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EXPEDICIÓN DE CERTIFICADO MÉDICO FALSO

ARTICULO Nro. 431: EXPEDICIÓN DE CERTIFICADO MÉDICO FALSO

1. TIPO PENAL

La figura delictiva conocida como expedición de certificado médico falso se encuentra recogida en
el tipo penal del artículo 431 del Código Penal, literalmente prescribe:

“El médico que, maliciosamente, expide un certificado falso respecto a la existencia o no


existencia, presente o pasada, de enfermedades físicas o mentales, será reprimido con pena
privativa de libertad no mayor de tres años e inhabilitación de uno a dos años conforme al artículo
36, incisos 1 y 2.

Cuando se haya dado la falsa certificación con el objeto que se admita o interne a una persona en
un hospital para enfermos mentales, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor
de seis años e inhabilitación de dos a cuatro años conforme al artículo 36, incisos 1 y 2.

El que haga uso malicioso de la certificación, según el caso de que se trate, será reprimido con las
mismas penas privativas de libertad”.

2. TIPICIDAD OBJETIVA
2.1 Bien jurídico protegido
Observando en rigor la redacción normativa de la conducta delictiva, se diría que el bien jurídico
protegido de una plataforma colectiva seria la fe pública, en cuanto a la confiabilidad de la sociedad
sobre la veracidad de los certificados médicos que expiden los profesionales de la salud, más de
forma concreta las funciones esenciales de documento cuando ingresa al trafico jurídico, en cuanto
la perpetuidad y la eficacia probatoria, que solo puede advertirse en caso de la tercera modalidad del
injusto, pues sobre todo, en la primera modalidad, no se ha prevista en empleo del documento como
una condición de punición. Mientras que en la segunda modalidad del injusto, si bien no se ha
contemplado de forma literal, que debe emplearse el certificado médico, ello se da por descontado,
pues la intención del agente, es que se admita o interna a una persona en un hospital para enfermos
mentales, entonces para que pueda concretizarse dicho ingreso se requiere necesariamente utilizar el
documento, empero ello no ha sido como elemento de tipicidad objetiva sino como elemento
subjetivo del injusto de naturaleza trascendente.

Analizando lo sostenido, vemos que la primera modalidad se alega a sustantividad material de los
injustos de falsedad material al no exigirse como presupuesto de punición que el certificado médico
deba ser empleado en el trafico jurídico y así provocar un perjuicio de un derecho subjetivo de un
tercero, lo cual no puede deducirse de la tercera modalidad, pues la consumación de la tipología del
injusto se produce de forma totalmente independiente. Por consiguiente la perfección delictiva de la
primera modalidad, toma lugar como mera expresión del certificado médico, convirtiéndolo en un
delito formal despojado en principio de una suficiente sustantividad material. Aspecto, que si se
prevé en la legislación penal argentina como se describe en líneas adelante. En cambio para soler el
medico que da un certificado falso da forma de verdad a una mentira que aún es el caso de no
presentar la posibilidad de un perjuicio, pues más ordinariamente puede darse en beneficio de una
persona, importa una grave violación de sus deberes profesionales, lo que es objeto de
incriminación no es propiamente la infracción de los deberes funcionales ni la verdad como
principio, sino que deberían ser las funciones esenciales que despliega el documento en el trafico
jurídico, respetando así, la homogeneidad y sistematización de los delitos de falsedad documental.

En la legislación comparada, encontramos una figura similar en el artículo 295 de CP argentino, que
dice a la letra lo siguiente: “sufrirá pena de prisión de un mes a un año, el médico que diera por
escrito un certificado falso, concerniente a la existencia o inexistencia, presente o pasada, de
alguna enfermedad o lesión cuando de ello resulte perjuicio. La pena será de uno a cuatro años, si
el falso certificado debiera tener por consecuencia que una persona sana fuera detenida en un
manicomio, lazareto u otro hospital”.

