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Cuando hablamos de postres venezolanos, el Bienmesabe siempre tendrá un lugar

especial en nuestra mesa. Este dulce de origen andaluz, llegó hace mucho tiempo a
nuestro país, se tropicalizó y llenó de historias y hoy, es uno de los platillos de más
culto entre neófitos y conocedores.

Su historia es sorprendente, su sabor es incomparable y si, de solo nombrarlo, se te hace


agua la boca, te invitamos a conocer hoy un poco más de este delicioso manjar hecho a
base de coco, en el blog de La Tienda Venezolana.

Algunos datos sobre su origen:

1. En Andalucía, España, se conoce un dulce hecho a base de almendras que


recibe el nombre de Bienmesabe Antequerano. Este se prepara con leche de
almendras y cabello de ángel.

2. En Cádiz, España, si pides un “Bienmesabe” te traerán una preparación de


cazón en adobo frito.

3. Si intentas pedir un “Bienmesabe” en Panamá, te darán un dulce de leche muy


parecido a lo que, nosotros como venezolanos, conocemos como Arequipe.

4. El Bienmesabe venezolano es una tropicalización del bienmesabe antequerano


muy reconocida desde tiempos coloniales: En nuestro país, la leche de
almendras del plato español fue reemplazada por la misma leche del coco y, en
ocasiones, la azúcar refinada se sustituye por papelón, lo que según el maestro
Armando Scanonne, hace que se resalten mucho más los sabores del dulce.

5. Historiadores y cronistas de Caracas comentan que, el origen del Bienmesabe se


remonta a la llegada de las monjas franciscanas a la urbanización El Paraíso.
La receta se difundió gracias a múltiples cursos ofrecidos por las hermanas,
como una forma de generar un dinerito extra y así ayudarse como ayudar a los
más necesitados: niños en situación de calle y madres solteras que merodeaban
en busca de trabajo y alimentos para sus hijos en la zona.
6. Otra historia muy difundida en torno al origen del Bienmesabe venezolano, tiene
que ver con el mejor Bienmesabe de la Caracas mantuana. Entre tantos que
comenzaron a prepararse, ninguno tenía el sabor y las cualidades del
Bienmesabe que preparaba la negra Contemplación. Pero, ¿qué tenía este
Bienmesabe que le daba tales cualidades? Te compartimos un fragmento de “La
Mantuana”, escrito de Soledad Murillo, donde se cuenta esta peculiar historia:

"Ninguna mujer en toda Caracas preparaba el Bienmesabe como la negra


Contemplación. Se decía que el suyo tenía cualidades casi mágicas: que quien lo comía
sentía que sus calamidades entraban en reposos y serenidades.

Su secreto no estaba en la receta, sino más bien en las horas. Lo preparaba en la


madrugada, antes del cantar de los gallos, cuando los cocuyos eran los únicos
despiertos, por estar dedicados al arte de amar.

Así, en el silencio de la noche, Contemplación se iba a la cocina, y a la luz de velas, y


sin emitir sonido alguno, preparaba su dulce. Su bienmesabe era medicina para el
alma. Tomaba tres cocos grandes, los partía y les sacaba la pulpa. Esto lo ponía en un
cazo y le añadía dos tazas agua caliente. Con un mazo iba triturando la carne blanca.
Entonces, lo pasaba por un paño, para extraerle la leche al coco. Le agregaba entonces
dieciocho amarillos y un puntico de sal.

Luego, en una olla, juntaba tres tazas y media de azúcar con una taza de agua, y lo
llevaba al fuego, fuerte, muy fuerte, sin revolver, hasta lograr un almíbar a punto de
hilo. Luego retiraba la olla, del fuego, y le agregaba la mezcla de carne de coco y
huevos, y lo batía hasta lograr una crema. Esto lo llevaba de nuevo al fuego, y lo iba
revolviendo lentamente, muy lentamente, hasta llegar al hervor.

Entonces lo retiraba de la candela y lo dejaba enfriar un poco. Tomaba entonces un


bizcocho que siempre tenía en la alacena, y lo picaba en rebanadas finas. En una
dulcera de cristal, colocaba las rebanadas y las bañaba con medio vaso de jerez dulce.
A seguir, una capa de la crema. Y luego una generosa capa de un merengue preparado
con tres claras de huevo, media taza de azúcar y una pizca de canela, batido todo esto a
punto de nieve.

Para antes que cantara el gallo, Contemplación tenía listo el Bienmesabe, que
colocaba a buen resguardo en un lugar fresco, alejado de la tentación de las hormigas
y de otros antojadizos. O mejor dicho, Contemplación preparaba cada madrugada tres
Bienmesabes: uno para llevar al Convento de San Jacinto, otro para dejar en la Plaza
frente al portón de la Catedral para los mendigos, y un tercero para la merienda de la
casa, de Doña Carlota y visitantes, si hubiere alguno, y para el servicio. El mismo
Bienmesabe, sin diferencias. Doña Carlota era muy estricta en dos cosas: en que todos
somos igualmente hijos de Dios, y en aquello del compartir.”

Por último, sabías qué…

7. La receta original del Bienmesabe no lleva merengue por encima. Su adición


se considera una modificación comercial que deformó aún más la receta original.

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