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“Año de la Inversión para el Desarrollo Rural y la

Seguridad Alimentaria”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE HUANCAVELICA


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
E.A.P. DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

TÍTULO:

PROCESO DE EJECUCIÓN
PRESENTADO POR:
CASTRO CAHUANA HUGO
MONTES APUMAYTA VIDAL
OLARTE CRISOSTOMO JEFHERSON

ASIGNATURA:
SEMINARIO DE DERECHO CIVIL Y PROCESAL CIVIL

DOCENTE:
DEL CARMEN IPARRAGUIRRE, DENJIRO FELIX

CICLO: XII - “A”

PATURPAMPA – HUANCAVELICA
2013

1
“A nuestros padres por todo lo que somos y esperamos ser, se
lo debemos a su inmenso cariño, a sus sacrificios y desvelos.
Por tenernos paciencia y ayudarnos siempre a salir adelante
hasta conseguir nuestras metas”

Los alumnos

“La abogacía es una profesión que se basa en la verdad para el


logro de la justicia que constituye un derecho y a la vez una
virtud que tiene por objeto restablecer la paz alterada por un
conflicto”

Carnelutti

2
SUMARIO
CARATULA

DEDICATORIA

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I

PROCESO DE EJECUCIÓN

1.1. El Proceso de Ejecución

1.2. FUNCIÓN DEL PROCESO DE EJECUCIÓN

1.3. LOS “PROCESOS” DE EJECUCIÓN

1.4. PUNTOS PREVIOS

1.5. CLASES DE TÍTULOS EJECUTIVOS

1.6. ESTRUCTURA DEL PROCESO DE EJECUCIÓN

CAPÍTULO II

Análisis del EXP. N° 00452-2012-0-1101-JP-CI-01

2.1. DEMANDA:

2.2. MANDATO EJECUTIVO

2.3. CONTRADICCIÓN

2.4. AUDIENCIA

2.5. AUTO DEFINITIVO

2.6. APELACIÓN

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ANEXO del EXP. N° 00452-2012-0-1101-JP-CI-01

3
INTRODUCCIÓN

Cuando en el presente estudio aludimos al proceso de ejecución, nos estamos refiriendo al


proceso único de ejecución previsto en el código procesal civil peruano, con las
modificaciones establecidas por el código procesal civil, con las modificaciones establecidas
por el decreto legislativo N° 1069, promulgado el 27 de junio de 2008. En efecto, conforme a
las indicadas normas, se han unificado los tres procesos de ejecución regulados
originalmente por el indicado código procesal antes del 28 de junio de 2008, concibiéndose
un solo proceso: el proceso único de ejecución, mediante el cual se hacen efectivos una serie
de títulos de ejecución.

Lo que se busca en este tipo de proceso único de ejecución, en términos genéricos, es


obtener de parte del organismo jurisdiccional una actividad física o un mandato material. A
diferencia d lo que ocurre en los procesos de cognición o procesos contenciosos
propiamente dichos (conocimiento, abreviado y sumarísimo), donde el conflicto
intersubjetivo de intereses y la incertidumbre jurídica se encuentran presentes con mayor
incidencias que en el proceso único de ejecución, en este último o que se pide al juez es
una conducta física, un obrar, una actividad, una orden. El juez, en este tipo de proceso,
tiene por cierto, por veraz, el derecho propuesto de acuerdo con el título y por ello el
ejecutante (demandante) espera que el juez ordene su cumplimiento, o disponiendo, en
caso de incumplimiento, la ejecución del patrimonio del ejecutado (demandado) para
satisfacer la obligación.

En los términos ya detallados en este trabajo se analizará un caso práctico del expediente N°
00452-2012-0-1101-JP-CI-01, en la obligación de dar suma de dinero, por la parte interesada
la AFP PRIMA y por el otro lado como demandado la Municipalidad Provincial de
Huancavelica, en el juzgado de Paz letrado.

Los alumnos

4
CAPÍTULO I

PROCESO DE EJECUCIÓN

1.1. El Proceso de Ejecución

Para poder analizar previamente éste proceso es menester tratar acerca de su


naturaleza jurídica. Por ello tenemos que reconocer – como señala Eugenia Ariano1 – que
hemos heredado, al igual que muchos países de éste lado del continente, un proceso
ejecutivo medieval en su vertiente hispánica, siendo necesario compartir las diversas
opiniones vertidas en la doctrina respecto a la naturaleza jurídica del proceso de ejecución.

Para algunos el entonces juicio ejecutivo no era más que un proceso de cognición
sumaria. Esta postura se apoyaba entre otros fundamentos en que por su estructura la
finalidad de dicho juicio ejecutivo radicaba en la creación de un verdadero título de
ejecución, ya que los documentos privilegiados por ley para iniciar la tutela ejecutiva
únicamente permitían la entrada al juicio, pero sería la sentencia – a expedirse en dicho
proceso - el verdadero título.

Para otro sector de la doctrina avalan la posición de que el proceso ejecutivo tiene
naturaleza ejecutiva y no de cognición sumaria, afirmando que no se puede aseverar que la

1 Ariano Deho, E. “Proceso de Ejecución” reimpresión, Editorial RODAS, Lima, 1998, p. 167.
5
sentencia de remate innove en absoluto el contenido del título, pues se limita a disponer la
reanudación del procedimiento de apremio, iniciado en el momento del embargo. Por eso
le otorgaban un contenido meramente procesal a dicha sentencia la cual ratificaría
la decisión jurisdiccional que dio inicio al juicio ejecutivo.

Liebman, por su parte, sostuvo que el juicio ejecutivo se presenta como un proceso
mixto de cognición y ejecución o, más exactamente como un proceso de ejecución que
contiene una fase de cognición 2. Para justificar ésta posición, Liebman3 nos
manifiesta que el juicio ejecutivo, tal como ha sido aceptado y regulado por los códigos
hispano americanos, nos presenta un proceso que no corresponde exactamente a ninguno
de los tipos indicados - entiéndase al proceso de conocimiento y al proceso de ejecución –
pues su finalidad directa e inmediata es la ejecución, pero el legislador le ha parecido que
los títulos que le dan ingreso no proporcionan una certeza suficiente de la existencia del
crédito; por eso ha incluido en el curso de este proceso una fase en la cual el deudor es
citado para oponer sus excepciones, y la ejecución no continúa si el juez no se convence de
la falta de fundamento de las mismas.

A nivel nacional, Carrión Lugo4 sostiene que nuestro actual Proceso Único de
Ejecución, tendría una naturaleza singular, por cuanto se presentan supuestos en donde
se discute la eficacia del título de ejecución y de la obligación contenida en él.