2.2 Sujeto Activo


Conforme las variadas descripciones que se han glosado en los alcances normativos del artículo 431
del CP, se diría que es un delito común, sin embargo dicha afirmación ha de verse relativizada,
cuando de forma expresa en el primer párrafo, se señala que el autor ha de ser un médico, una
condición especial funcional en la persona del agente. Incidiendo en conocer que se trataría de un
tipo penal “mixto”.

Siguiendo lo dicho, tenemos que el autor de la primera y segunda modalidad del injusto solo pueden
ser perpetrados, por aquellos que cuentan con el título profesional de médicos y habilitación del
colegio médico respectivo, dando lugar a una figura especial, donde todos aquellos que no so
cuentan con dicha condición profesional, no podrán ser reputados como autores de esta infracción
delictiva; en el certificado médico el galeno debe colocar su número de inscripción de colegiatura,
aspecto en cuestión, que influye a su vez, en la posibilidad de admitir una autoría mediata –desde
atrás-, quien no tiene la condición de médico, no puede quebrantar el deber función la que exige la
tipicidad objetiva, máxime al tratarse de un deber personalísimo, por lo que inclusive otro médico
no puede ser considerado autor mediato, en el sentido, de quien certifica es el otro médico, donde se
supone que es aquel quien ha realizado las pruebas necesarias y, quien a su vez ha llegado al
diagnóstico de la enfermedad que padece el paciente, admitir la autoría mediata, supondría
identificar un médico que actúa bajo un error de tipo, lo cual es razonable por nosotros, en tanto,
como señalamos, aquel certifica una enfermedad que aquel le consta, otra seria el error en la
identidad del paciente. Sería una total dejadez de los deberes de función, de que el médico certifique
el diagnóstico elaborado por otrogaleno; por tales motivos, lo que sí podría admitirse es una
instigación falsa, sobre una enfermedad inexistente o la inexistencia de una enfermedad que en
realidad padece el paciente.

Dicho lo anterior, la enfermera u otro, que asisten al médico y, colaboran para que este consigne
una información falsa en el certificado médico, solo pueden responder a título de participación
delictiva (complicidad); así, quien sabiendo de que el paciente no padece de una anomalía psíquica
y, aun así permite su ingreso al hospital para enfermos mentales, también los parientes que pagaron,
sobornaron al médico, para que este emita una certificación falsa. Cuando quien emite el
diagnóstico, es una persona que no cuenta con la habilitación profesional como el médico, no puede
responder por esta tipificación penal, pero sí lo hará por ejercicio ilegal de la profesión – artículo
363 del CP, que puede también ir en concurso con la figura de la falsedad genérica, si es que
suplanta la identidad de un médico real y verdadero. Si se trata de un médico de ESSALUD u otro
hospital estatal, puede configurarse también el tipo penal de usurpación de funciones.

En el caso del particular, quien hace uso de la certificación, ha de responder como autor de su
propio injusto, de la modalidad delictiva contenida en el tercer párrafo del artículo en cuestión.

2.3 Sujeto pasivo


Es la sociedad que se ve conmocionada, cuando el médico certifica una enfermedad inexistente o da
cuenta de su no existencia, pese a padecerlo el paciente; no obstante, en el caso de la segunda
modalidad y también la tercera, pueden identificarse a perjudicados directos, como el paciente que
es internado en el hospital para enfermos mentales o la institución que se ve obligada a pagar una
pensión que en verdad no le corresponde al administrado.

2.4 Modalidades típicas


Primer punto a saber, que debe concurrir en todas las modalidades del injusto, es que debe tratarse
de un documento autentico, un certificado que ha sido expedido por un médico habilitado
profesionalmente en el ejercicio de sus funciones; aquel certificado médico que es adulterado por un
tercero, no ingresa al ámbito de protección de la norma, como sostuvimos lo que se presenta no es
una afectación a su autenticidad sino a su veracidad.

a) Expedición de certificado médico falso

Primer punto a saber, es que protagonista de esta modalidad del injusto, sólo lo puede ser el médico
–habilitado para expedir dicho certificado-, dando lugar a una figura especial.

