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Las tortugas, que a menudo reciben el nombre de quelonios, son animales que
pertenecen al orden de los reptiles, al igual que las serpientes, los cocodrilos y los
lagartos. Como parte de su clasificación, las tortugas se dividen en dos tipos:
acuáticas y terrestres, y según las investigaciones realizadas, se conoce que estos
animales existen en la tierra desde el período Triásico, o sea, hace unos 220 millones
de atrás (compartían la tierra con los dinosaurios). Si quieres aprender mucho más
sobre estos animales acorazados, te recomendamos que nos sigas leyendo.
Tanto las tortugas marinas como las tortugas terrestres, poseen cualidades comunes
y características de la especie, como por ejemplo su duro caparazón. Esta
formación ósea, fusionada con la columna vertebral, se compone de placas que
van aumentando de tamaño con los años.
En cuanto a los ojos, estos son capaces de distinguir los colores, pero no poseen
una visión muy acertada. El pico de las tortugas, en el caso de las especies marinas,
es de formación dura y puntiaguda, mientras que sus patas anteriores representan
verdaderas aletas para impulsar su movimiento por el agua.
Al poseer un duro caparazón, las tortugas no podrían respirar por medio de su caja
torácica, razón por la cual se valen de sus músculos abdominales que bombean la
faringe, muy similar al movimiento del diafragma en los humanos.
Por otra parte, se conoce que las especies marinas poseen una adaptación que
les permite retener el oxígeno por largos períodos de tiempo, aunque también han
desarrollado otras técnicas. Por ejemplo, algunas tortugas son capaces de
absorber el agua mediante su ano para extraer el oxígeno y conducirlo a los
pulmones.
Además, se ha podido comprobar que estos animales también pueden respirar a
través de su piel, e incluso, de su lengua.
Origen y evolución
Tal ha sido su nivel de adaptación, que solamente acceden a la tierra para colocar
sus huevos. Básicamente, las tortugas marinas prefieren las cuencas oceánicas y
playas tropicales. Con gran frecuencia, son capaces de navegar grandes
distancias para buscar alimento.
No obstante, las tortugas marinas han adoptado otro tipo de dieta, y como tal,
presentan una dieta carnívora y omnívora que incluye peces, moluscos, algas,
esponjas, crustáceos y corales. En algunos casos, se ha podido comprobar que las
tortugas se alimentan además de pulpos pequeños y medusas.
Como rasgo común, cabe destacar que las tortugas poseen un metabolismo de
lenta acción, o sea, que necesitan de largos períodos de tiempo para digerir su
comida adecuadamente. En algunos ambientes desérticos, las tortugas han
desarrollado un rasgo evolutivo que les permite racionar el agua en el interior de su
vejiga.
Los huevos se formarán tras dos semanas, y las hembras realizarán pequeños
agujeros en la tierra (10 centímetros) y colocará allí los huevos, los cuales pueden
ser de cuatro a 100 en dependencia de la especie. En un período entre 70 días y
un año de acuerdo a la especie, las crías eclosionarán y abandonarán el huevo
con un tamaño aproximado de cuatro centímetros.