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Propuestas de

los autores
clásicos

Sociología
General

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Propuestas de los autores
clásicos en sociología
Posiciones teóricas frente a la sociedad
Dijimos que hay tres autores principales que constituyeron el núcleo de
esta ciencia: Karl Marx, Emile Durkheim y Max Weber. Estos se conocen
como “autores clásicos” de la sociología. La pregunta ahora es:

¿Cuál es la visión de la sociedad que tenían los clásicos?

Figura 1: Los clásicos

Fuente: adaptación propia de https://eapayne.wordpress.com/

¿Quién es quién en esta historieta? Posiblemente, aún no lo sepamos. En


este punto recorreremos la propuesta de cada uno de los clásicos y, al
finalizar, podremos dar la respuesta a esta pregunta.

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Karl Marx
Figura 2: Karl Marx

Fuente: adaptación propia de https://eapayne.wordpress.com/

Dentro del amplio espectro de los sociólogos que toman como inspiración
los trabajos de Karl Marx, se encuentran aquellos que priorizan los
siguientes temas de investigación: la desigualdad, el conflicto, el cambio
social. Dedicaremos esta sección a describir de manera sintética las
principales líneas argumentales del autor.

Karl Marx veía el gran crecimiento económico como producto de la


Revolución Industrial, y que en la sociedad naciente solamente un reducido
número de personas se beneficiaba de aquello.

Como dijimos anteriormente, el nuevo orden social que emerge de las


profundas transformaciones provocadas por la Revolución Industrial es el
objeto de análisis de Marx. Sin embargo, a diferencia de los otros autores,
el objetivo de este pensador era quebrar este nuevo orden social y
reemplazarlo por otro que, según su visión, era más igualitario.

Uno de sus tratados políticos más famosos es el “Manifiesto del Partido


Comunista”, que fue publicado por primera vez en Londres, en 1848 (en
coautoría con Friedrich Engels). En este tratado, cuyo objetivo era la
difusión de las ideas comunistas, los autores postulan que la historia de
todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de
la lucha de clases, una lucha que terminó siempre con la transformación

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revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases
beligerantes.

El manifiesto comunista dice:

La moderna sociedad burguesa que ha salido de entre las


ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las
contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas
clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas
de lucha por otras nuevas. (Marx y Engels, 1848, p. 31).

Según Marx, con el transcurso del tiempo, el capitalismo tendía a


simplificar las contradicciones de clase. Así, toda la sociedad iba
dividiéndose cada vez más en dos grandes campos enemigos, en dos
grandes clases que se enfrentaban directamente: la burguesía y el
proletariado.

La idea central era el conflicto social entre clases sociales: la burguesía y el


proletariado. La burguesía era la clase de los capitalistas, modernos
propietarios de los medios de producción que emplean a trabajadores
asalariados. El proletariado constituía la clase de los trabajadores que,
privados de medios de producción propios, se veían obligados a vender su
fuerza de trabajo para poder sobrevivir. El objetivo del capitalista,
entonces, era obtener beneficios económicos vendiendo los productos a
bajo costo, mientras que los proletarios obtenían un salario a cambio de su
fuerza de trabajo.

Conflicto

Según la perspectiva marxista, existe un conflicto inevitable entre los


capitalistas y los trabajadores, conflicto que tiene sus raíces en el mismo
proceso productivo. Es decir, los capitalistas quieren maximizar sus
beneficios reduciendo el costo de los salarios. Los trabajadores, en cambio,
pretenden que sus salarios sean cada vez más redituables. Pero como el
aumento de salarios implica una reducción de beneficios para los
propietarios, existe un conflicto de intereses. Este conflicto, por lo tanto,
según Marx, solo puede superarse reemplazando el sistema capitalista por
otro socialista.

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El modo de producción: “estructura” y “superestructura”

Una de las ideas clave en el pensamiento de Marx es que la estructura


económica influye en gran medida sobre las otras esferas de la vida social.

Te sugerimos, para profundizar, leer a continuación el “Prólogo a la


Contribución a la Crítica de la Economía Política”, un texto clásico disponible en
http://goo.gl/S11BnQ

El modo de producción es definido por Marx como el modo como los


hombres producen sus medios de vida. Este modo de producción implica
cuestiones materiales e ideológicas, es decir, se erige sobre una estructura
material y una superestructura ideológica.

La estructura material se conforma por las fuerzas productivas y las


relaciones de producción, mientras que en la superestructura ideológica
encontramos las formas de conciencia social y al Estado.

Figura 3: Modo de producción

Fuente: elaboración propia.

Definiremos ahora brevemente cada uno de los componentes que vemos


en el esquema. Como puede observarse, la base de la pirámide
representada está compuesta por los elementos de la estructura
económica. Esto no es casual. Para Marx, los elementos ideológicos no son
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independientes, sino que están estrechamente condicionados por la
estructura material.

Veamos entonces los elementos de esta estructura material.