La materialidad típica debe plasmarse en un objeto documental, de forma concreta sobre un


certificado, donde se hace constar la información falsa, respecto a la existencia o no existencia,
presente o pasada de enfermedades físicas o mentales.

En palabras de CREUS, no constituye certificado la historia clínica redactada por el médico para su
uso personal o destinada a ser empleada dentro de un círculo profesional destinado, pero sí puede
serlo la copia de ella cuando contiene falsedades y es entregada o puesta a disposición de un tercero
con la firma del médico que introdujo la falsedad o de otro profesional que la conoce como tal, sin
perjuicio, claro está de que aquel primer supuesto la historia reservada haya sido el medio para
cometer otro delito.

Tampoco estaremos ante la figura delictiva, cuando un médico es llamado por la instancia
jurisdiccional para que emita un informe ilustrativo (pericia) sobre la salud mental del imputado,
pues si en dicho proceder conductivo se aprecia una dolosa falsedad, la tipificación penal se traslada
a la figura contemplada en el artículo 409 del CP.

Por su parte, las enfermedades mentales son aquellas que se ubican en la psique del individuo,
aquellos trastornos de la personalidad anomalías psíquicas, alteración de la consciencia, oligofrenia,
esquizofrenia, epilepsia y otros síndromes mentales, etc.; son las que afectan el discernimiento de la
persona afectando, las funciones psicomotrices del individuo. Enfermedades de esa naturaleza han
de ser refrendas por un psicólogo o un psiquiatra.

Si el certificado médico contiene cualquier otro dato falso que no concierne a esa existencia o
inexistencia, pasa a formar parte de otros delitos, pero extraños a la falsedad documental.

Los certificados son médicos que se proporcionan a una persona para dar certeza de un hecho que le
interesa o de un dato personal que le concierne. En sí mismos no tienen otra misión, y no es poco,
que dar prueba de certeza ante cualquier instancia pública o privada puede ser emitido por
funcionarios públicos o por personas particulares.
Punto importante a saber, es que en la estructuración típica de esta modalidad del injusto no hace
alusión a que la confección de la certificación médica, tenga la idoneidad potencialidad para poder
causar un perjuicio al derecho subjetivo de un tercero, claro está cuando es ingresado al trafico
jurídico, lo que lo alejaría de la sustantividad material caracterizable de los delitos de falsedad
documental, mas no puede perderse de vista, que los médicos no certifican enfermedades a
iniciativa propia, sino a solicitud de los particulares, quienes pretenden obtener algo para darle en
definitiva un uso. Empero, dicha diferencia no puede implicar la posibilidad de causar un perjuicio
al derecho de un tercero, a efectos de dar por consumada la materialidad típica, ella supondría una
lesión al principio de legalidad.

En resumidas cuentas esta modalidad delictiva importa la construcción de un delito formal donde se
adelanta de forma significativa las barreras de intervención del derecho punitivo, tal vez lo
delicadez de este asunto y por la relevancia de los deberes infringidos, tomando en cuenta la
naturaleza de la actividad médica y el rol que dicho profesionales ejercen en la sociedad.
Determinando la no inclusión de la posibilidad de causar un perjuicio al derecho subjetivo de un
tercero como condición objetiva de punibilidad lo cual debe ser aparejado con la fenomenología
fáctica, sobre la cual se desarrolla estas conductas de contenida ilícito.

b) Falsa certificación para ingreso a un hospital para enfermos mentales

Haciendo un vistazo de las tres conductas delictivas observamos que el mayor desvalor del injusto
típico así como el grado de reproche culpable se devela en este comportamiento, pues no solo
estamos hablando de un proceder conductivo que afecta la fepública sino que se identifica una
actitud de lesión a un bien jurídico, nos referimos a la libertad individual, pues si el certificado
médico falso permite que la víctima sea internada en el nosocomio, no cabe duda que dicho interés
jurídico también será objeto de afectación.

