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EL CONTRATO DE MAQUILA.

ANÁLISIS ECONÓMICO DE SU
LEGISLACIÓN Y JURISPRUDENCIA

MARÍA JOSEFINA TAVANO

I-INTRODUCCIÓN
En nuestro país, el contrato de maquila estuvo originaria y esencialmente
vinculado a la elaboración de vinos y de azúcar. Se desarrolló regionalmente en las
provincias productoras: Mendoza y San Juan en el primer caso y en Tucumán para
el segundo. Por nuestra parte, analizaremos la ley 25.311- como marco general, de
nivel nacional- y nos referiremos al contrato de maquila para elaborar vinos en la
Provincia de Mendoza. Haremos algunas referencias al contrato de maquila para
elaborar azúcar, pero sólo en forma tangencial, en tanto se vincula con el
tratamiento de la normativa nacional.
En la primera parte de nuestro trabajo, haremos un abordaje dogmático
tradicional del contrato; en la segunda parte, haremos un análisis económico. Nos
proponemos demostrar cómo el origen y el desarrollo jurisprudencial y legislativo
del contrato se fundamenta y explica en razones de índole económicas. Estas
razones preanunciaban- de algún modo- su desarrollo posterior.

II-DENOMINACIÓN
La ley 25.113 en su artículo 1º, párrafo 1º denomina y define al contrato del
siguiente modo:"Habrá contrato de maquila o de depósito de maquila cuando el
productor agropecuario se obligue a suministrar al procesador o industrial materia
prima con el derecho de participar, en las proporciones que convengan, sobre el o
los productos finales resultantes, los que deberán ser de idénticas calidades a los
que el industrial o procesador retengan para sí".
No es esta la única denominación legal del contrato pues la ley 18.600 del
año 1970, en su artículo 1º dice:"Los contratos de elaboración de vinos por los
sistemas o modalidades denominados "contrato de elaboración por cuenta de
terceros", "a maquila" o por "cuenta exclusiva del viñatero"...". Cabe aclarar que la
ley 25.113 deja expresamente vigente a la ley 18.600 cuando en su artículo 9º dice

1
"Los contratos de elaboración de vinos previstos en la ley 18.600 se regirán por sus
normas y supletoriamente por la presente".
Las denominaciones de la ley 18.600 "contrato de elaboración por cuenta de
terceros", "a maquila", o "por cuenta exclusiva del viñatero", y en particular las dos
primeras son las usuales, las que en zonas vitivinícolas como Mendoza y San Juan
identifican plenamente al contrato.
Recogiendo la costumbre y refiriéndose específicamente al contrato de
elaboración de vinos por cuenta de terceros, se reconoce un concepto más amplio
de este contrato, que incluye al contrato de maquila, pero no es necesariamente
sinónimo. El contrato de elaboración por cuenta de terceros admite dos
modalidades: una, sinónima de maquila; la otra, implica posibilidad de "fabricar o
producir vino para otro, sea que (se ) suministre o no la materia prima ..."1. En
realidad, la costumbre indica que - a veces- una bodega contrata a otra u otras
bodegas que aportan la materia prima, el trabajo y los elementos necesarios para la
elaboración. Se trata de una modalidad, pensada para bodegas que producen sus
propios vinos, pero acuden a otras bodegas para que elaboren por ellas a fin de
solucionar problemas de capacidad de elaboración y almacenamiento.
No compartimos la denominación utilizada por la ley 25.311. Creemos que no
es correcta la sinonimia entre "contrato de maquila o de depósito de maquila"; como
ya veremos, el contrato de maquila incluye de algún modo al contrato de depósito.
Sin embargo, maquila y depósito son dos contratos bien diferenciados por lo que no
es correcto hablar del depósito de maquila.

III-ETIMOLOGÍA Y ORIGEN
Etimológicamente maquila es un vocablo de origen árabe, proveniente de
"makila", que significa medida de capacidad. Además de este primer significado
como medida de peso, tuvo una segunda acepción. Se entendía- también- la
porción de grano o harina que correspondía al molinero por la molienda2.
En sus orígenes la maquila significó gabela o tributo. Fue sinónimo de abuso
señorial y de monopolio. De abuso señorial, pues el señor feudal era el primero en

1VÁZQUEZ AVILA, Ángel, "Contrato de Elaboración de vinos por cuenta de terceros", en


Separata de la Revista Jurídica de Bs As, 1966-III, pág.131.

2Conf Diccionario Espasa Calpe, 5ª ed. (Espasa- Calpe- Madrid- 1989).

