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Toma de lectura

Tercer grado, Educación Secundaria

LA CONDUCTA SEXUAL

La conducta sexual del ser humano no se puede definir como una serie de comportamientos en los
que interviene la sexualidad. Prácticamente en todas las actividades humanas existe un mayor o
menor componente de sexualidad, si se entiende ésta en su sentido más amplio. Sin embargo,
desde un punto de vista más estricto, es lógico considerar la conducta sexual como un conjunto de
comportamientos en los que exite un estímulo o una respuesta sexual determinado.

En el ser humano la conducta sexual es sumamente variable, ya que en ella intervienen factores
genéticos, psicológicos y culturales propios de cada individuo. Posiblemente, la conducta sexual de
un individuo determinado sea el resultado de cierta disposición que está pautada genéticamente,
sobre la que influyen el aprendizaje y los hábitos de la cultura en la que este individuo ha crecido y
se ha educado, y que ha sido moldeada y matizada por las experiencias que el propio sujeto ha ido
experimentando en el terreno sexual y en otros ámbitos de la vida. Así vista, se comprende que la
conducta sexual es una condición muy variable y personal, y que, además, puede experimentar
importantes cambios y enriquecerse con el paso del tiempo.

Muchas personas se muestran ansiosas por saber si su sexualidad, sus tendencias sexuales o su
comportamiento sexual son “normales” o “anormales”. Sin emargo, por las razones antes expuestas,
se puede entender lo difícil que resulta establecer los límites entre los que se puede considerar como
conducta sexual normal o anormal.

Para analizar esta cuestión es importante descartar las consideraciones éticas o morales y centrarse
en criterios científicos. Desde un punto de vista científico, el término “normalidad” hace referencia
exclusiva al hecho de que una variable determinada se repita con una frecuencia relativamente
importante. En las últimas décadas se han realizado numerosos estudios científicos sobre la
sexualidad humana, comparando los hábitos sexualdes entre distintas sociedades y culturas, y entre
los seres humanos y otros animales, contrastando posteriormente los resultados obtenidos.

Los resultados que se han obtenido en estos estudios tampoco son fáciles de interpretar. En primer
lugar, porque un mismo hábito sexual puede ser muy frecuente en otra. Por otra parte, no es fácil
saber si ciertos hábitos sexuales que son mal vistos por una determinada sociedad se repiten con
poca frecuencua, o precisamente por el hecho de que osn socialmente inaceptados.
Cualquiera que sea la respuesta a estos interrogantes, parece que lo más razonable es insitir en el
hecho de que el comportamiento sexual es una condición muy compleja, muy variable y también muy
personal.

Enciclopedia interactiva de los conocimientos, vol. 4, Barcelona, Oceáno, 2000.


GUÍA DEL SUPERVISOR: Solicite al alumno (a) que lea en voz alta, mencione que al final le
hará algunas preguntas. Siga la lectura y conforme avanza, haga el registro.

LA CONDUCTA SEXUAL

La conducta sexual del ser humano no se puede definir como una serie de comportamientos en los
que interviene la sexualidad. Prácticamente en todas las actividades humanas existe un mayor o
menor componente de sexualidad, si se entiende ésta en su sentido más amplio. Sin embargo,
desde un punto de vista más estricto, es lógico considerar la conducta sexual como un conjunto de
comportamientos en los que exite un estímulo o una respuesta sexual determinado.

En el ser humano la conducta sexual es sumamente variable, ya que en ella intervienen factores
genéticos, psicológicos y culturales propios de cada individuo. Posiblemente, la conducta sexual de
un individuo determinado sea el resultado de cierta disposición que está pautada genéticamente,
sobre la que influyen el aprendizaje y los hábitos de la cultura en la que este individuo ha crecido y
se ha educado, y que ha sido moldeada y matizada por las experiencias que el propio sujeto ha ido
experimentando en el terreno sexual y en otros ámbitos de la vida. Así vista, se comprende que la
conducta sexual es una condición muy variable y personal, y que, además, puede experimentar
importantes cambios y enriquecerse con el paso del tiempo.

Muchas personas se muestran ansiosas por saber si su sexualidad, sus tendencias sexuales o su
comportamiento sexual son “normales” o “anormales”. Sin emargo, por las razones antes expuestas,
se puede entender lo difícil que resulta establecer los límites entre los que se puede considerar como
conducta sexual normal o anormal.

Para analizar esta cuestión es importante descartar las consideraciones éticas o morales y centrarse
en criterios científicos. Desde un punto de vista científico, el término “normalidad” hace referencia
exclusiva al hecho de que una variable determinada se repita con una frecuencia relativamente
importante. En las últimas décadas se han realizado numerosos estudios científicos sobre la
sexualidad humana, comparando los hábitos sexualdes entre distintas sociedades y culturas, y entre
los seres humanos y otros animales, contrastando posteriormente los resultados obtenidos.

Los resultados que se han obtenido en estos estudios tampoco son fáciles de interpretar. En primer
lugar, porque un mismo hábito sexual puede ser muy frecuente en otra. Por otra parte, no es fácil
saber si ciertos hábitos sexuales que son mal vistos por una determinada sociedad se repiten con
poca frecuencua, o precisamente por el hecho de que osn socialmente inaceptados.
Cualquiera que sea la respuesta a estos interrogantes, parece que lo más razonable es insitir en el
hecho de que el comportamiento sexual es una condición muy compleja, muy variable y también muy
personal.

Enciclopedia interactiva de los conocimientos, vol. 4, Barcelona, Oceáno, 2000.

427 palabras

ACTIVIDAD: Plantee al alumno (a) las siguientes preguntas y espere respuestas. No es


necesario que las registre.

1. ¿De qué trata el texto?1

2. Define qué es la conducta sexual.

3. ¿Por qué se considera que la sexualidad existe en prácticamente todas las


actividades humanas?

4. ¿Qué factores intervienen en la conducta sexual?

5. De acuerdo a la lectura, cómo se define la normalidad de un acto.

6. Para definir si una conducta sexual es “normal” o “anormal”, ¿Qué debemos


descartar y qué debemos considerar?

1
Si el alumnos define la conducta sexual y los factores que intervienen además de explica por qué la sexualidad es parte de las
actividades humana; omita las preguntas 2, 3, 4 y pase a las preguntas 5 y 6.
Toma de lectura
Tercer grado, Educación Secundaria
EL MOMENTO JUSTO

Los medios utilizados por las aves migratorias para orientarse imponen la necesidad de un ajuste
muy preciso de las fechas elegidas. Por esa razón, las aves llevan incorporados en su fisiología dos
“relojes orgánicos” que las hacen funcionar según ritmos circanuales (de casi un año) y circadianos
(de aproximadamente un día). Estos relojes no son un privilegio de las aves –muchos seres vivos los
tienen, entre ellos las bacterias y los seres humanos-, pero su importancia es enorme en el caso de
las especies migratorias.

Las aves tienen en cuenta el clima y sus posibles efectos sobre el éxito el fracaso de una migración.
No suelen emprender el viaje cuando llueve o soplan vientos contrarios, y a menudo son capaces de
predecir vientos favorables a partir de las condiciones atmosféricas reinantes. Como resultado, las
aves emigran en oleadas, puesto que el mal tiempo las retiene, muchas emprenden el viaje a la vez
en cuanto a las condiciones mejoran. Estas consideraciones determinan el día o la noche exactos en
que las aves inician la migración; así pues, si bien la semana del viaje está por lo general
predeterminada, la fecha exacta depende de los factores ambientales.

En muchas especies, pero posiblemente no en todas, el funcionamiento de ese reloj interno está
regido por la epífisis o glándula pineal situada en la parte anterior del cerebro. Para que pudiera
utilizarse en la navegación propiamente dicha, el ritmo circadiano tendría que ser sumamente
preciso. El Sol alcanza su punto más alto en el cielo al mediodía. Ahora bien, un ave que utilizara
esta referencia exacta para navegar no podría cometer errores, ya que una diferencia de apenas 10
minutos en la latitud de París o Nueva York la desviaría unos 200 km de su punto de destino. Es más
probable que las aves se guíen por el Sol como referencia direccional. De hecho, navegar utilizando
al Sol como brújula puede determinar desviaciones de unos 20 km tras un viaje de 500.

En la mayoría de las especies de aves migratorias, los individuos más interesados en una migración
especialmente temprana son los machos que regresan a las colonias de cría en primavera. Si
regresan pronto, tendrán oportunidad de ocupar los mejores territorios y, en consecuencia, de
aparearse con las mejores hembras. No obstante, si llegan demasiado pronto, se arriesgan a
encontrar unas condiciones hostiles para la supervivencia, aunque en tal caso no todo está perdido.
Siempre que conserven suficiente reservas de grasa, estos adelantados consiguen a veces volver
por donde vinieron, para intentarlo de nuevo más tarde. En algunas de las especies de mayores
dimensiones, los individuos que emigran más temprano adoptan el papel de exploradores. Si
realizan el viaje y encuentran condiciones desfavorables, como por ejemplo una sólida capa de hielo,
regresan al punto de partida a las aves que se quedaron deducen entonces que no tiene sentido
intentarlo todavía. En cambio, si los “exploradores” no regresan, sus congéneres no tarden en
imitarlos.

