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Nota: El presente artículo representa la postura y conclusiones de su autor.

No
necesariamente representa la postura oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día.

POR ISAÍ GUTIÉRREZ

Cuando se toca este tema pareciera que vacilamos, como si fuera nuestra debilidad, sin
embargo, el Espíritu de Profecía, junto con la Palabra de Dios, debieran ser motivo de
orgullo para nosotros los adventistas. Y ya que muchos no sabemos realmente quién fue
Elena G. de White, escribo este artículo. En él veremos qué es el don de Profecía, cómo
saber si un profeta es verdadero o falso y cómo el ministerio de Elena G. White cumple
con las normas de la Biblia.

¿Qué es el don de Profecía?

Dios se ha revelado a la humanidad por medio de la naturaleza y la Biblia, pero por causa
de la caída, ahora también vemos el resultado del pecado en la naturaleza. Por esa razón,
Dios se reveló a Su pueblo por medio de personas a quienes la Biblia llama videntes o
profetas. Su tarea no era predecir el futuro en sí, sino declarar la voluntad divina, guiar al
pueblo de Dios, además de sostener y enseñar Su ley. Así, rl don de profecía es, entre
otras cosas:

a) La Biblia (San Juan 5:39)

La Biblia es un compendio de escritos y relatos de personas que fueron inspiradas por


Dios, o sea, profetas. A excepción de los diez mandamientos y la escritura en la pared de
Daniel 5, ambos escritos por el dedo de Dios, la Biblia es un producto del Espíritu de
Profecía: Dios se reveló a nosotros mediante profetas. El don de Profecía ha acompañado
a los hijos de Dios desde la caída del hombre, por lo tanto, quien cree en la Palabra de
Dios, cree también en el Espíritu de Profecía.

b) Entender los misterios y las partes escondidas de la Biblia(1° Corintios 13:2)

Hay pasajes en la Biblia muy extraños que no podemos entender. Dios, en su sabiduría,
puesto que el enemigo también conoce Su Palabra, dejó mensajes en forma de código
para que sólo sus hijos pudieran descifrarlos. Ya que estas instrucciones, exhortaciones,
consuelos o predicciones, son para tiempos específicos, ya sea el pasado, presente o
futuro. Por esto el Señor levanta profetas para que proclamen esos mensajes divinos.

c) Tener un profeta o la manifestación de un profeta(Amos 3:7)

Moisés fue la primera persona en la nación de Israel llamada a ser profeta e intermediario
entre Dios y Su pueblo. Antes, Abraham fue intermediario entre Dios y Abimelec.
Además, es importante notar que los profetas fueron personas que tuvieron el deseo
constante de caminar con Dios. No es que no tuvieran ningún pecado, pero se esforzaban
en vivir en armonía con la voluntad revelada por Dios.

Entonces, es un error pensar que un profeta debe ser impecable. Eso es injusto, porque
también nosotros estamos susceptibles a fallar. Aunque Abraham omitió decir que Sara
era su esposa, Jonás no quería ir a predicar a Nínive y Moisés mató a un egipcio, ¡llegaron
a ser profetas! Todos tuvieron tanto momentos de gran fe, como de profundas caídas.

Probar a los profetas

En 1956, Jean Dixon publicó una visión en la cual afirmó que un político demócrata sería
elegido presidente de los E.U.A. en 1960, sólo para ser asesinado durante su mandato.
John Kennedy, presidente elegido en 1960, fue muerto tan solo tres años después,
mientras estaba en su cargo. Pero, así como los magos egipcios convirtieron el río Nilo
en sangre y la vara en víbora cuando Moisés los enfrentó, el cumplimiento de una
predicción no es una garantía de que es una profecía verdadera de Dios.

Satanás también puede producir milagros que parecen genuinos y, sin embargo, por más
impresionante que sea la manifestación, siempre debemos comprobarla con la Biblia. 2°
Pedro 1:20 y 21 nos dice la manera en la cual Dios se comunica con los profetas: su mente
es iluminada por el Espíritu Santo y hablan o escriben con sus palabras lo que ven. La
inspiración no obra en las palabras ni expresiones del hombre, sino en el hombre mismo.
De esta manera, las declaraciones del hombre son las palabras de Dios.

Los profetas no fueron las plumas de Dios, sino sus escritores. En la Biblia jamás hay
dictados, ni escrituras automáticas y palabras escritas por Dios sólo las ya mencionadas
anteriormente. Si así fuesen todos los escritos, Dios hubiera escrito la Biblia directamente
con su dedo infalible, al igual que los escritos de Elena G. de White. Pero no, Dios usó el
filtro humano a través de visiones, sueños o inspiración, siempre respetando el libre
albedrío de las personas para proclamar ese mensaje.

Todo profeta verdadero señalará a la gente a Jesús, quien es el Salvador y ejemplo de la


humanidad. Y además, vivirá de acuerdo a la palabra de Dios, pues “por sus frutos los
conoceréis” (Mateo 7:16). Así que, lo que dice un profeta debe armonizar con lo que Dios
ya ha revelado.