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vendimiar, teniendo el llamado derecho de "banvin", es decir, era el único que podía
vender vino durante un período determinado de tiempo. De monopolio, pues no sólo
otorgaba un derecho de imposición sino además la prohibición de instalar un molino
o de vender la producción a otros. Como bien se señala3, en el siglo VIII, en España
denominó a una figura medieval que tipificaba la relación de monopolio entre el
señor (industrial) y los vasallos (agricultores), quienes debían pagar una porción del
producto por el uso de las instalaciones. Su origen estuvo marcado por la
compulsión, y por la arbitrariedad. Aunque se aclara que respecto de la
vitivinicultura, siendo ésta una actividad muy rentable, eran los señores feudales
quienes poseían las tierras cultivadas con vides, por lo que la existencia de vasallos
propietarios de uvas eran supuestos excepcionales.
Si bien en la actualidad en contrato de maquila se asocia con la elaboración
de vinos y de azúcar, en realidad es un contrato propio de economías agrarias. Por
tanto puede ser utilizado para la elaboración de cualquier producto de origen
agrario: aceite, harina, etc.

IV-DEFINICIÓN
Ya adelantamos la definición legal de la figura en la ley 25.113 "habrá
contrato de maquila o de depósito de maquila cuando el productor agropecuario se
obligue a suministrar al procesador o industrial materia prima con el derecho de
participar, en las proporciones que convengan, sobre el o los productos finales
resultantes, los que deberán ser de idénticas calidades a los que el industrial o
procesador retengan para sí".
Por su parte, y con precisión, la jurisprudencia ha definido al contrato de
maquila diciendo que es aquel "- por el cual una de las partes se compromete a
entregar materia prima a la otra, y ésta se obliga a transformarla en producto
terminado, determinándose como precio una porción del bien obtenido-, toda vez
que la transformación del producto no es hecha por el elaborador con el ánimo de
adquirir su propiedad en los términos del art 2567 C.C."4.

3Conf. ALFERILLO, Pascual Eduardo, "Contrato de elaboración por el sistema de maquila"


(Ediciones Jurídicas Cuyo- Mendoza), pág. 27. El autor hace un exhaustivo análisis
histórico de la figura.

4Cam. Nac. Com, Sala B, 2000-03-24, "Azucarera Concepción S.A., s/ -conc prev s/inc de
dominio por González Roberto", L.L. Tº2001-B, pág. 707 y 708.

3
Esta conceptualización jurisprudencial delimita al contrato precisando algunas
cuestiones originadas a su alrededor. Determina a las partes, sus obligaciones y
entiende que hay una transformación del producto, pero que no es hecha con el
ánimo de adquirir la propiedad.

V-TIPOS
Pigretti- con pequeñas diferencias y subrayando algunas particularidades
desarrolla distintas modalidades del contrato de maquila, así habla del "contrato de
elaboración de vinos a maquila", "del contrato de maquila de caña de azúcar" y" del
contrato de maquila en general"5.
Como ya dijéramos, si bien el contrato de maquila se asocia comúnmente con
la elaboración de vinos o de azúcar, lo cierto es que puede ser utilizado para la
elaboración de cualquier otro producto agrario, compartiendo un régimen común. En
tal sentido, la ley 25.113, en su artículo 6 expresamente dice:" Las disposiciones de
la presente ley serán de aplicación también a todos los contratos que tengan por
objeto la provisión de materia prima de naturaleza agropecuaria para su
procesamiento, industrialización y/o transformación".

V-LEGISLACIÓN
Tal vez los antecedentes históricos del contrato de maquila influyeron para
que el Código Civil argentino no lo regulara. La figura recién nace legislativamente
por ley 17.662 del año 1968. En el año 1970 se sanciona la ley 18.600- actualmente
vigente- ; pero tanto ella como el resto de la legislación dictada en consecuencia,
debe ser leída e interpretada conforme a la legislación posterior. Así, Decreto
2284/91, que desreguló la actividad y limitó las facultades conferidas al Instituto
Nacional de Vitivinicultura a la fiscalización de la genuinidad de los productos
vitivinícolas. El decreto limitó a la ley 14.878 (creación del Instituto Nacional de
Vitivinicultura) y al resto de la legislación vinculada, fueran leyes o decretos
reglamentarios . En el año 1999 se dictó la ley 25.311 que incluso modificó el art
138 de la ley de quiebras. Se pueden citar también otras leyes nacionales- si bien
no estrictamente referidas al contrato- vinculadas a la actividad vitivinícola. Ellas son
la ley 25.163 de "Designación y presentación de vinos" y la ley 25.380 de "Indicación

5PIGRETTI, Eduardo A y otros, "Contrato Agrarios" (Depalma- Bs As-) pág. 43 a 48.

4
de procedencia y denominación de origen de productos agrícolas y alimentarios.
Modificación de la ley de lealtad comercial".
En el ámbito de la Provincia de Mendoza, la ley 7.101 sobre "Registro de
contratos de movimientos de vinos y mostos vínicos", que a su vez diera origen al
Convenio de Colaboración entre la Provincia de Mendoza y el Instituto Nacional de
Vitivinicultura (24 de abril de 2004).

