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  : ¿Son comunes los valores morales a todos los
seres humanos en todas las culturas? Es decir: ¿Los valores
morales pertenecen universalmente y en forma necesaria a todas
las personas por igual en cualquier cultura de la historia
humana? O Mejor: ¿Qué pasaría si te demuestran que los valores
morales que tú consideras correctos no son más
que    individuales o     colectivas
de un grupo humano? Para los gustos están hechos los colores:
¿Son los valores morales objetiva y universalmente válidos o se
trata más bien de meras   personales? ¿Los valores
morales son algo más que puros   emotivos
atesorados por las personas de acuerdo a sus propias vivencias y
experiencias personales en su propio entorno familiar o cultural?
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Si el
"  es verdadero, entonces no existen normas
de conducta universales, ni juicios morales correctos o
incorrectos. Nadie tendría acceso a lo bueno ni a lo malo. No
tendría sentido hablar de normas o de reglas, porque cada
persona o cada grupo social determinaría lo que está bien y lo
que está mal. Vayamos por partes.

Existen varias versiones de relativismo ético. Una es


el 
 
 que defiende que las normas y los
patrones morales las pone el individuo, de acuerdo a sus porpias
creencias y, por lo tanto, lo que uno cree que es correcto, por el
mero hecho de creerlo es bueno en sí mismo. Así, pues, nadie
podría argumentar en contra de la acción de una persona que, de
acuerdo a sus propias creencias, considera que ha hecho algo
bueno. Únicamente en el caso de que sus acciones contravengan
sus propias creencias se podría argumentar en contra de una
acción que contraviene las creencias del sujeto moral, porque
dice que cree algo y hace lo contrario. Por lo tanto, si cada
persona sustenta diferentes visiones de la realidad, distintos
puntos de vista sobre las cosas y creencias individuales sobre lo
bueno y lo malo, formulará juicios particulares, aún en las
mismas circunstancias. Así, pues, no habrá base para encontrar
ideales comunes, patrones universales de conducta o normas que
aplican necesariamente a todas las personas.

Otra versión sería el 


 que defiende que los
criterios generales de moralidad responden a las creencias
comunes al grupo, a la sociedad en la que participan, al pueblo
al que pertenecen o a la idiosincrasia o cultura nacional en la que
están enraizadas sus costumbres y tradiciones. Por lo tanto sólo
se justificaría una crítica moral a una acción de un individuo que
contraviene las creencias fundamentales de su grupo social. Este
mismo razonamiento se usa de forma generalizada para sustentar
el reclamo de consideración y respeto a patrones culturales de
sociedades ajenas a la nuestra. Las creencias y las prácticas de
culturas diferentes a la nuestra no se pueden entender, ni
analizar, ni juzgar con patrones culturales que no pertenezcan a
la misma sociedad en la que se originan, adquieren sentido y
donde se manifiestan. Por lo tanto, habrá que reconocer que las
diferentes culturas que han existido y existen actualmente en
nuestro mundo global, tendrán dintintos ideales, diferentes
patrones de conducta y normas de moralidad autóctonas. Así,
pues, será meramente un prejuicio desde nuestra propia
perspectiva cultural hallar faltas, errores o deficiencias en las
manifestaciones de conducta de otros pueblos.

Lo que está pasando entre el pueblo israelita y los pueblos


árabes puede ser un buen ejemplo de lo inconsistente del
relativismo cultural. ¿Qué pasa cuando una persona ofende,
injuria, hiere o mata a otro, simple y sencillamente porque sus
patrones culturales se lo exigen? ¿Y qué dicen que pasó con las
torres gemelas y el terrorismo internacional? ¿Aguanta un
análisis de relativismo cultural esta o cualquier otra acción
terrorista?