 Por una parte, las fuerzas productivas son los elementos que están
implicados en el proceso de trabajo: las fuerzas de trabajo, es decir, el
trabajo humano, el trabajo vivo; los objetos de trabajo, que podemos
entender como los recursos, la materia prima; y, finalmente, los medios
de trabajo, como las maquinarias, las herramientas y todo instrumento
que potencie la fuerza de trabajo.
 Por otra parte, las relaciones sociales de producción son las relaciones
sociales que establecen los sujetos para producir, en este caso, bajo un
modelo capitalista. Dentro de las relaciones de producción podemos
mencionar la propiedad (entre los diferentes tipos, la propiedad
privada), la división del trabajo (estrechamente vinculada a la
propiedad) y la cooperación.

Dentro de la superestructura ideológica se incluyen dos elementos:

 Por una parte, las formas de conciencia social, que podemos definir
como ciertas representaciones manifestadas en forma de conciencia
jurídica, moral, religión, arte, ciencia, y que, según Marx, están
condicionadas por las relaciones de desigualdad dadas a nivel
estructural.
 Por otra parte, el Estado, entendido como relaciones jurídico-políticas,
cuyo poder habría sido hegemonizado por la burguesía.

La clase que ejerce el poder material dominante en la


sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual
dominante. La clase que tiene a su disposición los medios
para la producción material dispone con ello, al mismo
tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que
hace que se sometan, al propio tiempo, por término medio,
las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para
producir espiritualmente. (Marx y Engels, 1970, p. 50).

El capitalismo, como sistema económico, de manera inexorable provoca


conflictos entre las clases sociales, y la alienación de los individuos.

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La alienación es una experiencia según la cual los hombres, en vez de
gobernar sus propias vidas y sus propios destinos, se sienten gobernados
por fuerzas ajenas o extrañas a ellos, fuerzas que no controlan y a las que
se someten. Los trabajadores están alienados, no se ven a sí mismos como
hombres libres, sino como una mercancía más que los capitalistas compran
cuando la necesitan y de la que se desentienden cuando no la necesitan.

Para Ritzer (1993), el trabajador industrial está alienado respecto de:

 su trabajo: la gente trabaja para satisfacer sus necesidades económicas


y para realizarse como personas y desarrollar su potencial y cualidades,
pero en la empresa capitalista no hay lugar para la creatividad, sino que
todo está debidamente reglamentado y supervisado: el hombre es
convertido en un esclavo de la máquina;
 los productos de su trabajo: en cuanto que estos no le pertenecen al
trabajador sino al capitalista que ha comprado su tiempo y esfuerzo a
cambio de un salario;
 otros trabajadores: el trabajo expresa la naturaleza humana, pero en las
sociedades capitalistas este deja de ser una experiencia de cooperación
para convertirse en algo puramente competitivo;
 de sí mismo: el capitalismo transforma una actividad que debería
expresar las cualidades esenciales del hombre en una experiencia
tediosa y deshumanizadora.

Bajo este proceso de alienación, difícil es que se tome conciencia de clase.

En este sistema, ¿qué se debe hacer? La legitimidad de la


revolución

Una acción revolucionaria de los trabajadores terminaría destruyendo el


capitalismo.

De acuerdo a la propuesta marxista, después de esta acción revolucionaria


y una vez destruido el capitalismo, devendría un sistema social más
humano e igualitario: el socialismo, según lo denominó Marx. De acuerdo a
sus ideas, la distribución social de la riqueza no debería ser igualitaria, en el
sentido de que todos los individuos reciban los mismo, sino que se basa en
el hecho de que el aporte a lo que colectivo que realice cada individuo se
defina en función de sus posibilidades, mientras que lo que cada individuo
reciba se defina en función de sus necesidades. Así lo explica Marx (1891):

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Cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino
la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los
individuos en todos sus aspectos, crezcan también las
fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales
de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse
totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la
sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual,
según su capacidad; a cada cual según sus necesidades!
(Marx y Engels, 1980, p. 6).

¿Cómo explicar las desigualdades, la fragmentación y los


conflictos sociales?

Una de las críticas fundamentales a estas ideas es que la desigualdad no


solo puede ser económica (planteada en términos de diferencias de clases),
sino que también pueden marcarse desigualdades de género (entre
hombre y mujer) o de etnia (entre razas), etcétera. Sin embargo, según el
argumento de Marx, los conflictos fundamentales son aquellos que se
estructuran en función de la ubicación (de los individuos) en la estructura
económica.

¿Cómo se entienden las estructuras sociales desde este


paradigma?

Quienes se alinean a este paradigma entienden que las estructuras sociales


no favorecen el funcionamiento orgánico armonioso, sino que perpetúan
una distribución desigual de recursos económicos y políticos: reproducen
las desigualdades que marcábamos en el punto anterior.

Preguntémonos, por ejemplo: ¿cuáles son las desigualdades que


observamos hoy entre los países?, ¿y en el interior de cada país?

Pensemos en las instituciones a las que pertenecemos: la universidad, la


comunidad: ¿cuáles son las desigualdades que observamos?

