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Los micro cuentistas tienen un rango etario que va desde los 22 años la mayoría, y en
menor número los que tienen más de 50 años, situación que destaca el carácter inclusivo de
esta publicación.
Cinco dibujantes, All Gore de Chillán, Cristián Cano de Buenos Aires, Argentina,
Esteban Morales Calatayud de Arica Chile, Luis Naranjo de Antofagasta, Alex Olivares de
Vallenar, y una ilustradora, Angélica Tapia de Santiago de Chile conforman el conjunto de
seis personas a cargo del material gráfico.
La óptima impresión del diseño de portada sobre fondo obscuro en el que resaltan
personajes siniestros y títulos sugeridos, son anticipo de macabros relatos reunidos en este
primer volumen que provoca su lectura.
Desde los inicios de este milenio, y antes del fin del anterior, hemos asistido a la
eclosión del microrrelato. Es posible señalar con propiedad que ha ido logrando el status que
merece en los estudios literarios, por lo que podemos hablar con soltura de esta nueva
“episteme”, este nuevo conocimiento, este nuevo saber que se enriqueciendo a medida que
se le cultiva más y mejor.
La minificción se caracteriza como tal desde los años 60, con auge en los 70 y los 80, y
desde los 90 hasta nuestros días, estableciéndose el canon del microrrelato junto a la
formalización de la estética pos moderna. Grosso modo, todo lo posmoderno es aquello que
no se puede gobernar con reglas establecidas.
porque el cuento se arma atendiendo leyes estrictas que le dan identidad. La palabra relato es
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más laxa, con una permisividad que le da el mismo lenguaje, esa arma blanca nunca
inocente, como señala Juan Goytisolo. Este autor sostiene que el microrrelato se puede
sostener en la palma de la mano, que tiene vida propia aunque conste de escasas líneas, y
que en éstas, por muy exiguas que sean, pueden abrirse infinidad de mundos.
— Lo mató hace siete años…en cinco palabras han transcurrido casi dos mil
quinientos días desde que alguien, una mujer, en apariencia impune, cometió un
asesinato.
Tenemos también los microrrelatos excéntricos que se alejan del centro establecido
como lo convencional, excéntricos porque son ruptura de los moldes expresivos de su
contenido.
En este ámbito destaca Kai Kai / Ten Ten, un texto reivindicador de identidad
telúrica, de origen.
En un ocaso, de Mattias Tello, apenas con dos líneas de texto. El autor logra la
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