Hecho todo este resumen de las diversas opiniones respecto a la naturaleza jurídica
del juicio ejecutivo hispánico, debemos nosotros de manifestar que – a nuestra opinión -
la naturaleza de nuestro proceso es uno propiamente de ejecución. Lo dicho se debe en
primer lugar – descartando la tesis del proceso ejecutivo como cognición sumaria – que
a raíz de las modificaciones del Decreto Legislativo 1069 se ha erradicado a una
sentencia que ratifique o que busque consolidar un título de naturaleza extrajudicial, sino
que el título por si mismo apareja ejecución; en segundo lugar, a que el proceso conlleva

2 Liebman E., “Sobre el juicio ejecutivo”, En: Estudios de Derecho Procesal en honor de Hugo Alsina, 1940, p.
400-401
3 Liebman, E. ob. cit, p. 399-400
4 Carrión Lugo, J. “Tratado de Derecho Procesal Civil “Tomo V, Editorial GRIJLEY, Lima, 2009, p. 6

6
a diversos actos de ejecución, desde el mandato ejecutivo que ordena el pago o
cumplimiento de una obligación hasta los actos de realización forzada. En tercer
lugar, y con relación a la oposición o contradicción, si bien es cierto suspenden la
ejecución, éste no es una etapa natural del proceso ya que sólo aparecerá en el proceso
en la medida que el ejecutado la haya hecho valer, caso contrario vencido el plazo para
cuestionar el mandato ejecutivo se procederá a iniciar con la ejecución forzada.

En consecuencia, el proceso de ejecución no es uno en donde se declare el derecho,


sino que en él se actúa lo ya dicho en un título de naturaleza judicial o en uno de
naturaleza extrajudicial, lo cual constituye el presupuesto indispensable para la tutela
ejecutiva. Ante ello, y siguiendo lo expuesto por Montero Aroca, la sumariedad es una
característica que sólo puede referirse a la declaración del derecho, nunca a la
ejecución del mismo, por lo que cerramos esta parte afirmando que el proceso de
ejecución no se ve impregnado de las características del proceso sumarizado, toda vez que,
no se precisa de declaración por que la ley ya le ha concedido a un documento fuerza
Ejecutiva5: El título ejecutivo.

1.2. FUNCIÓN DEL PROCESO DE EJECUCIÓN

El proceso de ejecución, a diferencia del proceso declarativo, no tiene por objeto


que el órgano jurisdiccional declare la existencia (o inexistencia) de un determinado
derecho en base a lo pretendido, alegado y probado por las partes, sino que tiene por
objeto que dicho órgano realice un conjunto de actividades usualmente materiales,
destinadas a satisfacer concretamente el interés de un sujeto que ya tiene un derecho
cierto por cuanto ya ha sido judicialmente declarado o porque la ley lo considera
cierto, en sustitución de quién debió hacerlo y no lo hizo (el deudor).

La ejecución, en consecuencia, constituye una distinta forma de ejercicio de la


función jurisdiccional, aquella que, más que la de cognición, permite el logro de una
auténtica tutela jurisdiccional efectiva, pues es con ella con que se puede lograr que el

5 Montero Aroca, J. ob, cit. 353


7
titular de un derecho obtenga “todo aquello y precisamente aquello que tiene derecho a
conseguir según el derecho sustancial”6.

El proceso único de ejecución, en términos generales, tiene por objeto hacer


efectivo, en forma breve y coactiva, el cumplimiento de la o las obligaciones contenidas
en un título que, por mandato de ley7

1.3. LOS “PROCESOS” DE EJECUCIÓN

A diferencia del proceso declarativo que —al menos teóricamente— puede tener
una única estructura procedimental, el proceso de ejecución por presentar una mayor
adherencia de la forma a los fines, no tiene una única estructura.

Así mientras que en el proceso declarativo siempre tendremos una etapa


postulatoria, una etapa probatoria (de ser necesaria) y una resolutoria sea cual fuere
la pretensión hecha valer, no ocurre lo mismo en un proceso de ejecución en donde,
por ejemplo, no serán iguales los actos ejecutivos dirigidos a satisfacer una pretensión
ejecutiva fundada en un derecho de crédito pecuniario, de aquella dirigida a obtener la
entrega de un determinado bien distinto del dinero o a un determinado hacer. Por ello
bien decía CHIOVENDA que “la ejecución forzosa se identifica en cada caso con un
determinado medio ejecutivo”8, en cuanto según el tipo de prestación debida el órgano
jurisdiccional deberá adoptar (y adaptar), las concretas medidas ejecutivas para lograr la
efectiva satisfacción de ese concreto derecho.

Sin embargo, aún en la necesaria diversidad estructural de las diversas


ejecuciones, existe un elemento unificador: su función, que —como indicado arriba— no
es otra que obtener la efectiva y concreta satisfacción del derechohabiente a través de

6 CHIOVENDA, “De la acción nacida del contrato preliminar, en Ensayos de Derecho Procesal Civil”, Tomo I,
Ediar, Bs.Aires, 1949, p.214
7 Jorge Carreón Lugo, “tratado de derecho procesal civil” volumen V, editorial GRIJLEY, Primera Edición, Perú,

2009, pág. 5.
8 CHIOVENDA, Instituciones de Derecho Procesal Civil, Tomo I, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid,

1954, pag.332. En ese mismo sentido ALSINA, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y
Comercial, Vol. V, Ediar, Bs.Aires, 1962, p. 44, señalaba que “los modos de ejecución varían según la
naturaleza de la obligación ..y hasta puede afirmarse que cada obligación tiene un procedimiento especial de
ejecución”.
8
la actividad sustitutiva del órgano jurisdiccional, frente al incumplimiento por parte del
obligado.

En razón de la diversidad de las prestaciones los procesos de ejecución se distinguen en:

Ejecución dineraria, es decir aquella que tiene por objeto satisfacer a un


acreedor de dinero, que constituye la más compleja ejecución por cuanto
consiste en el conjunto de operaciones que realiza el órgano sobre el patrimonio del
deudor (su activo), a fin de obtener el dinero debido (de allí que los italianos la llamen
descriptivamente “espropriazione forzata”, porque el principal acto es la enajenación
“forzada” de los bienes del deudor);

Ejecuciones específicas (o no dinerarias), es decir aquellas que tienen por objeto


satisfacer a un acreedor de un bien determinado, de un hacer o un no hacer. Se le
llama “específica” pues se trata de que el órgano jurisdiccional le procure al acreedor
el mismo “bien de la vida” que le debió procurar el deudor (el bien, el resultado del
hacer o la abstención).