Enciclopedia Materia viva, Barcelona, Encuentrio Editorial, 1993.


GUÍA DEL SUPERVISOR: Solicite al alumno (a) que lea en voz alta, mencione que al final
le hará algunas preguntas. Siga la lectura y conforme avanza, haga el registro.

EL MOMENTO JUSTO
Los medios utilizados por las aves migratorias para orientarse imponen la necesidad de un ajuste
muy preciso de las fechas elegidas. Por esa razón, las aves llevan incorporados en su fisiología dos
“relojes orgánicos” que las hacen funcionar según ritmos circanuales (de casi un año) y circadianos
(de aproximadamente un día). Estos relojes no son un privilegio de las aves –muchos seres vivos los
tienen, entre ellos las bacterias y los seres humanos-, pero su importancia es enorme en el caso de
las especies migratorias.

Las aves tienen en cuenta el clima y sus posibles efectos sobre el éxito el fracaso de una migración.
No suelen emprender el viaje cuando llueve o soplan vientos contrarios, y a menudo son capaces de
predecir vientos favorables a partir de las condiciones atmosféricas reinantes. Como resultado, las
aves emigran en oleadas, puesto que el mal tiempo las retiene, muchas emprenden el viaje a la vez
en cuanto a las condiciones mejoran. Estas consideraciones determinan el día o la noche exactos en
que las aves inician la migración; así pues, si bien la semana del viaje está por lo general
predeterminada, la fecha exacta depende de los factores ambientales.

En muchas especies, pero posiblemente no en todas, el funcionamiento de ese reloj interno está
regido por la epífisis o glándula pineal situada en la parte anterior del cerebro. Para que pudiera
utilizarse en la navegación propiamente dicha, el ritmo circadiano tendría que ser sumamente
preciso. El Sol alcanza su punto más alto en el cielo al mediodía. Ahora bien, un ave que utilizara
esta referencia exacta para navegar no podría cometer errores, ya que una diferencia de apenas 10
minutos en la latitud de París o Nueva York la desviaría unos 200 km de su punto de destino. Es más
probable que las aves se guíen por el Sol como referencia direccional. De hecho, navegar utilizando
al Sol como brújula puede determinar desviaciones de unos 20 km tras un viaje de 500.

En la mayoría de las especies de aves migratorias, los individuos más interesados en una migración
especialmente temprana son los machos que regresan a las colonias de cría en primavera. Si
regresan pronto, tendrán oportunidad de ocupar los mejores territorios y, en consecuencia, de
aparearse con las mejores hembras. No obstante, si llegan demasiado pronto, se arriesgan a
encontrar unas condiciones hostiles para la supervivencia, aunque en tal caso no todo está perdido.
Siempre que conserven suficiente reservas de grasa, estos adelantados consiguen a veces volver
por donde vinieron, para intentarlo de nuevo más tarde. En algunas de las especies de mayores
dimensiones, los individuos que emigran más temprano adoptan el papel de exploradores. Si
realizan el viaje y encuentran condiciones desfavorables, como por ejemplo una sólida capa de hielo,
regresan al punto de partida a las aves que se quedaron deducen entonces que no tiene sentido
intentarlo todavía. En cambio, si los “exploradores” no regresan, sus congéneres no tarden en
imitarlos.

Enciclopedia Materia viva, Barcelona, Encuentrio Editorial, 1993.

508 palabras

ACTIVIDAD: Plantee al alumno (a) las siguientes preguntas y espere respuestas. No es necesario
que las registre.

1. ¿De qué trata el texto?1

2. ¿Qué proceso viven las aves migratorias?

3. ¿Cómo funciona el reloj interno de este tipo de aves?

4. ¿Cuál la referencia direccional de las aves?

5. ¿Qué diferencia viven los machos a comparación de las aves hembras?

6. ¿De acciones podemos realizar para no afectar el proceso de las aves


migratorias?

