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Lavalle:
Tierra de presencias inquietantes
Historia y leyendas de los arenales
Mendoza, Argentina
2010
AUSPICIO
Itinerarios Culturales Rutas Artístico Patrimoniales
Lavalle: Tierra de presencias inquietantes
Historia y leyendas de los arenales
ISBN 978-987-575-098-2
1. Historia Regional. I. Hurtado, Silvia Marcela II. Colombi, Pablo Darío, colab. III. Castellino, Marta
Elena, dir. IV. Título
CDD 982.64
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
PÓRTICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
ACTIVIDADES ECONÓMICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
El “DESIERTO VERDE” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
POBLAMIENTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
La Asunción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
El o los cementerios de La Asunción . . . . . . . . . . . . . 180
El Cavadito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
10 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES
una creación shakespeariana, ha sentido a nuestro ser comunitario. rales que aúnen las bellezas natu- culturales integradas.
dado origen a una torre donde se La propuesta se singulariza por rales de Mendoza con el recuerdo
supone que vivió el gran celoso utilizar como criterio de selección de su riquísimo patrimonio intangi- En una primera etapa hemos
que en realidad no existió nunca. para la trazado de los itinerarios ble representado por los escrito- propuesto los siguientes recorri-
Aquí ha sucedido al revés: el libro la mediación artística, vale res, músicos, artistas plásticos, dos, cada uno de los cuales se de-
atrajo la curiosidad hacia la casa decir, el valor agregado que repre- etc., que le confirieron prestigio a sarrolla en un volumen:
[...]. En realidad, si bien se mira, lo senta la relación del sitio conside- nivel nacional e internacional, y
único importante es que prevalez- rado patrimonio con los “relatos cuya presencia está indisoluble- Guaymallén: tierra de poetas.
can los hijos de la imaginación” subjetivos” que los hacedores cul- mente unida a los sitios en que vi- El pasado indígena y el papel fun-
(En: Placeres y fatigas de los turales han hecho de ellos. vieron y que aparecen textualiza- dacional de los inmigrantes.
viajes). Itinerarios culturales. Rutas dos o evocados en sus obras, Lavalle: tierra de presencias in-
artístico - patrimoniales de Men- alcanzando así una vida impere- quietantes. Historia y leyendas de
doza es un proyecto de coopera- cedera: la del arte. los arenales.
Este Proyecto cuyos resulta- ción interinstitucional y de exten- Por su parte, la Dirección de San Rafael: el oasis frutal y so-
dos hoy ponemos a considera- sión y transferencia al medio Patrimonio Cultural, en cumpli- leado; entre la égloga y el mito del
ción, y que fue realizado gracias a desde la Institución universitaria miento de su finalidad específica paraíso perdido.
un subsidio otorgado por el Fondo como productora de conocimiento de velar por la conservación, in- Malargüe: la magia de la voz y
de Integración de la Secretaría de crítico, y la Dirección de Patrimo- cremento y difusión de los bienes la memoria en medio de bellezas
Relaciones Institucionales de la nio cultural, como unidad ejecuto- de interés histórico y artístico y naturales que vencen los tiempos.
UNCuyo, consiste en el diseño de ra de gestión cultural. Así, este también el ámbito natural, todo lo
una serie de recorridos artístico - proyecto nace de la conjunción de cual configura nuestro patrimonio Posteriormente podrán agre-
patrimoniales por distintos secto- esfuerzos entre la Universidad cultural, aporta el sustento teórico garse, en sucesivas etapas, otros
res de la provincia. Estas rutas Nacional de Cuyo, en particular la y la experiencia en el área para la recorridos, hasta cubrir la totalidad
combinan el conocimiento de di- Facultad de Filosofía y Letras y de elaboración y puesta en práctica del territorio provincial.
versos aspectos de la realidad cul- Arte y Diseño, por una parte, y por del proyecto, como un modo de
tural y natural de Mendoza, bus- otra, la Secretaría de Cultura del dar continuidad y armonía al desa- Por un motivo entrañable, he-
cando el nexo profundo que une Gobierno de Mendoza, a través rrollo social y espiritual de la pro- mos iniciado la publicación con el
en un todo armónico naturaleza y de la Dirección de Patrimonio vincia, reafirmando su identidad volumen dedicado a Lavalle, lue-
obra del hombre, entendiendo por Cultural. cultural. go de cumplir con todas las “pere-
tal tanto la que ha obrado sobre la En el marco de la línea de in- Es así que proponemos una grinaciones rituales”, propiciato-
faz material del territorio, como la vestigación que en forma sosteni- acción encarada en forma con- rias de la escritura; luego de
que ha dejado una impronta espi- da viene llevando a cabo el Centro junta, en la que se lleva a cabo recorrer Huanacache, el antiguo
ritual. De esta manera se pretende de Estudios de Literatura de Men- la articulación entre la Universi- paraíso huarpano, en el corazón
revalorizar y difundir la obra de doza (CELIM), de la Facultad de dad como productora de conoci- del desierto lavallino.
nuestros hacedores culturales en Filosofía y Letras sobre “Literatura miento, a través de una de sus Geografía de tierra reseca
su propio contexto de producción, y cultura de Mendoza” se advirtió finalidades específicas como es (verdadero Cuyum de la sed y las
en el entorno en que se gestó y la necesidad de emplear dichos la investigación, y los organis- arenas); de fauna huidiza, casi
como resultado último de una pe- conocimientos en el diseño de al- mos estatales encargados del di- únicamente visible a través de
culiar ecuación que da identidad y gunos recorridos turísticos y cultu- seño y aplicación de políticas esas catas bullangueras cuyos ni-
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dos decoran en profusión los ár- mente oscuras en su abismante sierto, requieren de nosotros el cién ahora podemos pretender
boles lugareños; de flora pobre y sugestión de misterio, poco antes regalo de botellas de agua, ofren- asomarnos al misterio de la tierra.
achaparrada, que florece sin em- iluminadas por los fuegos artificia- das votivas que sellan la continui-
bargo en amarillos y espinas, con les y las Vivas a la Virgen del dad de nuestros mundos, que Esta propuesta que hoy some-
el chañar, con el retortuño... Rosario. desdibujan la frontera de lo sobre- temos a la consideración general
Un sistema hidrográfico modifi- Sí, hemos ido a las Lagunas en natural. se inscribe dentro de la política de
cado tanto por la mano del hom- los breves días de su alegría territorialización que viene enca-
bre (desvío del curso del río hacia anual, allá por octubre, fiesta de la Hemos escuchado el viento en rando en forma prioritaria la Uni-
tierras labrantías), como por cau- Santa Patrona...; pero hemos via- Los Altos Limpios (¿será acaso el versidad Nacional de Cuyo, a
sas telúricas (movimientos que jado también cuando la soledad y legendario Hachador, el espíritu través de la Secretaría de Relacio-
afectaron la topografía de la zo- el frío hacían todavía más hondos solo de una tierra en sufrimien- nes Institucionales y Territorializa-
na). Una economía pastoril, arcai- el desamparo y el silencio: pare- to?). Y ante la estricta desnudez ción, y aspiramos a que contribu-
ca, que nos retrotrae cientos de des de adobe marcadas por los de arena, hemos comprendido ya a fortalecer los vínculos
años en alucinado retorno a los surcos del tiempo, que aún no ha- que existe también la belleza del existentes entre las distintas zo-
orígenes, a la mítica Pachamama bían recibido su bautismo de cal, vacío, de lo inexistente... el encan- nas o departamentos de la provin-
–Señora de los multiplicos– diosa para disponerse –ellas también– a to casi abstracto de un paisaje cia, a través del mutuo conoci-
indígena de la fecundidad: Madre la fiesta... Puertas cerradas, cam- que, sin ofrecer nada a los ojos, miento y aprecio de sus bienes
Tierra... panas silenciosas... Vísperas de eleva insensiblemente el alma a la culturales respectivos.
Hemos conocido las Lagunas todo: de la fe, de la alegría, de la meditación del misterio...
del Rosario y su Capilla, Catedral vida misma... Sólo un sitio paradó- Sí, hemos cumplido con todas
del desierto, en sus días bullicio- jicamente alegre: el cementerio las peregrinaciones rituales. Re- Marta Elena Castellino
sos, cuando la celebración de vecino a la Capilla (justo enfrente
Nuestra Señora congrega una del Reprofundo donde lloran las
multitud de fervorosos y de curio- velas los lunes, días de ánimas),
sos... días mágicos, propicios a to- con sus humildes coronas de flo-
dos los rituales... los de la fe pero res de papel, brillantes y coloridos
también los del amor y el vino... testimonios de piedad en ese hu-
Días en los que se asiste a una milde camposanto lagunero.
suspensión del tiempo ordinario
para ingresar (oh Pachamama re- Hemos viajado también a La
diviva) en un círculo sagrado don- Asunción, hemos hablado con los
de se exalta por sobre todo la fe- lugareños y hemos sabido de la
cundidad de la tierra, junto a la profunda sabiduría ancestral que
celebración de la Madre de Dios. dispone que aquellos que han na-
Noches del Bordo Negro, don- cido y muerto en la tierra reposen
de afloran antiguas superviven- en un lugar diferente de los que no
cias paganas, agazapadas entre son nativos de la zona; hemos
la bebida y los bailes... Noches es- aprendido también que las almas,
trelladas del desierto, profunda- en las profundas noches del de-
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PÓRTICO
Media entre las provincias de Mendoza y San Juan
un desierto que por su falta completa
de agua recibe el nombre de travesía.
calor y sequedad y, por una no di- (Cancionero popular cuyano. Ana- gráfico se une con lo histórico: cada caso a intenciones diversas,
fícil traslación de sentido, sugiere les del Primer Congreso de Histo- cronistas, viajeros argentinos y que van desde el simple releva-
aridez y ardimiento; términos am- ria de Cuyo, vol. VII. Mendoza, extranjeros de los siglos XVIII, XIX miento del dato topográfico curio-
bos contenidos en la definición pri- Junta de Estudios Históricos de y XX, artistas plásticos, narrado- so, hasta una estilización artística
migenia de estas tierras del Cu- Mendoza. Mendoza, Best, 1938, res, poetas... La textualización del dentro de un mundo claramente
yum o “País de las arenas”. Si p. CXVII), y que habla del ardi- referente geográfico obedece en personal.
bien la etimología y consiguiente miento de la tierra salitrosa, des-
significación del topónimo indíge- provista de vegetación, quemada
na ha sido discutida, optamos por por soles y Zondas, pero también
la versión que Juan Draghi Lucero por ese ardor de las pasiones que Uno de los primeros cronistas que escribieron sobre la región de Cuyo,
propone: “Cuyum, significa en el -según el mismo Draghi- constitu- Juan López de Velazco, con el estilo conciso del cosmógrafo, anota los da-
materno idioma patrio: tierra are- ye el clima emocional de esta tie- tos esenciales del paisaje: la aridez que sólo se vence con el riego artificial;
nosa, o en otras palabras más re- rra: tierra y hombre unidos en una la flora y la fauna aborigen; los incipientes frutos de la agricultura, junto con
la docilidad de los primitivos pobladores; la existencia de un conjunto de la-
presentativas: tierra sedienta” misma configuración...
gunas (suponemos, las de Huanacache) que desde el comienzo se erigen
como un espacio con rasgos distintivos:
ral; artesanía y comidas típicas son la llave que tienta a los viajeros a sumer- sierto la miel es más pura, no tiene ningún tipo de polución ambiental. Y tie-
girse en costumbres arraigadas en el desierto [...] En el encantador poblado ne buen rendimiento”.
de raíces huarpes chivos asados y almuerzos en las casas de los habitan-
tes, visitas guiadas a la capilla y a la Reserva Telteca, talleres de artesanías Gregorio Manzur. Guanacache, las tierras de la sed.
en lana y cuero, son las actividades propuestas. Además por supuesto hay Mendoza, Fundación Marañón, 2007
exposición y venta de los artículos que elaboran en la comunidad [...] todo el
que llega a Asunción quiere empaparse de los relatos ancestrales, conocer
las casitas de pisos de tierra y vivenciar los trabajos rurales de los nativos
[...]. Gregorio Manzur
Puesto de los hermanos González, comidas típicas [...] Puesto El Águila,
de Marcelino Villegas, comidas criollas, artesanías y hospedaje [...]. Gregorio Manzur nació en 1936 en la localidad de El Algarrobal, provin-
cia de Mendoza, hijo de padre de origen libanés y de madre criolla. Muy
Días de campo pronto, en la escuela primaria se interesa por el teatro, lo que lo llevó a es-
Finca La Milagrosa y Casona La Magdalena [...] ofrecen además de hos- tudiar en la Escuela de Arte Dramático de la Universidad de Cuyo, nada más
pedaje rural días de descanso al aire libre con comidas criollas, fogones, gui- y nada menos que con una discípula directa del gran director de teatro ruso
tarreadas, paseos a caballo o en carro tirado con tractor [...] La Milagrosa [...] Stanivslavski, Galina Tolmacheva.
Cortadera s/n a metros de Morón, Costa de Araujo [...]”. A partir de allí, su trayectoria lo convirtió en un auténtico “ciudadano del
mundo”, tal como él mismo relata: “formé parte del elenco estable de esa ins-
titución, y luego empecé a montar obras de teatro... Al inaugurarse Canal 7
Diario Los Andes, 11 de abril de 2010 de TV, fui contratado para montar obras ahí. Y me interesé en la dirección de
cámaras. Luego pasé a trabajar en el Canal 9 de Buenos Aires, donde, ade-
más, me desempeñé como actor. Todas estas actividades, sumadas a mi tra-
Los médanos de Los Altos Lim- En el oasis, fincas, bodegas y yectoria como realizador, me permitieron ganar un premio del Fondo de las
pios y la Reserva de los Bosques agroindustrias muestran un vergel Artes, el cual consistió en un curso de perfeccionamiento en Nueva York. Fui
Telteca son sitios donde se puede rural. Los antiguos trigales fueron allí e hice el curso en la ABC (American Broadcasting Company), y luego fui
observar la fauna y la flora ricas sustituidos por extensos viñedos y invitado por la radio y televisión francesa, donde estudié y trabajé un año y
del monte. También son atractivos frutales, y han ganado merecida medio, en una época en que la TV era muy creativa. Terminado esto partici-
para el viajero las “Catedrales del fama sus melones y sandías. Asi- pé como director de escena invitado en la Universidad Teatro de las Nacio-
nes, en París, donde monté, entre otras, una obra mía. Luego hice la escue-
Desierto” lagunero de Huanaca- mismo, se observan fértiles cha-
la de cine en Francia, y allí participé en grupos de trabajo con directores
che, como la Capilla de Nuestra cras, y ahora una nueva fuente de venidos de distintas partes del mundo y escribí un par de guiones de pelícu-
Señora del Rosario, de San José o producción va ganando prestigio: las. Poco después, Radio Francia Internacional me contrató como periodis-
de La Asunción, que albergan im- la miel lavallina. ta, trabajé allí varios años y luego pasé a France Culture, la radio cultural de
portantes festividades religiosas. Radio Francia, en donde hasta hoy hago emisiones sobre América Latina pa-
ra los franceses”.
Desde entonces reside en Francia. Ha publicado las novelas Sangre en
“- ¿Miel de qué flores? el ojo e Iguazú, y la colección de cuentos El solsticio del jaguar, además de
su “libro de viajes”: Guanacache, las tierras de la sed. Todas sus obras han
-La flor del algarrobo. La mejor miel de Mendoza es de ahí. La jarilla, el sido traducidas al francés.
alpataco, el chañar, el jume, la zampa. Aparte porque tiene contenido cero
Fuente: “Entrevista a Gregorio Manzur por Ariel Búmbalo”.
de plomo. La miel del gran Mendoza es buena, hay mucha floración, pero tie-
Alphalibros - Literatura y arte
ne algún contenido de plomo a causa de la polución de los autos. En el De-
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Hace lo necesario
su esperanza.
Bettina Ballarini. Sin fundación mítica.
Mendoza, Libros de Piedra Infinita, 2003, p.43
Gregorio Manzur
Antes que nada, quiero aclarar que desde niña amé el desierto y que no jía flores si allí no había flores. Me dijeron que las sacaba de su alma. Algo
puedo dar un por qué razonable si a alguien se le ocurriera pedírmelo. Pero que no he comprendido sino mucha vida después. La ansiedad fotográfica
sí puedo reconstruir el origen de este amor. Tenía cerca de ocho años y los ya había agotado hasta mi rollo de reserva; sin embargo, esa imagen me ha
Reyes Magos me habían traído una de esas cámaras fotográficas que obte- seguido todo el tiempo. Lo mismo que la seducción del desierto.
nían fotos absolutamente cuadradas. Una amiga de la familia nos llevó en- Hace unos pocos años, tuve la oportunidad de realizar un proyecto de al-
tonces a mi camarita y a mí por primera vez a la Fiesta de las Lagunas del fabetización para puesteros jóvenes y adultos de la Reserva de Telteca. Du-
Rosario en Lavalle [...]. rante los casi tres años que duró, conocí muchas expertas tejedoras. Una, la
Por supuesto, documenté minuciosamente con fotos todo el camino y ca- del poema, Josefa, bordaba flores sobre su tejido ayudándose como molde
da imagen que me sorprendía los ojos. Recuerdo que lo que más me impac- con una cáscara de naranja que dividía en cuatro pétalos.
tó del trayecto fue que el colectivo corcoveaba y oscilaba a uno y otro lado Ni las coloridas flores ni las jugosas naranjas se dan en el secano de La-
por una brecha –que llaman picada- abierta en la arena y que algunas per- valle [...]”.
sonas aparecían de la nada de entre los médanos de los costados y se su-
bían al vehículo cargados con bolsos y niños en brazos. Yo preguntaba dón- El Desaguadero
de estaban las casas, porque no podía ver ninguna construcción donde 24 de febrero de 2010
vivieran. Solo arena, guadal, arbustos y algunos algarrobos que salpicaban
el paisaje y de los que colgaban unos extraños y abigarrados nidos que lue-
go supe que eran de catas. Hasta que me señalaron una casa típica del de-
sierto y casi se me fue un rollo de fotos. Paredes y techo tramados con ra- Nuestro viaje a las Lagunas del que luego empalma con el de Pie
mas de arbustos y ‘chicoteados’ con barro hasta formar una estructura Rosario podría iniciarse –hipotéti- de Palo (San Juan) hoy abando-
compacta y flexible. Y la ramada, un techo de cañas como una galería, que camente- desde esa vieja esta- nado, solían agregarse vagones
da la necesaria sombra a la entrada de la casa y que es el espacio de reu- ción del Ferrocarril General Bel- de pasajeros durante un fin de se-
nión. También recuerdo que, desde aquella primera vez, siempre vi muy azul grano, ubicada en Villanueva, mana señalado de octubre, cuan-
el cielo del desierto. Guaymallén, desde donde parte do en Las Lagunas se celebra la
En el entorno de la que llaman la Catedral del Desierto, la del Rosario, (o partía) un tren de carga con festividad de Nuestra Señora del
una capilla colonial encalada y con puertas de algarrobo talladas a cuchillo,
destino a San Juan. A este ramal, Rosario, Patrona de Mendoza.
se celebraba la popular Fiesta a la Virgen del Rosario. Cerca, bajo toldos de
carpa, los famosos bodegones, sostenidos por palos irregulares y nudosos,
los lugareños y los turistas comían asado de chivo, empanadas y bebían o
bailaban folklore, o escuchaban a los tonaderos que floreaban a lo mendoci-
no las cuerdas de sus guitarras o apostaban a una riña de gallos o a un par- El estado de este ramal de Pie de Palo, como de otros tantos, es una ver-
tido de truco. Más allá, el cementerio con cruces de hierro forjado en arabes- dadera postal del abandono:
cos y también talladas en algarrobo y adornadas con claveles de papel
crepé. Todo el bullicio secular vibraba a la par de los sacros rezos y letanías “Los rieles y durmientes que están desvencijados son atravesados por
a la Virgen. Fue mi primer encuentro con el desierto y con sus pobladores, arbustos secos, arrastrados por el viento. En el fondo, una vieja estación
muchos descendientes de huarpes según indicaban sus apellidos. El soca- donde descansan cinco vagones, casi desmantelados. Se trata de la esta-
vón de lo que había sido la gran laguna del humedal de Guanacache brilla- ción de trenes ‘Pie de Palo’, que está en el corazón del pueblo del mismo
ba cubierto no de agua sino de gramilla. Algunas gallinas ‘belichas’ picotea- nombre, en Caucete. Allí, en el caserío de mediados del siglo pasado, don-
ban por allí mientras perros flacos las espantaban y luego se metían entre la de no hay más de 800 habitantes, el fantasma del tren que los hizo resurgir
gente. sigue latente, a pesar de que hace 4 meses ya no se escucha su silbato.
Una mujer muy anciana, inclinado sobre un telar su rostro cuarteado de Casi nadie en el pueblo se acuerda de cuál fue la fecha exacta en que se
arrugas y sus dedos sarmentosos, tejía colores ‘chillones’: fucsia, amarillo fue el último tren. Actualmente, por las vías, sólo transitan algunos rebaños
maíz y verde. En la trama, iban apareciendo flores. Pregunté que por qué te- de cabras, bien temprano en la mañana rumbo al Este, y caída la tarde, de
30 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES
PRESENTACIÓN
vuelta. Precisamente son ex ferroviarios algunos de los que adoptaron la
profesión de criadores de cabras para sobrevivir luego de que el ferrocarril
empezó a desaparecer, a mediados de los ‘90”.
“Los fantasmas del tren”. nclavado en el noreste de paña del Rosario y luego, con fe-
Crónica Ferroviaria; Magazine electrónico
de noticias a todo tren, 26 de mayo 2010
E la provincia de Mendoza,
Lavalle se encuentra a sólo 34 ki-
cha 2 de agosto de 1855, el Go-
bernador de la Provincia de Men-
lómetros de la capital provincial y doza, General Pedro Pascual
cuenta con unos 33 mil habitantes Segura, expidió el decreto respec-
repartidos en sus 10.244 kilóme- tivo, por el cual se creaba la sub-
tros cuadrados de extensión. delegación de Las Lagunas, bajo
Experimentaríamos entonces nos inequívocamente de la entra-
Es uno de los departamentos el nombre de El Rosario, separan-
la emoción –casi inédita en este ña árida de ese Cuyum –“País de
más antiguos, no sólo de la pro- do dicho territorio del Departa-
tiempo de comunicaciones velo- las arenas”- hacia cuyo corazón
vincia, sino de todo Cuyo. En 1837 mento de La Paz, que a la vez ha-
ces- de viajar más en el tiempo marchamos...
el actual territorio de Lavalle figu- bía sido creado con fecha 4 de
que por el espacio, en un abis- No hace mucho, ésa era la
raba como Departamento de cam- agosto de 1850.
mante retroceso de edades; viajar perspectiva para los atrevidos “pe-
–digo- en un trencito para el cual regrinos de la Virgen” que desde
la velocidad no existe; que apenas la ciudad encaraban la aventura
empieza a marchar se detiene de participar en los festejos lagu-
(¿detención programada o forzo- neros. Hoy hay otras opciones pa-
sa?) y permanece casi media hora ra viajar al desierto, a los pueblitos
quieto en una estación, la siguien- de La Asunción y El Cavadito, a
te al punto de partida, que hubié- los Bosques Telteca: la ruta 40 y la
ramos podido alcanzar cómoda- 142 están en perfecto estado, y en
mente en unos minutos, cuanto a los caminos interiores y
caminando. otras sendas complementarias, a
Luego, entre jadeos, nueva- despecho de algunas zonas de
mente la marcha y el ritual repeti- guadales, están consolidados y
do de detenciones y demoras en son de tránsito seguro. De todos
estaciones semiurbanas, hasta modos, siempre es oportuno con-
que finalmente, al encarar decidi- sultar antes encarar la travesía, Departamento de Lavalle
damente “la travesía” y el rumbo a sobre todo si nuestro destino es la
nuestro destino, entre cortinas de Capilla del Rosario. Lavalle es uno de los asenta- llamadas Capilla de Rosario,
polvo, nuestro andar parece ha- Junto con la electricidad y el mientos poblacionales más anti- Asunción y San Miguel.
cerse más constante. Y entonces, agua corriente, un anticipo de pro- guos de Mendoza: en época colo-
horas y horas de campo yermo, de greso ha llegado a ese antiguo nial ya existían en su territorio las Con fecha 18 de enero de
atmósfera ardiente, de vegetación “hábitat huarpano” de que habla poblaciones indígenas denomina- 1859, el Poder Ejecutivo de la Pro-
escasa y achaparrada, de tierra Juan Draghi Lucero. Pero el de- das Indapaico, Gozmita y Elen- vincia decretó que el territorio de
reseca entrando por nuestros ojos sierto sigue incólume en toda su cón, donde surgieron después co- Las Lagunas llevaría en lo sucesi-
y nuestros pulmones, hablándo- capacidad de sugerencia. mo poblaciones civilizadas, las vo el nombre de “Tulumaya”.