El objetivo de esta forma de concebir la sociología no es solo observar, sino


generar cambios sociales: “los filósofos no han hecho más que interpretar
de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”
(Marx, 1888, p. 1).

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Algunas críticas a esta orientación sociológica

La postura marxista, al destacar las desigualdades y los conflictos sociales,


deja de lado el equilibrio y la paz social.

En la medida en que hay intereses políticos, se deja de lado la investigación


científica. Sin embargo, la respuesta de la sociología marxista es que no se
puede sostener la existencia de una ciencia libre de valores.

Tanto este paradigma como el funcionalismo tienen una orientación


macro; es decir, implican una reflexión sociológica que se sitúa al nivel de
las grandes estructuras sociales. Se pretende así una comprensión global.

Max Weber
Figura 4: Max Weber

Fuente: adaptación propia de https://eapayne.wordpress.com/

Desde el paradigma de este pensador, se afirma que para entender un


contexto social debemos comprender la perspectiva de los individuos que
participan de él. El interés del investigador que se posiciona en este
paradigma no está en analizar la realidad o el modo en que la sociedad
condiciona al individuo, sino en el individuo como actor, en los motivos e
intenciones que le llevan a actuar y el sentido que atribuyen a su acción. La
sociedad, según este paradigma, está configurada a partir de las acciones
de los individuos.

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Max Weber no compartía el enfoque materialista de Marx. Para Weber las
creencias podían transformar la sociedad. Así, la sociedad moderna, es
decir, el capitalismo, no es el resultado de cambios tecnológicos, sino de un
nuevo modo de pensar.

En ese apartado haremos un breve repaso de las principales ideas de Max


Weber (Aron, 1996; Portantiero, 2004; Ritzer, 1993).

Sobre la sociedad

Weber (1922/1992) no clasificaba a las sociedades según el tipo de


tecnología que habían desarrollado, sino que prefería distinguir a las
sociedades a partir de las visiones del mundo que poseían sus miembros.

La Revolución Industrial y el surgimiento del capitalismo significaron el


triunfo de la racionalización. Así, Weber habló de la racionalización del
mundo para describir el cambio histórico de la tradición a la racionalidad
como modelos dominantes del pensamiento. Esta racionalidad implicaba
un desencantamiento del mundo, pues se trataba de un mundo orientado
al cálculo racional, al pensamiento científico, en donde el progreso técnico
debilitaba los vínculos con la tradición y el pasado o las explicaciones
mágicas del mundo.

Así clasificó Weber varios tipos de acción social (1922):

 Acto racional respecto de un fin: el actor concibe claramente un fin y


combina los medios para alcanzarlos. Es el acto de un ingeniero que
quiere construir un puente, por ejemplo.
 Acto racional respecto de un valor: es el caso de una persona que acepta
un duelo. El actor actúa racionalmente al aceptar todos los riesgos de
una acción, no para obtener un resultado particular, sino para
permanecer fiel a una idea que tiene que ver con el honor.
 Acto afectivo o emocional: es el que está dictado por el estado de
conciencia o por el humor del sujeto. Se define la acción no por
referencia a un fin o a un sistema de valores, sino por la reacción
emocional del actor colocado en circunstancias dadas.
 Acto tradicional: el actor no necesita representarse un fin ni concebir un
valor o sentirse agitado por una emoción, sino que obedece a reflejos
afirmados por una prolongada práctica. El actuar es dictado por los
hábitos, las costumbres y las creencias.

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¿El capitalismo es un sistema económico racional?

Para Weber el capitalismo expresa la racionalidad, ya que el capitalista


toma decisiones según el cálculo de costos-beneficios. Para Marx, por el
contrario, dicho sistema es la antítesis de la racionalidad. Podemos
preguntarnos, entonces: ¿se puede decir que es racional un sistema
económico que condena a la pobreza a la mayoría de la población?

¿Cómo surgió el capitalismo, según Weber? Surgió en un determinado


medio social, el del calvinismo. Los calvinistas actuaban según los
parámetros de una disciplina rigurosa y de un modo racional. Quienes
adherían al calvinismo creían en el dogma de la predestinación, según el
cual Dios había escogido a unos hombres para ser salvados y a otros para
asumir el castigo eterno. También pensaban que era imposible conocer la
voluntad de Dios.

Para comprender un poco más esta ética, te invitamos a leer el texto de


Ritzer, quien puntualiza los elementos básicos del calvinismo sobre los
cuales Weber construye la relación con el capitalismo.

