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SEMINARIO 11: “LOS CUATRO CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE PSICOANALISIS” CLASE 16 “EL

SUJETO Y EL OTRO: LA ALINEACION” LACAN

FICHA DE LA PROFE:

Concepto de inconsciente organizado como lenguaje: un lenguaje es un sistema capaz de formar


representaciones a partir de elementos, que valen por ser cada uno diferente de los otros, con un
intervalo que separa a cada elemento de todos los otros.

Llamamos “Otro” con mayúscula en la teoría de Lacan a un lugar “virtual” (un campo, un
ambiente) donde, partiendo del viviente humano, debe aparecer, se construye, el Sujeto. El Otro
como “ambiente” (representado por todos los personajes significativos, y las determinaciones que
operan sobre los ellos) no es un referente pasajero del que se puede “prescindir” una vez pasadas
las primeras dependencias. Se constituye tempranamente, y dura toda la vida.

El viviente humano llega sin orientación propia a dicho “ambiente”, que esta moldeado por el
lenguaje, es decir donde ya hay separaciones y diferencias. El viviente humano es “requerido a la
subjetividad” (su vida no está sostenida por ninguna “adaptación espontanea” a la naturaleza,
depende de cómo “sea llamado” a ocupar un lugar). El encuentro con el ambiente preexistente es
singular, para cada uno.

La función de “una tendencia única”, que armonice en el amor el fin de la reproducción, no existe
en el humano.

Tendencias parciales (Spitz, Winnicott, Lacan): lo mirado, lo oído, boca, musculatura, esfínteres,
orificios y bordes “de contacto”. No se dirigen naturalmente a un fin único, se empalman entre si
imperfectamente, la “prematuración” de la cría humanan los hace ineludibles porque no existe
otra orientación. Sin esos “contactos” hay solo un organismo, pero no un cuerpo, y el organismo
puede no sobrevivir.

“SER MACHO O SER HEMBRA”: un conjunto de tendencias, que no viene “ya dado”. En un campo
(el Otro) comandado por articulaciones de significantes se generan no solo la forma primera (del
yo) sino también las tendencias y las representaciones de lo que hay que hacer como hombre o
como mujer.

El drama que conduce a formar esas vías (la subjetividad sexuada del organismo infans) tiene un
momento culminante en el llamado “complejo de Edipo”.

La carencia subjetiva (de que se trata eso que falta), vía por la que se instala la sexualidad en el
humano, se moldea, se orienta, en el campo en que un niño es tomado (ese campo llamado el
Otro), mediante actividades y encuentros que producen reacciones parciales en cada zona (borde)
de contacto.
DOS CARENCIAS EN EL HUMANO:

1. REPRODUCCION SEXUADA: no hay un ser entero salvo como perdido, construido siempre
en el psiquismo como nostalgia o como tendencia (Aristófanes, o mi media naranja, las
envolturas placentarias: lo que no se pierde al nacer de eso que era uno).

2. DEPENDENCIA DEL SIGNIFICANTE: una trama que dirige a quienes dirigen al niño. No se
nace con una orientación, ni tampoco con capacidad de autoengendrarla o captarla solo.
El ser vivo sexuado, inducido a su realización sexual por el señuelo. No hay señuelo
preformado en el humano, eso que lo atrae debe ser construido. Los encuentros
reiterados del infans con su ambiente, no anulan la carencia humana (esa inexistencia de
orientación natural). Sino que ejercitan gradualmente (Spitz, Winnicott, Lacan) la
formación y el reconocimiento es el motor del progreso subjetivo.

Cada zona o borde de relación responde ante todo el hecho de que no hay armonía
preestablecida, al modo en que su ambiente le permitió a ese infans captar esa falta. Es lo
que el progreso de la cría humana le debe a la muerte: al reconocimiento y la repetición
de que algo especial nunca se amolda bien, y no se comprende. La libido: el mito de un
órgano, irreal y eficaz, “la laminilla” (se desprende como envoltorio, y el desprendimiento
elabora esa carencia inaugural, así como el estómago elabora alimentos).

La tendencia que se dirige a su meta, se mueve según como esa meta está ubicada. La
flecha que parte hacia el blanco, emana de la existencia de dicho blanco.

¿Qué captan de su ambiente significativo (el Otro) los distintos niños de Spitz, Winnicott,
Laca, Freud? ¿Es lo que voluntariamente o a sabiendas se les dirige? ¿Es una copia de lo
que hay allí? ¿Es una respuesta a lo que han captado allí?

FUNCION TOPOLOGIA DEL BORDE: ZONA DE RELACION (la topología es una rama de la geometría
no métrica, es decir, que estudia solo las relaciones entre superficies y campos sin tomar en
cuenta las medidas ni las tres dimensiones, propias del espacio euclidiano).