1
Si el alumno contesta esta primera pregunta describiendo el proceso que viven las aves migratorias tomando en cuenta los dos
relojes orgánicos y la referencia direccional que usan, pasar a la pregunta 5 y luego a la 6.
Toma de lectura
Tercer grado, Educación Secundaria

LA AUTOESTIMA, ALGO IMPORTANTE

Lo que piensas y sientes acerca de ti mismo es aprendido y almacenado en forma de teorías


llamadas “autoesquemas”. Hay autoesquemas positivos y negativos. Los primeros te llevarán a
estimarte. Los segundos a odiarte. Nadie contempla y cuida a una persona que odia. De manera
similar, si la visión que tienes de ti es negativa, no te expresarás afecto, pues no creerás merecerlo.
Si tu autoesquema es positivo y no lo alimentas, se desvanecerá. Algunas personas, en lugar de
felicitarse, disimulan su alegría con un parco y flemático “no es nada “o “era mi deber”. La negación
del reconocimiento personal es una forma de autodestrucción.

En los autoesquemas se presentan cuatro aspectos fundamentales que van entrelazados en todo
indisoluble y conforman el núcleo principal de la autovaloración personal. Ellos son: el autoconcepto
–qué piensas de ti mismo-; la autoestima –qué tanto quieres-; la autoimagen –qué tanto te gustas-, y
la autoeficacia –qué tanta confianza tienes en ti mismo.

Pese a que los autoesquemas negativos pueden destruirnos, los humanos mostramos la inexplicable
tendencia a conservarlos y alimentarlos. La extraña conducta de mantener los autoesquemas
negativos a toda costa puede ser mortal para tu salud mental. Las personas depresivas, por ejemplo,
muestran esta tendencia a confirmar lo malo. Si se consideran feas, descuidan su figura para
corroborar así su fealdad; si piensan que son poco inteligentes, fracasan en los exámenes; si creen
ser víctimas, juegan el papel de mártires o buscan el castigo, etcétera.

Un aspecto interesante para señalar es que las personas con problemas de autoaceptación
demasiado “duras” con la autocrítica y “blandas” cuando critican a otra gente. En cambio, los sujetos
que muestran una buena autoestima, se protegen siendo más bien suaves a la hora de
autoevaluarse. Un acto de suficiencia en beneficio propio. ¿Quién dijo que debíamos ser objetivos
las veinticuatro horas? De ninguna manera estoy sosteniendo una actitud compulsiva a engañarse a
sí mismo. Simplemente pienso, que hacer a veces la vista gorda frente a pequeños e insignificantes
errores o defectos personales, es útil para la salud mental. Es preferible una posición optimista de
leve sobreestimación, a una actitud desgarradoramente pesimista con uno mismo y una actitud
positiva para con otros. El amor empieza por casa.

Walter Riso, Aprendiendo a quererse a sí mismo, Norma, Medellín, 1990.


GUÍA DEL SUPERVISOR: Solicite al alumno (a) que lea en voz alta, mencione que al final
le hará algunas preguntas. Siga la lectura y conforme avanza, haga el registro.

LA AUTOESTIMA, ALGO IMPORTANTE

Lo que piensas y sientes acerca de ti mismo es aprendido y almacenado en forma de teorías


llamadas “autoesquemas”. Hay autoesquemas positivos y negativos. Los primeros te llevarán a
estimarte. Los segundos a odiarte. Nadie contempla y cuida a una persona que odia. De manera
similar, si la visión que tienes de ti es negativa, no te expresarás afecto, pues no creerás merecerlo.
Si tu autoesquema es positivo y no lo alimentas, se desvanecerá. Algunas personas, en lugar de
felicitarse, disimulan su alegría con un parco y flemático “no es nada “o “era mi deber”. La negación
del reconocimiento personal es una forma de autodestrucción.

En los autoesquemas se presentan cuatro aspectos fundamentales que van entrelazados en todo
indisoluble y conforman el núcleo principal de la autovaloración personal. Ellos son: el autoconcepto
–qué piensas de ti mismo-; la autoestima –qué tanto quieres-; la autoimagen –qué tanto te gustas-, y
la autoeficacia –qué tanta confianza tienes en ti mismo.

Pese a que los autoesquemas negativos pueden destruirnos, los humanos mostramos la inexplicable
tendencia a conservarlos y alimentarlos. La extraña conducta de mantener los autoesquemas
negativos a toda costa puede ser mortal para tu salud mental. Las personas depresivas, por ejemplo,
muestran esta tendencia a confirmar lo malo. Si se consideran feas, descuidan su figura para
corroborar así su fealdad; si piensan que son poco inteligentes, fracasan en los exámenes; si creen
ser víctimas, juegan el papel de mártires o buscan el castigo, etcétera.

