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Lawrence O. Richards
Gary O. Bredfeldt
INTRODUCCIÓN:
Se omite el capítulo 5 del libro, debido a que es una práctica del capítulo
4. Además, el libro cuenta con 20 capítulos, de los cuales se está
resumiendo 10 por motivo de espacio.
CAPÍTULO 1 – LA BIBLIA: SU NECESIDAD Y NATURALEZA
El propósito para el cual fue creado el hombre es conocer a Dios. Por tanto, de allí nace
la necesidad de la Palabra de Dios, la Biblia. Existen dos maneras en las cuales las
personas responden a las preguntas: ¿Cómo puede uno conocer a Dios? Y ¿Cómo sabe
uno que conoce a Dios?
El punto de vista de inmanencia. - Según este punto de vista, Dios es uno con su
creación, por tanto, Dios se encuentra de cada individuo, y los que quieran conocer a
Dios, lo hacen por medio de conocerse a sí mismos y descubrir a Dios dentro de ellos.
Es decir, para ellos conocer a Dios no implica conocer información objetiva acerca de Él
ni tampoco conocer a Dios como persona1. Por tanto, para ellos la Biblia solo es un
libro sabio, entre muchos libros sabios y la oración, como lo describe la Biblia, solo son
viejos conceptos que no se ajustan al mundo actual.
Sin embargo, el hecho de que Dios se halla revelado por medio de la revelación general
y especial, no significa que todas las personas lo conozcan. Esto es así por el pecado
con el cual nacen todos los hombres. Sin embargo, precisamente para eso Dios se
encarnó en la persona de Jesucristo, para que las personas, por medio de la fe en la
obra conclusa de Jesucristo, podamos conocerlo.
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Lawrence O. Richards y Gary O. Bredfeldt
La Biblia es la Palabra de Dios, cada palabra escrita en la Escritura original, es
divinamente inspirada, y los maestros que enseñan creativamente la Biblia, deben
enseñarla con una perspectiva elevada en la Escritura.
La Biblia tiene un aspecto divino y humano. Fue inspirada por el Espíritu Santo, usando
a hombres de toda época, clase social y personalidad para cumplir con ese propósito.
Fue escrita en 3 idiomas, con un total de 66 libros y en un periodo de 1500 años.
Sin embargo, ¿cómo es que la Biblia puede tener un aspecto divino y humano a la vez?
La respuesta la encontramos en 2 Pedro 1:21 – Porque la profecía no ha tenido su
origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios,
impulsados por el Espíritu Santo. – Es decir, Dios influencio a los escritores bíblicos, no
alterando su personalidad, ni su voluntad, para escribir lo que era su voluntad que
fuese escrito.
Además, la Biblia muestra que Dios ha hablado a hombres y mujeres mediante más
que palabras2, de formas no verbales. Dios ha hablado a los hombres por medio de
acontecimientos u objetos, por ejemplo, las plagas de Egipto, o los objetos del
tabernáculo. Pero es importante aclarar que el significado de los acontecimientos u
objetos se interpretan solo mediante revelaciones en palabras o verbales.
Y para el maestro creativo, es necesario entender toda esta variedad géneros literarios
en la Biblia para una correcta interpretación. Para facilitar este propósito, existe el
método de interpretación literal, que significa interpretar cada texto según su género
literario. No significa que tomemos cada palabra como si fuera literal3, sino interpretar
la alegoría como una alegoría, la epístola como una epístola, la profecía, como
profecía, etc.
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Lawrence O. Richards y Gary O. Bredfeldt
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Lawrence O. Richards y Gary O. Bredfeldt
CAPÍTULO 3 – DE PERSONA A PERSONA: EL MENSAJE Y PAPEL DE LA BIBLIA
La Biblia es un libro con miles de páginas, con varios autores, y con variedad de
géneros literarios. Si bien esto enriquece la Biblia, también podría hacer dificultoso. El
maestro de la Biblia debe entender cuál es el mensaje de la Biblia, es decir, ¿cuál es el
tema central o unificador?
John Stott cree que el tema unificador en toda la Biblia es la salvación y no solamente
una historia de la humanidad. Esto, indica Sttot, porque omite grandes facetas de la
civilización. De manera similar pero no igual, Ronald Habermas y Klaus Issler, indican
que el tema unificador de la Biblia es la reconciliación. Ellos explican esto por una serie
de actos. En el primer acto, que abarca de Génesis 1-2, lo nombran: Reflexión de la
justicia. En el segundo acto, que abarca Génesis 3, lo llaman: Reflexión refractada. En
el tercer acto, que está dividido en tres escenas, lo llaman: Reconciliación inicial,
diaria y final. Estos y otros autores más, resumen el mensaje de la Biblia como uno de
reconciliación.
