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Marco teórico
La Motivación Laboral surge por el año de 1700, en el viejo mundo europeo, cuando
los antiguos talleres de artesanos se transformaron en fabricas donde decenas y
centenares de personas producían operando máquinas; los contactos simples y fáciles
entre el artesano y sus auxiliares se complicaron. Había que coordinar innumerables
tareas ejecutadas por un gran número de personas y cada una de ellas pensaba de manera
distinta, empezaron los problemas de baja productividad y desinterés en el trabajo. Surge
como alternativa ante los conflictos, la falta de entendimiento entre las personas, la
desmotivación, la baja productividad y el desinterés, por mencionar algunos; es una
alternativa que logró la mediación entre los intereses patronales y las necesidades o
expectativas de los trabajadores, porque en donde existen varias personas laborando, las
relaciones se complican y hay que emplear la cabeza para reflexionar, decidir y
comunicar. Dorsch (2000), menciona que la motivación es "el trasfondo psíquico e
impulsor que sostiene la fuerza de la acción y señala la dirección a seguir". Los seres
humanos actuamos siguiendo determinados móviles y buscando fines; siempre
obedeciendo a motivaciones de diversos géneros. Podemos decir que la motivación es
considerada como "el conjunto de las razones que explican los actos de un individuo" o
"la explicación del motivo o motivos por los que se hace una acción".
Se puede mencionar que desde 1920 la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
ha luchado por el bienestar del trabajador ya que es una agencia especializada de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), Prevista por el Tratado de Versalles en
1919. Tiene como objetivos principales mejorar las condiciones de trabajo; promover
empleos productivos para el necesario desarrollo social así como mejorar el nivel de vida
de las personas en todo el mundo.
La motivación está constituida por todos los factores capaces de provocar, mantener y
dirigir la conducta hacia un objetivo; es decir, la motivación nos dirige para satisfacer la
necesidad; es a la vez objetivo y acción. Sentirse motivado significa identificarse con el
fin, en caso contrario, sentirse desmotivado representa la perdida del interés y al
significado del objetivo o lo que es lo mismo; la imposibilidad de conseguirlo. La
motivación es el resultado de la interacción del individuo con la situación. Señala Stoner
que los gerentes e investigadores de la administración se han enfrentado al concepto de la
motivación, ya que se tiene asimilada una idea general de lo que éste concepto abarca,
pero cabe hacer hincapié en lo que piensan diversos autores con respecto a este
fenómeno.
“El término motivo se refiere a aquello que impulsa a una persona a actuar de
determinada manera, o que origina una propensión hacia un comportamiento específico.
Este impulso a actuar puede ser provocado por un estímulo externo (proveniente del
entorno) o ser generado internamente. Desde la última perspectiva el término motivación
de asocia con el sistema de cognición de las personas, en el cuál está involucrada la
representación de lo que éstas saben de sí mismas y del ambiente que las rodea”.
(Franklin & Krieger, 2011).
“La motivación del trabajo es el conjunto de fuerzas internas y externas que hacen que
un empleado elija un curso de acción y se conduzca de ciertas maneras. Desde un punto
de vista ideal, estas conductas se dirigirán al logro de una meta organizacional”. La
motivación del trabajo es una combinación compleja de fuerzas psicológicas dentro de
cada persona, y los empleados tienen un interés vital en tres elementos de ella:
“La motivación es un proceso que inicia con una deficiencia fisiológica o psicológica,
o necesidad, la cual activa un comportamiento o tendencia que se dirige a una meta o
incentivo”. Por lo tanto, la clave para comprender el proceso de motivación radica en el
significado de las necesidades, las tendencias y los incentivos, y las relaciones que surgen
entre ellos (Luthans, 2008).
