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Hay veces que el pueblo de Dios tiene todas las condiciones adecuadas para
disfrutar de la vida plena en Cristo, tener paz, gozo, libertad, armonía, progreso en
diversas áreas materiales, etc., pero sucede que hay algo que lo está deteniendo y
no podemos avanzar como Dios lo quisiera y como nosotros lo esperáramos.
Dios nos puede dar todo lo que necesitamos para destacar en la vida espiritual,
salvación, perdón nueva vida, una sana doctrina, buenos líderes, un ambiente sano,
facilidades para congregarnos, recursos económicos, etc., pero aun así no damos el
estirón, ni alcanzamos a descollar, seguimos batallando con los mismos pecados,
errores y fracasos espirituales.
¿Cuál es una de las principales causas de esto? La falta de santidad, los malos
hábitos, conducta pecaminosa:
“19 Luego, los habitantes de la ciudad le dijeron a Eliseo: Señor, como usted
puede ver, nuestra ciudad está bien ubicada, pero el agua es mala, y por eso la
tierra ha quedado estéril.
20 Tráiganme una vasija nueva, y échenle sal les ordenó Eliseo. Cuando se la
entregaron, 21 Eliseo fue al manantial y, arrojando allí la sal, exclamó: Así dice
el Señor: ¡Yo *purifico esta agua para que nunca más cause muerte ni esterilidad!
2Re 2:22 A partir de ese momento, y hasta el día de hoy, el agua quedó
purificada, según la palabra de Eliseo.”
La tierra de Jericó era buena para los cultivos. Una tierra fértil es de mucha
ayuda para el progreso de la comunidad.
Los habitantes tenían todo para vivir una vida de bendición y paz.
Pero esto no era así porque el agua de sus manantiales que usaban para el
riego de sus campos no era apropiada, secaba los cultivos o no ayudaba a
que estos se desarrollaran plenamente.
Una de ellas son las falsas doctrinas y la otra son los malos hábitos
pecaminosos, conducta pecaminosa, de lo cual hablaremos en esta ocasión.
¿QUE ES UN HÁBITO?
Los hábitos pecaminosos son aquellos que se siguen practicando a pesar que
sabemos que no son del agrado de Dios.
Odio
Represalia
Gritería
Falta de perdón
Pleitos
Enemistades
Maldecir
Blasfemia
Cólera
Violencia
Aborrecer
Defensa
Malicia
Injurias
Crueldad
Venganza
Quejas
Molestia
Discordia
Divisiones
Maledicencia
Murmuración
Iracundo
Rencor
Amargura
Resentimientos
Engaño
Calumnia
Deshonestidad
Traición
Promesas no cumplida
Fraude
Chisme
Sutileza
Deslealtad
Hipocresía
Soborno
Astucia
Tramposos
Infidelidad
Simulación
Pide y no devuelve
Estafa
Difamación
Fingimiento
Exageración
Incumplimiento
Soberbia
Vanagloria
Ironía
Opresor
Obstinación
Autosuficiencia
Menosprecio
Cinismo
Machismo
Burla
Ingratitud
Desprecio
Arrogancia
Rebeldía
Desobediencia
Oposición
Vanidad
Racismo
Contradicción
Amor al dinero
Cobardía
Necedades
Reproche
Tardanza
Ingratitud
Rechazo
Egoísmo
Celos
Ambición
Negligencia
Juzgador
Impaciencia
Desorden
Indiscreción
Criticas destructivas
Autocompasión
Avaricia
Robos
Bromista
Indirectas
Incredulidad
Pereza
Envidia
Codicia
Insensatez
Ligereza, frivolidad
Favoritismo
Descontento
Flojera
8 "Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay Israel, si tan sólo me escucharas! 9
No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño. 10
Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te
la llenaré.
11 "Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso. 12 Por eso los
abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera.
13 "Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis
*caminos, 14 ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano
contra sus adversarios!
15 Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él, pero serían eternamente
castigados. 16 Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te
saciaría."
Todos podemos llegar a tener malos ratos, pero no es lo mismo un mal rato a un
mal hábito arraigado.
Mucha gente está con un pie en el mundo y con otro en Cristo, y sus malos hábitos,
les envenenan la vida a ellos y a quienes les rodean, aparte que los enemistan con el
Señor.
“11 Les di mis decretos, y les hice conocer mis *leyes, que son vida para quienes
los obedecen.”
Por tanto en este día, si el Señor te ha hablado en esta breve enseñanza, deja tu vida
pecaminoso, tus malos hábito, y ese arrepentimiento y vuelta a la voluntad del
Señor, será como agua sana que fertilizara tu comunión con Dios, tu vida espiritual
y traerá la gracia y el favor de Dios en abundancia.