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Reglas litúrgicas para grupos musicales parroquiales.

Introducción:
Los diferentes ministerios dentro de la iglesia toman como base de su conducta los diversos documentos
creados por la iglesia para este fin, en el caso de los ministerios de música estos lineamientos son tomados de
diferentes fuentes que son: CS - SACROSANCTUM CONCILIUM II, IGMR - INSTRUCCIÓN GENERAL DEL
MISAL ROMANO y el ordinario de la Misa.
“Cantate Domino Canticum Novum”. (Cantad al Señor, un cántico nuevo; Salmo 97).
Siendo la Iglesia fiel al mandato del Señor “Id y enseñad”, y consciente de la importancia de la vivencia de la
liturgia que es “manantial de su fuerza y cumbre de su actividad” (SC n. 10) (SACROSANCTUM CONCILIUM),
se interesa por todo lo que ayude a mejorar esta vivencia, pues la iglesia no solo actúa, sino que expresa y vive
de la liturgia.
Recordando lo que el Apóstol invita a los fieles en (Col. 3, 16) “los que se reúnen esperando la venida del Señor
que canten juntos con salmos, himnos, y cánticos espirituales” pues “El canto es señal del gozo del corazón
(Hch. 2, 46) por eso hay que tener “en gran estima el uso del canto en las celebraciones” (IGMR n. 39-40)
(INSTRUCCIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO)
Siendo la música parte “integral de la liturgia solemne” (SC n.112) es de gran importancia, que los ministros del
canto tengan una sólida formación litúrgica, con respecto a este servicio. Con esta intención se ha preparado
esta pequeña guía, para una mejor vivencia de la liturgia, al igual que para acompañar la oración y la actividad
pastoral. Poniendo especial atención a saber diferenciar los cantos que son de uso litúrgico y los que están
destinados para otros momentos diferentes.
“La música será más santa en tanto que se una íntimamente a la acción litúrgica que se celebra” (SC n.112),
así que los cantos que son de uso litúrgico tendrán que cubrir con los siguientes requisitos según las
orientaciones pastorales sobre la música sagrada que la conferencia del episcopado mexicano nos da:
El texto: Siempre debe expresar y estimular la fe en Cristo que reúne a la comunidad que celebra el misterio
pascual. No textos vagamente religiosos o que expresen valores meramente humanos.
La melodía: Esta debe de ser bella, aun en la sencillez y nunca profana, que evoque a música mundana o que
provenga de ella. (Adaptaciones y parodias).
El texto de los cantos debe corresponder al momento que cada uno acompaña:
Los cantos de la celebración eucarística se dividen en dos:
Cantos procesionales, y cantos rituales.
Los cantos procesionales: son los que acompañan, las procesiones de: entrada, ofertorio, aclamación antes
del Evangelio y comunión.
Los cantos rituales: los que son parte del ordinario, Señor ten piedad, Gloria, Santo, Cordero de Dios. Éstos
no pueden ser sustituidos por ningún otro canto y la letra de éstos debe de ser respetada.
Entrada
Tiene origen en torno a los Siglos IV – V, ante la necesidad de acompañar la procesión en las grandes
Basílicas.
Su finalidad, es abrir la celebración, fomentar la unión de los que se han reunido, elevar sus pensamientos a
la contemplación del misterio del tiempo litúrgico o de la fiesta y acompañar la procesión del sacerdote y los
ministros.
Este canto debe de terminar en cuanto el sacerdote toma su lugar en la sede.
Se pueden ocupar cantos inspirados en los salmos, u otro canto que se acomode a la acción litúrgica según lo
que su finalidad pide o de la índole del día o el tiempo que se celebra. (Cfr.IGMR. 47 – 48)
Señor Ten Piedad
Con este canto los fieles aclaman al señor, piden misericordia y reconocen el Señorío de Cristo.
Se canta o se recita siempre, a no ser que sea sustituido por la aspersión en el tiempo Pascual o alguna
procesión el Domingo de ramos y el día de la presentación del Señor.
