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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA AMAZONIA PERUANA

FACULTAD DE CIENCIA ECONÓMICAS Y NEGOCIOS

ESCUELA PROFESIONAL DE ECONOMÍA

Evolución del Pensamiento Económico:


Comercio Internacional.

Integrantes:
ASIN VASQUEZ, Jhon Pool.
CARRASCO BABILONIA, Oscar Enrique.
ENCINAS GARCIA, Carlos Manuel.
GOMEZ FALCON, Clavely.
MURRIETA PRADA, Piero Miller.
PAREDES GARCIA, Cristopher Junior.
RENGIFO FABABA, Evita.
RENGIFO VILLACORTA, Javier Daniel.
VALLES PELAEZ, Carlos Alberto.
VILLACORTA GOMEZ, Jair Alexis.
ZUMAETA GONZALES, Oscar Alexis.

Docente:
Econ. ANGULO VELA, Andrea.

Iquitos – Perú
2018
Evolución del Pensamiento Económico:
Comercio Internacional

Iquitos – Perú

2
“En un sistema de comercio perfectamente libre, cada país, dedica su capital y trabajo a los
empleos que le son más beneficiosos, utiliza más eficazmente las facultades peculiares y
distribuye el trabajo más eficaz y económicamente. Con esto difunde el beneficio general, une por
medio de los lazos del interés y el intercambio, la sociedad universal de las naciones, ya que es
más fácil importar aquellas cosas que cuestan más producir y exportar aquellas que podemos
producir más cómodamente (más beneficioso aplicar todo el capital a aquello en lo que somos
buenos produciendo, que a aquello que nos cuesta más).

David Ricardo

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AGRADECIMIENTO

A nuestros padres por su apoyo, entusiasmo, confianza y fe en nuestras capacidades; por su


contribución de manera constante y desinteresada en nuestra formación como profesionales en las
ciencias económicas. De igual manera a nuestros jefes por su apoyo, tolerancia y consideración con
el tiempo que nos llevó en la elaboración del presente trabajo monográfico.

Los Autores

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INDICE GENERAL
PROLOGO 6
INTRODUCCIÓN 7
COMERCIO INTERNACIONAL 8
I. Definición del Comercio Internacional 8
I.1. El Comercio Internacional es de doble vía 9
I.2. La creciente importancia de los servicios 9
I.3. El criterio de Residencia 10
PENSAMIENTO ECONÓMICO SOBRE EL COMERCIO INTERNACIONAL 10
II. El comercio y el hombre antiguo 10
III El comercio en el lejano oriente y Egipto 12
III.1. El Lejano Oriente 12
III.2. El comercio Europeo con el lejano oriente 12
III.3. El comercio en el antiguo Egipto 12
IV. Los fenicios y las Principales Rutas Comerciales 15
V. El Comercio en Grecia y el Imperio Romano. 17
V.1. El Comercio en Grecia 17
V.2. Comercio y Ruta Comerciales de los Antiguos Griegos 18
A. Comercio Marítimo 18
B. Comercio Terrestre. 19
V.3. El Comercio en el Imperio Romano 20
A. Comercio Terrestre 20
B. La Ruta Comercial Mediterránea 21
C. El grupo Mercantil 21
VI. El Comercio Internacional Durante el siglo XV 21
A. Formas de Asociación Compañías 22
B. Organización de Flotas 22
C. Concierto de Seguros 23
D. Medio de Pago Teneduría y Contabilidad 23
E. Contabilidad 24
F. Establecimiento de las colonias 24
VII. Comercio Internacional del siglo XVI – XVII: Mercantilismo 24
A. Comercio Nacional. 27
B. Los Nuevos Mercados y la Reexportación 28
C. Comercio Internacional 29
D. España consigue un Centro de Comercio Mundial 30
E. El mercantilismo Francés 32
F. La expansión Europea en el siglo XVI – XVII 34
XVIII El Comercio Internacional en el siglo XVII – XIX 36
IX. El comercio Internacional durante la Depresión y II Guerra Mundial 43
X. El Comercio en la época actual XX – XXI 46
X.1. Teoría Neoclásica del Comercio Internacional. 47
X.2. La Nueva Teoría del Comercio Internacional 48
X.3. La Teoría Tradicional, El Bienestar y la Política Comercial 50
X4. Política Comercial Estratégica 52
X.5. Elementos Constitutivo del Comercio 52
X.6. Tipos de Activos Comerciales 54
XI. Mapa del Comercio Actual 58
XII. Perú: Mapa del Comercio Actual 61
CONCLUSIÖN 64

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PROLOGO

Como parte del proceso para concluir el curso de Comercio Internacional presente en el currículo
académico de la carrera profesional de economía de la UNAP y por la importancia innata que tiene
el tema en la actualidad para entender las relaciones comerciales en el mundo nos vimos
comprometidos en el desarrollo del presente trabajo monográfico.

Con este propósito y viendo las dimensiones que adquiere el comercio internacional en la actualidad
preguntas como ¿Cómo se inició este proceso? ¿Qué factores a través de la historia propiciaron este
desarrollo? ¿Qué periodos pueden definirse como etapas de la evolución del comercio internacional?
Son algunas de las preguntas que nos asaltan al indagar sobre el tema y que se tornan complejas no
solo por la abundante información que se dispone, por las diferentes posiciones doctrinarias sobre
el tema, sino también, por las fronteras casi indivisibles de los periodos que preceden el comercio
internacional desde sus orígenes.

Uno de los problemas que enfrentamos estaba relacionado con lo atemporal de los orígenes del
comercio internacional. No se puede hablar con propiedad sobre el nacimiento del comercio, sus
orígenes lo ubican en el mismo espacio que al hombre. Este desafío parecía un callejón sin salida,
si pretendíamos conseguir un orden cronológico de su evolución, que fue superado por los aportes
de CASTILLON Richard (“Ensayos sobre la Naturaleza del comercio General”). Otro aspecto
importante que contenía su propio grado de complejidad radicaba en la línea de tiempo que separaba
un periodo de otro; definir cuáles serían las características que englobara un periodo y lo separará
de otro, este punto lo enfrentamos comparando las líneas de tiempos de los trabajos de CORNEJO
RAMIREZ Enrique (“Comercio Internacional”); DE LA HOZ CORREA Andrea (“Generalidades
del Comercio Internacional”) y CASTILLON Richard (“Ensayo sobre la Naturaleza del Comercio
en General).

Una visión histórica de la evolución del comercio internacional en el pensamiento económica sería
incompleta sino analizamos el estado actual del comercio en el mundo y detenernos en la situación
de la economía peruana en relación con su comercio internacional. Estos dos puntos son el
preámbulo de una conclusión aún más profunda de los beneficios que atrae el comercio internacional
y que se sostiene en las ventajas absolutas y comparativas propia de cada estado.

Al fin concluido este trabajo monográfico y esperando satisfaga las expectativas generadas y cumpla
con el objetivo fundamental de constituirse en un texto de consulta sobre comercio internacional
donde se combina economía e historia económica. El lector será el que decida finalmente si lo
anterior se ha logrado y desde ya nos sometemos enteramente a su veredicto. Se ha puesto especial
cuidado en el contenido y en la edición de los textos.

Los Autores.

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INTRODUCCIÓN

“Evolución del Pensamiento Económico sobre el Comercio Internacional” es un libro que está
dirigido a todos aquellos que están interesado en conocer las principales características de los
periodos por donde transito el comercio internacional en relación con el pensamiento económico,
su análisis, eventos, circunstancias que favorecieron y limitaron su desarrollo y su estado actual.

Compartimos con todo lector interesado en el tema una descripción sencilla de temas vinculados al
comercio internacional y que al mismo tiempo puede ser servir como insumo para trabajos futuros
de mayor profundidad. Con un lenguaje claro y una síntesis precisa se pretende contribuir al
conjunto de información que existe alrededor del tema.

Aspiramos, sin embargo, algo más: dado que el comercio internacional es de interés general en tanto
su desarrollo contribuye al crecimiento económico y al bienestar de los ciudadanos, deseamos que
este libro sea también leído por personas no especializadas en el tema, porque estamos convencidos
que es necesario que todos tomemos debida conciencia en el Perú acerca de lo importante que es
lograr un desarrollo sostenido e integral del comercio exterior en general y de las exportaciones en
particular.

Nuestra monografía está divido en tres partes. La primera parte define el comercio internacional,
nos muestra sus características más importantes y resalta los beneficios que se consigue con esta
actividad económica.

La segunda parte es un recorrido por las diferentes etapas de la evolución del comercio internacional
en la historia económica y como se va modificando su contenido y ejercicio a partir de la evolución
del pensamiento económico que ha justificado sus beneficios, resaltado su utilidad en el desarrollo
de los estados y correlacionado su implementación con el crecimiento de las naciones. En esta etapa
se desarrollan diez puntos (10 etapas) que van desde espacios remotos de la historia del hombre en
la antigüedad hasta el comercio en el siglo XXI: pasando por los egipcios, los fenicios, los romanos,
como también como escuelas como los mercantilismos y el capitalismo.

En la tercera etapa queremos resaltar como se encuentra graficado el comercio internacional en el


mundo, como ha avanzado desde sus orígenes hasta convertirse en una supra organización que
cuenta con lenguaje propio para sus negociaciones y resaltando como el mundo ha acortado sus
diferencias a través del comercio. En este apartado damos importancia a la relación comercial que
tiene el Perú con el mundo, con este propósito presentamos un mapa del comercio del Perú con el
resto del mundo, su evolución y los beneficios que consigue a nivel económico, social y cultura.

Para terminar este aporte particular al conjunto de trabajos que existe alrededor de la materia y en
consenso con los integrantes de este equipo planteamos conclusiones a partir del material revisado
que puede resumirse, pero no limitarse, a los enormes beneficios que trae el comercio internacional
para las sociedades, que a comparación de otras épocas, hoy más que nunca se hace visible y
palpable.

Queda en sus manos el esfuerzo y la dedicación por extender el conocimiento que se tiene sobre el
comercio internacional.

Los Autores.

7
Comercio Internacional
El comercio es una actividad económica casi tan vieja como la humanidad, que se viene
desarrollando a lo largo y ancho del planeta desde la noche de los tiempos. La extensión de esta
actividad económica, pasando las fronteras nacionales, se llama comercio internacional.

Para ubicar el comercio internacional dentro de la historia de la humanidad y más precisamente


dentro de la historia del pensamiento económico tenemos que definirlo como primera tarea; de otro
modo se convertiría en un ejercicio imposible seguir la evolución dentro del pensamiento económico
de aquello que se desconoce.

Se podría intentar, ante todo, obtener una definición esencial del comercio internacional partiendo
de la definición de las palabras que la componen, es decir, “comercio” e “internacional”. Es palmario
que esta significación es demasiado general para obtener de ella una definición esencial, es menester
elegir otro método.

Podríamos alcanzar una definición esencial con mucho mayor éxito si a partir de las diferentes
definiciones esenciales dadas por diferentes autores, en el curso de la historia, y comparándolas unas
con otras, obtendremos una definición más exhaustiva (Sbriglio, 2014, pág. 14)

I. DEFINICIÓN DEL COMERCIO INTERNACIONAL

Algunos autores, como el profesor español Francisco Mochón, define al comercio internacional
como:

“… el intercambio de bienes, servicios y capitales entre los diferentes países”1.

Samuelson y Nordhaus definen al comercio internacional como

“… el proceso por el que los países importan y exportan bienes, servicios y capital
financiero…”2.

En el mismo sentido, Sotelo propone como definición del comercio internacional:

“…el intercambio de bienes de capital y de consumo, así como de los servicios, entre Estados
políticamente independientes o residentes de los mismos” 3

Al analizar cada una de las definiciones expuestas, y la de otras autores, podemos considerar que
existen tres aspectos básicos que están presenten y que son comunes entre sí: La doble vía del
comercio, la importancia de los servicios y el criterio de residencia. Podemos concluir entonces que
como definición esencial del comercio internacional tiene que soportar estos tres aspectos presentes
en toda definición que busca señalar la verdadera dimensión que implica el comercio internacional.

1
VEASE; MOCHON, Francisco… “Elementos de Economía”; Editorial McGraw-Hill; Madrid, Octubre de 1990;
Capítulo 17, página 152.
2
VEASE: SAMUELSON/ NORDHAUS…; “Economía” Edit. McGraw-Hill; Madrid 1990; Decimotercera edición
en español; Capítulo 38; Página 1042.
3
SOTELO, Ricardo…;”Economía Internacional”; Editorial e imprenta Enotria S.A.; Estudios Económicos; Lima;
1968; Segunda Edición; Capítulo I, Página 2.
8
“El intercambio de bienes y servicios entre residentes
de diferentes países”

Esta definición en términos muy sencillo pero de contenido muy extenso nos permite marcar las
fronteras que contiene el comercio internacional. Analicemos cada uno de los aspectos de nuestra
definición.

I.1. El Comercio Internacional es de doble vía.

La primera reflexión importante es que el comercio es de doble vía. En efecto, la esencia misma del
comercio internacional supone que para poder vender hay también que comprar.

Si somos conscientes que los países se especializan para poder participar exitosamente en el
comercio internacional, es claro entonces que el desarrollo del comercio exterior supone un
crecimiento tanto de exportaciones como de importaciones. En este sentido, los objetivos de una
política comercial no deben apuntar sólo a lograr un superávit en la balanza de pagos sino a lograr
sostenidas tasas de crecimiento tanto de exportaciones como para los de importaciones. Lo anterior
nos lleva a afirmar que con el comercio internacional ganan todos: los que venden y los que
compran.

Como señala Krugman y Obsfield, “…probablemente la reflexión más importante de toda la


economía internacional sea la idea de que existen ganancias el comercio, esto es, que cuando los
países venden bienes y servicios entre ellos, se produce casi siempre un beneficio mutuo”4

I.2. La Creciente Importancia de los Servicios

La segunda reflexión que suscita la definición planteada es que esta no se refiere solo al intercambio
de bienes o mercaderías sino también al de servicios. Esto resulta muy pertinente si se tiene en
cuenta que es cada vez más importante el valor de las transacciones internacionales de servicios de
distinta índole, como; por ejemplo, fletes, seguros, software, turismo, comunicaciones, servicios
financieros, de consultaría e ingeniería, etc.

El comercio con servicios plantea nuevos retos y tecnologías. Así por ejemplo, a los medios de
transporte tradicionalmente utilizados para el comercio internacional como lo son el terrestre, aéreo
o marítimo debemos añadir ahora nuevos medios como el correo electrónico. Por otro lado, si lo
que se está intercambiando son servicios, entonces se trata de un comercio de intangibles, es decir,
de un comercio de conocimientos e información por lo que adquiere singular importancia la
legislación para la protección de la propiedad intelectual.

En un sentido más general, algunos autores consideran otros conceptos en la definición del comercio
de servicios: “… la migraciones internacionales y las concesiones de préstamos y el
endeudamiento internacional son también formas de comercio beneficioso para ambas partes;
el primero al intercambiar trabajo por bienes y servicios y el segundo a través del intercambio
de bienes presente por promesas sobre bienes futuros”5.

4
KRUGMAN Paul R. / OBSTFELD, Maurice…; “Economía Internacional: Teoría y Políticas”; Segunda Edición;
McGraw-Hill; Madrid; 1994; Página 4.
5
KRUGMAN, Paul R. / OBSTFELD, Maurice…; Op. Cit.; páginas 4-5.
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I.3. El Criterio de Residencia

La tercera reflexión que proponemos en cuanto a la definición del comercio internacional se


relaciona cal concepto de “residencia” de los agentes económicos que participan. Cuando se
menciona el término “residentes” de diferentes países se concluye tanto a las personas naturales
como a las empresas. De acuerdo al “Manual de Balanza de Pagos” del FMI: “Una unidad
institucional es una unidad residente cuando tiene un centro de interés económico en el
territorio económico de un país”.

Aun cuando son las personas jurídicas las unidades institucionales que mayormente explican el
desarrollo de las operaciones del comercio internacional, la participación de las personas naturales
también es importante. Para aclarar este último punto consideremos dos ejemplos de
comercialización de servicios en los que interviene como operador una persona natural: el caso de
un turista peruano que realiza un viaje al extranjero y cuyos gastos de hotel, viáticos y compras de
artesanía y otros recuerdos constituyen importaciones de servicios turísticos hacia el Perú; o el caso
de un profesional peruano de reconocida trayectoria profesional que viaja al extranjero contratado
para desarrollar servicios de consultoría en su especialidad y cuyos honorarios constituyen
exportaciones de servicios para el Perú.

Evolución del Pensamiento Económico sobre el Comercio


Internacional
II. EL COMERCIO Y EL HOMBRE EN LA ANTIGÜEDAD.

El economista británico Adam Smith, fundador de la ciencia económica, decía en La riqueza de las
naciones (1776) que “la propensión al trueque y al intercambio de una cosa por otra” es una
característica intrínseca a la naturaleza humana.

En la antigüedad el transporte de mercancías a larga distancia era caro y arriesgado. Por lo tanto, el
comercio se realizaba, generalmente, en mercados locales, siendo los bienes comercializados,
fundamentalmente, alimentos y vestidos.

Origen Del Trueque y El Comercio Con La Moneda Metálica

La primera condición para que exista intercambio de bienes es la capacidad de producir excedente.
El excedente es una parte de la producción que no se necesita consumir. Si una sociedad dispone de
excedente, puede intercambiarlo por algún producto que posea otra sociedad (y que tampoco
necesita consumir). En la más remota prehistoria, cuando los hombres se dedicaban a la caza y la
recolección, la producción de excedentes era casi nula. Además, por las características de sus
productos, esos excedentes no se hubieran podido almacenar. Pero desde las primeras actividades
productivas, el excedente permitió emprender el hábito de intercambiar productos. Las primeras
formas de comercio entre los hombres consistieron justamente en el intercambio de productos mano
a mano: lo que uno tenía y no necesitaba, se cambiaba por lo que el otro tenía y no necesitaba. Esa
forma de intercambio se denomina trueque. El trueque se mantuvo por mucho tiempo, aun en
sociedades sedentarias: un jarrón de vino por una bolsita de trigo, pieles de abrigo por un arma de
caza, lana de oveja por pescados.

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¿Por qué se abandonó el trueque? El desarrollo de nuevos bienes de consumo y el crecimiento de la
actividad comercial demostró que este sistema era poco práctico:

- En primer lugar porque no siempre el otro necesitaba aquello de lo que uno disponía. Por
ejemplo, si un artesano de sandalias quería comprar pan, siempre debía encontrar un
panadero que necesitará sandalias ó averiguar qué necesitaba el panadero, conseguirlo con
su producción de sandalias. y recién después ofrecérselo en trueque.
- En segundo lugar, también era un problema determinar cuál era el valor exacto de los
productos a intercambiar: ¿cuánta lana por un jarrón de vino? ¿de qué tamaño debía ser el
jarrón? ¿una vaca valía lo mismo que un camello?. Para resolver estos primeros problemas
los hombres buscaron un producto de referencia: los valores de todas las mercaderías se
establecerán en base a ese producto. Esa referencia es el primer paso en la historia de la
moneda.

La Aparición De La Moneda Metálica.

Según el historiador griego Herodoto, las primeras monedas metálicas surgieron en el Asia Menor,
en el siglo VIII a.C., debido a que un rey lidio se propuso simplificar la recaudación de los impuestos
y su almacenamiento. Así, habría reemplazado productos como el ganado, el trigo o la madera, que
su pueblo le tributaba, por su equivalente en monedas fabricadas con una mezcla de oro y plata. Sin
embargo, es probable que mucho tiempo antes las monedas metálicas hayan surgido en otro lugar.
Hacia el año 3000 a.C, en la Mesopotamia asiática, asirios y babilonios comenzaron a utilizar como
bienes intermedios para los intercambios barras de oro y plata. También se utilizaban otros metales,
como el cobre, el bronce o el hierro. Sin embargo, se preferían los dos primeros (oro y plata) ya que
tenían algunas ventajas sobre los otros: en primer lugar su escasez, lo que los hacía valiosos, y en
segundo lugar su incorruptibilidad. Esto último se refiere tanto a que es difícil falsificarlos como a
que pueden almacenarse mucho tiempo sin echarse a perder (al contrario del hierro que se oxida).

El desarrollo de las actividades comerciales, sobre todo a través del imperio romano, extendió la
utilización de monedas metálicas. Desde entonces son los Estados los que monopolizan la acuñación
(fabricación de monedas). Además, las monedas solían tener un sello grabado: la figura de algún
dios, la esfinge de un emperador, o algún otro símbolo. Estos sellos garantizan la pureza y el peso
del material con que la moneda había sido acuñada.

Nuevas Formas De Pago

El desarrollo de las actividades comerciales y el intercambio de productos traídos y llevados a largas


distancias propios de la Edad Moderna europea, hizo necesario el desarrollo de nuevas técnicas que
facilitaban el uso del dinero. Muchas de estas técnicas fueron en realidad apropiadas por los
europeos, a partir del siglo XV, de otras regiones en las que existían con anterioridad. Por ejemplo,
las letras de cambio existían en el mundo árabe musulmán desde el siglo X. Estas surgieron porque
en diferentes lugares se utilizaban diferentes monedas. Con estos documentos se garantiza que una
persona pudiera cobrar una deuda en un lugar lejano, con la moneda de su lugar de residencia pero
por un importe equivalente a la moneda del lugar en el que se había realizado la venta. Otra novedad
europea del siglo XV fueron los billetes a la orden (o sea, órdenes de pago para determinada persona)
que dieron origen al cheque. Este evitaba que una persona tuviera que caminar por la calle
transportando dinero, por lo que permitía comerciar con mayor seguridad. El dinero real se
encontraba depositado en un banco y el cheque permitía a quien lo había recibido extraerlo cuando
quisiera. A partir del siglo XVI se generalizó la utilización de monedas de plata debido a la gran
cantidad de ese material extraído de las minas americanas. Más tarde, a finales del siglo XVIII
surgió el papel-moneda, o sea, el billete actual. También fabricado por el Estado con exclusividad,

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su aceptación es forzosa (o sea, ningún comerciante puede exigir el pago en oro o en plata; debe
aceptar el billete de curso legal).

III. EL COMERCIO EN EL LEJANO ORIENTE Y EGIPTO

III.1. El Lejano Oriente.

El término Lejano Oriente. (O también Extremo Oriente) designa un área geográfica convencional
ubicada al este del continente de Eurasia, compuesta por una serie de países que tienen
diversas culturas. Habitualmente es una referencia a las regiones de Asia oriental y el Sudeste de
Asia. Los países que integran esta región son: Corea del Norte; Corea del
Sur; China; Japón; Taiwán; Vietnam.

Se desarrolló una importante actividad comercial, principalmente en:

 India
 China
 Japón
 Egipto

Los egipcios comerciaban mediante caravanas hacía Etiopía, Níger y otros lugares
China y Roma Imperial. Uno de los primeros y más destacados ejemplos de comercio a larga
distancia es el de la Ruta de la Seda entre China y Roma Imperial. Surgió alrededor del año 100 a.c.
cuando la dinastía logró que gran parte de Asia central fuera una zona segura para el tránsito de
caravanas. También destacaba el comercio marítimo costero, tanto en el golfo Pérsico, como en el
océano Índico y en el océano Pacífico norte. El Comercio entre el lejano Oriente y Egipto fue
dominado por los egipcios, quienes por su poderío lograron organizar caravanas con productos que
producían y ofrecían a otros. La isla de los Faros (origen de Alejandría) fue construida por los Reyes
de la XVIII Dinastía Egipcia para involucrarse con el comercio cretense, ya que este dominaba todo
el Mediterráneo.