Lo anotado, al margen de reconocer que la estructuración típica del tipo legal, no exige para su
consumación, que certificado médico propicie el internamiento del individuo en un hospital para
enfermos mentales, más si, que ese sea el propósito que impulse al agéntela confección del
certificado falsificado. Por siguiente, al advertirse un probable (de alto pronostico) de lesión a la
libertad del comunitario, podría decirse inclusive, que estaríamos antes un bien jurídico
pluriofensivo, por lo que la penalidad de mayor intensidad del articulado, debe recaer sobre este
comportamiento típico, lo cual debe tomar en cuenta el juzgador al momento de determinación e
individualización de la pena. No perdamos de vista que la certificación falsa del médico está
viabilizando el internamiento de una persona sana a un nosocomio para enfermos mentales.
No solo la libertad personal se coloca en franco peligro de afectación sino que con ello, la
inviolabilidad personal y la salud psíquica del individuo quien a pesar de no sufrir una enfermedad
mental grave, es recluido en un nosocomio especializado para el tratamiento de dichos males.

Como se expone en la doctrina nacional, es suficiente que el certificado de haya sido emitido con
esta especifica finalidad, sin que para la aplicación de tal agravante sea requerida la efectiva
admisión o internamiento de la persona en el hospital para enfermos mentales.

Es sabido, que el internamiento de una persona en un hospital para enfermos mentales, solo puede
proceder legalmente ante dos situaciones : primero, cuando los familiares del enfermo, tramitan
ante las instancias sanitarias correspondientes su ingreso al nosocomio especializado en
enfermedades mentales o mediando conforme lo estipulan los artículos 581 ° al 584° de CPC,
donde el inc. 2) del artículo 582° (infine), justamente sobre la actuación del galeno, dispone a la
letra lo siguiente: “A la demanda se acompañara; la certificación medica sobre el estado del
presupuesto interdicto, la que se entiende expedida bajo juramento o promesa de veracidad,
debiendo ser ratificada en la audiencia respectiva.

Segundo, instado un procedimiento penal, por la presunta comisión de un delito, al haberse


comprobado que el agente es autor y/o participe de dicho evento criminoso y, que al momento de
comisión, se encontraba padeciendo de una anomalía psíquica o sufría de una grave alteración de la
conciencia, el juzgador está legalmente legitimado, para imponer una medida de seguridad de
internamiento, con fines terapéuticos o de custodia, con arreglo a lo previsto en el artículo 74° del
CP.

Conforme lo descrito, según la primera alternativa, podría deducirse la responsabilidad penal del
médico, siguiendo la resolución dogmática- por un concurso real de delitos, por la figura delictiva
contenida en el artículo 31° del CP, en concurso con el de falso testimonio en juicio, siempre que
acredite la falsedad de la certificación médica, mientras, que en el segundo supuesto, la imputación
delictiva solo será por el artículo 409° del CP, no obstante, si es que el medico certifico la condición
mental falsa del imputado, puede también por responder penalmente por el articulado- bajo examen-
.

Aspecto esencial para dar por acreditada la materialidad típica, es que no solo basta con que el
profesional de la salud haya expedido un certificado médico, diagnosticando una enfermedad del
paciente, sino que dicha emisión documental, tiene que haber tomado lugar con el fin de internarlo
en un hospital para enfermos mentales, lo cual no se encuentra abarcado por el dolo del autor, sino
que hace alusión a un elemento subjetivo de naturaleza trascedente, ello quiere decir, de seguro,
que personas interesadas lo hayan solicitado, por lo que en el decurso del procedimiento penal
respectivo, el titular, por lo que en el decuso del procedimiento penal respectivo, el titular del
ejercicio de la acción penal, debe presentarse evidencia de ello, de no ser así , la incriminación ha
de ser desplazable al primer párrafo del articulado.

