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Cuando se enfatiza sobre la afectividad colectiva se debe tomar en cuenta que esta
es el proceso y estructura de los términos afectivos y que estos términos y sus
sinónimos también son sinónimos de otros términos, es por ello que Fernández
Christlieb nos habla de que todo afecto es una forma, las formas son situaciones,
las situaciones son ciudades, las ciudades son sociedades, las sociedades son
cultura.
Por considerarse, las formas como símbolos de sí mismas, y ellas ser su propio
símbolo se observa que el ambiente dentro del film se da a través de
representaciones simbólicas simples y esquematizadas las cuales dan a entender
el estatus social del pueblo y de cada uno de los personajes creando una atmósfera
y un sentimiento de decadencia.
Si hablamos en cuanto a los personajes y vemos a cada uno de ellos como los
sintientes de la forma y que estos están inmersos dentro de esta y forman parte del
sentimiento como dice Fernández Christlieb “el sintiente pertenece a su sentimiento;
por eso se dice que uno está poseído por sus afectos”, esto produce para el
espectador saber y sentir que para los personajes las situaciones y las emociones sí
son «reales», por ende se considera que el film contribuye a la centralización de las
emociones y que el propio espectador queda progresivamente atrapado en este
juego emocional, del que no es menos responsable la voz de John Hurt que va
relatando la historia como si de un cuento cruel se tratara, en una bellísima prosa
entre irónica y lírica.
En conclusión, si una forma es aquello que es real pero no se puede decir y que no
se puede describir, como en el caso de los afectos, entonces se diría que lo afectivo
es todo aquello que no tiene lógica ni tiene pensamiento, pero tiene realidad y tiene
forma, generando esta una serie de relaciones en lo colectivo y conformando la
realidad social de un grupo de individuos, esto se muestra ampliamente en el film
Dogville.