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Cada vez es más evidente que el cerebro se compone de cientos de módulos que
responden a otros tantos requerimientos del entorno, módulos que se han
desarrollado a lo largo de la evolución del hombre o que hemos heredado de nuestro
pasado evolutivo y que hacen que podamos sobrevivir en ese entorno que los ha
creado.
Estos módulos suelen funcionar en la mayoría de los casos de forma inconsciente,
por lo que el módulo que corresponde a lo que entendemos por mismidad o yo, que
cree ilusoriamente que todo está bajo su control, se equivoca palmariamente.
La consciencia, al igual que otras funciones mentales, es creativa y engañosa, al
mismo tiempo, al crear una imagen del mundo imaginada que es útil para la
supervivencia.
La consciencia dividida
Cuando en los años sesenta se estudiaron los pacientes con cerebro escindido o
dividido neuroquirúrgicamente para evitar la propagación de un foco epiléptico de un
hemisferio a otro se confirmó que estos pacientes tenían dos tipos de consciencia,
una verbal, que correspondía a la actividad del hemisferio izquierdo, y otra que sólo
podía expresarse indirectamente, correspondiente a la actividad del hemisferio
derecho o no dominante, y que, a veces, no tenía nada que ver con la otra. Es más,
a menudo ambas entraban en contradicción. Así, si se le preguntaba a uno de estos
pacientes qué quería ser en la vida, decía verbalmente que quería ser diseñador,
pero el hemisferio derecho, que no podía expresarse verbalmente, sino sólo
indirectamente de forma motora, respondía que quería ser corredor de Fórmula 1.
Esta división de la consciencia puso en entredicho la tan cacareada unidad mental y
confirmó que era una ficción.
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¿Para qué sirve la consciencia?
Permitir a cada persona entender lo que se siente al ser un ser humano y de esta
manera comprenderse a sí mismo y a los demás desde dentro.
Los neurocirujanos creen que la consciencia surge de la actividad cerebral porque
cuando se interviene en el cerebro se puede producir la perdida de la consciencia
La consciencia tiene algo especial la experiencia consciente surge como resultado
de cada cerebro individual y o se puede compartir con otras personas
La evolución de la consciencia
Uno de estos autores ha sido Jean Gebser. Su obra capital es Origen y presente.
Esta obra ha tenido una gran repercusión tanto en Alemania como en Estados
Unidos. Gebser escribió esta obra entre 1949 y 1953 y la subtituló:
Historia de la concienciación.
Para Gebser, nos encontramos en un momento histórico de crisis, crisis de la
consciencia. Esta crisis está determinada por un cambio de lo que él denomina
«estructura», que depende del contexto o del ambiente en el que la consciencia se
desarrolla. Estos cambios los denomina «mutaciones», aunque nada tiene que ver
con las mutaciones biológicas.
Así, la consciencia habría pasado, a lo largo de su desarrollo, por distintas
estructuras consecuencia de cambios o «mutaciones».
Las características del entorno habrían producido, pues, diversas estructuras de la
consciencia, que Gebser divide en las siguientes etapas: arcaica, mágica, mítica y
mental-racional. La quinta de las estructuras de la consciencia está surgiendo ahora,
y es la que ha provocado la crisis en la que vivimos. La denomina «arracional-
integral». Este desarrollo de la consciencia no habría que entenderlo como una
expansión de la consciencia, sino más bien como una intensificación.
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¿Supone esta hipótesis que la consciencia es independiente del desarrollo cerebral,
que no parece que haya sufrido grandes cambios desde que surge el Homo sapiens
hasta nuestros días? Desde luego que no, pero aunque el cerebro con el que
nacemos sea el mismo con el que nació el primer Homo sapiens, es harto sabido la
influencia que la cultura tiene sobre nuestro cerebro. Precisamente a través de la
cultura transmitimos una forma de pensar o una forma de consciencia del mundo a
nuestros hijos. Este es el tipo de consciencia al que se refiere Gebser, y, desde
luego, ha cambiado considerablemente a lo largo de toda la historia de la
humanidad.
En 1954, Erich Neumann, discípulo de Cari Gustav Jung, escribió una obra titulada
Los orígenes e historia de la consciencia. El punto de partida fueron, naturalmente,
los «arquetipos» Jungíanos o «imágenes primordiales», que forman parte, como
elementos estructurales, del inconsciente colectivo.
Esta parte del inconsciente, según Jung, corresponde a elementos no personales del
inconsciente y, «al igual que los elementos morfológicos del cuerpo humano», son
heredados.
Para Neumann, el individuo, la consciencia del ego, a lo largo de su desarrollo
ontogenético, tiene que pasar por los mismos estadios arquetípicos que
determinaron la evolución de la consciencia en la vida de la humanidad.
La consciencia del ego, al pasar por esa serie de «imágenes eternas», se
transforma, y el ego experimenta siempre, con cada paso, una nueva relación con
los arquetipos.
Un aspecto importante, resaltado por Neumann, es el hecho de que mientras el ego
del hombre y su consciencia han cambiado extraordinariamente durante los últimos
seis mil años, el inconsciente, la Madre, es una estructura psíquica que parece fija
para toda la eternidad y casi inalterable. Y, sin embargo, este inconsciente es el
origen de todo acto creativo, del arte, la religión la ciencia y la tecnología.
Para Neumann, como para Gebser, la consciencia atraviesa una serie de estadios,
que se caracterizan por el cambio en cada uno de ellos de la capacidad de percibir,
de entender las «imágenes eternas».
Se trata, por tanto, de una evolución de la psique humana, considerada como la
fuente de todos los fenómenos culturales y religiosos.
En esta evolución de la consciencia del yo, que supone un proceso de miles de
años, el sistema consciencia ha absorbido más y más contenidos inconscientes, en
palabras de Neumann, de forma que ha extendido progresivamente sus fronteras.
La consciencia moderna es una integración de todos los estadios recorridos.
El hombre consciente, individualizado, de hoy día es una creación tardía, cuya
estructura se ha ido formando paso a paso. El desarrollo de la consciencia en
estadios arquetípicos es un hecho transpersonal, una especie de autorrevelación
dinámica de la estructura psíquica que domina la historia de la humanidad, así como
la del individuo.
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Para Neumann, los estadios mitológicos de la evolución de la consciencia
comienzan con aquel en el que el ego está contenido en el inconsciente. Al
comienzo, está la perfección, la totalidad, y un símbolo de esta perfección es el
círculo, la esfera, el huevo, lo redondo, símbolos de lo que no tiene principio ni fin, es
eterno, a-temporal, a-espacial. Es también el estado perfecto en el que están
contenidos todos los opuestos, el mundo no ha comenzado y se encuentra en
reposo. Es también el lugar de origen, la célula germinal de la creatividad.
¿Cómo es posible que de los procesos físicos que subyacen que están en el cerebro
surjan las experiencias subjetivas?, de lo objetivo a lo subjetivo.
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Tenemos una personalidad única porque es en el hipocampo donde tenemos la
memoria autobiográfica, episódica y cuando se disocia aparecen personalidades
distintas
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La consciencia surge cuando grande grupos de neuronas forman un núcleo
dinámico en el cerebro con conexión que forman bucles entre la corteza y el tálamo.