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CAPITULO III: APLICACIÓN DE LA NORMA EN EL ESPACIO


1.1. Nociones generales (Francisco Muñoz Conde, Derecho Penal parte
general, Pág. 149)

La potestad punitiva (el ius puniendi) de los Estados forma parte inescindible
del ejercicio de su soberanía y en tal medida, se encuentra sometida a
límites determinados por el espacio sobre el que tal soberanía se ejerce. En
principio, por tanto, la potestad punitiva estatal no puede ejercerse más allá
de las fronteras del propio Estado.
Sin embargo, esta expresión tan general resulta inmediatamente matizable
en función de las características de la delincuencia actual y las relaciones
entre los Estados. En primer lugar, las actuales facilidades para trasladarse
de un país a otro determinan una considerable movilidad de la delincuencia,
de tal modo que no resulta especialmente difícil eludir la actuación de los
tribunales del país en el que se ha cometido el delito y, por tanto, la sanción
penal. A ello debe añadirse la existencia de organizaciones internacionales,
favorecida por dicha movilidad, que extienden su actuación sobre el territorio
de varios países y cuya percusión demanda la colaboración internacional de
los Estados.
Todo ello conlleva la necesidad de la aceptación de determinadas reglas
jurídicas destinadas a resolver los supuestos en los que confluyen la
potestad punitiva de más de un Estado o bien, a establecer la colaboración
internacional en la persecución de hechos que afectan a la comunidad
supranacional.
Tales normas jurídicas forman parte del Derecho interno de los Estados,
bien por encontrarse recogidas en las leyes emanadas del poder legislativo
propio, bien por derivarse de los establecido en los Tratados internacionales
que, como en el caso español, se incorporan al Ordenamiento interno desde
el momento en que son suscritos y publicados. Pese a tratarse de, por tanto,
de normas de Derecho interno, toda la materia se encuentra afectada por
principios de carácter internacional nacidos precisamente de los acuerdos
entre los Estados.
En definitiva, la problemática que vamos a abordar se centra en establecer
cuál es el Estado competente para perseguir o sancionar un hecho delictivo,
esto es cuál es la ley aplicable y los órganos competentes en función del
lugar en que tal hecho delictivo se ha cometido.
Veremos cómo en determinados supuestos los Estados ceden parte del
ejercicio de su potestad punitiva para favorecer la colaboración internacional
y la persecución de delitos, en virtud de principios que atienden no ya al
lugar de comisión de los hechos, sino a la nacionalidad del delincuente o a
la protección de intereses supranacionales.
Debe tenerse en cuenta que, pese a la existencia de numerosos principios
de carácter jurídico, esta materia presenta frecuentes connotaciones
políticas que se hacen patentes especialmente en materia de extradición,
como institución mediante la que los Estados reclaman o conceden
competencia a otros para la persecución de delitos.
En último término, la decisión sobre la oportunidad de perseguir o no al autor
de un delito que se encuentra fuera de las fronteras del Estado tiene un claro
componente político que se refleja en la intervención del poder ejecutivo que
muchos Estados prevén para este procedimiento.

1.2. Principios de territorialidad(Francisco Muñoz Conde, Derecho Penal parte


general, Pág. 151-153)

Es el principio general para determinar la competencia de los Estados en la


persecución de delitos es el que atiende al lugar de comisión. En virtud del
principio de territorialidad, el Estado es competente para sancionar, con arreglo a
las leyes propias, los hechos cometidos en su territorio independientemente de la
nacionalidad de quien lo haya cometido. En suma, se dicen, la ley penal es
territorial, lo que supone que cualquier ciudadano extranjero que cometa un delito
con arreglo a las leyes del país en el que se encuentra, puede ser perseguido y
sancionado aunque los hechos no constituyan un delito en su país de origen.