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Acerca del significado de la palabra Tulumaya hay distintas versiones: Alfredo R. Bufano
(1895 – 1950)
“Dice Julio Barrera Oro que el nombre indígena de Tulumaya significa río
de los osarios.
Por su parte, esta investigación toponímica manifiesta que la palabra tu-
lumaya es una deformación de un nombre compuesto de la lengua quichua:
tule-mayu, interpretado así: tule es cortadera, junquillo o espadaña, planta
herbácea que por lo general se reproduce en las riberas de los arroyos ce-
nagosos; mayu, en la misma lengua de los quichuas, significa río, mientras Nació en 1895, en Italia, pero su familia se radicó en Guaymallén cuan-
que malla, maya, en lengua pehuenche es color blanco. do contaba unos meses de edad. Debido a un accidente que sufrió a los dos
La cortadera produce un penacho de color blanco amarillento, espigado años, su madre prometió que vestiría el hábito franciscano durante diez
y flexible, por lo que se presume que el nombre tulumaya, tule-mayu, estaría años. De origen humilde, debió trasladarse a Buenos Aires en busca de me-
relacionado con la abundancia de cortadera en el lugar del expresado río o jores horizontes y se desempeñó en muchos oficios desde temprana edad.
arroyo. En 1917 se casa con Ada Giusti y publica su primer libro de poemas: El
En el vocabulario incaico se ha encontrado también la palabra turunma- viajero indeciso. En 1919 publica Canciones de mi casa, en 1920, Misa de
ya, cuyo significado es arco del cielo, lo que podría estar relacionado con el Réquiem y en 1922, Poemas de provincia. Luego retorna a la provincia de
horizonte. Mendoza y se radica en San Rafael, donde ejerció la docencia en la Escue-
Existen otras opiniones que expresan que el nombre tulumaya tiene por la Normal y desarrolló su labor poética en plenitud. A esta segunda etapa
significado río manso”. pertenecen poemarios tan logrados como Poemas de Cuyo (1925); Tierras
de huarpes (1926); Poemas de la nieve (1928); Romancero (1932) o Presen-
Toponimia, tradiciones y leyendas mendocinas. cia de Cuyo (1940).
Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, 1990, pp. 128-129 Dejado cesante de sus cátedras por motivos políticos, se trasladó nueva-
mente a Buenos Aires. Luego viajó a Europa para organizar en España la Ex-
posición del Libro Argentino. Recorre tierras españolas y el norte de África; de
estas vivencias surgen sus dos últimos libros de poemas: Junto a las verdes
Este nombre no logró imponer- da en 1889, la subdelegación de rías (1950) y Marruecos (póstumo, 1951). Falleció en 1950 y sus restos repo-
se en las costumbres, continuán- Las Lagunas del Rosario o de Tu- san en la Villa 25 de Mayo, en San Rafael.
dose con el de Rosario por ser el lumaya pasaría a denominarse
de origen; pero por una Ley dicta- “Departamento de Lavalle”.
El Departamento de Lavalle tie- centrados muy próximos a la capi-
ne una superficie de 10.244 km2 tal mendocina. Este fenómeno de
El poeta Alfredo Bufano (1895-1950) dedica algunas coplas al arroyo Tu- como ya dijimos, y abarca los distri- centripetismo urbano se observa
lumaya, que toma su nombre de un antiguo cacique huarpe:
tos de Villa Tulumaya, Jocolí, Tres en los departamentos que confor-
¡Tulumaya, Tulumaya, Y bríndame la fortuna de Mayo, Jocolí Viejo, El Chilcal, man el gran Mendoza y los que se
arroyo de mi querer, de dar a todo viajero La Pega, El Vergel, Las Violetas, encuentran cerca, como Lavalle.
hacia ti mi copla vaya en el puco de la luna Paramillo, La Holanda, El Carmen, Esta concentración se produjo en
como un junco a florecer. el alma de tu coplero. Ingeniero Gustavo André, Costa de el sector favorecido por el río Men-
Araujo, San Francisco, La Asun- doza, los arroyos Tulumaya, San
Alfredo Bufano. Poemas de Cuyo (1925).
Poesías Completas. Buenos Aires,
ción, Lagunas del Rosario, San Mi- Miguel y Jocolí, los cuales han he-
Ediciones Culturales Argentinas, 1982, Tomo II, p. 404 guel, La Palmera y El Plumero. La cho posible la construcción de una
mayoría de los distritos están con- red de canales para riego.
34 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 35
“Leyenda del Viento Zonda” - Mandaré sobre tu pueblo un viento arrastrado que ahogará en polvo a
la gente, tan caliente que incendiará los campos y las chacras, tan veloz y
“En tiempos muy lejanos, antes de la llegada de los españoles habitaba poderoso que volará los ranchos, tan malsano que morirán los viejos y enlo-
una tribu de huarpes muy dispuesta para la labranza de sus chacras, como quecerán los jóvenes. Este es el castigo.
aficionada a la caza y la recolección de frutos del campo. En sus pequeñas Al instante la Madre Tierra desapareció y comenzó a soplar … el Zonda”.
parcelas sembraban maíz, papa, zapallo, porotos y un grano pequeño y muy
Versión de esta leyenda rescatada de la tradición oral por
nutritivo llamado quínoa.
Osvaldo Rodríguez Flores. Cuentos y leyendas de la tradición cuyana
Era gusto ver en primavera cómo verdeaban las sementeras regadas por
las acequias, que repartían prolijamente entre los surcos el agua, llevándola
a la raíz misma de cada plantita. Y en el verano tata Inti, dador de toda vida,
caldeaba la tierra y los huarpes celebraban el milagro del fruto maduro. Hu-
nuc Huar bendecía año tras año el trabajo fecundo de los hombres y las mu- También ha inspirado a los ar- perial del Japón, numerados del I
jeres del valle. tistas mendocinos, tanto plásticos, al XXV; 75 ejemplares en papel
También en el verano recogían otros frutos silvestres como un regalo de
como narradores, como poetas... verjurado, fabricado especialmen-
la Pachamama. Pero no sólo plantas había, sino también abundantes anima-
les -choiques, guanacos, quirquinchos, vizcachas, perdices y toda clase de Draghi Lucero, por ejemplo, en un te [...] numerados del XXVI al C.
aves- que los hombres cazaban para su alimentación. Arcos, flechas y tam- pasaje de Las mil y una noches Representan la edición común
bién boleadoras esgrimían los hombres en sus partidas de caza. argentinas describe este viento ar- 5.200 ejemplares en papel offset,
Uno de estos cazadores, el joven Gilanco, sobresalía entre todos por su diente, personificándolo: “Retroce- numerados [...]”.
destreza y valentía y gustaba de jactarse de lo poderoso que era con sus fle- dió el moreno Norte, revoliando su
chas frente a una tropilla de guanacos. Un atardecer, luego de una jornada poncho. Se levantaron remolinos
de matanza innecesaria y mientras descansaba frente a una roca, se le apre-
de aire quemante [...] Los ardien-
ció la mismísima Pachamama que envuelta en un viento le habló así:
-Gilanco, gran cazador, los animales que he puesto sobre la tierra sirven
tes resuellos del Norte tostaron
a la vida de los hombres, pero si sigues matando llegará el día en que desa- con sus fuegos encendidos los
parecerán para siempre y no habrá carne para tu alimento, ni pieles para cu- flancos del huracanado Sur [...]
brirte, y faltarán también otros animales y plantas cuya existencia depende Retrocedió a sus arenales asolea-
de los guanacos. La vida es una larga cadena en la que los animales, las dos el moreno Norte, y recogiendo
plantas y el hombre son eslabones que no deben romperse pues peligra to- todos sus hálitos quemantes, los
do el ciclo de la vida sobre la tierra. enfiló en punta de flecha [...]”
Dicho esto la Madre Tierra desapareció, siempre envuelta en un viento.
El atardecer había avanzado y Gilanco, mientras bajaba de los cerros rum-
(Juan Draghi Lucero. Las mil y
bo a su aldea en el valle, pensaba sobre lo ocurrido. una noches argentinas. Buenos
Muchas lunas pasaron y el cazador iba olvidando la advertencia de la Pa- Aires, Kraft, 1953, p. 307).
chamama, hasta que un día, aguijoneado por su vanidad y soberbia, volvió Este pasaje ha sido bellamente
a la cacería impiadosa. Tanta era su imprudencia que no sólo no se confor- ilustrado por el grabador mendoci-
mó con matar guanacos sino que la emprendió también con todo bicho que no Víctor Delhez, en la edición de
caminaba sobre la tierra. lujo realizada por Kraft, cuyo pie
Cierto día, al finalizar la jornada de caza y mientras descansaba feliz, el
de imprenta indica lo siguiente:
cazador vio con sorpresa que envuelta en un viento apareció nuevamente la
Pachamama para hablar de esta manera: “Dirigió la obra en su aspecto grá-
fico don Alberto Kraft. Se impri-
mieron 25 ejemplares en papel im- Grabado de Víctor Delhez
40 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 41
También la poesía mendocina ha recreado artísticamente el fenómeno La gente de campo -señala Juan Isidro Maza- distingue los pozos de los
atmosférico: jagüeles:
Vísperas de Zonda “[...] en los primeros se hace la extracción de agua subterránea por me-
ha dicho el halo de la luna dio de molinos de viento, malacates o bombas con fuerza motriz, mientras
y el cielo colorado que los segundos son vertientes u ojos de agua naturales o cavidades don-
que anduvo el día. de se acumula el agua de las lluvias”.
Tendrás que estar desnudo Juan Isidro Maza. Toponimia, tradiciones y leyendas mendocinas.
y no respetar ninguna gloria Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, 1990, p. 37.
42 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 43
tonces, estábamos ahí comiendo, había venido con otros, con el guía, el se-
ñor Villegas, que es de ahí. Estábamos comiendo, en silencio, absolutamen-
te sepulcral, y aparece el gato. Yo le digo, ¿y ese gato? Y el hombre así, muy
pausado, lo mira y dice : ¿qué gato? Ese gato, el gato ese, tuerto, ese gato
negro. Me mira y me dice : eso no es un gato. Y uno se queda así, esperan-
do, ¿qué me va a decir? ¿Cómo que no es un gato? Es un gato, le digo. Pa-
rece un gato, me dice, pero eso no es un gato. Para ese hombre, eso era
una manifestación del demonio, en forma de gato. Eso me estaba diciendo”.
nen carbonato, sulfato y cloruro de sodio y de potasio, por lo que se las usa- Acerca de la flora de la zona de Las Lagunas también nos ilustra Grego-
ba industrialmente para la preparación de aceitunas y la elaboración de ja- rio Manzur en su “diario de viaje”:
bón de lavar.
Quebracho blanco (Aspidossperma querao blanco): árbol que alcan- “Cuando días después regresé a casa de Heber Sosa, tras el suculento
za entre 6 y 25 metros de altura, corteza con surcos profundos longitudina- asado, Nidia, su esposa, puso la pava de agua a calentar. Heber me propu-
les y transversales, ramas principales ascendentes y las terminales, delga- so regresar al fogón, junto a la arboleda. Como el agua estaba a punto, em-
das y péndulas. Las hojas son persistentes, simples, con una espina en el prendimos la mateada.
ápice. Las flores, blanco amarillentas, son muy perfumadas. Florece a partir Sintiéndolo locuaz tras el quinto o sexto cimarrón, le pregunté ¿qué otros
de octubre y fructifica en enero. Su madera, blanca y resistente, se utilizaba árboles se dan en la zona de Guanacache?
para la fabricación de carros, sillas y banquitos. Su leña provee brasa dura- - Aquí son tres árboles los que forman el estrato arbóreo, me precisó. El
dera y sin humo. En medicina popular, la decocción de sus hojas se utiliza chañar, el retamo y el algarrobo. Antiguamente estaba el quebracho blanco.
para curar heridas. El cocimiento de la corteza sirve para el paludismo y tam- Cuando apareció el ferrocarril descubrieron los bosques de quebracho blan-
bién para teñir de color naranja. Los frutos verdes machacados dan un jugo co que crecían en forma de galería junto al río Desaguadero. Y claro, el que-
que se usa para cuajar la leche de vaca y de cabra para la elaboración de bracho es una madera fuerte, venía de primera para hacer durmientes. Se
quesos. talaron todos esos bosques. Eran bosques en galería que crecían en las ri-
beras de los ríos. Se juntaban las copas y formaban una galería. Todo eso
Retamo (Bulnesia retama): árbol subáfilo de hasta 7 metros de altura.
se perdió, no queda nada. Hoy encontrás algún que otro reducto de quebra-
Sus ramas están cubiertas por una capa de cera blanquecina que se des-
cho blanco. Así es que no podemos decir que el componente arbóreo de
prende en forma de escamas. Sus flores son amarillas y aparecen en octu-
Mendoza es el quebracho. Lo fue, en algún momento. Hoy no hay más. Lo
bre y noviembre, y fructifica entre noviembre y marzo. En cuanto a sus pro-
dominante es el algarrobo.
piedades, de sus ramas se extrae cera, y su producción aumenta con la
- ¿Quién acompaña al algarrobo?
sequedad ambiental. La madera se utiliza para hacer artesanías y los tallos
- El chañar y el retamo.
foliáceos se usan para teñir de color amarillo.
- ¿Y la jarilla?
Atamisque (Capparis atamisquea): arbusto de hasta 3 metros de altu- - Bueno, sí, jarilla, tenés alpataco, atamisque, albaricoque, vidriera, que
ra, con ramas rígidas alternas, con pelos peltados, hojas simples, alternas y son todas esas plantitas que se han adaptado a este tipo de suelo, a este ti-
flores pequeñas, con cuatro pétalos de color amarillo claro. Tiene propieda- po de clima, de salinidad del suelo. De una amplitud térmica muy fuerte. Vos
des medicinales y las hojas producen un humo insectífugo al ser quemadas. tenés inviernos muy crudos, de diez grados bajo cero y tenés veranos de
La corteza y las hojas se utilizan para teñir de color gris. cuarenta grados de temperatura. Y para que una planta se aguante esa am-
Piquillín (Condalia microphylla): arbusto endémico de hasta 2 metros plitud térmica, tiene que estar muy bien adaptada, ¿viste? También hay gra-
de altura, con ramas terminadas en punta espinosa, de color verde oscuro. míneas y estratos herbáceos. Pero en muy baja producción. O sea que no
Las flores son de color amarillo pálido y el fruto, de color rojo, rosado, ama- hay pasto, no hay pastura”,
rillo o negro. Las flores se usan como laxante; los frutos son comestibles. Se
usa como combustible. De las raíces se puede extraer un látex que antigua- Gregorio Manzur. Guanacache, las tierras de la sed.
mente se utilizaba para teñir prendas de color morado. Mendoza, Fundación Marañón, 2007
También en este aspecto es oportuno consultar la sabiduría de los actua- nombre de “albañil”: “del tamaño de un tordo y de color tabaco, que mereció
les pobladores: tal nombre por el modo como fabrica con barro su habitación en el tronco de
los árboles”. Detalla luego con minucia el proceso de construcción, que cul-
“- ¿La fauna que vive dentro de ese gran margen de temperatura, cuál mina en “una linda bóveda” y “tan fuerte, que resiste a la lluvia y a los vien-
es? tos más impetuosos”.
- La fauna típica de lo que es la zona árida, es bastante diversa también.
Pero, básicamente, son animales que están adaptados a este tipo de suelo, Juan Ignacio Molina.
a la poca agua, a la poca disponibilidad de alimento. Vos tenés, por ejemplo, Compendio de la Historia Geográfica, Natural y Civil del Reyno de Chile (1776)
lagartos tipo iguana, que pueden comer insectos. En invierno, cuando no hay
insectos, van a comer semilla, van a comer flores, van a comer vegetales.
Tomemos la lechucita, por ejemplo. Todos la tienen por animal carnívoro, un
predador nocturno. Sin embargo la lechucita te come insectos, come ranas,
come pajaritos, come lagartos. En la época en que no hay lagartijas, en in-
vierno, la lechucita come roedores”.
Las aves más comunes son las loro barranquero. De lechuzas hay
perdices, avutardas, piuquenes y varias especies: los búhos, dormi-
patos en las cuencas lacustres. lones, picaflores, pechos colora-
Hay también aves de rapiña, co- dos, pititorras, etc., son bastante
mo el jote, el gavilán y el halconci- comunes, junto a otros pájaros
to gris. Pueden mencionarse tam- que se distinguen por su canto,
bién la polla de agua, la gallineta, como el jilguero y la calandria, el
la tórtola, la paloma turca, la torca- gran cantor del monte, cuyo canto
za, cuyo grito se oye durante los es variado y perece en cautiverio.
grandes calores en el monte, y el
Al hablar de las aves, se detiene el abate Juan Ignacio Molina en una “es-
pecie de papagayo”, al que llaman “catita” y que “se parece a la tórtola en la
configuración de su cuerpo, aunque es más pequeño: el color del lomo es
verdoso y el del vientre blanquizco”. Menciona también perdices, martinetas,
una especie de faisán llamada “chuña” y un pájaro al que designa con el
56 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES
ACTIVIDADES ECONÓMICAS
Los habitantes más conspicuos de la zona son las “catas”:
“- Las catas también hacen sus nidos..., comenté. No, maestro... Un desierto es un lugar donde no vive nadie,
- Así es, respondió el segundo hombre. Yo hi visto un algarrobo, grando- y aquí todavía vivimos nosotros.
tazo, cubierto de arriba a abajo por un solo nido de cata. Se fabrican pasa- Aunque nadie lo sepa, todavía estamos acá.
dizos por adentro. Es una sola pelota de ramas y espinos, ni se ve el alga-
rrobo. Y charlatanas como son las catas, eso es un hervidero. Menos mal Soledad Esquivel.
que cierran el pico por las noches”. Lagunas del Rosario, Lavalle
En: Rogelio Alberto Aguilera. Poemas de arena
Gregorio Manzur. Guanacache, las tierras de la sed.
Mendoza, Fundación Marañón, 2007
n cuanto a las posibilida- en parte con dinero y en parte con
E des económicas de la zo-
na, en general se relacionan con
trueque” (Luis Triviño y Mario Pig-
nata Monti. “En busca de un pue-
la cría de majadas de cabras y blo olvidado”. Revista La Nación.
ovejas y, en menor medida, de Buenos Aires, 15 de marzo de
“haciendas” (como se denomina al 1981, p. 14).
ganado vacuno) de magro rendi- Sólo una parte del territorio la-
miento económico. Hay algunas vallino es aprovechado para culti-
estancias dedicadas al ganado vo y hay miles de hectáreas espe-
mayor y puestos de cría de capri- rando el desafío de las nuevas
nos, unos pocos con majadas de generaciones. “La riqueza de leja-
importancia. Sin embargo -desta- nos tiempos poco a poco fue de-
ca Luis Triviño- estas explotacio- cayendo, pero sus pobladores
nes “son en general reducidas, –fieles a su terruño- viven en la
distanciadas físicamente entre sí y esperanza de que nuevos proyec-
socialmente aisladas: aun las de tos produzcan un cambio para que
mayor tamaño son todas típicas el hombre no abandone la tierra,
Lagunas del Rosario empresas de familia” (Antropolo- única fuente de su riqueza” (Nor-
gía del desierto. Buenos Aires, ma Acordinaro de Castiglia. Co-
Fundación para la Educación, la nozcamos nuestros departamen-
Ciencia y la Cultura, 1977, p. 112). tos).
Al igual que en el norte, el proce- Para las actividades agrícolas
so de comercialización se hace que se desarrollan en la zona, se
con ventaja relativa para interme- utiliza el agua proveniente del río
diarios y compradores, nunca pa- Mendoza, que se desvía a las dis-
ra el productor: “La economía es tintas fincas por medio de la cana-
tan rudimentaria que, en muchos lización, por lo que es muy impor-
casos, la compraventa se realiza tante, al igual que en otras zonas
58 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 59
del oasis mendocino, la figura del comunitario: iban a trabajar a la to- Italia) cerca de la villa, españoles y apretado que en ellos se puede
tomero. Antes de la construcción ma. En una zona del río realiza- otros– fue cambiando la fisonomía transportar agua sin que se pierda
de los diques, cuando el río crecía ban un dique temporario con ma- productiva de esta región. ni una gota, y en cuyos “hijitos”
en verano, los productores y pro- dera de álamo en forma de “pie de En la zona de las Lagunas se (cestillos pequeños que rodean al
pietarios de fincas, chacras y quin- gallo”, al que le atravesaban ra- da también una cestería artesanal más grande) Draghi Lucero cree
tas, enviaban a sus obreros a rea- mas y palos (llamados “muertos”). de junquillo: los famosos canastos advertir pervivencias del culto a
lizar una especie de trabajo de Huanacache, cuyo tejido es tan Pachamama.
“El hombre era un chinazo. Negro, grandote, mezcla de indio y, tal vez,
de algún integrante de esa raza, según afirman, extinta en nuestras guerras
de independencia... Se ganaba la vida en lo de él. Amansaba algún animal,
desvasaba, tusaba, cortaba el ‘aba’; y siempre tenía un cuerito para trenzar
y vender un cabrito, unas maneas o un cinchón.
[...] De a poco fue tomándole la mano a la pala y la zapa y hasta comen- Cestería
zó a manejar las tijeras de podar. Pero animal de tierra, jamás se le animó al
agua. Por eso cuando, trabajando en la finca de los hermanos Talet, Ignacio
le había dicho: Artesanías del “Desierto”
-Pedro, ¿qué tal anda para el río?, la semana que viene vamos a la ‘to- Alfarería
ma’ y hay que preparar los ‘pie de gallo’ y meterse al agua.
-No, don Inacio, yo no me meto, si quiere voy, pero les hago asao, hacho
palos, junto monte, o cualquier cosa, pero al agua no – había contestado se- Otra fuente de ingresos para das y alforjas que confeccionan
rio y cauteloso”. los desertícolas del norte, princi- las mujeres y bozales, lazos, chi-
palmente, la constituyen las arte- cotes, cinchas y cinturones fabri-
Esto sucedía año tras año y disfrutaban de una gran camaradería donde sanías: peleros, jergones, fraza- cados por los hombres.
cada patrón pagaba el jornal y el Departamento de Irrigación de la Provincia
pagaba el asado al final de la tarea.
Un relevamiento de artesanos realizado en la década del ’90 arrojó los si- rio que, al presentir un futuro difícil para sus descendientes, decidió enseñar
guientes resultados: su arte a los jóvenes, allá por la década del ‘70.
Mientras Lorenza va recordando, dos mujeres aparecen en uno de los
caminos del poblado, en medio de la siesta. Una de ellas es Nilda Morales
de Jofré, sobrina de Lorenza, cestera y celadora de la Escuela Elpidio Gon-
zález, responsable de su hogar, de la transmisión de la técnica ancestral y
de 150 chicos que cíclicamente viven 10 días en la escuela-albergue y pa-
san 4 en sus casas, desierto adentro. Nilda, su marido y sus hijos, fueron
premiados en exposiciones artesanales de Buenos Aires y de Córdoba por
sus trabajos en junquillo.
