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L’AMOUREUX

Qué difícil es escoger a las personas de las que nos enamoramos.


Siempre me ha fastidiado que las mujeres piensen que hay un hombre predestinado para
ellas. Comúnmente son las mismas mujeres que creen en Dios y en fantasmas. Susceptibles al
amor romántico, y sin embargo con cierta duda y recelo por nuestro género.
Ya que nadie nace con experiencia, en el arte encontramos modelos absurdos del reflejo
de nuestra sociedad. Ellas creen que hay un montón de hombres malos y unos cuantos buenos
que son los que llegan de repente después la lluvia con un libro de Platón bajo el brazo. Un
hombre apuesto y elegante que las va a amar cuando se vuelvan feas y las va a aceptar por lo
que son. Una mujer, que aunque no perfecta, contiene mucho amor, virtudes y encanto, digno
de cualquier dama que se respete. Dicho esto… Mucho más fastidio me genera, que existan
hombres incapaces de enamorar a una mujer así, o explicado de otra forma, las mujeres
comunes, son los seres más simples de ligar, y los hombres, la cosa más inútil sobre el planeta
tierra.
El tonto ve los modelos como una barrera. El tonto quiere innovar en algo que considera
arte, cuando el amor no es arte sino regla. La mujer quiere un hombre seguro del que se pueda
sentir orgullosa. El hombre busca una compañera que lo atienda y le haga el amor. Ambos
quieren reír y disfrutarse, y creen que cuando dos personas se agradan lo suficiente, deben por
orden entregarse el uno al otro, pues tal vez, no haya nadie más en el planeta, que los haga
sentir tan increíblemente bien.

Sin mucho que pensar conocí a Gloria. Una mujer linda con el cuerpo de una atleta.
Convencida de que el futuro estaba lleno de fantasía, Gloria soñaba con magos y le gustaba la
música estridente. Fue por ella que conocí el rock, y fue por ella que al amar sufrí por primera
vez.
Aquella tenía celo a ser hermosa e inteligente, justo el tipo de mujer que con el tiempo,
sabes que se convertirá en una musa. Pero ese era mi problema, era un niño, jamás hubiera
podido imaginar esas cosas, que la chica sumisa que hacía todo lo que yo quería, se iba a
convertir en la mujer perfecta.
En aquel entonces sexo era mi única preocupación, pues de nuevo era un niño. Pasé
mucho tiempo conociéndola, ahora solo quería cogérmela.
Le encantaba hacer cosas como levantarse la blusa cuando su mamá se volteaba para
que le viera los senos. Pensaba yo que tanto ejercicio la hizo adicta a la adrenalina. Pero quién
era yo para juzgar su carácter, a fin de cuentas un joven de mi edad sentía justo las mismas
pulsaciones, éramos poco cerebro y muchísima intensidad hormonal.
Hacíamos el amor en cada cama de su casa. Y en el porche y en el auto y en la cocina y
en el baño, en la oficina, en el sillón, e incluso una vez me la di en el patio junto a los perros.
Tanto conocía sus nalgas y sus pechos, que un día que le pedí me hiciera hot cakes, mientras
de espaldas la veía meneando las caderas revolviendo la masa, me enamoré perdidamente de
ella. No por su intelecto que era abrumador, sino por esas caderas que se movían
innecesariamente, no fue su carisma sino la ridiculez de una falta de control sobre su cuerpo.
¿Quién movía las caderas al hacer hot cakes? me preguntaba. Y durante mucho tiempo me
cuestioné que tan cínico y carente de entusiasmo había sido mi enamoramiento, para después
darme cuenta con los años, que ha toda a quien amé, la amé por razones así, insensatas. Pero
entonces que es el amor sino, una ligera costumbre y una ligera locura.
La sentaba sobre mis piernas y le decía cosas al oído que solo ella hubiera podido
entender. Le cantaba canciones en los descansos que teníamos de besuquearnos y ver
televisión. También me di cuenta que siempre me ganaba en el ajedrez, lo cual fue lo peor que
me pudo haber sucedido, pues con el tiempo, ella fue la culpable de que yo les exigiera a todas
mis amantes posteriores ser más buenas que yo en un montón de cosas, pues, si no podían
superarme en al menos tres diferentes tópicos, no eran dignas de mi amor.
Y no me refiero a ganarme en contar chistes y ellas se dedican a la comedia, me refiero a
ganarme en cosas que por igual tuviéramos las mismas posibilidades. Me di cuenta de lo difícil
que es encontrar una mujer que me supere, pues soy sumamente competitivo y las mujeres
sumamente desinteresadas a la competencia, y aquellas interesadas en competir, son unas
histéricas difíciles de aguantar, si bien te va.
Una vez me enseñó sus fotos de niña, y me puse a llorar justo como la niña de las fotos.
Sentí al ver su mirada infantil, que era yo todo lo contrario a esa pureza que ella emanaba. Todo
ese gran amor que profesaba, se contraponía a que tan rufián me convertía. Sentí que era
demasiado blanca para mí, pues en el mejor de los casos, era yo un truhan, un bribonsete con
suerte.
Me cortó seguramente porque la trataba muy mal. Aun siendo el hombre más romántico
de la ciudad, le sugería lo inferior que en momentos se volvía y no tenía el tacto que solo con el
tiempo se desarrolla. Nadie nace sabiendo como quejarse sin ofender.
Y de la perdida de Gloria conocí por primera vez el dolor y la pérdida del ser amado.
Quién hubiera pensado que ese dolor romántico, con el paso del tiempo aprendería a
disfrutarlo. El placer masoquista de perder el amor es más fuerte que el sufrimiento de no
conseguir los labios de aquella mujer sentada al otro lado del bar. Es mejor perder que no tener.
Conmovido por una noche llena excitaciones improvistas, yo con mi semblante que
siempre iba de ser recto e introspectivo, me sentía por primera vez listo para explorar la vida
que durante mucho tiempo, cuando aún conservaba a mi antigua amada, no me atreví.
Había probado por primera vez el deleite de la conquista y la huida, la sangre llena de
alcohol y la velocidad que solo las calles vacías nocturnas proveen. Convirtiéndome por esa
noche en diablo. Y contrario a lo que siempre pensé, no sostuve ni el más mínimo gramo de
culpa. Era yo, y nada más.
Todas las referencias que en la vida habían sido participes de mi mente sobre la
liberación y la felicidad, se estaban cumpliendo gracias a la buena pero rara combinación de
varios factores que aunque tal vez por separado había probado, nunca había juntado y mucho
menos dominado.
Una noche de esas, mi cabeza estaba llena de tachas y alcohol, en la cama había dejado
extasiada a una chica que justo unas horas antes había conocido. Pudo haber sido genial, pero
eso ya no era suficiente, quería llegar al límite. Después me dirigía a toda velocidad
atravesando la ciudad de una fiesta asombrosa a una aún mejor, y entre mis piernas una botella
de tequila a la mitad mientras escuchaba heavy metal me impacientaban a deshacer otra
fémina en mi nuevo destino. Y mientras saboreaba la carne aún no conseguida, me di cuenta
que esa sensación de búsqueda de placer, en ocasiones se volvía mucho más intensa que el
placer per se. Y juntar la búsqueda y saber llegar a la recompensa, iba a ser una explosión en
mi entendimiento de lo que yo mismo me estaba convirtiendo, un hedonista en el más puro
sentido de la palabra.
Yo sabía que Lucía estaría ahí, viejo amor nunca conquistado fruto de un aparatoso
cortejo mal enfocado. Pero esa noche percibía las cosas diferentes. Sabía que las cosas eran
simples, llanas. Que la dificultad y la pompa ya no iban conmigo, pues el cortejo realmente
debía ser sencillo, o muy honesto o muy cretino. Lleno de mentiras piadosas que me ayudaran
a meterla en la cama, o con el corazón en la mano atravesado por un puñal y entregado en
bandeja de plata. No había de otra, o salía de ahí victorioso, o mi vida iba a dar una vuelta por
completo. Ni me iba a interesar Lucía, ni cualquier otra mujer que fuera valiosa por amable y
bonita. Sabía que sin éxito, mi enfoque curioso, de la perdida me obligaría a experimentar con
lo que nunca había experimentado, todas esas otras personalidad que la mujer mantiene dentro
de sí, que nunca había valorado y que ahora si dispondría en mi tiempo.
Aquello era maravilloso, pues aun perdiendo ganaba. La vida se posaba en una línea
recta ante mis ojos en esa avenida solitaria la cual recorría como si volara, para aterrizar en lo
que llamé, la noche en que realmente hube nacido. La noche de mi verdadero encuentro
conmigo mismo.

LA ROUE DE FORTUNE

Grave error. Imagina un tipo con traumas pero decidido. Imagina al hombre que tiene
miedo a la obscuridad pero tiene el valor de enfrentarla. Seguramente la próxima lleva consigo
una vela, pero y qué si esa obscuridad está puesta ahí precisamente para recordarnos que hay
cosas a las que debemos temer. Qué si hay líneas que no debemos cruzar, lugares a los que
no debemos llegar y cosas que no debemos entender.
Pero que rayos, antes de mí ya existía Tenorio, qué más da un mujeriego más.
Tuve miedo de quedarme solo y mi estupidez me impidió ver en el hombre que me
convertiría. Así, entonces, decidí buscar a la mujer de mi vida antes de que un cualquiera me la
ganase. Pero difícil saber quién y peor entender dónde. Solo sabía que mientras más, mayor
posibilidad. Sigo creyendo en eso hasta la fecha, sigo creyendo que de ahí parte todo. De los
labios amor, de la nada dolor. Conocer mujeres te hace entenderlas, pero necesitas de verdad
conocerlas, no solo comprarlas y venderlas. De ahí lo más excitante de obtener, esa primera
platica, donde te dice su nombre y que no tiene novio, o que te dice que tiene pero que la trata
mal o tienen problemas. Experto me he vuelto ya en ver a través de esas primeros intercambios
de datos, pues, tienes que decirles lo que quieres que sepan, pero como sabes que quieren
escucharlo. En ese entonces, me conformaba con decirles que tocaba la batería y que me
encantaba el rock. Seguramente si ella gustaba de lo mismo, alguna compatibilidad
desarrollaríamos. Si no, siempre puedes hacerla sonreír.
Éxito para mi es besarla, de ahí luego derivan un montón de posibilidades de acuerdo a
las circunstancias, que van desde casarte con ella hasta acostarte con ella y su amiga a la vez.
Y como éxito, esos trofeos hablan de tu experiencia. Es común entender que quien más
medallas tiene en tiro con arco, es mejor tirador que el que no tiene medallas o tiene pocas.
Más hay quien dice –pues esque él solo necesita tirarle justo a esa diana en específico- Pero
seamos honestos, nadie quiere disparar a una sola diana en toda su vida. Tal vez querremos
dispararle a una sola después de haber tirado a otras, pero nunca te quedas con la primera
diana que tiras. Incluso a veces hasta por accidente tiras fuera de ella. Nadie quien haya sido
monógamo real en toda su vida, merece de la dicha del sexo.
Yo hubiera preferido estar solamente con una mujer, pues, siento que es más digno y
virtuoso. Pero como el resto de los hijos del diablo, soy tan mundano como la comida rápida.
Esta búsqueda incansable, me trajo incansables experiencias. Amantes desdichadas,
despechadas, enaltecidas por la sociedad, damas de categoría, adictas al sexo, al ego, y a la
vanidad. Recién casadas, dejadas, amadas y viudas. Mujeres completas y sin necesidad,
chicas guapas e inteligentes. Locas de subcategorías con cuerpos hermosos. Estudiosas,
perdidas, carentes de moral, santurronas, amantes de la vida y hasta vírgenes que siempre
traté de evitar.
De mi dicha desdicha y de la vida encontré.
Fue así que conocí a Diana, sí, como la diana del tiro con arco. Pero ella era menos
precisa, no venía con señalizaciones indicando donde era el punto de mi meta. En otras
palabras, nunca supe cómo darle lo que necesitaba. Excepto darle un orgasmo, le gustaba que
le mordiera los pezones. Y casualmente siempre he sido fanático de los pechos, entonces no
me molestaba pasar el tiempo probando esos enormes senos.
Mucho tiempo hice una investigación personal seria sobre que preferían los hombres más,
si los pechos o las nalgas femeninas. Tenía curiosidad sobre que valoraban sexualmente mis
compañeros de género, y aprovechaba en esas veces que ebrio me encontraba para sacar el
tema sin pena y continuar con mi estudio.
Al menos a cien diferentes hombres pregunté lo mismo y curiosamente el setenta por
ciento de ellos prefiere el trasero y treinta los senos. No sé bien a que se deba esto, pero yo
siempre he pertenecido a los hombres que se excitan con los pechos. Y no me refiero a que no
me gusten las nalgas o que solo me gustan los pechos grandes, aunque si me gustan. Me
refiero a que me encanta que las mujeres tengan pechos. Creo que es lo que las diferencia de
los hombres. Los hay pequeños casi diminutos que van muy bien con los cuerpos delgados
estéticos, de pezones rosados o incluso hasta casi invisibles, caídos, juntos levantados, hasta
aquellos enormes que me llenan las manos. Amo y de pasada dejo en claro, amo el cuerpo
femenino. Es naturalmente estético. Esa curva que hace en la cintura, es ridículamente
excitante. Desde los 11 años no creo en Dios. Pensaba con mi mente infantil que la evolución
Darwiniana sonaba más adecuada. Pero cada vez que veo una mujer con esa figura recostada
ante mí, debo confesar que tengo mis dudas.
Entonces no me resultaba difícil hacer que Diana se viniera. Pero si me resultaba difícil
hacerla reír, mantenerla interesada, contentarla cuando se enojaba, llevarme bien con sus
padres, y todo lo que como novio conlleva aparte del sexo. Incluso un día llegué a pensar, en
cómo se había fijado en mí cuando aparentemente estábamos destinados al fracaso. Y fue
cuando entendí, que en realidad lo que le faltaba era una pareja. Era el tipo de chica que se
sentía sola, y yo por el momento, era el chico solitario. Nos encontramos en un punto especial
en nuestras vidas. Y es lo que vuelve a todo más interesante. Tal vez un mes más adelante o
más atrás, y ella para mí hubiera sido algo totalmente contrario a lo que buscaba. Yo no me
hubiera fijado en ella, y ella no me habría dicho que tocaba muy bien la batería en esa ocasión
que terminaba de concertar en la casa de un amigo en su fiesta de cumpleaños. Tiempo
después me dijo que en realidad no me habló porque le gustase como tocaba, sino que le había
gustado yo, y fue su excusa para acercarse. Luego aprendí en tantos años de este hobby
musical, que las mujeres no evolucionan, siguen diciéndome las mismas cosas. Pero al menos
ahora sé que no soy tan buen músico.
Si, fueron sus pechos. Pero también el hecho de que hablaba como si entendiera lo que
decía. Me conquistaron sus pláticas sobre el deber ser y la virtud del hombre. Temas muy
elevados para mí que apenas había leído zarathustra y mi nivel filosófico estaba en su punto de
explosión. También sé ahora que a esa edad con o sin conocimiento, todos filosofan. Al menos
miran al cielo y se preguntan si hay aliens enojados o seres que ven las emisiones de televisión
que vuelan al espacio.
El problema es que eres joven. Cuando besas solamente a una persona y pasas tiempo
con ella, te es muy difícil separarte. Mayor problema que la gente adulta siga reteniendo ese
comportamiento.
No podíamos dejarnos, nos odiábamos pero no nos dejábamos. Pudo haber sido un
matrimonio perfecto. Pero fue entonces que mi incapacidad para sobrellevarla y mi curiosidad
juvenil me volvieron por primera vez infiel.
Esa es la razón por la que somos infieles. Por no tener el valor de separarnos de alguien
más. No sé es infiel a alguien que no te importa. Solo se engaña a la gente que queremos. Por
eso es sucio, por eso el círculo más obscuro de Dante es para los traidores. Y también por eso
debe ser un secreto.
En 8 meses le fui infiel a Diana con 6 mujeres diferentes. Un número bastante elegante
para mi poco conocimiento sobre el tema.
No era muy guapo ni venía de una clase social económica baja. Me he dado cuenta que
la gente con poco dinero tiende a tener más relaciones sexuales a edades jóvenes. Pero justo
ahí inicia todo. Me di cuenta que tenía dos cosas aisladas que juntas me hacían un depredador
innato. Primero, sabía distinguir de la multitud, como las leonas a las gacelas, el sujeto más
débil de la manada. Entendía y sé, con dar un vistazo a un grupo de mujeres, como por ejemplo
un salón escolar, cual de aquellos sujetos era más propenso a socializar con alguien
desconocido, quien estaba abierta a tener una relación y lo más simple de todo, quien en
realidad buscaba por hecho un hombre en su vida. Esto no tiene nada que ver con que alguna
de ellas pensase acostarse con un hombre, eso siempre es implícito. A veces es más fácil
acostarse con alguien cuando no espera ser sexualmente poseída. Es más sencillo tomar del
montón un borrego y pegarle un tiro, que tomarlo, contarle un cuento, decirle que quieres
dispararle y luego ver si tienes suerte.
A las mujeres no les puedes vender el sexo. A menos que sea tu novia y sea muy tonta.
No funcionan como los hombres. A las mujeres tienes que gustarles, y luego, entonces si
gustan lo suficiente de ti, se acuestan contigo. Ya ha pasado muchísimo tiempo de esto y
distinto a lo que llegué a pensar en ese entonces, pues yo idealizaba que venía genuinamente
de la inmadurez, ahora doy cuenta que las mujeres en ese sentido, siempre son así hasta que
se mueren. Ven el sexo como perder, como un regalo que das a quien quieres. Tengo que caer
en la generalización pues no podría hablar de nada si no fuera así. Hay, obviamente
excepciones muchísimas, pero en porcentaje podría decir, que el noventa por ciento de las
mujeres piensan así cuando buscan a un hombre bien para sí. No digo para nada que las
mujeres no disfruten del sexo eventual con parejas a las que emocionalmente no están ligadas,
digo que el porcentaje de quienes lo hacen es mínimo, y que incluso ellas cuando un hombre
les gusta lo suficiente para quedárselo, hacen lo mismo que su equivalente en mayoría. Podría
concluir entonces que una mujer que se acuesta contigo en la primera cita; o está
extremadamente excitada, ya que las mujeres necesitan ese extra de excitación para tirarse a
un hombre a la primera, muy diferente a nosotros. O no te quiere en realidad para nada más
que para acostarse contigo, o le gustas tanto que no puede desperdiciar la oportunidad. Sea
cual sea de estas tres opciones, el desenlace es siempre negativo.
Ni conviene acostarse con una mujer a la primera que te adora, porque más te va a
adorar. Ni conviene acostarse con una mujer ultra excitada, (ultra es un aumentativo más sexy y
exagerado) porque luego las relaciones consecuentes nunca van a ser tan buenas como esa, y,
en el dado caso de que ella solo quiera sexo ocasional contigo, tu mente no parara de pensar
con cuántos hombres ha pasado la misma situación que contigo. Digo no conviene, pero al final
de cuentas, nos vamos a acostar con las tres. Amén.
En el momento en que te vuelves depredador, lo eres en todo el sentido de la palabra.
Pero en este mundo y hablando de seres racionales, no podemos conseguir nada si no es por
medio del lenguaje. Y he ahí la segunda virtud que ayudó conseguir tal vil proeza, la
comunicación. La mayéutica, vuelta retórica culminando en la más fina dialéctica. Saber quién y
saber hablarle era todo lo que se necesitaba en ese entonces. Éramos niños de 18 años con un
demonio, poco o nada se preocupaban las nenas por el tipo de hombre en el que me
convertiría. Ellas y yo, queríamos enamorarnos.
Hay una tercera característica que me hubiera vuelto una bestia y con los años vendría,
pero la seguridad, en esos aspectos, solo viene de la experiencia.
No me atrevería a presumir de las 6 chicas que suplantaron a Diana, no porque me apene
de la infidelidad, siempre he sido Sartreano y no me arrepiento de nada. Por el contrario,
aunque mal, siento que esas son las cosas que me hacen el hombre que soy hasta hoy. Y si,
supón que ahora soy un hombre de virtudes, porque lo soy. Pero la virtud pura de un bebé, no
es tan importante y valiosa como la virtud del hombre que desdichado, sale de su mundanidad y
la vuelve ternura. O sea, el hombre reformado. Cuando hay decisión y voluntad, todo adquiere
un sentido más rotundo.
No trato de martirizarme, trato de explicar que quien nunca ha sido infiel, jamás podrá ser
fiel. Nuestro deseo y curiosidad siempre existirán. Entonces, o lo sometes hasta que ese lobo
que llevas vaya creciendo y te coma por dentro, o lo liberas para luego carente de él, puedas
amar a una sola mujer. Si, lo dije, amar a una sola mujer me parece virtuosísimo. Mi problema
era que ese lobo dentro de mí, siempre que lo soltaba regresaba a su amo. Creo que aprendí
tanto a llevarlo dentro conmigo que del tiempo me volví licántropo. Y digo que no presumo de
ellas no por lo que representaban en mi vida emocional, sino porque la mitad de ellas eran feas.
Y este es precisamente el tipo de comentarios que las feministas aborrecen. No, no considero
que una mujer se mida por su aspecto físico, pero hay que ser honestos, hasta para escoger
perritos nos gusta lo bonito.
De sus nombres no me acuerdo, incluso de un par ni de sus caras. Son recuerdos tan
viejos que si no fuese porque nunca perdí de mi mente el número 6, esa parte de mi vida no
existiría. No fueron importantes, no con todas me acosté, pero recuerdo que fueron 6 porque un
día se lo dije a Diana cuando ya no éramos novios. Lo que bastó para que jamás en mi vida
volviera a saber de ella. Aprendí rápido que a una mujer nunca le debes de decir ni jugando que
le fuiste o eres infiel. Ni con confianza ni por venganza, ni porque hay algo en ti que sientes que
debes de sacar para mantener un equilibrio cósmico con la mierda que se te ocurra. Si
alcohólicos anónimos te dice que cierres círculos y pidas perdón, pídelo pero nunca de ser
infiel, eso es algo secreto tuyo que te llevaras hasta la muerte. Puedes decírselo a tu mejor
amigo si es que tienes uno y tratando el tema de manera respetuosa. Presume de todo, menos
de tu infidelidad.
He escuchado tantas hipótesis sobre el porqué engañamos. Incluso recuerdo alguien
pregonar que la infidelidad no existía, que solo buscábamos lo que no teníamos. Como tratando
de justificar el hecho a culpa de nuestra experiencia. Pero todas las explicaciones que damos
sobre las cosas más vergonzosas siempre, y repito, siempre, son proyecciones de nuestras
entrañas. Como supongo entonces que una persona así, o carece de todo o siempre está en
búsqueda de algo. Los temas vergonzosos son los que explotan tus miedos y fetiches más
internos y los proyectan en nuestras opiniones. No voy a ahondar mucho en esto, somos lo que
somos. La moral y andar llorando por la vida por las cosas malas que hacemos es para los
débiles. Débiles de mente y de corazón. Rectifícate, pero no te quejes como niña por tu pasado
inconveniente.
-¿Diana verdad?- Le decía como si no la conociera jugando. Le encantaba que fuera así,
una persona diferente todos los días. Era lo que Norma, Claudia, Karla y las otras tres me
volvían (las chicas con las que le fui infiel). Tristemente Diana se fue de mi vida, dejando de
nuevo el peso de la incertidumbre en mí caminar. Todavía me hacia el indignado, como si yo no
hubiera sido lo suficientemente ruin. Pero en mi mente yo tenía todo el derecho de estarlo, pues
a fin de cuentas, ella nunca se enteró de eso. Claro hasta que mucho tiempo después se lo dije.
Fueron tardes muy grises donde todo el verano escuchaba a los Smashing Pumpkins. El
mundo estaba cambiando, la gente empezaba a usar más las computadoras y yo era bastante
bueno en ello. Tenía un pequeño hobby ahora, me la pasaba jugando en ella y escribiendo,
viendo videos que se tardaban media hora en descargarse, y descubriendo la herramienta que
luego se volvería el centro de muchas relaciones venideras, “the world wide web”.

Tan áspera y seca se vuelve la tarde de verano, exhibiéndose en todos como la gran
prostituta. Renuente a irse dura y perdura, y va intoxicando el viento que por la mañana se
postra sobre mi pecho, entre mis ropas. Me va dejando el anhelo del cambio, y como la vulgar
de varias cabezas, seduce la poca ingenuidad que quedaba en mis pocas energías, en mi
intransigencia.
Tengo una mano roja con la cual voy escribiendo el poema de mi revolución, mirando la
pintura en la pared, gritando furiosamente mis entrañas, pagando mis deudas de amor en este
cuarto enfermo que delata, delató y delatara.
Sigo buscando pensando en no encontrar, ignorando los ecos que me dicen que tú, mi
amada, hace las paces con mis dioses, te reconcilias con lo que no entiendes y arremetes
contra mí para poder valorar tu hazaña. Pero arremetido estaba y encaminado hacia ti ya iba,
como movido por los dedos y los hilos, y los exilios de nuestros padres. Madre tierra
esperpento, padre bonanza intelecto, hecho, vuelo, seco. Como la misma áspera tarde sobre la
que camino, la cual me enseña que no hay nada en este mundo. Que moriremos como
Protágoras y que con la caída del nuevo sofismo, aquel que aúlle y siga otorgando a lo vulgar,
convertirá la hegemonía exegética del destino, y se volverá nuestro nuevo Dios.
El aliento a música diviniza mis cabellos, el aliento suave y viril de la existencia del
conocimiento, mi conocimiento. El impetuoso espíritu y una mañana llovida, mientras el sonido
vibra como el mismo infierno.
Hay un mágico hechizo en la hierba, el sol tornándose y las nubes tapándole. El alivio y la
felicidad, crecientes y mamando leche de mi desilusión.
Esas calles angostas cubiertas de ladrillos negros, van abriendo paso hacia los temores
más antiguos, la verdad que solo la noche consigo trae, abre sus brazos a los intrépidos.

LA LUNE

Renuente a la realidad me encontraba. Pensaba que no existían chicas así.


Mi primer acercamiento a una modelo es igual que el de cualquier hombre. De inicio
jamás pensé que una mujer así, tan ridículamente hermosa, pudiese siquiera imaginarme a su
lado. Sigo hasta la fecha pensando que debido a su inestabilidad emocional fue que tuve éxito.
Mala suerte que también por ello tuve que dejarla.
Sandra no solo era perfecta, era sublime. Compartíamos prácticamente todos los gustos
que se pudieran haber compartido. Era alta delgada y bonita, tenía una voz extremadamente
femenina lo cual la hacía gemir como una caricatura japonesa hentai. Le gustaba el metal y era
gótica, lo cual la obligaba por alguna razón a usar pupilentes amarillos y vestir literalmente
todos los días con botas hasta las rodillas y corsets. No podías verla sin pensar en bondage o
en alguna fantasía masoquista sacada de cualquier cuento popular de vampiros. 50 shades of
shit.
Era una dama, le encantaba el sexo, escribía poesía, sabía tejer y hacia su propia ropa,
era dos años mayor que yo pero mil veces más madura, y sobre todas las cosas, y por alguna
extraña razón, sentía una profunda admiración por mí. Tanta admiración sentía que se la
pasaba hablando de mí a sus amigos quienes luego me pusieron el mote de “el súper” pues lo
que contaba de mí parecía muy increíble. En efecto yo creo que me sobrevaloraba demasiado.
Su principal apego a mí era porque juraba que yo era un genio. En sus palabras, yo sabía de
todo, era muy interesante, exageradamente intelectual. Pero la realidad era que en su vida ella
se rodeaba de solamente gente mediocre que jamás habían agarrado un libro que no fuera de
vampiros o de brujería. A los góticos les encantan esas cosas. Y en comparación a su mundo,
era yo singular.
Algo muy particular en Sandra era todo este mundo de tinieblas que la rodeaba. Nunca en
mi vida había conocido a una mujer con problemas en ese entonces. Seguramente porque
hasta entonces nunca había conocido a una mujer en general, todas eran unas nenas. Pero en
Sandra había cosas que no sabía sobrellevar muy bien en ese entonces. Como que su mamá
de cierta forma la despreciaba. Supongo que por el choque cultural al que la exponía, pues
mientras su madre escuchaba a Boston, Sandy, como me gustaba llamarle, se entendía con el
andrógino de Anna-Varney en una estridente ópera sobre desolación y desesperanza causado
por la maldición de haber nacido en un cuerpo que no le correspondía. Me fascinan los
góticos…
La hermosa de Sandra encontró alguien que en su mente la llevaba a otros lugares que
no imaginaba, aunque en realidad ella es la que me enseñaba todo sobre la vida. Una vez me
contó que solía ir a casas abandonadas a jugar a la ouija sola. No tengo que decir que me
parecía osada, y que mi curiosidad explotó. Ahora yo quería jugar a la ouija, pero en vez de ir a
una casa abandonada, le sugerí un ambiente más tranquilo y controlado, donde secretamente
planeaba acercarme a ella y besarla, este lugar claro era mi habitación.
Porqué sabía tanto de ella y no la había besado aún era algo que no entendía, me
abrumaba la perfección de aquello. Todos los días que no entrenaba basquetbol, iba a pasar la
tarde a su casa, pues siempre estaba sola, ya que sus papás trabajaban todo el día y
gastábamos el tiempo platicando de todo. Una de esas tardes después de haber visto el filme
gótico de The cabinet of Dr. Caligari me dijo. –¿Tú crees que no sé que te gusto? Tú me gustas
y sería algo perfecto que los dos estuviéramos juntos.- Para luego como ordenándome pedirme
que la besara. Y fue ahí que nació mi primer destello de mujeriego, de seguridad. Sabía que si
le decía que si o solo la besaba, ella conseguiría lo que quería. Demonios, yo también
conseguiría lo que quería. Pero así no, no con sus reglas, no cuando quiera. Para luego
entender que aquella imagen súper enaltecida de esa mujer, desapareció por completo.
Entendía que ella era mía, en realidad podía tomarla en ese momento. Podría no besarla y
seguiría siendo mía, seguiría gustándole y seguiríamos viéndonos y seguramente mañana o la
semana que viene terminaríamos donde yo quería. El juego se acabó, finito, perdiste Sandra.
Yo quien nunca hubiera imaginado que podría conseguir una mujer tan hermosa ahora la tengo.
Ahora sé que puedo tener mujeres como tú. Y ahora que lo sé… Quiero a otras.
Se oye bastante despreciable en estos momentos, pero la verdad es que estaba loco por
ella en ese entonces tanto como lo estoy ahora. La diferencia es que ahora tiene 3 hijos y vive
en el cochino distrito federal.
Lo relevante fue que por ella conocí a la supuesta entidad fantasmal que habitaba en mi
casa por medio de la ouija. Me decía este ente, por medio de aquel juguete, que era una mujer
que siempre me observaba. No recuerdo su nombre pero recuerdo que me dio miedo incluso
para no ser un creyente. Se movía sola la maldita cosa. Siempre piensas que cuando juegas a
la ouija con alguien esa otra persona la mueve, pero en realidad se movía y me decía cosas con
coherencia. No es como si preguntases que día es hoy y te respondiera perro. De verdad tuve
una conversación con un espíritu, o como Sandy le llamaba, una proyección psicológica
inconsciente de ti mismo. Tu inconsciente mueve la madera a lugares que tienen lógica pero
que conscientemente no sabes. Verdad o mentira ella juraba que había también alguien con
quien ella siempre hablaba, se llamaba Zulu y le contaba cosas del más allá, o cosas que
hacían en su casa su familia mientras ella no estaba. Lo que daba miedo era cuando le
preguntaba a su familia si efectivamente habían hecho tal cosa y la respuesta era afirmativa. De
igual modo todo se puede definir como una parte interna inconsciente que desconocemos, que
interactúa con nosotros mismos por medio de una tablita de madera. Ni Freud ni Lacan se la
hubieran pensado, acceso a tu inconsciente directo por 100 pesos en la juguetería. Adiós
psicoanálisis y terapias.
El problema es que la gente no lo controla, Sandy decía que tenía episodios en los cuales
en sueños seguía hablando con Zulu y se la quería llevar a otros planos espaciales.
Literalmente sentía que se moría y que por azares del destino despertó para entender que
nunca hay que seguir a Zulu.
Cada paso se volvía más obscuro, luego me contaba que pasaba días enteros dormida,
como 3 o 4 solo levantándose para comer e ir al baño. Sandy estaba enseñándome esa parte
que solo con confianza muestras. Y ella era un pequeño monstruo, tenía ideas psicópatas y
escribía poemas sobre violencia y dominación. Casi pasaba por alto esas cosas cuando veías
ese cuerpo y esos ojos. Pero debajo de esa fachada de chica linda había cosas bastante
tenebrosas.
Nunca la perdí, pero gracias a la increíble seguridad que me dio, comencé a invitar a salir
a casi cualquier chica que estuviera de buen ver, lo que con el tiempo me fue apartando de ella.
Ya no tenía tiempo para pasar las tardes en su casa, lo cual volvió sus ojos a otro hombre.
Seguíamos teniendo algo secreto entre nosotros, pero por alguna razón ella nunca lo dejó.
Nunca pensé ni pienso que él era superior a mí en ningún aspecto, pero estaba en desventaja.
Mi corazón ya la había rechazado y el tipo medía 2 metros y era un gorila.
Un buen día tal gorila me mandó decir con varias personas diferentes, que si me volvía a
ver me iba a matar. Estaba tan celoso de mí por todas las cosas que Sandy le contaba
constantemente, así como le contaba a sus amigos. Y sin valor a enfrentarme, dejé lo que ya
venía dejando de rato. A la mujer que luego se convertiría en mi martirio.
Con el tiempo los dos se dejaron y una mañana de Miércoles Sandy me llamó llorando.
Escapé de la escuela y al llegar a su casa me dijo que estaba embarazada del gorila. Iba a
tener un gorilita gótico. Y si un día pensé en recuperar a esa mujer, y lo estaba planeando
seriamente, eso fue el acabose entre nosotros.
Recuerdo cuando días después fui por última vez a su casa diciéndole que no quería
dejar de verla. Y en esa noche me dijo que me quería mucho y me amaba, que no quería
perderme, que quería estar conmigo. Me decía quejándose de mí en una cancha de basquetbol
a solas y obscuras -¿Esto es lo que querías? ¿Qué te dijera que te amo? ¿Necesitas que las
mujeres vengan a ti a rogarte? ¿Por qué no tienes el valor de decírmelo?- Yo solo le contesté
que las cosas eran distintas, para lo cual ella replicó con una pregunta que contesté sin pensar
y que me costó todo. Lo contesté por inercia, y aunque en realidad era lo que pensaba, jamás
me hubiera atrevido a decírselo, pero en ese momento de sentimientos exaltados, Sandy, la
dulce y macabra Sandy, la chica de los ojos hermosos y los gemidos hentai, me preguntó, -¿Si
no tuviera mi bebé me tomarías verdad?- Y yo le dije, si…

Hoy que la noche ha sido generosa conmigo, he seguido el paso de mi fe.


Amamantándome de mis recuerdos, esbozando pinturas con la tinta de tus besos. Besos con
sangre y dientes afilados, de saliva parda y etérea, de mí masturbándome sobre las plumas y
los libros, sobre las ropas deshilachadas que me recuerdan el amor.
Soy el hombre inexistente, muerto entre los muertos, ruin entre los gañanes lobos que
acechan a la mujer, mi mujer física, afrodisíaca, nacida del fuego verde, de la naturaleza cristal
que sin poder vencer he aprendido a respetar.
Boca de fusiles, antenas invisibles, controles imaginarios encadenado a la muerte, y tu tan
viva, tan extrañamente viva. Tan extrañamente tú, y sin embargo, …yo
No desesperes mi mujer, el tiempo curara todas las heridas, y te darán fuerza para crear
lo que un día no pudiste. No huyas, pues la belleza ida, no regresa. Túmbate sobre la tierra,
agárrate del zacate hasta con los dientes, pero no huyas, que te lleve el destino si así lo
quieres, pero no le dejes nada fácil a tus demonios, pues, todo eventualmente, vuelve a donde
pertenece…
Y así, seguiré rezando por ti, por nosotros. Seguiré brindando contigo en mi imaginación,
bendiciendo el fruto que pasa por mi esófago, añorando la noche en que juntos volvamos a
hacerlo, con la misma tranquilidad en nuestros corazones con la que solíamos soñar.
Grítame donde te encuentres, habla con nuestra cómplice. Y que por tus ojos, tus
hermosos ojos, entre la luz que ella despide, que lleva cargando como mensajera, de mi
corazón a tus labios, el libro de mi mente.

Anali no era una dama. Nuestra primera cita fue en un salón donde jugamos billar.
Acababa de terminar la prepa y si algo había aprendido ahí, era a jugar billar y que todos
escogen a Wolverine en Marvel vs Capcom. Y aunque estuve en la mejor preparatoria pública
del estado, creo que lo más importante que encontré ahí fue mi paso hacia la socialización
adulta. En la preparatoria se va definiendo que tipo de hombre serás, y era la época de Napster,
las computadoras deficientes y el internet lento. No había nada más en el mundo que definirte
como hombre.
La educación horizontal que recibí no me llenaba el corazón. Empezaba a fijarme más en
las personas que en lo estoico. Descubrí por ejemplo que un alumno de preparatoria puede
acostarse con una maestra, que podías insultar a la gente pero que tienes que estar preparado
para responder con golpes, que cuando a alguien le ponen de apodo “el chido”, seguramente es
porque no es nada chido. Que las porristas no están tan buenas como en las películas
americanas, y que las que sí están buenas son muy tontas. Aprendí a jugar a la rayita mejor
que nadie que haya conocido, el truco está en el vuelo de la moneda y hacer que tope con la
pared siempre. Conocí gente que con el tiempo se volverían grandes amigos, y entendí que
todo hombre tiene que perder al menos una pelea en la vida. Eso te hace más hombre, suena
muy estúpido pero es verdad. A mí me han amenazado de muerte tres veces; una por
quedarme viendo a un cholo demasiado fijo, la segunda fue un novio celoso y la tercera por
acostarme con una mujer que le pertenecía a alguien más. Me han amenazado muchas más
veces, pero a muerte solo tres. Siento que es un buen número, bastante optimista para todo el
mal que hice mucho tiempo de mi vida. Mi secreto es que no te descubran. Vergüenza no es
robar sino que te hallen robando. Obviamente nunca he robado, pero si mentido, que para los
mandamientos cristianos, es igual de malo. Lo bueno de ser ateo es que no existe el pecado, lo
malo de ser ateo es que nadie te quiere.
Lo perfecto de Anali es que me enseñó todo lo que no me gusta de una mujer. Usaba
uñas postizas larguísimas, se teñía el cabello de un color que no le iba, bebía más alcohol que
yo, escuchaba música popular, no sabía nada de arte, y más atroz que las anteriores era
escucharla hablar sobre sus perros. Los amaba como si fueran personas, rectifico, los amaba
más que a las personas.
La gente obsesionada con animales es muy difícil. O son personas muy encantadoras que
gustan de ayudar o son increíblemente molestas. Sobre todo cuando hacen voces de bebé o
huelen raro. Me da muchísimo asco besar a una mujer después de que cariñosamente le da un
beso a un gato o perro. En realidad no me gusta ni tocarlas. La gente dice que el perro es el
mejor amigo del hombre, yo digo que la locura lo es.
A pesar de ver la etapa de Anali como un pequeño encuentro de algunas semanas en las
cuales no tuve ningún tipo de diversión o provecho, el entender más porque no debía estar con
mujeres así, me hizo avanzar pasos enormes. No podría decir que ya sabía justo lo que si
necesitaba de una mujer, pero mi lista de cosas que no necesitaba se iba agrandando, y son
dos listas que van de la mano. Tachado mujeres amantes de los animales, tachado mujeres que
no se saben arreglar.
En el siglo 21 las mujeres se sienten obligadas a liberarse, a romper los estereotipos del
pasado y Anali no era un claro ejemplo de ello. Quería llamarme pero prefería esperar a que yo
lo hiciera. Quería verme pero esperaba a que yo se lo pidiera primero. Fue precisamente esto lo
que en mi mente precaria concebí como ridículo y la olvidé por completo. No sin antes del
entendimiento de sus facetas insípidas, comprendí un par de cosas nuevas en la vida; uno que
las mujeres haciendo cosas masculinas solo son sexys mientras conserven mucha femineidad,
y dos, las chicas haciendo cosas masculinas no se preocupan por ser sexys.

Solía frecuentar mucho el único lugar en la ciudad donde cohabitaban semi pacíficamente
todas las subculturas urbanas derivadas del rock. Ahí me conocí una chica bastante lista que
me hablaba de todo eso que me interesaba. Todo lo que no pude aprender con Sandra de esa
cultura gótica ahora muerta, lo aprendí con Tania. No me gusta mucho hablar de eso puesto
que nunca tuve realmente algo con ella. A pesar de que me encantaba, nunca pensé que
pudiéramos tener algo serio.
Ella vendía ropa, el tipo de ropa que Sandra y ella usaban. Lo cual siempre fue para mí
muy excitante. Salía de clases y corría a su trabajo a platicar mucho tiempo sobre libros y
música. Comenzaba a encontrarle la sazón a salir con chicas mayores a mí. No porque fuera
muy maduro y las mujeres de mi edad no me pudieran satisfacer, que por alguna razón esa
siempre es la excusa de las mujeres que salen con hombres mayores. Sino porque en ellas
encontraba la seguridad y la cultura que una mujer de 18 años no tiene. En cambio una de 23,
ya ha sufrido, perdido y abandonado. El tipo de experiencia social que te hace entender de
verdad las cosas. Si no sufres no puedes entender el miedo y la aventura, si no pierdes no
puedes valorar las cosas, y si no has abandonado no creces. Alguien con esas virtudes era
asombrosamente interesante, lo malo de tener esas virtudes es que dejan marcas, y la de Tania
era una niña pequeña de dos años.
Aún que no conseguí mi acometido puesto que había renunciado a él, me sentía muy bien
conmigo mismo. Empecé a conocer lo que yo consideraba la gente interesante de Monterrey.
La gente que iba a los bares que yo quería ir, los que trabajaban en expos de libros, los que
organizaban eventos de rock, y simplemente gente que se juntaba con gente igual de
interesante. La persona más chida que yo conocía hasta ese entonces era una chica que tenía
los cabellos pintados de verde, y sí, esa era la única razón por la cual era interesante. Empecé
a conocer a gente odiosa pero que pintaban lienzos hermosos, chicos que se habían escapado
de su casa para casarse con su pareja, personas que tenían religiones extrañas como el Hare
Krishna, y señoras viejas que se vestían como jóvenes y les encantaba el rock y los chicos
inocentes como yo.
Andar y pasar los días donde se juntan todas las culturas renegadas de la ciudad te
vuelve un poco duro. Yo nunca me he vestido así. Me visto como rockero, era el típico chico con
pantalones entubados y una camiseta de Led Zeppelin. Pero había gente ahí que se vestían
como vagabundos, como personas de las cual desconfiar. Y cuando aparte de ver un montón
de punks enojados, te topas con algún skinhead, a veces hay problemas.
La gente no estaba en busca de peleas, pero si no parecías ser de ahí te veían feo.
Tienen olfato para reconocer a quienes no pertenecen a esos círculos. Por ende tenía que
verme rudo, o al menos tenía que colocar mi cara de que todo lo sabía o de que nada me
impresionaba. Esto lo copié de la gente que trabaja en esos lugares. Ellos ven al cliché del que
va a comprarse sus camisetas de Metallica y lo tratan mal. Los hacen sentir como si no
supieran de música. Porque sí, en esos círculos solo puedes andar ahí siendo under. Y ser
under es como reprochar todo lo mainstream. En otras palabras, buscar entre lo más recóndito
del arte musical, y por más malo que sea, decir que esa es tu banda favorita. Pero no para ahí,
aparte tienes que sobajar a todas las bandas que se oyen en la radio o la televisión, y si por
casualidad una banda under se vuelve conocida, decir que tú la escuchabas antes, pero
encontraste otra banda que suena mejor. La gente común y corriente que nunca conoció estos
círculos, no sabe que de ahí parte todo lo que en la cultura actual se desenvuelve, pues no hay
grupo más elitista, que los malditos metaleros.
Ya no existen ni esos círculos, y creo que esas actitudes tampoco. Los únicos portándose
como cretinos siguen siendo la gente de mi edad. Las nuevas generaciones rockeras son
mucho más alivianadas, y el elitismo pasó a otra subcultura urbana que llaman hipsters. Estos
son peores porque ni siquiera escuchan buena música.
Nadie nunca jamás en la historia me cree esto. Pero yo fui la primera persona en todo
Monterrey en aborrecer a los emos. No me malentiendan, no soy nada intolerante. Pero en ese
momento por alguna razón, cuando empezaban a vestirse así me parecieron desagradables,
odiaba y sigo odiando el hardcore y el emocore y cualquier cosa que por excelencia tenga
música de metal con voces de Blink 182. Luego se volvieron tan populares que hasta mis
primos de 8 años entendían lo que era un emo. Incluso me veían con camisetas negras y me
preguntaban por si acaso era yo uno de ellos. Pero supongo que eso es lo que hace estragos
en la cultura, el mal entendimiento de algo y su magnificación al absurdo total. Pero si así nació
el cristianismo, era obvio que esto iba a estallar.
Recuerdo que incluso había una supuesta disputa con ellos, pues nadie, absolutamente
nadie los quería. Yo solo explicaba que aunque no me gustaba la música de los chicos emo, me
encantaban las chicas emo. Me siguen encantando.
Tiempo pasó y lo que una vez fue el centro urbano más under, se convirtió en casa de
todos los cholos de la ciudad. A Tania nunca la tuve. Ya no quería perder…

Ayer que venía bajando del monte, las víboras que me seguían se enroscaron en las
piedras. Me dejaron de seguir por falta de entusiasmo, pues era y de repente ya no era. La
angustia de perder a mis enemigos veterotestamentarios, y el regalo de la vida dichosa siempre
es una maldición. Él, que es, en algún momento no fue, y yo que fui ahora perdido me
encuentro.
Dichosa la palabra enseñada con sangre, el borrego que pasa por debajo de mis piernas
y la pus acidulada que escurre de tus brazos. El suicidio moral adornado con el arte de mi
gente. Tu hijo negro de madre blanca con alas rosas. Tu planta camino, y en mis manos
destino. Del anuncio del profeta que reclama la atención de tus ojos, que se vuelven a mí y me
dicen que lo calle.
Del mundo el agua que chorreando, deja la tierra con la marca del desgaste y la vida.
De Baco amigo, y de Dionisio, también amigo. Producto del deceso, la letanía y el ocaso, hacia
las puertas vírgenes nunca cruzadas. Un purgatorio de cien, que parecen mil, en la noche
onírica decide si no embestir, resistir. Raíces donde caminan bichos, matices donde se bebe
vino, y cielos para brujas, donde ululan los olvidados defectos de mi ciudad.
Eurídice de mi vientre mente, y de mi cama desecha por el constante golpeteo de tu
conocido inconsciente. Renuente, quererte, siniestro. Como la canción que no te escribo y como
la sangre que hierbe hacia mi pecho, que va dejando en pedazos lo completo, y que une lo
cambiante.
Vuelo sobre mis muebles, sobre las hojas, sobre las palabras que mis dedos no conciben.
Sobre tu regazo inexistente, sobre los ojos que por mi ventana en forma de otro, aparecen.
Mueren.

LE JUGEMENT

Karla… Déjame estar contigo.


Hoy pido las cosas con humildad por cortesía, en ese entonces porque en realidad era
humilde. Yo genuinamente deseaba su amor. No porque la amara, sino porque quería su amor.
No es tan difícil de entender, quiero muchas cosas en la vida. No la amo, pero sé que si me
ama, me voy a amar más a mí mismo.
A Karla le encantaba bailar y tenía cuerpo de negra, literalmente porque estaba muy
morena pero también porque tenía proporciones de esas que aman los albañiles. Quiero
detenerme un poco con esto pues de verdad no entiendo bien porque los albañiles gustan
solamente de las mujeres piernudas o voluptuosas. Tengo la hipótesis de que la cultura
moderna no les llega o llegó, y siguen conservando afición a estéticas de años atrás. Al hombre
moderno le inculcan la belleza en la delgadez y definición del cuerpo femenino, o al menos así
no lo venden. A todos los hombres les gustan por igual sujetos de complexión delgada y
también de complexión voluptuosa. Tanto Scarlett Johansson como Natalie Portman. Yo por
ejemplo prefiero a las mujeres altas, grandes, pero también me gustas las chicas en skinny
jeans que cargas con un brazo. Ese es precisamente mi problema, ¿Por qué a los albañiles les
gusta solo un tipo de mujer? También pensé generalizando, que la lectura popular del albañil
son esas revistas pequeñitas como el libro vaquero pero pornográficas, que tienen imágenes de
mujeres con proporciones caricaturescas imposibles en la vida real, y solo debido a esto, es la
concepción pura que entienden formada de una mujer, suponiendo que no tienen mucho
contacto con chicas reales, ya que por gajes de su oficio, pasan el tiempo entre hombres. No
está Martita la secretaria en la obra, ni Lupita la que limpia o la licenciada Rubí. Pudiera ser
también que por esta misma razón, de pasar tanto tiempo viendo las nalgas masculinas de tu
compañero agachado poniendo capas de blocks, lo primero que buscan al salir de ahí, es todo
lo contrario al cuerpo masculino, y con ello me refiero a los pechos y caderas enormes.
Concluyo mi hipótesis diciendo que cuando segmentas el mercado, en este caso, literalmente
pierdes a la mitad. Teniendo así la mitad de posibilidades de tener sexo en tu vida, y con ello
me refiero a sexo consensual.
Un buen amigo me dijo una vez en forma de consejo que, si bajábamos nuestros
estándares, tendríamos muchas más relaciones de las que acostumbrábamos.
Karla con su hermoso cuerpo y mi yo animal volvimos la adolescencia un parque de
diversiones, de esos que tienen más de 69 atracciones, montañas rusas, besos en la casa
embrujada color negro, vendimia de perritos, juegos que literalmente te ponen invertido y de
cabeza, columpios, shows de vaqueros y tantras tantras otras cosas.
De verdad empezaba a disfrutar de mi cuerpo, hasta que un mal día, el fantasma del
atropello me trajo una noticia, Miguel el guitarrista de mi banda había embarazado a su
entonces abnegada novia.
Siempre a todos los hombres, no importa que tan joven o viejo seas, tu poca o mucha
experiencia, la primera vez que te dicen que alguien de tu edad embarazó a alguien, el mundo
se te cae. Convirtiéndolo así en nuestras mentes, al embarazo no deseado, en el más grande
de los tabúes.
Si en ese entonces ya tenías sexo, al menos de luto dejabas de tenerlo por un mes, y la
próxima vez, no dudabas en usar combinados tres métodos anticonceptivos mínimo. Mucho
peor si aún no tenías sexo, puesto que luego tendrías un terror ferviente que como hierro
incandescente marcaba tu frente tan horrible como el peor de los tatuajes. Este luego las
mujeres podrían leer y al entender tu inseguridad te dejaban.
Mi miedo a embarazar a Karla se volvió una obsesión, a pesar de que me protegía, cada
mes que sabía ovulaba, en mi mente aparecía la imagen de Mickey Mouse como soltando un
silbido de alivio –fiuuu… otro mes de alegrías…-
Odiaba el hecho que las mujeres fueran fértiles, uno pensaría que la evolución ya nos
hubiera dado un botón detrás de la oreja, como el seguro de una pistola, el cual podrías poner o
activar en modo concepción y cambiarlo a modo diversión. Así al terminar, en vez de retirarte el
condón con cuidado, hacerlo nudo y levantarte a tirarlo a la basura, bastaría con revisar que su
oreja siguiera con el botón apagado. Pero la evolución nos odia. Nos da el orgasmo y las
hormonas, una combinación explosiva, y a eso agrégale la evolución social liberal; pornografía,
juguetes sexuales, mercadotecnia sugestiva, fetiches, libertad de pensamiento, Alfred Kinsey.
Siempre recuerdo a mi mejor amigo diciéndome, -Es como en la lucha libre… Si vas a
pelear, pelea enmascarado…-
La poesía no me funcionaba en ese entonces, todo se volvía crudo. Ya no era sobre
enamorarse y pasar tiempo con la chica que veía Buffy la Cazavampiros, era sobre entrar en
responsabilidad con tus actos. Ya tenía una novia, ya me acostaba con ella, la conocían mis
padres y mis amigos. Eso al inicio no implica nada en absoluto, pero conforme vas creciendo
representa todo. Ahora ya no tengo novias, solo “salgo” con chicas. No sé bien que sea eso
pero me funciona. Las novias son para la gente o muy enamorada o muy fea. Es mejor
mantenerlo como un romance todo el tiempo, y entonces, si te enamoras mucho o te pones
obeso, te comprometes…
Karla era un ángel en todo sentido, primero porque me soportaba, segundo porque vivía
con una sonrisa eterna sobre su rostro. Hay veces que de tan bonito que sonríe alguien te
enamoras. Cuando la vi llorar después de decirle que ya no íbamos a estar juntos, literalmente
sentí como mi corazón se trozaba en pequeños pedazos. La conocí de la manera más estúpida
del mundo, la chica obsesionada conmigo, tenía una mejor amiga mil veces más linda que ella,
su nombre era Karla y tenía unos ojos miel que te hacían sentir que pertenecías, no sé a dónde,
pero sentías que pertenecía.
Antes de andar con Karla, en una fiesta vespertina en casa de la típica chica mitotera con
sobrepeso, jugando a la botella me besé en un cuarto obscuro con la original obsesionada
conmigo. Y cuando fue a presumirle ésta a Karla del cohecho, sentí que la confianza de amistad
que nos teníamos dio un gran salto hacia atrás. Tuve que hacer muchos méritos para recuperar
ese primer interés que se veía nos teníamos mutuamente, entre esas cosas, tuve que empezar
a dejar de seguir los coqueteos de la otra chica. Cosa extremadamente difícil para un hombre
cualquiera. Ya no la dejaba que me “pichara” una soda, porque si, también eso cuenta como
coqueteo, todo depende de la intención. A veces le quieres dar para su soda, y a veces lo que
realmente quieres es darle para sus chicles.
Una tarde el hermano menor de Karla entró al cuarto que creímos haber cerrado con llave
y nos encontró semidesnudos filosofando. Cerró la puerta, se fue, y no dijo nada. Esos son
hombres…
Mis mejores amigos en ese entonces también tenían novias, y como todos íbamos a la
misma escuela, pasábamos mucho tiempo juntos. Salíamos en parejas como buenos amigos y
nos divertíamos muchísimo. Con el tiempo esos amigos se volvieron mis hermanos, y de ahí
que siempre tuve mucho interés en conocer a fondo a sus novias, aunque a veces sus novias
no se interesaban para nada en conocerme a mí. Malditas.
Normalmente las chicas que vinieron después de esas novias de mis amigos, no eran tan
agradables, pero afortunadamente como hombres, ese grupo específico de amigos, eran del
tipo de hombres que no mutan ni dan pasos atrás, de los que no se vuelven mandilones ni
hacen las cosas nada más porque su mujer se los dice. Cosa maravillosa pues siempre nos
dimos nuestro espacio, muy diferente a lo que puedo decir de la mayoría de los hombres que
conozco. El tiempo también me dio amigos totalmente opuestos a esa característica, hombres
que por una mujer, pierden relaciones, amistades y vida. Pero no los juzgo, pues así es toda la
gente, somos pocos los que nos amamos de verdad.
Así pasaron los meses, disfrutando el cálido aroma de la juventud en compañía de los
camaradas y mi chica, cerrando un círculo intocable donde todos reíamos y aprendíamos de
nuestros intereses, yendo a fiestas de música norteña y bailes de salón. Es lo que había.
De ahí fue la curiosidad. Solo quería conocer y ella me limitaba en ese proceso. Pero con
ella aprendí a decir te quiero de verdad. Estaba en un dilema cuando empezábamos a ser
novios, no la amaba, pero tampoco solo me gustaba, y esa noche cuando regresaba a casa
oyendo mi radio, Steven Tyler decía “I need your love”, y fue ahí donde entendí todo, la
necesito, la deseo, la quiero…

Había conocido a Janeth en una de mil tocadas a las que iba cada mes. Esta, tanto la
tocada como Janeth, eran punks. Dícese del grupo social cultura subterránea, quienes
conservan ideologías anarquistas, odian el status quo mainstream, les gusta tatuarse cosas
graciosas, y escuchan música malísima. Además, en mi vida he visto fiestas tan divertidas
como las de los punks, ellos de verdad saben cómo rockear. No importa en donde sea siempre
terminan haciendo un desmadre lleno de basura, gente vomitando, alguna que otra pelea y
mucha gente fajando. En este caso aquello era una casa abandonada sin techo en el centro de
la ciudad que aparentemente usaban para organizar fiestas. Era un lugar genial, podías ver las
estrellas y sentías el frío de lo rústico del lugar, como una casa embrujada llena de grafiti. Al
lado de donde las bandas tocaban había una rampa de skate de tamaño considerable, y era
increíble como una película californiana de los 80s, esa yuxtaposición entre tipos tocando rudo
sin camisetas mientras que al lado la gente en patinetas hacía kick flips, heel flips, three sixtys,
y todas las demás suertes que hacen en el “Tony Hawk” del Play Station 1.
Los punks y los rockabilly son amigos por alguna razón, al menos de donde yo vengo.
Seguramente porque no hay tantos integrantes en mi ciudad de ambos grupos. Entonces medio
se fusionan por eso, creando una tribu punkabilly y haciendo cotorreos baratos pero muy
entretenidos. Y de esa noche despejada, fingiendo que disfrutaba los covers de NOFX y Black
Flag, vi la chica más bonita que hubiera conocido, de cabellos cortos rubios con unos mechones
morados justo en ese improvisado escenario tocando el bajo siendo el punto más luminoso
entre los tipos feos tocando y saltando.
Aquella era una revelación. Tocaba mal, pero a nadie le importa como toques en una
tocada punk, lo que quieren es emborracharse y gritar “oi oi”. Son renegados, pero contrario a lo
que uno pensaría son bastante amistosos. El punk llegó a México más como una cultura de
moda que como una ideología, la gente punk es punk porque le gusta la música y la ropa,
pocas personas pueden realmente llevar un estilo de vida así, sin trabajo y repudiando al
gobierno, no aquí en Monterrey donde lo importante es el materialismo y no existe el “welfare”.
Pero amo a las mujeres que tocan instrumentos, es lo más sexy del planeta, sobre todo cuando
lo hacen bien que no era su caso, pero aun así me sentí atraído. Imaginarme a una mujer
desnuda tocando el piano o la guitarra es como el equivalente personal a la perdición. No
respondo de manera correcta, me influencia por completo y me vuelve susceptible a todo. Soy
esclavo de tales mujeres. Afortunadamente no he conocido muchas, y las que sí, eran en
excesos feas, lo cual es un alivio, si no, me hubiera enamorado fatal. Y aquella, era bonita y
hacia suyas las 4 cuerdas de aquel bajo púrpura.
En un segundo me vi con ella, había planeado mi futuro e idealizaba nuestras tardes
viendo películas de Rob Zombie y ella componiéndome una canción debido a todo el amor que
me tenía. Me la imaginaba vistiéndose con sus chalecos llenos de parches y sus pantalones
entubados y yo quitándoselos. Luego comíamos comida vegana straight edge y criticábamos
este mundo globalizado.
Tan pronto dejó de lado su instrumento me acerqué a ella entre la multitud e inicié la
conversación.
-Hey yo te he visto tocar antes, tocas súper padre, soy tu fan (risas), bueno no tanto pero
me agrada tu banda.-
Esto claro era una mentira, jamás la había visto en mi vida ni escuchado a su banda.
-Hey muchas gracias. ¿Dónde me viste tocar?-
-En una baresillo, no recuerdo bien el nombre, me llevaron mis amigos y era la primera
vez que iba.- (otra mentira)
-¿Será en el (bar que no recuerdo)?-
-Exacto, ese mismo. Tienes que invitarme la próxima que toquen, de hecho yo también
toco en una banda, pero nada que ver con esto-
-¿Ah sí? Muy bien, ¿y que tocan? ¿Y tú que tocas?
-En la banda solo canto, pero sé tocar la batería, y la lira dos tres. Pero nunca había visto
a una chica tocar el bajo, es lo más sexy del mundo la verdad (risas). –
Claro que había visto chicas tocar el bajo en realidad, pero necesitas mentiras blancas
para iniciar siempre la conversación, a lo que luego ella respondió.
-Gracias, claro que no, nadie me fuma, solo tú de loco.-
-Mentiras podridas, seguro tienes un millón de fans.-
-Obvio no-
-¿Entonces soy el único?-
-(risas) no lo sé, ¿tú crees?-
-Yo creo que si hay alguien en este mundo que pueda ser tu fan, definitivamente soy yo-
Y justo me disponía a invitarle algo de beber, cuando se aproxima un chico delgado de tez
blanca y camiseta roja. Literalmente se puso casi entre nosotros, y como si no existiera me
interrumpe y empieza a hablar con ella. Aparentemente era su novio que se había puesto
celoso seguro porque había denotado mis intenciones de más, y de repente, la perdí para
siempre.
Pude haberla seguido buscando, pero no tenía los ánimos (ebriedad) aún de eso, además
ni siquiera la conocía, no había algo que me impulsara a seguir insistiendo, tal vez no me iba a
agradar tanto, y no iba a perder mi tiempo buscándola en esa noche. Meses después la volví a
ver en una fiesta, pero esa vez, ya tenía yo un acompañante. Aprendí que en la vida las cosas
que realmente quieres son por las que tienes que luchar, y que cuando no luchas, es cuando
sabes que no las necesitas. Esto porque a veces sentimos deseos hacia todo lo que nos rodea,
queremos absolutamente cualquier cosa para satisfacer nada. Pero solo las cosas que nos
hacen levantarnos del sillón son las que realmente valen la pena.
Chingado, todo se derrumbó, mis fantasías habían sido una completa mentira como las
medallas de Lance Armstrong. De esta vida, al igual que Iggy Pop, yo también era un pasajero.

En este vaso de agua veo la veneración. Siento el sentido de querer y tener, como los tres
animales que mueren pero que en realidad viven. El cerdo opulento, el gallo orgulloso y la
serpiente avaricia, de sus némesis simios que sin saber nada, puros mueren, pero mueren de la
muerte.
Todo es puro, todo es santo, todo acongoja y siente la osadía torpe de caminar sobre las
manchas que por joven no comprenderás, y de viejo olvidaras.
Ay Lucrecia de mis sueños, de mi desvelo desdeño, que rozas apenas el viento por el que
caminas y santificas. Tú sí eres santa, tú si eres de la palma que deja de danzar y vuelve a ser
parte. Parte del sabio y las cuentas que adornan su cuello, parte del cíclope y Casiopea, de
Orfeo Morfeo y Satanás.
De las vírgenes amadas contrariada, pues tú entiendes en verdad el sentido de las cosas,
el camino gris que solo gris perdona. De tu nuevo macho, de la vid dormida, del deseo reflejo
anhelo, de castillos imposibles, de etiqueta susurros, del ave que cambia de colores y pretende
seducirte. Y de mi tierno destino que te envuelve como la reina y peón de dos noches y luego
toda la vida.
Antes de la penumbra vives, y yo solo después de ella. Y a la hora del conejo nos
encontramos sin sombras para copular un mundo de secretas intenciones, y devolverle al
hombre su valentía y a la mujer su compasión.
Llamas y lluvia, y yo llorando sin llaves del monte llano. Donde sé te encontrare, vestida
de piel de cabra, en carne de pez, con ojos de engaño. Renuncio pues estás, y te encuentro en
lo más bajo, en lo más tímido, y en lo más atareado de mi debilidad.
Ay de mi Lucrecia, que encantada con el pecado del hombre, vuela lejos de mi vista para
después volvernos a amar, y así, siempre, siempre y siempre.