Un aspecto interesante para señalar es que las personas con problemas de autoaceptación
demasiado “duras” con la autocrítica y “blandas” cuando critican a otra gente. En cambio, los sujetos
que muestran una buena autoestima, se protegen siendo más bien suaves a la hora de
autoevaluarse. Un acto de suficiencia en beneficio propio. ¿Quién dijo que debíamos ser objetivos
las veinticuatro horas? De ninguna manera estoy sosteniendo una actitud compulsiva a engañarse a
sí mismo. Simplemente pienso, que hacer a veces la vista gorda frente a pequeños e insignificantes
errores o defectos personales, es útil para la salud mental. Es preferible una posición optimista de
leve sobreestimación, a una actitud desgarradoramente pesimista con uno mismo y una actitud
positiva para con otros. El amor empieza por casa.

Walter Riso, Aprendiendo a quererse a sí mismo, Norma, Medellín, 1990.

375 palabras
ACTIVIDAD: Plantee al alumno (a) las siguientes preguntas y espere respuestas. No es
necesario que las registre.

1. ¿De qué trata la lectura?1

2. ¿Cómo defines autoestima?

3. ¿Cuáles son los cuatro aspectos básicos de la autoestima?

4. Según la lectura, ¿cómo es la gente que tiene problemas de autoaceptación?

5. ¿Cuáles son los rasgos positivos y negativos de tu personalidad?

1
Si el alumno responde dando la definición de autoestima y explica los cuatro aspectos básicos: autoconcepto, autoimagen,
autoeficacia y autoestima, saltar las preguntas 2 y 3, continuar en la 4.
Toma de lectura
Tercer grado, Educación Secundaria

LA BAJADA DE ORFEO A LOS INFIERNOS


Orfeo era un hermoso adolescente de Tracia; era hijo de Apolo y de Clío, la musa de la Historia, y se
había hecho famoso en el mundo entero por su maestría en tocar la lira. (…)

Cuando el magnífico músico regresó de la expedición a la Cólquida en la que había participado con
los otros Argonautas, se le concedió por esposa a la bellísima ninfa Eurídice y Orfeo la amó tanto
que ninguna felicidad podía igualarse a la que sentían los jóvenes esposos de Tracia.

Pero un día en que la ninfa corría despreocupada y ligera por el bosque, una víbora escondida entre
la hierba la mordió y la pobre Eurídice murió, víctima del veneno.

Inútilmente intentó Orfeo calmar su inmenso dolor, errando por los bosques y por las montañas con
la única compañía de su lira: nada podía hacerle olvidar el dulcísimo rostro de su esposa.

Quiso entonces ir a buscarla a las oscuras cavernas de los muertos.

Y, una noche, bajó a los subterráneos reinos de las Sombras, haciendo sonar dulcemente su lira
divina. Las Sombras se despertaron y ligeras como fantasmas encantados, le rodearon. Las
serpientes que se debatían sobre las cabezas en las Furias, las malvadas habitantes del Tártaro, se
aplacaron y cesaron de silbar horridamente y el Cancerbero cesó también de emitir los aullidos
espantables de sus tres enormes gargantas. Todas las cosas, todos los habitantes del Reino Oscuro,
parecieron inmovilizarse ante el músico que pasaba entre ellos.

Incluso Plutón y Proserpina, los soberanos del Hades, le escucharon conmovidos; y el canto de
Orfeo, invocando apasionadamente a su esposa, halló eco en sus corazones.

-Te devolveremos a Eurídice- dijeron los reyes del trono de ébano- si prometes llevarla hasta la luz
del día sin volverte a mirarla antes de que las puertas del Infierno se hayan cerrado detrás de
vosotros.

Dichoso ante tal concesión, Orfeo prometió. Y, seguido de su bella esposa, se dirigió a la salida del
reino subterráneo.

Pero el deseo que Orfeo sentía por admirar el rostro de su Eurídice, después de haber soñado
vanamente con ella tantas noches, era demasiado intenso.

Y mientras atravesaban los caminos del Infierno, se volvió por un instante; y al ser mirada por Orfeo,
Eurídice se disolvió en una densa niebla.
En vano la buscó afanosamente entre las lívidas aguas de la Estigia y en el oscuro fango de las
cavernas: había perdido a su esposa para siempre.