1.2.1. Fuentes y Limites (José Hurtado Pozo, Manuel del Derecho Penal
ed. 4, pág. 235)
Según el principio de territorialidad, la ley penal se aplica cuando un
delito ha sido cometido en territorio nacional, sin tener en consideración
la nacionalidad del autor o el carácter de los bienes jurídicos lesionados.
En el art 1 del Código vigente establece expresamente que: “La ley penal
peruana se aplica a todo el que comete un hecho punible en el territorio
de la República”.

El florecimiento del nacionalismo y del Imperio, durante el periodo de la Revolución


Francesa, determino la consagración en la legislación de Europa continental del
principio territorial, como la regla fundamental para la determinación del dominio de
aplicación de la ley penal. Fue preconizado por diversos filósofos de la Ilustración,
en especial por Montesquieu y Rousseau. La regulación del principio de
territorialidad se inicia en la legislación francesa y, luego se difunde en el derecho
de los demás países mediante la afirmación estricta de que la justicia penal es
territorial.

La preeminencia del principio territorial en el derecho inglés, por el contrario, tiene


sus raíces en el sistema acusatorio, según el cual el jurado de acusación estaba
autorizado para conocer solo lo que sucedía en su condado.

En el derecho europeo y, por tanto, en el nuestro, el principio territorial se basa en


la soberanía del Estado, una de cuyas expresiones es dictar leyes penales.

El fundamento jurídico de este principio es generalmente de orden procesal,


represivo e internacional. Así, se estima que facilita la indagación de las pruebas,
permite restaurar en corto plazo el orden público en donde el delito ha sido cometido
y hace más eficaz el efecto ejemplarizador de la pena.

El primer deber del Estado, mencionado en la Constitución el Art 44, inc., 1. Es el


de “defender la soberanía nacional”. En el dominio penal, El Estado trata de imponer
un determinado orden para asegurar la protección de ciertos bienes que considera
importantes. La violación de una de sus disposiciones es considerada como una
desobediencia a su autoridad y cuya sanción solo a él le corresponde.

1.2.2. Concepto de territorio (Francisco Muñoz Conde, Derecho Penal parte


general, Pág. 152)
El espacio en el que se aplica la ley española se corresponde con el
denominado concepto jurídico del territorio, equivalente al espacio en
el que el Estado español ejerce su soberanía.
El concepto jurídico de territorio incluye, en primer lugar, el ámbito
abarcado por el territorio en sentido geográfico, esto es, el espacio
terrestre, marítimo y aéreo sometido a la soberanía española.
El espacio terrestre se corresponde con la tierra firme y aguas
interiores comprendidas dentro de las fronteras, mientras que la
marítima abarca la zona de doce millas náuticas adyacente a las
costas española.
El espacio aéreo es el que se eleva sobre el espacio terrestre y el mar
territorial.
Los edificios de las legaciones extranjeras (embajadas y consulados)
forman parte del territorio español a estos efectos y, por tanto, la ley
española es aplicable a los delitos cometidos en ellos, pero tal
competencia se ve limitada por la inviolabilidad de que gozan dichos
espacios en virtud de la Convención de Viena de 18 de abril de 1961.
Asimismo, forman parte del territorio en sentido jurídico, los espacios
acogidos por el denominado derecho de bandera o de pabellón, es
decid, los buques y aeronaves españoles cualquiera que sea el lugar
en que se encuentren.