1.4. PUNTOS PREVIOS

El proceso único de ejecución tiene por finalidad obtener el cumplimiento de una


obligación que consta en:

1. Las resoluciones judiciales firmes;

2. Los laudos arbítrales firmes;

3. Las Actas de Conciliación de acuerdo a ley;

4. Los Títulos Valores que confieran la acción cambiaria, debidamente protestados o


con la constancia de la formalidad sustitutoria del protesto respectiva; o, en su caso,
con prescindencia de dicho protesto o constancia, conforme a lo previsto en la ley
de la materia;

5. La constancia de inscripción y titularidad expedida por la Institución de


9
Compensación y Liquidación de Valores, en el caso de valores representados por
anotación en cuenta, por los derechos que den lugar al ejercicio de la acción
cambiaria, conforme a lo previsto en la ley de la materia;

6. La prueba anticipada que contiene un documento privado reconocido;

7. La copia certificada de la Prueba anticipada que contiene una absolución de


posiciones, expresa o ficta;

8. El documento privado que contenga transacción extrajudicial;

9. El documento impago de renta por arrendamiento, siempre que se acredite


instrumentalmente la relación contractual;

10. El testimonio de escritura pública;

11. Otros títulos a los que la ley les da mérito ejecutivo.

12. Es decir en documentos de origen legal, convencional, judicial, arbitral o


extrajudicial en los que existe un mandato de cumplimiento inmediato, en relación
al cual se encuentra notablemente reducida la actividad probatoria.

El proceso único de ejecución se caracteriza por la reducción de las etapas


procésales y por los plazos de las actuaciones, así como por la imposibilidad de cuestionar
los títulos en que sustenta la ejecución, salvo por razones formales.

1.5. CLASES DE TÍTULOS EJECUTIVOS

El CPC de 1993 nació con una bipartición de “títulos”: los que llamó “ejecutivos”
(art. 693 CPC, hoy derogado por el D. Leg. 1069) y “de ejecución” (art. 713 CPC, hoy
derogado por el D. Leg. 1069). Los primeros permitían ingresar al llamado “proceso
ejecutivo”, los segundos al llamado “proceso de ejecución de resoluciones judiciales”.

El D. Leg. 1069 ha tenido a bien unificarlos terminológicamente en la “categoría”


única de “títulos ejecutivos” (así nueva redacción del art. 1069). La intención (fallida) del

10
legislador fue consagrar lo que llamó un “proceso único de ejecución”.

Pero, ¿cuál es la consecuencia de la unificación terminológica (y topográfica)?


Debería ser el que todos los títulos, sea cual fuere su origen, condujeran a una misma
ejecución, distinta solo en razón de la prestación debida (dineraria, de dar bienes
específicos, hacer o no hacer).

¿Será así? Pues lamentablemente la respuesta es negativa.

Y es negativa porque si bien el neo-legislador se encaminó hacia la unificación no


la consumó, por cuanto ha seguido dando reglas distintas en función del origen judicial
del título (incluso manteniendo el Capítulo III del Título V) y la (en mi concepto
fracasada) “ejecución de garantías” (es decir, el Capítulo IV del Título V). Lo que ya
evidencia que el proceso “único” tan “único” no es.

El no haber llevado hasta sus extremas consecuencias la “unificación”, aparte de


lo ya dicho, es apreciable en las reglas de competencia “condensadas” ahora en el nuevo
art. 690-B, en donde se establece —reproduciendo lo dispuesto en su momento en el
art. 714— que las ejecuciones basadas en títulos “de naturaleza judicial” son de
competencia del “Juez de la demanda”, mientras que tratándose de títulos “de
naturaleza extrajudicial” la competencia se distribuye —tal cual el “viejo” art. 696 CPC—
entre los Jueces de Paz Letrados y los Civiles en función de la cuantía (elevada de 50 URP
a 100 como tope de competencia de los Jueces de Paz Letrados). De igual manera, el neo
art. 690 B, reconsagra lo en su momento previsto en el último párrafo del art. 720 CPC
respecto del juez competente para llevar adelante las ejecuciones de garantías9: el juez
civil (prescindiendo, por tanto, de la cuantía).

Por tanto, el neo-legislador al mantener reglas diferenciadas de competencia ya


sea en razón del origen del título (judicial o extrajudicial)10 o de la preexistencia de una

9 Un detalle terminológico: las ejecuciones no se “conocen” —como reiteradamente lo establece el neo art.
690-B en sus tres párrafos— sino que “se llevan adelante”. Se “conocen”, en cambio, los procesos declarativos.
10 La nueva Ley de Arbitraje (D. Leg. 1071) tiene también sus propias reglas de competencia. Es así que el art.

8.3 establece que “para la ejecución forzosa del laudo será competente el juez subespecializado en lo
11
garantía real, ha renunciado a la introducción de un auténtico “proceso único de
ejecución”, pues éste habría presupuesto sanas reglas de competencia uniformes (en
particular, territoriales) que prescindieran del origen del título y que atendieran, más
bien, a la efectividad de la ejecución (p.ej. lugar donde se encontraran los bienes en la
ejecución dineraria y de dar bienes determinados; el del cumplimiento de la obligación
tratándose de hacer y de no hacer) y, de paso, que se prohibieran los pactos de
prórroga de competencia que son los que hoy habilitan que las ejecuciones sobre bienes
que se encuentran en un lugar se realicen en otro, a todo daño de la efectividad (y cómo
no, de la celeridad) de la ejecución misma.

Y es que en rigor, no es que el legislador haya introducido un “proceso único” de


ejecución, sino que lo ha hecho, en sustancia, es trasformar (terminológicamente) al
“proceso ejecutivo” en el “proceso único de ejecución” (no por nada el Capítulo II, que
era el que “regulaba” al ejecutivo, se le ha cambiado el epígrafe por “Proceso Único de
Ejecución”), pasando muchas de las disposiciones que antes estaban en los Subcapítulos
I y II del Capítulo II del Título V, a las Disposiciones Generales (o sea al Capítulo I del Título
V).

Con todo, lo que ahora se tiene es una lista “unificada” de títulos, condensada en el
art. 688 CPC (y ya no diversificada en los arts. 693 y 713 CPC). Estos son:

1. “Las resoluciones judiciales firmes”: Del conjunto de “resoluciones


judiciales” (decretos, autos y sentencias) que están en aptitud de constituir
“títulos” tenemos en primer orden a las sentencias de condena (art. 379 CPC), o
sea aquellas que imponen un deber de prestación (un dar, un hacer o un no
hacer). A la fuerza se tiene que insertar dentro de este rubro a la transacción
judicial (vale decir, la transacción aprobada por el juez: art. 337) y la conciliación
judicial (cuando ésta se produzca al interior del proceso, conforme a las nuevas

comercial o, en su defecto, el juez civil del lugar del arbitraje o el del lugar donde el laudo debe producir su
eficacia”; por su parte el art. 8.6 establece que para la ejecución de laudos extranjeros reconocidos “será
competente el juez subespecializado en lo comercial o, en su defecto, el juez civil del domicilio del emplazado
(rectius, ejecutado), o si el emplazado no domicilia dentro del territorio peruano, del lugar donde tenga sus
bienes o donde ejerza sus derechos”.
12
reglas del D. Leg. 1070). También entran dentro de este rubro las sentencias
extranjeras que han obtenido el exequatur correspondiente (art.719 y art. 840).
Dentro de los autos están los que liquidan costas y costos (art. 417 y 418 CPC).