LE TOILE

Ya no estaba para niñerías, después de dejar a Karla, una mujer de bastante nivel, no me
iba a conformar con cualquier cosa. Ahora iba a buscar cosas específicas, cosas desconocidas.
Empieza el misterio por entender al sexo opuesto. Ya para y sal de lo mismo. ¿Mujeres
interesantes? Para nada. Quiero lo que no he tenido, quiero conocer culturas diferentes, tal vez
una chica hippie, o una mujer que ame la música folclórica. Y así, vinieron los mayores
desastres amorosos de toda mi vida…
-No sé ni por dónde empezar Belinda, pero basta con decirte que eres una versión mala
de tu propia hermana.- Fueron las últimas palabras que le reproché a la primera mujer de una
lista de chicas a las que odié.
Y en realidad que no sé por dónde empezar, supongo que explicando que de hacer
deporte puedes conocer una chica atlética, siempre son las mejores, pues sabes que siempre
van a cuidar su cuerpo. También en algunos casos suelen ser las menos femeninas. Pero pues
cambias un abdomen plano por unos zapatos de tacón, es un buen costo de oportunidad.
Belinda le gustaba la música que escuchas en los ranchos. Es divertida pero no
sofisticada, justo como ella.
A su hermana mayor le gustaba el punk y era rebelde, secretamente siempre estuve
enamorado de ella, pero me había dicho a mí mismo que tenía que probar cosas diferentes. No
vives de ensalada.
Belinda no era rebelde pero intentaba serlo, normalmente los hermanos menores tienden
a ser más locos, pero a ella no le iba, se veía mal. No puedes obligarte a ser rebelde. Benji es
un amigo punk que me dice, -yo no sé si escucho punk porque soy rebelde o soy rebelde
porque escucho punk.- Son cosas alienadas en uno, ser o no ser podría ser más fácil de
entender. Y Belinda trataba demasiado con demasiadas ganas.
No hay nada interesante que decir sobre ella, solo que era bastante divertida, de hecho
divertida de más. Me reía mucho con ella, pero no podíamos hablar de nada serio porque
inmediatamente denotaba su falta de conocimiento en todos los temas. Creo que de lo único
que realmente conocía era de su religión. Era católica apostólica romana, consagrada,
bautizada, confirmada, confesada, comulgada y entregada fervientemente a su role model la
virgen María. Yo creo que por eso no pudo nunca ser realmente rebelde, los católicos reales
son aburridos. Afortunada o desafortunadamente existen muy pocos católicos de verdad. Más
bien hay un montón de gente a los que denomino como católicos light. Son el tipo de personas
que van o no una vez en Domingo a la Iglesia, comen puerco, visten de negro, tienen sexo
prematrimonial y critican a todo el mundo, sobre todo a las demás religiones. En otras palabras,
todo lo que el Deuteronomio prohíbe. Podría de hecho tomar ese evangelio y contrariar
versículo por versículo cada parte y hacer un libro opuesto a él, y esa sería la definición perfecta
de un católico en Monterrey.
Yo nunca he pensado que el catolicismo sea contrario a la rebeldía, solo es la forma en
que las personas lo ven. Pero yo siempre me he excusado con mi madre de ser como soy
basándome en las sagradas escrituras. Amo en demasía a Jesucristo.
Jesucristo era un borracho, si no acuérdate de Canaan. ¿Quién le dijo que anduviera
haciendo nada? Pero él solo dijo, -¿Cómo vamos a andar chupando agua?, si mi padre hizo la
luz, que no pueda hacer un poquito de vino para seguir la fiesta.- Bodas recalco, no de una
noche donde terminas con el número de la prima de tu mejor amigo, esas eran fiestas fiestas.
Duraban días. Yo siempre me imaginaba que eran la versión censurada de los bacanales.
Aparte de fiestero, engreído. La historia cuenta que ya entrados en copas, enojados porque se
habían terminado todo los gorrones, le dice a su discípulo, -Ve y checaai.- (este es un
anglicismo y contracción ranchera, o en otras palabras un insulto al idioma castellano, pero me
fascina imaginarme a Cristo con voz y léxico de alguien del norte como yo.) No le dice, no te
preocupes porque ya yo me encargo de hacer vino o lo que sea. No se preocupa por calmarlo, y
no solo eso. El discípulo le explica que ya había visto las tinajas y que lo que contenían era
agua. Jesús no le dice no te preocupes, no estás loco, acabo de aventar mi poderes y el agua
se transformó en Chateau lafite. No. Le hace la jugarreta para dárselas de importante y el muy
mago, y lo vuelve a hacer que se cerciore para que se quede impresionado con cara de
“what?”. Y digo Chateau lafite porque supongo que si eres Cristo no andas haciendo
mescolanza de uvas. O brindas con él con una denominación de origen, o te bebes algo de
2,000 dólares para arriba. Así se las gastaba… O al menos así supongo…
Mi madre me decía que me cortase mis cabellos, pues ella no comprende que para ser un
rockero en serio tienes que traer el cabello como el de una mujer. No hay otro género musical
en donde usen el cabello así, por eso nos identificamos. Yo siempre les digo a todas mis
amigas, nunca confíes en un greñudo, son mujeriegos. Pero hasta para eso me excuso con la
religión. –Madre… Hasta Jesucristo usaba el cabello largo… ¿Estás diciendo que Jesucristo es
feo?...-
El tipo hacía desmanes afuera de la iglesia, peleonero. Contrario al poder y el orden
establecido, era un anarquista. Hijo de papi, provocador, muy amoroso si sabes a lo que me
refiero. Pandillero pues andaba con 12 a todos lados. Pero siempre muy trabajador, carpintero y
pescador. De repente le daba por caminar sobre el agua o mandarle visiones a la gente para
que creyeran que estaban locos. Se casó con una prostituta y murió por nuestros pecados. Si
ese no es el mejor estilo de vida que alguien pudiera desear, no sé qué más exista.
Desafortunadamente Belinda no pensaba igual, y su compromiso de ser virgen hasta el
matrimonio ya no supe si en realidad lo cumplió. Pero de aquella vez envuelto en un poco de
enojo por culpa de nuestra incompatibilidad, le dije algo feo y me marché, a una transición muy
rápida a los brazos de Elena.
Elena fue la primera mujer honestamente loca que conocí, realmente casi loca
clínicamente.
Neurótica, hipocondriaca, llena de estrés, paranoica, depresiva, esquizofrénica, maniática,
demente, narcisista, y me atrevería a decir que si la hubiera conocido más, seguramente
hubiera descubierto algunas más profundas y raras, como el mal de Capgras o el síndrome de
Munchhausen.
La habían sacado de un centro comercial la policía en 3 ocasiones. Hablaba con ella y se
quedaba mirando mis manos fijamente o volteando para mil lugares distintos. Me decía muchas
anécdotas de su vida y luego me contaba que eran mentiras. De la nada gritaba, sí, gritaba así
por ninguna razón y luego se ponía histérica de risa. Daba miedo.
Nos dejamos mutuamente porque nunca tuvimos ningún contacto amoroso más que
algunos besos y abrazos inocentes. No teníamos compatibilidad sexual ni mental. Pero era
bonita y caí como tonto. Luego tuve un auto que le puse de mote Elena, en honor a las cosas
que aprendí de ella. Las locas necesitan paciencia y ella me obligó a tenerla.
Cada paso que daba me hacía crecer. A mi corta edad ya sentía que había probado una
buena cantidad de labios. Me volvía más exigente, quería de nuevo lo mismo pero mejor.
Quería alguien más amorosa, menos banal, más bonita, menos mojigata, etc. Ya podía dominar
mi entorno, ya podía hablar con liderazgo. Prácticamente las chicas estaban a merced de yo
llevar la conversación. Empezaba a guiarlas por donde yo quería. Esto no significa que les
gustase donde terminábamos, pero al menos ya las guiaba. Dejó por alguna razón de
importarme el sexo. Ya no necesito acostarme contigo, quiero aprender, quiero conocerte,
quiero complacer a la bestia que va creciendo dentro de mí. Ya no necesito ayuda, tengo la
seguridad, y si acaso no la tenía, quien siguió me la iba a dar.
Berenice fue la última mujer hermosa que tuve. No porque no volviera a conocer mujeres
bellas sino porque ya jamás las volví a ver como hermosas. Ya solo las veía como mujeres,
punto. Sin adjetivos. Después de Berenice me llené de tanta seguridad que sus apariencias
físicas dejaron de ser una barrera para el encuentro. Entiéndase así puesto que normalmente
pensamos que una mujer muy bella jamás nos haría caso o que son superiores a nosotros
hombres. Y fue precisamente eso, jamás volví a ver a una mujer para arriba, idolatrándola.
Ahora todos éramos iguales, una mujer que se enfrenta a un hombre, solo eso. Y esto, aunque
parece sencillo, creo que es lo más difícil y complejo a lo que los hombres podrían aspirar, si
supieran al menos a lo que tienen que aspirar. Ver a una mujer hermosísima ensimismada
contigo, te hace sentir como el rey del mundo. Esto es para crecernos, pero también para tomar
responsabilidad. Todavía no, pero con los años comencé a tener responsabilidad por los
sentimientos que engendraba en una chica, no puedes permitir que se enamore de ti, si sabes
que no le vas a corresponder. Y ese sería uno de los peldaños más superiores a los que he
llegado, y en su momento lo explicaré. Pero en ese entonces, logré pasar esa barrera con la
que viven la mayoría de mis hermanos hombres. Estaba listo para el juego y Bere, iba a ser la
primera concursante.
Empecé a probar artilugios que me llegaban a mi mente. Los hacia efectivos porque ella
me los compraba, no porque yo los validara. En otras palabras, le mentía diciéndole cosas
hermosas que la enamoraban. Nunca había intentado ser deshonesto, ni lo intenté. Solo quería
decir cosas románticas como en las películas, y con suerte, comprobar si efectivamente me
hacían tener éxito.
La luna, tu y yo, la vida, el amor, nunca, siempre, eternamente. Una vez que empecé no
paré. Salían de mi boca ríos de consecuencias, profecías, promesas, anhelos, cuentos, sueños.
Maldije al destino para ver que se sentía, de los buenos hablaba mal y de los malos bien.
Renunciaba a todo y se lo entregaba, para luego decirle que mientras estuviéramos juntos el
mundo nos pasaría por alto y el destino en nuestras mentes se completaría. Amor, dolor,
servicio, entrega, arte, tus ojos, mis besos.
Estaba en una racha, y tanto dije y tanto soñé, que me terminé creyendo mis historias y
me enamoré de mí mismo. Ego le llaman, pero yo le digo amor propio, me amo, tan fuerte como
a lo más fuerte que pueda amar. Y de tanto amor palabra y dicha, de Berenice me olvidaba.
Aprendí a verme en el espejo de verdad, a ver en mis ojos el secreto que estaba tan cerca pero
que guardo con precaución. Aprendí a saborear el éxtasis de la embriagues, a decirme te amo
cuando me seducía. A pensar en cómo darme y demonizarme. En masturbarme con amor, a
pensar que primero tenía que mejorarme antes de poder entregarme. Literalmente gracias al
deseo de estar con esa porrista pechugona, evolucioné personalmente como diez años. Por eso
pienso que hasta de las cosas que no queremos o creemos, aprendemos.
De Bere me quedó el recuerdo mucho tiempo en forma de videos eróticos. Luego los
borré porque sentía que tenía que cerrar círculos. He tenido muchas fotos y videos sexuales de
muchas mujeres con las que he estado. Es algo excitante. Pero tan pronto las dejo los borro.
El exnovio de Berenice era un patán, un imbécil y un engreído. Las cosas que me contaba
las aborrecía, y cuando por fin supe de quien se trataba, descubrí que era alguien a quien ya
conocía. Primero en esta ola de ego, me ofendió muchísimo que hubiera andado con él, pues lo
consideraba muy inferior a mi nivel, y pensaba que al estar con Berenice me ponía a la altura de
aquel barbaján.
Yo juzgo a la gente, mátenme por ello. Por eso tenemos juicio, para juzgar. No siempre
acierto, pero en el 98 por ciento de los casos me va bien. Uno no puede andar por la vida sin
hacer juicios, aún a sabiendas de que hay excepciones.
Supón que hay una calle obscura con 3 personas de apariencia malandra y otra calle
obscura con 3 monjas. Tienes que decidir cuál cruzar, y entiendo, vuelvo a repetir, entiendo la
excepción, tal vez las monjas son las malas y los de dudosa personalidad son gente muy buena
y feliz. Pero tienes que hacer un juicio, y seguramente pasas por donde las monjas. Te
garantizo que tu porcentaje de efectividad es del 99 por ciento. Yo no juzgo a las personas por
su apariencia o como visten, las juzgo por como hablan, pero aun así, prefiero correr el riesgo
de que las monjas sean asesinas en serie, a tomar el otro camino por no ofender a los señores
malandros.
Su ex nunca supo de mi odio hacia él, pero me encargué de que supiera que estaba con
su nena. Por azares del destino muchos años después tuve que viajar con él. No tengo que
mencionar que me la pasé buscando pelea. Muy tonto de mi parte, pero pasión es pasión y yo
quería pegarle un puñetazo. No se me cumplió, una insatisfacción de mi vida. No todo es
perfecto.
No sé por qué dejé de salir con Berenice, pero si recuerdo que en ese momento conocí a
Monika. Chica linda tímida y con muchas aspiraciones. No me gusta que la gente hable tanto de
sus aspiraciones, o se es o se calla. Tus sueños son para ti. A menos que suenen bonito y en
algún discurso puedas sacarlos a relucir para generar una excitación en los demás. Pero si son
aburridos, como irte a vivir a la India, mejor que aprendas a vivir aquí mientras lo cumples y nos
libres de clases sobre la pureza del jainismo y la comida macrobiótica. Más bien me gusta
escuchar a la gente hablar sobre la locura de la vida, las experiencias adquiridas, el fervor hacia
algo muy pasional. Hablar sobre sueños me resulta un poco deprimente, pues me declaro
sumamente sensible y nostálgico, a lo cual, el ver lejano aquello tan bello me resulta triste. Es
solo esa la razón por la cual no me gusta oír sobre aspiraciones.
Seguramente dejé a Bere porque empezaban a haber Monikas en mi vida. Ya comenzaba
a salir con más de una mujer a la vez. Y comencé a notar la desesperación que las mujeres
tienen por sentirse amadas. Yo también necesito amor, pero las mujeres buscan relacionarse a
cierta edad con mucha más pasión. Monika al igual que otras Monikas, me conocieron, me
hablaron y me besaron. Ellas tenían la iniciativa, bendito siglo 21, me compadezco por mis
hermanos renacentistas, pues cortejar por meses a una mujer, ha de ser lo más aburrido sobre
el planeta. Y yo, continuaba lanzando versos al aire para ver quien los tomaba.
Hace poco conocí a alguien tan mujeriego como yo, y preguntándole sobre la vida, le
explicaba que me parecía tan asombroso, que las mujeres creyeran literalmente todo lo que les
decíamos. Y él me respondió con las palabras más sabias del universo algo que jamás me
hubiera pasado por la mente, -No son tontas, no se trata de eso, las mujeres creen lo que les
decimos porque en realidad quieren creérselo. Quieren pensar que las amas y que hay un
príncipe azul para ellas.-
A todas con el tiempo las odié, no por ellas, sino porque en todo ese tiempo grande en mi
vida no pude tener relaciones sexuales satisfactorias. Eran pequeñas salidas con chicas con las
que ligeramente estaba comprometido. No era tan bueno ni tenía las posibilidades de
acostarme tan fácilmente con cualquier mujer. Y si en algún momento dije que el sexo no me
importaba, era real. Pero después de tanto tiempo con mal o nada de sexo, las junté a todas en
un campo semántico mental y decidí odiarlas por no darme lo que quería.
Claro que nunca las odié en realidad, me gusta exagerar, pero si me decepcioné.
Supongo que ellas también estaban decepcionadas de mí. No fui hombre de ninguna.
Y de Berenice y las Monikas vino de la nada una de las mejores amantes que he tenido.

LA MAISON DIEU

Con una lengua larga que recorre tus nalgas se pasa la tarde donde nos ocultamos del
mundo intransigente que no deja tiempo para los amantes. Y por un momento, entre tú y yo, las
cosas se tornan lentas. La obscuridad llega y te vuelve infinita. Pero así, sin vernos, seguimos
amándonos sin jurarnos nada.
Por esta vez, te voy a prometer que habrá una próxima. Lejos de todo, en ese lugar que
solo tú y yo conocemos, donde nos entendemos.
Sin martirio espero, pero solo un momento, y escapo trepando de los árboles cuando
denso llega el sol de medianoche. Ya no canto sino callo. Y por hoy te amo.
Graves decisiones que atormentan la flaqueza de nuestros dedos, que se unen y se dejan
y se vuelven a unir en tu sexo.
De la piadosa mente que jura obscenidades, nace la energía cósmica en la cual nos
bañamos. La comunión cósmica de nuestros ancestros que nos exigen me uses y te use, y en
perfecta alineación explote una línea de tu cerebelo pasando por tu vientre y tu vagina, que
recorre de mi pene a todas mis extremidades hasta llegar a mis ojos, que te devuelven la
mirada haciendo un círculo demencial que purifica todo el cuarto obscuro en una millonésima de
segundo.
Metafísico libido que encierra, para después liberar el cansancio obstruido, penas que
afligen al otoño que encerrabas con la madera de tu corazón. Cábala mística de mi negro y tú
blanco, en un triángulo convexo y después tetragrammaton.
Sabes sin saber por qué. Es nuestra naturaleza, es el instinto sagrado que nos une, que
nos dice que pertenecemos. Que juntos la vida tiene sentido, o más bien, que esto es por lo que
vivimos.
Volveremos a nacer y recorreremos el mismo camino. La vida no da vueltas, es y será
destino. Tuyo, mío, de la luz que se escapa, y del gemido que despacio cansado dejo caer en
tus oídos. Los mismos que me escuchan callar, los mismos, lo mismo.

Con Mayra quiero empezar por la parte correcta. Pero me refiero a que no sé si empezar
por sus pies o su cuello. Ella era la amante perfecta…
En el último bar de poesía de la ciudad la conocí. Ya no existe, pero existió. Me
presentaron a Mayra como la amiga de la amiga de alguien. Yo me senté en la barra como
acostumbro, y me dediqué a ver a la amiga de la amiga más de cerca. En la tarima un tipo
vestido de payaso hablaba sobre vampiros y porqué la vida no tenía sentido. Tan poco me
llamó la atención que buscando entre las mesas me encontré a la olvidada Tania y mi felicidad
se resintió. No pude negar mi tonto corazón aún resentido por no haber conseguido aquél, y hui.
No puedes hablar mientras declaman en un lugar así, y la gente solía salir a la calle a
fumar o hablar de otras cosas. Normalmente siempre estaría en la barra hasta tomarme al
menos una cerveza, pero esa noche trataba de alejarme de Tania. Todavía sentía algo por ella
y verla con un tipo con rastas, me hizo pensar que buscaba hombres totalmente diferentes a mí.
Afuera comenzamos a platicar Mayra y yo.
Basta con decir que nos apasionamos el uno con el otro, nos abrazamos, nos reímos y
empatizamos mutuamente. Aquello fue rápido. No hablamos de nada específico, solo me hacía
sentir cómodo. Con ella ni actué ni mentí, fuimos honestos y nos olvidamos por completo de
todo lo que nos rodeaba. Era obvio que saldríamos en alguna otra ocasión, pero volver dentro
del bar en ese ambiente lúgubre que había, me hizo beber, la hizo beber, y después de un rato
estábamos de nuevo platicando a solas apoyados sobre un carro preguntándonos como iba a
ser el día de mañana.
En el bar terminaban de declamar y la noche rugía. Comenzaba la música, y
extrañamente era en exceso ñoña. Fue cuando escuché Back on the Chain Gang y de repente
me puse feliz. Sabía que ella era especial, sabía que algo íbamos a tener, y por primera vez me
detuve a apreciarlo. A tener paciencia sobre el hecho. Esa vez me volví un hombre si es que no
lo era ya. Pude presionar pero no lo hice, sabía que obtendría, y en este caso la obtendría a
ella. Me miró a los ojos y empezó a cantar justo al mismo tiempo que yo, y en ese segundo, esa
conexión que tuvimos, el mirarnos y cantarnos fue demasiado para mi pobre ser. La tomé por la
cintura y la besé.
Fue la primera vez que besé sin nerviosismo, era natural entre los dos. Y aunque quise
detenerme como explicaba, para seguir disfrutando de ello, del apreciar algo que comenzaba,
ese beso lindo se fue tornando agresivo. Aura, otra mujer muy en el futuro me enseñó que
nunca besas con lengua la primera vez, pero ahí no lo sabía, y mi lengua fue despacio
abriéndose entre sus labios hasta llegar a la suya. Intercambiamos saliva y mis manos en su
cintura empezaron a recorrer su cuerpo. Me sentía tan excitado que si no hubiera sido por que
su amiga salió del bar y nosotros estábamos justo enfrente, seguramente algo más hubiera
sucedido entre ella y yo esa noche.
Me bastó con tener su teléfono y saber que nos veríamos. Regresé a casa como rey, me
había ligado una chica en un bar o más bien afuera de él. Eso solo lo había visto en los libros.
Pero no solo era una chica que me ligaba, era una chica linda que besaba riquísimo.
Hoy tan diferente del niño que era en ese entonces, me he ligado muchas mujeres en
bares que a veces pienso si en realidad todo eso tiene sentido. Nunca he tenido nada serio con
alguien que haya conocido en un bar. Pero siempre recuerdo a Mayra, porque fue la primera
que me hizo sentir atractivo, carismático. Eso es algo que las mujeres trabajan. Es como
cuando los hombres las hacemos sentir bien con ciertos aspectos de sí mismas, es para que se
sientan cómodas, para que disfruten de nosotros. No que no lo sientas o pienses, pero es muy
diferente pensar que es lista a decírselo. Últimamente he tenido una racha de mujeres que se
vienen muy rápido o muchas veces y se cansan, volviéndose incapaces de seguir haciendo el
amor. Ya aprendí que tengo que hacerlas sentirse bien al respecto, fingir un poco de más el
gusto, y llegar a mi casa a masturbarme.
Los hombres también fingimos orgasmos, pero es lo más estúpido que puedes hacer.
Para que fingir uno cuando puedes tenerlo. Pero digamos que las primeras veces con alguien
nuevo siempre es así. Quieres quedar bien y no sabes lo que le gusta, entonces te preocupas
más por complacerla que por complacerte, esperando claro que de tan complacida quiera volver
a repetir. Yo que toco la batería siempre he dicho que tocarla es como tener sexo por primera
vez con alguien distinto. Sabes ritmos que funcionan, pero todos los tambores suenan
diferentes, y no a todos les gusta el mismo sonido. Además por más ritmos que sepas o
conozcas, hay muchos que no puedes tocar. Siempre culminas un remate con un platillo y
menos es más dependiendo de la música. Creo que un baterista tiene todo lo que se necesita
para un buen sexo; coordinación, ritmo y resistencia.
Mayra tenía el cabello negro largo y unas caderas grandes. Una cintura pequeña hacía
esa figura hipnótica femenina. No tenía senos grandes, de hecho, apenas y tenía senos. Pero
después de las cosas que hacía, te olvidabas de lo que carecía.
Siempre tenía ganas, y cuando digo siempre me refiero a siempre. Tenía que tener
cuidado porque hasta el beso más sutil, se podía volver un terremoto. Casi tuvimos sexo una
vez en el asiento delantero del piloto del auto, y esto es tan ridículo. Nadie tiene sexo en ese
asiento cuando haces el amor en el auto. Puedes pasarte al del copiloto para tener más
espacio, y la opción más lógica es irse a la parte trasera. ¿Pero en el asiento del piloto?...
Un día me llevó a hacer el amor a su casa en la noche. El problema era que por más
grande que fuera su casa, vivía con sus padres. Yo tenía muchas ganas de ella, pero la única
forma de entrar sin ser detectado era trepando, y eso hice. Me subí a un árbol con la delicadeza
de un gato, para luego apoyar mis pies en lo alto de un portón negro, y a su vez seguir
escalando hasta la terraza de una casa enorme, la cual me llevaría a la puerta que Mayra por
dentro abriría y me recibiría en su cuarto. Todo esto esperando que en la obscuridad nadie me
viera o escuchara. Yo tenía muchísimo miedo, pero ella me decía que no me preocupara, que
ya estaban dormidos y seguramente no se darían cuenta.
Después de esa noche larga y fresca a la luz de la luna llena, escuchando baladas
noventeras y dándonos amor, recuerdo haberle explicado mientras descansábamos en la cama
la significación tan importante del orgasmo. Le decía que una pareja con un mal sexo estaba
destinada al fracaso. Una relación es mitad química y emocionalidad y la otra mitad sexo. Le
explicaba que el orgasmo que ella sentía era una cosa que nacía de ella pero que recorría una
distancia. –Mi excitación sexual Mayra, no viene de mí. Viene de ti. Tu eres quien al solo verte
me excitas. Tu energía sexual, tus hormonas, mi cuerpo las detecta, y esa energía me la
transmites a mí, lo cual va creciendo en mi chakra más profundo, mi chakra sexual, el cual
comparte esa energía con su propia, generando una bola de fuerza sexual, que me prende y
que despido por mis poros, que luego al hacerte el amor te voy transmitiendo y te lleno tanto de
ella que tienes un orgasmo. Orgasmo producido por tu energía transmitida, luego vuelta algo
nuevo dentro de mí, y después regresada para culminar en tu sexo. Era un círculo completo. –
Ten valor le explicaba, de las energías que no comprendemos, pues aunque no parece, nos
rigen. Nuestros impulsos nos dictaminan el andar. Y en este caso, copular el uno con el otro es
la respuesta al destino mágico del que somos esclavos. Ni tú ni yo lo entendemos, pero nos
pertenecemos.
Y esa noche mientras ella me veía desde la terraza, comencé a bajar escalando de
nuevo, con la noche aún más obscura y el silencio aún más completo. Cuando por fin pude
poner mis pies en la tierra, me sacudí las rodillas, me alejé hacia mi carro, y justo antes de
entrar, con tan solo la luz de la luna, volteé a verla, y la encontré recargada sobre el barandal de
su terraza, observando mi travesía, apoyando una mano en su cara y con la otra y en completo
silencio agitándola diciéndome adiós con la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida. Ese
es uno de los recuerdos más placenteros que he tenido en mi vida. La foto mental de Mayra
diciéndome adiós en esa fresca noche.
Ella era una fan dedicada por completo a mí. De hecho pocas mujeres he tenido que
hayan demostrado adoración más ferviente hacia mí como sujeto. Todo le parecía increíble, y a
mí, ella me parecía increíble.
Me fascinaba poder ser el objeto de tal aprecio. Una vez más mi ego funcionaba como el
motor de aquella relación. Pues, nunca en realidad tuve una conexión que no fuera física con
Mayra.
Adoraba pasar el tiempo con ella pero sabía que no era la mujer de mi vida. Eventualmente iba
a tener que dejar de cogérmela. Pero cuando tienes un sexo así, lo último en lo que piensas es
en dejarla, así que como con Diana, comencé a salir con otras mujeres…

-¿Te gusta tomar?- Me preguntaba Edith. La verdad es que no tenía ganas, pero no le iba
a rechazar una cerveza a esa chica. No me emocionaba Edith, me emocionaba creer que todo
entre nosotros era romántico. La conocí en un día lluvioso en las faldas de un cerro con un color
brillante verde aqua. El gris y la lluvia me sensibilizan demasiado, tengo que aceptar que soy un
cliché.
Esa tarde vi caer torrenciales, y de sus zapatos altos resbaló y calló justo en mis brazos al
cruzar la calle. Fue como en una película pero en la vida real, y lo tomé como una señal puesto
que soy bastante cinéfilo.
Ya que para refugiarnos de la lluvia corrimos debajo de una tienda, empecé a platicar con
ella, y sus cabellos morados fueron un buen inicio a mi curiosidad. Después de un rato le invité
un helado de chocolate en la misma tienda donde nos refugiábamos y aceptó con una enorme
sonrisa. A mí no me gusta, yo prefiero el de vainilla, pero siempre en la primera cita, siempre
hasta la fecha, bebo lo mismo que ella. Me imagino que por ser la primera cita, al compartir la
misma bebida, me acerco más a su mente. En este caso no era una bebida sino un helado de
chocolate, pero las cervezas vendrían más tarde.
Tenía una afición por la lucha libre americana, aunque siento que en realidad lo que le
gustaba eran los cuerpos musculosos de los atletas. Cosa que luego se volvió muy extraño,
pues su fetiche, por más raro que parezca, eran los hombres afeminados. Ella fantaseaba con
hombres en tacones y de cabellos largos. Demasiado para mí temperamento, pero no paraba
ahí, estaba enamorada de los travestis en general, en realidad le excitaban. Era fanática del
movimiento trasvestista español. Aparentemente era una subcultura pop que venía desde
Alaska y Dinarama. Eran como hombres que cantaban horrible y se movían sensual, como digo,
demasiado para mi temperamento. Más de una ocasión me pidió que me pusiera tacones en la
intimidad pues la iba a volver loca, nunca me atreví a hacerlo, tal vez hoy si lo haría, pero esa
seguridad sexual aun no la conseguía.
Hablamos de cosas aburridas, pero el helado bajo la lluvia, en un día gris, a faldas del
cerro, con una chica que había caído a mis brazos, era suficiente para sentir que tenía que
enamorarme o seguir al menos explorando esto, así que le ofrecí llevarla a su casa a unas
cuadras de ahí, y justo al cruzar de nuevo la calle, me dijo que con tanta agua no podría pasar
sin mojarse sus medias. Sin pensarlo le dije que se tomara de mis hombros, y la cargué todo el
camino hacia mi auto. Esto ya era producido conscientemente pues tenía que seguir explotando
la película. Producido como las películas… ¿Entiendes?
Magia y excitación, quería seguir, no sabría si existiría una segunda parte… Ok dejare de
hacer estas referencias imbéciles. Soy muy cinéfilo.
Ya en camino me dijo. – ¿Te gusta tomar? ¿Qué tal una cerveza?- Si nena le dije, era el
destino conocernos. Mis coqueteos se volvían más agresivos y mi mente interactuaba a sus
respuestas. La tenía.
El mesero nos preguntó si éramos novios, teníamos la misma banda favorita, conocíamos
a gente en común, le encantaban los músicos, me encantaban las raras, y todo se desenvolvía
hacia un solo lugar, ella y yo.
Cuando estuvimos frente a su casa me dijo que pasara de largo porque su papá era muy
celoso. Y mientas me lo decía no podía creerlo, esto cada vez se volvía más una miniserie de
esas que son bastante flojas. Y al final, fue una buena combinación, me acostaba con Mayra y
romanceaba con Edith. La primera era un ángel y la segunda una princesa.
Había salido con una chica y tenido a otra, pero siendo estas siempre eventuales. Jamás
había salido con dos chicas al mismo tiempo, a las cuales había que dedicarles tiempo, dinero,
y mente. Fue un poco difícil pero lo dominé con aplomo, lo cual me hizo preguntarme si estaría
preparado para una tercera. Y como siempre, mi curiosidad me hizo buscarla. Ya no por gusto
sino por mera experimentación. ¿Me dominara? ¿Saldré victorioso? ¿En realidad hay hombres
con tres mujeres? Son cosas que pronto descubriría…

A lo lejos vislumbré una chica cosplayer. Son las chicas que se visten con disfraces de
caricaturas japonesas. Raro pero sexy. Había ido a una convención de comics a tocar en una
guerra de bandas la cual ganamos. No porque fuéramos muy buenos aunque si lo éramos, sino
porque la competencia estaba para el perro. Nos ganamos $5000 pesos por tocar un par de
canciones, premio que entre 3 músicos me correspondían $1666.666666 periódico. En realidad
solo obtuve $1660, cinco pesos los presté y nunca me los pagaron, un peso no me lo dieron
porque no había feria, y los centavos exactos no podían dármelos porque la denominación
monetaria mexicana no lo permitía, no tenemos monedas tan chicas.
Vanessa se llamaba, y cuando la vi me encantó. No sé bien de que estaba vestida pero
era sexy como el infierno, estaba rodeada de gente tomándole fotografías y sabía que si me
acercaba no me hubiera tomado la menor atención. Me retiré pues es sabio escoger nuestras
batallas, y sabía que esta no la iba a ganar de esa forma. No sin antes preguntar por su nombre
a algún cristiano que la conocía, después la tecnología computacional me daría lo demás.
Gracias a la bendita web la conocí de verdad. Platicamos mucho antes de salir por
primera vez, y cuando salimos fue un choque cultural tremendo. Sabíamos mucho pero de
cosas totalmente diferentes, lo cual me literalmente aceleró el corazón a niveles nuevos. Era
una mezcla de excitación, nerviosismo e interés. Y para arruinar todo, le gustaba tanto como
ella a mí.
Ahora que empezaba a trabajar de cocinero, tenía un poco más de dinero para gastar en
tonterías, cafés, hoteles, y salidas con las tres. Pero de alguna forma empezaba a nublarse todo
y solo pensaba en Vanessa.
Un día que llegué a mi trabajo había una rosa para mí con su nombre, un detalle bastante
lejos de mi gusto. A los hombres no nos gustan esas cosas. Pero a pesar de apenarme y no
valorar el regalo, eso hizo que se ganara todo de mí, ya nadie me importaba más que ella.
No hay nada más increíble y excitante para mí en el mundo que nublar todos los
recuerdos de una mujer, y solo pensar en ese primero momento en que la viste sin conocerla,
ese primer instante en el que te das cuenta que te gusta, y después saltar al momento en el
cual te encuentras con los ojos cerrados y con tu lengua en su boca. Ese brinco del no saber a
tenerlo todo, es lo más vivificante en mi existir. Hay gente que salta en paracaídas o se inyectan
heroína, yo tengo el placer de besar a una mujer.
La primera vez que hicimos el amor la llevé a una quinta que tienen mis padres, no tenía
intención de acostarme con ella en realidad, solo quería estar a solas y se me hizo romántico
estar entre la naturaleza y el agua de la piscina. Obviamente la invité a meternos al agua y entre
tantos besos Vanessa sintió mi erección sobre mi traje de baño. Lo cual supongo la excitó y
comenzó a sacarse la ropa y quitármela a mí por igual. No me desnudé, me desnudó. Ella tenía
un cuerpo precioso, era una chica delgada, bastante delineada con unos senos hermosos y un
trasero color crema. Era alta y tenía unos ojos enormes, el cabello corto y una agresión
considerable. No eran besos, eran mordidas, en mis pezones y en mis labios. Y corrimos
después de un rato hacia la cama, no sin antes detenernos en una silla para seguir dándonos
placer. Hasta ese momento jamás había tenido sexo sin condón, pero no estaba preparado
para hacer el amor ese día y olvidé comprar alguno. De verdad que no iba a tener relaciones
sexuales, iba a resistirme hasta el final, pero entre tanta pasión me dijo como quejándose
después de un rato –Ya métemela- Nada sutil para una mujer, pero supuse que estaba muy
excitada y mientras me reí para mis adentros, cumplí la orden sin chistar.
No puedo describir ni con todas las palabras del mundo, el placer que un hombre tiene la
primera vez que penetra sin condón. Ni si quiera me voy a dignar a tratar de explicarlo, solo voy
a decir que es comparable a la asunción de Jesucristo, el holocausto judío, la segunda guerra
mundial, la toma de Pompeya, el árbol de la sabiduría, los jardines colgantes de Babilonia, Kurt
Cobain cantando smells like teen spirit, el incendio de la biblioteca de Alejandría, la apología de
Sócrates, los secretos de la hierática y la demótica, Hércules contra los titanes, el réquiem de
Mozart y la caída del imperio romano juntos. Así de fuerte es.
Terminamos y nos quedamos recostados con la luz del sol en nuestras piernas, sudando
y extasiados ante tal encuentro. Y también por primera vez, no sentí las ganas de irme de ahí
justo después de tener sexo. Ese fue un gran día para mí, había aprendido mucho.
El gran problema de salir con tres mujeres no es que se den cuenta entre ellas o las
responsabilidades que implica, el gran problema es que cuando hay algo que no te gusta te
vuelves intolerante. Ya no aceptas cualquier cosa, porque internamente sientes la facilidad para
dejarlas ir. Si no me gustaba lo que hacía Edith, la ignoraba por completo y me olvidaba de ella,
porque tenía otras dos que me mantenían al cien y realmente no la necesitaba. Esto siempre
me ha pasado cuando estoy en la misma situación. Por tener más de una, cuando alguna se
comporta mal, no te tientas el corazón para abandonarla. Sabes que no estarás solo. Las
parejas exclusivas se aguantan muchas cosas, pero yo no estaba en esa misma línea de visión.
Y con el tiempo las fui dejando hasta quedarme solo con Vanessa, la mujer que realmente me
gustaba.
En ese entonces estaba de vacaciones en la escuela y era un fodongo, lo único que hacía
era estar tirado viendo la televisión y esperar a que llegaran mis amigos a la casa a seguir
tirados viendo la televisión. Si no fuese porque todos los días salía con alguien diferente,
seguramente ese verano en general no me hubiera bañado. Hasta de ser un player la vida te da
cosas buenas.
Pero así como se iban restando también se van sumando, se iba despacito Mayra y Edith,
pero entraba Paty. Ahora ya no eran tres sino dos, pero que par de mujeronas. Las dos me
tenían encantado.
Paty era una mujer bastante bonita, yo diría que en exceso. Tenía unos ojos verdes
enormes, de tez blanca, y con unos labios carnosos. Fue de los mejores besos que he tenido en
mi vida. Tenía proporciones correctas, pero su único defecto es que era un poco baja de
estatura. Me gustaba mucho físicamente, y era la mujer más culta que hasta entonces hubiera
conocido. El problema es que no teníamos química en absoluto. Yo estaba chiflado con ella
porque me agradaba verla, pero platicar con ella siempre era pelearnos. Una vez la invité a un
restaurant elegante, ya aprendía un poco de vinos y pedí algo especial para ella. Le enseñaba a
degustar vinos mientras de fondo escuchábamos un dúo de guitarristas y una cantante exótica
tocando flamenco. Todo era bastante romántico e ideal, más aun así, con las condiciones
propicias al amor, no hacíamos otra cosa que pelear. A veces era por cosas tan estúpidas como
quien era mejor, si John Lennon o Paul McCartney, ella era fanática de los Beatles. Pero en
ocasiones peleábamos por cosas como la eutanasia, temas profundos pero bastante
aburridísimos que nos hacían discutir literalmente a gritos. Era ella y soy yo, bastante
apasionados.
A pesar de nuestra incompatibilidad deseaba ese cuerpo. No sexualmente sino por tan
bella que era. Quería presumirla. Había tenido un par de chicas mucho más guapas. El
problema es que mis amigos, ni las conocieron, ni me creían. Y yo tenía que mostrarle al mundo
que me estaba convirtiendo en un galán, mientras que los demás jugaban videojuegos y tenían
novias aburridas.
Emocionalmente por alguna razón, después de un rato quería pertenecer a alguien. Iba a
andar con Vanessa o con Paty. No sabía con quién pero iba a ser una de las dos. Parece
ridículo, pero estaba genuinamente entregada a las dos por igual. Hice en mi computadora, una
lista de pros y contras de cada una y tomé mi decisión, Vanessa iba a ser mi novia. Me era muy
fácil proponer esto pues sabía ambas querían estar a mi lado, ese claro, era solo mi
pensamiento. Cuando le pedí a Vanessa que fuera mi novia en el estacionamiento de un
supermercado, me dijo que no tenía tiempo para un chico, y que tal vez después podríamos
estar juntos. No hoy, pero después. Rompió mi corazón y mi voluntad. Esa tarde regresé
cabizbajo a los brazos de Paty, para después entusiasmado pedirle que fuera mi novia.
Fuimos… Lo digo con felicidad.
Si bien con ella tuve lo que buscaba, también tuve cosas que no necesitaba.
Paty era la chica moderna. Usaba cabellos azules, era diseñadora gráfica y le gustaba el
rock progresivo como Porcupine Tree. Se la presenté a mis padres y mis amigos, era mi novia.
Y aunque no tuvimos mucho contacto íntimo, pues nuestra relación duró muy poco, cuando
pude la disfruté bien.
Mi delirio no era Paty. Hija de madre soltera, era rotunda como solo una mujer con esa
crianza puede ser. Digo esto porque aunque los hombres somos más fuertes y estridentes, la
mujer sin roles masculinos se vuelve por obligación más propensa a la fortaleza, llenando así el
vacío existencial de su “yo falo poder poder”. Termino inventado por mí para referirme a nuestro
ego sexual masculino encontrado tanto en hombres como en mujeres. Yo como hombre
también tengo un ego sexual femenino, creo que lo noto cuando tengo larguísimos orgasmos y
sé que muchos hombres ni en sueños los tendrían. O cuando me miro al espejo y me siento
sexy con mis cabellos sueltos, que son la clara referencia a mi lado femenino.
Pero como digo mi delirio no era ella, mi delirio iba a venir con el tiempo y se llamaba
Keila, la mejor amiga de Paty. Keila era en una sola palabra; sexual. Todo lo que Paty no era.
Se había casado a escondidas a los 18 con su novio de toda la vida. Un guitarrista buena onda
bastante agradable. Vivian en casa de sus padres respectivamente, pero en sus mentes, ellos
sabían que estaban casados.
Cuando su novio no estaba, Keila imagino, trataba de seducirme, o si no al menos,
hacerme fantasear. Tenía unos senos enormes y se parecía mucho a Paty. Solo que Keila
usaba minifaldas de piel negra, crucifijos invertidos y hacia todo lo que Paty no. Era irreverente,
sin modales, maldecía y escupía. Siempre se aseguraba de que la viera. Se tocaba y movía sus
senos, me guiñaba los ojos, hablaba jugando acerca de hacer un trio con Paty y conmigo. Lo
que consiguió que mucho tiempo fantaseara con la idea. Y lentamente fui cayendo en su juego.
No por susceptible, no soy ese tipo de hombre, pero demonios que realmente era sexy.
Ya varias veces recuerdo chicas que intentaron lo mismo. Por ejemplo en la secundaria
había la típica chica que maduraba más rápido que el resto. Siempre me abrazaba cuando
estaba sentado y ponía mi cabeza entre sus pechos. O por ejemplo, siempre me invitaba a su
casa cuando no había nadie, y me llamaba su novio aunque no teníamos relación. Yo creo que
más que madura era una chiflada. Pero al menos me sirvió de experiencia para saber cómo
llevar ese tipo de situaciones, con serenidad. Si ellas ven que caes, eres de ellas. Tal vez ya lo
eres, pero solo los amateurs lo dan a denotar. Nunca tuve nada con la chica de la secundaria
aparte de unos besos inocentes. Era un niño y bastante tonto.
Puedo decir como consejo a las mujeres, que este sin duda es el método más efectivo
para conseguir a un hombre, claro también el más bajo y vulgar. Pero si lo que quieres es
tenerlo, qué más da la forma.
Después de haber cortado a Paty me iba a disponer a enamorar al mundo, pero antes de
logarlo iba a tener un par de aventuras. Por desgracia Keila no fue una de ellas. Aun cuando
después de Paty, Keila explícitamente me dijo que le gustaba y quería salir conmigo, no concluí
la seducción. Suena tonto y aburrido, pero después de cortar con Paty, perdió la mitad de la
excitación porque ya no era prohibido. Y digo solo la mitad porque si era prohibido, era una
joven casada.
Me dio risa pues cuando me invitó a salir me parecía ingenuo. Las mujeres casadas no te
invitan a salir, te invitan a coger. No dejan a sus esposos, cogen con alguien que les gusta más.
Le dije que sí pero no cuando, y ese cuando nunca llegó.
Después de tiempo la busqué pero me ignoró por completo. Concluyó mi deseo, y mi
historia con Paty y Keila.
Hoy por hoy Paty se casó con un karateka y me odia como odiaba que la etiquetaran. Me
aborrece. Cuando la corté le dije que éramos muy diferentes, y lloró mucho en mis brazos.
Ahora de ella lo que más recuerdo son esas lágrimas, y la única vez que tuvimos sexo en el
sillón de mi casa.
En mi vida ya no existe Paty ni tampoco el sillón…
Y con el tiempo te das cuenta que los antiguos preceptos que tu cabeza adoptaba como
leyes casi universales, se vuelven referentes al pasado de tu vida. Como si la vida en sí tuviera
diferentes etapas. Todo lo contrario a lo que yo pienso, pues para mí la vida es una larga
historia de victorias y tragedias, y segmentarla en pedazos es como desvalorizar el inicio, final,
o crecimiento de algo que si bien no en todos los momentos de tu vida conservas, forja parte de
todo lo referente a ti. Como pensar que en la adolescencia es la época de la fiesta y el sexo,
cuando en realidad el sexo y la fiesta lo seguimos teniendo toda la vida. Y justo ahora, sé
divertirme más y ser mejor amante, y esa “etapa” de adolescencia, si bien fue el inicio de
ambos, apenas y conocía lo que era una verdadera fiesta o un buen sexo comparándolos con lo
que estoy acostumbrado ahora. Pero por más duro que me resulte aceptarlo, admito que hay
unas cuantas pocas cosas que si son producto de un tiempo específico y que ahora considero
tan alejadas a mí como la ingenuidad. Eran conceptos mal formados de mi propia ley
Hammurabi, que fui mutando hacia mi propia perfección si algo como tal existe. Y de aquel
ascetismo que profesaba basado en la virtud y la pureza de la santidad, resolví que el conflicto
primordial es con los demás animales, y que contra ellos, de nada sirve la virtud, sino la
empresa. Había que ser fuerte para aterrorizar, consentir, amar, procurar, rebatir, destruir y
conservar todo lo que nos rodea. Por ende, aun cuando mi signo acuoso Musashi lo veía como
el perfeccionamiento de nuestro interior, la vida no consciente etapas para mejorarte y salir a la
lucha, no espera ni te da tiempo para predisponer buenas armas. Por el contrario te toma a
cachetadas y te jala de los pies mientras duermes. Naces llorando por el golpe de un galeno,
lidias de niño con la crueldad de tus demás iguales, aprendes si bien a mantenerte mientras la
escuela te agobia con cosas que jamás vas a necesitar, y justo cuando crees que estás
entendiendo todo, llegan las fieras hormonas a postrar tus ojos sobre el culo de Sofía, para
terminar con el corazón roto y terminar con Daniela, para romperle el corazón y aprender a ser
odiado, para conocer a tu primer enemigo y tu primera pelea, y de repente, el mundo te exige
que seas un hombre, y coges pero coges mal, y conoces buenos amigos y luego la vida te hace
perder a algunos, para luego de entre tantas miradas, conocer al amor de tu vida, y si bien has
aprendido algo hasta ahora, tener alguna oportunidad, pues si no, la tristeza de verla perdida
entre los brazos de algún tipo con más astucia o suerte que la tuya. Entonces, llega esta
supuesta “etapa” donde crees que entiendes todo, pero todos casualmente tienen una opinión
distinta para ello, historia, política, religión, y te das cuenta que nadie tuvo tu misma crianza y
experiencia, y te entristeces por los menos afortunados y empiezas a desear ser como quienes
tienen lo que deseas, tal vez más dinero o una novia más pechugona, y terminas en algún vicio
conservado de alguno de tantos momentos de belleza juvenil, y luego te casas, y por ende, te
mueres.
La vida es sufrimiento dicen los budistas, y como tal, sé que si no sabes encontrar la
felicidad en ello, ni en todas las estupas y pagodas la encontraras. Pero no me refiero en esto, a
buscar los pequeños momentos ñoños de felicidad, como tu primer beso, y enaltecerlos al punto
máximo de romantizarlos hasta casi la enfermedad de seguir pensando en una chica después
de 30 años que apenas conociste una semana. Sino en encontrar la felicidad en todo lo que la
vida conlleva, incluyendo también el sufrimiento. A mí me genera más entusiasmo ver la última
temporada de game of thrones que recordar mi primer beso, pero también me genera felicidad
ver morir a mis ídolos, pues solo así, entiendes el concepto de vida, y que ni todo lo bueno es
eterno ni todo lo malo. Es más como la ataraxia que como el nirvana, soy hijo pródigo del
epicureísmo, el hedonismo y lo dionisiaco. Vivo, porque no tengo otra cosa mejor que hacer. Y
disfruto, porque es la única razón por la que vale salir de mi cama; una sonrisa, un orgasmo, un
abrazo, entretenimiento, ver a mi familia feliz, o escuchar un solo de guitarra de Van Halen.
Quid pro quo, la vida me da placeres, yo le regreso mi conciencia. Sé y entiendo, valoro.
Y como parte máxima de mi supuesta fe, el rock and roll.
El rock es lo más parecido en mi vida a una religión. El rock no es un género musical para
mí, sino más bien como un ente incorpóreo casi omnipresente que me lleva de su mano y me
da la fuerza para levantarme. Hay días en que mi entusiasmo y mis energías están por el suelo,
pero basta con unos riffs distorsionados y una voz gritona para levantarme de mi asiento y
componer mi día. Es más que un estilo, es una forma de vivir arraigada en la furia bien utilizada,
pues esta todos la tenemos, pero nadie la sabe utilizar. La furia es la pasión que sacamos
cuando estamos enojados o desesperados, pero también puede sacarse para tener un mejor
sexo y disfrutar una fiesta al cien. Si sabes utilizar tu furia, puedes lograr lo que quieras. Otros le
llaman chi, kundalini, y otros le llaman espíritu, pero para mí son unos tragos de tequila y una
presa.
El rock no es un juego de muñecas. Hay muñecas, pero no es un juego. Conquistar la
damisela de tu enemigo es desvirtuoso para los estándares judeocristianos, sus mismas piedras
en el éxodo dicen que no deberías desear a la mujer de tu prójimo, pero dios mío (blasfemia)
que a veces vale la pena.
Yo lo veo como un favor al destino de ambos. Suponiendo que la chica merece un tipo
mejor, pues ella es demasiado para él, pero no tiene el conocimiento de esto. ¿No serías tú lo
suficiente bondadoso como para mostrarle y guiarla al verdadero camino de la verdad? ¿Y qué
no el sería más feliz con una mujer mucho más fiel que ella? ¿Qué acaso la obligaste a estar
contigo? Ahora, si el destino existe, ni si quiera es mi culpa, soy solo un objeto, un peón de
este, en el cual no tengo decisión y mis impulsos hacia ella están programados cual deja vú
incluso antes de nacer mientras bailamos todos en la mano del Buda. Además, si dios lo
permite (si es que existe) es por algo, pues es bien sabido que obra de maneras misteriosas, y
si no existe, entonces no hay castigo, concluyo mi punto.
El destino, la genética, los cruces, o lo que sea, le dieron a un tipo una cara hermosa con
la cual atraía muchas mujeres superficiales. A otro le dio un pene enorme con el cual complacía
muy bien a su mujer. Uno más nació con las habilidades retóricas para conquistar aquello que
se propusiera. Tal vez otro tenía un estilo y una esencia seductora, era lindo pero también un
buen compañero, esto innatamente. Y a ninguno de ellos podrías enjuiciarlo por conseguir más
o mejores relaciones que el resto de los mortales. El problema es que teniendo alguna habilidad
de estas o algunas otras, te das cuenta que no puedes conseguir a todas las mujeres. Esto es
obvio para la mayoría de los hombres, pero cambia el sentido cuando me refiero a alguno de
esta clase, digo, a suertudos que tienen predisposición a conseguir mujeres. El hombre normal
sabe que hay un número pequeño de mujeres a las cuales podría tener, lo sabe default, no le
genera ningún sentimiento. En cambio a la clase plus, habiendo probado un poco más de lo que
resuelven sus compañeros menos afortunados del mismo género, les vuelve una frustración,
desesperación de no conseguir a todas a quienes se proponen. Pues habiendo probado las
mieles del oso, quieren más y mejores mieles, se vuelven apicultores, o asesinos de osos, o
ladrones de osos, o fingen ser abejas. Piensa en esto unos segundos.
Sufre más el hombre habilidoso. Que descaro todavía enjuiciarlo por haber cometido el
error de seguir a sus instintos. Como si no tuviera suficiente con la desesperación de desear
poseer a todas las mujeres del mundo.
Ser hombre no es sencillo, no es una tarea fácil. Orinar parado es casi un arte. Con todos
los años de mi vida aún siento que mi pene es una bestia que a veces se revela, nunca
aprendes a domarla, es como las mujeres, crees que las tienes y de repente te desconocen, de
noche todos los gatos son pardos.

Soy el torero más honesto del mundo.


Voy hacia el ruedo llamando a lo lejos, gritando el destino de mi presa. Y sí, rara vez
parece entender, nunca falto a esa pureza, que termina haciendo menos hueca y más ligera, la
embestida y luego huida del siniestro pocas veces festín.
Peleo desnudo con trescientos años de valentía poco extraordinaria. Descalzo en frío, con
mi miembro colgando y mi cabellos sueltos hacia la doble izquierda que oculta el sol.
Pues… de frente… Apolo nublando mis ojos con el reflejo de la sangre carmín, puede
volver el honor a semejante vileza, que sobre la tierra y el excremento, vuelven interesante lo
poco digno. Y que mientras mis pies embarrados de hollín luchan por salir al encuentro, aquella
bestia hermosa, posa, rumia, y sin interés vuelve sus ojos al diablo, que solo advierte por el
maquillaje en mis ojos negros, fieros, como el pronto proceso, de su cabeza cayendo a nuestra
madre, madre de mi voz y de su cola, madre de sus cuernos, oran. Rozan mi esqueleto, pero
que es de la muerte cuando siniestro y sin armas, aquel y aquella y eso, toman para nadie y
caen en el éxtasis. Éxtasis de tu fracaso como dios, de tus hijos bestias, mente sobre fuerza,
sobre la tierra tormenta, sobre las fauces de mi amada Vanessa, quien hacía días que mi
corazón permitía, dentro de recovecos aislados de todo perdón.
Lucha de titanes para la vida sobras, de ti y de mi exilio como ermitaño a la razón.
Siniestra, la elegante presa, que en vez de embestir seduce, reduce. Camina sobre mis piernas
porque se lo permito y caigo envenenado por sus cabellos olor a vainilla.
Nunca ante la verdad se atreven ceder. No confían, saben que el diablo es hijo del diablo.
De lo más antiguo y lo más aislado a nuestro entendimiento. Venus y Neptuno.
Oro en mis hombros y ese hollín en mis pies.

LE MAT

Perla no solo era cristiana, era testiga de Jehová. Religión que con el tiempo entendí, era
más una secta que en general una religión. Ella tenía 17 y yo 19, y con un amigo que estudiaba
leyes, entendía que el estupro era ese tipo de cosas que tenía que evitar. O sea, el sexo con
una menor de edad, ahora que había cruzado los 18, me podría traer problemas.
Era una cosa muy tonta, éramos prácticamente de la misma edad, todo el mundo lo hace.
Pero había algo en ella que siempre me ponía nervioso, y eso era su inestabilidad mental. No
sé diagnosticar la bipolaridad, pero supongo que si me atreviera a adivinar, aseguraría que
Perla era completamente una tostada. No me refiero al sentido cute bipolar en que llaman a una
chica que se enoja y luego se contenta. Me refiero a la bipolaridad enfermiza donde te
cachetean, luego te besan y se quieren aprovechar sexualmente de ti, siguiendo por reclamarte
todas las cosas en la vida, culminando en un discurso sobre porqué eres el hombre de su vida y
deberían casarse. Sin olvidar el viejo y siempre escuchado “te vas a ir al infierno”.
Me gustaba por rara y payasa. Si bien no era hermosa, me atraía con bastante facilidad,
aun cuando por alguna extraña razón siempre olía a aceite de bebé. Nunca le pregunté por qué.
A todas las mujeres que he tenido cuya fragancia me encanta, siempre les pregunto por el
nombre de esta. No sin antes explicarles, siempre jugando, que así, si me abandonan, puedo
comprarle la misma loción a mi próxima amante. Hasta la fecha por esto mismo nadie nunca me
lo revela. Las mujeres son celosas hasta de lo que no existe todavía.
Honestamente la locura es muy atractiva, pero hay niveles. Ella me contaba como entre
ella y su amiga trataban de seducir a su maestro de preparatoria, y cuando lo medio lograron lo
acusaron de acoso. Por lo que me contó creo que lo corrieron. Este es el tipo de cosas que no
son de una mente sana, y sin mente sana, su cuerpo tampoco lo era. Tenía una condición
médica desde pequeña, por lo cual siempre tenía que estar consumiendo hormonas, más
específicamente estrógenos. Lo cual me imaginaba era la razón de tener senos grandes, pero
también la razón de que prácticamente por todo se sintiera en exceso bien o mal. Cuando digo
que sentía emociones, me refiero a que de verdad sentía. Como todas las mujeres, Perla
lloraba, reía, se molestaba, curioseaba sobre cosas científicas, tenía fe en su religión, brincaba,
se sentaba, me besaba. El problema es que todo esto pasaba en 3 minutos o menos.
Aprendí a llevarles el paso a las locas. No me iba a quedar detrás de ellas. Por eso dije
que con el tiempo me volví un experto en ellas. Sí se molestaba la contentaba, sí se reía la
sobrellevaba, sí lloraba la apoyaba, sí curioseaba le explicaba y sí tenía fe la negaba. Sí
brincaba la detenía, sí se sentaba la acompañaba y sí me besaba, en un acto simbólico del
cariño que le tenía, trataba de explicarle que aunque era un hombre serio esto tal vez no lo
sería, pero que fuese como fuese, entendiera que yo estaba ahí para ella.
-Eres virgen- Le decía, –me dan miedo las vírgenes-. Cuando en realidad lo que me daba
miedo era acostarme con ella y me acusara de pervertirla. Lo del maestro no fue un caso
aislado, aparentemente su amiga gustaba de hacer esas cosas, y por asociación, supuse que
no lo pensaría dos veces antes de imitar ese comportamiento.
Me comenzaba a sorprender y aprender de las mujeres algo. Al parecer eran mucho más
sexuales que yo. No soy una persona seria, pero de verdad me interesaba relacionarme con
chicas, y empecé a conocer mujeres que solo querían relacionarse sexualmente conmigo.
Obviamente soy un hombre, no iba a dejar pasar tales oportunidades estando soltero.
Pero mi análisis iba más allá. Esas chicas con las que me acostaba eventualmente, literalmente
solo me usaban. Comencé a entender la siguiente etapa generacional a la que estaba entrando.
Después de los 20, el porcentaje de personas que tienen sexo eventual por placer se vuelve
enorme. Yo nunca había tenido problema por acostarme con alguien, pero porque mi juego era
salir con ellas, conocerlas, y terminar en la cama. Pero este era un juego totalmente diferente,
no necesitabas salir con ellas. Podías conocer una chica en un bar que te llevaba de regreso a
su apartamento. Estabas en una fiesta y te apropiabas de un cuarto, o, literalmente conocías
alguien donde fuese y terminaba en un hotel.
Todas estas experiencias las tuve con mujeres comunes y corrientes, pero siempre en
una situación de éxtasis. Me refiero a que, solo en grandes fiestas podía conseguir una mujer
tan rápido. Cuando tienes tiempo para hablar pierdes. Solo cuando tienes que acercarte a su
oído para preguntarle con quien viene, o salir del ruido del lugar para poder conocerse, con la
experiencia adecuada, se pueden aplicar un montón de coqueteos fugaces que son los que te
llevan a la cama de inmediato, obviamente siempre y cuando la chica busque lo mismo. Pero no
solo basta que la chica quiera, tienes que demostrarle lo mismo, dominar la situación y atacar
con fiereza. Aquí los coqueteos normales como halagar algo visual en ella o preguntarles la
hora no van. Tienes que comportarte como cazador. Y menciono esos dos coqueteos porque
aunque literalmente me parecen los más absurdos, son los que más hombres usan. Jamás en
mi vida le he pedido la hora a una chica que no conozco ni tampoco las halago hasta después
de saber que les gusto. Es pérdida de tiempo y de voz.
Las mujeres siempre te van a decir cuando hablas de coqueteos, que eso no funciona con
ellas. Es el típico comportamiento femenino, todas te dicen que se hacen las difíciles y que eso
no va. No solo eso, las mujeres tienen un orgullo interno raro, que tan solo por el hecho de
hablar algo con el cual se sientan relacionadas, y lo menciones como algo con una connotación
negativa, van a dejar de hacerlo, tomarlo, o aceptarlo. Las mujeres son muy susceptibles con el
tema de ser ligadas. A ninguna le gusta pensar que un hombre se las ganchó tan solo por
deporte. A nosotros francamente no nos importa.
Hablo también sobre la situación de éxtasis refiriéndome al ambiente en el cual la mujer
se siente psicológicamente preparada para que algo pueda suceder. Como ejemplo siempre me
gusta mencionar el caso “Fernanda”
Fernanda te gusta mucho, y por suerte, también le gustas muchísimo a Fernanda. Es
normal que dos personas que se agradan tanto lleguen a besarse bajo cualquier situación
romántica o no, y lo disfruten. Fernanda como todas las mujeres, tiene cierto peso social sobre
ella. Tu no porque eres hombre y te importa poco o nada la vida. Pero ella como mujer de bien,
compañera de estudios en tu facultad, no se va a acostar contigo en los baños del laboratorio
de química por más que le gustes. Primero porque es la escuela donde estudian y es peligroso,
segundo porque le gustas muchísimo y no quiere que pienses que es una cualquiera, y tercero
porque no vales mierda queriéndote acostar con Fernanda en el laboratorio de química.
Se coquetean mucho todos los días, pero aquí empieza el dilema. Yo te garantizo que si
tú invitas a salir a Fernanda, entre las copas, la comida, el helado, o cualquier lubricante social
típico, te acercas y le das un beso, ella te lo recibirá y corresponderá con todo el cariño de su
corazón. Pero si por error, tratas de darle un beso entre cambio de clases, mientras esperan en
la banquita de la escuela así nada más sin avisarle, tal vez Fernanda no te reciba ese beso, o al
menos no con tanta seguridad.
Esto se debe a una situación básica y específica. Fernanda en la cita no sabe qué va a
pasar, pero inconscientemente sabe que puede pasar todo, por lo cual está lista para sea lo
fuera que viniera. En cambio en la banquita entre clases, ella jamás espera un acercamiento de
este tipo, por lo cual internamente puede estar a la defensiva. No porque no le gustes,
simplemente no esperaba ese beso. Y mientras ella deduce la razón del beso, si es correcto o
no, o quien la está observando, tú acabas de cometer un error, que aunque no muy grave, si
muy poco romántico.
Fernanda como otro ejemplo básico, puede adorarte en secreto y platicar contigo mucho.
No ha tenido el valor de decírtelo. Pero ahora Fernanda está en una fiesta con mucha música y
gente. No es por el alcohol, es la fiesta el deshinibidor social por excelencia el que hizo que
Fernanda por fin se te acercara de frente y te lo dijera todo.
Concluyo con esto que a la mujer tienes que hacerla sentir cómoda, y segura en el caso
de que no sea una mujer segura, si quieres obtener una cosa específica de ella. Se empático,
anúnciate un poco y mira su reacción si no quieres quedar como un tonto.
Perla siendo esta mujer que como digo explotaba de repente, hacía muchas cosas que
me descontrolaban la mente. Imagina estar en el porche de su casa, con toda su familia dentro
de ella, y sin avisarte, presta metiendo sus manos por debajo de tus pantalones cortos llegando
hasta tu pene haciéndote una chaqueta. No sabes si detenerla o seguirle el juego de loca. Sea
como fuera, sabes que si te descubren, su padre te pondrá una paliza.
Pero esto es lo que más me extrañaba de Perla, prácticamente todo el tiempo se la
pasaba hablando de porque todo aquel que no creyera se iba a ir al infierno y de cómo el ser
humano está lleno de pecado y que solo aceptando a Jesucristo podíamos ser salvos. No
obstante su mano en mi entrepierna hablaba de la rara discrepancia que había en los juicios de
su personalidad. Yo era el diablo por ser ateo, pero ella era una santa en su caminar. Una santa
adicta al falo diría yo.
Ok estoy exagerando, pero yo esperaba más de una mujer religiosa. Digo, la Madre
Teresa también creía en Jesucristo, no me la imaginaba en Calcuta dándoles handjobs a sus
feligreses. Por fin aprendí con experiencia que la gente religiosa no era lo que pregonaban. Si la
historia y las cruzadas no eran suficiente, ya tenía un ejemplo de lo que realmente se sentía el
cariño profano.
Tiempo después recuerdo haber tenido sexo con una chica disfrazada de monja. No
sabría que es más sacrílego de los dos, si la vil vestida de monja o la monja siendo vil.
Recuerdo haber ido a un concierto enorme de música electrónica con Perla. Nunca había
visto a alguien tan poco extasiada ante semejante descontrol. Ella no era ese tipo de chica, a
ella le gustaba ver películas y platicar sobre cosas cotidianas, cocinar y besarnos mucho.
A lo más que llegué fue a vestirla de Geisha y tener sexo oral. De verdad le temía, por su
virginidad y por su locura.
Con el tiempo nos dejamos yo pensaba que con madurez. Luego me enteré que en
realidad me odiaba. Se estaba haciendo típico esto…
Ufano cuento sacrílego contaba sobre Lilith, la aparente primera mujer de Adán en
algunos evangelios que algún concilio ecuménico había considerado apócrifos.
Me encanta el pentateuco, siento que es lo único rescatable del verdadero rito. Eso y el
apocalipsis, pues sin él no habrían tantas buenas tramas para hacer películas sobre el fin del
mundo. Pero había rescatado la moraleja de aquella historia ya convertida en un cuento de
vampiros. Ni Lilith había sido lo suficientemente buena para Adán, ni Eva había sabido
comportarse. El mismo mito judeocristiano machista, invalidaba a la mujer en sus aspectos más
básicos. Ni la hacía buena amante (en el caso de Lilith) ni la hacía buena consejera (en el caso
de Eva). ¿Qué puedes esperar de la que te convence de probar LSD? Eva y Adán consiguieron
sabiduría, pero tuvieron que pagar el precio de su dios increíblemente severo y sin compasión.
Así como con el LSD entendías lo que era una alucinación y como podría reaccionar tu cerebro,
pero pagabas el precio de saber que si te agarraban con ese papel, ibas directo al bote. Ahí es
cuando tienes que hacer un juicio de valor entre lo que es más importante, si el agrado de tu
creador, o la sabiduría de su árbol para hacer cohetes espaciales y celulares.
Pero yo no perdía la esperanza en la mujer, pues si bien Lilith y Eva parecían
históricamente unas tontuelas malditas, difícilmente podría haber llamado a alguna de ellas
mujer aparte de por el hecho de tener una vagina.
La mujer actual no tiene nada que ver con aquellas dos. Son mucho más evolucionadas
en lo malo y en lo bueno. Mi Eva de ese mes por ejemplo, no me hubiera tratado de convencer
de nada porque sabía que la iba a mandar a volar, por el contrario me hubiera hecho de esa
fruta un pay de manzana prohibida y me hubiera dicho que era de queso para con engaños
terminar probando el fruto que originalmente quería que me tragara. Son más vivas de lo que
uno idealiza. Puedes pasar la vida pensando que conoces a una mujer, y de repente te das
cuenta que el teorema de Pitágoras no vale madres. No es lo mismo Sabrina Sabrok que
Sabrina la bruja adolescente.