‘El junquillo se da en los médanos, a 4 kilómetros’, dice Lorenza mientras
Nilda toma un manojo y va explicando cómo se hacen las paneras, semille-
ros, costureros y todo tipo de canastos, con la técnica del acordalado. Con-
siste en una estructura básica llamada estrella, en que los juncos verdes se
entrecruzan para dar forma al recipiente. Luego se irán entrelazando las va-
ras de junquillo estacionado, ya con su color mimbre característico, y se da-
rá la terminación a los bordes, con paciencia y cuidado de no pincharse o
cortarse las manos. Muchas veces se alternan lanas de colores en la trama,
adornando la parte inferior del canasto o la tapa de los costureros. Uno de
los modelos más comunes es el “costurero con hijitos”, un recipiente que lle-
va adosadas dos canastillas, que no son otra cosa que un homenaje a la Pa-
chamama, la Madre Tierra que cuida a sus hijos, otra herencia felizmente
La comercialización de estos acentuado abandono de una arte- rescatada de la cultura precolombina”
productos se realiza en general a sanía folklórica que implicaba un
Fuente: www.cardon.com.ar
través de organismos oficiales. En recurso relevante para la econo-
cuanto a la producción de la zona, mía familiar” (Antropología del de-
deplora Triviño “el paulatino, pero sierto. pp. 112-113). Otra actividad económica, ésta lo sino sobre todo por las bajas
de claro signo depredatorio, lo temperaturas y los fuertes vientos.
“Artesanos del desierto” constituye la tala del monte, del En cuanto a las consecuencias
bosque nativo de algarrobos y cal- sociales, Triviño señala que “la vi-
“Los descendientes de aquellos hombres altos, de piel cobriza, que ado- denes, que suministran varillas y vienda es escasa y cara, y normal-
raban al sol y a la luna, hoy son humildes puesteros que cuidan sus cabras. postes para parrales y alambra- mente de malas o regulares condi-
Pero en ese desierto, las 25 familias que habitan el poblado de Lagunas del dos. Esta tala ha provocado la de- ciones; la prestación de servicios
Rosario y las 150 de los parajes más alejados de la capilla -considerada cen- gradación de los suelos por la públicos y sociales es deficitaria;
tro del lugar- decidieron no dejar morir la tradición aborigen. Así lo explica Lo-
acentuada erosión eólica, además faltan oportunidades para la re-
renza Videla, orgullosa descendiente de aquellos hombres y su cultura, en-
cargada de su representación en congresos que tratan la problemática de los de provocar irreparables daños a creación y el deporte; las probabi-
pueblos originarios. Lorenza dice que todo recomenzó con la decisión de su la flora autóctona y el empobreci- lidades educativas son mínimas y
tía, doña Francisca Godoy de Molina -que murió hace poco, después de ha- miento de la zona. La agricultura [...] favorecen el éxodo” (Antropo-
ber pasado largamente los 100 años-, última cestera de Lagunas del Rosa- tiene una baja rentabilidad relati- logía del desierto p. 113).
va, no tanto por la calidad del sue-
62 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 63
“Mi abuelo, si bien había comprado todas esas tierras, en realidad jamás
vivió en la Colonia Francesa. El que rápidamente se hizo cargo de todo fue
mi padre. Era hombre joven en aquel tiempo. Mayormente, la gente que vi-
vía en estos lugares, que era todo campo o potreradas de pasto, y alguna
que otra viñita... era muy humilde. Y mi padre le dio la forma de finca gran-
de. Así que en la entrada, donde empezaba la finca, que era por allá, por lo
que es ahora ‘las puertas negras’... allá empezaba todo. Y don Gustavo hizo
poner unos portones, y todo el que quería pasar tenía que pedir permiso. En-
Vivienda - Lagunas del Rosario tonces dicen que un viejito medio enojado decía que parecían ‘las colonias
francesas de San Rafael’. Aunque también he escuchado decir que le pusie-
ron así, porque a mi abuelo, que era belga, lo confundían con los franceses,
Marzo e Inchauspe apuntan, a propósito del poco alentador panorama y como había comprado todo esto, la gente de la Costa, entre ellos don He-
socio-económico del desierto en la actualidad: riberto Devoto en broma le decían ‘las colonias francesas’”.
“La silueta del “puesto”, por contraste, parece acentuar aún más la dra-
mática soledad [...] Especie de oasis, de avanzada de la civilización, el pues-
to generalmente está compuesto por la vivienda, los corrales para el gana-
do, el ‘pozo balde’ del que se obtiene agua casi siempre salobre, y los
ramblones o represas [...] Las construcciones son simples [...] Hay casas con
y sin revoque, de postes de madera, de caña revestida con barro y hasta de
ramas de arbustos secos. Muy excepcionalmente se encuentran construccio-
nes de ladrillo”.
“[...] hubo viñedos. Hubo trabajo para los jóvenes. Hubo gente hasta que
falleció el dueño de la finca y los hijos se pelearon. Y dejaron secar las vides.
Y no hubo más trabajo para los jóvenes [...].
Fogón Casitas de adobe y techos de paja [...] Algunas taperas volteadas por el
último sismo y una placita, extrañísima [...] diez metros cuadrados alambra-
Los caseríos que pueden ser cuanto por la calidad de las vivien- dos, con cuatro algarrobos pelados, tres monolitos que recuerdan fechas y
dos bancos de madera [...] A lo lejos, en la cima de un médano sostenido por
considerados como los máximos das; además, el aprovisionamiento alpatacos, jarillas y otros arbustos [...] está la capilla”.
exponentes de concentración de- de necesidades básicas puede
mográfica no exceden -en el norte- realizarse con mayor facilidad; Luis Triviño. “El descubrimiento del desierto”.
los 150 habitantes. De ellos, Arro- cuenta con teléfono y una estación Los Andes. 24 de julio de 1988
yito es el de mayor importancia, de frecuencia modulada, unida a
tanto por el orden de su trazado, una red que opera también en El
66 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 67
También en El Cavadito es to era un gran bosque y uno de los Otros pueblos, como El Alpero, ción paralela a las vías y en cier-
posible reflexionar acerca de la lugares más ricos del desierto, San José y Resurrección, denotan tas construcciones de estilo fácil-
obra destructora que el hombre ahora, éste es un pueblo fantasma su origen ferroviario en la disposi- mente identificable.
puede ejercer sobre el medio; se- que vive de una fiesta anual [la de
gún queja de uno de sus poblado- San Judas, en octubre] de las ca-
res: “Este paraje es un pueblo fan- bras y nada más. A esta situación El nombre de “El Alpero”, según Juan Isidro Maza, “provine de alperinos,
han sido llevadas todas la pobla- que es la denominación que se les da a los pobladores de una aldea espa-
tasma porque el hombre abusó
ciones pequeñas” (Luis Triviño. “El ñola llamada Alpera, ubicada en la provincia de Albacete, próxima al pueblo
indiscriminadamente de la tala de de Almansa, en España. Probablemente, este nombre fue aplicado al lugar
árboles” y el recuerdo de un pasa- descubrimiento del desierto”. Los por algún colonizador español oriundo del pueblo de Alpera”.
do, si no de esplendor, al menos Andes, 24 de julio de 1988).
de bonanza: “Si antes, El Cavadi- Juan Isidro Maza. Toponimia, tradiciones y leyendas mendocinas.
Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, 1991, p. 125
apostólica emprendida por los mi- puestos tienen sus propios san-
tuarios en los que siempre hay flo- [...] esperando a los paisanos.
sioneros españoles, como aquel
Donde siempre hay un hermano Tonadas, cuecas y gatos,
Juan Pastor recordado por Draghi res y velas encendidas” (Luis Trivi- con sólo abrir la boca. asado, vino y empanadas,
en las páginas de El hachador de ño y Mario Pignata Monti. “En Donde el agua siempre es poca, dejan las almas colmadas
Altos Limpios, tres de ellas tienen busca de un pueblo olvidado”. Re- pero mucho el corazón para la gente del pueblo;
origen colonial (Asunción, San Mi- vista La Nación. Buenos Aires, 15 [...] que así entre velas y ruegos,
Y cuando va llegando agosto, y el sonar de una campana
guel y Nuestra Señora del Rosa- de marzo de 1981, p. 14).
todo se viste de fiesta; le agradecen a la Virgen
rio). Además, “muchos de los la dicha tan agraciada.
están las carpas abiertas
“A mi pueblo de Asunción”
EL “DESIERTO VERDE”
“Al noreste de Mendoza, limitando con San Juan y San Luis, se extiende
el desolado ‘desierto verde’ del departamento de Lavalle. Es una zona me-
danosa, árida [...] En ese entonces [antes de la colonización] la existencia de
las Lagunas de Guanacache y el algarrobal, un abigarrado matiz boscoso del
que hoy sólo quedan algunos vestigios [avalaban la denominación] [...] Hoy,
el ‘desierto verde’ cubre 9.000 kilómetros cuadrados en los que se alternan
el relieve medanoso, las lagunas desecadas, los campos cubiertos por ar-
bustos achaparrados”.
Como dos núcleos especial- Estos “arenales que caminan”, Estos médanos, ubicados a tienen unos 300 años).
mente significativos -tan semejan- deben su denominación a la casi 130 kilómetros de Mendoza capi- Encontramos, además del al-
tes y tan distintos- dentro de esta absoluta falta de vegetación: “¡Los tal y a solo pasos de la ruta 142, garrobo dulce, chañares, arbustos
región distinguimos (además de Altos Limpios! Ahora comprendía se encuentran dentro de las como la jarilla, la chilca, el alpata-
los pueblos ya mencionados), los la razón de su nombre. Allí no cre- 24.000 hectáreas que comprende co y la totora. Podremos encontrar
Altos Limpios y las Lagunas de cía ni una hierbecita” (Juan Draghi la Reserva Faunística y Florística además animales como los pelu-
Huanacache. Lucero. El hachador de Altos Lim- Telteca, creada en 1985 con la in- dos, el piche, el mataco y el pichi-
pios. Buenos Aires, EUDEBA, tención de proteger el bosque na- ciego; la zona también es habita-
Los Altos Limpios 1966, p. 172). Cuesta entender al- tivo más importante de la provin- da por felinos como el gato
Integran la Reserva Forestal gunas cosas de este lugar como el cia, vale decir, encargada de montés, el gato del pajonal, el ya-
Telteca y constituyen un paisaje que al meter las manos en la are- proteger la flora y fauna de la for- guarundí y el puma.
de sobrecogedora belleza: méda- na caliente, es común encontrar mación de monte. Esta reserva El viento deja marcas ondulan-
nos cambiantes y dorados, desnu- conchas de caracoles en un lugar protege un bosque de algarrobos tes en el terreno pero muchas de
dos de toda presencia viviente, donde no hay agua en muchos ki- más que centenarios, representa- las huellas las dejan las 15 espe-
pero “donde mora el alma quejosa lómetros a la redonda. Esto es só- tivos de un ecosistema que ocu- cies de reptiles que viven sobre la
del viento”, al decir de Juan Drag- lo una muestra de lo que el lugar paba grandes extensiones del te- arena, 9 de las cuales son víboras
hi Lucero (“El Hachador de Altos fue hace algo más de 100 años y rritorio de la Provincia, con escurridizas, que no se dejan ver
Limpios”. El Hachador de Altos que el hombre, como consecuen- ejemplares de más de 15 metros fácilmente. Además, hay 130 es-
Limpios. Buenos Aires, EUDEBA, cia del uso indiscriminado del río, de altura y 80 centímetros de diá- pecies de pájaros, 53 de mamífe-
1966, p. 168). ayudó a hacer desaparecer. metro (los científicos calculan que ros y 80 especies de flora autócto-
76 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 77
na: algarrobos, chañares, chilca, na sin vegetación. En ellos podre- Esta acumulación de arena de es el Diablo el culpable y que lo
jume, tuscas, jarillas dan cabida a mos disfrutar hermosos atardece- origen continental, favorecida por hace para que el caminante se
chuñas, zorros, maras, cuises, res, en los que todo el lugar se ti- la tala de la vegetación autóctona, pierda entre el médano. Eso pue-
tunduques y piches. ñe de tonos rojos que van cubre una superficie aproximada de que sea verdad pues el hori-
El paisaje muestra al visitante transformándose poco a poco en de 18 hectáreas, y sus elevacio- zonte parece igual hacia todos la-
las formaciones de dunas areno- los ocres y amarillos característi- nes alcanzan una altura promedio dos donde se mire. Ellos se guían
sas. Estos médanos alcanzan una cos del desierto. de 10 metros sobre el nivel del por los bordes de los altos, que
altura de hasta 15 metros de are- suelo. Las temperaturas diurnas tiene nombres y que conocen a la
son sumamente elevadas y tocan perfección por haber nacido y ha-
los 70 grados centígrados; la brisa berse criado en la aridez.
constante y la falta de precipitacio- La contemplación de este pai-
nes (tan sólo 150 mm anuales) saje produce singular impresión
configuran un auténtico desierto, en el más avezado, nos habla de
en el más propio sentido de la pa- la más profunda soledad y a la vez
labra, situado a 130 km de la ciu- nos sugestiona con una serie de
dad de Mendoza y poblado de le- “presencias” intangibles que nos
yendas y supersticiones. remiten, una vez más, a las con-
Al caminar por las dunas el notaciones simbólicas del desierto
viento borra las huellas de las pi- como lugar de encuentro con lo
Los Altos Limpios
sadas. Los pobladores dicen que sobrenatural.
Toda el área se ve sometida a intensos y frecuentes vientos del sudeste Al fondo del día el desierto
y del noreste, que determinan el patrón de los médanos de la región. Los in- tiene unos ojos
vestigadores del IADIZA han detectado movimientos de arena en el orden de rojos de sol y de viento
los 1.800 metros cúbicos por hectárea y por año, y una vez más, la visión del blancos en la arena de siempre.
poeta trasmuta en belleza y misterio un fenómeno cuya explicación científica
es innegable: Son otras esas pupilas.
Apenas
“Caía el anochecer [...] en ese instante sentí la llegada de brisas arrastra- una línea mansa de horizonte
das. Miré al suelo al reparar que algo serpenteaba y vi, asombrado, inquie- más lejos que el deseo.
to, que las arenas caminaban hacia arriba, y en la pulimentada superficie se [...]
dibujaban vivas rayas torcidas, libradas por manejos intrusos. Los ojos del desierto
Me di en pensar que aquellas caracolas truncas que había hallado cuan- son eternos de par en par.
do llegué a los Altos Limpios, las modelaba un viento caviloso, artesano. Era
un desgobernado viento maniobrero [...] Me agaché, desconfiando de mis Entre un grano de arena
ojos y de la avanzada oscuridad. Palpé el suelo y ‘sentí’ que ese suelo se y otro se quiebra la pregunta
movía”. de todos los comienzos.
Juan Draghi Lucero. “El hachador de Altos Limpios”. Bettina Ballarini. Sin fundación mítica.
El hachador de Altos Limpios. Buenos Aires, EUDEBA, 1966, p. 172. Mendoza, Libros de Piedra Infinita, 2003, p. 41
78 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 79
Las Lagunas de Huanacache establecido para las jurisdicciones Antiguamente toda la zona era un torial Spadoni, 1962, p. 238).
respectivas de ambas provincias. rico bosque de algarrobos. Con el Alrededor de las lagunas cre-
Entre los antiguos valles de Se trata de una vasta región crecimiento de los oasis de cultivo, cen chilcas, cortaderas y juncales.
Tucma y Güentota se ubicaba el que se extiende también hasta el el agua subterránea que alimenta- En los “Altos”, de humedad menor,
llamado en las crónicas “valle de límite con la provincia de San Luis. ba las lagunas mermó y se fueron aparecen arbustos y vegetales de
Guanacache”; allí se encontraban El nombre genérico de Guanaca- secando. Posteriormente comenzó tronco leñoso, como el olivillo y la
che o Huanacache, topónimo que una tala indiscriminada de árboles zampa, que constituyen el remate
las lagunas homónimas, situadas
para la producción de madera, le- de formas fitogeográficas más
entre las actuales provincias de según Draghi Lucero significa “lu-
ña y carbón, lo que acarreó un septentrionales. También perdu-
San Juan y Mendoza; este valle gar de la sal” (huan = lugar y ca-
gran impacto en la zona, de lo que ran algunos algarrobos y matas de
era, tal como puede apreciarse en che = sal).
también da testimonio la literatura. chañares.
las Actas de Fundación, el límite En el año 1999, las Lagunas de Este antiguo complejo lagunar
Huanacache son nombradas inte- ha ido perdiendo su antiguo po-
grantes del sistema RAMSAR, or- tencial hídrico, y por consecuen-
Juan Isidro Maza propone otras etimologías diversas:
ganización internacional encarga- cia, variando su aspecto a lo largo
“Carlos Rusconi, en su libro Poblaciones pre y posthispánicas de Mendo- da de la conservación y el uso de los siglos, por diversas razo-
za, dice que Huanacache significa encomendarse valientemente (vocabula- racional de los humedales. nes: cambios climáticos que han
rio araucano). Si [...] se toma como de origen incaico, sería una palabra com- Otras lagunas eran las del To- disminuido -por evaporación- el
puesta de GUA, HUA, que significa admiración; NAICO es agua que baja, y ro, Echuna, de Los Blancos, La caudal de los ríos alimentadores,
en cuanto a CHE [...] es gente, por lo que la traducción [...] sería ‘gente o per- balsita, del Rosario, etc.; hacia el la creciente utilización de éstos
sona que admira el agua que baja’ [...] puede ser muy aceptable, ya que a sudeste, las de Silverio y Las
las lagunas de Huanacache descendían las aguas del río San Juan, y tam- para riego, movimientos sísmicos
Quijadas. Se trata de “numerosas que han determinado cambios en
bién del río Mendoza, y desde la misma laguna descendían las aguas, para
cuencas independientes entre sí, el terreno, descenso de la napa
ir después a verterse al río Desaguadero”.
o escasamente unidas a través freática... hasta llegar al aspecto
Juan Isidro Maza. Toponimia, tradiciones y leyendas mendocinas. de canales en época de abun- de una planicie casi fantasmal que
Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, 1990, pp. 125-126. dancia hídrica” cuya altura sobre presenta hoy en día, salvo en cier-
el nivel del mar oscila entre los tos años excepcionales.
490 y los 550 metros (Mi-
“Huanacache” abarca en la ac- Originalmente se trataba de un guel Marzo y Osvaldo In-
tualidad toda la zona lagunera, si sistema de 25 lagunas intercomu- chauspe. Geografía de
bien -como señalan Inchauspe y nicadas entre sí; la etnia huarpe Mendoza. Mendoza, Edi-
Marzo- sólo una laguna era cono- –llamada lagunera- recorría sus
cida con ese nombre “y a su semi- aguas en pequeñas embarcacio-
rrellenada cubeta llegaban los de- nes de juncos semejantes a las
rrames del arroyo Tulumaya, usadas en el lago Titicaca por los
provenientes del sur” (Miguel Mar- indios urus.
zo y Osvaldo Inchauspe. Geogra- Las lagunas estaban rodeadas
“Bogador. Al fondo la
fía de Mendoza. Mendoza, Edito- de tierra fértil y cubrían un territorio cordillera nevada” -
rial Spadoni, 1962, p. 238). de 2.500 kilómetros cuadrados. Fidel Roig Matóns
80 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 81
Sin embargo, no fue siempre ésa la percepción de quien arribaba a la zo- te de las aguas. Se oía el chasquido de las paladas de arena, que un grupo
na de Huanacache. Así, en las crónicas de Ovalle y Rosales se hace refe- de hombres embolsaba, atando firmemente las bocas con sogas. Construían
rencia a grandes lagunas, alrededor de las cuales moraban los indios huar- un dique para impedir que el agua se fuese con un torrente, que impetuoso
pes, cuyas aguas suministraban pescado a la naciente población: atacaba la orilla de la laguna, buscando rodar hacia las dunas. Pasaban ra-
santes las catitas. ‘Éstas son dañinísimas, se comen las chacras’, había di-
“[...] no hay en estas tierras de Cuyo, pescado de mar, por estar cho Rubén. En un recodo, una garza blanca picoteaba el barro bajo el agua;
muy lejos uno del otro, del sur y del océano, pero proveyó naturale- dos patos se perseguían por el aire”.
za de unas lagunas que llaman los indios de Huanacache, donde se
pescan con grandísima abundancia las truchas que llaman de este Gregorio Manzur. Guanacahe, las tierras de la sed.
nombre, que son muy grandes”. Mendoza, Fundación Marañón, 2007
Alonso de Ovalle. Histórica relación del Reino de Chile. Así, el complejo hídrico consti- Juan Pastor y Fabián Martínez.
Santiago de Chile, Instituto de Literatura Chilena, 1969, p. 95. tuyó el elemento vitalizador del Otros atribuyen la fundación al
antiguo asentamiento indígena, Padre Domingo Benítez quien en
Draghi Lucero nos remonta a de arte, floreció allí el tejido de pa- “que durante siglos mantuvo se- 1610 colocó la zona bajo la advo-
esta suerte de idílico tiempo pri- jas cienegueras con las que hicie- ñorial hegemonía” (M. Marzo y O. cación de la Virgen del Rosario.
mordial, tanto en las páginas preli- ron curiosos recipientes para el Inchauspe. Geografía de Mendo- En 1753 esta primitiva capilla ha-
minares a su novela La cabra de agua, que no dejaban escapar ni za. Mendoza, Editorial Spadoni, bía ya desaparecido, para dar lu-
plata, como en la introducción al una gota y la mantenían fría, tan 1962, p. 239). gar -en una fecha no determinada-
Cancionero popular cuyano; en apretada era su malla. Adornaron Pronto se instalaron allí “Doctri- a una nueva construcción realiza-
efecto, las lagunas fueron en un sus tejidos de fibra vegetal con cu- nas” para instruir a los indios en la da de adobones, “rústica como el
tiempo el centro del paraíso huar- riosísimos adornos de lana teñida, fe cristiana. La tradición señala el paisaje, humilde como sus comar-
pe, escenario de una existencia de vicuña, con un gusto originalísi- año de 1609 como el de la primera cas y tranquila como las aguas de
plácida que hallaba en el lugar to- mo y tanto que parece ser único construcción de la Capilla del Ro- las lagunas” (“Los laguneros de
do cuanto apetecía a su existen- en el mundo” (Cancionero popular sario, en un principio una simple Guanacache”. Los Andes. Mendo-
cia: alimento a través de la abun- cuyano. Anales del Primer Con- ramada de palos de algarrobo y ra- za, 16 de abril de 1988, p. 5).
dante pesca que brindaban sus greso de Historia de Cuyo, vol. VII. mazones, por parte de los jesuitas
aguas, material para su industria Mendoza, Junta de Estudios His-
textil en las plantas que adorna- tóricos de Mendoza. Mendoza,
ban sus riberas: “Como expresión Best, 1938, p. XII).
“Al llegar a las lagunas, desde un medanito, Fausto me dijo que mirara el
horizonte. Las aguas se explayaban a pérdida de vista, el cielo, con sus nu-
bes rayadas horizontalmente, se ensanchaba hasta confundirse con el celes- Capilla de Nuestra Señora del
Rosario de Las Lagunas
82 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 83
Esta segunda capilla fue levan- 500 indios, en forma de pueblo, de eflorescencias salitrosas que más y más, hasta que vienen a
tada por el fraile franciscano Mar- siendo la principal población de dan la impresión de diminutos co- morir a lo largo de una extensión a
cos de Videla, quien allí encontró las tribus de los huarpes” (“Los la- pos de nieve” (A. Metraux. “Contri- la vez verdeante y de reflejos me-
la colaboración de los indios lagu- guneros de Guanacache”. Los An- bución a la etnografía y arqueolo- tálicos, la que a primera vista, no
neros: “Este doctrinero logró reu- des. Mendoza, 16 de abril de gía de la provincia de Mendoza”. podría llamarse ni líquida ni sóli-
nir en el paraje una feligresía de 1988, p. 5). Revista de la Junta de Estudios da”. También nos pinta el “paisaje
Históricos de Mendoza. Mendoza, humano” de esta región desolada,
que “se presta para la conserva-
Tomo VI, Nº 15-16, febrero 1937,
La actual construcción data de 1864, y Juan Draghi Lucero refiere una ción de antiguas costumbres” (A.
anécdota que nos habla del antiguo esplendor de esta zona:
p. 2).
