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EL ACOSO SEXUAL CALLEJERO: ¿VÍACRUCIS FEMENINO?

[1]

Por Jiles Hennys Ugaz


(Estudiante de 5to año de la Escuela de Historia, UNMSM)

Durante las últimas décadas las mujeres hemos logrado conseguir un sinnúmero de derechos
pero hasta el momento no conseguimos un verdadero respeto. Pasamos de ser adornos y
acompañantes de un esposo a ciudadanas y sin duda es un triunfo que debemos aplaudir pero
aún en la sociedad no ha concluido nuestra lucha.

1. DEFINICIÓN

Es un tipo de violencia particular pues, además de ser no deseada, ocasiona en las mujeres
impactos negativos.[2] Cualquier acción o comentario entre extraños en lugares públicos es
una falta de respeto, desagradable, amenazante y / o de acoso y está motivada por el género,
en países como la India y Bangladesh, se denomina "bromas vísperas", y en países como
Egipto, se llama "acoso sexual público"[3], este último constituye una práctica cotidiana en
ciudades de diversas partes del mundo (New York, Hong Kong, Sevilla, La Habana, Bogotá,
Nueva Delhi, Lima, Otawa, en ciudades de Arabia Saudita, Kuwait, México, etc.) y las formas
que adopta son muy variadas.[4]

Según el artículo 1 de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia Contra la Mujer o la “Convención De Belem Do Para” debe entenderse por violencia
contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer; tanto en el ámbito público como en el
privado.[5]

Es bastante común en este tipo de agresión que adolecen las mujeres hallar determinados
“piropos” que según el lenguaje coloquial es sinónimo de “halagos”, pese a que no
compartimos ese mismo parecer mostramos un cuadro elaborado por la investigadora Nadia
Rojas para la realidad mexicana que no dista mucho de la del Perú:

Cuadro 1: Clasificación de piropos.[6]

2. POSIBLES CAUSAS

Analizar el porqué las mujeres son violentadas en un espacio público como son las calles es
más que una pregunta compleja que intentaremos responder grosso modo señalando como
posibles causas lo siguiente:

 La cosificación de la imagen femenina dentro de una sociedad


patriarcal.Entendiéndose por “cosificar”a la consideración como una cosa o un objeto,
a algo que no lo es, en este caso cosificar a la mujer es hacer uso de ella o de su
imagen para fines que no la dignifican como ser humano.[7]

 También tenemos que agregar que al parecer adolecemos de un imaginario social


falocrático, en donde la imagen de la mujer llega a ser sinónimo de un “objeto sexual”;
sin embargo, debemos ser muy cuidadosos en no realizar una falsa generalización pues
la heterogeneidad de nuestra sociedad así nos lo exige.

 La violencia en los espacios públicos como una continuación de la violencia en lo


privado.[8]

 La educación es una causa importantísima porque es justamente el medio por el


que se reproducen los patrones socialmente aceptados. Los niños aprenden de los
adultos a ser agresores y las mujeres que ignoran este problema social no los corrigen.

3. CONSTITUCIÓN DEL PERÚ

La Constitución Política del Perú señala en el inciso 1 del artículo 2 de los “Derechos
fundamentales de la persona” que tenemos derecho: “A la vida, a su identidad, a su integridad
moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar.”, pero ¿de qué “integridad moral,
psíquica y física” y “libre desarrollo y bienestar” hablamos cuando muchas mujeres son
violentadas por cuanto sujeto esté frente a ella?, ¿es que las del sexo femenino no merecen
transitar por las calles sin ser agredidas?
Para responder a lo anterior,según el Código Penal del Perú se tipifica a las “Ofensas al pudor
público” (Capítulo XI)dentro de “Delitos Contra la Libertad”, en el cual el artículo 183
manifiesta:

“Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos años el que, en lugar público,
realiza exhibiciones, gestos, tocamientos u otra conducta de índole obscena”.[9]

Sin embargo, el artículo mencionado muestra un vacío legal pues no señala qué se entiende
por “conducta de índole obscena”; además que, por el espacio en el cual la víctima sufre la
agresión resulta muy difícil conseguir las pruebas necesarias para lograr una victoria legal.

Recalco nuevamente que las mujeres aún no conseguimos un completo respeto y prueba de
ello es que no es una novedad escuchar en las calles a varones - en la gran mayoría de los
casos - gritar “halagos” que no son más que ofensas pese al artículo 183; sin embargo, ¿en qué
medida puede afectar a una fémina escuchar a diario lo bien torneado o no de su cuerpo?,
¿hasta cuándo tendremos que ser testigos del acoso sexual callejero? y ¿a todas las féminas
les ofende oír los gritos masculinos?