-No me sentí, pero soy mujer y está en mi anatomía reclamar cosas sin sentido.- Son las
palabras que Angélica me decía, habiéndose calmado después de haber roto como un par de
platos y un par de vasos. Las locas en mi vida abundaban, pero dos seguidas iban a empezar a
cansarme.
Para antes de conocer a Angélica yo ya me consideraba ligeramente un mujeriego y
experto en las mujeres que no se controlan. Las locas y cabronas eran mi especialidad. Me
gustan mucho pues siento que solo mujeres así aman en serio y con suficiente pasión. Pero
sabía al conocer a Angélica, lo que luego de sus propias palabras ella expresó; con ella me iba
a graduar. Ella iba a ser la cúspide y la culminación de mis andares de niño y me iba a convertir
en un hombre. Aborrezco la palabra madurez, madurar es solo una excusa para la gente
aburrida de ser aún más aburridos. Conozco gente que tiene 30 años más que yo, con su vida
hecha y bastante “maduros”, y siguen siendo unos imbéciles.
Había una chica bastante linda que me llamó la atención ligeramente, la vi pasar a lo lejos
y me agradó su figura, era un año mayor que yo. Sabía de ella pues era bastante popular, y esa
primera vez que la vi en persona, mi mirada la siguió para esfumarse detrás de ella, con la
mujer que la acompañaba y que iba cargando sus maletas, era su madre y se llamaba Angélica.
Tenía más de 40 y menos de 50, eso lo imaginé al verla. Pero tenía el cuerpo más
perfecto al que en mi vida me he confrontado. Esto solo lo supe después hasta que la vi
desnuda. Pero en ese momento mi excitación aumentó, nunca me había gustado tanto una
mujer tan mayor. Había alguna vez besado a una señora que conocí en unas elecciones
presidenciales mientras ambos éramos voluntarios de casilla. Pero nunca me había enamorado
de una.
Angélica era instructora física, lo cual explicaba ese cuerpo aparte de un par de
operaciones. Obviamente por lo cual era bastante vanidosa, la gente que va al gimnasio me
agrada mucho, siento que se aman mucho a sí mismos. Pero en el caso de ella, padecía de
vigorexia. Todo el tiempo tenía que estar con la energía arriba bebiendo, drogándose, o
ejercitándose. Jamás en la vida se cansaba, su mente no paraba de hacerse rollos mentales en
los cuales la engañaba con todas las mujeres del mundo, y su cuerpo siempre estaba saltando
y gritando.
Nos conocimos y lo primero que hice fue intentar acostarme con ella en la misma noche,
lo cual no conseguí. No solo me sedujo para luego resistirse, sino que me cortejó tanto y me
hizo idealizarla de una forma en que luego no podía sacármela de la cabeza. Supuse que así es
como ligaban los profesionales, sin esfuerzo y con mucha técnica.
Llevaba vistiendo de solamente negro durante 20 años, yo jamás la vi con otro color o
estampado en su ropa. Era el negro puro, su ropa, su afán, y su vida. Era el tipo de mujer que
adoraba la naturaleza y todo lo hippie, todo lo contrario a mí. Ella gustaba de la playa, las
montañas, los árboles. Todo lo opuesto a mi amor por el smog, las luces artificiales, el ruido y la
música estridente. Cada primer día de la primavera hacíamos un ritual donde extendíamos las
manos al sol para que nos llenase de energía. Y aunque nunca fui el hombre que le seguía el
juego, tenía que aceptar que ella tenía una forma particular para hacer todo. El café no se toma
así, se toma con mucha leche y con sustitutos de azúcar para no engordar. El chocolate no se
muerde, se deja derretir en la boca. El sexo es agresivo, con dientes, uñas y risas. Siempre se
brinda antes de beber con tu ser amado. Siempre que un animal sin casa te siga dale hogar. Y
hay que besarnos cada que pasemos debajo de ese puente.
Con ella siempre era la rotunda noche. Salía de mi casa a las 10 y no regresaba antes de
las dos de la mañana. Nos exiliábamos nosotros mismos de la sociedad, y nos gustaba explorar
la ciudad cuando todos dormían cualquier día de la semana. Íbamos a algún bar o restaurant
que abriera a esas horas, irrumpíamos en casas embrujadas, visitábamos lugares antiguos de
Monterrey, pero sobretodo las cantinas. Creo que por fin conocí todos los lugares under de
Monterrey. Los bares escondidos de mucha gente, los de mala muerte donde había puro señor
borracho jugando billar, y hasta donde se aventaban líneas de cocaína sobre las mesas.
Pasábamos del lugar que olía a orines a tomarnos un café en lo más elegante. Y descubrí el
éxtasis de la briaguez manejando veloz por la ciudad mientras escuchábamos a Soda Stereo.
Tomarnos una cerveza o un tequila era nuestro punto más alto. Estando borrachos, no existía
nada más en el mundo que nosotros. Éramos la pareja perfecta estando ebrios, hacíamos y
deshacíamos el mundo, no nos importaba estar rodeados de mil personas, cuando entrábamos
a ese éxtasis, todo se nublaba y solo existíamos los dos. Nos amábamos como a nada en el
mundo. Ella me hacía sentir el galán que conquista mujeres mayores deliciosas, y yo la hacía
sentir la mujer que andaba con jóvenes guapos. Nuestras edades nos levantaban el ego
mutuamente.
No era solo eso, de verdad teníamos una conexión. Sabíamos que no había mucha gente
en el mundo que amase con tanta pasión como nosotros, nos valorábamos y nos
disfrutábamos. El problema era cuando por alguna extraña razón Angélica entraba en
modalidad celos. Con ella no sé si celos sea la palabra correcta, más bien era una obsesión
compulsiva hacia algo inexistente. Gritaba, se quería bajar de mi auto en movimiento, me
golpeaba, fingía que no le importaba, me despreciaba, gritaba cosas muy fuerte para que la
gente la escuchara, como por ejemplo que la estaba maltratando o que porqué la engañaba.
Era una teatrera, le encantaba hacer show. Pero esto solo era debido a su tremenda seguridad
como mujer. Se daba el lujo de hacer lo que quisiera y no guardar arrepentimientos ni se
lamentaba. Hacía lo que quería donde quería cuando quería. Y por mucho tiempo me trajo del
cuello, como su mascota personal, realmente me dominaba. También porque cedía, pero era
una ceder enamoradizo/enfermizo. Nunca me había sentido así, en las garras de una mujer.
Con ella probé la ilegalidad, como dije desde irrumpir en una casa (según embrujada),
manejar en estado de ebriedad, huir de un choque, y consumir drogas. A ella le gustaba como a
mí beber fuerte, pocas nenas aguantan un vaso de ginebra con whisky, cognac de la botella, y
cervezas amargas con muchísimo cuerpo. Cuando me servía, le pedía un vaso con hielo agua y
whisky, sin agua y sin hielo.
Tiempo de verano saliendo de un restaurant después de habernos el mesero corrido
amablemente por tarde, nos dirigíamos a otro lugar para seguir bebiéndonos la noche. Esa vez
íbamos con su hija, quien iba manejando su carro mientras nosotros dos, con el auto vacío,
íbamos uno sobre el otro en el asiento del copiloto besándonos y fajando escuchando música a
todo volumen. Las dos eran igual de locas. Llovía intenso, y la calle estaba vacía a la 1 de la
mañana, cuando de la nada un auto sale por la calle lateral y su hija no pudo frenar golpeando
la parte trasera del coche.
No sabíamos que hacer porque todos estábamos borrachos, pero Angélica con toda la
seguridad del mundo le dice a su hija, -maneja y huye-, y eso hizo. En nuestro éxtasis de
velocidad, dimos vueltas y trompicones, giramos, aceleramos, y entonces nos metimos a una
calle tranquila y apagamos el auto y las luces, nos escondimos agachados, pero ni con todo el
esfuerzo logramos escapar. El tipo nos había seguido y nos descubrió. Más que asustados
estábamos muertos de la risa. Angélica nos dice a los dos, -aquí quédense, yo me arreglo-.
Efectivamente pasaron un par de minutos, regresó al auto y nos fuimos como si nada hubiera
pasado. Cuando le preguntamos que le había dicho, nos platicó que le inventó que pertenecía a
un grupo narcotraficante de la ciudad, y que si no se iba, se metería en muchos problemas. Lo
cual lo hizo huir, y nosotros seguimos a otro bar.
Soy un mariguano de segunda mano, una mariguano pasivo. Paso tanto tiempo con gente
que fuma mota que ya creo que soy drogadicto. Nunca he tenido afición por las drogas, aunque
he probado casi de todo. Angélica era adicta a la mayoría de las sustancias, y por ella conocí
muchas drogas con las que experimenté una o dos veces. Mariguana, cocaína, tachas, ácidos,
poppers, micropuntos, pastillas medicadas, salvia, peyote, hongos, hasta una vez recuerdo
haber inhalado aire comprimido de esos que usan para limpiar las computadoras, es muy
sencillo, pones el bote de aire contra un pedazo de tela, como por ejemplo tu camiseta, después
inhalas del otro lado y listo, tu cabeza se encenderá por 10 segundos y habrás perdido miles de
neuronas, pero la risa que te provoca es increíble.
Había probado y olvidado, en realidad no me gustaba la costumbre de perder el control,
pero hubo algo que fue mi delirio, las malditas anfetaminas. Las probé en una reunión de
homosexuales a la cual me había llevado ella. Aparentemente uno de ellos era su amigo y
costurero, pero de entre los invitados, había un tipo bastante peculiar, bastante elevado. No
recuerdo su nombre, pero recuerdo que no había dormido en 3 días, tomaba tantas anfetaminas
que estaba hecho un palo, flaquísimo. En el transcurso de una hora lo vi aventarse como 4.
Decía que le gustaba pasar los días así, y que cuando volvía a su rancho, dormía como por dos
días seguidos. Eran las 5 de la mañana y el apenas quería salir a antros a conocer gente, de
verdad me pareció muy tostado. Pero en su tostadez, sacó un tarot viejo y me leyó las cartas.
Yo nunca he creído en eso, no soy supersticioso. Pero justo empezaba a leer el tarot por mí
mismo, no por creyente como dije, sino porque se me hacía interesante, pensaba que una cosa
así me traería un montón de nenas. No porque fuera más sexy al leerlo, pero cuando dices que
sabes leer el tarot, la gente por alguna razón, supongo que la misma que yo, se interesa en lo
que dices. Además Angélica juraba que en sus tiempos fue bruja, lo cual la hacía motivarme a
aprender a leerlo, ella también lo leía, pero le daba miedo hacerlo.
Fue un ejercicio interesante dejarme leer el tarot, pues en lo que me dijo, mi mente aceptó
cosas que nunca había aceptado sobre mí. Como digo, esto es algo sugestivo claramente, pero
no me importaba en ese momento, solo me la creí por completo, había vislumbrado mi destino.
Tan interesante fue que le expliqué sobre mí, saque el tarot nuevo que traía en la guantera de
mi choche y se lo regalé al tostado que seguramente sabía al día siguiente no iba a recordar ni
mi nombre, pero quería darle algo bueno, ya que él me dio lo mismo.
Ese tarot era el restaurado por Camoin y Jodorowsky del original de Marsella. Camoin es
la casa productora de tarot más antigua del mundo, tiene más 200 años. Y Jodorowsky, creo yo
el más popular exponente en el planeta sobre el tema. Él ayudó a restaurar lo que considero el
mejor tarot del mundo y el primero también, aunque eso se preste a controversia. Lo había
pedido a París, y tenía algunas copias, una de las cuales otorgué esa noche a cambio de mi
estabilidad mental.
Cuando di cuenta de la hora era tardísimo, habría que dormir un par de horas antes de
iniciar mi jornada autómata de 24 horas seguidas. Iba a haber un evento específico no recuerdo
cual que tenía que atender con responsabilidad, algo de la escuela creo. Y yo irresponsable,
una noche antes estaba platicando con jotos y jugando al tarot.
Tengo tu solución me dijeron, tomate una de estas y listo. Una pastilla blanca sacada de
una caja de farmacia. Y cuando vez que es legal, no sientes miedo, el truco aquí como decía
Angélica era tomártela con un café cargado, entonces la cafeína reaccionaba con los
componentes de aquella pastilla y para explicarlo de otra forma ibas a ser como el hombre robot
todo tu día, cargado de batería. Me pareció justo y avancé un paso en el vacío.
Nunca había sentido tanto placer en mi vida, no era que tuviera mucha energía, era que
cada cosa que hacía no me generaba ningún tipo de cansancio. Me sentía como si caminara
sobre las nubes, mis pasos eran suaves, casi sentía que podía volar. Todo el tiempo estuve de
buen humor, las cosas me salieron bien, era increíble que una pastilla pudiera darme tanto
placer. El problema vino muchas horas después, cuando ya llevaba día y medio despierto y no
podía dormirme. Hice de todo, traté de aburrirme, cerrar los ojos, poner música relajante,
brincar mucho, e incluso me hice una chaqueta esperando que el cansancio llegase a mí. Pero
nunca llegó, y tuve que lidiar con ello hasta que de repente, en mi día cotidiano, tuve la
sensación de que si no encontraba una cama en 5 minutos me iba a desmayar. No hay pro sin
contra. Pero lo disfruté, y tanto que creo que fue la única cosa que medio me hizo adicto. No
adicto a esas pastillas, sino adicto a la adrenalina, había descubierto que eso realmente era
vivir. Vivir era correr, no estar tirado en una cama. Cuando estás enérgico todo te parece genial,
puedes hacer hasta las cosas más detestables con una actitud genial, en cambio cansado todo
te afecta. Decidí entonces no cansarme jamás, algo obviamente imposible, pero me volví una
persona más adepta a la diversión, el cotorreo, y aborrecía como sigo aborreciendo el hecho de
pasar más de 6 horas dormido. Me volví positivo, juguetón. Las drogas salvaron mi vida…
Conocer a sus amigas era raro, estar entre mujeres mayores que me veían como el
juguete sexual de Angélica era algo cotidiano. La gente de verdad no pensaba que nos
amábamos, pero francamente no me importaba, gozaba mucho nuestras conversaciones sobre
la nada y el pasar esas noches de placer. La situación se puso complicada después, cuando
por obra de mi suerte repentina Angélica se volvía extremadamente celosa. No podía voltear a
ver absolutamente ninguna mujer que pasara a mi lado sin tener que aguantar un discurso
sobre porqué mejor no la dejaba y me iba con aquella chica. No podía recibir un mensaje a mi
celular sin generar sospecha y ni soñar con andar en fiestas y no contestarle el teléfono.
Aquello se volvió caótico, estresante. Tanto que en una noche de mucho pelear nos
abandonamos mutuamente en nuestros corazones. Pasó muchísimo tiempo para que
pudiésemos volvernos a reconciliar.
Me había regalada su sangre en un frasco con un disolvente para que nunca se cuajara,
con un mensaje escrito en código para que yo lo descifrara con el tiempo. Se tatuó en su
muñeca una palabra en honor a nuestro amor para llevarme siempre consigo, a su gato le puso
el nombre por el que me llamaba para sentir que vivíamos juntos y durante mucho tiempo me
escribió incontables poemas de amor. Pero la vida tenía que seguir, con edades tan
incompatibles, ella opto por dejarme seguir creciendo y yo opte por dejarla seguir viviendo.
Terminamos una noche, y entre lágrimas me dio una hoja, en la cual me dijo, describía su
amor por mí. Las mujeres sienten muy diferente el amor a nosotros como hombres. Y
disculpándose por no ser tan buena para expresarse como yo, en su burda forma de darse a
entender, me leyó lo siguiente;
Hoy siento alegría por saber que me amas, la vida es distinta y el aire tiene aroma de
risa, siento alegría por tenerte y la misma la siento porque te pertenezco. Cada beso es un
sueño y cada una de tus miradas es el cielo por el cual camino mis días.
Que bien me siento cuando amanezco pensando en que te veré, pero también me siento
bien cuando anochezco esperando despertar para volverte a encontrar. Eres mi méndiga
alegría.
Decirte te amo se me queda pequeño. Alguien debería inventar nuevas palabras para
definir mis sentimientos de entrega, de admiración, de necesitarte cada segundo de mi vivir.
Eso siento y más, te digo que te amo, pero eso ya lo sabes, quizá de tanto repetirlo se
desvirtúan las palabras, pero no, cada vez que te lo digo es porque mi amor por ti ha
aumentado, quiero que sepas que no te amo en pasado, no te amo en presente, ni te amo en
futuro, es un amor sin tiempo que tampoco tiene distancias, es simplemente amor puro, cargado
de ilusiones, lleno de promesas que quizá no deban cumplirse, te amo con esas dos palabras,
te amo
Sabes, el universo es demasiado pequeño comparado con mi amor por ti, eres el amo de
mi espacio, amo de mis sueños que no pueden tenerte, y estas tan cerca y tan lejos, sin tan
solo pudieras mirar a través de mí, comprenderías la inmensidad de mi amor, que tonto y
testarudo mi corazón se empecina día tras día más por ti, te siento en mis noches calladas y
recorro palmo a palmo tu imagen, te amo por la forma en que me haces sentir amada, te amo
porque me das fortaleza a mi corazón, te amo por la libertad para descubrir lo que más valoro
de ti, te amo por el calor de tus brazos que me recuerda donde está mi refugio, mi pasión, mi
vida. Te he ubicado como lo más bello de mi destino, te amo.
Amor, son ya mil momentos de amor los que hemos compartido, son mil instantes juntos y
muchas palabras en las que nos hemos dicho lo que sentimos. Quizá jamás dejemos de
decírnoslo, que nos amamos, lo que esperamos, el amor es así, nunca aparece el cansancio,
nunca dejamos de producir magia con sentimientos, y yo quiero que siga así, porque con cada
palabra, con cada silaba, con cada sonido que sale de tus labios me estremezco y aunque ya
conozca tu voz, cada vez que la escucho vuelvo a temblar y me vuelvo a enamorar de ti, una y
cien veces más. Cuando no estás te oigo, cuando estás te admiro, cuando no estás te siento,
cuando estás te quiero abrazar. Recítame tus pensamientos, tus esperanzas, lo que esperas de
mí, lo que sueñas darme. Procurare meterme en tus sueños y en tus pensamientos y estar ahí
cada instante, te quiero seguir oyendo, sumando los sonidos, guardando tus palabras en mis
sentimientos, te quiero seguir escuchando, cuando lo hago olvido el mundo, olvido hasta el
olvido, en estos momentos no te oigo, pero miento, grabe tus palabras diciéndome que me
amas. Te amo…

LE DIABLE

Era un hombre de bien transformado por las circunstancias. Había perdido el amor en
más de una ocasión y no pensaba mucho en ello. Mi cabeza poco podía con aguantar
sufrimientos, así que ignoré por completo las emociones. Me disponía ahora a entregarme al
placer mundano que la vida ponía enfrente de mis manos. La tentación y el diablo eran mis
mejores compañeros. Sobre el diablo decía; es mi amante, mi amigo, mi maestro. No porque
creyese en el diablo, sino en la imagen que tenemos sobre él. Me fascina el concepto de un
hombre/mujer, elegante, sabio, cabra, gallo, adicto al placer, embustero, astuto, quien te cambia
tu alma por dicha terrenal.
Con Angélica me gradué de todo, iba a empezar a llenar de maña todo lo que hacía, e iba
a explorar me dije a mi mismo, todo lo que el hombre sin maña no conocería.
Así, ya dominaba todas las tretas y jugarretas. Salía con dos o tres mujeres mínimo, pero
no solo salía, las enamoraba. A su vez, tenía un par de lo que comúnmente los hombres
bárbaros llaman “tiritos”…
Un tiro o como a mí me gusta llamarle “Z”. Son chicas con las que en algún momento te
acostaste, no tuviste relación alguna con ella, pero sabes que sigue habiendo agrado entre los
dos y casualmente cada cierto tiempo se hablan, para casualmente, la siguiente vez que la
invitas a salir, terminar teniendo sexo y seguir cada quien su vida como si nada hubiera pasado.
Despertarse, comer, tirito, coger, ver la televisión, tomar un café, dormir. Un día cualquiera.
Yo les llamo “Z” porque en mi teléfono celular tenía el número grabado de mucha gente.
En ocasiones no recuerdas el nombre de ciertas chicas, pero a estas en específico, al lado de
su nombre les colocaba una z mayúscula, lo cual me permitía en esos momentos que buscaba
una mujer, mandar un mensaje con copia oculta, a todas las mujeres que tenía en mis
contactos con esta letra escarlata, invitándolas a todas pero de forma singular, a salir conmigo
en lo que ellas mismas sabían iba a culminar en mí sobre ellas. Mandas un mensaje a todas, la
que responde, pierde…
Las chicas así también juegan rudo, tienen novios celosos en ocasiones, lo cual me trajo
las peores experiencias de mi vida, pero también las mejores.
De un invierno cruel, y si aún no lo había hecho ya con todas mis ganas, me volví
libertino.
Estaba de moda el feminismo sexual. Ellas deseaban lo que no se atrevían. Si tuvieran al
hombre y su miembro, no sabrían lidiar con él. Querían domar al lobo indomable, seguramente
porque no entendían esa palabra. Nunca es nunca.
Pero el arte post contemporáneo las hacia vivir pensando en una fantasía. Si por fortuna
habían superado los cuentos de hadas, difícilmente se escapaban de creer que podían,
simplemente por ser mujer, seducir al hombre que seduce, que caza hembras mucho más
valiosas que ellas.
La pérdida de unos es la dicha de otros. Y por fortuna, estaba yo de moda. O más bien,
podía fingir que estaba de moda fingiendo fácilmente que era un seductor de primera, pues, al
fin y al cabo, ya era un seductor, solo tenía que parecer que ninguna mujer me importaba, o
sea, tenía que abrirme y decir parte de la verdad. Cosa a la que jamás me hubiera atrevido.
Quién hubiera imaginado que siendo vil conseguiría un montón de experiencias esa primavera.
Y con ella aprendí que la perfección no iba conmigo.
El poco trecho del éxtasis del orgasmo hacia la similitud de todos mis recuerdos con todas
las mujeres. Yo fumándome el placer y ella vistiéndose a mis espaldas.
Nunca me ha gustado ver a las mujeres vestirse o maquillarse, siento que la magia se
pierde, siento que solo quiero imaginarlas desvestirse. Y mi compulsión por evitarlo es una de
esas cosas que ni con toda mi voluntad puedo evitar. Como que solo escucho Breaking the
chains cuando estoy ebrio, como cuando paso debajo de un tren y pido un deseo.
He ahí una chica hermosa e inteligente, digna del más digno de los hombres, y mi
incapacidad para comprometerme con nadie. Siento que si amo a una, dejo de amar todo. Y tal
vez sea real, cuando amas de verdad, solo puedes amar esa cosa.
Necesito una mujer con defectos, con problemas, carente de educación o privilegios.
Desenraizada de mis pasos, sin encanto ni anhelos, sin deseos. Con los canones más horribles
yuxtapuestos a un carácter histérico. Necesito una loca que no sepa controlarse, una mujer que
rompe platos, que cae sobre sus vicios, sobre sus miedos, sobre lo invisible. Tanta perfección
abruma, tanta perfección me hace sentir como que ya puedo morir, y no quiero morir. Como que
no hay nada más por hacer, como que la noche ya no es noche, y que mi desierto se vuelve
jungla.
Otra mirada de felicidad y huyo, creo que eso me hace mejor que todos los hombres. Me
digo a mí mismo. –Un don nadie jamás podría tener o gozar de lo que tengo- Dos, tres, diez.
Números que solo existen en mi cabeza. Corazones y mentes.
Quiero decirle que es hermosa, que vale más que la mayoría de las mujeres que he
conocido. Pero no me creería, pues si fuera así, seguramente le pediría que se case conmigo.
Sigo escapando en la noche, oliendo el calor de la primavera. Anhelando lo de siempre,
un whisky y mi cama batida. Pero esta noche abuso de sus deseos.
Esta chica perfecta a la que no podía comprometerme era Luna, otra más que no era
perfecta pero si tenía un cuerpo perfecto era Selina. Con las dos me estaba acostando por
separado, y fue esa separación la que me hacía perder tiempo, entonces sugerí lo obvio…
Las mujeres son sumamente heteroflexibles, tanto que asusta. De la mitad de las mujeres
que he conocido todas han fantaseado o han tenido alguna experiencia con una mujer. Lo sé
porque les he preguntado, soy un morboso. Pero hay una diferencia enorme entre una chica así
y una bisexual. He estado con mujeres bisexuales, y pienso que el ser bisexual es algo bastante
enfermo. No me malentiendan, me encantaría ser bisexual, siento que las personas bisexuales
se encuentran al tope de la evolución, es y seria genial poder sentir placer por igual, tanto de
hombres como de mujeres, tu mercado se amplía al doble, tus experiencia se vuelven
exponenciales y en general es una dicha encontrar en cualquier ser humano ese placer sexual.
Pero el ser bisexual en sí, viene de una parte muy perversa y enferma de sus mentes. Nadie a
quien haya conocido bisexual, ha tenido una infancia o juventud saludable. No entrare en
detalles.
A pesar de las mujeres fantasear con otras mujeres, es siempre un paso difícil de tomar.
Las mujeres así, nunca hacen el amor con solo otra mujer, pues tenerlo de esta forma, sería
volverlas lesbianas, por el contrario hacen tríos donde hay un hombre participando, lo cual
calma sus mentes y las hace disfrutar muchísimo.
Nunca he hecho un trío me digo a mí mismo. Si he tenido sexo entre dos mujeres y yo en
más de una ocasión, como lo fue el caso de Luna y Selina. Pero nunca he hecho un trío. Un trío
es algo que simplemente sucede, estás platicando con dos mujeres casual, y al momento
siguiente las tienes dándote sexo oral. Eso es un trío, lo mío siempre fue planeado. Le tenía que
sugerir a Selina que sería genial hacerlo, luego decirle que tenía una amiga también interesada,
las ponía en contacto, acordábamos un día, platicábamos un rato para romper el hielo, y luego
fundíamos nuestros cuerpos. Nunca era momentáneo, fugaz, lo cual le quitaba parte del placer.
Otra cosa que también le resta placer a la primera vez que un hombre hace un trío es que
nunca suceden las cosas como en las películas porno. Uno conoce un montón de posiciones
para tal situación pero a la hora del desempeño nunca las chicas se acomodan justo como tú
quieres. Tampoco estás con una y la otra espera masturbándose, varía siempre, pero nunca es
como te lo imaginas. Obviamente es mejor, o bueno, no mejor, más excitante sí. Pero no
prefiero los tríos a hacer el amor normal con alguien a quien quiero. Claro que si puedo, no voy
a dejar pasar la oportunidad.
Nunca he hecho esto con alguien a quien en realidad quiero, no me atrevería. Pero a
veces te dabas cuenta con el tiempo que hay chicas que tienen mucho más ganas de esto que
incluso tú mismo. Las mujeres queramos o no aceptarlo, son mucho más sexuales que
nosotros.
Sugerí eso obvio, hagámoslo, y por primera vez estaba encaminado a tratar de complacer
sexualmente a dos mujeres a la vez. Cosa que es mucho más sencilla que acostarse con una y
después con otra, lo digo por experiencia. Una chica me dijo una vez que los hombres somos
muy fáciles de descifrar, prácticamente todos queremos lo mismo, se burlaba de mi caminar
diciéndome que todos éramos iguales. Y no dudo de esto, tal vez así sea, pero hasta en los
perros hay niveles. Yo insultado me sentía orgulloso de al menos lograr lo que muchos desean.
De no tener una relación con Juanita por mil años, mientras que en secreto fantaseaba con
Panchita. Yo era real, verdadero, autentico, y en este momento de mi vida me daba todo placer
que tuviera a mi alcance. No me iba a negar el amor de una mujer, mucho menos al de dos. Yo
no hice las reglas, solo me aprovechaba de ellas, tampoco las obligué a sentir excitación por
probar su mismo sexo. La vida me había puesto ante la situación, de nosotros corresponde el
saber cómo resolverla.
No era la primera vez que podía haber hecho un trío, pero siempre algo resultaba mal. Se
necesita experiencia para cultivar la fantasía, que después de obtenida, repetí la experiencia
con Luna y Selina varias veces. No sentía que me volvía un mejor amante, pero si uno mejor
preparado.
Selina era la peor, tenía un novio bastante posesivo y muy celoso. Pero a ella no le
importaba pedirme que la dejase enfrente de su casa cuando su novio la esperaba ahí.
Obviamente nunca lo hice, y se molestaba por ello, pero cómo a alguien podría ocurrírsele que
llegaría yo como si nada a dejarla en brazos de su novio a sabiendas de cómo era él y con el
olor a sexo y hombre. No solo a hombre, también a otra mujer. Era graciosísimo pensarlo, pero
yo entendía que en realidad lo que Selina deseaba era dejarlo. Claro que para este entonces ya
tenía la experiencia de huirle a los problemas innecesarios, no iba a ser yo la excusa para lograr
su cometido.
Siempre he sabido que no me voy a morir de viejo, seguramente me voy a morir
apuñalado por la espalda a causa de alguno de estos novios. Ya me hacía de mala reputación.
Lo peor que pueden decir de ti es que a todas tratas de ligar, lo cual siempre se me hizo una
cruel y vil mentira. Ligaba solo a las que me gustaban, y aunque pareciese que fueran muchas
esto era solo relativo, obviamente me gustaba lo mejor, y cortejar a una chica popular, el que te
vean con ella en un bar, genera que todos sepan quién eres al menos de vista. Para mi conocer
a alguien y salir con ella era algo mío, que solo yo sabía. En cambio las mujeres hablan sobre
ello, con sus amigas casualmente sacan el tema sobre el chico con el que salieron el fin de
semana, lo cual me empezaba a traer consecuencias. En más de una ocasión me decían que
ya sabían que era un mujeriego, que sabían que debían de tener cuidado conmigo. Lo extraño
es que nunca lo tenían, solo me anunciaban que advertidas estaban sobre mí, pero aun así,
algo bueno improvisaba para nublar esa idea en sus mentes. El peor enemigo de ligar a una
mujer es que crean que eres un mujeriego. A nadie le agrada esto, ni a ellas ni a los demás
hombres que pueden sentir celos de eso. A nadie más que a mí me agradaba la idea. Por ello
siento que mucha gente me odiaba, al menos más de lo normal en un gran tramo de mi existir.
Afortunadamente el odio no te afecta, si no ya estaría muerto.

Después de una función de cine me invitan a mí y a mis amigos a la casa de dos chicas.
Vamos a beber y platicar un rato, sumamente casual. Casual para mis amigos no cazadores,
pero para quien tiene ojos de lobo y ansia de toro las cosas se vislumbran diferentes. Aquí
llegamos al tema complejo. Mis amigos son gente a la que en realidad amo. Tanto amor les
profeso que incluso con todo lo que me conociesen, hay partes malas de mí que no quiero que
vean. Me apenaba que me viesen intentando acostarme con alguna de las dos chicas, lo cual
me hizo darme cuenta con claridad, que en realidad me apenaba de mi comportamiento. No soy
un adicto al sexo, pero era vulgar. Y esa es una parte que no quiero que nadie a quien amo vea
de mí. No quería que en sus cabezas existiera otro yo que no fuera un hombre feliz amoroso y
entregado. No sé realmente la imagen que tienen de mí, pero no quería que me vieran como un
cualquiera. No por acostarme con ellas me vería mal quiero aclarar, pero imaginaba que ellos al
verme dando un discurso con alguna de ellas, no entenderían todo lo que hay dentro de mí,
pensarían tal vez que solo soy un pervertido que quiero un poco de aquellas, o que tal vez no
estaba acostumbrado a las mujeres y que solo al verlas me generó tanta excitación como que
no pude resistirme a intentar algo. No lo sé, de igual forma podrían pensar que soy un
oportunista y que cualquier chica que me presenten terminaría teniendo algo con ella, y fuese
como sea, ninguna de estas ideas era correcta. Solo no quería que pensaran de mí en esa
forma. Cosa muy extraña para ser un hombre, porque siempre en el mejor de los sentidos nos
importa poco o nada eso. Pero yo sentía que mi vida de mujeriego era una cosa que llevaba
solo conmigo mismo, con el espejo. Tuve que pasar mucho tiempo para admitir situaciones y
cosas que no me enaltecen. Pero supongo que para eso son los amigos, para aceptarte con
todo lo malo y lo peor.
Con las dos me acosté, no en ese momento claro está pero lo hice, y me sentí bien. Las
únicas dos mujeres en la reunión y con las dos tuve algo. Mi pasión se volcaba hacia el ego.
¿Qué otra cosa así podría logar? Y fue justo aquí cuando de verdad vino la tempestad, la
mundanidad en su máxima expresión, las mujeres vistas como trofeos. El simple hecho de
haberme preguntado eso, fue la epifanía más poco poética que nadie haya sentido jamás. El
rayo de Rembrandt sobre mis hombros se habría paso entre las nubes y me respondía lo que
no quería saber. El mundo era un parque de diversiones. Diviértete me dijo.
Fue entonces que las pasiones más absurdas comencé a mutilar. Pasiones reales, no
como las de Sade, demasiado complejas para ser verdad. Demasiado enfermas para
disfrutarse con una copa de cognac. Yo era un hombre común y tenía deseos comunes. Me
propuse y tuve solo por ponderar hasta donde podría llegar. Muchas de ellas no me
encantaban, pero eran parte de mi meta, el trofeo más difícil de hallar era el más hermoso
siempre.
La mujer y después su hermana, la mujer y después su madre, la mujer y después su
mejor amiga, la mujer y después las otras dos integrantes de su banda de rock, la mujer y
después su novia. Todo esto logré despacio mientras con la astucia más perfecta, sin que se
enterasen, revolvía nuestras vidas en conjunto, formando un elixir del cual me volvía adicto.
Como la fiesta en Jueves que todo mundo sabía sucedería. La dueña de la casa, una
mujer bastante mayor para mí, organizaba reuniones todos los Jueves con sus amigos e
invitados que gustaban del cine. Era como un club de lectura en donde la gente intelectual
exponía de más sus intereses artísticos. A mí también me gustaba el cine, pero no estaba ahí
para hablar de Aranofsky y discutir con gente engreída. Sino para en esa discusión sobre la
evolución de la fotografía, llevarme de encuentro a la novia de algún distraído. Fue entonces
que postré mis ojos sobre la petite femme. Mujer de proporciones muy diferentes a lo que
acostumbraba. Ante mí, una chica que no sobrepasaba ni mi hombro pero con una cara
bastante angelical. En ese entonces solo podía imaginar que el sexo con alguien así había de
ser bastante sencillo, días después lo comprobé.
Pero en ese momento era de la dueña de la casa, ella fue quien me había invitado, y ella
fue la que me sugirió fuéramos al cuarto donde casualmente la puerta se cerraba a mis
espaldas. Al día siguiente a culpa de esto, tuve por primera y única vez en mi vida una
enfermedad venérea. Aparentemente era algo bastante común y a los dos días el doctor me la
quitó con una crema. Pero cuando vas a orinar y sientes como duele, piensas que acabas de
contraer sida, siempre te imaginas lo peor. Maldita puta me decía, pero en realidad sabía que
también era mi culpa. Claro que me hacía sentir bien y no dejé de repetírmelo, maldita, maldita
puta.
La petite femme era su hermana menor, y presto y sin pereza volví el Jueves siguiente
para conquistar lo no conquistado. Hablando, me di cuenta que ella era la mujer más aburrida
que existe sobre la faz del planeta tierra, por ende, ya que no hay vida en otros planetas
aledaños, la mujer más aburrida del sistema solar. Carecía de nada que pudiese apreciar a
poca o mucha observación, y en más de una ocasión tuve las ganas de gritar, simplemente de
gritar, de tanto hastío que me provocaba. Pero no me iba a ir de esa casa, sin saber que había
destruido a las dos habitantes de ella. Días después tuvimos sexo y jamás me volví a parar en
ese dulce hogar cinéfilo. Hui.
Una señora me tenía de amante, llegaba a su casa cuando no estaba ni su hija ni su
marido. No teníamos sentimientos el uno por el otro, solo cogíamos. Después de un rato de
fantasear, le propuse que debería seducir a su hija para andar con ella, así, podría venir a su
casa con más facilidad y excusa. Nos veríamos más, y si un día nos encontraban a solas,
podría fingir que esperaba a que llegase su hija.
Anduve con su hija dos semanas, fue una de las cosas más enfermas en mi vida…

Dos amigas entre sí me gustaban mucho, del no decidir embestí a ambas. Inventé un
nombre genérico, me llamaba Luis con una y Ángel con otra. Si hablaban de mí no sabrían que
era el mismo tipo. A las dos las seduje y cumplí con éxito. Las dejé al mismo tiempo y con el
tiempo se enteraron del engaño…

Una chica bisexual tenía una novia, la seduje despacio. Me tarde honestamente, pero lo
logré. No logré mucho pero si varias sesiones de besos. Cuando me dijo que no podía seguirle
haciéndole eso a su novia me dediqué a otra vez bajo el nombre de Luis a volar con su hoy en
día ex. Conseguí más con esta otra, de lo que la primera se había permitido, volviéndolas
infieles mutuamente y consiguiendo el vulgar trofeo…

Una chica lindísima llevaba muchísimo tiempo saliendo pero no andando con un amigo de
ella. Me presenté como el hombre que no pierde tiempo y en 5 días ella me pidió que fuera su
novio y conociera a sus amigas. La dejé para evitar quemarme, pues entre sus amigas tenía
otro objetivo con una de ellas a futuro. Volviendo así que ella por fin aceptara al hombre que por
tanto tiempo la había cortejado. No todas las historias son negativas…

Una banda de rock de tres chicas. Una cristiana, otra bisexual, y la otra muy seria. Esa
noche las vi tocar y me enamoré, no de ellas sino del conjunto. Todas cayeron…

La mujer a punto de casarse con el hombre de su vida. Aparentemente de su vida social


pero no sexual. Perdió, perdió, perdió….

Todo esto siempre creí y sigo creyendo no son los grandes trofeos. Esos vinieron
después. Sé, que cualquier hombre con el tiempo, las ganas y la perversión, pudieran haber
logrado esto. Me resultaba tan raro no conocer mucha más gente como yo, pero supuse que
también gustaban de llevar un perfil discreto, pues nunca sabes cuándo te vas a topar al amor
de tu vida, y a ella si tienes que darle todo de ti. Además se requería de bastante tiempo y
entusiasmo, realmente necesitabas vivir para esto. Aunque parecen historias cortas, son cosas
que requieren de poner un poco de ímpetu, corazón. Muchas de ellas, por más que hayan sido
fugaces, me enseñaron muchas cosas. No devalúo a la mujer, me devalúo a mí mismo por
planear y ejecutar tales acciones. En realidad en mi mundo ellas eran mucho más valiosas de lo
que yo jamás pudiera lograr ser. Por ejemplo las chicas que eran amigas, una era una genio
matemático y la otra una pintora bastante interesante. Cualquier hombre las hubiera tomado
para sí sin chistar. No era mi caso, pero no me hacía valorarlas menos. Más bien, trataba de
darme más valor a mí mismo, de validarme por el cariño que obtenía de ellas. Mientras más
valiosas se volvían, más puro y grande me transformaba. Las mujeres no son objetos me decía
a mí mismo, optan por salir a luchar sin el casco experiencia, el escudo saber, la espada
meditar. Y si sales a la lucha sin protección, cuando te topas al guerrero experto te vuelve
añicos. Pero cada quién decide vivir como pueda. Hay quienes se encomiendan a algo y hay
quienes se forjan. La mujer sin experiencia, poco o nada valoro para mí. Odio la ingenuidad, lo
virginal. Eso no es una mujer, es una niña. La mujer real, la verdadera, jamás hubiera ido sin
entender la situación. Primero entiende, luego se perfecciona, después te conoce y al final se
enfrenta. Como Musashi, son pasos hacia la nada, hacia el vacío.

Cuando dos mujeres ebrias te invitan a su casa a las dos de la mañana a beber con ellas,
sabes que vas a tener éxito. Cruzar la ciudad nocturna vacía, con el corazón acelerado para
llegar a los ojos de tus amantes de hoy Miércoles.
Ambas eran delgadas y tenían la misma estatura. Una de cabellos cortos y la otra de
cabellos largos rizados. Era obvio que una de ellas había sido mía, y con una risa ebria y un
poco de cortesía, me presentaba a su amiga la cual me besaba muy cerca de mis labios y se
reían como burlándose de mí, como algo secreto entre ellas que mi cero ingenuidad me hacía
entender como se entiende que 2 más 2 son 4, simple como eso.
Entrada aún más la noche y después de ver videos de terror terminamos los tres en la
cama abrazados. Realmente estaba nervioso, tenía que esperar a que ellas dieran el primer
paso, puesto que si lo daba y todas mis conjeturas eran incorrectas quedaría como un tonto. Así
que permití que la noche fuera avanzando y pronto iba a amanecer. Seguíamos bebiendo y con
las horas las chicas tomaron una decisión. Me sentaron en una silla y querían enseñarme los
pasos de baile que habían practicado graciosamente sobre una canción que estaba de moda.
Claro que en realidad tener a dos mujeres bailándote sensual me hizo empezar a perder el
control y la calma. Se acercaban a mi regazo y las empecé a tomar de la cintura, cada vez más
adentro, hasta que tenía a las dos tomadas con mis manos y decidí besar a la chica con la que
ya me había acostado. Fue sencillo, después besé a la otra y todo era obvio ahora.
Terminamos dos horas más tarde con el sol matutino en nuestras caras. Cuando desperté
esa tarde me di cuenta que estaba entre dos mujeres que apenas y conocía, en una casa en la
que jamás había estado, en una parte de la ciudad que nunca había explorado. De estar a
punto de dormir en mi cama a terminar despertándome bajo estas condiciones, me hizo
entender que el mundo era de los valientes, los que se atrevían a cruzar lo desconocido. He ahí
al hombre guardando experiencias que luego me harían muy calmo ante tales situaciones,
luego ya difícilmente me sorprendía, me enteraba que las mujeres eran capaces de todo.
Tríos tuve ya con dos pares de mujeres distintas. Con el tiempo pude incluir una tercera y
ser cuatro en un acto donde yo como el único hombre, admití que mi papel más que de ser el
macho alfa dueño de la excitación de aquellas, era el cómplice participe por momentos
olvidado, de la fantasía de aquellas mujeres pansexuales. No fue mi carisma o su admiración
hacia mí, sino simplemente la suerte de rodearme de mujeres medio enfermas. Pero quién soy
yo para juzgar.
Como nota personal recalco, que ni teniendo a tres mujeres el sexo se vuelve mejor
instantáneamente por multiplicación, sino que por el contrario, ya que el ego del hombre se
basa en el sexo, mi interés por complacerlas fue tanto y tan desgastante que poco físicamente
disfruté. Más bien mi disfrute fue mental y de vanidad. Y tal vez haya hombres capaces de
cruzar este umbral de la desesperación por el tratar de llevarlas a todas al orgasmo, pero un
hombre así, supongo que jamás tendría a 3 mujeres a la vez a menos que les pagara, pues, si
no tiene suficiente ego para intentar tener aún más ego complaciéndolas, entonces tampoco
tendría el suficiente ego para poder haber logrado juntar un acto de aquellos.
Cuando perdí mi virginidad años atrás no disfruté mucho del sexo. La primera vez nunca
es tan buena como la última en tu vida. Para ser honesto ni siquiera lo recuerdo. Me acuerdo de
la chica pero no tengo ninguna imagen mental del hecho. Aun así recuerdo que al día siguiente,
al llegar a mi escuela, me sentía una persona totalmente diferente. En ese entonces tenía 15
años, todos los demás chicos hablaban de sexo, y aunque solo había sucedido ayer, al
escucharlos hablar de sexo me repugnaban, sentía que eran unos tontos que no entenderían lo
puro de aquello. Claro que esto era solo mi mente chiflada presumiéndose a sí misma de lo que
había conseguido. Ni yo entendía el sexo ni lo entendería hasta muchos años después. Meter
mi pene en una vagina húmeda no era tener sexo, técnicamente sí, pero en mí como hombre
era algo más profundo. Odio idealizar y romantizar las cosas, pero de verdad que así lo sentía,
como un baile con el cual nacemos, el cual sabemos bailarlo por naturaleza. Como algo que
realmente nace de nosotros, de nuestra energía, lo que lo hace infinitamente puro. Nada que
venga de nuestro instinto puede ser impuro, como el hambre, el sueño o las ganas de cagar o
coger. Todo es parte de nuestra pre psique, de la mente antes de ser mente, de cuando somos
fetos, no siendo el cerebro quien usa estas energías, sino las energías quienes forman el
cerebro. ADN le llaman los científicos.

Para terminar con esta nueva etapa recreacional, concluyo explicando del temor que los
hombres sufren a las mujeres sexuales. Todo hombre inherentemente siente un poco de miedo
a una mujer que ha vivido mucho, que se ha acostado con alguien más atractivo que tú, o que
entiende del sexo más que uno.
Las mujeres liberales no son para todos, se necesita estar muy seguros y a gusto con
nosotros mismos para poder sobrellevar una relación con una mujer así.
Los hombres las prefieren mensas, tontas, virginales, carentes de experiencia. Es una de
las formas en que ellos se pueden sentir seguros sobre su sexualidad, que aunque para una
mujer carezca de importancia, es la base del ego masculino. Ni estamos acostumbrados a que
una mujer se ponga sensual de más, ni sabemos lidiar con ello hasta que adquieres la
experiencia. Como hombres no estamos naturalmente preparados para una mujer que hace uso
correcto de su sexualidad, o que parece más cachonda que uno mismo.

De lejos como estrellas la belleza que recurren, van tiñendo mis cabellos del color de sus
cenizas. No soy yo sino el reflejo de toda mujer a quien he besado. No soy hombre, soy
esclavo, de las cientas o quinientas veces que elevé mi cuerpo para imaginarme que contigo, tal
vez contigo, podría ser mejor.
Taciturno medio trágico, con la espada a la mano, voy abriéndome camino hacia la
conquista de la más furiosa de mis personalidades. La que apaga el fuego con agua y me
cuenta de la desilusión.
No es el loco ni el guerrero ni el hombre espiritual, es el sabio que por sabio se embelesa
con lo más deprimente, pues valora y luego añora lo que pocos evocan de la intranquila
recurrente carencia de ti. Nirvana perdido de mis 4 virtudes, el falo dormido de Shiva, las flores
perdidas de Nabucodonosor.
Soy pensando que fui cuando en realidad no existo, imagino que tal vez de tu solemne
negación, dejaste de eclipsar mi solipsismo, y en él, soy lo que se me antoje, incluso soy no
siendo, y de no ser aparezco.
Renuncio a toda idea que me aleje de tu conciencia, estaré porque sin ti no puedo fumar
de la virtud que sigue al desaliento. Creo en trascender, desprender de mí tus encantos y
regresártelos en la forma de tu silueta favorita, la que te encara día a día en tu imaginación, la
que me pides concrete de tus más absurdas fantasías.
Eso que no existe te completa, entonces completo la nada para dártelo todo.
He encontrado y perdido la fe que profesabas a mi fuerza, la que con mis hombros
cargaba y me hacían serte fiel y humano. Liberación metafísica que admite la falta de amor. Las
hormonas son más fuertes que la voluntad.
Evanescentes fieras que surgen y rodean este círculo de sal, traído del pronto océano que
esconde a la bestia que vive y cohabitaba aun antes del diluvio. Torrencial amargo de la lejanía
de mi amada, mi paz volcada sobre la arena mansa, que sintiendo el proceder, ataca lo
maculado de la carga que por opción he aguardado dentro del yo hombre. Animal nocturno de
las voces primigenias, de la respuesta a la dualidad necesaria, de tu bien y de mi mal.
Ese círculo brinda pero no perdona, llama a mil demonios pero solo deja pasar a uno, el
creador de tus reflejos, el que sabía eventualmente regresarías, pues es tu padre, madre. Es él
quien veló y vela, quien con sus cálidas manos va sobando tu estómago, y le va quitando el
fruto de tu desvelo. La carencia de paz.
Mi amor, mi maese existencial. Solo de ti el exégeta aprende. De las pequeñas voces que
cuentan tu historia tan pervertida por el hombre y tan recurrente en la tempestad. Mi cielo vuelto
infierno. Quién mejor que tú para responder a la sabiduría, un cuarto loco, un cuarto sabio, un
cuarto guerrero y un cuarto espiritual. Tú que posees toda la fortaleza y no reniegas. Quien
avanza a paso acelerado entre los sueños de mi ciudad. Lo que la tarde provee.
Nadie entiende el amor, nadir sabe vivir de él, morir por él, perder sin él. Usar de las
herramientas que nos dejó Salomón, de las varas de Zoroastro, de tu inversión fractal pro
positiva que nos lleva a todos a la locura. Para poder transformarnos en jaguar, para poder
volar como lechuza, arrastrarnos como culebra y presentir como tarántulas.
Tú que vienes sin ser llamado amas de la alegoría. Prefieres la gallina y la virgen a mi
triste soledad. Necesitas del encanto, del romanticismo de llamarte en la mitad de la noche, con
todos los elementos que te adornan, la sal, el vino, la sangre y la voluntad.
Tanto tus labios como de tu cola, el martirio se aleja y caminas despacio para cantar las
decenas de fantasías de los tiempos que no viví, pero sentí. Soy tú hace doscientos años, y lo
seré de nuevo en mil.
Dominio imperfecto lleno de horror, va pisando lo que desconoce volviéndolo sed.
Negando lo innegable se vuelve un trasfondo de tantas capas que ocultas bajo la dulce mirada
que enamora a la Luna. Astro perdido en la negrura de dos canicas más obscuras que la
galaxia.
Tú y aquella y yo. Tres imperfecciones que delatan nuestra falta de experiencia, de
pureza encapsulada en la indestructible coraza que dejaste caer al mar muchos viajes atrás. De
ingenuidad perdida en la juventud, de entender que no existe nada fuera del abismo, nihilismo.
De recorrer las ansias, el hambre que habita divino y nos permite seguir perdidos en la rara
historia de nuestras mentes, destinos. Perdidos.

LA JUSTICE

Era un hombre vacío, gustaba del caos. Volvía caótico lo que antes era pacífico.
Nunca pedía perdón, no por ingrato sino porque prefería mejor huir. Con el tiempo te das
cuenta que las mujeres dejadas son dejadas por algo, tenías que invertirle tiempo en
descubrirlo y variaba la utilidad que podrías obtener de aquello. Hasta entonces no había
escogido mis peleas con inteligencia, encontraba a alguien que me llamaba la atención e
intentaba enamorarla. Aprendes que a veces batallas mucho para muy poco. Así, iba a disponer
con más astucia de mis próximas conquistas.
Escogemos a la más bonita del grupo, cuando en realidad la que te va a traer mayor
placer es una de sus amigas. En ocasiones la más bonita es la más efectiva, pero rara vez
observo esto. Descubres que las más bonitas tienen menos experiencias o muy malas. Nadie
se acerca a una chica así a menos de ser un buen galán. Por ende, estas aborrecen a los
hombres.
Las mujeres creen que todos los hombres son unos mujeriegos, esto seguramente es el
pensamiento más equivocado desde que Europa decidió unificarse en una moneda. Todas las
mujeres del mundo, o al menos las bonitas, han estado en algún momento de sus vidas con un
galancete. Entiéndase a estos como solo el 5 por ciento de la población masculina mundial. La
mayoría de los hombres son unos mandilones, ven demasiado a la mujer hacia arriba y tratan y
trataran de enamorarlas con los más grandes artilugios que la vida social en ese momento les
proporcione. Flores, cenas románticas, regalos, atenciones, chocolates. Son muy obvios esta
clase de tipos, no te dejan idealizando nada, dan lo que es y muestran lo que hay. Conforman el
95 por ciento de los hombres. Estos son cuando generalizamos, los que decimos son todos.
Cuando un hombre te invite una taza de café sumamente casual, ahí es donde hay peligro,
esos son los peores, esos son el 5 por ciento del que hablo. Nunca le aceptes una taza de café
a alguien si no eres lo suficientemente apta para estos juegos. Son los que con y sin seguridad
se muestran, ya que este 5% domina su personalidad. Si se quiere mostrar seguro, lo es, y si
quiere que seas empática con él, titubeara un poco a propósito.
Entre este 5 por ciento de los hombres han estado con el 80 por ciento de la población
femenina. Mientras que los demás 95 se han dividido y han estado con todas las mujeres, o
sea, el 100 por ciento de ellas. Esto porque una mujer, en su vida está con varios hombres. Me
refiero que a proporciones radicalmente distintas el hombre normal tiene unas dos parejas
sexuales siendo conservador, 3 a 10 siendo regular, y 11 a 20 siendo alguien bastante atractivo
o liberal. Estos números hablando solo del sexo por el que no tienes que pagar. Mientras que el
grupo de los mujeriegos parten de las 40 hasta el número más grande que se te pueda ocurrir,
como mi maestro Gene Simmons que más de 3000 fácilmente alcanza.
Con esto quiero tratar de explicar que casi todas las mujeres en algún momento de su
vida han estado con un mujeriego, dejándoles en el mejor de los casos una experiencia para
recordar. Lo cual las hace pensar que hay un montón de hombres como ellos en el mundo,
hombres con los que se acuestan y que al día siguiente no vuelves a saber de ellos. Esto lo
piensan porque hablando entre sus amigas, todas recurren a la misma experiencia. Pero la
realidad es que son muy escasos, pero por el gran numero que abarcan, en algún momento
toda chica guapa ha sido tocada por alguno de esta calaña. Cuando en realidad la mayor parte
de los hombres, son unos corderitos que en realidad te van a amar y te van a dar todo lo que
necesitas, es más, creo que tú misma puedes dominar a la mayoría de los hombres, incluso con
las cosas más bajas como el sexo, pero de que puedes con la mayoría de los hombre normales,
lo puedes. Las mujeres están hechas naturalmente para dominar al hombre en la intimidad. El
mundo podrá ser de nuestro género, pero en la intimidad hasta el hombre más poderoso del
mundo sucumbe ante la mirada de su amada.
Las mujeres bonitas son las que peor suerte tienen en el mundo. A las mujeres hermosas
casi nadie se les acerca, los hombres normales tienen miedo de ellas. Por lo cual solo se ven
rodeadas de verdaderos lobos. Lobos cuyo objetivo visto logrado, depende de que tanta
compatibilidad exista, o las dejan de inmediato, o siguen abusando de ellas un poco más de
tiempo. Debido a esto, la mujer hermosa, harta de patanes, de repente conoce o tiene un buen
amigo, tal vez un tipo normal que siempre la ha idealizado como una musa. Un tipo así jamás
en la vida tendría una oportunidad con ella, pero gracias a que a esta chica le han hecho mucho
daño los hombres en su vida, al encontrar un tipo tierno que de verdad la adora, cae rendida
antes sus pies, volviéndose entonces la peor catástrofe en cuanto a una relación se refiere,
pues ella es hermosa y el feísimo, ella es interesante tal vez y él es solo un tonto. Ella merece
un tipazo, un hombre que la cuide y la ame por lo que es, pero en cambio tiene a un hombre
que solo la ve como diosa, por su belleza y gracia, pero solo por eso. Ella lo somete, y ninguna
mujer sometiendo a un hombre va a ser en su vida completamente feliz.
Este era el caso de Paola, pero también el de un montón de mujeres que he conocido.
Paola era una chica hermosísima, una mujer de cabellos largos y rizados, de complexión
sumamente delgada con unos pechos copa d. Tenía la piel de color canela, el mejor color a mi
gusto que una mujer puede poseer. Y a pesar de su aparente indomable atractivo, era una de
las chicas más inteligentes con las que me he topado. No solo eso, además era graciosa y
curiosa. El único defecto que poseía era su carácter.
Es increíble que una mujer que cualquier hombre pudiese calificar con la más alta nota, se
viese diezmada con un carácter difícil de llevar, siendo esta la peor característica que una chica
puede tener, una actitud con la que no puedes llevarte.
A las mujeres enojonas ni siquiera las escucho, son para mí el resultado de una mal
formación social. Nadie en general debería tener una actitud explosiva negativa. Habla mal de ti
como persona, habla de tu incapacidad para lidiar con tu propio cerebro. La gente en general
debería tener una buena actitud hacia la vida, las personas que nos rodean. Siempre he
pensado que la cortesía y la amabilidad provienen de la seguridad llanamente. Una persona
insegura siempre va a ser más grosera.
A Paola la había tenido una vez y por su actitud la abandoné. Años después más grande,
ella había sabido crecer de la manera correcta. Era una dama bastante linda. Lo cual la había
hecho muchísimo muy atractiva para el resto de los hombres. La verdad yo no la necesitaba,
pues mi ego con ella estaba en paz, ya había tenido lo que quería y mi curiosidad había
desaparecido. Tenía ella ahora un novio por el cual jamás hubieras dado el menor interés, pero
llevaban años juntos y difícil era separarlos. Así que aunque pude intentarlo, la dejé sin
preocupaciones respecto a mí. Llevábamos una amistad bastante decente, y del tiempo que
estuvimos juntos, nos teníamos un cariño enorme. El problema fue cuando me enteré que el
vocalista de otra banda mucho más popular que la mía tenía los ojos puestos en ella. Eso me lo
contó Paola y me ardió en el corazón tanto como arde el thinner en la nariz después de estarlo
inhalando un rato. No que yo lo haya hecho jamás.
A pesar de mis andadas, no podía controlar el que alguien similar a mí quisiera competir
conmigo. Claro que el tipo no me conocía, el no entendía que había una competencia entre los
dos. Pero si había alguien por quien Paola fuera a ser infiel, no iba a permitir que fuera ese.
¿Qué se cree, que por ser guapo y popular me iba a derrotar?
Me estaba convirtiendo en un obsesivo compulsivo. Lo sabía, lo notaba, pero no me
importaba, era más mi obsesión por ser reconocido en un juego que existía solo en mi mente.
Siempre he sido exageradamente competitivo, y era peor porque todas las trabas solo
existían en mi cabeza, lo cual las hacía rotundamente más gigantescas. Paola no era vista
como una mujer, era solo un objeto que estaba en juego entre mi perspicacia y su belleza.
Odiaba a ese tipo, no lo conocía pero lo odiaba por lo que representaba. ¿Por qué Paola
no se sentía halagada de que un tipo como yo gustase de ella? ¿Era por qué él era más
atractivo? Muchas preguntas me hice para terminar en la misma suciedad; yo, generando que
Paola engañase a su novio.
Los mejores asesinos en serie siempre son los más enfermos, los detalles provienen de la
obsesión. Una mujer encabronada te va a decir que una chica que es infiel es una puta. Y la
verdad poco tiene que ver esto con la realidad. Sí, en la mayoría de los casos lo son, pero hay
ejemplos específicos como el de Paola, bajo los cuales no podemos hablar en esos estándares.
Era una chica fiel común y corriente la cual en realidad fue seducida desde el fondo de su
corazón, para llegar a creer que había alguien con quien iba a poder estar mejor, y quería
probar esa nueva realidad. Esto nos hace pensar en algo desagradable, que hasta las mujeres
fieles pueden engañar a sus esposos si de verdad creen que hay algo mejor que lo que tienen y
lo perciben a la mano. Ojo, todas las mujeres casadas saben que hay algo mejor, pero hablo
también de la segunda característica, que es tenerlo a la mano.
La mujer casada no busca, pero esto no significa que no pueda encontrar, y cuando la
mujer casada busca, definitivamente es un matrimonio defectuoso. No hay nada más
deprimente que un hombre o una mujer casada coqueteando.
Tenorio de Zorrilla era un hombre vil, que enamoraba mujeres casadas que realmente
amaban a sus esposos. Él lo hacía para demostrarse a sí mismo, a su ego, y en el peor de los
casos a otros hombres, que no había seductor más grandioso que él. Pero esto también se
puede entender, como una demostración de que el amor se puede fingir, se puede llevar una
relación no basada en la pureza, y que por más tímida que sea una mujer, enamorada es capaz
de todo.
Esto como herramienta es sumamente importante, como dije anteriormente, el sexo no se
le puede vender a una chica. De las mujeres que no suelen tener sexo ocasional, no hay forma
de acercarte a ellas si no es enamorándolas o gustándoles demasiado.
Enamorar a una mujer jamás debería ser visto como algo malvado, enamorar siempre es
algo divertidísimo. Además, no se puede enamorar a alguien sin dar a cambio parte de nosotros
mismos, por lo cual dista mucho de ser un ultraje. Y aunque tal vez no es un balance correcto,
pues a cambio de su corazón solo das parte del tuyo, eso no lo hace malo. Pues, dar alegría a
un corazón, aún con engaños, es siempre algo bueno. Como al soldado que está muriendo y le
dices que se va a poner bien, o como las mentiras que le dicen al niño para que deje de temer a
la obscuridad. A veces es importante decir pequeñas mentiras para acongojar algún corazón.
Además si consideramos el hecho de que poca gente en el mundo llega a amar de verdad, los
pequeños impulsos en la vida en los que nos sentimos enamorados deberían ser sumamente
dichosos.
Amar no es ser correspondido o ser respetado, amar es morir, es entregarse a la voluntad
de otro. El amar es cruel, es dar sin esperar recibir. La gente que ama en serio entiende estas
cosas, es como tener un puñal cerca de tu cuello manejado por tu ser amado, siempre a punto
de degollarte. Creer que el amor es solo felicidad es una estupidez, el amor como cualquier
cosa dual conlleva la valoración de lo obscuro que eso mismo representa; el perder el amor de
mil mujeres más por escoger una sobre todas ellas. El amor es el paso más sencillo a la
traición, la perdición, el desencanto. Pero el amor también es la gracia más ridículamente y
absurdamente bella en todo nuestro existir como seres humanos. Decir que el amor es solo un
sentimiento es una verdad científica, el error es que no solo es uno de los demás, es el más
fuerte y prepotente de todos. Por amor se muere, cosa que por muy pocos otros sentimientos
se logaría lo mismo, no te mueres por curiosidad, ni te mueres por apatía o felicidad.
La gente en el mundo no ama, así como digo que la gente realmente no cree en Dios. Si
las personas realmente creyesen en Dios no existiría el pecado en el mundo, la gente sería
ortodoxa y el único trabajo en el mundo sería el hábito. Si yo creyera en Dios seguramente lo
respetaría, le temería, y no me atrevería a intentar descifrar lo que quiso decir, pues lo que dijo
sería ley. Si creyera en Dios de verdad, no faltaría ni un día a darle mis respetos, me levantaría
orando y toda mi vida la llevaría en pobreza, solo comería y bebería lo que él me permitiese y
me pasaría las tardes en la calle llevando su palabra a los menos afortunados. Pero la gente no
hace esto porque no creen en Dios, así como la gente no sabe amar. Si la gente amara de
verdad amaríamos seguramente a quien no nos ama. No esperaríamos a ser correspondidos y
no existiría el matrimonio, pues nuestra fe en nosotros mismo sería mucho más profunda que
cualquier enlace jurídico institucional. Si la gente amara no habría ni guerras ni rencor, las
parejas no serían infieles y tendrían el rito de hablar sobre ellos mismos al menos una hora
diaria. No tendríamos hijos en su mayoría y quienes tuvieran tendrían como 20, pues, los hijos
no serían otra cosa más que el reflejo de nuestras pasiones. O nos amamos tanto que quiero
tener mil niños contigo, o nos amamos tanto que no quiero ni pensar en nada que no seas tú.
Pero la gente no entiende el amor.
El amor siempre es diferente, pero una persona inteligente debe saber llevar todos sus
amores al mismo nivel. Es igual el amor que le tengo a mi padre, que el que le tengo a mi
hermano, que a mi mejor amigo, que a la mujer de mi vida. El amor romántico suele nublarnos
la mente, pero el amor paternal, el amor de hermanos, el amor confidente, e incluso el amor a
uno mismo, siempre siempre siempre debe ser exactamente al mismo valor. Si no, estamos
perdidos.