Metraux. “Contribución a la etno-
El paisaje, en su desnudez y grafía y arqueología de la provin-
“El terremoto del 20 de marzo de 1861 destruyó completamente a la ca- pobreza, promueve sin embargo cia de Mendoza”. Revista de la
pital mendocina y sus alrededores. Cayeron las capillas de la cabecera de sugestiones extrañas: “En la proxi- Junta de Estudios Históricos de
Lavalle y de la Virgen del Rosario de las Lagunas [...] Apostaron estos pobla- midad de los pantanos, el horizon- Mendoza. Mendoza, Tomo VI, Nº
dores con los de Lavalle a quiénes levantaban primero una nueva Capilla. te se ensancha gradualmente. La
Ganaron los laguneros, al inaugurarla el primer domingo de octubre de 1864.
15-16, febrero 1937, p. 2).
Eran más ricos”.
altura de las colinas disminuye
La vida en “Las Lagunas” parece adormecida en quehaceres rutinarios extensiones. Una vez reunidos en gan entre lo autóctono-folklórico
durante gran parte del año; quehaceres cuyo ritmo está en íntima consonan- bodegones y enramadas, car- ocupando los encordados de las
cia con el medio circundante: nean, comen, beben, se embria- guitarras, o algún acordeón o re-
“[...] el tiempo de trabajo del desierto lo marca la naturaleza, mientras que
gan, tocan la guitarra, bailan y jue- quinto” (“Bordo Negro”. Los An-
el tiempo del hombre urbano o del agricultor del oasis lo marca el reloj. Un gan hasta el amanecer: “las cartas des. Mendoza, 4 de octubre de
puestero del desierto puede estar cinco días dedicado a tareas menores recorren las figuras del truco o los 1992, p. 18).
(arreglar corrales, juntar paja para reforzar los techos, para reparar herra- cantos con improvisaciones jue-
mientas) pero después le pueden tocar cinco días andando en el campo de-
trás del ganado perdido, sin descanso, bajo una tormenta”.
El centro de esta faz de la fies- mujeres se entregan a todas las li- POBLAMIENTO
ta se sitúa en el Bordo Negro, a cencias.
unos quinientos metros de la Ca- Yo vengo de las lagunas
pilla. Su denominación puede alu- También guarda la zona de Las sin tener una fortuna
dir tanto al color de la tierra como Lagunas el recuerdo de la presen- que mi caballo y mi recao
a un contenido simbólico, por opo- también soy acostumbrao
cia de algunos personajes signifi- a llegar ende otros llegan
sición a lo blanco de los muros de cativos de la historia, la cultura o también he andao por la Pega
la Capilla o a lo inmaculado, aso- la política mendocina. Así, algunos cruzando por Jocolí
ciado a la Virgen María. Juan y al tranco de mi caballo
antiguos pobladores recuerdan
Draghi Lucero relaciona el Bordo también m’hi güelto perdiz.
haber escuchado a don Hilario Yo vengo de las lagunas
Negro con historias de duelos a
facón, amores traicionados o en- Cuadros, o haber visto al “Gaucho sin tener una fortuna
Lencinas” y “los viejos entre los que mi caballo y mi recao...
contrados, otros símbolos de esa
“pasión cuyana” que se identifica viejos, a Martina Chapanay -rara
con los campos desiertos. Y mien- mezcla de mujer caudillo- y al le- Cronistas de Cuyo
tras en la “Catedral del Desierto” gendario Santos Huallama, que Como primera fuente para el ción del territorio americano- que
resuenan los “Vivas” a la Patrona los laguneros llegaron a venerar Juan López
conocimiento dede
la Velasco
zona podemos1590 Geografía y Descripción
dieron testimonio de Universal
estas tierras
y las plegarias y cantos de los de- en los altares y procesiones, y de las Indias.
recurrir
Fr. a los denominados
Reginaldo de Lizárraga“Cro-
1600 de Cuyo, colonial.
Descripción porque ellos “descubrie-
votos, a unos pasos, hombres y cuya historia narraremos luego. nistasAlonso
de Cuyo” que de
Juan Draghi ron” para ynosotros
González Nájera 1607 Desengaño Reparo de(lala posteridad)
Guerra
recopila: siempre resulta intere- del Reyno
esa de Chile.
porción de territorio, entonces
santeAlonso
relevardela
Ovalle 1644
mirada inaugural Histórica Relación
tan ajeno del Reyno de
y tan diferente, Chi-
pero que
le y de las Misiones y Ministerios que
de los primeros viajeros, en la comenzaba a formar parte
ejercita en él la Compañía de Jesús.
de su
épocaDiego
de la
de Conquista
Rosales y ocupa-
1665 horizonte.
Historia General del Reyno de Chile.
P. Nicolás del Techo 1670 Historia de la Provincia de Paraguay.
Jerónimo de Quiroga 1680 Compendio Histórico de los Principa-
les Sucesos de la Conquista y Guerra
del Reyno de Chile hasta el año 1659.
Miguel de Olivares 1738 Historia Militar, Civil y Sagrada del
Reyno de Chile.
P. Pedro Lozano 1740 Historia de la Compañía de Jesús en
la Provincia de Paraguay.
Manuel de Amat y Junient 1760 Historia Geográfica e Hidrográfica de
1760.
Miguel de Olivares 1766 Historia Militar, Civil y Sagrada del
Reyno de Chile.
Abate Juan Ignacio Molina 1776 Compendio de la Historia Geográfica,
Natural y Civil del Reyno de Chile.
Antonio de Alcedo 1789 Diccionario Geográfico Histórico de
las Indias Occidentales o América.
Artesanías huarpes
88 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 89
mana, con distintos matices según máticas imposibles de modificar (el gún los restos arqueológicos ha- vestían?. Se colocaban una man-
las zonas geográficas. cierre invernal de la Cordillera). llados en excavaciones. ta tejida en lana o fibra vegetal
Esta apropiación del territorio Hechas estas reflexiones, en Sus vestimentas las realizaban que se ajustaban a la cintura. Otra
circundante, en el plano de la lite- las que se intenta demostrar la ín- con pieles y plumas que tomaban manta servía de cobertura a la es-
ratura, no debe confundirse con un tima compenetración de los pla- de los animales que cazaban - palda y los hombros. Iban prendi-
realismo objetivista (presente, sí, nos histórico y legendario, veamos guanacos, ñandúes...- y también das por delante con una espina de
en algunos períodos de la historia algunos hechos que tienen que con fibras de plantas. ¿Cómo se algarrobo o espinillo.
literaria que se apropian de la rea- ver especialmente con esta zona.
lidad principalmente a través de la Las tierras del actual Departa- “Los huarpes”
copia mimética). Es que lo latinoa- mento de Lavalle estaban ocupa-
“Cuando los primeros españoles llegaron a lo que es hoy la provincia de
mericano, como tal, exige una de- das por los huarpes, sobre todo en Mendoza, la población indígena estaba compuesta por dos grandes parciali-
terminación de lo real que no apa- las zonas aledañas a la laguna de dades: la de los huarpes y la de los puelches [....]
rece sólo a través de lo concreto o Huanacache (o Guanacache), gran Se ha especulado acerca del significado del término ‘huarpe’. Según pa-
visible, sino también a partir de espejo de agua que permitía la for- rece la raíz ‘huar’ tiene mucho que ver con el nombre propio de la divinidad
ciertos valores fundantes de esa mación de pastizales bañados por de ese pueblo, que es Hunuc Huar. La partícula ‘pe’ se encuentra en muchas
realidad, que conforman un sustra- los ríos Mendoza y San Juan. Al lu- palabras relacionadas con situaciones de parentesco o consaguinidad [...]
to de creencias, mitos y símbolos gar lo llamaban Tulú-Mayú o Tulu- Siguiendo esta línea de pensamiento, podría interpretarse que ellos se con-
sideraban como descendientes directos de la divinidad o bien que participa-
típicamente americanos; vale de- maya (actual nombre de la villa ca-
ban del alma de la deidad principal”.
cir, incluye una multiplicidad de becera del Departamento).
“Varios cronistas hacen referencia al aspecto físico de estos huarpes ya
planos aparienciales y no aparien- Los primitivos habitantes de
que, a sus ojos, los perciben como diferentes de los otros grupos indígenas
ciales, casi con pareja validez. Se esta región eran indios pacíficos y americanos [...] De acuerdo con las descripciones realizadas se puede configu-
puede hablar así de otra caracte- laboriosos. Eran además buenos rar el tipo físico huárpido de la siguiente manera: la cabeza y la cara alargadas,
rística de la literatura en términos agricultores. Esta actividad los bóveda craneana alta, estatura elevada, cuerpo delgado y no muy robusto [...]”
de tendencia a la fabulación. Es convirtió en sedentarios. A sus al- “Eran múltiples las actividades económicas que cumplían: caza, pesca,
así como se lleva a cabo el proce- deas las establecían distantes al- recolección de vegetales, agricultura, artesanías, casi con seguridad domes-
so de apropiación de la compleja rededor de 20 kilómetros unas de ticación de animales y algo de metalurgia [...]”.
realidad americana, de sus aspec- otras y rodeadas por los sembra- Adolfo Cueto – Aníbal Romano – Pablo Sacchero.
tos mágicos y mistéricos, tanto co- díos. De esta forma aprovechaban Historia de Mendoza. Fascículo 4
mo los telúricos, a través de la te- mejor el sistema de riego y podían Mendoza, Diario Los Andes [s.f.].
matización de la geografía local: compartirlo entre varios poblados Los rasgos huarpes según Fidel Roig Matóns
lucha del hombre contra la inmen- (cada asentamiento estaba com-
sidad, contra el vacío americano. puesto por seis o siete viviendas).
Este proceso cobra relevancia en Construían sus viviendas de pie-
una comarca como Cuyo, en la dra en la montaña y, en la llanura,
que desde un comienzo la posibili- con barro, paja y carrizo, y con
dad de habitación humana estuvo una peculiaridad: eran semisubte-
supeditada a la transformación del rráneas, ubicadas en una depre-
medio ambiente, a través del rie- sión del terreno. Sus utensilios “Lagunerita” “Joven trenzador” “Hilandera con huso”
go, o sujeto a las contingencias cli- eran de madera y de piedra, se-
92 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 93
“La tierra”
“Fidel Roig Matóns vino en 1908 a Mendoza desde su natal Gerona, Ca-
Fue Cuyum
taluña -entre los Pirineos y el Mar Mediterráneo-, con sus herramientas de
lugar de las arenas
arte: su violín, su paleta de colores, su escuela y disciplina europea sólida-
Millcayac fue su idioma
mente amasada en los centros educativos del viejo mundo.
Huarpe su sangre y su aliento
Su saber artístico integral le hizo dedicarse intensamente a la música co-
Huerto fecundo en medio de la nada
94 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 95
[...] esta circunstancia queda reflejada en los escritos de los cronistas y en los
Huentota se llamaba El Valle vestigios materiales de dicha presencia [...] la cerámica característica de es-
lo cruzaban canales, acequias, montañas ta cultura, como así también sus ‘tambos’ como los de Ranchillos, Tambilli-
se vestía de maíz tos, etc. y el camino incaico. Sin olvidar los notables santuarios de altura [...]”.
se adornaba de quinuas, zapallos, algarrobas
[...] “Vestigios de un muy remoto pasado”.
Un anillo de fuego reinaba y era Señor Diario Los Andes, 27 de abril de 1986
Amo de las cosechas
Patrón del puma y el ñandú
Curaca del verano
Dueño y hacedor de las cosechas En efecto, algunos historiado- Chile: existen versiones acerca de
[...] res calculan que a la fecha de la que cuando el Inca Tupac Yupan-
llegada de los españoles, varias qui invadió Cuyo en tiempos del
Oscar Miremont. Los hijos de Huar;
parcialidades huarpes habían sido jefe huarpe Cochagual, estos indí-
(Pequeña historia poética de los huarpes).
Mendoza, Zeta Editores, 2010, pp. 13-14 sojuzgadas por los incas desde genas se replegaron hacia la zona
hacía más de sesenta años. Este de las lagunas de Hunacache pa-
hecho se produjo a partir de la ex- ra huir de la sujeción de los ex-
pansión del imperio incaico hacia tranjeros.
Tenían por vecinos al sur a los vidida para su estudio en dos fa-
grupos cazadores y recolectores ses: la cultura prehuarpe de Agre-
conocidos con el nombre genérico lo y la cultura Viluco, que corres- Esa invasión es sentida como algo traumático y así lo refleja la literatura:
de puelches (gente del este). La ponde al período de dominación
“Cochagual”
cultura de los huarpes ha sido di- incaica.
El Imperio Inca invadió las tierras del Cuyum hacia 1480. El cacique huarpe Co-
chagual junto con un grupo de hombres les presentó batalla, muriendo en dicha ofen-
“Unos 500 años antes de Cristo, la novedad es el conocimiento de la ce- siva
rámica en la región. Los indígenas ingresaron así en la etapa que puede de- ‘¡Sangre bebió la tierra del Huarpe, tributos de sangre volverá a exigirles a sus
finirse como agro-alfarera. hijos!’
La vida está organizada en pequeñas aldeas. La agricultura adquiere una
Juan Pablo Echagüe
mayor área de difusión y continúan las prácticas ancestrales de caza y reco-
lección. ¡Cochagual!,
El proceso cultural acentúa su desarrollo llegándose a culturas como la tu nombre resuena entre las piedras!
de Agrelo, en Mendoza, o la de Ullún en San Juan, que se establecen firme- La tierra ha bebido tu sangre y no olvida.
mente en el piedemonte oriental de la precordillera de San Juan y Mendoza
[...] A la cultura de Agrelo (Luján de Cuyo) le sigue en el tiempo, con toda pro- Ella no olvida
babilidad, la de Viluco (San Carlos) que sería el antecedente prehistórico de el pie del Inca Yupanqui invadiendo tu casa
los huarpes [...] su mano soberbia destruyendo a su paso
A fines del siglo XV –aproximadamente 1480- los incas extendieron su su brazo imperial abarrotado de codicia.
dominación al noroeste y centrooeste argentino y Chile. En nuestra región [...]
96 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 97
El Inca traía el Tahuantisuyo, parció unas mazorcas de maíz. Esa mañana iría de cacería, pedía protec-
el imperio invencible de los cuatro vientos ción al dios del Viento, al dios de la Montaña. Invocó a los genios buenos que
traía los caminos, los quipus, habitaban en lo alto, donde la luz del sol cae sobre la tierra de los huarpes,
los chasquis, los tambos, hecha oro y hecha blancura. Goaimalle tomó unas calabazas y las ató en su
ellos eran la nueva civilización cintura. Sin apuro se dirigió hacia la laguna [...]
el señorío Goaimalle se metió por los herbazales de la ribera, rica en totora; de vez
el águila en este continente de barro y piedra. en cuando apartaba las exuberantes plantas, las que su familia, los ‘millca-
Tú, Cochagual los enfrentaste yac’ llamaban ‘tule’. Unas canoas de totora se mecían en la orilla. En el ama-
te opusiste a ellos desde la rebeldía del simple necer la laguna reposaba, a sus ojos ofrecía una línea precisa al desposar-
desde tu orgullo de raza piedra se la luz con la tierra. El sol se reflejaba en ella como un espejo. Tan sólo esa
desde tus medanales de pobreza monotonía de gris plateado era interrumpida por la reiteración de dispersas
[...] bandadas de patos [...]”.
José Corradini. El huarpe.
Oscar Miremont. Los hijos de Huar; Mendoza, [s.e.], 1992, pp. 14-15
(Pequeña historia poética de los huarpes).
Mendoza, Zeta Editores, 2010, pp. 17-19
Pero según otras versiones, co- Tostados por el ardiente sol del
mo por ejemplo la de Juan Draghi arenal y el desierto, espigados,
Oscar Miremont nació en Mendoza en 1957. Es Profesor de Historia re-
Lucero, los huarpes constituían un muy enjutos, bien tallados y dis-
cibido en la Universidad Nacional de Cuyo y Enfermero Universitario por la mitimae, es decir, un “pueblo tras- puestos, los huarpes constituyen
Universidad Nacional de Quilmes. Actualmente se desempeña como docen- plantado” por los propios incas pa- la última cultura aborigen que ocu-
te en Centros de Educación de Adultos (CENS). Siente una fuerte atracción ra asegurarse la protección de la pó Cuyo.
por el teatro y se ha dedicado a él de una manera fuerte y apasionada, par- frontera sur de su imperio.
ticipando en más de una obra teatral.
Sus antepasados se ligan a lo francés por línea paterna, y a los huarpes
originarios por su madre. Ambas raíces se conjugan en su libro Los hijos de “Los indios de las provincias de Cuyo, aunque por la vecindad y frecuente co-
Huar;(Pequeña historia poética de los huarpes), donde se relata poética- municación con los de Chile se les parecen en muchas cosas, en otras no, por-
mente la epopeya del pueblo huarpe. que, lo primero, no son tan blancos, antes son de color tostado, y debe ser algu-
Ha publicado también otros dos libros de poesía: La Orilla y los fantas- na causa de esto el grande calor que hace en sus tierras el verano [...] Para
contrapeso de estas ventajas que los indios de Chile hacen a los de Cuyo, se la
mas (2004) y No me pidas que me muera contigo (2007).
hacen estos a aquellos, lo primero, en la altura de sus cuerpos, porque los de Cu-
yo son de ordinario como varales, aunque no son tan robustos ni fornidos como
los de Chile, porque son muy delgados y enjutos y crían muy poca carne; no vi
También José Corradini, en su gonismo al cacique Goaimalle. jamás ni uno gordo entre tantos que he visto [...] generalmente son más velludos
novela El huarpe, reconstruye es- Hace igualmente una hermosa re- y barbados que los de Chile, pero como no dejan tampoco crecer la barba sino
ta invasión inca a los territorios de construcción de la vida de los pa- que la pelan como ellos, tienen más trabajo, y nunca llegan a alisarla con tanta
Cuyo, pero otorga especial prota- cíficos indígenas huarpes. perfección. Son casi todos bien tallados y dispuestos, galanes de cuerpo, bien
agestados, de buenos ingenios y habilidades; las mujeres son delgadas y muy
altas y en nación alguna he visto jamás que lo sean tanto”.
“El joven Goaimalle se levantó antes que el sol hiciera su aparición. Las Alonso de Ovalle.
‘quinchas’ de su aldea se apretaban en la llanura que daba al gran lago. El Historia General del Reyno de Chile y de las Misiones y Ministerios
caserío parecía una dentada colina. Él se dirigió hacia la Pacha Mama y es- que ejercita en él la Compañía de Jesús. 1644
98 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 99
Sabemos que los huarpes, a la la zona lacustre que denominaban El nombre de Huanacache de- cultura, sus pequeños asenta-
llegada de los españoles, estaban “Huanacache”. Los caciques ce- signa un complejo lacustre que se mientos poblacionales, su comer-
establecidos en varios sitios de la dieron al fundador de Mendoza las iniciaba en Jocolí, a manera de cio: “del comercio, queda el tendi-
Provincia, principalmente en el ac- tierras necesarias para cumplir punta de agua, para extenderse a do de la ruta ‘de las Altas
tual territorio de Guaymallén y en con su cometido. lo largo del límite interprovincial de Cumbres’, que coincide con el tra-
Mendoza y San Juan, torciendo zado de la ruta que utilizaban los
hacia el sur para acompañar el lí- huarpes para llegar hasta las
“A esta sazón sabiendo que a las espaldas de la gran cordillera estaba mite con San Luis, hasta la laguna grandes salinas de los comechin-
una provincia llamada Cuyo, determinó enviarla poblar. Nombró para este de Silverio –a la altura de la Villa gones y concretar trueques de sal
efecto al Capitán Pedro del Castillo, que poniéndolo en ejecución, pasó la de Lavalle- donde nace el río De- por tejidos y otras artesanías” (“El
cordillera nevada y llegó a un valle llamado en aquella lengua Guentata. Sa- saguadero. Constituía así “una pueblo huarpe; Sobrevivencia a
bido por algunos naturales su venida, los salieron a recibir de paz, como par- hoyada que fue tomando distintas través de sus creaciones”. Los An-
ticular los cacique Oleiunta, Allaime, Guaymare, Anato y Talabeste. Aquí po-
formas con el paso del tiempo, pe- des, 11 de noviembre de 1984).
bló Pedro del Castillo una ciudad y repartiendo los indios de aquella tierra
entre los soldados pobladores que fueron con él [...]”. ro que en los veranos terminaba De su lenguaje nos queda apenas
por colectar los desagües de los un conjunto pequeño de voces
Suárez de Figueroa ríos Mendoza y San Juan forman- elementales, recogidas por los mi-
Hechos de don García Hurtado de Mendoza. do un inmenso mar mediterráneo sioneros; “de su cultura global, los
L III, p. 76 donde abundaba la pesca y los juegos artesanales en forma de
pastizales naturales, la vegetación canastas, ponchos, catiteros y
profusa de cañizos y totora y los otros usos prácticos que se con-
bosques de algarrobos” (“El pue- servan en los puestos que acom-
blo huarpe; Sobrevivencia a tra- pañan los bordos de las viejas la-
vés de sus creaciones”.Los An- gunas” (“El pueblo huarpe;
des, 11 de noviembre de 1984). Sobrevivencia a través de sus
Estas extensas lagunas daban creaciones”. Los Andes, 11 de no-
vida a innumerables peces, algu- viembre de 1984).
nos de ellos tan sabrosos que lla- Con respecto a la cultura huar-
maron la atención de los europeos pe a la llegada de los españoles,
que llegaban a la región con la pueden señalarse como caracte-
conquista y evangelización. La na- rísticas que dan la prueba de su
turaleza también dotó a esta tierra contacto con los incas las siguien-
de bosques de chañares y alga- tes: domesticación de animales
rrobos, cuyo fruto era muy apre- como la llama, mejoras en el siste-
ciado, ya que lo utilizaban para ma de regadío, uso de prendas de
preparar arrope, una bebida lla- origen andino, como la camiseta
mada añapa y el pan conocido co- que el varón se ponía al llegar a la
mo patay. pubertad, el dominio de la lengua
Los huarpes fueron un pueblo quechua por parte de cierto sector
Rafael Cubillos. “La fundación de Mendoza” integral, con su lenguaje, con su de la población (probablemente
100 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 101
“Todos los mendocinos de origen criollo, y aun los de la inmigración, si vi- Pero sin ninguna duda fue la bos o algarrobales en los valles
ven en el campo, han recibido como aporte huarpe el ieismo y la nasalidad,
acentuados por una falta de vocalización clara atribuida a la ausencia de yodo”.
algarroba el principal fruto de re- centrales, propiedad de los distin-
colección, ya que es evidente la tos caciques, a cuyos súbditos se
Javier Pacheco (seud.). existencia de bosques de algarro- los conocía como “algarroberos”.
¿Nunca viviremos en primavera?
Mendoza, Círculo de Amigos, 1982, p. 27 “Aquel es el árbol del algarrobo; da vainas con fruto como el poroto del
que se hace el rico pan indio, el patay, que alimenta y da fuerzas al hombre.
Ese fruto cuando madura es el mejor recurso invernal para la hacienda ma-
yor y menor. Las mujeres y niños lo cosechan y muelen para preparar el sus-
Canals Frau, según documen- con el nombre del cacique cuya tancioso patay, y lo que resta del cernido de las vainas machacadas sirve pa-
tación histórica y arqueológica tierra regaban. Pero la agricultura ra preparar la añapa, bebida refrescante, y si se hace fermentar, se consigue
relevada por él, señala que los no era la única actividad encarada la aloja, licor muy apreciado. Finalmente los restos que quedan se destinan
para cebar mate [...] La madera de este árbol maravilloso sirve para horco-
huarpes cultivaban el suelo, prin- para la obtención de recursos ali- nes de ranchos y ramadas. Se lo aprecia como rodrigones y cabeceras de
cipalmente maíz, quinoa, calaba- menticios, y estaba complementa- contraespalderos de viña. Para el fuego es muy apreciada su madera, de la
zas, zapallos, etc., que realizaban da por la caza y la recolección, y que hacen los hachadores un carbón muy ardedor, de brasas durables... Las
con riego artificial en algunas zo- en mayor grado, por la pesca. La cabras comen sus brotes verdes. Este árbol es la bendición de Dios en los
nas. Las acequias que constituían recolección se basaba fundamen- campos despoblados: con justicia lo llaman ‘el árbol del pan’. Esos monteci-
tos que ve por allí es el retortuño. Lo comen las cabras y es muy solicitado
la infraestructura hidráulica abar- talmente en las vainas de algarro-
por abejas y abejorros. Da una flor amarilla y enrosca sus semillas. De sus
caban todo el valle y se conocían bo y las frutas del chañar. raíces, al hervirlas, se consigue un hermoso color para teñir lanas. Aquel
monte crespo es la zampa, comida por burros y cabras. Más allicito vea unos
La cabra de plata, de Juan Draghi Lucero, resulta una novela “suma”, sín- fiques de flor amarilla que da un tinte muy apreciado en hirviéndolas [...]”.
tesis de afirmaciones y vivencias ya expresadas por el autor en entrevistas,
en artículos periodísticos o en obras anteriores, pero encarnadas aquí a tra- Juan Draghi Lucero. La cabra de plata.
vés del discurso atribuido a los personajes que son, en rigor, meras proyec- Buenos Aires, Castañeda, 1978, p. 26
102 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 103
También Gregorio Manzur, en su “diario de viajes” por las zonas del de- indio la mano va tomando cuantos pájaros quiere y metiéndolos en el agua,
sierto lavallino, nos ilustra sobre la flora regional y sus características: sin ahuyentar a los demás”
“- ¿Y ese algarrobo, o taco, estaba presente en la zona de Guanacache? Diego Rosales. Historia General del Reyno de Chile.