4. IDEAS ERRÓNEAS

 Las mujeres provocan a los hombres


En reiteradas ocasiones se suele afirmar que son las mujeres quienes provocan a los hombres
con sus prendas diminutas, transparentes o ceñidas que no hacen más que despertar su
atracción; por lo que, en respuesta a esto ellos silban y gritan calificativos de todo tipo. Pese a
ello, se debe recordar que ellas no se visten para complacerlos.

 A las mujeres les gusta [10]


Al grueso de las mujeres no les agrada escuchar “gritos” al caminar en las calles ni que les
detallen la silueta de su cuerpo. Sin embargo, esta idea podría ser reforzada porque en gran
medida las agredidas sólo responden con indiferencia, pensando que ello es la decisión más
idónea; de esta manera el agresor concluye: “si no dice nada es porque le gusta”.

Los temores y la inseguridad de la persona violentada conllevan a que evite un


enfrentamiento, por lo que no se debe confundir el “miedo” por el “gusto”. No podemos
cegarnos y creer que escuchar las fantasías de estos individuados resultará bien recibido para
los oídos de quien los perciba, puesto que el común de las afectadas sufre de un temor
constante a sufrir algún daño físico; pese a ello debemos reconocer este problema para
conscientizar tanto a los agresores como los agredidos y puedan al fin comprender que las
personas no son objetos sexuales y parar así con la cosificación que cotidianamente
observamos.

 Es un modo de conquistarlas y/o enamorarlas


Es absurdo creer que a una mujer que se desee para una relación con una proyección a futuro
podría ser hallada tras el atosigamiento que es víctima con este tipo de violencia. El
enamoramiento no es fruto de un vínculo con claras muestras de agresión y humillación.

5. PROPUESTAS
La solución que aqueja no sólo a nuestro país debe ser un proyecto conjunto y entendiéndose
así planteo lo siguiente:

 Entender que la solución a este problema no será a corto plazo e incluso es


probable que ni a un mediano plazo, por lo que se debe actuar con bastante criterio,
ya que lo que buscamos es conscientizar a la población tanto masculina como
femenina, niños, jóvenes y adultos.

 Difundir las investigaciones sobre el acoso sexual callejero para presentarlo como
un lesivo problema para nuestra sociedad que afecta a cada uno de quienes la
constituyen.

 Mostrar los casos acaecidos a nivel internacional para así combatir con grandes
tabúes y falsas ideas sobre sus causas y sus repercusiones.

 Propiciar un mayor interés por parte del Estado para erradicar paulatinamente el
acoso sexual callejero.

[1] El acoso sexual callejero no sólo es padecido por las mujeres sino también por
miembros de la comunidad LGTBI. Sin embargo, por ser casos aunque bastante similares,
conllevan particularidades y especificaciones que posiblemente explicaré de modo posterior.
De modo que, en las siguientes líneas abordaremos únicamente el caso de este tipo de
violencia hacia las féminas.

[2] Véase http://paremoselacosocallejero.wordpress.com/acoso-sexual-callejero/que-es-


el-acoso-sexual-callejero/. Consultada en enero de 2013.

[3] Véase stopstreetharassment.com, de HollyKearl Martha Langelan, Lauren R. Taylor,


y Dr. BerniceSandler. Consultada en enero de 2013.

[4] GAYTAN SÁNCHEZ, Patricia. El acoso sexual en lugares públicos: un estudio desde la
GroundedTheory. [En línea]. En: El Cotidiano, mayo – junio. 2007. Universidad Autónoma
Metropolitana – Azcapotzalco. pp. 5 – 17. Disponible
en:http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=32514302#. Consultada en enero
de 2013.

[5] UNIFEM. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


violencia contra la Mujer “Convención de Belem do Para”. (Washington, UNIFEM, 2005).
Citado por CENTRO DE DERECHOS DE MUJERES. Violencia contra las mujeres y misoginia: una
relación indisoluble. Un estudio sobre la misoginia en los espacios físicos públicos. 2011.
Honduras, pp. 9.

[6] GAYTAN SÁNCHEZ, Patricia. (2007). El acoso sexual en lugares públicos: un estudio
desde la GroundedTheory. [En línea]. En: El Cotidiano, mayo – junio. Universidad Autónoma
Metropolitana – Azcapotzalco. pp. 11. Disponible
en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=32514302#. Consultada en enero
de 2013.