En el Lejano Oriente, se desarrolló también una intensa actividad comercial, especialmente entre
India, China y Japón. A los europeos les atraían los productos exóticos de estos pueblos. A través
del Golfo Pérsico se desarrolló el comercio entre Oriente y Occidente. Los egipcios también
comerciaban organizando caravanas hacia Etiopía, Níger y otros lugares. El comercio cretense
dominaba todo el Mediterráneo, ellos hacían de intermediarios entre los egipcios y los otros pueblos
del Mediterráneo Oriental.

III.2. El comercio europeo con el Lejano Oriente.

Aunque hoy bajo el término especias se denomina a especies herbáceas que se utilizan en muchas
ocasiones como condimentos, durante siglos con esta palabra se aludía a plantas originarias del
extremo oriente y de una forma más precisa a las que llegaban de las Islas Molucas, conocidas como
Islas de las Especias.

El uso de estas plantas no era sólo como condimento alimentario, sino que en ocasiones formaban
parte de preparados con finalidad medicinal. Por referencias literarias de autores griegos y romanos
sabemos que especias venidas de Asia estaban presentes en los lujosos banquetes de las familias
más poderosas (incluido su uso para aromatizar los vinos que se servían), en los ungüentos que se

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aplicaban tras el baño, en los perfumes más caros, en los inciensos que se quemaban en los templos
o en las medicinas que recetaban sus médicos.
El prestigio de estas sustancias se ha querido explicar también por las limitaciones que en aquellos
tiempos sufría Europa, que todavía no conocía ni el té ni el café ni el chocolate, ni apenas disponía
de azúcar. Si a esto le añadimos que se carecía de cualquier medio para conservar frescos los
alimentos (especialmente la carne), estos se consumían en ocasiones en un estado no muy agradable
para el paladar. Entiéndase lo que en estos casos suponía un poco de pimienta, clavo o canela: lo
suficiente para aromatizar el producto y hacerlo comestible.

El comercio con estas sustancias comenzó probablemente hace milenios y de ello tenemos
constancia escrita, por ejemplo, en relatos del Antiguo Testamento donde aparecen caravanas de
comerciantes de especias en dirección a Egipto. Estas caravanas traían hacia occidente el clavo y la
pimienta de la India, la canela y la nuez moscada de las Islas Molucas o el jengibre de China.

En la Edad Media el comercio de especias estaba en manos de los árabes que las compraban en la
India y las transportaban hasta los puertos del Mediterráneo oriental donde se las revendían a
comerciantes italianos que iniciaban su distribución por Europa.

El negocio tenía tales dimensiones que los árabes procuraron mantener siempre a los comerciantes
europeos fuera de sus rutas comerciales para evitar cualquier tipo de competencia. A su vez los
comerciantes italianos mantenían el monopolio de las especias.

Las complicaciones de la ruta desde Asia, ya fuese por tierra (hay que atravesar desiertos, montañas
y altas mesetas llenas de peligros) o por mar (enormes distancias, tifones, piratas, barcos no muy
seguros) elevaban el precio de las especias, que pasaban además por muchas manos (y en cada paso
elevaban sus precios) antes de llegar a los consumidores europeos. Para hacerse una idea de la
cotización de estos productos puede decirse que en la Edad Media un pequeño saco de pimienta
valía lo que el salario de un trabajador durante toda su vida.

La atracción por el negocio de las especias será lo que ponga en marcha los grandes descubrimientos
de los siglos XV y XVI cuando los portugueses intenten hacerse con este negocio buscando una ruta
a "Las Indias" distinta a la que musulmanes e italianos mantenían desde hacía siglos. Sólo con la
irresistible atracción del negocio de las especias se entiende el enorme sacrificio en vidas humanas
y dinero que harán las coronas de Portugal y España.

III.3. El Comercio en el Antiguo Egipto.

Los antiguos mitologías conceptúan a los egipcios como los inventores del comercio y los
navegantes más antiguos, pues dicen que su dios Thoith es el autor de la navegación, y que su otro
dios Osiris enseñó a los hombres el arte de comprar y vender.

Dividíase el pueblo egipcio en dos castas superiores, formadas respectivamente por los sacerdotes
y los militares, y una casta inferior constituida por los industriales; esta última se subdividía en cinco
clases: de labradores y artesanos, de pescadores, de pastores, de comerciantes y de intérpretes;
siendo la más numerosa e importante de ellas la de los labradores, ocupando la mayoría de los brazos
juveniles y mereciendo grandes consideraciones, pues sabido es que la principal riqueza de Egipto
se debe a los desbordamientos anuales del río Nilo, los cuales inundan los terrenos en una vasta
extensión, depositan sobre ellos un limo fertilizante, producen inmensas cantidades de cereales y
hacen a este territorio eminentemente agrícola.

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Entre sus productos vegetales sobresalían el lino, el algodón, las maderas, las gomas, los bálsamos
y los granos; pero sobre todos ellos aparecía el trigo, hasta el extremo de convertir este país en uno
de los cuatro graneros del mundo. También tenían algunas minas, buenas pesquerías y excelentes
manufacturas, entre las que se distinguían las telas, tintes, esencias, pomadas, cristales y objetos
vidriados.

Su población era considerable y su comercio extenso, aunque no tanto como podía haberlo sido si
no hubiera estado contenido por los obstáculos que le oponían el fanatismo religioso, la aversión a
los extranjeros y el horror a la marina, al considerar a las aguas del mar como un líquido impuro, no
permitiéndose consumir el pescado y la sal. Sin embargo, tenía importantes depósitos mercantiles
en Meroé, Tebas y Ammónium; poseían un puerto comercial frecuentado por muchas naves, que
era el de Alejandría; contaba con buenos caminos para sostener el tráfico interior, que se extendían
hasta el Fezzán y la Etiopía; y eran dueños de numerosos canales que contribuían al desarrollo de
sus riquezas, como los abiertos para el riego y la navegación.

El comercio exterior de Egipto fue pequeño durante largo tiempo, porque la política opresora de los
Faraones cerraba las puertas del país a los extranjeros; pero comenzó a desarrollarse cuando el rey
Sammético abrió las fronteras de las relaciones internacionales; fue muy activo en la época de la
dinastía de los Eptolomeos, y alcanzó su estado más floreciente bajo el reinado de Amasis, hasta
que conquistado este país por Cambises desaparecieron todas las restricciones y quedó libre la
navegación por todas las bocas del Nilo.

Desde los comienzos del Período Predinástico, el lapislázuli de Afganistán se colocaba en las
tumbas egipcias, y se hallaron fragmentos de cerámica egipcia en las primeras capas de tierra en
Cnosos en Creta. Es cierto que las personas que vivían en el Delta del Nilo mantenían relaciones
pacíficas y hostiles con sus vecinos de Asia y de África. Los antiguos egipcios importaban y
exportaban mercancías con varios países vecinos. Exportaban jarrones de piedra y cerámica, telas
de lino, papiro, vasijas de oro, pieles de buey, cuerdas, lentejas y pescado seco.

Los bienes importados eran en su mayoría materias primas y productos codiciados por la clase alta
como los artículos de lujo. Los caballos, el ganado vacuno, pequeños animales de cría, madera de
cedro, plata, cobre y minerales valiosos se importaban de Siria y Palestina. Chipre enviaba cobre y
marfil. Los artículos de lujo como los recipientes minoicos y micénicos para aceite llegaban desde
el Mar Egeo.

El sur, especialmente Nubia, era muy rico en yacimientos de oro y minerales, piedras para la
construcción, ébano, márfil, plumas y huevos de avestruz, ganado y animales de cría. Desde la tierra
de Punt llegaba la mirra y el incienso. Las caravanas de comercio eran un importante medio de
intercambio de estos bienes. Una ruta llevaba al norte y otra se dirigía al sur.

La ruta del Norte estaba dividida en dos ramas. La primera iba a través de Palestina, a lo largo de la
costa mediterránea. La segunda corría a través de Megido y Jasor corriente arriba a lo largo de la
cuenca del río Litani y bajando a lo largo del río Orontes.

La ruta del Sur corría desde de Asiut a través del oasis de El Jariyá y Dungul hasta Tomas en Nubia.
Para llegar al Sinaí, una caravana iba de Coptos a través del Desierto Oriental a un puerto cerca de
Wadi Gawasis. Sin embargo los barcos y las barcazas eran el mejor medio de transporte en el
Antiguo Egipto.

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La vía marítima comenzaba en el Nilo, en el puerto de Menfis, y se conducía por el ramal Pelusiac
del Nilo hacia los grandes centros portuarios en el Mediterráneo oriental, donde el comercio egipcio
se podría vincular con el comercio de ultramar.

Desde el río Orontes, la ruta egipcia cruzaba la frecuente ruta de viaje de Este a Oeste, que llevaba
de Chipre a la costa sur de Asia Menor y al Mar Egeo.

IV. LOS FENICIOS Y LAS PRINCIPALES RUTAS COMERCIALES.

La cultura fenicia en el Oriente Cercano abarcaba lo que hoy es Líbano. También Siria, Palestina y
Jordania. El área de cultura fenicia colindaba al norte son Siria (Mesopotamia), al sur con Palestina,
al este con el Líbano y al oeste con el Mediterráneo. Reducidos a un estrecho territorio, los fenicios
encontraron en el mar el elemento para su subsistencia convirtiéndose en los mejores marinos de su
época. Los fenicios eran de origen cananeo. Fenicia estaba formada por múltiples ciudades
autónomas. Esta civilización se desarrolló entre la siglos X y V a. C., tiempo en el cual establece
colonias en todo África del Norte y en el sur Europa. Los fenicios eran de raza semita y procedente
de Caldea. El primer puerto comercial fue Biblos, que inició el comercio con Chipre, Egipto y Creta.

Imagen N° 01
Las Rutas Comerciales de los fenicios.

Lo que conocemos como Fenicia, corresponde al nombre de una antigua civilización que estaba
asentada en la región en que actualmente se encuentra el Líbano. La cultura fenicia floreció entorno
al período comprendido entre los años 1.200 a.C. y 900 a.C. y se aglutinó, sobretodo, alrededor de
varias ciudades principales: Biblos, Sidón y Tiro. En su lengua original, se autodenominaban kenáni,
siendo el fenicio un lenguaje cananita, perteneciente a la familia de las lenguas semíticas. El término
Fenicia es griego, puesto que éstos denominaban a la tierra que ocupaban los fenicios como
Phoiniki, un término que tomaron prestado del vocablo egipcio Fnkhw, que podríamos traducir por
“sirios”. Debido a la similitud fonética, la palabra griega para designar Fenicia era sinónimo del
color púrpura, puesto que en Tiro se elaboraba el famoso tinte de ese color que procedía del molusco
gasterópodo del género Murex por el que se pagaba un alto precio en el mercado, debido a que para
obtener un solo gramo de tinte, eran necesarios unos 10.000 moluscos y era un color que no se podía
conseguir de otra forma. Así, los fenicios eran conocidos como “El pueblo púrpura”. El imperio
económico y cultural. A día de hoy, los expertos consideran que Fenicia fue un primer ejemplo de
15
“economía global” dirigida por imperios. El momento de máximo esplendor de la cultura fenicia se
sitúa entorno al 1.200 a.C. y 800 a.C. La mayoría de los asentamientos fenicios más importantes
tuvo lugar durante todo este período: Biblos, Sidón, Tiro, Simyra, Aradus y Beritus ya aparecen en
las Tablillas de Amarna si bien los primeros restos arqueológicos con elementos culturales
claramente identificables con la cultura fenicia, corresponden a fechas tan tempranas como el III
milenio a.C. Realmente, Fenicia no era una nación, sino una liga de ciudades – estado, semejantes
a las que encontraremos con posterioridad en la Grecia Clásica despunta muy pronto entre las demás,
la ciudad de Biblos, que se vuelve el centro del dominio fenicio en el Mediterráneo. Ya alrededor
del 1.000 a.C., Tiro y Sidón reclaman su parcela de poder, convirtiéndose ahora Tiro en la ciudad
hegemónica, bajo el mando de Hiram I (969 – 936 a.C.). Es en este período del liderazgo de Tiro,
en que se funda Cartago (en el año 814 a.C.) bajo el reinado de Pigmalión (820 – 774 a.C.). Se
creaba así la futura potencia que habría de desafiar a Roma siglos después.

La Ruta de los Fenicios es uno de los Itinerarios Culturales Internacionales reconocidos por el
Consejo de Europa. Este itinerario, que pasa por 18 países y por más de 80 ciudades, y que se centra
en el legado de fenicios y púnicos de tres continentes, es considerado como el Itinerario de la
Interculturalidad mediterránea.

La Ruta de los Fenicios es la conexión de las grandes rutas marítimas utilizadas por los fenicios
desde el siglo XII aC., como el principal medio de comunicación comercial y cultural en el
Mediterráneo. A través de estas rutas, los fenicios, navegantes y expertos comerciantes, dieron
origen a una gran civilización que se asentó a través de su expansión en Occidente, para el desarrollo
de intercambios de productos manufacturados, de personas e ideas, y para la creación de una 'koiné'
(comunidad) cultual mediterránea y difusión de la misma.

Estas rutas se han convertido en una parte esencial y base de la cultura mediterránea. Actualmente,
los fenicios representa el modelo de la interculturalidad, en la cual se fundamenta el Itinerario
Cultural del Consejo de Europa. Éste tiene como objetivo promover la cultura mediterránea y
fortalecer los lazos históricos entre los países del Mediterráneo.

Los fenicios fueron unos grandes navegantes y lograron tener la mejor flota del mediterráneo entre
el siglo XII y el siglo VIII a. de C. Sus conocimientos astronómicos y sus mejores embarcaciones
les permitieron emprender arriesgados viajes y convertirse en los comerciantes más intrépidos de la
antigüedad. De la India traían canela; de Arabia, oro e incienso, de Egipto, algodón y vinos; de Siria,
lana; de Armenia, caballos, etc.

Con estos productos iban a lo largo del Mediterráneo estableciendo contactos y comerciando con
diferentes pueblos, En Occidente buscaban metales como el oro, plata , cobre, hierro y estaño así
como animales y esclavos; a cambio ofrecían los productos que traían de oriente. Tiro y Sidon
fueron las dos ciudades más importantes de Fenicia, y, por supuesto, los centros comerciales más
importantes de la época en Occidente hasta que Alejandro magno las conquistó.

Durante estos años las principales rutas comerciales que se habían establecido eran las siguientes:

- Por tierra: Desde Babilonia hasta Samarcanda en la India y alrededores del Mediterráneo (se
organizaban caravanas con camellos).
- Por mar: A través del Mediterráneo y el Mar Negro; y, por el océano Indico y el Golfo
Pérsico.

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En estos tiempos los navegantes (y comerciantes) buscaban efectivamente navegar sin perder de
vista la costa debido a que todavía no se conocía la brújula y el Mar Mediterráneo daba esta
tranquilidad.

V. EL COMERCIO EN GRECIA Y EL IMPERRIO ROMANO.

V.1. El Comercio en Grecia

Desde el surgimiento de la civilización griega encontraremos una gran serie de movimientos


marítimos (sobre todo en el marco del Egeo) de grupos de helenos que marchaban hacia otros
lugares buscando productos que en su tierra no existían.

Sin duda, esto era debido a que Grecia poseía un terreno muy escarpado, el cual, aunque es muy
fértil, tiene poco espacio para la creación de grandes campos de cultivo. A su vez, la madera era un
bien escaso, aunque no tanto la piedra, existiendo grandes minas de mármol extendidas por toda el
área.

Para contestar la primera parte de la pregunta de cómo era el comercio en la antigua Grecia debemos
saber que en el S VI a.C. la población helena era muy extensa, tanto que las ciudades-estados no
daban abasto para poder mantener a tanta cantidad de población. Fue por ello que se produjeron los
primeros movimientos coloniales comenzando en un principio por las costas de Anatolia, las islas
del Egeo, e incluso atravesando el Ponto Euxino para llegar al mar Negro.

Imagen N° 02
EL Comercio Griego

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V.2. Comercio y Rutas Comerciales de los Antiguos Griegos.

El desarrollo del comercio impulsó a que los griegos visitaran y unieran distintos puntos del
Mediterráneo para obtener aquellos productos que eran fundamentales para su economía, entre
los cuales se pueden mencionar lanas, minerales y pieles. Estos productos los obtenían a cambio
de fabricaciones propiamente griegas, como fueron sus armas, utensilios de metal, joyas, vasos
pintados y tejidos. En cierta media, el hecho de que estos productos se utilizaran como medio
de intercambio, significó que se produjera un refinamiento y complejización en las técnicas de
fabricación, ya que de este modo adquirían un mayor valor como medio de intercambio. De
todas las producciones, la cerámica fue una de las más cotizadas por los pueblos que se
ubicaban en las costas del Mediterráneo. Así lo evidencian los restos materiales encontrados
a lo largo y ancho de aquella zona.

Dentro de nuestra lección sobre cómo era el comercio en la antigua Grecia hemos de saber que
había dos tipos de comercio:

A. Comercio marítimo

Este tipo de comercio griego vino dado sobre todo a la necesidad de importar materiales que no
había, como eran:

 Madera.
 Papiro.
 Especias.
 Lino.
 Resinas.
 Materiales de construcción y/o decorativos.
 Metales.

Mientras que estos comerciaban con productos de los cuales tenían grandes excedentes:

 Aceite de oliva.
 Mármol.
 Vino.
 Cerámicas.

Este comercio se daba tanto a nivel nacional, es decir, entre las ciudades-estado que conformaban
la antigua Grecia, como con el resto de las colonias que había diseminadas por todo el Mediterráneo.
A su vez, era en los puertos donde se realizaban los tratados comerciales con otras civilizaciones,
como era la fenicia.

Uno de los elementos más importantes dentro del comercio de la antigua Grecia, sería la aparición
de la moneda, la cual, tenían dos funciones principales:

 Para el mundo heleno la moneda significaba un valor al producto que se compraba o


se vendía. Era un objeto de gran prestigio, pues era el resultado del poder del Estado
frente a otros.
 Para el mundo incivilizado (según los griegos), dicho objeto tenía el valor del metal
del que fuera hecha. Las élites de las sociedades tribales que comerciaban con el
mundo heleno y sus colonias, recaudaban estas monedas, las cuales o eran fundidas
para realizar una serie de ornamentos o eran guardadas como símbolo de poder.

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Con el paso del tiempo, estas culturas acabarían acuñando a su vez monedas que eran
intercambiadas por productos en las colonias griegas, pudiendo encontrar alguna de estas en
yacimientos arqueológicos.

B. Comercio interior o terrestre

Encontraremos también un comercio inferior en el que los talleres artesanos vendían directamente
sus productos al resto de ciudadanos de las polis y aldeas colindantes.

Por otro lado, y dentro de este, se encontrarán los kápêloi, una especie de mercaderes que iban de
aldea en aldea vendiendo una serie de productos; esta figura la podemos asimilar a la del buhonero.

La agricultura fue la base de la economía de la Antigua Grecia. Desde los tiempos más antiguos, la
agricultura griega estuvo basada en los tres tipos de plantaciones mediterráneas básicas: cereales,
olivos y viñas. Sin embargo, debido a las restricciones naturales de la zona, la producción pronto
comenzó a no ser suficiente para satisfacer a la demanda. La poca fertilidad de la tierra es, por tanto,
lo que explica el comienzo de la creación de colonias griegas y la importancia de las cleruquías de
Asia Menor en el control del trigo.

Además, la dieta se complementaba con el cultivo de hierbas, vegetales y plantas productoras de


aceite. La ganadería, sin embargo, se desarrolló muy poco por la falta de pastos. Las especies más
comunes entre los ganados eran las ovejas y las cabras. Se llevó a cabo la apicultura con la finalidad
de obtener la miel, que por entonces era la única fuente conocida para obtener el azúcar.

La madera fue explotada de forma intensiva. Primero se utilizó con fines domésticos, pero luego se
dedicó también a la construcción de trirremes.

Dados los medios con que se contaba entonces y las características de la agricultura como actividad
intensiva en mano de obra, un 80 % de la población griega estaba dedicada a ella. El trabajo agrario
seguía el ritmo de las estaciones: las olivas y las uvas se cosechaban a comienzo del otoño y finales
del invierno. Las tierras quedaban sin cultivar en primavera, siguiendo con la práctica habitual de la
rotación de cultivos, y se cosechaban los cereales en verano. Se cortaba la madera y se hacía la
siembra en otoño.

La moneda

La técnica de acuñación de monedas llegó a Grecia alrededor del año 550 a. C., comenzando por
ciudades comerciales costeras como Egina o Atenas. Su uso se fue extendiendo y las ciudades estado
pronto regularon un monopolio para la creación de las mismas.

Las primeras monedas estaban compuestas de electro (una aleación de oro y plata) y luego
aparecieron las de plata pura, que era el metal valioso más común de la región. Tracia y Macedonia
extraían el metal de las minas del monte Pangeo, mientras que Atenas lo extraía de las minas de
Laurión. Más adelante, a partir del siglo V a. C., comenzarían también a acuñarse monedas menos
valiosas, realizadas en bronce.

Las monedas más famosas de la antigüedad griega fueron las "lechuzas atenienses", que todavía hoy
se utilizan para ilustrar la moneda de euro que es acuñada en Grecia.

Las monedas tenían varios usos en el mundo griego:

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 Servían como dinero, para realizar intercambios comerciales, y siendo utilizados por las
ciudades-estado sobre todo para la contratación de mercenarios y para el pago a los
ciudadanos por sus servicios.
 Eran una fuente de ingresos. Los extranjeros tenían que intercambiar su moneda por la local
con un tipo de cambio favorable a la ciudad estado.
 Servían como una forma de almacenar metales preciosos y así poder trasladarlos como bien
de consumo. Eso explica los descubrimientos de monedas atenienses con altas
concentraciones de plata a grandes distancias de la ciudad.
 Por último, la producción de moneda propia suponía para la ciudad-estado que la llevaba a
cabo un cierto prestigio frente a la que no era capaz de hacerlo.

V.3. El Comercio en el Imperio Romano

La leyenda establece que una loba amamanto a dos gemelos abandonados en un bosque del Lacio,
descendientes del héroe griego Eneas y que uno de ellos, Rómulo, fundo en 753 a.J.C. una pequeña
ciudad: Roma. Este pequeño poblado primitivo acabaría formando uno de los imperios más
colosales de la historia. A través de Roma, la cultura griega se expandió por el mundo y la simbiosis
de ambas culturas, la griega y la latina, marco profundamente la historia de Occidente.

Los motivos de la expansión romana fueron numerosos. En un principio, la necesidad de tierras,


motivada por el fuerte crecimiento demográfico, debió de ser un motivo importante para la conquista
de Italia. Fuera de la península, múltiples intereses convergieron hacia el imperialismo romano,
aunque, en general, el provecho aparece como el motor principal de la expansión.

