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El Trauko aviso:
Versión 1.0 - Word
97 “La Biblioteca de El
Trauko”
Texto digital # 22 http://www.fortunecit
y.es/poetas/relatos/
OSCAR Este texto digital es 166/
de DOMINIO http://go.to/trauko
WILDE PÚBLICO en Chile trauko33@mixmail.
por cumplirse más com
de 50 años de la Chile - noviembre
muerte de su autor. 2000
Sin embargo no
todas las leyes de
Copyright son
EL iguales en los
PRINCIPE diferentes países
del mundo.
FELIZ Infórmese de la
Titulo en Inglés: situación de su país
antes de la
THE HAPPY distribución pública
de este texto.
PRINCE
Todas las formas de
Texto De Dominio redistribución digital
o de impresión
Público. quedan autorizadas
en aquellos países
en el cual este texto
es de dominio
público siempre que
en las mismas se
-decía una madre de matemáticas
Dominando la ciudad, razonable a su fruncía el ceño y
sobre una alta pequeño que lloraba tomaba una actitud
columna, descansaba por alcanzar la luna- muy seria porque no
la estatua del “Al Príncipe Feliz le gustaba que los
Príncipe Feliz. nunca se le ocurre niños soñasen.

Oscar Cubierta por una


capa de oro
llorar por nada”.
-“Me alegra que
Una noche voló
sobre la ciudad una
magnífico, tenía por haya alguien en el golondrina. Sus
Wilde ojos dos zafiros
claros y brillantes, y
mundo que sea tan
feliz” -mascullaba un
compañeras
habían partido hacia
ya

un gran rubí pobre hombre Egipto seis semanas


centelleaba en el frustrado, antes, pero ella se
puño de su espada. contemplando la retrasó porque
Era admirado por estatua maravillosa. estaba enamorada de
todos: “Es tan -“Es igual que un un bellísimo junco. Lo
EL hermoso como el
gallo de una veleta”
Ángel” -comentaban
los niños del coro de
había conocido al
principio de la
PRÍNCIP -afirmaba uno de los
dos concejales de la
la catedral cuando
salían de ella con sus
primavera cuando
volaba sobre el río

E FELIZ ciudad que deseaba


ganar fama como
esclavinas rojas y sus
roquetes blancos y
persiguiendo a una
gran mariposa
conocedor de las almidonados. amarilla, y se sintió
bellas artes- “nada -“¿Cómo lo atraída de tal manera
más que no resulta sabéis?” -replicaba el por su tallo esbelto,
tan útil” -añadía, maestro de que se detuvo para
temiendo que las matemáticas-, “¿si hablarle.
gentes pudieran nunca habéis visto -¿Aceptas mi
juzgarle impráctico; uno?” amor? -le preguntó la
cosa que en realidad -“¡Ah, porque los golondrina que nunca
no era. hemos visto en se andaba con
-“¿Por qué no sueños!” rodeos; y el junco
puedes ser como el -contestaban los mu- hizo una
Príncipe Feliz?” chachos; y el maestro ceremoniosa
El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

inclinación. Entonces que es casquivano, “Espero que la ciudad gustaba la lluvia, pero
la golondrina voló orque haya preparado algún eso no era más que
haciendo grandes constantemente lugar para mí.” puro egoísmo.”
círculos a su coquetea con brisa”. Entonces divisó la Entonces le cayó
alrededor, rozaba la -Y era verdad, en gran columna, otra gota.
superficie de las cuanto la brisa -“Me cobijaré allá” -“De qué me sirve
aguas con las puntas comenzaba, el junco -gorjeó-. “Es un una estatua, si no me
de sus alas, dejando hacía las reverencias magnífico lugar con protege de la lluvia”
brillantes estelas de más graciosas.- bastante aire fresco.” -dijo la golondrina-.
plata. Ésa era su “Además tengo que -Y así, se detuvo “Voy a buscar el
manera de cortejar; y reconocer que es justamente entre los copete de una
así transcurrió todo el demasiado casero” dos pies del Príncipe chimenea”, y ya iba a
verano. -continuaba- “y a mí Feliz. emprender el vuelo
-“Son unas me gusta viajar, y a -“Tengo una pero antes de que
relaciones tontas” mi compañero, por habitación dorada” hubiese desplegado
-gorjeaban las otras tanto, deberá gustarle -se dijo quedamente las alas, le cayó
golondrinas-. “El es viajar conmigo.” después de mirar en encima una tercera
pobre y tiene -“Te vendrías torno suyo y gota. Entonces miró
demasiados pa- conmigo” -le preguntó preparándose a hacia arriba y vio...
rientes”. -Y al fin, pero el junco. dormir; pero en el ¡Ah!, ¿qué es lo que
verdaderamente, el sacudió la cabeza,... momento en que iba vio?
río estaba lleno de ¡se sentía tan ligado a poner la cabeza Los ojos del
juncos. Entonces, al a su hogar! bajo el ala, una gran príncipe estaban ba-
llegar el otoño, todas “¡Te has estado gota de agua le cayó ñados en lágrimas, y
las golondrinas burlando de mí!” – encima-. “¡Qué raro!”- las lágrimas corrían
alzaron el vuelo. gritó la golondrina-. exclamó- “no hay una por sus mejillas
Cuando ya se “Me marcho a las sola nube en el cielo, doradas. Su cara era
habían alejado, la Pirámides, ¡adiós!” -y las estrellas se ven tan hermosa bajo la
golondrina se sintió echó a volar. claras y brillantes, y luz de la luna que la
sola, y comenzó a Voló durante todo el sin embargo está pequeña golondrina
cansarse de su día, y ya de noche lloviendo. El clima en se sintió llena de
amante. “No tiene llegó a la ciudad. el norte de Europa es lástima.
conversación” -se -“Dónde me alojaré” verdaderamente -‘¿Quién eres?” -le
decía-. “Además creo -se preguntó-. terrible. Al junco le preguntó.

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El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

-“Soy el Príncipe Así viví, y así morí. Y yemas de sus dedos compañeras ya
Feliz”. ahora que estoy picadas por la aguja, vuelan de aquí para
-“Entonces; ¿por muerto me han porque es costurera. allá sobre el Nilo, y
qué lloras?” -dijo la colocado a tal altura, Está bordando hablan con los
golondrina-, “me has que puedo ver toda la pasionarias en un grandes lotos. Pronto
empapado.” fealdad y toda la vestido de seda que se recogerán a
-“Cuando estaba miseria de mi ciudad, deberá lucir la más dormir en la tumba
vivo, y tenía un y aunque mi corazón encantadora de las del Gran Rey. El Rey
corazón humano” ahora es de plomo, damás de honor de la está allí mismo
-contestó la estatua-, no me queda más reina, en el próximo dentro de su
“no sabía lo que eran remedio que llorar.” gran baile de la sarcófago pintado.
las lágrimas, porque -“Pues qué, ¿no Corte. Sobre una Envuelto en bandas
vivía en el Palacio de está hecho de oro cama, en un rincón de lino amarillo y
Sans-Souci, donde a macizo?” -se dijo del mismo cuarto, embalsamado con
la tristeza no se le para sí la golondrina, yace su pequeño hijo especies. Tiene
permite entrar. pues era muy cortés enfermo, con fiebre, y puesto un collar de
Durante el día jugaba para hacer pide naranjas. Su jades verde pálido,
con mis amigos en el observaciones en voz madre no tiene nada alrededor del cuello,
jardín, y en la noche alta. para darle, más que y sus manos son
yo dirigía las danzas -“Allá lejos” el agua del río; y por como hojas
en el Gran Salón. --continuó la estatua eso el pequeño llora. marchitas.”
“Alrededor del en voz baja y Golondrina, -“Golondrina,
jardín se alzaba una melódica-, “allá lejos, golondrina, golondrina, golon-
tapia altísima, pero en una callejuela, hay golondrinita, ¿no drinita” -dijo el
nunca me preocupé una casa muy pobre. quisieras llevarle el príncipe- “¿No
por preguntar lo que Una de las ventanas rubí del puño de mi podrías quedarte
se encontraba tras permanece abierta, y espada? Mis pies conmigo una noche
ella; todo lo que me por ella puedo ver están sujetos a este más, y ser mi
rodeaba era tan bello. una mujer sentada pedestal, y no puedo mensajera?-¡El niño
Mis cortesanos me ante una mesa. Su moverme. tiene tanta sed, y su
llamaban El Príncipe cara se ve -“Me están madre está tan triste!”
Feliz, y en realidad lo demacrada y triste, esperando en Egipto” -“No creo que me
era, si es que el tiene manos toscas y -contestó la gusten los niños”
placer es la felicidad. enrojecidas, y las golondrina-. Mis -contestó la

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El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

golondrina-. “El año Entonces la las costureras son -“¡Qué fresco


pasado cuando golondrina arrancó el tan perezosas...” siento!” -exclamó el
estaba en el río, gran rubí del puño de La golondrina pasó niño- “debo estar
andaban por allí dos la espada del por encima del río, y mejorando”, y se
muchachos groseros, Príncipe, y llevándolo vio la luz de los sumergió en un
hijos del molinero, y en el pico, voló sobre fanales colgados en sueño delicioso.
que siempre me los techos de la los mástiles de los Entonces la
tiraban piedras. ciudad. barcos. Voló sobre el golondrina regresó
Nunca llegaron a Pasó sobre la torre Ghetto, y vio a los volando hacia el
alcanzarme, por de la catedral, donde viejos judíos, Príncipe Feliz, y le
supuesto; nosotras estaban esculpidos negociando entre sí, narró lo que había
las golondrinas unos ángeles en y pesando el dinero hecho. “Es curioso,
volamos demasiado mármol blanco. en balanzas de comentó, pero ahora
bien, y además yo Cruzó cerca del cobre. Por fin llegó a me siento con
procedo de una palacio y oyó la la pobre vivienda, y bastante calor, a
familia famosa por su música del baile. Una miró dentro. El niño pesar de estar
agilidad; pero aun preciosa joven se se agitaba haciendo tanto frío.”
así, eso no dejaba de asomó al balcón junto febrilmente en su -“Es porque has
demostrar una gran a su novio. camastro, y la madre realizado una buena
falta de respeto”. -“¡Qué maravillosas se había dormido... acción” -dijo el
Pero El Príncipe son las estrellas!” ¡estaba tan Príncipe.
Feliz se veía tan -dijo él a la cansada! ... Se La golondrinita
triste, que la pequeña muchacha- ¡y deslizó rauda en la comenzó a re-
golondrina se sintió también qué habitación, y depositó flexionar, y se quedó
compadecida. asombroso el poder el gran rubí sobre la dormida. El pensar
-“Aquí hace mucho del amor!” mesa, junto al dedal siempre le daba
frío” -dijo al fin- “pero -“Espero que mi de la costurera. sueño.
me quedaré contigo vestido esté Entonces, gra- Cuando empezaba
por una noche y seré terminado a tiempo ciosamente, a amanecer bajó
tu mensajera.” para el baile oficial” revoloteó alrededor volando al río y se
-“Gracias -respondió ella-. “He de la cama, bañó.
golondrinita” -con- mandado bordar en abanicando con sus -‘¡Qué fenómeno
testó el Príncipe. él, pasionarias; pero alas la frente del más notable!” -dijo el
niño. profesor de

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El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

ornitología, al pasar Cuando salió la día los leones habitación, y el


por el puente- “¡Una luna, voló de regreso amarillos se acercan hambre ha hecho que
golondrina en al Príncipe Feliz. a las orillas para se desmaye.”
invierno!” -“¿No tienes ningún beber. Tienen ojos -“Esperaré una
Y escribió sobre encargo para como aguamarinas noche más y me
este asunto una larga Egipto?” -le gritó-. “Ya verdes, y su rugido quedaré contigo”
carta al periódico me voy” domina al de las -contestó la go-
local. Todos la -“Golondrina, cataratas.” londrina, que en
citaban y hablaron de golondrina, golon- -“Golondrina, verdad tenía muy
ella, ¡estaba llena de drinita” -contestó el golondrina, golon- buen corazón-. “¿Le
tantas palabras que Príncipe-. “¿No drinita” -dijo el llevaré otro rubí?”
no alcanzaban a podrías quedarte Príncipe-. “Lejos, más -“¡Ay, ya no tengo
entender! ... conmigo una noche allá de la ciudad, veo rubí!” -dijo el
-“Esta noche parto más?” a un joven en una Príncipe-. “Mis ojos
para Egipto” -dijo la -“Me esperan en buhardilla. Está incli- son todo lo que me
golondrina, sintiéndo- Egipto” -fue la nado sobre su mesa queda. Están hechos
se entusiasmada con respuesta-. “Mañana llena de papeles, y con zafiros rarísimos,
esta perspectiva. mis compañeras enfrente tiene un que fueron traídos de
Visitó todos los volarán a la segunda vaso con un ramito la India, hace mil
monumentos pú- catarata. Allí el de violetas marchitas. años. Sácame uno, y
blicos, y estuvo hipopótamo Su cabello es llévaselo a él. Lo ven-
descansando largo descansa -sobre los castaño y rizado, sus derá a un joyero, y
rato en la cúspide del juncos y el dios labios rojos como comprará leña, y
campanario. Donde Memnón reposa granos de granada; y podrá terminar su
quiera que fuese, los sobre su gran trono los ojos son obra.
gorriones gorjeaban y de granito, vigilando hermosos y -“Querido Príncipe”
se decían unos a las estrellas durante soñadores. Está -replicó la golondrina-
otros: toda la noche, y tratando de concluir “no puedo hacer eso”
-“Que forastera tan cuando surge bri- una obra para el -y comenzó a llorar.
distinguida”. llante la estrella director del teatro; -“Golondrina,
Y se sentía muy matutina, lanza un pero tiene un frío tan golondrina, go-
contenta y halagada gran grito de alegría, terrible que ya no londrinita” -insistió el
al oírlo. y vuelve a quedar puede escribir más. Príncipe-. “Haz lo que
sileneioso. A medio No hay fuego en la te ordeno”.