Cuando se ocupa el tercer formulario de acto penitencial, este se hace a manera de tropos, y se puede cantar
entre cada tropo o recitar según el celebrante lo pida. (Cfr.IGMR n. 52)
Gloria
“Es un antiquísimo y venerable himno con que la iglesia congregada en el Espíritu Santo glorifica a Dios Padre
y al Cordero y le presentas sus suplicas. Este himno no se puede, cambiar por ningún otro”. (IGMR. N. 53).
Hay que poner especial atención en esto. Ya que la existencia de varios cantos que dicen “Gloria”, y son
usados en la liturgia, no son propios. Hay cantos que por el tradicional uso en nuestro pueblo pueden
entonarse, pero no es lo mejor. Habrá que revisar que este canto coincida en su mayoría con el texto del Misal
Romano en la página 284.
Gloria a Dios en el cielo, ten piedad de nosotros;
y en la tierra paz a quienes ama el Señor. tú que quitas el pecado del mundo,
Por tu inmensa gloria atiende nuestra súplica;
te alabamos, te bendecimos, tú que estás sentado a la derecha del Padre,
te adoramos, te glorificamos, ten piedad de nosotros;
te damos gracias, porque sólo tú eres Santo,
Señor Dios, Rey celestial, sólo tú Señor,
Dios Padre todopoderoso. sólo tú Altísimo, Jesucristo,
Señor, Hijo único, Jesucristo. con el Espíritu Santo
Señor Dios, Cordero de Dios, en la gloria de Dios Padre.
Hijo del Padre; Amén.
tú que quitas el pecado del mundo,

Salmo Responsorial
Los Salmos, Palabra de Dios, son composiciones líricas destinadas a ser cantadas, constituyen el libro de los
cantos del pueblo de Israel. Muchos de ellos contienen indicaciones musicales, del instrumento con que han de
ser acompañados, de cómo han de ser interpretados, al maestro del coro, al solista, etc.
El salmo constituye una parte muy importante del culto sinagogal. Toda la liturgia sinagogal era cantada y cada
libro de la escritura tenía su propia cantilación.
El término salmo evoca, en su expresión en hebreo -mizmor- , el poema con acompañamiento de instrumento,
que le da cadencia y armonía, o, en griego -psalmos- , las cuerdas de la lira que se pinzan o pellizcan para que
suene su armonía. La colección de los salmos -tehillim- evoca la actitud de alabanza festiva y continua del
pueblo elegido ante el Señor.
Qué es salmodiar (cantilación)
En términos litúrgicos la cantilación es una recitación ritmo-melódica y es ésta una forma de expresión muy
concreta de recitar, o declamar o decir, un poema con un ritmo y un tono, con cadencias repetidas o progresivas.
Esta cantilación se puede dar bien en un himno o bien en una sentencia de la sabiduría.
Por tanto, salmodiar no es una actividad musical propiamente dicha, sino el arte de decir musicalmente un
poema, cuyo mensaje se inspira en la fe y se expresa en y para la comunidad.
Consejos para una buena entonación de un salmo responsorial
a) Al iniciar, no se debe decir: “Salmo responsorial. Repitamos todos”. Después de una pausa, al finalizar
la primera lectura, el salmista inicia directamente el estribillo, cantando o rezado, que la asamblea repite.
Tampoco hay que decir: “Todos”, para invitar a la respuesta (el gesto que debe hacer después de cada
estrofa es de mirar a la asamblea y el monitor repite la Antífona con la Asamblea).
b) El Salmista debe ser una persona distinta de la del lector de la primera lectura, porque el salmo es de
un género literario diferente de los otros textos del Antiguo Testamento (o Hechos y Apocalipsis en
tiempo Pascual). Además, favorece una mayor participación de la asamblea al confiar este ministerio a
otra persona. (sugerimos que sea del equipo coral)
c) Si el salmo se llama responsorial es porque se hace de tal forma que la comunidad va respondiendo a
las estrofas dichas por el salmista.
d) Que la comunidad cante la antífona o respuesta propia u otra bien parecida a ella en su espíritu y sentido,
y que el salmista cante las estrofas salmodiándolas.
e) Declamar el salmo con la comunidad (alternando con la asamblea o toda la asamblea declama el salmo).
f) El Salmo es parte integrante de la Palabra de Dios y es palabra de Dios. Si no se canta, se recita.