VI-CARACTERES DEL CONTRATO DE MAQUILA


En cuanto a los caracteres del contrato, se trata sin dudas de un contrato:
1- Consensual: en tanto se perfecciona con el mero acuerdo de voluntades (arts
1140, 1141 y 1142). Lo cual no significa que no se exijan ciertas formas - en el caso,
la escrita- para su posterior registración. El art 1142 cuando enumera a los
contratos reales, si bien no menciona al contrato de maquila entre ellos, menciona al
contrato de depósito. Como ya dijéramos el contrato de depósito es un contrato
totalmente distinto del contrato de maquila. Así, no compartimos la denominación de
"contrato de depósito de maquila" de la ley 25.113. El contrato de maquila, como
tantos otros contratos tiene similitudes con contratos tradicionales, pero tal similitud
no puede confundirnos o llevarnos a no caracterizar al contrato por sus verdaderas
particularidades. En tal sentido, es cierto que el contrato de maquila "tiene algo de
depósito", pero no es un depósito, ni un contrato real. Es un contrato consensual
que se perfecciona por el mero consentimiento de las partes. Frente a la no entrega
de la uva por parte del viñatero, el bodeguero podrá perfectamente pedir el
cumplimiento de contrato, mientras que frente al incumplimiento de la entrega por
parte del bodeguero, el viñatero podrá pedir el cumplimiento del contrato y la
consecuente entrega del producto ya elaborado. El depósito que se hace del
producto constituye una etapa posterior del contrato, no original, y se relaciona con
las exigencias y el cumplimiento que son de la esencia del contrato celebrado.
2- Bilateral:(art 1138 C.C,) pues surgen obligaciones para ambas partes;
3- Oneroso (art 1139 C.C.): existe equivalencia entre las prestaciones debidas
4- Típico: Es un contrato expresamente regulado por ley. Por la ley 18.600, para la
elaboración vínica y por ley 25.311 para todos los productos agropecuarios.
En cambio hay diferencias en cuanto a si se trata de un contrato comercial o
de un contrato agrario.

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Basándose en los artículos 1; 5, inc 8 y 7 del Código de Comercio, Alferillo 6
entendió que el contrato de maquila era un contrato comercial. Sin embargo, otros
sostienen que se trata de un contrato agrario 7, entendiéndose por tal aquellos que
están preordenados al servicio de una empresa constituida y en el que siempre es
parte un empresario agrario teniendo por finalidad facilitar su vida procurando o
predisponiendo los factores de la producción8.

VII-PARTES DEL CONTRATO Y OBLIGACIONES QUE ASUMEN


Los párrafos 2º y 3º del art 1 de la ley 25.311 determinan las partes del
contrato: "El productor agropecuario mantiene en todo el proceso de transformación
la propiedad de la materia prima y luego sobre la porción de producto final que le
corresponde. El procesador o industrial asume la condición de depositario de los
productos finales de propiedad del productor agropecuario debiéndolos identificar
adecuadamente; estos productos estarán a disposición plena de sus titulares..."
Son partes del contrato: el productor agropecuario (viñatero, cañero,
olivicultor, etc) y el procesador o industrial (bodeguero, ingenio, aceitera, etc).
La esencia del contrato radica en "la provisión de materia prima de naturaleza
agropecuaria para su procesamiento, industrialización y/o transformación" (art 6)
participando las partes "..., en las proporciones que convengan, sobre el o los
productos finales resultantes, los que deberán ser de idénticas calidades a los que
el industrial o procesador retengan para sí".
El elaborador, industrial o procesador asumen la obligación de recibir la
materia prima, elaborarla, conservarla, cuidarla y mantenerla conforme a lo
establecido en el contrato. En correlación, el productor tiene derecho a controlar, a
verificar "las calidades y cantidades de lo pactado y lo entregado al finalizar el
contrato, y asimismo las condiciones de procesamiento y rendimiento de la materia
prima conforme pautas objetivas de manufacturación durante su realización " ,

6ALFERILLO, Pascual Eduardo, ob. cit, pág 68.

7Conf.PIGRETTI, Eduardo, ob. cit. págs 43 a 50. Si bien el autor no se pronuncia


expresamente sobre el carácter agrario del contrato, lo trata como un contrato agrario.

8Conf. BREVVIA, Fernando y MALANOS, Nancy L."El contrato de maquila", L.L.2000-E-


pág. 1150.

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conforme a los sistemas y procedimientos que las partes establezcan. (art 4). Y
debe pagar parte del producto ya elaborado como precio por tal elaboración.

IX-LA FORMA DEL CONTRATO


Como ya lo dijimos, el contrato de maquila requiere forma escrita,
estableciendo la ley que: "... además de los elementos expresados ... deberá
contener con carácter esencial...: a)nombres y domicilios de las partes; b) cantidad
de materia prima contratada; c)lugar de procesamiento; d) lugar en que se
depositarán los productos elaborados que correspondan al productor agropecuario;
e) facultades de control establecidas a favor del productor agropecuario; f) fecha y
lugar del producto elaborado; g)lugar de celebración y firma de las partes" (art.2 de
la ley 25.311). Además, la ley provincial 7.101 establece la registración de los
contratos, de la cesión o transferencia total o parcial de los mismos en los libros de
bodega destinados a tal fin y en los estatuidos por la ley (artículos 1 y 3). Para ser
registrados, los contratos deben estar celebrados en instrumentos públicos o
privados que hayan tributado fiscalmente y que tengan firmas auténticas. (art. 4).
Los contratos adquieren virtualidad frente a terceros a partir de la inscripción en el
Registro de contratos y movimientos de vinos y mostos. La bodega o fábrica de
mostos deben presentar los contratos ante la autoridad competente dentro de los 60
días corridos posteriores a la fecha fijada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura
para la finalización de la cosecha (art 5). La ley provincial cuenta- como anexo- con
un modelo de contrato.