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El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

Así pues, la a los marineros que perezosos a su alre- dinero a la casa, y


golondrina le sacó un sacaban grandes dedor. Mis por eso llora. No
ojo al Príncipe, y voló cajas de la cala, compañeras están tiene ni zapatos ni
llevándolo hasta la tirando de gruesas construyendo sus medias, y su cabeza
buhardilla del cuerdas. nidos en el templo de está descubierta.
estudiante. Fue fácil -“¡Arriba, iza!” Baalbec, y las Sácame el otro ojo,
entrar, pues había un -gritaban según salía palomas blancas y dáselo, y su padre no
agujero en el techo. cada caja. rosadas las vigilan, le pegará”.
Penetró por él como -“¡Yo voy para arrullándose entre sí. -”Me quedaré una
una flecha, a la Egipto!” -gritó la Querido Príncipe, noche más contigo”
habitación. golondrina; pero tengo que -respondió la
El joven tenía la nadie le hizo caso; y abandonarte, pero golondrina-, “pero no
cabeza hundida entre cuando se levantó la nunca te podré puedo sacarte el otro
las manos. No pudo luna, regresó de olvidar, y en la ojo. Te quedarás
percatarse del aleteo nuevo al Príncipe próxima primavera, te completamente
del pájaro, y cuando Feliz, volando. traeré dos magníficas ciego”.
levantó la cabeza, -“He vuelto para piedras preciosas, en -“Golondrina,
descubrió el hermoso despedirme de ti, lugar de las que has golondrina, go-
zafiro descansando para decirte adiós. regalado. El rubí será londrinita” -dijo el
sobre las violetas -“Golondrina, más rojo que una Príncipe-. “Haz lo que
marchitas. golondrina, go- rosa, y el zafiro será te mando.”
-“Empiezo a ser londrinita” -contestó tan azul como el Así las cosas, le
apreciado” -exclamó-. el Príncipe-. “¿No te ancho mar”. sacó el otro ojo, y lo
“Esto debe venir de quedarías una noche -“Allá abajo, en la llevó consigo,
algún gran admirador. más conmigo?” plaza” -siguió descendiendo y
Ahora puedo terminar -“Ya es invierno” diciendo el Príncipe pasando junto a la
mi obra”-. Estaba -dijo la golondrina- “y Feliz- “está en pie pequeña vendedora
verdaderamente la helada nieve pron- una niña vendedora de cerillos, le deslizó
dichoso. to llegará. En Egipto de cerillos. Se le han la gema en la palma
Al día siguiente la el sol es caliente caído todos los de la mano.
golondrina voló hacia sobre las palmeras cerillos al arroyo, y ya - “Qué precioso
el puerto. Se detuvo verdes, y los no sirven. Su padre la vidrio” -gritó la niña-.
en el mástil de un cocodrilos descansan maltratará, le pegará, Y corrió riendo hacia
gran barco, mirando en el lodazal y miran si no trae algo de su casa.

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El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

Entonces la el desierto, y todo lo cuentas cosas ma- de calentarse uno al


golondrina volvió al sabe. De los mer- ravillosas, pero más otro.
Príncipe. caderes, que maravilloso que todo -“Tenemos mucha
-“Ahora estás caminan despacio al eso, es el sufrimiento hambre” -decían.
ciego” -dijo-. “Así es lado de sus camellos, de hombres y -“¡Aquí no se puede
que me quedaré para y van pasando las mujeres. No existe estar tumbado!” -gritó
siempre contigo.” cuentas de ámbar de misterio más grande el vigilante.
-“No, golondrinita” los rosarios entre sus que el de la miseria. Y se alejaron bajo
-replicó el pobre dedos. Le hizo re- Vuela sobre mi la lluvia. Entonces
Príncipe-. “Debes irte latos del rey de las ciudad, golondrinita, y regresó al Príncipe
a Egipto.” montañas de la luna, dime lo que ves en volando, y le dijo todo
-“Me quedaré para que es tan negro ella”. lo que había visto.
siempre a tu lado” como el ébano y que Entonces la -“Estoy cubierto de
-dijo la golondrina. Y adora un gran bloque golondrina voló sobre oro fino -dijo el
se durmió a los pies de cristal. También le la gran ciudad; y Príncipe- me lo debes
del Príncipe. describió la enorme pudo ver a los ricos quitar, hoja por hoja,
Todo el día serpiente verde que holgar dichosos en y darlo a mis pobres;
siguiente lo pasó so- duerme enroscada en sus hermosas los hombres creen
bre el hombro del una palmera, y tiene mansiones, mientras siempre que el oro
Príncipe, y le contó veinte sacerdotes los mendigos se puede hacerlos
muchas cosas de que la alimentan con sentaban a sus felices.
todo lo que había pastelillos de miel. Y puertas. Voló a través Hoja tras hoja de
visto en países también le dijo de los de barriadas oro fino arrancó la
extraños. Le habló de pigmeos que sombrías, y golondrina, hasta que
los ibis rojos, que navegan por un gran contempló las caras el Príncipe Feliz se
permanecen lago, sobre lívidas de niños quedó gris y
inmóviles en largas anchísimas hojas hambrientos mirando deslucido. Hoja tras
hileras a orillas del planas, y que inmóviles hacia las hoja de oro fino llevó
Nilo, y pescan peces siempre está en calles en tinieblas. la golondrina a los
dorados, con sus guerra con las Bajo uno de los arcos pobres, y las caras
largos picos. De la mariposas. de un puente, dos de los niños se
Esfinge, que es tan -“Querida pequeños dormían fueron tornando ro-
antigua como el golondrinita” -dijo el abrazados tratando sadas, y reían y
mundo, que vive en Príncipe- “me jugaban en las calles,

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El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

y exclamaban Pero al fin extraño se oyó en el desaparecido, y ya


alegremente: “¡Ahora comprendió que iba a interior de la estatua, no tiene nada de oro
tenemos pan!” morir. Tuvo como si algo se encima” -dijo el
Y entonces llegó la suficientes fuerzas hubiese quebrado. El Alcalde-. “En verdad
nieve, y después de para volar de nuevo hecho es que el casi no se diferencia
la nieve vino la hasta el hombro del corazón de plomo se de un mendigo.”
helada. Las calles Príncipe. había partido en dos. -“No se diferencia
parecían cubiertas de -“Adiós, querido Estaba cayendo una de un mendigo”
plata, ¡eran tan Príncipe” -murmuró-. terrible helada. -repitieron los
brillantes y pulidas!...; “¿Me permites besar A la mañana regidores de la
grandes témpanos tu mano?” siguiente, el Alcalde ciudad.
como dagas de cristal -“Me alegra que paseaba abajo, en la -“¡Y aquí se
colgaban de los puedas por fin plaza, acompañado encuentra un pajarillo
aleros de las casas, regresar a Egipto, por los regidores de muerto a sus pies!”
toda la gente iba golondrinita” la ciudad. Al pasar -continuó el Alcalde.
envuelta en pieles, y -contestó el Príncipe-. junto a la columna, -“Debemos
los niños llevaban “Ya has estado miraron hacia la promulgar un bando,
gorros rojos y demasiado tiempo estatua: prohibiendo que los
patinaban sobre el aquí; pero tienes que -“¡Válgame Dios!” pajaros mueran
hielo. besarme en los -exclamó-. “¡Qué aquí.”
La pobre labios, porque te desaliñado se ve el Y el Alguacil de la
golondrinita tenía frío, amo.” Príncipe Feliz!” ciudad tomó nota de
cada vez más frío, -“No es a Egipto a -“¡De veras, qué esta iniciativa.
pero no quería donde voy” -dijo la andrajoso!” Así fue como
abandonar al golondrina-. “Voy a la -añadieron los bajaron la estatua del
Príncipe; ¡era muy Casa de la Muerte. regidores de la ciu- Príncipe Feliz. “Ya
grande su amor por La Muerte es la dad, que siempre que habiendo dejado
él! Picoteaba las hermana del sueño, estaban de acuerdo de ser hermoso, ya
migajas en la puerta ¿no es verdad?” con el Alcalde; y se tampoco era útil”; dijo
de la panadería, Y besó al Príncipe acercaron y subieron el Profesor de Arte de
cuando su dueño no Feliz en los labios. Y a examinarla. la Universidad.
se daba cuenta y cayó muerta a sus -“El rubí se ha Entonces fundieron
trataba de calentarse, pies. En ese caído del puño de su la estatua en un gran
batiendo sus alas. momento un sonido espada, los ojos han horno, y el Alcalde

9
El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

convocó a una -dijo Dios a uno de


reunión para decidir sus ángeles; y el án-
lo que debería gel le trajo el corazón
hacerse con el metal. de plomo y el pajarillo
-“Tendremos que muerto.
levantar otra estatua, -“Escogiste bien”
por supuesto” -y -dijo Dios-. “Por que
añadió-. “Y, por en mi Jardín del
ejemplo, podría ser Paraíso este pajarillo
una estatua mía.” cantará eternamente,
-“O la mía” y en mi ciudad de
-repitieron cada uno oro, el Príncipe Feliz
de los regidores. me alabará.”
Y comenzaron a
discutir. La última vez FIN DE
que supe algo de «EL PRÍNCIPE
ellos, fue que todavía FELIZ»
estaban discutiendo.
-“¡Qué cosa más
rara!” -dijo el maestro OSCAR WILDE
de fundidores-. “Este
roto corazón de
plomo, no se puede EL RUISEÑOR
fundir en el horno. Lo
Y LA ROSA
tenemos que tirar.”
Y lo tiraron sobre
un montón de
cenizas donde
también se
encontraba la
golondrina muerta.
-“Tráeme las dos
cosas más preciosas
de toda la ciudad”

10
El Ruiseñor y la Rosa Oscar Wilde

Oscar Wilde - EL las mismas se incluya el


RUISEÑOR Y LA ROSA siguiente aviso:

Titulo en Inglés: THE “La Biblioteca de El


NIGHTINGALE AND Trauko”
THE ROSE http://www.fortunecity.es/
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auténtico —se dijo el mi jardín, tendré que
ruiseñor—. He estado sentarme solo, y ella
—Ella me prometió cantándole noche tras pasará bailando delante
que bailaría conmigo si noche, aunque no lo mío, sin siquiera mirarme
le llevaba rosas rojas — conozco; y noche tras y se me romperá el
murmuró el Estudiante noche le he contado su corazón.
—; pero en todo el jardín historia a las estrellas; y —Este sí que es un
no queda ni una sola por fin lo veo ahora. Su auténtico enamorado
rosa roja. cabello es oscuro como verdadero —seguía
la flor del jacinto, y sus
El Ruiseñor le estaba pensando el Ruiseñor—.
labios son tan rojos
EL escuchando desde su
nido en la encina, y lo como la rosa que desea;
Yo canto y él sufre; lo
que para mí es alegría,
pero la pasión ha hecho
RUISEÑO miraba a través de las
hojas; al oír esto último, palidecer su rostro hasta
para él es dolor. No cabe
duda que el amor es una
dejarlo del color del
R Y LA se sintió asombrado.
marfil, y la tristeza ya le
cosa admirable, más
preciosa que las
—¡Ni una sola rosa puso su marca en la
ROSA roja en todo el jardín! — frente.
esmeraldas y más rara
que los ópalos blancos.
repitió el Estudiante con
—El Príncipe da el Ni con perlas ni con
sus ojos llenos de
baile mañana por la ungüentos se lo puede
lágrimas—. ¡Ay, es que
noche —seguía comprar, porque no se
la felicidad depende
quejándose el Estudiante vende en los mercados.
hasta de cosas tan
—, y allí estará mi No se puede adquirir en
pequeñas! Ya he
amada. Si le llevo una el comercio ni pesar en
Oscar Wilde estudiado todo lo que los
sabios han escrito, rosa roja bailará conmigo las balanzas del oro.
hasta el amanecer. Si le
conozco los secretos de —Los músicos
llevo una rosa roja la
la filosofía y sin estarán sentados en su
estrecharé entre mis
embargo, soy estrado —decía el
brazos, y ella apoyará su
desdichado por no tener Estudiante—, y harán
cabeza sobre mi hombro,
una rosa roja. surgir la música de sus
y apoyará su mano en la instrumentos, y mi
—Por fin tenemos mía. Pero como no hay amada bailará al son del
aquí a un enamorado ni una sola rosa roja en arpa y el violín. Ella
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

