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sabiduría, pero antes debemos darle una razón, una explicación a dicha
palabra.
Educación es hacer surgir las cualidades que están dentro del individuo. La
verdadera pedagogía es aquella que despierta el potencial de aprender,
educa sin deformar, informa sin mentir, despierta el alma y las fuerzas
interiores que existen en todos los seres humanos. Una educación que
considere la ética filosófica parte importante de la formación actual llenaría
un espacio que hoy en día nuestros jóvenes encuentran vacío. Ortega y
Gasset opinaba que al progreso intelectual le ha acompañado un retroceso
sentimental; a la cultura de la cabeza, la incultura del corazón.
“Educa a los niños para no tener que castigar a los hombres”, decía
Pitágoras.
La filosofía ha sido considerada, no solo por los antiguos, sino por muchos
contemporáneos, como medicina del alma, porque quizás no otorgue “la
sabiduría”, pero favorece un estado robusto de ánimo para superar las
dificultades que se amontonan frente a nosotros. Y qué mejor aspecto de
esa “medicina” que el buen humor, que nos da el juego, la risa, la alegría.
La mejor manera de aprender es jugando.
Sócrates (469-399 a. C.): “La filosofía es un afán que siente el hombre por
saber de sí mismo” (“Conócete a ti mismo”). “La filosofía es el amor
permanente a la sabiduría y la búsqueda de la verdad de las cosas; pues la
sabiduría misma es patrimonio de los dioses”. “Filosofía es la búsqueda de
la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para
su conducta”.
Aristóteles (384-322 a.C.): “Todo lo que sobre este punto nos proponemos
decir ahora, es que la ciencia que se llama Filosofía es, según la idea que
generalmente se tiene de ella, el estudio de las primeras causas y de los
principios. La filosofía es la ciencia del ser en tanto que ser”.
“Por último; no hay ciencia más digna de estimación que esta; porque debe
estimarse más la divina, y esta lo es en un doble concepto. En efecto, una
ciencia que es principalmente patrimonio de Dios, y que trata de las cosas
divinas, es divina entre todas las ciencias. Pues bien, sólo la filosofía tiene
ese doble carácter. Dios pasa por ser la causa y el principio de todas las
cosas, y Dios sólo, o principalmente al menos, puede poseer una ciencia
semejante. Todas las demás ciencias tienen, es cierto, más relación con
nuestras necesidades que la filosofía, pero ninguna la supera”.
Epicuro (341-270 a. C.): “La filosofía es una actividad que procura con
discursos y razonamientos la vida feliz”.
Hume, David (1711-1776): “La filosofía no es otra cosa que la ciencia del
hombre, en orden al problema del conocimiento”.
“El fin de la filosofía consiste en comprender lo que es. Porque lo que es,
es la razón. Por lo que respecta al individuo, cada cual es, sin más, un hijo
de su tiempo. Así también la filosofía, que comprende el pensamiento de su
tiempo”.
Eucken, Rudolf (1846-1926): “Es necesario que haya una ciencia aparte,
que trate el objeto como un todo, que despeje sobre todo el hecho
fundamental con una claridad plena y procure establecer el contenido de
ese hecho así como la situación de éste por lo que toca al mundo que nos
rodea; esta ciencia es la filosofía”.
Ortega y Gasset, José (1883-1955): “Lo primero que ocurriría decir fuera
definir la filosofía como conocimiento del Universo… Universo es el
vocablo enorme y monolítico que como una vasta y vaga gesticulación
oculta más bien que enuncia este concepto riguroso: todo cuanto hay. Eso
es, por lo pronto, el Universo…”
“Hay, pues, que distinguir estas tres clases de cosas: las que acaso hay en el
Universo, sepámoslo o no; las que creemos erróneamente que hay, pero
que, en verdad, no las hay, y, en fin, aquellas de que podemos estar seguros
que las hay. Estas últimas serán las que, a la par, hay en el Universo y hay
en nuestro conocimiento. Serán, pues, lo que indubitablemente tenemos de
cuanto hay, lo que del Universo nos es incuestionablemente dado- en suma,
los datos del Universo”.