Es importante evidenciar que la ley quiere que las resoluciones judiciales estén
“firmes”. El único caso en el que ello no se precisa es en materia de alimentos,
cuya sentencia puede llevarse a ejecución aunque esté impugnada (v. art. 566
CPC).

Hay que notar que las resoluciones judiciales siempre están contenidas en un
documento público, por lo que al decir “resolución judicial”, por implícito, se está
otorgando la calidad de título al documento (público) que contiene la resolución
judicial.

2. “Los laudos arbitrales firmes”: curiosamente el inc. 2 del (nuevo) art. 688 re-
consagra como título ejecutivo al laudo arbitral “firme”, sin tener en cuenta que el
D. Leg. 1071, o sea en la nueva Ley de Arbitraje, promulgada el mismo día del D.
Leg. 1069, en su art. 66.1 establece que “La interposición del recurso de anulación
no suspende la obligación de cumplimiento del laudo ni su ejecución arbitral o
judicial”. Ergo, a partir de la entrada en vigencia de la nueva Ley de Arbitraje (el
1° de setiembre de 2008), el laudo arbitral no requerirá estar “firme” para llevarse
a ejecución.

Hay que notar que todo laudo arbitral por provenir de los árbitros (que son
juzgadores privados) está contenido en un documento privado. Sobre lo que
se requiere para promover la ejecución del laudo v. art. 68 del D. Leg. 1071.

3. “Las actas de conciliación de acuerdo a ley” (v. ahora el D. Leg. 1070, en


particular el art. 18, que sigue discurriendo de “título de ejecución”). Las actas de
conciliación (rectius, su copia) son documentos privados.

4. “Los títulos valores que confieran acción cambiaria, debidamente protestados o


con la constancia de formalidad sustitutoria del protesto, o con prescindencia de
13
dicho protesto, conforme a lo previsto en la ley de la materia”. Disposición inútil
pues ello ya está establecido en la propia Ley de Títulos Valores (v. art. 18 LTV).
Nótese que estamos en el territorio de los documentos privados.

5. “La constancia de inscripción y titularidad expedida por la Institución de


Compensación y Liquidación de Valores, en el caso de valores representados
mediante anotaciones en cuenta, por lo derechos a que den lugar al ejercicio de
acción cambiaria, conforme a lo previsto en la Ley de la materia”. Disposición
también inútil dado que ello está previsto en el art. 18 de la LTV. También esta
constancia es un documento privado. Nótese que es expedido por un tercero (la
Institución de Compensación y Liquidación de Valores) y no por el acreedor ni por
el deudor.

6. “La prueba anticipada de reconocimiento de documento privado”. En rigor el


“título” es todo el “expediente de reconocimiento de documento privado”, que se
entrega al interesado (art. 299 CPC) una vez actuada o hecho efectivo el
apercibimiento del inc. 1 del art. 296 CPC. Esta disposición tiene un “alto” valor
sistemático: todo documento privado al que la ley no dota directamente de la
calidad de título ejecutivo debe ser reconocido (expresa o fictamente) por su autor
(el deudor) para que sea título.

7. “Copia certificada de la Prueba anticipada que contiene una absolución de


posiciones, expresa o ficta”. El D. Leg. 1069 reproduce el error original del CPC:
no es la “copia certificada” sino el expediente de prueba anticipada mismo, pues
éste ex art. 299 CPC siempre se entrega al interesado (para lo cual, incluso se
paga una tasa judicial). Cabe precisar que en este caso no estamos ante un
“título judicial”, sino ante uno extrajudicial que consiste en la confesión (expresa
o ficta) del deudor ante el juez.

8. “El documento privado que contiene transacción extrajudicial”. El CPC 1993


concedió a este “documento privado” la calidad de título ejecutivo en obsequio al

14
art. 1312 CC (“La transacción judicial se ejecuta de la misma manera que la
sentencia y la extrajudicial, en la vía ejecutiva”). Suprimida la “vía ejecutiva” (con
ese nombre): ¿quid iuris? Es de esperar que no se considere que —tras el pleno
“casatorio” de diciembre 2007 que “interpretó que la transacción extrajudicial
puede hacerse valer como excepción procesal— este constituye un “título
judicial” (ya sería lo máximo). Nótese que a un documento privado se le da la
calidad de título solo porque “contiene” una transacción (quebrando la regla del
—ahora— inc. 6).

9. “El documento impago de renta por arrendamiento, siempre que se acredite


instrumentalmente la relación contractual”. Se ha reproducido la (impropia)
fórmula de la Ley N° 28125, del 16 de diciembre 2003. Ya sería hora de que a los
arrendadores se le quite este privilegio (absolutamente injustificado).

10. “El testimonio de Escritura Pública” (v. art. 83 D. Leg. 1049, Decreto
Legislativo del Notariado).

11. “Otros títulos a los que la ley les da mérito ejecutivo”. Aquí encontramos
toda una “fauna” de lo más variada. Así están todos los títulos “extravagantes”,
desde los más “nuevos” hasta los más viejos. Indiquemos algunos (nunca estoy
segura de que estén todos)

Las resoluciones finales que ordenen medidas correctivas a favor del


consumidor consentidas o causen estado en la vía administrativa (art. 43°
del TUO de la Ley de Protección al consumidor): que viene indicada
como “título de ejecución”, pero por ser de origen administrativo es
“extrajudicial”.

En el viejo Código de Comercio: a) en cuanto al seguro contra


incendios: arts. 401: «La valuación de los daños se fijará por peritos en la
forma establecida en la póliza, por convenio que celebren las partes, o,
en su defecto (con arreglo a lo dispuesto en el Código de Enjuiciamientos
15
Civiles); art. 405: «La decisión de los peritos será título ejecutivo contra el
asegurador, sin otro requisito, si fuere dada ante Notario, y previo
reconocimiento judicial de las firmas y verdad del documento; b) En cuanto al
seguro sobre la vida: art. 442: «La póliza de seguros sobre la vida, que
tenga cantidad fija y plazo señalado para su entrega ya a favor del
asegurado, ya del asegurador, producirá acción ejecutiva respecto de ambos».