bailará tan levemente, que Ruiseñor comprendía el ser que ella te proporcione la —Rojas son, en efecto,
sus pies casi no tocarán el secreto de la pena del flor que necesitas. mis rosas —contestó—;
suelo, y los cortesanos, Estudiante y, posado tan rojas como las patas de
El Ruiseñor voló hacia el
con sus trajes fastuosos, silenciosamente en la encina, las palomas, y más rojas
gran rosal que crecía junto al
formarán corro en torno meditaba sobre el misterio que los abanicos de coral
viejo reloj de sol.
suyo para admirarla. Pero del amor. que relumbran en las
conmigo no bailará, porque —Dame una rosa roja —le cavernas del océano. Pero
Por último, desplegó sus
no tengo una rosa roja dijo—, y te cantaré mi el invierno heló mis venas,
alas oscuras y se elevó en el
para darle. canción más dulce. y la escarcha marchitó mis
aire. Cruzó como una sombra
Pero el rosal negó capullos, y la tormenta
Y se arrojó sobre la a través de la avenida, y
sacudiendo su follaje. rompió mis ramas y
hierba, y ocultando su como una sombra se deslizó
durante todo este año no
rostro entre las manos, se por el jardín. —Mis rosas son amarillas tendré rosas rojas.
puso a llorar amargamente. —contestó—, tan amarillas
En medio del prado había
como el cabello de la sirena —Una rosa roja es todo
—¿Por qué está un magnífico rosal, y el
que se sienta en un trono de lo que necesito —exclamó
llorando? —preguntó una Ruiseñor voló hasta
ámbar, y más amarillas que el Ruiseñor—; ¡sólo una
lagartija verde que pasaba posársele en una de sus
el Narciso que florece en el rosa roja! ¿No hay manera
frente a él con la cola al ramas.
prado. Pero anda a ver a mi alguna de que la pueda
aire. —Necesito una rosa roja obtener?
hermano, que crece al pie de
—¿Sí, por qué? — —le dijo. Dámela y yo te la ventana del Estudiante, y —Hay una manera —
murmuraba una margarita cantaré mi canción más quizás él pueda darte la flor contestó el rosal—, pero es
a su vecina, con voz dulce dulce. que necesitas. tan terrible que no me
y tenue. Pero el rosal negó atrevo a decírtela.
El Ruiseñor voló entonces
—Está llorando por una sacudiendo su ramaje. hasta el viejo rosal que —Dímela —repuso el
rosa roja —explicó el —Mis rosas son blancas crecía al pie de la ventana Ruiseñor—. Yo no me
Ruiseñor. —le contestó—, como la del Estudiante. asustaré.
—¿Por una rosa roja? espuma del mar y más —Dame una rosa roja —le —Si quieres una rosa
—exclamaron las otras en blancas que la nieve de la dijo—, y yo te cantaré mi roja —dijo el rosal—, tienes
coro. ¡Qué ridiculez! montaña. Pero ve donde mi canción más dulce. que construirla con tu
hermana que crece al lado
La lagartija, que era un música, a la luz de la luna,
del viejo reloj de sol, y puede Pero el rosal negó
poco cínica, se puso a reír y teñirla con la sangre de
sacudiendo su follaje.
a carcajadas. Sólo el tu corazón. Debes cantar

13
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

con tu pecho apoyado deslizó a través de la sólo podía entender lo que sinceridad. Jamás se
sobre una de mis espinas. avenida. estaba escrito en los libros. sacrificaría por alguien,
Debes cantar toda la piensa solamente en
El Estudiante seguía En cambio, la encina
noche, hasta que la espina música y ya se sabe que el
echado en la hierba, como lo comprendió y se puso a
atraviese tu corazón y la arte es egoísta. Sin
había dejado; y las lágrimas balancear muy tristemente,
sangre de tu vida fluirá en embargo, debo reconocer
no se secaban en sus porque sentía un hondo
mis venas y se hará mía... que su voz da notas muy
anchos ojos. cariño por el pequeño
bellas. ¡Lástima que no
—La propia muerte es Ruiseñor que había
—¡Alégrate! —le gritó el signifiquen nada, o que no
un precio muy alto por una construido el nido en sus
Ruiseñor—. ¡Siéntete signifiquen nada
rosa roja —murmuró el ramajes.
dichoso, porque tendrás tu importante para nadie!
Ruiseñor—, y la vida es rosa roja! Yo la construiré con —Cántame, por favor, una
dulce para todos. Es Luego entró en su
mi música, a la luz de la luna, última canción —le susurró la
agradable detenerse en el alcoba, y, echándose sobre
y la teñiré con la sangre de encina—, porque voy a
bosque verde y ver al sol su cama, comenzó de
mi corazón. Lo único que sentirme muy sola cuando te
viajando en su carroza de nuevo a pensar en su
pido en cambio, es que seas hayas ido.
oro y a la luna en su amor. Después de unos
un verdadero amante, porque
carroza de perlas. Es muy Y el Ruiseñor cantó para momentos se quedó
el Amor es más sabio que la
dulce el aroma del espino, la encina, y su voz era como dormido.
Filosofía, por muy sabia que
y también son dulces las el agua que cae de una jarra
ésta sea, y es más poderoso Cuando la luna alumbró
campanillas azules que de plata.
que la Fuerza, por muy fuerte en los cielos, el Ruiseñor
crecen en el valle y los Cuando terminó la canción
que ella sea. Las alas del voló hacia el rosal, y apoyó
brezos que florecen en el del Ruiseñor, se levantó el
Amor son llamas de mil su pecho sobre la mayor
collado. Sin embargo, el Estudiante y sacó del bolsillo
tonalidades, y su cuerpo es de las espinas. Toda la
Amor es mejor que la vida, un cuadernito y un lápiz.
del color del fuego. Sus noche estuvo cantando con
y, por último, ¿qué es el labios son dulces como la —He de admitir que ese el pecho contra la espina, y
corazón de un ruiseñor miel, y su aliento es como la pájaro tiene estilo —se dijo a la luna fría y cristalina se
comparado con el corazón mirra silvestre. sí mismo caminando por la inclinó para escuchar. Toda
de un hombre enamorado?
alameda—, eso no puede la noche estuvo cantando
El Estudiante levantó la
Y, desplegando sus alas negarse; pero ¿acaso siente así apoyado, y la espina se
vista de la hierba y escuchó,
oscuras, el ruiseñor se lo que canta? Temo que no, hundía más y más en su
pero no comprendió lo que
elevó en el aire, cruzó por debe ser como tantos carne y la sangre de su
decía el Ruiseñor, porque él
el jardín como una sombra, artistas, puro estilo y nada de vida se derramaba en el
y como una sombra se rosal.

14
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

Cantó primero al Y el Ruiseñor se terminado de fabricar la música. Al oírla la luna


nacimiento del Amor en apretó más contra la rosa! blanca se olvidó del alba
el corazón de los espina, y más y más y se demoró en el
Y el Ruiseñor se
adolescentes. Entonces, creció su canto porque horizonte. Al oírla la rosa
apretó más aún contra la
en la rama más alta del ahora cantaba el roja tembló de éxtasis y
espina, y la espina al fin
rosal floreció una rosa nacimiento de la pasión abrió sus pétalos al
le alcanzó el corazón. Un
maravillosa, pétalo tras en el alma de un joven y frescor de la mañana. El
terrible dolor lo traspasó.
pétalo como canción tras de una virgen. eco llevó la canción a la
Más y más amargo era el
canción. Al principio era caverna de las
Y un delicado rubor dolor, y más y más
pálida, como la niebla montañas, y despertó a
comenzó a cubrir las impetuosa se hacía su
que flota sobre el río; los pastores dormidos.
hojas de la rosa, como el canción, porque ahora
pálida como los pies de Luego navegó entre los
rubor que cubre las cantaba el Amor
la mañana y plateada juncos del río que
mejillas del novio cuando sublimado por la muerte,
como las alas de la llevaron el mensaje
besa los labios de su el Amor que no puede
aurora. La rosa que hasta el mar.
prometida. aprisionar la tumba.
floreció en la rama más —¡Mira, mira —gritó el
alta del rosal era como el Pero la espina no Y la rosa del rosal se
rosal—, la rosa ya está
reflejo de una rosa en un llegaba todavía al puso camersí como la
terminada!
cáliz de plata, era como corazón del corazón, y el rosa del cielo del
el reflejo de una rosa en corazón de la rosa Oriente. Su corona de Pero el Ruiseñor no
espejo de agua. permanecía blanco, pétalos era púrpura contestó, porque estaba
porque sólo la sangre de como es purpúreo el muerto con la espina
El rosal le gritó al un ruiseñor puede corazón de un rubí. clavada en su corazón.
Ruiseñor para que enrojecer el corazón de
apretara más su pecho La voz del Ruiseñor Ya era eso del
una rosa.
contra la espina. ya desmayaba, sus alitas mediodía cuando
Y el rosal le gritó al comenzaron a agitarse, y despertó el Estudiante;
—¡Aprétate más, Ruiseñor para que se una nube le cayó sobre abrió la ventana y miró
pequeño Ruiseñor — apretara más aún contra sus ojos. Su canto hacia afuera.
gritó el rosal—, o el día la espina. desmayaba más y más,
llegará antes de haber —¡Caramba, qué
y sentía que algo le
terminado de fabricar la —¡Aprétate más, maravillosa visión! —
obstruía la garganta.
rosa! pequeño Ruiseñor — exclamó—. ¡Una rosa
gritó el rosal—, o llegará Entonces tuvo una roja! En mi vida he visto
el día antes de haber última explosión de una rosa semejante. Es

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El Pescador y su Alma Oscar Wilde

tan hermosa que estoy joyas de verdad, y todo el volveré a la Filosofía y al


seguro que tiene un mundo sabe que las joyas estudio de la Metafísica. EL PESCADOR
nombre muy largo en latín. son más caras que las flores. Y al llegar a su casa, abrió Y SU ALMA
Se inclinó por el balcón —Eres una ingrata un libro lleno de polvo, y se
y la cortó. incorregible —dijo puso a leer.
agriamente el Estudiante, y
En seguida se caló el
tiró con ira la rosa al arroyo
sombrero, y con la rosa en
donde un carro la aplastó al
la mano, corrió a la casa
pasar.
del profesor.
—¿Ingrata? —dijo la FIN
La hija del profesor
muchacha—. Yo te digo que
estaba sentada cerca de la
eres un grosero. ¿Qué eres
puerta, devanando una
tú, después de todo? Sólo un
madeja de seda azul, con
estudiante, y ni siquiera creo
su perrito a los pies.
que lleves hebillas de plata
—Dijiste que bailarías en los zapatos, como lo hace
conmigo si te traía una el sobrino del Chambelán.
rosa roja —exclamó el
Y muy altanera se metió
Estudiante—. Aquí tienes
en su casa.
la rosa más roja de todo el
mundo. Esta noche la —¡Qué cosa más estúpida
prenderás sobre tu corazón es el Amor! —se dijo el
y como bailaremos juntos Estudiante mientras
podré decirte cuánto te caminaba—. No es ni la
amo. mitad de útil que la Lógica,
porque no demuestra nada y
Pero la jovencita frunció
le habla a uno siempre de
el ceño.
cosas que no suceden
—Me temo que no va a nunca, y hace creer verdades
hacer juego con mi vestido que no son ciertas. En
nuevo —repuso—, Y, realidad no es nada práctico,
además el sobrino del y como en estos tiempos ser OSCAR WILDE
Chambelán me envió unas práctico es serlo todo,

16
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

Oscar Wilde - EL “La Biblioteca de El Trauko”


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PESCADOR Y SU ALMA as/relatos/166/
http://go.to/trauko
Texto de dominio público. trauko33@mixmail.com
Chile - noviembre 2000

Edición Electrónica: El
Trauko
Versión 1.0 - Word 97

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El Pescador y su Alma Oscar Wilde

Todas las tardes el joven Haciendo uso de todas sus alargó la mano y la atrajo
Pescador se internaba en el fuerzas fue izando la red, hasta él; luego inclinándose
mar, y arrojaba sus redes al hasta que se le marcaron en sobre el borde de la barca, la
agua. relieve las venas de los tomó en brazos. Pero apenas
brazos. Poco a poco fue la tocó, la sirenita gritó como
Cuando el viento soplaba
cerrando el círculo de corchos, una gaviota asustada, y
desde tierra, no lograba
EL PESCADOR pescar nada, porque era un hasta que, por fin, apareció la despertó, y lo miró con sus
red a flor de agua. ojos de amatista llenos de
Y SU ALMA viento malévolo de alas
negras, y las olas se Sin embargo no había terror, esforzándose en un
vano intento de escapar. Él la
levantaban empinándose a su cogido pez alguno, ni
sujetó poderosamente
encuentro. Pero en cambio, monstruo, ni nada pavoroso;
abrazada, sin dejarla escapar.
cuando soplaba el viento en sólo una sirenita que estaba
dirección a la costa, los peces profundamente dormida. Cuando la sirenita
subían desde las verdes comprendió que no había
Su cabellera parecía vellón
Oscar Wilde honduras y se metían
nadando entre las mallas de la
de oro, y cada cabello era forma de huir se puso a llorar
y dijo:
como una hebra de oro fino en
red y el joven Pescador los una copa de cristal. Su cuerpo —Te suplico que me dejes
llevaba al mercado para era del color del marfil, y su en libertad. Soy la hija única
venderlos. cola era de plata y nácar. De de un Rey, y mi padre ya es
Todas las tardes el joven plata y nácar era su cola y las viejo y vive solo.
A Pescador se internaba en el verdes hierbas del mar se
S.A.R. Pero el joven Pescador
mar. Un día, al recoger su red, enredaban sobre ella; y como
ALICIA respondió:
la sintió tan pesada que no conchas marinas eran sus
PRINCESA DE MONACO podía izarla hasta la barca. orejas, y sus labios eran como —No te soltaré hasta que
Riendo, se dijo: el coral. Las olas frías se me prometas que cada vez
estrellaban sobre sus fríos que te llame obedecerás mi
—O bien he atrapado todos
senos, y la sal le resplandecía llamada, y cantarás para mí. A
los peces del mar, o bien es
en los párpados bajos. los peces les fascina el oír las
algún monstruo torpe que canciones del pueblo del mar,
asombrará a los hombres, o Tan bella era aquella y así mis redes estarán
acaso será algo espantoso sirenita que cuando el joven siempre llenas.
que la gran Reina tendrá Pescador la vio, se sintió
deseos de contemplar. sobrecogido de maravilla,