 

 
 
 Supongamos que un pobre
desgraciado sádico le secuestra a usted y a su hermana, los lleva
a una casa alejada y les tortura durante cinco días hasta que su
hermana fallece debido a los golpes y el trato abusivo. Usted,
puede escapar milagrosamente antes de que el "enfermito" le
ocasione la muerte. ¿Qué puedes hacer si eres relativista?
El "enfermo" cree que no ha hecho nada malo. Le ha ocasionado
la muerte a tu hermana, pero él cree que no ha hecho nada
incorrecto, porque su acción estaría basada en sus creencias
particulares. Y lo peor del caso es que si usted es un relativista
individual, no tendrá base alguna para poder emitir un juicio de
culpabilidad contra este individuo. Porque, aunque el sádico
actuara con pleno conocimiento, sabiendo que tú y tu hermana
no estaban de acuerdo con sus creencias y menos con sus
acciones, y aún reconociendo que la sociedad no aceptaría su
conducta de ninguna manera, como la corrección de sus actos
depende exclusivamente de sus creencias, habría que exculparlo.

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 En un país llamado Segregación,
conviven dos grupos radicalmente opuestos. Los más poderosos,
que casualmente son los que mandan, integran una mayoría del
95 %, mientras los pobres, que son el 5% restante son la minoría
sufriente y silenciosa que no hace ninguna historia, porque estos
pobres desgraciados son una raza inferior. Si tú pertenecieras a
la minoría inferior, sufrida y silenciosa y, en estas cosas que
tiene la vida civilizada, te vieras acusado de haber asesinado
vilmente a uno de los más prominentes mandatarios del
gobierno, ¿qué harías?. Por tu culpa, los poderosos van a
encerrar en un campo de concentración a todos los minoritarios
donde los van a ir aniquilando poco a poco. Y para escarmiento
de todos, vas a ser ejecutado sumariamente, por ser pobre.

Las acciones y reacciones de la mayoría poderosa se basa en sus


creencias. Por consiguiente aquí no hay nada de incorrecto.
Ellos son una raza superior. Las minoría no hace más que
estorbar, por lo tanto habrá que hacerlos desaparecer. No hay
base para criticar sus acciones, aún cuando las Naciones Unidas
levanten la voz y pongan el grito en el cielo. Usted no puede
apelar ni a la razón ni a la fuerza. ¿No me diga que usted va a
movilizar un ejércirto y va a matar a todos los poderosos de la
mayoría, los va a externinar y se va a convertir así en el poder de
La Nueva Segregación?

¿Y ahora qué piensas del relativismo? Si te parecen objetables


estas implicaciones, entonces tú no puedes aceptar en principio
el relativismo ético.

También hay que reconocer que algunos filósofos han planteado


razones teóricas para fundamentar el relativismo ético. La
inmensa mayoría abogan por el relativismo ético porque, a su
juicio, es la única manera teórica de justificar el respeto a las
creencias y a las tradiciones de otras culturas, aún cuando éstas
no sean necesariamente consistentes con las de la propia cultura.
Pero lamentablemente el mismo relativismo cultural mina
cualquier base moral sobre la que se pueda justificar, o en la que
se pueda fundamentar, cualquier reclamo normativo de la ética.
A partir del punto de vista del relativista si la gente de una
cultura cree que es apropiado o conveniente aniquilar a los
integrantes de la cultura vecina, no habría justificación teórica
para rechazar esta decisión.
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La postura    de la moral plantea que existen un


conjunto de reglas morales que aplican a todas las personas en
todos los casos sin posibilidad de excepción. De acuerdo al
absolutismo moral, mentir es siempre malo, aún cuando no
hacerlo pudiera ser, en un caso dado, altamente perjudicial para
otras personas.

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Rechazar el relativismo moral no significa necesariamente


adoptar el absolutismo moral. Existen posturas intermedias
como el %
  o el   . Esta posición
reclama que la ética normativa puede tener una base objetiva,
sin excluir el convencimiento personal de que no necesariamente
todos los ideales morales tengan que ser universalmente
absolutos. Es decir, pueden darse honrosas excepciones. Los
ideales morales comunes, al igual que los patrones de
comportamiento y las normas de conducta pueden ser
entendidos, en su aplicabilidad, de diferentes maneras,
dependiendo de la situación particular del agente moral o de las
circunstancias que pueden ser determinantes para garantizar
derechos inalienables. Decir una mentira, puede ser aceptable en
determinadas situaciones, cuando el perjuicio de decir la verdad
sea tan perjudicial que lesione valores irrenunciables para la
persona.