El calvinismo constituye la versión del protestantismo que


más le interesaba a Weber. Una de las características del
calvinismo es la idea de que sólo es elegido para la salvación
un pequeño número de personas. El calvinismo implicaba
por ende la idea de predestinación: las personas estaban
predestinadas a estar bien entre las que se salvarían o bien
entre las que se condenarían. No hay nada, ni el individuo, ni
la religión como un todo, que pueda alterar ese destino. De
esta forma, la idea de la predestinación mantiene al
individuo con la duda de si está o no entre los que se
salvarán. Para reducir esta incertidumbre, los calvinistas
desarrollaron la idea de la existencia de signos que indicaban
si una persona se salvaría. Las personas están obligadas a
trabajar con ahínco, porque si son diligentes descubrirán las
señales de salvación. Señales que se encuentran en el éxito
económico. En suma, se insta a los calvinistas a emplearse
en una actividad mundana intensa y a convertirse en
“hombres de vocación”. Sin embargo las acciones aisladas
no son suficientes. El calvinismo, en su condición de ética,
requería un autocontrol y un estilo de vida sistematizado
que llevaba consigo un conjunto integrado de actividades,
sobre todo actividades de negocios. Esto contrasta con el

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ideal cristiano de la Edad Media, según el cual los individuos
deben sencillamente comprometerse, cuando la ocasión lo
exige, en actos aislados para expiar pecados específicos y
para incrementar sus oportunidades de salvación. El Dios del
Calvinismo no demanda a sus creyentes buenas obras
singulares, sino una vida de buenas obras combinadas en un
sistema unificado. (Ritzer, 1992, p. 291).

Ante la muerte de Calvino, para aliviar la angustia, los pastores indicaron lo


siguiente:

1) Era obligación de los creyentes creerse predestinados a la salvación.


Pensar que estaban condenados al castigo era caer en la tentación; por
lo tanto, debían tener la convicción de que habían sido elegidos.
2) Para ganar la salvación, debían trabajar incansablemente en su oficio,
con el fin de ganar la confianza de Dios. Dado que el trabajo era una
forma de agradar a Dios, debía realizarse de modo racional, de forma
meticulosa y sin desperdiciar ningún tipo de recurso, pues de lo
contrario se ofendería al creador. Los frutos del trabajo tampoco se
podían consumir en lujos o placeres, pues eso pertenecía al reino del
pecado; por el contrario, debían reinvertirse para agradar al soberano,
mecanismo que contribuía a sentar las bases del capitalismo.

La epistemología, es decir, la forma de comprender el conocimiento, es en


Weber multicausal; precisamente por eso nunca llegó a decir que este tipo
particular de ética protestante hubiera causado el capitalismo. Más bien,
postuló que la ética protestante fue un factor importante (agregaríamos
que fue sumamente relevante), pero no el único.

Rasgos de la nueva sociedad organizada en función de la racionalización:

1) Surgieron instituciones sociales específicas: en las sociedades primitivas,


la familia era prácticamente el centro de todas las actividades.
Gradualmente, surgieron otras instituciones específicas encargadas de
desarrollar actividades que antes se hacían en el seno familiar: su
aparición fue una estrategia racional que permitió atender las
necesidades humanas de un modo más eficaz.
2) Se crearon organizaciones: escuelas, hospitales, universidades, etcétera.
Weber pensaba que las organizaciones formales eran instrumentos
diseñados a propósito para conseguir determinados fines de la forma
más eficiente posible, la expresión más acabada del triunfo de la
racionalidad. La burocracia transformó la sociedad de la misma manera
que la Revolución Industrial transformó la economía.
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3) Aparecen profesiones y ocupaciones cada vez más especializadas: los
miembros de las sociedades modernas desarrollaban sus actividades en
ámbitos cada vez más especializados.
4) Autodisciplina: en las sociedades modernas se premiaba el esfuerzo y el
mérito personal.
5) Como consecuencia del proceso de racionalización, hubo una mayor
conciencia del tiempo. En el mundo moderno se medía el tiempo y se
planificaban las actividades en horas y minutos.
6) Impersonalidad: hay una separación entre las esferas de la vida privada
(ámbito de las emociones) y las otras esferas de la vida en donde
predominan las relaciones impersonales.

Racionalidad y desencantamiento del mundo

Los problemas que preocupaban a Marx y a Weber eran diferentes. Sin


embargo, Weber planteaba algo parecido a lo que señalamos en Marx
como “alienación”. Según Weber, la sociedad moderna e industrial estaba
neutralizando la dimensión creativa, innovadora de las personas, cuyas
vidas eran cada vez más rutinarias y domesticadas por la burocracia. Por
tratarse de una sociedad racional, la era moderna estaba desencantada,
anquilosada, y los hombres eran dóciles. La organización moderna era un
vasto sistema de reglamentos, procedimientos y ordenanzas que
sofocaban el espíritu humano.

Resulta necesario aquí profundizar sobre el concepto de burocracia. La


burocracia, entendida desde la perspectiva teórica de Weber, no tiene la
connotación negativa que habitualmente le asignamos en nuestra vida
cotidiana. Por el contrario, Weber define a la burocracia como un “tipo
ideal” de organización racional de dominación legal.

Para comprender este concepto, haremos referencia primero a los tipos


ideales de dominación que Weber construye para explicar la forma en la
que resulta posible encontrar obediencia dentro de un grupo en relación
con mandatos específicos. Para encontrar obediencia, resulta necesario,
primero, fomentar la creencia de que el mandato es legítimo.

