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El titular de un derecho tiene la posibilidad de ejercitar los poderes que su derecho

le confiere, bien en un momento concreto (término), bien a lo largo de un periodo


de tiempo (plazo), que lo mismo puede haber quedado determinado que
indeterminado en la relación jurídica de que se trate.
Es justo que la situación de poder que otorga cualquier derecho subjetivo pese
sobre los sujetos pasivos del mismo de forma temporalmente limitada,(DEBE DE
HABER UN PERIODO DE TIEMPO ESTABLECIDO ) especialmente por razones
de seguridad en el tráfico económico y jurídico. Si en principio el titular del derecho
subjetivo deja pasar un largo período temporal sin hacerlo, puede darse el caso de
que termine por reclamar sus intereses en un momento tan tardío que,
razonablemente, el sujeto pasivo no pensara que tal derecho se encontraba vivo y
activo.
Por otra parte, la desidia (el desinterés) en el ejercicio de los propios derechos es
también manifestación de una conducta que, permite suponer que los derechos
que no son ejercitados en su momento adecuado o dentro de un periodo temporal
prudente, ya no serán ejercitados nunca, generando así la legítima expectativa en
las demás personas de la comunidad de que el derecho ha decaído.
Gramaticalmente hablando, computar equivale a contar o calcular una cosa
cualquiera; en nuestro caso, los periodos de tiempo.
La regla fundamental al respecto se encuentra recogida en el art. 5 del CC:
“1. Siempre que no se establezca otra cosa, en los plazos señalados por días, a
contar de uno determinado, quedará éste excluido del cómputo, el cual deberá
empezar el día siguiente; y si los plazos estuvieren fijados por meses o años, se
computarán de fecha a fecha. Cuando en el mes de vencimiento no hubiera día
equivalente a la inicial del cómputo, se entenderá que el plazo expira el último del
mes.
2. En el cómputo civil de los plazos no se excluyen los días inhábiles”.

PRESCRIPCION

Cuando el transcurso del tiempo acarrea la pérdida o decadencia del ejercicio de


los derechos para su titular se habla sencillamente de prescripción o bien de
prescripción extintiva (porque extingue los derechos de que se trate). Al contrario,
cuando el transcurso del tiempo provoca el nacimiento o la consolidación de un
derecho a favor de una persona, se habla de prescripción adquisitiva o usucapión.
La prescripción suele estudiarse en la parte general del Derecho civil, en cuanto
afecta al ejercicio de los derechos en general; por el contrario, la usucapión se
estudia en el volumen dedicado a la propiedad y demás derechos reales.
Para que la prescripción proceda son necesarios los siguientes presupuestos:
 En primer lugar, es necesario que estemos frente a un derecho que sea
susceptible de prescripción, un derecho prescriptible.
 Que el titular del derecho en cuestión permanezca inactivo, esto es, sin
ejercitar el derecho que le corresponde.
 Que transcurra el plazo señalado por la ley para el ejercicio del derecho sin
que se haya llevado a cabo la actuación del mismo.
 Que, en su caso, producido un acto extemporáneo de pretendido ejercicio
del derecho, el sujeto pasivo alegue la prescripción producida y no haya
renunciado a ella.

Cómputo del plazo de prescripción


El cómputo del plazo prescriptivo establecido en cada caso se inicia desde el
momento en que el derecho pudo haber sido ejercitado, salvo que se disponga
otra cosa diferente (art. 1969 CC). Los artículos 1970 a 1972 contemplan las
siguientes especialidades:
 La prescripción de las obligaciones de pago de rentas o intereses comienza
a correr desde el último pago de la renta o del interés adeudado.
 La prescripción de las obligaciones determinadas por sentencia judicial, a
partir del momento en que ésta sea firme.
 La prescripción relativa a las obligaciones de rendición de cuentas
comienza a correr desde que los obligados a rendirlas cesan en sus cargos
o desde que hay conformidad respecto de las cuentas finales,
respectivamente.
La expresión “desde el día en que pudieron ejercitarse” los derechos (o las
acciones, según el tenor literal del CC) ha de ser entendida en el sentido de que
debe iniciarse el cómputo del plazo prescriptivo desde que el titular del derecho
tuvo conocimiento de que podía ejercitar el derecho.
Se recordará que al subrayar que el art. 5 excluía del cómputo el día inicial,
advertimos ya que dicha regla conocía ciertas excepciones de importancia. Una de
tales excepciones es la establecida en el artículo 1960.3 en materia de
prescripción adquisitiva o usucapión, pues según dicho precepto el primer día o
día inicial del plazo se tiene por entero (p.e: si cualquier derecho puede ejercitarse
a partir de las 13:00 horas del día 3 de mayo de 1990 y tiene un plazo de
prescripción de 3 años, dado que el día referido debe computarse desde las cero
horas, es evidente que el plazo finaliza a las 00:00 del día 3 de mayo de 1993.
Esto es, el día final para realizar cualquier acto de ejercicio en relación con tal
derecho es el 2 de mayo de 1993).
8.4. Interrupción del plazo prescriptivo
Mientras no venza (o se cumpla por entero) el plazo de prescripción previsto, el
titular del derecho puede ejercitar eficazmente su derecho, aunque con
anterioridad haya permanecido inactivo. SI SE PASA PERDIO EL CAUSA Así
pues, cuando cualquier acto de ejercicio del derecho se produce dentro del plazo,
éste deja de correr, requiriéndose comenzar a computar el plazo prescriptivo
desde el comienzo otra vez, caso de que tras ese acto de ejercicio comience una
nueva etapa de inactividad. Cuando esto sucede, se dice que la prescripción ha
sido interrumpida.
El acto de ejercicio del derecho que provoca la interrupción puede ser de cualquier
naturaleza, el cual admite tanto el ejercicio judicial del derecho cuanto el
extrajudicial.
Respecto del ejercicio judicial del derecho, aquí deben agruparse los actos de
ejercicio del derecho que, promovidos por su titular, acaban siendo conocidos por
los Jueces y Tribunales. Entre dichos actos asume p rimordial importancia la
interposición de la demanda, en cuya virtud el titular del derecho subjetivo reclama
la observancia del mismo al sujeto pasivo.
Por otra parte, es indiscutible que el ejercicio extrajudicial del derecho por el titular
de cualquier otro derecho subjetivo comporta la interrupción de la prescripción.
Existe la convicción general de que cualquier requerimiento notarial promovido por
el titular del derecho genera la interrupción de la prescripción.
Sin embargo, el art. 1.973 no exige forma determinada alguna. Ello no significa
que, problemas de prueba aparte, no valgan como actos interruptivos de la
prescripción cualesquiera otros: cartas, telegramas, envíos por fax, etc.

http://juspedia.es/libro/persona/237-alegabilidad-y-renuncia-de-la-prescripcion

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