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El proceso de Independencia
El proceso de independencia de las colonias americanas comenzó mucho antes de los sucesos
de 1810 y se prolongó todavía durante algunos años hasta consolidarse. Las causas que explican
este proceso son de naturalezas distintas. Mientras algunas son de carácter estructural, es
decir, transformaron en el largo plazo las formas de relación entre las colonias americanas y
España; otras, obedecieron a cambios coyunturales, tales como la crisis de la monarquía
española. Estos cambios pueden clasificarse, además, entre causas externas y causas
internas. Entre las primeras, está la difusión de las ideas de la Ilustración, la independencia de
Estados Unidos y la Revolución francesa. Entre los factores internos está el debilitamiento de la
Corona española y el creciente descontento de los criollos americanos con la aplicación de las
reformas que impulsaron los reyes borbones.
a) Causas externas:
La Ilustración, movimiento intelectual europeo que surgió en el siglo XVIII y que cuestionó a la
sociedad existente en ese momento. Afirmó la igualdad y libertad como principios básicos de la
sociedad. Las ideas ilustradas penetraron en América y sus colonias: mediante sus viajes, las
elites criollas tomaron contacto con estas nuevas ideas que de una u otra manera contribuyeron
a criticar el dominio español sobre América.
La Revolución Francesa (1789 – 1799), que puso fin a la monarquía absoluta en Francia y
llevó a la práctica las ideas de la ilustración. Este proceso actuó como un antecedente en la elite
criolla, con una doble perspectiva: de admiración por lo allí ocurrido, como también de temor
ante los extremos que alcanzó.
b) Causas internas:
Una de las medidas más trascendentes fue la convocación a un Congreso Nacional, cuerpo
legislativo que dotaría a Chile de una nueva organización generada a partir de la voluntad
popular y que remplazaría a la Junta.
La labor del Primer Congreso Nacional no fue fácil, pues esta institución albergó
representantes de distintas tendencias, cada una de ellas con una postura diferente. Los
realistas, partidarios de no realizar reformas y mantener la subordinación al virreinato del Perú,
constituyeron una minoría; en cambio, los patriotas moderados, mayoría dentro del Congreso,
fueron defensores de la implementación de cambios sutiles. Además, se observaron algunos
patriotas denominados exaltados, proclives a la ejecución de transformaciones profundas.
El Virrey de Perú Fernando de Abascal envía a Antonio Pareja para acabar con los movimientos
criollos. Pareja desembarca en Chiloé, donde se organizo el ejército realista que desembarcaría
en Talcahuano a comienzos de 1813. El ejército realista de este periodo esta compuesto de un
98% de soldados mestizos y un 30% de sus oficiales eran criollos; por esto es que se dice que
estas campañas de la Patria Vieja eran principalmente civiles.
Al conocerse la llegada de los ejércitos de Pareja, se formo una nueva Junta de Gobierno y José
Miguel Carrera, como General en Jefe de las fuerzas criollas se dirige al sur.
Tras un enfrentamiento en Yerbas Buenas (Abril 1813), las fuerzas de Pareja se encierran
en Chillan, donde son sitiadas por los patriotas (Julio – Agosto 1813). En Chillan muere Pareja,
pero el invierno afecta mas a los patriotas que a los realistas. Carrera es sorprendido en el
combate del Roble (Octubre 1813), que OHiggins transforma en una victoria.
La Junta de Gobierno destituye a Carrera y le da el mando a Bernardo OHiggins.
Paralelamente llegan a Talcahuano nuevas fuerzas realistas, al mando de Gabino Gainza. Las
derrotas patriotas en Membrillar (Marzo 1814) y Quechereguas (Abril 1814) hicieron renunciar a
la Junta de Gobierno, dándole el poder a Francisco de La Lastra.
El 1 y 2 de octubre de 1814, las fuerzas realistas y las fuerzas patriotas se enfrentan en la
ciudad de Rancagua. Luego de la total derrota patriota los criollos mas comprometidos huyeron
hacia Mendoza, en donde fueron recibidos por José de San Martín.