Weber propone tres tipos de dominación legítima: la de carácter


tradicional, la de carácter carismático y la de carácter racional. La primera
descansa en la creencia en la santidad de las tradiciones; por lo tanto,
aquellos a quienes la tradición designa como jefes adquieren una autoridad
legítima. La segunda forma de dominación se otorga a un jefe o santo en
función de sus actos heroicos, fuera de los comunes. Y la tercera forma de

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dominación es aquella que descansa en la creencia y en la legalidad de
ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los que ejercen la
autoridad.

El tipo más puro de dominación legal es el que se ejerce por medio de un


cuadro administrativo burocrático. La totalidad del cuadro burocrático se
compone de funcionarios individuales que se manejan sobre la base de
estas pautas:

 Los funcionarios se deben a las obligaciones de sus cargos.


 Se respeta una jerarquía administrativa rigurosa.
 Cada cargo exige ciertas competencias por desempeñar.
 La calificación profesional fundamenta el nombramiento del
funcionario.
 El sueldo se gradúa en relación al rango jerárquico y las
responsabilidades.
 La comunicación mantenida es de tipo formal.

Las mencionadas son algunas de las características del tipo ideal de


dominación legal, denominada burocracia, construida por Max Weber. Por
lo tanto, en una burocracia ideal, quienes ejercerían la autoridad serían
aquellos que estuvieran más preparados para ejercer el cargo o mando
para el cual hubieran sido seleccionados. Este tipo de organización era la
que predominaba en la modernidad, no solo en la administración pública,
sino en la mayoría de las organizaciones.

Crítica al paradigma de la acción

Al preguntarse acerca de cómo las personas le dan significado al mundo


que las rodea, el paradigma de la acción busca la comprensión de la
realidad. Sin embargo, se cuestiona que, al enfocarse en esto, se pierden
de vista las estructuras y los condicionamientos que estas ejercen sobre la
acción social.

“La administración burocrática significa: dominación gracias al saber; ésta


representa su carácter racional fundamental y específico” (Weber, 1952, p.
179).

Emile Durkheim
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Emile Durkheim y el funcionalismo

Filiaciones: Augusto Comte (1798-1857), Herbert Spencer (1820-1903),


Emile Durkheim (1858-1917).

Figura 5: Emile Durkheim

Fuente: adaptación propia de https://eapayne.wordpress.com/

A modo de introducción, situaremos el contexto del pensamiento de


Durkheim en el marco del paradigma funcionalista y en relación a otros
pensadores alineados a este. Entre los precursores del paradigma
funcionalista, es menester mencionar a Augusto Comte, cuya preocupación
principal radicaba en encontrar mecanismos de integración social y a
Herbert Spencer, quien fue un estudioso del cuerpo humano y la sociedad
(Macionis y Plummer, 2014).

Spencer sostenía que había fuertes paralelismos entre el organismo


humano y la sociedad: esta última era entendida como un cuerpo social
que, al igual que el cuerpo humano, analizado a partir de conceptos
biológicos, tenía sus partes y funciones. Estos presupuestos sientan las
bases del funcionalismo en el cual se enmarca Durkheim.

Entendiendo de esta forma a la sociedad, Durkheim se preguntaba cómo


esta se mantenía unida. El sociólogo entendía que la sociedad era un
sistema complejo de partes interrelacionadas entre sí, las cuales producían
equilibrio y estabilidad social. Es decir, las estructuras sociales eran
entendidas en términos de funciones sociales para la organización de la
sociedad.

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De acuerdo a este paradigma, la sociedad es un todo comprensible,
ordenado y estable. Por lo tanto, la pregunta básica es cómo funciona la
sociedad, y no cómo cambia.

Este paradigma fue predominante hasta los años 60, cuando empezó a ser
cuestionado fuertemente por la sociología inspirada en los trabajos de
Marx.

Como señala Tiryakian (1988), Emile Durkheim fue la figura decisiva en el


desarrollo de la sociología como disciplina académica, y gracias a sus
esfuerzos fue que esta se convirtió en un hecho social reconocido. Según
Tiryakian, Durkheim tenía dos grandes objetivos entrelazados:

1) Instaurar la sociología como disciplina científica rigurosa: Durkheim


publicó tres libros que, de forma conjunta, funcionaban como un
“manifiesto” de la sociología: De la división del trabajo social (1893),
Las reglas del método sociológico (1895) y El suicidio (1897). Cuando
Durkheim inició su carrera académica, en Francia se desconfiaba mucho
de la nueva ciencia, contraria al individualismo predominante en el
siglo XIX. A pesar de esto, Durkheim se convirtió en uno de los
profesores más respetados.
2) Sentar las bases para la unificación de las ciencias sociales: este
objetivo consistía en forjar la unidad de las ciencias sociales sobre bases
positivistas. La idea era unificar el saber científico, es decir, eliminar las
diferencias metodológicas entre las ciencias naturales y sociales, y
comprender al mundo social como una estructura y organización
factible de ser objeto de la comprensión racional. Así, las ciencias
sociales se ocuparían de convenciones, costumbres, ideales; es decir,
investigarían científicamente la infraestructura normativa de la
sociedad humana. La economía, la historia, el derecho y la religión son
algunos de los espacios en los que se subdivide el conocimiento de lo
social (Tiryakian, 1988).