Otra forma de probar a los profetas es que sus profecías se deben cumplir: Daniel predijo
el momento de la aparición del Mesías casi seiscientos años antes que naciera Jesús, e
Isaías profetizó que un rey llamado Ciro traería de vuelta a los judíos desde Babilonia y
reconstruiría el Templo en Jerusalén ciento cincuenta años antes, lo encontramos en
Esdras 1:1-4. Sin embargo, no todas las predicciones llegan a cumplirse si la gente
involucrada tiene un cambio de corazón. Como ejemplo tenemos a Jonás, quien afirmó
que Nínive sería destruida por Dios en cuarenta días. No obstante, no sucedió así. ¿Fue
Jonás un falso profeta? De ninguna manera, en cambio la profecía era condicional: su
cumplimiento dependía de cómo respondiera la gente al mensaje de Dios.

En 1885, Elena G. de White predijo:“Cuando el protestantismo extienda la mano a través


del abismo para asir la mano del poder romano, cuando se incline por encima del abismo
para darse mano con el espiritismo…entonces sabremos que ha llegado el tiempo en que
se verá la asombrosa obra de Satanás, y el fin está cerca” (2Joyas de los Testimonios 151).
Cuando ella escribió estas palabras, protestantes y católicos estaban casi en guerra, pero
los tiempos han cambiado. Basta con ver el documento firmado en 1994 entre protestantes
y católicos, “Evangélicos y católicos juntos: la misión cristiana del tercer milenio”, y las
noticias recientes en las que dirigentes del movimiento carismático le dan plena autoridad
al papa.
¿Por qué Elena G. de White?

“…Y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros ancianos soñarán sueños y
vuestros jóvenes verán visiones…” (Joel 2:28, 29).

Hay en la Biblia suficientes casos de mujeres profetas: María, la hermana de Moisés, es


llamada profetisa (Éxodo 15:20); otra profetisa fue Hulda (2° Reyes 22:14-20), quien fue
consultada por el rey Josías. Dios da el don profético a hombres y mujeres.

Durante el tiempo de la Reforma, Dios usó a personas como John Wycliffe, los hermanos
Wesley, Juan Hus, Martín Lutero, entre otros, para restaurar la verdad descuidada. Ellos
ciertamente tenían los dones del conocimiento, la sabiduría y enseñanza, pero ninguno
pretendió tener el don profético. Este don específico, de acuerdo a Apocalipsis 12:17,
debía manifestarse en el “resto de la descendencia de la mujer”. El pueblo de Dios,
simbolizado por una mujer pura y sus hijos, es presentado como una minoría. De esto
inferimos que en los últimos días sólo existirá un remanente, aquellos que:

Guardan los 10 mandamientos de Dios sin anular ninguno (Apoc 14:12).Tienen el


testimonio de Jesús, o sea, el espíritu de profecía (Apoc. 19:10).

En conclusión, el ministerio de Elena G. de White cumple con todas las indicaciones que
la Biblia, como regla de fe, da acerca de los profetas. Por haber sido la mensajera del
Señor, sus escritos proveen una fuente de verdad perdurable y dan consuelo, conducción,
instrucción y corrección para la iglesia. Además, demuestran el hecho de que la Biblia es
la regla con la cual se debe probar toda enseñanza y experiencia.

Elena vivió y trabajó durante sesenta años bajo los ojos críticos de miles de personas. Los
errores y las faltas eran expuestas, y todavía lo son, con gran satisfacción por los
opositores, pero estos dejan de ver la forma en que Dios la usó para levantar esta iglesia.
Entendemos que sólo Dios es intachable; sus mensajeros tenemos fallas.

Cualquiera que esté familiarizado con sus libros puede testificar que ella usó
profusamente las Escrituras. Ella se sumergió en la Biblia, por lo que escribió está en
armonía con la Biblia. ¿Consideraremos a los Testimonios como una adición a las
Escrituras? No, más bien hemos de considerar los escritos de Elena G. de White como un
telescopio, que no añade estrellas al universo, pero las acerca para verlas mejor.

Te invito a ti, lector, a que leas sus escritos con la luz mayor, la Biblia, y compruebes la
forma en que Dios usó a esta mujer, con errores y debilidades como tú y como yo, pero
que aún así exaltó a Jesús en todo lo que hizo.