Cuestión no menos importante, es que el diagnostico (falso), del médico debe referirse a una
anomalía psíquica que suponga una profunda aceleración de la realidad, que el trastorno mental
produzca en el paciente la imposibilidad de conducirse conductivamente conforme a sentido, es
decir, acá el sujeto se muestra totalmente incapaz para ordenar sus movimientos corporales
conforme a un plano estricto de razonabilidad. Entonces, son defectos estructurales que sitúan en la
psique del individuo, que lo anulan totalmente, de proceder conductivamente con arreglo a un
discernimiento, que le permita identificar con toda claridad, lo malo de lo bueno. Ello no aparecerá
necesariamente en aquellos individuos, que aún mantienen un requisito de racionalidad en su
quehacer conductivo, al contar con ciertos intervalos de lucidez, que les permite conducirse
conforme a sentido, a estos se le denomina “imputables relativos”.

No podemos ver esta delictiva, por ende, cuando el diagnostico falso médico se refiere al
padecimiento de una enfermedad mental, que por su grado e intensidad, no requiere que se
interviene al enfermo en un hospital para enfermos mentales.

Acá, el igual que en la modalidad típica anterior, el médico debe ser plenamente consciente, de que
está consignado en el certificado médico que expide, una enfermedad mental que en realidad no
padece el paciente o, que en su defecto, la sufre en una entidad mucho menor, si es que llego a
dicha conclusión por error o merced a su confusión con otras enfermedades (nomentales), que se
producen la misma sintomatología, habrá que negarse la tipicidad subjetiva de la figura en cuestión.

c) uso malicioso de la certificación medica falsa

Sostuvimos en el marco del análisis del primer párrafo del articulado que el galeno que expide la
certificación medica falsa no actúa de mutuo proprio, en el sentido de que su proceder antijurídico
obedece a una iniciativa de un tercero interesado, a menos que se piense que el profesional de la
salud promociona, la venta de certificados médicos. En virtud, se diría en principio que la venta de
certificados (funcionario y/o particular), no habría de un principio penalmente como instigador, sin
embargo, habiendo considerado el legislador de aquel es quién ingresa el certificado médico al
tráfico jurídico, merece político criminalmente una tipificación penal como autor –cuya
consumación toma lugar de forma independiente a la conducta contenida en el primer párrafo-.

Siendo así, es de recibo, que las funciones probatoria que despliega el documento en el trafico
jurídico, en cuanto a la perpetuidad, garantía y eficacia probatoria es que se eran concretamente
afectadas con la materialidad de este injusto, cuya configuración típica es que independientemente a
la contemplada en el primer párrafo del enunciado penal, aunque no se debe dejar de reconocer que
la aparición de esta conducta requiere necesariamente de la concurrencia de comportamiento
antijurídico del médico, pues si este último no confecciona dicho documento, simplemente el
tercero no podrá emplearlo en el trafico jurídico.

Siguiendo el hilo conductor, tenemos que supeditar la punición de la conducta al empleo de la


certificación médica falsa al tráfico jurídico , la potencialidad lesiva de causar un perjuicio es de
alta probabilidad, de que se pueda afectar el derecho subjetivo de un tercero; no hablamos de
cualquier empleo, sino a un uso concretos en especificas relaciones socio-jurídicas, por lo que la
manifestación del perjuicio, si bien no está reglado en la redacción normativa, su procedencia es
una consecuencia de lógica de la propia materialidad típica. Máxime, cuando se ha incluido el
término de la malicia como añadido y complemento del dolo el agente.