En la Biblia, la reconciliación es para con Dios. El hombre esta enemistado con Dios, y
necesita ser reconciliado con Él. Esto se logra mediante el sacrificio de Jesucristo en la
cruz. La cruz es donde Dios está reconciliando consigo al mundo (Romanos 5:10-11; 2
Corintios 5:18-21). La reconciliación es pues el mensaje de la Biblia, pero también es el
propósito de los maestros. Los que enseñan la Biblia buscan que los hombres se
reconcilien con Dios, esa es su motivación y finalidad. Los maestros de la Biblia son
instrumentos de Dios por los cuales Dios está reconciliando al mundo consigo mismo.
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CAPÍTULO 4 – LA DIVISIÓN CORRECTA: EL ESTUDIO DE LA BIBLIA
Según los autores, el objetivo final al enseñar la Biblia no solo es conocerla, sino el
conocimiento vivido y aplicado a la vida de los alumnos, esto es así, porque enseñamos
a individuos y no meras lecciones5. Jesús mismo adaptaba el mensaje a las necesidades
de las personas. Por supuesto, esto no quiere decir que modifico o redujo en algún
punto su mensaje, sino que, buscaba la manera de hacer más significativo el mensaje
que tenía que transmitir. Algunos ejemplos que tenemos de esto son Nicodemo (Juan
3), la mujer samaritana (Juan 4), la duda de Tomas (Juan 20), y la restauración de
Pedro (Juan 21).
El maestro creativo de la Biblia puede usar como herramienta esta teoría para
entender las necesidades de sus alumnos, pero con mucho discernimiento, debido a
que el autor no tiene ninguna intención de considerar las Escrituras en su teoría. Lo
mejor que puede hacer es pasar esta teoría por el filtro de la Palabra de Dios.
Ahora, cuando uno está enseñando se da cuenta que cada alumno es un mundo, y que
cada quién tiene una necesidad sobresaliente o particular. Por tanto, evaluar las
necesidades de los alumnos es clave. Hay una variedad de instrumentos para evaluar
las necesidades. Los autores sugieren un instrumento de cuatro aspectos para ayudar a
cumplir este propósito. El instrumento se llama: Instrumento de evaluación de las
necesidades del alumno para el maestro creativo de la Biblia, y se inicia listando
necesidades físicas, luego las cognoscitivas, psicosociales, y espirituales, que el propio
maestro observe en un grupo determinado. Luego de eso, se describe al grupo, es
decir el contexto. Seguidamente, se hace una lista de algunas de las características
específicas de los miembros del grupo que el maestro observe. Finalmente, se hace
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otra lista de algunas maneras en que puede el maestro desarrollar contacto ministerial
con el grupo.
Este y muchos instrumentos son de utilidad, sin embargo, la primera y más confiable
fuente de información sobre las necesidades de los alumnos son ellos mismos. El
maestro que pasa tiempo con sus estudiantes, es un maestro que le es más fácil
entender las necesidades de sus alumnos. Esta información puede ser conseguida
mediante entrevistas, o amistad con los alumnos.
Lo que se aprende en el aula puede y debe ser aplicado fuera del aula, redactan los
autores. Los maestros eficaces conocen la verdad mencionada. No es lo mismo repetir
respuestas que aplicar esas respuestas en la vida práctica. La información que se
transmite puede ser memorizada e incluso recitada, sin embargo, eso no significa que
se tenga una comprensión de lo que se ha memorizado. No es lo mismo saber acerca
de la Biblia que conocer al Dios de la Biblia. Sin embargo, esto no quiere decir que
alguien pueda conocer a Dios sin la Biblia. La Biblia es necesaria por su naturaleza y
contenido. Tampoco quiere decir que no se necesite de información para conocer a
Dios. La información acerca de Dios y que proviene de Él, aplicada y reconocida en la
vida cotidiana, conduce a un conocimiento creciente de Dios.
Para llevar a los alumnos hasta ese punto, es necesario que lo que se enseñe tenga
sentido para la vida y experiencia del estudiante. El orden y la estructura dan sentido a
la información y a las ideas. Ayudan a que el estudiante comprenda y retenga la
información transmitida por el maestro, y aunque parezca obvio, ayuda al maestro a
transmitir la información de una manera clara. El sentido, estructura y orden es
importante para el estudiante. Y esta es la tarea del maestro de la Biblia: que lo que
enseña tenga sentido, estructura y orden.