A. El comercio terrestre en la antigua Roma

Si es famoso el Imperio romano es por una de las construcciones que más han perdurado a lo largo
de los siglos y que a día de hoy han servido para crear redes de circulación: estamos hablando de
las calzadas. Estas vías eran realizadas por las legiones y otros trabajadores del Imperio para
movilizar de una manera más rápida los ejércitos, además de ser las vías por las cuales los viandantes
y las mercancías eran transportados hasta los lugares de llegada. De ahí viene el dicho de “todos los
caminos llevan a Roma” pues era desde la capital donde salían diferentes vías, las cuales se irían
ramificando para conectar el vasto Imperio.

Estas se encontraban divididas en dos: las principales, las cuales tenían una anchura considerable y
eran realizadas de bloques de piedra mucho más grandes y las secundarias, que tenían una anchura
inferior (aunque lo suficiente para que formasen las legiones y pudieran pasar los carros con
mercancías).

Sin duda, dentro de la lección sobre el comercio en la antigua Roma, debemos de tener claro que las
calzadas indispensables para el comercio terrestre, un comercio que estaba relacionado con
productos pesados y poco lujosos (dado que el bandolerismo estaba muy extendido por todas las
zonas de los pueblos sometidos a dominio romano).

Eran un elemento fundamental para el abastecimiento de las tropas situadas en los extremos del
Imperio, tropas que se encontraban acuarteladas con el objetivo de defenderse de posibles invasiones
producidas por los pueblos de Germania o provenientes de Asia. Hasta ahí, el Gobierno, debía de
mandar alimentos, ropajes, armas y todo lo necesario para que las tropas tuvieran lo suficiente para
poder realizar sus actividades. Del mismo modo, debía de mandárseles su salario, pues el retraso de
este o no enviarlo, podía ocasionar que las tropas dejasen de acatar las órdenes del Imperio.

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A partir del S III d.C. el Imperio entrará en una profunda crisis económica y social, que hará que no
lleguen los productos al limex, ocasionando una serie de problemas y rebeliones entre los soldados,
elemento que dio lugar a que muchos abandonaran sus obligaciones en busca de realizar rapiñas o
incluso marchando a otros lugares para buscar un porvenir mejor. Ello haría que las fronteras
estuvieran menos protegidas, dando lugar a la entrada de pueblos bárbaros.

B. La ruta comercial mediterránea

El Mediterráneo, un mar cerrado cuyo dominio era exclusivo de Roma y, por ende, el comercio que
se realizaba era mucho más seguro, pues solo las inclemencias meteorológicas harían que las
mercancías no llegaran a puerto (nunca mejor dicho).

Era un comercio mucho más rápido que el terrestre y el valor de las mercancías solía ser mucho más
valioso, un ejemplo de ello lo tenemos en la Península Ibérica de dónde provenía el aceite de oliva,
el vino y los metales (de la Bética) y desde el otro lado del Imperio, también desde el mar, tanto
desde Constantinopla, como desde la costa Siro-palestina, las especias, la seda y productos
orientales (ruta de la seda).

Estos elementos eran traídos a Roma para suministrárselos a la aristocracia y al sector religioso en
primer lugar. Y de calidades inferiores (vino y aceite) para el resto de la población. No obstante,
también se enviaban a la capital cereales desde Egipto y África, pues eran los graneros del Imperio.

C. El grupo mercantil

Aunque era el Gobierno quien solía realizar los cómputos de los productos que se debían exportar
o importar, serían privados los que trabajarían para hacerlo, es decir, eran hombres pudientes, los
cuales facilitaban al Gobierno el dinero, transportes, etc., a cambio de un beneficio. Este grupo,
estaba conformado por los aristócratas y familias pudientes de Roma que, gracias al amplio
clientelismo que tenían por todos los lugares del Imperio, podían realizar las transacciones
comerciales sin tener que moverse de la capital.

Para concluir con la lección sobre el comercio en la antigua Roma, hemos de mencionar que, a
mediados del S II, encontraremos un estancamiento en el sistema comercial, pues la inestabilidad
política del Imperio, hizo que las provincias comenzaran a tener una mayor autonomía, lo cual vino
unido a la constante basculación del poder económico hacia oriente, Constantinopla, que fue
recibiendo cada vez más la afluencia de los poderosos.

Y, por último, encontraremos el problema de las invasiones de los pueblos germanos, que ya en el
S IV, era más que evidente la inoperancia del sistema de gobierno de Roma.

VI. EL COMERCIO INTERNACIONAL DURANTE EL SIGLO XV

La Edad Media es un período largo y muy rico en matices. Fijándonos exclusivamente en lo que
denominamos Plena y Baja Edad Media, momento en el que la actividad comercial se desarrolla
mayormente, encontramos diferencias importantísimas. El precursor del siglo XI no es el mismo
mercader que el del siglo XIII ni el que ha superado las dificultades del siglo XIV y proyecta su
dominio indiscutido sobre el siglo XV. El oficio mercantil experimentó importantes
transformaciones a lo largo de estos siglos que le llevaron a su profesionalización y aceptación
social. Es en esta profesionalización en la que vamos a fijarnos, ya que su aceptación social, que
llegaría de la mano de la escolástica nos daría para otra sesión.

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De la precariedad de los primeros mercaderes medievales occidentales a la solidez de las grandes
firmas de los mercaderes banqueros italianos del siglo XV, las condiciones y los medios en que se
desarrollaba la actividad comercial habían variado enormemente. Entre unos y otros mediaba, sí, el
transcurso del tiempo, mediaba también lo que el profesor Roover definió hace ya más de 50 años
con enorme acierto como “revolución comercial”. El propio Roover, y más recientemente Spufford
3, justificaron plenamente el uso del término “revolución”. Con el mismo se referían a la profunda
renovación en los modos, usos, técnicas y formas de entender y practicar los negocios que
supusieron un verdadero hito en la historia económica no sólo por el extraordinario auge que
experimentaron las transacciones mercantiles, sino y, sobre todo, por los acentuados y
revolucionarios cambios experimentados, cambios que aparecen totalmente ligados a la expansión
pleno medieval y a la sedentarización del mercader.

A. Formas de asociación. Compañías

A medida que el volumen comercial era mayor y que se multiplicaban y diversificaban las
operaciones mercantiles resultaba inviable la figura del mercader aislado que se movía con sus
mercancías a mayor o menor distancia. Fue sustituido por varias personas con funciones específicas
y así fueron apareciendo y difundiéndose asociaciones de diferente tipo con fines comerciales y
financieros. En principio fue la simple asociación de dos personas con interés compartido y para
una operación concreta, societas maris. Después surgieron asociaciones más estables y duraderas de
varios socios que ponían capital y otros que se responsabilizaban de los servicios, las comendas.
Finalmente llegarían las grandes compañías comerciales. Las primeras las italianas, modelo a seguir
en diversos lugares.

Las compañías se convirtieron en el instrumento fundamental de la gestión empresarial durante


años. Las podemos definir como asociación voluntaria de mercaderes, que crean un fondo
patrimonial común para colaborar en la explotación de diferentes negocios, fundamentalmente
mercantiles. Sus miembros −compañeros− aportaban diferentes cantidades −los puestos− para su
constitución, esperando siempre, obtener de ese fondo común unos beneficios proporcionales a la
cantidad aportada por cada uno. Aunque la obtención de beneficios era la finalidad fundamental, las
compañías comerciales también persiguieron defender intereses comunes, proporcionar ventajas a
sus asociados, y dividir pérdidas, ya que éstas, si las hubiere, también se habían de repartir entre los
diferentes compañeros del mismo modo que el lucro, es decir, de modo proporcional a la cantidad
invertida.

Estas compañías mercantiles tuvieron frecuentemente un predominante carácter familiar, uniendo


empresarialmente a miembros de una misma gran familia, práctica que no resultó difícil dada su
frecuente endogamia. Se formaron así una serie alquitranada de linajes al concertarse los
matrimonios casi con exclusividad entre vástagos de mercaderes. Esta endogamia tenía una clara
funcionalidad cara a la supervivencia del grupo y refuerzo de la autoridad. Parece determinada por
razones concretas y de trascendencia para la “supervivencia” y unidad del grupo mercantil. Los
intercambios matrimoniales que tienen lugar dentro del grupo tendían a establecer una amplia red
de parientes entre las diferentes familias mercantiles y entre los miembros de las colonias de
mercaderes en el extranjero, donde además resultó un medio eficaz para reforzar la identidad social
del grupo y fomentó la aparición de una serie de pautas de conducta sociales y culturales. Fue un
hecho evidente, que el grupo mercantil, posibilitó y reforzó con el parentesco, sistematizado o no,
los lazos de cohesión entre las diferentes personas que lo componían.

B. Organización de flotas

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Una vez especializado el servicio de transporte, cada país con fachada marítima se apresuró a poner
al servicio de la actividad mercantil toda su desigual potencia marinera, organizada primero en el
tiempo y con mayor eficacia, ya que el mar fue el medio preferido durante todo el período medieval
para mover mercancías. Conocemos bastante bien la castellana. Los hombres del Cantábrico:
vizcaínos, guipuzcoanos, vecinos de las Cuatro villas, Galicia y Asturias acudían a Burgos para
contratar sus servicios. Nazario González nos lo narra presentándonos un clarificador texto de la
época, en el que también se nos ofrecen detalles sobre el carácter estacional de la navegación, sobre
las características técnicas de las embarcaciones, sobre su capacidad… poniéndonos claramente de
manifiesto cómo la embarcación considerada ideal para la Ruta del Canal era la nao de 100-200
toneles. Ésta ofrecía una serie de ventajas sobre las de carga superior: mayor rapidez en la carga y
descarga, disminución del tiempo de escala en cada puerto del recorrido, mayor facilidad en la
defensa y en la contratación de seguros.

Desde esos instantes, se iniciaba un complejo y laborioso proceso en el que las mercancías eran
objeto de diversos requerimientos que asegurasen su transporte. Éstos estuvieron bien
reglamentados por ordenanzas y disposiciones legislativas 13 y también sancionadas por el uso y
costumbre.

C. Concierto de seguros

La navegación y el comercio siempre entrañaron un riesgo. El intento de aminorarlo, de evitar que


un accidente o desgracia significase la ruina, dominó desde el principio la actividad del gran
comercio. Diferentes medidas como el sistema de partes propiedad de un navío compartido por
varios socios que aportan capital para su construcción y equipamiento y esperan un beneficio de la
actividad de la nave en relación al capital invertido o los convoys armados que acompañaban a las
flotillas y caravanas comerciales, pueden interpretarse como un intento desesperado de evitar que
el accidente fortuito o intencionado quebrantase haciendas. No era suficiente. El sistema de partes
podía satisfacer, garantizar la embarcación, nunca la carga, y la eficacia de las flotillas se
cuestionaba continuamente ya que las naves se dispersaban con facilidad pues no todas
aprovechaban el viento de igual forma, y además los capitanes apartaban sus barcos de la flota una
vez que se alejaban de la costa. Preferían navegar en solitario suponía mayor velocidad.

Se recurrió a otros métodos generalizándose los seguros marítimos, que tuvieron hasta la segunda
mitad del siglo XV el carácter de contratos privados. Éstos inspiraron los “modelos de pólizas” que
adquirieron oficialidad en el siglo XVI cuando Burgos se convirtió en capital se seguros,
desplazando en parte a las creadoras ciudades italianas.

D. Medios de pago, teneduría y contabilidad

Medios de pago. Unos medios de pago adecuados resultaron imprescindibles para estos mercaderes.
Aquí debemos insistir no tanto en la mayor fluidez en la circulación monetaria, que se observó
claramente desde el siglo XII, sino en el incremento de los medios de pago no monetarios que
suponían, además, formas de crédito que escapaban a los peligros de la usura.

A finales del siglo XV se utilizaban frecuentemente:

1. La letra de cambio, lanzada al mundo de los negocios por los italianos a finales del siglo
XIII, fue rápidamente adaptada por diferentes países con proyección mercantil.
2. Los primeros billetes de obligación o títulos de crédito, bajo la forma de cheques primitivos
o de documentos de deuda pública como censos y juros, que se negociaban como si fuesen
moneda.
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3. También circulaba lo que podríamos llamar “dinero de libro”, giros de cuenta a cuenta y
otras formas de compensación que utilizaban como vía los libros de los mercaderes
banqueros y que nos conduce al complejo mundo de la teneduría y contabilidad.

E. Contabilidad
El sistema de contabilidad utilizado se basaba en la existencia de dos libros fundamentales: diario y
mayor, llamados en Castilla manual y libro de caja respectivamente, pudiendo también llevarse otros
libros auxiliares. La clave de todo el sistema estaba constituida por el manual, libro registro general,
que recogía día a día todas las operaciones realizadas, De él se trasladaban las anotaciones al libro
mayor. Pero yo no voy a hablarles de estos aspectos puesto que ustedes son mucho más expertos
que yo en los mismos, pero si quisiera hacer algunos comentarios sobre el cálculo mercantil, ya que
la complejidad del sistema había determinado el desarrollo del cálculo mercantil, unido entonces a
la incipiente problemática contable. “Ser entendido en cuentas”, constituía uno de los principales
atributos del mercader. Atributo que requería un aprendizaje, en el que desempeñaron un papel
importante, además de la práctica diaria, la difusión, desde finales del siglo XIV, de diversos
manuales de aritmética que claramente suponían una sistematización del aprendizaje. De nuevo,
claramente destacaron los italianos que casi alcanzan la cifra de 300, desde que Fibonacci lanzase
en 1212 su Liber Abacci, escrito todavía en latín.

F. Establecimiento de Colonias

El ambiente en el que se desarrollaba el gran comercio, suponía que algunos mercaderes se


estableciesen temporalmente en diferentes plazas europeas. Allí emprendían diferentes negocios,
buscaban clientes para sus productos, concertaban fletes de retorno e investigaban, diríamos hoy,
nuevos mercados atentos a nuevas expectativas y posibilidades… por lo que necesitaron unas
instituciones que les proporcionasen una amplia cobertura comercial. Y las crearon, fueron las
colonias y los consulados. Pero necesitaban algo más. Sus estancias en el extranjero suponían
períodos más o menos largos alejados de su tierra, de su pequeño y conocido mundo. Aunque se
concibiese como una etapa transitoria, el aislamiento, tristeza, añoranza de seres y lugares queridos
podía asaltarles y entorpecer la buena marcha de sus negocios, por lo que, de algún modo, los
mercaderes se esforzaron por crear en esas plazas unos ámbitos de solidaridad que les
proporcionasen un ambiente más cálido y acogedor en el que se desenvolverían con mayor soltura.

VII. COMERCIO INTERNACIONAL DEL SIGLO XVI – XVII: EL MERCANTILISMO

A comienzos del siglo XVI surgen una serie de pensadores ingleses interesados en explicar cómo
obtener ventajas en el comercio exterior. La pregunta fundamental que intentaban responder era
¿Cómo una nación puede regular su comercio doméstico e internacional para promover su propio
interés? Estos pensadores fueron denominados mercantilistas.

Hubo desigualdades en el desarrollo del mercantilismo en los distintos países europeos. En esta
época los mercaderes que emprendían grandes viajes en busca de abastecimiento de especias y
metales preciosos se enriquecieron.

Como los mercantilistas propendían por la acumulación de oro y piedras preciosas y la


desestimulación de importaciones para tener una balanza comercial positiva, muchos de los países
que siguieron sus lineamientos terminaron aislados del escenario internacional.

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Con respecto a las colonias en América, España continuó con el monopolio del comercio aunque
con cambios sustanciales en el sistema comercial. Al principio los productos españoles llevados a
América eran muy apetecidos, pero al comenzar la explotación agrícola en el nuevo mundo, estos
dejaron de interesar.

La relación en general con todas las colonias existentes se basó más en la adquisición de metales
preciosos y la defensa de estos que en la implantación de un sistema libre de comercio internacional.
Los orígenes del comercio se remontan a finales del neolítico, cuando se instituyó la agricultura. Al
principio era una agricultura de subsistencia, donde las cosechas obtenidas eran las justas para la
población dedicada a los asuntos agrícolas. Sin embargo, a medida que iban incorporándose nuevos
desarrollos en esta actividad, las cosechas obtenidas eran cada vez mayores y los excedentes
facilitaron un intercambio local de otros bienes por alimentos, que dieron paso al trabajo con los
metales, la rueda, el torno, la navegación, la escritura, nuevas formas de asentamientos urbanos, etc.
En la Edad Media empezaron a surgir unas rutas comerciales transcontinentales que intentaban
suplir la alta demanda europea de bienes y mercancías.
Entre las rutas más famosas destaca la Ruta de la Seda, pero también había otros importantes como
las rutas de importación de especias. A partir del siglo XVI empezó a adquirir mayor relevancia con
la creación de los imperios coloniales Europeos, el comercio se convierte en un instrumento de
política imperialista. La riqueza de un país se media en función a la cantidad de metales preciosos
que tuviera, sobre todo oro y plata.

El objetivo de un imperio era conseguir cuanta más riqueza mejor al menor coste posible. Esta
concepción del papel del comercio internacional, conocida como mercantilismo, predomino durante
los siglos XVI y XVII.

El comercio internacional empezó a mostrar las características actuales con la aparición de los
estados nacionales durante los siglos XVII y XVIII. Los dirigentes descubrieron que al promocionar
el comercio exterior podrían aumentar la riqueza y, por lo tanto, el poder de su país. Durante este
periodo aparecieron nuevas teorías económicas relacionadas con el comercio internacional.
Actualmente los países dependen del comercio internacional para el desarrollo económico y bajo el
mismo principio como inició el trueque dentro de las comunidades satisfacer las diferentes
necesidades que la población posee, éste comercio se refiere a las importaciones y exportaciones,
inversión directa, financiación internacional, mercadeo etc., las cuales se realizan mundialmente y
participan las diferentes comunidades. Se puede observar a lo largo del tiempo que el comercio
internacional ha sido de gran ayuda para el crecimiento económico mundial ayudando de ésta
manera a la población a tener mejores condiciones de vida y poseer mayores posibilidades de trabajo

A. Comercio Nacional

El comercio comienza debido a la inserción de la tecnología en el día a día de los agricultores como
por ejemplo la fuerza animal o el uso de diversas herramientas que facilitaban su trabajo como
agricultores, gracias a esto se produjo un incremento de las cosechas y eran mayores a las necesarias
para la subsistencia de la comunidad, ya no era necesario que toda la población se dedique a la
agricultura sino que se repartían el trabajo en otras tareas como artesanos, pescadores, actividades
relacionadas con cerámica etc. Por lo tanto ya que contaban con excedente de cosechas lo que no
era derivado para la subsistencia de la población lo intercambiaban por otros objetos que ese pueblo
no poseía y otra población se especializaba en eso, por ejemplo, objetos destinados a la defensa
personal, depósitos para poder transportar o almacenar los excedentes alimenticios, utensilios
agrícolas, inclusive objetos de lujos. A mediados del siglo XX la economía de la argentina comenzó
a crecer debido a la exportación de las materias primas provenientes de la ganadería. A finales del

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siglo XIX y comienzos del XX se desarrollaron barcos frigoríficos ya que era muy dificultoso el
transporte de carne para poder mantener su buen estado. Gracias a esto el sector ganadero fue el más
dinámico y con mayor valor agregado de las exportaciones argentinas. Se dividían en dos tipos,
“Invernadores” criaban animales destinados a la exportación y tenían mayor poder económico,
mejores campos y animales, los otros eran los “criadores” criaban animales para consumo interno.
El trueque es la manera más antigua con la que las civilizaciones comenzaron a comerciar, el
problema de esto es que las necesidades de las personas que decidían intercambiar un objeto por
otro debían coincidir con lo que cada uno necesitaba, porque si una de las partes ofertaba algo que
la otra parte no necesitaba el trueque no se podía realizar. Este acto de comercio no presentaba
dificultades en cuanto se realice entre habitantes de un mismo pueblo o ciudad, el problema surgía
cuando se realizaba entre distintas localidades, y además los alimentos que utilizaban para hacer el
trueque eran perecederos y resultaban difícil de transportar y almacenar, por eso este tipo de
comercio fue dejado de lado y remplazado paulatinamente por monedas hechas de plata y oro que
aparecieron en el siglo VI a.c.

Debido al incremento de la moneda como sistema de cambio era indispensable contar con un sistema
bancario que primero se originó en Italia y después se generalizo en Europa. Actualmente el
comercio es una actividad esencial en un país tanto si se da de manera nacional como internacional
y es muy diferente al que existía en los comienzos del comercio ya que existen diferentes variables
como la tecnología que nos ayuda a poder realizar el comercio. La moneda se utiliza para medir
transacciones y debido a las diferencias de monedas es necesario cambiarlas y tomar la tasa de
cambio. Es muy importante comercializar ya que permite que un país cuente con mayor cantidad de
bienes que los que tendría si se encuentra en aislamiento. Además el estado provee incentivos para
fomentar las exportaciones e importaciones.

A fines del siglo XVIII, las exportaciones europeas representaban menos del 50% de las mundiales,
pero alrededor del 80% de las utilidades generadas por el comercio internacional debía quedar en
manos de los empresarios y, vía impuestos y participaciones, de los Estados europeos. Europa era,
asimismo, la principal destinataria de los envíos de plata y oro desde el Nuevo Mundo, factor
decisivo en la expansión de los medios de pago y el desarrollo mercantil.

De las exportaciones de Europa, por lo menos el 80% debía corresponder a las potencias atlánticas,
es decir unos 8000 millones de dólares anuales, de los cuales la mitad correspondería al tráfico
intraeuropeo. Gran Bretaña representaba probablemente el 50% del total, España y Portugal no más
del 10% y Holanda y Francia el 40% restante.

Alrededor de 1800 se insinuaba la división internacional del trabajo que prevalecería durante la
Revolución Industrial. América estaba especializada sobre todo en la exportación de azúcar y de
metales preciosos. Las exportaciones europeas extra continentales estaban compuestas en su mayor
parte por manufacturas textiles y metálicas, bebidas y alimentos elaborados. En las exportaciones
de Asia predominaban las especias, pero, también figuraban los textiles y los bienes suntuarios. En
Africa, los seres humanos esclavizados representaban, por lo menos, el 90% de las exportaciones.
La red de comercio intercontinental de Europa registró la influencia de dos procesos principales.
Por una parte, los cambios en la distribución de la producción agropecuaria y manufacturera en el
espacio europeo.

Cambios en la producción: La agricultura de Holanda e Inglaterra registró un desarrollo más


acelerado que la del resto del continente. En esto influyó el retroceso del feudalismo y la difusión
del pago de la renta de la tierra en dinero y la eliminación de los servicios personales a la nobleza.
En Holanda, la ausencia de tradición feudal y de concentración de la propiedad de la tierra permitió
el temprano desarrollo de pequeños y medianos productores orientados hacia el mercado. La

26
recuperación de tierras al mar, la rotación de cultivos y l, cerca del 20% de las pa diversificación de
la producción aumentaron los excedentes comercializados. El desarrollo de la industria de lácteos
se asoció al comercio internacional. Hacia 1700, Holanda exportaba el 90% de su producción de
quesos.