Sustituirlo por un canto cualquiera o que no responde a la lectura, es empobrecer la respuesta a la
palabra de Dios. Razones bíblicas y litúrgicas aconsejan mantener el salmo señalando en el Leccionario.
g) El Salmo requiere un tono de voz adecuado al tema del mismo: contemplación, meditación, acción de
gracias, súplica, invitación a la alabanza.
En el más perfecto de los casos esta es una actividad propia del salmista preparado con anticipación en este
menester, podríamos decir que el grupo musical parroquial se convierte en parte de la voz del pueblo siendo
este el primero en responder a la formula dada por el salmista dando con ello realce al mismo canto.
La aclamación antes del evangelio
Que en su mayoría de los casos es el Aleluya que significa “alabado sea Yahvé” se canta después del salmo,
en las ferias, o después de la segunda lectura o secuencia si los hay. “El Aleluya o el verso que precede al
Evangelio si no se canta, puede omitirse”, (IGMR. n. 63, c).
En el tiempo de cuaresma esta aclamación no es aleluya, sino: “Honor y gloria a ti Señor Jesús”, en ambos
casos se debe respetar el texto del día. (IGMR n. 62)
Estas aclamaciones no deben terminar antes de que el Sacerdote o el Diacono llegue al ambón, se puede
repetir cuantas veces sea necesario.
Ofertorio
El contenido de este canto tiene que expresar la ofrenda que es llevada al altar, el pan y el vino son signo del
trabajo del hombre, con este entregamos nuestra vida unida a la de nuestros hermanos. No debe de ser un
canto, de petición, que repitan el contenido de la oración universal, o un Ave María (canto Mariano).
Este canto acompaña la procesión de las ofrendas, y también el rito de ofertorio, y se prolonga si hay
incensación. (Cfr. IGMR. n. 74)
Santo
Este canto es una aclamación, en que la asamblea, uniéndose a las potestades celestiales, canta o recita. El
texto de este no debe de ser cambiado.
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Se sugiere no llevar introducción musical o en tal caso que sea lo más breve posible y no perder la intención
de respuesta a los prefacios propios, “Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:” Santo, Santo, Santo…
El canto de paz
Este es opcional y acompaña este mismo gesto (darnos la Paz), pero nunca debe sustituir al canto del
Cordero. Su texto debe hacer alusión concreta al gesto que acompaña.
Cordero de Dios
Este canto expresa el sacrificio de Cristo, como víctima, y acompaña el rito de la fracción del Pan. Por eso
este comienza cuando el sacerdote fracciona el Pan. “Puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta la
conclusión del rito. Se usa el texto del Misal Romano recordando que la última vez se concluirá con las
palabras danos la paz.” (IGMR. n.83).
Comunión
Este canto comienza mientras el sacerdote recibe el sacramento de la comunión, el cual por unión de voces
debe expresar la unión espiritual, y el carácter comunitario de la procesión de los que van a recibir la eucaristía.
es por eso que bebe de tener un contenido eucarístico. Debe de terminar lo más pronto posible después de que
la última persona comulgó. (IGMR. 86).
Silencio Sacro
Se puede sustituir el silencio sacro, cantando un himno, salmo u otro canto que enriquezca la celebración, por
su temática. Este canto no tiene que distraer a la asamblea, sino que ayude a la meditación del misterio
celebrado de lo contrario será mejor no sustituirlo. (Cfr. IGMR. n.88).
Salida
Este canto no es propiamente parte de la liturgia, pero ayuda en cuanto a que acompaña la procesión de salida,
puede hacerse un canto de acción de gracias o a María, deberían de omitirse los cantos de animación y letras
fuera de la acción litúrgica.
Perfil recomendado para el servicio de Grupos musicales parroquiales.
Tomando en cuenta estas disposiciones, recordando lo que dice San Agustín:
“Pues aquel que canta alabanzas, no solo alaba, sino que también alaba con alegría; aquel que canta
alabanzas, no solo canta, sino que también ama a quien le canta. En la alabanza hay una proclamación de
reconocimiento, en la canción del amante hay amor...”