Aspecto a saber, es que si lo que ingresa al tráfico jurídico es un certificado médico falso por su
autenticidad, no se dará este delito, pues esta figura requiere indispensablemente que el certificado
médico sea autenticó que haya sido confeccionado y firmado por un médico habilitado para el
ejercicio de la función medica-; empero, se configura el delito contemplado en el artículo 427° del
CP – Falsedad material, al lesionarse es esencia, autenticidad del documento, en este caso de
naturaleza pública.

No obstante lo argumentado, en la ejecutoria contenida en el Exp. N° 5197, se expone lo siguiente:


la comisión del delito y la responsabilidad de la procesada, quedan plenamente acreditados con su
propia declaración instructiva donde refiere que estaba haciendo algo irregular al obtener un
documento falso por las inmediaciones de la entidad hospitalaria, declaración corroborada con la
testimonial del facultativo en la que señala que ni el sello ni la firma son auténticas”.

Entonces, advertimos dos conductas, primero que la del médico que consigna información falsa en
su certificación, acerca del padecimiento o de una enfermedad y, segundo la del tercero interesado,
quien ingresa el documento al trafico jurídico.
Estaríamos ante una falsedad impropia, donde la autoría del agente, está supeditada a que obre con
dolo, es decir, este debe saber que está empleando un certificado médico que contiene información
falsa sobre una enfermedad, que puede tener como el la paciente u otra persona; su desconocimiento
sobre dicha entidad fáctica, hace inviable la afirmación de la tipicidad del delito.

Resulta valedero desde una política criminal omnicomprensiva, no solo penalizar la conducta de
quien elabora la falsedad documental en el caso que nos ocupa el médico-, sino también lo usa, pues
en este último comportamiento es que se manifiesta en toda su magnitud la lesividad de las
falsedades documentales, denostando la posibilidad de causar un perjuicio al derecho subjetivo de
un tercero; v.gr., el trabajador que presenta ante la administración de pensiones, un certificado
médico, en cual consta que padece de invalidez permanente y/o total; así también, para no
responder punitivamente, el imputado que pretende hacerse pasar por un inimputable,
proporcionando ante la instancia jurisdiccional una certificación medica falsa, incidiendo en que
medico deba responder por el segundo párrafo de articula, muy a pesar de advertirse que sea el
propio sujeto que lo usa, quien supuestamente seria perjudicado , en la medida en que esta particular
situación, lo que el médico deba responder por el propio sujeto párrafo del articulado, muy a pesar
de advertirse que sea el propio sujeto que lo usa quien supuestamente seria perjudicado , en la
medida que en esta particular situación, lo que se quiere es evitar ir a una prisión altamente
contaminante y así, optar por una internación hospitalaria de una menor contenido aflictivo; y , si
debemos identificar un agravio directo, sería la administración de justicia, no el imputado,
apareciendo un entrecruzamiento con el delito de inducción a error a funcionario público. Pudiendo
también incurrir en la configuración de falsedad testimonial, en el concurso con el artículo 431° del
CP.

De lo anterior el agente ha de emplear la certificación médica falsa, para la aceleración de actos


jurídicos o presentan solo a ante la administración pública o ante los órganos que administran
justicia en nuestro país.

El aspecto que no compartimos con la lege data es que haya previsto normativamente, que el uso
del certificado médico por parte de agente debe ser malicioso, no sabemos en puridad a que se
refiere con ello el legislador, tal vez, asumiendo el empleo pueda darse mediando una intención
solidaria, fraterna, benéfica, etc. No consideramos dicha finalidad posible, pues quien pretende
emplear la certificación médica en las relaciones socio-jurídicas, lo hace generalmente, motivado
por un propósito ventajoso, lo que implicaba siempre la afectación al derecho de un tercero.
Una dogmática que ajuste a los cánones de una teoría del delito, que delimita de forma coherente
los elementos objetivos de los elementos subjetivos, a requerir únicamente la presencia del dolo en
la esfera anímica del agente, con ciertas excepciones, que pueden ser necesarias, a amen de
garantizar la no penalización de conductas que aún no encierran un mínimo de sustantividad
material. Empero en la presente hipótesis, basta con la identificación el dolo en la persona del autor,
de saber que está empleando en el trafico jurídico una certificación medica que es inveraz en su
contenido, sin necesidad de que se verifique un ánimo malicioso, la maldad, que nos remite a esfera
muy internas del individuo delincuente, propio de un derecho penal de auto. Nos preguntamos, por
lo tanto: ¿Por qué no se incluyó dicha intencionalidad, en el marco normativo de los delitos de
falsedad material y de falsedad ideológica? Simplemente, porque es innecesaria.