1.2.3. Lugar de comisión del delito (Francisco Muñoz Conde, Derecho


Penal parte general, Pág. 153)
El principio de territorialidad establece la competencia de los tribunales
españoles sobre los hechos cometidos en territorio español. En los
casos normales, cuando tanto la acción como el resultado del delito se
producen dentro del territorio, no existen dudas sobre la aplicación del
mencionado principio.
El problema aparece en los denominados delitos a distancia, en los
que la acción y su resultado se producen en lugares distintos. Suele
plantearse al respecto, el ejemplo del paquete bomba enviado desde
España y que provoca una muerte en Francia (o a la inversa) ¿Cabe
afirmar aquí que el delito “se ha cometido” en España?
La ley española vigente mantiene un absoluto silencio acerca del cual
es el lugar de comisión de delito, por lo que, en principio debe de
acudirse a las opciones interpretativas que tradicionalmente se han
mantenido en la doctrina y que son:
La teoría de la actividad, el delito se ha cometido allí donde el autor ha
realizado su acción, mientras que la teoría del resultado, el lugar
donde éste se produce es aquel en el que debe considerarse cometido
el delito.
Tanto una con otra teoría conducen a lagunas de punibilidad y
producen intolerables situaciones de impunidad. Así por ejemplo, si un
español envía un paquete bomba desde España y produce una muerte
en Alemania, permaneciendo el autor en territorio español, la teoría del
resultado permitirá su impunidad: el delito no se habría cometido en
España y no podría concederse la extracción del autor para que fuera
juzgado en Alemania porque, como se verá, en tal materia rige el
principio de no entrega de los nacionales. Similares problemas pueden
plantearse con la teoría de la actividad si el autor es alemán y se
refugia en Alemania.
Por ello, la doctrina se apoya mayoritariamente en la teoría de la
ubicuidad, con arreglo a la cual puede considerarse cometido el hecho
tanto en el lugar donde se ha llevado a cabo la acción como en aquel
en el que se producido el resultado.
La teoría de la ubicuidad es perfectamente asumible en base a nuestro
Ordenamiento vigente: al no manifestarse expresamente sobre el lugar
de comisión, permite cualquier interpretación.

(falta fundamentar)

1.3. Principio de Personalidad Activa (José Hurtado Pozo, Manuel del Derecho
Penal ed. 4, pág. 254-259)
1.4. Principio de Personalidad Pasiva (José Hurtado Pozo, Manuel del Derecho
Penal ed. 4, pág. 259)
1.4.1. La Extradición (Francisco Muñoz Conde, Derecho Penal parte
general, Pág. 160)
1.4.1.1. Concepto
1.4.1.2. Extradición activa
1.4.1.3. Extradición pasiva
1.4.1.4. Formas especiales de Extradición (José Hurtado Pozo, Manuel
del Derecho Penal ed. 4, pág. 267-269)
1.4.1.4.1. Condicionada o Restringida
1.4.1.4.2. Anticipada o abreviada
1.4.1.4.3. Diferida o temporal
1.4.1.4.4. Concurrencia de extradiciones
1.4.1.4.5. Reextradiccion

1.5. El derecho de Asilo (Francisco Muñoz Conde, Derecho Penal parte


general, Pág. 165)
1.5.1. Definición
El asilo es la protección concedida por un Estado a la persona que se
refugia en su territorio, huyendo de la persecución de que es objeto por
parte de otro. Protección que se plasmará en la denegación de la
extradición si ésta se solicita.
1.5.2. Tipos de Asilo (Víctor García, Introducción a las Ciencias Jurídicas,
pág. 473)

El asilo puede ser otorgado ajo las dos figuras siguientes:


1.5.2.1. Asilo Diplomático
Es el amparo que se otorga a una persona perseguida por razón
de sus ideas y/o actos de carácter político. Se ejecuta en las
legaciones diplomáticas en la residencias de los jefes de misión y
en las naves, aeronaves o campamentos militares.
Dicha protección es inmediata. Ello se justifica por el riesgo
razonable de que el asilado pueda perder la vida o la libertad por
causas políticas. La consecuencia jurídica de dicha acción tuitiva,
consiste en el cambio de jurisdicción bajo el cual ha de
encontrarse el asilado. Esta modalidad solo debe ser ejercitada
en casos de urgencia y por el tiempo estrictamente indispensable
para que el asilado salga del país con las seguridades otorgadas
por el gobierno del Estado territorial, a efectos que no peligre su
vida, su libertad o su integridad personal.
Se consideran como casos de urgencia, entre otros casos, cuando
la persona es perseguida por individuos o multitudes que hayan
escapado al control de las autoridades o por estas mismas, así
como cuando se encuentre en peligro de ser privado de su vida o
libertad por razones de persecución política y no pueda; sin
exponerse con riesgo, a preservar su seguridad personal.