X-LA JURISPRUDENCIA
La principal cuestión sometida a decisión judicial fue a quién correspondía la
propiedad del producto elaborado, estando en quiebra el maquilero. Esto llevó a
plantear cuestiones previas sobre la verdadera naturaleza del contrato y sobre la
determinación o individualización del objeto del contrato.

A- LA NATURALEZA DEL CONTRATO DE MAQUILA

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Según se cita9, el síndico de una importante quiebra sostuvo que en la
elaboración de vino por cuenta de tercero existía- en realidad-una especificación a
los términos del art 2.567 del C.C. El bodeguero recibía la uva, que es una cosa
consumible, la mezclaba con la de otros clientes, operándose una transformación de
la que surgía una nueva especie: el vino. Por tanto la propiedad del viñatero
desaparecía, correspondiendo la propiedad al especificador, quien quedaba
obligado a entregar vino de la especie y calidad pactada. El argumento, ingenioso
para defender a la quebrada, es susceptible de críticas:
a)La elaboración por cuenta de terceros es un contrato, existe un acuerdo de
voluntades destinado a reglar derechos. El art 2524 C.C. enumera los modos de
adquirir el dominio (apropiación, especificación, accesión, tradición, percepción de
frutos, sucesión en los derechos del propietario y prescripción). De todos los modos
enumerados, el único contractual es la tradición;
b) Es cierto que la especificación implica que alguien- con su trabajo- hace un
objeto nuevo- con la materia de otro-, con intención de apropiárselo. Es también
cierto que se suele citar como ejemplo de especificación a la conversión de uva en
vino. Sin embargo, el especificador toma la materia ajena sin consentimiento de su
dueño. Habiendo consentimiento, hay contrato.
c)La transformación puede ser de buena o de mala fe, pero siempre sin
consentimiento del propietario.

B-LA DETERMINACIÓN DE LA PROPIEDAD DEL PRODUCTO ELABORADO


En 1978, un importante caso fue decidido por la Corte Suprema de Justicia
de la Nación: "Bodegas Quirós S.A.C.I.F. en J: nº 70.089, "Margarettaz Hnos en J
64.449 Quirós S.A Conv. inc, Verific s/ casación"10.
Se trataba de un productor, que frente a la quiebra del elaborador, intentó que
se le reconociera la calidad de acreedor de dominio. La Corte Suprema de Justicia
de la Provincia de Mendoza, casó la sentencia de la Cámara de Apelaciones,
mantuvo la verificación del crédito de la accionante sobre una determinada cantidad

9Conf. VAZQUEZ ÁVILA, Ángel, ob.cit. pág. 141 y 142, quien se refiere a la Quiebra Viñuela
Sacif.

10C.S.J.Nac, mayo 23 de 1978, "Bodegas Quirós S.A.C.I.F., en J: Nº 79.089, "Margarettaz


Hnos en J: 64.449, "Quirós S.A., conc. inc verif s/ casación", E.D., Tº 78, pág.708.

8
de litros de vino de cierto tipo y característica, pero modificó la calificación de
acreedor del domino que había sido admitida, por la de simple acreedor
quirografario. Se basó en distintos argumentos:
1- Entendió que el dueño de la cosa, como titular de un derecho real sólo podía
recuperarla mediante el ejercicio de la acción reivindicatoria, la que era
improcedente por tratarse de una cosa fungible y no individualizada;
2-Aún cuando fuera conocida la especie, calidad y cantidad del vino elaborado por
cuenta del viñatero, no habría mediado apartamiento de la mayor cuantía existente
en la bodega, como exige la ley para transformar el crédito respectivo en obligación
de dar cosa cierta;
3-Por tanto y aunque ello pudiera resultar inequitativo y hasta injusto no era posible
apartarse de las normas positivas aplicables.
Frente a esta decisión, la actora interpuso recurso extraordinario por
sentencia arbitraria. Sostuvo:
1-Que la sentencia estaba fundada en un ritualismo excesivo respecto del principio
de separación o individualización de la cosa;
2-Que las leyes especiales 17.662 y 18.600 que regulaban la situación sólo
otorgaban al elaborador el carácter de depositario del vino;
3-Y, que el certificado emitido por la Dirección General de Industrias provincial
servía como título suficiente a los fines de acreditar la propiedad del producto.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación entendió que:
1-La legislación especial tenía como finalidad sortear las dificultades en que se
hallaban los productores de uva para vender sus cosechas ante la eventualidad de
que la emergencia económica facilitara el abuso en perjuicio de la parte más débil;
2-El régimen instaurado tenía por finalidad dar seguridad y aliento a los viñateros
mediante la sanción de normas exorbitantes al derecho común, para adecuarla a la
índole de la actividad desarrollada por los elaboradores;
3- La transformación de la uvas en vino no había sido hecha por el elaborador con
ánimo de adquirir su propiedad a los términos del art 2567 del C.C. y que las
consideraciones relativas a la individualización y separación de la cosa a los efectos
de procedencia de la acción reivindicatoria resultaban ajenas a la índole del
problema analizado desde que la ley de quiebras aplicable exigía sólo revestir la
calidad de acreedor de dominio, que el fallido tuviera los bienes por cualquier título
que no le transfiriera la propiedad (art 126, inc. 1º y 127 inc 1º ley 11.719);