Esto abarca desde que versión de la Biblia hasta la conexión que la enseñanza bíblica
tenga con la vida diaria del alumno. Usar para enseñar la Biblia una versión literal con
niños podría ser complicado debido a las palabras técnicas que existen en esas
traducciones, dificultando así el aprendizaje de los alumnos. Por lo que los autores
recomiendan usar una versión que tenga como prioridad no solo la memorización sino
también la compresión del texto. Además, el maestro no debe fallar en conectar lo que
esta enseñanza con la experiencia diaria del creyente o alumno. Si no hace esto, habrá
fallado así haya hecho todo lo demás a la perfección, porque el propósito de la
enseñanza no es solo informar, sino transformar. Así que, una buena enseñanza tiene
orden y estructura, vocabulario comprensible, y conexiones a la experiencia de la vida.
El maestro de la Biblia debe conocer y entender que hay varios niveles de aprendizaje.
Existen cinco niveles de transferencia de aprendizaje.
Nivel Mecánico:
En este nivel el maestro solo busca que el alumno repita algo de memoria sin pensar o
comprender el significado.
Nivel de la Relación:
Nivel de Realización:
Por tanto, a la luz de estos niveles de aprendizaje, el maestro de la Biblia debe enseñar
de tal manera que sus estudiantes, habiendo comprendido la verdad de Dios,
descubran y sean guiados en la vida, de manera apropiada a Dios quien les habla por
su Palabra.
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Sin embargo, muchas veces la enseñanza bíblica no promueve la reflexión ni el
pensamiento, casi no es un requisito que los alumnos piensen. Muchos maestros se
enfocan más en transferir datos bíblicos que en que el estudiante entienda el texto
enseñado. Aunque la transferencia de datos tiene su lugar, no debe estancarse. El
estudiante no debería ser pasivo en el proceso de aprendizaje, sino que debería
interactuar con las ideas en su propia mente a fin de formular y expresarlas en sus
propias palabras con los demás alumnos y maestro.
En este punto, ayuda mucho que el maestro no solo sea un relator, es decir, que no
esté dedicado solo a comunicar contenido, sino a ser un guía que promueve la
reflexión y el pensamiento dentro del aula. Su responsabilidad descansa en estimular a
sus estudiantes a descubrir el significado y ver la respuesta a la voz. Jesús mismo hacía
eso, el desafiaba a sus oyentes a pensar haciendo preguntas que los retaban a
reflexionar.
¿Qué quiero que aprendan los estudiantes? y ¿Cómo quiero que cambien los
estudiantes? Son las preguntas que los autores desarrollan en este capítulo. Tener un
propósito cuando se enseña en clave, saber a dónde vamos nos ayudará a saber cómo
o por donde llegaremos a nuestro destino.
Para lograr esto es necesario que el maestro maneje dos temas tocados ya en el libro:
la gran idea del pasaje o principio puente y conocer las necesidades de su audiencia.
Luego de tener esto, el maestro creativo de la biblia puede concentrar sus esfuerzos lo
que los autores llaman la idea pedagógica. La idea pedagógica es la forma en que el
maestro hace pertinente la enseñanza para el mundo actual o el mundo del alumno.
En esencia, el maestro escribe la idea pedagógica para contemporizar el mensaje del
pasaje. La idea pedagógica responde a la pregunta: ¿Qué quiero que aprendan los
estudiantes? Cruza le brecha entre el mundo antiguo (mundo bíblico) y el mundo del
alumno (mundo actual).
Ahora, la segunda pregunta es: ¿Cómo quiero que cambien los estudiantes como
resultado de esta lección? Hay una respuesta básica y de mucha importancia. Lo que
los maestros deben buscar es que sus alumnos se asemejen más a Cristo. Ahora, esto
puede ser un objetivo demasiado grande, sin embargo, es un que la Biblia traza con
gran claridad. Respecto a esto, el maestro debe entender que una lección no hará que
sus alumnos se conformen a Cristo, sino que es un proceso muchas veces lento, que
culminará cuando Jesucristo regrese. También debe entender que es el Espíritu Santo
obrando en la vida de cada creyente, santificando, haciendo que se parezca más a
Jesucristo.
El profesor Benjamin Bloom, desarrolló una taxonomía de aprendizaje, que significa
clasificaciones o géneros. El profesor dividió esta taxonomía en tres clasificaciones:
Cognitiva:
Esta esfera se centra en el proceso de pensar y saber. El propósito del maestro
es nada más que comunicar información bíblica y ayudar a los estudiantes a
entender dicha información.