Títulos “bancarios”: Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de


Seguros (Ley 26702) contiene numerosos títulos, a saber: a) las liquidaciones
de saldos deudores de las entidades del sistema financiero (art. 132
inc.7); b) la letra de cambio a la vista emitida conforme al art. 228 (“La
empresa puede, en cualquier momento, remitir una comunicación al cliente,
advirtiéndole de la existencia de saldos deudores en su cuenta y
requiriéndole el pago. Transcurridos quince (15) días hábiles de la recepción
de la comunicación sin que hubiere observaciones, la empresa está facultada
para girar contra el cliente por el saldo más intereses generados en dicho
período, una letra a la vista, con expresión del motivo por el que se emite. El
protesto por falta de pago de la indicada cambial, en la que no se requiere la
aceptación del girado, deja expedita la acción ejecutiva”).

En el art. 37 de la Ley del Sistema Privado de Pensiones (Texto Único


Ordenado de la Ley, D.S. 054-97-EF, modificado por Ley N° 28470,
26/02/05) se establece que «La liquidación para cobranza constituye título
ejecutivo». Sin embargo, conforme al nuevo Texto del art. 38 (modificado
por la Ley 28470), la ejecución no se sigue por las reglas del CPC sino por la
Ley Procesal de Trabajo (o sea el proceso ejecutivo laboral).

Ley 27301 del 9 de julio del 2000, ley que otorga carácter de título ejecutivo
a las obligaciones adeudadas a la Caja de Beneficios y Seguridad Social
del Pescador

16
La liquidación para cobranza del aporte social impago que emita la
entidad Fiduciaria para los tripulantes pesqueros industriales (D. Leg. 1083,
primera disposición final, que remite al (derogado el mismo día), art. 693 CPC;

Ley 27157, art. 50: “Instrumentos impagos por la cobranza de las cuotas
ordinarias y/o extraordinarias de unidades inmobiliarias de propiedad
exclusiva y de propiedad común”.

Los recibos por servicios de agua potable y saneamiento, así como por cobro
de intereses, moras y gastos derivados por obligaciones no canceladas al
vencimiento tienen «mérito ejecutivo» conforme al art. 23 del D. Leg. 908
(Ley General de Servicios de Saneamiento).

La escritura pública del contrato de arrendamiento financiero (leasing) tiene


mérito ejecutivo tanto para el cobro de las rentas dejadas de pagar como para
la restitución de los bienes (art. 10 D. Leg. 219).

Actas de Juntas de acreedores, debidamente certificadas, “respecto de la


ejecución de acuerdos relacionados al nombramiento y asunción de
funciones de administradores y/o liquidadores (art. 55.3 de la Ley General del
Sistema Concursal).

Como se puede apreciar existe toda una gama de títulos de lo más diversos:
algunos son documentos públicos, otros son privados; unos provienen del propio deudor,
otros solo del acreedor, otros de terceros. Los unifica algo: ser consagrados como tales
por la ley, de allí la “escéptica conclusión”: frente a esta heterogeneidad de documentos
(y de actos) no es posible una noción general, abstracta y atípica de título ejecutivo. El
título es el que la ley dice que es (nos guste o no).

1.6. ESTRUCTURA DEL PROCESO DE EJECUCIÓN

Como es consabido el CPC original mantuvo (y en cierta medida empeoró) el


tratamiento que recibía la ejecución en el CPC de 1912, regulando, por un lado, el

17
llamado “proceso ejecutivo” (arts. 693 a 712), al que se accedía si se poseía un “título
ejecutivo” y, por el otro, el llamado “proceso de ejecución de resoluciones judiciales”
(arts. 713 a 719), al que se accedía cuando se poseía un “título de ejecución”.

Tales dos así llamados “procesos” correspondían, respectivamente, a aquella


parte del “juicio ejecutivo” que antes del advenimiento del CPC de 1993 se encontraba
regulada en el D. L. 20236 y a la ejecución de sentencia de los arts. 1145 a 1154 del CPC de
1912.

A estas dos “tradicionales” (pseudo) ejecuciones, el CPC de 1993 agregó una


tercera (tan “pseudo-ejecución”, como las otras dos): el llamado “proceso de ejecución
de garantías” regulado (es un decir) en sus arts. 720 a 724.

En rigor, lo que el CPC de 1993 llamaba (engañosamente) “procesos de


ejecución” no eran sino tres distintas modalidades de inicio (rectius, de “amenaza” de
inicio) de una ejecución cuando se estuviera en posesión ya sea de un “título ejecutivo”, o
de un “título de ejecución”, o cuando el acreedor-ejecutante contara con una “garantía
real”, así como las correspondientes meras fases (eventuales) de oposición del ejecutado
(bajo el impropio nombre de “contradicción”) a que tales ejecuciones se llevaran a cabo,
que se distinguían entre ellas por los diversos motivos y pruebas en que podía el
ejecutado basarse y, en parte, por el procedimiento a que tal oposición daba lugar.

La consecuencia de ello es que en los tres llamados “procesos” de ejecución no se


regulaba ningún acto propiamente ejecutivo (o sea aquél enderezado a lograr la
satisfacción del interés sustancial del ejecutante), actos que se encontraban (y se
encuentran) regulados en los arts. 725 a 748 (cuando lo debido es dinero) o se
encontraban (y se encuentran) dislocados en otras partes del CPC.

A esta anomalía de llamar “procesos” a lo que en rigor era la parte de un todo,


produjo una serie de nefastas consecuencias prácticas, particularmente evidentes en
el (llamado) proceso ejecutivo, del cual —surrealistamente— se llegó incluso a decir
que su objeto se circunscribía “únicamente” a “determinar la existencia de la obligación

18
reclamada, más no propiamente a que se proceda a la ejecución de los bienes de la [...]
emplazada”11, que es como decir que un “proceso” al que la propia ley concebía como
“uno” de sus “procesos de ejecución” no tenía por objeto realizar actos de ejecución.

Con la reforma del CPC operada con el D. Leg. 1069 nada cambia (salvo los
nombres), en cuanto no es que el legislador haya introducido un “proceso único” de
ejecución, sino que lo ha hecho, en sustancia, es trasformar (terminológicamente) al
“proceso ejecutivo” en el “proceso único de ejecución” (no por nada el Capítulo II, que
era el que “regulaba” al ejecutivo, se le ha cambiado el epígrafe por “Proceso Único de
Ejecución”), pasando muchas de las disposiciones que antes estaban en los Subcapítulos
I y II del Capítulo II del Título V, a las Disposiciones Generales (o sea al Capítulo I del Título
V).

Y en esta operación de cambio de nombre y de trasvase de normas de un capítulo


(o subcapítulo) a otro, el legislador hizo algo (en apariencia) genial: suprimir la
tristemente famosa sentencia del ejecutivo —principal fuente de las anomalías indicadas
arriba— y sustituirla por un auto.