Tiryakian afirma, a su vez, que podemos agregar un tercer objetivo:


establecer las bases empíricas, racionales y sistemáticas de la moderna
religión civil de la sociedad. Es decir, la sociología relacionada con el trabajo
de Durkheim tiene como objetivo establecer las bases de una ciencia
estabilizadora que descubre una base viable para restaurar el consenso
social y promover la integración (a diferencia del marxismo).

Emile Durkheim fue, como anunciamos, uno de los padres fundadores del
paradigma funcionalista. En términos simples, sus ideas nucleares son la
siguientes: los agregados sociales humanos incluyen unidades
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diferenciadas que son interdependientes; estas unidades pueden consistir
en individuos, familias y estructuras analíticas, como por ejemplo:
categorías de edad y sexo o grupos estamentales más vastos (Moore,
1988). Como señala Moore (1998), entre los sociólogos ha sido habitual
considerar a las sociedades como agregados o sistemas sociales que
incluyen, en carácter de partes o subconjuntos, a otras unidades, sean
concretas o analíticas.

En relación con sus elementos esenciales, Durkheim pensaba que la


sociedad era más que la suma de los individuos que la componían. La
sociedad, desde este punto de vista, tiene una vida y existencia propia que
va más allá de las experiencias personales; es decir, la sociedad existe antes
de que nosotros estemos en el mundo, ejerce su influencia durante toda
nuestra vida y seguirá existiendo aún después de que muramos. Para
explicar esto, Durkheim propuso el concepto de hecho social, que se refiere
a hechos colectivos caracterizados como: supraindividuales, porque están
por encima del individuo, y coercitivos, porque se imponen a este. Según
Durkheim, la sociología debía estudiar estos hechos sociales como cosas y
explicar las causas de un hecho social a partir de otro hecho social.

La afirmación de que los hechos sociales debían ser tratados como “cosas”
causó gran controversia. Sin embargo, Durkheim aclaró que su aseveración
se refería a un postulado metodológico sobre el análisis del mundo social.

El libro El Suicidio fue escrito por Émile Durkheim en el año 1897. Dos son
las particularidades que nos llevan a destacar esta obra y a ofrecértela
como un claro ejemplo del método y perspectiva adoptados por dicho
autor. En primer lugar, el intento de explicar el suicidio a partir de variables
sociales, y no sólo a partir de cuestiones individuales del sujeto, da cuenta
del método sociológico que adopta y emplea: la explicación de un hecho
social a partir de otro u otros hechos sociales. En este caso, Durkheim
explicó el hecho social del suicidio a partir de dos hechos sociales más: la
integración y la regulación. En segundo lugar, para la realización de este
estudio, el sociólogo adoptó la utilización de métodos estadísticos que hoy
nos resultan familiares, pero que no lo eran en la época en la que los
empleó; esto le permitió la medición de las variables que él consideraba
que intervenían en el fenómeno suicidio.

Al hablar de integración, Durkheim se refería a los lazos que unen a los


individuos con la sociedad, lo que también denominamos cohesión social.
Con el término regulación, se refería a la existencia y fuerza de las normas
que regulan el comportamiento de los individuos dentro de una sociedad.

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Según Durkheim, las normas cumplen una función muy importante en la
sociedad, ya que posibilitan establecer un límite a las apetencias
individuales del individuo, las cuales no pueden satisfacerse de modo
infinito.

Únicamente la sociedad, ya directamente y en su totalidad,


ya por mediación de uno de sus órganos, está en
condiciones de desempeñar ese papel moderador. Porque
ella es el único poder moral superior al individuo y cuya
superioridad es aceptada por éste. (Durkheim, 1994, p. 305).

Asimismo, este sociólogo entendía que la integración del individuo, es


decir, los lazos que lo mantienen unido a la sociedad en la que vive,
funcionaban como un marco de contención que le ofrecía a aquel claridad
sobre cuál era su rol, cuáles eran sus obligaciones, y que le daba sentido a
su vida. Por lo tanto, el debilitamiento de cualquiera de estos elementos
(integración y regulación) representaba una perturbación en el orden social
y se constituía en causa que permitía explicar el fenómeno del suicidio. Por
lo tanto, su exceso se constituía en un elemento “patológico”, es decir,
atípico, y posibilitaba la explicación del citado fenómeno (Cristiano, 2005).

Las conclusiones a las que Durkheim arribó mediante su estudio, y que


plasmó en esta obra, nos hablan de diferentes tipologías de suicidios en
función de cuán integrados y cuán regulados se encuentran los individuos
en la sociedad.