[7] ROJAS GALDÁMEZ, Nadia Samantha. Cosificación de la mujer en los medios de


comunicación impresos en Guatemala. [Tesis para optar la licenciatura en Ciencias de la
Comunicación]. 2004. Guatemala, pp. 14pp. Disponible
en: http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/16/16_0445.pdf. Consultada en diciembre de 2012.

[8] CENTRO DE DERECHOS DE MUJERES. Violencia contra las mujeres y misoginia: una
relación indisoluble. Un estudio sobre la misoginia en los espacios físicos públicos. 2011.
Honduras, pp. 32.

[9] El Artículo 183 modificado por el Artículo 1 de la Ley Nº 27459, publicada el 26-05-
2001.

[10] Cabe recalcar que un determinado sector de la población femenina no toma con
desagrado algunas palabras o frases emitidas por los varones. Nótese, además, que el tema del
acoso sexual callejero por más que ocurra de modo cotidiano no ha tenido suficientes
investigaciones ni tampoco éstas han sido divulgadas a la población para que puedan entender
que aquello que se aprecia como “normal” es un tipo de violencia de género.
¿Qué es el acoso sexual callejero (ASC)?

Son prácticas de connotación sexual ejercidas por una persona desconocida, en espacios
públicos como la calle, el transporte o espacios semi públicos (mall, universidad, plazas, etc.);
que suelen generar malestar en la víctima. Estas acciones son unidireccionales, es decir, no son
consentidas por la víctima y quien acosa no tiene interés en entablar una comunicación real
con la persona agredida.

Las prácticas de acoso sexual callejero son sufridas de manera sistemática, en especial por las
mujeres, ocurriendo varias veces al día desde aproximadamente los 12 años, lo que genera
traumatización no sólo por hechos de acoso especialmente graves, sino por su recurrencia.

¿Por qué el ASC es violencia?

Porque es una práctica no deseada, que genera un impacto psicológico negativo y que las
personas, especialmente mujeres, pueden vivir varias veces al día desde los 12 años, en
promedio.

Los efectos del acoso se demuestran en acciones cotidianas de la víctima como:

Cambiar los recorridos habituales por temor a reencontrarse con el o los agresores.

Modificar los horarios en que transita por el espacio público.

Preferir caminar en compañía de otra persona.

Modificar su modo de vestir buscando desincentivar el acoso.

¿Qué prácticas son consideradas ASC?

Miradas lascivas

“Piropos”

Silbidos, besos, bocinazos, jadeos y otros ruidos

Gestos obscenos

Comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo

Fotografías y grabaciones del cuerpo, no consentidas y con connotación sexual

Tocaciones (“agarrones”, “manoseos”, “punteos”)

Persecución y arrinconamiento
Masturbación con o sin eyaculación y exhibicionismo

¿Por qué no es culpa de las víctimas?

Todas las personas tienen derecho a transitar libremente y con la confianza de no ser
violentados, independiente del contexto, la edad, la hora del día o el vestuario que ocupa la
persona agredida, los derechos humanos no dependen ni se suspenden por detalles del
entorno. No hay excusas ni justificaciones para el acoso sexual callejero.

Es violencia de género, pues refleja en el espacio público la desigualdad de poder entre


hombres y mujeres, a través del abuso sexual. En la actualidad, la violencia sexual es penada y
no tolerada en otras situaciones y contextos (acoso laboral, estupro, violación), pero está
pendiente sancionarla cuando ocurre en los espacios públicos.

Algunas manifestaciones de acoso sexual callejero son aceptadas como “folclóricas” o


“tradicionales”, lo que tampoco debe ser argumento para tolerar esta vulneración. La violencia
no puede ser patrocinada con orgullo por ningún pueblo o nación.

A la vez, el acoso callejero se vincula a la “coquetería” y sexualidad. Cada cual tiene derecho a
experimentar su sexualidad como estime conveniente, siempre que no atropelle las libertades
del resto. Quienes manifiestan su incomodidad y rechazo tienen derecho a mostrar su
incomodidad. Asimismo, quienes acostumbran a acosar, deben comprender que han
confundido la coquetería y galantería con violencia sexual.

Por todo lo anterior, las víctimas no deben sentir culpa o vergüenza por sufrir acoso sexual
callejero, puesto que NUNCA ES SU CULPA. Lo importante es reflexionar de manera crítica y
consciente, teniendo en cuenta que esta problemática afecta a personas particulares, pero
responde a un fenómeno social complejo.

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