18
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

—¿Juras que me soltarás si sobre el palacio del Rey que viajeras porque adheridas a la quería; y cuando trataba de
te hago esa promesa? — es todo de ámbar, y su techo quilla de los barcos dan capturarla, ella se zambullía
preguntó la sirena. es de claras esmeraldas, y el vueltas al mundo una y otra en el mar con la grácil rapidez
pavimento está formado de vez; y cantaba de las jibias, de una foca, y ya no volvía a
—Juro que te soltaré —
resplandecientes perlas; y que habitan los arrecifes y verla en todo el día. Y cada
respondió el joven Pescador.
cantaba sobre los jardines del extienden sus largos brazos día el sonido de su voz era
Ella hizo entonces la Mar, donde los grandes negros, y pueden crear la más dulce. Tan dulce era la
promesa pactada, jurando con abanicos de coral se noche cuando se les antoja. voz de la sirena que a veces el
el juramento de los hijos del balancean todo el día, y los Cantaba al Nautilus, que tiene pescador olvidaba sus redes.
Mar. Él abrió los brazos y la peces nadan alrededor como un barquito tallado en ópalo y Esas tardes pasaban en
sirenita se sumergió en el pájaros de plata, y las se gobierna con una vela de cardumen los atunes con sus
agua temblando con un anémonas se cogen a las plata; cantaba a los grandes aletas purpúreas y sus ojos de
extraño temblor. rocas y en la arena amarilla leones marinos, con sus oro elástico, sin que el
Todas las tardes el joven florecen con grandes corolas colmillos curvos, y a los pescador se diera cuenta.
Pescador se internaba mar rojas. Cantaba de las vastas hipocampos, de crines Esas tardes el arpón
adentro, y llamaba a la sirena, ballenas, que bajan de los flotantes y graciosos cuerpos descansaba ocioso a su lado,
y ella acudía invariablemente; mares del Norte con sus de carey rojo y cabriolante. y los cestos de mimbre
salía del agua y cantaba. En barbas cuajadas de agudos quedaban vacíos. El
Mientras la sirenita cantaba,
torno de ella nadaban los carámbanos; cantaba también Pescador, con los labios
los atunes subían de las
delfines, y las gaviotas le acerca de las sirenas, que entreabiertos y los ojos llenos
profundidades para oíra, y el
revoloteaban sobre la cabeza. cantan tales maravillas, que de maravilla, se quedaba muy
joven Pescador lanzaba sus
los mercaderes deben taparse quieto en la barca,
Cantaba una canción redes al mar y los atrapaba, o
con cera los oídos, por temor, escuchando, escuchando,
maravillosa. bien traspasaba con su arpón
al escucharlas, de saltar al hasta que la niebla llegaba
a los más grandes. Y cuando
Cantaba sobre los hijos del agua y ahogarse; cantaba arrastrándose a envolver la
tenía su barca bien cargada, la
Mar que llevan sus rebaños de sobre las naves hundidas, con embarcación y la luna tenía de
sirena le sonreía y se
gruta en gruta, cargando los sus altos mástiles y sus plata su cuerpo de bronce.
sumergía nuevamente hacia el
ternerillos al hombro; cantaba marineros aferrados aún a las reino de su padre. Y una tarde llamó a la
acerca de los tritones, que jarcias, y de las caballas sirena y le dijo:
tienen largas barbas verdes y entrando y saliendo por los Sin embargo, ella nunca se
pechos velludos, y hacen huecos abiertos en el casco; le acercó tanto como para que —Sirenita, sirenita, yo te
sonar sus retorcidas caracolas cantaba sobre las lapas el Pescador pudiese volver a quiero. Seamos novios,
cuando pasa el Rey; cantaba diminutas, que son grandes tocarla. Muchas veces él la porque estoy enamorado de
llamó y le suplicó, pero ella no ti..

19
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

Pero la sirena negó preguntó el pescador—. Dime impide que consiga mi deseo. Pescador se le llenaron de
moviendo tristemente la qué debo hacer y lo haré Dime por favor, qué es lo que lágrimas los ojos; se levantó y
cabeza, mientras decía: ahora mismo. debo hacer para librarme de repuso:
mi alma, porque no la
—Tienes un alma humana. —¡Ay! —repuso la sirenita —Padre, los faunos viven
necesito: ¿De qué me sirve mi
Sólo podría amarte yo si tú te —. ¡Yo no lo sé! Los hijos del en la selva, y viven contentos;
alma? No puedo verla, no
desprendieses de tu alma. Mar no tenemos alma. y los tritones vienen a
puedo tocarla, no la conozco. descansar sobre las rocas del
Entonces el joven pescador Lo miró con sus ojos
—¡Oh, mi muchacho, estás acantilado, con sus arpas
se dijo: ardientes y se hundió en lo
loco o has comido quizás doradas. Déjame ser como
profundo.
—¿De qué me sirve mi algún hongo venenoso! El ellos, te lo ruego, porque sus
alma? No puedo verla, no alma es lo más noble que hay días son como los días de las
puedo tocarla, no la conozco. en el hombre, y nos fue dada flores. Y en cuanto a mi alma,
***
La despediré, y podré ser feliz. por Dios para que la usemos dime tú, ¿de qué me sirve si
Y de sus labios surgió un noblemente. Nada hay tan se interpone entre yo y el ser
Al día siguiente, muy precioso como el alma que amo?
grito de alegría, y poniéndose temprano, cuando el sol humana, ni cosa terrestre
de pie en su barca extendió —El amor del cuerpo es
todavía no se alzaba un palmo alguna que pueda
los brazos hacia la sirena, y le ruin —exclamó el cura,
por sobre la colina, el joven comparársele. Vale todo el oro
dijo: frunciendo el ceño—, y los
pescador se dirigió a la casa del mundo, y es más preciosa
—Expulsaré a mi alma, y del cura, y llamó tres veces a seres paganos que Dios
que los rubíes de los reyes.
entonces seremos novios, y la puerta. permite que vaguen por el
Hijo mío, no pienses más en
viviremos juntos en lo más mundo, también son ruines y
El novicio se asomó por el algo así, porque incluso tal
profundo del mar, y me maléficos. ¡Malditos los faunos
postigo y cuando vio de quien pensamiento es un pecado
mostrarás todo lo que has del bosque, y malditos los
se trataba, descorrió el cerrojo mortal. Los hijos del Mar, ellos
cantado, y yo haré todo lo que cantores del Mar! Los he oído
y le dijo: están perdidos, y los que
quieras, y ya nunca podrán a veces en las noches, e
tienen comercio con ellos, lo
separarse nuestras vidas. —Entra. intentan distraerme de mi
están también. Son como las rosario. Llaman a mi ventana
Y la sirenita rió El joven entró, se arrodilló bestias del campo, que no levemente, y ríen, y me
alegremente, escondiendo el sobre la estera de juncos del distinguen el bien del mal. ¡Por susurran al oído el cuento de
rostro entre las manos. suelo, y dijo al cura, que leía el ellos no murió nuestro Señor sus placeres peligrosos. Me
Libro Santo: Jesucristo!
—Pero ¿cómo podré seducen con sus
desprenderme de mi alma? — —Padre, estoy enamorado Al escuchar las amargas proposiciones y cuando me
de una hija del Mar, y mi alma palabras del cura, al joven propongo rezar me hacen

20
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

muecas. ¡Te digo que están Después de llamarlo por su vale ni una mala moneda de —¿Qué necesitas? —gritó
perdidos, están perdidos!... nombre, le preguntó: cobre. cuando el Pescador subía
Para ellos no hay cielo ni jadeando por el acantilado—.
—¿Qué vendes, pescador? Salió del mercado, y se
infierno y en ninguno lugar ¿Quieres peces para tus redes
encaminó hacia la playa
podrán alabar el nombre del —Vendo mi alma — cuando el viento sopla en
donde se puso a meditar
Señor. contesto el joven Pescador—. contra? Si es eso, tengo un
sobre qué debería hacer.
Te ruego que me la compres, caramillo que cuando se sopla
—Padre —replicó el joven porque estoy cansado con en él, el mújol se mete a la
Pescador—, tú no sabes lo ella. ¿De qué sirve mi alma? bahía. Pero tiene su precio,
que dices. Una tarde capturé ***
No puedo verla. No pudo hermoso joven, tiene su
en mis redes a la hija de un tocarla. No la conozco. precio. ¿Qué necesitas?
Rey del Mar. Y es más Al mediodía, el Pescador
Entonces los mercaderes ¿Quieres una tormenta que
hermosa que la estrella de la recordó que cierta vez uno de
se burlaron de él: haga naufragar los barcos y
mañana y más blanca que la sus compañeros le había arrastre a la costa baúles
luna. Yo daré mi alma por su —Pero dinos, muchacho, hablado de una bruja joven llenos de tesoros? Tengo más
cuerpo y renunciaré al cielo ¿de qué nos serviría el alma que vivía en una caverna al huracanes que el tiempo,
por su amor. Contesta mi de un hombre? No vale ni una extremo de la bahía, y que era porque mi amo es más fuerte
pregunta y déjame ir en paz. mala moneda de cobre. Si muy sabia en brujerías. De que el tiempo, y con un
—¡Atrás! ¡Atrás! —gritó el quieres te podemos comprar inmediato echó a correr en cedazo y un cubo de agua
cura—. ¡Esa muchacha está tu cuerpo como esclavo, y te dirección a la caverna. Tan puedo enviar las grandes
perdida y te perderás con ella! vestiremos de rojo y te veloz que una nube de polvo carabelas al fondo del mar.
pondremos un anillo en el le seguía al correr por la arena Pero también tiene su precio,
Y lo expulsó de la casa dedo y podrás ser el favorito de la playa. hermoso joven, tiene su
parroquial sin darle la de la gran Reina. Pero no nos precio. ¿Qué necesitas?
bendición. La joven bruja adivinó la
hables de tu alma porque a Conozco una flor que crece en
llegada del Pescador por una
El joven Pescador se dirigió nosotros tampoco nos sirve el valle y que yo sólo conozco.
picazón que sintió en la palma
al mercado; caminando para nada, ni tiene valor Tiene las hojas púrpura, y una
de la mano; se soltó entonces
lentamente, con la cabeza alguno. estrella en el corazón, y su
la roja cabellera y se puso a
baja, sumido en una tristeza jugo es tan blanco como la
El joven Pescador pensó: reír. Se quedó de pie a la
insondable. leche. Si tocas los labios
entrada de la caverna,
—¡Qué cosa rara! El cura desdeñosos de la gran Reina
Cuando lo vieron los teniéndo en la mano una rama
dice que el alma vale todo el con esta flor, ella te seguirá a
mercaderes, cuchichearon de cicuta florida.
oro del mundo, pero los través del mundo entero. Pero
entre ellos, y uno se adelanto.
mercaderes aseguran que no

21
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

tiene su precio, hermoso —¿Qué necesitas? — alma, y te daré todo lo que quieras que lo hagamos —dijo
joven, tiene su precio. ¿Qué preguntó la bruja, tengo. él— y después de bailar me
necesitas? Puedo machacar acercándosele. dirás lo que quiero saber.
Ella se rió burlonamente, lo
un sapo en el mortero y hacer —Quiero desprenderme de rozó con la rama de circuta, y Ella agitó la cabeza
un caldo, removiéndolo con la mi alma —contesto— el joven le dijo: murmurando:
mano de un muerto. Si mojas Pescador.
con ese caldo a tu enemigo —Si yo lo desease, podría —Cuando salga la luna,
mientras duerme, se La bruja palideció y, con un convertir en oro las hojas del cuando salga la luna.
convertirá en una víbora estremecimiento, escondió su otoño, y tejer hebras de plata Luego observó atentamente
negra, y lo matará su propia rostro en el manto azul. con los rayos de la luna. Mi alrededor, y atentamente
madre. Con ayuda de una amo es más rico que todos los
—Hermoso joven, hermoso escuchó. Un pájaro azul salió
rueda puedo hacer bajar a la reyes de este mundo, y
joven —murmuró—, esa es chillando de su nido y se puso
luna del cielo, y en un cristal gobierna en todos los
una cosa terrible. a describir círculos sobre las
puedo mostrarte la Muerte. dominios de la tierra. dunas; y tres pájaros pardos
¿Qué necesitas? ¿Qué Pero él sacudió sus rizos
—¿Qué te daré entonces — bostezaron en medio de la
necesitas? Dime tu deseo y yo oscuros y se echó a reír.
dijo él—, si no esperas recibir hierba verde y áspera
te lo concederé. Pero me —¿De qué me sirve mi oro ni plata? silbándose entre sí. No se oía
tendrás que pagar su precio, alma? —dijo—. No puedo más que el susurro de las olas
hermoso joven, me tendrás La joven bruja le acarició
verla. No puedo tocarla. No la arrastrando las piedras pulidas
que pagar su precio. los cabellos con su mano
conozco. de la playa. Entonces la bruja
blanca y fina y sonriendo,
—Mi deseo es poca cosa — —¿Qué me darás si te lo extendió su mano, atrajo hacia
murmuró:
contestó el joven Pescador—, digo? —preguntó la bruja sí al joven pescador y le
sin embargo el cura se enojó —Tendrás que bailar acercó los labios al oído:
mirándolo con sus hermosos
conmigo y me arrojó de su conmigo, hermoso joven.
ojos. —Esta noche habrás de
casa. Es poca cosa, pero los —¿Sólo bailar contigo? — venir a la cumbre de las
mercaderes se burlaron de mí —Tengo cinco monedas de
exclamó el Pescador colinas —susurró—. Es
y me lo negaron. Por eso oro para darte —contesto él—,
maravillado. sábado y estará Él.
vengo a conversar contigo, a y también mis redes, y la
pesar que los hombres dicen choza de cañas en que vivo, y —Nada más —contesto ella El joven Pescador se
que eres mala; y sea cual sea la barca en que navego. Dime — sonriendo de nuevo. estremeció. Ella reía,
tu precio, te lo pagaré. solamente lo que debo hacer mostrando sus dientes
—En cuanto se ponga el
para desprenderme de mi blancos.
sol, bailaremos juntos donde
nadie nos vea, o donde