Afectiva o Emotiva:
En esta esfera los maestros deben buscar cambiar los valores, actitudes y
reacciones de los estudiantes. Es decir, buscan cambiar a los estudiantes
afectivamente, el blanco es el corazón y no la mente. Aunque es necesaria la
esfera cognitiva para esto.
Sicomotora o Conducta:
En esta última esfera, los maestros tienen como prioridad afectar la conducta
de los estudiantes. Es decir, no solo que se llenen de información o emociones,
sino que la practiquen.
Estás tres esferas: cabeza, corazón y manos, son las que el maestro debe apuntar al
momento de enseñar, de determinar el propósito. Un propósito de la lección es una
declaración que se desarrolla el maestro para describir la clase de aprendizaje y cambio
de vida que se desea o espera en la vida del estudiante7. Es pues, necesario que el
maestro entienda que necesita establecer propósitos, de lo contrario sería como un
arquero sin tener a donde apuntar.
Existen tres clases de propósitos que ayudan al maestro. El primero es el propósito del
contenido, el segundo es el propósito inspirador, y el ultimo es el propósito de la
acción.
El propósito de contenido
El propósito inspirador
Tiene como finalidad que el sujeto reaccione frente a las verdades enseñadas de la
Escritura. Es decir, este propósito está dirigido al corazón mas no a la mente. El
contenido no es suficiente, es necesario que la enseñanza llegue al corazón del
estudiante.
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El propósito de la acción
Para elaborar un propósito para la lección, se debe tener en cuenta que el propósito
está sometido al significado verdadero del texto bíblico. Es decir, el propósito sale del
texto estudiado, por lo que antes de establecer un propósito se debe estudiar el pasaje
bíblico seleccionado para dar una lección. Luego de eso, se hace el esfuerzo por
comprender las implicaciones para el aprendiz, de esa forma, el propósito no solo
quedará en lo cognitivo sino también en lo inspirador.
Existen diversas formas de planear una clase, sin embargo, los autores proponen el
método ALMA, que son las siglas de las palabras: Anzuelo, Libro, Mirar y Apropiar.
MIRAR involucra guiar la clase a descubrir y comprender la relación entre la verdad que
se acaba de estudiar y la vida diaria8. Es el esfuerzo del maestro de darse cuenta de
que las verdades aprendidas pueden tener un impacto y efecto en sus vidas diarias. En
esta parte del método, el maestro creativo de la Biblia debe llevar al alumno a pensar
en formas prácticas en las cuales puede aplicar lo aprendido.
La tarea más difícil del maestro de Biblia es ayudar a los estudiantes a ver la verdad en
los términos de sus propias vidas9. Muchas veces esto es así, porque el maestro no
entiendo el mundo donde vive el alumno. El maestro puede enseñar, pero no vive la
vida de un niño de diez años. En muchas ocasiones, no pensamos ni sentimos como los
alumnos. Esto hace que obtener respuestas por parte de los estudiantes a veces sea
dificultoso. Los maestros hacen aplicaciones que no se ven luego en la vida de los
estudiantes o que son extrañas al mundo del alumno.
Por tanto, los maestros deben afianzarse de recursos que los ayuden a cumplir con
este objetivo de aplicar las escrituras para cada alumno y no solo limitarse a enseñar el
contenido.
La generalización puede ser útil para el maestro creativo que busca aplicar a la vida el
contenido de la enseñanza impartida a los alumnos. Puede sacar los aspectos
generales de la lección y relacionarlos con el mundo del estudiante. Además, también
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Lawrence O. Richards y Gary O. Bredfeldt
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Lawrence O. Richards y Gary O. Bredfeldt
puede dar ilustraciones que ayuden al estudiante a captar mejor como se relaciona con
la vida la verdad enseñada. Particularmente esto es muy útil si la ilustración va acorde
con el tema.
Los autores recomiendo una autoaplicación guiada. Es decir, en lugar de solo dar una
ilustración, dan varias ilustraciones para que haya más posibilidades de que los
estudiantes puedan sentir la enseñanza más personal.
Una mejor forma de la autoaplicación guiada es saber explicar las áreas relevantes en
la vida de los alumnos. Pero esto solo pasará si el maestro creativo conoce las
dificultades, problemas y retos que sus alumnos afrontan. De esa forma puede dar
ilustraciones que se ajustan a la vida de los estudiantes y ellos puedan hacer personal
la enseñanza, de tal modo que apliquen lo aprendido.
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Findley Edge – Pedagogía Fructífera