Fenómenos transicionales entre el infans y su ambiente. Ni de uno ni de otro, pero esos dos no
son dos iguales ni tienen una relación recíproca entre ellos. “proceso circular pero no simétrico”.

Cuando algo es captado por alguien es que había alguien. Pero como llegar a ver alguien donde no
lo había.

UN SIGNIFICANTE ES LO QUE REPRESENTA A UN SUJETO (pero no solo, sino) PARA OTRO


SIGNIFICANTE. El sujeto es lo que surge entre una cosa y la otra (en el intervalo) como resultado
de una con la otra. Por ejemplo: en el intervalo entre la madre que satisface y la que a veces
desilusiona, lo que surge es el niño que juega al Fort-Da. Entre la madre que estuvo hasta los
6meses y las función alimenticia e higienizante anónima, lo que surge es el niño que se deja morir.
Entre la madre que permite la ilusión del bebe y la que se adapta insuficientemente a esa ilusión,
lo que surge es él bebe que se consuela con su juguete preferido.
El niño no es egocéntrico (centrado en sí mismo), es al revés: esta captado por el ambiente al que
el responde.

Campo del significante son situaciones comandadas por palabras, y no solo palabras empíricas,
dichas, comprendidas o actuales. SON SOBRETODO DICHA A MEDIAS, NO DICHAS, NO
COMPRENDIDAS, NO ACTUALES.

EL SIGNIFICANTE TIENE UN EFECTO LETAL, de hacer desaparecer todo lo que no sea su poder.

Según bajo qué ambiente de significantes se organicen sus tendencias, el lugar al que se dirige y
en el cual circula, el sujeto va a aparecer de maneras distintas (ningún niño es el mismo en su casa
y en la escuela).

DOS OPERACIONES QUE RIGEN LA REALIZACION DE UN SUJETO EN SU DEPENDENCIA


SIGNIFICANTE CON EL CAMPO DEL OTRO. Proceso de borde, movimiento circular, en dos tiempos.

EL ALGORITMO (nombre genérico para una formula) DEL SUJETO EN SU RELACION AL OTRO.

LA PRIMERA OPERACIÓN, ALINEACION (UNION DE CONJUNTOS): la flecha quebrada de la mitad


inferior del rombo.

El ser y el sentido: dos campos cerrados (se trata de cómo se unen sin ser idénticos).

El sujeto surge entre dos: Fort-Da, lejos-acá. No hay lejos sin acá.

Hay un sentido para la flecha (una orientación para el sujeto) cuando el niño, apresado y sostenido
a la vez, puede recortar, y no solo recibir un rasgo que hay extraído porque existe un intervalo
entre dos elementos, y entonces ya no hay un espacio continuo, todo uno, en el que no sobresale
ni se distingue nada.

IMAGO DEL YO: partición del espacio virtual (hay yo y hay lo que no es yo).

Angustia del octavo mes: hay madre y hay no-madre.

Objeto transicional: que no es ni madre ni niño, pero ya hay un intervalo.

Conquista del no: entre lo que el niño desea hacer y el amor que teme perder.

Entre Fort y Da: el juego es lo que pasa en el intervalo, dado que el intervalo existe.

La alineación en el infans dependen de como estén estas dos operaciones en el Otro. Ejemplo: la
alineación es la operación que no logran los bebes (Spitz) que han perdido a alguien que les ofrecía
una dedicación permanente y especial (no solo eficiente).

Aceptando desaparecer bajo esa división captada (cuando ha sido captada de un modo que
permite aceptarla, por ejemplo, aceptar la presencia/ausencia de la madre), es decir,
sometiéndose a que ese intervalo descubierto gobierne su experiencia, es como el sujeto consigue
alguna orientación. No hay otro modo porque no hay orientación natural. Factor letal (someter
todo su ser a eso), indispensable para sostener la vida de la cría humana.

En esa unión de dos conjuntos, el insipiente Sujeto y el campo del Otro hay elementos de un
conjunto que pertenecen al otro conjunto. No hay un conjunto sin incluir algo del otro conjunto.

Un ejemplo: si el yo del estadio del espejo se aferrara a la imagen unificada, todo impulso será un
peligro y no hay movimiento posible.: si escogemos al ser el sujeto desaparece. Pero si el yo se
decidiera por el puro movimiento se le fragmenta la imagen y no hay quien se mueva.