22
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

—¿Quién va a estar allí? — mujer, y bajó corriendo de no respondió. Y un perro Giraban juntos
preguntó. regreso al pueblo, ebrio de negro lo persiguió gruñendo... vertiginosamente, dando
alegría. él lo golpeó con una rama de vuelta tras vuelta, y la joven
—Eso no debe importarte
sauce y el perro huyó Bruja saltaba tan alto que el
—repuso ella—. Ven esta La joven bruja lo miró hasta
lanzando gañidos lastimeros. Pescador podía ver los tacos
noche y espérame a la sombra que el Pescador se perdió de
escarlata de sus zapatillas.
del espino blanco... si un perro vista. Volvió entonces a su Las brujas llegaron a
negro te acomete, golpéalo gruta, sacó un espejo de un medianoche, volando por el Entonces, por encima del
con una rama de sauce y cofre de cedro labrado, y lo aire como murciélagos. tumulto de los bailarines, se
huirá. Y si te habla un búho, puso en un marco. Luego, escuchó galopar un caballo,
—¡Whee-ho! —gritaban al
no le respondas. Cuando la sobre unas brasas, quemó pero no se veía caballo
tocar tierra—. Aquí hay uno a
luna esté en el cenit iré a delante del espejo un puñado alguno, y el joven Pescador
quien no conocemos.
buscarte y bailaremos juntos de verbena, y miró tuvo miedo.
sobre la hierba. atentamente a través de las Olfateaban alrededor,
—¡Más rápido! ¡Más rápido!
espirales de humo. Después charlaban entre ellas, y se
—Pero, ¿Juras decirme qué —gritó la bruja abrazándolo
de unos instantes cerró los hacían signos.
debo hacer para por el cuello a tiempo que le
puños iracunda: La joven Bruja, con su roja
desprenderme de mi alma? — exhalaba su aliento cálido en
preguntó el joven Pescador. —Debería haber sido mío cabellera al viento, llegó la el rostro.
—murmuró—, soy tan última de todas. Vestía un traje
Ella se puso al sol y el —¡Más rápido! ¡Más rápido!
hermosa como ella. de tisú de oro, bordado con
viento agitó sus cabellos rojos. —volvió a gritar, y la tierra
ojos de pavos reales, y un
Esa noche, al salir la luna, parecía girar bajo los pies del
—Te lo juro por las pezuñas pequeño birrete de terciopelo
el joven Pescador trepó a la Pescador, y la cabeza le daba
del macho cabrío —prometió. verde en la cabeza.
cima del monte, y esperó bajo vueltas, y comenzó a sentirse
—Eres la mejor de las las ramas del espino blanco. —¿Dónde está, dónde dominado por el terror, como
brujas —exclamó el Pescador Allá abajo, a sus pies, se está? —chillaron las brujas si lo estuviera observando un
—, y bailaré contigo esta extendía el mar como una cuando la vieron. ser maléfico. Al fin advirtió que
noche en la cumbre de las rodela de plata bruñida, y la al pie de una roca, había una
Pero ella no hizo más que
colinas... Hubiera preferido sombra de las barcas de sombra que recién no estaba
reír, corrió hacia el espino
que me pidieras oro o plata, pesca moteaba la bahía de allí.
blanco, tomó de la mano al
pero de todos modos el precio signos que resbalaban por la Pescador y llevándolo a la luz Era un hombre vestido de
me conviene... es poca cosa. luz. Un gran búho, de de la luna comenzaron a terciopelo negro, a la manera
Se quitó la gorra, hizo una amarillos ojos sulfúreos, lo bailar. Pronto todos estaban española; tenía el rostro
profunda reverencia ante la llamó por su nombre... pero él bailando. pálido, y sus labios eran

23
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

orgullosos como una flor roja. las manos del hombre. vuelo, pero el Pescador la Mar, tan seductora como las
Estaba reclinado contra la Mientras lo hacían, una sujeto fuertemente por las que viven bajo las aguas
roca, como si estuviese muy sonrisa se dibujó levemente muñecas. azules?
cansado, y su mano izquierda en sus labios altivos. Pero —¡Suéltame! —gritó ella—. Y lo miraba cariñosamente,
jugaba distraída con el pomo había cierto desdén en el ¡Déjame ir, porque has acercando su rostro al del
de la daga que pendía del gesto, y los ojos del hombre nombrado lo que no debería joven.
cinturón. A su lado, sobre la continuaban fijos en el joven nombrarse, y has hecho el
hierba, había un sombrero Pescador. Pero el Pescador la rechazó
signo que no debe verse!
emplumado y unos guantes de frunciendo el ceño, mientras
—¡Ven, adorémoslo! —
montar bordados con hilos de —¡No! —replicó él—. No te decía:
murmuró la Bruja tironeándolo
oro. Sus manos blancas dejaré ir hasta que me hayas
hacia arriba. —Si no cumples la promesa
estaban cubiertas de dicho el secreto. que me hiciste, tendré que
preciosos anillos y una capa El Pescador sintió un gran —¿Qué secreto? — matarte por ser bruja falsa y
corta le colgaba del hombro deseo de hacer lo que ella le preguntó ella forcejeando mentirosa.
izquierdo. El Pescador no pedía, y la siguió. Pero cuando como un gato montés y
podía verle los ojos, porque estuvo cerca de él, sin saber Ella palideció, tomando el
mordiéndose los labios,
los velaban sus párpados por qué, hizo la señal de la color gris lívido de la flor del
blancos de espuma.
cansados. cruz, invocando el Nombre árbol de Judas, y
Santo. —¡Lo sabes muy bien! — estremeciéndose le señaló:
El joven Pescador no podía dijo el joven.
apartar la mirada de esta Al instante, las brujas —Será como quieres. Es tu
figura, como si fuese víctima emprendieron vuelo chillando Los ojos de la bruja, verdes alma y no la mía. Haz con ella
de un sortilegio. Al fin se como halcones, y el rostro como el pasto, centellearon de lo que se te antoje.
encontraron sus ojos, que pálido que había estado lágrimas, diciendo: Y se descolgó del cinturón
parecían seguirle dondequiera mirando, se contrajo en con un —¡Pídeme lo que quieras, un cuchillito, con mango de
que los llevara la danza. espasmo de dolor. El hombre menos eso! piel de víbora verde, para
Entonces escuchó reír a la se dirigió al bosque y silbó. Un entregárselo. En la hoja
Bruja, y tomándola de la corcel con arreos de plata Pero él se echó a reír, y la
centelleaban misteriosas
cintura giraron y giraron corrió a su encuentro. El sujetó con más fuerza.
runas.
locamente. hombre saltó sobre la silla, se Y cuando ella vio que no
volvió, y miró tristemente, por —¿Y para qué me va a
De pronto, un perro ladró en podía escapar, le susurró al
última vez, al joven Pescador. servir esto? —preguntó el
el bosque, y los bailarines se oído:
Pescador sorprendido.
detuvieron, y fueron subiendo La Bruja de cabellos rojos —¿No te parece que soy
de a dos en dos, para besar también trató de levantar el tan bella como las hijas del

24
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

Ella calló todavía por un borde de la cima e inició el griego, se alzó sobre la arena, —¡Ándate, te digo, yo no te
instante y una sombra de descenso. de espaldas a la luna; y, de la necesito para nada!
terror le pasó por el rostro. espuma, surgieron,
Y su alma, que estaba Y tomó el cuchillo con
Luego sonrió extrañamente, llamándolo, unos brazos
dentro de él y había mango de piel de víbora
sacudió su cabellera reja, y blancos, y de las olas se
escuchado todo, lo llamó para verde, y recortó su sombra
agregó: levantaron formas indecisas,
decirle apesadumbrada: alrededor, a partir de sus pies.
rindiéndole homenaje. Delante
—Lo que los hombres Y la sombra se irguió, y quedó
—Escucha, he vivido suyo, yacía su sombra, que
llaman la sombra del cuerpo en pie delante de él, y era
contigo todos estos años y era el cuerpo de su alma, y
no es la sombra del cuerpo, exactamente igual a él.
siempre estuve a tu servicio. detrás, en el aire, colgaba la
sino el cuerpo del alma. Ponte No me arrojes ahora... ¿qué luna color miel. Dando un paso atrás, el
de pie en la playa, de mal te he hecho? pescador se guardó el cuchillo
espaldas a la luna, y con este Su alma todavía le dijo: en el cinturón, y se sintió
cuchillo corta, desde tus pies, Y el joven Pescador se
—Si realmente quieres dominado por un temor que
tu sombra, que es el cuerpo puso a reír:
echarme, no me despidas sin entraba a las honduras de su
de tu alma, y ordénale que se —No me has hecho ningún corazón. El mundo es cruel, ser.
vaya. Ella así tendrá que daño pero no te necesito. El dame tu corazón para llevarlo
hacerlo. —¡Ahora vete! —murmuro
mundo es ancho, y hay Cielo e conmigo. —. ¡Que no vuelva yo a ver tu
El joven Pescador se Infierno, y esa sombría
Pero el Pescador, moviendo rostro!
estremeció de placer. mansión crepuscular que se
la cabeza, sonrió:
extiende entre ambos. Ve —No —dijo el alma—. Es
—¿Es verdad lo que me donde se te ocurra, pero no —¿Cómo voy a amar a mi necesario que nos
dices? —murmuró. me importunes, porque mi amor si te doy mi corazón? encontremos de nuevo —su
—Es cierto, y quisiera no amor me está llamando. voz era llorosa y aflautada, y
—Sé generoso —insistió el
habértelo dicho nunca — sus labios apenas se movían
El alma suplicó, plañidera, alma —, dame tu corazón, que
murmuró ella llorando, y se al hablar.
pero el Pescador, sin hacerle el mundo es muy cruel y tengo
abrazó a sus rodillas. caso, bajó saltando de risco miedo. —¿Cómo nos
Pero el Pescador la rechazó en risco, tan seguro de pies encontraremos? —dijo el
—Mi corazón es de mi amor
de nuevo, y la hizo caer sobre como una cabra. Por fin llegó pescador — ¿No estarás
—dijo él—. No seas porfiada y
la hierba espesa, luego se a la playa amarillenta junto al pensando seguirme a las
vete.
guardó el cuchillo en el mar. profundidades del mar?
cinturón, caminó hasta el —¿Y no podré amar yo
Recio y bronceado, como —Todos los años vendré
también? —preguntó su alma.
una estatua esculpida por un una vez a este mismo lugar y

25
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

te llamaré—dijo el alma—. Tal y escuchó con la cabeza alejaron velozmente. Cuando nosotros agitando una lanza.
vez me necesites. apoyada en la mano. salió la luna, vi los fuegos de Nos seguían los hombres de
un campamento y me dirigí armas, desplegados a uno y
—¿Para qué te habría de Y el alma le refirió:
hacia allá. Era una caravana otro lado, y detrás las mulas
necesitar? —protestó el joven —Cuando nos separamos de mercaderes, sentados en con las mercancías.
Pescador—. En fin, haz lo que miré hacia el Oriente, y sus alfombras alrededor de
quieras. “Mucho cabalgamos. Del
caminé hacia allá, pues del una fogata. país de los tártaros pasamos
Y se sumergió en el agua. Y Oriente viene toda la
“Al acercarme, su jefe se al país de los que odian a la
los tritones soplaron sus sabiduría. Estuve caminando
levantó, y desenvainando la Luna, donde vimos los grifos
caracolas, y la sirenita nadó seis días, y al amanecer del
espada, me preguntó qué custodiando su oro sobre
para encontrarlo, y lo abrazó séptimo, llegue a una colina
quería. rocas blancas, y los dragones
besándole en los labios. que se encuentra en el país de
cubiertos de escamas
los Tártaros. Tuve que “Repuse que en mi país yo
Y el alma, de pie en la playa durmiendo en sus cavernas.
sentarme a la sombra de un era un príncipe, y que había
solitaria, los miraba. Y cuando Cuando cruzamos las
tamarindo, porque el país era huido de los tártaros que me
desaparecieron en el mar, se montañas, conteníamos el
seco y el calor me abrasaba. llevaban prisionero. El jefe
marchó llorando a través de aliento por miedo a que las
La gente iba y venía, como sonrió mostrándome cinco
las marismas. nieves cayeran encima de
moscas arrastrándose por una cabezas clavadas en varas de
*** nosotros. Al pasar por los
bandeja de cobre bruñido. Al bambú.
valles, los pigmeos nos
mediodía se levantó una nube “Luego me preguntó quien lanzaron flechas desde los
Cuando transcurrió un año, de polvo, y apenas la divisaron era el profeta de Dios, y yo le huecos de los árboles, y
el alma vino a la orilla del mar los tártaros prepararon sus dije que Muhammad. durante la noche escuchamos
y llamó al joven Pescador. Él arcos saltaron sobres sus
"Al oírme pronunciar el los tambores de los salvajes.
subió de las profundidades, y caballos, y galoparon hacia
nombre del falso profeta, me Cuando llegamos a la Torre de
la interrogó en tono fastidiado: ella. Las mujeres subieron
tomó de la mano y me hizo los Monos, les ofrecimos fruta,
chillando a los carros, y se
—¿Por qué me llamaste? sentar a su lado. Un negro me y no nos hicieron daño.
escondieron tras las cortinas
trajo leche de yegua y un trozo Cuando alcanzamos la Torre
Y el alma respondió: de fieltro.
de cordero asado. de las Serpientes, les
—Acércate más, para que “Los tártaros volvieron al ofrecimos leche tibia, y nos
pueda hablar contigo, porque caer la tarde; faltaban cinco de "Continuamos el viaje a la dejaron pasar mirándonos con
he visto cosas maravillosas. ellos, y muchos de los que salida del sol. Yo cabalgaba en sus ojos inexcrutables.
volvían estaban heridos. un camello al lado del jefe, y
El Pescador se acercó a la un esclavo corría delante de "Los señores de cada
Subieron a los carros y se
orilla, se tendió sobre el agua, ciudad nos exigían tributos de