- Sí, de hecho toda esta llanura, donde están las lagunas, es un algarro- 1665
bal. Tanto el algarrobo como el alpataco, el retortuño... ¿sabés cuál es el re-
tortuño? Bueno, es un hermanito, digamos, del algarrobo. Toda esta zona es-
tá dominada por el algarrobo dulce, que es nuestro. Lo interesante es que
hay algunas plantas en que se mantiene el nombre aborigen. Por ejemplo, el En las lagunas también se Los huarpes poseían cerámica
chañar, que quiere decir que se desnuda. ¿Viste el tronco del chañar que se practicaba la pesca y habían ins- policroma de carácter ceremonial.
le salen las cáscaras? Bueno, los españoles cuando llegaron no lo bautiza- talado precarios secaderos de Se destacaron en cerámica fina,
ron. En cambio al retamo sí que lo bautizaron. Se trata de una planta nues- pescado para preparar la merca- moldeada y pintada con figuras,
tra, nativa, que se parece al retamo traído de España, que tiene las flores dería que llevaban a otras partes generalmente geométricas, y tam-
amarillas y ramas verdes. Entonces le pusieron retamo. O sea que los Con-
de Cuyo. bién festoneada.
quistadores no sólo nos conquistaron, sino que conquistaron con su lengua,
rebautizaron todas las plantas, todos los animales, les pusieron el nombre de
ellos”. Gregorio Manzur recoge testimonios “de primera mano” en su viaje por
Las Lagunas:
Gregorio Manzur. Guanacache, las tierras de la sed.
Mendoza, Fundación Marañón, 2007 “- Es verdad, los Huarpes han sido muy buenos alfareros.
- Y de ahí de las Lagunas sacaban la tierra. Había arcilla que tenía mu-
chos años abajo’el agua. Arcilla colorada y arcilla negra. Molían la piedra
bien molidita y la revolvían con el barro. Tan bien amasau que dispués levan-
Por medio de la caza obtenían podía evitar su captura. Las armas
taban la pieza. Y entraba a cocinarlo tan bien cocinao, que usté la tira al sue-
la mayor cantidad de recursos ali- que usaban eran el arco y la fle- lo y corre por el piso y no se le hace naa. Cosa de agarrar con una piedra y
menticios de origen animal. El mé- cha y los animales cazados eran pegarle y no se rompe.
todo huarpe para cazar era “por principalmente el guanaco y el - ¿Qué formas
cansancio”: seguían a la presa tro- ñandú, a los que se agregaban lie- - Y las más en forma de ollitas. Ollas con manija, para hacer la comida.
tando durante dos o tres días –ca- bres, perdices, distintas varieda- Otras en forma de jarritos. Yo hi visto un plato como un pescao. La cabeza
si sin ingerir alimentos- al cabo de des de patos y otras aves princi- pa’cá del pescao, la cola pa’llá, pero adentro es un plato. Cuando tengamos
el museo, esa pieza va a estar ahí. Usté la tira y no se rompe. Como si jue-
los cuales el animal, agotado, no palmente acuáticas.
ra un fierro.
- ¿Cómo cocían ellos?
Estas aves eran capturadas en las lagunas con un método muy particu- - Eso no se sabe. Parece que las han sabido cocinar en pozos, no en hor-
lar, según cuenta el jesuita Diego de Rosales: nos. Hacían pozos y lo caldeaban hasta que daba un punto. Y ahí metían las
piezas.
“[...] hay en esas lagunas muchos pájaros, pavos y aves, y para cazarlos - ¿Hacían dibujos?
los indios usan un singular artificio, ya que echaban calabazas en las lagu- - Les hacían dibujos en forma de víboras, otros en triangulitos, o en for-
nas que se anden sobre las aguas, con que los pájaros no las extrañan, si- ma de eses, así. Dice mi agüela que han sabido hacer dibujos en forma de
no que se sientan sobre ellas y entran entonces los indios, cubiertas sus ca- letras. A la manera qu’ellos hablaban, el idioma d’ellos. Las hacían en los pi-
bezas con otras calabazas y como no los extrañan no huyen y sacando el cheles. El piche es como una damajuana de cinco litros, con el piquito a una
104 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 105
Ve,
Oscar Miremont compone una hermosa “plegaria huarpe” a esta divini- No te olvides de nosotros, tus hijos.
dad suprema de los huarpes:
Oscar Miremont. Los hijos de Huar;
“Ven Señor Hunuc” (Pequeña historia poética de los huarpes).
Mendoza, Zeta Editores, 2010, pp. 15-16
Hunuc Huar nuestro Dios,
nuestro Señor
nuestro Guía
nuestra Roca protectora A esta deidad se agregaban ejemplo el rayo, a los que también
nuestro Zonda otros espíritus, encarnación de los pedían –mediante ofrendas- pro-
fenómenos naturales, como por tección y amparo.
108 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 109
la comunidad masculina, por lo San Juan, Instituto de Investigacio- Durante los siglos siguientes Draghi Lucero apunta que “Su ais-
que esta ceremonia constituía una nes Arqueológicas y Museo UNSJ, llegó a ser una de las zonas agrí- lamiento de los grandes centros
especie de ceremonia de iniciación 1983). En todas las aldeas había cola-ganaderas más importantes de San Juan y de Mendoza los
juvenil (Fuente: Catalina Teresa Mi- un chamán o hechicero que se de la región. Poco a poco se fue- apartó a sus propios nortes. No
chieli. Los huarpes protohistóricos. ocupaba de los enfermos. ron formando las primeras pobla- hay noticia de que esta población
ciones estables. En 1749, el mi- mestiza de Huanacache tomara
sionero franciscano Marcos Videla parte en la Revolución de Mayo ni
“El hechicero que hacía llover” logró formar un pueblo alrededor en la composición del Ejército de
“La labor del hechicero incluía también la cura de enfermedades con pro- de las lagunas. Esa comunidad los Andes [...] Una leyenda muy
cedimientos mágicos diversos. También se recurría a la fitoterapia, usándo- fue el origen de las primeras po- vaga noticia que después de Cha-
se hierbas inclusive para conseguir otros resultados como ser producir el blaciones de Asunción, San Mi- cabuco un grupo de soldados
aborto y la atracción del sexo opuesto. guel y Lagunas del Rosario. huarpes fue al cementerio de San-
Otra tarea del hechicero era la de hacer llover cuando escaseaban las
La población europea se incre- tiago a llorar sobre los osarios de
precipitaciones, necesarias no para la agricultura sino para el desarrollo de
las pasturas naturales con que se alimentaban los animales domésticos y los mentó en buena medida cuando sus antepasados esclavos o alqui-
salvajes que cazaban. El procedimiento utilizado por este personaje era es- en 1777 se enviaron prisioneros lados. Cumplido el entrañable ho-
tablecer contacto con un espíritu, asimilado por las fuentes hispanas a la fi- que se radicaron en las llamadas menaje, retornaron sigilosamente
gura del demonio, que consideramos como alguna especie de dios de las llu- Lagunas del Rosario. Allí se dedi- a sus lares: a la tierra madre para
vias o de las fuerzas naturales en concordancia con la adoración de los caron a la pesca vendiendo dicho allí ser enterrados”.
fenómenos de la naturaleza”. alimento a los pobladores de la También fueron las lagunas re-
“Vestigios de un muy remoto pasado”. ciudad de Mendoza. Villa Tuluma- fugio de perseguidos ya en la épo-
Diario Los Andes, 27 de abril de 1986 ya y San José nacieron como pos- ca independiente, como es el caso
tas en el camino por el cual trans- de Santos Guayama.
portaban el producto a la ciudad. El desvío de los cursos de
Cuando los españoles llegaron rez de Espinosa) fundó la primera
Los huarpes se vieron forzados agua, con el consecuente deseca-
a este territorio tomaron posesión capilla en la zona bajo la advoca-
a abandonar la zona de Cuyo por miento de las lagunas, motivó el
de las tierras a orillas del arroyo ción de Nuestra Señora del Rosa-
diversos motivos: muchos fueron ocaso del pueblo huarpe; así –nos
Tulumaya, pero recién a partir de rio (patrona de Mendoza) con indi-
llevados a Chile en la época de la dice Draghi Lucero- “el viejo paraí-
1610 el presbítero Domingo Bení- cación de “aumentar la fe de los
conquista española para trabajar so indio y mestizo fue reduciéndo-
tez (por indicación del obispo Pé- nativos”.
en las minas. Otros huyeron hacia se a impresionante secadal, que
el sur y se unieron a otras tribus, bate y quema un sol implacable
Según cuenta la historia oral pasada de padres a hijos - y rescatada por como los puelches; otros se refu- por haberle abatido el hacha sus
Zulema Araujo – uno de los portugueses de apellido Araujo raptó una prince- giaron en las lagunas de Huana- defensas arbóreas” (La cabra de
sa huarpe del noreste y la trajo en ancas hacia el sur con el fin de estable- cache, al igual que “españoles plata. Buenos Aires, Castañeda,
cerse. Próximo al río Mendoza (en los límites con el Departamento de San transgresores de sus leyes”... 1978, p. 10).
Martín) fundó un caserío que dio origen al actual distrito de “Costa de Arau-
jo”. Sus descendientes siguieron algunos por el lugar en trabajos agrícolas o
con puestos caprinos, otros emigraron pero cuando la ocasión lo hace posi-
ble, la familia extensa se reúne y comparten el pasado común: momento pro-
picio para revalorizar las raíces originarias y traspasarlas a los jóvenes.
112 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 113
bélica agotaba a Chile. Por ello, y con unos ochenta o cien hom- En 1601 llegó a Cuyo monse- doctrinas, de las que sólo dos se
como señala Adolfo Cueto, “si bres se dirige hacia el sur, siempre ñor Juan Pérez de Espinosa, de concretaron: la de Uco y la de
bien en un principio la Guerra del junto a la cordillera” (Adolfo Cueto; paso hacia Chile, donde debía ha- Huanacache. Esta última se hizo
Arauco demoró la presencia his- Mario Romano; Pablo Sacchero. cerse cargo del obispado del veci- realidad recién en 1610 y de ella
pana en Cuyo, al mismo tiempo Historia de Mendoza. Mendoza, no país. Pero debió permanecer se hizo cargo el sacerdote Domin-
fue responsable directa de su des- Los Andes [s.f.], Fascículo 5, p. 8). en nuestra provincia durante algu- go Benítez, quien permaneció allí
cubrimiento”, ya que Villagra, “en Producida la conquista, el Pa- nos meses, ya que la llegada del durante 15 años y fue el fundador
el viaje de regreso, ya sea por dis- dre Diego de Rosales fue el prime- invierno le impidió el cruce de la de la primera capilla, bajo la advo-
posición expresa de la autoridad ro en dejar testimonio histórico de cordillera. Comprobando el de- cación de Nuestra Señora del
para el reconocimiento de nuevos esos parajes, indicando que había samparo en que se encontraban Rosario.
territorios o por propia voluntad y encontrado tres lagunas, la más los nativos, resolvió fundar once
satisfacción de la humana curiosi- grande de 7 leguas de longitud, la
dad, varía el derrotero de costum- siguiente de tres y la menor, de
bre y recorre el territorio al oriente una legua, unidas por canales co-
de la cordillera”. Así, entre abril y municantes que eran intensamen- “Desde q se fundo esta casa [la residencia jesuítica de Mendoza] mi prin-
mayo de 1551 pasa a través de la te transitados por balsas de totora cipal yntento fue, q se atendiesse ala enseñanza de los yndios guarpes, de
zona de las Lagunas de Huanaca- para la pesca y el intercambio de aquella Prouncia de Cuyo, y asi el Pe juo Pastor aquien se lo encargue apre-
che, entra a Mendoza y, mientras mercaderías. Testimonia también dio con mucha charidad y [b]reuedad su lengua, q es particular y con ella les
espera el momento adecuado pa- el padre Rosales que las mejores ha acudido siempre... Comencaro los Padres las misiones q suelen hazer
Por lo mas serca [C]orriendo las herededades deaquella Ciudad [Mendoza]
ra trasmontar la Cordillera Nevada truchas de la región se pescaban
enq ai muchos indios, salio a ella el Pe Pastor y co mucho amor, les ense-
“deja el grueso de la expedición en aquellas aguas. naua en su lengua natural”.
en las tierras recién descubiertas
Cuarta Carta Annua del Padre Diego de Torres de febrero de 1613.
Documentos para la historia argentina. Tomo XIX, p. 208.
“¡Laguneros! El agua remansada les ofrendaba la pesca con sus origina-
les balsas de totora y de junquillo. En las vegas orilleras criaban vacas, ca-
ballos, mulas, asnos, ovejas, cabras y otros animales ayudadores del hom-
bre. Grandes sembradíos de maíz y trigo orlaban las tierras humedecidas. El
trigo lo transportaban a la cabecera del departamento de Lavalle (antes de Diez años después de la orden nicies argentinas” -al decir de
Las Lagunas), a orillas del Tulumaya, donde se lo molía a maquila. Parte de de monseñor Pérez de Espinosa Dauss- impone su dramatismo a la
esta harina llevábase a Buenos Aires, carente de tan útil cereal por las vaca- llegó el jesuita Juan Pastor, acom- empresa evangelizadora. Diego
das y caballadas cimarronas, hasta el advenimiento del alambre, sobre todo pañado del padre Fabián Martí- de Rosales, por ejemplo, habla de
el de púa”.
nez. El trabajo fue muy duro, pero las penurias de los misioneros que
Juan Draghi Lucero. La cabra de plata. lo consiguieron: brindaron cate- debían “caminar por tierras sin
Buenos Aires, Castañeda, 1978, p. 9 quesis a la mayoría de los indios agua a los ardientes rayos del sol,
en las inmediaciones de las lagu- por aquellos salitrales con sed,
nas en sólo cuatro meses. hambrientos, expuestos a las mu-
Las duras condiciones de éste, chas sabandijas que la tierra pro-
el “desierto más huraño de las pla- duce, y ellos con gusto sufrían por
122 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 123
La labor de los evangelizado- to; la de San Isidro Labrador, en geo. Fue el tiempo de los grandes cerse de pescado de las Lagunas”
res fue fecunda, aunque implicó Algarrobo Grande; la de la Asun- intercambios de pesca con el res- (“El pueblo huarpe; Sobrevivencia
muchos sacrificios. Quedan aún ción, en el distrito del mismo nom- to de Cuyo y el sur de Córdoba y a través de sus creaciones”. Los
en pie solitarias capillas en medio bre; la de la Virgen de la Merced, parte de La Rioja. Un sector im- Andes, 11 de noviembre de 1984).
de los campos, como la de San en El Retamo; la de San Miguel, portante del país pasó a abaste-
Judas Tadeo, en El Cavadito; en en la localidad de Los Sauces.
San José, la dedicada a este san- “En la ciudad de Mendoza existe una calle que conserva su antigua de-
nominación de “Calle de los Pescadores” que al parece nace con la misma
fundación, y a que por ella solían ingresar los indios de las lagunas de Hua-
nacache con el producto de la pesca, para venderlo en la ciudad”.
Es elocuente el testimonio del Padre Pastor acerca de las dificultades de
la empresa:
Fuente: Juan Isidro Maza. Toponimia, tradiciones y
leyendas mendocinas.
“[...] digo pues que anduve casi todas les lagunas en mes y medio dete-
Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, 1990, p. 17
niéndome en cada pueblo ocho dias y más y en ese interin hice edificar, qua-
tro iglesias hermosas para administrar los sacratos. En ellas baptize ciento
sesenta y cuatro. Casi 96 aprehendieron los demas las cosas de nra Sta Fe
[...] En el siglo XVIII comenzaron a el denominado “Pacto de Huana-
es la tierra miserabilísima falta de todas las cosas, fuera de raizes de to- crecer poblaciones como San Mi- cache”, que es uno de esos “pac-
tora y pescado no ay otro regalo, los mosquitos son sin quento, ni de dia ni
guel, La Asunción, La Tranquerita, tos preexistentes” a los que alude
de noche dexan sosegar a un hombre. Mis manos y cara me las pararon taa-
les que no parecía sino sarnoso o leproso”. Chañares, etc., lo que indicaba la el Preámbulo de la Constitución
expansión de la población hacia Nacional. En él se proyectaba la
Carta del Padre Pastor en la II Carta Annua del 6-6-1610. lo que es actualmente el noreste creación de un Congreso General
Documentos para la historia argentina, T. XIX, pp. 64-65 de Lavalle y la Costa del Desa- de las Provincias Cuyanas. Por
guadero. otra parte, el 1 de abril de 1827 el
En 1822, San Miguel de los gobernador Juan Corvalán, me-
Creado el Virreinato del Río de las encomiendas y algunos espa-
Sauces fue sede de una reunión diante el Tratado de Huanacache,
la Plata, Cuyo pasó a depender de ñoles.
de los gobernadores de Mendoza se comprometió con los restantes
la administración de Córdoba del Por esos años, al imponerse
- Pedro Molina-, San Juan y San gobernadores cuyanos a mante-
Tucumán. El marqués de Sobre- en la batalla de Santa Catarina, el
Luis para discutir, redactar y firmar ner la paz y a la ayuda recíproca.
monte ordenó levantar el primer Virrey Cevallos frenó la expansión
censo poblacional y detectó que la portuguesa hacia el sur –motivo
de Huanacache era la segunda de la creación del Virreinato- y al-
población en importancia en el ac- gunos de los prisioneros tomados
tual territorio mendocino. Además, en ese combate fueron internados
se trataba de un centro de inter- en la zona de las lagunas, como
cambio comercial y un enclave ya dijimos; entonces, “el tradicio-
con gran diversidad racial, ya que nal sentido mercantil de los portu-
a los huarpes originarios se ha- gueses terminó por llevar al auge
bían sumado indios fugados de económico de la región a su apo-
LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 127
REFUGIO DE “BANDIDOS”
voca asociación la experiencia particular de algunos bandoleros (que, como
Guayama y Martina Chapanay, se dedicaban al bandidaje cuando no esta-
ban alistados con algún caudillo) y, fundamentalmente, el desprecio que evi-
uan Isidro Maza sostiene efectuara una de sus correrías a la
J que entre los bosques de
algarrobos de Huanacache se re-
ciudad de Mendoza, conoció a la
mestiza de nombre Martina Cha-
dencian algunos autores (Sarmiento, Mitre entre otros) en su descalificación
de las montoneras federales y de los caudillos y gauchos que las conforma-
ban [...].
fugiaban los que huían de la justi- panay, con quien entabló relacio- Sin encarnar la causa popular –es decir, sin convertirse en líderes políti-
cia: “Desde los bosques también nes amorosas, para llevarla luego cos-, los bandidos terminaron conquistando la simpatía del pueblo por su so-
lidaridad con los más humildes o por su oposición a las injusticias de patro-
salían las bandas de malevos pa- a las Lagunas del Rosario, donde nes, comerciantes y representantes de la ley, comúnmente acusados de
ra realizar incursiones delictivas vivieron en convivencia. Poco generar las injusticias que decían querer eliminar [...].
ya fuera en la ciudad de Mendoza tiempo después el bandido Cruz El historiador argentino Hugo Chumbita, autor del libro Jinetes rebeles.
o en sus inmediaciones, razón por Cuero resultó muerto en un en- Historia del bandolerismo social en la Argentina (Editorial Vergara), sostiene
la cual a la zona de Huanacache, cuentro con una partida policial que no es casual que los rebeldes y bandoleros se hayan multiplicado en las
en una época, se la reconoció co- que lo perseguía, por lo que la diferentes regiones de la Argentina, especialmente en momentos en que las
autoridades decidían avanzar sobre zonas que antes generaban poco
mo el refugio de bandidos”. Y Martina Chapanay a la muerte de interés.
agrega: ”Entre aquellos elementos su marido asumió la jefatura de la [...]
antisociales que actuaron a princi- banda, ya que era de gran coraje,
pios del siglo XIX figuraba como buen amazona y cuchillera”. (“Los Santificados
jefe de una de las bandas un suje- laguneros de Guanacache”. Diario
to de averías llamado Cruz Cuero, Los Andes, 16 de abril de 1988). El funcionamiento de los mecanismos de la religiosidad popular es un
misterio. La santificación aparece casi siempre íntimamente relacionada con
quien en cierta oportunidad que
una muerte violenta (en el caso de los bandidos, a manos de la policía), que
deriva en la creación de santuarios en el lugar de la muerte o la tumba [...]
Héroes de una historia disidente de la plebe rural, los gauchos rebeldes, Según Hugo Chumbita, se trata de personas generosas y humildes que, con
bandidos rurales y bandoleros “santificados” por la cultura popular cuentan el su muerte, pasan de ser protectores a intermediarios con la Providencia [...]”.
revés de la historia argentina de los siglos XIX y XX:
Revista Rumbos
“Buscados”
“[...] Los bandidos argentinos pueden enmarcarse en una historia univer- Acerca del prestigio ganado ductos de sus andanzas. Pero, a
sal del bandidaje social [...] Se trata de un fenómeno con características par- por la Chapanay, a quien Mabel la llegada de San Martín a Mendo-
ticulares de acuerdo con los diversos contextos históricos en que surgió, pe- Pagano, en la homónima biografía za, la Martina Chapanay dejó su
ro que se produjo casi exclusivamente en las zonas fronterizas o antes
novelada denomina “la montonera vida de aventuras para pasar a
olvidadas por las metrópolis, como un modo de protesta del campesinado y
de las poblaciones semirrurales contra el avance del estado capitalista.
del Zonda”, afirma Maza lo si- prestar servicios durante la prepa-
[...] Aunque comúnmente se ha asociado a los bandidos con las monto- guiente: “Cuenta la tradición que ración de la campaña libertadora”
neras federales, se trata de fenómenos completamente diferentes: las mon- la gente campesina de condición (“Los laguneros de Guanacache”.
toneras eran de carácter político y canalizaban la protesta de las masas ru- humilde tenía gran afecto a esta Diario Los Andes, 16 de abril de
rales y comunidades autóctonas; el origen de los bandidos se encuentra en mujer, porque llevaba a sus ran- 1988).