En Inglaterra, el drenaje y la irrigación ampliaron la superficie explotada, al mismo tiempo que los
arados y las sembradoras de hierro mejoraban los rendimientos de los suelos y la productividad del
trabajo. Esto permitió ampliar los excedentes entre la producción agropecuaria y la demanda rural
para consumo y semillas. A mediados del siglo XVIII, cerca del 20% de las exportaciones inglesas
estaba compuesto de alimentos.

Otros dos acontecimientos contribuyeron a ampliar y diversificar el comercio intraeuropeo de


productos agropecuarios. Por una parte, desde América, de semillas de cultivos (papa y maíz),
desconocidos en Europa hasta el siglo XVI, colaboró con el desarrollo de nuevos centros de
producción en Irlanda (papa) y en la cuenca mediterránea (maíz). Por otra parte, el desarrollo de la
ganadería en Dinamarca y diversas zonas de cría del norte de Europa. Por otra parte, el desarrollo
de la ganadería Dinamarca y diversas zonas de cría del norte de Europa promovió las exportaciones
de ganado en pie y carne salada, principalmente a los territorios germánicos. Hacia 1700, las
primeras rondaban las 80 mil cabezas anuales y su valor equivalía a alrededor del 50% de las
exportaciones de granos. Las redes del comercio intracontinental en Europa también registraron la
influencia de los cambios en la distribución de la producción manufacturera. Hacia 1500, el grueso
de la producción estaba concentrado en un corredor Norte -Sur que iba a desde Amberes y Brujas
sobre el mar del Norte, Ulm y Augsburgo en Alemania meridional hasta Florencia y Milán en el
norte de Italia. A partir del siglo XVI, el centro de gravedad de la producción manufacturera se
desplazó hacia Holanda e Inglaterra. En Ámsterdam, se concentró la principal industria naval de la
época y en Leyden, la mayor industria lanera de Europa. En Inglaterra se registró un desarrollo
diversificado de la industria metalúrgica, la minería de carbón, la producción de tejidos de lana y
algodón, papel y vidrio. Francia y Suecia fueron también protagonistas importantes del desarrollo
manufacturero del período. En Francia, bajo el reinado de Luis XIV (1643 -1715), la política
mercantilista de Colbertt estimuló la producción metalúrgica y de armamentos, tapices y paños de
lujo, vidrios y espejos, papel, libros y orfebrería. A su vez, Suecia se convirtió en un importante
productor de hierro. La emergencia de los nuevos centros industriales deprimió el desarrollo e
localizaciones tradicionales en Flandes, Alemania e Italia del norte y su participación en el comercio
de manufacturas

La industria y el comercio de textiles reflejaron las transformaciones producidas en las economías


y las sociedades del norte de Europa. Hasta el siglo XV, Inglaterra había sido la principal fuente de
abastecimiento de lana de la industria de Flandes. La exportación de paños ingleses creció
rápidamente en la primera mitad del siglo XVI y provocó la depresión de la tradicional industria
pañera de Flandes. Sin embargo, los empresarios flamencos y holandeses se adaptaron a las nuevas
circunstancias y a los cambios en la composición de la demanda, impulsada por la creciente
sofisticación de la moda y del vestuario. Telas más ligeras elaboradas con diversas fibras
sustituyeron la producción desplazada por la competencia inglesa. Posteriormente, en el siglo XVII,
declinó la producción de paños de lana inglesa y sus exportaciones fueron también desplazadas por
las provenientes de Leyden.

B. Los nuevos mercados y las reexportaciones

La importación de plata y oro desde el Nuevo Mundo, en volúmenes hasta entonces desconocidos
en Europa, modificó las redes de comercio entre las potencias atlánticas. La incorporación de nuevos
productos (café, cacao y tabaco) y de azúcar (en volúmenes mayores y precios inferiores a las

27
antiguas fuentes de abastecimiento) amplió el consumo de esos bienes y generó nuevas redes de
distribución. Por último, el acceso por vía marítima a las fuentes de abastecimiento de pimienta y
otras especias en India y el archipiélago malayo aumentó sustancialmente el consumo en Europa y
transformó las antiguas redes de tráfico centradas en el mar Rojo, Egipto y Asia Menor. Los
productos provenientes de las nuevas fuentes de abastecimiento se distribuían desde los principales
puertos de entrada, como Ámsterdam, Londres y Burdeos. Las reexportaciones de productos
provenientes del resto del mundo constituían quizás no menos de un tercio del comercio
intraeuropeo durante los siglos XVI, XVII y XVIII.

El comercio del mar Mediterráneo estaba concentrado en los productos de las tierras cálidas de
Sicilia, Algarve y Andalucía (vino, aceite, maíz), trigo, sal, seda en bruto, algodón, y cobre
provenientes de los yacimientos de Europa Central. Las manufacturas incluían tejidos, armas,
jabones, papel y cristales. Las especias, que eran parte importante del tráfico en el Mediterráneo, se
importaban durante el siglo XVI a través de Lisboa y, en los dos siguientes, de Amberes. Desde el
mar del Norte, navíos holandeses e ingleses transportaban granos y arenques. La plata y el oro
americano que llegan a Sevilla y Cádiz financiaban el creciente déficit comercial de España y
Portugal, resultante de la decadencia económica de las naciones ibéricas. Su destino principal era la
ampliación de la oferta de dinero en Holanda, Inglaterra y Francia, y el financiamiento del déficit
en su comercio con Oriente. Las flotas, los mercaderes y los banqueros de esos tres países ocuparon
espacios crecientes en el tráfico del Mediterráneo y, desplazaron a los venecianos y genoveses. El
comercio de la cuenca del mar Báltico estuvo monopolizado por los mercaderes holandeses. El paso
de navíos por el Sund, el estrecho que separa las penínsulas de Escandinavia y Dinamarca y conecta
los mares Báltico y del Norte, correspondió en el 60% a barcos de bandera holandesa hasta mediados
del siglo XVI. Desde entonces, hasta el siglo XVIII, la proporción declinó a cerca del 40%.
Ámsterdam se convirtió en el principal puerto de distribución de los granos provenientes de la
cuenca del Báltico. El desplazamiento del centro de gravedad del comercio intraeuropeo se inició
con la declinación de las ciudades italianas que dominaban las rutas del Mediterráneo oriental y el
auge inicial de los puertos españoles y portugueses. A fines del siglo XVI ya era evidente la pérdida
de importancia relativa de Sevilla, Cádiz y Lisboa, que habían sido las ciudades líderes cuando los
navegantes y los mercaderes ibéricos iniciaron la expansión de ultramar de los pueblos cristianos de
Europa. Finalmente, los puertos de las potencias atlánticas hegemónicas, Londres, Amberes,
Ámsterdam y Burdeos, terminaron por convertirse en los principales centros del comercio con
América y Oriente y del tráfico intraeuropeo.

En Oriente en esta época, las grandes civilizaciones mantuvieron un alto grado de autonomía frente
a las decisiones de las emergentes potencias atlánticas. Recién a fines del siglo XVIII, la ocupación
inglesa de parte del territorio de India implantó el dominio europeo sobre una de las grandes
civilizaciones orientales. Tiempo antes, los holandeses habían establecido un dominio territorial
amplio sobre las islas de Sumatra y Java. El cambio más importante impuesto por la presencia
europea en los mares de Oriente a partir del siglo XVI fue la participación de sus navegantes y
mercaderes en el tráfico intraoriental. En el tráfico intercontinental de especias, la lucha entre los
mercaderes europeos fue feroz para dominar las fuentes de abastecimiento. Pero en el tráfico
intraoriental, en el cual regían las normas impuestas por las autoridades locales, los europeos se
incorporaron a las redes de intercambio establecidas por los mercaderes orientales.

C. El Comercio Internacional

Europa se fue convirtiendo en el eje del comercio intercontinental. Sus mercaderes fueron los
principales protagonistas. Los Estados nacionales de las potencias atlánticas fijaron las reglas del
juego del emergente sistema internacional, Bajo la conducción europea, el Nuevo Mundo, cumplió

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funciones fundamentales en la articulación de la economía mundial. América fue esencial en la
inserción internacional de Africa porque fue la destinataria de prácticamente la totalidad de su
principal producto de exportación: los esclavos. Aunque en menor medida, fue también significativa
la participación de América en la vinculación de Medio y Extremo Oriente al emergente orden
mundial. América fue, en efecto, la principal fuente de suministro de oro y plata que las potencias
atlánticas empleaban para saldar el déficit de su creciente comercio con el resto del mundo.

Europa exportaba a Africa armas y productos metálicos, textiles y ron. Los mercaderes europeos
transportaban esclavos de Africa a América. De América a Europa llegaban metales preciosos, de
los cuales probablemente un tercio terminaba en las arcas y en los ornamentos de los príncipes
orientales. Europa era, por último, el principal mercado de las especias y de los artículos suntuarios
originarios de Oriente, y del azúcar, café, tabaco, pieles, y pescado salado proveniente del Nuevo
Mundo. El hecho nuevo y sin precedentes que tuvo lugar en esta época fue la incorporación de un
gigantesco continente, América, al comercio intercontinental. El balance comercial de Europa con
Oriente siguió siendo deficitario en éste período. En el comercio de productos primarios
predominaban las especias orientales; las exportaciones de alimentos y otros productos primarios
europeos eran insignificantes. En el comercio de manufacturas, dad la pobreza relativa de la oferta
de origen europeo, en comparación con la sofisticación de la producción oriental de productos de
lujo, el valor de las exportaciones de las potencias atlánticas (especialmente armas y productos
metálicos) a Oriente no alcanzaba el 50% del valor de las importaciones del mismo origen.

El Mercantilismo se desarrolló a lo largo de los siglos XVI y XVII y mediados del siglo XVIII y se
caracterizó principalmente por un fuerte “proteccionismo” estatal en las economías nacionales, la
acumulación de oro y plata como fuentes de poder, el concepto de economía nacional a través del
incentivo a las exportaciones y restricciones a las importaciones en miras de mantener una balanza
comercial favorable y la constante búsqueda por parte de las potencias económicas de la época de
expandir sus fronteras en ultramar, a través de la conquista y el colonialismo.

Como rasgo fundamental del Mercantilismo, el Proteccionismo se definió como una forma de
intervención estatal en la economía mediante la adopción de medidas e introducción de acuerdos
que favorecían los intereses de determinados sectores productivos creando barreras que dificultaran
las importaciones.

En la antigüedad estas barreras eran creadas con la finalidad de tener ingresos adicionales para
enriquecer al Estado; sin embargo, en la actualidad estas barreras se utilizan principalmente con la
finalidad de proteger la industria nacional, y reducir los desequilibrios de la balanza de pagos.

El mercantilismo apareció durante los siglos XVI hasta el XVIII, y tenía como base una fuerte
intervención del Estado en la economía. Las premisas de este sistema eran que la riqueza y
prosperidad de una nación dependían del capital acumulable y que el mercado global es inalterable.
Asimismo, dicho capital era significado por los metales preciosos, donde los estados buscaban
aumentar sus arcas de mediante una balanza comercial positiva.

El mercantilismo, para lograr su cometido de acumular capital, debía estar regido por una política
proteccionista que favorezca a la exportación y disminuya la importación. De esta manera se
llevó a los primeros casos de intervención y significativo control sobre la economía, y se sentaron
grandes bases para el actual capitalismo (lo que Marx llamó, “La acumulación originaria”).

Los mercantilistas estuvieron presentes en los siglos XV y XVI incluso hasta el siglo XVII; cuyo
objetivo era el bien y la mejora de su propio país. Todos querían ser una potencia mundial, más o

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menos lo que todos querríamos incluso a día de hoy. Todos estaban ansiosos de poder,
competitividad entre unos y otros, entre clases sociales, la burguesía en este caso.

Sabemos que durante estos años, venía oro de las colonias, y uno de sus objetivos era tener cuanto
más oro y metales precios mejor, símbolo de riqueza. Hoy en día esta idea es la misma, cuantas más
propiedades, dinero y joyas tienen uno, más rico es a los ojos de todos, y más riqueza aparenta.
España era uno de los países que más colonias tenía.

El mercantilismo español se basó más que en una actividad puramente exportadora en la defensa de
los metales preciosos que entraban a España procedentes de América atesorándolos en forma de
lingotes básicamente. Los españoles del siglo XVII, llegaron a considerar el mercantilismo, como
el sentido mismo de la riqueza mediante la teoría del enriquecimiento de las naciones a través de la
acumulación de metal precioso. El oro y la plata constituyen el objetivo del comerciante y por lo
tanto el impulso al intercambio de mercancías.

Sistema económico llevado a cabo por algunos estados europeos de los s. xvi a xviii, que otorgaba
una gran importancia al comercio, especialmente la exportación, permitía la intervención del estado
para controlarlo y valoraba la riqueza de un país según la cantidad de metales preciosos que
poseyera: el mercantilismo se desarrolló en las SS. XVI y XVII como consecuencia de los
descubrimientos de las minas de oro y plata en América.
Aunque es a partir del siglo XVI cuando aparecen las primeras teorías económicas que dan forma a
la doctrina mercantilista, no es hasta fines del siglo XVII cuando se puede hablar con propiedad y
toma cuerpo de doctrina económica el mercantilismo entendido como enriquecimiento de las
naciones mediante acumulación de metales preciosos. Los rasgos esenciales del mercantilismo son:

1. La esencia de la actividad económica se centra en la adquisición de monedas y metales de oro y


plata como única forma de enriquecerse el estado.
2. El mercantilismo es centralista al considerar que es el propio estado el que debe organizar y
programar la adquisición de metales preciosos.
3. Con el mercantilismo aparece por primera vez el concepto de balanza comercial, ya que los países
se ven forzados a desarrollar al máximo las exportaciones de productos pagaderos en oro y plata y
reducir en lo posible las importaciones que supongan pagos en este tipo de moneda. El
mercantilismo propicia una balanza comercial constantemente favorable.

Esta doctrina implica una gran dedicación al marco legal que regula la producción y el comercio,
como vías de conseguir una óptima organización que lo facilite: desarrollo de la infraestructura del
país, comunicaciones, puertos, desarrollos de mercados exteriores que absorban exportaciones, etc
Aunque es a partir del siglo XVI cuando aparecen las primeras teorías económicas que dan forma a
la doctrina mercantilista, no es hasta fines del siglo XVII cuando se puede hablar con propiedad y
toma cuerpo de doctrina económica el mercantilismo entendido como enriquecimiento de las
naciones mediante acumulación de metales preciosos. Los rasgos esenciales del mercantilismo son:

 La esencia de la actividad económica se centra en la adquisición de monedas y metales de


oro y plata como única forma de enriquecerse el estado.
 El mercantilismo es centralista al considerar que es el propio estado el que debe organizar y
programar la adquisición de metales preciosos.
 Con el mercantilismo aparece por primera vez el concepto de balanza comercial, ya que los
países se ven forzados a desarrollar al máximo las exportaciones de productos pagaderos en
oro y plata y reducir en lo posible las importaciones que supongan pagos en este tipo de
moneda. El mercantilismo propicia una balanza comercial constantemente favorable.

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 Esta doctrina implica una gran dedicación al marco legal que regula la producción y el
comercio, como vías de conseguir una óptima organización que lo facilite: desarrollo de la
infraestructura del país, comunicaciones, puertos, desarrollos de mercados exteriores que
absorban exportaciones, etc.

A lo largo de los siglos XVII y XVIII en los que se desarrolla esta doctrina económica, el
mercantilismo se presenta con matices y modalidades distintas según los países o las épocas.
El mercantilismo español se basó más que en un actividad puramente exportadora en la defensa de
los metales preciosos que entraban a España procedentes de América, atesorándolos en forma de
lingotes básicamente.

D. España no consigue un centro de comercio mundial

Por su parte, la Corona Española, no obstante los intentos de crear un centro comercial de primer
rango en Sevilla -tan bien estudiada por el historiador Chaunu-, apenas pudo retener el flujo de
metales preciosos al resto de Europa, fundamentalmente a Flandes e Italia, llegando sus efectos a
Alemania a partir de la entronización de los Habsburgo en España. Surgió así en Alemania una
primera generación de banqueros, como los Welser, los Hochstetter y los Fugger (conocidos en
España como los Fúcares), bien estudiados en la obra de Carande. Las guerras de religión que se
desatan con los intentos de Carlos V de frenar la expansión del Luteranismo y el poder de los reyes
y príncipes del Sacro Imperio, fueron la causa -junto con la desgraciada política económica seguida
en España- de esta casi puro tránsito del oro americano por el suelo español. En definitiva, el
exterminio de las Comunidades de Castilla por Carlos V fue el toque decisivo para impedir el
progreso de la burguesía castellana; no en vano calificó Maravall el movimiento de las Comunidades
como la primera revolución moderna de Europa. El segundo paso que había de frustrar la aspiración
de convertir España en el centro del comercio mundial no tardó en darse. Se inició con la prohibición
de Felipe II a los “rebeldes” holandeses, auto independizados en Flandes, de comerciar en Amberes
y Lisboa (entonces bajo dominio español en ambos casos). La prohibición puso en marcha a una
nueva potencia comercial, Holanda, que entró a saco en los establecimientos portugueses en Oriente.

Y el capitalismo holandés, organizado por primera vez en la Historia en forma de sociedades


anónimas (la más famosa de ellas la “Compañía de las Indias Orientales”, creada en 1602), fue el
punto de arranque no sólo de un activo comercio, sino también de la creación de industrias
transformadoras en los Países Bajos, que por entonces traían en jaque casi simultáneamente a
España y a Inglaterra. La entrada de Francia en el comercio internacional fue mucho más tardía y
menos fructuosa. Los franceses fundaron sus primeros establecimientos americanos en canadá, y
más concretamente en Quebec. Pero esas colonias no dieron el fruto apetecido, y algo parecido
sucedió con las factorías francesas en la India, que quedaron muy a la zaga de las que Holanda había
montado más hacia el Este, en las Indias Orientales (actual Indonesia) e incluso en Japón. En su
origen, el mercantilismo surgió como idea de unos cuantos, sin embargo, pronto se convirtió en uno
de los sistemas económicos más poderosos de la Península Ibérica y del resto de Europa.

El concepto de “mercantilismo” se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos,


consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los portugueses entre el siglo
XV y 1500 (fecha de la exploración de Brasil) y la consolidada corriente inagotable del metal
precioso (oro y plata principalmente) llevado desde los territorios nuevos a Europa, en particular
después del establecimiento de los virreinatos de Nueva España y de Perú, por los castellanos.

31
E. El Mercantilismo Francés

El mercantilismo francés es muy diferente al español, al carecer Francia de minas de oro y plata,
por lo que ésta intenta adquirirlos en los mercados exteriores. Colbert (1619-1683), ministro de Luis
XIV, institucionalizó la exportación de productos franceses para crear oro y a cuyos efectos
desarrolló de forma muy importante la industria gala. Por ello, el mercantilismo francés es conocido
por colbertismo. Colbert consiguió el progreso de Nueva Francia (Canadá) y convirtió este territorio
en el almacén de trigo de Francia. Hasta entonces la penetración francesa en las orillas del río San
Lorenzo había sido poco intensa.

Jean Baptiste Colbert (Reims 1619-París 1683): Pertenecía a una familia de comerciantes textiles.
Fue intendente de la fortuna personal de Mazarino y durante la Fronda, intermediario entre éste y la
reina. Trabajaba dieciséis horas diarias. Reprochaba en vano a Luis XIV los dispendios de Versalles.
Mme. De Sevigné lo llamaba por su frialdad “el Norte”. Creó la contabilidad pública moderna,
obligando a llevar un libro de entradas, otro de salidas y un tercero de fondos.

La industria

No tenía el menor interés en enriquecer al pueblo. El Estado creaba industrias para proveer el
mercado interno. Protegía empresas particulares e impulsaba la creación de otras. Con créditos,
franquicias para determinados impuestos, subvenciones, reducción de los intereses de préstamo al
5%, libertad para despedir trabajadores, etc. Quebrantó la rigidez del corporativo sistema laboral
francés de la época. Favoreció el aumento de la población para disponer de mayor cantidad de mano
de obra. Concedió la exención tributaria temporal a las familias con más de diez hijos y a los que se
casan jóvenes. Prohibió la emigración de obreros y procuró atraer a oficiales extranjeros con sus
familias, aprendices y herramientas.

El comercio

Protegió el comercio interior de la competencia extranjera. En 1664 y 1667 se decretó un aumento


de las aduanas de puertos: los holandeses, máximos perjudicados, adoptaron idéntica medida sobre
las mercancías francesas que se repartían mundialmente desde Ámsterdam. Colbert decidió
prescindir de este intermediario y planeó la construcción de una flota mercante y de guerra suficiente
(se pasó de 18 buques en 1661 a 276 en 1683), mediante subvenciones. Los empresarios que
adquiriesen naves extranjeras cobrarían 2,5 libras por cada tonelada de su capacidad; pero si la
construían en su propio país, el premio sería de 5 libras. Se fundaron compañías comerciales al estilo
inglés y holandés: Compañías de las Indias Orientales, Occidentales, del Senegal, del Levante y del
Norte, cuyo éxito no duró más que la vida de Colbert. Francia en realidad no sentía el empuje
colonial de sus vecinos. Los tributos constituían una pieza fundamental. Los privilegiados no
pagaban impuestos directos sobre la renta (talla). Sólo los campesinos tributaban. Constituían el
90% de la población (17 ó 18 millones). Dedicaban al menos 30 días al año a las obras públicas del
Estado como caminos y acequias y otros 30 a su respectiva jurisdicción señorial. Colbert ejercía un
control directo sobre los nombramientos en el ejército y la Administración.

Distintos grados de progreso como resultado

El mercantilismo inglés y francés es una forma mercantilista mucho más comercial que las
anteriores, ya que primero Holanda, a finales del siglo XVI y principios del XVII, y después
Inglaterra, se especializaron en el transporte y en la intermediación a través de sus dominios de los
mares.

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En este sentido, el mercantilismo inglés puede ser el más puro de todos, ya que además de un fuerte
desarrollo de la industria y exportaciones propias, propició todo tipo de intercambios comerciales,
siempre que supusiera para ellos un diferencial medio en oro y plata. Pese a las críticas muy fuertes
de que fue objeto el mercantilismo por la sociedad de su tiempo, este hecho no impidió la expansión
del sistema, incluso bajo su forma más dictatorial, como fue el colbertismo, que no sólo pretendía
un fuerte incremento de la industria como medida de hacer posible las exportaciones, sino que
también suponía conservar y aumentar el poder del rey, poder que se medía a través de la abundancia
de dinero; por ello, el colbertismo, además de ser una doctrina que suponía la industrialización,
implicaba, también, un régimen muy ordenancista o burocrático, al situar todo el poder en manos
del aparato del estado.

Este tipo de mercantilismo rígido se extendió por Rusia y Alemania en el siglo XVIII, dentro de la
generalización de la cultura francesa. En realidad, el auténtico mercantilismo fue una importante vía
de progreso en países donde fue aplicado con más rigor como Holanda, Inglaterra y Francia, y fue
precisamente su éxito lo que suscitó la necesidad y preparó el triunfo de las doctrinas liberales del
siglo XIX.