Había conocido a una chica bastante divertida en un teatro. La segunda vez que salimos
nos acostamos juntos. Cabe mencionar que fue genial, lo disfruté muchísimo y quería seguirla
viendo. Cuando la llamé para saber cuándo podría verla, me dijo que no éramos compatibles,
que queríamos cosas distintas y que aunque había disfrutado mucho el sexo, se había
percatado que no nos llevaríamos bien. Así que me abandonó.
En algún momento cuando eres pequeño eso te afecta. Había tenido mujeres mejores
que ella en todos los sentidos; guapas, listas, cultas, divertidas. Y yo había sido quien había
decidido no tenerlas, pero en cambio hoy los papeles se invertían, ella decidió no verme. Lo
cual es algo a lo que tienes que acostumbrarte, no eres para todas las personas. Y las mujeres
listas no buscan alguien perfecto, buscan alguien perfecto para ellas. Sacrifican cosas de un
hombre, por otras que las hacen sentir mejor; tal vez él no tenga bíceps, pero si es atento, o tal
vez no es atento, pero sí tiene bíceps, todo depende del tipo de mujer que sea. Lo que sí es
cierto, es que el sexo, aún para la menos interesada en él, se vuelve sumamente importante
cuando es o muy malo o muy bueno. El pene completa muchísimas cosas.
Suponía que si le hubiera dado un mejor sexo no se hubiera ido, lo sigo pensando. El
novio que tuvo después era en el mejor de los casos feo y ligeramente interesante, no entendía
por qué de aquello. Conforme salía con más chicas, empezaba a haber una recurrencia en
todas mis primeras citas. Todas me decían que era un coqueto, o mujeriego, o un “player”. Esto
siempre cuando me iba bien, cuando mal, me decían que parecía alguien bastante puto. Puto
en el sentido de tener muchas mujeres. Las chicas notaban esto no porque fuera muy obvio,
eso lo sé, lo notaban porque les hablaba con mucha seguridad, no envolvía mucha emoción,
tenía bastantes practicadas mi líneas, sabía coquetear, ellas sentían que eso era anormal, los
hombres no son así, suelen ser muy torpes coqueteando. No te hablan los hombres queriendo
ligarte, te hablan como si quisieran entablar un tipo de confianza contigo, como si quisieran
hacer un lazo que luego les permitiera ser ellos mismos, lo cual siempre he considerado una
pérdida de tiempo. Uno tiene que ser agresivo cuando la oportunidad lo permite, embestir
cuando la guardia se ve baja. También este es el motivo por el cual los hombres quedan
rotundamente en algunos casos en lo que llaman comúnmente la friendzone, posición más falta
de mi gracia que lo incluso más humillante de mi ser. Alguien que queda en esta zona de
amigos cuando en realidad lo que quería era algo más, poco o nada significa como hombre, a lo
mucho es solo un niño. Como hombre tienes que denotar tus intenciones en una cita. Si salen y
ella piensa que se está tomando el café con una amiga, algo hiciste mal. Cuando no salen,
cuando es una chica del trabajo o algo por el estilo, tus intenciones no deben de verse, ahí sí
debes ganártela despacio, sobretodo porque como expliqué anteriormente está en un ambiente
donde no se siente segura para abrirse. Pero siendo tú quien la invita a salir, hay ciertas reglas
que debes establecerte, como tus intenciones, a lo que quieres llegar, y hacer un balance
mental entre lo que vas a dar y lo que esperas recibir. Dejar las cosas al azar es para
principiantes.
Las mujeres empezaban a notar mi astucia, pues comenzaban a tatuarse en mi frente los
cuernos de mi experiencia, tenía que cambiar mis tácticas, volverme un poco más suave y sutil.
Así que descubrí un lugar excelente para probar mis nuevas estrategias. Un restaurant
interesante de decoraciones bonitas, donde había sillones en los cuales podría sentarme de su
mismo lado. La comida era rica y la música excelente. Era barato y sumamente discreto. Por
unos meses, a toda a quien conocía la invitaba a comer o tomarnos un café en ese lugar. Pedía
un lugar en un rincón donde nadie podía escucharnos, y entre el elixir del lugar, la música, y la
plática, lentamente caían en un beso romántico que luego te daba pie, a todo lo que tu mente
pudiera seguir. Ya no podía dar besos agresivos, ni decirles que me encantaban, todo era
suave cual pompitas de bebé. Y como pompitas de bebé, me sonrojaba fingiendo, y me rozaba,
con las más exóticas mujeres de mi haber.
El mesero ya me conocía, y como veía que cada semana traía alguna chica diferente
llegamos a tener como cierta confidencia mutua. Siempre que me atendía le preguntaba qué
significaban sus tatuajes, el daba una explicación corta siguiéndome el juego, y cuando se
retiraba, le platicaba a la chica en turno el significado aún más profundo que enseñaban las
enseñanzas mayas referentes a sus tatuajes, y algunas teorías modernas históricas sobre la
verdad malentendida de la vida prehispánica mexicana, lo cual me hacía ver tremendamente
culto. Mientras, más tarde le correspondía a tal mesero nuestra confidencia con una buena
propina.
Esto no significara que no fuera culto, pero cuando te muestras listo por iniciativa de
alguien más, se ve más natural, por ende, más sorprendidas se tornaban. Todo eran
estratagemas, y tenía que ser así puesto que no entendía nada sobre el ser sutil. En algún
momento, cuando decían algo que me gustase mucho sobre su forma de pensar, me mostraba
nervioso y entusiasmado, y les decía a los ojos que aunque todavía no lo sabían, yo me iba a
casar con ellas. Como si lo que me dijesen me hubiera impresionado tanto que me habían
enamorado en un segundo. Antes, hubiera hecho lo mismo, pero en vez de decirles que quería
casarme con ellas jugando, les hubiera dicho que hacía mucho que no me encantaba tanto una
mujer. Y aunque esto parece más suave, lo primero era claramente una broma que las hacía
reír y seguir con la plática, mientras que esto segundo, de verdad las hacía sentirse excitadas
por el hecho de estar frente a alguien que obviamente gustaba de ellas.
La verdad batallaba mucho con esto de ser suave, más cuando me encontraba cerca del
alcohol, pues si normalmente soy burdo, con alcohol empezaba a jurar y mentir hasta lo que no.
Pero no puedes hacer siempre lo mismo y esperar que siempre fluya en la misma dirección,
todo evoluciona, por ende tú también.
Si quieres conseguir una chica, a veces tienes que seguir ciertos procesos que funcionan
para la mayoría, no tiene nada de malo utilizar ciertas frases con todas si sabes que funcionan.
Digo, hasta los comediantes tienen que hacer uso de chistes viejos que saben que jalan, no
pueden crear un nuevo acto de comedia cada vez que se presentan ante un público diferente.
Si algo funciona, síguelo utilizando, de todas formas no se van a dar cuenta. Tenía por ejemplo
un poema que había escrito, y si me gustaban mucho les decía que se los había escrito a ellas,
claro que le decía lo mismo a todas, lo mismo con una canción y no quiero ni empezar con las
frases. Esto no era tan difícil, lo cual me hacía entender que la mujer no era algo tan complejo,
solo son complejas cuando quieren, tenemos que vendernos bien, pues a final de cuentas, en la
vida, todos somos vendedores.
En mi vida siempre ha habido una constante y son las locas, tenía una chica normal, y
luego una loca, una mujer fuerte, y luego una loca, una bella, y luego una loca, alguien
intelectual, y luego una loca. Tanto de esto que me hice experto en ellas. Malo era cuando una
normal de repente entraba en modo insano, esto solía pasar con chicas que no controlan sus
hormonas.
La evolución le dio a las mujeres el don más grande de la naturaleza, el dar vida. Las hizo
estéticamente mucho más bellas que nosotros. La naturaleza abrazó la mente de las féminas y
les permitió tener conexiones donde nosotros tenemos solo espasmos aislados, las hizo
sumamente tolerantes al dolor. Musas de incluso los dioses griegos, arquetipos del arte
civilizado. Pero a pesar de todo, las hizo unas pinches locas cuando ovulan. La cosa más
ambigua del mundo, vuelve a una mujer bella e inteligente, en una bestia incorregible.
Las gallinas ovulan mucho más que ellas, lo sé porque mi abuela tenía una pequeña
granja y no comíamos huevos transgénicos. Y no vez a las gallinas quejándose porque se
hincharon de la cara, enojándose contigo porque no les das cariño suficiente, o
extremadamente cachondas de un momento para otro. Me encantaría ver a una gallina
haciéndole una escena al gallo en la granja, mientras comen maíz, sobre por qué, tal gallo se le
quedó viendo a la otra menos gorda gallina.
A las mujeres las hormonas las atacan, no son sus amigas, están en guerra. Con nosotros
la cosa es diferente, nuestras hormonas son nuestras mejores amigas, nos consiguen sexo y
salir de una pelea. Pero en ellas se vuelve insoportable en ocasiones, aparte del dolor obvio
que sufren, el desangramiento interno, los cambios de humor, tienen que lidiar con ello toda la
vida. Hasta la fecha, pienso que lo mejor que le puede pasar a una mujer es la menopausia.
No todas las mujeres se vuelven tan agresivas, pero compadezco al hombre que vive con
una así, es realmente el peor lado que puedas ver de una mujer. Para mí el tema de la
menstruación siempre ha sido un tema tabú, ni quiero imaginar que las mujeres menstrúan, ni
quiero saber cuándo mi chica lo hace. Tampoco me agrada ver en la basura ni si quiera el
envoltorio de una toalla sanitaria, es realmente tabú. Cuando una mujer no puede tener sexo,
prefiero que me diga que no, a que me diga que no porque está menstruando. Son cosas que
los hombres no entendemos ni sabemos lidiar con ello. Con el tiempo si eres fuerte lo
sobrellevas, pero nunca lo asimilas completamente. Lo peor en el mundo es un hombre en una
farmacia, en el área de higiene femenina. Como consejo a las mujeres, jamás orilles a tu
esposo a esto, si lo haces, aunque no lo diga, una parte de su alma habrá muerto.
Alexia fue el caso perfecto de todo esto. Parecía una mujer bastante amistosa,
inmediatamente me presentó con sus amigas y su hermano que también era músico.
Pasábamos mucho tiempo charlando sobre sus esperanzas de la vida en concreto. Era el tipo
de mujer por el cual los hombres se sentían atraídos normalmente, sabía vestirse y era
ligeramente ruda, lo cual hacía que hombres gustosos de la chica poco delicada, la abordasen
en todos lados. Hay muchas mujeres delicadas en el mundo y pocas que aguantan el show,
cuando no se dan cuenta que son muchos menos los hombres que buscan de princesas, y más
los que buscan a una compañera de juegos.
Mi segundo nombre es beber rápido, pero Alexia sorprendentemente bebía aún más veloz
de lo que yo pudiera hacerlo. Siempre incluso borracha, mantenía la compostura, cosa que a mí
me resulta extremadamente dificultoso, yo borracho empiezo a pregonar sobre la dictadura
porfirista y a criticar la asociación de Rivera con Trotsky. Pero ella siempre se comportaba como
una dama. Me resultaba difícil luego contraponer esa imagen de rectitud briaga, con las cosas
increíbles que hacía cuando entraba a ese proceso de restauración interna femenina.
No solo se enojaba cuando menstruaba, se quejaba de mí con sus amigas. Les decía que
era un patán, que no la trataba bien, y que no valía nada. Pero el resto del mes me trataba
como un rey, y me decía que nunca había quería a nadie como a mí. Me pegaba literalmente
con la fuerza de un hombre cuando se ponía rara, ella pensaba que la engañaba con todas las
mujeres del mundo, cuando a decir verdad siempre le fui fiel. Era obvio que sus amigas me
aborrecían, y para gracia de ellas nuestra relación no después de mucho terminó.
No era raro en mi vida toparme con situaciones así, el problema es que solo se
desencadenaban cuando sabía sus hormonas estaban al máximo, razón por la cual entendía
que esa semana siempre tenía que inventarme una excusa para no vernos, y vivir el resto del
mes en la total complacencia. Pero lo horroroso de vivir en un mundo desarrollado, es que aun
estando lejos de ella, el teléfono o el internet nos unían, y si había algo peor que lidiar con ella
en persona, era lidiar con ella por teléfono. Aparentemente ella no entendía lo que significaba
“estoy ocupado”, pensaba que el teléfono era una herramienta con la cual podría estar conmigo
a la hora que quisiera los 356 días del año. Que no me atreviera a colgarle, porque la furia se
desataba sobre mis hombros, y el precio por ignorarla era peor que el libro de las revelaciones,
así con bolas de fuego cayendo del cielo y los mares transformándose en sangre, los animales
volviéndose contra los hombres y la peste sobre vuestras casas. Gritaba como prima donna y
literalmente hacía que la bocina del auricular se viciara en lo que comúnmente se le llama
“cartonear”. Pobre de mi alma, si no fuera porque al estar con ella me hacía popular, a los dos
días la hubiera abandonado en un cuarto de hotel, bueno estoy exagerando, nunca sería capaz
de eso, pero me interesaba conocer de entre sus amigas, a la chica que luego formaría parte de
una gran aventura en mi vida. Todo estaba planeado desde el principio, y funcionó. Me acerqué
a Alexia para acercarme a alguien más. Si, fue vil, pero bastante satisfactorio. Una mujer
hermosa está condenada a tener sexo sin amor un chingo de veces.
Dichosos los invitados a la cena del amor…

Escribiendo el gracioso poema de mis desgracias…


Hermosa, tú me inspiras, y justo necesito escribir un poema. Haz algo, di algo.
Gerundio escribir, escribiendo, manchado de semen mis manos, de mi propia felicidad.
Del recordar que ya no te tengo, pero te tuve.
Veo y muerdo a mi sombra, se burla de mi la canija, en un chiquito instante donde
realmente nos vemos y amamos, pero se burla porque no perdona, ella si se comió los hongos
de la verdad, y ni para mi tiene reparo.
Bebo lo menos fino para entender que soy un hombre, para enderezar mi actitud y saber
valorar la doble fermentación, pensando que al final, tú serás aquella que me enseñe a
distinguir de lo bueno lo mejor. Carne de su pecho y yo siendo caníbal, espuma de sus babas,
pasta de sus pelos, vino sangre del corazón, y dulces labios termino, para completar degustar,
el plácido manjar que atraviesan mis ojos, la noche que te tuve, pero que te tuve.
La música te envuelve, eres la diosa de mi perdición. De todas mis pasiones eres parte,
pues me coges, me comes y me escuchas. Eres grosera, eres doncella, eres todo menos mía,
pero lo fuiste, pero me tuviste.
Te voy a tomar una fotografía que guarde ese momento en que mirándote al espejo me
miras a mí, para que veas tus ojos cuando me observas, y entiendas lo que yo veo, que
entiendas que no es mi culpa enamorarme de ti, son tus malditos ojos que me seducen, que
espero te seduzcan al verlos así, pues aun siendo tus ojos siempre los mismos, cuando me
miras, son otros distintos.
También es tu escote, sabes que me encantan tus pechos y tú mostrándote como reina,
como si fuera de madera y no fuera a sentir la pasión de mis demonios internos, como si no
supieras que te voy a tumbar en el sofá y hacerte mía.
Eres en el peor de los casos Gomorra, y en el mejor Sodoma. Inquebrantable prejuicio
eres hoyo negro de mis virtudes, tan potente singularidad que hasta mi luz te llevas, fotones de
felicidad arrastrados a tu pequeño espacio lleno de masa.
Eres la burla del arlequín que no tiene gracia en su peor chiste con la menor audiencia. La
sábana no santa de hollín, manchada.
Tropiezas por tropezar y hablas por hablar, te gusta comer lo que no debes y lo que
debes lo vomitas. Más que cruel eres vileza, torpeza, anuencia a la desgracia, maraña, secuela
de medicamentos mal recetados, arritmia de tambor descoordinado irrumpiendo en elegante
Raga, amante de Moisés en Irán.
Mandala sin significado y mantra con él, eres la cúspide de mis desgracias, por ende, te
escribo para que entiendas que el beso dentro de tu palma, no fue sino el error más grande que
mi poco carácter pudo haber soportado.
Pero fuimos, y cuando fuimos quemamos Roma, y por mi odio la volvimos a construir.
Muero sin saber porque, te escondes para que no te encuentre y volvamos hacer añicos
nuestros corazones de papel, con el fuego de tu centauro arquero y el agua de mi pez.
Incompatibles como venus y marte y como la fuerza de mi desdén. Te amo y te odio pero
termino gritándole al aire que no vuelvas, porque si vuelves, vas a ser mía, y si te vuelves, vas a
ser la mujer de mis andadas, el verdadero amor que no perdona, como mi sombra cuando come
hongos, como cuando te hago mía, porque si no recuerdas… te tuve en el sofá.

LE MONDE

Cuando idealizas a la hija de un pastor cristiano, no piensas en alguien con semejante


carácter. Imaginaba que tantos años sin sexo la habían vuelto una histérica. A pesar de ser
mayor que yo, Rosaura era virgen…
Si hay algo que odiaba en mi vida eran las mujeres vírgenes. Carentes de experiencia, o
se enamoran de ti por razones incorrectas, o el sexo tarda mucho para volverse bueno. Pero
Rosaura me había rechazado, me dijo que nunca podría estar con alguien como yo. Tan
diferentes. Y debido a ese rechazo, mi cabeza no pudo soportarlo. Ahora tenía que tener a esa
mujer.
Rosaura tenía una mente bastante interesante, tenía todas las cosas que yo deseaba de
una amante y también todas las que no deseaba. Tenía un tacto hermoso, era una mujer de
buenos modales, bastante linda y con unos ojos preciosos. Pasé un par de meses con ella
antes de darme cuenta que tenía los ojos verdes. Soy la persona menos observadora del
mundo, por ello mis análisis femeninos se basan en la burda observación de las pocas cosas
que siempre veo en ellas; sus proporciones, su estatura, y que tan bonitas eran en general. La
observación de un hombre para determinar si una mujer es bella o no, falta mucho al ser
específica. Un hombre en una ojeada, en un segundo, determina si gusta de ella o no. En
cambio una mujer es específica, porque en general las mujeres se fijan en más cosas que
nosotros, cosas que para cualquier hombre suenan ridículas. Las manos, los labios, el cabello,
la mirada, la espalda, los brazos, el trasero, el color de piel, la sonrisa, la nariz e incluso los
pies.
Por primera vez en ella, me había dado cuenta que solo me gustaban las chicas de ojos
grandes, por alguna razón esa proporción facial era de mi agrado, pero nunca he sido tan
superficial. Más me agradaba aún que aborreciera tanto la marca “Apple” como yo, y amara a
“Windows”. Por alguna razón rara siempre desde pequeño odie las “Macintosh”, y como es algo
que he llevado toda mi vida llega un punto en el cual ya es molesto discutir sobre esto. Me
fastidia mucho que la gente me siga dando los mismos argumentos para comprar una “mac”,
cosas como que no tienen virus y son buenas para los diseñadores. Como si los virus fueran
una amenaza real en el 2014 y los diseñadores fueran tan imbéciles como para no saber
diseñar en otra computadora.
Rosaura era histérica en todo sentido, cuando algo le molestaba se alteraba tanto que
veía como su cuerpo pequeño se contraía de coraje. Tenía mucha fuerza y muchos
sentimientos que la dominaban, era víctima de la carencia de autocontrol. A pesar de ser la
mujer más inteligente que he conocido en mi vida, carecía de mucha inteligencia emocional. Se
daba y luego se arrepentía, comportamiento muy cristiano bastante conocido ya por mí. Pero en
realidad adoraba eso, es muy romántica la idea de tirarte a tus pasiones y después disculparte
por dejarte llevar precisamente por ellas, como si las pasiones fueran en si a la vez una excusa
de ellas mismas. Esto claro para mí es solo una excusa de alguien que no sabe detenerse, pero
no deja de ser interesante, ni tampoco iba a dejar de aprovecharme de ello.
Ante todo Rosaura era un encanto, sus habilidades sociales eran similares a las mías, lo
cual fue determinante para que pasásemos el tiempo juntos. Pues en realidad sabíamos
divertirnos, nos reíamos de la gente y hablábamos de todas esas cosas que me eran muy
difíciles tratar con la mayor parte de las mujeres. De verdad charlábamos sobre cosas
sumamente aburridas y complejas, como mi afición a la física espacial, la teoría de las cuerdas,
los reptilianos de los escritos sumerios, el confusionismo, el eneagrama de Gurdjieff, los pases
mágicos de Castaneda, la epistemología, el mazdeísmo, Lemuria, el kybalion hermético, la
física cuántica, el gnosticismo barato, los happening en comparación a los performances, el non
jazz, el mito de Hiram Abif, los concilios ecuménicos y los evangelios apócrifos. Cabe destacar
que no domino ninguno de estos temas, pero los mastico súper bien.
La primera vez que salí con ella la invite a desayunar. Quería acostarme con ella y no
sabía mucho sobre su virginidad y sus creencias, así que fui agresivo, me senté junto a ella y
me vendí bastante bien. Tanto que la volvería a ver. No sin antes aprender que esto iba a ser
un reto. Entre la miel de maple y su café que tanto adoraba empezó a desenvolver su
personalidad. Entendí que iba a ser un hueso duro de roer, hueso del cual me volví adicto con
el tiempo. Sí, mi acercamiento a ella fue banal, tenía unas ganas de su abdomen perfecto y
nunca la valore de inicio, pero conforme la conocía, capas y capas de su mente se depositaban
en la mía, penetraba mi curiosidad, no sabía por qué pero quería seguir viéndola. Cuando
después de un beso y un par de citas me dijo que éramos muy diferentes, sabía que no la iba a
dejar ir, sabía que debía enamorarla y la enamoré. Trayecto que me convirtió en esclavo por
gran tiempo de su corazón.
Una vez la invité a verme tocar con mi banda. Llegamos a un bar y entré pavoneándome
como el “rockstar” que pretendía ser. Como siempre entraba sin ver a nadie dirigiéndome al bar,
para luego pedir algo, tomármelo en la barra, y observar quien valía la pena en ese lugar. Un
tequila y una cerveza, y para ella un diablito. Nos sentamos y sabía quién me veía.
Normalmente no llegaba a esos lugares con una acompañante, el objetivo era encontrar a una
ahí, pero en este caso tenía que mostrarle que me sentía bien a su lado. No pasó mucho tiempo
antes de que esa personalidad mía, que se apropia cuando estoy en modalidad rock, terminara
cagándola.
Olvidaba que estaba con una mujer sumamente inteligente, y que de no darle la atención
necesaria me mandaría a la verga. Saludaba a mi ex diciéndole que no hiciera nada malo pues
la estaba observando, mientras en el escenario cantaba, me dirigía a otra chica con la que me
había acostado lo cual produjo el descontento de su inmenso novio, y platicaba con otra a quien
había conocido en una noche similar, pero ahora con su respectiva pareja, resulté amenazado
por quien la acompañaba. En total, era un experto en molestar a novios celosos, pero también
en ser un cretino con Rosaura. Cuando me hizo ver todo esto enojadísima, jamás lo volví a
hacer con nadie en toda mi vida. Era así porque nunca me había auto observado en esas
circunstancias. Entendí que ser un imbécil no era “cool” y comencé a comportarme como una
persona normal. En realidad, siempre he sido un tipo bastante cortés, pero supongo que la
noche y el rock me volvían así, siendo estos dos, la luna llena al hombre lobo.
Para mi eran normales las noches así, enojar a un novio celoso, coquetear con algunas
chicas del pasado, conocer gente nueva, emborracharme horrible, y casi entrar en una pelea.
En más de una ocasión me metí en problemas. Con Angélica me peleé con su ex en un bar, era
un animal y lo sabía.
Todos los Domingos Rosaura iba a la iglesia, sus amigas eran del tipo aburridas.
Aparentemente ella era la más interesante y peculiar de su grupo. Pasábamos las tardes
abrazados de una taza de café discutiendo sobre cualquier cosa que pasara sobre nuestras
mentes. Hacíamos de un tipo elegante en la barra de la cafetería, una historia completa sobre
sus relaciones y las razones de porque justo en ese día había pedido de comer enchiladas
suizas. Imaginábamos juntos todo, y por un segundo, nos amamos.
Una noche sobre el césped, viendo las estrellas, y besándonos riquísimo, me pidió que le
hiciera el amor. Cosa que nunca habíamos hecho y que yo evitaba a toda razón. En realidad
estaba ahí, con una chica que me encantaba, pero a la cual no quería desvirgar. Sentía que
siendo de este modo seguramente nuestra relación se profundizaría, y no estaba seguro que en
realidad ella fuera la mujer de mi vida. Le mentí diciéndole que no estábamos listos cuando a
decir verdad, yo no estaba listo. Y ella acepto y me amó mucho más debido a ser un hombre
tan considerado. El tiro me había salido bien. La gracia de un hombre que sabe esperar, es una
virtud que cierto tipo de mujeres valora. Al menos las muy santas o las muy penosas.
Ella era lingüista, lo cual la hacía corregirme en casi cada cosa que pronunciaba mal.
Tanto que la odiaba. Comenzábamos a pelear como todas las parejas, pero nuestras peleas
eran agresivas. Ella era el tipo de mujer que siempre tenía la razón, y estaba acostumbradísima
a parejas que le daban por su lado. Lastimosamente no era yo ese tipo de hombre, lo cual nos
hacía llorar, dejarnos, reconciliarnos. La pasión entre nosotros fluía como un río, lo cual
determinadamente desembocó en los dos teniendo uno de los mejores sexos que he tenido en
toda mi vida.
Jamás hubiera pensado que brincado esa barrera de la virginidad esto se iba a convertir
en un aquelarre. La chica santa y pura, de belleza angelical, era un monstruo en la cama.
Literalmente en la mayoría de las veces, no me la cogía yo a ella, más bien ella me cogía a mí.
Era insaciable, durábamos horas en lo mismo. Una noche después de invitarla a comer sushi,
hicimos el amor dentro del auto, en el estacionamiento del restaurant escuchando rock pesado.
Pero no era como cuando tienes un “rapidin” en el carro, de verdad teníamos un coito perfecto y
larguísimo abusando de la noche y los vidrios empañados. Yo era mucho más nervioso que ella
en ese aspecto. Cuando ella se entregaba, en realidad se entregaba. Era víctima de sus
instintos.
Había olvidado por completo todas mis experiencias pasadas, ella me hizo entender que
las mujeres virginales no siempre son unas santas. Desconfío ahora de las mujeres, en realidad
pueden comerte. Esas, quienes tienen un carácter demencialmente fuerte, son las que también
se desquitan al mismo grado en el sexo.
Rosaura dirigía el coro de su iglesia bautista. Cantaba con la más fina entonación que mis
oídos en vivo pudieron haber percibido jamás. Y cuando en el acto comenzaba a gemir, esa
potencia que exigen las cuerdas bucales de un cantante, eran el pandemónium sonoro que
destruían por completo el entorno que construíamos en ese sexo salvaje.
Impresionante es la palabra más adecuada, sus gritos parecían justo esa escena de la
regadera de “Psycho”. Y tal vez parezca enfermo, pero era la cosa más excitante del universo.
Su cuerpo petit parecía ser destrozado por la potencia de mi no tan petit complexión. Y en
ocasiones, tanto gritaba de una manera tan cruda, que tuve que haberme detenido para
cerciorarme que no le estaba haciendo daño.
Otra bondad de su voz cruda/angelical eran esos momentos cuando extasiado me
encontraba posteriori al encuentro, recostado con mi mente pensando en el espacio y el placer
recién obtenido. Pues oírla a lo lejos cantar mientras tus sentidos y tu enfoque se encuentran
mucho más finos, era a veces la experiencia que me hacía mi día.
Me imagino que es lo mismo que sentía Bobby Brown después de haber tenido sexo con
Whitney Houston; que teniendo tu miembro volviéndose flácido, tus piernas sin fuerza, tu
cabeza perdida y tus brazos recobrando sensación, escuchar un ángel cantar a lo lejos, era
tremendamente delicioso.
Me di cuenta que ella era importante en mi vida por una sola razón; al terminar el coito no
quería irme corriendo de ahí. En mi vida solo han existido 3 o 4 mujeres con las cuales,
después de haber tenido sexo, me hacen sentir tan cómodo que no existe impulso en mi cuerpo
para abandonar el lecho. Esto no significa que abandonase el lecho siempre, pues, estos
impulsos siempre los reprimía para no comportarme como un patán todo el tiempo y porque
socialmente es horrible hacerle eso a una mujer. Pero pocas chicas habían hecho que mi
percepción acerca de quedarme abrazado a ellas por un rato fuera placentera. Supongo que
tiene que ver algo con su olor, al menos es lo que dicen los científicos, que sus hormonas me
recuerdan el olor de mi madre o alguna tontería así. La verdad es que no me importa mucho,
pero ya que me hacía sentir cómodo, iba a disfrutar de esta no usual experiencia que solo
algunas mujeres podían brindarme, cuyas curiosamente sobre ellas no decidí. Era una
sensación que no escoges, solo es, se da, como el sentir que estás en casa, no piensas que ya
pusiste pie en el hogar, simplemente se siente.
Teníamos ambas, la conexión física llena de impulsos lujuriosos y role playing, y la
conexión mental intelectual y divertida. Pero nos faltaba una, la espiritual.
Yo era feliz pero sabíamos que no íbamos a estar juntos por un par de razones. Una
porque mi religión jamás iba a ser el cristianismo, y segunda que fue la cosa definitiva por la
cual nos dejamos, era porque yo no quería tener hijos, y ella deseaba muchísimo el ser mamá.
Años atrás me había hecho la vasectomía. Me amo tanto a mí mismo que idealizaba una
vida solamente para mí y mi pareja. Una vida próspera de buen sexo y buen humor. Todo el
mundo me preguntaba que por qué me la había hecho, como si no fuera obvio que porque no
quería tener hijos. La mayoría de la gente no piensa fuera de su burbuja social, tanto así que
tienen que preguntar algo obvio, porque en sus mentes ni imaginárselo pueden. Peor eran los
que me decían con toda la seguridad del mundo que me iba a arrepentir, argumento que no
existe en mi vocabulario porque sencillamente no me arrepiento de las cosas. Pero entendía su
punto, tal vez con el tiempo mi vida cambiaría y mis deseos por ende, volviéndome una persona
tierna, amante de las babitas, la popó y la gente sin temas de conversación. Pero jamás en mi
vida siquiera podría llegar a esto, puesto que tomo mis decisiones con cimientos, muy diferente
a la gente que sigue corazonadas. Tonto aquél que construye su casa sobre arena decía
Mateo. Y “Gnothi Seauton” era mi modus vivendi, me conocía desde muy pequeño, sabía lo que
quería para mí.
La decisión de no querer tener hijos viene del querer ser, para uno mismo y para los
demás. Las personas normalmente piensan que no me gustan los niños, lo cual es un error, me
encantan los niños, lo que no me gustan son los bebés. Los bebés son horribles, todos son
iguales, babean, vomitan, huelen mal, lloran mucho, nunca sabes lo que quieren. No puedes
hablarle a un bebé, no entiende nada sobre las cosas que considero importantes o interesantes
en el mundo, como el arte, la ciencia o la historia. La única interacción que puedes tener con un
bebé es darle su chupón cuando se le cae y limpiarle el trasero cuando caga. Los niños en
cambio son fantásticos, te sorprenden mucho en ocasiones. Aprendemos sobre nuestra
psicología más cuando observamos a un niño interactuar con el mundo.
Entonces no era por falta de amor a los niños, era el hecho de no tener que perder tiempo
educando a alguien cuando todavía ni me he educado correctamente a mí mismo. Me faltan
muchas cosas por saber, instrumentos que tocar, idiomas que hablar, lecciones que entender.
Puntualizo en que ella sería el diluvio de mi vida, su nombre lo recordaría hasta el final de
mi camino, pues Rosaura me había enseñado que te puedes enamorar de quien menos te
imaginas. Incluso de una histérica, son las peores. Pero con Rosaura también aprendí que tenía
que ser más un caballero y menos un embustero. Tenía que empezar a darme como tal, sin
barreras…

Victoria salía del zoológico. Así me gustaba llamarle al centro de terapias donde recibía
ayuda psicológica en forma de una ligera charla semanal con su psicoanalista. Ella siempre
salía de ahí resuelta, como si todas las cosas que sin saber atormentaban su vida ahora las
conocía, no dejaban de atormentarla, pero al menos ahora entendía que la razón de ser
controladora era porque de niña ella no había jugado suficiente tiempo con barbies. Cabe
mencionar que nunca he confiado en el psicoanálisis, me resulta un ejercicio basado en terreno
de pocos cimientos, comúnmente malentendido, tomado de fuentes hipotéticas, basado en gran
parte en el placebo del paciente, y el poder pastoral foucaltsiano de quien en el diván se
encuentra otorga. Yo le explicaba a Victoria que aun cuando Ernesto su terapeuta tuviera razón,
el que ella se lo creyera era aún más importante, como la gente que cree en los horóscopos o
en la lectura de mano.
El psicoanálisis es la herramienta de quien no se conoce, yo le platicaba que le haría igual
de bien la meditación zen o una buena cogida, pero cuando alguien deposita su fe en algo es
difícil escapar de ahí. Se la pasaba hablando del orden mental, de sus héroes que explicaban
como el cerebro era cerebro, y de cómo el haberse entendido la había hecho superar sus
compulsiones extrañas que había padecido años atrás.
Aparentemente era el tipo de persona que revisaba la cerradura de su casa diez veces
antes de dormir, se lavaba las manos como treinta veces al día, y tenía que mantener el orden
de su comedor en perfecta simetría. Supongo que para personas como Victoria, si había
servido que el enfermo sexual de Freud hubiera nacido, a ella la ayudó a superar sus traumas y
manías. Pero con el tiempo, el entendimiento consiente de lo que había pasado dentro de ella,
la volvió devota a todo lo relacionado con esta cura. Supongo que es igual a los adictos a las
drogas, que después de encontrar salvación en Cristo y dejar los estupefacientes, se vuelven
tan devotos que luego los encuentras en las calles pregonando sobre el amor de dios y
pidiendo unos pesos para la causa. Cabe mencionar que son estos los únicos religiosos que me
agradan, los ex adictos. Solo me gusta la gente muy devota, me fascina la pasión, incluso para
cosas inexistentes como Yahveh.
No obstante que Victoria era una adicta a hablar sobre psicología moderna, le encantaba
la poesía. Como cualquiera habitante de habla hispana nacido a finales del siglo 20 era fan de
“rayuela” y de Neruda. Lo cual no me parecía nada interesante, pero cuando mencionó su amor
a Sor Juana, fue entonces cuando comencé a poner atención.
Sor Juana para mí es la mujer más importante en la historia de América Latina. En la
escuela te enseñan que era una machorra sacrílega que escribía bonito, pero yo la veo como la
diosa por excelencia de todo lo que me gusta. Era una profana que escribía como los dioses y
además hermosa. Mala suerte que las pocas imágenes que tenemos de ella sean con un
hábito, porque en mi mente estoy seguro que estaba buenísima. La obra de Juana parece
digerible y lo es, pero esconde una tremenda profundidad, una métrica asombrosamente
dificilísima, solo valorada por los verdaderos poetas y los enfermos como yo. En otra vida me
hubiera encantado cogérmela, por lastima hubiera sido demasiado mujer para mí. Supongo que
cuando tienes a una de esas, las demás amantes siguientes se vuelven nada, volviendo así tu
vida, una insatisfacción eterna. Ya que lo pienso bien, creo que solo existen mujeres así para
hacernos sentir miserables, para entender que no somos nadie.
A pesar de que no me gusta la religión, creo que esta nos ha dado históricamente un
montón de cosas geniales, empezando por la música sacra, pues soy un fanático de Bach, la
pintura gótica, la comida kosher. Prácticamente todas las maravillas del mundo antiguo tenían
un origen religioso. La religión nos da mejor arte que el ateísmo. Los mandalas y los castillos
hinduistas, el anillo del nibelungo de Wagner, la capilla Sixtina, etc. La religión, fuera de la
absurda creencia en Dios, nos ha dado bastante, y entre todo eso, a mi musa Sor Juana Inés
de la Cruz, la salvación eterna, y un montón de mujeres fáciles de ligar.
Victoria encaraba a Juana del mismo modo en que yo lo hacía, supongo que porque las
dos, Juana y Victoria, eran unas locas, pero también porque Victoria tenía muy buen gusto.
Venía de un mundo civilizado a la antigua con una mente trascendental. Era cuando quería, una
musa, y cuando no, una perfecta amante, sumamente sexuada y con unos labios carnosos
color turquesa. Tenía el cabello larguísimo, le llegaba a la cintura y era color negro, que se
contraponía a su piel blanca como la leche donde podía notar sus venas azules que
bombeaban la sangre de su ser explícitamente sensual, puesto ante mi como prueba del
destino para ver si yo era capaz de seducir y pervertir la pureza quasi consagrada de Victoria.
Era una mujer de bien, de metas y de conocimiento. Tenía un cuerpo de bailarina exótica,
porque sí, la mayoría de las mujeres en un table dance tienen un cuerpo específico, caderas
pronunciadas, cintura pequeña y piernas torneadas. Si tan solo hubiera tenido pechos grandes
creo que le hubiera pedido matrimonio en ese mismo momento. Agraciado luego me vi al no ser
tan presto al matrimonio, pues ella se convertiría después, en un martirio existencial.
Era una feminista hecha y derecha, y tenía misiones extrañas como hacer libros que
hablasen mal de los hombres para que entendieran el tipo de animal con el que solían tratar. En
sus palabras, explicaba, -Haré que las mujeres no quieran ver a un hombre nunca más,
entonces ya no los pelaran ni se relacionaran con ellos, los hombres ser volverán todos gays, y
así exterminare a la raza humana.- Era todo un encanto. Y aun siendo yo tan contrario al
feminismo, teníamos algo en común, despreciábamos al hombre sin gracia, al que no tenía
virtudes ni habilidades y ni siquiera era guapo o había leído algún libro para fingir que sabía
algo raro de la vida. Claro que siempre me la pasaba molestándola con comentarios en extremo
opuestos, tan solo para que no perdiera los pies y demostrarle que su liberación femenina
terminaba en el momento que quisiera dejar de depilarse. Como que el hombre descendía del
mono pero la mujer descendió mucho más, o mi favorita de un antiguo diputado gordísimo que
gustaba de la farándula y los burdeles a quien llamaban Pancho Cachondo, decía, las
feministas, o son lesbianas, o son castrantes…
Victoria y yo teníamos algo en particular, estábamos vueltos el uno al otro adorándonos
mutuamente. Yo la adoraba por su belleza física y su mente intelectual, y a ella le gustaba de
mí la forma en que escribía poesía.
No mencioné que aquella belleza era de una ciudad retirada de la mía. Una hora de
carretera exactamente es lo que nos separaba de nuestros hogares. Kilómetros que en otros
tiempos hubieran sido un infierno, ahora gracias al internet estábamos juntos a cualquier
momento. Nos veíamos una vez a la semana pero charlábamos horas todos los días. La había
conocido en una fiesta de alguna amiga suya que vivía en Monterrey, y de ahí, nos hicimos
buenos amantes.
Esta distancia mortificaba mi ser sexual, lo cual con el tiempo se volvió abrumante. No
pasó mucho tiempo antes de que empezara a pedirle fotografías suyas en poses sugerentes y
desnuda para poder sobrellevar mis tardes, lo cual como la chica de hogar católico al que
pertenecía la hizo titubear al principio. En realidad, se negó rotundamente hasta que acordamos
hacerlo con un par de condiciones. La primera era que jamás le enseñara esas fotos a nadie, y
la segunda, que le dieran algo de regreso a cambio.
Pero Victoria no necesitaba de mi cuerpo desnudo, lo que aquella valoraba de mí eran
mis poemas. Así que lógicamente me pidió que escribiera, que le mostrara poemas recién
creados todos como ella de cómplice, basados o inspirados en su imagen.
No sabía por momentos si lo que en realidad tenía grande era su ego o su admiración por
mí, pero era un buen trato cambiar palabras por imágenes pornográficas. Cada poema era una
fotografía en regreso. Entonces, día y noche comencé a escribir. Pasaba las tardes idealizando
a Becquer, a Shakespeare y a Lorca. Buscando las palabras adecuadas que le hicieran perder
el sostén y las bragas, idealizando nuestros encuentros sexuales incluso antes de que
sucedieran. Me di cuenta que incluso en mí, la pre visualización de las cosas, la expectativa a
los hechos volvía luego los eventos mucho más excitantes. Era más grande el placer cuando lo
platicaba y luego lo hacía, que cuando solamente me abalanzaba hacia ella. Me volví adicto a
platicar sobre sexo más que a tenerlo. Y fotos y fotos se grababan en mi cabeza como
imágenes de mi amante que sentía comenzaba a disfrutar más así, en pinturas, que en la vida
real. Adicto al “.jpeg” y al 2D, a sus pechos blancos y sus labios rosados. Ansiaba su cuerpo,
era un ansia infernal que por ratos me poseía, pero no solo deseaba eso, deseaba a Victoria, la
mujer que me trajo loco por meses.
Fue la única forma que pude sobrevivir los días sin ella, masturbándome con sus fotos y
esperando ese día en la semana que la vería. Lo tenebroso en todo esto se debía al hecho
específico que Victoria era mucho más sexual que la mayoría de las mujeres que he conocido.
Ya eran dos mujeres seguidas que me sorprendían. Realmente eran tan cachondas como uno,
esa imagen que tenemos de las mujeres es falsa, no son unas santas, son hechas de la misma
carne que nosotros, y padecen de las mismas emociones perversas. Ella era una mujer clásica,
pero le gustaba fantasear con el sadomasoquismo. Supongo que todas las chicas blancas y
puras esconden esa fachada asesina. Honestamente, las únicas muchas o pocas mujeres que
he conocido que gustan de estas prácticas, absolutamente siempre son chicas que no imaginas
pudieran consentir situaciones así. No son ni rudas ni difíciles, son solo de carácter fuerte.
-Ni que la bien ruda- Le decía yo por empecinarse a leer libros de Bukowski. La gente
quiere ser hip pensando que son incorrectos socialmente, que son raros. Pero aun cuando me
gustaba leerlo, no me gustaba que ella lo leyese solo porque estaba de moda, finalmente yo era
un hipster literario, y le explicaba que una persona tan fea como él no entiende la vida. La vida
era enamorar a una mujer hermosa, no tener enfermedades venéreas de tanta puta que te
metes.
Después jugábamos a interpretarnos como en un Rorschach, los dibujos que hacíamos
en las servilletas de una cafetería, aunque de todas formas, dibujara lo que fuera, siempre le
decía en mi análisis que era una adicta al falo y que estaba loca. Una mujer tan inteligente y
nunca quiso que le leyera el tarot, supongo que por más listo que seas puedes también ser
supersticioso.
Lo único que ella deseaba era irse a estudiar un semestre a España, y cuando digo que
era lo único, es porque literalmente vivía para ese viaje. Si tan solo hubiera notado un poco de
ese entusiasmo volcado a mí, no la hubiera tenido que dejar.
Soy un adicto al cariño femenino, muchos dirían que soy un chiflado, pero sin este, o más
bien el mal nivel de este a mis estándares, significaba la terminación de nuestra fugaz relación.
Nunca me han gustado las mujeres frías, pero hay muchas cosas que no me gustan, como la
coliflor o la playa. En el caso específico de las chicas frías, siempre lo he visto como una
aberración. Las mujeres son gentiles por naturaleza, son mucho más aptas a entregar su
corazón que nosotros. Me resultaba y me resulta muy difícil lidiar con chicas que no te abrazan
o te trepan sus piernas a las tuyas, o que no te besan de la nada tan solo por el gusto de tus
labios. En mi calidad de gentilhombre busco una mujer cariñosa, no es mucho pedir.
La última vez que la vi, antes de que ella recorriese esos kilómetros que nos distanciaban,
me preguntó sobre qué había de interesante en Monterrey a horas decentes, a lo cual respondí
con aplomo, -yo-.

Amo el amor que sintiendo despacio, va carcomiendo cada célula generando otras formas
de vida. Un nuevo ser que habita bajo mi manto, una misma alma pero diferente cuerpo.
Mi inmensa devoción te pide escuches mis gritos plegarias, que dejes caer sobre mí tu
potestad, que te apiades para completar al poco o nulo hombre que renunció a su sed, para
solo saciarse con tu saliva espesa, de esos labios increíblemente rosas.
Hoy que dejé guardados las máscaras y guantes, las garras que rozan las piedras van
hundiéndose en tu blanca piel, mi lengua denota el placer que voy sintiendo al imaginarte
indecente, carente de voluntad, entregada al hombre que ante ti se postra esperando un cuadro
de tu erotismo.
Bebo de tus ojos, pero también de tus pechos hermosos, de tus venas que palpitan la
sangre que recorre las partes sensibles de tu ser, de tu cuerpo entrenado para ser intrigante,
misterioso, con las manos rozando tus pezones rosas que vuelven a los animales bestias.
Sin tenerte te entiendo, te deseo, me estremece idealizarte, contemplarte, como la fina
belleza que antes de ser poseída tiene que ser admirada, como las pinturas griegas que
sirvieron para dar valor a los hombres.
Eres estética de otro tiempo, de otros siglos, de la mano de la diosa Venus con la
descortesía del presente temple, renuente, cada vez más impetuosa, cada día más
increíblemente diosa.
Deseo es solo otro adjetivo para tu nombre, eres cruel y piadosa, eres tierra y aire y el
máximo profundo orgasmo, madre de mi pasión, amante secreta de mis placeres, cómplice de
mis mundanidades sexuales, parafilias, misoginias, de mi enferma psicología.
Te voy a decir no esta noche. No quiero verte ni tocarte.
Si voy no te voy a dejar dormir, te voy a comer toda la noche hasta que te acabes, y por la
mañana te voy a invocar para que renazcas como el cristo, para luego seguirte besando hasta
que pierdas el conocimiento, y no sepas si eres Victoria o eres parte de mí.
Te voy a decir que no, porque si me dejas verte, voy a llenar de consuelo tus pies, me voy
a volver el perro que vela por ti y el amante que nunca te da la espalda. Me transformaré en una
sombra que durante tus sueños te protegerá de los verdaderos males, y me enamorare de ti, de
tu respiración constante.
No, porque vas a tener lo que aún no mereces, la promesa eterna, la felicidad. Ese tierno
fiel beso que solo tiene un dueño.
Carente de fe me entrego, a la pasión que causas, a tus fotos desnuda que me llevan al
éxtasis, al interminable círculo de caer, levantarme, y volver a creer.
No soy yo el que escribe, es mi ansia, mi lujuria. Es el costo de mi próxima erección,
son las letras que me exhiben pero que también te desnudan. Pago a tu arte y tú a mi sexo, un
trueque justo inverso, sucio, incorrecto, de esta noche dueño.
Soy el poeta que se vende al precio más vil, el de mi vicio a tus caderas, a tu maravillosa
silueta prenda, que viste tu alma pura llena de sabiduría, que transmite solo así la verdadera
belleza a la que me expones, a la que soy esclavo de nacimiento.
Y me canso de ser el polvo, de ser todo lo malo en tu vida. Y comienzo a disfrutar sin
negarme, a pasar las semanas de diablo, de rojo y negro mundano, a sentir de tu figura, o
entregarme a la completa rotunda caótica lujuria, de penetrarte por última y por primera vez,
siempre en ese orden, empezando del éxtasis y terminando en el escalofrío.
Eres todo cuanto existe en ese momento, no me importa ni la muerte ni la carne ni los
años ni la historia, solo tú en ese instante de completa sexualidad, de atragantarme con tu
erotismo y hacerlo parte de mí, de sublimarte condensarte y eyacularte.
Sé que te encanta que sea tu bestia, tu mascota bestia. Que te parta en dos y que
lascivamente te observe en el espejo mientras tú miras el techo. Que te escuche gemir como
perdida, como entregada totalmente a las fauces del lobo. Tú tan blanca y pura, y yo tan
extremadamente obvio, tan ineludiblemente dueño de tu ombligo, de tus muslos y tu vagina.
Voy a comenzar a atarte, a violarte y ultrajarte, a cortarte despacio cerquita de tu
entrepierna, a morder tus pezones y chupar el sudor de tu espalda. Voy a eyacular en tus ojos y
cegarte mientras con mi estribor te jalo la lengua, todo es parte de mi encanto, la voluntad que
causas sugiriendo tu entusiasmo. Pierdes, pero también ganas. Te encanta que te maltrate,
pero más te encanta que te escriba sobre cómo lo hago. Te excita más el punto y la coma que
la lengua en tu sexo, te mojas más cuando te digo al oído que la tengo dura que cuando la
tienes entre las manos.
Eres la razón de tu mismo hedonismo, hasta el espejo te vuelve siniestra, hasta tus
manos y pies te deleitan. Y yo, aprovechare una parte de tu cuerpo, pero no hoy sino mañana,
hoy que te baste con solo leerlo.

LE CHARIOT

Ver a un montón de chicas entrando a un bar solas es uno de mis grandes placeres en la
vida, me hace pensar en las enormes posibilidades, en el azar en sí. Uno nunca sabe que
puede suceder el siguiente segundo de nuestra existencia, pero cuando veo a esas chicas,
tomo conciencia de ello. Como seres mundanos siempre necesitamos de una reafirmación de
nuestro mundo alrededor, tenemos que ver un paisaje para apreciar la tierra o ver una película
de amor para recordar los sentimientos. La noche es al lobo una esfera donde todos los
destinos concurren, el truco es hacérselo creer a ella, que no hay momentos imprecisos en el
tiempo, que estamos porque así debía ser.
La vida nocturna es una adicción horrible para mí, no se trata solo del azar, se trata
también de lo seguro, de la combinación de ambas. Un segundo puedes saber que vas bien y al
siguiente perderlo todo. Esto claro, dentro de un ambiente controlado, se vuelve entretenido. No
toda la gente está preparada para esto. Me refiero a que todos en algún momento salimos a
perdernos una noche, pero es muy diferente a las personas que viven en realidad de ello, que
gustan del juego de sonreír y terminar con una chica hermosa o solo en una cama apestosa de
cigarro.
La gente en promedio sale a entregarse a la noche una o dos veces a la semana, y no
siempre son tan divertidos. Para mí era normal pasar los meses sin llegar a casa hasta ya muy
entrada la noche, tener dos o tres chicas seguras y dividirme mis días en la nada y el todo,
desde quedarme con una a ver la televisión y hacer el amor, o beber en algún bar under de
esos que ya no existen, hasta terminar con gente rara haciendo cosas ilegales. Había lugares
en Monterrey que tenían la magia de concurrir a personas iguales a uno, lugares que la gente
normal no visitaba, que con el tiempo o dejaron de existir o se popularizaron, como el “Roche”
después llamado “Marqués” donde solían ir los metaleros true de la ciudad y luego se fue
deteriorando con los años para ser casa fugaz de punks y señores borrachos que gustaban del
billar y el fútbol. El “bunker” lugar de mala leche donde llegaban los señores y señoras a
supongo ligar. Los “ojos de Tizoc”, que en algún momento fue cede de góticos y darks para
luego convertirse por alguna bizarrisima razón en un lugar de culto under. El “chac mol”, nido de
ratas y personas que solían filosofar y comer peyote escuchando reggae o música de protesta.
El “mitla”, antro perdido en una redada a falta de permisos de alcohol y dejar entrar a menores
de edad. El “Vulcanos”, sede de todos los toquines metaleros por un buen tiempo. Este lugar
cambió tantas veces de dueño y de nombre que ya ni llevo la cuenta, de hecho vulcanos no era
el nombre original, pero no recuerdo los nombres anteriores. El “Beto’s”, este por desgracia
todavía sigue en pie, un lugar con olor a orines donde casualmente iba mucho metalero y
mucho punk a fumar mariguana en la parte trasera al aire libre y codearse con gente ruda. Y
como estos, otros tantos perdidos como el café negro, el campanario, el rock house etc. Este
último tenía un sillón que literalmente todos usaban para coger. Ya no hay bares rockeros under
en Monterrey, había pero se han vuelto muy populares, como el Cesar´s o la palapa del Rock,
el único remanente que queda de toda la inmundicia true, es un video bar donde la gente llega
después de las 2 de la mañana a comprar alcohol cualquier día de la semana los 365 días del
año, nido de peleas masculinas y femeninas, de motoqueros feos y gordos, y de chicas o muy
true, o muy putas. Nunca voy a este lugar solo, pues nunca sabes cuándo puede haber riña, se
llama Rockono.
Cuando era más joven no me gustaba mucho salir a bares, nunca sabía si mi ropa o el
cómo me veía era adecuado, esto obvio porque no solo iba a bares under donde la gente se
avienta líneas sobre la mesa, mis amigos o alguna chica me acarreaban a lugares de socialité,
de pipa y guante. No sabía realmente que hacer en un bar aparte de beber, por ende, los
evitaba o solo concurría cuando un grupo de personas estaban conmigo. Las personas
inseguras como era yo a los 18, se aterran cuando están solas en medio de un grupo de
personas, de alguna forma entienden que todos ahí están con alguien menos tú, y esto te
afecta. Como cuando una banda toca en un lugar grande y todos se agazapan a una distancia
raramente considerable, y dejan el espacio junto al escenario para los locos que bailan o la
gente más segura de sí mismos. Me he percatado de algo similar a tics que la gente hace
cuando se siente incómoda en un bar, como por ejemplo fumarse un cigarrillo, revisar su celular
o ir al baño. Odio con todo mi corazón, la gente que fuma compulsivamente en un bar queriendo
tener estilo al hacerlo, y que fuma como parte de un ritual en el cual siente que se ve más
atractivo sosteniendo algo sexy entre las manos. Más asco me da una mujer comportándose
así. Uno tiene que ser natural, disfrutar realmente de lo que haces, no estar en un celular
queriendo escapar de la realidad en la que te encuentras. Pero con el tiempo te das cuenta que
tu nerviosismo de lo que la gente piense de ti es igual para todos, es una generalidad en la
mente de todos ahí, solo se salva el tipo inteligente o la chica realmente atractiva, todos los
demás tienen alguna inseguridad. Y es natural, a nadie le gusta que se burlen de ti, pero a
nadie le gusta salir a divertirse con gente de este tipo, solo sales con gente divertida, y si tú no
eres una persona divertida, entonces entiendo porque no sales.
Al mundo le pedía a gritos de noches más excitantes, noches como aquella donde terminé
resfriado por dormir en el auto al lado de la carretera a Saltillo, o la vez que hice el amor en un
jacuzzi con la chica más fresa del universo en la colonia más rica de San Pedro Garza García.
El mundo solo me respondió de la misma forma, a gritos, pero en la forma de un gordito celoso
en un bar al sur de la ciudad, donde él y sus amigos pretendían partirme la cara.
Nelly se llamaba su novia, creo que ahora ex novia. Habíamos tenido una tarde de pasión
meses atrás, ni si quiera me acordaba de su nombre, pero aparénteme ella si se acordaba de
mí, tanto que fue a esa tocada solo porque sabía que mi banda sería quien abriría la noche.
Al llegar y verla la saludé con entusiasmo, siempre hazlo pues no sabes si esa tarde se
pueda volver a repetir, y platicando con ella, un tipo sin presentarse, prácticamente calló mis
palabras e irrumpió en nuestra actualización de perfiles. No solo eso, me miró muy feo y yo solo
pude sonreírle. Ante todo tienes que ser un caballero, él no sabe que te acostaste con su
aparente novia ahora, si lo supiera se sentiría mal. Le dije a Nelly que me encantaba haberla
visto y que si su novio celoso no molestaba, más de rato le invitaba una cerveza solo para
platicar un poco antes de irme. Claro que en mi mente solo pensaba que tal vez podría
conseguir algo esa noche al sur de la ciudad.
Cometí todos los errores del mundo, parecía un amateur. Estaba siendo demasiado obvio,
pero no en balde pasan 3 Shinner, 3 Caballitos, 2 Indios, 4 Coronas y un litro de whisky. Pero el
peor error fue cantarle y dedicarle una canción en el escenario, esa fue mi sentencia de muerte.
Los ojos del gordito echaban lumbre, sus manos sudaban, sus pies querían acción, pero la
verdad parecía un pelele, un enclenque debilucho y chaparro. No tenía mucho miedo en
realidad, los hombres son pasionales pero no tanto. No te pones a pelear con alguien que mide
20 centímetros más que tú. Desafortunadamente no existe el honor, y después de tocar,
estando echando unas cervezas afuera del bar con la banda, decidí regresar a ver que
encontraba, y lo que encontré fue al gordito rabioso con 3 de sus amigos abordándome en la
mesa.
4 gordos chaparros son como 2 personas normales, no iba a poder contra dos yo solo.
Tampoco quería pelear, pero sabía que si los sacaba a la calle, mis amigos estarían bebiendo
en el auto y saldría librado fácilmente, pues no se atreverían a contestar a 4 greñudos bastante
peleoneros. Así que por, y solo debido al alcohol, siendo una noche amateur para mí, los insulté
y les dije que saliéramos. Horrorosa sorpresa encontrar solo a un integrante de mi banda
abrazado a una nena que había conocido ahí mismo. Ni siquiera me digné a llamar su atención,
solo corrí como diablo y me perdí entre los autos. Mis botas quedaron sucísimas y mi
compostura en el suelo, pero aprendes que no siempre se gana cuando juegas con fuego.
También aprendí que los gordos chaparros no tienen honor.

El grito desesperado de la sociedad a ser reconocido y no a ser feliz me enferma. Somos


víctimas del monstruo del consumismo que no cura sino envejece. Una bestia que se asocia
con la moral y destruyen en conjunto todo a su paso. No existe la libertad. Existe el deseo
incumplido solamente, el sufrimiento de perseguir lo inalcanzable, como el burro y la zanahoria.
De niños nos hacen creer que hay una persona para ti en el mundo, pasa sobre todo en
las mujeres. En realidad idealizan un hombre al cual entregarse y los hombres piensas en una
mujer a quien tomar. Y esto es precisamente la base de todo lo malo, ni la mujer se tiene que
entregar ni el hombre tiene que tomar, a veces es precisamente lo opuesto. A veces los dos se
toman o se entregan incluso. Esta para mi es la mejor relación que pueda existir entre dos
personas, pero con el tiempo me he dado cuenta de lo difícil de encontrar a una mujer así, que
entienda a esto que me refiero, que no sienta que por conectados ella tiene que darse, sino que
también sepa aprovecharse. Supongo que entre los hombres también se repite la misma
característica, pero como no busco hombres, no sabría decir en qué proporción los hay. Si
Ovidio habla de ese juego de dar y quitar, yo hablo del juego de esclavizar y ser esclavizado. El
amor es mucho más pasional que un juego de parchís, es renunciar a mi consiente confiando
en el del otro.
Ensimismado en mis cavilaciones, decidí que no debía volver a amar hasta encontrar a
una mujer digna de recibir, no mi amor, sino el amor en general. Y haciendo uso de mi
masculinidad petulante me dediqué a buscar los pequeños tesoros ocultos entre la maleza, la
chica hermosa tímida, la mujer preciosa insegura, aquella otra que cuenta con la mente pero no
con el carácter, y en otras palabras, todos los trofeos, que sí, me costarían un poco más, pero
también me iban a traer bastantes dichas. Como la dicha física por ejemplo. Toda la gente con
imaginación, absolutamente toda, sobre todos los artistas, la gente creativa, los músicos, los
pintores, diseñadores, fotógrafos, escritores, escultores, cineastas, bailarines, sufren de alguna
parafilia. Tal vez no lo sepan, pero la padecen. Yo siempre he tenido mis fetiches y mis vicios,
algunos son muy simples, otros de mucha categoría, pero tenemos que tener esto. Yo creo que
en definitiva y con toda la seguridad, puedo afirmar que no puedo confiar jamás en una persona
sin vicios.
Los vicios son parte de nosotros, me gusta pensar en el hecho de que hay algo que nos
hace susceptibles a nuestro entorno. Que no somos rectos por completo, que no podemos
resistir en ocasiones ciertas cosas.
Yo tengo el vicio dícese enfermedad mental, a las mujeres con pechos enormes. No es
algo que me excite al percibirlo, soy un hombre antes que un animal. Solo digo, que cuando
estoy teniendo sexo, los pechos grandes hacen una diferencia increíble. Este es un tema muy
delicado para las mujeres, quienes basan gran parte de su seguridad en su físico, y
casualmente, los pechos no son algo hacia lo cual pueden decidir, no es como si están gordas y
hacen ejercicio para adelgazar, los pechos son algo genético, o tienes parientes paternos o
maternos con genotipos así, o lidias con lo que la vida te dio. Ni tampoco quiero decir que las
mujeres sin pechos son menos atractivas, para nada me atrevería a decirlo, solo digo, y recalco,
que a la hora de tener sexo, los pechos grandes se vuelven un entretenimiento extra para
cualquier cerebro masculino.
Si, suena vulgar, pero no lo es para nada. Tenemos que aceptar nuestros impulsos
sexuales tanto como aceptamos los impulsos naturales del hambre o el sueño. Y si a ti te gusta
dormir con una almohada extra o comer con mucha salsa de soya, es igual de enfermo a que te
gusten los culos o las nalgas.
En la escala del uno al 10, catalogando a la mujer solamente por su belleza física, una
chica puede ser 0=horrible, 10=perfecta, 5=promedio, 7=bonita. Normalmente las mujeres
siempre son 5 o 6, hay algunas 7. Las 8 o 9 son actrices o modelos, y las 10 son estrellas del
porno. Sea cual sea la clasificación en la que se encuentre una mujer, para mí el que tenga
pechos grandes la aumenta un par de puntos. Por ejemplo una chica normal, de 5, al tener
pechos grandes ya es una 7, lo cual la hace bonita ante mis ojos. Una 8 con pechos grandes la
hace perfecta. No es tan difícil la psicología masculina, es burda.
Entonces me di a la tarea de encontrar mujeres con estas características (senos grandes),
es increíble lo que el ocio puede hacer.
Tengo que aclarar que mi única intención de conocer a semejantes perlas era la plana e
impura ocasión de meterme debajo de sus ropas, mas eso no significó, que con el tiempo no
tuviera sentimientos hacia ellas. Del sexo también se llega al amor, y aunque nunca las amé, si
me encariñé con todas, pues a final de cuentas eran mujeres y yo un hombre, no puede ser
más obvio que eso, y cuando además de todo, comienzan a hacer cosas para retenerte, hay
que ser un hombre muy fuerte para soportar de la seducción de una mujer con tales
proporciones.
Uno de esos casos fue Lisandra. Típica chica tatuada con los cabellos morados. Eran una
costumbre estas cualidades en mi vida, supongo que son las únicas que se fijan en los
greñudos de mal temperamento. Pero cuando la conocí en realidad yo no estaba interesado en
ella. Más bien su amiga era la chica con la que yo quería salir, todo claro, hasta que la vi entrar
a la habitación. Mis ojos se paralizaron y recordé al lobo de Tex Avery, era yo completamente.
Vaya que soy muy bueno para controlarme, he perfeccionado mi indiferencia hacia las chicas
preciosas, pero esto era otro nivel. Tenía que hacer una movida, pero si la hacía muy
precipitadamente la iba a perder, esto siempre es obvio, pero con ella me hubiera costado
mucho la pérdida.
Cuando me dijo que no tenía novio literalmente me terminé mi mojito de un solo trago
mientras lo decía. En mi mente tenía la sonrisa más grande que la del gato de Alicia, pero en mi
semblante la serenidad de Joseph Ratzinger. Este era un juego que tenía que ganar, y tres
cosas me hicieron triunfar para luego tenerla durante mucho tiempo. Una que me saqué de la
manga fue su camiseta de Star Wars, útil conversación que nos hizo romper el hielo. Dos, la
facilidad con la que le preparé una rica bebida similar a la que me había tomado en un trago.
Mostrar habilidades siempre es bueno. Y tres, el decirle que era chef.
El ser chef me ha traído casi tantas cosas buenas como todas las demás virtudes que
pueda tener juntas y sumadas. Las mujeres al decirles que eres chef se imaginan lo mejor de ti
por alguna extraña razón. Se les hace interesante, me imagino que lo mismo les funciona a los
pintores o matemáticos. La verdad es que no me veo a mi mismo como un chef, más bien me
veo primero como hombre y luego como un ser extraño, mi trabajo es la última cosa que me
define en el mundo, pero siempre la usaba como estandarte con las chicas porque sabía su
beneficio. Pienso la triste realidad de por ejemplo un contador o un carpintero, son trabajos que
me gustan lo suficiente como para hacerlos yo mismo, pero son tan aburridos como para ser un
tema de conversación, que pocas o ninguna chica consiguen al utilizarlo de emblema.
En realidad la gente imagina que los chefs son gente interesante, que son dinámicos y
saben cocinar, pero la verdad es que la mayoría de los chefs que conozco son aburridos y
bastante planos. Son más divertidos mis amigos ingenieros, pero como ingeniero tampoco
puedes ligarte a una mujer nada más por ser ingeniero, necesitas algo más que compruebe tu
eficacia social, como por ejemplo jugar futbol los Sábados por la mañana o tener un carro o un
pene enorme.
A Lisandra la tuve, no hay nada de peculiar en ello aparte de lo gráficamente divertido que
en realidad fue. Cosa curiosa era que al hacer el amor Lisandra usaba a diferencia de mí,
palabras bastante propias durante el acto. Como tener a una mujer encima de ti diciéndote, -
esto es demasiado excitante- o –me deleitas muchísimo-. Claro que en el momento estaba tan
excitado con su cuerpo que no podía pensar en otras cosas, pero después no podía parar de la
risa de tal ceremonia, recordar frases como –solo tú puedes tomarme- hacen mi velada.
Tiempo después ella tuvo novio, cabe mencionar que lo engañó conmigo. Pero lo más
curioso de esta historia, es que yo conocí tiempo después a una chica linda, la cual había
perdido a su ex novio a culpa de que una mujer lo había sonsacado. Esa mujer era Lisandra, y
ese ex novio, era el tipo con el que estaba cuando fue infiel conmigo. Le expliqué a esta chica,
que así como él la había engañado a ella por Lisandra, Lisandra lo había engañado a él
conmigo. Fungiendo así yo como portador del majestuoso Karma que equilibraría la maldad en
el mundo. Son esas veces que te da gusto ser un objeto del destino…

Emily era una mujer muy popular, sus curvas cual carretera Mazatlán/Durango eran
sinuosas. Peleóse con sus padres a temprana edad y acabose viviendo sola en búsqueda
continua de cariño y aprobación. Todos los hombres querían con ella pero nadie sabía
conseguirla, nadie claro a excepción de mí. En una noche la batí y rebatí sin mucho descaro,
fueron necesarias unas cervezas como lubricante social, un poco de atrevimiento como
intención preponderante, y algunas mentirillas blancas como llave dorada al cinturón de su
castidad.
Una vez Emily me escribió un poema, lo cual sencillamente me desbarató. No era que
nunca me hubieran escrito uno, pero el de ella cargaba bastantísima emoción, lo cual me hizo
encariñarme a ella de inmediato. Las mujeres a excepción de Sor Juana no saben escribir, no
piensan en la métrica o las intenciones ocultas, solo son así, dadas, lo cual las hace incapaces
de esconderse. Por ende son genuinas en todo sentido, la poesía femenina es la única
realmente pura que existe, pues es de corazón. Las mujeres solo escriben con pasión, los
hombres escriben con desvelo. Las mujeres se parten el alma para entender lo que hay dentro
de ellas y plasmar el reflejo de su más íntimo ser, los hombres en cambio dicen cosas bonitas
para desvestir a sus vecinas. Balzac lo hacía, escribía por las bragas, mientras que Emily
Dickinson escribía por haberlas dado.
Después de un rato la abandoné. Aunque sabía lo valioso de aquella fémina y de verdad
estaba buenísima, nunca tuvimos un buen sexo, no había química entre nosotros. Una noche
de Octubre le dije que necesitaba tiempo para mí. Lo tuve.

Por último y no menos importante fue Eliza. Esta más que aprovecharme de ella se
aprovechó de mí. Me usó tanto como yo la usé a ella, cosa extraña porque no esperaba eso de
una mujer años menor a mí.
Eliza atendía la librería del indio Mahatma, la conocí buscando el “Mito de Sísifo” de
Camus porque sentía que poco tiempo me faltaba antes de suicidarme. Con el tiempo me volví
luego muy positivista lo cual me hizo entender que en vez de suicidarme, debería mejor
empezar a creer en el matrimonio.
Esta también tenía pechos enormes, y al notarlo empecé a charlar con ella. Le dije que
quería suicidarme y que necesitaba guía filosófica, me recomendó mejor divertirme y disfrutar
de la vida. Entonces, le invité un café. Cuando aceptó le dije que ella sería mi terapia, y ella
comenzó a sorprenderme diciéndome que nada es caos, todo es destino, una línea de tiempo
que percibimos hacia adelante pero que en realidad ya está escrita, inamovible, y que en este
mismo instante estamos naciendo, muriendo, y bebiendo. Tenía agallas aquella, y eso me
gustó.
Con el tiempo de conocernos me percataba del dominio que tenía sobre sí, ella era la
primera mujer libre que conocía, iba y venía a placer. Me enseñó tanto que incluso llegué a
sentir que mi vida había sido una mentira antes de conocerla, y que ella había validado mi total
existencia al hacerme consciente de mi alrededor.
Mala jugada la mía dejarme llevar, de un momento a otro estaba cantando hare hare rama
y bebiendo infusiones de hierbas y raíces. Aprendiendo de las exhalaciones espaciales,
entendiendo el sentido de la reencarnación, y fluyendo en nuestro ciclo que es como la leche de
la vaca, que aunque no somos la vaca, somos parte de ella.
El hare krishna se estaba apoderando de mi mente, yo no creía en dios, pero sentía que
era la religión más inteligente del planeta. Los devotos no sabían explicar muy bien, pero
cuando empecé a leer el Bhagavad Gita comprendí todo, somos una vibración, como lo decía el
kybalion. Somos como Neo de Matrix. A niveles moleculares no somos individuos, sino
simplemente un montón de fuerzas y energías que se juntan para darnos razón de las demás
fuerzas y energías. Me estaba volviendo loco y Arjuna era el responsable. Tenía que salir de
aquello si no quería terminar negándome al sexo y comiendo solo cacahuates. Parece gracioso
pero en realidad sus dietas macrobióticas son riquísimas, obvio no tan ricas como una
cheeseburger pero bastante decentes. No como la comida coreana, sin chiste. Lo siento, tenía
que sacarlo de mi sistema.
Eliza era el tipo de chica que le gustaba la suavidad, el sexo con risas, despacio, lleno de
besos y almohadas, a media luz, con música lounge. Atormentada por la cultura hindú
obviamente entendía a la liebre, el toro y el caballo, conocía a fondo el Kama Sutra. Y me
guiaba a cosas placenteras que solo puedes disfrutar amando al otro ser, cosa que yo no hacía
con ella.
Ya había leído el Kama Sutra y la parte sexual del Tantra, entendía plenamente la energía
que fluía de los supuestos chakras y lo sagrado de hacer el amor con nuestras mentes
purificadas entregándose mutuamente. Pero nunca pude llegar al éxtasis pleno con ella, pues
precisamente entendía lo que buscaba y yo no lo tenía. Si hubiésemos tenido sexo casual la
hubiera disfrutado mucho, pero este tipo de sexo, mucho más espiritual, solo se disfruta con la
persona que amas y Eliza no era mi media naranja.
Nunca he entendido en realidad a la gente vegetariana. Son una aberración a su propia
naturaleza, nacimos con un estómago para digerir grasa y colmillos para arrancar carne. Es
como nacer con pene y no usarlo, simplemente extraño. Las personas somos libres de escoger
lo que nos venga en gana, pero dejar de comer animales por amor a ellos o al planeta,
honestamente es muy ingenuo y odio la ingenuidad.
Si tuviéramos realmente que respetar a la naturaleza y a los animales, la flora y la fauna,
no podríamos ni siquiera vivir en el planeta. No podríamos caminar sin pisar el zacate o la
hierba, no existe el fuego sin ramas de árboles cortados. Ni siquiera podríamos haber llegado a
donde estamos, nuestros ancestros hubieran muerto de frío si no hubieran asesinado animales
para cubrirse con sus pieles. Hasta los animales comen animales, ¿por qué no habríamos de
hacer lo mismo? Una persona preocupada por el planeta genuinamente no podría vivir en la
ciudad, ni usar ropas derivadas del petróleo, ni tener hogares construidos de madera, no
andaríamos en automóviles y las calles serian de tierra. Hace poco un estudio reveló que las
plantas también sentían, entonces no podrían limitarse solo a no matar conejitos o vacas,
tampoco podrían comer manzanas o peras. Incluso he visto vegetarianos preocupados por no
comer carne pero si matan a cucarachas y mosquitos, una clara contradicción. ¿O será que las
cucarachas no son tan importantes como los pollos?
Tenemos que caer en cuenta que somos el ser dominante en el planeta, que no existe el
sentido de la vida, y que si dominamos por ser más inteligentes no hay nada de amoral en ello.
Como dice Sabines, el pez grande siempre se come al pez chico. No estoy a favor del maltrato
animal, pero tampoco baso mi vida en ello. Hay maltrato al ser humano que me preocupa más
que un pollo al que lo hacen engordar demasiado rápido. Si voy a ser activista prefiero ser
activista por los derechos humanos, por las muertas de Juárez, por la erradicación de la guerra
en países subdesarrollados, en pro de las víctimas violadas, en contra de la prostitución infantil
y las leyes que aseguren su detención, de la pobreza en el tercer mundo, de la trata de
personas, de la globalización que destruye la economía mundial. Estos son temas importantes,
no los pobrecitos perros que viven en la calle.
Ahora hay muchísima gente que está en contra de la tauromaquia. Y no me voy a dignar a
tratar de defenderla por la tradición que ha representado en nuestro país por cientos de años,
pues no porque algo sea una tradición no significa que no sea algo estúpido. Pero tenemos que
abrir los ojos, los toros, sí, son maltratados, pero viven como reyes toda su vida. Si a mí me
dijeran que viviré en un palacio con todos los lujos y que el último día de mi vida me van a matar
un montón de skinheads encabronados a patadas, juro que lo tomaría con los ojos cerrados.
Además la gente está en contra de las corridas de toros pero van a comer al Burger King, o
compran carne en el súper mercado, donde tratan a los animales en las plantas de
procesamiento mucho peor que cualquier ser vivo sobre la faz de la tierra. Es una incongruencia
horrible. El pollo, la vaca, el cabrito, sufren mucho más que el toro en el ruedo, sin embargo
estamos en contra de Manolete y a favor de McDonalds.
Amante de las piedras y el mar, empezaba a darme cuenta de su déficit de entendimiento
a esta paz espiritual. Estaba más enamorada de la idea de lo puro, de lo que en realidad
entendía la esencia de todo aquello. Era como una moda tal vez, como ser un hippie. Se
llenaba y se sentía bien yendo al templo, pero en realidad disfrutaba más de fumar mota y
prender inciensos, de las cosas mundanas, de vestirse de faldas largas y no comer carne.
Nos dejamos como en los divorcios, por incompatibilidad de caracteres. No sin antes
hacer que me odiara por todo esto de lo que le hablaba, pero al menos disfruté (aprendí) de
ella…

Cuando el tiempo se aproxima los mares se turban, Lucrecia baja de una nube trayendo
consigo las nuevas tablillas, el vaso lleno de vino, y la caja que envuelve la única guía de
regreso a Ofiuco.
Desciende para enseñar al hombre a dejar de serlo, el tiempo de la evolución galáctica,
para quienes la hora del monolito ha llegado.
Pesa la visión retro futura, de la eternidad cambiante, el universo flotante, la certidumbre
nula.
De la visión prismática parten espectros difíciles de comprender, nuevo elementos,
energías con las que solo llegamos a soñar. La droga de la felicidad y la cura para tu cáncer, es
evolución en el más puro sentido, desenrollar los sonidos y descubrir que no son 7 sino miles,
de la pentatónica a la exuberancia, de la segunda voz a la diez milésima.
La anti materia se mal viaja, vuelve meteorito al asteroide y te obliga a partir a Marte,
cuenca roja del deseo, pero ahí, no hay tormento. Si tormentas de gases que te impiden
proseguir, pero no tertulias que no llegan a nada. Tránsito de tu atareado tenaz tiempo, tuvose
perdido tonteando buscando la tuna regalo para decir te quiero, y tu tan tímida fumándote el
tabaco, tomando del tetero el té que compartimos. Tortilla del trigal, toronja y ternera. Titilante
paz que me obliga a decirte te amo.
Eres demasiado para mí, como la taza con suficiente leche que se escurre por mis manos
y me quema, como Pepita Jiménez.
Eres y serás el ancla durante esa precisa turbulencia, cuando Lucrecia venga a de reojo
verme, y tú con los tuyos silencios, me hagas entender que no la necesito. Que para que aspiro
a lo sagrado cuando te puedo tener a ti. Que para que sueño en el cielo si juntos hacemos la
tierra, el infierno, y todo el más allá. En orión o en la quinta dimensión, somos dioses, somos
porque entendemos lo que las epístolas no cuentan, que hay más aquí que allá.
La furia desatas y el viento sopla contra babor…

LE PAPE

Estoy a punto de caer, de tirarme del asta de mi ego hacia tus brazos, de olvidarlo y
perderlo todo para encontrarme con tu iluminación.
Éxtasis es la palabra que describe mi inconsciente, mis ganas de tomarte y ultrajarte y
volverte a reponer, mis ansias por besarte y arrancarte los labios, hacerte sangrar en mi boca y
distinguir el sabor de tu alma. De beberme tu pasión, de tragarme tu orgasmo.
Es un hambre poderosísima que vuelve famélico mi espíritu, cual solo se ve en paz en el
momento que me tocas, en el momento que desabrochas mi corazón y conectas una vena que
nos une, que alimenta nuestros sentidos y me hace vivir en realidad.
Tú caminas entre hierbas y matas a las bestias, dueña de tu mundo me esclavizas dentro
de él, me sometes a tus ojos, a tu presencia omnipotente que arranca lo mundano de mí, que
me transforma en el hombre que solo, no podría ser.
Hija de la temperancia, de las antiguas virtudes que enamoran, hermana de mi desvelo,
de las torres caídas y conquistadas, de los valles de agua mansa que sirven para que nos
encontremos en la luna llena en mis historias futuras del verdadero amor, en la muerte de la
decadencia y el levantamiento de nosotros uno, incluso antes de uno, somos, existimos,
devenimos.
Sofía de grandes sabios, Gabriela fuerza de dios, de lo increíblemente espiritual, de la
fortaleza que me derrota y me hace caer a tus pies, bajo tu puñal.
Soy el loco que no entiende la locura, y camino por las calles gritando como Diógenes
buscando la razón, la explicación de porqué te necesito, la resolución de nuestro fugaz
encuentro. Busco y revuelvo, descubro huyo y vuelvo, a caer de nuevo entre tus brazos, a dar
un paso hacia mi delirio, mi cariño.
Falta mucho y sin que lo pidas me doy, antes de la batalla me rindo, te elevo, te apropio
de mí ser. Te obligo a tomarme de rehén, de usarme como lazarillo traductor y carne de cañón,
dejo para ser, pues soy tuyo, y lo seguiré siendo hasta que la fiesta donde juntos bailamos
termine y se la lleve el aire, y nos vuelva a depositar en otro ciclo, donde indudablemente te
volveré a conocer.

El distrito federal es un valle de embusteros y peleoneros. No saben lo que es una papa


asada con carne ni un pirata, a los tacos de trompo les dicen tacos al pastor y saben muy feos.
Las calles son demasiado pobladas, el estatus socioeconómico se mezcla en casas hermosas
al lado de tejabanes. Las cosas son muchísimo muy baratas y la gente es muy avara, la
seguridad es inexistente, y sin embargo, ahí la conocí. Entre la muchedumbre merolica y las
partes fritas de puerco vuelto carnitas, me entendí con una chica bastante agradable. Que la
ciudad sea un caos no significa que sus mujeres lo sean, y chicas hermosas conocí al sur de mi
país.
Tres mujeres y tres experiencias me dieron la capital latinoamericana. Una santa, una fácil
y una mentirosa. A la santa la quise, a la fácil la use y a la mentirosa la perdí.
La mentirosa era hija de padres sobreprotectores, esto siempre desemboca en rebeldía
juvenil. La conocí después de cantar en el escenario. Mi banda y yo habíamos ido al distrito
federal a tocar en dos bares y una fiesta. Y fue en la fiesta, donde me dijo que cantaba muy
bien. Esto como ya había mencionado, no funciona pues sabes que no es cierto, pero si la chica
te gusta lo suficiente le sigues el juego. Aparentemente y por lo que me di cuenta en las
estadías que he tenido en esa salvaje ciudad, las mujeres son mucho más agresivas. Las
capitalinas son como tigresas, embisten para desangrarte despacito, son coquetas, y como
parte de esta ciudad, ligeramente embusteras. Esto lo digo porque los capitalinos entienden las
mañas, están rodeados de ellas. Desde los que te venden facturas falsas en las calles, hasta el
tipo que te roba relojes, para terminar en la casa de oro de la delincuencia, Tepito, hogar de la
gente más astuta en el planeta Tierra pero también la más sinvergüenza.
Como digo, esta chica llevaba un tigre por dentro, un tigre adicto a las tachas, pero a final
de cuentas un tigre. Después de un rato de beber y reír me preguntó que si fumaba, claro que
en la jerga popular se refería a que si fumaba mota, y yo le dije que sí, lo cual nos hizo volver a
mi hotel para degustar un exuberante porro. Lo de exuberante lo digo porque estaba envuelto
en papel rosa, nunca había visto uno así. Y como buen foráneo en busca de diversión intenté
seducirla. Me pasaba humo de su boca a la mía en un beso narcótico mientras de fondo ponía
un playlist de Placebo. Nunca me ha gustado mucho Placebo, pero siempre que oigo su música
imagino que genera como el ambiente perfecto para drogarse, y esta era precisamente la
situación en que me dispondría a taladrar mi cerebro con voces de eunuco y mariguana de mala
calidad. Recuerdo muy bien ese momento en el cual sin conocerla, empezábamos a tener una
conexión profunda, o al menos eso era lo que trataba de que creyera, pero decirte las cosas a ti
mismo a veces las vuelve reales en tu mente. Y de pensar que estaba a punto de acostarme
con una chica linda, a pensar que me iba a acostar con una chica linda e interesante y con la
cual había hecho una conexión, era obvio que resultaba mejor idealizarla más allá de lo que en
realidad era. A final de cuentas no me iba a salir de ese balcón en el hotel, para regresar al bar
e intentar conseguir otra chica con la cual si hubiera hecho una conexión, más vale pájaro en
mano que dormir solo en una cama fría.
El éxtasis de las drogas es muy engañoso, yo creo que ya entrado te puedes enamorar
prácticamente de cualquiera, tus emociones se intensifican y tu cerebro te engaña, volviendo al
vago, rey, y al rey, vasallo. Pero ni por un segundo me pasaba por la mente enamorarme, solo
quería besarla para tener una buena anécdota en mi cabeza, para decir que había tenido a una
chilanga. Fue entonces la gravedad aumentada como si pisáramos Saturno la que me imagino
la hizo desear levantarse de un golpe y decirme que quería más, que no quería terminar ahí, y
que saldría en búsqueda de algo en la ciudad. Claro que sinceramente mi mente puso un
enorme signo de interrogación y ya veía perdida la presa que había asediado toda la noche. A
pesar de eso soy una persona que vive mucho en el presente, en realidad disfrutaba cada
segundo de donde me encontraba, lo cual aunque supiera que tal vez no iba a regresar, me
hacía sentir ya complacido, de al menos haber cruzado mi vida con una chica a la cual le guste
tanto como para haber aceptado seguirme hasta mi hotel y casi acostarse conmigo.
Después de 15 minutos regresó, no podía creer que en el centro histórico a las 2 de la
mañana pudieras conseguir tachas tan fácilmente. Y fue cuando precisamente me di cuenta de
aquello, ¿Tachas a las 2 de la mañana? Esto iba a ir para largo. Y efectivamente así fue. Me
invitó a un bar cerca a tomarnos unas cervezas, y por más que quería seguir de fiesta con ella,
eran más mis ganas de llevármela a la cama, y de esta forma no sabría si eso sucedería. Yo no
probé más gota de alcohol, mi cabeza estaba revuelta ya con lo que había tomado, más la mota
y media tacha en mi sistema. Pero al parecer ella no paraba, y quería más y más, tal
personalidad fue la que eventualmente me empezó a agradar en realidad, la chica atrevida se
volvía la chica atrevida y divertida. Tanto que pasamos toda la noche hablando y terminamos al
amanecer recostados en mi cama totalmente muertos y extasiados, el solo tocarle la mano me
ponía muy muy tenso, lo cual me hizo alejarme de ella y dormir como bebé, como bebé que
tiene pesadillas sobre el fin del mundo y dragones peleando contra un kraken.
Al despertar lo único que podía pensar era en empanadas de huitlacoche y un jugo de
naranja. Y satisfecho mi estómago, hicimos el amor en la regadera con una resaca horrible y el
mal equilibro que todavía atormentaba mis oídos. La verdad no fue un muy buen sexo, pero yo
lo veía como un conjunto de todo lo que había sucedido la noche anterior, lo cual me dejó
marcado como mi primera experiencia positiva de aquella ciudad que ahora empezaba a ver
con otros ojos. El distrito federal ya me encantaba, lo adoraba. Distrito federal le dije para mis
adentros, eres lo máximo.
Al día siguiente casual mientras reíamos y comíamos le dije que tendríamos que repetir
esa misma noche. Ella me dijo que no podría porque había algo que no me había dicho. Vivía
casada con un tipo y tenía una hija….
Distrito federal, te odio de nuevo…

A la santa le digo santa porque era tímida y no muy fácil. Ya sé que esto suena como un
insulto a las verdaderas santas, como si las únicas características de una santa fueran la
compostura y no dar su sexo a la primera. Pero para ser honestos, estoy tan acostumbrado a
las chicas extrovertidas, locas y divertidas, que conocer a una mujer cotidiana era bastante raro
en mi personalidad. Primero porque me aburren las chicas serias, y segundo porque me
aburren. En ocasiones también porque me aburren.
Pero heme ahí, alguien me la presentó, y no iba a desaprovechar el momento. La santa
tenía lo que los possers finolis que estudian francés llaman un “Je ne sais quoi”, también lo
dicen los franceses pero no tiene tanta gracia. Pues, yo no sabía lo que tenía ella, pero lo tenía.
Puedo enumerar un montón de cosas que no tenía, pero difícilmente supe que fue lo que me
llamó la atención de semejante espécimen femenino. Si era bonita, pero no alguien de quien
presumir, si era divertida, pero no me tenía carcajeándome, si era culta, pero no tanto como
para hablar de Marx… ni de Karl ni de Groucho. Pero era perspicaz, sabía que responder, y en
menos de lo que esperaba esa noche la tenía besándome en una linda terraza a la luz de lindos
foquitos de colores que hacían sentirme en Xochimilco.
En realidad he pasado un montón de cosas románticas, siempre he sido adepto al rito de
la seducción antigua. Claro que con el tiempo es difícil llevarles la costumbre a mujeres que
escuchan a Eminem, me imagino que a una chica así las palabras lindas no sirven, prefieren la
bebida barata y bailar hasta romper el suelo. Yo soy el tipo de hombre que en una noche
divertida se escapa por un momento del escándalo, solo para enfatizar la seriedad de mis
palabras, para luego decirle y jurarle cosas hermosas mientras de fondo se escucha “lady in
red” de Chris DeBurgh, y luego llevarla a un lugar a solas para darle el mejor sexo de la vida y a
la mañana siguiente no volverle a hablar jamás. Eso es romanticismo.
Fuimos a comer al barrio chino, cosa que en Monterrey no existe, lo más chino que
estaba acostumbrado a ver aquí son los juguetes de mala calidad y unas señoras chinas que se
juntaban por la casa a jugar conquián. Juego bastante elegante para la señora común mexicana
que prefiere cosas menos complejas como la lotería o irse a gastar su dinero al “Caliente”.
Y estando ahí sentados, entre figuritas de Mao Tse Tung y el rojo comunista, lo único que
se me ocurrió fue pedir Pato de Pekín, platillo típico de la gastronomía del noroeste del país y
sopa de aleta de tiburón, platillos bastante específicos para un joven greñudo que no parece
saber una pizca de buen gusto. Pero había dos cosas que me dan ventaja, una que soy chef y
entiendo de gastronomía internacional y gourmet, y dos que veo muchas películas de Jackie
Chan y siempre pide lo mismo.
No quiero ni empezar con Jackie Chan porque podría hacer ensayos enteros sobre él,
solo diré que es mi héroe de la infancia y modelo a seguir. No porque es embajador
internacional de Hong Kong, artista marcial, cantante, director de cine, productor y escritor,
acróbata, doble de acción, o haya aparecido en más de 80 películas, sino porque seguramente
pudo haberle partido la cara a los gordos que me persiguieron aquella noche en un bar del sur
de la ciudad.
Comimos, y me mostró la magnificencia de aquella tierra. De su mano conocí lo que solo
viviendo ahí conoces, lo que los turistas no visitan. Me presentó a sus amigos, fuimos a ver a la
orquesta filarmónica de la ciudad de México, y cenamos en esos días de la calle las cosas más
exquisitas; tortillas de maíz verde, flor de calabaza, queso fresco, costillar de cerdo, huitlacoche,
etc. Mi perspectiva del D.F. estaba cambiando su semblante de nuevo, todo se veía prospero.
Culminamos aquello en un coito bastante tierno, lleno de besos y caricias suaves. Uno
pensaría que los gemidos son universales, pero en realidad yo juraba que la escuchaba gemir
con acento chilango. Y al partir, me dolió tanto que casi había olvidado que en realidad no era la
mujer de mi vida. Supuse que así es como se siente cuando viajas y te enamoras, que más que
enamorarte, el viaje, lo desconocido, hacían mucho más romántico el encuentro de dos
amantes, que se juraban cosas que con el tiempo sabes que no vas a cumplir.

La fácil fue la mejor, seguramente por fácil, pero también porque era muy divertida. Me
hacía reír mucho. Esa noche un amigo me dijo que quería estar con una chica, pero que venía
con una amiga, así que me pidió quedarme para generar entonces una cita doble donde ambos
pudiéramos en determinado momento, alejarnos de nosotros mismos y triunfar con nuestra
correspondiente chica en turno. Era bastante sencillo, no hay nada mejor que una cita doble, es
dinero en el banco, algo seguro. Cuando sales con un amigo en una cita de esta índole, es más
divertido, no te comprometes a hablar de temas controversiales en los cuales pudieras tú y la
chica no estar de acuerdo, tu amigo habla bien de ti y viceversa, el que te vean socializar a las
mujeres la hace sentir en confianza, más aparte la confianza de estar entre más gente cuando
aún no te conoce tan bien. Es perfecto por donde lo puedas ver, es una falange griega, no hay
puntos de entrada.
Claro que con esta chica, siendo su naturaleza la de una mujer sencilla, no iba a necesitar
ni la más mínimas astucia para conseguirla. Yo solo acepté porque quería verme como un
campeón ante la mirada de mi amigo, quería que viera que para mí era sencillo ligar a una
mujer, y viendo que era una presa fácil siento que incluso hasta me aproveché. Llevaba 10
minutos de conocerla y ya le estaba agarrando las nalgas, no porque me gustasen sus nalgas,
sino por como digo, quería que vieran mi osadía, que la chica no me iba a rechazar, que yo le
gustaba tanto que podía hacer lo que fuera.
Bebimos tequila de la botella con ayuda de unos limones para pasarlo más ligero, y
cuando dos botellas terminamos era la hora de seguir a otro lado. Volvimos a el apartamento de
una de ellas y empezaron a mostrarnos sus tatuajes, una tenía una mariposa en su encuarte y
la otra un dragón en el pecho, a decir verdad no me importaba si tenían tatuada a la virgen en la
espalda, estaba furioso por no decir cachondo, y el tequila, la noche, y la ciudad desconocida
me hacían sacar al lobo que solo saco a pasear cuando la situación lo amerita. Algo le pedí a
ella de la cocina y en la cocina la abordé, nos besamos y besamos tanto que terminamos sin
camisas contra el refrigerador. Cuando quise salir de ahí vi que mi amigo estaba en las mismas,
no dude en seguir a lo mío. Lo extrañísimo es que los dos tuvimos sexo esa noche en una casa
enorme de dos pisos, pero lo tuvimos yo en la cocina y el en la sala. Literalmente hacían coro
las dos chicas al gemir y todo salió así, fugaz pero divertido. A la mañana siguiente me levanté
con un golpe en la cabeza del refrigerador abriéndose, era mi amigo desnudo buscando una
cerveza. Nos vestimos, y dejamos a las chicas en ropa interior dormidas, les dijimos que
íbamos a ir por algo de beber y nunca volvimos. Yo no soy tan poco sutil, pero como digo, esa
conquista solo era para que mi amigo viera que era muy true, todo un glam rocker en acción.

Las personas en la capital son izquierdistas, veía en todos lados la imagen de un


movimiento acabado como el comunismo en manos de gente idealista, el partido de la
revolución demócrata tenía éxito desde hace muchos años, y la gente se organizaba en contra
del gobierno para conseguir lo que querían. Cuando lo piensas bien no suena tan mal. Hay
mucha gente y huele a pollo, pero también hay mucha cultura y huele a café. Es como un lugar
mágico para el aventurero, para el que no quiere ser reconocido, el que desapercibido quiere
aprovecharse de las virtudes que solo el sur puede dar. Hay más tolerancia, francamente
porque a la gente no le importan los demás, pero la hay. Hay más homosexuales, más
renegados, más vulgares, más sabios. Eres una hormiga en una rueda infinita que no sabes
dónde empieza o donde acaba. Eres el perro que ladra su propia canción, pero ahí, hay detrás
una jauría de tu misma raza siguiéndote. Es hipnótico, delirante, es la oda de toda nuestra
historia pervertida por nosotros mismos, como un lienzo terminado que ya terminado rasgamos
a placer. Meca de todo lo bueno y lo malo, lo físico, lo metafísico, lo espiritual y lo terrenal. Es
valle sí, pero también cemento, mitad corriente afluente desembocada en la paz y mitad
perdición. Es la conciencia del orden, del orden del caos, de la entropía, de nuestra madre tierra
mexicana y de todo lo grande que tiene este país.

LE PENDU

Tú que sin palabras me atrapas, vas erizando mi piel con ellas, hija rica de
Caronte, de piel que se cubre con seda y oro, de pilares y rubíes mayas perdidos en
cenotes ocultos ya por la devastación.
Cuerda de mis cuerdas atraída por la psique salvaje, del retoño de mi sabiduría, la
que te llama dormido y te incita a preponerte sobre mis fauces bien entrenadas, que te
comen, te devuelven, y luego te aman.
Treinta y tres veces hombre y seiscientas sesenta y seis mujer, de Lilith de Caín y
de Enoch. De mi garganta que guarda tú firma, tu roja y jugosa fruta vuelta pecado,
pues sin pensar, debimos de la vida y la sabiduría alimentarnos, un licuado de ambas
para vivir y saber, y no solo saber.
Este día voy a guardar la tinta y dejar que la canción se escriba sola, que mi boca
aullando encuentre entre la melodía no solo la nota sino también su intención. Como los
monjes que con su lengua vibran la tierra y el espacio, quienes moldean a escorpión
orión y pegaso.
Llanamente entiendo la reputación cortada de nuestras almas, bebí de la misma
copa y conocí tus secretos, amanecí de tu boca y tus defectos, secretos, amantes de la
lluvia que te toca, y de tus labios flores, de aquella noche que despertamos en
Rayones.
Las despedidas de solteras son la cosa más machista que exista sobre el planeta tierra. A
las mujeres les regalan electrodomésticos, escobas y lencería. Las mujeres no han
evolucionado en ese aspecto ni lo harán, esa es la única razón por la cual los hombres
dominamos el planeta. Dicho esto, las mujeres así, son las más fáciles de sobrellevar y las que
el hombre común prefiere. No suelo pensar jamás en los roles que llevamos como hombres o
mujeres, simplemente hago las cosas que me placen y actúo como me enseñaron a tratar a una
princesa. Me levanto para saludar a una mujer, les abro la puerta, las halago cuando se ven
bonitas y les pongo mi brazo para que lo tomen al caminar. No sé si en realidad esto sea parte
de lo mismo, parte de las cosas que deberíamos eliminar para poder ser realmente iguales,
pero francamente no me importa. Primero porque jamás vamos a ser iguales, segunda porque
el ser caballeroso me da puntos como galán, y tercero porque este mundo machista me
encanta.
Las mujeres alabando el cuerpo desnudo de un hombre bailando, me da tanto asco como
el equivalente masculino del tipo yendo a un burdel a ver la perfección estética femenina de la
cual su novia carece. Gastan dinero pagándole a una mujer para un lapdance cuando pudieran
mejor gastar ese dinero en una chica real, a la que invitas a salir, que les va a dar sexo
consensual y de mejor calidad seguramente. O tal vez debieron escoger mejor a una mujer que
los satisficiera sexualmente y no tener que caer en la búsqueda de una chica que hace las
cosas por dinero. No me malentiendan, no estoy en contra de acostarse con un millón de
mujeres, solo estoy en contra de pagar por ello. Un hombre casado infiel me repugna, mejor
debieron haber sido lo suficiente valientes para no casarse con una mujer que no los satisface.
Parecería muy fácil haber tomado esta decisión, pero por alguna razón a los hombres también
les urge casarse, somos víctimas todos de lo mismo.
El que las mujeres quieran ser como nosotros es una rotunda mediocridad, no somos
nada. La mujer es mil veces más adecuada a la santidad, ella vale más la pena y es digna de la
mayor parte de las dichas del mundo. No sé si son mejores a nosotros, pero lo son en
muchísimas cosas. Aun así tienen defectos extremadamente fuertes. Su naturaleza romántica
las hace volverse locas, lo cual las martiriza y las vuelve a las unas contra las otras, el peor
enemigo de una mujer no es otra mujer, sino ella misma. El espejo es su amante traicionero,
deberían prohibir que las mujeres se auto observaran, para así, evitaran hacerse daño, como a
los locos con sus camisas de fuerza.
Y aunque admito que me gusta un poco el machismo, tampoco puedo decir que sea solo
participe de él, necesitamos mujeres que se rebelen. Dicen que a los hombres les gustan las
cabronas, pero esto es una pendejada. A los hombres fuertes y listos les gustan las mujeres
así, pero a los hombres normales que son la mayoría les gustan las chicas que hacen lo que les
dices, que callan y otorgan. Es imperativo siempre hacer una distinción, no todos somos iguales
en ese sentido, la mayoría de mis hermanos son unos pelmazos. He conocido tipos que dejan
sus hobbies por una chica, que abandonan algo de sí, para conseguir una fémina. No voy a
decir que no valga la pena esta transacción, voy a decir que si el hombre fuera lo
suficientemente listo, entendería que o llevas las dos, a tu mujer y a todo lo demás que tengas
que hacer, o mejor deberías empezar a leer libros de autoayuda que te den autoestima.
Obviamente tampoco deberían tener hijos hombres así, sería un crimen contra la humanidad
educar a un niño con las mismas características.
Necesita haber un balance más correcto, menos extremista, pero como dije sin llegar a la
igualdad. No me preocupa esta por ser una cosa utópica, pero la misma búsqueda de ella es
incorrecta. Llegar a esta significaría en el mejor de los casos la negación de nuestra naturaleza,
y en el peor, el declive social universal de las relaciones interpersonales con el sexo opuesto.
Ser iguales nos haría abstenernos de entregarnos, no habría romance. Tenemos que empezar
a valorar nuestras diferencias, mi falta de atención a los detalles y su poca habilidad para jugar
luchitas conmigo.
Siempre que conoces a una nueva mujer en tu vida, tienes que hacer un balance mental
del equilibro feminista/machista al cual está acostumbrada. Tienes que hacerte a la idea que no
todas las mujeres te van a traer una cerveza ni te van a quitar las botas, incluso hay algunas
capaces de negarse a sus propios sentimientos, por miedo a perderse en ese balance al que ya
están acostumbradas. Hay mujeres que no dicen te quiero porque podría ponerte en un plano
superior a ellas. No tienes que ser muy inteligente para entender que una mujer así no vale la
pena, pero en el caso de que conozcas por el contrario a lo completo opuesto, tú eres el que no
vale la pena si te aprovechas de ella. Tienes que darle a una mujer siempre lo que merece, y si
es una mujer que te trata con cariño y te complace, tú por el mismo camino tienes que
complacerá y entregarte, no al mismo nivel, sino a uno mayor. Esto siempre es una
competencia, si una mujer te da algo tú siempre dale algo más, que no sienta que ella se
encuentra debajo de ti. Si ganas esta competencia, te la ganas a ella.
Yo sé que son cosas que si no dominas te pueden tener bastante confundido, digo, si
todavía no sabes ni siquiera como acercarte a ella, mucho menos te va a preocupar entender el
tipo de mujer que es. Pero supongo que un día llegaras a esto, porque desde el momento en
que te preocupas por ser un mejor hombre, ya te saliste del grupo que envuelve a todos los
demás, si te preocupas por ser un hombre virtuoso, en realidad ya lo eres.

Hacer una parodia de una canción elegante traducida al idioma español es una cosa tonta
pero a la ves prestigiosa. Una mala parodia de algo a veces es mejor que algo sin estilo. Y
como víctimas de la globalización, conocí a un montón de mujeres que eran copia de la copia
de alguien más, pero que para los estándares regiomontanos, eran mucho más interesantes
que la mayoría de las personas con las cuales me había entendido. Creo que puedo describir a
cualquiera y hablar por todas, sin afán de ofender, puedo decir que al menos sus características
básicas eran sumamente parecidas. Chicas ligeramente sexys, con un toque de algo distintivo
en ellas, un trasero grande, o unos pechos majestuosos, tatuadas siempre en partes sexys de
su cuerpo, las piernas, el pecho, la cintura, el abdomen. Desentendidas del mundo que las
rodeaba, rebeldes hacía ellas mismas, una rebeldía pura me refiero, cabellos de colores, buen
gusto al vestirse, malas en la cama, ansiosas por ser aceptadas, y divas y amantes de llamar la
atención.
Fugazmente al menos una decena de ellas conocí a fondo que puedo recordar en este
instante, pero las historias de bar nunca son entretenidas. Todo se resume en un hola, con
quien vienes, a mí me gusta salir, nunca sabes que pueda suceder, risas, eres gorda, no te
creas, risas, en realidad me gustas, risas, cerveza o que tomas, acompáñame afuera, besos
besos, no puedo controlarme te deseo tanto, round de sexo, llámame después o me moriré sin
saber de ti, jamás volver a hablar con ella.
Pero de entre ellas hay algunas que te gustan bastante, lo suficiente para salir con ellas
en un ambiente controlado. Siempre las distingo porque no me acuesto con ellas tan rápido.
Para mí el no querer acostarme con una mujer es signo de que me encanta. Acostarse rápido
con una chica es signo de algo informal, digo, lo es, no solo es algo que yo piense. Amo el sexo
casual, pero también amo el amor. Me encanta ser víctima de esta sociedad, tiene todo para
que podamos ser felices, si no lo eres es por estúpido.
La felicidad se mide en que tanto puedes obtener aquello que deseas. Mi secreto es no
desear nada y dejarme sorprender por todo, sin saberlo, con el tiempo aprendí que justo así es
como se libran del sufrimiento los budistas, vivo en el nirvana occidental. Solo siento pasión
cuando voy a ser complacido, tengo hambre cuando voy a comer y me da sueño cuando me
permito dormir.
Como estas chicas conocí a Violeta, foránea hermosa en búsqueda de la felicidad y del
éxito materialista. Modelo de tatuajes y amante de la fiesta carecía de una amistad real hacia
cualquier persona, lo cual en su soledad, la hacía muy vulnerable al amor, a encontrar al
hombre de su vida que le diera las muchas cosas que ella buscaba.
La primera vez que la vi había entendido poco de la grandeza de su persona, cosa muy
extraña porque soy buenísimo para leer a una mujer, y nunca le di el tiempo ni lo que realmente
se merecía hasta mucho tiempo después que me di cuenta. Había sido la única mujer que me
había dado todo lo que yo necesitaba.
Pasábamos el tiempo haciendo solo dos cosas, jugando videojuegos y besuqueándonos.
La primera vez que llegamos a tercera base, después de desabrocharme mis pantalones, me
dijo que tenía un pene enorme, y como era de esperarse no supe que responder a eso.
Y aunque solo me reí para seguir recibiendo uno de los peores blowjobs de mi vida, mi
mente no dejaba de dar vueltas, dándome cuenta en mis cavilaciones mentales, que
efectivamente el ego masculino era totalmente sexual, una vez que sientes que una mujer se
siente complacida por ti, es la única forma en que tú puedes sentirte complacido.
Honestamente no sé si todos los hombres piensan lo mismo, pero el que mi orgasmo dependa
del de ella es una situación bastante incorrecta, y por más incorrecta que parezca, es justo la
que supongo hombres tienen al igual que yo. No disfrutaba mucho el sexo con ella, pero al
menos la veía disfrutar y me hacía sentirme bien.
Hay varias cosas que no me gusta que las mujeres hagan al hacer el amor, como por
ejemplo succionar demasiado o dar un blowjob con mucha fuerza, curiosamente son las
mismas chicas que les encanta que seas gentil al ser tu quien practica el sexo oral, buscan algo
pero dan lo contrario, no sé si haya una conexión aquí. Al hacer el amor a las mujeres les
encanta agarrarte de las greñas cuando tienes el cabello largo, lo cual es bastante doloroso
sobre todo cuando están al borde del éxtasis y se prenden a él como si fueran los manubrios de
una bicicleta, y no te van a soltar hasta que lleguen al orgasmo. Tampoco me gusta que te
muerdan constantemente como una muestra más de caricias, la mordida debe ser solo
esporádica y momentánea, siendo este solo como un recordatorio que te dice, aquí estoy, aquí
sigo. Y por último y no menos importante, no disfruto el hecho de que no giman o lo hagan
quedo. El gemir es la mitad del sexo, es el apoyo auditivo de lo que visual y físicamente está
sucediendo. No solo físico visual y auditivo, también tiene sabores y olores, el sexo es algo que
reúne todos nuestros sentidos, por ende, el escuchar la ligera exhalación, el grito demencial, las
palabras de aliento, son las cosas que vuelven de un coito softcore algo realmente poderoso.
Violeta era un encanto, estaba enamorada de mí. Algo en ella la hacía sentirse atraída al
único tipo en la ciudad que no le iba a hacer caso. Francamente era una mujer atractiva, pero
no con mucho en la cabeza. Era atenta, comprensiva, divertida, amorosa, pero tenía una cultura
de un niño de 15 años. Sabía lo que le platicabas, aprendía rápido, pero se rodeaba de gente
que nada le enseñaba. Seguramente en su vida jamás había tenido que discutir por sus
creencias o tenía alguna ideología o filosofía propia. Su cuerpo lleno de tatuajes era la fachada
de su inseguridad, lo cual con el tiempo la volvió engreída y narcisista. Era todo un caso, podía
desdoblar su cabeza y tanto podías odiarla como podías amarla.
Aprendió a desconfiar de mí, sabía el tipo de juego que jugaba lo cual la hacía reaccionar
de la forma en que lo hacía. Un minuto me daba un beso y me invitaba a salir, después enojada
conmigo me cacheteaba en frente de todos y decía que ya no quería verme jamás. Pero me
cuidó durante mi enfermedad, me dio ego cuando lo necesitaba, me amó cuando la quise, me
habló cuando necesitaba una compañera. Lo cual en mi mundo la convirtió a la larga en gran
parte de mi corazón.
La abandoné por imbécil, se me hacía una niña insensata y no tenía el tiempo de verla
crecer, quería una mujer ya. Y con el tiempo volví a ella, para darme cuenta que tanto tiempo la
deje, que creció en un mundo que se la tragó. Un mundo sin alguien que la contradijera donde
solo ella tenía razón en su vida. Renunció a su familia para luego volver arrepentida, renunció a
sus amigos, y renunció a los hombres pensando que de nadie había que fiarse. Tanta tristeza
me dio verla así, que en realidad llegué a amarla, quise cuidarle y llevarle en mis brazos, pero
ella ya no estaba dispuesta a tomarme. En esa tarde y con un beso de amor nos despedimos,
para luego decirle por teléfono que no podía lidiar con su carácter agresivo, realmente
necesitaba a una mujer positiva a mi lado y ella no lo era. No volví a saber nunca más de
Violeta.
Las voluntades de las mujeres en una relación responden y son consecuencia en gran
parte de nuestros actos, ellas están mucho más a gusto con la idea de entregarse, y responden
negativamente cuando este acto es desvalorizado, ultrajado, o no correspondido. Una mujer
decidida es sumamente peligrosa, son capaces de lo que el hombre no se atreve, venderían lo
que no han comprado y hablarían de lo que desconocen. Sobre todo son atrevidas cuando
están despechadas. El hombre suele tirarse a los vicios, al alcohol y la desesperanza. Las
mujeres actúan, cometen actos de desesperación, se vuelven vengativas. Violeta me costó una
relación, hablaba tan mal de mí que por un tiempo nadie en esos círculos se me acercaba, no
me bajaban de gañan y aprovechado, pero al menos puedo decir que la quise. A ella nunca le
fui infiel ni la traté mal, solamente no quise ser su novio.

Los borrachos siempre han sido mis amigos, son más sinceros que los drogadictos o la
gente sin vicios. Aparte de ser más divertidos siempre piden música que nadie pide, como
Creedence o Foreigner. Por alguna razón a los ebrios les encanta el “Adult Oriented Rock” y el
rock sureño. Y como buen regio tenemos muchas costumbres anglosajonas, en especial del sur
de Estados Unidos, y una de ellas era agarrar la troca de tu jefe y dar la vuelta escuchando la
música de tu elección buscando nenas. De repente irte a la presa a tomar unos Clamatos con
camarones, o simplemente beber cerveza con música de rancho hasta perder el conocimiento.
Ese es en realidad un rockero regio, alguien que escucha guitarras distorsionadas y que al
segundo puedes estar escuchando un bajo sexto o un acordeón y no le haces el feo. Así nos
las gastamos aquí, hasta la chica más hip y fresa se sabe algo de Los Cadetes de Linares,
nadie es exento de esto en Monterrey. La carne asada, el karaoke lleno de música noventera, el
whisky, el tequila y la caguama. No hay diversidad de restaurantes nocturnos, todo es tacos de
arrachera y hamburguesas. La gente te dice primo aunque no te conozca, y las chicas no pasan
desapercibidas para los hombres que siempre están pajareando a ver que encuentran.
Obviamente Cecilia no iba a ser la excepción. Con tatuajes hasta en las nalgas era un pichón
atractivo fácil de percibir. Sus zapatos color rosa te hacían pensar que aquella era una chica
delicada, pero Cecilia era ruda ruda ruda. Yo la conocí en la barra de uno de esos bares
inexistentes ahora, me pidió un encendedor, y cuando le dije que no fumaba me dijo que era un
joto. Esto ya me lo habían dicho antes pero nunca por no fumar. Uno pensaría que las chicas
como Cecilia forman una barrera alrededor de ellas como respuesta a un pasado tormentoso
donde salieron lastimadas o abusadas. Así, incapaces de lidiar con la sociedad general, crean
una segunda personalidad siempre a la defensiva que las evita de tropezarse con sujetos
indeseados. Claro es lo que dice la lógica, pero Cecilia era cabrona por el solo gusto de ser
cabrona.
Se peleaba con hombres y mujeres por igual, pedía la cerveza fría y si no lo estaba lo
suficiente hacía el coraje de su vida para no pagar. Incluso cargaba consigo una navaja, arma
blanca ilegal que sacaba cuando las cosas se ponían tensas, pues vivía en una colonia
bastante conflictiva del suroeste de la ciudad. En su colonia me decía, había puros cholos y
delincuentes, que aunque ya la conocían, andando drogados la desconocían. Son como los
doberman le decía, esos en la noche te sacan un susto aun siendo su amo. Pero mis bromas no
le hacían gracia. Si no fuera porque medía 1.80 y tenía una cintura que casi rodeaba con mis
manos jamás la hubiera aguantado. Era intolerante a todo, me dijo que una vez había golpeado
a unos testigos de Jehová porque no se iban de su casa y ella ya les había dicho que Satanás
era su dios. Casualmente su gato se llamaba Lucifer, y cuando se refería a él me era genial
escucharla decir cosas como –Lucifer no me deja dormir- o – Lucifer es el único que vive
conmigo-.
Después de decirme joto claro que me reí y le saqué platica, las mujeres así por más
rudas que sean entienden que están locas y necesitan hombres cuerdos a sus lados. No tuve
que fingir con ella, solo me reía de su comportamiento y le decía que se calmara, lo cual la
encendía, pues evitaba a todas formas que alguien le diera órdenes. Pero con el transcurso de
la noche fue cediendo hasta que entre muchas cervezas tirados casi en la mesa, me acerqué a
besarla.
Mi acercamiento a ella fue sutil, gentil, me fui acercando lentamente a sus labios y
estando ahí, despacio la besé. Lo cual para mí era sexy, incluso romántico de cierta forma, pero
poco me duró el gusto. Inmediatamente tomo mi cabeza y me apachurro contra ella
metiéndome su lengua en mi garganta tomándome de todos lados en un expreso faje en las
sombras de aquel bar. Era rápida aquella chica, y me gustaba. Me imaginaba mientras me
succionaba mis labios, como se vería aquella cintura desnuda llena de tatuajes, y la
imaginación me prendió, tanto que me puse del mismo humor y ya no era solo ella, sino yo
también el presto, quien la levantó de la mesa y la puse contra la pared, la llevé al pasillo de los
baños, y en completas tinieblas cual cuarto obscuro fotográfico, nos manoseamos descubriendo
nuestros cuerpos, que se unían de mi pierna en su entrepierna.
Ruda era, me jaló de los cabellos tantas veces que estuve a punto de perder mi erección.
A ella no le gustaba que le sobara el trasero, le gustaba que se lo agarrase y se lo apretara
como si quisiera cortar un pedazo de masa. Estaba loca y me dijo que la llevara, así sin
conocerme a su casa. Lo cual no acepté por la desconfianza del lugar y porque prefería ir a
algún hotel cercano más cómodo y fácil de llegar.
Tuvimos sexo sí, pero también guerreamos. Aquello más que caricias parecían ataques
de aikido. Y entre que la abría de piernas y ella se colgaba de mi cuello, sentí que incluso hasta
la estaba violando. Me pidió que la mordiera en prácticamente cada zona de su cuerpo, pero no
mordidas gentiles, mordidas agresivas como si quisiera matarla. Quería que la hiciera sangrar,
lo cual no me atrevía. Me dijo que me iba a pegar en momentos, no me preguntó si me gustaría
el contacto fuerte, solo me dijo que me iba a golpear para que no me asustara. Por suerte no
me golpeó en la cara, pero si lo hizo en mi abdomen y en mis brazos, no como golpes de chica,
eran golpes de autodefensa, eran golpes que la excitaban. Nunca había ni he vuelto a tener
sexo así, no sé ni cómo describirlo. Me ponía una cara de que iba a asesinarme, me golpeaba
la espalda y rasguñaba no por tensión física, sino simplemente por gusto. Me llamó cerdo, y me
pedía que le dijera Karla. Ni siquiera me iba a atrever a preguntarle porqué Karla, aquello ya era
bastante enfermo. De su cintura pequeñísima ni me acordé, hubo un momento en que de
verdad quise que se viniera para poder terminar aquello. Teníamos una cama del tamaño del
mundo pero no la pasamos cogiendo en el fregadero casi todo el tiempo y en el suelo. Mis
rodillas estaban hechas añicos, mis codos terminaron raspados, mi espalda roja, mis piernas
sudadas, mis cabellos despeinados, mis manos olían a sexo, y mi cara tenía la más genuina
expresión de terror. Tenía miedo de que en algún momento sacara un cuchillo y cortara mi
miembro, o me dijera que aquello era el ritual que completaba mi iniciación a alguna secta
satánica.
Terminamos y la dejé en una parada de metro, diciéndole que aquello había sido genial y
había que repetir, para después, tan pronto se bajó del coche, huir a toda velocidad hacía mi
casa con una lágrima en mis ojos, aquella me había ultrajado…
Son chicas así las que de verdad te retan. Mantener una erección entre todo aquello fue
un logro impreciso de clasificar pero enaltecedor de alguna forma. Esos métodos que vas
aprendiendo para degustar la parte más ínfima del cuerpo humano, van volviéndote un mejor
amante, ya no solo físico sino también mental, sensorial, completo. De no ser así, digo, de no
poder enfocarme en algo específico y tener excitación de ello, hubiera perdido el ritmo en un
segundo y terminado por no complacerla. ¿Es realmente importante complacer a una mujer que
sabes no volverás a ver en tu vida? La respuesta es no, pero cuando una mujer es atractiva,
tiendes a querer esforzarte más. Es algo natural, con las feas ni me interesa, pero no porque
sean feas, sino porque es algo natural. Culpo a mi instinto y a mi juicio interno estético.
Soy vampiro y eso se lo debo a Berta. Dormir a las 5 de la mañana y despertar a las 4
para solo salir cuando el sol se oculta era una costumbre muy de nosotros. Como las anteriores
no tenía nada de peculiar, solo era una chica tatuada imponiéndose al mundo hablando de
porqué casarse eran tradiciones obsoletas.
De chica había sido violada en varias ocasiones lo cual la hacía muy siniestra y sensible
en muchos aspectos. Era bisexual como otras mujeres de mi pasado pero esta tenía algo
peculiar, era casi tan buena para coquetear como yo. Tanto que desconfiábamos siempre el
uno del otro. No por los coqueteos, sino porque sabíamos que éramos de la misma calaña. Yo
le decía que la quería, pero sabía muy bien que ella entendía que era una mentira, mientras
que ella decía que quería pasar el tiempo conmigo, cuando en realidad a su vez ella entendía
que no era un tonto y jamás íbamos a ser compatibles.
Esto se volvió algo muy extraño. Berta sobreentendía la situación, era obvio que decirnos
te quiero y dejarnos de hablar por tres días no era normal en una relación. Entendíamos nuestra
forma de ser libre y que solo estábamos el uno con el otro porque gustábamos de la compañía y
de tener alguien que te ayudase a liberar tensiones. Pero en vez de decírnoslo de frente, de ser
una pareja plenamente sexual, y no tener que mentirnos a nosotros mismos, solo nos
seguíamos la corriente.
Siempre pensé que su forma de ligar era exactamente igual a la mía y no podía salirse de
ese molde. No podía mostrarse desinteresada aun y cuando yo no era plenamente lo que ella
deseaba. Y como no podía tampoco simplemente ignorarla, una vez a la semana nos
hablábamos y una vez a la semana teníamos sexo, siempre diciéndonos que había sido genial,
y que con mucho cariño esperábamos a volver a vernos. Era bizarro.
Nos gustaba salir a bares ya entrada la noche, pero a ella solo le gustaba todo lo más fino
que ofrecía la ciudad. Champaña y bebidas caras, comida argentina, lugares pretenciosos con
valet parking y donde solo hubiera personas que sabían divertirse de la misma manera. Uno
pensaría que la multitud fresa en un bar era menos propensa al desmadre, pero en realidad me
tocó ver muchas cosas cosa que en mi vida había tenido la oportunidad. Como mujeres
peleándose por un güey con los vestidos en la cara, o gente echándose rayas del tamaño de
los lápices grandotes que te compraba tu mamá de niño en la primaria. En San Pedro Garza
García no había delincuencia, no había robos o asesinatos, pero tenían la mejor droga que
pudieses imaginar. Veías en las caras de los chicos fresas la quijada trabada, los ojos rojos
colorados o en su defecto cristalinos y totalmente idos, las manos temblorinas cual Michael J.
Fox, las ganas de pelear y la lujuria desmedida, y en general una completa perdición, que
sumado a la conciencia de saber que nadie ahí iba a ser llevado a la cárcel debido a las
influencias de todos por individual o de los dueños del bar o la casa, era aquello un degenere.
Pero cuando digo degenere me refiero al completo descontrol, cuartos obscuros donde te
podías contaminar de sida de cualquiera, y centros de mesa de porros y tachas para que
cualquier fino invitado, tomara su dosis de acción. Mi problema con esta gente es que no solo
se drogaban, bebían hasta perder el conocimiento y se ponían exageradamente necios. Nunca
había visto tantas peleas en los bares más rascuaches de la ciudad, y si las encontraba en la
parte más exuberante de ella. La gente fresa sabía divertirse, pero también sabia mal viajarse.
Esas fiestas en Chipinque y los raves privados en la huasteca, contenían siempre un detonante,
djs de malísima calidad. Aborrecía a todos estos, muy pocos realmente sabían mezclar música.
Claro que la gente ya estando en estado catatónico bailan lo que sea, pero eso no significaba
que aquellos eran un gramo de buenos. Lo peor es que se sentían rockstars. Supongo que el
tener una multitud de cientos de personas bailando por tu música te da ego, pero no eran más
que unos pelmazos. Por consiguiente empecé a odiar a todo lo que se relacionaba con ellos,
gente que se vestían como vagabundos pero que tiene dinero en la bolsa para comprarse un
auto, esto me daba asco. Alguna vez todos hemos visto una chica de 16 años tomándose una
cerveza y fingiendo estar ebria, bueno, no hay nada peor que un tipo de 30 fingiendo estar
viajando en ácido, es realmente patético. Incluso escuché decir en más de una ocasión que un
par de nenas habían visto duendes o algo así fumando mota, pero nadie en el mundo alucina
fumando mariguana, esto empezaba a denotar la verdadera naturaleza de todo, aquellos eran
unos possers de primera, lo supe por la forma en que todo el tiempo se pasaban hablando de
drogas, porque siempre andaban en grupos grandes y no en solitario, porque las peleas las
disfrutaban como atracción y no como posible problema, porque la música era una imitación de
todo lo “europerro”, y porque las caras de aquellos denotaba la completa falta de amor al
mundo, o sea, fingían en demasía el ser cool.
Demasiado tuve de Berta y de los djs malos, me fastidié de ambos al mismo tiempo
porque ese mundo para mí era Berta, estaban correlacionados. Y del hachís y los hongos ya no
supe mucho, no sé dónde conseguir esas cosas que no sea San Pedro Garza García, meca
norteña de las drogas ilegales.
Realmente nunca he estado hecho para las banalidades, soy un tipo sencillo y derecho,
me gusta el alcohol, las mujeres y disfrutar de la vida. Soy un vividor, un amante de la tentación
y el encanto, de vivir fugazmente y robarme de la noche vida. Poco o nada sé sobre poses y de
fingir ser otra persona. He amado muchas veces en mi vida y muchas veces he perdido. A las
mujeres me entrego, no soy como los tontos que tienen chicas y las usan de peldaño para otra
cosa. Yo me entrego en cada noche, entrego mi mente, mi corazón. Lo reclamo más tarde de
nuevo, pero no se puede decir que no sea honesto. He mentido sí, pero solo a las mujeres que
no valían la pena ser tratadas con sinceridad. Valoramos y juzgamos y decidimos sobre la
marcha. Qué hay de malo en haber tenido un montón de mujeres. Acaso eso me hace una peor
persona. Qué no por el contrario me hace un experto en lo que al sexo femenino se refiere. Qué
no estamos en el mundo para conocerlo precisamente y qué no son las mujeres sino
precisamente ese mundo. De que le sirve al hombre ser rico o guapo o inteligente, si carece del
amor de una chica, si tiene un sexo malísimo, si no hay nadie suspirando por él, si no entiende
la magnificencia de un breve beso. De qué sirve tener la materia y no tener el subconsciente de
alguien llamándote en sueños. Las mujeres y los hombres juzgan de incorrecto, como si la
única cosa valiosa que existiera en el mundo fuera la fidelidad, cuando todos cometen a
escondidas pecados peores. Mis vicios los exhibo, soy un mujeriego, soy un rufián que enamora
mujeres para acostarse con ellas, pero también para llenarme de amor. No porque necesite del
amor, sino porque he descubierto es la mejor droga que pueda entrar a mi organismo. Soy
adicto al amor, a la atención de una mujer, a los celos infundados y a los fundamentados, soy
adicto al placer, al primer coito y el primer beso, la primera caricia de una nueva chica. No hay
nada más excitante que conquistar corazones, dejar historias regadas por las calles, recordar
cafés y pláticas que se esconden en algún lugar recóndito de tu cerebro que acontecieron en
algún lugar recóndito de la ciudad. Ver a una mujer hermosa y no desearla es un insulto. Ver el
amor enfrente de tus ojos y no ir por él es la actitud más infantil y miserable que un hombre
pudiera proponer. Las mujeres son para nosotros, y nosotros para ellas. Sus pechos son para
nuestros labios, sus ojos para nuestros ojos. Empiezo a desesperarme y perderle compasión al
hombre común. ¿Cuándo van a abrir los ojos a la existencia? ¿Cuándo van a dejar de tener
relaciones mediocres?, sin pasión, sin deleite, sin nada en común que compartir más que la
cama.
El sexo todos lo compartimos, eso no es nada del otro mundo, es instinto natural, hasta
los perros cogen con las perras. Una relación es más que eso, es esperarse, extrañarse,
aprender cosas el uno del otro. Pero que puedes esperar de Tania la tonta, Martha la inculta o
Sonia la abnegada. Necesitas la perfección, todos los hombres necesitan la perfección
femenina, una mujer bella, aprehensiva, intelectual, divertida, sexual. Pero el hombre jamás la
va a encontrar si no ofrece al menos de fachada lo mismo. Somos miserables porque no
encontramos a la pareja ideal, y no la encontramos porque somos miserables. Es un círculo
vicioso, como los círculos de mota donde todos se pasan un porro.
Karen usaba los vestidos más cortos que he visto jamás en una chica decente. Supongo
que en mi vida he visto aún más cortos pero siempre en uso de mujeres con una reputación
dudosa.
Aquella sabía lucirse y lo hacía sin mucho reparo, sus cabellos largos de colores y sus
zapatos con picos te hacían entender el tipo de chica que era. Le gustaba que la vieran, ser el
centro de atención en cualquier fiesta descontrolada a la que asistíamos. Solíamos ir a muchas
de esas porque tanto a ella como a mí nos gustaba el desmadre en exceso, pero yo por loco, y
ella porque había tenido una crianza hippie, lo cual la había llenado de libertades en su vida,
cuyas luego desbocaron en el rock y los excesos. Justo mi tipo de chica.
Tenía una personalidad irreverente, le gustaban las prisas, los besos y el alcohol fino. Era
algo extraño, pues nunca había conocido una mujer con tanta devoción a los sabores como yo.
Aquella sabía beber y comer. Le gustaba el pato y el vino blanco, pero también los licores
asiáticos con sabores a frutas que aquí no existen. Desde Francia hasta Cuba, Karen abordaba
la bebida como un toro por los cuernos, sabía lo que quería y lo conseguía. Poco se necesitaba
para complacerla, era ese tipo de persona que siempre se siente cómoda en cualquier situación
en la que se encuentre. Desde las tachas que se aventaba en alguna casa de poco relieve,
hasta las fiestas lujosas a las que íbamos donde la gente solo habla de alcohol y sus autos.
Por desgracia Karen no tenía nada en la cabeza aparte de un estado constante de fiesta.
Trabajaba en Pemex y ganaba mucho dinero, el cual gastaba a lo tonto en viajes y bebida. No
critico esto, porque si yo tuviera aquel dinero seguro lo gastaría en lo mismo, en comida y
bebida fina, pero aquella no tenía un segundo de tranquilidad. Desde que iniciaba el día, estaba
planeando donde iría a comer y después que bar visitaría en la noche y con quien disfrutaría su
velada. Y por un tiempo, fui yo el dueño de todas sus gracias y desventuras.
La primera vez que estuve en su cama no chisté en tratarla como una dama más en mi
vida. Era simplemente la chica con la que me había topado por azares del destino, e iba a
exprimirla y disfrutar con ella lo poco o mucho que durara nuestra relación. En otras palabras,
no la veía con seriedad. A lo mucho iba a ser un buen recuerdo de aquellas piernas hermosas y
de la chica que probaba las cosas que a mí me gustaban. Pero justo después del acto mi
enfoque a ella cambió con prontitud. Había encontrado en su personalidad distraída, destellos
de una artista que no solo pintaba, sino que lo hacía en exceso bien.
Siempre que tengo sexo y descubro un tatuaje que no había percibido con la ropa puesta,
me distraigo un poco. En realidad me molesta porque me desenfoca, y su cintura guardaba un
ojo de Osiris que ella misma había pintado en algún momento de su vida. Sobre las sillas y
tirados por el suelo, había descubierto ahora menos excitado, lienzos incompletos de figuras
con los detalles más finos que había percibido en alguna pintura por un buen tiempo. Tampoco
soy un experto en cuadros, pero sé distinguir del expresionismo al surrealismo y el
hiperrealismo. Me gustaba ver entrevistas de Dalí porque lo consideraba capaz de hacerme reír,
pero mis pintores favoritos siempre han sido Rafael Coronel y Rembrandt. Y entre que en algún
momento agarré como todos para hojear unos libros de arte, y me aventaba “Nightwatching” y
“J’Acusse” de Greenaway, ya me sentía con el valor de criticar semejantes obras de aquella
asistente de algún alto empresario de Petróleos Mexicanos.
Me enamoré de esos cuadros más que de su persona. Era obvio que como mujer en mi
vida ella jamás trascendería, pero ese arte era distinto. Jamás hubiera pensado que aquellas
manos pequeñas que la asistieron al previo blowjob, pudieran pintar semejantes relatos de
cosas que flotaban en mi cabeza. Karen era más valiosa que yo, y lo sabía.
Por un tiempo salimos y lo disfruté. Nadie veía lo que yo en ella pero no era algo que me
importase mucho. Mientras aquella conservara su figura y su creatividad, todo iba a funcionar
bien entre nosotros. Incluso pude esquivar el tema de la seriedad en nuestra relación. Siempre
llega un punto en el cual, cuando tienes sexo con una mujer, te orilla a hablar sobre la relación
que conforman. Pero aun cuando no era de mi interés volverme participe de su lúdica vida,
pude zafarme bien sin caer en el otro extremo de negarme por completo a ello.
Aquí el secreto es ser sutil. No te puedes negar a una mujer, pero tampoco puedes
aceptar cosas que no gustas requieres o necesitas. Hay que saber guiar el trayecto de su
devenir y hacer un atajo hacia el tuyo, no imponerlo sobre el de ella. El hombre fuerte suele
opacar la voluntad de la mujer, pero el cazador no necesita que esto suceda, pues no es
peligroso que las mujeres quieran cosas, lo peligroso es que lo obtengan. Cuando entiendas
esto, y conozcas a una mujer que puede contigo y más, entonces cásate con ella.
Así que con la desvergüenza de mi osadía, nos disfrutamos…
Una noche en un bar concurrido de la ciudad, estando con ella me topé con alguien más
de mi pasado. Esto era común pero no lo que aquella tenía para contarme.
Al verme con Karen, me preguntó sobre la razón de aquello, y con un gesto de rareza, me
explicó que esa pintora de faldas cortas, había trabajado quitándose la ropa en uno de esos
lugares donde los hombres van a ver lo que no consiguen en sus casas.
Debí haberlo supuesto pues aquellas curvas no eran convencionales, pero no te pones a
pensar que una mujer es stripper solamente porque es muy guapa. Hasta ese entonces
solamente había pensado que tenía suerte.
Nunca he tenido prejuicio hacia alguien que tiene un trabajo de este tipo. De ser así,
tendría prejuicios sobre un montón de personas que hacen cosas que me parecen más
absurdas, negativas, o contrarias a mi pensamiento de lo que considero una persona de bien,
como un policía, un ladrón, o un diputado. Pero me molestó el hecho de no haber sabido esto
de sus labios. El que me hubiera ocultado algo tan relevante, me habló de la falta de interés en
compenetrarnos, que aunque no era lo que buscaba, me ofendió el hecho de que no se hubiera
abierto a mí después de que yo si me abrí batallando para darle placer sexual todo ese tiempo.
Y más rápido de lo que forjo un “gallo” la dejé, llevándome conmigo la incertidumbre de lo que
pudo haber sido de su vida una vez que la vi salir de mi vista.