Luthans (2008) sostiene que la gente tiende a desarrollar ciertos impulsos motivadores
como producto del ambiente cultural en que vive, los cuales afectan la forma en que la
gente considera su empleo y enfoca su vida. Gran parte del interés en estos modelos de
motivación se generó a partir de la investigación de David C. McClelland, de la
universidad de Harvard. Este autor desarrolló un esquema de clasificación que subrayaba
tres de los más dominante impulsos y señaló su significado para motivación. Sus estudios
revelaron que los impulsos motivadores de las personas reflejaban los elementos de la
cultura en la que había crecido: su familia, escuela, iglesia y libros. En la mayoría de las
naciones uno o más de los patrones de motivación tendían a estar muy arraigados entre
los trabajadores porque había crecido con antecedentes familiares. La teoría de
McClelland se enfocó en los impulsos de logro, afiliación y poder.
Diversas características definen a los empleados orientados hacia logros. Trabajan más
duro cuando perciben que recibirán el crédito personal por sus esfuerzos cuando el riesgo
de fracaso es solo moderado y cuando reciben una retroalimentación específica sobre su
desempeño anterior. Las personas con alto impulso de logro asumen la responsabilidad
de sus acciones y resultados, controlan su destino, buscan una retroalimentación
periódica y les gusta ser parte de un esfuerzo individual o colectivo para ganar una meta.
Según Newstrom (2007) la gente motivada por el poder puede ser excelente
administradora, si sus impulsos los inclinan a obtener poder institucional y no poder
personal. El poder institucional es la necesidad de influir en la conducta de otros para el
bien de la organización. Las personas con esta necesidad buscan el poder por medios
legítimos y ascienden a puestos de liderazgo mediante un desempeño exitoso, por lo que
son aceptados por otros. Sin embargo, si los impulsos de un empleado lo dirigen a
obtener poder personal, tiende a perder la confianza y respeto de empleados y
compañeros, y se convierte en un líder organizacional fracasado.
equilibrio.
comportamiento.
Lo que se encuentra con más frecuencia en la industria es que, cuando las rutas que
conducen al objetivo de los trabajadores están bloqueadas, ellos normalmente "se rinden".
La moral decae, se reúnen con sus amigos para quejarse y, en algunos casos, toman
venganza arrojando la herramienta (en ocasiones deliberadamente) contra la maquinaria,
u optan por conductas impropias, como forma de reaccionar ante la frustración.
Las normas morales, las leyes, las costumbres, las ideologías y la religión, influyen
también sobre la conducta humana y esas influencias quedan expresadas de distintas
maneras. Tal vez se les acepte e interiorice como deberes, responsabilidades o se las
Sucede que lo que una persona considera como una recompensa importante, otra
persona podría considerarlo como inútil. Por ejemplo, un vaso con agua probablemente
sería más motivador para una persona que ha estado muchas horas caminando en un
desierto con mucho calor, que para alguien que tomó tres bebidas frías en el mismo
desierto. E inclusive tener una recompensa que sea importante para los individuos no es
garantía de que los vaya a motivar. La razón es que la recompensa en sí no motivará a la
persona a menos que sienta que el esfuerzo desplegado le llevará a obtener esa
recompensa. Las personas difieren en la forma en que aprovechan sus oportunidades para
tener éxito en diferentes trabajos. Por ello se podrá ver que una tarea que una persona
podría considerar que le producirá recompensas, quizá sea vista por otra como imposible.
1) El estímulo se activa.
Por otro lado, los grupos informales desarrollan sus propias normas de conducta en lo
productivo y en lo social. Así, resulta inútil tratar de modificar los comportamientos de
sus integrantes, porque muchas veces las sanciones sociales (es decir, el control
sociológico negativo) que el grupo impone a quienes transgreden sus pautas operan con
mayor fuerza que los estímulos o sanciones determinadas por la organización.
Este modelo de gestión motivacional surgió a mediados del siglo XX, como una nueva
teoría basada en la idea de que los seres humanos, al igual que cualquier otro organismo
biológico, trabajaban con más eficacia cuando sus necesidades están satisfechas.
Más tarde y a partir de dicho modelo surgieron los conceptos de trabajo enriquecido y
trabajo ampliado que, en combinación con un estilo de dirección más participativo,
democrático y centrado en el empleado, dio alternativas al estrecho, autoritario y
deshumanizador trabajo generado por la dirección científica y la teoría clásica de la
dirección.
