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Llaman a la puerta, AIDA va a abrir vestida con un traje muy escotado. Lleva en la mano un vestido
de leopardo. Aida abre, es Paz.
AIDA
Paz, qué bien que has venido. ¿Voy bien así para una cena
Romántica o te gusta más este? (Enseña el de leopardo).
PAZ
¿La cena os la sirven o la tenéis que cazar? (Aida la fulmina)
Que…. Mejor el que llevas puesto. Yo venía a decirte una cosa.
AIDA
Ya, pero es que ahora estoy muy liada. Es que he quedado con
Paco y no sé si ponerme este vestido porque es como… muy de
putón. (Se lo coloca).
PAZ
Pues entonces seguro que le gusta. Digo que… así vas bien.
Pero… ¿no te estás precipitando un poco con Paco? Que a lo mejor
tú le tienes idealizado y luego es distinto a como te lo imaginas.
AIDA
Hombre, defectos tendrá. Como todo el mundo. Yo, por ejemplo,
aunque parezco una mujer inteligente, sutil, cultivada… no me he
leído un libro en mi puta vida.
PAZ
Ya, ya. Pero no me refiero a eso. Quiero decir que… bueno, que tú
te ilusionas en seguida y no quiero que te hagan daño.
AIDA
Hombre, a veces no importa que te hagan daño, si te refieres a…
tú ya sabes. (Silencio) Quiero decir que… tú no te preocupes.
Si yo con Paco estoy viviendo el momento: somos amigos,
nos divertimos juntos y ya está. Y lo que dure, dure.
PAZ
Ah, bueno, pues me alegro de que te lo estés tomando así,
porque tú, hija mía, cada vez que te enamoras haces subir
las acciones de Kleenex.