XIII

Eres la visión que nos guía en este viaje terrenal, que va de tu mano a la mía. La visión
que nos exige presentemos las armas ante la derrota de la obsesión. Eres el patrimonio
sagrado de la vida, de todas las bendiciones humanas que te vuelven lo más puro de lo más
grande.
Tú no crees en dios, tú no crees en otra cosa más que en la igualdad, en el devenir
histórico del hombre, en los tropiezos humanos inhumanos de la falta de corazón y
temperancia.
La dicha te come, pero también la historia de todos los reyes a los que sedujiste, de la
misma forma en que planteas nuestro encuentro, en las condiciones aptas para caer a tus
rodillas y gritarte y jurarte la venganza de mi amor perdido, la llave de mis sensaciones y la
voluntad futura de mi gobierno hombre.
Eres la musa de mis cuentos, la unión del pecado y la virtud, del unicornio y la hidra, de
los interminables momentos que fluyen en una misma dirección, hacia la conciencia universal
de todo cuanto nos rodea. Eres el palo, la espada, la copa y el oro. Vives de mí, de mi vientre,
del vino que tomo esta noche, de la lengua que te da coraje para seguir molestándome cada
día y cada segundo que va pasando mientras te regocijas de mi pasión.
Hay amores que dan vida, pero hay otros que matan, y el tuyo consuela, tanto que te
vuelves simple y luego te aburres, para terminar agraviando la faz de mis amigos y de todos los
que compartimos una taza contigo.
Vicio, incertidumbre, carro de fuego que recorre el llano a gran velocidad, que va bajando
despacio sobre la sierra de Oaxaca, que le dice a mi ensoñación que todavía puedo reclamar,
porque naciste siendo mía, y perdiste tu voluntad al saber que existía, que morirías, que te
consumiría. Santa madre de todos los cielos de todas las galaxias, unificadora de todo lo
magnánimo y benevolente de nuestro éter, el delicioso frío que habita en cada piedra y magma
que forman nuestro universo.

Transitaba por el centro de la ciudad a pie, en busca de una nueva librería que me decían
tenía todo lo referente a buenos libros sobre ciencia ficción. Siempre me han encantado las
imágenes retro futuras sobre todo de los años 80. Me fascinan las historias de ciencia y de
viajes en el tiempo. Soy fan de Asimov de Clarke y de Phillip K. Dick.
Había conseguido una copia de “Farenheit 451” porque acababa de ver la película de
Truffaut y parecía ñoña pero muy interesante. Y con mi libro bajo el brazo de regreso, pasaba
justo por la puerta de un restaurant de comida china, por la cual, divise a la chica más tierna
que mis ojos hayan visto jamás. Era una mujer asiática, de ojos rasgados, con la piel lisa y el
cabello lacio negrísimo. Tenía una sonrisa hermosa y mientras algo me decía sobre que pasara
a comer pollo agridulce, yo solo pensaba en que tenía que encontrar una forma para
entenderme con ella y sacarla de ahí.
Poco ella sabía del idioma español, su madre quien también atendía el negocio familiar
era quien hacia normalmente la plática. Yo la deseaba muchísimo, pero no me atrevía a así,
entre la clientela y el dim sum, a dar un paso en falso intentando algo de lo cual no entendía mis
probabilidades de éxito.
Parece como si en realidad todas las mujeres quisieran lo mismo y fueran iguales, pero
tratar de entender una cultura tan diferente a la tuya es como tirar a ciegas. Nunca he conocido
a un chino en realidad aparte de ella, pero por lo que yo entendía en ese momento sobre sus
costumbres, imaginaba que eran mucho muy familiares. Mis referencias eran solo en películas
chinas sobre madres escandalosas sobreprotectoras, comida exquisita, y gente utilizando kung
fu para defender el honor de sus casas. Mi poca cultura me abrumaba. Sí, entendía el budismo
bastante bien, el problema político con el Tíbet, la intentada unificación de Taiwán y su
negación, el país rojo comunista con Hong Kong y el anterior siendo capitalista, la historia del
imperio chino, el “I Ching”, el “Feng Shui”, Mao Tse, Confucio, la muralla, la sobrepoblación, su
economía creciente y su dominio oriental y mundial. Pero no sabía nada sobre su cultura
popular, sobre como ligar a una china o a donde salen, el tiempo de cortejo, y si le parecería
osado que en su trabajo la invitase a salir.
Tiempo después tuve una novia que hablaba chino y sabía mucho más que yo sobre su
cultura. Cosa curiosa, platicaba que la mayoría de las mujeres chinas hacían squirts, palabra
utilizada para referirse a la eyaculación femenina profusa.
Comencé a seguir visitando este restaurant tratando de llamar su atención, cosa que me
resulta patética en cualquier situación. Pero no hallaba la forma de entenderla, de encontrar un
punto frágil que me permitiese atacar a la linda mesera de ojos negros. Cabe destacar que la
comida a lo mucho era promedio. Existen un millón de restaurantes chinos pero muy pocos en
realidad buenos. Yo siempre pienso que la calidad de sus alimentos se puede medir fácilmente
con el arroz frito. Eso siempre es lo primero que debes de probar. Cuando el arroz es bueno,
con seguridad lo es todo lo demás.
Pasaron los días y ya tenía vista toda la librería y había comido todos los platillos del
restaurant. Con el tiempo me di cuenta que la persecución iba a ser un desperdicio, claudiqué
con un último plato de cerdo agridulce y al irme lo único que me atreví a hacer, fue anotar en
una servilleta mi dirección de Facebook y dársela sin decir más. Me retire con la esperanza de
que tal vez y si con suerte algo en mi le gustaba, pudiéramos platicar tiempo después.
Pasaron tres días de autoestima por los suelos, de maldecir cualquier cosa que pudiera
sonar china. Creo que del coraje ni siquiera arroz casero comía, odiaba el color rojo y al monte
Shaolin. Si hubiera vivido en otra época hubiera sido soldado de Gengis Kan. Esos tres días vi
la película de Scorsese de “Kundun”, y siete años en el Tíbet, ambas geniales pero las odié.
Odié a Ang Lee, a Bruce Lee y a Lee Harvey Oswald, este último sin ninguna relación a China
pero me molestaba que su nombre sonara chino. Eso y también que haya asesinado a
Kennedy. Supuestamente...
Tres días cumplidos y en medio de mi agonía la notificación de mis bienaventuranzas
llegó, era la mesera china queriendo ser mi amiga en Facebook. A lo cual ni tardo ni perezoso
acepté la invitación y por primera vez en la vida estábamos teniendo una conversación que no
fuera sobre mi decisión entre camalones o aloz. La primera cosa que me dijo fue -Hello, are you
the guy from the napkin?- A lo cual respondí -Yeah jaja, sorry for that. I kinda like you.-
La educación horizontal que tanto odie en mi vida estaba dando resultados, la china no
hablaba castellano pero si inglés, y todas esas horas aburridas sobre el verbo “to be” pagaron
bien. Gracias a la preparatoria, I was a very well english speaking man...
That weekend, digo, ese fin de semana, el lobo estaba dispuesto a la noche. Iba a salir
con la china y estaba dispuesto a mostrarle el candor mexicano. Ese día era todo un glam
rocker. Llevaba una camisa negra y unas botas que le hacían juego, mis cadenas de plata y mis
cabellos sueltos, combinado con una actitud de voy a comerte. Pero al verla, toda mi fachada se
cayó al suelo. Ella usaba un overol, unos tenis blancos y unos chonguitos cual niña recién
salida del children garden. Ella no tenía un gramo de actitud, más bien era del tipo tímido y
tierno, era una chica linda. Había mal interpretado su temperamento por haberla visto en el
restaurant con los cabellos rosas. Pero aparentemente en Asia, todos, incluyendo a los
hombres, se pintan siempre los cabellos, es una costumbre mucho más popular que aquí. Y de
pensar que era una chica punk en busca de diversión, entendí que lo que buscaba era un amor
de “dorama” y un tipo que le gustaran las mascotas. Oh desilusión cuya sombra has postrado
sobre mí, mas sin embargo, no soy de los que teniendo el filete en frente se llenan con el pan,
sabia improvisar y sabía que aunque esa noche había salido el lobo a pasear, tendría que
ponerle disfraz de borrego, ese filete seria el alimento de mis entrañas que ya llevaban
semanas sin ser saciadas.
En vez de invitarle un café e intentar seducirla la lleve a un lugar a donde pudiéramos
divertirnos. Así que llegamos a jugar boliche y con suerte, unas cuantas chuzas me ganarían su
atención.
Dicho y hecho mi plan funcionó, aparentemente las mujeres asiáticas son más delicadas y
delgadas, y en el caso de ella, el tirar con una bola de 9 libras la hizo perder ante la potencia de
mis 16. Freud diría que soy homosexual, pero enaltecerse por su fuerza física entonces haría
homosexuales a toda la conferencia nacional y americana de la NFL.
Mujer asiática de edad casadera buscaba una relación formal y poco de eso podía darle,
así que le ofrecí ser su compañero de juegos en una ciudad que no conocía. Llevaba menos de
un año en México y quién mejor que yo para enseñarle las bondades de tan grandioso país. Así
que días después la llevé a la carretera a beber con moderación y degustar gastronomía de la
región. Terminamos en un riachuelo alejado de todo viendo a nuestros pies nadar a los peces,
era aquello bastante ideal, en un atardecer magnífico decidimos no regresar a casa esa noche,
sino quedarnos a darnos amor en una cabaña que por ahí rentamos.
Cenamos frituras y refresco, y hablábamos de como todo aquello era lo mismo siempre,
no importa si era China o México, las cosas siempre son iguales en la naturaleza. Y mientras
transcurrían las horas, fuimos embajadores humanos a la tierra, nos dimos despacio, y
amanecimos en Rayones al lado del río Pilon rodeados de nogales. Había dejado mi corazón en
aquel pueblo.
Sabía que si seguía viéndola jamás iba a ser tan genial como aquella noche así que la
dejé.
Siempre que lo platico me hacen muchas preguntas sobre esta y otras mujeres. La
ligereza de mi huida es una cosa compleja para la mayoría. Los hombres no dejan a
semejantes mujeres después de tales hazañas. Aunque sea para presumir las conservan.
Incluso mujeres bastante bellas abandoné, primero porque nunca es mi intención retener a una
chica que sé que no va a darme lo que necesito emocionalmente, y segunda porque siento que
pierdes el tiempo. Así como ganaste a una puedes seguir ganando más, lo cual a la larga en
teoría, cada día que pasas con una mujer, cada hora que gastas en ella, es una hora que
perdiste con otra más.
De las mujeres que más me han gustado físicamente solo me he acostado con ellas a lo
mucho tres veces, más veces es como una relación y no buscaba enamorarme. Tres es un
número perfecto, como la trinidad hinduista, Brahama Shiva y Vishnu, como la judeocristiana,
padre hijo y espíritu santo, como la trinidad platónica y como la banda de rock Three souls in my
mind. Tres porque la primera es la que corresponde a tus esfuerzos de caza, la segunda por el
gusto y el recuerdo de la primera, y la tercera por hedonismo puro y lujuria. Cometer el error de
acostarte una cuarta vez con una mujer significa, o tener a una chica que te va a presionar
sobre el estatus de su relación, o que ella entiende que no hay nada serio entre los dos y
tendrías que aceptar que eres parte de algo plenamente sexual entre los dos, a lo que llamo
también una relación. Sea como sea se vuelve un compromiso que no deseas. Comprometerte
con una mujer que no amas es aguantar cosas indeseables. Tenemos que valorar nuestro
tiempo y vida, tres es un número ideal para conocer a alguien y dejarlo como un lindo recuerdo.
Tenemos que aprender a separarnos de las cosas que no nos son útiles. Amo como todos
la comida rápida, pero llegas a una edad en que tu metabolismo no digiere igual, tienes que
olvidarla si no quieres engordar. Así como con las mujeres, hay un punto en el cual tenemos
que separarnos de las mujeres que nos hacen la vida de cuadros, entender que aunque la
separación sea dolorosa, siempre hay que fijar los ojos en el futuro, siempre puedes estar
mejor. No hay mujer que no pueda ser superada, no existe algo así como el amor de tu vida.
Amas porque decides amar, no eres un niño, tienes que aprender a controlar tus emociones.
Siempre nos es difícil separarnos de las cosas a las que estamos acostumbrados. Sobre
todo para las personas que no son buenas cazando parecería difícil pensar en dejar lo que
tienes y salir a la búsqueda de algo nuevo. Pero este paso ciertamente evolutivo es la base de
la felicidad del hombre, el dejar de soportar cosas que no nos gustan y buscar lo que realmente
nos complementa. En mi caso nunca he tenido este problema, porque cuando he querido dejar
a una mujer, consigo a otra antes de dejar a la primera, lo cual hace la transición más sencilla y
cada vez estás con alguien más ideal para ti. El problema es que este método es vulgar y
obsceno para todos estándares morales de casi cualquier lugar en el mundo. Pero tendríamos
que empezar a preguntarnos qué tanto vale nuestra felicidad. Si tu felicidad vale más que un
desliz moral, hazlo, con suerte nadie se entere y obtendrás la recompensa que buscas. Pero si
por el contrario tu felicidad no vale faltar a la regla moral de la fidelidad sagrada, entonces
primero tendría que suponer que eres una persona que nunca ha pecado o que tiene la rectitud
más admirable y asombrosa de su comunidad, para después darte un aplauso y permitirte
seguir tu camino que aunque un poco más difícil siempre es más satisfactorio.
Obviamente es la opción más lógica, dejar a tu pareja cuando estás inconforme, y
empezar a buscar a alguien más. Pero mi argumento parte del hecho de que la mayoría de las
personas, soportan relaciones malas y nunca abandonan a sus parejas. Cómo le puedes decir a
alguien que su relación de 10 años está de la mierda, que por más que parezca que pueden
durar otros 30 hay alguien mucho más ideal para esta persona. Los seres humanos no
pensamos en esto, en algunos casos el solo hecho de pensarlo les parece una ofensa, ¿cómo
podrían pensar en estar con alguien fuera de su pareja?
Mi sugerencia de ser infiel, y luego con la suficiente fuerza abandonar a tu pareja inferior,
es solo para la gente que no entiende nada de este mundo, para las personas que jamás en su
vida han ligado a nadie. Una persona que nunca ha cazado siempre supongo que tiene
defectos sociales, sean de cualquier tipo, pueden ser malos para argumentar o platicar, pueden
ser tímidos, no aprehensivos, faltos de empatía, frígidos, poco sexuales, poco divertidos, etc. Si
tú eres una persona que en su vida nunca ha conquistado el corazón de alguien que si no fuera
por ti (tu coqueteo), la otra persona jamás se hubiera fijado en una relación contigo, me refiero a
que nunca hubiera llegado por sí solo, entonces debo asumir que eres mucho muy principiante,
lo cual me hace tener que generar este tipo de consejos para ti. Estos consejos en ocasiones
también los siguen la gente muy avanzada, o sea, el opuesto contrario a estos amateurs, pero
para ellos las explicaciones son solo conceptos que internamente después desarrollan a
conveniencia. No te atrevas, repito, no te atrevas a seguir estos pasos de la misma forma. Si
crees que teorizando o tergiversando lo que explico tendrás éxito, no es así. O lo haces porque
eres un experto y sabes hacer buen uso de mis promesas poniéndole luego de tu cosecha, o lo
haces al pie de la letra siendo un completo amateur. Pero si te encuentras en el medio, y crees
que puedes agregar algo de tu imaginación a estos movimientos, vas a fallar. La gente que se
encuentra en el medio es la más probable a fracasar, a ser rechazados. Mi consejo para estos
es, solamente sé tú mismo. El amateur no puede serlo porque su misma persona es mediocre,
y el avanzado es en demasía siempre él. Pero si tú eres de esa gran mayoría afortunada que se
encuentra justo en el medio, sé tú mismo, sé fiel, y ama muchísimo.
Mis consejos para el experto y el amateur se basan en su mucha y nula experiencia
respectivamente. La gente normal, o sea, la gente que liga por accidente y hace las cosas que
hacen en las películas, nunca va a entender las relaciones, porque no las sufren realmente
como el principiante, ni las dominan tampoco nunca como el experto. El hombre normal sufre
superficialmente, la mujer normal sufre a lo que piensan los demás de ella. Y cuando creen que
realmente están convaleciendo, solo es su desesperación y falta de control la que se apropia de
ellos mismos, ellos no sufren de verdad. Cuando creen sufrir es porque creen que perdieron al
amor de su vida, cuando su chico las engaña o cuando sienten que no hay nadie para ellos,
esto como digo, es algo meramente material, superficial, el verdadero amor no se cuantifica en
esas formas, solo es.
Mi problema con la infidelidad radica en que cuando ésta mayor parte de la población
decide tener un desliz, no saben hacerlo. Salir con más de una mujer a la vez es un arte, sobre
todo cuando tu chica es una celosa, y lo digo también en referencia a los hombres que siempre
son más celosos que las mujeres. La infidelidad es tan sutil y sencilla que precisamente por su
delicadeza, tienden a fallar. No saben dominarla, solo se dejan llevar por la corriente.
Un hombre infiel debería ser un mito, un tabú, nadie nunca debería de enterarse de lo que
él ha hecho, sin embargo conocemos montón de historias de personas que han sido
engañadas. Incluso en un momento de mi vida llegué a pensar que no hay persona a quien no
le hayan sido infiel. Esto es porque alguien se entera, y se enteran por la falta de pericia del
bribón.
He determinado 6 errores al ser infiel que cometen absurdamente los hombres y mujeres
sin esta pericia. No es algo natural, es algo que con astucia aprendes sobre la forma en que
funciona el pensamiento de los demás. Cosa que nunca aprenderás si primero no entiendes
como funciona tu cerebro.
El primer error que cometen las mujeres y hombres infieles es el decir que tienen pareja.
Esto, es lo más básico de todo. El admitir que hay algo en tu vida, hace que la relación entre
ellos (los amantes) sea más sucia en la mente de ambos. Aparte de aquello, supón que estás
con una persona inestable, y aunque parece algo raro, la mitad de las personas lo son. Tú
decides no seguir más con aquel atropello, y si la persona que abandonas no queda complacida
con la ruptura, puedes esperar en ocasiones algún tipo de venganza, como lo más obvio, el que
tu verdadera relación se vea envuelta o enterada de lo que tuviste con tu amante.
Este consejo yo siempre lo extiendo a todas las rupturas incluso cuando no existe
infidelidad. Siempre tienes que hacer llevadera la separación, nunca sabes cómo pueda
reaccionar la otra parte, y yo le tengo muchísimo miedo a las represalias, a la venganza,
personalmente porque he lidiado en mi vida demasiado con ella, así que siempre tienes que
inventar algo para salir librado y sutil de la relación en la que te encuentras. Cualquier mujer te
va a decir que prefiere la honestidad, que no hay que mentir, que siempre hay que ser sinceros
y decir la verdad, pero si todavía no entiendes que el consejo de tu amiga quien pertenece al
nicho de en medio, es casi completamente falto de experiencia y por ende nulo, entonces no
hay nada que pueda hacer por ti. Yo digo todo lo contrario, las rupturas siempre deben de ser
con mentiras, nunca le vas a decir que es porque engordó, o porque te gusta más su prima, o
porque te aburre. Esto sería la peor catarsis de emociones encontradas que puedas generar en
alguien y que por cierto se te va a regresar, sobre todo en el caso de las mujeres, que no saben
recibir algo negativo sin devolverlo, son como un espejo. El hombre a veces se traga su orgullo,
la mujer no. Yo creo incluso que la ruptura ideal es la que te deja con un buen sabor de boca,
incluso cuando se odian, que te deja soñando esperando el futuro, con una linda amistad o
incluso pensando que en el futuro volvieran a poder unirse. Eso para mí es una ruptura
perfecta, donde no hay gritos y si hay besos.
El segundo error que cometen las mujeres y hombres infieles es a dar su teléfono o
dirección de su casa o trabajo. Ni siquiera tendría que estar diciendo esto, es súper básico. Yo
incluso desconfío hasta cuando no tengo pareja (o sea, cuando no hay infidelidad). Tardo
tiempo en decir en donde trabajo o donde vivo. Por ende me refiero a que tampoco debes de
ser infiel en tu casa, eso sería una obviedad. Las cosas sucias de tu personalidad no van en tu
hogar, es como los gatos, no cagas donde comes. No solo eso, el que tu amante conozca tu
lugar donde laboras es un insulto a la inteligencia. Los problemas que puede causar al tener un
descontento contigo son enormes, por más saludable que parezca la relación tienes que tener
cuidado. Mientras más profunda se vuelve, uno normalmente pensaría que hay más confianza,
pero entre dos amantes no existe la confianza, solo existe el placer. Por ende mientras más
tiempo, más peligro corres. Debería haber un tiempo límite en eso, un tiempo que no deberías
de pasar teniendo la misma amante, pero supongo que en estas cosas no hay reglas en ese
sentido, hay amantes que duran así toda la vida.
El tercer error es que no saben escoger amantes. Una buena amante debe ser una
persona apacible, sumamente sexual, divertida y discreta. Pero por alguna razón, el hombre las
escoge neuróticas, descontroladas, inconsistentes, exigentes y chifladas.
El cuarto error es que haces lo mismo con tu amante que con tu pareja. Esto es
inadmisible, no por el hecho de que alguien te pueda reconocer, sino porque tienes un amante
precisamente porque quieres hacer cosas diferentes, probar nuevas diversiones y recolectar del
mundo la experiencia que te falta. Yo siempre digo que con tu amante debes de dejarte llevar
un poco, ceder mucho más de lo que estás acostumbrado. Los restaurantes, los bares, todos
deben de ser distintos. Siempre hay un lugar al que siempre has querido ir pero nunca te has
tomado el tiempo de hacerlo, ese es justo el tipo de lugar que debes de frecuentar.
Quinto error muy importante. Jamás debes de presumir estarte acostando con alguien que
no es tu chica, aparte de que es de pésimo gusto nunca sabes quien pueda estar escuchando.
A veces los amigos en los que confías tienen a su vez alguien en quien ellos confían y le
cuentan tu historia, y por alguna extraña razón eso llega a oídos de tu pareja. No divulgues lo
que no es necesario, lleva dentro de ti tus logros. Tal vez con el tiempo puedas hablar de ellos,
no seas apresurado como un infante, tus placeres son para ti.
El sexto error es el más común. Cambiamos nuestras acciones y nuestra forma de ser de
un día para otro. Esto sucede por la falta de auto observación. Sin darnos cuenta, nuestras
emociones son cambiadas siempre por las personas que nos rodean, intercambiamos energías,
y tu amante no es la excepción. Él te hará feliz, angustiado, deseoso, perdido, etc. Lo
importante es notar estos cambios que él genera en ti y regresar a tu normalidad. O sea,
percatarse de esto que no es normal en ti y aniquilarlo.
Si en algún momento de tu vida fuiste infiel y no pensaste en alguno de los anteriores
pasos, es una clara denotación de lo poco preparado que te encuentras para una vida de esta
índole. Mi consejo es, sé fiel, encuentra alguien que realmente te haga feliz, y déjale estos
juegos a los mayores.
Mi interés en encontrar una mujer ideal para uno trasciende más allá del solo hecho de
encontrar a alguien por el mero placer. Es una intuición que llevamos desde que nacemos, el
ser es social por naturaleza. Todos necesitamos de alguien aunque no queramos. Yo por
ejemplo siempre he dicho que la masturbación poco o nada tiene que ver con el sexo. La
masturbación no es un aliado a la falta de relaciones sexuales, es en sí, un elemento sexual
único desprendido totalmente de la interacción de alguien ajeno. La gente no se masturba
porque no puedan tener sexo, la masturbación ya es un impulso separado que por sí solo, es
una satisfacción hacia nosotros mismos. La masturbación es tener sexo contigo mismo, no un
recurso compasivo. A veces no quiero tener relaciones sexuales, solo quiero masturbarme, y a
veces no quiero masturbarme, solo quiero tener a una mujer en mis brazos. De esta forma, los
filósofos que explicaban como ni siquiera para tener sexo se necesitaba a alguien más, están
en un completo error. Pues son dos cosas ajenas el relacionarse sexualmente y el masturbarse.
Y cuando se requiere de estas relaciones, por definición se necesita a alguien más.
También el amor es diferente siempre. Nunca es igual el amor no correspondido que el
amor concebido dentro de dos personas por igual. Amarme me amo a mi mismo, pero a veces
necesito también amar a alguien externo, está en nuestra naturaleza, se necesitan personas.
Tenemos cuerdas vocales para entablar conversación, no con el espejo, sino con tu amigo
hombre. Salir de esta burbuja es un error. No hay nadie más miserable que el ermitaño, el
huraño, ni nadie más feliz que el amado.
Necesitamos a las personas, necesitamos entender el valor que estas generan en nuestro
entorno, darles la apreciación que se merecen. Incluso el vagabundo en la calle tiene algo que
enseñarte, para ejemplo Diógenes. Nosotros no somos más que un reflejo de la sociedad en
que nos encontramos, no existe el individualismo puro, de ser así, tendríamos que vivir en la
selva desde la infancia y las consecuencias de esto serían la vida sin evolución.
Cuando aceptamos la dependencia a las demás personas y dejamos de ser el sol
existencial, aprendemos a ser humildes. Hay cosas que nunca vamos a entender, pero en el
caminar está la sabiduría. Nada se gana estando trabajando 8 horas diarias y volver a tu casa a
ver televisión y a tu vida aburrida. Sin pasiones estás muerto, sin amigos, sin sexo, sin vicios,
sin cultura, sin intereses. Esas son las cosas que realmente valen la pena. Esto claro cualquier
teísta rebatiría, puesto que el significado de la vida para algunos es entrar en un estado de
purificación absoluta donde el pecado y la mala moral se nulifican forman el carácter de un ser
casi beato que en la próxima vida o en su muerte obtendrá la gloria eterna. Pero no hay peor
pensamiento que este, la gloria no viene por buenas acciones necesariamente, y si es que hay
una gloria solo existe en vida. No al morir y no al arrepentirte.
Primero que nada la purificación es algo subjetivo, yo por ejemplo considero que a cada
copa de cognac mi alma se purifica, mis pensamientos se cristalizan y la vida toma un camino
más adorable. Pero para quien cree en dios, casi todos los caminos que llevan a la
santificación, al nirvana, o a la conciencia plena, están rodeados de celibato, oración, entrega,
piedad, humanismo y fe. O sea, todas las cosas que nadie en el mundo realmente tiene. ¿Por
qué no aceptar nuestra verdadera naturaleza mundana? ¿Por qué pensar que la única virtud
del hombre es la moderación? Como dije, las únicas grandes virtudes que existen para mí son
la inteligencia y la belleza. El hombre virtuoso no tiene miedo de dios, primero porque entiende
que no existe, y segundo porque no lo necesita incluso si existiera. El pobre, el angustiado, el
mancillado, el humillado, el tonto, esos necesitan a dios, esos necesitan de cualquier cosa en
realidad que los saque de su mediocridad. El súper hombre de Nietzche crece, ya no solo es
ateo y entregado a la virtud pura animal, también es artificioso, es elegante para los tiempos en
los que se encuentra, y sabe de cine, de Kafka y de futbol.
Esto es la única razón por la cual no me gusta llevar el estandarte de nada, puesto que
definirte como algo es negar todo lo demás. No somos nadie ni nada, yo pude haber sido
doctor, vagabundo o arquitecto y hubiera hecho todo eso igual de bien. Soy filántropo, huevón y
dedicado respectivamente. Porqué decir solamente que soy huevón o dedicado, cuando hay un
montón de cosas que también puedo ser. Definirme es tener baja autoestima, es escoger lo
más relevante de mí y llevarlo como bandera. Si he de hacerlo solo digo lo malo de mí, que soy
un mujeriego y que soy intolerante a la estupidez.
No existe nada después de la muerte más que la ley de la termodinámica, la energía se
transforma, pero nunca se destruye. Pero la energía no es conciencia, es solo energía. Esto
significa que no volvemos a reencarnar siendo los mismos, ni que tampoco somos fantasmas
con la representación física corpórea de lo que éramos al estar vivos. Lidia con eso, no existen
los fantasmas como tal.
Tenemos que ser guerreros en este mundo y dejarnos de supersticiones. El camino del
guerrero es cínico, fuerte y a veces cruel, pero una vez que triunfas, te corresponde convertirte
en sabio, aquél que antes de pelear escoge sus peleas, que aprende del mundo alrededor y
utiliza este conocimiento para ser una mejor persona. Siendo sabio tenemos que volvernos
locos, tanto pensar abruma, y llegas a un punto en el que entiendes que nada realmente tiene
sentido, que el sentido azaroso de nuestra existencia culmina en ti, en darle el sentido que
quieras a la vida, entonces así, negar por completo todo lo que aprendiste anteriormente. Y
después de tocar la locura, es cuando llega la espiritualidad, el conjunto humano en completa
comunión, la valoración del hombre como tal, el completar todos los segmentos de toda tu
experiencia. Ese es el único camino a la virtud, el pelear, aprender, negar, y finalmente aceptar.
Purificarnos es individual, la purificación no viene del exterior. Sí, hay elementos que te
pueden ayudar a realizarte, pero la estabilidad siempre viene desde adentro. La purificación es
esta estabilidad, es la dualidad de aceptar dentro de nosotros nuestro bien y nuestro mal.
Contrario a la religión, no debiéramos negar jamás estos impulsos violentos, negativos. Somos
así porque forman parte de nuestro instinto de supervivencia, somos morbosos, somos
cochinos, pero también somos artísticos, galanes, piadosos. El camino a la purificación es algo
que se vive, no que se busca. Todos eventualmente llegamos a esta perfección, se llama la
muerte.
La gente en vida busca maneras de auto comprenderse externas a uno mismo, lo cual
siempre es aparte de incorrecto, desastroso. La comprensión de nosotros mismos es siempre
interna, no necesitas nada del exterior más que el lenguaje, puesto que sin lenguaje, tu cerebro
no sabría categorizar tus acciones y voluntades. Solo la meditación te hace conocerte, la
conciencia que viene de tus acciones y luego el detenerte a analizarlas. No solo tus acciones
sino las consecuencias de estas. Te conoces cuando por primera vez te excitas, cuando por
primera vez tienes hambres y cuando por primera vez triunfas o te humillas. Son las cosas
corrientes en la vida las que te ayudan a conocerte, pero también son las cosas complejas de la
vida las que te muestran partes muy enterradas dentro de ti.
Perderse, es encontrarse. Cuando llegas al punto en el cual haces cosas debido al
éxtasis, es normal que te sorprendas al punto en el que puedes llegar. Como cuando estás tan
ebrio que descubres que en realidad no es tan difícil bailar. Solo perdiéndote llegas a conocer
esas partes de ti, como cuando tienes mucha ira incontrolable, celos incontrolables, felicidad
incontrolable. Todas esas cosas te hacen llegar a un punto de hacer cosas increíbles, y esas
cosas increíbles eres tú, las malas y las buenas. Llorar como niña porque te dejó tu novia, o
golpear a un par de tipos y ganar una pelea.
Cuando empezamos a utilizar herramientas fuera de la meditación para auto conocernos,
siempre cometemos el error de caer en etiquetas, que como ya dije, siempre dejan fuera un
montón de pequeños conceptos de nosotros mismos. No hay una palabra que te defina jamás.
Pero me sorprende lo que utilizamos para pseudo conocernos, como las terapias, la
programación neurolingüística, el eneagrama, los signos zodiacales, las teorías tipológicas, la
grafología, las teorías de los rasgos, de personalidad, situacionistas, cognitivas, de percepción,
etc. Pero de qué sirve saber, si hay un consiente o un pre consciente, el ego, el ello, el yo, el
súper yo, el súperman, si lo único que quieres es cogerte a Juanita. Para que te la quiebras
pensando en que si su relación no tuvo éxito fue debido a la incompatibilidad de sus
características emocionales y sus temperamentos encontrados o lo que sea, cuando en realidad
la razón fue que eres un pendejo sin tema de conversación que no se la supo coger. Créeme,
que si supieras coger y supieras llamar su atención, Juanita todavía estaría contigo.

LA FORCE

Pasaron los años y el sonido de las trompetas nunca llegó. Esperando el fin del mundo
me quedé sentado, viéndote con indiferencia a mi lado haciendo el café y preparando
madalenas.
Sin documentos me encontré tratando de cruzar porque ya no me quedaba de otra. Pero
tú sensatez estaba muy agotada, y batallé mil veces más para entrar a tu corazón.
Mi mujer lluvia era un encierro, platicaba con los niños y les regalaba dulces envenenados
para volverlos adultos y no tener que soportar su ingenuidad. Nunca fue cortes, pero si sabía
dar las gracias, y entre noches de complacencias, renunciamos tardíamente a nuestras ropas, y
nos quisimos, nos amamos.
Una cualquiera del lejano sur pero reina de mis tierras. Dichosas cuantas se le
atravesaron, pues en ese mirar, encerraba la bendición de todos nuestros antepasados, los que
se llamaron a sí mismos campeones y se destruyeron por el mero gusto de no existir.
Es la vida normal, la que nos deja sin espacios y enfatiza nuestra pronta cita con el título
de nuestra muerte. Quien lleva por nombre tragedia, pero también comedia, de las brujas amiga
y de mis acciones osadía.
Éter cobija que llena los espacios, que permite el paso de mi voz, la que callando grita un
millón de tradiciones, para culminar en el juramento de todo lo que es infinitamente bello.
Ya los niños perdieron la fe, ahora llevan barbas que les llegan a las rodillas y conocen la
libertad. Ya no te molestan, porque ya puedes hablar con ellos del bien y del mal, pero ahora
estás muy vieja para que te llegase a importar. Tan avanzada en tu mundo que todo se vuelve
aburrido.
Pobre de mí Lucrecia, tanto amor y tan poco cariño. Preparándome con mucha vainilla el
desayuno, y para mí, una rubia hermosa haciendo el café.

Brenda era una controladora innata. Hija mayor de una familia de puras mujeres, tenía en
la sangre el ordenar y el hacerse valer. Uno pensaría que en un hogar sin roles masculinos la
serenidad abundaría, pero aparentemente, un hábitat de mujeres sin macho que las aplaque, se
vuelve un caos de gritos y peleas, donde Brenda luchaba por el control con su madre.
Cuando digo controladora, me refiero a que gustaba de pedir y ordenar sin prudencia,
pero lastimosamente, muy alejada estaba de la posibilidad que fuera yo el hombre quien
atendiera todas sus peticiones y menesteres. Seguramente por eso se fijó en mí, las mujeres
necesitan a alguien fuerte que las domine e inconscientemente les de seguridad. Sin saberlo tal
vez, las féminas requieren alguien más apto al mundo que ellas, lo suficiente para hacerlas
sentir en un estado de confianza. No digo que los hombres no busquemos eso, también
buscamos mujeres fuertes que nos puedan cuidar, pero es menor la necesidad que nosotros
tenemos de esto. El problema con las chicas de por si fuertes, es que batallan para encontrar
un hombre que aún más fuerte las sobrepase, lo cual las obliga a conformarse con un gruñón
quien en ocasiones pasa por fuerte, resultando en una relación desastrosa de constantes
peleas en una lucha por nada en concreto. No era el caso de Brenda y mío, pero de vez en
cuando lucia jirones de su personalidad, que me botaban la paciencia y me hacían explotar.
Cosas como que tenía que planear sus días por adelantado o discusiones sin sentido sobre
nuestras ideologías, pues estas era extremadamente distinta a las mías, tanto que si no fuera
porque siempre usaba vestidos y tenía un color de piel hermoso achocolatado, nunca me
hubiera fijado en ella.
Tengo un fetiche enorme hacia las faldas y los vestidos. No porque me gusten las piernas
femeninas, de hecho las piernas femeninas son la cosa en la que jamás me fijaría, no estamos
en los 70s. Sino porque me agrada ver a una chica con una estética diferente. Estoy tan
acostumbrado a ver a las mujeres en pantalones de mezclilla, que el ver a alguien en falda me
resulta bastante diferente, atractivo. Mis otros dos fetiches como referencia solamente son, los
chongos a los lados, y las nenas tocando algún instrumento musical. Lo del color de piel es
porque me encantan las morenas, esta tonalidad solo se puede apreciar correctamente cuando
se encuentran desnudas, no hay nada mejor que un buen tostado café ligero, es el color
perfecto que alguien puede tener, y que casualmente suelen poseer las personas que viven
cerca de la playa. Por desgracia odio la playa y no frecuento mucho tales lugares.
Como digo, Brenda y yo éramos muy diferentes. La primera vez que discutimos casi me
rompe las trompas de un golpe, lo cual me hizo desconfiar mucho de nuestra relación, pero me
excitaba de más tanta pasión y yo soy adicto a ella. Ni siquiera recuerdo porque discutimos,
creo que tenía que ver con algo de política y anarquía, ella era bastante punk y yo solo estaba
jodiendo. La conocí y aquí viene el truco, porque había salido con una amiga de ella. En
realidad no solo había salido, había sido novio de su amiga oficialmente en una relación fugaz
que duró no más de una semana. La razón de relacionarnos formalmente y de abandonarla a la
brevedad fue debido a que en realidad me gustaba físicamente, aquella chica era agraciada con
unas caderas y una cintura en los cánones más adecuados. Algo así como un reloj de arena.
Pero sabía que por la ñoñez de aquella chica, no iba a conseguir nada si no resolvía entre
nosotros una relación seria. Por lo cual me mostré muy interesado y le pedí que fuera mi novia,
siendo que internamente sabía que, tan pronto me acostara con ella, de repente ya no iba a
estar preparado para una relación, tendría que salir de la ciudad o algo así. Cualquier excusa
para librarme de aquella para siempre. A veces me gusta decir que sigo pensando en mi ex, y
que porque se me hace injusto tener mi mente en dos lados, las dejo para no faltarles el
respeto. A veces funciona bien.
La razón por la cual la dejé fue porque cuando la tuve en mi cama, justo en ese momento
que pensé iba a triunfar, me dijo lo peor que pudo haber expresado con esos labios carnosos
suyos. Dijo que era virgen...
Aparentemente lo decía en serio, no era como cuando te dicen soy virgen para hacerse
las interesantes. Aquella si era virgen, dícese de la hembra que no ha probado macho jamás en
su vida, fémina de himen intacto jamás pervertida por la lujuria, señorita inmaculada no vuelta
mujer aún.
¿Cómo iba a imaginar que era virgen?, aquella tenía 22 años, que tipo de mujer no
religiosa es virgen a los 22. Son preguntas difíciles de responder. Tiempo después volví a estar
en la misma situación, una mujer sumamente voluptuosa digna de la embestida de toda mi
perdición, y era virgen. Qué clase de dios le hace esto a un hombre. Y aquí es donde empiezo a
aclarar. Primero y con claridad expreso, odio a las vírgenes.
En mi vida he desvirgado unas 3 mujeres, suficiente para una vida. Desvirgar a una mujer
exige responsabilidad, primero en el sentido emocional, puesto que en el 90 por ciento de los
casos esa chica que te escoge para semejante proceso, está enamorada o se va a enamorar de
ti. Y en el otro 10 por ciento de los casos, es peor, porque si te escogió para la hazaña y no
tiene vínculo emocional contigo, o es una loca, o no va a disfrutar nada de aquello y solo te está
utilizando para lograr lo que todas sus amigas ya lograron.
El segundo punto de responsabilidad hacia una virgen es en sentido puro del desempeño.
Y con esto no me refiero a que seas un gran fiero amante, sino a precisamente lo contrario. Con
una virgen tienes que ser gentil, esa primera vez siempre es dolorosa, entonces olvídate de
usar todos tus viejos trucos de libro, con ella hay que ser suave y no esperar mucho de regreso.
En realidad es muy difícil que una mujer sin experiencia te satisfaga, es un trabajo de tiempo, el
cual no dispongo. Dáselo solo si te vas a casar con ella, pero si te vas a casar con una virgen,
algo deberías replantearte sobre tu vida…
Los hombres que si prefieren a las mujeres vírgenes son solo por un argumento de
inferioridad en todo sentido. Les desagrada saber que el amor de su vida ha estado con otros
hombres tal vez mejores que él, y como el ego masculino primario es sexual, se sienten menos.
No voy a decir que me avergüenzo de estos hombres, porque es simplemente un proceso de
crecimiento. Eventualmente si aprenden lo suficiente, estos complejos de inferioridad
desaparecen. El caso es que no pretendía desangrar a aquella ni ese día ni nunca. Así que la
deje y empecé a cortejar a su amiga Brenda, mujer como dije caótica pero de buen ver y
bastante aventurera. Cabe destacar que Brenda no supo hasta mucho después de mi semana
con su amiga, pues cuando Brenda se atrevió a preguntar sobre mí, lo único que la otra le
contestó fue que era un imbécil, lo cual ante cualquier mujer normal, hubiera significado el
rotundo adiós entre nosotros, pero para Brenda, eso la excitaba muchísimo. Sobre todo porque
consideraba a su propia amiga bastante tonta, lo cual entendía, que si un hombre para ella era
un imbécil, seguramente no había sabido ver más allá de lo evidente, y Brenda se iba a
disponer a encontrar la razón de porqué los adjetivos hacia mi persona. Además, le encantaban
los rufianes, puesto que ella misma, era el mismo tipo de persona y no sabía llevarse con chicos
lindos.
No entiendo bien por qué a las chicas les interesan tanto las referencias de uno, como si
oyesen algo malo de alguien y ya por eso tiene que ser verdad. Las ex novias, no solo inventan
chismes horribles, sino que también en muchos casos te desprecian. Al menos a mí me ha
pasado bastante. Además, incluso que fuera cierta esa información negativa que a veces
obtienen, porqué negarse a alguien que te llama la atención solo porque hizo algo malo en su
pasado. Es como si no te dieran ni siquiera el beneficio de la duda, como si no te dieran al
menos una oportunidad de redimirte. Las mujeres son las personas con menos compasión.
¿Qué acaso no todos los hombres pueden arrepentirse del mal? ¿Y qué si el amor de tu vida
tiene un hijo de una relación pasada? ¿Lo negarías como tu hombre? La verdad también he
tenido ex novias que me adoran y con las cuales sigo conversando en ocasiones, pero como no
es divertido quejarme de ellas no interesan.
La primera vez que salimos la invité a comer tacos de mariscos, platillo ya muy popular
que terminó por opacar a la gastronomía marítima tradicional. Ya nadie come pulpo si no es
adentro de una quesadilla, al menos aquí en Monterrey. Y entre que mi colesterol aumentaba e
intentaba bajarlo con unas coronas, veía en su cara la completa y total comprensión de mí ser
en su totalidad. Brenda me leía como se lee a condorito o a los Burron en el retrete esperando
liberar a willy. No había misterio, ella entendía mis facetas, más no solo eso, tuvo la osadía de
decírmelo. En sus palabras, era un mujeriego con frases súper entrenadas acostumbrado a no
batallar con las mujeres, a las cuales solo utilizaba para tener sexo. Y claro que me quede
pasmado, pues justo trataba de parecer lo opuesto, pero más pasmado al continuar ella y
decirme que no importaba, que ella también sabia divertirse y podíamos llevarnos las cosas
tranquilas.
Esto claro me decepcionó bastante, no es lo mismo acostarse con alguien por acuerdo,
que cuando hay una cacería de por medio. Me había quitado la mitad del entretenimiento, pero
al menos ahora podría abrirme un poco más. Me contó que por ejemplo le gustaba lo agresivo,
sus exnovios median más de dos metros y le gustaba que la maltrataran. Muy diferente a mí
que soy un amante bastante considerado, pero ahora podría al menos probar un poco de mi
rudeza.
Todo cambió cuando comenzó a hablar sobre su pasado, aparentemente había tenido un
gran amor en su vida, al cual de tanto amor y pasión, en una discusión casera, lo arrojó por las
escaleras y quedó lisiado por meses. Después me dijo que había tenido un hijo pero nadie
sabía más que sus padres, quienes luego lo adoptaron como un hijo más de la familia. Para
terminar con sus etapas lésbicas y su aversión al amor monógamo. Aquella era un caso, y yo
estaba a punto de descubrirla.
Esa noche nos entregamos. Renuncié a mi sutileza y como buey en Pamplona atosigué,
embestí, y mancillé aquel cuerpo de mujer que pensé por un momento fue mío. La nalgueaba
con fuerza, le mordía los pezones, mi pelvis era una máquina, le jalaba los cabellos, y la
apretaba tan fuerte que gritaba por momentos del dolor. Pero ni así pude complacerla, a ella en
realidad le gustaban los juegos rudos y yo no sentía que naturalmente eso fluyera dentro de mí.
Sí, hacia todo aquello, pero entre cada cosa la besaba y le chupaba sus oídos y su cuello, no
estaba siendo el dominante que ella necesitaba. Brenda en realidad necesitaba experiencias
cercanas a la violación para llegar al orgasmo, la suavidad y el tacto no iban con ella, y no tardó
con los días en reclamármelo, para lo cual le decía que si no le gustaba siempre podía irse,
pues al fin y al cabo no éramos una pareja. Pero ella no me dejaba porque por el instante no
tenía a nadie más que le diera sexo. En el momento que encontrara alguien mejor, sin dudarlo
me abandonaría, y esto fue precisamente lo impresionante, aquella era una mujer que hacia las
cosas a mi manera. Me estaba llevando y dominando, cosa que se me hacía tan extraña a
estas alturas de la vida, supongo que nunca te dejas de sorprender por las mujeres. Ella no
necesitaba al buey, necesitaba al minotauro destrozando cabezas y devastando Creta. Esa
clase de hombría es la que necesitaba, pero claramente no iba a dejar las cosas así. Nadie va a
coger conmigo por ocio le dije, y ella me respondió, que solo había un hombre que la había
hecho sentirse mujer en toda su vida, fue él quien le dio un hijo, y fue también a él a quien tiró
por las escaleras.
De la pérdida de sus antes hombres, solo quedó el rechazo al amor. Brenda era el tipo de
mujer que hubiera hecho cualquier cosa para no enamorarse de ti, se lo tenía prohibidísimo. Y
estas barreras, fueron las que empezaron a achacar mi sensible corazón de pollo. Sabía que no
se enamoraría de mí, y yo sabía que no deseaba enamorarme de ella ni tener una relación,
pero sinceramente, necesitaba que su corazón fuera mío, puesto que había gastado más del
normal tiempo en ella, y conseguir solo su cuerpo sería una pérdida en general. Es una balance
económico simple, el tiempo que le di no me daba suficientes ingresos equivalentes al gasto,
pero como ya era algo en mi vida y a las personas no puedes intercambiarlas como capital,
tenía que empezar a sacar más provecho de aquello, duplicar o triplicar ganancias, viendo así
un porcentaje de ese primer tiempo como un costo fijo, ya que de otra forma no hubiera podido
conocerla, pero aún con el demás tiempo amortizado, para hacer aquello rentable y poder
adquirir utilidad, tenía que enamorarla. La contabilidad me obligó.
Tuve que desinhibirme, pero no solo eso, tenía que proponérmelo, tener el sexo más
salvaje que haya tenido en toda mi vida. Tenía que hacerla sentir ultrajada para poder
enamorarla. Si eso era lo que añoraba, eso era lo que iba a tener. Así que comencé eludiendo
en mi mente todo lo relacionado a complacer a una mujer, y empecé a imaginar todas las
formas de cómo hacerla sufrir.
Llegada la noche le dije que justo antes esa misma tarde me había acostado con alguien
más. Le dije que se veía peculiarmente fea, gorda, la obligué a desnudarse despacio mientras
yo bebía una cerveza sentado en una silla. La hice arrodillarse y gatear desnuda, la abofeteé un
par de veces, la hice lamer mis pies, darme sexo oral. Le pegué fuerte varias veces, la mordí
con todas mis fuerzas, le decía constantemente lo que hiciera, la penetraba cuando quería y
cuando más excitada estaba me retiraba, la puse contra la pared y literalmente de tanta fuerza
la hice golpearse en varias ocasiones, la jalaba con poder como luchando, le dejé las nalgas
rojas y las piernas con moretones. Aquello fue más hardcore que el porno hardcore.
Honestamente no lo disfruté, solo fue una fachada mía para complacerla, pero de esa
complacencia, vino el trofeo de mi esperanza, al día siguiente la tenía llamándome para
volvernos a ver en breve y estaba lleno de sus mensajes todo el día.
Un par más de veces nos usamos, hasta que una tarde en medio de mis pensamientos
sobre la poca química sexual que teníamos me acordé de alguien más con quien si había
encontrado la perfección coital.
En realidad te extraño le decía por un mensaje de texto en mi celular a Rosaura mientras
comía empanadas argentinas con Brenda. No podía sacarme de la mente aun pasado el tiempo
a la mujer que me había hecho tanto bien. Primero negaba a Jesucristo 3 veces como Pedro,
que negar lo que mi corazón todavía sentía por aquella. Fuimos las personas peor
sincronizadas del mundo, pero aún tenía la esperanza de volver a su corazón. Así que comenzó
la desgracia sobre mi ser, las tardes consuetudinarias de escuchar Sopor Aeternus y cualquier
cosa que por definición llevara la palabra doom, porque justo eso empezaba a ser mi vida, una
perdición innegable en la búsqueda de algo que no tenía, la pérdida del nirvana y la paz
espiritual que por tiempo había conservado. Ya no era un hombre, era una cosa, y mirándome
al espejo me dije a mi mismo, -No me conviene nada si no está ella de por medio-.
Estaba hasta la chingada de las personas sin autoestima. De la gente descortés que por
insegura no sabe ser gentil. No hay nada más sucio en este mundo que el ego mal construido, y
pasivamente vi cruzar por mi vida un montón de chicas que por roto su corazón no se atrevían
amar. Dicho de paso, tenerle miedo a una emoción denota la más clara falta de autocontrol y el
más bajo aprendizaje de esta vida.
Las mujeres como ella, antes que negar al amor se negaban a sí mismas. Pues aun
habiendo aceptado el compromiso personal subyacente hacia uno mismo, lo niegan y se
disponen a vivir una vida de mártires causada por una malísima experiencia. En su caso era un
hijo no deseado y un patán de novio. Pero ni puedes esperar que todos los hombres sean
patanes, ni tampoco puedes dejar de tener sexo por miedo a tener un hijo. O coges y vuelves a
creer en el sexo, o te vuelves puritana y mueres en la desdicha.
Su caso era casual, algunos podrían decir que hasta romántico. La historia de una chica
en busca del verdadero sentimiento, que la hiciese permitirse de nuevo confiar en ese animal
cotidiano. Pero muy alejado esto es de la realidad. Son ellas las peores, pues te van a exigir de
más y probar en cada oportunidad. Siempre serás la comparación constante con aquel que no
debemos mencionar, e incluso si llegas a romper con sus paradigmas y mostrarle tu pureza y el
antiguo camino hacia el amor, sabrás que fue sucio, que no fue una historia de amor perfecta.
Pues las historias de amor perfectas empiezan con un beso y terminan en una eyaculación. Y
en su caso habrías comenzado con una prueba y terminado con un hijo bastardo.

Y la dama se torna ceniza, como la distorsión magnética de sus sensaciones volviéndose


reales.
Bebe con demasía, llevándola a una excitación constante, donde quiere probar la lumbre
y amar a todo quien se encuentre. Es la dicha de la perdida de la conciencia y el pudor, es lo
maravilloso de ser humano, de encontrar en cada recoveco de tu cabeza el estímulo perfecto
hacia la dicha demencial.
Esa droga que nubla pero también aclara, de ser un guerrero a no querer ser un soldado,
para luego no saber llevar tú verdadero ser y arrepentirte de todo.
Yo si soy hijo de Dionisio, padre eterno de la dicha atemporal, de la lluvia sobre la vid y la
vendimia que viene con los primeros días de frío. Él, que sabe guiar, viaja donde los demás
ancianos no llegan, no por miedo sino por falta de conocimiento, aquel que te muestra la gracia
de lo plano y lo maravilloso de amar a una mujer.
Yo si soy hijo digno, de las noches rosadas llenas de olores a miel, donde con su mano
postró el artífice de todo cuanto debía ser. Esa felicidad que a nadie se le niega, la que viene
con el más puro impulso satisfecho, el hambre, el sexo.
Pago por ver ese encuentro una y otra vez, tu curiosa pérdida de inocencia frente al
fortachón licor que va llenando tus venas de emociones, las que te encerraron en un círculo a
mi lado del cual ya no puedes salir.
Eres mi presa, víctima del encanto ajeno y las piadosas mentiras, nunca podrás salir
hasta que yo lo diga, pero por esta noche ventosa, te voy a dejar ir. A ver si encuentras otra
cosa que te provoque lo que yo y esta copa de vino. A ver si puedes renunciar a lo que ya te
hiciste adicta, amada presa, noches besándonos sobre el cofre de mi Tsuru 90.