Por lo demás, la concurrencia de la conducta maliciosa, es un elemento que debe acreditarlo el


acusador en su teoría del caso, a través de las proposiciones fácticas pertinentes, idóneas y
objetivamente demostrables.

El empleo de esta terminología meta- jurídica, no tiene nada que ver con el dolo, para este
presupuesto basta la consciencia y la voluntad de realización típica, solo que el autor conozca que
está empleando en el trafico jurídico una certificación medica que contiene un diagnostico falso,
que no se ajusta a la verdad de las cosas; la intención los propósitos ulteriores así como la finalidad
que anima al autor la realización de la conducta, son a nuestro parecer indiferentes.

3. TIPICIDAD SUBJETIVA
La acriminación de todas estas figuras delictivas, está condicionada al dolo del agente, conciencia y
voluntad de realización típica; el agente (galeno y/o facultativo de la salud), hace constar una
información falsa en el certificado médico, pese a saber que dicho diagnostico no se corresponde
con la realidad del paciente, e n cuanto a la consignación de una enfermedad inexistente o haciendo
pasar por sano a una persona que padece de del cierto mal en su salud.

El elemento cognitivo ha de abarcar todos los elementos constitutivos del tipo penal, de estar
sentados un diagnostico en un certificado médico y,

Que la enfermedad que afirma padece del paciente es inexistente; por tales motivos, el error en que haya
podido incurrir el profesional de la salud, sea por no haber realizado los exámenes suficientes o llevados
por la opinión de un colega, elimina la tipicidad subjetiva, en tanto la incriminación culposa no se
encuentra contemplada en la literalidad normativa.

A parte del dolo, no se requiere la presencia de una elemento subjetivo de naturaleza trascendente.
En la segunda modalidad del injusto, el dolo cubre el hecho de sentar en un certificado médico, una
enfermedad mental que el paciente no padece o, en su defecto, agravando el cuadro de enfermedad.

Siguiéndolo anotado, vemos, que acá el agente, dirige su proceder antijurídico, con un propósito ulterior:
que se admita o interne a una persona en un hospital para enfermos mentales; definiendo la concurrencia
de un elemento subjetivo de naturaleza trascendente. Si es que el móvil que guio la conducta del médico,
fue únicamente de ridiculizar al individuo, o de hacer pasar como enajenado al paciente, para eximirlo de
responsabilidad, no se dará la tipicidad subjetiva en cuestión: pero, si el agente sabía que al efectuar dicho
diagnóstico, determinaría en la autoridad judicial la decisión de internar al inculpado en un hospital para
enfermos mentales –y así evitar la pena-, si deberá afirmarse la tipicidad subjetivo en cuestión.

En tercer modalidad del injusto. El agente debe obrar necesariamente de forma dolosa, es decir, encamina
su conducta, a emplear una certificación médica, sabiendo que su contenido es falso.

El aspecto cognoscitivo debe recorrer todos los elementos descritos en la tipicidad objetiva, en cuanto a la
naturaleza inveraz del contenido del certificado médico, si es que aquél desconoce dicha propiedad
intelectiva, habremos de admitir un error de tipo, el hombre de atrás que instrumentaliza al hombre de
adelante, donde este último desconoce la falsedad del certificado médico, el primero habrá de responder
como autor mediato.