En efecto, mientras antes si el ejecutado no promovía contradicción en el


ejecutivo, se debía expedir “sin más trámite” sentencia “ordenando llevar adelante la
ejecución” (último párrafo del original art. 701 CPC), hoy, frente a la misma
circunstancia se deberá expedir “un auto, sin más trámite, ordenando llevar adelante la
ejecución” (último párrafo del art. 690-E).

Y ¿cuál es la diferencia? Pues que ese auto, conforme a lo dispuesto —contrario


sensu— por el nuevo texto del art. 691 CPC ya no será apelable —como antes la

11 Así en la Sentencia de Casación N° 1316-2005 LIMA, publicada en El Peruano, 02/10/06. Sobre el tema cfr.
mis El proceso de ejecución, Rohdas, Lima, 1996 (reimp. 1998), p. 174; Conmemorando diez años de proceso
¿ejecutivo?, en Diálogo con la Jurisprudencia, N° 53, febrero 2003, pp. 127 y ss.; Las vías procesales para el
ejercicio de la «acciones cambiarias», en Tratado de Derecho Comercial, Vol. II, Gaceta Jurídica, Lima, 2004,
p. 273 y ss, especialmente p. 294.

19
sentencia del ejecutivo (solo por ser “sentencia”)— “con efecto suspensivo”12, sino que,
dado que no se lo ha hecho inapelable, lo será “sin efecto suspensivo” (v. art. 372 CPC).

Sin embargo, el neo-legislador no tomó en cuenta que para disponer que se


llevara “adelante la ejecución” no era necesario un “auto”, sino que bastaba un “decreto”
(en cuanto acto de mero impulso, v. primer párrafo del art. 121 CPC). Y al no tomar en
cuenta esto, inevitablemente ha condenado a que —tal cual en el viejo ejecutivo con su
sentencia apelable “con efecto suspensivo”—, solo se pueda proseguir efectivamente
con la ejecución cuanto tal auto quede “firme” (o sea hasta que se resuelva la apelación
del neo-auto), simple y puramente porque el “viejo” art. 728° CPC (que dejó invariado)
así lo dispone. En cambio, si se hubiera previsto la emisión de un simple “decreto”, aquél
habría sido pasible solo de reposición ex art. 362° CPC, con todo lo que ello hubiera
significado.

Por tanto, si bien se piensa, el “cambio” de estructura del neo “proceso único de
ejecución” frente a aquella del ejecutivo es más aparente que real.

Solo me cabe la esperanza de que nuestros jueces no le den a tal auto el


desnaturalizante contenido de condena que le daban a las sentencia del ejecutivo13, y
que se limiten de una buena vez a simplemente ordenar “llevar adelante la ejecución”,
como siempre debió ser.

De no ser así, no habremos avanzado nada, y se seguirá diciendo que la fase


que va desde la demanda de ejecución hasta la emisión del (ahora) “auto” está
enderezada solo a “determinar la existencia de la obligación reclamada, más no
propiamente a que se proceda a la ejecución de los bienes de la emplazada”, es decir,
no habremos resuelto el problema de “personalidad” de nuestros procesos de ejecución.

12 En efecto, dispone el nuevo texto del art. 691 CPC: “El plazo para interponer apelación contra el auto que
resuelve la contradicción es de tres días contados desde el día siguientea su notificación. El auto que
resuelve la contradicción, poniendo fin al proceso único de ejecución, es apelable con efecto suspensivo”.
13 Al estilo de declarar “fundada la demanda” y en consecuencia ordenar “llevar adelante la ejecución hasta

que los ejecutados cumplan con pagar la suma de XXX, más intereses...”, como lo han hecho (casi) todos los
jueces de nuestra República.
20
CAPÍTULO II

Análisis del EXP. N° 00452-2012-0-1101-JP-CI-01

(OBLIGACIÓN DE DAR SUMA DE DINERO)

2.1. DEMANDA:

Es la materialización del derecho de acción, y es el medio que permite a una persona


solicitar al órgano jurisdiccional la solución de un conflicto de intereses o la falta de
cooperación. La demanda debe plantearse necesariamente por escrito, debe respetar la
forma establecida en el artículo 130º del Código Procesal Civil, debe ser firmada por el
recurrente y su abogado (defensa cautiva). La demanda debe reunir los requisitos de
admisibilidad previstos en los artículos 424° y 425° del Código Procesal Civil.

Que Máximo y Edwar dice14: El proceso único de ejecución, y al tenor del art. 690-A
del código procesal civil, a la demanda se acompaña el titulo ejecutivo (que debe de ser
uno de los indicados en el art. 688 del C.P. C). Cuando la norma exige que se acompañe el
titulo ejecutivo, se explica porque en este tipo de proceso el contradictorio se invierte. La
sola afirmación contenida en la demanda y sustentada en el título que se adjunta es
suficiente para que el órgano jurisdiccional expida el mandato ejecutivo; sin embargo,
puede ocurrir que el juez califique el título y deniegue la demanda, aun sin oposición del

14
Máximo Quispe y Edwar Sanchez, “Manual de Derecho Procesal Civil”, Editoriar JURISTA, Lima, 2010, pág.
612.
21
ejecutivo. Ahora, no solo se debe alegar y presentar el titulo sino que la obligación
documentada en el título debe cumplir los requisitos del art. 689 del C. P. C. además de los
requisitos y anexos previstos en los art. 424 y 425 de dicho Código adjetivo.

Demanda : OBLIGACIÓN DE DAR SUMA DE DINERO

PROCESO : ÚNICO DE EJECUCIÓN

Los sujetos procesales

Demandante : PRIMA AFP REPRESENADO POR MARTICORENA CÓRDOVA JULIO


ANTONIO (Mediante la Notaria N° Serie 13 211914, MINUTA N°
3696, Número: cuatro mil ciento Noventidos, delegación del
poder que otorga don GILBERTO MANUEL JULCA RODRÍGUEZ del
poder otorgado por PRIMA AFP a favor de don JULIO ANTONIO
MARTICORENA CÓRDOVA).

Demandado : MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE HUANCAVELICA DEL PROCURADOR


PÚBLICA DE LA MUNICIPALIDAD, REPRESENTADO POR EL Abog.
Luis Fernando ames Damián.

2.2. MANDATO EJECUTIVO

Máximo y Edwar que a la letra dice15: El mandato ejecutivo, dispondrá el


cumplimiento de la obligación contenida en el título; bajo apercibimiento de iniciarse la
ejecución forzada con las particularidades señaladas en las disposiciones especiales. El juez
calificara el título ejecutivo, verificando la concurrencia de los requisitos formales del
mismo. Para que pueda admitirse su ejecución, y que la obligación que la contiene esté
vencida, esto significa que la pretensión exigida no se encuentra sujeto a modalidad
alguna, vale decir, que no tiene plazo, lugar, ni modo pendiente.