‘historias personales’ y su carácter no es político [...] Fortalecieron esta equí- chos, como obsequios, los pro-
128 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 129
Acerca de la figura legendaria de Martina Chapanay existen otras versio- arrastrados por el viento, sino también por el humo y la ceniza, las chispas,
nes, que aún hoy circulan por la zona, aunque con visibles anacronismos: los carboncillos ardientes como maldiciones. Aunque nadie sabía teología to-
dos memoraban el infierno; un sentimiento de perdición, de maleficio colec-
“- ¿Quién era la Chapanay? tivo, de condena o hechizo fue ganando los espíritus. Algunos, tradicionales,
- Una mujer huarpe de estas zonas. Muchos dicen que ha sío sanjuani- apelaron a los santos cristianos; muchos, como en revancha, volvieron los
na, pero no es así. Ha sío de aquí, entre San Juan y Mendoza. ojos a los diablos escondidos, a los ritos para convocarlos, a las brujas repri-
- Lagunera. midas pero ahora solicitadas de nuevo. En todos fue creciendo una pregun-
- Sí, lagunera. Tamién andan diciendo que Santos Guallama ha sío san- ta cuando no una certidumbre: si lo que ocurría no tenía que ver con los nue-
juanino. No, ha sío lagunero, compañero de Martina Chapanay. Y la Chapa- vos tiempos, las nuevas ideas [...]” (p. 107).
nay está sepultada en Mogna. Alla’stá la cruz, tá too. Fue la primera caudi-
lla, con gauchos bravos. Brava ella tamién. En esta novela es obvia la asociación con lo histórico, confesa desde el
- ¿Qué hacía Chapanay? comienzo y visible en la fidelidad a los datos y documentos, fruto de laborio-
- Chapanay luchaba por defender los territorios... sa investigación por parte del autor, pero junto a la fidelidad a la creación de
- Como Guallama. un “clima de época”, se da el cuestionamiento de la “historia oficial” a través
- Exactamente. Y se iba a la Rioja, hasta el Norte iba con los gauchos pe- de la relevancia dada a personajes que podrían considerarse “marginales” o
liando. “proscriptos”, tan representativos no obstante de su tiempo, como Santos
- ¿Tenía muchos gauchos? Guayama o la Martina Chapanay, auténticos protagonistas del relato.
- Muchos. Y después quedó Santos Guallama. Y lo mataron. Entonces se Múltiples voces –consumada maestría de un narrador que conoce los se-
cambiaron los apellidos. Mi agüela Gertrudes es Guallama, no es Jofré. Es cretos de su arte- entretejen sus discursos para darnos, a través de la cora-
Jofré porque le pusieron Jofré. Pero es Guallama. Desciende de la raza Gua- lidad polifónica, una realidad compleja. En tal sentido, la estructura de la no-
llama”. vela, dividida en cuatro secciones (“Ciudad de barro”, “La gran sequía”,
“Diario de un testigo”, “Las nueve muertes de Guayama”) y un epílogo, oficia
Gregorio Manzur. Guanacache, las tierras de la sed. como un prisma que nos ofrece, a través de focalizaciones diversas, su frag-
Mendoza, Fundación Marañón, 2007 mento de la historia. Así, el primer segmento narrativo nos sitúa en el espa-
cio y el tiempo novelescos, desde una óptica predominantemente urbana
(esa “ciudad de barro” aludida). Como centro de esta sección puede mencio-
narse la escena de la fiesta de casamiento de María Luisa Molina y Benja-
Otro de los bandidos célebres de Las Lagunas es Santos Gua-
mín Villanueva en la que se anudan las diversas tramas que luego desple-
cuyo recuerdo se liga a la zona yama. gará el relato: la de los desdichados esposos, la de la joven y misteriosa
Martina, la del sacerdote José Ignacio, la del mismo Guayama... Y si esa sec-
ción nos ofrece un marco urbano y festivo, el segundo apartado, que alude
a la sequía, nos ofrece su contrapartida dramática y rural, trasladando el fo-
El escritor mendocino Rolando Concatti, en su novela titulada El Tiempo co de la narración a las denominadas “lagunas”, entonces y hoy desecadas,
diablo del Santo Guayama (Buenos Aires, Corregidor), ha reelaborado en para darnos la historia de la expoliación de esas tierras y sus antiguos pro-
forma magnífica toda una situación histórica (los años de 1860, tan grávidos pietarios huarpes. Como manifiesta el autor en una entrevista, “Tragedia y
de acontecimientos tanto a nivel nacional -la Guerra con el Paraguay- como fiesta” se unen en una bisagra de la historia.
a nivel local -una sociedad todavía signada por las huellas del gran terremo- A continuación, la sección titulada “Diario de un testigo”, a través del re-
to del ’61-), eligiendo como espacio privilegiado el desierto, que en la obra curso de la “memoria” o diario íntimo, describe el dramático proceso interior
funciona a la vez como una metáfora de las relaciones humanas, con toda del personaje de José Ignacio, en relación con su fe, con el amor y su com-
su carga de pasiones y ambiciones: promiso misionero con los indígenas y los marginados. Finalmente, las “nue-
ve muertes” de Santos Guayama se hacen eco de la leyenda y refuerzan el
“El cielo, pues, no solamente se enturbiaba por la arena o los tierrales, aura mágica de este personaje, tan entrañable para el pueblo mendocino
130 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 131
que ha sido objeto de una canonización popular y aún se le rinde culto, bajo sitar a un amigo, pa comer un asado. Pero el amigo lo había vendío, le ha-
la figura de un San Roque, en la Capilla del Rosario de Guanacache. bía avisao a la policía. Él ha ido, ató el caballo, y cuando ha dentrao pa’den-
De este modo, cada segmento narrativo tiene su tono y sus valores pro- tro, han venío los milicos y le han amarrao el caballo. Cuando Guallama vio
pios y todos juntos componen un relato admirable, o más bien, una sucesión que lo tenían rodeao, corrió al caballo, y no lo pudo desatar. Ahí lo encaró la
de relatos que tienen toda la complejidad de un trozo de historia realmente milicada. Él ha peliao porque era un chino capaz, y los ha llevao mal a los
acaecida. Además, la magia está presente desde el comienzo de la novela, milicos. Al último se cayó a un pozo de agua, un balde. Enlazao lo sacaron.
no la exótica de hadas o duendes, sino el hechizo indio que parece explicar la Ahí lo han llevao y lo han muerto.
tragedia oscura de tantos destinos como se nos cuentan, destinos individua- - ¿Su tumba está por aquí?
les, pero también el destino de esta Mendoza enclaustrada en el desierto. - No sé donde está.
- No hay nicho...
- Ni nicho, ni nada”.
Rolando Concatti La novela “Como casi todos los laguneros recuerdan hasta el día de hoy, todos sus
parientes estuvieron condenados a huir, ‘desaparecer’ entre los matorrales y
cambiarse el apellido para escapar a la persecución de los gobiernos sanjua-
ninos y mendocinos luego del asesinato de Guayama de 1879.
Las versiones acerca del personaje que aún hoy circulan por la zona tie- Diego Escolar
nen innegable encanto, a pesar del evidente anacronismo. Pero el mito ca-
rece de cronología; todo él es presente eterno: Guayama se llamaba mi abuelo
Talquenca mis hermanos
“- ¿Quién era Santos Guallama? mis primos Azaguate
- Un hombre de acá de la zona, un caudillo que se hizo malo por que per- Guaquinchay los hermanos de mi madre
seguían tantísimo a los huarpes.
- ¿Por qué los perseguían? No conocí guardapolvo
- Pa llevárselos cautivos a Chile. Los maniaban, los encadenaban y se tampoco el alfabeto
los llevaban a trabajar en las minas de Chile. Que volviera el que podía. Gua- pero aprendí a cuidar cabritos en el tiempo primero.
llama juntó gente de las lagunas, agarraban algún ricachón, si se botaba a
malo lo degollaban, le quitaban las cosas y se la daban a los pobres de aquí. Soy arriero
Era malo con los milicos, pero con la gente era bueno. y sé tejar la totora
- ¿Qué fin tuvo? trenzar el junquillo y el cuero
- Según cuenta el tío Román, lo mataron los sanjuaninos. Había ido a vi- sembrar el trigo, la alfalfa, el maíz
[...]
132 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES
DECADENCIA DE LA ZONA
Sé cómo sacarle agua l desierto
amasar el patay
construir la ramada
y encontrar senderos allí donde otros se pierden
[...] En la memoria, y en la falta de memoria; en el olvido que ha bo-
Aprendí a quedarme callado rrado pesadillas, en el retorno apenas enunciado de esas mis-
a mirar para abajo mas pesadillas, están los secretos de la especie, los escondri-
a ser desconfiado jos de terrores que distintos grupos de la propia raza han vivido.
a doblar la espalda [...] Para los que moran junto al desierto, para los que han construi-
Guayama se llamaba mi abuelo do su identidad, sus sueños y sus miedos junto a la arena y el
[...] sol despiadado, los caprichos del viento o el aura del salitre, esa
Ahora Jotré dice mi documento memoria y ese olvido, esa pesadilla prohibida y sin embargo re-
y en las elecciones me llaman Jofré currente, es la sequía. Algo la nombra en los huesos con un es-
Jofré me nombra la policía calofrío, como si en ellos quedara el estremecimiento de ances-
y Jofré será mi nombre de muerto tros calcinados; algo la posa sobre la piel más íntima, cual si
Ahora somos Molina, Villegas, toda la piel supiera de despellejamiento y carnes vivas.
Fernández, González,
Rolando Concatti. El Tiempo diablo del Santo Guayama.
Nievas, Cubillos
Reynoso...
Ahora somos otro nombre
otra historia
otra raza e los 20.000 indios que po- gunos charcos sin demasiada
ahora somos otros
para seguir viviendo
D blaban Mendoza, cerca de
3.000 habitaban la zona de las La-
trascendencia. A mediados de la
década del ’30 se pensó en tras-
para seguir viviendo.” gunas de Huanacache: hoy, poco vasar aguas del Tunuyán al tramo
Oscar Miremont queda, al menos en apariencia, de inferior del Mendoza para evitar el
Los hijos de Huar; (Pequeña historia poética de los huarpes). su cultura, de sus costumbres, de desecamiento. No se concretaron
Mendoza, Zeta Editores, 2010, pp. 67-69 su raza... Hoy quedan en la zona las obras y hacia 1941, las Lagu-
nada más que vestigios de lo que nas dejaron de disponer de agua,
fue un gran espejo de agua. al margen de algún aporte
La decadencia de la zona se excepcional.
debió a la progresiva pérdida de Sólo en algunas ocasiones
capacidad hídrica. Las Lagunas cuando las precipitaciones son ex-
se fueron secando debido a que cepcionales, pueden volver a ver-
los caudales de los ríos que las se las lagunas con algo de agua.
nutrían fueron aprovechados por De los bosques poco queda,
las crecientes zonas de cultivo igualmente, porque fueron talados
ubicadas aguas arriba. hasta convertir la zona casi en un
Retrato de Carmen Jofré - Metraux, que pasó por las La- desierto.
Fidel Roig Matóns gunas en 1922, encontró sólo al-
134 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 135
“Adónde fueron los patos, los peces, el ganado, los trigales, el canto de El Padre Ande le dio al huarpe ¡en secadal sepultado!
los pájaros? La fuerza eólica de vez en cuando despeina arenales dejando a un Huanacache florido; Árbol del pan, el sagrado,
cielo abierto millares de caracolillos calcinados y algunas puntas de flecha gloria fue de caza y pesca a fierro y fuego acabaron;
trabajadas en piedra; tal vez algún resto de alfarería. El viento lleva y trae. Y ¡en los puros tiempos indios! no queda algarrobo vivo
en esas andadas se llevó una era, un pueblo”. Allí apozaron sus aguas ¡los puebleros los quemaron!
del Ande hermanados ríos; Tiempos de minga y maquila
“El pueblo huarpe; Sobrevivencia a través de sus creaciones”. en llegando fuertes godos en trabajos hermanados.
Los Andes, 11 de noviembre de 1984 ¡cuna fue de los mestizos! Todo lo dio Huanacache:
Nacieron los mil renuevos ¡le negaron justo pago!
y hubieron pobres y ricos ¿Qué se hicieron mil lagunas
y Huallama, el lagunero que las nieves nos brindaron?
¡se levantó a ser caudillo! Sólo queda el haber sido
El proceso de desertificación la escuela, y por el camino íbamos
En mil balsas de totora ¡la sed nos quema los labios!
cuenta ya algunas generaciones, comiendo los frutos de piquillín. pescaban los laguneros A mocetones y niñas
pero el recuerdo del esplendor de Cuando hacía calor nos acostába- y las más preciosas aves los corrió la cruel sequía;
las Lagunas aún subsiste entre al- mos en las dunas y nos refrescá- ¡oscurecían el cielo! dejaron lar y sus padres
gunos pobladores. Así, por ejem- bamos con la arena, que guarda- Pastaban en verdes vegas ¡en adioses que gemían!
plo, Azucena Molina afirma, mien- ba la humedad de las lagunas. Mi manadas de todo pelo; A fierro, fuego y sin agua
cien trigales y maizales castigan a los llanistas;
tras acaricia la barca vegetal que mamá nos alimentaba a patay, y ¡mazorcas y espigas dieron! ¿de qué nos sirve quejarnos?
se exhibe en el Museo de Lagu- curaba con productos nativos: con Gota a gota nos robaron ¡si la razón no es oída!
nas del Rosario, semejantes a las la corteza del chañar nos sacaba los frescores de los ríos; La Capilla del Rosario
balsas que navegaban el lago Titi- el dolor de garganta, con el ata- en secadal y en salitre se levantó en gloria y brillo;
caca: “Yo recuerdo cuando mi pa- misqui nos preparaba un baño” ¡vamos muriendo los vivos! hoy silencia sus campanas,
Toro Aspas de Oro era dueño ¡muda, llora el bien perdido!
pá hacía estas canoas [...] Volvían (“Renaciendo que no es poco”.
de las aguas. Lo mataron; Cenizas de nuestros padres
con peces que capturaban con un Revista Rumbos). con él murió Huanacache los resguarda el Campo Santo [...]
sistema de cestos especiales que Hasta la década del ’60 las La-
después vendíamos en la ciudad gunas sobrevivieron, aunque con Juan Draghi Lucero. La cabra de plata.
de Mendoza. Este paisaje era to- sus reservas diezmadas, pero con Buenos Aires, Castañeda, 1978
talmente diferente: había garzas, la expansión agrícola y la sistema-
ñandúes y guanacos, bosques de tización del riego, los caudales de A través del análisis de los dis- que son los que encontraremos
algarrobos... Nosotros recorría- los ríos fueron derivados y las La- tintos elementos que determinan con diversas potencialidades sig-
mos dieciocho kilómetros para ir a gunas quedaron sin agua. un paisaje geográfico, en este ca- nificativas en las obras literarias.
so la travesía, y la impronta que la Arenales, secadales, travesías,
acción humana ha dejado allí a pampas, medanales, “campos
Juan Draghi Lucero, en su novela La cabra de plata (1978) entona una través del tiempo, se ha ido con- ariscos”, “tierras de la sed”... Y
suerte de canto elegíaco por la decadencia del “hábitat huarpano”: formando el campo semántico del siempre la común sugestión de ar-
desierto, con una serie de térmi- dimiento y soledad.
“La canción de Huanacache” nos relativos ya al suelo, ya al cli- El vocablo en cuestión (del la-
ma, ya a la forma de ocupación tín desertus - deserere: abandona-
del territorio por parte del hombre, do) significa, en su primera acep-
136 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 137
ción adjetiva, “despoblado, solo, porción norteña del territorio men- mentaba Pascal: el espacio ame- cualquier forma de instalación, im-
inhabitado”; luego, hace referen- docino, cuyas características sa- nazante y destructor. prime sin embargo en el imagina-
cia a una región de vegetación es- lientes, a primera vista, son la ari- La Biblia menciona el desierto rio común un sentido de libertad.
casa o nula, inhabitable para el dez, la sequedad, la soledumbre y, en relación, por un lado, con el Ya lo percibe y lo expresa Rolando
hombre y los animales y, en espe- en el aspecto social, el desampa- exilio, con el abandono y la lejanía Concatti, a propósito de nuestro
cial, aquella en que predominan ro y la marginación. de Dios, como sitio donde moran desierto mendocino y sus habitan-
las altas temperaturas. También Cabría agregar, empero, otro los demonios; pero a la vez es el tes en última instancia, aunque
nos aclara el Diccionario que el rasgo que hace a la configuración lugar donde Dios se manifiesta esté hablando de una etapa en el
desierto propiamente dicho se “espiritual” de la zona: el valor del con mayor claridad. Nuevamente desarrollo de la cultura humana,
presenta como un territorio relati- silencio como inseparable de las reencontramos aquí un sentido cuando los hombres abandonaron
vamente llano, con acumulaciones enormes soledades. Silencio a tra- dual: espacio de tentación (Cristo el nomadismo: “Aunque cambia-
de arenas (dunas o médanos) vés del cual el paisaje geográfico mismo fue al desierto para ser ten- ron muchas cosas, les quedó en la
más o menos movedizas y de for- se transforma en “literario” y qui- tado) y también como lugar de conciencia más recóndita la me-
mas variables. zás, también, en espacio simbóli- meditación y aproximación a Dios, moria del desierto y sus penurias,
Ahora bien, si quisiéramos apli- co, en cuanto se carga de profun- en relación con eremitas y anaco- pero también de su libertad: la
car -estricto sensu- estas defini- das resonancias. retas (como San Juan Bautista: “la idea del hombre como un ser
ciones a nuestra realidad comar- Desierto... Espacio a la vez voz que clama en el desierto”), errante hacia un destino que es
cana, advertiríamos su carácter clausurado e inmenso; clausurado porque “La sequedad ardiente es poco más que un espejismo”
restrictivo y, sobre todo, la discor- en sus coordenadas concretas: la- el clima por excelencia de la espi- (“Memorias del oasis”. Diario Los
dancia con la percepción que el titud y longitud que nos hablan de ritualidad pura y ascética, de la Andes, Mendoza, 4 de noviembre
escritor, pero también el hombre una inevitabilidad geográfica y un consunción del cuerpo para la sal- de 2001).
común, tiene de su entorno geo- determinismo climático. Pero in- vación del alma”. Además, el de- Por todo ello, el desierto -como
gráfico. Un ejemplo es el de la zo- menso en su capacidad de simbo- sierto es el dominio por excelencia espacio abierto a todas la suge-
na de Lavalle: auténtico espacio lizar, de evocar múltiples asocia- del sol, no tanto en su aspecto de rencias- es capaz de generar de
desértico de médanos y dunas en ciones significativas. dispensador de energías a la tie- su propio vacío una serie de “pre-
“Los Altos Limpios”, alberga tam- En efecto, el desierto ha sido rra, “sino como puro fulgor celes- sencias” que corporizan en la
bién un rosario de lagunas (o las siempre, desde la más remota an- te, cegador en sus manifestacio- mente del “desertícola” y conviven
albergaba en un pasado no tan re- tigüedad, una entidad ambivalen- nes” (Juan Eduardo Cirlot. en ella con su propia experiencia
moto). Y también, un conjunto de te, cargada tanto de valores positi- Diccionario de símbolos. Barcelo- del medio. ¿Presencias ilusorias o
capillas igualmente denominadas vos como negativos. En cuanto na, Labor, 1984, pp. 167-168). Es, indicios de un mundo que va más
“del desierto”: Asunción, San Jo- paisaje, en cierto modo negativo por tanto, un ámbito ilusorio, pro- allá de lo apariencial, que busca
sé, San Judas Tadeo de El Cava- por su privación de matices, es el picio a los fenómenos ópticos o para ocultar y revelar sus secre-
dito... hasta culminar en la mayor “dominio de la abstracción”, que espejismos durante el día y las tos, los campos vacíos?
de todas, verdadera “Catedral del está situado fuera del campo vital profundas sugestiones durante la En todo caso, el desierto apa-
Desierto”: Nuestra Señora del Ro- y existencial; por ello se encuentra noche, cuando el cielo y la tierra rece como el reino del misterio y
sario de las Lagunas. La repeti- abierto a la trascendencia y es se pueblan de luces. en él se pueden recoger una serie
ción del término desierto es inten- propicio a la revelación divina, pe- Es, finalmente, un espacio dual de leyendas. Es que en estas zo-
cional y refleja la denominación ro también a la aterradora suges- en cuanto a sus sugerencias so- nas apartadas de los centros de
común con que se conoce a esta tión del vacío, tal como lo experi- bre el ánimo humano: hostil a población, junto con la religión ca-
138 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 139
tilidad del medio trae aparejada la ahora, ahogada en las amarguras, En nuestras tierras cuyanas te- preso y encerrado en un calabozo,
desgracia: el hombre sufre un ac- menos podía elegir su norte. La in- nemos el caso curioso de Santos como presunto victimario, indujo al
cidente mientras cava inútilmente; mensidad, siempre igual, se ex- Guayama o Huallama, cuya ima- muchacho a escaparse, en busca
la mujer queda sola, desesperada, tendía a los cuatro vientos” (Cuen- gen se venera en la Capilla del de un seguro refugio, ocultándose
y perece también en medio de la tos mendocinos, Buenos Aires, Rosario de las Lagunas, bajo la posiblemente en las lagunas de
soledad, sin haber podido hallar Troquel, 1964, p. 41). apariencia de un San Roque total- Huanacache, lugar en aquella
auxilio. mente ortodoxo, aunque con som- época, inaccesible a las investiga-
La sed y la falta de amparo hu- brero gaucho. La historia dice que ciones policiales” (“Guallama”. Re-
Existe también, como dijimos,
mano son las maldiciones inhe- este bandido del siglo XIX, perse- vista de la Junta de Estudios His-
un “santoral sospechoso”. En rela-
rentes a esos “campos amargos” guido, fue a esconderse en las la- tóricos de Mendoza. Mendoza,
ción con estas canonizaciones al gunas. Allí protegió y ayudó a los
en que Draghi Lucero gusta situar Tomo XI, 2º trimestre 1938, pp.
margen de la Iglesia, Félix Coluc- laguneros, y cuando murió, el pue-
sus relatos. Así, un motivo legen- 152-153).
dario universal adquiere un matiz cio apunta que “Existe en el país blo quiso venerar su memoria ha- Años después, cuando este
acendradamente comarcano. Hay una verdadera constelación de ciéndole una estatua que perpe- delito ya había caído en olvido,
además una sabiduría ancestral ‘gauchos milagrosos’, que la devo- tuara su figura. Pero como era un
reapareció en los campos de Cu-
implícita en este caso desgracia- ción popular ha entronizado y ele- delincuente “decidieron tomar la fi-
yo al frente de una gavilla de ban-
do, tal como la expresa el narra- vado, en muchos casos, a la cate- gura de San Roque, lo cubrieron
didos que atacaba a las mensaje-
dor: “[...] el hombre seguía ente- goría de verdaderos ‘santos’. En con una capa y le pusieron som-
rías y a las tropas de carros o
rrándose en aquel pozo en la general, presentan una serie de brero criollo. Para la ley era San
exigía tributos a los alejados ve-
inmensa soledad de los campos y rasgos comunes: han tenido pro- Roque, para los laguneros es y
cindarios, como dueño y señor del
el agua no aparecía. Para cavar blemas con la justicia; alrededor seguirá siendo el Santo Guayama,
el más vivado de la procesión”. desierto.
un pozo en los desiertos, buen ti- de ellos se ha tejido la leyenda de Acerca de su audacia y valor
no hay que tener” (Cuentos men- Según Lucio Funes, Guallama
que robaban a los ricos para ayu- se cuentan numerosas historias,
docinos, Buenos Aires, Troquel, había nacido en San Juan -posi-
dar a los pobres; su valor y su as- como así también, de la atracción
1964, p. 38). Además, el desierto blemente de padre desconocido- y
tucia sobresalían del común y mu- fue recogido cuando niño por la fa- que ejercía sobre el espíritu inge-
asume en este cuento esa conno- chos de ellos murieron en trágico nuo de los paisanos. Era también
tación laberíntica a la que ya nos milia Echegaray. Un suceso des-
enfrentamiento con alguna partida graciado aunque no completa- un hombre ingenioso, que gusta-
habíamos referido anteriormente;
policial. Precisamente este hecho mente reprochable lo puso, aun ba de gastarles bromas a sus víc-
en este caso quien lo padece es la
es el que termina de despertar la muy joven, fuera de la ley. Fue timas: en una ocasión, disfrazó a
mujer que, habiéndose quedado
conmiseración del pueblo, y pos- cuando hizo fuego contra unos sus hombres de soldados, para
sola, con su marido enterrado en
teriormente la fama de las ‘virtu- asaltantes que habían entrado a la poder acercarse a unos viajeros a
la arena, quiere encontrar el cami-
des’ con que se adornó en vida se propiedad de su padre adoptivo: los que ofreció escolta... para po-
no de regreso: “Al trotecito de su
transforma en una devoción que “Semejante acontecimiento, el te- der robarles luego con mayor co-
yegua llegó a lo alto de un méda-
ve en ellos auténticos taumatur- mor al castigo, el miedo de verse modidad.
no y desde allí comenzó a enfren-
tarse a las lejanías. Se detuvo in- gos a quienes se atribuyen ‘favo-
decisa. ¿Para dónde quedaba su res recibidos’ y ‘curaciones increí-
casa? Ella no fue nunca habilosa bles’”. (Buenos Aires, Colección
para orientarse en los campos y Nuevo Siglo, p. 77).