Fue Keynes, en su teoría general del dinero (1936), el que presentó un nuevo apoyo a las doctrinas
mercantilismo, al defender y demostrar que un excedente de exportaciones podría aumentar el
empleo, la producción y la renta interior, aunque también sostuvo que estaban indicadas
restricciones importantes al comercio internacional.

Con el nombre de mercantilistas, la Historia del Pensamiento Económico identifica a una serie de
pensadores asistemáticos, cuya obra se desarrolla durante los siglos XVI, XVII y primera mitad del
XVIII, y cuyo común denominador es la defensa de las restricciones económicas con la intención
de beneficiar los intereses y el desarrollo de industrias particulares. En ellos ya se advierten las
principales ideas del inflacionismo, entre otras:

1. La identificación de prosperidad con consumo -inclusive el suntuario. Véase por ejemplo: La


Fábula de las Abejas de Bernard de Mandeville. Esta idea se entiende, no como que un mayor
consumo es signo de prosperidad, sino como que el consumo crea la prosperidad.
2. Énfasis en la importancia de la balanza de pagos y en el hecho que las exportaciones superen a
las importaciones, todo ello con el fin atraer poder adquisitivo hacia el país.
3. Proteccionismo arancelario, para que las compras de los nacionales impulsen a las industrias del
país y no se pierdan “creando empleo” en el extranjero.
4. Aumento de la “masa monetaria” a través del envilecimiento de la moneda (rebaja de su contenido
metálico).
5. Fomento de las obras públicas.
6. Confiscación por parte del soberano de todo el metal, lo que equivale a la nacionalización de los
pagos internacionales.

Las consecuencias lógicas de estas doctrinas son absurdas, a la vez que terribles. Absurdas, porque
renunciar a las ventajas del comercio internacional implica tener que producir a un coste mayor lo
que puede obtenerse de modo más económico. Significa que los ciudadanos de Groenlandia no
deben comprar café en Colombia, sino producirlo en la Tundra, o que los cirujanos no deben
contratar enfermeras, para evitar así la competencia de la mano de obra “cualificada”. Llevada a su
conclusión lógica, la doctrina debería defender el autoconsumo individual completo, para asegurarse
de que el trabajo nunca falta.

Decía el americano Henry George que había que ser muy necio para pensar que es bueno establecer
en tiempos de paz, lo que los enemigos tratan de imponerte en tiempos de guerra: el bloqueo de los
33
puertos para evitar el aprovisionamiento desde fuera. También son terribles porque, de acuerdo con
estas teorías, no puede existir armonía de intereses entre las naciones. Un país que carezca de
determinado recurso (por ejemplo petróleo), no tiene forma de adquirirlo entregando otra cosa que
no sea dinero, -recordemos que, según la doctrina mercantilista, el resto de países no deberían
comprar productos extranjeros elaborados. Por tanto, si dicho país no produce dinero -entiéndase
dinero-mercancía, como el oro-, su única salida es la conquista militar. En este sentido, la doctrina
hitleriana del Lebensraum fue la conclusión lógica de las políticas proteccionistas keynesianas de
los años 30, al igual que el colonialismo constituyó el ideal de la etapa mercantilista.

El economista francés Frederick Bastiat resumió la idea con su célebre frase: “Si las mercancías no
cruzan las fronteras, lo harán los soldados” Este evangelio de la escasez, este “miedo a las
mercancías” como lo denominó el sueco Eli Heckscher, se fue haciendo popular durante el
renacimiento, y podemos asegurar que su auge fue el resultado de la paulatina generalización de la
economía monetaria y crediticia y de la transición desde el autoconsumo hacia la producción para
el mercado. Los mercantilistas se fijaron como objetivo proteger al productor nacional, para
garantizar tanto los aprovisionamientos indispensables, como el empleo. Sin embargo, cegados con
este deseo, perdieron de vista el objetivo final de la producción, que no es otro que la satisfacción
más abundante posible de las necesidades del consumo.

De este modo, abogaron por una serie de medidas restrictivas que garantizasen la escasez de
mercancías, los precios altos y la abundancia de poder adquisitivo. En general, no fueron capaces
de advertir que, en condiciones normales, el poder de compra radica en la propia producción; que
los bienes se cambian por bienes a través de esa gigantesca cámara de compensación que es el
crédito comercial; que la función del dinero es servir como unidad de cuenta y como garantía de la
soberanía del consumidor y que en general, sólo se requiere su presencia física para ajustar las
diferencias entre pagos y cobros. Tampoco alcanzaron a comprender que las tasas de atesoramiento
inusualmente elevado, se producen únicamente, cuando se destruye el crédito y no queda otro modo
de conservar riqueza que a través del atesoramiento de moneda. Todos estos puntos quedarán
aclarados conforme avancemos en nuestra exposición. (José Ignacio del Castillo)

F. La expansión Europea en los siglos XVI – XVII

Bajo el impulso de portugueses y españoles se produjo, en el siglo XV, un gran avance en


navegación, que los llevaría a descubrir nuevas rutas marítimas y comerciales. Los portugueses
recorriendo todo el continente africano y los españoles descubriendo América y navegando hacia el
Oeste, hacia el océano desconocido.

Sin embargo, lo que algunos llaman una gran “revolución comercial” iniciada en el siglo XV y
continuada en los posteriores siglos, tenía ya sus antecedentes en los siglos XII y XIII, al tomar auge
el comercio y la vida urbana, tan débiles en el medievo. Eso sí, desde mediados del siglo XV y hasta
mediados del XVIII la economía europea se caracteriza por una gran expansión del comercio y de
los mercados, situación que precede y posibilita la revolución industrial.

Uno de los factores importantes de la nueva fase de expansión económica estuvo representado por
los cambios tecnológicos que se presentaron durante toda la segunda parte del siglo XV. Hubo un
desarrollo de la imprenta, de las técnicas de la minería y la metalurgia, de las armas de fuego y de
la navegación, que tenía un relativo gran desarrollo desde principios de siglo.

Empero, se produjo un estancamiento de la tecnología y de la productividad agrícola, que


impusieron a la nueva fase expansiva límites precisos que también explican su carácter principal:

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una expansión cuyos motores son la navegación oceánica, el comercio oriental, la conquista y la
explotación de América.

El instrumento esencial del descubridor es su buque. La carabela, y en menor medida, la nao, fueron
los tipos utilizados para adentrarse en lo desconocido del Océano Atlántico. Un conjunto complejo
de factores económicos, sociales, culturales y políticos, hace posible los descubrimientos.

El progresivo perfeccionamiento de la carabela durante el siglo XV es tan solo un factor dentro de


esta complejidad. Esta embarcación es un símbolo de la expansión marítima ibérica, en primer lugar,
y de la europea en general, posteriormente.

El vencimiento del océano (Atlántico), “el Mar Tenebroso”, se debió en alguna medida, al
apreciable caudal de experiencia y técnica ya adquiridos y que permitió a los marinos orientarse
más allá de la costa.

Se desarrollaron “las cartas de marear”, la astronomía náutica, la brújula marina, que consistía en
una aguja magnética, la sonda para navegar en aguas someras, la ampolleta o reloj de arena para
medir el tiempo; en tanto que para estimar la velocidad del barco, se hacía “a ojo”, por la pura
costumbre.

¿Cuál era la importancia de los especias y en qué medida influyeron en el progreso de la


navegación?

Su importancia es trascendental en el proceso de conquista y colonización de América. Europa


necesitaba las especias de Asia (de Oriente), las cuales no podían cultivar. Eran utilizadas en la
industria farmacéutica y para condimentar la carne. A cambio de las especias y demás productos,
los orientales recibían dinero, metales, tejidos livianos de Inglaterra, alfombras, tejidos flamencos y
plata. El comercio era valiosísimo y hasta finales del siglo XV los productos de oriente llegaban por
el Mediterráneo.

Independientemente de los problemas que los turcos produjeron en las tradicionales rutas en las que
se trasladaban las especias, los lusitanos y los españoles buscaron afanosamente una ruta alternativa
para llegar a oriente y competir con ciudades del mediterráneo, sobre todo italianas, y con otras
ciudades europeas, en el riquísimo comercio de las especias. Fue así como, tras una larga tradición
náutica, los portugueses llegaron a la India en 1498 con Vasco da Gama, luego de darle la vuelta a
África.

Los españoles con Colón descubrieron un nuevo continente cuando navegaron hacia el oeste en
busca del extremo oriente, tierra de grandes riquezas y especias y objetos de gran valor como
pimienta, el jengibre, los clavos de olor, los purgantes, esenciales en la medicina, el alcanfor, el
azúcar, el palo de Brasil y otros colorantes, y variados objetos como la seda, tapetes, tejidos de
algodón, la laca, porcelanas, piedras preciosas, madera de sándalo, etc.

¿Cuál era la situación y la vida de España en el siglo XV? Allí la unión de los mayores reinos
ibéricos (Aragón y Castilla) y con ella la realización de la unidad de la mayor parte de la antigua
Hispania, dio a los habitantes de ambos reinos un gran sentimiento de solidaridad, a la vez que una
considerable base territorial y humana. Y aunque la unidad no supuso la fusión política, pues cada
reino conservó su personalidad nacional, y volvieron a separarse después de la muerte de Isabel, lo
cierto es que fueron gobernados por una sola mano, la de Fernando. Así fue posible tras una dura
lucha de once años (1482-1492), poner fin a la empresa de reconquista con la incorporación del
reino de Granada.

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También se debe considerar que la rivalidad de España con Portugal “contribuyó a unir las
tradiciones de Aragón (la España mediterránea) y las de Castilla (la España del interior y Atlántica.
La lucha contra el infiel continuó en América para someter al indio, económica, política y
culturalmente. La espada del soldado se alió con la cruz para someter a las sociedades indígenas, en
beneficio de la corona y de la religión (alianza Estado-Iglesia) y de la cultura occidental.

Y los invasores se creyeron que tenían el derecho de aplastar a los que consideraban muy inferiores
a ellos en todos los aspectos.

En 1492, “fecha famosa” se produce en España, no solo la unión de los reinos de Aragón y Castilla,
sino también la expulsión de los judíos, la Inquisición contra los “conversos” y la cristianización
forzosa de los musulmanes. En 1492 la exploración iniciada por Colón significaría la conquista
económica y la conquista espiritual e ideológica.

A pesar de renacimiento y liberación de espíritus, el sometimiento ideológico-religioso servía al


sometimiento económico. La faceta mística, religiosa y evangelizadora de Colón no estaba desligada
de su avidez por las riquezas. La distinción entre lo espiritual y lo temporal no era sentida por los
hombres de la época de Colón. Una cosa sirvió a la otra y viceversa.

Y, una vez explorada América, los españoles y los portugueses trataron de legalizar, o hacer ver
ante los ojos del mundo, que, tenían no solo bases jurídicas, sino, morales y religiosas, para ser los
dueños de los territorios ubicados “viajando hacia el occidente”, entre Europa y las Indias
Orientales.

Cuando los ibéricos (españoles y portugueses) entraban en contacto con pueblos desconocidos y
diferente cultura, respecto a la europea, superior y cristiana, alegaban para legitimar su conquista,
derechos jurídicos y morales, sobre los territorios y las “almas” (evangelización).

Bulas papales legitimaron, tanto las conquistas portuguesas, por ejemplo tanto en África, como las
tierras descubiertas por Colón. Los papas se sentían con el derecho de orientar, no solo a sus ovejas
cristianas sino, también, a los infieles, pues la facultad recibida de Cristo era plenaria, sobre lo
temporal y sobre lo espiritual en este “valle de lágrimas”.
Las disputas entre las dos naciones ibéricas se solucionaron “santamente” por medio del Tratado
de Tordesillas de 1494, el cual estableció los límites jurisdiccionales correspondientes a España y
Portugal.

Para ello, se dividió el Océano Atlántico por un meridiano a las trescientas setenta millas náuticas
del oeste de las islas del Cabo Verde, de donde resultaron dos áreas para la exploración, la española
y la portuguesa.

VIII. EL COMERCIO INTERNACIONAL EN EL SIGLO XVIII - XIX

El descubrimiento de América, la consolidación de la presencia europea en el golfo de Guinea y en


la costa africana sobre el océano Indico y la llegada a Oriente por vía marítima abrieron nuevas
fronteras y posibilidades al comercio internacional. El Nuevo Mundo confrontó a los europeos con
realidades totalmente distintas de las planteadas hasta entonces. A su vez, la incorporación de Africa
a la red ampliada del comercio internacional dio lugar a un fenómeno de gigantesca trascendencia:
el comercio de esclavos en gran escala. Finalmente, la llegada a Oriente por vía marítima amplió el
intercambio tradicional intercontinental y sentó las bases de la posterior ocupación colonial de
regiones clave del Medio y Extremo Oriente.

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El comercio intercontinental fue ganando importancia relativa, impulsado por la conquista y la
colonización de América, el comercio de esclavos africanos y las nuevas rutas marítimas a los
puertos de Asia. Las redes de intercambio se hicieron cada vez más complejas sobre la base de un
comercio multilateral, dentro del cual se cancelaban los saldos del balance comercial de las
potencias atlánticas y del resto del mundo.

A partir de la conquista de América y la apertura de las rutas oceánicas a Oriente, la expansión del
comercio intercontinental provocó transformaciones profundas en el desarrollo del capitalismo
comercial.

A fines del siglo XVIII, las exportaciones europeas representaban menos del 50% de las mundiales,
pero alrededor del 80% de las utilidades generadas por el comercio internacional debía quedar en
manos de los empresarios y, vía impuestos y participaciones, de los Estados europeos. Europa era,
asimismo, la principal destinataria de los envíos de plata y oro desde el Nuevo Mundo, factor
decisivo en la expansión de los medios de pao y el desarrollo mercantil.

De las exportaciones de Europa, por lo menos el 80% debía corresponder a las potencias atlánticas,
es decir unos 8000 millones de dólares anuales, de los cuales la mitad correspondería al tráfico
intraeuropeo. Gran Bretaña representaba probablemente el 50% del total, España y Portugal no más
del 10% y Holanda y Francia el 40% restante.

Alrededor de 1800 se insinuaba la división internacional del trabajo que prevalecería durante la
Revolución Industrial. América estaba especializada sobre todo en la exportación de azúcar y de
metales preciosos. Las exportaciones europeas extra continentales estaban compuestas en su mayor
parte por manufacturas textiles y metálicas, bebidas y alimentos elaborados. En las exportaciones
de Asia predominaban las especias, pero, también figuraban los textiles y los bienes suntuarios. En
Africa, los seres humanos esclavizados representaban, por lo menos, el 90% de las exportaciones.
La red de comercio intercontinental de Europa registró la influencia de dos procesos principales.
Por una parte, los cambios en la distribución de la producción agropecuaria y manufacturera en el
espacio europeo. Por otra, las nuevas fuentes de abastecimiento de metales preciosos, alimentos y
materias primas provenientes de América y, desde Oriente, de especias y té.

Cambios en la producción: La agricultura de Holanda e Inglaterra registró un desarrollo más


acelerado que la del resto del continente. En esto influyó el retroceso del feudalismo y la difusión
del pago de la renta de la tierra en dinero y la eliminación de los servicios personales a la nobleza.

En Holanda, la ausencia de tradición feudal y de concentración de la propiedad de la tierra permitió


el temprano desarrollo de pequeños y medianos productores orientados hacia el mercado. La
recuperación de tierras al mar, la rotación de cultivos y l, cerca del 20% de las pa diversificación de
la producción aumentaron los excedentes comercializados. El desarrollo de la industria de lácteos
se asoció al comercio internacional. Hacia 1700, Holanda exportaba el 90% de su producción de
quesos.

En Inglaterra, el drenaje y la irrigación ampliaron la superficie explotada, al mismo tiempo que los
arados y las sembradoras de hierro mejoraban los rendimientos de los suelos y la productividad del
trabajo. Esto permitió ampliar los excedentes entre la producción agropecuaria y la demanda rural
para consumo y semillas. A mediados del siglo XVIII, cerca del 20% de las exportaciones inglesas
estaba compuesta de alimentos.

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Otros dos acontecimientos contribuyeron a ampliar y diversificar el comercio intraeuropeo de
productos agropecuarios. Por una parte, desde América, de semillas de cultivos (papa y maíz),
desconocidos en Europa hasta el siglo XVI, colaboró con el desarrollo de nuevos centros de
producción en Irlanda (papa) y en la cuenca mediterránea (maíz). Por otra parte, el desarrollo de la
ganadería en Dinamarca y diversas zonas de cría del norte de Europa promovió las exportaciones
de ganado en pie y carne salada, principalmente a los territorios germánicos. Hacia 1700, las
primeras rondaban las 80 mil cabezas anuales y su valor equivalía a alrededor de 50% de las
exportaciones de granos. Las redes del comercio intracontinental en Europa también registraron la
influencia de los cambios en la distribución de la producción manufacturera. Hacia 1500, el grueso
de la producción estaba concentrado en un corredor Norte -Sur que iba a desde Amberes y Brujas
sobre el mar del Norte, Ulm y Augsburgo en Alemania meridional hasta Florencia y Milán en el
norte de Italia. A partir del siglo XVI, el centro de gravedad de la producción manufacturera se
desplazó hacia Holanda e Inglaterra. En Ámsterdam, se concentró la principal industria naval de la
época y en Leyden, la mayor industria lanera de Europa. En Inglaterra se registró un desarrollo
diversificado de la industria metalúrgica, la minería de carbón, la producción de tejidos de lana y
algodón, papel y vidrio. Francia y Suecia fueron también protagonistas importantes del desarrollo
manufacturero del período.

En Francia, bajo el reinado de Luis XIV (1643 -1715), la política mercantilista de Colbertt estimuló
la producción metalúrgica y de armamentos, tapices y paños de lujo, vidrios y espejos, papel, libros
y orfebrería. A su vez, Suecia se convirtió en un importante productor de hierro. La emergencia de
los nuevos centros industriales deprimió el desarrollo e localizaciones tradicionales en Flandes,
Alemania e Italia del norte y su participación en el comercio de manufacturas.

La industria y el comercio de textiles reflejaron las transformaciones producidas en las economías


y las sociedades del norte de Europa. Hasta el siglo XV, Inglaterra había sido la principal fuente de
abastecimiento de lana de la industria de Flandes. La exportación de paños ingleses creció
rápidamente en la primera mitad del siglo XVI y provocó la depresión de la tradicional industria
pañera de Flandes. Sin embargo, los empresarios flamencos y holandeses se adaptaron a las nuevas
circunstancias y a los cambios en la composición de la demanda, impulsada por la creciente
sofisticación de la moda y del vestuario. Telas ás ligeras elaboradas con diversas fibras sustituyeron
la producción desplazada por la competencia inglesa. Posteriormente, en el siglo XVII, declinó la
producción de paños de lana inglesa y sus exportaciones fueron también desplazadas por las
provenientes de Leyden.

El desarrollo y la diversificación de la industria textil produjeron cambios importantes en la


localización de la industria de mayor importancia de la época y una competencia cada vez más feroz,
dentro de Europa y en los nuevos mercados de ultramar; entre Inglaterra, Francia y Holanda. España,
cuya decadencia industrial se reveló irremediable desde el siglo XVI, terminó siendo un simple
exportador de lana. A fines del siglo XVII, cerca del 80% de los abastecimientos de lana de la
industria holandesa provenía de España.

El desarrollo de las otras ramas industriales provocó cambios adicionales en las redes y en la
composición del comercio intraeuropeo. Los astilleros de Ámsterdam, por el volumen de
producción y nivel tecnológico, eran los más importantes de Europa. Hacia 1700, más del 50% de
los barcos de ultramar de las potencias atlánticas habían sido construidos en los astilleros
holandeses. El hierro sueco, las armas y herramientas inglesas, el papel y los cristales franceses
formaban parte de una red de comercio intracontinental cada vez más amplia.

Los nuevos mercados y las reexportaciones: La importación de plata y oro desde el Nuevo Mundo,
en volúmenes hasta entonces desconocidos en Europa, modificó las redes de comercio entre las

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potencias atlánticas. La incorporación de nuevos productos (café, cacao y tabaco) y de azúcar (en
volúmenes mayores y precios inferiores a las antiguas fuentes de abastecimiento) amplió el consumo
de esos bienes y generó nuevas redes de distribución. Por último, el acceso por vía marítima a las
fuentes de abastecimiento de pimienta y otras especias en India y el archipiélago malayo aumentó
sustancialmente el consumo en Europa y transformó las antiguas redes de tráfico centradas en el
mar Rojo, Egipto y Asia Menor.

Los productos provenientes de las nuevas fuentes de abastecimiento se distribuían desde los
principales puertos de entrada, como Ámsterdam, Londres y Burdeos. Las reexportaciones de
productos provenientes del resto del mundo constituían quizás no menos de un tercio del comercio
intraeuropeo durante los siglos XVI, XVII y XVIII.

Los mares del Norte y Báltico, el Mediterráneo y, cada vez más, las costas europeas sobre el océano
Atlántico siguieron siendo el escenario principal del tráfico intracontinental y de su vinculación con
el resto del mundo. Las tres cuencas quedaron definitivamente vinculadas a través del estrecho de
Gibraltar.

El comercio del mar Mediterráneo estaba concentrado en los productos de las tierras cálidas de
Sicilia, Algarve y Andalucía (vino, aceite, maíz), trigo, sal, seda en bruto, algodón, y cobre
provenientes de los yacimientos de Europa Central. Las manufacturas incluían tejidos, armas,
jabones, papel y cristales. Las especias, que eran parte importante del tráfico en el Mediterráneo, se
importaban durante el siglo XVI a través de Lisboa y, en los dos siguientes, de Amberes. Desde el
mar del Norte, navíos holandeses e ingleses transportaban granos y arenques. La plata y el oro
americano que llegan a Sevilla y Cádiz financiaban el creciente déficit comercial de España y
Portugal, resultante de la decadencia económica de las naciones ibéricas. Su destino principal era la
ampliación de la oferta de dinero en Holanda, Inglaterra y Francia, y el financiamiento del déficit
en su comercio con Oriente.

Las flotas, los mercaderes y los banqueros de esos tres países ocuparon espacios crecientes en el
tráfico del Mediterráneo y, desplazaron a los venecianos y genoveses.

El comercio de la cuenca del mar Báltico estuvo monopolizado por los mercaderes holandeses. El
paso de navíos por el Sund, el estrecho que separa las penínsulas de Escandinavia y Dinamarca y
conecta los mares Báltico y del Norte, correspondió en el 60% a barcos de bandera holandesa hasta
mediados del siglo XVI. Desde entonces, hasta el siglo XVIII, la proporción declinó a cerca del
40%.

Ámsterdam se convirtió en el principal puerto de distribución de los granos provenientes de la


cuenca del Báltico.

El desplazamiento del centro de gravedad del comercio intraeuropeo se inició con la declinación de
las ciudades italianas que dominaban las rutas del Mediterráneo oriental y el auge inicial de los
puertos españoles y portugueses. A fines del siglo XVI ya era evidente la pérdida de importancia
relativa de Sevilla, Cádiz y Lisboa, que habían sido las ciudades líderes cuando los navegantes y los
mercaderes ibéricos iniciaron la expansión de ultramar de los pueblos cristianos de Europa.
Finalmente, los puertos de las potencias atlánticas hegemónicas, Londres, Amberes, Ámsterdam y
Burdeos, terminaron por convertirse en los principales centros del comercio con América y Oriente
y del tráfico intraeuropeo.