 En mérito a la Resolución N° Uno de fecha 1 de octubre del 2012, documento

15
Ob. Cit. Pág. 616.
22
expedido por el 1° JUZGADO DE PAZ LETRADO – Sede Central de Huancavelica,
habiendo analizado y contrastado los actuados en la demanda de obligaciones de
dar suma de dinero, y por las consideraciones expuestas a la cual SE RESUELVE: …
ORDENO: que la entidad ejecutada cumpla con pagar la suma de ciento ochenta y
tres mil novecientos sesenta y tres con 72/100 nuevos soles (183,963.72 nuevos
soles), más los intereses regulados según las normas previsionales, los gastos, las
costas y costas que devenguen hasta la fecha de pago en lo que corresponda,
dentro del plazo de cinco días de notificado, bajo apercibimiento de iniciarse la
ejecución forzada en caso de incumplimiento.

En virtud a la Resolución de Alcaldía N° 115-2012-AL/MPH de fecha 15 de mayo del


2012, basado por los actuados revisados y contrastados en la parte de
CONSIDERANDO, a la cual SE RESUELVE: Artículo Primero.- Designar a partir de la
fecha de notificación, en el cargo de confianza de Procurador Público de la
Municipalidad Provincial de Huancavelica al Abog. Luis Fernando ames Damián,
quien dependerá administrativamente de la municipalidad, y funcional y
normativamente del consejo de defensa judicial del estado, y con las funciones y
atribuciones que el cargo le confiere de acuerdo a ley y el reglamento de
organización y funciones (ROF) de la entidad, debiendo asumir las responsabilidades
inherentes al cargo designado. Artículo Segundo.- Hágase de conocimiento al
designado, a la gerencia municipal y demás gerencias, al órgano de control
institucional y demás dependencias municipales de su competencia.

2.3. CONTRADICCIÓN

Marianela Ledesma Narváez16 dice: Los proceso de ejecución, como pretenden la


satisfacción del derecho ya declarado, se inicia invadiendo la esfera propia del demandado,
creando por anticipo un estado de sujeción a favor del titular del título. Frente a esas
circunstancias el diseño del procedimiento ejecutivo permite el ejecutado contrarrestar la

16
Marianela Ledesma Narváez, “los Nuevos Procesos de Ejecución y Cautelar”, GACETA JURIDICA, Editorial EL
BÚHO, Primera Edición, Lima, 2008, Pág. 273.
23
intervención recurriendo a la contradicción, bajo los diversos supuestos que regula el art.
690 – E y dentro del plazo legal que establece. Así, la contradicción aparece como la
posibilidad que se la asigna al demandado para hacer valer las defensas que tenga contra el
título.

 En cuanto a la contradicción se observa un documento a fojas 1225 del Expediente


Principal de fecha 12 de setiembre del 2012, con Sumilla de apersonamiento
representado por su Procurador Público Municipal Abog. Luis Fernando Ames
Damián identificado con DNI N° 41842892, señalando domicilio procesal en la av.
Celestino Manchego Muñoz N° 299, 3er piso, oficina de procuraduría pública
municipal de la ciudad, en el proceso seguido contra la Municipalidad Provincial de
Huancavelica sobre obligación de dar suma de dinero. En dicho documento, el
procurador municipal alega en el PRIMER OTROSÍ DIGO: al amparo del literal b)
numeral 3 del artículo 38° del Decreto Supremo N° 054-97-EF, Modificado por la
Segunda Disposición Modificatoria de la Ley N° 29497, con la que contradice la
Ejecución contenida en la Resolución N° 01, por cuanto se evidencia la
INEXISTENCIA DEL VÍNCULO LABORAL con cada uno de los afiliados durante los
meses en que se habrían devengado los aportes materia de cobranza, por lo que
solicita, consecuentemente se deberá declarar fundada la contradicción e
infundada la demanda de acuerdo los medios probatorios ofrecidos. En SEGUNDO
OTROSÍ DIGO: conforme al artículo 1° del código civil, presenta excepción de
prescripción contra las liquidaciones de cobranza a partir del mes de agosto del
2002 al mes de diciembre del 2004 de acuerdo a los siguientes fundamentos.
PRIMERO: la demandante pretende realizar cobros por supuestos aportes por esta
corporación edilicia , los que comprenden el mes de diciembre del año 1997 al mes
de abril del año 1998 (5 meses), mes de agosto del año 1998 (1 mes), y del mes de
mayo del año 1999 al mes de diciembre del año 2004 (68 meses), sin tener en
consideraciones que los cobros que pretenden realizar del periodo que comprende
a partir del mes de agosto del 2002 al mes de diciembre del 2004 ha prescrito.
SEGUNDO: en efecto regula el inc. 1 del artículo 2001 del Código Civil, PRESCRIBE A
24
LOS DIEZ AÑOS ENTRE OTROS LA ACCIÓN PERSONAL, la acción real, etc. De tal
manera que para el caso que nos ocupamos la obligación de dar suma de dinero
constituye una acción personal, la misma que debió ser exigida en su razón por la
cual su despacho deberá declarar fundado nuestro pedido.

Al respecto, el 1° juzgado de paz letrado de Huancavelica emite una resolución N°


dos de fecha 30 de octubre del 2012, basado en todo los actuados, revisados y
contrastados en la parte de CONSIDERANDO, a la cual SE RESUELVE: Uno.-
TÉNGASE POR APERSONADO a la instancia a la demandada municipalidad
provincial de Huancavelica representado por su procurador público abog. Luis
Fernando ames Damián. Dos.- la contradicción formulada por la parte demandada
y, a conocimiento de la parte ejecutante. Y TÉNGASE por ofrecido los medios
probatorios indicados en el escrito de contradicción y a los anexos presentados;
téngase presente y agréguese a los autos. Tres.- póngase a conocimiento de la
parte ejecutante AFP PRIMA la excepción deducida por la ejecutada por el plazo de
tres días a fin de que pueda absolver la excepción deducida. Cuatro.-
Oportunamente ingrese los autos a despacho a fin de emitirse la resolución que
corresponda. Al primer y segundo otrosí: estese a lo resuelto en la presente
resolución.

2.4. AUDIENCIA

Se ha desarrollado de acuerdo a la normativa correspondiente: del Código Civil, el


Código Procesal Civil, el Decreto Legislativo N° 1069 en lo que se refiere al Proceso de
Ejecución y Cautelar y el Decreto Ley N° 25897 Ley del Sistema Privado de Pensiones.

Audiencia de pruebas: 10 días de audiencia de pruebas.

Alegatos: 05 días después de la audiencia de prueba o del plazo para contradecir.

Sentencias: 05 días después de la audiencia de prueba o del plazo para contradecir.

Plazos para apelar la sentencia: 05 días.