26
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

paso, pero no nos abrían sus nada, sintieron temor pero no tercero los artesanos y los "—Dime en qué lecho, y
puertas. Nos arrojaban pan, me amaron. esclavos. velaré su sueño —respondí.
pastelillos de harina cocidos "Tras cuatro meses de viaje "Permanecimos allí toda "—El dios está en la fiesta
en miel, y pasteles de cebada agobiador, llegamos a la una luna hasta que, hastiado, —gritó el sacerdote.
rellenos con dátiles, desde lo ciudad de Illiel. Era de noche, me puse a vagar por las calles
alto de sus muros. "—Si el vino es dulce,
y al amanecer llamamos a sus de la ciudad. Así llegué al beberé con él, y si es amargo
"Cuando los habitantes de inmensas puertas. Los jardín de su dios. Los beberé también —respondí.
las aldeas nos veían acercar, centinelas preguntaron qué sacerdotes vestidos de
envenenaban sus pozos y queríamos, y nosotros amarillo, paseaban silenciosos "El sacerdote, asombrado,
escapaban a la cumbre de los respondimos que veníamos de entre los árboles verdes, y me cogió de la mano y me
cerros. Luchamos con los la isla de Siria con gran sobre un pavimento de condujo al templo.
magdenses, que nacen viejos cantidad de mercancías. Ellos mármol negro se levantaba el "En la primera cámara
y se rejuvenecen año tras año nos dijeron que abrirían las palacio rosado que sirve de había un ídolo sentado en un
hasta que mueren niños; y con puertas al mediodía. mansión al dios. trono de jaspe. Era de ébano
los lactros, que se dicen hijos tallado y de la estatura de un
"Y así lo hicieron; abrieron "Uno de los sacerdotes, me
de los tigres y se pintan de hombre. Tenía un rubí en la
las puertas cuando el sol preguntó qué deseaba.
negro y amarillo; y con los frente y sus pies estaban
estaba en el cenit y apenas
aurantes, que sepultan a sus "Le respondí que quería ver
entramos acudió la gente para enrojecidos por la sangre de
muertos en los árboles, y al dios.
vernos, y un pregonero un cabrito recién degollado.
viven en oscuras cavernas por "—El dios ha ido de cacería
recorrió la ciudad. Nos "Le pregunté al sacerdote:
miedo a que el sol, que es su —dijo el sacerdote mirándome
detuvimos en el mercado,
dios, les quite la vida. con sus ojos oblicuos. "—¿Es éste el dios?
donde los mercaderes
"Un tercio de nuestra mostraron los lienzos "—Dime a qué selva ha ido, "Y él me respondió:
caravana murió peleando, y un encerados del Egipto, y las pues quiero cabalgar con él —
tercio pereció de hambre. El telas pintadas de los Etíopes, "—Este es el dios.
repuse.
resto murmuraba en contra y las esponjas purpúreas de "—Enséñame el dios —grité
mía, diciendo que les había Tiro y los tapices azules de “El sacerdote peinó los —, o te mataré sin vacilar.
traído la mala suerte. Sidón. flecos de su túnica con las
uñas puntiagudas, y "Y le toqué la mano, que se
Entonces tomé una víbora de “El primer día vinieron a respondió: marchitó enseguida.
debajo de una piedra y la dejé comprar los sacerdotes, al
que me mordiera. Cuando "—El dios está durmiendo. "El sacerdote me imploró
segundo los nobles, y al
vieron que no me pasaba diciendo:

27
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

"—Cure mi señor a su estancia. Allí, ¡oh maravilla!, valle que está a sólo un día de al joven Pescador. Una vez
siervo, y le mostraré al dios. no había ídolo ni imagen camino, tengo escondido el más, éste subió de las
alguna, sino solamente un Espejo de la Sabiduría. profundidades, y pregunto:
"Le soplé en la mano que
espejo redondo de metal, Permíteme que vuelva a entrar
se curó de inmediato. —¿Para qué me has
colocado encima de un altar en ti, para servirte, y serás
Temblando me condujo a un llamado?
de piedra. más sabio que todos los
segundo aposento, donde
sabios, y tuya será la Y el alma repuso:
había un ídolo, en pie sobre "Y dije al sacerdote:
Sabiduría. Permíteme entrar —Acércate más, para poder
un loto de jade. Era todo de "—¿Dónde está el dios? en ti, y no habrá nadie tan
marfil y del doble de la hablar contigo, porque he visto
"Y él me contestó: sabio como tú. cosas maravillosas.
estatura de un hombre. Tenía
un crisólito en su frente, y sus "—No hay más dios que El joven Pescador se puso Y él se acercó a la orilla, y
pechos estaban ungidos de este Espejo, que es el Espejo a reír. echado sobre el agua,
mirra y cinamomo. de la Sabiduría. Todas las escuchó con la cabeza
—El amor es mejor que la
"Yo interrogué al sacerdote: cosas del cielo y de la tierra sabiduría —exclamó— y la apoyada en la mano.
las refleja, excepto el rostro de sirenita me ama.
"—¿Es éste el dios? El alma dijo entonces:
quien se mira en él. No lo
—Te equivocas, no hay —Cuando nos separamos,
"Y él me respondió: refleja para que el que mire
nada mejor que la sabiduría — miré hacia el Mediodía, y
pueda ser sabio. Todos los
"—Este es el dios. dijo el alma.
demás espejos son espejos de caminé hacia allá. Del
"—Enséñame el dios—rugí la opinión. Sólo éste es el —El amor es mejor —repitió Mediodía viene todo lo que
—, o te mataré sin vacilar. Espejo de la Sabiduría. el joven Pescador, y volvió a hace Riqueza. Seis días
Quienes poseen este Espejo, sumergirse en las honduras caminé por las sendas que
"Y le toqué los ojos, que
lo saben todo, y no hay nada del mar, mientras el alma se conducen a la ciudad de Aster,
quedaron ciegos.
oculto para ellos. Y quienes no alejaba llorando a través de y al amanecer del día séptimo
"El sacerdote me suplicó lo poseen, no adquieren la las marismas. divisé a mis pies la ciudad, en
diciendo: Sabiduría. Este es el dios que el fondo de un valle.
"—Cure mi señor a su adoramos nosotros. "En los muros de la ciudad
siervo, y le mostraré el dios. ***
"Miré el espejo, y era tal hay nueve puertas, y en cada
"Le soplé en los ojos, y la como él me había dicho. una de ellas hay un caballo de
vista volvió a ellos. Temblando Cuando el segundo el año bronce que relincha cuando
"Hice entonces una cosa
de pavor, el sacerdote me hubo transcurrido, llegó el los beduinos bajan de la
muy singular... No viene al
llevó entonces a una tercera alma a la orilla del mar y llamó montaña. Sus murallas están
caso que te lo diga, pero en un

28
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

cubiertas de cobre y en cada incrustados de turquesas “Es de verdad una pena "Aquella noche, mientras
una de sus torres hace azules, y colgantes de perlas, que no estuvieses conmigo. dormía entre almohadones, en
guardia un arquero. Cuando y garras de tigre engarzadas En la fiesta de la Luna Nueva una casa de té que hay en la
sale el sol, disparan una flecha en oro, y arracadas de el joven Emperador salió de su calle de las Granadas,
contra un gong, y al ponerse el esmeralda, y anillos de jade. palacio para ir a rezar a la entraron los guardias del
sol tocan una bocina de De las casas de té llega el mezquita. Llevaba la barba y Emperador y me llevaron al
cuerno. sonido del laúd, y los los cabellos cubiertos con palacio. Apenas entré cerraron
fumadores de opio, con sus pétalos de rosas, y las mejillas las puertas y las aseguraron
"Quise entrar, y los
blancos rostros sonrientes, cubiertas con oro pulverizado. con cadenas. Al interior había
centinelas me preguntaron
miran pasar a los viandantes. un vasto patio, los muros eran
quién era. Repliqué que era un "Salió de su palacio al
de alabastro blanco,
derviche en camino hacia la “Es una lástima que no amanecer con una vestidura
adornados con azulejos
Meca, donde está la roca estuvieras conmigo. Los de plata; y al atardecer, volvió
verdes y azules. Las columnas
Kaaba y sobre ella hay un velo vendedores de vino llevan con otra vestidura de oro. La
eran de mármol verde, y el
negro con El Corán bordado grandes pellejos negros a la gente se arrojaba al suelo,
pavimento de un mármol color
en letras de oro por mano de espalda. Casi todos venden ocultando sus rostros; excepto
damasco. Nunca había visto
los ángeles. Ellos quedaron vino de Chiraz, que es dulce yo, que no quise imitarlos. Me
nada similar.
maravillados y me rogaron que como la miel. Y lo sirven en mantuve de pie, junto al
entrara. tacitas de metal, con pétalos mesón de un vendedor de "Cuando atravesé el patio,
de rosas. Un día, vi pasar por dátiles, esperando. dos mujeres veladas me
"Dentro de esa ciudad, es
allí un elefante. Llevaba el maldijeron desde una galería.
todo un bazar. ¡Lástima que "Al verme, el Emperador se
cuerpo pintado con bermellón Los guardias abrieron una
no estuvieras conmigo! Los detuvo. Pero yo continué
y cúrcuma. Se paró frente a puerta de marfil labrado, y me
mercaderes se sientan en el inmóvil, sin rendirle homenaje.
una de las tiendas, y se puso encontré en un patio dispuesto
umbral de sus tiendas sobre La gente se maravilló de mi
a comer naranjas mientras el en siete terrazas. Estaba lleno
tapices de seda. Tienen audacia, y me aconsejaron
dueño reía. ¡Qué gente tan de maceteros con tulipanes,
barbas negras, y turbantes que huyera de la ciudad. Pero
extraña! Cuando están girasoles y áloes. Al centro se
cubiertos de broches de oro. no les hice caso, y fui a
contentos, van donde un abría un surtidor de agua
Algunos venden gálbano y sentarme con los vendedores
vendedor de pájaros, compran rodeado de cipreses que eran
nardo, y extraños perfumes de de dioses extranjeros, que por
un centenar de ellos y los como antorchas apagadas, y
las Indias, y aceite de rosa, y su oficio, son abominados.
dejan libres, para aumentar su en cada uno de ellos cantaba
jugo cristalizado de las hojas Cuando les dije lo que había
alegría; y cuando están tristes, un ruiseñor.
de un árbol, y florecillas de hecho, me regalaron dioses,
se azotan con espinos, para
clavero de olor. Otros venden pero me suplicaron que me "Al acercamos a un
que su tristeza sea mayor.
brazaletes de plata alejase de ellos. pequeño pabellón que se

