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Sabiduría monástica
para buscadores de la luz
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Colección «SERVIDORES Y TESTIGOS»
83
Joan Chittister, OSB
Versión española:
Ramón Ibero Iglesias
© 2001 by Editorial Sal Terrae
Polígono de Raos, Parcela 14-1
39600 Maliaño (Cantabria)
Fax: 942 369 201
E-mail: salterrae@salterrae.es
http://www.salterrae.es
Fotocomposición:
Sal Terrae - Santander
Impresión y encuademación:
Grafo, S.A. - Bilbao
Este libro está dedicado
a todas las almas contemplativas en la acción
que han puesto a prueba mi visión
y han dado profundidad a mi espíritu
con sólo hacer presente a Dios
dondequiera que se encontraran,
y en particular a Mary Margaret Kraus, OSB,
antigua priora de las Benedictinas de Erie,
que rezuma todo aquello
de lo que hablan estas páginas.
ín&íce
Agradecimientos 9
Vida iluminada:
Ser contemplativos en medio del caos . . . 11
Consciencia 19
Belleza 25
Comunidad 31
Vida diaria 37
Iluminación 43
Fe 49
Crecimiento 55
Humildad 61
Interioridad 67
Justicia 73
Benevolencia 79
Lectio, el arte de la lectura santa 85
Metanoia, llamada a la conversión 91
Naturaleza 97
Apertura 103
Oración 109
Búsqueda 115
Re-creación 121
Silencio 127
Tiempo 133
8 LA VIDA ILUMINADA
Comprensión 139
Visión 145
Trabajo 151
Xenofilia, el amor a los extranjeros . . . . 157
Ansia 163
Celo 169
Bibliografía 181
gra&ecímíentoa
i
La humildad y la contemplación son las herma-
nas gemelas invisibles de la vida espiritual. No
puede existir la una sin la otra. En primer lugar,
no hay vida contemplativa sin humildad, la cual
nos permite percibir, superando el mito de nues-
tra propia grandeza, la grandeza cósmica de
Dios. En segundo lugar, una vez que hemos co-
nocido realmente la grandeza de Dios, vemos el
resto de la vida -incluidos nosotros mismos- en
perspectiva. Cuando el hombre llegó a la Luna,
comprendimos cuan insignificantes éramos real-
mente en el universo. Empezamos a revisar todas
nuestras ideas, tan celosamente poseídas, sobre
la importancia del ser humano. La humildad
lleva directamente a la contemplación.
La humildad me permite situarme con infini-
to respeto ante el mundo, recibir sus dones y
aprender sus lecciones. Pero ser humilde no sig-
nifica ser empequeñecido. De hecho, la humil-
dad y las humillaciones no son lo mismo. Las
humillaciones me degradan como ser humano.
La humildad es la capacidad de reconocer el
lugar que me corresponde en el universo: polvo
y gloria a la vez; gloria de Dios, ciertamente,
pero polvo, en definitiva.
64 LA VIDA ILUMINADA
Otras fuentes: