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Antiguo Testamento
SALMO 32
La misericordia del Señor llena la tierra.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor
el pueblo que él se escogió como heredad.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan su misericordia.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón;
en su santo nombre confiamos.
Que tu misericordia, Señor, venga
sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
SALMO 33
Bendigo al Señor en todo momento
o: Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la misericordia del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protega.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
SALMO 102
El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
Como un padre siente ternura por sus hijos
siente el Señor ternura por sus fieles.
La misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y cumplen sus mandamientos.
SALMO 111
Feliz el hombre que ama de corazón
Los mandatos del Señor.
Feliz el hombre que teme al Señor,
y en sus mandatos encuentra su gozo:
será en la tierra poderoso su linaje,
será bendecida la raza de los justos.
Habrá en su casa riquezas y abundancia:
su honradez durará para siempre.
Raya la luz en las tinieblas para el recto,
que es justo, clemente y compasivo.
Le va bien al compasivo que presta,
al que administra sus negocios en conciencia;
los rumores alarmantes no lo inquietan:
firme el ánimo, confía en el Señor.
Su corazón es sólido y no teme;
aunque gaste dando mucho a los pobres,
su honradez durará para siempre;
se erguirá con gloria su frente.
SALMO 126
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Si el Señor no edifica la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
Los hijos son un regalo del Señor,
el fruto del vientre es una recompensa:
como flechas en mano de un guerrero
son los hijos de la juventud.
SALMO 127
Como brotes de olivo en torno a tu mesa,
Señor, así son los hijos de la Iglesia.
Dichoso el que teme al Señor,
y camina por sus sendas:
comerás del trabajo de tus manos,
serás dichoso y triunfarás.
Tu mujer, cual una vida fecunda
en medio de tu hogar;
tus hijos, cual retoños de un olivo
en torno a tu mesa.
Con tales bienes se verá bendecido
el que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida.
SALMO 144
El Señor es bueno con todos.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
SALMO 148
Alabad el nombre del Señor (o Aleluya).
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto;
alabadlo, todos sus ángeles,
alabadlo, todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes
alabadlo, espacios celestes
y aguas que cuelgan en el cielo.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros;
fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo;
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor
el único nombre sublime.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel su pueblo escogido.
Nuevo Testamento
Aleluya, aleluya.
Si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros
y su amor en nosotros llega a su plenitud.
Aleluya, aleluya.
Quien permanece en el amor,
permanece en Dios y Dios en él.
Aleluya, aleluya.
Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
Aleluya, aleluya.
Dios es amor;
amémonos unos a otros como Dios nos amó.
Evangelios
(22) + Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 3-6
UNIDAD E INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO
Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: “¿Es lícito al
hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?”. El respondió: “¿No han leído
ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer, y que dijo: Por eso, el
hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino
una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no
separe lo que Dios ha unido”.
(23) + Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 35-40
EL MANDAMIENTO PRINCIPAL Y PRIMERO
Los fariseos se acercaron a Jesús, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó
para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Jesús
le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con
todo tu espíritu. Este es el más grande y el primero mandamiento. El segundo es
semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos
dependen toda la Ley y los Profetas”.
(24) + Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 6-9
LO QUE DIOS HA UNIDO, NO LO SEPARE EL HOMBRE
Dijo Jesús:
Desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará
a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no
son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.
(26) + Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-12
EL AMOR: CONTRASEÑA DE LOS CRISTIANOS
Dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor,
como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
(27) + Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 12-17
EL AMOR: REQUISITO DEL DISCÍPULO DE CRISTO
Dijo Jesús a sus discípulos:
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mandó.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo
amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné
para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero.
Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se los concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
(28) + Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 20-26
ORACIÓN DE JESÚS POR LA IGLESIA Y SU UNIDAD
Levantando los ojos al cielo, dijo Jesús:
“No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en
mí.
Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en
nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno –
yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me
has enviado, y que yo los amé como tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen
la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú
me enviaste.
Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú
me amaste esté con ellos, y yo también esté en ellos”.