152 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 153
a la derecha de la Virgen del Ro- San Juan Bautista y Santo Domin- LOS ALTOS LIMPIO Y SU ENCANTO
sario. Es el “San Roque” que go en las fiestas patronales de
acompaña a “La Patrona” y a “La octubre.
ay en el territorio mendoci- por el imán [...] Me parecía entre-
Capataza”, al Corazón de Jesús,
H no un rincón cuyas carac-
terísticas lo hacen especialmente
ver que invisibles dedos modela-
ban botijuelas y volutas pequeñas
Al respecto, es interesante el testimonio de Metraux: apto para albergar encantos: son de un remoto palacio de barro co-
esos Altos Limpios que transmiten cido... En la noche el viento arras-
Veneración de Guayama
la extraña sensación de que los trado enhebraba voces bajitas, su-
“[...] mi informante [...] me habló largamente del célebre jefe bandolero, arenales caminan y donde mora el surrantes, lejanas. Se entreoía el
Santos Guayama, quien con sus secuaces se refugió en la región de Huana- alma quejosa del viento: “Huían rodar de lamentos perdidos...”
cache y durante largos años tuvo en jaque a las autoridades constituidas de los granitos de arena en desgo- (Juan Draghi Lucero. El hachador
la provincia. Mi interlocutor me habló de él con simpatía, y parecía orgulloso bernado rodar, uno por uno, pro- de Altos Limpios. Buenos Aires,
del encuentro que tuvo en su infancia con Santos Guayama. Me describió curando subir a los altos de la em- EUDEBA, 1966, p. 172).
complacido su vestimenta, su gorro rojo y sus aperos de plata. También me pinada barrera, como solicitados
enteré por él cómo Santos Guayama, habiendo sido invitado a San Juan, fue
víctima de una emboscada, siendo fusilado sin juicio previo. Terminado el re-
lato, me fue presentado el hijo del caudillo, que podía tener unos sesenta
años [...].
Por ello, los moradores del de- das junto a los arenales; porque,
sierto de Lavalle no han podido como bien reconoce en un cuento
escapar al hechizo del misterio de Juan Draghi Lucero, “Hay desier-
los Altos Limpios y relatan en su- tos como éstos que son nidales de
surro viejas tradiciones; historias la sed y del hambre y sin embar-
San Roque “Guayama” de salamancas y aparecidos naci- go, con ser aposentos de la triste-
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za y el aplastamiento, de repente para la mayoría son hechos au- iba el toro y no sabían dónde se pero no era, no era nada. Lo único
se aparece, como en un soñar, un ténticos. Uno de ellos habla del iba, ni sabían de quién era ni na- que hay ahí, hay tarritos de fierro
jardín de fantasías escondidas” caballo negro que se perdió en los da”. Una vez, un anciano puestero [...] como si hubieran sido marcas,
(El hachador de Altos Limpios. Altos Limpios y fue transportado quiso capturarlo, pero “parecía
pero ya está como en un moho no
Buenos Aires, EUDEBA, 1966, pp. mágicamente al corral de su due- que lo iba a enlazar y no, no le po-
más, si uno lo levanta se rompe”
154-155). ño, en El Cavadito. Otra leyenda, día tirar”. Finalmente, el animal
Intrigan también los relatos de recogida en un artículo periodísti- desapareció en los médanos, don- (El cuento folklórico en el desierto
los “puesteros del silencio” ha- co sobre la zona, es la de “El pu- de “[...] se sabe escuchar balar va- lavallino, p. 36. El informante es
blando de las “luces malas” en las ñal clavado”, simple en su peripe- cas, torear perros, cantar gallos Lorenzo Jofré).
crestas de los médanos, las no- cia pero de gran resonancia
ches pobladas de gritos, quejidos emocional: un gaucho caminante
En relación con ganado vacuno, hay otra leyenda que circula en la zona:
y murmullos que despiertan la fan- encontró en el medanal un puñal es la del “Coquito”, un torito esmirriado que aparece en medio de la hacien-
tasía y generan el clima para los clavado. Extrañado y alarmado da, luego de la misteriosa visita nocturna de un toro “fantasma” con cuernos
mitos y las leyendas. por el inusual hallazgo, no se deci- de oro:
Cuentos de fogón para todos dió a tocarlo y fue en busca de
los gustos... Y un consejo: “No se otro paisano para que lo ayudara. “Pasó un año, luego otro y la hacienda seguía en aumento, pero el ‘Co-
acerque a los Altos Limpios para Cuando retornó, advirtió con quito’, así le habían dado en llamar al ternerito, fue poco lo que creció, alcan-
zaría apenas el metro y ya tenía forma de toro con grandes astas, patas
Semana Santa, porque allí vivían asombro que sus huellas estaban
grandes y la cola a la rastra. Era negro purito, bramaba y mugía tan fuerte
los brujos indios, los brujos huar- intactas y no había señal alguna como ninguno de los terneros de los hacendados de por allí.
pes que le harán escuchar con que pudiera indicar la presencia Tenía por costumbre, cuando llegaba la tarde, pararse en un médano a
sus atrapos y triquiñuelas música de otra persona. No obstante, el bramar y bufar, con sus bufidos comenzaba a llegar la hacienda y él no se
de guitarra y cánticos que el ‘Tien- puñal había desaparecido. El pe- callaba hasta reunirla.
ta’ (Tentador o Demonio) toca pa- riodista acota a continuación: “La [...] Las vacas rumiaban tranquilas alrededor de la aguada, pero grande
ra los descuidados”. Y sigue la ad- sabiduría popular extrae una en- fue la sorpresa cuando se dieron cuenta que el Coquito no estaba entre la
monición, recurriendo a un caso: señanza. El puñal clavado en la hacienda, de inmediato Don Miguel comenzó a buscarlo, le cortó rastro y
grande fue su asombro cuando vio que había tomado el mismo camino que
“Tal le ocurrió a la Jacintita hace arena ‘simboliza la felicidad halla-
el toro bayo que él había seguido. Sin duda llevaba el mismo destino. Ese
mucho, la ‘Niña Encantada’, que da al azar, pero irremediablemen- día el Coquito se perdió para siempre.
se volvió loca por la música que te perdida para quien no se atrevió Dicen que contó Don Miguel que las vacas lo buscaban y se habían em-
sólo ella escuchaba”. Esta leyen- a desenterrarla’...]” (“Misterio, pezado a desparramar. Se le habían perdido tropillas enteras, otras se le mu-
da recuerda la de la “Telesita”, que asombro, leyendas; las arenas rieron y así le fue disminuyendo la hacienda hasta quedar la misma cantidad
tan honda huella ha dejado en el que caminan”. Diario Los Andes, que había tenido antes del Coquito y el misterioso toro de astas doradas”.
folklore del noroeste: la niña que 10 de mayo de 1993). Contado por J. Salazar. A ella se la contó su abuela, Inés Moreno de Salazar,
amaneció quemada en su rancho, Entre las tradiciones orales de fallecida en 1974.
luego de haber visitado -según di- “Los Limpios” está también la de Recopilado por E. Molina
cen- una Salamanca, atraída por “El toro negro con cuernos platea-
Voces de Huanacache; Relatos de transmisión oral de la zona de
el encanto de la música. dos”, que salía en la noche “a pe- San José y Lagunas del Rosario, Lavalle, Mendoza.
liar con los toros de la estancia [...] Mendoza, Municipalidad del Pueblo de Lavalle de Huanacache, 1999,
Así, junto a “las arenas que ca- Peliaban hasta muy tarde a la no- pp. 21-22
minan” surgen fantásticos relatos; che, ya parte de la madrugada, se
158 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 159
con uno de los viejos del lugar, “un de distinguirlo como saliéndose
También Gregorio Manzur recoge una versión de esta historia: tal Maravilla”: “[...] de esos viejos de la noche en un resplandor
corajudos se levantó [...] y ya se blanquecino y, a su lado y ha-
“-En los Limpios ha sabido salir un toro negro. El finao Ernesto Zapata te- juntaron a pelear y el viejo tenía chando su tronco, a un hachador”.
nía estancia en la Atravesada. Y el toro negro iba a pelear allá con los toros un cuchillo, un puñal que le pega- Esta figura, “fuerte sombra en
del estanciero. Don Zapata le dijo a sus empleados, ‘muchachos, a ese toro
ba puñaladas y parecía que pega- sufrimiento”, en su apariencia
no me lo joda nadie. Déjenlo que venga cuando quiera’. Al ir cayendo la ora-
ba en la ná, no le hacía nada”. Al criolla, tiene mucho de simbólico:
ción, que oscurecía un poco, ya estaba el toro ahí. Peliaba. No había vacu-
no que se la diera. Los aporreaba a todos. Y era bien negro, con aspas que llegar el día, el forastero huyó y el “Era un mocetón alto, fornido, mo-
le brillaban con la luna. Una noche estaban ahí los obreros, y dice uno, Die- viejo sintió un dolor en el costado: reno. Calzaba ojotas, vestía chiri-
guito, se llamaba: Ché, ¿se ha ido el patrón? Sí, se jué. ¿Cuándo irá a ve- tenía una costilla quebrada, como pá; sin camisa, mostraba el torso
nir? Y, de aquí unos cinco o seis días. Entonces, dice el Dieguito: ¿Por qué consecuencia de la pelea. Empe- brilloso de sudor”. En cuanto a su
no enlazamos al toro ese?, ahí está, ahoritita, aprovechemos. Muy dispues- ro, el único rastro que había en la faena, “revivía un quehacer [...]
ta pal lazo estaba esa gente. Así que lo corrieron a caballo y lo enlazó, no arena era el suyo: el agresor no anudado entre el folklore y la his-
más. Le había metido el lazo al toro, y ¿qué?, nunca lo pudo sofrenar. Y el había dejado huella. toria. El hachador luchaba y su
otro jinete, que lo acompañaba al Dieguito, ni siquiera podía largarle el lazo
Hay algunas leyendas que se- hacha era la suma de todas las
pa ayudarlo. Se le adelantaba al toro, le ponía el caballo atravesao pa frenar-
lo, ¿qué?, se lo llevaba como un viento. No podía alcanzarlos, a galope par-
mejan esos cardos rusos que rue- armas de la guerra nativa y el
tido, ni al toro ni al Dieguito. Y el toro apuntó derecho a los Limpios. Al llegar dan por los campos, sin arraigar- tronco del árbol herido, la inmen-
al alto, a punto de subir al alto, el Dieguito sacó el cuchillo y cortó el lazo. Y se definitivamente en ningún sitio; sa llaga de todos los encuentros
entonces se perdió el toro, no salió más. Los hombres sentían cantar gallos, hemos visto varias de ellas en sufridos por la carne de un pueblo
se sentían arriadas de animales, como las que traían del Norte, y se veían versiones que atraviesan toda la mal llevado” (El hachador de Altos
polvaderas. geografía argentina. Sin embar- Limpios. Buenos Aires, EUDEBA,
- ¡Eso mesmo, polvaderas! No, si a mí me han conversao, exclamó Agui- go, los Altos Limpios tienen su 1966, p. 174). De algún modo, la
lera, admirativo y temeroso. propio repertorio de encantos... tarea que esta sombra ejercita da
- Y decían que había un encanto ahí. No sé si sería la verdad.
historias como la de “El hachador una de las claves del empobreci-
- ¡Pero claro que hay un encanto! afirmó Aguilera, ¿y si no?
- Mi compadre Lorenzo tiene fotos. Porque quisieron hacer como una no-
de Altos Limpios” -¿creación o re- miento de la zona: la tala indiscri-
vela, ¿ve? Esa gente lo llevó a los Altos Limpios y le sacaron fotos al Loren- creación de Juan Draghi Lucero?- minada del bosque nativo. ¿Por
zo bajando del alto. Y en la foto tamién salen gallinas, ¿qué me dice? ¿Có- auténtica encarnación del alma qué el hachador de Altos Limpios
mo van a haber gallinas, si es puritito campo? del paisaje: “[...] me llegaban cla- se empeña en seguir con la obra
- Ji, ji, ji, ríe Aguilera, es arena no más, ¿de dónde va a haber gallina?”. ramente los retumbos de un ha- depredadora? Quizás sea éste
cha... Hachaban el tronco de un uno más de los enigmas que es-
Gregorio Manzur. Guanacache, las tierras de la sed. árbol, ahí, a pocos pasos [...] In- conde el desierto.
Mendoza, Fundación Marañón, 2007 quirí hacia el chañar solitario y pu-
También tiene fuerte arraigo en la noche: “[...] un alarido penetran- minaban y forzaban el obedeci- que resume en sí todo el saber
la zona la leyenda de “El gritón”, te, lleno de salientes puntadas. La miento, tras apagar toda resisten- teológico del pueblo, sencillo y
que Draghi Lucero reelabora bajo noche en sueño fue despertada cia en el retroceder del cristiano” profundo. Es saber que no está
el nombre de “El grito de la no- por ese gritar con la solicitación (Juan Draghi Lucero. El hachador
abierto a cualquiera, sino que se
che”. El núcleo esencial del relato del contesto” (El hachador de Al- de Altos Limpios. Buenos Aires,
transmite de padres a hijos, en si-
lo constituye un fuerte grito que tos Limpios. Buenos Aires, EUDE- EUDEBA, 1966, p. 157).
Los paisanos suelen conjurarlo tuaciones especiales que guarden
suele escucharse en la soledad de BA, 1966, p. 155).
rezando “Las Doce Palabras Re- el respeto debido a lo sagrado del
dobladas”, ensalmo tradicional traditum.
La sabiduría popular enseña, empero, que no debe respondérsele, por-
que de lo contrario, se acerca más todavía:
Alberto Rodríguez y Elena Moreno de Macía rescatan esta arcaica ora-
ción en su Manual del folklore cuyano, recogida de boca de una “rezadora”
“-¡No conteste! -me ordenó el viejo, saliéndosele los ojos, espantado y en
que la utilizaba para conjurar las fuerzas destructivas de la naturaleza, pedir
afán de salvación [...]
agua en tiempos de sequía o curar enfermedades:
-¿Por qué? -pregunté alarmado.
-¿Por qué? ¿Quiere ser tragado por los reprofundos? ¿No malicia quién “Las doce son doce: los doce apóstoles
tira ese anzuelo en vías de la tentación y el agarre?”. La una es una: la que parió en Belén
y siempre quedó pura.
Juan Draghi Lucero. El hachador de Altos Limpios. Amén, Jesús, María y José.
Las once son once: las once mil vírgenes.
Buenos Aires, EUDEBA, 1966, p. 155
Las dos son dos: las dos tablas de Moisés.
La una es una
Para el paisano los signos son y ¡pobre del que se tiente en res- [...]
Las diez son diez: los diez mandamientos
claros: ese grito se escucha cuan- ponderle!” (El hachador de Altos [...]
do llegan “las deshoras”. No se Limpios. Buenos Aires, EUDEBA, Las nueve son nueve: los nueve meses
trata, por tanto, de un viajero per- 1966, p. 155). [...]
dido, sino del causante de toda El llamado se repite tres veces Las ocho son ocho: los ocho gozos
[...]
perdición, que aprovecha el mo- y si no halla correspondencia, el La siete son siete: las siete palabras
mento propicio: “La noche es de encanto se desvanece. En cam- [...]
Nuestro Señor hasta el tiempo y la bio, si algún osado se encara con Las seis son seis: las seis candelillas
medida que va del anochecer a las negruras y lanza su respuesta [...]
Las cinco son cinco: las cinco llagas
las doce. Ni bien se vence este “el Gritón aparece bien cerquita
[...]
medir, sale de sus fuegos el Rey como un hombrecito con cuernos, Las cuatro son cuatro; los cuatro Evangelistas
de las Negruras a desandar los vestido de gaucho y entre grandes [...]
caminos del Hombre. Abiertos de llamaradas” (“Misterio, asombro le- Las tres son tres: las tres Marías
par en par sus portales, asoma yendas; las arenas que caminan”. [...]
La una es una: la que parió en Belén
primero y luego sale el Tentador; Diario Los Andes, 10 de mayo de y siempre quedó pura.
viene a largar los anzuelos de la 1993). De su figura emerge un te- Amén, Jesús, María y José”.
Noche. En la desolación de estos rrible magnetismo, especialmente Manual del folklore cuyano.
campos, él desparrama sus gritos de sus ojos “que parecían mansos Mendoza, Ediciones Culturales de Mendoza, 1991, p. 42
pegajosos pidiendo una contesta y cuasi apagados, pero que tras-
162 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 163
¿Por qué, solitaria, ronda por ese territorio de silencios interminables? Dentro de ese espacio, que escuda el infinito misterio de la vida y la
Sencillamente porque es su hogar, su tierra, el territorio del que no pue- muerte, se mueve Cipriana Quiroga, viuda de Godoy, de las Lagunas del Ro-
de despegarse, su única y final morada. sario.
¿Por qué doña Cipriana, su vida y su perro, van juntos por donde las la- Ella, que es ‘dueña’ de los tiempos, del misterio de la longevidad y del
gunas de Huanacache son un fantasma? irremediable transcurrir temporal, que ha sepultado a sus antepasados, no
Es su misterio. tiene nada. Ni un simple rancho. En los que algunas veces se guarece, no le
¿Por qué durante el año vive en las construcciones abandonadas próxi- pertenecen.
mas a la capilla, y al llegar las fiestas de octubre, cuando aparecen los pro- Ella, que dentro de su rostro apergaminado y el ropaje negro que cubre
pietarios, es ‘desalojada’ para ‘radicarse’ en un matorral arriba del médano? su cuerpo encorvado, ronda por las Lagunas de Huanacache. Fantasma de
Porque es su destino. Porque es muy humilde, no se queja y acepta el la soledad, sólo busca el milagro y la esperanza de ‘tener un rancho’, su úni-
destino. ca y final morada”.
Jesús Godoy, el payador que se fue el último invierno Diario Los Andes, 18 de octubre de 1992.
La última vez que compartimos una charla con doña Cipriana fue en el
atardecer del primer viernes de este octubre. Fue un diálogo pausado, dejan-
do que todo transcurriera sin mirar el reloj. Rito propio de los habitantes del
desierto.
[...] Nos contó que con el último invierno, se ‘me fue’ don Jesús Godoy.
Su esposo.
Muchos creen que murió de frío. Los menos, de viejo. Como ella, era vie-
jo entre los viejos.
Don Jesús era locuaz. Decía las cosas como si las recitara y en tono de
discurso. Tenía mucho de payador y de patriarca.
[...] rescatamos algunas de sus improvisaciones: ‘Yo me llamo Jesús Go-
doy / y me lamento de mi pobreza, / al verme tan abatido / en esta triste po-
breza. // Y no le cuento grandezas / porque se me ha olvidado todo; / pero
Laguneros
me lamento / la desgracia mía. // Todo se veía amarillo / hasta donde la vis-
ta no da’ [...].
En sus días aparecen la presencia reverenciada de Sayanca, el último
cacique. La Martina Chapanay, con su tremenda carga de leyenda y su no
contenida admiración. O Santos Guayama, al que alguien llevó al altar con
sombrero gaucho y los religiosos transformaron en San Roque.
Cuenta y cuenta doña Cipriana [...] Lo más admirable fue su sentencia:
‘Se veía todo amarillo. Hasta donde la vista no da’ [...] No sólo había trigales
amarillos. Con balsas y redes se sacaban de las lagunas los peces y de la
fértil tierra, ‘maíz, zapallos del tiempo, melones, tomates...’.
[...] Entrar en lo que ayer fueron las lagunas de Huanacache es percibir
una inefable sensación de dura soledad que se percibe con sólo hundir el pie
en ese paisaje gris y de campos yermos que claman de sed.
El viento, aun leve, matiza todo de un polvo que reseca la piel y da aspe-
reza hasta a las palabras.
Trabajando
en el telar
168 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 169
A modo de “diario de viaje”, Gregorio Manzur nos propone, en Guanaca- nas; viéndoles desgajarse el lomo bajo las cargas de los recién llegados. Va-
che; Las tierras de la sed, un itinerario posible por esas mismas tierras que rios Laguneros más, por no decir la mayoría, dejaron sus antiguos lares, don-
hoy nos proponemos recorrer: de campeaban sus dioses, sus demonios, para irse, atadas las manos con
cadenas, a servir en feudos chilenos, a sufrir en silencio el fogón perdido, el
“Yo dialogué con el médico de la región, con el biólogo de la zona, con amor ‘botao’, y hallar a su alrededor rostros ávidos que sólo querían la ren-
un viejo enfermero que ha sido partero durante treinta años, con un sociólo- tabilidad de sus brazos.
go y con un maestro de una de las escasas escuelas del sitio. Dialogo asi- [...]
mismo con el ‘Último Huarpe’, el cacique de la tribu Azaguate, etc. Con este Libro de Viaje quisiera dejar un testimonio de este pueblo pací-
Son los puesteros quienes me han contado historias maravillosas, tales fico, que vivía en buenas relaciones con sus vecinos y que fue arrasado por
como el ‘Gritón’, un alma en pena que grita por las noches, o aquella de las la tormenta de la ‘Conquista’. Lo que ellos me relatan constituye un docu-
Salamancas, bacanales que organiza el Diablo en medio de los campos. O mento de un mundo hundido en el tiempo y que puede desaparecer de un
la ceremonia de la lluvia: los gauchos bailan durante noches y días en honor momento a otro. Las confidencias que contienen estas páginas son excep-
a San Vicente, patrón de la nubes, a fin que haga llover. cionales, dado el recato, el pudor y el carácter reservado de los habitantes.
Esta inmersión en el Desierto lavallino es un regreso a mi raigambre, a Si ellos aceptaron hablarme de sus vidas, de sus creencias más íntimas, es
los olores de las chilcas, las huellas de los guanacos, al vuelo del picaflor. La porque yo nací donde ellos nacieron, hablo su lengua y amo la tierra que
tierra salitrosa con su simulacro de helada blanca, con sus golosos remoli- ellos veneran”.
nos ‘ boca’el Diablo’ me traen aquellas reacciones alérgicas que debía miti-
gar con ramas de eucalipto hervidas junto a la cama, cuando mi madre me Gregorio Manzur. Guanacahe, las tierras de la sed.
contaba historias de niñitos que andaban en zancos por los techos de caña Mendoza, Fundación Marañón, 2007
y barro, y que a veces, engañados por las estrellas, pasaban la noche en la
luna. Las pisadas entre médanos movedizos, que ahora desando, cómplices
del Zonda, yo ya las hice en mi infancia, puesto que el desierto aún resistía
en las afueras de Algarrobal, pueblo en que nací.
Todas mis incursiones a los llanos de Guanacache han cobrado un ca-
rácter de aventura. La zona tiene la fuerza del puma, la picadura de la víbo-
ra candado. El silencio de la duna agarra como mirada de halcón, o nos hun-
de el alma, frente al recato del lechuzo. No se va en vano al Desierto. ‘Allí no
hay nada’, he oído decir. Lo que hay es el alma de los puesteros, que luego
de tantos años de penurias, saben tenerse de pie, erguidos en su obstinado
subsistir, decididos a durar ‘un añito más’. Y en esa lucha se hallan presen-
cias que esquivan el bulto a aquellos que se allegan a curiosear. Los miste-
rios del Lagunero son cautelosos como el viento en los chañares; se ha de
estar alerta para oírlo. Oír sin oídos, quiero decir. El corazón del Lagunero se
hace un puño cuando el pajuerano golpea a sus puertas sin pedir permiso.