“Los Adventistas del Séptimo Día debieran destacarse, entre todos los que profesan ser
cristianos, en cuanto a levantar a Cristo ante el mundo” -Elena G. de White

Tiempo atrás conocí a una señora cuyo hijo estudiaba en la escuela adventista. A través
del contacto con la escuela, comenzamos a estudiar Ia Biblia, pero ella parecía indiferente
a las verdades reveladas. Pero durante la serie de estudios, el Espíritu Santo tocó su
corazón y ella pidió ser bautizada. Argumenté que ella debía esperar hasta el fin de los
estudios, pues faltaban algunas lecciones. Ella preguntó qué asuntos faltaban, y uno de
ellos era sobre el don de profecía. Cuando comenté qué era el don de profecía, ella me
dijo: “Si Dios es el mismo, y el Espíritu Santo también; si había profetas en el pasado,
¿Por qué no podría haber hoy? Yo creo, yo acepto y puede marcar mi bautismo”. Poco
tiempo después ella fue bautizada, junto con su marido.

Gracias a Dios porque todavía existen personas que comprenden cuán importante es para
la iglesia en los dÍas actuales, y más con la confusión religiosa que se desparrama por
todas partes, Ia dirección de Dios para su pueblo a través de la revelación profética. Como
iglesia podemos afirmar con seguridad: somos Io que somos hoy gracias a la dirección de
Dios, a través de Ia revelación profética a Io largo de nuestra historia.

Comunicación ininterrumpida
El plan original de Dios era que existiese una comunicación directa con sus criaturas,
como sucedía con Adán y Eva, que diariamente conversaban con él. La entrada del
pecado, sin embargo, comprometió esa comunicación y Dios empezó a hablar con los
seres humanos a través de los profetas.

Uno de los ejemplos de cómo esa comunicación se procesa puede ser visto en Ia vida del
profeta Daniel. Este profeta se encuentra al mismo nivel que los otros grandes profetas de
las Sagradas Escrituras. Las visiones y los sueños que él vio y registró en su libro son
partes de la colección de escritos de los profetas. AI examinar el don de profecía en la
vida del profeta Daniel y en el resto de Ia Biblia, veremos que el don de profecía todavía
hoy está a nuestra disposición.

En los tiempos bíblicos


En las Sagradas Escrituras, profeta es alguien que recibe comunicaciones de Dios y las
transmite al pueblo. En el Antiguo Testamento Ia palabra profeta es, generalmente, la
traducción del hebreo nabi, que designa un portavoz nombrado por Dios. EI término
griego equivalente al hebreo nabi es prophetes, de donde deriva nuestro término español
“profeta”.

‘Vidente”, traducción del hebreo roeh (lsa. 30:10) o chozeh (2 Sam. 24:11; 2 Rey. 17:13)
es otra designación para las personas que poseían el don profético. Los términos “profeta”
y “vidente” se encuentran íntimamente relacionados. A través de los años, Dios concedió
revelaciones de su voIuntad a su pueblo, utilizando a las personas que habían recibido el
don de profecia.”En verdad,
nada hace el Señor omnipotente sin antes revelar sus designios a sus siervos los profetas”
(Amós 3:7 cf. Heb. 1:1).

Identificando al profeta
Sueños y visiones: Los sueños ocurren mientras el profeta duerme. Las visiones, mientras
está despierto. No surgen de experiencias comunes de la vida, son inspirados por el
Espíritu Santo (Núm. 12:6;Dan. 7:1; 8:1).

Fenómenos físicos: Estos acompañan a los profetas mientras están en visión,


demostrándoles a aquellos que están alrededor, que están recibiendo algo que proviene
de una fuente sobrenatural (Dan. 10:8-10;17-18).

La fuente del profeta: EI Espíritu Santo es la fuente de los mensajes que los profetas
recibieron en las visiones (2 Ped. 1:21;Amós 3:7).
EI trabajo del profeta: El don de profecía no es solamente Ia habilidad de prever el
futuro, pues alguien puede ser profeta sin necesariamente hacerlo. Algunos profetas,
como Daniel, previeron el futuro, pero otros no. Su trabajo fue el de edificar, animar y
confortar a la iglesia.

Seres humanos comunes: Los profetas bíblicos no fueron perfectos. Ningún profeta es
perfecto, pues todos son humanos. Pero la tendencia general de la vida de un profeta debe
estar en armonía con la Palabra de Dios.

Pruebas de la profecía: La profecía verdadera se debe cumplir (Dan. 18:21, 22). La


profecía debe estar de acuerdo con la Biblia (Apoc. 22:18, 19). El mensaje de Dios genera
paz en el corazón (Col. 3:15). EI testimonio de experimentados siervos de Dios es útil
para ayudarnos a discernir entre Io correcto y Io errado.

Trabajo no registrado
Hay profetas cuyos nombres son mencionados en las Sagradas Escrituras, pero no se
tienen detalles de su obra. Tales personas recibieron el don Profético fuera de los relatos
sagrados. El apóstol Pablo deja claro que debemos probar a los verdaderos profetas y
absorber sus enseñanzas (1 Tes. 5:19-21). El apóstol afirma que, mientras estemos en la
Tierra, necesitaremos de todos los dones del Espíritu santo, incluido el de profecía.