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4-Era evidente que la convocatoria no podía alegar título alguno que la legitimara a
tener el dominio del producto elaborado;
5-El elaborador era depositario del vino a nombre del productor y se hallaba
siempre obligado a restituir a su dueño la cosa determinada en su género, especie,
cantidad y calidad. Entendió que el productor era acreedor de dominio, sin que la
falta de separación fuera óbice para que prosperara la pretensión deducida;
6- Finalmente, la Corte aplicó los art 2,3,4,8 y 10 de la ley 17.662, corroborada a
contrario por lo dispuesto en el art 6 de la citada ley y por lo establecido por los art 9
y 11 de los que surgía claramente que la propiedad del producto elaborado
correspondía al viñatero. Afirmó que la protección legal en favor del viñatero se
satisfacía plenamente sin desmedro de los demás acreedores, que de otro modo se
enriquecerían indebidamente con bienes ajenos. Aclaró que la solución dada
satisfacía el espíritu de las normas en juego y los principios de equidad y justicia a la
par que daba mayor seguridad en beneficio de la producción e industria vitivinícola.
Vigente ya la ley 25.311, dos fallos de la Cámara Nacional Comercial, sala B
resolvieron casos vinculados a la industria azucarera, pero plenamente aplicables a
toda la industria agropecuaria.
En el primero de ellos11 - como ya adelantáramos-se define al contrato de
maquila. El caso versó sobre un incidente de domino dentro de un concurso
preventivo, promovido por quien alegaba ser titular de cierta cantidad de caña de
azúcar entregada al elaborador a fin de transformarla en azúcar. El actor pretendía-
a través de una medida de no innovar- lograr que no se comercializara el azúcar.
La sentencia de primera instancia hizo lugar a la pretensión considerando
verosímil el derecho del incidentante, fundándose en el dec 1079/85 (sobre régimen
de comercialización de la producción por depósito y maquila de caña de azúcar para
la zafra 1985 y siguientes), y no exigió contracautela. En contra de tal medida se
alzaron la concursada y el síndico. Se alegó la insuficiencia de la documentación
acompañada, la derogación del decreto 1079/85 por el dec. 2284/91 y la falta de
contracautela. Se sostuvo que no había peligro en la demora pues al finalizar la
zafra, bastaría con entregar el azúcar consignado en el certificado sea éste de
elaboración propia o ajena.

11C.N.Com, sala B, 2000-03-24 "Azucarera Concepción S.A s/ -Conc prev s/ inc de dominio
por González Roberto" L.L. Tº 2001-B-pág.707.

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La Cámara entendió que:
1-Las partes se encontraban unidas por un contrato de maquila;
2-Que efectivamente, el dec 1079/85 sobre el que se fundaba la sentencia había
sido derogado por el dec 2284/91, por lo cual era incorrecto fundar la sentencia en
el primero;
La Cámara desestimó el pedido de dejar sin efecto la medida pero hizo lugar
a la contracautela. Citó como precedente el caso Quirós S.A. en el que se estableció
que la transformación de las uvas en vino no había sido hecha por el elaborador con
el ánimo de adquirir la propiedad a los términos del art 2567 C.C.
En el segundo caso resuelto 12, la Cámara vuelve sobre la naturaleza del
contrato de maquila y sobre la propiedad del azúcar obtenida. El caso llegó por
apelación del incidentista a quien se había desestimado el pedido de restitución de
cierta cantidad de azúcar. Se discutió pues, si el emplazamiento de los incidentistas
se hallaba comprendido en el art. 138 de la ley de concursos. La Cámara sostuvo
que:
1-La documentación acompañada permitía inferir que se trataba de un contrato de
maquila, por el cual, una de las partes se comprometía a entregar materia prima a la
otra quien asumía la obligación de transformarla en producto terminado cobrando
como precio de las tareas una porción del producto elaborado;
2-Si bien es cierto que el dec 1079/83 fue derogado por el dec 2284/91 de
desregulación y que al menos era técnicamente opinable que pudiera aplicarse la
ley 25.113, promulgada con posterioridad a la celebración de los contratos, la
cuestión podía resolverse con prescindencia de la vigencia de un sistema jurídico
que específicamente se refiriera al tema;
3-La propia naturaleza del contrato de maquila permite sostener que la entrega por
el cañero de la materia prima para su elaboración por parte de la empresa
concursada, no lo es por título destinado a transferir el dominio, por lo que resultaba
procedente acceder a la restitución solicitada, con base en la previsión del art. 138
de la ley de concursos;

12Cámara Nacional Comercial, sala B, 12 de noviembre de 2000, "Cia Azucarera


Concepción S.A. s/concurso preventivo s/ incidente de dominio por Maldonado José
Agustín", E.D., Tº193, pág. 110.