Y Orfeo, a quien el barquero infernal no permitió quedarse en el Hades, tuvo que volverse
desconsolado a la Tierra.

Pasó meses y meses sentado en una roca, haciendo resonar en las montañas solitarias los ecos
del triste canto de su lira, mientras los tigres se le acercaban, amansados, y las encinas se
inclinaban para escucharle.

Este dolor inconsolable, que llenaba con sus lamentos toda la montaña, enojó a las Bacantes, que
cierto día, después de haberse burlado de Orfeo, se lanzaron sobre él y lo despedazaron.

Después de su muerte, sin embargo, las dulces Musas, que siempre habían amado el músico infeliz
recogieron sus restos y los enterraron al pie del mismo Olimpo.

Enciclopedia de la fábula. Fábulas mitológicas, Buenos Aires, Giusseppe Principiato, 1959.


GUÍA DEL SUPERVISOR: Solicite al alumno (a) que lea en voz alta, mencione que al final
le hará algunas preguntas. Siga la lectura y conforme avanza, haga el registro.

LA BAJADA DE ORFEO A LOS INFIERNOS


Orfeo era un hermoso adolescente de Tracia; era hijo de Apolo y de Clío, la musa de la Historia, y se
había hecho famoso en el mundo entero por su maestría en tocar la lira. (…)

Cuando el magnífico músico regresó de la expedición a la Cólquida en la que había participado con
los otros Argonautas, se le concedió por esposa a la bellísima ninfa Eurídice y Orfeo la amó tanto
que ninguna felicidad podía igualarse a la que sentían los jóvenes esposos de Tracia.

Pero un día en que la ninfa corría despreocupada y ligera por el bosque, una víbora escondida entre
la hierba la mordió y la pobre Eurídice murió, víctima del veneno.

Inútilmente intentó Orfeo calmar su inmenso dolor, errando por los bosques y por las montañas con
la única compañía de su lira: nada podía hacerle olvidar el dulcísimo rostro de su esposa.

Quiso entonces ir a buscarla a las oscuras cavernas de los muertos.

Y, una noche, bajó a los subterráneos reinos de las Sombras, haciendo sonar dulcemente su lira
divina. Las Sombras se despertaron y ligeras como fantasmas encantados, le rodearon. Las
serpientes que se debatían sobre las cabezas en las Furias, las malvadas habitantes del Tártaro, se
aplacaron y cesaron de silbar horridamente y el Cancerbero cesó también de emitir los aullidos
espantables de sus tres enormes gargantas. Todas las cosas, todos los habitantes del Reino Oscuro,
parecieron inmovilizarse ante el músico que pasaba entre ellos.

Incluso Plutón y Proserpina, los soberanos del Hades, le escucharon conmovidos; y el canto de
Orfeo, invocando apasionadamente a su esposa, halló eco en sus corazones.

-Te devolveremos a Eurídice- dijeron los reyes del trono de ébano- si prometes llevarla hasta la luz
del día sin volverte a mirarla antes de que las puertas del Infierno se hayan cerrado detrás de
vosotros.

Dichoso ante tal concesión, Orfeo prometió. Y, seguido de su bella esposa, se dirigió a la salida del
reino subterráneo.

Pero el deseo que Orfeo sentía por admirar el rostro de su Eurídice, después de haber soñado
vanamente con ella tantas noches, era demasiado intenso.
Y mientras atravesaban los caminos del Infierno, se volvió por un instante; y al ser mirada por Orfeo,
Eurídice se disolvió en una densa niebla.

En vano la buscó afanosamente entre las lívidas aguas de la Estigia y en el oscuro fango de las
cavernas: había perdido a su esposa para siempre.

Y Orfeo, a quien el barquero infernal no permitió quedarse en el Hades, tuvo que volverse
desconsolado a la Tierra.

Pasó meses y meses sentado en una roca, haciendo resonar en las montañas solitarias los ecos
del triste canto de su lira, mientras los tigres se le acercaban, amansados, y las encinas se
inclinaban para escucharle.

Este dolor inconsolable, que llenaba con sus lamentos toda la montaña, enojó a las Bacantes, que
cierto día, después de haberse burlado de Orfeo, se lanzaron sobre él y lo despedazaron.

Después de su muerte, sin embargo, las dulces Musas, que siempre habían amado el músico infeliz
recogieron sus restos y los enterraron al pie del mismo Olimpo.