25
2.5. AUTO DEFINITIVO

Con fecha 01 de abril del 2013, a fojas 1236 del documento principal se observa la
decisión final del juez a la que se denomina AUTO FINAL en la que se expide la resolución
N° tres, en la que el 1° juzgado de paz letrado de Huancavelica, por las consideraciones en
aplicación de los artículos 37° y 38° del texto único ordenado del decreto ley N° 25897, y
demás normas acotadas, en uso de las facultades conferidas por el texto único ordenado
de la ley orgánica del poder judicial y administrando la justicia a nombre de la nación, en el
punto III su DECISIÓN: a) DECLARA INFUNDADA la excepción de contradicción formulada
por el procurador público municipal de la municipalidad provincial de Huancavelica. b)
DECLARA FUNDADA en parte la contradicción al mandato ejecutivo formulada por el
procurador público municipal de la municipalidad provincial de Huancavelica, basada en la
causal inexistencia del vínculo laboral. c) DECLARA FUNDADA en parte la demanda sobre
obligación de dar suma de dinero – pago de aportes previsionales liquidadas, interpuesta
por PRIMA AFP en contra de la municipalidad provincial de Huancavelica; en consecuencia
ORDENA que, se lleve adelante la ejecución hasta que la entidad sea ejecutada, cumpla con
pagar a favor de la parte ejecutante la suma ascendente a s/. 12,212.53 nuevos soles
(doce mil doscientos doce con 53 nuevos soles) por concepto de las liquidaciones de los
meses no probadas respecto a la causal de inexistencia del vínculo laboral. d) ORDENA el
pago de los intereses regulados según las normas previsionales, que se generen el día
siguiente de practicada la liquidación para cobranza hasta la fecha de pago efectivo del
total de la deuda. e) SIN PAGO de gastos, costos y costas del presente proceso en atención
a lo previsto en el artículo 413° del código procesal civil.

2.6. APELACIÓN

El presente proceso único de ejecución sobre obligación de dar suma de dinero, la


decisión final del JUEZ DEL 1° JUZGADO DE PAZ LETRADO de Huancavelica, fue materia de
Apelación de fecha 15 de abril del 2013, por el Procurador Municipal de la Provincia de
Huancavelica.

26
En lo que corresponde, el 1° Juzgado de Paz Letrado de Huancavelica, emite la Resolución
N° Cuatro de fecha 19 de abril del 2013, siendo materia de análisis los autos y en la parte
considerando a la que SE RESUELVE: 1. CONCEDER con efecto suspensivo, el recurso de
apelación, interpuesta por la procuraduría pública de la municipalidad provincial de
Huancavelica contra la resolución numero dos que contiene el auto definitivo que declara
fundada la presente demanda. 2. ELÉVESE, los de la materia al Juzgado Civil de esta Corte
Superior de Justicia, con la debida nota de atención, una vez que se devuelvan los cargos
de notificación.

Para tal efecto, el Juez del 1° Juzgado de Paz Letrado, remite el Oficio N° 1-806-
2013-J-1JPLH-CSJHU/PJ con fecha 24 de mayo del 2013, en la pone en conocimiento en
grado de apelación con efecto suspensivo contra la resolución N° 03 (Auto Final) del
Expediente N° 2012-00452-0-1101-JP-CI-01, en los seguidos por PRIMA AFP contra la
municipalidad provincial de Huancavelica sobre obligación de dar suma de dinero.

Teniendo conocimiento del Oficio N° 1-806-2013-J-1JPLH-CSJHU/PJ con fecha 24 de


mayo del 2013, el Segundo Juzgado Especializado Civil, conforme al artículo 375° del
Código Procesal Civil, mediante la Resolución N° Cinco de fecha 04 de junio del 2013 y
conforme a su estado se DISPONE: comunicar a las partes procesales que los autos se
encuentren expeditos para ser resuelto señalándose fecha y hora para la VISTA DE LA
CAUSA, la misma que se llevara a cabo el día 19 de junio del 2013, a horas dos con treinta
minutos de la tarde.

Mediante la resolución N° seis de fecha 24 de setiembre del 2013, expide una


SENTENCIA De VISTA el Segundo Juzgado Especializado Civil, en la que se observa su
decisión: a) CONFIRMAR en todos sus extremos la Resolución recurrida signada con el
Número Tres- (Auto Final), de fecha el 01 de abril del 2013, obrante de folios mil doscientos
treinta y seis a mil doscientos cuarenta y tres, mediante el cual se resuelve declarar
fundada el parte la demanda sobre obligación de dar suma de dinero – pago de aportes
previsionales liquidadas, interpuesta por PRIMA AFP en contra de la Municipalidad
Provincial de Huancavelica, y ORDENA: Que se lleve adelante la ejecución hasta que la
27
entidad ejecutada cumpla con pagar a favor de la parte ejecutante la suma ascendente a
s/. 12,212.53 nuevos soles (doce mil doscientos doce con 53/ 100 nuevos soles). b)
DISPONER oportunamente los autos sean devueltos al juzgado de origen a fin de que
continúe con la ejecución del presente proceso.

En consecuencia, el 1° JUZGADO DE PAZ LETRADO, mediante la RESOLUCIÓN N°


SIETE de fecha 06 de noviembre del 2013, se dispone: por devuelto los autos del superior
en grado, en la que indica CÚMPLASE con lo ejecutoriado, a conocimiento de las partes
procesales e ingrese la presente causa a su etapa de ejecución.

28
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ariano Deho, E. “Proceso de Ejecución” reimpresión, Editorial RODAS. Lima, 1998.

Carrión Lugo, J. “Tratado de Derecho Procesal Civil” Tomo V, Edit. GRIJLEY. Lima,
2009.

CHIOVENDA, “De la acción nacida del contrato preliminar, en Ensayos de Derecho


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CHIOVENDA, Instituciones de Derecho Procesal Civil, Tomo I, Editorial Revista de


Derecho Privado, Madrid, 1954.

CÓDIGO PROCESAL CIVIL, actualizada, Lima – Perú.

Decreto legislativo 1069, Perú, 2008.

Jorge Carreón Lugo, “tratado de derecho procesal civil” volumen V, Editorial GRIJLEY,
Primera Edición, Perú, 2009.

La nueva Ley de Arbitraje (D. Leg. 1071)

Liebman E., 1940. “Sobre el juicio ejecutivo”, En: Estudios de Derecho Procesal en
honor de Hugo Alsina.

Marianela Ledesma Narváez, “los Nuevos Procesos de Ejecución y Cautelar”, GACETA


JURIDICA, Editorial EL BÚHO, Primera Edición, Lima, 2008.

Máximo Quispe y Edwar Sanchez, “Manual de Derecho Procesal Civil”, Editoriar


JURISTA, Lima, 2010.

29
ANEXO

30

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