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4-Las regulaciones existentes antes y después de la celebración del contrato
configuraban pautas que si bien no imponían su aplicación contribuían a acentuar la
caracterización de esta modalidad contractual, configurada por los usos y
costumbres;
5-Finalmente, citando la concordancia del fallo con la doctrina de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación en el fallo Quiros, hizo lugar a la restitución solicitada.

XI-FUNCIÓN Y ANÁLISIS ECONÓMICO DEL CONTRATO DE MAQUILA


Hasta aquí hemos hecho un análisis dogmático del contrato de maquila.
Hemos visto su nacimiento, su desarrollo; lo hemos denominado, conceptualizado,
tipificado y caracterizado, hemos establecido las partes del contrato y sus
obligaciones en la jurisprudencia y normas legales vigentes.
A partir de este momento nos proponemos hacer un análisis económico del
contrato cuestionándonos algunos aspectos:
A- ¿Qué relación existe entre el origen del contrato y su evolución en la
jurisprudencia y en la legislación?
B-¿ Es eficiente la regulación actual del contrato?
C- ¿Por qué los jueces resolvieron como lo hicieron? ¿pensaron solamente en la
justicia de lo que estaban resolviendo o tuvieron- además- otras razones? ¿Era
previsible que el contrato evolucionara como lo hizo, primero en la jurisprudencia y
luego en la legislación?¿ Desde situaciones particulares a una situación general?

A-ORIGEN DEL CONTRATO


Como ya lo dijéramos el contrato de maquila estuvo vinculado a los
conceptos de gabela o de tributo. Fue sinónimo de abuso señorial y de monopolio;
estuvo signado por la compulsión y por la arbitrariedad. Probablemente, una de las
razones por las cuales Velez no lo legisló, fuera el desprestigio de la figura en el
Derecho Francés, fuente directa de nuestro Código Civil. Lo curioso es que la figura
aparece en nuestra legislación en la ley 17.662 del año 1968, y como muchas otras
normas en nuestro derecho, surgió para regular una situación de emergencia de
ciertas economías regionales. Ella consistía en un aumento importante de la oferta
debida a dos factores esenciales: dos buenas cosechas (mayor producción) y
plantación de nuevos viñedos (nueva producción). Según la nota de elevación al
Poder Ejecutivo, la ley se proponía "... resguardar al viñatero carente de bodega

12
propia, de todo tipo de abusos que puedan suscitarse a raíz de tales contratos de
elaboración".
Una figura que nació de la mano del monopolio y de la tributación, se utiliza-
siglos después- para intentar evitar situaciones de abuso sobre la parte más débil.
Esta aparente paradoja puede no ser tal. Así pues, tanto en la época medieval
como en nuestros tiempos la figura aparece en situaciones en las cuales el mercado
no funciona libremente. O porque hay un monopolio, o porque el mercado aparece
regulado por el Estado. Creemos que esta afirmación fue ratificada por la posterior
sanción -año 1970- de la ley 18.600. En su momento, la ley tuvo un fuerte
componente intervencionista, fue una ley claramente imperativa. Así, por ejemplo,
establece la obligación de registración de los contratos celebrados, plazos máximos
para su registración, y cláusulas obligatorias (art 1); faculta a los gobiernos
provinciales para fijar el precio máximo que el viñatero debía pagar al bodeguero por
litro de vino en concepto de elaboración, cuidado, conservación y depósito (art 4 y
5); fulmina de nulidad a ciertas cláusulas; otorgó amplias facultades regulatorias
para el Instituto Nacional de Vitivinicultura, y estableció sanciones para quienes
infringieran sus disposiciones.
En cuanto a la nulidad de ciertas cláusulas, el art 9 de la ley establece "Salvo
los volúmenes correspondientes al pago de la elaboración, el contrato no podrá
incluir ninguna cláusula que expresa o implícitamente obligue al viñatero a vender
parte o la totalidad del vino al elaborador, o que trabe la libre comercialización del
mismo por cuenta exclusiva del viñatero propietario. Tales cláusulas, si fueran
pactadas, estarán viciadas de nulidad absoluta".
Creemos que el legislador, conociendo los orígenes del contrato,
expresamente dice que son nulas las cláusulas que obliguen al viñatero a vender
parte o la totalidad de vino al elaborador o las que traben- de algún modo- la libre
comercialización del producto. Una ley intervencionista, se preocupa por la libre
circulación de los bienes, por tratar de proteger a los viñateros de posibles
monopolios. El fantasma del monopolio subyace en la mente del legislador.
La ley 18.600, está vigente pero que debe ser leída e interpretada conforme a
la legislación posterior a ella, especialmente el Decreto 2284/91 de desregulación,
que limitó las facultades conferidas al Instituto Nacional de Vitivinicultura y la ley
25.311- más genérica- que expresamente establece su vigencia.