L’HERMITE

Una vez tuve una chica odiosa, la tuve por hermosa pero no valía ni la mitad de cualquier
otra mujer que hubiera conocido en mi vida. Me gritaba, me insultaba, y de cierta forma
intentaba sobrellevarla. Pero estaba loca y era infernal. Solo quería tener sexo con ella, pero
para poder tener sexo con ella tenía que desbaratarme un poco, ceder, complacerla. Era un
precio elevado, pero el sexo que teníamos era de gran valor. Valor por su belleza y su
experiencia.
Me vendí, me vendía, lo hacía por la mera lujuria, porque es un poder enorme que sobre
nosotros se postra, que nos manipula y nos va jalando hacia lo que nunca hubiéramos pensado
podíamos hacer. En este caso era ceder a todo, a complacerle los más mínimos caprichos, a
fingir que no la olvidaba y aguantar todos sus regaños. A discutir sobre sus celos cada tarde y
prometerle que no saldría con nadie más que con ella.
Las mujeres demandan, pero no saben a qué grado hacerlo. Ellas sienten que por el solo
hecho de ser mujeres pueden exigir, preguntar, y solicitar todo lo que se les venga en mente.
Pero antes que mujeres son humanos, y como humano no puedes pedir mucho más de lo que
vales, lo que ofreces.
Esto es lo que la cultura ha generado, ha creado un montón de estándares absurdos que
forman la base sobre la cual caminamos. Ni los hombres deben de ser o son siempre unos
caballeros, ni todas las mujeres comen ensalada en la primera cita. Todos estos estándares
queremos llevarlos, pero se desvirtúan en la práctica. Sintiendo así, que nuestra relación es
única, importante e individual. Pero no lo es, es la misma basura que sienten todos, una mitad
de excitación y otra mitad de entusiasmo. Vives lo mismo que todos, esto claro, hasta que llega
ella, aquella que te dará lo que necesitas y podrás complementar eternamente, la mujer en tu
vida.
Esto no es sobre las mujeres, es sobre los seres humanos y de cómo no valemos verga, y
que porque no valemos verga tendemos a tener relaciones mediocres. Solo dejamos de
tenerlas cuando nos purificamos, cuando realmente nos volvemos virtuosos, cuando aprendes a
amar, a leer, a instruirte sobre el mundo, cuando tienes algo que darle al mundo en realidad,
cuando tienes la suficiente experiencia para criticar. Qué va a saber el tipo que se ha acostado
con dos mujeres en su vida. Poco o nada va a entender sobre las interminables capas que
oculta una mujer. No hay que cometer el error de romantizarlo, esto es crudo, coger, reír,
comer, charlar. Todo es parte de lo mismo, de una bola de fuego que va cayendo sobre
nosotros y que solo podemos detener con la ayuda divina, o te arrepientes de tus actos antes
de que la bola caiga, o te mueres y terminas en un matrimonio aburrido.
Amar debería ser nuestra principal jerarquía, la más alta de nuestras prioridades, no
podemos empecinarnos en seguir buscando cosas mundanas, de esas ya tenemos
muchísimas. Ni pienso en el pobre ni pienso en el rico, pienso en mí que tengo la voluntad y la
holgazanería para pertenecer justo a cualquiera de esos dos nichos ya sea con mi trabajo o mi
falta de voluntad. Pienso en mí porque es lo que vale, de que sirve hacer discursos eternos
sobre como el hombre debe de aprender de sus actos, de su historia. De qué le sirve al hombre
que le digan que lea, si de todas formas no va a leer. Digo, ni yo lo haría, preferiría pasar el
tiempo escuchando música o haciendo el amor. El hombre solo cambia cuando así lo desea, no
hay más. No hay muertes trágicas ni vivencias extra sensoriales que nos vuelvan una persona
distinta, cambias solo cuando tú lo deseas, cuando entiendes que tenemos que ser mejores y
dejar de jugar con el amor.
Sabía que tenía que cortejar a Rosaura, pero aún no estaba listo para abalanzarme hacia
un solo objetivo, problema extra Rosaura era bastante difícil, lo cual entre volver a retomar su
confianza para después poder invitarla a tomar algo, se convertía en un tiempo
desesperadamente largo donde sabía no iba a poder parar solo por ella, por algo que todavía
no veía claro. Entonces conocía a Natalia, una modelo de agencias de viajes con el cuerpo de
toda decente edecán, alta, piernas largas, cabello largo, pestañas largas, larga reputación.
Natalia venía de Saltillo, una de las pocas ciudades en el país donde los homosexuales
pueden casarse legalmente, casa del pan de pulque y el eterno desierto. Y así como su ciudad,
Natalia era liberal, incluso en ocasiones, libertina. Era unos años mayor que yo y cuando la
invité a salir me dijo que podíamos tomarnos un café en Starbucks, así que al llegar a nuestro
encuentro, por obviedad estando ahí, le dije que mejor fuéramos a otro lugar. No hay nada más
deprimente que en tu primera cita vayas al Starbucks, no tiene estilo ni es interesante, el café
es bueno, pero Starbucks no es una cafetería, es solo un lugar donde venden café. No puedes
contar una historia interesante de cómo llevaba años ese interesante lugar, o cómo lo solían
frecuentar personas importantes, tampoco puedes decir que Jumbo grabó un video ahí, o que la
gente intelectual como Monsiváis iba siempre que visitaba Monterrey antes de morir. En el
Starbucks tampoco puedes decir –tienes que probar el pay de (lo que sea)- no es romántico, y
como no tiene estilo al que te puedas sentir participe a menos que seas alguien bastante plano,
sé y sabía, una cita así no me iba a funcionar. La primera cita siempre debe ser en un lugar que
ella no conozca, tiene que saber sin saber que la estás guiando, esto es, inconscientemente. Un
lugar rico de sabor, donde puedas recomendarle algo, donde sea lo suficientemente privado
para estar abierto a lo que pueda pasar, donde no se distraiga con la gente pasando y se pueda
enfocar en ti. Por los cielos, esto cualquier principiante debería saberlo, no vas en tu primera
cita al Starbucks. Y como ella lo propuso, supuse que iba a ser una presa bastante fácil.
Efectivamente no batallé mucho, unos cuantos discursos sobre la libertad y la entrega la
tenían comiendo literalmente de mi mano, le enseñaba que las piezas de sushi no se comían
con palillos sino con los dedos, así que yo mismo se lo di.
Había algo que me tenía intrigado, ¿Cómo una mujer bella años varios mayor que yo no
tenía ni siquiera quien le llamara por teléfono? Y fueron las noches siguientes la respuesta a mi
cuestión. Era en exceso posesiva y celosa. Pero esa noche no lo sabía, así que me dejé llevar
por su encanto. En realidad me gustaba mucho, tanto que mi mente la consideró para tener
algo serio con ella. No era una broma, de verdad su atractivo y su mente me hacían pensar en
ella como una mujer con la cual podría pasar el tiempo, y solo debido a esto le explique, que a
ser reales no era un niño sino un hombre, tal vez no debía decir esas palabras en ese
momento, a tan poco tiempo de conocernos, pero tenía que saber que en realidad me gustaba,
más de lo que pensaba iba a gustarme, tanto que quería volver a verla no solo por salir, sino
con la intención explícita de querer conocerla más para ver si podríamos tener una relación aún
más profunda. No solo eso, le expliqué que precisamente por eso, en esa noche en mi auto a
obscuras donde comenzábamos a ponernos un poco cariñosos, no quería besarla, pues si la
besaba iba a sentir que era como todo lo que he tenido en mi vida, y esta vez quería empezar
las cosas bien, quería ir despacio, conocernos más, no quería ni tocarla ni besarla por el
momento. No podía creer lo que estaba diciendo, en realidad estaba dispuesto a negarme a ella
por el mero placer de disfrutarla despacio después, sabía que nos gustábamos, pues ella así lo
expresó y confirmó, y solo nos dijimos que sí, que nos seguiríamos viendo, que dejaríamos las
cosas lentas, y comenzaríamos a conocernos sin besarnos ni nada por el estilo aún. Incluso me
regaló una pulsera que llevaba consigo, y así, cerramos el trato de nuestros corazones, todo
esto sonaba genial.
15 minutos después estábamos fajándonos casi sin ropa en el asiento trasero. Demonios.
El tiro me había salido por la culata, el haberle dicho cosas lindas la puso de un humor amoroso
y se entregó. Y francamente no me pude resistir, ella insistía en mi cuello y yo en sus nalgas, y
entre que quería ir a su casa y me invitaba con sutileza, decidimos parar al instante y volvernos
a ver mañana.
Salimos un par de veces más y un fin de semana me invitó a su apartamento porque
estaría sola. Su compañera de hogar estaba fuera de la ciudad y quería pasar la noche
conmigo. Tristemente esa misma noche iba a pasar de juerga con mis amigos, lo cual ya había
planeado una semana atrás, pero tanto me insistió que decidí ir a visitarla un pequeño tiempo
antes de ir hacia mi destino final. Y entre que hablábamos de nosotros, me explicó que ella era
una mujer realmente dependiente de su hombre, celosa como la más celosa de todas las
mujeres de todas las historias del mundo, y posesiva a más no poder. Me dijo que si fuéramos
novios, no admitiría que noches como esa sucedieran en las que yo me largara solo a una
fiesta, así que en esa inadmisión, yo dejé de admitirla por igual. En un segundo mi cabeza, de
estar enfocado en ella, se borró como mi mente cuando tomo mucho absinthe. Ya no me
interesaba nada en ella, así que como costumbre empecé a besarla y tocarla. Ella me dijo que
no quería eso, porque luego me iría y la abandonaría más tarde esa noche. Así que le mentí y
le dije que me quedaría, lo cual la puso en exceso feliz, y sobre el sofá, hice lo que
seguramente algunos hombres han de haber hecho en sus mentes masturbándose con las
imágenes publicitarias de ella en bikini en la playa. Por cierto que sus imágenes luego me
atormentaron. El que fuera ella modelo luego me obligó a topármela en la calle en anuncios, lo
cual solo me recordaba lo amargo de nuestro encuentro, ya que aparentemente todo iba a salir
mal.
Lo único peculiar de nuestro encuentro fueron sus pechos y la cerveza que me ofreció
terminando. Sus pechos no porque nunca hubiera visto unos así, sino que me hicieron filosofar.
Sí, los senos también son materia de análisis académico, y me preguntaba cómo era posible
que algunas mujeres tuvieran como un tórax prominente justo en el área de los senos. Con ropa
puesta parece como si tuvieran senos grandes, pero algunas mujeres lo que tienen grande es
esa prominencia que lo que genera es un efecto en el cual los senos resaltan mucho más, pero
que al estar desnuda, notas que en realidad no son tan grandes. No dije que fuera algo malo,
solo es engañoso. A final de cuenta nunca conoces a una mujer hasta que la ves desnuda.
Decía un señor machista, que las mujeres, como las espadas, solamente desnudas infunden
respeto.
La segunda cosa que me impresionó fue su buen gusto por la cerveza artesanal, no solo
porque bebas cervezas raras sabes degustar, y su selección francamente me pareció
adecuadísima. Después de copular me ofreció entre una Paulander, una London Porter de
Fuller’s, y una Kriek, bastante femenino siempre he pensado. Y mi boca caía hasta el suelo,
casi quería casarme con ella en ese momento. Si su personalidad real me había espantado, el
solo imaginarnos bebiendo cervezas de trigo y stouts con toques de café, me hacían querer
volver a retenerla. Pero entre un brindis mortal y unos besos inocentes recibí la llamada de mi
mejor amigo, a la cual, para alguien que estaba a 30 centímetros de mí, escuchaba lo siguiente,
-Que show, si, no, si, llego en 30 minutos-.
Cuando me escuchó decir esto, se paró, se vistió, y me dijo que como me había atrevido
a mentirle, puesto que había acordado quedarme con ella. Para luego sacarme de su casa casi
a patadas y con la cara más llena de odio que haya visto en toda mi vida. ¿Cómo le decía que
si hubiera sacado las cervezas primero no me hubiera comprometido y seguiríamos viéndonos
felices?, pero claro mis banalidades no le iban a hacer gracia. Así que salí de su casa, me dijo
que era un imbécil, y no volví a saber nunca más de ella, a excepción de una vez que le mandé
un mensaje dos semanas después, le pregunté cómo estaba, a lo cual me respondió, -vete al
diablo cerdo-.
Estaba pasando por una crisis cíclica. Cada que comenzaba a soñar en el amor y la mujer
perfecta, el resultado era caer en una catarsis de perderme en mis vicios y negarme a todo. Si
pensaba que aún no había tocado fondo en mi vida me equivocaba, todavía podía ser más
mundano y banal. Pasé por una racha de unos meses sin trabajo donde mi situación era
paupérrima. Poco o nada me faltaba para convertirme en menonita y vender quesos en la calle
con 45 grados de sol, agraciados ellos que tienen una piel blanquísima y no se vuelven negros
con el sol, desgraciados por ser incestuosos.
Incluso pensé en prostituirme y vender lo que quedaba de mi inocencia a alguna señora
rica, pero justo en esos momentos en los que empiezas a beber alcohol barato, te vuelves más
receptivo a las cosas que normalmente das por sentado. Extrañamente tuve en esos momentos
romances más intensos de los que hubiera podido imaginar.
Había iniciado el año nuevo con una meta, acostarme sin esfuerzo con al menos 30
mujeres. Sabía que si le ponía empeño podía hacerme una meta mucho más alta, pero
sinceramente me estaba cansando de lo mismo, ya no me impresionaban tanto las chicas, y
decidí que es año sería para relajarme. Pensé que 2.5 al mes parecía un número modesto y
comencé el año más con las ganas de encontrar el amor que de conocer chicas al azar.
Además, como carecía de mucho dinero para desperdiciar en jaggers, mimosas y cervezas,
solo iba a salir con chicas que realmente me gustaran en su totalidad y no solo una parte de su
cuerpo. Debía empezar a dejar de ser tan fetichista y comenzar a buscar una mujer entera, esa
quien me adoptara para sí como su pareja estable y me diera a mí ese estado de relajación que
necesitaba.
Había cinco chicas con las que me estaba acostando. Una semana, todas me dijeron que
no podían porque estaban en esos días en que el ciclo lunar hace de las suyas. Lo cual me
pareció increíble, tal sincronización era indudablemente o una mentira o una jugarreta del
universo que obraba en mi contra. Lo único que me quedaba era mi voluntad dorada, así que
decidí olvidarme de todas ellas y empezar de cero. Afortunadamente ya tenía un camino
recorrido bastante largo, lo cual iba a hacer mucho más sencillo conquistar ciertas mujeres en
específico, el problema no era ese, sino encontrar una mujer que realmente me moviera el
tapete.
Entonces conocí a Julia, una chica que venía de una familia con bastante dinero pero que
gustaba del mugrerío. Esto jamás me lo había topado, aclarando que obviamente sí me había
topado con chicas que querían parecer rudas o hacían en su personalidad algo que las hiciera
parecer menos fresas, había ido al café iguanas, ahí había muchas mujeres así, pero nunca
había encontrado una honestamente true, una que negara de donde venía y se entregara al
verdadero rock, al show de la noche.
Su casa era 10 veces más grande que la mía, pero frecuentábamos lugares tan horrendos
que incluso a mí me daban miedo. Si creí que conocía los lugares feos de Monterrey que
visitaba solo por el gusto de ver gente real, ella me llevó a la meca del desencanto, de los
orines, la droga, y el mal gusto. No solo eso, vivía en una mansión, pero se vestía como un
punk de los 70s, con ropa que compraba en el mercado y que le robaba a su madre. Si no
hubiera tenido un cuerpo tan exuberante seguro no la habría notado entre la multitud,
bebiéndose una caguama Miller en la barra con un chico que claramente la estaba intentado
ligar en una noche de Miércoles. Siempre te encuentras entre semana a la gente que sabe
divertirse, esas personas que van llegando a la 1 a un bar, de alguna u otra forma, entiendes
que saben disfrutar. Y Julia era una musa entre la multitud, lo noté por sus movimientos
agraciados, no era cualquiera. Y entre que la intercepté camino al baño y le dije que amaba sus
cabellos color azul, la obligué a entrar en una conversación sobre que la había visto antes ahí y
quería esa vez platicar con ella pero me había tenido que ir. Claro que jamás la había visto en
mi vida, pero necesitaba una excusa para captar su atención rápido antes de que volviera a la
barra con el tipejo aquel. Y aunque no obtuve mucho, días subsiguientes empecé a conocerla
mejor. Justo el Miércoles siguiente ahí estaba ella de nuevo, y no la dejaría irse, ya tenía una
excusa para ser ese tipejo en turno y triunfé.
Hablamos de lo normal, aparentemente estudiaba biología, uno de los temas que jamás
he dominado en la vida, lo único que sé de biología es que la adenina va con la timina y la
guanina con la citosina, y hasta de eso dudo. Sé que si no tomas suficiente ácido fólico durante
el embarazo tu hijo puede salir defectuoso, y en algún momento de mi vida me puse a leer un
poco sobre el hombre de Vitruvio, pero estaba seco con Julia, muerto en lo que a culturalmente
llevarle la plática significaba. Así que empecé a hablar sobre el arte, cosa de lo cual estaba
sumamente alejada, y me gané unos cuantos puntos, no muchos, pero suficientes para poder
salir con ella de ese bar.
Escapamos bastante ebrios y la puse contra el auto en una calle desolada en mitad de la
noche. Nos empezábamos a besar cuando de inmediato sentí sus manos por todo mi cuerpo,
aquella quería algo serio. Pero cuando comencé a atacarla, se retiraba, solo para luego
proceder abusando de mi cuerpo, y volvía la misma historia, atacaba yo, y ella se retraía, para
seguir diciéndome después que no me detuviera. No entendía muy bien aquello, quería que la
tocara pero en momentos se detenía, ella luchaba consigo misma para no entregarse por
completo a mí, incluso llegó a mencionarlo, dijo que no quería caer ante la pasión que
estábamos sintiendo, pero me lo decía mientras tenía su lengua en mis oídos y sus manos en
mi entrepierna. No sé bien cómo reaccionar a esto, su físico me dice que avance pero
verbalmente me pide me detenga, una obvia contradicción que no sé entender. No me gustan
mucho los juegos en situaciones así puesto que no me agrada perder mi tiempo, pero aquello
no era algo que hiciese ella para denotar una pasión exagerada o cualquier otra cosa que las
mujeres quieran hacerte creer, en realidad estaba queriendo detenerse pero no lo lograba, y
para cuando medio entendí esto, la sola idea de pensarlo me excitó, así que corrimos de ahí y
la hice mía.
Estando desnuda noté que tenía un tatuaje horrendo en la espalda de un guerrero vikingo,
y mientras la tenía boca abajo en la cama, le pregunté por aquello, a lo cual entre gemidos solo
respondió que era mitad alemana, lo cual me dejó pasmado pues su cuerpo no denotaba
ningún rasgo que no fuera mexicano, sí era un poco voluptuosa, un poco distinto a la
normalidad mexicana, pero aparte de ello no tenía ninguna característica racial diferente, para
luego con los días saber que su cabello era en realidad rojizo, pero como su tono de piel era
moreno, no le gustaba la combinación, y siempre tenía el cabello de otro color, lo cual
afortunadamente gustando del rock, no solo iba de colores convencionales, sino que en este
caso era un azul turquesa. El misterio siempre envuelve con gracia a una mujer, en ocasiones
es mejor no saber demasiado, pues podrías decepcionarte, pero en el caso de Julia, tenía un
montón de preguntas que hacer, y terminado el acto comenzamos a platicar escuchando de
fondo krautrock. Aparentemente era el rock progresivo alemán de los 70s, eso lo supe por ella,
pero me sonaba a alguien frívolo queriendo ser funky, no me funcionaba.
Todo lo que empezó a decir sobre su vida me voló la cabeza, empecé a disfrutar más de
la plática que lo que había disfrutado del sexo. Su madre era alemana, quien vino a México a
hacer una residencia estudiantil porque amaba el país, pero en esos meses la violaron, lo cual
dio como futo a Julia. La madre decidió quedarse a vivir aquí pero su familia no lo aceptó, así
que le mandaron cantidades absurdas de dinero para que regresase en un intento de soborno
intrafamiliar, puesto que eran bastante ricos, pero lo que hizo su madre fue crear con ese dinero
un negocio que en el futuro le redituó bastante y se olvidó de su familia por completo hasta
hacía pocos años, que luego se enteró la habían desheredado. Aparentemente los abuelos de
Julia ni siquiera sabían que tenían una nieta hasta hacía un par de años, quienes luego hicieron
las pases, y Julia por fin pudo ir a Alemania a conocer a su familia.
En realidad Julia se expresaba muy mal de Alemania, supongo que su madre le
contaminó mucho su mente contándole historias horribles de cómo era la gente por allá, aunque
obviamente estaba sesgada por su mala relación familiar. Aun así, Julia era anti todo lo que
tuviera que ver con salchichas y polcas.
Salimos un par de semanas más hasta que me harte de su adicción al cigarro, es
increíblemente asqueroso ver a alguien que todavía no se acaba un cigarro estar encendiendo
otro. Me pasa lo mismo cuando veo a gente muy obesa comiendo frituras con salsa,
simplemente no puedo lidiar con eso, la salsa escurriendo de las frituras y manchando sus
labios me da muchísimo asco. Pero siempre he sido quisquilloso, sé que para la gente normal
esto resulta común.
Me duele mucho encontrar una mujer que tiene un montón de cosas que me gustan pero
también un millón que no. Era algo hecho a propósito, como si alguien estuviera jugando
conmigo, mi corazón pensaba en Rosaura y ni siquiera mi vida mundana podía sacar a flote.
Solo creo en dios cuando me va mal, porque me gusta echarle la culpa de todo lo malo que
sucede en mi vida. Y justo en ese momento dios hacía de las suyas, se burlaba de mí como si
fuera un payaso, el bufón de sus recónditos placeres sádicos, el motor de su siniestra venganza
por haber destruido tantas cosas sagradas. Por eso prefiero al diablo, él si me comprende.

Ha sido una temporada maligna, de la niña rota que acumula esperanzas sobre un ser
inservible, quien debiera ser al revés, no convive con la pureza, pues la única forma que
conoce, es la vil pero servil entrega a la sabiduría.
Es un largo día donde todo parece estático, solo se mueve el sonido de la incógnita, que
tiembla como soprano y forja el falsete de todo lo que no conocemos, el misterio eterno de la
vida eterna.
No sé ni sabré, pero comienzo a percibir señales de otros mundos, como si quisieran
comunicarse conmigo y contarme sobre el destino, como si no fuera suficiente un misterio por
cada temporada.
Ahora no solo puedo buscar la razón, también busco la forma y el método, el estímulo
preciso que me saque de ese color del arcoíris, que me permita entender el tiempo impreciso
base de todas nuestras dimensiones, la caída del futuro y el rencuentro con el pasado.
Y me repito a mí mismo que es como cuando tienes los zapatos mal lustrados, que te
afecta más a ti que lo que afecta al universo, y que tengo que ser fuerte y romper todo cuanto
se atraviese, que hay que destronar al mal rey y promover la vanguardia de nuestro
racionalismo, de la revolución francesa a los besos franceses, y de por sobre todo, creer en el
amor puro propio de todos los hombres que se atrevieron a decir te amo.
Pensar en las amantes que perdí y las que me falta conseguir, y por un segundo sentir
que soy un hombre, y volver a caer en mi cama destrozada con olor a vagina y semen, y reír
para encontrarle sentido a lo que no lo tiene. Entender el azar y hacer un culto sobre él, avanzar
sin causa hacia las montañas para luchar con los monstruos que habitan en la obscuridad de
cada alma que logré poseer, y comer del mismo plato que los gatos, y maullar como ellos en la
noche a la nada, esperando que ese maullido se convierta en el eco de todos los coros que
contaron la historia de mi desesperación, de la trágica y cómica receta para encontrar la
máxima sabiduría de todas las torres que dejaron salir lo que ocultaban dentro, la paz, la
guerra, y otra vez la paz.
Ya me cansé de tanto reencarnar, de tanto mamar el seno y ser enterrado en iglesias sin
fe. Voy a romper el ciclo, voy a detener el proceso de la inmortalidad, y entonces, dejare todo
cuanto existe, en una casa donde cocinen el maíz y beban del azul maguey.

LA PAPESSE
Nunca nadie la iba a tocar como yo, de eso estaba seguro. Cómo era posible que
Rosaura pudiera seguir en un camino distinto tan solo porque yo no quería tener hijos. No son
más importantes que el amor en realidad. Si la mujer de mi vida no pudiera tener hijos y yo
quisiera tenerlos no me atrevería a dejarla, entonces porqué ella me cambió por la nada, para
seguramente luego terminar con un pelele de quinta cuyo semen estuviera cargado de millones
de espermas. No lo entendía.
El haberme hecho la vasectomía confundía a muchas mujeres, esencialmente porque no
imaginan una vida fuera de los estándares comunes, y como justo empezaba a buscar mujeres
bien con las que pudiera tener una relación sana, hablar sobre el futuro siempre era importante.
Y al momento de decirles eso, a veces se retraían, como si me dijeran que les gustaba mucho,
pero como no podía tener hijos ya, no podrían andar conmigo. Claro que en la mayoría de los
casos tampoco quería algo serio con aquellas, pero hubo un par de casos que realmente me
afectaron. Incluso pensé en mudarme a Europa donde las mujeres eran más liberales al
respecto, se casaban después de los 30 y llevaban una vida sexual mejor. Pero no me atrevía a
tal con la situación económica de aquel continente en declive, claro también porque no me iba a
ir a otro continente solo por conseguir mujeres, no estoy tan enfermo.
Apaciguaba mis ansias de amor rompiendo algunos corazones inocentes, soy un experto
en oler la carne fresca. Si al principio de mi odisea batallaba para distinguir a mi presa, a este
punto era ya todo un experto. Pero ahora me encontraba en una situación donde en realidad
subía de nivel, ya no me basaba en encontrar ese rival débil y conquistarlo, ahora tenía la
capacidad de cazar no necesariamente a la débil sino a la más fuerte. Siempre y cuando no
tuviera ciertas limitaciones que aunque se pueden cruzar, es perder el tiempo en cosas
absurdas, como una chica con novio, o desinteresada por completo. Ya esos juegos de cazar lo
imposible llegaban a su fin, ahora solo quería tener algo sin batallar mucho pero que también
me recompensara mucha satisfacción. Las chicas con novios mediocres y las tímidas en busca
de amor, dejaron de ser divertidas. Ahora estaba dispuesto a encontrar a una mujer entera, con
virtudes y cualidades dignas de lo más grande, con cuerpos lindos y sonrisas elegantes. Con
temas sofisticados y susceptibles a la diversión.
Mi mentalidad desafinada cantaba como tenor y yo era bajo, más fuera de sintonía no
podría haber estado. Tenía que dejar de ver a las chicas caprichosas, aquellas que se
aquejaban de ser hermosas y no conseguir al hombre de sus sueños, para empezar a darle
paso a las chicas listas y de buenas emociones. Si la mujer estaba dispuesta a entregarse por
completo aún a temor de perderlo todo, era justo lo que mi imaginación necesitaba, pues en mis
pensamientos, jamás le iba a hacer daño a una chica bien intencionada. Claro esto era muy
subjetivo.
Tenía un daño psicológico aparente, pues en vez de combatir en la guerra del amor,
buscaba a la que por loca o por sabia, estaba dispuesta a en un segundo a darlo todo. Pero el
amor no es la única razón por la cual una mujer se entrega por completo, razones también son
la estupidez, la venganza, el empoderamiento, el miedo a la pérdida. En mí estaba tener la
astucia para determinar quién se daba por las cosas que consideraba adecuadas, y quién solo
se daba por imbécil.
Gracias a la maravillosa tecnología unificadora, una mañana vi un mensaje de alguien de
mi pasado con quien no había cruzado palabra en 15 años. Era Carolina, la niña con la que
solía jugar en el parque cuando tenía alrededor de 9 años.
Ella fue la mujer más importante de mi vida en esa época infantil, si había algo como el
amor en esa mente inocente, seguramente era lo que sentía por ella. Iba a jugar a ese parque
solo por verla y platicar con ella. Sentía una excitación no sexual hacia ese momento de nuestro
encuentro, era tímido pero entretenido, y durante muchos meses la traté consiguiendo
absolutamente nada, pero su recuerdo todavía existía en mi mente.
Era tan bonita y linda. No tenía muchas referencias a la belleza en ese entonces, pero
apostaba mi vida a que era la niña que más me agradaba de toda la galaxia. En mi mundo era
ella solamente, y 15 años después de solo llevarla en una parte de mi cerebro muy olvidada,
volví a ver su cara ahora años crecida.
La excitación que sentí cuando era un niñato, había desaparecido por completo. Ahora
era una mujer no tan linda, tenía un poco de sobrepeso y dos hijos por su cuenta, junto con una
historia tumultuosa. Teníamos ciertas cosas en común, pero la verdad compartíamos más
cuando éramos niños que ahora encerrados en estos crecidos cuerpos. Aun así, me encantó
poder volver a encontrármela en mi vida. Sentía que un gran ciclo interno se cerraba, estaba mi
alma un poco más en paz consigo misma, y mientras no paraba de ver todas sus fotos, de
sorprenderme lo mucho que había cambiado, comenzó mi mente sucia a planear una treta para
llevarme a esa chica a la cama. No porque me gustara, sino porque en mi mente significaría
tanto, el poder besarme con la chica que más he querido besar en todo mí existir.
No puedo decir que fue difícil, ella estaba más sobre mí que yo sobre ella, pero nunca en
mi vida me había sentido tan sucio. Querer tener relaciones sexuales con una mujer solo por el
hecho de no haberla podido besar en mi infancia, era francamente ocioso. Me repugnaba de
cierta forma, pero oportunidades así no las volvemos a tener nunca en la vida. Me preguntaba
cuántos hombres hubieron pasado la misma situación, una niña en la primaria de la cual
estabas enamorado y ya jamás volviste a saber de ella. Probablemente si la hubiera besado de
niño, no hubiera tenido la misma satisfacción que de hacerlo ahora, porque mi hedonismo no
estaba tan desarrollado, ni tampoco sabía valorar las cosas como hoy. Así, aunque era un
sentimiento vulgar, estaba acompañado de una satisfacción bastante plena. Tenemos que
aceptar que hay cosas que sabemos son malas pero nos causan muchísima plenitud, y
Carolina era justo eso, una combinación entre la vergüenza y la excitación. Como si el tiempo
se detuviera y me permitiera resolver mis conflictos pasados, acudir a lo perdido y convivir con
lo que nunca tuve.
Oh tiempo dichoso que vuelve en los momentos de desesperación, no para apaciguar
sino simplemente para dar energía al siguiente salto, cuyo propósito es siempre el de la virtud
completa.
Le dije jugando a Carolina que me invitara a comer de lo que preparaban sus manos, no
porque tuviera curiosidad por sus dotes gastronómicos, sino porque era una excusa perfecta
para estar en su casa, un ambiente cómodo para ella, y lo suficientemente privado para lo que
pudiera suceder. Hay que planear con antelación. Así que llevé de postre un parfait de fresa,
que más tarde terminaría embarrado sobre su cuello y sus pechos.
Antes de comer me enseñó una foto que tenía de una fiesta cuando los dos éramos
pequeñísimos. Se burlaba de cómo se veía mi cabello y me confesó que siempre le había
gustado, justo exactamente lo mismo que yo sentía por ella, bueno, al menos cuando era niña y
bonita, ahora había perdido la figura y no parecía conservar aquella luz en sus ojos de la que
era adicto en mi infancia. Pero algo de sus rasgos podía distinguir, lo cual era suficiente para
cumplir el ejercicio “psicomágico” que me permitiese abandonar mi infancia. Esto claro porque
en mi mente me decía a mí mismo que seguía siendo un niño debido a mis deseos incumplidos
de mi pre y post pubertad, claro que solo era una excusa para seguir siendo un desmadre y
acostarme con Carolina, puesto que era un hombre cuando quería y un niño cuando convenía.
Esta casa donde nos encontrábamos que por cierto no era suya sino de su abuela, estaba
llena de cosas viejas, justo el ambiente que más aborrezco. Pero precisamente como estaba
queriendo tener contacto con la infancia, me pareció por demás adecuado. Los cuadros
antiquísimos, los platos con diseños noventeros, las figuras del cristo, ángeles bastante kitsch, y
un montón de trastos viejos y cosas apiladas en el patio sin un uso real. Era la típica casa de
alguien viejo con mal gusto, pero por primera vez disfrutaba de ese ambiente, y mientras
platicábamos de cómo era imposible que no nos hayamos seguido viendo durante nuestra
juventud, le planté un beso en sus labios y a los 10 minutos estábamos en la cama de su
abuela. Esas que son adornadas por sabanas con confección y colchas de terciopelo rojo, con
muebles y espejos adornados en exageración por figuras de madera, y cofres donde guardan
joyas con un olor tremendo al ya creo descontinuado polvo “maja”.
Debo de admitir que no es un mito, las gorditas cogen riquísimo. No todas obviamente, y
tampoco digo que las flacas cojan mal, es solo que notas el empeño de una mujer que parece
no haber tenido sexo en mucho tiempo, y siempre he tenido la suerte de cuando he estado con
una mujer con sobrepeso disfrutarlo bastante. Nunca me he tenido un mal acoston con una
mujer que pesa más de 60 kilos, ese es un hecho.
A pesar de su peso y sus contrapesos corporales, aquello me había dejado
convulsionando de placer. Definitivamente quería repetir en otra ocasión, pero sabía que si
seguía con ello me volvería adicto, tanto que me olvidaría de Rosaura quien seguro empezaba
a hacer su vida, y si no la tomaba para mí en esos momentos, probablemente no la volvería a
tener. Mi búsqueda debería estar enfocada en la mujer que tanto me gustaba, sin embargo
estaba yo ahí, perdiendo el tiempo esperando encontrar la epifanía que me sacara de esos
ciclos terrenales.
No pasó mucho tiempo antes de darme cuenta que tenía que empezar a recapacitar
sobre todo aquello. Por alguna extraña razón el bagaje de todas mis malas relaciones estaba
pagando. Todas las mujeres con las que había estado me odiaban, cosa que siempre me
resultó sumamente extraño, ya que incluso después de haber tenido algo con ellas, me seguían
hablando súper genial, no había resentimientos ni negaciones. Por el contrario había una
búsqueda mutua en ocasiones de volver a tener algo. El problema era cuando tenían novios, el
poder y la autoestima, el cariño hacia sí mismas que se tenían una vez que eran amadas por
alguien más, las hacía volverse contra todo lo que hubiera significado un momento de error con
un hombre que no fuera tan dedicado a ellas como su actual novio. Con esto me refiero a que
una mujer podía decirme que le encantaba y quería acostarse conmigo, pero si al día siguiente
tenía novio, de repente era la chica fría que me odiaba y no solo eso, tenían la osadía de
sermonearme. Esto último bastante molesto, puesto que en ocasiones, estas chicas ahora frías,
en una mala noche con sus novios me hablaban y tomábamos algo y terminábamos
besándonos en el mejor de los casos, en el peor acostándonos. Para luego cuando ambos
reconciliaban su relación, volver a ignorarme y tratarme con la punta de sus botas. Era yo,
obviamente el rebote de ellas, un juguete sexual en ocasiones, y el mal ejemplo de una
relación. Me usaban de la manera más vil que alguien pudiera imaginar, me hablaban borrachas
en medio de la noche para que corriera hacia ellas a darles placer sexual, y jamás una chica
así, me refiero a una que no es mi novia y ya tiene otra pareja, me tomó en serio. Lo cual me
resulta bastante grosero y rudo. Yo siempre a mis amantes en el momento de mi infidelidad, de
cierta forma les tengo cariño, no solo las uso como trapos, al menos algo de mi mente se llevan.
Pero las mujeres con sus respectivos amantes, solo son viles, como casi todo en la naturaleza
femenina.
Una mujer tiene novio y le es infiel conmigo, nada del otro mundo. Pero cuando ella me ve
o se entera que salgo con alguien, inmediatamente me ve mal, me comienza a tratar diferente, y
no lidia de la misma forma en que yo lidio con el que ella tenga novio.
Otra más, todos los días me repite que se va a casar y que quiere tener sexo conmigo
previo al compromiso nupcial, de repente su novio le regala algo grande y la hace sentir muy
bien, y lo único que recibo después es mal trato e indiferencia.
Chica me dice que soy el amor de su vida, no puede estar conmigo porque somos
incompatibles, pero me ama e idealiza como lo máximo en el universo. Su novio sabe esto y la
obliga a no hablarme. Ella me dice que nos veamos por una última vez, y después del coito,
explica que me odia y me dice que me voy a morir solo.
Una mujer es infiel a su novio conmigo, después lo corta y quiere ser solo mía. Le digo
que no estoy listo. A los dos días vuelve con su ex.
Con esto había concluido que las mujeres infieles son un caos, y que la base de su
infidelidad se basa en la mediocridad de su relación, muy diferente a los hombres que lo
hacemos por sexo. Me da pena por sus novios, pero no pienso mucho en ello, supongo que se
lo buscaron por no saber escoger una mujer correcta.
Mi única terquedad hacia los paradigmas incorrectos, es el de que te descubran en tu
infidelidad. Esto jamás debería suceder, y si sucede es por tu falta de saber controlar la
situación. Hasta a la persona más astuta, puedes hacerle creer lo que quieras, el caso es ese,
que de verdad quieras y te lo plantees seriamente. Si dejas cabos sueltos, esos cabos van a ser
los que delaten. Yo he sido infiel un millón de veces, no me avergüenza puesto que soy un
hombre reformado, y jamás me han descubierto, en cambio, a toda la gente que he conocido
que es infiel la descubren casi por default. Son malísimos.
Ilse por ejemplo era una chica destinada a fracasar, su vida estaba rodeada de un
solipsismo tremendo donde solo ella podía decidir el curso de las cosas. Había terminado con
su novio para acercarse a mí, lo cual me parecía bastante correcto, puesto que si quería algo
serio conmigo tenía que comportarse de manera seria. El problema es que yo no pretendía
semejante rotundez, mi búsqueda no estaba negada al compromiso necesariamente, pero si al
compromiso con una mujer como ella.
Gritaba y maldecía, me presionaba demasiado con todo, no sabía muy bien lo que quería
y era voluble, era todo lo contrario a una mujer, en demasía se comportaba como niña pero era
absolutamente hermosa. Una chica de 50 kilos y 1.73, con las más finas texturas que un
hombre pudiera palpar. Era una diosa andante, los hombres la veían como algo totalmente
inalcanzable, pero ni el más sereno y paciente de nosotros, hubiera podido con semejante
personalidad. Era una chiflada en concreto, pedía y luego olvidaba, era mal agradecida y
enojona. Reía cuando quería para luego enojarse si no lo hacías con ella. No tenía el más
mínimo tacto hacia las personas, empatía era una palabra que no existía en su vocabulario, y al
parecer, los hombres todos en su vida habían sido más que sus parejas, sus esclavos.
Era lo típico, las mujeres así solo consiguen hombres que las toleran, no tienen tipos de
calidad. Malo si la chica fuera fea, porque entonces jamás en la vida tendría a un hombre. Y por
desgracia del mundo, Ilse era preciosa, lo cual trajo la desdicha de muchos chicos en su haber,
convirtiéndose así, en este tipo de mujeres las que son más peligrosas en el mundo. Las
guapas y enojonas, son las que más daño hacen a los hombres estúpidos, los que no saben ver
otra cosa más que las nalgas y quedan hipnotizados para esclavizarse después a los caprichos
de una fémina que no vale un centavo. Con una mujer así no puedes hablar ni de Tolstoy ni de
Borges, pero sí de telenovelas y viajes a Cancún.
Pero no puedo hablar absolutamente mal de este tipo de mujeres, pues si bien tienen una
deficiencia innegable, también tienen una innegable belleza cuya satisfacción sexual adorna
nuestra fugaz vida. Quienes sino ellas para poder hacernos olvidar de la pornografía.
Ilse dueña de nada en mi vida, se aprovechaba de mi lujuria vertida en ella para salir a los
lugares que no acostumbraba con sus demás súbditos. Había una pequeña ruedita de
intelectualidad en su cabeza, siendo girada por un diminuto ratoncito que se activaba cuando
hablábamos de leer. No leer cosas complicadas muy difíciles, cosas sencillas como literatura
barata vuelta cine y demás. Y esa precisa intelectualidad petit four era la que medio la intrigaba,
haciéndola asidua a mis viajes por esta ahora un poco más iluminada ciudad a los ojos de
aquella. Yo no soy un intelectual, serlo me haría feo. Pero cualquiera sabría más de cualquier
cosa que Ilse, exceptuando claro de telenovelas y los viajes a Cancún como dije.
Ser un intelectual es un insulto a las demás personas siendo que todos deberíamos estar
al mismo nivel contemplativo de las cosas. Pero aparentemente no es así, tenemos que aceptar
que hay gente que no sabe nada de nada y que estos se quedan con personas similares. Pero
aparte de ello, todos los intelectuales que he conocido son bastante pretenciosos, lo cual me
hace pensar que no son tan divertidos. Me gustaba mucho Carlos Monsiváis, me gustaba como
pensaba y todo lo que decía aun cuando le encantaba que le dieran por el culo. Era yo uno de
sus más fervientes admiradores antes de que falleciese. Pero al pensar en su imagen, la de un
viejo gordo chaparro, muy distinta era la idea que yo tenía de lo que pretendía ser. Diego
Fernández de Cevallos por el contrario mucho más apuesto para su edad, también era un
intelectual respetado, pero este era un conservador de ultra derecha, lo cual sabemos siempre
es malo. Entonces daba cuenta que el mote de intelectual no te eximía de pensar bien
pendejamente, solo te hacía ante la sociedad destacar por tus dotes de libre pensador. Un
intelectual piensa normalmente que la demás gente intelectual por ley tienen que ser radicales,
pero no siempre es así, existe mucha gente bastante retrograda y bastante culturizada.
Fernández de Cevallos era como si mi vecina, la señora gritona que nos quitaba los balones de
futbol, de repente se hubiera puesto a leer toda la obra de Maquiavelo, escuchado la tetralogía
de Wagner, aprendido a distinguir entre basura y dadaísmo, y repasase las novelas históricas
de Shakespeare. Nadie lee las históricas de Shakespeare por alguna razón.
Además me empezaba a preguntar que era más importante, si ser un gran pensador, o un
gran amante. Sin olvidar las otras virtudes del hombre contemporáneo como la compasión, la
entrega, la voluntad, el liderazgo. Los intelectuales del mundo pueden besarme el trasero si eso
quieren, yo como Sócrates puedo decir que no sé nada.
Ilse perdió, como decía, estaba destinada al fracaso. No supo escoger sus peleas y luchó
conmigo, una batalla de dos horas llena de gemidos, crema batida y suaves nalgaditas. Pero
también ganó, puesto que me entregué cual Juan Escutia a la bandera nacional, me la enrollé y
me aventé con ella, o en otras palabras, me la tiré.
La dejé en una calle al atardecer dejándome esta una mejilla sumamente ruborizada, esta
se había atrevido a cachetearme, pero supongo que para sus estándares lo merecía, quién soy
yo para negar su pasión, absolutamente nadie.
Yo di más que ella, pero también le tomé lo que necesitaba. ¿Por qué las mujeres se
ofenden por querer solamente acostarte con ellas? Supongo que quieren que las valores por su
mente. Pero si no tienen mente, agraciadas aquellas que al menos tienen el cuerpo, pues si no
tuvieran este, ni por mente ni por cuerpo jamás nadie las valoraría. Para mí es un halago…

La noche es vaga y la soledad redonda, taciturna como tus labios con sabor a cigarro,
bebiendo, y por el día soñando, en tu canto amorfo pero capaz.
Hormigas caminando sobre tus ojos fríos, aquella bailando sobre mis muslos que
soportan todo y el vacío.
Añoro. Y una rubia hermosa dándome placer.
Cuando por fin sostuve tus cabellos, tus cabellos me rodearon pasivos, y bañándome en
tu hedor, satisfecho de mi encanto, por instinto encontré algo mejor.
Tu sangre en mi lengua mientras mis dientes chillan, la obscuridad. Serotonina con
cafeína, y una rubia hermosa dándome placer.
Ligeramente vomito el vino… y estás…

L’IMPERATRICE

Ha pasado tiempo desde la última vez que escribí, mas tus manos tersas me obligan a
entregarte a lo que en mi vida por derecho te pertenece.
Sé que es difícil comprender lo que no explico con claridad, mas nunca mi intención es
hacerte entender, sino tan solo glorificar lo tuyo, de la mejor manera en que se hacerlo.
Mi ciencia, han pasada horas desde que te vi. Y aun cuando no me es extraño pasar el
tiempo pensando en tus besos, me arrastro despacio por los minutos, aferrándome más al
recuerdo de esta tarde justo cuando está anocheciendo, golpeando con todas mis fuerza la
desconcentración, volviéndome un obstáculo a mi vida cotidiana, sintiendo mil veces esta tarde,
sintiéndola como si estuvieras aquí.
Cada silencio que mi cabeza provoca, es tan solo encausado por tu imagen. Cada
movimiento que mi cuerpo expresa, pareciera como destinado a esa meta, y tengo miedo, pero
me encanta. Nunca fui un hombre débil ni planeo ultrajar mi destino, solo soy, y espero, pues sé
que las cosas siempre salen bien entre tus sutiles razonamientos, y mi burdo comportamiento.
Siempre con tu esencia en la punta de mis labios. Tu aroma en mi ropa que ya nunca
confundo sino exalto, recorriendo con mi piel tu garganta, como absorbiendo tu alma para
hacerla mía.
Siento el vacío de no desear tan solo por tenerte cerca. Camino y renuncio a todo, tan
solo para seguir jugando un viejo juego que comparto con un desconocido.
Verás, todo se vuelve cada vez más confuso para ti, mas por el contrario en mi mente
todo está claro, te deseo.
Muero de tiempo, palpito la nada. Recorro en la mente tu vientre, tus pechos. Recorro la
verdad y el silencio, el augurio, la sentencia. Cuadros y vértices de tu locura. Años de sed y
sangre.
Muero de la risa de la vida. De la burla incesante del payaso que duerme a mi lado, que
me mira a los ojos y no teme ser golpeado en la cara. De los clavos en mi muñeca y las llagas
en mis tripas. Obscuro como solo yo podría entender y ligero a la huida de mis pasiones.
Camino por caminar sin motivo aparente. Añoro a mi mujer, añoro su abrazo. Muero por
no morder, de mis labios morir. Muero por la ausencia, como las aves desatendidas. Sueño lo
pacífico que solía ser el cielo, el trance mágico por el que me seducías. Amo con desvelo, con
pasión. Amo con la fuerza, con la risa, con la música que me desvela, la irritación de discutir un
nuevo día. Amo con amor. Amo sin saber dónde te encuentras. Amo la sal en tus cabellos, la
mirada tóxica que me desnuda. El vibrar en mis muslos, tu entrepierna, la nariz que no debo
tocar. Tú grito y tu amar. Amo sin saber si vives o no. Amo la naturaleza de tu esencia.
Caigo sobre cubos rotos, sobre los ríos que nunca toco, sobre la vida que se me ha
impuesto y abrazo. Mis labios, tenlos. Mi mundo, tenlo. Que me muero por tenerte y llamarte
Sofía.

-¿Por qué la gente mala vive y mucha buena muere? Como George Bush o Mark David
Chapman, hicieron mucho mal al mundo y siguen gozando del mismo aire que nosotros
respiramos. En cambio a Colosio lo mataron y ni como traerlo de vuelta.-
Este era el discurso primario de Finarte, mujer tan extremadamente bondadosa que
empalagaba. No sé de donde la había sacado, pero estaba seguro que era de otros tiempos,
personas así no existen en nuestra sociedad, normalmente estos viven en comunidades
alejadas de todo en países que apenas tienen para seguirse llamando países, ayudando a los
desamparados o predicando la fe. Finarte no solo era bondadosa sino agradecida, compasiva,
positiva, respetuosa. Sus pocos defectos como el no saber nada de cine, por momentos los
ignorabas a cambio de poder estar cerca de un tan gran corazón. De haber sido católica la
hubieran hecho una beata, realmente creo que es la persona más buena que he conocido en
toda mi vida. Platicaba con la gente en las calles, admiraba a todos los ancianos por igual, daba
siempre hasta lo que no tenía, esto es, conseguir los recursos para proveer al necesitado.
Trabajaba en un centro de atención comunitario, pero a su vez era voluntaria en otros dos
centros similares, uno para huérfanos, y otro para ancianos. Lo cual la hacía llevar una
tremenda paciencia hacia todo lo que la rodeaba. Prácticamente yo la veía caminar por las
calles y literalmente sentía que flotaba, como si tuviera un aura que fuera un escudo protector
divino en contra de cualquiera que se le acercase y quisiese hacerle daño. Me gustaba
imaginarlo, como que aquella tenía el karma tan puro que nada nunca podía salirle mal, pero
justo era lo contrario. Padecía de una enfermedad extraña en el riñón, por lo cual ni podía beber
ni tomar cosas muy procesadas, su familia se estaba divorciando y sus exnovios la habían
maltratado. Claro que incluso antes de saber esto, yo entendía que el hecho de que hiciera
cosas buenas no significa que te vaya a ir bien en la vida, pero al menos me gustaba idealizarla
en esa burbuja, donde nada le podía pasar, pues de cierta forma, toda la gente que la conocía
bien, la amaba. Nadie de sus amigos me hubiera permitido romperle el corazón y todas las
personas la tenían en una estima terriblemente enorme. Si se hubiera propuesto haber logrado
esto, estoy seguro que no lo conseguiría, estas son cosas inherentes a lo que se desenvuelve,
el efecto de tu personalidad, en su caso, la de un monje carmelita.
Obviamente era mi afán de perpetuarla el único hecho que me acercaba a ella, puesto
que éramos tremendamente inversos. Si bien yo sabía ocultar bastante bien mis garras, aquella
necesitaba mucho más que eso, algo como un trato sumamente perfecto y cariñoso, promesas
de amor que la llevaran a ilusionarse en un plano no terrenal. A las chicas no les basta un
hombre bueno, la realidad es poco, necesitan alguien que las haga viajar, que les vende los
ojos y las hagan imaginarse lo que ellos quieran. Sus expectativas son altísimas, pero nunca las
ven cumplidas. Esto no significa que no sean felices, lo son, pero son una mentirosas. Se
mienten a sí mismas, puesto que ya idealizaron al príncipe azul, proyectan esas características
en su pareja, se lo dicen tanto a ellas mismas, que ese hombre que tienen enfrente es el
hombre que ellas siempre desearon, que terminan creyéndoselo, mutando a su pareja en
precisamente eso. El problema de todo esto, como si vivir en una mentira no fuera suficiente, es
que con el paso de los años ellas misma van cayendo en cuenta que aquél va perdiendo su
encanto, a lo cual, este tipo de mujeres a diferencia de otras más reales no está preparada, lo
que genera que ellas mismas también pierdan su encanto, volviendo la relación en disputas
constantes o en una falta de interés el uno en el otro.
Mucho peor cuando estas mujeres ilusorias creen sin mentirse que encontraron
precisamente a ese príncipe onírico, ya que por desgracia, se dejaran atormentar eternamente
por la voluntad de aquel hombre, se volverán sus esclavas y le perdonaran absolutamente todo,
volviendo la relación desigual y en ocasiones una carga. Estas aceptaran el amor junto con un
contrapeso de dolor, y dirán del amor, que es precisamente esa tolerancia a lo negativo, el
nunca abandonar a pesar de todo lo malo. Son felices pero pagan un precio caro.
Finarte no me enseñó esas cosas, eso ya lo sabía, y entre que imaginaba lo que pensaba
de mí y proyectaba otras tantas cosas, sabía que tenía que salir de ahí antes de que aquello se
volviera una película cursi, pues con ellas tampoco hay finales trágicos, este tipo de mujeres
ven incluso la huida del ser amado como algo predestinado, no hay finales malos, simplemente
ciclos que tenían que suceder, que aunque duelen, con el tiempo sopesan bastante bien.
Quieren tanto a sus hombres, que hasta cuando parten los siguen considerando grandes
pedazos de su vida, en algunos casos de su corazón. Les siguen hablando a sus exnovios
como si fueran buenos amigos, y siguen ilusionadas con el amor perfecto.
Lo bueno de Finarte es que no estaba loca, lo malo era que vivía en una fantasía enferma
sobre el bien y el mal. Era justiciera, creía en el orden de las cosas y veía el caos como la falta
de voluntad en las situaciones. La quería solamente porque era una chica feliz, característica
bastante simple pero también bastante difícil de encontrar. No voy a decir que las mujeres se
odian a sí mismas, pero puedo decir que tienen más tendencia a ello, precisamente eso es lo
que las hace en ocasiones más fuertes, de tu mala autoconcepción, provienen las ganas de
mejorarte, y nunca he visto un cambio tan grande de malo a bueno, como lo he visto en algunas
mujeres, que de ser nadie se vuelven todo, como una chica fea que se pone a hacer ejercicio y
se vuelve una modelo, o como una mujer tonta y sin control se puede volver el amor de tu vida.
Sea como sea que queramos interpretar esto último, ya que aunque mucha gente piensa que
solo hay un gran amor en la vida, yo digo que puede haber muchos. En mi caso he tenido varios
amores de mi vida, todos grandiosos. Tenemos miedo a abandonar para buscar algo nuevo,
pero recientemente me he dado cuenta que esto, aparte de beneficioso, es sumamente
excitante. Las personas que viven en relaciones malas, deberían tomarse de fuerza e iniciar la
travesía que todos pasamos en algún momento, pues siempre el resultado es más favorable.
Alguien que después de una relación no encuentra a alguien mejor, es simplemente porque no
ha buscado bien. Hay un montón de personas mejores en el mundo para nosotros, solo es
cuestión de encontrarlas. El problema es que si tú ya no eras tan atractivo como hace 5 años,
no recuerdas como entablar conversación con una chica, o jamás te has considerado un buen
amante, mejor que te quedes con lo que tienes, tú si, nunca vas a encontrar algo mejor.
El bien y el mal nosotros lo creamos, no existe tal cosa en la naturaleza. Si la res come
hierba no hay nada de maldad en ello, justo como tampoco hay maldad en comerme su carne
asada con cebollines al lado. El respeto si es importante, no podemos comer
indiscriminadamente su carne sin en nuestras mentes rendirle tributo. Todo alimento que pasa
por nuestra garganta debe ser exaltado y valorado, puesto que hubo un proceso de vida y
muerte para que aquello pudiese suceder. Hay que tenerle respeto a la vaca muerta, tanto
como al pasto que pisamos, y de igual forma a quien nos acompaña en ese manjar. El respeto
por la vida es importante, incluso cuando pensamos que hacemos mal, hay que respetar. El
asesino debe ver a su víctima como parte primordial de su placer enfermo, y por ende, sin esa
víctima, no llegaría a cumplir su excitación. También el ladrón debe entender que lo que roba,
no solo son objetos, sino parte de la vida de alguien más, cuyas cosas deben ser glorificadas
antes de poder disfrutarlas. La vida es así y debe ser vanagloriada, más nunca tratar de corregir
esta naturaleza que nos inunda, como el negarnos a nosotros mismos mediante la negación de
nuestros impulsos, o adorando ídolos de piedra y madera, o romantizando cosas que no deben
de serlo, como el primer beso, o el primer amor. Las únicas cosas que valen la pena ser
romantizadas, son las cosas que vienen de la naturaleza, del instinto, como el mejor sexo de tu
vida, el amor desbocado hacia lo que sea, la mierda que cae del cielo proveniente de la paloma,
el mar que te permite tomarte unas cervezas en la playa pero que también consume y destruye
todo a su paso, fuente de vida de toda la creación. Romantiza una cena porque es real lo que
comes y bebes, romantiza la muerte porque es hermosa, pero no romantices la creación de un
imperio, el destino que no conoces, o los augurios de cosas que no van a suceder. Vivir es
entender ese camino, el de selectivamente desechar las cosas nimias y enaltecer las verdades
universales, como que soy un hombre, y me encanta la mujer.
Finarte, tenía el despecho que la sociedad normalmente siente por los hombres malignos,
el prejuicio de entender el sentido de la vida y negárselo a quienes parecían obrar mal.
Precisamente este punto era el que la hacía una dama de bien para cualquier persona, pero
muy poco consciente a mí gusto de la realidad. En un mundo tan desgraciado, los pacíficos
viven en ocasiones atormentados. No hay nada que valga la pena en la sociedad mundana que
puedas conseguir por medio de la paz. Hay cosas que sí se pueden conseguir, pero la acción
violenta siempre es más efectiva y rápida. Esa violencia es inerte a nosotros, nacimos con ella y
de nosotros corresponde saberla manejar, dormirla cuando queremos amar y compartir, y
sacarla cuando necesitas provocar y conseguir. Esa sangre hirviendo de rabia es el arma más
poderosa que tenemos, pero también, la más común, lo cual produce que la sociedad abuse de
ella sin entenderla, sin dominarla. La gente grita sin saber lo que dice, golpea por ego, maldice
por impotencia, seduce sin placer, renuncia por intransigencia, camina sin saber a dónde. Y por
alguna extrañísima razón, se aprovechan del hombre apacible, el que no parece tener un gramo
de lujuria. Contrario a lo que alguien pensaría, que la gente sensible debería rodearse de
iguales, normalmente atraen personas dominantes, agresivas, quienes desestabilizan su centro,
para en algunos casos complementarlos pero también en otros destruirlos. El amor es una
batalla, y no se puede jugar sin los ojos bien abiertos, las manos presupuestas y los pies listo
para correr. Quien piense lo contrario es porque nunca ha combatido, y quien no combate, ni
sabe amar, ni conoce el amor.
Me gusta platicar con las personas en la calle, la gente que ahí trabaja o incluso vive.
Pero transitar al lado de aquella mujer era una tortura, pues casi creo se detenía con cada
limosnero a preguntarles sobre sus vidas, lo cual aparte de impedirnos seguir en nuestras
platicas, en ocasiones nos hacía llegar tarde a nuestras citas. Del poco tiempo que la entendí,
me di cuenta que había conocido con ella más gente de la calle que amigos reales suyos. Por
primera vez en mi vida, me había sentido celoso de un indigente. Aparte de oler mal se llevaban
la atención de mi chica, lo cual me hizo entender en un plano superior, que todos los hombres
siguen siendo hombres, incluso si comen basura. Lo cual luego me hizo dudar sobre todos
incluso de quien menos pensaba. La experiencia luego me lo comprobó, cuando una exnovia
empezó a andar con un tipo bastante horrible, para mí era como decaer, pero para ella era subir
un escalón. Imagino que porque el tipo estaba forrado de dinero, era un funcionario político, sus
huellas dactilares estaban ya borradas de tanto contar dinero que se robaba de las arcas
municipales.
Estaba a kilómetros de su mentalidad. Con los años había cambiado los tragos por las
botellas, la moral por el pecado, los besos por una noche de sexo. Pero ante mí la chica que
difícilmente podía convertir en demonio. Le ofrecía el infierno pero ella me declinaba con
sonrisas. Me decía que quería ir a ver la película de Batman, y yo le sugería mejor vestirme de
Batman y tener sexo conmigo. Mis ofrecimientos reales solo la hacían carcajearse, estaba ante
el lado opuesto de mi lado obscuro. Mi némesis encarnada en una dama aburrida de bien.
Dicen que madre solo hay una pero Finarte tenía dos, la biológica y su madre/padre
creador/creadora Demiurgo. Aparentemente el gnosticismo también había hecho estragos en el
tercer milenio. Si pensabas que bastaba con las patrañas bíblicas, estos estaban
completamente chiflados. Pero diferente a lo que imaginaría, estos si eran realmente buenos, o
al menos lo intentaban con más fuerza. Eran ascéticos en todo sentido, claro menos en el
sexual, nadie es célibe en Monterrey por gusto, ni siquiera los curas o las monjas. Son célibes
los feos, esos sí no tienen sexo, pero hasta para aquellos hay prostitutas. No hay razón para no
tener sexo a menos que seas un monje aburrido y realmente devoto, de otra forma, déjate de
cosas puritanas y ponte a disfrutar la vida, no tenemos orgasmos por un error en nuestro
diseño, están para que nos guste el sexo y queramos tenerlo. No usar nuestros penes y vaginas
sería como tener nalgas y no sentarte, o tener dientes y comer solo papillas. Pero de su raro
pensamiento existencial, conocí por primera vez en mi vida a una mujer pura, medio tonta pero
pura. Su corazón era lo que cualquier chica insensible hubiera deseado si no fuera insensible,
una obvia contradicción, ¿pero qué acaso la vida no es una contradicción? Mentira, la verdad
no sé lo que sea la vida.
Pero no era Rosaura, diosa rotunda de mi corazón, madre locura de mi deseo, así que el
camino a seguir aún era muy obvio. Iba yo a perseguir el fantasma de mi decepción, para
encerrarlo en una botella y transformarlo en mi mascota, haciéndolo servil y con el tiempo
enseñándole a volverse humano, esa transición budista en que de la reencarnación el fantasma
luego hombre, da un paso más hacia la luz completa, la elección de seguir hacia adelante en un
camino que tiene tantas vertientes tan superiores a nosotros que jamás de los jamases
entenderemos.

LE SOLEIL

Hermenéutica de mi obra que platica sobre un extraño tipo de amor, que aterroriza a la
sapiencia e ilumina la inconciencia, de mis torpes palabras escritas sobre la irritación.
Que mi tinta va dejando debajo de tu lengua, que te va guardando un trozo de compasión,
que te vivifica en tus tormentos, y que me reclama todo lo que ya se perdió.
Puedo sentir, puedo reír de estar tan cerca. Puedo oler tu longevidad y la muerte del tarot,
puedo pensar que llorándome los días enteros vas a estar deshecha. Pero no. Tu no entiendes
de milagros ni de entrega, solo te interesa el fruto de mi semilla y la paz futura, socialista, capaz
de convertirte en una esclava de la situación, de renunciar al amor perfecto y volverte miel, la
secuela de tu mal carácter, el animal que vive por vivir.
Quiero que me necesites, que me vuelques en tus pechos y me batas hasta tu vientre,
que me comas de poquito en poquito y tu lengua se llene de deseo. Quiero rodearte y penetrar
tus poros, como volviéndote parte de mí, y mutar en un nuevo ser que no reconozca la
venganza o la traición, volver al amor platónico y derrocar a los dioses, y volver a ser libres,
como fue cuando tú todavía me conocías, cuando nos amábamos hasta perdernos en el más
allá.
Anda y ve, tú conoces el camino que te lleve de regreso, tú conoces la forma en que
mueren las vanguardias y todo se vuelve simple, claro, como tu deseo y voluntad expresos
sobre mi ser, como que te conozco y entiendo el método para darte la llave de tu sexo.
Tu sin mí es como la eternidad, inconclusa, letárgica. Pero conmigo hay sentido, hay
razones puesto que hay final. Hay desvelos e impaciencia, amor como cañones, que expulsan
todo en un momento para no perdernos en el tiempo de la inmortalidad. Porque te agrado tanto
como sé que soy tuyo, y mientras las ilusiones se apropian de ti, yo como la única seguridad
que necesitas, estaré vistiéndome todos los días de tu color, para esperar el retorno triunfal de
todas mis anteriores energías entregadas a ti, vueltas mezcladas con tu locura en mí.