Enciclopedia de la fábula. Fábulas mitológicas, Buenos Aires, Giusseppe Principiato, 1959.

523 palabras

ACTIVIDAD: Plantee al alumno (a) las siguientes preguntas y espere respuestas. No es


necesario que las registre.

1. ¿De qué trata la lectura?1

2. ¿Quién era Orfeo?

3. ¿Cuáles fueron los principales lugares en el mito de Orfeo?

4. ¿Qué suceso traumático vivió Orfeo, que decidió bajar a los subterráneos?

5. ¿Qué sucedió con la esposa de Orfeo cuando no cumplió lo solicitado por los
reyes?

6. ¿Qué otro final le darías al mito?

1
Si el alumno responde diciendo quién era Orfeo, describe lo que le sucedió a cada lugar: Tracia, Cólquida, Hades y Olimpo y
termina explicando lo vivido con su esposa la ninfa, entonces pasar a la pregunta 5.
Toma de lectura
Tercer grado, Educación Secundaria
FANTASMAS
Las estadísticas, siempre difusas y atemorizadoras cuando se trata de las variables económicas,
rara vez se meten con lo sobrenatural. Pero una reciente encuesta de Gallup, hecha en Estados
Unidos, mostró que uno de cada cuatro norteamericanos cree en los fantasmas, y uno de cada diez
está convencido de que alguna vez estuvo en presencia de un fantasma “vivito y coleando”, si es que
tal cosa se puede decir de un fantasma.

Es sorprendente, porque esta creencia chocaba con las propias creencias religiosas de los
encuestados. También es raro si se tiene en cuanta que uno de los clásicos de la literatura, El
fantasma de Canterville, de Oscar Wilde, narra las tribulaciones de un fantasma inglés al enfrentarse,
precisamente con el corrosivo escepticismo norteamericano.

Lo cierto es que en muchas partes del mundo, apenas una casa da señales de estar embrujada y
apenas sus habitantes afirman que vieron moverse cajones y volar objetos, estilo poltergeist, se
ponen en movimiento camarógrafos y cazafantasmas que saben sacar jugosos dividendos e
industrializar la ingenuidad. Suele intervenir la policía, y no faltan grupos de escépticos militantes que
señalan que las fotos no muestran nada, y que los fenómenos paranormales tienen la curiosa
propiedad de producirse justo cuando no hay nadie para presenciarlos.

Donald Wright hace un minucioso análisis de las propiedades físicas que deberían tener un
fantasma. Partiendo de algunas habilidades y limitaciones básicas de los fantasmas (por ejemplo, su
capacidad de atravesar paredes, pero su indisimulada tendencia a permanecer confinados en sitios
como castillos o casas embrujadas), y apoyándose en las propiedades de la mecánica cuántica,
Wright calcula el peso y la densidad de los fantasmas y llega a sorprendentes conclusiones. Para
empezar, son tan livianos que la única manera de observarlos es con poca iluminación (todo objeto
iluminado recibe una presión por parte de la luz, que aceleraría al fantasma inmediatamente fuera de
nuestra vista). Lo cual, indudablemente, coincide con los testimonios, y explica por qué los
fantasmas aparecen siempre en la oscuridad y abundan más en las regiones de Europa boreal que
en los trópicos.

Pero además, y puesto que la masa de un fantasma es minúscula, muchísimo menor que la de un
electrón –de un billonésimo de billonésimo de millonésimo de gramo-, se necesita una cantidad de
energía realmente ínfima para conferirle una velocidad apreciable (hasta un 70 por ciento de la
velocidad de la luz). Como esta velocidad es mucho mayor que la necesaria para escapar del campo
gravitacional de la Tierra, el más mínimo empujón (como el que puede producir una brisa) llevaría al
fantasma más preciado (y aun el más pesado) a salir disparado fuera de nuestro planea a una
velocidad tal que en pocas horas abandonarías el Sistema Solar y emprendería un viaje a las
estrellas. Lo mismo ocurre con la agitación térmica. Basta una temperatura de 20 grados centígrados
para que –otra vez- alcancen una velocidad cercana a la de la luz. Muy pocos fantasmas, por lo
tanto, podrán ser vistos, a menos que sean muy fríos (con temperaturas cercanas a 273 grados bajo
cero). Es muy difícil pensar que a semejantes temperaturas un fantasma pueda pasarla bien.

Leonardo Moledo, Curiosidades de la ciencia, Buenos Aires, Sudamericana, 2000.