En Oriente: En esta época, las grandes civilizaciones mantuvieron un alto grado de autonomía
frente a las decisiones de las emergentes potencias atlánticas.

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Recién a fines del siglo XVIII, la ocupación inglesa de parte del territorio de India implantó el
dominio europeo sobre una de las grandes civilizaciones orientales. Tiempo antes, los holandeses
habían establecido un dominio territorial amplio sobre las islas de Sumatra y Java.
El cambio más importante impuesto por la presencia europea en los mares de Oriente a partir del
siglo XVI fue la participación de sus navegantes y mercaderes en el tráfico intraoriental. En el tráfico
intercontinental de especias, la lucha entre los mercaderes europeos fue feroz para dominar las
fuentes de abastecimiento. Pero en el tráfico intraoriental, en el cual regían las normas impuestas
por las autoridades locales, los europeos se incorporaron a las redes de intercambio establecidas por
los mercaderes orientales.

El comercio intercontinental: Europa se fue convirtiendo en el eje del comercio intercontinental.


Sus mercaderes fueron los principales protagonistas. Los Estados nacionales de las potencias
atlánticas fijaron las reglas del juego del emergente sistema internacional, Bajo la conducción
europea, el Nuevo Mundo, cumplió funciones fundamentales en la articulación de la economía
mundial. América fue esencial en la inserción internacional de Africa porque fue la destinataria de
prácticamente la totalidad de su principal producto de exportación: los esclavos. Aunque en menor
medida, fue también significativa la participación de América en la vinculación de Medio y Extremo
Oriente al emergente orden mundial. América fue, en efecto, la principal fuente de suministro de
oro y plata que las potencias atlánticas empleaban para saldar el déficit de su creciente comercio
con el resto del mundo.

Europa exportaba a Africa armas y productos metálicos, textiles y ron. Los mercaderes europeos
transportaban esclavos de Africa a América. De América a Europa llegaban metales preciosos, de
los cuales probablemente un tercio terminaba en las arcas y en los ornamentos de los príncipes
orientales. Europa era, por último, el principal mercado de las especias y de los artículos suntuarios
originarios de Oriente, y del azúcar, café, tabaco, pieles, y pescado salado proveniente del Nuevo
Mundo. El hecho nuevo y sin precedentes que tuvo lugar en esta época fue la incorporación de un
gigantesco continente, América, al comercio intercontinental.

El balance comercial de Europa con Oriente siguió siendo deficitario en éste período. En el comercio
de productos primarios predominaban las especias orientales; las exportaciones de alimentos y otros
productos primarios europeos eran insignificantes. En el comercio de manufacturas, dad la pobreza
relativa de la oferta de origen europeo, en comparación con la sofisticación de la producción oriental
de productos de lujo, el valor de las exportaciones de las potencias atlánticas (especialmente armas
y productos metálicos) a Oriente no alcanzaba el 50% del valor de las importaciones del mismo
origen.

IX. COMERCIO DURANTE LA DEPRESIÓN Y SEGUNDA GUERRA MUNDIA

La gran depresión fue una crisis económica mundial que empezó en 1929 originada, influenciada
y potencializada principalmente por tres razones:

 La especulación del mercado de valores que originó en consecuencia el colapso del mercado
de acciones en 1929 en Estados Unidos.
 Decisiones políticas de los países europeos derivadas de reparaciones para el mundo
impuestas luego de la primera guerra mundial.
 Rezagos de la primera guerra mundial que originó medidas proteccionistas a bienes de otros
países y en últimas un aumento en la pobreza a nivel mundial.

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La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial trajeron consigo consecuencias desastrosas para
el comercio mundial y efectos negativos tanto para países desarrollados como para países en
desarrollo. El intercambio entre países se vio afectado, así como los ingresos de las personas y
estados y la continuidad de las empresas existentes.

Todos los países se vieron afectados en especial los que dependían de la industria pesada, los precios
de los productos agrícolas cayeron, además de la demanda y los puestos de trabajo.

Este período trajo consigo además aislamiento de los países, intervencionismo estatal y
proteccionismo. Sin embargo, también propició un ambiente para la creación de varios de los
organismos más importantes de comercio internacional hoy en día.

Luego de la II Guerra Mundial se firma el acuerdo de Bretton Woods (1944) que se creó como un
sistema de manejo monetario donde se establecieron las reglas para las relaciones comerciales y
financieras entre los países más industrializados del mundo. También ser creó el FMI (Fondo
Monetario Internacional) y el BIRD (Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo)
hoy el Banco Mundial.

La Gran Depresión, también conocida como Crisis del 29, fue una crisis económica mundial que se
prolongó durante la década de 1930, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su
duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se
extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta. Fue la depresión
más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a mayor número de países en el siglo
XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué punto se puede producir un
grave deterioro de la economía a escala mundial.
La llamada Gran Depresión se originó en Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa del 29 de
octubre de 1929 (conocido como Crac del 29 o Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de
octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países
del mundo.
La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la inseguridad
y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron: la renta nacional,
los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios. El comercio
internacional descendió entre un 50% y un 66%. El desempleo en Estados Unidos aumentó al 25%,
y en algunos países alcanzó el 33%. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas,
especialmente las que dependían de la industria pesada, y la industria de la construcción se detuvo
prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios
de las cosechas, que alcanzó aproximadamente un 60%. Ante la caída de la demanda, las zonas
dependientes de las industrias del sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron
las más perjudicadas.
Los países comenzaron a recuperarse progresivamente a mediados de la década de 1930, pero sus
efectos negativos en muchas zonas duraron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La
elección de Franklin Delano Roosevelt como presidente y el establecimiento del New Deal en 1932,
marcó el inicio del final de la Gran Depresión en Estados Unidos. Sin embargo, en Alemania, la
desaparición de la financiación exterior a principios de la década de 1930 y el aumento de las
dificultades económicas, propiciaron la aparición del nacional-socialismo y la llegada de Adolf
Hitler al poder.

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Crecimiento de Estados Unidos
Tras el final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos experimentó un fuerte crecimiento
económico, y desplazó a Gran Bretaña del liderazgo económico mundial. Durante los años previos
a la Gran Depresión se incrementó en aquel país la producción y la demanda de sus productos, con
una profunda transformación productiva dominada por la innovación tecnológica. Del optimismo y
de la bonanza económica también participó la Bolsa, que vivió un prolongado incremento de las
cotizaciones, lo que permitió la formación de una burbuja especulativa, financiada por el crédito.
Desde antes del verano de 1929, varios indicadores macroeconómicos habían empezado a sufrir un
suave descenso, sin que los economistas de la época lo detectaran y se tomaran las medidas
preventivas adecuadas.
Efectos de la Crisis
La depresión subsiguiente fue la peor de la historia estadounidense. Durante al menos tres años y
medio todos los indicadores sociales y económicos reflejaron un progresivo deterioro de la
situación. En 1932 el producto interno bruto (PIB)había disminuido un 27 por ciento, y
la producción industrial, un 50 por ciento. La inversión ni siquiera alcanzaba para el mantenimiento
de las instalaciones existentes. Bajo estas presiones, el sistema bancario acabó por derrumbarse. En
1933, el desempleo llegó al 25 por ciento. Solo en 1940 se recobró el nivel de producción previo a
1929, y esto se debió al estallido de la II Guerra Mundial. Durante los primeros años de la depresión,
entre 1929 y 1932, el índice general de precios en Estados Unidos disminuyó el 35,6 por ciento.9
Muchos economistas piensan que este proceso de deflación fue responsable de la profundidad y
duración de la depresión, y también parece probable que esta prolongada deflación sólo fue posible
por la política del Sistema de Reserva Federal de disminuir la oferta monetaria.
El hundimiento del comercio internacional
Unos de los factores de propagación de la crisis fue el hundimiento brutal del comercio
internacional; que llegó a perder dos terceras partes del valor alcanzado en 1929. Este descalabro
del comercio trasladó los efectos de la crisis hasta aquellos países que tenían sus economías abiertas
al exterior.
El hundimiento del comercio internacional se prolongó durante mucho tiempo. En 1938 el valor del
comercio mundial se situaba todavía por debajo de la mitad del nivel del año 1929. La razón del
mantenimiento de la caída fue la adopción generalizada de políticas comerciales proteccionistas
encabezadas por Estados Unidos y Gran Bretaña que desencadenaron una guerra comercial que
junto con la bajada de la demanda (economía) demanda por la propia depresión redujo el comercio
mundial. Durante la década se tomaron diversas medidas:
Control de cambios: diferentes formas de restricciones oficiales sobre las transacciones privadas
de divisas extranjeras. Los gobiernos exigieron de los exportadores las divisas recibidas por sus
ventas entregándoselas a los importadores como pago de sus compras, en ambas operaciones el
precio era fijado por el gobierno. Esto produjo aislamiento y favoreció el desarrollo de las industrias
internas al limitar la entrada de mercaderías.
Acuerdos bilaterales: buscaban el equilibrio entre las cuentas mutuas de dos países que querían
mantener alto el nivel de comercio sin movilizar oro ni divisas. Un ejemplo son los acuerdos de
compensación que consistía en una forma moderna de trueque en los cuales no era necesario ningún
tipo de movimiento monetario. Otro tipo de acuerdo bilateral era el clearing, que consistía en abrir
una cuenta en cada país a través de los cuales se efectuaban los pagos por exportación e importación.
Alemania fue uno de los que utilizó estos dos tipos de acuerdos. Finalmente, los acuerdos de pagos,
que se establecían entre países con tipo de cambio fijo y países con controles de cambio, buscaban
resolver los problemas de deudas congeladas e intereses impagos de los últimos países. Fueron
utilizados preferentemente por Gran Bretaña.

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Aranceles al comercio: las tarifas fueron el mayor obstáculo para el intercambio internacional de
bienes. Incluso Gran Bretaña, país con fuerte tradición liberal, aprobó una ley de derechos de
importación que imponía una tasa del 10% sobre todas las importaciones fuera de la
Commonwealth.
El colapso en el que se encontraba la economía en 1932 fue extendiendo la idea de que era necesaria
la colaboración internacional para combatir la crisis comercial y financiera. Por esta razón, se
convocó a la Conferencia económica mundial en 1933. Pero como Estados Unidos salió del patrón
oro convirtiendo al dólar en una moneda fluctuante, la reunión se clausuró sin ningún éxito.
Tres años más tarde, con el dólar estabilizado, se produjeron nuevos intentos de cooperación
internacional como el acuerdo tripartito entre Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, con el
objetivo de regular los tipos de cambio. Varios países hicieron acuerdos regionales como el de la
Cuenca del Danubio en el cual Hungría, Rumania, Bulgaria y Yugoslavia concedieron preferencias
arancelarias a sus productos. Pero el pacto más famoso fue el realizado por los países de la
Commonwealth en la Conferencia de Ottawa celebrada en 1932, donde se acordó un sistema de
preferencias mutuas para las importaciones provenientes de los miembros de la comunidad.

La lucha contra la depresión económica

En la lucha contra la depresión, el economista británico Keynes y su Teoría general de la ocupación,


el interés y el dinero tuvo una importancia vital. Para Keynes no hay una lógica económica, sino
dos: la microeconomía y la macroeconomía. A partir de ahí, Keynes elaboraba un modelo
económico en el que la depresión económica se combatiría con déficit en el presupuesto. A su vez,
en tiempos de prosperidad se alcanzarían superávits para no incrementar la producción y la
especulación. Estas ideas “neo mercantilistas” circulaban en la época y Keynes les dio coherencia
y rigor técnico.

Japón fue de los primeros países donde las medidas de Keynes se aplicaron y supuso un crecimiento
de la economía, aunque gracias también a su política nacionalista y expansionista a costa de países
vecinos. En Alemania, los gastos militares y las obras públicas tuvieron un papel estratégico para
sacar de la depresión al país. Estos gastos se pudieron realizar gracias al creciente autoritarismo de
Hitler tras llegar al poder, por el cual creo un estado militarizado, represivo y con un control en
todas las áreas del estado. Este aumento del intervencionismo estatal, aunque sin el cariz totalitario
de Alemania, también ocurrió en los países democráticos.

En EEUU Franklin D. Roosevelt basó su política económica en la Ley de Ajuste Agrícola y la Ley
de Recuperación Industrial. En estas políticas, enmarcadas dentro del New Deal, el gobierno
pretendía subir salarios y reactivar la economía, aunque no por ello los trabajadores perdieron
derechos ya que Roosevelt quería dar estabilidad laboral en este tiempo de crisis. Por otro lado, en
Suecia se aplicó una política anticíclica de corte keynesiano, optando por la depreciación de la
moneda, el déficit público y la redistribución de la renta, a la par que se introducía un seguro por
desempleo. En Inglaterra se optó menos por la política anticíclica y la economía se recuperó casi
enteramente por factores internos. Otros países afectados en Europa fueron bastante afectados por
la crisis y su recuperación fue lenta.

La Recuperación en Estados Unidos.


Primer Acuerdo Nuevo
Al asumir Roosevelt la presidencia en 1933 se aprobaron rápidamente varias leyes en el Congreso
como fondos asistenciales para desocupados, precios de apoyo para los agricultores, servicio de
trabajo voluntario para desempleados menores de 25 años, proyectos de obras públicas en gran

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escala, reorganización de la industria privada, creación de organismo federal para salvar el valle del
Tennessee, financiación de hipotecas, seguros para los depósitos bancarios y reglamentación de las
transacciones de valores. Estas leyes crearon nuevos organismos encargados de llevar a cabo estas
medidas. El New Deal, había sido elaborado durante la carrera presidencial por un grupo de
intelectuales, que Roosevelt reunió en torno suyo, conocidos como el ‘Brains Trust’.
El problema más importante para Roosevelt era la quiebra casi total del sistema bancario, a tal punto
que era imposible cobrar un cheque. La producción industrial, por su parte, había tocado fondo
en 1932. La crisis bancaria era esencialmente de confianza y pudo ser solucionada fácilmente. En
un discurso radial, Roosevelt informó la población sobre la reapertura de los bancos incitando a
depositar ya que no se corrían más riesgos, por lo que varios individuos volvieron a depositar. La
recuperación de los bancos no fue más que el preludio de una revisión a fondo del sistema financiero,
gravemente distorsionado desde 1929 por la contracción del crédito, el incremento de las deudas y
el impago de las hipotecas.
Otro problema era el desempleo. La primera medida adoptada en este terreno fue la creación de
campamentos de trabajo donde los desempleados realizaban tareas de conservación de parques
naturales y otros espacios verdes. Si bien el Gobierno federal encaró la realización de obras públicas,
estas no llegaron a compensar la enorme reducción experimentada por el gasto a nivel estatal y
municipal. El New Deal nunca dispuso de un programa concreto para bajar la desocupación
mediante obras públicas ya que se carecían de proyectos de antemano y la planificación requería
tiempo. Los proyectos debían autofinanciarse lo que hacía difícil su elaboración. Además, para
lograr el máximo beneficio social había que emplear a la mayor cantidad de mano de obra posible,
ya sea calificada como no calificada por lo que estos empleos eran tachados de constituir en la
práctica una auténtica limosna. No solo el New Deal no pudo disminuir considerablemente el
desempleo, sino que los trabajos otorgados eran precarios al tratarse de obras públicas que por su
propia naturaleza no duraban mucho tiempo.
El New Deal se enfrentó constantemente al dilema de emplear el dinero en aliviar el sufrimiento
actual o en estimular la economía para el futuro. Gran parte de las inversiones del New Deal
procedían de los impuestos, ya que de otro modo, el gobierno federal tendría que haber aceptado
un déficit presupuestario. Esto significaba que una parte del dinero destinado a pagar el sueldo de
los nuevos empleados se deducía del salario del que disfrutaba de un empleo. Esto comprueba que
Roosevelt desconocía de fondo las medidas recomendadas por Keynes ya que este indicaba que el
aumento de gasto, y en consecuencia, del déficit era algo positivo en épocas de crisis.
Otro problema gravísimo, era el bajo y permanente nivel de las rentas agrícolas. Era necesario
aumentar los precios y ello se conseguía disminuyendo la producción agraria. Para lograrlo, se
concedían primas a aquellos agricultores que deseaban producir menos. Esto implicaba que al
menos una parte del costo recayera sobre el consumidor, que en algunos casos estaba en la miseria
si se trataba del proletariado de las grandes urbes. Sin embargo, el aumento del nivel de vida de
los agricultores significaba más dinero, más demanda y más empleo.
El segundo Acuerdo Nuevo
El segundo New Deal se implementó en el segundo mandato de Roosevelt y consistió en la
promulgación de una ley sobre la vivienda, la puesta en marcha de la seguridad social, la creación
de organismos de planificación regional, el respaldo a los sindicatos y un sistema fiscal más
progresivo con impuestos más elevados a los ingresos y a la riqueza. Igualmente, las consecuencias
de las nuevas imposiciones a los ricos fueron insignificantes y no hubo tal redistribución de la
riqueza. En 1929 las constituciones de sindicatos en forma irrestricta. Las empresas tuvieron que
aceptar la libertad de sindicación de sus empleados. Se logró la sindicalización de los trabajadores
de las industrias de producción en masa; todos los empleados, cualquiera que fuera su calificación,
debían integrarse a un mismo sindicato industrial en tanto el gobierno federal los emplearía como
"correas de transmisión" de las normas estatales sobre asuntos laborales.
44
En estas circunstancias, el gobierno cometió un grave error económico que retrasaría en dos años la
recuperación. En 1936, el ritmo de expansión era acelerado y los precios subieron rápidamente.
Temiendo un auge especulativo, Roosevelt puso fin al déficit presupuestario y al año siguiente la
economía se sumió en una depresión que no sufría ningún otro país y aumentó el desempleo. Tan
pronto como el gobierno redujo los gastos, los empresarios perdieron la confianza y dejaron de
invertir. Roosevelt seguía sin entender la política fiscal, pensaba que era la obra pública y no el
déficit presupuestario lo que promovía el empleo. Los gastos federales aumentaron en 1938 pero la
hostilidad hacia el New Deal había aumentado. A medida que el desempleo se prolongaba, crecía la
impopularidad de Roosevelt.
Si bien se dice que el segundo New Deal fue un ‘giro a la izquierda’, no era en absoluto hostil a los
empresarios, lo que hizo fue poner al burócrata donde había fracasado el hombre de negocios hasta
que la empresa privada pudiera florecer de nuevo. Por haber sabido evitar una solución más radical
fue el salvador del capitalismo. El efecto más perdurable del New Deal fue aumentar el poder del
gobierno federal y del presidente en particular: se redujo el poder de los Estados y el presidente y
su gabinete sustituyeron al Congreso como principal fuente legislativa. La sociedad estadounidense
experimentó una profunda transformación debido al incremento del poder federal y presidencial
sobre la economía. Por eso el auténtico legado del New Deal fue revolucionar las expectativas.
La Segunda Guerra Mundial
En los albores del ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, doce años
después del fatídico 24 de octubre de 1929, el gasto federal equivalía al 10% del PIB de los
Estados Unidos. De una fuerza laboral de 56 millones de trabajadores, el gobierno federal
empleaba a cerca de 1,3 millones, el 2,2% en trabajos civiles y militares regulares y a otros 3,3
millones (5,9%) en programas de emergencia de alivio laboral. Otros 10 millones, que
representaban el 20% de la población activa, aún estaban desempleados. La deuda nacional había
crecido a casi 40 mil millones de dólares.
Las medidas restrictivas que la administración Roosevelt realizó sobre el comercio, la propiedad y
la libre empresa provocaron que el capital necesario para reactivar la economía fuera gravado con
impuestos y forzado a pasar a la economía sumergida. Cuando los Estados Unidos entraron en la
Segunda Guerra Mundial, en 1941, Roosevelt intentó cambiar la agenda económica con el
resultado de que gran parte de esos capitales se canalizaron a través de la industria bélica en lugar
de destinarse a la producción de bienes de consumo. Desde 1940 la 2ª guerra mundial ya producía
un gran demanda de los productos estadounidenses. En un principio, Estados Unidos sólo iba a
intervenir en la guerra como proveedor de productos de guerra a los países aliados
(especialmente Gran Bretaña y Francia). Esto hizo que el desempleo se redujera porque se
revitalizó la industria. Dado que Estados Unidos no había sido atacado no podía intervenir de
manera activa en la guerra, pero con el ataque Japonés a la base de Pearl Harbor entra de lleno en
todos los frentes.
En tiempos de guerra, al presidente Roosevelt se le conceden poderes extraordinarios. Esto le dio
poder para organizar un nuevo aparato administrativo y movilizar a la comunidad científica para la
guerra. Se fue construyendo lo que va a ser la economía de la pos-guerra.

X. EL COMERCIO EN LA EPOCA ACTUAL XX

Después que Adam Smith publicara La Riqueza de las Naciones ningún académico ha contradicho
la tesis según la cual la división del trabajo y el libre cambio constituye el mejor modo de alcanzar
el máximo bienestar. David Ricardo primero y John Stuart Mill después formularon la teoría clásica
del comercio internacional: defensa a ultranza del laissez faire entre naciones y duro ataque contra
las prácticas mercantilistas y contra cualquier tipo de medida que impidiera su generalización a
todos los bienes y a todas las naciones.
45
El sustento básico de estas teorías era la existencia de competencia perfecta a través de la práctica
del libre cambio. Krugman y Obstfeld apuntan "el economista francés Frédéric Bastiat escribió una
vez que el hecho de que otros países tengan rocas en sus costas no es razón para lanzar rocas en
nuestros puertos, es decir, el hecho de que otros países distorsionen su producción con protección y
subsidios no es razón para que distorsionemos la nuestra".

A lo largo de los últimos dos siglos esta teoría se ha mostrado básicamente correcta. A su vez en el
plano teórico las tesis clásicas fueron retocadas y ampliadas, pero nunca sustituidas. Se les añadieron
las formulaciones gráficas y matemáticas de las que carecían y se matizaron algunos conceptos,
pero su robustez desde el punto de vista teórico y conceptual no se puso en entredicho.

L. Walras a finales del siglo XIX y, posteriormente K.J. Arrow y G. Debreu en 1951 dieron el
sustento teórico definitivo al laissez faire y a las nociones de eficiencia del mercado que Adam
Smith había introducido casi dos siglos antes, con su metáfora de la "mano invisible" mediante la
demostración de la existencia, unicidad y estabilidad del equilibrio general.

A finales de los años setenta y principios de los ochenta, de la mano de J. Brander, B. Spencer, P.
Krugman y A. Dixit aparecen las primeras elaboraciones teóricas fundadas en la existencia de fallos
de mercado. Krugman: "el replanteamiento de la base analítica de la política comercial es una
respuesta al cambio real ocurrido en el ambiente y al progreso intelectual logrado en el campo de la
economía". Estas nuevas teorías utilizan las herramientas de la teoría económica, la formalización
matemática y una crítica mucho más robusta a las teorías neoclásicas. La nueva teoría introduce un
nuevo componente: la importancia de la historia, es decir, el importantísimo papel que juega la
localización inicial de las industrias, la historia es determinante a la hora de explicar los patrones de
especialización, algo jamás mencionado por la teoría neoclásica.