Una de las marcas de identificación de la iglesia remanente, de acuerdo con Apocalipsis


12:17, es que no solamente guarda los mandamientos de Dios, sino que también tiene el
testimonio de Jesús, que, según Apocalipsis 19:10 y 22:9, es el don de profecía.

AI examinar el don profético en las Sagradas Escrituras, queda claro que existieron tres
grupos de profetas:

1. Aquellos cuyas revelaciones recibidas están registradas en la Biblia, tales como


Moisés, Daniel, el apóstol Juan y otros.

2. Aquellos que transmitieron las orientaciones de Dios solamente de manera oral, sin que
haya libros en el canon sagrado con sus nombres, tales como Enoc, Elias y Juan el
Bautista.

3. Los que recibieron el don, pero sus nombres no se encuentran registrados en la Biblia.

Elena de White, la mensajera del Señor


Elena Harmon nació el 26 de noviembre de 1827, en una pequeña quinta de Gorham, en
el estado de Maine. En diciembre de 1844, tuvo una visión sobre el futuro de Ia Iglesia
Adventista. Aceptada por unos, rechazada por otros, siguió compartiendo, con quienes
deseaban oír, el contenido de sus visiones. A Io largo de su vida tuvo más de dos mil
visiones, la mayoría de las cuales registró en libros y artículos. Ella siempre le dio el
primer lugar a la Biblia como regla de fe y norma de conducta para todos los creyentes.
Luchó con sus escritos contra el fanatismo. Nunca se consideró a sí misma una profetisa,
sino una mensajera del Señor. Se casó el 30 de agosto de 1846 con Jaime White. Se dedicó
a escribir sobre varios temas y, en el momento de su muerte, en 1915, con 87 años, había
escrito cerca de 45,000 páginas dactilografiadas, o sea un total de 60 volúmenes, 4,500
artículos en revistas y más de un millón de cartas.
Actividades y funciones de los profetas en el Nuevo Testamento
1. Tuvieron parte en la fundación de la iglesia (Efe. 2:20, 21).

2. Iniciaron la extensión misionera de la iglesia (Hech. 13:2, 3;16:6-10).

3. Edificaron Ia iglesia (1 Cor. 14:3, 4; Efe. 4:12).

4. Unieron y protegieron a Ia iglesia (Efe. 4:14).

5. Advirtieron sobre las dificultades futuras (Hech. 11:27-30; 20:23; 21:4,10-14).

6. Confirmaron la fe en tiempos de controversia (Hech. 15:32).

El Espíritu de Profecia y Ia Bíblia


Los escritos de Elena de White no constituyen un sustituto de Ia Biblia. No pueden ser
colocados al mismo nivel. Las Sagradas Escrituras ocupan una posición única, pues son
el único patrón por el cual los escritos de Elena de White (o de cualquier otra persona)
deben ser juzgados y al que deben estar subordinados. Solamente la Biblia es el patrón
supremo. El Espíritu de profecía es una guía para la comprensión de Ia Biblia y para la
aplicación de sus principios.

Reglas de Interpretación del Espíritu de Profecía


1. Confirmar la fuente exacta de cada fragmento antes de usarlo.

2. Una vez confirmado el fragmento, conocer el contexto histórico.

3. El Espíritu de Profecía no debería ser utilizado como vara para oprimir al pueblo de
Dios.

4. No buscar nuevas doctrinas en el Espíritu de Profecía.

5. Distinguir la aplicación literal y la aplicación espiritual de los textos citados.

6. Recordar que el Espíritu de Profecía no fue dado como una guía infalible de
informaciones periféricas.

Para reflexionar
¿De qué forma el hecho de conocer la enseñanza bíblica que dice: ”¡Confíen en el Señor,
y serán liberados! ¡Confíen en sus profetas, y tendrán éxito!” (2 Crón. 20:20) y la que
señala: “No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba,
aférrense a Io bueno” (1 Tes. 5:19-22) puede mejorar tu vida hoy?

La forma en que usas el Espíritu de Profecía, ¿es coherente con tu profesión de fe?
¿Buscas regularmente esta fuente de orientación como apoyo en Ia comprensión de las
Sagradas Escrituras? Ora y piensa en esto durante las próximas 24 horas.

18. El Don de Profecía


Los Adventistas Del Séptimo Día creen que uno de los dones del Espíritu
Santo es la profecía. Este don constituye un rasgo que identifica a la Iglesia
remanente, y se manifestó en el ministerio de Elena G. de White, por haber
sido la mensajera del Señor, sus escritos proveen una fuente de verdad
perdurable y autoritativa, que provee para la Iglesia consuelo, conducción,
instrucción y corrección. Además, hacen claro el hecho de que la Biblia es
la regla con la cual se debe probar toda enseñanza y experiencia.