1) En cuanto al nivel de integración:

En grupos sociales marcados por un alto nivel de integración, ocurriría


el suicidio altruista: la fuerte pertenencia a un grupo determinado
podría ser causa justificadora del hecho de quitarse la vida. Tal es el
caso, por ejemplo, de los suicidios llevados a cabo por activistas
islámicos, o los cometidos por integrantes de ciertas sectas. La negativa
al suicidio, en estos ejemplos, implicaría el apartamiento del sujeto de
su grupo, quedando así sin la contención que este le ofrece. Cuando,
por el contrario, el nivel de integración es muy bajo, los sujetos no
encuentran cohesión en su grupo, por lo que el lazo que les une a la
sociedad se debilita. En tal caso, “ya no hay nada en que puedan
empeñarse nuestros esfuerzos y tenemos la sensación de que se
pierden en el vacío” (Durkheim, 1994, p. 206). Este tipo de suicidios son
más comunes en sociedades modernas, en donde la familia y la

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religión, que antes funcionaban como instituciones generadoras de
cohesión social, se han debilitado.

2) En cuanto al nivel de regulación:

Dependerá de cuán fuertes sean las normas que regulan a la sociedad.


Recordemos que, según Durkheim, las normas cumplen en la sociedad
la función de alejar al individuo de sus impulsos individuales, al tiempo
que lo distancian de la constante sensación de incertidumbre y de la
angustia que le genera la inacabada sensación de apetencia.

Piensa, a modo de ejercicio, cuánto se simplifica la vida de un individuo cuando


está claro lo que debe hacer y lo que no debe hacer, hasta dónde puede aspirar
y lo que no osará desear.

Para ejemplificar este tipo de suicidio, podríamos preguntarnos qué lleva a


algunas grandes estrellas, que parecen tener todo lo que uno puede
desear, a quitarse la vida. Quizás esta teoría nos ofrezca respuestas.

Finalmente, el suicidio fatalista ocurriría cuando, por el contrario, el nivel


de regulación es excesivo, a tal punto que coarta por completo la libertad
de los individuos. En tal caso, las reglas a las que están sometidos los
individuos resultan demasiado estrictas y causan una sensación de
opresión que no permite al sujeto más que el intento de alejarse de tal
situación. Un ejemplo de este tipo de suicidios está constituido por los
regímenes esclavistas o por los suicidios acontecidos en el marco de
condenas a prisión.

Tabla 1: Tipos de suicidios

Nivel Integración Regulación


Alto Altruista Fatalista
Bajo Egoísta Anómico

Fuente: elaboración propia.

Dicho esto, podemos concluir que, según Durkheim, existen estructuras, es


decir, pautas estables de comportamientos, que deben ser tratadas como
cosas o hechos sociales y que tienen una realidad objetiva por encima de
19
nuestras vidas. Las normas culturales y las creencias religiosas son hechos
sociales.

Si en lugar de ver en ellos [en los suicidios] nada más que


acontecimientos particulares y aislados entre sí, que deben
ser examinados separadamente, consideramos un conjunto
de suicidios ocurridos en una sociedad dada, durante una
unidad de tiempo determinada, comprobaríamos que el
total así obtenido no es una simple suma de unidades
independientes, una mera colección, sino que constituye por
sí mismo un hecho nuevo y sui géneris, que tiene su unidad y
su individualidad y, por consiguiente, su naturaleza propia, y
que, además, esta naturaleza es eminentemente social.
(Durkheim, 1994, p. 51).

Si la sociedad tiene prioridad sobre los individuos, es porque esta tiene


poder para influir en los pensamientos y acciones de aquellos. Al ser más
que la suma de las partes, existe un organismo complejo que tiene sus
orígenes en nuestra vida colectiva.

Puntualizaremos a continuación las ideas principales del funcionalismo y de


Emile Durkheim (Macionis y Plumer, 2014; Portantiero, 2004).

Personalidad: la sociedad en los individuos

La sociedad tiene una existencia aparte de los individuos, está fuera de los
individuos, pero también está dentro; es decir, los miembros de una
sociedad interiorizan y hacen suyos los valores y las normas de esa
sociedad, y organizan sus vidas en consonancia con ellos.

La sociedad, según Durkheim, regula los comportamientos de los


individuos mediante la impresión de una disciplina moral: la sociedad pone
límites y restricciones morales a nuestros deseos.

Modernidad y anomia

Las sociedades modernas imponen menos restricciones sobre los


individuos, pero esto puede producir anomia. Esto ocurre cuando, como
consecuencia de un mayor grado de tolerancia y libertad, los individuos

20
carecen de modelos de referencia útiles sobre los cuales anclar sus
conductas.

Este concepto resulta de utilidad para analizar nuestra realidad actual. Por
ejemplo, cuando un individuo pasa de una situación laboral estable a una
situación de desempleo: el marco regulatorio que antes le contenía
desaparece y el individuo queda en situación de incertidumbre e
inestabilidad.

Para profundizar en las características de la modernidad, te proponemos


leer a Obiols y Di Segni (2006, p. 37), quienes realizan una lograda síntesis
de lo que implica la modernidad.