Estas teorías se complementan con los desarrollos recientes de la teoría de la organización industrial
porque el nuevo enfoque de análisis se desarrolla en un campo en el que interactúan continuamente
la economía internacional y la estructura de los mercados, y donde son decisivos temas como las
economías de escala, las barreras de entrada, el comportamiento de las empresas en ambiente
estratégico, las externalidades tecnológicas, el aprendizaje mediante la experiencia y la inversión.

Se mencionará sobre la existencia de las tiendas y los centros comerciales en el siglo XX,
concretamente me voy a basar en el crecimiento del sector terciario en los países más avanzados de
la época, debido a que los países no desarrollados y de trabajos poco cualificados no garantizan un
proceso socio-económico de un país, sobre todo si no cubre las necesidades básicas de la población.

Posterior a ello se tocará el comercio internacional del siglo XXI, haciendo énfasis en las diferentes
políticas adoptadas para la libre comercialización de bienes o servicios.

Primera aproximación

Las nuevas teorías ponen de manifiesto que el comercio internacional no funciona como la teoría
neoclásica indica, puesto que estas nuevas teorías muestran la existencia de múltiples y diversos
fallos de mercado, y exigen por una parte volver a analizar los patrones que dominan el comercio
internacional y por otra, volver a considerar cuál es la acción óptima que el Estado debe llevar a
cabo.

La teoría neoclásica se basa en la competencia perfecta. Los países se especializarán en aquellos


bienes en los que posean una ventaja comparativa y el comercio tendrá lugar beneficiando a todas

46
las partes. De igual manera, se considera que los rendimientos son constantes y que, por lo tanto, no
existen economías de escala. También se supone que la tecnología es conocida por todos los países
y que los costes de transporte no resultan determinantes en el análisis.

Estos supuestos del modelo clásico implican una gran defensa a las prácticas de las bases de este
modelo, la no-intervención gubernamental en ningún caso, al no haber fallos de mercado sólo
alteraría la competencia y perjudicaría a la nación que la practicara. Sin embargo, los patrones
descritos anteriormente no se cumplen, en vez de existir un importante comercio inter-industrial,
existen intercambios internacionales entre países desarrollados e industrias del mismo tipo.

Las nuevas teorías intentan poner de manifiesto que los supuestos de la teoría clásica son
incorrectos, señalando que la ventaja comparativa es una idea poderosa para explicar el comercio,
pero no es suficiente; así como también que no puede basar una política comercial en las acciones
que se derivan de un modelo económico excesivamente simplista.

En el mundo no existe competencia perfecta sino imperfecta. Los monopolios han ido
desapareciendo paulatinamente, cada vez aparecen más sectores en los cuales se tiende hacia la
competencia monopolística o el oligopolio. Las causas de esta creciente oligopolización que sufren
los mercados se deben a diversos motivos, siendo el principal que existen importantes barreras de
entrada en determinadas industrias (especialmente las de alta tecnología) puesto que las inversiones
necesarias para introducirse en ellas son inmensas, lo que provoca que aquellas grandes empresas
ya instaladas copen el mercado sin que nuevos competidores puedan hacerles frente. Además, las
empresas ya instaladas van bajando por su curva de aprendizaje conforme transcurre el tiempo, lo
cual desincentiva aún más a sus competidores potenciales.

Esta imperfección de los mercados implica que en muchos sectores de la economía existan
beneficios extraordinarios. Por lo tanto, las empresas, tanto a nivel nacional como internacional,
intentarán apropiarse del mayor monto de beneficios posible, y para ello deben introducir en sus
análisis el comportamiento estratégico, cosa que no harían de encontrarse en mercados
perfectamente competitivos. Las nuevas teorías del comercio internacional se refieren en buena
parte al modo en que la política comercial de una nación puede modificar el juego estratégico en el
que "sus" empresas se ven envueltas de modo que puedan tener cierta ventaja para apropiarse de
una mayor parte de los beneficios extraordinarios que están en juego.

Cabe destacar que la acumulación de capital tiene como resultado la creación de grandes plantas
productivas con el fin de reducir los costes medios de la producción y ampliar así los beneficios.
Los recientes procesos de fusiones y adquisiciones, así como la extensión de las empresas
multinacionales corresponden al estadio más moderno de este proceso. Esta realidad se aprecia en
el ámbito nacional, pero tiene importantes consecuencias a la hora de explicar el moderno comercio
internacional ya que pueden surgir nuevas ventajas potenciales del comercio mediante la promoción
de aquellas industrias que gozan de rendimientos crecientes de escala.

A su vez el papel que las externalidades juegan en el mercado adquiere un interés especial en el
campo del comercio internacional. Las externalidades se producen habitualmente en muchas
prácticas económicas, pero su importancia en determinadas esferas del comercio internacional ha
comenzado a ser determinante. Hoy en día, especialmente en los países más desarrollados, los
sectores de alta tecnología generan toda una serie de beneficios al resto de la sociedad.

De la modificación de los supuestos de la teoría neoclásica del comercio internacional se siguen


varias preguntas: ¿Debe también cambiar la acción del gobierno?, y, si un gobierno realiza una
política comercial agresiva ¿Cómo reaccionarán los gobiernos de los demás países?, entre otras.

47
X.1. Teoría neoclásica del comercio internacional.

Ricardo en su obra Principios de economía política y tributación de 1817 quien sentó las bases
teóricas las cuales explican las ventajas que las naciones pueden lograr por medio del comercio
internacional, pero fue J.S. Mill quien explicó cómo se distribuyen estas ventajas entre los países.
Además, formuló la ecuación de demanda internacional y la teoría de la demanda recíproca, que
superaba y corregía en ciertos aspectos la teoría de Ricardo. Y ya entrado el siglo XX, en 1933, la
teoría clásica se vio ampliada por el modelo Heckscher-Ohlin o de las proporciones factoriales, con
lo que quedaba configurado el marco teórico que explicaba el porqué del comercio internacional.
Según J.A.Schumpeter:

"Los autores clásicos son en su mayor parte ardientes librecambistas, y así se interesaban sin duda
grandemente por puntualizar las ventajas o "ganancias" que un país puede obtener del comercio
internacional".

Correspondió a Ricardo introducir el concepto de ventaja comparativa, a través de su famoso


ejemplo de la producción de vino y paño en Inglaterra y Portugal. En el cual explica, cómo, aunque
un país tenga una ventaja absoluta (pueda producir ambos bienes con un menor coste que otro), por
lo tanto, le convendrá importar aquel bien en cuya producción sea relativamente menos eficiente y
exportar aquel bien en cuya producción sea relativamente más eficiente. Del mismo modo un país
que no tenga ventajas absolutas en la producción de ningún bien puede beneficiarse del comercio
internacional si se especializa en la producción de aquel en el que su producción es relativamente
más eficiente.

El avance de Mill es el estudio de cómo se repartirán los beneficios del comercio entre ambas
naciones. Para este desarrollarlo se basa en el análisis oferta demanda (en el que no había entrado
Ricardo), y explica cómo la distribución de las ganancias del comercio depende de los precios
relativos de los bienes que un país produce. Pero como para determinar dichos precios relativos es
necesario analizar la oferta y demanda relativa de bienes, lo que Mill logra es incluir el análisis del
comercio internacional, basada en los costes comparativos, como un caso particular de su análisis
general de la demanda recíproca cuyo centro es la ecuación de demanda internacional.

En palabras del propio Mill:

"Los productos de un país se cambian por los de otros países a los valores que se precisan para que
el total de sus exportaciones pueda exactamente pagar el total de sus importaciones. Esta ley de
valores internacionales no es sino una ampliación de la ley general del valor, a la que hemos llamado
ecuación de la oferta y la demanda. De modo que la oferta y la demanda no son sino otra forma de
expresar la demanda recíproca".

O, dicho de otro modo, la ecuación de demanda internacional asegura que se alcanzará un equilibrio
en los mercados internacionales, gracias a la "competencia" entre compradores y vendedores, o ley
de oferta y demanda, de modo que el precio del total de bienes que el país importador desea recibir
coincida exactamente con el del total de bienes que el país exportador desea enviar.

La conclusión más importante que se extrae del análisis de Mill sobre los valores internacionales es
que no es indispensable que un país sea competitivo para beneficiarse del comercio internacional.

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De este modo queda configurada la llamada teoría clásica de los valores internacionales. En palabras
de J. Schumpeter: "la teoría de los valores internacionales, tal como la constituyó Mill, soportó el
fuego de la crítica mucho mejor que el resto del sistema "clásico" y siguió siendo doctrina dominante
hasta bien entrada la década de 1920".

Ya en el siglo XX, con la obra de B. Ohlin Comercio interregional e internacional, de 1933, se


produce un avance significativo en la teoría del comercio internacional. Entra en juego una "nueva"
explicación que viene a complementar a la teoría de la ventaja comparativa para dar lugar a la teoría
tradicional o neoclásica del comercio: la teoría de las proporciones factoriales o modelo Heckscher-
Ohlin.

Según esta teoría y en palabras del propio Ohlin:

"generalmente los factores abundantes son relativamente baratos y los factores escasos
relativamente caros en cada una de las regiones. Aquellas mercancías que en su producción
requieren una buena cantidad de los primeros y pequeñas cantidades de los segundos se exportan a
cambio de bienes que utilizan factores en la proporción inversa. Así, indirectamente, los factores
cuya oferta es abundante se exportan y aquellos otros con oferta más escasa de importan".

Para que las conclusiones de la teoría sean válidas es necesario que se cumplan una serie de
supuestos restrictivos, de cuya relajación se derivarán algunas de las conclusiones de las nuevas
teorías del comercio

 Existen dos países, dos bienes y dos factores productivos (trabajo y capital);
 Los bienes son perfectamente móviles entre los países (no hay costes de transporte ni
impedimentos al libre comercio), mientras que los factores se mueven libremente entre las
dos industrias dentro de cada país, pero no pueden desplazarse de un país a otro;
 Existe competencia perfecta en los mercados de bienes y factores, que se vacían
completamente a los precios de equilibrio;
 Las funciones de producción de ambos países son iguales y presentan rendimientos
constantes de escala y productos marginales decrecientes para ambos factores;
 Tanto la tecnología disponible por ambos países para producir ambos bienes como sus
avances se incorporan de modo instantáneo a los procesos productivos sin coste alguno;
 las preferencias de los agentes son idénticas en ambos países.

Esta teoría supone un desarrollo que supera a la de la ventaja comparativa, pero no representa una
modificación radical de los principios de Ricardo y Mill. Las causas que explican el comercio siguen
siendo las mismas (los países son diferentes y sus producciones se complementan entre sí) pero este
nuevo modelo aporta una solidez que, una vez formalizada por Samuelson, se convirtió en doctrina
absolutamente dominante en el campo de la teoría económica.

X.2. La nueva teoría del comercio internacional

Según la teoría neoclásica del comercio internacional postula que éste se aplica a través de la ventaja
comparativa. Cada nación producirá aquellos bienes en los que goce de una ventaja relativa y
mediante el intercambio los distintos países se complementarán, sacarán provecho de sus
diferencias. De este modo las diferencias de recursos, capacidades de la fuerza laboral y
características del factor capital de los distintos países determinarán los patrones del comercio
internacional.

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Las predicciones que se desprenden de esta teoría son, por ejemplo, que los países más desarrollados
exportarán manufacturas e importarán productos no elaborados, mientras que los países en vías de
desarrollo importarán manufacturas y exportarán productos no elaborados (materias primas y
alimentos) debido al diferente precio relativo de sus factores.

El sustento básico de las teorías antes expuestas era la existencia de competencia perfecta, que
permitía, por la vía del libre comercio, aumentar el bienestar de los países. A finales de los años
1970 y principios de la década de 1980, surgieron algunos economistas como Paul Krugman,
Avinash Dixit, James Brander y Barbara J. Spencer que esbozaron unas nuevas elaboraciones
teóricas fundadas en la existencia de fallos de mercado que ponían en cuestión, no en todos los
casos, la teoría clásica del comercio internacional de que los intercambios internacionales se
fundamentan exclusivamente en la teoría de la ventaja comparativa y que la defensa bajo cualquier
circunstancia del libre comercio y, de la no intervención estatal en esta área económica pudiera no
ser la práctica óptima. En palabras de Krugman: el replanteamiento de la base analítica de la política
comercial es una respuesta al cambio real ocurrido en el ambiente y al progreso intelectual logrado
en el campo de la economía.

Estas nuevas teorías utilizan las herramientas de la teoría económica y la formalización matemática
y suponen una crítica de mayor profundidad a las teorías neo-clásicas que las provenientes de otros
campos de la economía como la sociología o la estructura económica. Asimismo, tratan de responder
a dos cuestiones: la primera es por qué se comercia y la segunda, cómo debe ser la política según
estas nuevas explicaciones.

La base argumental de esta teoría radica en cuando no es posible alcanzar un óptimo de Pareto a
nivel mundial debido a fallos de mercado, hay que optar por elegir situaciones denominada second
best o segundo óptimo. Entre las infinitas situaciones de segundo óptimo, los Estados pueden
preferir unas a otras y tomar las medidas que lleven a colocarse en un segundo óptimo distinto del
establecido. Los fallos de mercado que justifican la política comercial estratégica son básicamente
la existencia de beneficios extraordinarios en un sector económico y la existencia de externalidades
tecnológicas de carácter positivo.

X.3. La teoría tradicional, el bienestar y la política comercial

A pesar que los economistas suelen ser muy cautos a la hora de hacer consideraciones sobre el
bienestar, la teoría tradicional afirma sin lugar a dudas que el intercambio internacional mejora el
bienestar mundial. El comercio internacional permite que muchos de los bienes que se demandan
en un país, porque forman parte de las funciones de utilidad de los ciudadanos, lleguen a sus manos.
Sin este intercambio, como ningún país es capaz de satisfacer completamente la demanda de bienes
que hacen sus ciudadanos, especialmente en el caso de las economías más desarrolladas, el bienestar
sería menor. De la anterior reflexión se deduce inmediatamente que una política comercial que
obstruya el libre cambio perjudica el bienestar de los ciudadanos porque no permite que la economía
alcance un óptimo de Pareto.

Pero el avance teórico más importante para justificar la no intervención se deriva de la demostración
de la eficiencia del mercado que realizaron K.J. Arrow y G. Debreu en 1951 (gracias a los avances
previos de L. Walras en la segunda mitad del siglo XIX), mediante la demostración de la existencia,
unicidad y estabilidad del equilibrio general. En las cuales se derivan los dos teoremas
fundamentales del bienestar que afirman que todo equilibrio competitivo es eficiente en el sentido
de Pareto y que cualquier óptimo de Pareto es alcanzable mediante un mercado competitivo. Lo que
se sigue inmediatamente de estos teoremas es que la intervención sólo logra distorsionar las

50
actitudes de los agentes económicos (ya que el mercado es eficiente y neutral en términos
distributivos) y no permite que se alcancen situaciones pareto-eficientes.

La teoría tradicional se basa para no justificar políticas comerciales activas en que en todas las
industrias existe competencia, por lo que no hay fallos de mercado que deban ser corregidos por el
estado.

En una industria que funciona en competencia perfecta el precio se iguala al coste marginal, no hay
beneficios extraordinarios a largo plazo, sólo beneficios contables. Si una industria presenta precios
por encima del coste marginal nuevas empresas entrarán en la industria y el precio bajará hasta
igualarse al coste marginal, con lo que los beneficios extraordinarios desaparecerán.

Para que la competencia perfecta sea una realidad deben cumplirse una serie de supuestos: no deben
existir barreras de entrada a la industria, el bien que ofrecen todas las empresas debe ser homogéneo,
debe haber información perfecta y no debe haber ningún tipo de poder de mercado, es decir, ningún
comprador ni ningún vendedor deben poder influir sobre el precio de mercado del bien.

Resulta fácil pensar en industrias que no sean perfectamente competitivas. Los casos más claros se
encuentran en industrias de alta tecnología, como la aeroespacial, la robótica o la electrónica, pero
no es necesario que sean industrias en las que el bien producido alcance un altísimo precio como las
anteriores. Hoy en día prácticamente todas las empresas intentan diferenciarse de sus competidores
de una u otra manera, independientemente del tipo de bien que produzcan. En las empresas de
servicios ocurre algo muy similar. Seguros, banca y operadores de comunicación, entre otros
muchos, intentan diferenciar el servicio que ofrecen inventando para ello nuevos métodos como por
ejemplo "la calidad", que viene a sumarse a la cada vez más sofisticada publicidad.

El problema para los economistas es que, en este tipo de mercados, no se sabe a ciencia cierta cómo
se comportarán las empresas, a diferencia de lo que ocurre tanto en los de competencia perfecta
como en los de monopolio, en los cuáles resulta relativamente fácil predecirlo.

En competencia perfecta las empresas, al enfrentarse a una curva de demanda infinitamente elástica
(son precio-aceptantes), tan sólo pueden subir el precio hasta que se iguale al coste marginal
mientras que en monopolio, las empresas, como se enfrentan a una demanda con pendiente negativa,
subirán el precio de modo que igualen el ingreso marginal al coste marginal (siempre que no haya
leyes que lo eviten), con lo que el equilibrio del mercado se situará en un punto al que corresponden
un precio mayor y una cantidad menor que en el caso competitivo.

Pero a partir de los años sesenta, comenzó a desarrollarse una nueva disciplina dentro de la
microeconomía que se ocupó de intentar explicar cómo funcionan estos mercados. Se trata de la
teoría de la organización industrial. Esta teoría relaja los supuestos de la competencia perfecta para
intentar dar una visión de los mercados que se asemeje más a la realidad que la que dan los modelos
tradicionales que contienen demasiadas simplificaciones "estratégicas". La teoría de la organización
industrial no ha logrado dar respuesta a cómo se comportan exactamente los mercados
imperfectamente competitivos, pero sí ha presentado un "catálogo" de modelos concretos, que
arrojan algo de luz sobre ciertos temas hasta entonces casi imposibles de abordar.

Entre ellos se encuentran temas muy diversos, desde la teoría de juegos no cooperativos con
información imperfecta hasta la discriminación de precios, pero en particular hay algunos que tienen
una relación muy directa con el modo en que se han desarrollado las nuevas teorías del comercio
internacional. Estos temas son:

51
 El comportamiento de los mercados oligopolísticos analizados mediante la teoría de juegos.
 El problema de las barreras de entrada a determinadas industrias.
 Los rendimientos crecientes (economías de escala) y el aprendizaje mediante la experiencia.
 El papel que debe jugar el Estado mediante la política industrial en los mercados
imperfectamente competitivos (tanto a nivel nacional como internacional).
 La diferenciación de productos en mercados de competencia monopolística.

X.4. Política comercial estratégica

Estudiando la tesis planteada por los defensores de la política comercial estratégica y empezando
por la definición se dice que la Política Comercial Estratégica es aquella que dispone el gobierno a
través de la participación y organización que se produce en sectores de empresas nacionales y
extranjeras en el ámbito internacional y sirve para cambiar la interacción estratégica, esto se
implementa a través de la política industrial la cual se encarga de defender las empresas nacionales
de las empresas extranjeras ya que dadas las imperfecciones de los mercados, hay buenos motivos
que justifican una política industrial activa

Para esto existen dos argumentos:

 los beneficios extraordinarios que aparecen en mercados oligopolísticos con fuertes barreras
de entrada y que podrían justificar subsidios a la exportación
 la importancia de las externalidades tecnológicas de determinadas industrias que
justificarían también un apoyo gubernamental a través de una política industrial.

Ambos relacionados, aunque son tratados en diferentes enunciados, pero para juzgar las ventajas e
inconvenientes de la política industrial se deben tratar conjuntamente. Además, estudiaremos las
posibles represalias que podrían tomar los gobiernos de otras naciones en respuesta a las políticas
comerciales estratégicas llevadas a cabo por un gobierno concreto y los riesgos que esto supone para
el desarrollo de los intercambios internacionales.

X.5. Elementos constitutivos del comercio

La actividad comercial estuvo muy restringida hasta la Revolución Industrial, ya que le faltaban los
elementos básicos que facilitasen los intercambios. Las modificaciones experimentadas en estos
elementos, a partir del siglo XX, han permitido el desarrollo alcanzado en la actualidad por la
actividad comercial, a los que se suma otro elemento importante: la información.

Los principales elementos constitutivos del comercio son:

- La mercancía es un elemento esencial, porque si no existe desaparece el objeto del comercio. Puede
decirse que el intercambio de mercancías es el elemento básico de comercio a todas las escalas,
tanto intranacional como internacional. Las mercancías que se comercializan sólo en el interior de
un espacio se denominan bienes de mercado interior y cuando su precio permite su comercialización
a otras regiones, se denominan bienes interregionales. La actividad comercial varía igualmente
según se trate de mercancías de uso diario o de menor frecuencia, al igual que cambia con la
demanda del consumidor.
- Las vías de comunicación han ido evolucionando a la par que los transportes. Los avances
tecnológicos han dado lugar a un gran desarrollo de los transportes que permiten movilizar las
mercancías a largas distancias.
- Los mercados alcanzan en un sentido amplio el de transacción y hace referencia tanto al mercado
real (productos) como al abstracto (valores). Se clasifican según los distintos tipos:

52
* Según el volumen comercializado

 Al por mayor: Donde se efectúan grandes transacciones de productos, principalmente por


empresas.
 Al por menor: Donde se efectúan pequeñas transacciones de productos, presentan formas
modernas como los hipermercados y grandes almacenes.

*Según su duración:

 Mercados permanentes: son aquellos que se desarrollan con una continuidad temporal.
 Mercados periódicos: aquellos cuya duración no tiene una continuidad temporal, pero se
llevan a cabo con cierta frecuencia.

*Según el área de influencia:

 Mercados locales: aquellos que alcanzan un ámbito espacial muy reducido.


 Mercados nacionales: aquellos cuya área de influencia se extiende a todo el país.
 Mercados internacionales: aquellos cuya área de influencia excede a las fronteras de un país
y cuya organizativa da lugar a una comercialización mediante acuerdos o convenios.

*Según la forma de realizar su fin:

 Mercados concretos: aquellos en que la mercancía comercial se encuentra presente en el


momento de la transacción. Es el más frecuente.
 Mercados abstractos: aquellos en los que la mercancía objeto del comercio no está presente
en el momento de la transacción.
 Mercado de muestras: aquellos en los que sólo está presente una parte de la mercancía, a
modo de muestra, en el momento de la transacción.
 La información y la publicidad son dos aspectos imprescindibles actualmente en relación con
el comercio y con la actividad económica en general. Los medios de información son muy
diversos, pudiéndose diferenciar las redes de comunicación disimétricas y aquellas en que se
produce un recíproco intercambio de información.

X.6. Tipos de actividad comercial

La actividad comercial constituye un indicador del grado de desarrollo nacional. De hecho, los
países desarrollados acaparan el mayor porcentaje del comercio mundial, quedando a gran distancia
de ellos los subdesarrollados y aún más los de economía planificada. En el estudio del comercio de
mercancías hay que tener en cuenta los niveles de consumo, el cual está directamente relacionado
con la renta per cápita. Un hecho interesante es el aumento gradual de la mano de obra dedicada a
la actividad comercial, que en ciertos países supera el 30 % de la actividad laboral.