29
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

levantaba al extremo del abalanzándose sobre mí, me de un profeta, que no puedo el Emperador dijo la palabra
jardín, salieron dos eunucos a asestó un tajo terrible. La hoja dañarte? Te ruego que salgas que no puede ser dicha, y giró
encontramos. Sus cuerpos pasó zumbando a través de mi de mi ciudad esta noche, una puerta de granito. El se
obesos se balanceaban al cuerpo, pero no me hizo daño porque mientras estés aquí, yo cubrió el rostro con las manos,
caminar, y me miraban de alguno. El verdugo rodó por ya no seré el Señor. por temor a que sus ojos
soslayo, con ojos de párpados tierra, y al levantarse sus quedaran deslumbtados.
"Y yo le respondí:
amarillentos. dientes castañeteaban de "No puedes imaginarte qué
terror. Corrió a protegerse tras "—Quizás acepte
"Entonces, el capitán de la sitio tan maravilloso. Había
el lecho. marcharme, pero a cambio de
guardia me indicó la entrada grandes conchas de tortuga
la mitad de tus tesoros. Dame
del pabellón. Entré apartando "El joven Emperador se rebosantes de perlas, y
la mitad de tus tesoros y me
la cortina. levantó, tomó una lanza, y la selenitas de gran tamaño
iré de tu ciudad.
arrojó contra mí. Pero yo la amontonadas con rubíes rojos.
"El joven Emperador estaba
cogí al vuelo y la quebré en "El Emperador me cogió de El oro estaba almacenado en
reclinado sobre un lecho
dos pedazos. Entonces él me la mano y me guió fuera del arcas de piel de elefante, y el
cubierto de pieles de león.
disparó una flecha, pero jardín. Cuando me vio el oro en polvo en botellas de
Detrás de él se erguía un
levanté las manos y la detuve capitán de la guardia, se cuero de bestias marinas.
nubio, desnudo hasta la
en el aire. Luego desenvainó maravilló. Cuando los eunucos Había ópalos y zafiros; los
cintura, con turbante de
una daga, y apuñaló la me vieron, les tiritaron las primeros en copas de cristal,
bronce y pesados aretes.
garganta del nubio, para que rodillas y cayeron al suelo. los segundos en copas de
Encima de una mesa, al lado
no pudiese contarle a nadie la "Hay en el Palacio una jade. Ordenadas en bandejas
del lecho, descansaba un gran
afrenta que había recibido. El habitación que tiene ocho de marfil había esmeraldas
alfanje de acero.
esclavo se retorció como una paredes de pórfido rojo, y un verdes, y en un rincón grandes
"Cuando me vio el serpiente, y la roja espuma sacos de seda, unos con
techo artesonado de bronce,
Emperador frunció el ceño, y roja le salió a borbotones entre turquesas y otros con berilos.
del que cuelgan las lámparas.
me dijo: los labios. Y aún no he podido decirte ni
El Emperador tocó una de las
"—¿Cuál es tu nombre? paredes y ésta se abrió. la décima parte de lo que allí
"Al verlo ya muerto, el
¿Acaso no sabes que soy el Bajamos entonces por un había. Cuando el Emperador
Emperador se volvió hacia mí,
Emperador de esta ciudad? corredor iluminado por apartó las manos de su rostro,
y después de secarse el sudor
antorchas. En nichos, a uno y me expreso:
"Pero yo no le contesté. con una toalla de seda
carmesí, me dijo: otro lado, había grandes "—Este es mi tesoro, y tal
"Entonces el Emperador cántaros, llenos hasta el borde como te prometí, la mitad de él
señaló la cimitarra con el "—¿Eres acaso un profeta, de monedas de plata. Cuando es tuya. Y te daré camellos y
dedo, y el nubio la empuñó y que no puedo herirte, o el hijo llegamos al centro del corredor camelleros para que lleves tu

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El Pescador y su Alma Oscar Wilde

parte a cualquier lugar del "—Toma el tesoro entero, *** tapiz en el suelo y comenzó a
mundo que se te antoje. Y pero ándate de mi ciudad. La tocar el laúd con la punta de
todo quedará hecho esta mitad mía también será tuya. una pluma; entonces entró
Pasado el tercer año, el
misma noche, pues no quiero corriendo una muchacha, con
"Y entonces hice una cosa alma regresó a la orilla del mar
que el Sol, que es mi padre, el rostro cubierto por un velo, y
muy singular... Pero no y llamó al joven pescador.
vea que en mi ciudad hay un comenzó a bailar ante
importa lo que hice, porque en Este subió desde las
hombre al que no puedo nosotros. Tenía cubierto el
una gruta, que está sólo a un profundidades y dijo:
matar. rostro, pero los pies desnudos.
día de camino, tengo —¿Para qué me llamas? Tenía los pies desnudos y se
"Pero yo le respondí: escondido el Anillo de la
Y el alma le dijo: agitaban sobre el tapiz como
Riqueza. Un día de marcha
"—El oro que hay aquí es dos pichones blancos. Jamás,
nada más. Quién posee ese —Acércate más para que
tuyo, y también es tuya la en ninguno de mis viajes, vi
anillo es más rico que todos pueda hablar contigo, porque
plata, y tuyas las piedras nada tan maravilloso. Y la
los reyes de la tierra. Ven, he visto cosas maravillosas.
preciosas. No los necesito ciudad donde baila queda sólo
tómalo, y todas las riquezas
para nada, ni aceptaré otra El se acercó a la orilla, y a una jornada de aquí.
del mundo serán tuyas.
cosa tuya que ese anillo que echado sobre el agua, Cuando el joven Pescador
llevas en el dedo. Pero el joven Pescador se escuchó con la cabeza oyó las palabras de su alma,
echó a reír: apoyada en la mano.
"Y el Emperador frunció el recordó que la sirenita no
ceño y exclamó: —El amor es mejor que la El alma le contó: tenía pies, y no podía danzar.
riqueza —exclamó—, y la Y se apoderó de él un gran
"—Es una sortija de plomo, —En una ciudad que
sirenita me ama. deseo, y se dijo:
sin ningún valor. Toma la mitad conozco, hay una posada a la
del tesoro y vete. —No, no hay nada mejor orilla de un río, donde estuve —Puesto que sólo queda
que la riqueza —insistió el en compañía de unos de aquí a un día, luego puedo
"—No —repliqué—, sólo
alma. marineros que bebían vinos de volver al lado de mi amor.
aceptaré ese anillo de plomo,
porque sé muy bien lo que hay —El amor es mejor—replicó dos colores y comían pan de Riendo, se puso de pie y
escrito por dentro, y con qué el joven Pescador. cebada con pescaditos caminó a grandes pasos hacia
fin. salados servidos en hojas de la orilla.
Y volvió a hundirse en las laurel con vinagre; nos
"Y el Emperador tembló, y profundidades, mientras el Al llegar a tierra firme volvió
divertíamos allí, cuando entró
me imploró, diciendo: alma partía llorando a través a reír y extendió los brazos
un viejo con una alfombra de
de las marismas. hacia su alma. Y su alma
cuero y un laúd que tenía dos
cuernos de ámbar. Extendió el lanzó un gran grito de alegría,
y corrió a su encuentro, y

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El Pescador y su Alma Oscar Wilde

penetró en él; y el joven en una tienda. Y su alma le —No, no es esta ciudad, es Y su alma le contestó:
Pescador vio delante suyo, dijo: otra. Sin embargo, entremos. —Sí, quizás sea esta la
sobre la arena esa sombra del —Toma esa copa de plata y Y entraron, y comenzaron a ciudad. Entremos a ver.
cuerpo que es el cuerpo del escóndela. vagar por las calles. Al pasar
alma. Y entraron, y recorrieron las
por el barrio de los
El tomó la copa y la calles. Pero en ningún sitio les
Y su alma le dijo: vendedores de sandalias, el
escondió entre los pliegues de fue posible encontrar el río, ni
joven Pescador vio a un niño
—Ven, alejémonos de aquí su capa. Luego, la posada que se levantaba a
que estaba de pie, cargando
ahora mismo, mira que los precipitadamente, salieron de orillas del río. Y la gente de la
un cántaro de agua. Y su alma
dioses del mar son muy la ciudad. ciudad lo miraba con
le dijo:
celosos y tienen monstruos extrañeza, y el joven Pescador
Cuando estuvieron a una
que obedecen sus mandatos. —Pégale, hazlo caer. se atemorizó, y le dijo a su
legua de la ciudad, el joven
alma:
Se apresuraron y toda Pescador frunció el ceno, Y él le pegó al niño, hasta
aquella noche caminaron bajo arrojó lejos la copa y le dijo a hacerlo caer, llorando. Luego —Vámonos de aquí, porque
la luna, y todo el día siguiente su alma: escaparon de la ciudad. la muchacha que baila con
caminaron bajo el sol, y al pies blancos no está en esta
—¿Por qué me dijiste que Y cuando estuvieron a una
atardecer llegaron a una ciudad.
tomara esa copa y la ocultara, legua de la ciudad, el joven
ciudad. siendo eso, como es, una Pescador se irritó y dijo a su Pero su alma le contestó:
Y entonces el joven acción vil? alma: —No, quedémonos en esta
Pescador preguntó a su alma: Pero su alma le respondió: —¿Por qué me hiciste que ciudad, porque la noche esta
—¿Está es la ciudad donde le pegara a ese niño, siendo oscura y puede haber
—Cálmate, tranquilízate...
danza la muchacha de quien eso, como es, una acción vil? ladrones en el camino.
me hablaste? Al anochecer del segundo
Pero su alma le respondió: Se sentaron entonces a
día, llegaron a otra ciudad, y el
Y su alma contestó: descansar en el mercado;
joven Pescador preguntó a su —Cálmate, tranquilízate...
cuando al poco rato, pasó un
—No, no es está ciudad, es alma: Al amanecer del tercer día mercader vestido con una
otra. Sin embargo, entremos. —¿Es ésta la ciudad donde llegaron a otra ciudad, y el capa de paño de Tartaria que
Y entraron, y vagaron por baila la muchacha de quien joven Pescador preguntó a su llevaba una linterna al extremo
las calles. Al pasar por el me hablaste? alma: de una caña.
barrio de los joyeros, el joven Y su alma le contestó: —¿Es esta la ciudad donde El mercader le dijo:
Pescador se fijó en una copa baila la muchacha de quien
de plata que estaba expuesta me hablaste?

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El Pescador y su Alma Oscar Wilde

—¿Por qué te sientas en el deseó una buena noche. El —¿Vas a devolver el bien hacer. Y a tí también te
mercado, cuando las tiendas joven Pescador le dio las por mal y pagar con mi sangre detesto, y te ordeno que me
ya están cerradas? gracias, y besó el anillo que su la bondad que he tenido expliques por qué me has
anfitrión llevaba en el dedo. contigo? obligado a actuar de esta
Y el joven Pescador repuso:
Luego se tendió sobre los manera.
Pero su alma le dijo al joven
—No encontré ninguna tapices de pelo de cabra, y Pescador: Su alma le contestó
posada en esta ciudad, y no cubierto con pieles de cordero entonces:
tengo pariente alguno que me negro, se quedó dormido. —¡Mátalo!
hospede. —Cuando te desprendiste
Tres horas antes de salir el Entonces el joven Pescador
de mí y me lanzaste al mundo,
—¿Es que acaso no somos sol, cuando todavía era de golpeó al mercader y lo hizo
no me diste corazón; así que
todos hermanos? —dijo el noche, su alma lo despertó y perder el sentido. Luego se
aprendí a hacer todas estas
mercader—. ¿Acaso no nos le dijo: apoderó de las nueve bolsas
cosas, y a gustar de ellas.
hizo a todos el mismo dios? de oro, y huyó rápidamente
—Levántate y anda al
Ven conmigo, yo tengo en mi atravesando el jardín de los —¿Qué dices? —murmuró
cuarto del mercader, a la
casa una habitación para granados, y volviendo el joven Pescador.
misma habitación donde
huéspedes. continuamente el rostro hacia
duerme, y mátalo, y róbale el —Bien lo sabes —contestó
la estrella de la mañana.
Y el joven Pescador se oro; porque tenemos su alma—, lo sabes muy bien.
levantó y siguió al mercader necesidad de dinero. Cuando estuvieron a una ¿Te olvidaste que no me diste
hasta su casa. legua de la ciudad, el joven corazón? Por eso, no te
El joven Pescador se Pescador se golpeó el pecho y inquietes, ni me perturbes a
Cuando entraron, después levantó, como sonámbulo, y dijo a su alma: mí. Tranquilízate, porque no
de atravesar un jardín de se deslizó sigilosamente hasta hay dolor que no puedas
granados, el mercader le trajo la alcoba del mercader. A los —¿Por qué me ordenaste
ahuyentar, ni placer que no
agua de rosas en un lavatorio pies de su anfitrión había una que asesinara al mercader y le
puedas conseguir.
de cobre para que se lavara espada curva, y en un azafate, robara su oro? No cabe duda
las manos, y melones junto a él, nueve bolsas de que eres muy perversa. Al oír estas palabras
maduros para que apagara su oro. Extendiendo la mano, el atroces, el joven Pescador
Pero su alma le respondió:
sed, y un plato de arroz con joven Pescador tocó la tembló, y replicó a su alma:
una porción de cabrito asado espada; pero, apenas lo hizo —Cálmate, tranquilízate...
—Eres perversa y malvada,
para que saciara su hambre. despertó el mercader —¡No! —gritó el joven me has hecho olvidar mi amor,
Una vez que hubo acabado estremeciéndose y saltando Pescador—, no puedo me has seducido con tus
de comer, lo llevó a la del lecho, empuñó la espada. tranquilizarme, porque detesto tentaciones, y has
habitación para alojados, y le Y dijo al joven Pescador: todo lo que me has obligado a