En enero de 1817, el Ejército Libertador se movilizó desde Argentina hacia Chile, con más de
4000 hombres. En la batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817) los patriotas recuperaron
el control de Santiago y restituyeron el gobierno independiente. Las autoridades realistas se
embarcaron al Perú y el ejército español se concentró en el sur de Chile para continuar, desde
ahí, la resistencia. En Santiago, los criollos le entregaron el mando al general José de San
Martín, quien no aceptó este reconocimiento, pues planeaba continuar la lucha por la
emancipación en el Perú. Ante la negativa de San Martín, el cabildo nombró a Bernardo O
´Higgins como Director Supremo de Chile, dando inicio a la Patria
Para lograr orden interno, Bernardo O´Higgins promulgó dos constituciones (1818 y 1822), las
que, pese a aplicar los ideales ilustrados y reconocer el principio de separación de los poderes
del Estado, atribuían enormes facultades al Ejecutivo. De acuerdo con el pensamiento de
Bernardo O´Higgins, Chile lograría la estabilidad y el anhelado orden mediante la conducción de
un líder autoritario y un estricto control de los espacios de expresión popular.
La Constitución de 1818 establece la división de los poderes del estado con un ejecutivo que
reside en el Director Supremo, un poder legislativo unicameral (senado de cinco miembros) y el
poder judicial en manos de un Supremo Tribunal Judiciario. La Constitución de 1822 establece
un Congreso bicameral (diputados y senadores), mantiene el poder judicial y el poder ejecutivo
queda en manos de un Director Supremo que durara seis años, pudiendo ser reelegido por otros
cuatro.
Hacia 1822, el inicial apoyo popular a la conducción de O´Higgins dio paso a un descontento
generalizado. Se le acusa de sometimiento a la Logia Lautaro, de estar involucrado en la
muerte de José Miguel Carrera y Manuel Rodríguez. Además, la constitución de 1822 le
aseguraba un gobierno muy extenso. El ejército del sur, al mando de Ramón Freire se niega a
reconocer la nueva constitución y se subleva. Frente a este hecho OHiggins decide renunciar
ante el Cabildo de Santiago (Enero 1823).
Al finalizar la guerra de Independencia, el país entró en una profunda crisis económica debido
al abandono temporal o permanente de las actividades productivas (salvo en el norte minero,
donde no hubo enfrentamientos), la destrucción de los campos causada por la guerra, el cierre
del mercado peruano y los gastos que debieron afrontar los nuevos gobiernos.
La guerra de Independencia impactó fuertemente a la población, pero no modificó la
estructura de la sociedad colonial. La élite aristocrática terrateniente, ahora representada
por los criollos, siguió al mando del Estado, en tanto que los sectores populares, compuestos por
una variada gama de peones, labradores, campesinos, mineros, soldados de baja gradación, y
vagabundos, no vieron modificada sustancialmente su forma de vida. Muy por el contrario, la
crisis económica que siguió a la guerra empobreció aún más a estos sectores y provocó un
aumento del bandidaje rural y el vagabundeo.
Con el proceso de independencia aumentó la importancia de la participación de los
militares en el ámbito político. Desde los inicios del proceso independentista, la presencia del
ejército chileno fue fundamental, tanto para enfrentar la guerra contra los realistas, como para
asumir la conducción del naciente Estado.
La mayor parte de los criollos que pertenecieron al ejército provenían de familias acaudaladas.
Una de las aspiraciones más grandes de estas familias era tener participación en los ámbitos de
toma de decisiones, es decir, en la política. Gracias a sus hazañas, los jóvenes militares lograron
reconocimiento y una mayor intervención e influencia en los círculos de poder. Este fue el caso
de José Miguel Carrera, Bernardo O’Higgins y Manuel Rodríguez, entre otros, quienes asumieron
importantes cargos políticos una vez finalizado el proceso de independencia. La carrera militar se
transformó así en un importante medio de ascenso político.