NO ES POSIBLE ELEGIR UNO SOLO DE LOS DOS CAMINOS, SIN QUE SE PIERDA TODO. EL SUJETO
DEBE PODER ENCONTRAR EN EL CAMPO DEL OTRO POR MEDIO DE UN SENTIDO ECLIPSADO, ES
DECIR, QUE NUNCA SERA ENTERO, COMPLETO O PERFECTAMENTE ADECUADO.

El sentido eclipsado: es aquello que aparecerá como sin-sentido de lo incc.

LA SEGUNDA OPERACIÓN, SEPARACION (INTERSECCION DE CONJUNTOS): la segunda flecha


quebrada de la mitad superior del rombo.

Recae sobre la lúnula (intersección) de los elementos que pertenecen a ambos conjuntos. Se
ponen en relación, se recubren, dos carencias (no son las mismas dos mencionadas antes), una
carencia distinta cada uno de los dos conjuntos:

1. En el Otro: se inscriben las fallas en el sentido: en eso que pretende de mí, en eso que me
pide, ¿Qué es lo que en verdad le falta? (esto no es una idea, no es dicho de otro modo, es
mostrado en acciones, síntomas, tendencias, etc.).

2. El niño se responde con el ser (no solo cuando habla), con su propia perdida. ¿Qué cosa
soy llamado a ser por la carencia de la que (por ejemplo mi madre) está afectada? Y por
consiguiente ¿Qué le faltaría si yo le faltara?

Cuando el juego de esa educación imperfecta entre esos dos conjuntos no puede producirse,
ocurren en los niños cosas peores: cólicos permanente, vómitos, o incapacidad de
alimentarse, dermatitis atópica, depresión anaclitica, marasmo (Spitz).

Hay distintas maneras de ofrecer a un infans y distintas respuestas del infans a eso que él es
llamado a ser (lo que hace falta que sea) en el campo del Otro, que permiten (o que no
permiten) que se construya bien ese sentido eclipsado, el futuro incc, la zona intermedia entre
la fijeza inamovible y la dispersión sin orientación.

TRANSFERENCIA: es lo que un analista sostiene, cuando PONE EN MOVIMIENTO ESTA


RELACION IMPERFECTA ENTRE LAS DOS CARENCIAS, allí donde se ha detenido o tiende a
cerrarse.
TEXTO:

Si el psicoanálisis ha de constituirse como ciencia del inconsciente convendría partir de que el


inconsciente está estructurado como un lenguaje.

De ello he deducido una topología cuyo fin es dar cuenta de la constitución del sujeto.

Primero puse el acento en la repartición que constituyo al oponer, en lo que toca a la entrada al
inconsciente, los dos campos del sujeto y del Otro. El Otro es el lugar donde se sitúa en la cadena
del significante que rige todo lo que, del sujeto, podrá hacerse presente, es el campo del viviente
donde el sujeto tendrá que aparecer.

Por ser por definición toda pulsión, pulsión parcial, ninguna de ellas representa -cosa que Freud
evoca de paso para preguntarse si es el amor quien la realiza

Nadie puede negar esta función en el plano biológico. Pero yo afirmo siguiendo a Freud, que da fe
de ello de todos los modos posibles, que esta función como tal, no está representada en el
psiquismo. En el psiquismo no hay nada que permita al sujeto situarse como ser macho o ser
hembra.

El sujeto sólo sitúa, en su psiquismo, sus equivalentes -actividad y pasividad. Y estos nunca lo
representan exhaustivamente.

Que la pulsión, la pulsión parcial, sea lo que allí lo orienta, que sólo la pulsión parcial represente
en el psiquismo las consecuencias de la sexualidad está representada en el psiquismo por una
relación del sujeto que se deduce de algo que no es la propia sexualidad. La sexualidad se instaura
en el campo del sujeto por la vía de la falta.

Aquí se superponen dos faltas. Una se debe al defecto central en torno al cual gira la dialéctica del
advenimiento del sujeto a su propio ser en la relación con el Otro -debido a que el sujeto depende
del significante y el significante está primero en el campo del Otro. Esta falta retoma la otra falta,
la falta real, anterior que ha de situarse en el advenimiento del ser viviente, o sea en la
reproducción sexuada. La falta real es lo que pierde el ser viviente, por estar sujeto el sexo, queda
sometido a la muerte individual.

La experiencia analítica sustituye esta representación mítica del amor por la búsqueda que hace el
sujeto, no del complemento sexual, sino de esa parte de sí mismo, para siempre perdida que se
constituye por el hecho de que no es más que un ser sexuado, que ya no es inmortal.