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B-SU EFICIENCIA
El contrato de maquila es un contrato que- a pesar de su tradición- participa
de los efectos económicos y de los caracteres de los llamados modernos contratos.
Por un lado, reúne en un mismo y único contrato efectos que podrían
producirse por la suma de otros contratos. El contrato de maquila incluye la
entrega, la elaboración y el depósito de determinados bienes. Pero, no es ni
locación de obra, ni de servicios, ni compraventa ni depósito.
Por el otro, es un contrato de integración y de cooperación. Lleva ínsita la
idea de asociación. Ahorra costos de intermediación y asegura la calidad del
producto obtenido. La función económica del contrato es innegable.
Cuando nos preguntamos sobre la eficiencia del contrato, debemos aclarar
que los economistas difieren sobre su conceptualización, existiendo diversos
criterios. Sin embargo, cualquiera sea el criterio que adoptemos, en el caso del
contrato de maquila creemos que es necesario analizar su eficiencia a partir de dos
cuestiones: la apropiabilidad y la especialización.

1-LA APROPIABILIDAD
Una de las principales cuestiones respecto del contrato de maquila fue la
propiedad del producto ya elaborado. El análisis económico del derecho afirma la
importancia de establecer claramente las titularidades, es decir establecer a quien le
corresponde el derecho sobre un determinado bien. El principal efecto económico
de la asignación de derechos de propiedad sobre activos tangibles e intangibles es
la apropiación de los beneficios. Los activos generan beneficios, y quien tiene la
propiedad, tiene la apropiabilidad de tales beneficios. ¿Puede haber apropiación de
los beneficios desprendida de la propiedad de los bienes?. El Derecho regula ciertas
figuras que permiten- por lo menos- una cierta apropiabilidad de los beneficios sin
ser el propietario. Así, por ejemplo, el contrato de leasing tiene como particularidad
permitir una cierta apropiabilidad de los beneficios de un bien sin ser aún el
propietario, teniendo sólo la posibilidad de serlo en el futuro.
La apropiabilidad de los beneficios influye directamente sobre las inversiones,
es su verdadero incentivo. ¿Por qué alguien invierte?. Porque espera obtener
beneficios. ¿Por qué el viñatero entrega sin más la uva al bodeguero?. Porque
espera obtener un beneficio. El beneficio consiste en obtener una menor cantidad
que la entregada; pero de un producto de mayor valor agregado y comerciabilidad.

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Bien se ha sostenido que no hay un mercado de uvas similar al de otros productos
agropecuarios 13; sin embargo sí existe un mercado de vinos. La existencia ese
mercado permite al viñatero ser un oferente, ingresar a una situación de mercado,
preferible económicamente a una situación de no mercado.
Lo expuesto es suficiente razón para alejar a la especificación de la figura del
contrato de maquila; pero desde el punto de vista económico la solución de la
especificación no diferiría demasiado.
La especificación - como modo de adquirir el dominio- requiere el
cumplimiento de tres requisitos. Ellos son: que la cosa pertenezca a una persona
distinta de la del transformador, que el objeto sea nuevo y que el transformador
haya actuado con intención de apropiársela. No hay especificación, ni adquisición
del dominio si el transformador hubiere recibido la cosa del propietario14.
El Código Civil Argentino determina la propiedad del objeto ya terminado
basándose en algunas reglas:
a-la posibilidad o imposibilidad de que la cosa vuelva al estado anterior;
b-si la cosa no puede volver a su estado anterior, habrá que determinar la buena o
la mala fe del transformador;
c-si el transformador es de buena fe: el dueño sólo tiene derecho a una
indemnización;
d-si el transformador es de mala fe: el dueño tiene derecho a la indemnización de
todos los daños y perjuicios ocasionados y al ejercicio de la acción criminal sin no
prefiriera quedarse con la cosa pagando al transformador el mayor valor que hubiere
adquirido.
La regla establecida por el Código Civil, en materia de especificación es que
quien tenía el dominio sobre el insumo tiene también el dominio sobre el producto
elaborado; y que quien provee la mano de obra debe recibir una compensación por
su trabajo. La justificación económica de la regla se funda en los menores costos de
transacción en relación a otras reglas alternativas posibles. Por ejemplo, si para
elaborar un determinado producto se necesitaran varios insumos, resulta más
económico, en términos de costos de negociación entre las partes, que quien quiera

13 Conf. PIGRETTI, Eduardo y otros, ob. cit, pág. 45.

14PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto, "Derecho Civil- Derechos Reales", Tº II, (Tea- Bs As-
1975), pág. 145.