1.5.2.2. Asilo Territorial


Es el amparo que se otorga a una persona perseguida por
razones de sus ideas y/o actos de carácter político. Se ejecuta en
el propio suelo del Estado aislante.
Dicha protección se genera a partir del momento en que un
ciudadano extranjero logra ingresas físicamente dentro del
territorio del Estado aislante y obtenga el correspondiente amparo.

1.6. Derecho Internacional Penal (Francisco Muñoz Conde, Derecho Penal


parte general, Pág. 167)
Mención aparte merece la repercusión penal del Derecho comunitario. Al respecto,
la normativa emanada de órganos de la Unión Europea no es propiamente
Derecho internacional, sino que forma parte del Derecho español en tanto España
es miembro de la misma.

Su relevancia en el Derecho penal interno, hoy por hoy, no es inmediata, en el


sentido de que las normas comunitarias no establecen directamente delitos y
penas. Sin embargo, los reglamentos y directivas europeas que son de aplicación
inmediata en los Estados miembros tienen una considerable repercusión en el
Derecho penal interno, en distintos planos. Así, las normas comunitarias pueden
prever que la protección penal ejercida por los Estados miembros se extienda a
los intereses comunitarios y determinar una modificación de los Códigos penales
en tal sentido, como ha ocurrido con los delitos contra la Hacienda Pública
comunitaria (arts. 306 y 309 Cp). Por otra parte, las normas comunitarias ejercen
una importante función de integración de los preceptos penales internos y dotan
de contenido a muchos de sus conceptos, sobre todo en la Parte Especial del
Código y en sus normas penales en blanco, especialmente abundantes en
materias de intervención comunitaria como el Derecho penal económico o del me-
dio ambiente. Los reglamentos comunitarios son también objeto de las remisiones
a reglamentos que formula la ley española y de esta forma se integran plenamente
en ella.

En el Derecho de la Unión Europea son especialmente importantes las


consecuencias producidas en el ámbito de la extradición

El Convenio de 27 de septiembre de 1996 relativo a la extradición entre los


Estados miembros, seguía la línea del que había establecido un procedimiento
simplificado (marzo 1995) y reducía considerablemente los supuestos en que cabe
denegar la extradición de un Estado miembro a otro. Esta progresiva simplificación
de la extradición ha culminado con su sustitución por el mandamiento de
detención y entrega, conocido como «euro orden», regulado en la Decisión Marco
sobre mandamiento de detención europeo y procedimientos de entrega, de 13 de
junio de 2002. El nuevo sistema se inspira en el principio de reconocimiento mutuo
entre los Estados de la Unión Europea, en virtud del cual no es necesario
homologar las sentencias extranjeras para que tengan los mismos efectos que las
pro-pias, ni el procedimiento de extradición entre los Estados miembros. Dicho
procedimiento viene sustituido por el reconocimiento mutuo de las resoluciones
judiciales, de forma que basta la mera petición judicial para que la resolución de
un Estado se ejecute en otro, que es el que procede a la detención y entrega de la
persona solicitada.
La citada Decisión Marco (art. 2) enumera los delitos que dan lugar a la entrega,
sin «control de la doble tipificación de los hechos», es decir, sin necesidad de
doble incriminación, incluyendo una larga lista en la que figuran desde el
terrorismo, la trata de seres humanos, el tráfico de drogas y la corrupción, hasta el
racismo y la xenofobia, el homicidio o la falsificación de medios de pago y los
delitos incluidos en la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. El artículo 3 de
la misma Decisión Marco establece tres únicos supuestos en los que no se ejecuta
la orden de detención europea: amnistía, cosa juzgada y minoría de edad penal.

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