En ese entonces me volví aficionado a los juegos de azar. Y pensaba, que si había algo
que me pudiera haber vuelto aún más sucio, era ganarle dinero a gente sin piedad, rodeado de
almas obscuras, buscando la más básica de las necesidades sociales actuales, bebiendo
bebidas gratuitas y disfrutando la parte gris de las leyes en mi ciudad, que permitían el juego y
las apuestas. Era como las Vegas pero versión tercer mundo, sin espectáculos ni dinero. La
gente ahí iba solo para pasar el rato, así como la gente va a un restaurant o un centro
comercial, la diferencia es que esta era gente mayor aparentemente sin muchos amigos que
hicieran fiestas cada fin de semana, lo cual me hacía reflexionar ahí, entre tanto señor, que esto
algún día acabaría. No porque yo quisiera, sino porque no toda la gente sabe disfrutar la vida
igual, y en algún punto se aburren de todo, hasta de ellos mismo, y dejan de salir o divertirse, y
se vuelven robots enfrente de máquinas tragamonedas. En realidad, aquellos eran ligeramente
divertidos, peor imaginaba, los señores que pasaban toda la semana encerrados en sus casas
viendo televisión, visitando a sus parientes o lavando sus coches. Me daba tanto asco esta vida
monótona, que incluso sentía miedo, miedo de volverme un robot así, como los esposos
vecinos de un amigo, que lo único que hacían era discutir, llevar a sus hijos a las clases de
karate, y ver futbol los sábados. Y tanto miedo me dio, que yo solo me alejé de todo aquello,
sentía que si pasaba un segundo más en un lugar así, me volvería lo que tanto odiaba. Y todos
los juegos de azar desprecié, incluso hasta los que no envolvían dinero, como los volados y el
piedra papel o tijera. Ya había tenido suficiente.
Pero de aquella experiencia conocí a Teresa, excandidata a la diputación de un lugar que
no recuerdo.
Entre las maquinitas y mi perdida de fe en hacerme millonario, vislumbre en la multitud
una mujer exageradísimamente hermosa. No sé encontrar otra palabra más que demasiado,
era demasiado de todo, aquella era una mujer de 1.80 con pechos doble d y unas piernas
larguísimas, con el cuerpo de una modelo y la cara de una dama de categoría. Incluso llegué a
pensar que era o actriz porno o prostituta, semejante belleza no se ve a las 4 de la tarde en un
lugar tan simplón, pero aparentemente era real. Peor que era soltera, madre soltera en realidad,
pero para los efectos que pretendía pudo haber tenido una tribu de hijos y 20 esposos, no me
importaba en absoluto, tenía que sacarle su nombre y su número, o no podría dormir bien esa
noche, tendría pesadillas sobre la pérdida de mi ser entero.
En absoluto en mi vida había tenido una mujer tan hermosa, y me sentí como si tuviera
15. No sabía ni como inventar algo para poder llamar su atención que terminara en una plática
de al menos 10 minutos. Así que hice lo que supongo haría cualquier otra persona en la misma
situación, y me senté en la maquinita de al lado a seguir perdiendo mi dinero y mi esperanza. Y
le pregunté sobre la metodología de todo aquello, fingiendo ser un primerizo en busca de la
experimentada guía de cualquier persona gentil.
Eso no hubiera sido suficiente, con mujeres así los mujeriegos más gañanes que yo
hacían su agosto. Seguro estaba acostumbrada a las palabras bonitas, así que solo me dejé
llevar, y cuando habló de política, ya que como dije casi fue diputada, un botón invisible dentro
de mi cabeza se activó escupiendo discursos sobre el nuevo orden mundial. Quién hubiera
pensado que ser un “geek” en potencia me hubiera ayudado a conseguir una mujer tan
hermosa, pero fue así. Por más increíble que me pareció, ya que prácticamente estaba en ese
momento en la mitad de mis sentidos abrumado por su hermosura, había conseguido
engancharme a la chica alta de cabellos negros lacios, de labios carnosos y apariencia
descomunal. No era un secreto que al levantarse de su silla y verla caminar, los hombres no
podían evitar voltear a verla, pero precisamente esa actitud es la que no consigue nada, así que
durante todo el tiempo fui el hombre más frío de aquel casino, ni me impacientaban sus
comentarios ni me importaba un bledo su aparente belleza, por el contrario, jugaba diciéndole
que estaba gorda para que inconscientemente entendiera, que yo no estaba ensoñándola, cosa
muy distinta a la realidad, pues en mi mente la desnudaba y la volvía a vestir, pero ahora de
enfermera, un nuevo fetichismo adquirido de algún lugar en mi vida.
No creo que siendo frío con una mujer puedas ligártela, pero con este tipo de mujeres,
que definitivamente están acostumbradas a todo, lo mejor es siempre ser diferente. Hay otros
casos en los que también resulta beneficioso comportarse como patán, pero en la mayoría de
las situaciones no funciona así. Mas por el contrario, ser extremadamente gentil también es un
no definitivo, siendo esta no solo una actitud incorrecta, sino la peor de todas. Ser gentil de más
con una mujer no genera juego entre los dos, en contrario, solo es uno quien ejerce la acción,
además, los hombres cometen el error de mentir al hacer halagos, los cuales siempre deberían
ser sinceros. Se entiende difícil viniendo de una persona que mucha parte de su vida no fue
honesto con las mujeres, pero no viene de la razón de ser sincero por el hecho de serlo, sino de
que una mujer sabe cuándo le mientes al decirle bonita y simplemente lo acepta porque le gusta
el cumplido, pero muy diferente es cuando halagas las cosas específicas que ellas saben que
tienen, así, las haces sentir sumamente complacidas y estarán más dispuestas al enganche.
Claro que también esto les puede subir mucho el ego, pero por eso es un juego, en el cual las
subes y las bajas y ellas así contigo. Esto siempre debe de ser así, algo plano aburre, necesitas
ganar y perder terreno, para después conquistar el territorio completo. Roma no se construyó en
un día.
Salí de aquel hogar de la aleatoriedad, con el método que me traería una cita más tarde
en la semana, además de cubrirme en honor y laureles con la esperanza en lo más alto del
firmamento. Esa noche pensé que tendría pesadillas y por el contrario dormí como bebé recién
amamantado, soñando en la política interior, y el paraíso de los ludópatas.
No puedo decir que Teresa era una mujer interesante. Aparte de haber perdido un posible
cargo político legislativo, no había mucho que pudiera decir de ella. No puedo decir que era
inculta puesto que sabía de ciertas cosas relacionadas a la política y era psicóloga, pero no
conocía absolutamente nada de cultura popular, tanto así que no sabía quiénes eran los
Beatles, para lo cual tienes que haber nacido y vivido en una cueva, o en su caso, ser una
mujer totalmente distraída de lo que al arte refiere.
Siempre he pensado que para ser un hombre completo uno tiene que saber de 4 cosas.
Si no las sabes no puedo considerar que realmente entiendas el mundo en el que vives, y por
ende, eres un pendejo, o en el mejor de los casos, un ingenuo. Un hombre tiene que saber de 4
cosas en orden descendente; en primero religión y filosofía, porque uno no puede andar
caminando nada mas así por el mundo sin tener una visión específica de las cosas, cada
hombre debe tener al llegar a una edad adulta, la completa seguridad de lo que cree, ya sea en
dioses o alguna forma específica de ver la vida, entender la razón del porque actúa como actúa,
el nivel de moral que tiene y a que nicho poblacional pertenece. El hombre debe saber que hay
una razón para hacer las cosas y esa razón autoimpuesta debe de ser consciente. En otras
palabras, no puede levantarse a irse a trabajar sin saber porque lo hace, ni casarse con una
mujer por destino, necesitamos entender nuestra vida y nuestra mente para determinar las
acciones de nuestra voluntad, por eso es la primera cosa que un hombre debe aprender en la
vida, las religiones del mundo y las distintas formas de pensar con o sin dioses, incluyendo las
ideas que provienen de uno mismo. Un hombre que es judío porque sus padres son judíos y
nunca se cuestionó la razón de esto, no es más que un lastre en la sociedad.
La segunda cosa que el hombre debe de tener en conocimiento es la economía. Una
personas sin las herramientas básicas de cómo funciona el dinero, cómo ganarlo, y como
trabaja el completo aparato regulatorio de las cosas mundanas, difícilmente va a llevar una vida
correcta. Tenemos que entender aparte, la capacidad que tiene el dinero para volver a un santo
un diablo, y que prácticamente es la razón por la que el mundo gira. Yo no soy nada
materialista, pero por más que aborrezca el dinero no soy un tonto, entiendo que las personas
sucias están llenas de avaricia y estas son la mayoría. Necesito saber intercambiar, valorar,
cotizar mentalmente, hacer juicios de oportunidades, entender la oferta y la demanda, para
poder asegurar mi futuro cómodo en este mundo terrenal.
Como tercera cosa en jerarquía, el hombre debe entender la política. El ser humano debe
de aprender a saber lidiar con las demás personas, a llevar un protocolo social de
correspondencia hacia las cosas malas y las buenas. De nada sirve ser un genio si no sabemos
llevarnos con las cosas que nos molestan, y las personas son la principal fuente de todo en tu
vida, tienes que socializar y amenizar y tener una visión administrativa de la forma correcta en
que se deberían desenvolver las cosas. No solo eso, el devenir histórico es la mejor escuela
social del mundo, pero quien la desconoce, tiende a repetir patrones simplísimos que fácilmente
pudieron haber sido resueltos con el conocimiento apropiado. Incluso a veces me sorprende
que gente educada no entienda la diferencia entre los regímenes políticos actuales, como si
fuera algo muy difícil leer un poco sobre la historia del capitalismo y la globalización. Además,
aprendemos que a veces, políticamente hay que tomar decisiones que parecieran incorrectas
para alcanza un bien mayor o común, esto es básico si quieres pertenecer en la sociedad, pero
no tan básico comparado a las dos anteriores, pues antes de desenvolverte en el mundo, tienes
que saber por qué lo haces y poder sobrevivir en él.
La última cosa básica que alguien que se llame hombre debe tener es un conocimiento
sobre el arte. El arte es la cosa menos importante en el mundo como tal, pero la más bella y hay
quien diría antigua. La belleza es parte de la vida, y el aprender a valorarla es algo que todo ser
humano debería saber. La vida no son solo números y trabajos, tiene que ver más con la
apreciación de todo cuanto le rodea, como nuestras ropas, el entretenimiento, los colores, el
estilo de tu auto, las composiciones de Handel, la vida como lienzo. También es el conocimiento
que hace a la gente llamarse culta, pues solo quienes entienden bien el arte llevan este mote,
quienes saben de libros, música, pintura, fotografía, escultura, danza y cine.
La ciencia especializada podría ser un quinto tópico a saber, pero no necesitamos
entender porque funcionan todas las cosas para utilizarlas, claro que saberlo te hace mucho
mejor persona. Tal vez la física y la química, un poco de matemáticas, pero no estoy seguro.
Sea como sea lo más importante es seguir con el estilo de vida al que estamos acostumbrados
y exaltar la virtud intelectual del hombre. Como dije el hombre tiene dos virtudes, la belleza y la
mente, y esta última antes de ser perfeccionada debe pasar por estos temas básicos para su
supervivencia exitosa. Tengo que ser un poco duro, pues siento que un hombre que desconoce
estos temas poco vale como ser humano, tal vez pudiera ser exitoso en algo específico, pero su
vida personal sin estas 4 categorías es aburrida en el mejor de los casos.
Teresa conocía un poco de política, pero no sabía de nada más, yo creo en realidad a
estas alturas, que es la mujer más tonta que haya cruzado por mi vida. No estoy seguro de esto
pero casi puedo asegurarlo con un 90 por ciento de probabilidad. Me imagino que era como una
niña de secundaria con senos descomunales, se escucha enfermo pero es solo una metáfora.
Además, no importa que tan listas o tontas sean las mujeres, siempre encontraran la forma de
reclamarte por alguna cosa sin sentido. En el caso de ella era que no le ponía suficiente
atención y la dejaba de ver por tiempos largos. Pero entendiendo lo anterior, era obvio que no
me gustaba pasar mucho tiempo con ella si no era a solas y en la presencia de una cama. Aquí
es cuando empiezas a maldecir la belleza, si no fuera como era, me refiero a esa complexión
divina arquitectura imposible, la hubiera dejado a los 5 minutos. Pero no podía, estaba
enviciado en contentarla para poder conseguir una noche más de pasión. Cada día me decía lo
mismo, una noche más, una noche más. Incluso llegué a momentos en los cuales sabía que ya
la había cagado tanto en nuestra relación que entendía ya no existirían más noches así, pero el
lobo que llevo por dentro me hacía rebatir la justicia y escribirle promesas y disculpas, que me
hacían de nuevo conseguir camas que había considerado perdidas. La traje así muchísimo
tiempo, acostándome con ella y dejándole de hablar días enteros, para luego inventarle una
excusa, decirle que me encantaba, y volver a invitarla a salir y tener sexo con ella.
Pero toda mujer tiene un límite, y con ella me había extra limitado. Había jalado
demasiado esa liga y estaba a punto de reventarse en mi cara. La sombra de todos mis
pecados se comió mi voluntad e inhibió mis osados pasos. Todo por una sola cosa, el hijo que
había tenido de su pasado matrimonio. Fue la carta para hacerse respetar, el exigirme
conocerlo y tratarlo si buscaba una relación seria con ella. Lo cual me hizo correr de ahí como
alma que lleva el diablo.
Le dije que no estaba preparado para aquello en una relación y me odió. En su mente
pensaba que era un miedoso, tal vez un patán y un desgraciado. Pero prefería decirle eso y que
me odiara, a decirle la verdad y hacerla sentir mal a ella. Aquí es cuando digo que la honestidad
no va siempre, yo nunca le he dicho a una mujer cuando la corto la verdad, pues siempre son
cosas horribles, como que me aburre o en el caso de Teresa que era muy tonta. Prefiero
decirles alguna mentira y que me odien y me vean mal, que decirles que no disfruto hacer el
amor con ellas por ejemplo.
Para este entonces de usar tanto este método, mi reputación estaba ya por los suelos.
Más porque la escena es pequeña y todos tiene que ver con todo, pero también porque me lo
buscaba. No puedo hablar de todas las mujeres con las que he estado porque no es
entretenido, muchas experiencias son repetitivas a más no poder. Tanto que en ocasiones
cometí el error de llamarles a las mujeres con el nombre de otra, cosa que por alguna razón las
enoja en exageración. A mi si me llamasen con otro nombre lo entendería, tal vez duró mucho
tiempo con su ex novio, o se acordó de él inconscientemente porque solían hacer la misma
cosa, pero jamás me ofendería, a veces las palabras se traban y contraponen. Pero las veces
que yo cometí este error fueron huracanes de molestias, el acabose en un par de ligerillas
relaciones, y la causa de tener que disculparme en repetidas ocasiones. Pero es que cuando
pienso en una mujer no pienso en su nombre, pienso en la complejidad de su personalidad, en
sus rasgos faciales o las cosas que gustan. Cuántas mujeres no hubieron enjuiciado mi
fidelidad y tan equivocas se encontraron. Pero quién soy yo para intentar cambiar el maravilloso
molde femenino, recipiente de la futura dicha humana, creadoras de todo lo visible e invisible,
de cosas no reales y oníricas, como de la muerte sin vida y mis infidelidades inventadas en su
cabeza.
Algo que aprendí con Teresa mientras ella me cuestionaba sobre donde había pasado
tantos días incomunicado, era que las mujeres se hacen garabatos mentales de todo, algo así
como un escultor que pre visualiza su obra en un pedazo de piedra sin tallar. Pero el problema
con ellas es que a veces son cosas irreales, cosas que después, por más difíciles y extrañas
que puedan parecer, terminan creyéndoselas. Pueden ver el cabello largo de alguien más en
tus ropas, pero en vez de pensar en todas las posibilidades de porqué ese cabello llegó ahí,
como el que sea de alguien que se te acercó mientras estabas sentado, o de tu madre, o del
asiento donde estabas, o de la lavadora, o del aire que lo llevo hasta tus hombros, simplemente
piensan que es de tu amante.
A las mujeres hay que frenarlas, eso aprendí. Antes de que su cabeza comience a divagar
sobre cualquier idea difusa, detenla, esto me ayudó gran parte de mi vida. Lo malo es que no
me gusta dar explicaciones, sobre todo cuando te encuentras en una relación estable. Si tu
mujer de mucho tiempo todavía necesita una explicación sobre los cabellos en tu ropa,
entonces el verdadero problema no son los cabellos, sino que no le das la suficiente seguridad
para que no se preocupe, o peor aún, no confía en ti. Sea como sea tu relación es mediocre.
Una relación fiel y madura es la que te permite abrazarte con una mujer enfrente de la tuya y no
genere ningún tipo de celo, pues se sobreentiende que se son el uno para el otro y aquel gesto
nada tiene que ver con amor romántico. Pero lo que hacen las parejas es todo lo contrario, se
niegan a tener cortesías con las demás personas del sexo opuesto para que no pudieran
resultar mal interpretadas, como si nunca en la vida pudieras abrazar a otra persona que no
fuera tu mujer ni sonreírle o halagar a alguien, lo cual es francamente bobo.
Ya ni quiero hablar de mujeres hermosas porque toda la vida han sido mi tormento. Se
aprovechan de mi deseo y termino odiándolas. No importa tu dedicación a la vida consagrada o
tu enérgica resolución a abandonarlas, ellas te pueden volver justo lo que no deseas, sin querer
te manipulan y te vuelven suyo. Más fácil domina a un hombre una mujer bella que una
dominadora. Y peor cuando son bellas y coquetas, porque nada puede darle una golpe más
fuerte a la voluntad de un hombre que una mujer haciéndose la linda y complaciéndote en todo,
aquellas son las peores porque consiguen todo de ti.
El sexo tiene su precio y a la vez es una moneda de cambio. Obviamente hay un costo
implícito en acostarnos con alguien, pues desde la cena o las bebidas e incluso el tiempo puede
medirse en dinero. Pero también conlleva un riesgo, por lo cual, en ocasiones conviene valorar
la transacción a priori. El riesgo de ser infectado por una enfermedad, de ser amenazado por
algún novio, o de manchar tu reputación. Incluso el riesgo de darte cuenta que esa mujer
hermosa es mala en la cama. Pero digo que es una moneda de cambio, porque en las malas
relaciones el sexo se usa como recompensa o satisfacción posteriori al evento de felicidad o de
pelea marital. Si el hombre fuera más evolucionado, seguramente tendría un valor comercial, 20
dolares son igual a un sexo, o dos sexos son iguales a 30 euros etc. Pero por mucho que me
agrada la idea, el valor de cambio en yuxtaposición a su valor de uso varia. Marx nos sirve
hasta para las eyaculaciones.
En primera mis cavilaciones me dicen que no todos esos acostones valieron la pena. El
problema es que como riesgo, uno no gana si no está dispuesto a perder, y nunca sabes
cuándo vas a perder. A veces si tienes una idea, como cuando sabes que no te ama, tiene
novio, está borracha, y tienes que hacer mucho para lograr muy poco. De esta forma en el
orden respectivo, ni se va a enamorar de ti, te puedes meter en problemas, no lo vas a disfrutar
al cien, y puedes aburrirte antes de por fin conseguir lo deseado. Pero la naturaleza nos hizo
fieros, insistentes y cachondos. Además se siente feo estar solo.
Otras veces sabes que la tienes de ganar. Está enamorada de ti, el momento es propicio,
te desea tanto como tú a ella, etc. ¿Por qué hacemos tanto para tener relaciones sexuales? Si
acaso tienes que hacer esta pregunta, entonces definitivamente no lo entiendes. ¿Por qué los
osos comen miel? ¿Por qué llueve? Simplemente es.
Mi punto es que aunque no se me da mucho el arrepentirme, si me adolezco por haber
perdido mi tiempo en bastantes ocasiones. En realidad creo que perdí más de lo que gané.
Pero esas veces que ganas, hacen que se te olviden las que pierdes. Ahora entiendo a los
ludópatas. Tener éxito con regularidad te hace adicto al juego, a ese ciclo donde terminas
dando de patadas y mordidas con tal de no perder. Dicen que a nadie le gusta perder, pero yo
lo aborrezco. Y haciendo cuentas, las mujeres me deben mucho, pero yo les debo más a ellas.
No tendría sentido, pero lo tiene.

Teresa me enseñó a ser paciente. También me enseñó su cuerpo desnudo exuberante.


TEMPERANCE

Mi salud mental era nula. La poca decencia que pude haber tenido la había perdido. Ya
no tenía ni humildad ni honor, los había perdido en una de tantas peleas. Entendía el concepto
de mujer, más de nada me servía si no encontraba pronto alguien a quien amar. Pero no
puedes adorar a alguien cuando tu mente sigue viajando en los muslos de Rosaura. No había
competencia, era la reina de mis ánimos y estaba perdiendo la paciencia. Su actual novio
parecía insípido, controlador, esa clase de personas que cree tener las cosas antes de
ganárselas. Pero por alguna razón, no quería con ella, ser el cretino que le promete cosas
falsas hasta alejarla de su pareja. Quería que de forma natural ella entendiera mi profunda
devoción a su silueta, y que eventualmente volviera a mí. Ya sé, sonaba bastante diferente a
todo lo que había hecho, increíble hasta para mi parecía, pero no quería de ningún modo
ultrajar ese respeto entre ambos, no quería arrepentirme jamás de la forma en que la había
conseguido, estaba dispuesto a entrar en un juego justo donde ambos nos encontráramos en
las mismas posibilidades.
Yo sabía obviamente a esas alturas, que la ilusión y el romantizar las cosas
innecesariamente no eran de ningún beneficio. Pero estaba negado a seguir consiguiendo las
cosas de manera ventajosa, y no me iba a aprovechar de su amor hacia mí, por el contrario,
quería que ese amor la volviera hacia todo lo que yo representaba en su vida, si es que aún
significaba algo en ella.
Rosaura era compleja, a pesar de conservar su amor no tenía su cuerpo, pero supongo
que no todo es fácil en la vida, ya la había perdido y me iba a ser difícil recuperarla. Y
recordando todos esos cafés y todas esas tardes, mi corazón se achicaba en una contracción
dolorosa que me pesaba al andar. Lo único que me sacaba de aquello eran mis vicios, más
mujeres, más diversión y fiesta, tenía que de alguna forma olvidarla entre la perdición constante
de mi mente. Tenía que dejar de pensar que había un tipo que la besaba a cada rato. Pero por
cada beso que ella le daba, yo besaba a cinco más, con el único propósito de chingar a
Rosaura en mi mente prosaica. Más mal no pude haber estado.
Diario nos escribíamos sobre nuestra distancia, nos amábamos mucho pero no podíamos
estar juntos, nuestra incompatibilidad religiosa y la diferencia entre la forma que queríamos el
futuro nos impedía tener una relación seria. Literalmente dios nos separó, al menos su imagen.
Dejé de ser ateo tan solo para reclamarle, odiarlo. Como era posible que la religión, que en su
definición significa unión, nos desuniera. Toda la ironía del mundo se sentaba sobre mis
espaldas, me aplastaba como Zeus a los titanes, me atravesaba el corazón con las flechas de
Arjuna, y me quemaban las llamas de Abraxas. Todas las deidades nos cortaban por el centro y
nos tiraban en lados opuestos de la pangea. Como cuando cortas la cabeza de un pollo y la
tiras porque no te sirve, solo conservas el cuerpo con carne, y yo era esa cabeza de pollo, en la
basura.
Lo único que me quedaba eran mis pasiones, seguía conociendo chicas pero ya no
cometía errores. Todas se enamoraban y cuando pasaba eso tenía que dejarlas, pues claro no
iba a estar con nadie que no subiera la barra de Rosaura. Cuando me di cuenta que eso no iba
a suceder me decepcioné tanto que hice lo más terrible, empecé a salir con mis exes.
Lo peor de salir con una ex es que ya te saben la medida. Ni te puedes sobrepasar ni
tampoco limitar, te desconfían por default y quieren todo o nada. Había caído demasiado bajo,
buscando lo fácil y la segura decepción. Pero no me arrepiento, estaba perdido y eso me ayudó
a retomar mi autoestima, a recargar energías en la búsqueda del nuevo amor. No iba poder
dejar de amar a Rosaura, ya la llevaba clavada en el pecho, tenía que empezar a dejarla ir. Y
esas muchas bocas fueron el “aspartame” que hizo a mi cerebro dejar de soñarla, pues esto era
realmente un problema, pasaba semanas enteras soñando con ella. Ni siquiera era mi
consciente sino el hombrecito que se aprovecha de mí mientras duermo. Y volví a saborear el
delicioso néctar de aquellas féminas casi olvidadas, pero también el recuerdo de porqué nos
habíamos dejado.
Incompatibilidad era la palabra del día, iba al cine con una que se la pasaba hablando,
trataba de tolerarlo pues tenía que dejar que esas cosas se interpusieran, pero al final de la
noche terminaba odiándola. Otra más que no sabía nada de música, y siendo esta mi pasión,
no pude tolerarlo. Me topé con alguien que había sido linda conmigo siempre, pero ahora
pesaba 10 kilos más. En algunos casos ni si quiera fue por las razones que las había
abandonado, habían nuevas razones para dejarlas, esto ya era un circo.
El caso peculiar como ejemplo de una de ellas, a la cual recuerdo muy bien haberla
abandonado por su poca o nula habilidad para socializar. Pero en este caso, en el que lo único
que necesitaba de ella era su complexión atlética, sabía que cosas así podría tolerarlas. Y tú
planeas y no equivocas, pero terminas como en este caso, descubriendo nuevas razones igual
de inaceptables para no querer estar a su lado, como su constante depresión innecesaria.
No quiero ser tan cruel con ella ni con las relaciones en general. El hecho de que no haya
funcionado para mí, no significa que no funcione para otros hombres o para ella misma. No
estamos hechos para acoplarnos a todas las personalidad que nos rodean. Hay una pequeña
gama de contrastes hacia los cuales somos susceptibles y otros hacia los que tenemos
repulsión. No necesito suponer, sé que hay hombres que disfrutan de chicas así, tristemente,
pero cierto. Como había dicho con anterioridad, no tenemos la oportunidad ni la dicha para
juzgar con totalidad el producto antes de comprarlo. Precisamente es para eso el noviazgo,
para conocerse, pero incluso en este, la mayoría de las personas, si por suerte entienden lo que
quieren de la vida, el conocer lo que necesitan de una pareja es un tema completamente
distinto. Se necesita mucha experimentación con uno mismo para entender lo que uno
realmente valora del sexo opuesto. Entonces, uno ve a primera vista lo básico, tal vez unos ojos
bonitos y una compatibilidad cultural, para luego darse cuenta con el tiempo de que es un poco
aburrida. Lastimosamente, como tu relación ya está avanzada, o te es difícil dejarla, o te
acostumbras a ella, cuando tal vez haya una chica que tiene los mismos ojos y las misma
compatibilidad, pero en cambio no es aburrida. Si hubieras sabido con anterioridad que no te
gustan las mujeres aburridas y supieras identificar esta cualidad en una conversación, te
hubieras evitado una mala relación. Y claro, identificar que tan propensa al aburrimiento es
sencillo. Me refiero a cosas más complejas como si le gusta cocinar, es traviesa a la hora de
hacer el amor, se llevara bien con tus amigos, tiene un apego exagerado a su familia o es
irrespetuosa. Muchos factores que pueden o no gustarte que debieras aprender a divisar antes
de embarcarte en el decir te amo.
Entonces no creo que una mujer sea mejor a esta última solamente por ser divertida y
extrovertida, digo que es mejor para mí. Cada quien sus gustos y fetiches.
Me bebí muchas noches antes de encontrar la cordura, el momento justo en el cual
Rosaura aceptó verme y pasar a la soledad en conjunto, ella y yo en una cama, besándonos de
nuevo y jurándonos amor. Algo bellísimamente puro y noble, altruista, entregados en un gesto
de confianza mutua y esperando como si el destino fuera a resolver las cosas, pues ella seguía
con novio y yo seguía atormentándome.
Puedo vivir en ese momento, en el recordar como brillaban sus ojos, o la forma en que
nos tocábamos y nos entendíamos, pues quisiéramos o no, nos conocíamos tanto que
llevábamos nuestras marcas. Había todo en esa cama, el olor, el sabor, y sin embargo, no
estábamos juntos. Ella iba a continuar con su vida y yo con la mía. Y cuando entendí esto,
entendí todo.
Decidí en mi mente no esperarla ni escribirle, así como ella, tenía que continuar en esta
travesía, pues aunque parecía que ya lo había hecho, muy alejado estaba de la realidad. Mi
supuesto viaje estaba lleno de sus fantasmas, lleno de pensarla hasta el cansancio. No iba a
estar en paz hasta verla muerta, pero esa noche, tuve el remedio a mi corazón. El saber que su
novio no era mejor que yo me tranquilizó, ya que nada me hubiera sacado de ese pozo si no
hubiera sido mi ego. Lo que no hizo mi deseo, mi inteligencia o mi voluntad, lo hizo mi ego.
Gracias a él me sentí feliz, la amé con todo mi corazón y la guardé dentro de él como la mujer
más loca de mi vida. La consumé dentro de mí, ya la llevaba conmigo siempre pero sin pena.
Usaba todo lo bueno que me había enseñado y pensé incluso en adorarla.
Hay cosas que nunca voy a entender, como porque una mujer tan distinta a todo lo que yo
busco pudo haber hecho tantos estragos, pero supongo que así como hay energías que no
entendemos aun, existe una fuerza irresistible que nos controla, y que a veces nos impulsa
hacia la perdición, el asesinato, la furia extrema, y el amor eterno.
Rosaura era hija de una prestigiada educación, amante de la bondad y diosa de mis
deseos. Pero aquella noche solo fue una mujer, la que me juró amor y se despidió con el beso
más tierno de todas las historias de todos los amantes. Y le vi sus caderas mover con esa
minifalda mientras se iba, para gritarle por dentro, -perdiste, pero conmigo hubieras ganado-…

Eres la gota de sangre que recorre mis mejillas, la que tierna pero salvaje forma parte de
lo cotidiano y lo no deseado. Quién fuera sabio para apreciar en tu tradición, el peso del pasado
incompleto, las tribulaciones que desembocas en tu personalidad femenina, la que me ama con
desvelo y reina en un mundo metafísico, fuera de toda dimensión escatológica real.
Eres de noche la verdad inmaculada, contrariada a las bestias eres sublime, salina, como
lo secreto de los mares y el poderío que ejercen sobre nosotros sin saber. Eres miel de arce
caída sobre mis pechos, la dulzura de entender la inocuidad de todo sin ti, pasión descifrada de
todas mis perversiones, la dama prostituta que me enseñó a sentir.
Rosaura ciega de amor, ángeles y demonios combatientes en la purga de nuestro coito, y
tu sensibilidad y mi animalia descritas en el último de mis poemas de amor.
Ciudad que vive en mí, para ti.

L’EMPEREUR

Las personas sobrevaloran demasiado la longevidad, yo a mi corta edad he conocido más


del amor y la vida que mucha gente que he conocido a sus 60. Además, ¿quién quiere vivir
tantos años?, no me niego a esto, pero tampoco lo ansío. Quisiera morir a los 50, en el tope de
un cerro al atardecer, viendo las luces de mi ciudad empezando a encenderse, después de
haber hecho el amor, tomándome una copa de cognac y escuchando “aire” de Johann
Sebastian Bach.
Quiero morir antes de que comience a olvidar quien soy en realidad, yo no quiero perder
la chispa, pero veo que mucha gente a mí alrededor ya la perdió y todavía no llegan a los 30.
Claro todo es relativo, me había enamorado de una mujer de 50 que era asombrosa, pero hay
que ser honestos, normalmente la gente vieja es aburrida, hablan más lento y se quejan de
todo. Lastimosamente también la distancia generacional te impide relacionarte al cien por ciento
con toda la gente. No entiendo por ejemplo porqué una señora que nació en los 50s se le hace
raro verte con el cabello largo y te tacha de rebelde aun cuando eres un pan de dios. Como sí
en los 60s la gente no hubiera sido mucho más reventada que todas las personas que conozco
juntas, y que por cierto usaban el cabello mucho más largo que cualquiera. Uno pensaría que
alguien que haya pasado por los 80s entendería el glam o por los 90s el rock pesado, pero
aparentemente hay partes de la cultura que no llegan a todos.
Pasan los años y al voltear atrás tendemos a negar partes de nuestras vidas, pero
avergonzarte de ti mismo no te lleva absolutamente a nada más que a odiarte. Si no tienes
experiencias o por el contrario tienes muy malas, deberías de estar orgulloso, hay personas que
ni siquiera son la mitad de listas que tú o guapas. Yo no tengo miedo de decir que fui una
mierda, porque hoy soy un hombre sumamente apasionado, vigoroso, amoroso, gentil,
profundo, divertido. Si no hubiera sido por todo aquello jamás hubiera rescatado ni una parte de
mi personalidad, la cual por cierto amo. Claro que también hay otras formas de llegar a la
misma meta, pero no las conozco. En cambio me topo con gente tímida, temerosa, lo cual
siempre es reflejo de falta de amor. Las personas amadas son las más felices y seguras, pero
las personas que realmente son amadas me refiero, no quienes tienen parejas que se
encapricharon con ellos y se quedaron juntos muchos años porque no supieron encontrar algo
mejor. El amor no se mide en tiempo, solamente en intensidad y a leguas se nota su ausencia.
Conocí a Sofía en un círculo intelectual, aquellos que solo por invitación llegas y terminé
en la más agraviada de las situaciones, la de aborrecer a todos aquellos envueltos en eso.
Alguien en algún momento me había invitado a una fiesta, y de esa fiesta llegué a “la casa del
maíz”, restaurant mediano de gustos medianos y comida mediana, pero que envolvía un raro
misticismo, pues, en su parte trasera, una vez a la semana congregaban algunos intelectuales
de la localidad para tocar algunos temas difíciles, y que por alguna razón, siempre terminaban
hablando de política.
Efectivamente, era un lugar donde en secreto y por invitación, llegabas a codearte con
personas de la elite intelectual y podías cuestionar todo sin tapujos. Lo cual en realidad era
menos interesante de lo que parecía. Los intelectuales entre sí, se parecen demasiado, y toda
esa faramalla de tener una palabra secreta o llevar una invitación, era solamente una excusa
más para hacer de aquello algo que en realidad no era, pues hasta los intelectuales tienen ego,
y el querer separarse de los demás era solo una síntesis de su baja autoestima, pues vivir en
México y ser inteligente es como ser pintor en un mundo de ciegos, nadie te reconoce.
Sofía aparte llevaba un nombre rotundo, el cual iba bastante con su realidad, era una
mujer bastante sabia, lo cual por definición la hacía fea. No me quejo, hacía el amor muy
decentemente, al menos se defendía, pero a final de cuentas lo único que me interesaba era su
cabeza. Si hubiera podido ponerle una vagina a su cerebro seguramente hubiera preferido
cogérmelo a él, hubiera sido más enfermo y raro, lo digo por lo de llenar tu pene de sesos, pero
honestamente los hombres también se pueden enamorar de una mujer solo por su gracia, aun
cuando aquella tenga un cuerpo desgraciado.
Cuando una mujer no es muy atractiva no significa que no tenga otras posibilidades de
complacerte, ya que el placer no siempre es visual sino cognitivo. A todo hombre le encanta
sentir unas nalgas enormes y groseras, pero a la vista no es algo que se vea tan atractivo. Y en
el caso de Sofía, su adicción al sexo equilibraba la balanza bastante bien.
Ella llegaba al orgasmo 4 o 5 veces en menos de dos horas, lo cual es una de las cosas
que me hace envidiar al cuerpo femenino. Incluso cuando estaba cansado y apenas durábamos
un pequeño rato, un par de orgasmos sin trabajo le sacaba, lo cual me hacía pensar que su
cuerpo tenía algo raro, alguna predisposición física al placer sexual, lo cual fuera como fuera
era genial. Una de las mujeres más afortunadas del mundo diría yo. Y entre que realmente
entendía del mundo o de lo que le hablaba, y sus eyaculaciones constantes, aquellos fueron
buenos tiempos de mi vida.
Sofía vivía en una casa pequeña donde su sala y su cuarto daban hacia la calle, lo cual
en momentos improvisados, donde de ver inocentemente una película nos tornábamos
lujuriosos, lo primero que hacía, era pararse a cerrar las persianas y correrlas para que ningún
vouyerista tuviera un show gratuito. Esto, me marcó de por vida. No sé si fue por la cantidad de
veces, o porque ella admitiera que íbamos a tener sexo con ese gesto incluso con el primero
beso que le daba, pero después de ella, juro que cada vez que escucho el sonido de unas
persianas cerrándose, pienso que voy a tener sexo. Es como algo que ya está implantado en mi
cerebro, que las persianas se cierran para poder tener intimidad.
Hablábamos del 68 como si hubiésemos vivido ahí, sentía y siento la apatía social de no
hacer absolutamente nada. Somos la generación hedonista, la que se tira a los placeres totales,
el sexo, las drogas, el amor, la diversión, el entretenimiento, y en general todos los 7 pecados
capitales. Pero con el tiempo aprendí a no rechazar esto, a no sentirme culpable por vivir en
una pequeña época donde la clase media comenzaba, si no a tener poder, sí a tener voz. La
internet nos dio la rebeldía del anonimato, lo cual nos permitió explorar cosas que otras épocas
y otras generaciones no pudieron, vivimos la transición de viajar en nuestras mentes a viajar en
“youtube”, y de criticar todo y volar a todos lados. Al principio la gente pensaba que esto nos
volvería asociales, pero ahora descubrimos que si bien nuestras habilidades sociales
disminuyeron, la sociedad se volvió más parte de la sociedad, esto es, nos entendemos más a
nosotros mismos.
El progreso llegó como un balde de agua fría a la tímida personalidad de quienes no
volaban. Nos obligó la tecnología a ser más rudos, a aprender a defendernos y tomarnos fotos
donde nos viésemos bien. Ya no era capturar el momento sino capturar nuestro mejor perfil, y
mientras la civilización se iba en decadencia, nosotros disfrutábamos precisamente de aquello,
la decadencia, el encanto de ser superficiales y por dentro sentimentales, el materialismo
combinado con la compasión, y terminamos recibiendo lo mejor de ambos mundos, o al menos
para los que supieron aprovecharlo.
Conocer una mujer es fácil gracias a la red mundial, conseguir imágenes e información de
la vida en otras partes del planeta, teorías de conspiración, entretenimiento las 24 horas del día
los 365 días del año, pornografía gratuita, softwares gratuitos, vida gratuita. Todo fluía con el
viento en popa, y por primera vez, el hombre se volvió globalizado. Las culturas subterráneas
de lugares remotísimos se volvieron famosas en el lado opuesto de la civilización, y la cultura
popular se transformó en un monstruo, ahora si era popular. Y si antes había un rey del pop,
ahora había un montón de príncipes que se peleaban por formar parte del pensamiento de
niñas de 15 años.
El tiempo histórico es cíclico, fácilmente podríamos comparar nuestro momento con algún
otro en la antigüedad. El problema es que ni conocemos todas las culturas a fondo, y la historia
tiende a solo relatar los acontecimientos de importancia, y no el día a día ni las transiciones
socio-mentales de la evolución del hombre. Por ende sé que esto, este momento hedónico no
es nuevo, pero no puedo decir a quien nos parecemos. A final de cuentas no es importante,
solo tuve mucha suerte de vivir en el tercer milenio.
El problema de todo esto es que la cultura empezó a volverse dispersa en su base. Todos
conocemos los ídolos del momento y todo lo que pasa en todo el planeta en un segundo, pero
nuestras bases que antes compartíamos se diversifican, en especial en las personas que
comienzan a abrir su mente apenas. Comienzan a dejar de existir los clásicos, pues ahora todo
puede llegar a ser un clásico. Si antes de niños comenzábamos a leer las tragedias, o a Kafka,
o a Shakespeare, ahora hay nuevas bases que parecen más apropiadas. La nueva cultura nos
ha traído nuevos conceptos, y en muchísimos casos mejores que sus predecesores. Puedo
afirmar que aunque no toda, hoy hay mejor música que la de Handel. Sería lógico que con el
tiempo, en vez de enseñar sobre Handel enseñaran sobre Philip Glass y esa se convirtiera la
próxima plataforma, pero también tiene que ver con el tiempo. Ya nadie se acuerda de los 50s o
los 80s, el retro medio murió, y hay tanto arte nuevo saliéndome hasta por los oídos, que no
necesito ya explorar esa época. Entender otros tiempos es algo meramente académico, hoy hay
mejor arte que en ese entonces, pero también, llegamos al final del camino. Puedo afirmar así,
que las vanguardias artísticas han muerto. Esto lo sé porque entiendo el pasado, y es la única
forma en que te das cuenta que todo ya se ha hecho, pero ese punto no importa, lo que
interesa es que ya murió, el arte no tiene vida, yace bajo la tierra de la repetición constante
debido al olvido. ¿Entonces en qué quedamos? ¿Sí o no es correcto o necesario estudiar el
pasado? Yo digo que no, en el momento que sabemos y tenemos expectativas de las cosas, la
decepción que yo me he llevado es natural. Es mejor vivir en la ignorancia, alabando a los
nuevos ídolos, olvidando que ya hubo alguien que lo hizo primero. El arte está frío…
Ciencia es la única objetividad que nos saca del pozo, pero nadie se interesa por la
ciencia. Es la prima fea de lo que no sabes ni te interesa saber. Nos impresiona cuando hacen
que un chango se comunique por medio de computadoras, pero de ahí en fuera, el “CERN”
como más grande e importante proceso científico en el planeta, es ignorado por el 90 por ciento
de la población. Ni saben para que sirve, ni que implican sus descubrimientos. Mientras
tengamos videos de perros andando en patinetas o gente cayéndose graciosamente, nada más
nos interesa.
Amo esta ignorancia. Pero también, haber vivido en otra época donde la superstición era
más rotunda les preocupaba demasiado. La gente tenía miedo del infierno, de la enfermedad,
del futuro. Antes la gente tenía mucho miedo, ahora el cáncer es algo de todos los días, la
injusticia, el poder en manos de pocos. Ya nada me atemoriza. Somos duros porque el ser
humanos sabe vivir con la violencia. La gente vieja que se queja sobre nuestros tiempos, sobre
el exceso de caos en la sociedad no es más que la repetición de todos los viejos a su vez. La
sociedad se violenta siempre, pero también siempre ha habido violencia. Uno pensaría que en
el siglo 21 ya no habrían más guerras, digo, sería lógico pensarlo. 21 siglos después de
Jesucristo ya la civilización debió haber aprendido algo, pero, no fue así. Aprendemos, pero
también olvidamos, lo cual como dije vuelve todo un ciclo. Avanzamos de poco en poco, y
terminamos en manos del destino social, el declive mental, pero la maravilla tecnócrata. Así, no
soy más que un casanova moderno, hijo de los miles que ya nacieron y murieron mucho antes
de poder entablar mi primera conversación con Juanita la virgen. No somos nada más que el
arquetipo de alguien que ya se extinguió, el ejemplo del espejo que hace muchas copias del
primero de nosotros.
Y sin embargo aquí sigo, resistiendo la cara desgraciada de Sofía, debatiendo temas sin
fin sobre el futuro del homo sapiens sapiens, y fingiendo que disfruto lo mismo que ella.
Mientras en secreto aborrezco todo aquello, el tener que tener sexo con ella porque me hace
sentir como un súper machote, y porque no he conseguido una mujer tan inteligente que
también tenga el cuerpo especial.
Tenía que dejar de ser tan exigente, el amor perfecto no existe me decía a mí mismo. Uno
tiene que empezar a conformarse. Qué si sus cabellos no son sedosos como los de Farrah
Fawcett, es una mujer por lo cielos, tengo que empezar a valorarla como tal. Los cabellos no
hacen a la mujer. ¿Pero entonces que sí la hace? Y entonces todo comenzó a tener sentido. Sé
bien lo que es un hombre, al menos mi propia definición del mismo, pero mi cabeza no sabía
definir o encontrar palabras para determinar el sujeto que tenía ante mí. Mi definición de una
mujer hasta ese entonces era la de un ser con vagina y senos que lloraba mucho y necesitaban
mucha atención. Pero parecía tan estúpida como la de bípedo implume de Platón sobre el
hombre. Tantas conexiones que había hecho y ni siquiera había formado un concepto propio de
aquellas. Claro tampoco era un tonto, entendía lo que era para la sociedad una mujer, incluso
entendía mejor que ellas el concepto que tenían de sí mismas. Pero ni la sociedad ni ellas me
iba a decir lo que eran. Yo con mi experiencia, tenía la capacidad de formarme la definición
exacta que no dejara tramos de su carácter afuera. Y solo así, mediante este proceso pre-
dogmático iba a realmente entender la naturaleza de mi disposición hacia ellas. No solo eso,
también así genuinamente podría valorarlas en su totalidad. Convirtiéndome ya no en el
casanova repetido, sino en un amante de verdad, en el Don Juan alucinado que iba a dar un
paso más allá del que dan todos los hombres imberbes, el que solo llega del resultado de todo
el sudor perdido, las lágrimas derramas, las sonrisas destacadas y la pérdida del amor
verdadero. Así que dejé a Sofía y a Rosaura y a todas las que me generaban una distracción
hacia la pureza de mi definición. Tenía que estar solo para comprender la compañía. Tenía que
alejarme de las caricias y los besos enamorados para pasar como al inicio por la inexperiencia.
Sí conseguía mujeres con las mismas frases ahora tenía que detenerme, tenía que probar algo
nuevo en mi personalidad. Ya no más máscaras ni etiquetas, ya no fingir el deseo de un beso
para llevarlas al punto en que las necesitaba. Todo iba a ser una renovación, un proceso de
cambio que iba a terminar hasta que de verdad me diera cuenta, la razón de porqué a algunas
ame y a otras odié.
Este proceso siempre debe ser así. Dar este paso sin haber cruzado los demás es
mentirse a sí mismo. Pues este paso es el primero que todos damos, para luego pervertirlo con
nuestra experiencia. Pero si lo hacemos así, volver a él después de llegar al éxtasis mil veces,
puedo afirmar hoy, que es la verdadera iluminación. El entender a la mujer es más que
entenderla a ella, es entender la vida. Ya que uno se conoce a sí mismo, conoce la mitad del
sexo, la mitad de la existencia. Pero es hasta que conoces al sexo opuesto, que entiendes la
totalidad de lo que nos rodea. Es la creación, la fuerza sexual intrínseca que todos llevamos, la
más fuerte de todas nuestras fortalezas, la que nos genera ese impulso para lograr cosas que a
veces parecen imposibles, pues por amor, hacemos revocable lo irrevocable.
Satanás en un sueño de esos muchos que tenía con él, me platicaba sobre la nada como
la base de todo. No era sobre idealizar el futuro o vivir al máximo. Era sobre dejar en blanco la
razón y dejarnos llevar por nuestras pulsaciones. Y me atreví a enfrentarme al miedo de
negarme a todo, le hice caso a mi inconsciente con la seductora forma de mi imagen conceptual
de Satanás, y solo me dio dicha, dicha enorme.
Me acordaba del placer de conocer a alguien nuevo y lo olvidé. También me acordaba de
la dicha de amar y lo esfumé de mi cerebro. Recordaba el primer beso y lo terminé poniendo en
ese baúl de las cosas prohibidas. Y terminé dejando de ser yo, me volví una nueva persona que
ansiaba pero menos, que amaba pero sin inteligencia, solo con entrega. Comencé a abrazar el
miedo y el dolor, y el guerrero que llevaba por dentro comenzó a tomar largas siestas.
Despertaba solo cuando lo necesitaba y no cuando se apoderaba de mí. Al loco lo mimé, al
sabio lo abofeteé y al espiritual lo volví mi amigo. Me di cuenta que el camino eran cosas que
normalmente hubiera negado. Pero tan superior es el camino que ahora que lo comprendo, sé
que precisamente por ello es difícil, porque nos obliga aceptar lo malo de nosotros mismos, la
moral o la falta de ella hacia nosotros. Ya no hay mentiras, eres sabio, pero también pendejo. Y
en ese punto en el cual entendemos la danza de nuestras vidas yo esperaba morir, y si no morir
suicidarme. Pero desgraciadamente no pasa así, el mundo sigue girando y sigue escupiéndote
en la cara. La gente no varía aunque tú sí. Te siguen viendo igual y tu reputación no cambia. A
nadie le interesas por más iluminado que seas, todos viven en sus pequeños mundos llenos de
lo que ellos decidan llenar. Y te das cuenta que nada importa ni hay un plan divino, que eres tu
contigo mismo, que mejor te quieras y tengas ego antes de seguir viviendo un segundo más.
Somos uno contra todos, pero en ese darnos a los demás está la claridad. El valor de negarnos
y aceptarnos, de entender que nuestras vidas son una contradicción, y de practicar el
autoconocimiento basado en el amor propio y la compasión interna, pues si hay alguien que
necesita de compasión y amor, somos nosotros mismos.
Definir todo es innecesario, cuando sabes, sabes. Cuando no, te chingaste.

Estoy perdiendo todo el control, soñando en la fría noche y pensando las mentiras de
detenerme cuando no debí.
Yendo de prisa encontré un lugar lleno de ojos que nunca se desvanecen, repleto de
sonidos en el agua y colores en el aire que respiro. Donde hacer más siempre fue menos.
Corriendo de prisa, escogiendo jamás frenar, alcanzando lo que nunca muere. Como algo
raro pero fuerte, que nace desde lo más profundo de mí.
Pasa la noche y empieza el día, con una copa directa de mi droga favorita, sin saber
jamás que fue lo que me puso tan mal.
Y cruzando me di cuenta que no hay nada más, como si hubiera perdido mi suerte por
completo.
Pero yendo aún más rápido, donde los demás nunca han llegado, en vez de encontrarme
me perdí.
Sé con seguridad que no existe más allá, he jugado los juegos que siempre he ganado, y
me sigo preguntando si he perdido todo el control, en este mundo sin ley donde solo el más
fuerte sobrevive.

LE BATELEUR

El mago es el sabio que dispone de todas las herramientas. Sobre su mesa se encuentran
lo físico, lo espiritual, lo emocional y lo mundano. De entre sus piernas nace la hierba símbolo
de lo divino, pero también epifanía de su obra pronto a nacer. Es el inicio de todo cuanto existe,
la seguridad de quien la carece.
De niño siempre me gustó la magia, no tanto porque imaginara cosas imposibles sino
porque me encanta ser sorprendido. Hasta la fecha es algo que conservo, trato de no
preguntarme cosas que sé que pueden traerme cosas buenas, y solo dejo que fluyan, para así,
dejarme sorprender con mucho entusiasmo. Es la única parte inocente que me permito en mi
personalidad y la disfruto bastante. Es la pureza de pensamiento, la no predisposición al futuro.
Las personas hablan del amor como algo específico, se llenan la cabeza de definiciones
basadas en frases populares, enseñanzas irreales, historias de amor. Sobre todo los refranes
que aborrezco carentes de ningún análisis filosófico real, como que amor solo hay uno, o que el
amor es ciego, o que no hay nada como el amor de una madre. Parece tonto, pero sin querer
aceptamos hechos que no lo son, y transformamos una ideología en una verdad universal, así
de repente, un niño de 13 años sabe de amor aun cuando no ha amado, pero peor que gran
parte de la sociedad adulta vea el amor como ese mismo niño 13.
Sobre las relaciones es peor. Las mujeres esperan un montón de cosas que naturalmente
no fluyen en el hombre, y los hombres buscan una dama en la mesa y una puta en la cama.
Pero yo me he dado cuenta que lo único que realmente debe ser ley en una relación es la
fidelidad, en lo demás, somos tan distintos que difícilmente habría una línea estándar en
nuestro andar. Yo por ejemplo he tenido bastantes relaciones y conocido muchísimas mujeres,
pero aun así, no podría decir que llevaba las mismas reglas con todas. Jamás le hubiera exigido
ser más o menos sexual a una mujer, o menos dependiente o más cariñosa. La mujer debe de
ser lo que ya es, no debemos intentar cambiarla, tal vez si moldearla un poco. Es la única forma
en que va a ser feliz, cuando no pierde pedazos de su personalidad en el intento de amar. Pero
el punto es que ellas mismas se modifican al igual que los hombres al momento de entrar a una
relación formal. La mitad de las personas hacen esto, estando en compañía de su pareja se
vuelven distintos, más tersos, corteses, correctos. Más por el contrario, como si tuvieran un
botón de encendido y apagado interno, justo al estar a unos metros de ella, vuelve la verdadera
personalidad no tan perfecta. Uno podría decir que viéndolo del lado positivo, es ese ser amado
quien vuelve exponencial todas tus cualidades positivas, pero la realidad es que, por miedo a
ser rechazados, utilizan una máscara que les permite ser más ligeros al momento de llevarlos.
Esto solo genera sufrimiento, si una mujer te ama por tu máscara realmente no te ama a
ti. Si necesitas tenerle secretos sobre lo que haces, no te conocen realmente y por ende
tampoco te ama en realidad. Si tienes más miedo a que te abandonen como para hacer cosas
que normalmente no harías, no tienes autoestima. Si tratas mal a tu pareja eres, o muy tonto
para estar con una persona que no amas, o muy inexperimentado en la vida como para
entender que debes controlar tu carácter. Si eres celoso de tu pareja, o necesitas levantar tu
ego, o necesitas otra pareja, los celos fuertes son un negativo absoluto en una relación. Y si
alguna de las anteriores las padece tu pareja en vez de ti, y eres lo suficientemente listo para
identificarlo, déjala lo más pronto que puedas.
Todas estas cosas pueden ser superadas dentro de una relación, pero recomiendo
ampliamente que tomes para ti, una persona ya perfeccionada, sin estos horribles defectos. Es
como lo que hacen las hienas, que comen la carroña de lo que alguien ya antes asesinó. Pero
sin saberlo todos somos hienas de alguien más. Si tu mujer es buena en el sexo, agradéceselo
a sus anteriores parejas sexuales. Si tu mujer es atenta, agradécelo a su exnovio al que tanto
amó que la volvió cursi. Si tu mujer es interesante o inteligente, agradece a toda su experiencia
y platicas con otros hombres. Así es la vida y tienes que aguantarla. Todo lo que le enseñaste a
tu exnovia, lo está gozando otro sujeto. Pero también todos los exnovios de tu novia, están en el
mismo lugar hacia ti.
Hay una diferencia enorme entre una mujer a quien no sabes satisfacer, y una mujer
insatisfecha en concreto. Esto radica en que una tiene cura y la otra no. La primera con el
tiempo de conocerla y esmero, puedes llegar a realizarla. La segunda es una harpía que se
vivirá quejando absolutamente de todo solo por un mal humor inherente que ya posee. A
ninguna de las dos debes pertenecer, pues si te esmeras demasiado en una empresa relación,
definitivamente no es algo que debiera ser. Olvídate de todos esos cuentos de un hombre que
corteja a una mujer por meses para luego por fin seducirla y hacerla suya por el resto de sus
días. Si una mujer gusta de ti, desde el principio vas a notarlo.
No necesitas a nadie en específico, de ser así, es porque eres un hombre tremendamente
inteligente que sabe justo lo que quieres y ha tenido la experiencia necesaria para determinar al
tipo justo de mujer a la que espera. Aparte, eres un psicólogo innato y en extremo tienes leída a
esa mujer que añoras y sabes que sin conocerla muy bien, tiene todo lo que necesitas. Pero
como seguramente no eres así, ya que un hombre así es uno entre un millón, no tengas miedo
de buscar cosas diferentes, ni tengas miedo de dejar algo malo que tienes. Cuando algo está
caliente, simplemente lo dejas caer para no quemarte. No te pones a llorar por los frijoles que
se salieron de la olla al dejarla caer, vale más tu salud física y mental, que correlacionadas, son
una.
Cuando quieras tener sexo con una mujer en específico, medianamente alcanzable, no
pierdas el tiempo complaciendo tus ansias con otras más fáciles de conseguir. Batállale para
tener a eso que realmente buscas. Si por amor no debes de pelear puesto que debe ser algo
sin presiones y en ocasiones mutuo, por sexo si tienes que llevar batallas que te hagan cumplir
tus objetivos. Acostarte con la mujer que quieres te va a dar más placer que cualquier otra cosa
en la vida. No exagero, es incluso más grande esta satisfacción que el derrotar a tus enemigos,
encontrar el amor de tu vida o alcanzar la iluminación. Claro depende también de que tanto la
desees, pero no hay deseo más fuerte y penetrante que el sexual idealizado.
No niegues jamás tu pasado, es por quien estás aquí. Que ninguna mujer te diga que
mancilles u olvides algo de él. Si amaste a otra perfecto, y si no también. Sea lo que sea nadie
debe de prohibirte los recuerdos, las enseñanzas. Las mujeres son vorágines de posesión, no
dejes que se apoderen de tu mente, pues cuando amas, es lo único que te queda realmente
libre.
Nunca olvides las razones por las cuales te abandonaron algún día, pues estas son las
mismas que te volverán a chingar más adelante. Aprende de tus errores pasados, corrige tus
actitudes pasivas, enaltece todo lo bueno en ti, renuncia a la perdición, vuélvete elegante, fiero.
Sé feliz, convive con tus amigos, amárrate a las cosas buenas de la vida.
Ama con pasión real, no exaltes cosas que no debieran ser exaltadas, cosas que
deberían fluir por sí mismas. No detengas sentimientos por miedo, amar es la dicha más grande
que el hombre puede experimentar, sobre todo cuando es a alguien que vale la pena.
Aléjate de toda mujer u hombre ruin, quienes se alimentan de tus misiones fallidas y poco
puedes aprender de ellos. Mejor búscate una persona sabia, que sepa valorar la existencia de
aquel momento en que le agarras la nalga y entiende todas las cosas santas que envuelven la
pasión y el encanto. No puedo negar que en realidad más importante que una mujer tonta o
inteligente, es que te lleves bien con ella. Tienes que admitir que tal vez tú seas una persona
boba, entonces obviamente no te vas a preocupar por encontrar a una mujer astuta, pero de
todas formas no interesa, pues más grande que eso, es que encuentres alguien que te entienda
y te quiera.
La belleza consérvala, no dejes que el tiempo te vuelva perezoso ni cansado. Mejor
instrúyete cada día, date algo a ti mismo nuevo cada semana. Sé más grande, mejor. Aprende
a tocar algún instrumento, o hablar otro idioma, o a cocinar, o a arreglar un coche, o a construir
cosas. Algo que te vuelva chingón cada vez, y te impida volverte un viejo senil al que a nadie le
interesa.
No termines sin alegrías porque no eres una persona alegre. Júntate con la gente que te
saca sonrisas, deja a tu esposo si no te genera esto. Sal a perderte cuando tengas 60 años y
recuerda lo que sentías a las 15. O sorpréndete a los 30 como lo hacías a los 10.
Grita con fuerza las cosas que tienen que salir de tu cuerpo. No dejes nada adentro que te
pudra las entrañas y las venas. Haz de tu vida un deshecho selectivo a conveniencia. Olvida tus
humillaciones y desencantos. Solo llénate de cosas que te ayuden a seguir viviendo en paz,
cosa muy devaluada, la tranquilidad.
Sé caprichoso, llora y ríe a placer. Antójate de lo que quieras y cúmplete todo. Aquí no
hay medida, no hay balance en hacerte cosas buenas. Solo date y date hasta que llenes, hasta
que tu comida favorita te de asco. Coge hasta que se te caiga el pene, ama hasta que te
explote el corazón, bebe hasta que olvides tu nombre. Diviértete hasta que fulminen tus ansias.
Piensa hasta que entiendas el significado de la vida. Muere como los reyes. Renace como fénix.
Piérdete y encuéntrate.
Y sobre todas las cosas, cuando encuentres el amor, no la cagues.
De mujeres he aprendido más que de los hombres. Ni todos los sabios griegos me han
dado en la vida lo que unos labios conseguidos exitosamente.
Las mujeres todas me han odiado, me han tratado de consumir, aborrecen que sea
engreído, como si solo un hombre humilde valiera la pena. Me han golpeado, amenazado,
ultrajado mi alma. Me han dicho que soy una basura, un excremento que ni los escarabajos
ruedan. Han abandonado mi enfermedad, me robaron, me insultaron. Me explicaron el color de
mi aura y programaron mi destino hacia la perdida. Me huyeron, escaparon, me adornaron y
luego destruido, me mutilaron y encarcelaron. Hoy por hoy las mujeres podrían ser simplemente
el reflejo de todo lo malo en mi vida, sin ellas no hubiera conocido el sufrimiento, el dolor de la
pérdida, de la carencia, de necesitar algo por primera vez. Son deseos insatisfechos, vacilantes
a la hora de amar y prestas a la hora de robarme el corazón. Ellas todas me han humillado, me
han hecho rogar por un beso y morir por un acoston. Pelean con ayuda de otros y otras,
desiguales, negativas, vengativas desde la uñas de los pies hasta la orzuela de sus cabellos.
Me han maldecido con ayuda de brujas y espíritus, le han puesto mi nombre a sus perros, han
renunciado a mí sin siquiera probarme, prejuicio de sus almas, ladronas intempestivas de fe, me
han besado burlándose de mí. Las mujeres me atormentan, son el eco del gemido traicionero
que sale del verdadero placer, pero me lo causan y luego se van. Son, para luego no ser, para
atosigarme en mi sueños blancos y volverlos pesadillas. La madera del puente que cae, la bala
y el fusil que atraviesan mi sien, para antes de asesinarme dejarme horas herido sobre mi
charco de sangre. La mujer es violencia, es todo lo contrario a la paz, es pecado andante de la
laceración de mi cuerpo, son lo lascivo del ser humano. No me han tenido consuelo, no han
sabido darme por mi lado ni abrazarme en mis momentos de debilidad, su odio es tan profundo
como el núcleo de la tierra, como el pozo donde entierro todos los recuerdos de todos los labios
en mi haber. Ellas todas traicionan, se regocijan de ello con la excusa de un fin más alto, matan
reviven y vuelve a matar. Son espías de todo lo que no debieran saber, y se jactan de ser más
que nosotros. Yo hombre no soy nada a su gracia, soy animal vil desterrado de su propia casa,
alimento de bestias y todas las formas mundanas. Fenómenos de la naturaleza, me han tratado
como a una enfermedad, a la que le huyes para no contagiarte y palidecer. Cuando quiero me
tachan de ninfo, y cuando no, de frígido. Bruto hombre de madera que no sirve para otra cosa
que para complacer. Estas me han llamado de todo; cretino, idiota, maricón, imberbe, puto,
cornudo. Las mujeres ignoraron lo valioso de mi ser y me crucificaron sin justo juicio, sin haber
escuchado mis plegarias, se cerraron a la compasión. Fémina es sinónimo de infierno, es la
palabra que se guardó escondida en la caja de Pandora. Mal de todos los males creadoras de
aún más males, incansables repeticiones de negatividad y destrucción. Demeritadas vírgenes
incompletas, en búsqueda de la salvación perdida, mujeres insensatas que caen sobre el
hombre más tierno y vil, el que realmente ama pero no las ama a ellas.
Pero de eso, de ellas, de todo he aprendido.
Me encanta la mujer porque escucha y analiza las partes de tu discurso que no son las
principales, haciendo un análisis de algo que jamás hubieras pensado, regresándote la
respuesta a cosas que ni siquiera sabías que existían. Son todas capaces de volver la furia en
regocijo, como sin tener la fuerza, tienen la potencia para disminuirla, la acción que ejerce sobre
la base del sentimiento, y lo moldea hacia cualquier escultura que ellas decidan, volviéndote su
esclavo y cayendo en su placentera trampa. Capaces de dormir a las bestias como niños, de
mutar la naturaleza masculina y volverla voluntad imperiosa, que juntas ambas energías, son
creadoras de todo cuanto existe.
La mujer no solo es bella sino musa, razón de la mayor creativa, impulso irreal hacia lo
desconocido, y después, conocido. Perpleja pues confía, inocente cuando se lo propone y fiera
cuando gusta. Madre artífice de mis más puros pensamientos, revelación constante de la vida
ensoñación, juicio perfecto de la temperancia equilibrada, añorada, confirmada, ama de
corazones potentes y libres de vicios, vieja escuela de la cortesía y la razón. Sin ellas
desgracia, infinito desvarío, temores antiguos de la mano sin cuerpo, evolución inconclusa.
Quién sino ella, presencia omnipotente, que se apiada de mi mente y se aparece en todos lados
como fantasma.
Las mujeres no son mujeres, son diosas vestidas de humanidad, revestidas con encanto y
pupilas que te incitan a prometerles la vida. Parecen suaves cuando son intensas e intensas
cuando parece se van a dormir. Son astucia pues cortejan, y me declaro culpable de cometer
todos los crímenes por ellas, pasar el exilio de mi civilización a cambio del sentido que le dan a
mi vida. Cuando una mujer habla, el universo, y las galaxias, y la expansión de todo cuanto
existe calla, o al menos así parece en mi mente, pues todo deja de ser, y la más grande
maravilla se vuelve un sobre de té en el agua hirviendo. La mulata que me desvirgó, la de ojos
grandes que me enamoró, la loca que me enseñó de la vida, la triste que me enseñó a apreciar,
la de cuerpo perfecto que me enseñó a perderme, y la mujer madura que me hizo encontrarme
de nuevo. La celosa que me dio su vida, y la sucia que me enseñó a confiar, la tonta que me
hizo entender el abandono, y todas las demás que se llevaron en expedición, pedazos enteros
sin trozar de mi existencia.
Son el rezago de los poemas jamás escritos, el elixir prohibido de la buena vida y la
sabiduría eterna, como Salomón, reinas de la magia antigua y el conocimiento prematuro,
primigenio, veterotestamentario. Esfinges de un mundo lleno de gracia, donde se junta el
dominio y la sensatez, la gracia maravillosa que nos exige ser hombres para ellas, de vivir a la
altura de sus expectativas.
Las he amado, pero no solo eso, también me han amado, adorado, me han dado la dicha
que ningún dios ha podido, la de entender el significado de la vida, la realidad con la que
convivimos y el amor salvaje, las cartas con olor a jazmín, las ropas manchadas de sangre y de
semen, los días vueltos noches y de nuevo días, el alimento de mi esperanza. Me han dado
razón donde no hay lógica, donde solo habita sarcasmo me han vuelto eficaz, apasionado,
concreto y resuelto. Ellas me han hecho, pero también me han deshecho, para luego
moldearme a la fina consecuencia de un acto más puro, la bendición de poder en ocasiones con
mucha osadía llamarme hombre.
Fémina mina de fe, capaces de posibilitar el absurdo en contra, quienes hacen milagros
como se bebe una copa de anís, quienes diariamente conviven con la bendición divina de hacer
lo que les plazca. Fuertes son, voraces y rebeldes, como una bestia que ha nacido domada,
como un genio que por defecto lleva en sí la respuesta casi automática para la resolución de
cualquier conflicto, ansiosas son, hermosas son.
Ni como describir la burla absoluta de nuestra incompatibilidad física, puesto que nosotros
somos burdos y ellas increíblemente hermosas. Como si todo el esfuerzo estuviera impuesto en
haber concebido la perfección estética, el curvo delineo de capas sobre capas de sometimiento
masculino, la razón de subyugarnos en nuestro más grande punto de fortaleza, hacia las nalgas
vueltas cinturas vueltas senos.
Mujer es pecado sí, pero también bendición, un lienzo en blanco que se atreve a pasar del
impresionismo al post-modernismo, para luego consumirse a sí misma y negarlo todo,
dadaísmo con sentido del humor, pureza perfeccionista, abogada de la creación y la
destrucción, diosa servil del desamparado, pasando de beata a santa a la única razón para
realmente ser.
Les he llorado y glorificado, bendecido e idealizado como la pasión sobre todas las
demás. He perdido y encontrado, amado, sentido. Son hechas para hacernos saber que no
somos nada, que hay incluso en nuestro propio mundo, creaciones mil veces más perfectas y
un millón de veces más limpias. Años luz de nuestra podredumbre, galaxias de nuestra
desfachatez.
De la mujer aprendí a sentir, y por saber hacerlo conocí después de tanto la valoración
total que un ser humano merece. Entonces de entre la perdición absoluta de mi ser, me
encontré con el corazón más sincero que hube tocado, la mujer ideal hacia la cual vale la pena
amar sin miedos, y entonces… me dejé llevar…

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