Algunas veces la gente se pasa al relativismo, como una


reacción en contra de la moral tradicional, porque no pueden
aceptar las creencias u opiniones morales opresivas y odiosas de
ciertas autoridades contra las que se resienten. Y es que hay
personas que resienten cualquier tipo de regla, norma o
regulación, porque entienden de forma equivocada, quizás, la
propia autonomía. Autonomía no significa ausencia de criterios,
normas o reglas. La autonomía es un proyecto personal de vida
autónoma, en el que las razones, los motivos y las metas están
dentro de uno mismo. No se trata de anarquismo, de hacer lo que
a uno le viene en gana y que nadie se meta conmigo. Se trata de
poder dar razón en todo momento de los fundamentos, las
razones y los fines de mi acción.

La experiencia histórica del reconocimiento y la justificación de


la esclavitud, los tristes genocidios, el racismo segregacionista,
la renuencia a reconocer la igualdad de derechos en los más
necesitados, niños, enfermos, desplazados y ancianos, la pasada
que todavía tenemos en nuestra sociedad de no querer reconocer
a la mujer como una igual en este mundo machista, pueden ser
creencias poco iluminadas y poco inteligentes, claramente
objetables, pero habrá que reconocer que persisten en la
mentalidad y en las creencias de mucha gente.

El realismo moral defiende que los principios morales tienen un


fundamento objetivo y no dependen ni están basados en opinión
subjetiva alguna. El primer defensor del realismo es Platón,
quien en el primer pasaje del 6 libro de La República, explica
cómo el universo se divide en dos planos que coinciden con el
mundo visible y material de las cosas y el mundo inteligible de
las formas abstractas de comprensión de las ideas. Tomando
como punto de partida el mundo de las matemáticas, en el que
uno más uno siempre y necesariamente es dos, Platón entiende
que existen conceptos que nunca cambian ni pueden cambiar,
por lo que se aplican universalmente de la misma manera. Los
seres humanos no se habrían inventado los números, ni los
podrían alterar en su contenido sustancial. Así, el carácter eterno
de las matemáticas que aceptan la existencia de entidades
abstractas, confirman la existencia de cosas formales que son
inalterables.

Esta teoría platónica de las formas abstractas ha sido confirmada


por filósofos medievales al desarrollar las tesis de la ley natural,
como es el caso de Tomás de Aquino. Para Sto. Tomás, la
moralidad está apoyada y fundamentada en unos principios
fijados en las leyes de la naturaleza para lograr el cumplimiento
de las metas u objetivos que le son propios y que pueden ser
comprendidos naturalmente por la sola luz de la razón natural.
Por esto mismo, todas las leyes humanas deberán ser
consecuentes y reflejar una coherencia sustancial con las leyes
naturales.

El realismo moral considera que la moralidad está fundada en


principios eternos que le pertenecen exclusivamente al mundo
natural como entidades abstractas que pueden explicar
naturalmente el orden propio de las cosas o el ordenamiento
formal en el que todo en la naturaleza ha sido constituido para
lograr el objetivo que le es propio.

Actualmente el realismo moral es cuestionado por la polémica


entablada entre los que cuestionan la veracidad de los juicios
morales y aquellos que la defienden a ultranza, aunque tengan
que recurrir a principios ajenos al mismo realismo y la
controversia entre los que defienden que los hechos morales
existen independientemente de las creencias y las actitudes de la
gente que los realiza y aquellos que impulsan las tesis
relativistas.
Al realismo moral se oponen el escepticismo moral y el
relativismo moral.

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