Aparte del dolo, no se exige en esta variante típica, la concurrencia de un elemento subjetivo de
naturaleza trascendente.

El legislador ha incluido, de forma incorrecta –asumimos-, que el agente que emplea el documento en el
tráfico, ha de obrar maliciosamente, cuando es suficiente con afirmar la tipicidad subjetiva, que el autor
actúe dolosamente: conciencia y voluntad de realización típica; quien usa una certificación médica en el
tráfico jurídico, sabiendo que su contenido es falso, ya se está conduciendo reprochablemente, al incidir
en una conducta que afecta las funciones esenciales del documento, por lo que exigir su presencia, resulta
innecesario y político criminalmente insatisfactorio.

4. TENTATIVA Y CONSUMACIÓN
La perfección delictiva de la primera modalidad del injusto típico, toma lugar cuando el agente,
elabora el certificado médico, haciendo constar una enfermedad que el paciente no aqueja o hace
pasar como sano a una persona enferma; materialidad típica que no requiere para su consumación;
de que el documento ingrese al tráfico jurídico, menos que sea empleado, por un tercero y así
provoque la causación de un perjuicio.
Siendo así, no resulta valedero sostener la admisión de un delito tentado, al consistir en un delito
formal; eso así, la certificación ha de contar con todos sus elementos intrínsecos de validez.

La segunda modalidad del injusto típico hace alusión también a la confección de un certificado
médico. Más no con la particularidad de que: primeo, el galeno ha de hacer constar en el documento
el padecimiento de una enfermedad mental grave que el paciente sea internado en un hospital para
enfermos mentales.

Dicho lo anterior, tenemos que la realización típica toma lugar cuando el médico elabora la
certificación medica cuando, donde hace constar la anomalía psíquica , pero ello debe a ir
aparejando, con datos, que nos evidencia, que confecciona del soporte documental, en tal merced,
ha de identificarse que la certificación tiene como contenido dicha especificación: queda la
gravedad de la enfermedad mental, el paciente debe ser internado en un nosocomio especializado,
teniendo como destinatario a los conductores del hospital. Empero, debe quedar claro, que no
resulta necesario acreditar –efecto de consumación-, que la persona sana o levemente enferma,
llegue a ser atendida en el hospital para enfermos mentales.

La tercera modalidad del injusto requiere para su perfección delictiva del empleo de la
certificación médica en el tráfico jurídico, es decir, no su mera ostentación, sino que de forma
efectiva y concreta lo emplee en concretas relaciones socio-jurídicas, advirtiéndose la posibilidad de
causar un perjuicio del soporte al derecho subjetivo de un tercero. Por consiguiente, no resulta
admisible un delito tentado, pues los actos anteriores no revelan suficiente indicio p de peligrosidad
objetiva, si es que se trata de la elaboración de un certificado médico, imputación delictiva, si es que
tiene que ver con el galeno, de manera que la consumación de esta totalidad típica resulta
independiente de la primera.

5. AGRAVANTES
Se establecen dos agravantes:

a) Cuando el certificado falso tenga como finalidad el internamiento o admisión de una persona
en un hospital para enfermos mentales

El fundamento de esta agravante se encuentra en que con dicho certificado falso puede ponerse en
peligro la libertad ambulatoria o de locomoción de una persona. Es suficiente con que el certificado
haya sido emitido con esta específica finalidad, sin que para la aplicación de tal agravante sea
requerido la efectiva admisión o internamiento de la persona en el hospital para enfermos mentales.
b) Según la calidad del sujeto activo

Es decir, si es funcionario o servidor público y actúa con abuso de su cargo (art. 432 CP).

6. LA PENA
Se establece pena privativa de libertad no mayor de tres años e inhabilitación de uno a dos años (art.
36, 1° y 2° CP).

En el caso de que concurra alguna de las agravantes: si se expide el certificado con el objeto de
admitir o internar a una persona, se reprime

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