Maslow concibió esta como base en el hecho de que el hombre es una criatura cuyas
necesidades varían a lo largo de la vida. A medida de que el hombre satisface sus
necesidades básicas, otras más sofisticadas ocupan el predominio y determinan sus
comportamientos.
Necesidades primarias
Necesidades secundarias
A medida que las necesidades de cada nivel van siendo satisfechas, las del siguiente
adquieren importancia. Sin embargo, la satisfacción de las necesidades de realización
produce, por su propia naturaleza, una intensificación y diversificación de las necesidades
de” realización de la personalidad”.
Maslow consideró que la mayoría de las personas que conforman las sociedades con
alto nivel de vida tiene a menudo satisfechas sus necesidades de los tres primeros niveles,
sin gran esfuerzo y sin mucho efecto motivacional. Por otro lado, el ser humano nace con
• Las necesidades que impone la realidad se superponen, por lo que una necesidad
en particular puede pertenecer a diferentes categorías de la jerarquía, o incluso a
todas.
• Esta teoría es estática. Las necesidades cambian con el paso del tiempo, en
diferentes situaciones y cuando las personas hacen comparaciones sobre su
satisfacción y la de los demás.
Como elemento positivo debe incluirse que la organización debe permitir el desarrollo
de las personas en la jerarquía, lo cual motivará el desempeño, el liderazgo, el
aprendizaje y la creatividad.
Alderfer sugiere más bien una gama de necesidades que niveles jerárquicos o dos
factores de necesidades predominantes. A diferencia de Maslow y Herzberg, no
argumenta que una necesidad de nivel inferior deba satisfacerse antes de que una
necesidad de nivel superior se vuelva motivadora o que la privación es la única forma de
activar una necesidad. Por ejemplo según la teoría ERC, los antecedentes o el ambiente
cultural de la persona pueden dictar que las necesidades de relación tengan prioridad
sobre las necesidades de existencia insatisfechas y que cuanto más se satisfagan las
necesidades de crecimiento, más aumentará en intensidad. Además la jerarquía de
Maslow sugirió un proceso denominado satisfacción-progresión, en el que una persona
asciende en la jerarquía después de que una necesidad inferior se satisface de manera
rutinaria. El modelo de Alderfer agrega lo que so conoce como frustración-regresión.
Cuando las necesidades de crecimiento de orden superior se reprimen o no se satisfacen
debido a circunstancias personales, fata de habilidad o algún otro factor, el individuo
tiende a regresar a necesidades de orden inferior y sentir esas necesidades con mayor
fuerza. Po ejemplo, esto ocurre cunado una persona no puede subir la escalera
corporativa y se estanca en un empleo trivial. De acuerdo con el modelo ERC de
Víctor H. Vroom desarrolló una teoría de la motivación que reconoce las diferencias
individuales, personas diferentes actúan de manera distinta según la situación en la que se
encuentren. Su teoría se refiere sólo a la “motivación para producir”. De acuerdo con su
análisis, existen tres factores que determinan la motivación para producir en cada
individuo:
Para Vroom está basado en objetivos intermedios y graduales (medios) que conducen
a un objetivo último (fines). De este modo, cuando el individuo busca un resultado
intermedio estará procurando los medios para alcanzar los resultados finales.
Esta teoría de la motivación -desarrollada por los estadounidenses Edward Lawler III
y Lyman Porter- se basa en que no solo el dinero es capaz de estimular el desempeño,
sino que también el compañerismo y la dedicación logran hacerlo. Lawler verificó que el
escaso poder de motivación que tiene el dinero se debe al empleo incorrecto que se hace
de él en casi todas las organizaciones, al mostrar incoherencia en la relación entre éste y
el desempeño. Algunas de estas incongruencias son las siguientes:
El enfoque de Porter y Lawler sostiene que los hombres efectúan elecciones en cuanto
a las conductas que adoptan en determinadas situaciones, y tienden a inclinarse por
aquellas que, desde su punto de vista, traerán como resultado la satisfacción de sus
propias necesidades, valorándolas de antemano.
