Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
La geografía como conocimiento tiene una larga historia, pero recién logró afirmarse como
disciplina científica a fines del siglo XIX, tras los valiosos aportes de Humboldt, Ritter, Richthofen
y Ratzel y su inclusión inicial en las instituciones universitarias alemanas. A lo largo del tiempo,
fueron numerosos los paradigmas que la influyeron y, en tal sentido, fue adoptando diferentes
enfoques para abordar su objeto de estudio: el espacio geográfico. Estas perspectivas han
mostrado un denominador común en la mayor parte del camino recorrido por la geografía: la
coexistencia.
Algunos enfoques adquieren mayor relevancia que otros en determinados tramos de tiempo,
pero todos siguen en carrera con sus diferentes y valiosas miradas que proyectan sobre la
realidad. En pleno siglo XXI, en universidades, centros de investigación y restantes instituciones
científicas, se aprecian grupos de investigadores distribuidos en las más variadas corrientes
geográficas, algunas tradicionales (como la general y sistemática, regional, ecológica humana,
cultural) y, otras, con trayectorias más recientes, posteriores a la segunda guerra mundial (como
sucede con los enfoques cuantitativo, sistémico, de la percepción y el comportamiento, radical,
humanista, ambiental, automatizado y cultural posmoderno).
Introducción
El conocimiento geográfico es, sin dudas, tan antiguo como el hombre y, en distintos puntos de
la Tierra, los saberes geográficos fueron parte indisoluble del desarrollo de las sociedades e,
incluso, de la consolidación y expansión de los Estados y de los grandes imperios. No se pueden
imaginar las dinastías chinas, la milenaria India, el antiquísimo Egipto, la Mesopotamia asiática,
la civilización cretense, la expansión fenicia, la instalación hebrea en Palestina, la colosal
organización del imperio griego con Alejandro Magno o el poderío del imperio romano, sin un
gran cúmulo de conocimientos geográficos.
Existe consenso general en catalogar como la Edad Antigua de la geografía al período que se
extendió entre los siglos VII a.C. y II d.C, justamente en la Antigua Grecia, donde filósofos y
pensadores brindaron muchos conceptos y desarrollaron mediciones y cálculos que hasta
entonces no eran conocidos, además de sostener la idea de la esfericidad de la Tierra. Grecia es
reconocida como la cuna de la geografía, dado que fue allí donde este campo del saber se
constituyó como descripción rigurosa a través de escuelas como la Jónica, Pitagórica,
Metropolitana y Alejandrina y de los eximios pensadores, de la talla de Anaximandro, Pitágoras,
Heródoto, Platón, Aristóteles, Eratóstenes, Estrabón, Plinio El Viejo y Claudio Ptolomeo, junto a
muchos otros. De hecho, Aristóteles fue el primero en usar el término geografía y Estrabón en
publicar una obra con ese nombre. (Daus, F., 1978)
El conocimiento como tal no tenía fronteras disciplinares, de modo que un pensador podía
abocarse a la filosofía, astronomía, geografía, historia, cartografía, matemática, física y otros
campos del saber.
Luego de algunas centurias de silencio, pasado el apogeo helénico, se ha identificado al
Medioevo como una larga etapa (siglos V al XV, desde la caída del imperio romano occidental
en el año 476 hasta el derrumbe del imperio romano oriental en 1453 o el descubrimiento de
América por Colón en 1492) durante la cual la geografía perdió, en el mundo europeo, precisión
y credibilidad, convirtiéndose en un género literario en el que se entremezclaban descripciones
de viajes con fantasías y leyendas, desatendiendo el rigor descriptivo y las exactitudes
cartográficas alcanzadas por los griegos. Fue un período de proliferación artística en los ámbitos
de la pintura, la escultura, la arquitectura, la música y la literatura. El peso de la iglesia católica
papal reforzaba la concepción teocéntrica y la creencia de que la tierra era un disco en el centro
del universo. Por cierto, la influencia romana, a pesar del poderío político y económico
alcanzado, no tuvo una trascendencia parangonable con la de los griegos en el campo de la
geografía, debido al pragmatismo de esta cultura: llevaron a cabo una geografía utilitaria
(catastros, caminos, edificios, urbanización, acueductos, puentes) que les permitió una
dominación del espacio, sin una preocupación profunda por los aspectos teóricos o filosóficos
del saber geográfico.
En el mundo islámico, fuera del control eclesiástico papal, la geografía no pasó por un
oscurantismo como el europeo, sino que brilló al traducirse obras de los griegos al árabe e
innovarse con las descripciones de viajeros, investigadores y cartógrafos como Al Idrisi, Batuta
y Jaldún.