33
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

encaminado mis pies por la obedeció su mandato, sino Al amanecer, el joven tú crees que es pecado? ¿No
senda del pecado. que le dijo: Pescador se levantó y dijo a fueron hechas para el goce las
su alma: cosas sabrosas de comer? ¿Y
Pero su alma replicó con —El hechizo que te enseñó
acaso hay algún veneno en lo
petulancia: la bruja ya no te sirve ahora, —Amarraré mis manos para
que es dulce de beber? No te
porque ni yo puedo que no te obedezcan, cerraré
—No olvides que cuando perturbes más, y ven conmigo
abandonarte, ni tú puedes mis labios para que no repitan
me arrojaste al mundo no me a otra ciudad. Muy cerca de
desprenderte de mí. Sólo una tus palabras, y volveré al lugar
diste corazón. Ven, vamos ya aquí se encuentra una ciudad,
vez en la vida un hombre en que vive la sirena que amo.
a otra ciudad, y divirtámonos, donde hay un jardín de
puede separarse de su alma, Caminaré de nuevo hacia el
porque tenemos nueve bolsas tulipanes poblado de pavos
pero aquel que la ha recibido mar, hacia la bahía donde ella
de oro para gastar. reales blancos y pavos reales
de nuevo, tiene que canta habitualmente y la
Esta vez el joven Pescador de pecho azul. Cuando abren
conservarla consigo para llamaré, y le contaré el mal
arrojó al suelo las nueve sus colas al sol son como
siempre; y éste es su castigo y que he hecho a otros, y el mal
bolsas de oro, y las pisoteó, discos de marfil y como discos
también su recompensa. que tú me has hecho a mí.
gritando: de oro. Y la muchacha que los
El joven Pescador palideció Y su alma lo tentó, alimenta, baila con ellos, y
—¡No! ¡No quiero nada y apretó los puños, gritando: diciéndole: algunas veces baila sobre sus
contigo, ni viajaré más en tu manos y otras veces baila
—¡Fue una bruja malvada, —¿Qué tan gran cosa es
compañía! Tal como me sobre sus pies. Y lleva los ojos
porque eso no me lo dijo! esa amada tuya, para que
desprendí de ti una vez, me pintados con antimonio, y las
quieras volver con ella? Hay
desprenderé de nuevo ahora, —No —repuso su alma—, aletas de su nariz tienen el
muchas mujeres en el mundo
porque no me has hecho más ella fue fiel a Aquel a quien delicado molde de las alas de
que son mucho más
que daño. adora y servirá para siempre. la golondrina. De una de ellas
hermosas. Existen las
Se volvió de espaldas a la Cuando el joven Pescador bailarinas de Samaris, que cuelga una flor tallada en una
luna, y con el cuchillito de comprendió que ya no podría bailan imitando a las aves y perla. Y ríe cuando baila y los
mango de piel de víbora librarse de su alma, que ahora los animales, y llevan los pies aros de plata que lleva en los
verde, trató de recortar, desde era un alma perversa, y que teñidos de alheña, y tobillos tintinean como
sus pies, esa sombra del habitaría en él para siempre, cascabeles en las manos. campanitas. No te mortifiques
cuerpo que es el cuerpo del cayó en tierra llorando Ellas ríen cuando bailan, y su más, y acompáñame a esa
alma. amargamente. risa es tan clara como la risa ciudad.
Sin embargo ahora el alma del agua. Ven conmigo y te las El joven Pescador ya no le
no se separó de él, ni mostraré. Porque, ¿para qué contestó a su alma; cerró sus
*** te vas a preocupar de eso que labios con un sello de silencio,

34
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

amarró sus manos con una está el valle de los Placeres, y venga conmigo. Habló Nuevamente el joven
cuerda, y emprendió el las cosas que pasan allí. entonces al joven Pescador Pescador no quiso contestarle;
regreso hacia el lugar de diciéndole: tan grande era la fuerza de su
El joven Pescador siguió sin
donde había venido, hacia la amor. Y siguió llamando a la
responder a su alma, y en una —Te he referido los
bahía donde su amada sirenita cada mañana, y todas
quebrada de la roca, se placeres del mundo, y no me
cantaba. Aunque su alma lo las tardes la volvía a llamar y
construyó una cabaña, y has escuchado. Déjame ahora
tentó sin cesar durante todo el pasaba las noches repitiendo
habitó allí todo un año. Cada que te hable del dolor del
camino, el joven Pescador no su nombre. Sin embargo, ella
mañana llamaba a la sirenita, mundo y acaso quieras oírme.
respondió, ni quiso seguir nunca salió del agua para
y todas las tardes la volvía a Porque, en verdad, el dolor es
ninguno de sus pérfidos encontrarlo, ni tampoco pudo
llamar, y pasaba las noches el Rey del mundo, y no hay
consejos. Tan grande era la encontrarla en ningún lugar
repitiendo su nombre. nadie que pueda escapar de
fuerza de su amor. del mar, a pesar que la buscó
sus redes. A unos les falta
Pero ella no salió del agua, en las corrientes, y en los
Cuando por fin llegó a la ropa, y otros no tienen pan.
jamás acudió a su encuentro, valles que hay debajo de las
orilla del mar, liberó sus Hay viudas que se visten de
y tampoco pudo encontrarla olas; la buscó en el mar que al
manos de la cuerda, levantó púrpura, y hay viudas que se
en ningún lugar del mar, a atardecer se tiñe de rojo, y en
de sus labios el sello de visten de harapos. A través de
pesar de que la buscó en las el mar que al amanecer se
silencio y llamó a la sirenita. los pantanos caminan los
grutas y en el agua verde, en vuelve gris.
Pero esta vez ella no acudió a leprosos, y son crueles unos
las charcas de la marea y en
su llamada, a pesar de que él con otros. De aquí para allá Cuando el segundo año
los pozos que hay en las
estuvo allí, implorando todo el van los mendigos por los transcurrió, una noche su alma
profundidades.
día. caminos, con sus bolsillos dijo al joven Pescador,
Y sin cesar, su alma le vacíos. Por las calles de las mientras estaba sentado en la
Su alma se burlaba, ahora, tentaba, susurrándole cosas ciudades pasea el Hambre, y cabaña:
y le decía: terribles. Pero no consiguió la Peste se estaciona en las —Te he tentado con el mal
—Poca es la alegría que te vencerlo, tan grande era la puertas. Ven, vamos a y te he tentado con el bien,
produce tu amor. Eres como fuerza de su amor. remediar todo eso. ¿Para qué pero tu amor es más fuerte
ese que, en tiempos de vas a quedarte aquí, llamando
Y cuando pasó todo un año, que yo. No voy a volver a
sequía, guarda su agua en un día y noche a tu amada, si ves
pensó el alma: tentarte, pero te ruego que me
cántaro roto. Das lo que tienes que no viene nunca? ¿Qué
—He tentado a mi dueño dejes entrar en tu corazón,
y no recibes nada en cambio. tanto valor tiene ese amor tuyo
con el mal, y su amor es más para ser de nuevo una sola
Mejor será que te vengas para que le des tanta
fuerte que yo. Ahora voy a contigo, como fuimos antes.
conmigo, porque yo sé dónde importancia?
tentarlo con el bien, y quizás

35
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

—Por cierto que puedes La sirenita estaba muerta a Rey del Mar se escuchó de contra él, a pesar de que
entrar —dijo el joven Pescador sus pies. nuevo el grito de dolor, y a lo contemplé el mal y contemplé
—, porque en los días que lejos en alta mar, los tritones el bien. Y ahora que tú estás
Con el corazón deshecho
vagaste por el mundo sin soplaron roncamente sus muerta, yo quiero también
de dolor, el joven pescador se
corazón, has tenido que sufrir caracolas. morir contigo.
echó sobre la arena, junto a la
mucho. sirenita, y besó el rojo frío de —Retírate— le advirtió su Su alma le suplicaba que se
—¡Ay! chilló el alma—. No su boca, y acarició el ámbar alma—, porque el mar se retirase pero él no quiso
hay sitio para mí en tu mojado de su cabellera. Se acerca cada vez más; si te hacerlo; tan grande era su
corazón, está repleto de amor. echó junto a la sirenita, demoras vas a morir. Retírate amor. Y el mar se acercó cada
llorando como el que tiembla a un lugar seguro. ¿No vez más y trató de cubrirlo con
—Yo quisiera ayudarte —
de alegría y la estrechó contra querrás enviarme al otro sus olas. Y cuando él supo
dijo el joven Pescador.
su pecho. Estaban fríos sus mundo sin corazón? que su muerte estaba
En ese instante, un gran labios, pero él los besó. próxima, besó con labios
Pero el joven Pescador no
grito de duelo llegó del mar, Estaba salada la miel de su frenéticos los labios fríos de la
la escuchaba. Llamaba a la
como el grito que escuchan carne, pero él la saboreó con sirenita, y su corazón se hizo
sirenita, y le decía:
los hombres cuando muere un cruel alegría. pedazos. Y como la plenitud
hijo del Mar. —El amor es mejor que la de su amor hizo estallar su
Y habló con el cadáver. En sabiduría, y más precioso que corazón, el alma encontró una
El joven Pescador se puso las conchas de las orejas de la las riquezas, y más bello que abertura, y por allí entró, y fue
en pie de un salto, y corrió sirenita vertió el vino agrio de los pies de las hijas de los de nuevo una sola con el
hacia la orilla. Las olas su historia. Puso las manos de hombres. Al amor no lo joven Pescador, tal como
sombrías se precipitaron hacia ella alrededor de su cuello, y consume el fuego, ni el agua antes. Entonces las sombrías
la playa, trayendo una carga con sus dedos le acarició la puede apagarlo. Yo te llamaba olas del mar cubrieron al joven
más blanca que la plata. garganta delicada. Amarga, al amanecer, y tú no acudiste Pescador.
Blanca como la espuma y amarga era su alegría, y lleno a mi llamada. La luna oyó tu
semejante a una flor flotante de una extraña plenitud era su ***
nombre, pero tú no
sobre las olas empenachadas dolor. escuchaste. Porque yo te A la mañana siguiente, el
de negro. La marejada la
El mar negro se acercaba había abandonado, y para sacerdote salió para bendecir
arrancó de las olas, la espuma
hinchándose, y la blanca daño mío vagué muy lejos de el mar que había estado
la arrancó de la marejada, la
espuma gemía como un ti. Sin embargo, tu amor fue tormentoso, y con él venían
playa la recibió... y el joven
leproso. Con blancas manos siempre conmigo a todas los monjes y los músicos, y los
Pescador vio tendido a sus
de espuma el mar se aferraba partes, y siempre fue acólitos llevando cirios, y una
pies el cuerpo de la sirenita.
a la playa. Y del palacio del poderoso, y nada prevaleció gran muchedumbre.

36
El Pescador y su Alma Oscar Wilde

Cuando alcanzaron la orilla, profundo foso, y allí Pero la belleza de las flores Entonces el cura se
el sacerdote vio al joven depositaron los cadáveres. blancas lo turbaba, y su estremeció, atravesado de
Pescador, ahogado sobre la perfume era tan grato a su recuerdos, y volviendo a su
Cuando hubo pasado el
playa con el cuerpo de la olfato, y otras palabras casa se puso en oración.
tercer año, llegado que fue el
sirenita estrechamente comenzaron a brotar de sus
día de la gran fiesta, subió el Al amanecer del siguiente
abrazado. Y retrocedió labios. Así no habló de la ira
cura a la parroquia, para día, salió con los monjes y los
frunciendo el ceño; y después de Dios, sino del Amor de
mostrarle al puerto las llagas músicos, y los portadores de
de hacer la señal de la cruz Dios. ¿Y por qué hablaba así?
del Señor, y hablar de la cirios; y los acólitos, y una
anunció con resentimiento: No lo sabía.
cólera divina. gran muchedumbre. Fue
—¡No bendeciré al mar, ni a Al término de su prédica la caminando hasta la orilla del
Después de vestirse con
nada de lo que encierra! gente lloraba, y el propio cura mar y bendijo al mar, y a todos
sus paramentos sacerdotales,
¡Malditos sean los hijos del volvió a la sacristía con los los seres que viven en él. A los
cuando entró y se inclinó ante
Mar, y malditos los que tienen ojos llenos de lágrimas. Y los faunos también los bendijo, y
el altar, vio que estaba todo
relaciones con ellos! Y en diáconos vinieron a despojarle a las pequeñas criaturas que
cubierto de extrañas flores
cuánto a este joven Pescador, de sus paramentos, le quitaron danzan en la selva, y a las
fragantes, que jamás había
que por causa del amor olvidó el alba y el cíngulo, el criaturas de ojos brillantes que
visto anteriormente. Eran muy
a su Dios, y yace así, manípulo y la estola, mas el espían a través del follaje. A
singulares, y su rara belleza le
fulminado por el juicio de Dios, sacerdote seguía inmóvil todos los seres del mundo de
turbó, y el aroma fue dulce
tomen su cuerpo y el cuerpo como en sueños. Dios los bendijo
para su olfato, sugerente de
de su amante impía, y estremeciéndose de amor, y el
nostalgias que jamás se Cuando lo hubieron
entiérrenlos al final del Campo pueblo estaba lleno de júbilo y
cuajarían en recuerdos. Y se desvestido, miró a los
de los Retamos, y no pongan asombro.
sintió alegre, sin saber por qué diáconos y dijo:
encima marca ni señal alguna, estaba alegre. Sin embargo, desde
para que nadie sepa el lugar —¿Qué flores son esas que
entonces, nunca más
donde descansan, porque Después de abrir el hay en el altar, y de dónde
volvieron a crecer flores en
fueron malditos en vida, y tabernáculo y de incensar la provienen?
aquel rincón de los Campo de
malditos son también en la custodia que había dentro, y Y ellos le contestaron: los Retamos, que volvió a
eternidad de la muerte. demostrar la Santa Forma al
—Qué flores son no quedar tan desierto como lo
pueblo, y de esconderla otra
La gente le obedeció, y al podemos decirlo; pero había sido.
vez detrás del velo de los
final del Campo de los provienen del final del Campo
velos, comenzó hablar al Tampoco volvieron a entrar
Retamos, en un sitio donde no de los Retamos.
pueblo. Se había propuesto los hijos del Mar en la bahía,
crecía hierba, cavaron un hablarles de la cólera divina. como acostumbraban a

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El Pescador y su Alma Oscar Wilde

hacerlo, porque se fueron a


otro lugar del limpio océano.

FIN

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