2Crónicas 20: 1- 24

El Don Profético en los tiempos Bíblicos

Si bien el pecado terminó, la comunicación cara a cara entre Dios


y los seres humanos (Isa.59:2), Dios no por eso terminó su intimidad con
los seres humanos; en vez de ello, desarrolló otras formas de comunicarse.
Comenzó a enviar sus mensajes de ánimo, amonestación y reproche a
través de los profetas. Un profeta es “uno que recibe comunicaciones de
Dios y transmite sus intenciones a su pueblo”. (2Ped.1: 21)

Exodo 7: 1,2 La relación entre Moisés y el Faraón era como la


que existe entre Dios y su pueblo. Así como Aarón comunicaba las
palabras de Moisés a Faraón, del mismo modo el profeta comunica las
palabras de Dios al pueblo. El término profeta, entonces, designa un
mensajero de Dios divinamente escogido.

“Vidente”, (Isa.30: 10; 2Sam.24: 11; 2Rey.17:13) es otra manera


de designar a las personas que tienen el don profético. Los términos,
vidente y profeta se hallan íntimamente relacionados. (1Sam.9: 9)

Las funciones del don profético en el Nuevo Testamento: El Nuevo


Testamento le concede a la profecía un lugar prominente entre los dones
del Espíritu Santo. (Rom.12: 6; 1Cor.12: 28; Efe.4: 11) Anima a los
creyentes a desear especialmente este don. (1Cor.14: 1,39) El Nuevo
Testamento sugiere que los profetas cumplían las siguientes funciones:

1. Ayudaban a fundar la Iglesia: Efe.2: 20,21


2. Los profetas iniciaron el esfuerzo misionero de la Iglesia:
Hech.13: 1,2; 16: 6-10
3. Edificaban la Iglesia: 1Cor.14: 4,3; Efe.4: 12
4. Unieron a la Iglesia y la protegieron: Efe.4: 13,14
5. Amonestaban acerca de dificultades futuras: Hech.11: 27-30; 20:
23; 21: 4,10-14)
6. Confirmaron la fe en épocas de controversia: Hech.15: 32

El Don Profético en los Últimos Días

Muchos cristianos creen que el don de profecía cesó al fin de la


era apostólica. Pero la Biblia revela la necesidad especial que tendría la
Iglesia de obtener conducción divina durante la crisis del tiempo del fin,
testifica acerca de una necesidad continuada del don profético después de
los tiempos del NT.

Continuación de los dones espirituales: No hay evidencia bíblica acerca


de que Dios quitaría los dones espirituales que le concedió a la Iglesia,
antes de que estos hubiesen completado su propósito (Efe.4: 13), por lo
cual se aconseja (1Tes.5: 19,20; 1Cor.14: 1)

El don profético justa antes de la segunda venida: Cristo menciona el


surgimiento de falsos profetas como una de las señales de que su venida
está cercana (Mat.24: 11,24). Si no hubiera verdaderos profetas durante el
tiempo del fin, Cristo nos habría amonestado contra cualquiera que
pretendiera poseer dicho don. Pero el hecho de habernos amonestado
contra los falsos profetas, implica que también los habría verdaderos. El
profeta predijo un derramamiento especial del don profético poco antes de
la segunda venida de Cristo (Joel 2: 28-30)

El Pentecostés constituyó una primicia de la plena manifestación del


Espíritu Santo antes de la segunda venida.

El don profético en la Iglesia remanente: El Apocalipsis caracteriza a los


creyentes leales que forman el remanente como “los que guardan los
mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc.12: 17)
De las conversaciones posteriores que tuvieron el ángel y Juan, se
desprende con claridad el hecho de que la frase “el testimonio de Jesús” se
refiere a la revelación profética. (Apoc.19: 10; 22: 9) estos pasajes
paralelos dejan en claro que son los profetas los que tienen “el testimonio
de Jesús”. El testimonio de Jesús es prácticamente equivalente a un acto de
testificación de Jesús. Es la auto revelación de Jesús lo que mueve a los
profetas cristianos. (Apoc.1: 1)

De modo que la expresión espíritu de profecía puede referirse:

1. Al Espíritu Santo que inspira al profeta con una revelación de


Dios.
2. A la operación del don de profecía.
3. Al medio mismo de la profecía.

Dios le impartió el don de profecía a la “Iglesia” del Éxodo con el fin


de organizar, construir, y guiar a su pueblo (Hech.7: 38; Ose.12: 13) Por lo
tanto, no causa sorpresa descubrir la existencia de ese don entre los que
participan del Éxodo final, es decir, el escape desde el planeta tierra,
contaminado por el pecado, a la Canaán celestial.