La Edad Moderna, caracterizada por los grandes descubrimientos geográficos (los viajes de
Colón, Vespucio, Magallanes, Elcano, entre muchos), los aportes cartográficos como los de
Mercator y Ortelius y, más tarde, en el siglo XVII, la invalorable contribución de Varenio, en la
que anticipó la existencia de una geografía general y una geografía especial, destacando la
importancia de las relaciones en el espacio, a las que llamó “affectiones”. El final de esta etapa,
atribuido a la Revolución francesa de 1789, ya conocía las ideas del filósofo alemán Immanuel
Kant, que tanta influencia tendrían en las ciencias de los siglos posteriores. En la edad
moderna la geografía cobró esplendor en Europa Occidental (tanto la cartografía como la
corografía), se recuperaron obras del pasado y se una renovación con los sucesivos
descubrimientos, produciéndose una secularización del conocimiento (antropocentrismo).
Asimismo, tuvo lugar la reforma protestante, surgió la imprenta, se inició la sistematización
científica y el pre-capitalismo, se produjeron grandes avances en materia de navegación, se
desarrolló la industria, se desencadenaron revoluciones a nivel geográfico, étnico, social,
económico, religioso, alimentario y científico y, en su tramo final, se independizó Estado
Unidos.
La Edad Contemporánea representa un período de dos siglos en los que ha acaecido una
multitud de sucesos: revolución industrial y tecnológica, fuerte urbanización, imposición del
liberalismo económico, transiciones demográficas, desarrollo del comercio, emancipación de la
mujer y expansión de los regímenes democráticos en gran parte del mundo, avances de los
transportes y de las comunicaciones, mejoramiento de la salud y de la esperanza de vida,
apertura de los mercados y fronteras, conformación de la Unión Europea, caída del 2º mundo
(comunismo), adquisición de mayores libertades en la circulación de las ideas y, hacia el tramo
final del siglo XX, la organización global (sociedades en red).
Al decir de Ostuni, los geógrafos son “…criaturas de su tiempo que reaccionan al clima
intelectual, social y político de la época en que viven…” (Ostuni, J., 1992). En otras palabras, el
surgimiento de enfoques o perspectivas geográficas responden a concepciones, teorías,
doctrinas, filosofías o ideologías que –solas o agrupadas- hacen una erupción exitosa dentro de
un contexto socio-cultural hasta su aceptación como “paradigma/s” por parte de un conjunto
de campos disciplinares o la totalidad de ellos.
Hasta mediados del siglo XX los enfoques que asomaron en la escena geográfica, algunos con
mayor presencia y perdurabilidad que otros, fueron los siguientes:
Geógrafo alemán. Es conocido por la obra Geografía general (1650), primera visión global de la
geografía y base de la geografía moderna.
Aunque estudió humanidades y medicina, se interesó muy pronto por la geografía, y publicó ya
a los veintisiete años su primera obra geográfica, un estudio sobre Tailandia y Japón titulado
Descripción del Reino del Japón (1649). Un año después dio a conocer su Geografía general
(1650), que sería considerada la mejor durante más de un siglo; su prematura muerte truncó la
redacción de una geografía especial o regional que hubiera completado la general o universal.
La Geografía general de Varenio es la obra que mejor atestigua la estrecha relación que tuvo la
geografía con las grandes cuestiones planteadas por la revolución científica del siglo XVII. Con
la publicación de este compendio en la ciudad de Leiden (Países Bajos), en 1650, la geografía
aparecía reunida, por vez primera desde la Antigüedad, en un conjunto doctrinal.
En 1672, Isaac Newton reeditó esta obra, muy alejada conceptualmente de los libros de
geografía descriptiva, de carácter pintoresco, que habían logrado atraer la atención del público
gracias a anécdotas y a relatos extraordinarios. En la Geografía de Varenio se defendía
abiertamente el heliocentrismo de Copérnico y se distinguía la geografía general de la
geografía especial (o regional): la primera, una geografía esencialmente física y astronómica; la
segunda, más apropiada para incorporar los aspectos humanos.
Como resultado de su esfuerzo logró acopiar cantidades ingentes de datos sobre el clima, la
flora y la fauna de la zona, así como determinar longitudes y latitudes, medidas del campo
magnético terrestre y unas completas estadísticas de las condiciones sociales y económicas
que se daban en las colonias mexicanas de España. Entre 1804 y 1827 se estableció en París,
donde se dedicó a la recopilación, ordenación y publicación del material recogido en su
expedición, contenido todo él en treinta volúmenes que llevan por título Viaje a las regiones
equinocciales del Nuevo Continente.
