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Cerro de Pasco está tan contaminada que incluso el 2008 se planteó reubicar a
sus pobladores, declarándose la ciudad en emergencia ambiental, debido a que
nueve de cada 10 niños presentaban altos niveles de plomo en el organismo,
producto de la contaminación de la minería a cielo abierto de zinc y plomo,
que funciona desde hace medio siglo (http://goo.gl/dGTnBj). Sin embargo, no
se logró el consenso entre la población, ni tampoco se contó con el
presupuesto suficiente para iniciar el proceso de reubicación.
En Espinar, los habitantes de las comunidades de Alto Huancané y Huisa –
ubicadas junto al yacimiento Antapaccay y a la relavera de la mina Tintaya–
viven con más de una veintena de metales pesados en sus cuerpos, habiéndose
detectado la presencia de cadmio, arsénico, plomo, talio, manganeso y
mercurio. También antimonio, bario, berilio, cobalto, cesio, estaño, estroncio,
molibdeno, platino, uranio y tungsteno, en diversas cantidades, durante un
despistaje hecho en enero del 2013 (http://goo.gl/5OLPhJ).
En el caso del proyecto minero Conga, el reciente conocimiento en el mes de
mayo del presente año, de los resultados de un examen practicado el 2012 y
que dio positivo a la presencia de plomo en el organismo de los analizados,
pobladores de la provincia de Hualgayoc, generó la indignación de la
población y la protesta masiva (http://goo.gl/SZq3uk).
El mercurio posee una de las peores reputaciones entre los metales pesados. El
riesgo de intoxicación viene determinado por la forma química en la que se
presenta. En ese sentido vamos a hablar de dos en particular: el mercurio
metálico en forma de vapor y el metilmercurio. La exposición crónica a
vapores de mercurio hace que éstos ingresen al organismo a través de las vías
respiratorias y de la piel, bioacumulándose y dando origen con el tiempo a una
enfermedad neurodegenerativa denominada "hidrargirismo" o
"mercurialismo", cuyos principales síntomas son temblores, pérdida de
apetito, diarrea, lesiones bucales, hipertensión, insomnio e irritabilidad. Por
otro lado, el metilmercurio causa un mayor impacto, debido a que este
compuesto por ser altamente soluble, puede pasar desde los suelos fácilmente
a los ríos y lagos, e incluso a los mares. Se absorbe en el tracto
gastrointestinal, por inhalación y a través de la piel. La intoxicación crónica
ataca principalmente al sistema nervioso provocando inicialmente ataxia
(disminución de la capacidad de coordinación de movimiento), dificultades en
la audición y en el habla y en constricción del campo visual, en casos
extremos conduce al coma y a la muerte. En mujeres que lactan, el mercurio
pasa a la leche materna.
A modo de conclusión, las evidencias demuestran una vez más, que la gran
minería en el Perú NO se gestiona de manera responsable, sino como un
suculento negocio que busca favorecer a unos pocos privilegiados, a costa de
la depredación de nuestros recursos naturales, la destrucción de los territorios,
la contaminación del medio ambiente y violentando la salud y otros derechos
humanos de las comunidades.