercera Sala integrada por los


Ministros señor Rodrigo Cerda San Martín, señora
Matilde Esquerré Pavón y el Abogado Integrante señor
Waldo Ortega Jarpa. No firma el Ministro Sr. Cerda, por
encontrarse con feriado.

GONZALO DÍAZ
GONZÁLEZ
Secretario

En Concepción, a once de diciembre de dos mil


catorce, notifiqué por el Estado Diario la resolución
precedente.

GONZALO DÍAZ
GONZÁLEZ
Secretario

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