De entre los hallazgos científicos derivados de sus expediciones cabe citar el estudio de la
corriente oceánica de la costa oeste de Sudamérica que durante mucho tiempo llevó su
nombre, un novedoso sistema de representación climatológica en forma de isobaras e
isotermas, los estudios comparativos entre condiciones climáticas y ecológicas y, sobre todo,
sus conclusiones sobre el vulcanismo y su relación con la evolución de la corteza terrestre.
En 1827 regresó a Berlín, donde desempeñó un destacado papel en la recuperación de la
comunidad académica y científica alemana, maltratada tras décadas de conflicto bélico. Fue
nombrado chambelán del rey y se convirtió en uno de sus principales consejeros, por lo que
realizó numerosas misiones diplomáticas. En 1829, por encargo del zar, efectuó un viaje por la
Rusia asiática, en el curso del cual visitó Dzhungaria y el Altai.
Estudió Farmacia y ejerció como farmacéutico durante algunos años. Luego, desde 1866,
estudió Ciencias Naturales: primero en su ciudad de nacimiento, bajo la dirección de Carlos
Zitel, y más tarde en la Universidad de Heidelberg. Se licenció en 1868 y ese mismo año inició
un viaje de estudios al sur de Francia. Con el estallido de la guerra franco-prusiana, se alistó
como voluntario en el ejército prusiano y fue herido en el transcurso de una acción.
Desde el mes de abril de 1871 fue corresponsal del rotativo Koelnische Zeitung. Esta labor le
permitió desplazarse a Italia, Francia, Hungría, América del Norte, México y Cuba. En 1875
realizó la habilitación (especie de trabajo doctoral) para ejercer como profesor de Geografía.
Obtuvo la cátedra de esta asignatura en la Escuela Técnica Superior de Múnich en 1876 y en
otoño de 1878 consiguió otra cátedra en la Universidad de Leipzig.
Barón Ferdinand von Richthofen(Ferdinand, barón von Richthofen; Karlsruhe, 1833 - Berlín,
1905)
Geógrafo y geólogo alemán que destacó por su desarrollo metodológico de la Geografía y por
sus contribuciones a la Geomorfología gracias a sus investigaciones en China, país que recorrió
prácticamente entero a lo largo de sus siete viajes y del que llegó a descifrar su constitución
geológica. Además, ha sido considerado por muchos como uno de los padres de la Geografía
moderna. Para Richthofen, todo conocimiento geográfico se sustenta en la figura superficial de
la Tierra y los estudios deben centrarse en la deducción de todas las "realidades geográficas"
que aparecen sobre ella.
En sus días de estudiante coincidió con Peter von Semenov, quien ya había realizado diversas
expediciones por Asia. Su principal maestro fue el mineralogista Gustav Rose, que destacó tras
su viaje con Humboldt a Siberia. Tras acabar sus estudios, Richthofen obtuvo un gran prestigio
por sus investigaciones en el macizo de las Dolomitas (Alpes orientales) y en los Cárpatos
(Transilvania), tras lo cual fue invitado por el Servicio Geológico en 1860 para realizar una
expedición con fines comerciales al Lejano Oriente.
De esta manera y con tan sólo 27 años, ocupó el cargo de secretario de Legación en una
embajada de Prusia; mientras se mantuvo en ese cargo (1860-1872) realizó numerosos viajes
con el objetivo de negociar tratados comerciales, siempre bajo la dirección del conde Friedrich
von Eulenburg. Visitó, entre otros lugares, Japón, Formosa, Filipinas, Célebes, Siam, Indochina,
India inglesa, California, Sierra Nevada, las Montañas Rocosas y, finalmente, China, país del
que recorrió trece de sus dieciocho provincias.
Entre 1863 y 1868 desarrolló prospecciones mineras en la zona de California con el fin de
descubrir menas auríferas; no obstante, al finalizar estas campañas, regresó de nuevo a China
y recorrió otras regiones con el objetivo principal de recoger la información necesaria para
realizar su obra más completa: Los resultados de mis viajes y los estudios basados en ellos
(1877-1912), constituida por cinco volúmenes y un atlas. Otras publicaciones destacadas de
Richthofen son Técnicas y métodos actuales de Geografía (1833) e Impulsos y Tendencias de la
Geografía en el siglo XIX (1903).