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tener el dominio sobre el producto adquiera previamente el dominio sobre los
insumos en forma separada, y no que primero los tome, elabore el producto y luego
compense a los anteriores propietarios. El propietario original es quien se beneficia
con el mayor valor agregado al bien.
Como ya dijimos, el vino no podría nunca llegar a ser nuevamente uva, y en
el mejor de los casos, el bodeguero sería un transformador de mala fe, por lo cual al
viñatero cabría el derecho a quedarse con la cosa pagando el mayor valor que
hubiera adquirido. La solución no es distinta a la que se llega por la existencia del
contrato de maquila, aunque tengamos muy claro que se trata de un contrato de y
no de una especificación.

2-LA ESPECIALIZACIÓN
El contrato de maquila está diseñado para permitir que cada parte del
contrato realice lo que sabe hacer mejor, logrando una mejor utilización de los
recursos humanos y materiales. Es un modo de producir cuando no hay o resultan
onerosos los medios de financiamiento.
El viñatero produce y el bodeguero elabora. Cada uno hace lo que sabe
hacer mejor. El bodeguero no necesita obtener crédito para comprar materia prima;
ni el productor necesita crédito para elaborar su producción. Pero la lógica del
contrato se funda en una premisa económica básica: el productor no se desprende
de la propiedad, ni el bodeguero puede aprovechar bienes de terceros para abonar
deudas propias. Con contundencia se ha sostenido que " los maquileros no pueden,
sin aberrante interpretación del principio de universalidad, y lesión del derecho de
propiedad (art. 17 C.N.), concurrir con los frutos de sus cosechas a cancelar los
créditos que gravan el patrimonio del fallido, porque esos bienes no integran el
patrimonio del deudor, ni constituyen la prenda común de los acreedores"15
Una solución contraria, no haría más que quitar al contrato el aspecto de
financiamiento, pues ¿qué viñatero entregaría su producción, sin cobro alguno, a
alguien que tenga algún atisbo de dificultad económica? ¿cómo harían ciertos
bodegueros, con leves problemas económico o financieros para obtener materia
prima que les permita elaborar y recomponerse?.

15MIQUEL, Juan Luis, "Los maquileros y la quiebra", en Revista del Foro de Cuyo, Tº 8-
1993, (Ed. Diké- Mendoza- 1993), pág.42.

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Resulta pues sorprendente que alguna vez la Suprema Corte de Justicia de la
Provincia de Mendoza al no reconocer la calidad de acreedor del domino al
productor en el leading case Quiros haya dicho que aunque " pudiera no resultar
equitativo y hasta injusto" no era posible apartarse de las normas positivas
aplicables. Independientemente que las normas podían ser interpretadas de un
modo diametralmente opuesto, tal como lo reconoció la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, la solución no sólo era injusta, era ineficiente, contraria también a los
más elementales principios económicos. Si resulta difícil mantener una norma
injusta, resulta prácticamente imposible sostener una norma ineficiente e injusta.

C- LA PREVISIBILIDAD
Los jueces resolvieron conforme a derecho y resolvieron conforme a
elementales principios económicos. Miraron las consecuencias de sus sentencias,
tuvieron en cuenta sus efectos económicos. En palabras de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación "... la protección legal que se ha querido instaurar en favor del
viñatero se satisface plenamente sin desmedro de los demás acreedores, que de
otro modo se enriquecerían indebidamente con bienes ajenos...". Agregando que "...
la solución acordada se aviene con el espíritu de las normas en juego y satisface
los principios de equidad y justicia, a la par que se traduce en una mayor seguridad
en beneficio de la producción e industria vitivinícola".
Haciendo un análisis económico, era previsible la evolución de la legislación.
Es cierto que quienes impulsaron la reforma fueron los jueces. De hecho, nuestro
sistema codificado se modifica impulsado por las decisiones judiciales. Resulta
mucho menos costoso obtener una sentencia judicial, que obtener la sanción o
modificación de una norma por el Poder Legislativo.
La ley 17.662 nace como una legislación especial y de emergencia, luego la
ley 18.600 mantiene su carácter de especial pero abandona el de emergencia, en
tanto se prolonga en el tiempo y es en una legislación que continúa vigente. Cabe
aclarar que paralelamente también se desarrolló una legislación especial para la
maquila de la caña de azúcar. Recién la ley 25.113 es una norma general para
todos los productos agropecuarios, cerrando así un círculo iniciado hace ya casi
cuatro décadas.
¿Era previsible que se llegara a una legislación general?. Creemos que sí. A
su evolución jurisprudencial y legislativa, se le agrega una situación de eficiencia

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económica, de instrumento útil para el desarrollo de la actividad agropecuaria.
Resulta pues útil una normativa general, a través de la cual se disminuyen los
costos de transacción de las partes involucradas por la determinación de sus
titularidades.

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