Y que a través del tiempo se ha ido resumiendo en “Quien bien canta, ora dos veces”, y este bien cantar, solo
se da en tres rasgos formativos;
Formación cristiana; En Efesios 4:11 al 13 Pablo habla que la meta de todo cristiano es llegar a ser un varón
perfecto, es decir, una mujer o un hombre maduros, completos en Jesús. Ahora bien ¿Qué significan esas
palabras del apóstol? ¿Cómo identificamos o definimos a una persona madura? En nuestra opinión si miramos
a Jesús podemos sacar conclusiones útiles, podemos ver rasgos de su manera de ser que deberíamos
desarrollar en nuestras vidas. Nosotros pensamos que una persona madura en Cristo es aquella que da
evidencia en su vida de las siguientes características: Amor, Biblia, Oración, Espíritu Santo, Adiestramiento,
Compañerismo Cristiano, Evangelización, Obediencia y Mayordomía. Si nos fijamos, veremos que todas esas
características son evidentes en el Maestro.
Formación litúrgica: La palabra Liturgia viene del griego (leitourgia) y quiere decir servicio público,
generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad. Hoy se usa para designar todo el conjunto de la oración
pública de la Iglesia y de la celebración sacramental.
El Concilio Vaticano II en la "Constitución sobre la Liturgia" nos presenta un tratado amplio, profundo y pastoral
sobre el tema. Citamos algunos conceptos para darnos una idea de lo importante que es vivir la Liturgia, si
queremos enriquecernos de los dones que proceden de la acción redentora de Nuestro Señor. "La Liturgia es
el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera realizan
la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce
el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su
Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo
grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia". En esta descripción encontramos lo que es realmente la
Liturgia:
1. Es el ejercicio del sacerdocio de Cristo. Es decir, en la Liturgia, Cristo actúa como sacerdote,
ofreciéndose al Padre, para la salvación de los hombres.
2. Los signos sensibles realizan la santificación de los hombres en lo que quieren decir. Por ejemplo, el
agua en el Bautismo significa y realiza la purificación y es principio de vida, el pan en la Eucaristía
alimenta el espíritu del hombre.
3. En la acción litúrgica, Cristo y los cristianos, que forman el Cuerpo Místico, ejercen el culto público.
4. Es la acción sagrada por excelencia, que ninguna oración o acción humana puede igualar por ser obra
de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo.
5. "La Liturgia es la cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde
mana toda su fuerza".
Así se entiende que la celebración de la liturgia es el centro de la vida cristiana. Participando plenamente en la
celebración llegamos a hacer que toda nuestra vida sea también celebración de ese misterio.
Por eso quien asiste a la misa y solo ve en ella el festejar un acontecimiento social (un nacimiento, una boda,
un funeral, etc.), capta algo cierto sin duda; pero se pierde la raíz, y, por tanto, la profundidad y la plenitud de lo
que ahí acontece.
Tampoco se trata simplemente de una fiesta donde recordamos lo que Cristo hizo (su vida, sus milagros, su
muerte y resurrección); sino que, por una acción divina, todo ello se hace presente. Y nos permite participar en
esa obra redentora, llevando ahí nuestros trabajos y tareas, alegrías y penas, nuestra vida entera que queremos
sea transformada por la gracia divina.
Por tanto, en la liturgia, lo primero no es lo que hacemos las personas humanas, sino lo que hacen las personas
divinas (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Junto con eso, es importante también lo que hacemos nosotros.
Con terminología de San Agustín, es el "Cristo total", Cabeza y miembros, el que hace memoria viva, "actualiza"
la obra de Cristo. Esto sucede sobre todo en la Eucaristía (la misa).
Formación técnica requerida para este servicio. Si bien sabemos que la música es un arte y que el arte
tiende a ser muy relativo, ya que en general los artistas por su naturaleza creativa pueden crear mucho con muy
poco, trabajando por mucho tiempo con grupos musicales parroquiales y teniendo en cuenta las necesidades
de este ministerio se debe ser educado lo mejor posible en música, teniendo en cuenta que el instrumento
principal debe ser siempre la voz humana, por ello es necesario ser instruido con los conocimientos que
cualquier músico (religioso o no) debe saber.

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