El Ave María, Santos Guallama, la Chapanay, el Dientes de Oro, son pi-
lares de una identidad tejida con sudor y sufrimiento; son cauterios para una
herida trazada hace muchos siglos, cuando vinieron los Encomendados pa-
ra anunciarles la Buena Nueva. Redención que los convirtió en súbditos de
un lejano monarca y amanuenses de un cercano patrón. Junto con el aban-
dono de la antigua espiritualidad, la nueva religión les dio a la Virgen María,
que aún hoy los cubre con su manto. Muchos cayeron en la transición. Cien-
tos de familias quedaron quebradas al partir el padre o el hijo hacia las mi-
Canoa huarpe
LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 175
LA ASUNCIÓN
casas rodeadas de tamarindos, algún horcón con un caballo atado, cabras
andando por el monte...
l primer hito en nuestro re- Es una antigua población que [...] Cuando nos sentábamos a comer, se acercó un zorro. Nos inmovili-
E corrido es la localidad de
La Asunción, situada a unos 70 ki-
marca el límite entre el oasis y el
desierto lavallino.
zamos guardando silencio. Tras observarnos un buen rato, el zorro comen-
zó a tomar agua, siempre en alerta. Después se fue. Vino una burra con su
potranco. Bebieron largamente y luego, empujando al borriquillo con la trom-
lómetros de la capital provincial. pa, madre e hijo se alejaron por la arena. Varios pajaritos oscuros, con alitas
rojizas, trinaban a más no dar y bajaban a tomar baños de arena fresca”.
“Asunción” Gregorio Manzur. Guanacache, las tierras de la sed.
Mendoza, Fundación Marañón, 2007
“En 1749, el misionero franciscano fray Marcos de Videla había logrado
reunir en las proximidades de las lagunas de Huanacache a muchos indios,
con el fin de su catequización.
Por dicho tiempo, la Junta de Poblaciones de Chile dispuso que se for- Uno de sus atractivos principa- generación a generación. Aquí se
maran los pueblos de Asunción y San Miguel, y concretado esto nacieron las les es la antigua capilla que, ubi- heredó no sólo la devoción, sino la
dos primeras poblaciones civilizadas del territorio que pasaría después a ser cada sobre un pronunciado “bor- imagen que la despierta y la capi-
el departamento de Lavalle”. do” de arena, es escenario de la lla misma. Todo ha llegado hasta
tradicional festividad religiosa que hoy” (“La Asunción; Esa capilla del
Juan Isidro Maza, Toponimia, tradiciones y leyendas mendocinas. se realiza a mediados de agosto, desierto donde los ancianos llo-
Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, 1992, p. 124
cada año. ran”. Diario Los Andes, 2 de agos-
La Capilla de La Asunción “tie- to de 1981).
El centro de La Asunción tiene da de casas y enramadas, se en- ne el inmenso valor que da la tra- Es una de las denominadas
un pozo de agua, una huerta es- cuentra una rústica pista de aterri- dición. El valor de la cosa auténti- “capillas” o “Catedrales del De-
colar, una especie de plaza, una zaje para el avión sanitario que ca que se ha heredado de sierto”.
escuela, una canchita de fútbol y cada semana acerca a un médico
una flamante red monofilar que y a un odontólogo.
provee energía eléctrica. Bordea-
en un pequeño cofre, de idéntica dieron hasta la actualidad. Casi to- sión al edificio antiguo, aunque sin
manufactura, de unos treinta cen- dos los habitantes aparecen allí tener en cuenta sus anteriores
tímetros de alto” (“La Asunción; reflejados, orgullosos de sus raí- emplazamientos).
Esa capilla del desierto donde los ces” (“Asunción; Milagro de per- En ocasión de la festividad de
ancianos lloran”. Diario Los An- manencia”. Diario Los Andes, 17 La Asunción, los lugareños salen
des, 2 de agosto de 1981). Se de julio de 2005). de la Capilla llevando la imagen
cree que la trajo al lugar un ex sol- En la segunda habitación cua- de la Virgen en una parihuela
dado de San Martín, de regreso dros hechos con la técnica del adornada con flores artificiales y
de Chile. Según los lugareños, pastel hacen un repaso de los 250 cintas de colores (las flores son
“fue traída de Chile y donada a la años de existencia del pueblito: artificiales, porque estamos en el
capilla por el cacique Sayanca”. “Allí se narra, en imágenes, la lle- desierto). Cargar la parihuela con
El sismo de 1977 produjo raja- gada de carros que debían cruzar la imagen es un honor que se de-
duras en las paredes de la antigua con mucha dificultad el entonces termina evaluando los anteceden-
construcción, pero sin consecuen- caudaloso río Mendoza; las plan- tes de los interesados. Para obte-
cias. Fueron reparadas por el cui- taciones de maíz en la zona que nerlo, deben hacer méritos y todos
dador. alguna vez estuvo regada por al- tratan de superarse.
Junto a la Capilla se encuentra gunas lagunas, hoy devenidas en Detrás de la imagen llevan una
el museo regional; dos habitacio- polvo salitroso; la llegada del fe- bandera argentina que suele tener
nes muy blancas, con precarios rrocarril, que trajo consigo algo de bordado el nombre de la familia
cuadros y antiguas reliquias, progreso y mucha comunicación; que la donó. Es acompañada por
cuentan la historia de Asunción: las épocas de viñas y otros culti- otra, de franjas también horizonta-
Interior de la Capilla vieja, en
“La descendencia de Paula Gua- vos” (“Asunción; Milagro de per- les: dos rojas y una blanca entre
La Asunción
kinchay, bisnieta del Cacique
manencia”. Diario Los Andes, 17 ellas, que tiene también ciertos
La imagen de la Virgen del Huarpe del mismo apellido, que
de julio de 2005). signos indeterminados. Asimismo,
habitó en el desierto de San Mi-
Tránsito que se venera allí, según Actualmente se ha edificado portan estandartes, finamente
guel de Lavalle, se expone en un
Triviño, “es una talla de artesanía una nueva Capilla, en el centro del bordados con hilos de colores, en-
gráfico en el cual aparecen las
pueblito. Allí se venera a la Virgen tre los que predominan el rojo, el
hispano-indígena. Está colocada nueve generaciones que la suce-
el primer domingo siguiente al 15 dorado y el blanco. La procesión
de agosto, si esta fecha no cae en va precedida por una cruz
domingo o en feriado. En cambio, procesional.
los lugareños son fieles a la tradi- Acompañan el festejo religioso
ción y rinden homenaje a la Virgen los comerciantes al menudeo, los
en su Capilla, el mismo 15 de vendedores de artesanías, los gui-
agosto, sea cual fuere el día de la tarreros de manos duras, jugado-
semana (cuando los lugareños se res, bailarines folklóricos y visitan-
refieren a “la Capilla”, hacen alu- tes de todo tipo...
Imagen de la
Virgen del Tránsito -
Capilla de
La Asunción
180 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 181
“El Cavadito es una capilla en un lugar del campo que se llama Cavadi-
to. ¿Cómo nace ese lugar? Una vez vino una persona de afuera, en avione-
ta, estamos hablando de este siglo, se instaló y ¿cuál era su actividad? Ta-
lar algarrobos, transformarlos en leña y venderlos. Contrató gente del lugar,
talaron todo el bosque que pudieron, el tipo vino con su familia, la mujer era
devota de San Judas Tadeo, le hizo la capilla a su mujer para que vaya a orar
y el tipo cuando terminó de talar todos los algarrobos, agarró la avioneta y se
fue con toda la guita, no le pagó a nadie, ¿viste?, y quedó el lugar totalmen-
te devastado y la capilla en el medio. Y hoy se mantiene esa ceremonia que
la mujer, en aquella época, empezó. Una procesión a caballo, con banderas,
184 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 185
creo que es en Octubre la fiesta. Se saca el santo, Judas Tadeo, se hace la “San Judas Tadeo es muy milagroso –confirma Bonifacio Pérez, llavero
procesión, se reza, misa, novena, fiesta, guitarra, vino, comida y se terminó de la capilla consagrada al santo en El Cavadito-. Todos los 28 de octubre,
la fiesta. Lo único que quedó de la tradición fue esa fiesta. O sea que San la gente le pide que sane a los enfermos, que mantenga la salud de los sa-
Miguel debe haber nacido de la misma manera”. nos porque el hospital más cercano está a muchos kilómetros y no siempre
se llega a tiempo, y que el año sea llovedor”.
Gregorio Manzur. Guanacache, las tierras de la sed.
Mendoza, Fundación Marañón, 2007 “Guanacache entre santos y ánimas”.
Revista Nueva
LOS “ALTOS LIMPIOS” Son parte de la Reserva Telte- el misterio de un paisaje extraño y
ca y abarcan una superficie apro- por momentos sobrecogedor por
ximada de 18 hectáreas. Sus acu- sus formas cambiantes y doradas
l continuar el trayecto fija- ni fin. Simplemente, huellas en la
A do, otro de los puntos que
deslumbra por su atractivo son los
inmensidad. [...] Intriga todo. Intriga
el porqué de sus infinitos granitos
mulaciones de arena son de
origen continental. Los médanos
–casi una postal del desierto del
Sahara- que “se brinda con facili-
alcanzan alturas de hasta 15 me- dad tanto al soñador de aventuras
“Altos Limpios”, un paraje que con que parecieran escapar de ese tros de arena sin vegetación. Po- de entrecasa que no gusta arries-
sus elevados médanos carentes mundo, limpio y yermo” (“Misterio, dremos observar hermosos atar- gar, como para el curioso empe-
de vegetación produce un gran asombro, leyendas; las arenas que deceres donde el lugar se torna de dernido que busca algo más de lo
asombro en los viajeros. Allí, se ex- caminan...”. Diario Los Andes, 10 cotidiano” (Armando Rivera. “El al-
tonos rojos que van transformán-
perimenta la sensación de que las de mayo de 1993). ma quejosa del viento”. Revista
dose poco a poco en los ocres y
arenas caminan. “Intrigan también Eso, hablando sólo de los fenó- Primera Fila).
amarillos característicos del de-
las huellas de algunos insectos o menos naturales. El lugar goza de
la fama de ser escenario de fenó- sierto. En ellos podremos disfrutar
pequeños roedores que viven en la
soledad del arenal y, sin explica- menos sobrenaturales, como ya
ción, se pierden. No hay principio vimos.
LOS BOSQUES TELTECA rrocarril y como puntales de viñas la reserva Telteca, en el puesto
y frutales, por ello fue imperativo denominado “El Pichón”. Este
cercar el lugar para la conserva- centro contiene un ambiente don-
a Reserva Telteca cuenta
L con unas 20.400 hectáreas
que aún conservan centenarios
ción del bosque nativo antes de su
completa destrucción.
de se exponen fotografías, pintu-
ras y esculturas, confortables ca-
ejemplares de algarrobos, no da- Con esa finalidad se ha instala- sas para los guardaparques,
ñados por el hombre. do también un puesto de Guarda- alojamiento para científicos invita-
Las raíces de estos árboles parques, encargados de custodiar dos y un Sendero Cultural.
buscan agua a más de diez me-
tros de profundidad, y conviven
con chañares, jarrillas y retamos,
entre otras especies. El Sendero Cultural y otras obras suman atractivos a la oferta turística:
Esta reserva de flora y fauna
“Un paseo por el desierto rescata las costumbres de los pobladores”
ha sido declarada por ley área
protegida, ya que es un reducto “Sorprende el acogedor museo cerrado, ambientado y preparado por el
de especies autóctonas. Allí “se arquitecto José Purpora, con el inapreciable apoyo del arqueólogo Horacio
puede encontrar un ambiente en Chiavazza. En ese lugar se proyecta a los visitantes un audiovisual de gran
recuperación de lo que fue el bos- calidad y luego se puede apreciar la muestra de fotos de Máximo Arias, una
que abierto del ambiente llamado escultura de Fausto Marañón, pinturas de Raúl Castromán y gigantografías
‘fitogeográfico de monte, con anti- [...] Para dar más encanto a la recorrida, el visitante puede oler los aromas
quísimos algarrobos” (“El extraño del desierto, al destapar pequeñas cajas que contienen jarilla, chilca y otras
encanto del desierto lavallino”. Museo de la Reserva Telteca hierbas que proliferan por esas latitudes.
[...] En el ‘Sendero Cultural’ se reprodujo un puesto con varias paradas,
Diario Los Andes, 23 de setiembre
donde hay un palenque, una cama de junquillos, un pozo balde para extraer
de 1998). líquido de bebida, una troja (para conservar el fruto del algarrobo), una répli-
La zona es netamente árida, ca de una casa del desierto, un telar y un corral típico, además de un carro
con un promedio de precipitacio- y un leñero”.
nes anuales de 150 milímetros. El
bosque de algarrobos es un lugar Diario Los Andes , 26 de junio de 2005
especial “porque ‘este árbol –indi-
ca el especialista [Eduardo Rallo]-
tiene una raíz que se llama freató-
filo y procura el agua en las napas
freáticas” (“El extraño encanto del Todo el que aspire a ingresar a en un vehículo especial y acompa-
desierto lavallino”. Diario Los An- los Bosques Telteca debe hacerlo ñado por los guardaparques.
des, 23 de setiembre de 1998).
En la zona, hasta 1940, se taló
una gran cantidad de algarrobos
que se utilizaron como leña, para
calderas, iluminación, para el fe-
190 MARTA ELENA CASTELLINO, SILVIA MARCELA HURTADO Y COLABORADORES
En el interior del Bosque se en- da. También se pueden visitar los Visitar un puesto constituye una experiencia muy especial:
cuentra uno de los recursos hídri- corrales caprinos y observar la flo-
cos de la zona, el “jagüel” o agua- ra y la fauna típica de la zona. “Un pueblo es San José, es Lagunas del Rosario, o Asunción, San Miguel
de los Sauces, El Retiro, El Retamo, Lagunita, El Forzudo, esos son pueblos.
Pero las historias suceden también en los puestos. Porque los puestos tam-
bién tienen una identidad. Y un tiempo. Una identidad de soledad. El Colón,
por ejemplo, un puesto que es bastante afamado. Uno va al Colón y es un
lugar absolutamente lindo. Y uno no se explica por qué no vive más nadie
ahí. Más allá de la dificultad para acceder, ¿no? Pero hay otros lugares que
son de muy difícil acceso, y la gente vive ahí. El Calabozo, otro puesto que
está... Hasta los mismos nombres, una materia interesante de ver. ¿Por qué
se llama el Calabozo?, ¿por qué se llama el Colón? O el mismo Milagro,
¿vio?, yo me puse a investigar por qué se llamaba el Milagro. Y, se llama el
Milagro porque era imposible que hubiera agua. Un día llegó un tipo, dijo,
bueno, vamos a hacer una perforación. Entonces le plantearon que si salía
agua de ahí, agua buena, era un milagro. Salió agua, entonces el puesto se
llama el Milagro”.
“La ruta seguía segura: asfalto y poco tránsito, además era sábado. Lue-
go de los Altos, el campo se hizo más virgen y armónico. Grandes dunas nos
acompañaban de uno y otro lado del camino. Cruzamos varios zorros.
Antes de llegar al control policial y fitosanitario, en el límite con San Juan,
giramos hacia la izquierda. Sendero de tierra, médanos consolidados. Un
deshecho nos evitó un guadal, ahora seco. Al cabo de un par de kilómetros,
avistamos el puesto [El puerto]”.
Reserva Telteca
LAVALLE: TIERRA DE PRESENCIAS INQUIETANTES; HISTORIA Y LEYENDAS DE LOS ARENALES 193
“- ¿Cómo es el bodegón?
- Y, es un almacén. Con mostradorcito, ahí, un ranchito. Tienen una me-
sa adelante en la puerta, y ahí le compra. Lo que pide le sirven”.
“La iglesia había sido construida por los Huarpes; hecha de adobe y en-
lucida con barro, se alzaba como blanca carabela navegando el medanal. Al
cementerio junto a la iglesia lo ceñía una alambrada, las tumbas lucían fotos
de los difuntos, flores naturales o de plástico, cintas de múltiples colores
adornándolas.
- [...] el Huarpe ha sío un Indio manso, un Indio de trabajo, de hacer siem-
Capilla del Rosario - Frente
bra. Han sío de guerra cuando les han buscao pelea. El cacique Sayanca jue
Indio bueno, él inició la contrución de la capilla.
- ¿Y creían en el Dios cristiano? Esta humilde capilla de adobe una eminencia, mira al norte, aun-
- Claro, si ese cacique fue el que donó las tierras a la Virgen, pa que se parece desafiar el tiempo. Juan que antes miraba al sur; sus mu-
hiciera la iglesia. La agüela dice que ella era chica cuando hicieron la refor- Draghi Lucero nos da en su nove- ros tienen casi un metro de espe-
ma. La capilla del Rosario tenía las puertas para el Sur, porque los vientos
la La cabra de plata una descrip- sor. El techo del atrio sirve de piso
venían del Norte. Con el paso’e los años se cambiaron los vientos pal Sur,
así que tuvieron que hacer las puertas pal Norte. ción pormenorizada de la cons- al coro de la capilla, con balcón
- Así que se dieron vuelta los vientos... trucción, en la que se destacan los avanzado al norte, resguardado
siguientes datos: se eleva sobre por una saliente del techo.
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Capilla de Nuestra Señora del Rosario de Las Lagunas - Vista lateral Parte posterior de la Capilla del Rosario
El largo de la construcción es la parte trasera del altar, también Hacia el norte hay un cuarto corredor sostenido por tres pilares
con escalera al entrepiso para re- y piso de ladrillo, remata al norte
de 26 metros, separada del cam- con una cruz y también otros me-
picar las campanas. Luego, la el baptisterio con su rústica pila
posanto por 7 u 8 metros. En la tros de muro recto y alto, ventana
puerta de la sacristía. Sigue un bautismal.
parte posterior hay tres metros de en el entrepiso que deja ver dos
muro recto con torre coronada por campanas, rematada en la torre
una cruz. Luego siguen 6 metros, más alta con su cruz, las tres de
redondeados, que corresponden a madera pintada de negro.
“[...] Ése es el Reprofundo donde lloran las velas [...] una abertura cuadri- Este cementerio ha merecido también la estilización poética:
longa, en cuya repisa de adobes revocados se veían disformes y quemados
restos de velas. El pequeño local ahumado y aun quemado en parte del te- Entre medio del calor
cho, proclamaba su función mortuoria, anímica [...] Era lugar señalado, con y el brillo de la arena
su elemental arquitectura de nicho grande, para encender velas a las ánimas un cementerio devuelve
[...] los lunes, días de ánimas, se podían contar centenares de velas ardiendo la imagen de todos los rostros.
[...]”.
Letra tras letra el hombre grabó
Juan Draghi Lucero. La cabra de plata. el nombre para la cruz de algarrobo.
Buenos Aires, Castañeda, 1978, pp. 30-31
Las mujeres han trenzado
flores de pétalos perennes.
Nada más
se deshoja en el polvo.
El sol enceguece colores y pájaros.
No se trata de morirse
ni de quedarse solo
“Reprofundo”
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sino de detenerse cas, cintas, candeleros, cruz de madera, dos reclinatorios, apagadores de ci-
un poco más rios [...] Ventanita que da al camposanto [...] Escalerita que sube a un palco
en la arena. sostenido por dos pilares labrados y baranda rústica de madera con vista al
interior de la Capilla. Ahí oían misa varios de los vecinos más privilegiados.
Bettina Ballarini. Sin fundación mítica Este palco es la nota más original de la Capilla del Rosario.
Mendoza, Libros de Piedra Infinita, 2003, p. 47 Más adelante, en el cuerpo del edificio, a metro y medio, una grada y a
igual distancia se inicia la mesa del altar, de adobes revocados y enducidos,
de casi un metro de ancho. Al frente, en alto, el Sagrario con la Santísima
Hostia consagrada. Al oeste un San Roque pequeño, vestido de peregrino,
Actualmente con su blancura y 1975 fue declarada Monumento con sombrero criollo, rodeado por flores en floreros. Luego la Virgen de Lour-
sencillas líneas la “Catedral del Histórico Nacional. Su altar alber- des entre dos candelabros de madera pintados en verde oscuro. Una ima-
Desierto” está hecha de adobe y ga la imagen de la Virgen del Ro- gen de San Joaquín y un cuadro del Corazón de María y otro de la Virgen de
se yergue entre médanos, chaña- sario, tallada por los primitivos ha- Fátima [...] Al centro del altar, sobre el Sagrario, un nicho profundo en el mu-
ro del sur, con el camarín de la Virgen del Rosario, al que se llega por una
rales y antiguos lechos de ríos. En bitantes de la zona. escalerilla, entrando por un hueco estrecho de la parte inferior del altar. En-
tre dos pilares y dosel: Santo Domingo de Guzmán. Al extremo oeste un cua-
dro de la Virgen del Rosario de Pompeya, todo entre sencillos candelabros
con cirios.
El altar se adorna con hojas de plata y bellas alfombras elaboradas en te-
lar [...] Siempre afanoso el profesor, subió por la insegura escalera del exte-
rior, de madera castigada por la intemperie. Entró al coro y remiró el interior
de la Capilla. Dentro de la rusticidad de la construcción, la encontró armóni-
ca, acorde al horizonte mestizo, con su baranda de madera frente al altar. El
techo de un agua, aplanaba y achataba la arquitectura habitual de tales mo-
numentos religioso”.
“Richard, el tirabombas”
Imagen de la Virgen del Rosario
“La familia Leal es encargada desde hace años de la pirotecnia de la fies-
ta. Un trabajo lleno de secretos que tiene su premio en el aplauso y el asom-
bro de la gente. “[...] El día domingo culminaron las fiestas religiosas. Hubo misa por la
‘Esto lo empezó mi abuelo Fermín Leal hace 91 años, siguió mi padre mañana y al atardecer una lucida procesión que encabezó, llevada en andas
Lindor y ahora estamos mi hermano Mario y yo, Richard Leal, Nunca nadie por los vecinos más caracterizados, la imagen pequeña de la Virgen del Ro-
se quemó ni un dedo. Lo que hacemos es artesanal, es la herencia de mi pa- sario, a cuyo lado caminaba el cura. Esta procesión se inició en la parte no-
dre, él nos enseñó los secretos de la pirotecnia, que son muchos. No gano reste de la Capilla, dobló al oeste, parando entre ésta y el camposanto, si-
mucho, pero vivo bien y no dejo esto por nada. Mis hijos ya están queriendo guió al sur, torció al naciente y retornó hasta junto al atrio de la Capilla.
aprender’”. Realmente era impresionante. Jóvenes comedidos corrían cada tanto con
movibles arcos de palmas para que pasara por debajo la procesión y, pasa-
Ulises Naranjo. “La plegaria del polvo”. da ésta, volvían a correrla con rapidez para el mismo objeto. Llegada a su
destino la procesión, el cura en una adecuada exposición rectora se dirigió a
los asistentes. Exaltó las virtudes, milagros y protecciones de la Virgen y ex-
El domingo se realiza la proce- bién otra estatuilla, de la misma hortó piadosamente a dar apoyo al catolicismo y a la patria [...] Ya venida la
noche se prendieron fuegos artificiales y mucho gozó la concurrencia al con-
sión de las imágenes que han sido Virgen pero de tamaño menor, lla- templar lo novedoso del chisperío, las ruedas ardientes en su girar llamean-
adornadas el día anterior con flo- mada “La Capataza”. Resulta de te y el tremendo retumbar de las bombas de estruendo... [...]”.
res y cintas de papel por las fami- sumo interés sociológico la pre-
lias que han merecido el honor sencia en la procesión de un pe- Juan Draghi Lucero. La cabra de plata.
ese año. El cortejo lleva la peque- queño San Roque vestido de gau- Buenos Aires, Castañeda, 1978, p. 187 ss
ña imagen de “La Patrona” y tam- cho que la imaginación popular ha
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Paralela a la fiesta religiosa se gunos dicen que el calificativo “ne- kilómetros y kilómetros para estar propiciará cuecas y gatos y cogo-
celebra la otra, la del “Bordo gro” es por el color de la tierra; todos los años, en el mes de octu- llos; en las mesas los asistentes
Negro”. otros explican que es la antítesis bre, honrando a la Patrona. Allí co- buscarán la mejor suerte del truco
El “Bordo Negro” está a unos del blanco de la Capilla de pare- rrerá el vino y la cerveza, y la mú- y circularán los manjares criollos...
quinientos metros de la capilla. des encaladas y, por extensión de sica de guitarra y acordeones
Sobre el origen de su nombre se sentido, a la idea de “inmaculada”
han tramado múltiples relatos: al- que se asocia a la Virgen.
“Bordo Negro, fenómeno del desierto”