Ayuda en la crisis final: Apoc.12: 17; Dan.12: 1 Con el fin de ayudar a su


pueblo a sobrevivir en este conflicto, el más intenso de todas las edades,
Dios en su amor y bondad le dio a su pueblo la seguridad de que no
estarían solos. El testimonio de Jesús, es espíritu de profecía, los guiaría
por caminos seguros hasta su objetivo final, la unificación con su Salvador
en su segunda venida.
Los Profetas Posbíblicos y la Biblia

El don profético funciona en el tiempo del fin de manera muy


semejante a como lo hizo en el tiempo de los apóstoles. Su fin es exaltar la
Biblia como la base de la fe y la práctica, explicar sus enseñanzas y aplicar
sus principios a la vida diaria. Se halla implicado en el establecimiento y la
edificación de la Iglesia, permitiéndole cumplir su misión divinamente
señalada. El don profético reprueba, amonesta, guía y anima tanto a los
individuos como a la Iglesia, protegiéndolos de la herejía y unificándolos
en torno a las verdades bíblicas.

Cómo probar el don profético: Tener en cuenta 1Tes.5: 20-22; 1Jn.4: 1


1. El mensaje ¿Está de acuerdo con la Biblia? Isa.8: 20; (Sant.1: 17)
2. ¿Suceden las predicciones? Deut.18: 21,22 (Jer.28: 9)
3. ¿Se reconoce la encarnación de Cristo? 1Jn.4: 2,3.
4. El profeta, ¿lleva “fruto” bueno o malo? Mat.7: 16, 18-20.

El Espíritu de Profecía en la Iglesia Adventista del Séptimo


Día

El don de profecía se manifestó en el ministerio de Elena G. de


White, quien fue uno de los fundadores de la Iglesia Adventista del 7º Día.
Su obra ha provisto instrucciones inspiradas para el pueblo de Dios que
vive durante el tiempo del fin. El mundo a principios del siglo XIX, época
en que Elena de White comenzó a recibir los mensajes de Dios, era un
mundo varonil. Su llamado profético la colocó bajo severo escrutinio. Tras
haber pasado con éxito las pruebas bíblicas, continuó ministrando por
medio de su don espiritual por 70 años. Desde 1844, cuando tenía 17 años,
hasta 1915 –el año de su muerte- tuvo mas de 2000 visiones. Durante ese
tiempo vivió y trabajó en los EE.UU.., Europa y Australia, aconsejando,
estableciendo obra nueva, predicando y escribiendo.

La aplicación de las pruebas proféticas:

1. Concuerda con la Biblia: El estudio cuidadoso ha demostrado que


sus escritos son consecuentes, exactos y se hallan en completo
acuerdo con las escrituras.
2. La exactitud de las predicciones: Algunas predicciones están en
proceso de cumplirse, otras esperan su cumplimiento. Pero las que
pueden ser probadas se han cumplido con exactitud asombrosa.
Entre ellas tenemos:
a. El surgimiento del espiritismo moderno: En 1890, cuando
el espiritismo acababa de surgir, Elena de White lo
identificó como uno de los engaños de los últimos días, y
predijo su crecimiento. A pesar de que en ese tiempo el
movimiento era decididamente anticristiano, la Sra. De
White previó que está hostilidad cambiaría, y que se haría
entre los cristianos.
b. Estrecha cooperación entre protestantes y católicos:
Durante la vida de Elena de White, existía entre los
protestantes y católicos un abismo que parecía impedir toda
posibilidad de cooperación entre ambos. Ella predijo que
dentro del protestantismo sucederían cambios de fondo, los
cuales causarían una desviación de la fe de la reforma. En
consecuencia, las diferencias existentes entre los
protestantes y los católicos disminuirían, lo cual haría que el
abismo que separaba a ambos fuese salvado. Hoy podemos
ver el surgimiento del movimiento ecuménico, el
establecimiento del Concilio Mundial de Iglesias, el
Concilio Vaticano II de la Iglesia Católica, y la ignorancia
protestante de los puntos de vista de la reforma relativos a
interpretación profética.

3. El reconocimiento de la encarnación de Cristo: Elena de White


escribió extensamente acerca de la vida de Cristo, el papel de Jesús
como Señor y Salvador, su sacrificio expiatorio en la cruz, y su
ministerio actual de intercesión, dominan sus obras literarias.
4. La influencia de su ministerio: Ha pasado más de un siglo desde
que Elena de White recibiera el don profético, su Iglesia y las vidas
de quienes han seguido sus consejos, revelan el impacto de su vida
y mensajes. Su influencia motivó a la Iglesia al establecimiento de
la obra de publicaciones, sus escuelas, la obra médica misionera
mundial que ha hecho de la Iglesia Adventista una de las
organizaciones misioneras protestantes más grandes y de mayor
crecimiento. Su producción literaria comprende más de 80 libros,
200 tratados y folletos, 4600 artículos publicados en diversos
periódicos. Sus sermones, sus diarios, sus testimonios especiales y
cartas comprenden otras 60000 páginas de material en manuscrito.

El espíritu de profecía y la Biblia: Los escritos de Elena de White no


constituyen un sustituto de la Escritura. No pueden ser colocados en el
mismo nivel. Las Sagradas Escrituras están colocadas en un nivel que les
pertenece sólo a ellas, la única regla por la cual sus escritos –y todos los
demás deben ser juzgados-, y a la cual deben hallarse sujetos.

1. La Biblia es la regla suprema: La Biblia es su propio intérprete, y


la Biblia sola es la base de todas las doctrinas. Elena de White
escribió en su primer libro publicado en 1851 “Recomiendo al
amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por
esa Palabra hemos de ser juzgados”.
2. Conducen a la Biblia: Elena de White consideraba que su obra
consistía en llevar al pueblo de vuelta a la Biblia. “Poco caso se le
hace a la Biblia”, declaró, y por lo tanto “el Señor ha provisto una
luz menor para guiar a los hombres y mujeres a la luz mayor”.
3. Conducen a la comprensión de la Biblia: No se añaden verdades
adicionales; pero a través de los Testimonios Dios ha simplificado
las grandes verdades ya reveladas, y en su propia forma escogida
las ha colocado ante el pueblo para despertar e impresionar la
mente con ellas, con el fin de que todos queden sin excusa.
4. Conducen a la aplicación de los principios bíblicos: Gran parte de
sus escritos están dedicados a la aplicación de los consejos bíblicos
a la vida diaria. Elena de White declaró que había recibido
instrucción de “destacar principios generales, de viva voz y por
escrito, y al mismo tiempo especificar los peligros, errores y
pecados de algunos individuos, con el fin de que todos pudiesen ser
amonestados, reprendidos y aconsejados”.
5. Un desafío para el creyente: La profecía del Apocalipsis, según la
cual el “testimonio de Jesús” se manifestaría por medio del
“espíritu de profecía” en los últimos días de la historia del mundo,
constituye un desafío a cada uno de no adoptar una actitud de
indiferencia o incredulidad, sino obedecer el mandato que dice:
“Examinadlo todo, retened lo bueno”. Hay mucho que ganar o que
perder, dependiendo de si llevamos a cabo o no esta investigación
bíblicamente requerida. Josafat dijo: “Creed en Jehová vuestro Dios
y estaréis seguros, creed a sus profetas, y seréis prosperados”
(2Cron.20: 20) Estas palabras son tan verdaderas hoy como cuando
fueron pronunciadas.

Creencias fundamentales de la I.A.S.D.

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Dios cuida de su Pueblo con el Don de


Profecía
febrero 26, 2017 Recursos Biblicos
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Cuando Aarón y Miriam se rebelaron contra el liderazgo de Moisés, Dios les dijo: “Oíd
ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en
visión, en sueños hablaré con él.” (Números 12: 6) . A través del Antiguo Testamento,
el don profético fue una realidad. La primera persona en la Biblia a la que se llama
“profeta” fue Abraham (Génesis 20: 7). En la historia de Israel, Moisés fue el mayor de
los profetas; él se comunicaba con Dios “cara a cara” (Dt 34:10). Poco antes de su
muerte, le dijo a los israelitas: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te
levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;”(Deuteronomio 18:15). Esta profecía se cumplió
inicialmente por Josué y los profetas que le siguieron. Fue finalmente cumplida con la
aparición del Mesías, el Gran Profeta que conduciría al pueblo de Dios de la esclavitud
del pecado a la Canaán celestial.

Los autores del Nuevo Testamento, así como varios otros cristianos también tenían el
don de profecía (Lucas 1:67; Mateo 11:14; Hechos 13: 1; 15:32; 21: 8-10). Pablo
escribió a los Efesios que el don de profecía en la iglesia permanecería “hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto,
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” (Ef 4:13). Por eso, el libro de
Apocalipsis dice que la iglesia remanente del tiempo del fin tiene “el testimonio de
Jesús” (Apocalipsis 12:17), que es “el espíritu de profecía” (Apocalipsis 19:10).

¿Qué es el “Espíritu de Profecía”?


El término “espíritu de profecía” aparece sólo una vez en la Biblia, en Apocalipsis
19:10. Sin embargo, los cristianos de la época de Juan, los primeros en leer Apocalipsis,
sabía exactamente lo que Juan quería decir con esta frase. Ellos estaban familiarizados
con esta expresión, que se utiliza a menudo en la traducción en arameo del Antiguo
Testamento. Por ejemplo, Génesis 41:38 en la paráfrasis aramea del Antiguo
Testamento, dice: “Faraón dijo a sus siervos: ¿Podemos hallar un hombre como éste, en
quien esté el Espíritu de profecía venido de Dios? “1 Y en Números 27 : 18, el Señor
dijo a Moisés: “Llame a Josué hijo de Nun, hombre en el cual esta el Espíritu de
profecía, e impón las manos sobre él.” 2

Para los primeros cristianos, el “espíritu de profecía” era una referencia al Espíritu
Santo, que transmite el don profético a los mensajeros de Dios. Esto también es
evidente cuando se compara con Apocalipsis 19:10 con Apocalipsis 22: 8 y 9.