GUÍA DEL SUPERVISOR: Solicite al alumno (a) que lea en voz alta, mencione que al final
le hará algunas preguntas. Siga la lectura y conforme avanza, haga el registro.

FANTASMAS

Las estadísticas, siempre difusas y atemorizadoras cuando se trata de las variables económicas,
rara vez se meten con lo sobrenatural. Pero una reciente encuesta de Gallup, hecha en Estados
Unidos, mostró que uno de cada cuatro norteamericanos cree en los fantasmas, y uno de cada diez
está convencido de que alguna vez estuvo en presencia de un fantasma “vivito y coleando”, si es que
tal cosa se puede decir de un fantasma.

Es sorprendente, porque esta creencia chocaba con las propias creencias religiosas de los
encuestados. También es raro si se tiene en cuanta que uno de los clásicos de la literatura, El
fantasma de Canterville, de Oscar Wilde, narra las tribulaciones de un fantasma inglés al enfrentarse,
precisamente con el corrosivo escepticismo norteamericano.

Lo cierto es que en muchas partes del mundo, apenas una casa da señales de estar embrujada y
apenas sus habitantes afirman que vieron moverse cajones y volar objetos, estilo poltergeist, se
ponen en movimiento camarógrafos y cazafantasmas que saben sacar jugosos dividendos e
industrializar la ingenuidad. Suele intervenir la policía, y no faltan grupos de escépticos militantes que
señalan que las fotos no muestran nada, y que los fenómenos paranormales tienen la curiosa
propiedad de producirse justo cuando no hay nadie para presenciarlos.

Donald Wright hace un minucioso análisis de las propiedades físicas que deberían tener un
fantasma. Partiendo de algunas habilidades y limitaciones básicas de los fantasmas (por ejemplo, su
capacidad de atravesar paredes, pero su indisimulada tendencia a permanecer confinados en sitios
como castillos o casas embrujadas), y apoyándose en las propiedades de la mecánica cuántica,
Wright calcula el peso y la densidad de los fantasmas y llega a sorprendentes conclusiones. Para
empezar, son tan livianos que la única manera de observarlos es con poca iluminación (todo objeto
iluminado recibe una presión por parte de la luz, que aceleraría al fantasma inmediatamente fuera de
nuestra vista). Lo cual, indudablemente, coincide con los testimonios, y explica por qué los
fantasmas aparecen siempre en la oscuridad y abundan más en las regiones de Europa boreal que
en los trópicos.

Pero además, y puesto que la masa de un fantasma es minúscula, muchísimo menor que la de un
electrón –de un billonésimo de billonésimo de millonésimo de gramo-, se necesita una cantidad de
energía realmente ínfima para conferirle una velocidad apreciable (hasta un 70 por ciento de la
velocidad de la luz). Como esta velocidad es mucho mayor que la necesaria para escapar del campo
gravitacional de la Tierra, el más mínimo empujón (como el que puede producir una brisa) llevaría al
fantasma más preciado (y aun el más pesado) a salir disparado fuera de nuestro planea a una
velocidad tal que en pocas horas abandonarías el Sistema Solar y emprendería un viaje a las
estrellas. Lo mismo ocurre con la agitación térmica. Basta una temperatura de 20 grados centígrados
para que –otra vez- alcancen una velocidad cercana a la de la luz. Muy pocos fantasmas, por lo
tanto, podrán ser vistos, a menos que sean muy fríos (con temperaturas cercanas a 273 grados bajo
cero). Es muy difícil pensar que a semejantes temperaturas un fantasma pueda pasarla bien.

Leonardo Moledo, Curiosidades de la ciencia, Buenos Aires, Sudamericana, 2000.

524 palabras

ACTIVIDAD: Plantee al alumno (a) las siguientes preguntas y espere respuestas. No es


necesario que las registre.

1. ¿De qué trata la lectura?1

2. ¿Qué resultados muestra la encuesta de Gallup?

3. ¿Qué describe Donald Wright sobre los fantasmas?

4. ¿Qué argumentos da Wright sobre el peso y la luz respecto a los fantasmas?

5. Ahora, ¿qué le pasaría al ser humano si tuviera el mismo peso que los
fantasmas?

6. ¿Cuál es tu postura hacia los fantasmas?

1
Si la respuesta del alumno describe los resultados de la encuesta de Gallup, y detalla la información que aporta Donald Wright
sobre los fantasmas, saltarse las preguntas 2, 3 y 4; para continuar en la 5.

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