Esta teoría de las expectativas puede resumirse de la siguiente manera: si las personas
creen que existe relación entre las diferentes formas de remuneración y el desempeño, el
dinero puede ser un excelente motivador. Si a esto se le añade que se apremia más el
desempeño del equipo y el de las jefaturas que el individual, el control sociológico
funcionará de manera positiva e incitará a la eficiencia, Franklin et al. (2011).
Hacia los años sesenta del siglo XX, el psicólogo estadounidense Douglas McGregor
desarrolló una tipología acerca de los supuestos subyacentes de la motivación y el
comportamiento humano en el trato de los gerentes respecto de sus empleados:
1. A los empleados les disgusta trabajar y siempre que sea posible, buscan evitarlo.
2. Como les disgusta trabajar, deben ser reprimidos, controlados o amenazados con
castigo para que lo hagan.
3. Los empleados son renuentes a aceptar las responsabilidades, y buscarán que las
mismas sean asumidas por la dirección formal.
4. La mayoría de los trabajadores coloca la seguridad por encima de todos los demás
factores asociados con el trabajo, y muestran poca ambición.
En contraste con esta visión gerencial negativa acerca de los supuestos subyacentes de
los subordinados, McGregor presentó cuatro premisas positivas, mismas que integran la
teoría Y:
1. Los empleados perciben el trabajar como lago tan natural como jugar o descansar.
Por otro lado, si se permite que los empleados contribuyan a establecer sus objetivos
harán un mayor esfuerzo por cumplirlos. Una gran ventaja de este tipo de participación
estriba en que aumenta la posibilidad de aceptación de la meta: si las personas toman
parte en su establecimiento, será más probable que la acepten (incluso si es difícil) y se
comprometan con ella, la cual no suele ocurrir cuando el jefe asigna los objetivos de
manera arbitraria.
Los programas de reforzamiento pueden ser continuos (un ejemplo son los premios
que reciben los jugadores de futbol cada vez que triunfan en un partido), intermitentes
(como los bonos semestrales que otorgan algunas empresas), o cuando las condiciones
(ganancias) lo permiten (bonos por metas cumplidas o presupuestos alcanzados), Franklin
et al. (2011).
Franklin et al. (2011) sostienen que algunos de motivación son los siguientes:
Es cuando se paga a los empleados con base en alguna medida de su rendimiento. Los
planes de pago a destajo, de incentivos salariales, de reparto de utilidades y los bonos de
pago único son formas de remuneración y motivación basadas en el rendimiento.
En este esquema los empleados dan forma al programa de incentivos con base en
prestaciones adaptables a sus necesidades personales, y seleccionan lagunas opciones o
prestaciones entre varias posibilidades (por ejemplo, planes médicos, planes de ahorro,
seguro de vida, vacaciones más largas, etc.).
La semana laboral corta es una iniciativa concebida con la finalidad de permitir a los
trabajadores más tiempo de esparcimiento para limitar es estrés laboral. Forma más
popular es la de cuatro días de diez horas. Los partidarios argumentan que la semana
laboral corta puede ser positiva para la productividad en casos donde el proceso laboral
requiere bastante tiempo para empezar y terminar.
• Rotación de puestos: esta técnica ofrece una solución para eliminar la sensación
de rutina inherente a ciertos trabajos. Cuando una actividad deja de ser un desafío,
el empleado es rotado a otro puesto, del mismo nivel, que requiere las mismas
habilidades. La ventaja de la rotación de puestos es que disminuye las lesiones y
el aburrimiento, porque diversifica las actividades de los empleados. Además
aumenta la creatividad, el dominio de competencias y el aprendizaje. También
puede originar beneficios indirectos a la organización, pues contar con empleados
que tienen mayor cantidad de habilidades, permite a la administración más
flexibilidad para programar el trabajo, adaptarse a los cambios y cubrir los
puestos vacantes. Sin embargo, también tiene desventajas: cuando se cambia a un
trabajador a un puesto nuevo, los costos de capacitación aumentan y la
productividad disminuye si su eficiencia en el puesto anterior producía economías
a la organización.