La situación en ambos pasajes es el mismo. Juan cae a los pies del ángel para adorarlo.
La respuesta del ángel son palabras casi idénticas, pero hay una diferencia. En el
capítulo 19:10, los hermanos son aquellos “que tienen el testimonio de Jesucristo.” En
el capítulo 22: 9, estos mismos hermanos son simplemente llamados “profetas”.

Un principio importante para la interpretación de la Biblia es comparar un texto con


otros textos que hablan del mismo tema. Concluimos, por tanto, que “el espíritu de
profecía” de Apocalipsis 19:10 no es propiedad de los miembros de la iglesia en
general, sino sólo de aquellos que son llamados por Dios para ser profetas. Esta
interpretación no sólo se mantiene por los adventistas, ya que se encuentra en textos de
otros investigadores. El erudito luterano Hermann Strathmann, por ejemplo, escribió lo
siguiente sobre el “testimonio de Jesús”: “De acuerdo con el texto paralelo del capítulo
22: 9, los” hermanos “que tienen el testimonio de Jesús no son los cristianos en general,
solo apenas los profetas. […] Esto es evidente en el versículo 10. Si tienen la marturia
Iesou [el testimonio de Jesús], tienen el espíritu de profecía, es decir, son profetas. “3

De acuerdo con la profecía, la iglesia remanente vendría después de un período de


1260 días, es decir, después del año 1798. Esta iglesia tendría el testimonio de Jesús
que es el espíritu de profecía (un don profético). La Iglesia Adventista del Séptimo
Día desde sus inicios, ha creído que, en cumplimiento de la profecía deApocalipsis
12:17, el espíritu de profecía se manifiesta en la vida y obra de Elena G. de White.

Probando a un Profeta
Como sabemos que el don profético en el caso de Elena de White era genuino y no una
farsa, La Biblia nos da una serie de pautas para probar el don profético.

1. Sueños y visiones (Números 12: 6) – En los tiempos bíblicos, los verdaderos


profetas recibieron sueños proféticos y visiones. Durante sus 70 años de ministerio, de
1844 a 1915, Elena G. de White recibió aproximadamente dos mil sueños proféticos y
visiones.

2. Armonía con la Biblia (Isaías 8:20) – Lo que el profeta enseña debe estar de
acuerdo con toda la Palabra de Dios, porque Dios no se contradice a sí mismo (Sal 15:
4; Mal 3: 6). Mientras que Elena de White no fue una teóloga, sus mensajes están en
armonía con las Escrituras.

3. Hablar la verdad acerca de Jesús (1 Juan 4: 1, 2) – Cualquiera que esté


familiarizado con los escritos de Elena de White, tales como los libros Deseado de
Todas las Gentes y El Camino a Cristo, tendrá que admitir que ella no solo aceptó todo
lo que la Biblia enseña acerca de Jesús. El centro de la misión de Elena de White era
hacer hincapié en Jesús como Señor y Salvador, y atraer de forma continua la atención
de la gente hacia él.
4. Predicciones cumplidas (Jeremías 28: 9) – La prueba de un verdadero profeta se
encuentra, en parte, en el cumplimiento de sus predicciones. La obra de Ellen White
no consisitia fundamentalmente en predecir el futuro, pero ella hizo varias predicciones
que se cumplieron en extraordinária.4

5. La prueba del fruto(Mt 7:20) – La prueba del fruto lleva tiempo. Elena de White
vivió y trabajó durante 70 años bajo la mirada crítica de millones de personas, en su
mayoría escépticos, que tenían dudas y sospechas. En algunos casos, que eran bastante
duras. Cualquier supuesta omisión o inconsistencia fue y sigue siendo expuestos con
gran satisfacción por sus oponentes. Sin embargo, el fruto de su vida y trabajo da fe de
su sinceridad, celo y piedad cristiana.

A pesar de que los falsos profetas pueden pasar una o dos de estas pruebas, sólo el
verdadero profeta puede ser aprobado en todas ellas. Elena de White sin duda pasó
todas las pruebas bíblicas. La dirección de la gracia de Dios a través del don profético
de Elena de White debería hacernos más conscientes de la responsabilidad que tenemos
como iglesia remanente, y nos debe impulsar para terminar la obra que Dios nos ha
dado para hacer.

1 Bernard Grossfeld, The Targum Onqelos to Genesis, The Aramaic Bible (Collegeville,
MN: Liturgical Press, 1988), p. 138.
2 Idem, The Targum Onqelos to Leviticus and Numbers, The Aramaic Bible
(Collegeville, MiN: Liturgical Press, 1988), p. 145.
3 Hermann Strathmann, “martus, etc.,” Theological Dictionary of the New Testament,
ed. Gerhard Kittel, 10 vols. (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1967), v. 4, p. 501.
4 Veja Herbert E. Douglass, Mensageira do Senhor: o ministério profético de Ellen G.
White (Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 1999), p. 150-169.

Por Gerhard Pfandl, Adventist World – Noviembre 2010

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