A) Comercio interior o nacional

La importancia del comercio nacional se deriva del porcentaje adquirido en el flujo de mercancías,
de información, de personas para adquirir bienes y servicios, etc., superior al volumen de los mismos
en el comercio internacional.

A.1) El comercio en las economías liberales está regido por el sistema de libre competencia que
determina el juego existente entre la oferta y la demanda. Dentro de estas economías hay que

53
establecer una diferenciación entre los países desarrollados y los subdesarrollados, donde en los
primeros el crecimiento del comercio está en relación con la economía de mercado, en donde la
oferta y la demanda son la base del comercio, quedando determinadas por la elevada producción y
por el consumo masivo, mientras que en los segundos de economía capitalista se superponen los
sistemas económicos, conviviendo los propios de los países desarrollados con auténticas formas
arcaicas.

A.2) En los países socialistas de economía planificada el comercio ha tenido un papel menos
dinámico y unas características diferentes a los de economía liberal, por la intervención del Estado
en el libre juego de la oferta y demanda, en el comercio interior como en el exterior.

B) Comercio exterior o internacional

El actual comercio internacional se basa esencialmente en el intercambio de bienes, siendo a esta


escala poco significativa el intercambio de servicios, que queda preferentemente vinculado a una
escala nacional. El comercio exterior constituye un elemento vital en la balanza comercial a través
de sus corrientes de importaciones y exportaciones.

Las características más importantes del comercio exterior vienen determinadas por:

 Su carácter mundial, estableciendo intercambio de todo tipo de productos, sin que afecte ni
el volumen ni el precio.
 El progresivo incremento en el volumen y en el valor de las mercancías derivado del
crecimiento económico y demográfico.
 Exigencia de una compleja organización bancaria y financiera que agilice el comercio.
 Progresiva diversificación de los productos.
 La eficacia de los medios de transporte es básica.
 Desarrollo de los mecanismos comerciales, con establecimiento de normas políticas para el
mantenimiento de las economías nacionales.
 Concentración del comercio en pocas manos. Las multinacionales.

Este comercio puede verse influenciado por factores no económicos como, por ejemplo, las
influencias políticas y militares.

Pueden considerarse unas rutas prioritarias en el tráfico de algunas mercancías. A grandes rasgos
diríamos que:

 Procedente de países subdesarrollados se observan fuertes corrientes de productos


energéticos y de materias primas hacia los focos mundiales de desarrollo industrial y
tecnológico. Las materias primas de mayor tráfico son: minerales (bauxita, cobre, cromo,
estaño, manganeso, níquel y tungsteno), vegetales (algodón, tabaco, caucho y maderas) y
alimentación (café, té, cacao, cereales).
 Procedentes de los países desarrollados se comercializan productos industriales elaborados o
semielaborados (maquinaria y manufacturas), alimentos previamente elaborados y servicios
(tecnología, cultura, ocio) hacia los demás países del mundo.

X.7. Distribución comercial

Cuando hablamos de distribución comercial nos referimos a la gestión de un amplio conjunto de


actividades para llevar el producto desde la fábrica al consumidor. Esto tiene un enfoque

54
eminentemente práctico y resume los principales conocimientos actuales para gestionar con éxito
los sistemas de distribución, las tiendas y la logística.

Los cursos de marketing moderno comenzaron explicando la distribución de los productos agrícolas.

Muchos siglos antes, el desarrollo económico del Imperio Romano fue favorecido en buena medida
por la construcción de caminos, el establecimiento de mercados seguros, un sistema de banqueros
que financiaba los intercambios, los almacenes y los sistemas de conservación.

El gran desarrollo industrial del siglo XIX y XX fue posible gracias a la mejora de los sistemas de
transportes. El desarrollo del transporte marítimo, por carretera y del ferrocarril permitiría a los
fabricantes llegar con un bajo coste y de forma rápida a un gran número de consumidores. Al mejorar
los sistemas de transportes las empresas pueden acceder a mercados muy amplios. Y el poder
acceder a grandes mercados es lo que impulsa la producción en masa y las economías de escala.
Otro avance importante se produce con la mejora de los sistemas de conservación y almacenamiento
de los productos. La mejora en los sistemas de conservación de productos alimentarios permite
ampliar el mercado de los productos agrícolas y ganaderos.

A medida que los consumidores aumentan su renta demandan una mayor variedad de productos.
Las economías modernas se caracterizan por poner a disposición de los ciudadanos una diversidad
muy elevada de productos que la presta los distintos mercados, centros comerciales y tiendas de las
grandes ciudades.

X.8. El comercio internacional en el siglo XXI

La palabra comercio viene del latín “commercĭum”, que significa compra y venta de mercancía, o
bienes para su transformación, reventa o utilización. Lo cual es una transacción que implica el
intercambio de una cosa por otra, generalmente dinero. Por su parte el término “Internacional”, es
aquello perteneciente a dos o más países y que trasciende las fronteras de una nación.

El término de “comercio internacional” también suele ser utilizado como sinónimo de comercio
mundial o comercio exterior. Esta modalidad comercial implica la existencia de economías
dispuestas a permitir el ingreso de bienes procedentes de otros países.

Las economías del comercio exterior se denominan economías abiertas. Este proceso de apertura
externa se inició fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XX, y de forma espectacular en
la década de 1990, al incorporarse las economías latinoamericanas, de Europa del Este y el oriente
asiático. Cada vez existe mayor interrelación entre lo que ocurre en los mercados internacionales y
lo que sucede en la economía de un país determinado.

En ese sentido hay que resaltar algunos conceptos y términos fundamentales.

El proteccionismo, es la política que se desarrolla en un país con el claro objetivo de proteger los
productos nacionales frente a la llegada de los productos del extranjero. La manera de conseguir
este objetivo es imponiendo a los productos del exterior, el pago de aranceles altos, además de otros
impedimentos no arancelarios entre ellas las cuotas y el uso indebido de restricciones sanitarias.
Los países que aplican dicha política, afirman entre otras, que es una forma de equilibrar la balanza
de pagos para cuidar la seguridad nacional, por otro lado, los que promueven el libre comercio, la
cual es una postura totalmente contraria al proteccionismo, consideran que se debe de permitir el
intercambio y el flujo de mercancías entre naciones sin ningún tipo de obstáculos.

55
El comercio internacional se potenció a partir de la segunda mitad del siglo veinte, ha experimentado
de cara al siglo veintiuno, un crecimiento acelerado, que está cambiando la forma de comerciar con
extraordinaria rapidez, con la influencia de diferentes factores, entre otros, la evolución de las pautas
de producción y de consumo, la constante innovación tecnológica, la integración de cadenas
globales de suministro, el requerimiento de estándares privados para la compra de productos,
además del desarrollo de las políticas de comercio exterior y las políticas ambientales que exigirán
más atención.

Uno de los principales motores de este cambio, es la tecnología acompañada de la innovación, la


creatividad y la competencia, que han transformado el mundo en que vivimos. La tecnología está
facilitando, en gran medida, la operativa del comercio mundial. Los sistemas informáticos y de
gestión permiten hacer seguimiento de los envíos, acceder a todos los datos relevantes, de un
contenedor o grupaje en destino, compartiendo y administrando la documentación necesaria, de
forma fácil. Existen plataformas informáticas que permiten agilizar, los trámites de gestión por parte
de los exportadores e importadores.

La tecnología también fomenta cada vez más el comercio, por la facilidad de encontrar clientes en
el exterior, por medio de Internet, lo cual ayuda a una mayor difusión de la información con la
consolidación y ampliación de buscadores y directorios especializados.

Internet es un elemento dinamizador en la internacionalización de las empresas, convirtiéndose en


una herramienta útil e indispensable, mejorando la labor de las pequeñas y medianas empresas.
Además, es de un gran apoyo en la elaboración de análisis de mercados, no sólo por el acceso a
información relevante, sino por las posibilidades que brinda de estudio directo de mercado, a través
de nuevas plataformas como las redes sociales.

Cada vez más, los portales sociales como Facebook o Twitter, que tienen millones de usuarios,
comienzan a estudiar la forma de utilizar estadísticamente, toda la información que los usuarios
agregan en sus portales.

Hoy en día no hay una sola nación, que pueda considerarse autosuficiente así misma, y que no
necesite del concurso y apoyo de los demás países, aún las naciones más ricas necesitan recursos de
los cuales carecen, y que por medio de las negociaciones y acuerdos mundiales suplen sus
necesidades y carencias en otras zonas.

Por ello, la importancia de las relaciones internacionales en el campo comercial, político o cultural,
han alcanzado, un nivel de un profundo significado, lo cual trasciende el ámbito del estricto
intercambio de bienes y servicios.

Regulación del comercio internacional


Tradicionalmente, el comercio era regulado mediante acuerdos bilaterales entre dos países. Bajo la
creencia en el mercantilismo, durante muchos siglos los países imponían altos aranceles y otras
restricciones severas al comercio internacional. En el siglo XIX, especialmente en Gran Bretaña, la
creencia en el libre comercio tomó fuerza, y esta perspectiva ha venido dominando el cálculo
político entre los países occidentales hasta la actualidad. Desde el final de la Segunda Guerra
Mundial, varios tratados multilaterales han intentado crear una estructura global de regulación
comercial.

La mayor parte de los países comunistas y socialistas creen en la autarquía, la cual supone la
ausencia completa de comercio internacional y la satisfacción de las necesidades económicas
mediante la autosuficiencia. A pesar de estas creencias, todos los países se involucran en algún tipo

56
de comercio internacional, ya que es muy difícil para un solo país satisfacer todas sus necesidades
económicas.

La necesidad de regular el comercio internacional nace de las prácticas desleales de algunas


empresas multinacionales para ser dominantes en la industria, estás prácticas son las siguientes:

Dumping: El dumping se refiere a disminuir el precio de un producto debajo de su costo de


producción con el fin de acaparar el mercado.
Discriminación de precios: Se refiere a elevar los precios de venta de un producto para cierto sector
socio económico y reducirlo para otro sector socio económico con un poder adquisitivo menor con
el fin de vender más caro a las clases altas y a precios más reducidas a las clases medias y bajas.

X.9. Comercio internacional y nuevas tecnologías

Las nuevas tecnologías están facilitando en gran medida la operativa del comercio exterior. Los
sistemas informáticos y de gestión permiten hacer seguimiento de los envíos, acceder a todos los
datos relevantes de un contenedor o grupaje en destino y compartir y administrar la documentación
necesaria de forma fácil. Existen plataformas informáticas que permiten hacer todos los trámites de
gestión por parte de los exportadores, importadores y organismos públicos. Buen ejemplo de esta
integración de sistemas es el SISCOMEX de Brasil, centrado en gestión de las exportaciones.

El comercio internacional también se está viendo fomentado por la mayor facilidad de encontrar
clientes en el exterior, gracias al mayor alcance de los portales corporativos en Internet. También
ayuda la mayor difusión de la información en Internet con la consolidación y crecimiento de
buscadores de Internet y directorios especializados.

Internet está siendo un elemento dinamizador en la internacionalización de las empresas. También


ayuda en la elaboración de análisis de mercados, no sólo por el acceso a información editada
relevante, sino por las posibilidades que brinda de estudio directo de mercado a través de nuevas
plataformas como las redes sociales. Portales como Facebook o Twitter tienen millones de usuarios,
y comienzan a estudiar la forma de utilizar estadísticamente toda la información que los usuarios
agregan en sus portales. Esta información habla mucho de variables sociológicas, pues se tienen
datos estadísticos normales, y opiniones y mensajes directos, así como interrelaciones entre
usuarios. Las posibilidades que brinda toda esta información son muy interesantes desde el punto
de vista estadístico, de intención de compra y econométrico.

X.10. La balanza de pagos

La balanza de pagos es el instrumento contable que informa de las transacciones exteriores de un


país. Se define como el documento contable que registra sistemáticamente el importe, de todas las
operaciones comerciales y financieras que tienen lugar durante un cierto periodo de tiempo entre
los residentes del país y los del resto del mundo. Cuando en la balanza de pagos los ingresos superan
a los gastos se dice que es excedentaria, también se le conoce como superávit. Cuando en la balanza
de pagos los ingresos son menores que los gastos se dice que es deficitaria etc. Cuando un país tiene
una balanza de pagos deficitaria, se dice que se incrementa su deuda externa, y en el caso contrario,
se dice que el país tiene un superávit o excedente financiero internacional.

XI. EL MAPA DEL COMERCIO MUNDIAL ACTUAL

Un tratado de libre comercio (TLC) consiste en un acuerdo comercial regional o bilateral para
ampliar el mercado de bienes y servicios entre los países participantes de los diferentes continentes

57
o básicamente en todo el mundo. Eso consiste en la eliminación o rebaja sustancial de
los aranceles para los bienes entre las partes, y acuerdos en materia de servicios. Este acuerdo se
rige por las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o por mutuo acuerdo entre los
países.

Un TLC no necesariamente lleva una integración económica, social y política regional, como es el
caso de la Unión Europea, la Comunidad Andina, el Mercosur y la Unión de Naciones
Suramericanas. Si bien estos se crearon para fomentar el intercambio comercial, también incluyeron
cláusulas de política fiscal y presupuestaria, así como el movimiento de personas y organismos
políticos comunes, elementos ausentes en un TLC.

Históricamente el primer TLC fue el Tratado franco-británico de libre comercio (o Tratado de


Cobden-Chevalier) firmado en 1891 y que introduce también la cláusula de nación más favorecida.
Los objetivos principales de un TLC son:

 Eliminar barreras que afecten o mermen el comercio entre las zonas que firman el tratado.
 Promover las condiciones para una competencia justa.
 Incrementar las oportunidades de inversión.
 Proporcionar una protección adecuada a los derechos de propiedad intelectual.
 Establecer procesos efectivos para la estimulación de la producción nacional y la sana
competencia.
 Fomentar la cooperación entre países miembros.
 Ofrecer una solución a controversias.

Los tratados de libre comercio son importantes para acabar con el proteccionismo económico (que
protege la producción nacional) pues se constituyen en un medio eficaz para garantizar el acceso de
productos a los mercados externos, de una forma más fácil y sin barreras.

Formalmente, el TLC se propone la ampliación de mercado de los participantes mediante la


eliminación de los derechos arancelarios y cargas que afecten las exportaciones e importaciones. En
igual sentido busca la eliminación de las barreras no arancelarias, la liberalización en materia
comercial y de subsidios a las exportaciones agrícolas, la reestructuración de las reglas y
procedimientos aduaneros para agilizar el paso de las mercancías y unificar las normas fitosanitarias
y de otra índole.

Zonas de Libre Comercio

Esta es la lista de zonas de libre comercio entre tres o más países, principalmente notificada a la
GATT / Organización Mundial del Comercio y tratados en vigencia. Cada unión aduanera, comercio
común o una unión económica y monetaria cuenta con una zona de libre comercio. Los pequeños
acuerdos, que son parte de uno mayor no figuran:

Guadro N° 01
Zonas de Libre Comercio
58
Figura N° 03
Regiones y sus Principales Socios Comerciales

Figura N° 04
Principales Rutas de Transporte Marítimo

59
Figura N° 05
Tráfico Marítimo de los Principales puertos de comercio Mundial

60
XII. PERÚ: MAPA DEL COMERCIO ATUAL Y SUS TRATADOS

En los años noventa el Perú empezó a exportar muchos más productos a otros países y abrió su
mercado para poder importar a menor costo materias primas, equipos y tecnología que sus empresas
necesitaban para ser más competitivas. Así, Perú comenzó a exportar usando algunos sistemas de
preferencia comercial que países como Estados Unidos y la Unión Europea ofrecían. Sin embargo,
aunque estos sistemas eran buenos, resultaron insuficientes. Las exportaciones peruanas seguían
aumentando, pero sin la seguridad de que esas preferencias continuarían. Eso impedía a los peruanos
empezar proyectos de exportación más grandes y al largo plazo.

Para consolidar el ingreso de sus productos a esos mercados, el Perú decidió negociar acuerdos
comerciales con los países a los que más vendía y vende hoy. Con Tratados de Libre Comercio,
todos los beneficios que Perú tenía para exportar ya no serían temporales ni limitados, sino que
estarían consolidados en Acuerdos Comerciales amplios y permanentes. Hoy, gracias a los TLC o
Acuerdos Comerciales del Perú, los principales mercados del mundo están abiertos, y millones de
consumidores pueden conocer y disfrutar los productos y servicios que Perú produce y exporta.

Hoy, que el Perú tiene todos estos acuerdos comerciales y su gobierno trabaja para que cada vez
más peruanos puedan beneficiarse de ellos como consumidores, trabajadores o emprendedores
integrados a la cadena exportadora.

Bien establecido los inicios de las rutas comerciales y su importancia para el desarrollo del País, es
imprescindible comentar que en la actualidad aún se ejecutan dichas rutas pero esta vez con
implicancias de representación nacional. Los gobiernos, en búsqueda de crecimiento acordaron con
países interesados perpetuar el comercio y facilitarlo en aras de ampliación de relaciones y
desarrollo económico.

Cuadro N° 02
TLC o AC entre Perú y sus Aliados VIGENTES

TRATADOS PAISES FECHA DE ENTRADA EN


SUSCRIPCIÓN VIGENCIA
Acuerdo Comercial Colombia
Comunidad Andina Ecuador 26 de Mayo 1969
Bolivia
ACE Perú – Argentina
MERCOSUR Brasil 30 de Diciembre 2005 6 de enero 2006
Paraguay
Uruguay
TLC Perú – EEUU Estados Unidos 12 de Abril 2006 1 de Febrero 2009
TLC Perú – Chile Chile 22 de Agosto 2006 1 de Marzo 2009
TLC Perú – Canadá Canadá 29 de Mayo 2008 1 de Agosto 2009
TLC Perú – Singapur Singapur 29 de Mayo 2008 1 de Agosto 2009
TLC Perú – China China 28 de Abril 2009 1 de Marzo 2010
TLC Perú – EFTA Islandia 14 de Julio 2010 1 de julio 2011
AAE: Acuerdo de Asociación Económica / AAP: Acuerdo de Alcance Parcial / ACE: Acuerdo de Complementación Económica

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Cuadro N° 03
TLC o AC entre Perú y sus Aliados NO VIGENTE

TRATADOS PAISES SUSCRIPCIÓN


TLC Perú – Guatemala Guatemala 6 de diciembre 2011
Australia
Brunei
Chile
EEUU
Japón
Acuerdo Estratégico Trans- Malasia 3 de Febrero 2016
Pacífico de Asociación Nueva Zelandia
Económica Singapur
Vietnam
Canadá
México
Tratado Integral y Progresista Australia 8 de Marzo 2018
de Asociación Transpacífico Brunei

Cuadro N° 04
TLC o AC de Perú en NEGOCIACIÓN

TRATADO PAIS
TLC Perú – Salvador El Salvador
TLC Perú – Turquía Turquía
TLC Perú – India India
TLC Australia – Perú Australia
TLC Perú – Indonesia Indonesia

Figura N° 06
Acuerdos Comerciales del Perú

TLC AAP ACE AAE


62
CONCLUSIONES

El comercio internacional como actividad económica que posibilita el desarrollo de los pueblos y
naciones está evidenciado a lo largo de la historia del pensamiento económico. En palabras de
Benjamin Franklim “nunca una nación se ha arruinado comerciando”. El comercio internacional
participa en una estrategia más amplia para incrementar la capacidad productiva de un país y para
aumentar la prosperidad de sus ciudadanos. Facilita la disponibilidad de tecnología, los
conocimientos técnicos, los productos y los servicios. Aumentan las opciones de productos y
servicios a costo más bajo, Pero los mercados abiertos requieren inversiones paralelas en capital
humano (educación, salud y nutrición), y en infraestructura física, acceso al crédito y asistencia
técnica, así como redes de protección social y políticas para promover la estabilidad.

Esas políticas reducen la vulnerabilidad de los pobres y los ayudan a adaptarse para aprovechar al
máximo las nuevas oportunidades que se produzcan.

En el transcurso de esta investigación nos dimos cuenta que es de suma importancia mantener una
estrecha relación en el ámbito del comercio con los países en el mundo ya que muchos de ellos están
en vía de desarrollo y eso podría resultar benéfico para nuestro país. También es buena la
investigación para darse cuenta que es necesario saber de exportación e importación, así como los
medios de transporte que se utilizan para el comercio internacional, los canales de distribución y los
tratados que existen para realizar un comercio excelente y no equivocarnos al momento de
realizarlo.

Cada punto que utilizamos para realizar esta investigación nos puede ayudar a comprender más
acerca del comercio internacional y así nosotros poder contribuir a un mejoramiento económico de
las empresas y de nuestro país principalmente.

Los Autores

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BIBLIOGRAFÍA

- MOCHON, Francisco… “Elementos de Economía”; Editorial McGraw-Hill; Madrid,


Octubre de 1990; Capítulo 17, página 152.
- SAMUELSON/ NORDHAUS…; “Economía” Edit. McGraw-Hill; Madrid 1990;
Decimotercera edición en español; Capítulo 38; Página 1042.
- SOTELO, Ricardo…;”Economía Internacional”; Editorial e imprenta Enotria S.A.;
Estudios Económicos; Lima; 1968; Segunda Edición; Capítulo I, Página 2.
- FONDO DE CULTURA ECONÓMICA; “Manual Práctico de Comercio Internacional”;
Buenos Aires 2013; Segunda Edición.
- KRUGMAN Paul R. / OBSTFELD, Maurice…; “Economía Internacional: Teoría y
Políticas”; Segunda Edición; McGraw-Hill; Madrid; 1994; Página 4.
- ENCICLOPEDIA PLANETA 2002 Editorial Planeta Colombiana S.A. Pág. 46 – 64
- Las Migraciones en Grecia 2008 Contexto Socio histórico Pág. 32 – 85
- EL ABC DELCOMERCIO EXTERIOR Guía práctica del Importador Volumen 2 –
MINCETUR Febrero 2009
- LEYVA SAAVEDRA, José, et al. “El Factoring Internacional en la convención de
UNIDROIT”: 2003.
- OROSCO, León; REMIGIO, Cristhiam. International Engineering Contract: Approach
with Regard to the Eurotunnel Case (El Contrato Internacional De Ingeniería: Una
Aproximación. A Propósito Del Caso Eurotúnel). 2008.
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Perú. Pensamiento crítico, 2010, vol. 13, p. 101-120.
- DE LA HOZ CORREA, Andrea Paola; “Generalidades del Comercio Internacional”
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- CORNEJO RAMIREZ, Enrique; “Comercio Internacional: Hacia una gestión
Competitiva” Editorial San Marcos; Lima 1998; Pág. 25 – 70.
- FERRER, Aldo; “Historia de la Globalización I: Orígenes del Orden Económico
Mundial”; Fondo de Cultura Económica; Buenos Aires 2013.

WEBGRAFÍA

- http://www.acuerdoscomerciales.gob.pe
- https://unahistoriacuriosa.wordpress.com
- www.lavanguardia.com/historiayvida/los-fenicios-y-el-mediterrane
- www.finanzas.com
- http://www.revistazonafranca.com
- www.portalquimera.net
- blog.elinsignia.com

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