La libido es el órgano esencial para comprender la naturaleza de la pulsión. Este órgano es irreal.
Lo irreal no es lo imaginario. Se define por articularse con lo real de un modo que no podemos
aprender, y por ello justamente, requiere de una presentación mítica, tal como la nuestra. Por ser
irreal no impide a un órgano encarnarse.
La reversión de la pulsión en este caso es algo muy distinto de la variación de ambivalencia que
hace que el objeto pase del campo del odio al del amor, y viceversa, Por eso hoy quiero poner el
acento en las operaciones de la realización del sujeto en su dependencia significante respecto del
lugar del Otro.

La relación del sujeto con el Otro se engendra toda en un proceso de hiancia. El psicoanálisis
muestra que la psicología humana pertenece a otra dimensión.

El psicoanálisis, por su parte, manifiesta que los hechos de la psicología humana no son
concebibles si está ausente la función del sujeto definido como efecto del significante.

Ciertamente, estos procesos han de articularse circularmente entre el sujeto y el Otro: del sujeto
llamado al Otro, al sujeto de lo que el mismo vio aparecer en el campo del Otro, del Otro que
regresa allí. Este proceso es circular, pero, por naturaleza, sin reciprocidad. Pese a ser circular, es
asimétrico.

Hay que recalcar que un significante es aquello que representa a un sujeto para otro significante.

Al producirse en el campo del Otro, el significante hace surgir el sujeto de su significación. Pero
sólo funciona como significante reduciendo al sujeto en instancia a no ser más que un significante,

La interpretación designa una sola secuencia de significantes. Pero el sujeto, en efecto, puede
ocupar diversos sitios, según el significante bajo el cual se le coloque.

Voy a abordar ahora las dos operaciones que pienso articular hoy en la relación del sujeto con el
Otro.

Dicha relación, proceso de borde, proceso circular, hemos de apoyarla en ese pequeño rombo que
empleo como algoritmo, precisamente, en mi grafo, porque es necesario integrarla a algunos de
los productos acabados de esta dialéctica.

Atengámonos a ese pequeño rombo. Es un borde, un borde funcionando. Basta dotarlo de una
dirección vectorial, aquí el sentido inverso al de las manecillas del reloj, determinado por el hecho
de que nuestras escrituras, al menos, se leen de izquierda a derecha.

La v de la mitad inferior del rombo diremos que es aquí el vel constituido por la primera operación
-pienso detenerme en ella unos instantes. La solución, por cierto, es bastante simple -el
significante con el que se designa al mismo significante no es, por supuesto, el mismo significante
con que se designa al otro, cosa que salta a la vista.
Se trata del vel de la primera operación esencial que funda al sujeto. La alienación consiste en ese
vel que condena -si la palabra condenar no suscita objeciones, la retomo -al sujeto a sólo aparecer
en esa división que he articulado lo suficiente, según creo, al decir que si aparece de un lado como
sentido producido por el significante, del otro aparece como afanisis.

El vel de la alienación se define por una elección -cuyas propiedades depende de que en la reunión
uno de los elementos entrañe que sea cual fuere la elección, su consecuencia sea un ni lo uno ni lo
otro. La elección sólo consiste en saber si uno se propone conservar una de las partes, ya que la
otra desaparece de todas formas.

El sujeto desaparece, se nos escapa, cae en el sin-sentido.

La índole de este sentido tal como emerge en el campo del Otro es la de ser eclipsado, en gran
parte de su campo, por la desaparición del ser, inducida por la propia función del significante.

Lo que acabo de describirles es de gran importancia. Este o alienante no es una invención


arbitraria, ni, como suele decirse, una entelequia. Está en el lenguaje. Ese o existe. Tanto es así
que convendría también, en la lingüística, distinguirlo.

Denominaremos este algo tan peculiar el factor letal. Este factor esto presente en ciertas
distribuciones que nos muestra ese juego de significantes.

La intersección de dos conjuntos está constituida por los elementos que pertenecen a los dos
conjuntos. Allí se producirá la segunda operación a la que esta dialéctica conduce al sujeto. Es tan
esencial definir esta segunda operación como la primera. Pues en ella vemos asomar el campo de
la transferencia. La denominaré introduciendo así mi segundo término, la separación.

El sujeto encuentra una falta en el Otro, en la propia intimación que ejerce sobre él el Otro con su
discurso. En los intervalos del discurso del Otro- surge en la experiencia del niño algo que se puede
detectar en ellos radicalmente -me dice eso, pero ¿pero qué quiere?

Este intervalo que corta los significantes, que forma parte de la propia estructura del significante,
es la guarida de lo que, en otros registros de mi desarrollo, he llamado metonimia. Allí se arrastra,
allí se desliza, allí se escabulle, como el anillo del juego, eso que llamamos el deseo. El sujeto
aprehende el deseo del Otro en lo que no encaja, en las fallas del discurso del Otro,

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