División del trabajo

En las sociedades preindustriales, la tradición servía para dar estabilidad a


una sociedad y mantenerla unida. Estas sociedades tenían un tipo de
“solidaridad mecánica”, es decir, lazos sociales basados en una visión
común del mundo, una moral común que mantenía unidos a los miembros
de la sociedad. Pero al evolucionar la sociedad se generó un menor grado
de solidaridad mecánica, una conciencia colectiva más frágil. Esto no
implicó que la sociedad se hubiera disuelto, sino que aparecieron otros
mecanismos: mecanismos propios de la solidaridad orgánica, la cual
implicaba lazos y vínculos sociales basados en la especialización y división
del trabajo, que unían a los miembros de la sociedad industrial.

Aunque en esta nueva organización las personas adquirieron


independencia, el industrial continuaba necesitando del agricultor, y el
agricultor del comerciante. Nadie era autosuficiente. La necesidad de
contar con otras personas especializadas en otros saberes creaba lazos de
interdependencia entre los miembros de cada sociedad.

La dimensión fundamental de esta relación estaba en la división del


trabajo, o en la especialización en la producción o la actividad económica.

En comparación con las sociedades tradicionales, cuya cohesión dependía


del consenso moral entre sus miembros, las sociedades modernas se
hicieron viables en función de una interdependencia funcional.

Posteriormente, el funcionalismo se denominó “funcionalismo estructural”


en la teoría sociológica, en referencia a los trabajos del sociólogo
norteamericano Talcott Parsons (1902-1979), pero no avanzaremos sobre

21
este punto para que puedas profundizar por tu cuenta, si te interesa el
tema.

22
Referencias
Aron, R. (1996). Las etapas del pensamiento sociológico. AR: Fausto.

Comte, A. (1965). Discurso sobre el espíritu positivo (trad. de C. Berges). Buenos


Aires, AR: Aguilar.

Cristiano, J. (2005). Emile Durkheim. Sociología y Metodología. En R. von


Sprecher, Teorías Sociológicas. Córdoba, AR: Brujas.

Durheim, E. (1994). El suicidio. Estudio de sociología. Buenos Aires, AR: Ceal.

Giddens, A. (1994). El capitalismo y la moderna teoría social. Barcelona, Es: Labor.

Macionis, J., y Ken, P. (2014). Sociología (4.ta ed.). Madrid, ES: Pearson Prentice
Hall.

Marx, K. (1957). Glosas marginales al programa del Partido Obrero Alemán. En K.


Marx y F. Engels, Obras Escogidas (3 vols.). Moscú, Ru: Progreso.

Marx, K. (1888). Tesis sobre Feuerbach. Recuperado de http://www.marxists.org/

Marx, K., y Engels, F. (2003). El manifiesto comunista. Tesis 11. Buenos Aires, AR:
Grupo Editor.

Moore, W. E. (1988). Funcionalismo. En T. Bottomore y T. Nisbet, Historia del


análisis sociológico. Buenos Aires, AR: Amorrortu.

Portantiero, J. C. (2004). La sociología clásica: Durkheim y Weber. Buenos Aires,


AR: Editores de América Latina.

Ritzer, G. (1993). Teoría Sociológica Clásica. ES: McGraw-Hill.

Tiryakian, E. (1988). Emile Durkheim. En T. Bottomore y T. Nisbet, Historia del


análisis sociológico. Buenos Aires, AR: Amorrortu.

Weber, M. (1992). Economía y Sociedad. Buenos Aires, AR: FSE.

Wright, M. C. (2003). La imaginación sociológica. MX: Fondo de Cultura


Económica.

Acerca de la bibliografía obligatoria que debes abordar en el


Módulo 1:
23
Bauman, Z. (2007). Introducción. La disciplina de la Sociología. En Pensando
sociológicamente (pp. 11-24). Buenos Aires, AR: Nueva Visión. (Se trata de una
introducción a la lógica de pensamiento en la sociología).

Portantiero, J. (1991). El Origen de la Sociología. Los padres fundadores. Buenos


Aires, AR: Centro Editor de América Latina. (En este texto el autor nos habla de los
orígenes de la disciplina y profundiza en los aportes de dos autores clásicos:
Weber y Durkheim, referentes del paradigma de la acción y del funcionalismo,
respectivamente).

Ritzer, G. (1993). Karl Marx. En Teoría sociológica clásica (pp. 165-199). Madrid,
ES: Mc Graw-Hill. (La selección de este capítulo tiene por objeto completar el
abordaje de los tres autores clásicos. Se profundiza el estudio de uno de los
padres fundadores: Marx).

Roitman Rosenmann, M. (2008). Pensar América Latina. En El Desarrollo de la


Sociología Latinoamericana (pp. 31-34). Buenos Aires: CLACSO. (A partir de este
texto, de mayor complejidad, esperamos que puedas comprender que la
sociología, por el contexto de su surgimiento, presenta ciertos sesgos. La
discusión es sobre la especificidad o no de América Latina).

Referencias web:

 Sociology Rocks! (18/05/2012). En https://eapayne.wordpress.com/


Último acceso: 20/01/2015.

 Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. Disponible en:


https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm Último acceso:
20/01/2015.

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