Jlrlieulos Generales
de la unidad" (n. 24).
Lo que Pauto YI Llama "Verdadero
Ecumenismo"
Algunos pasajes de la alocución presentada por Paulo VI en la
audiencia general del 22 de enero de 1969.
STAMOS celebrando la Semana
E por la Unidad de Todos los
Cristianos en .la única fe y en la
única iglesia, según el supremo
deseo de Cristo (Juan 10: 16; 17:
11 21 23) y conforme a los anhe-
lo~ d~l re~iente concilio ecuménico,
donde se declaró abiertamente que
"el restablecimiento de la unidad
entre todos los cristianos es uno
de los principales fines del con-
cilio" (Decr. "Unitatis redint.", n.
1).
Ei. DIFICIL CAMINO DEL ECUMENISMO
Tan lógica y oportuna parece
en nuestros días esta idea ecumé-
nica que por todas partes encuen-
tra 'admiradores y partidarios.
Procuremos, hijos queridísimos,
no comprometer el camino y el
éxito de una causa tan importante
como es la del verdadero ecume-
nísmo, con procedimientos super-
ficiales, apresurados y contrapro-
ducentes. Se advierten, en efecto,
fenómenos peligrosos y perjudicia-
les en el ímprovísarín entusiasmo
por la reconciliación entre católicos
y cristianos separados. Hay que
prestar atención a algunos aspec-
tos de esta incauta precípítacíón
ecuménica para que no se pierdan
en el equívoco, la indiferencia y
el falso írenísmo, tantos buenos
deseos y venturosas posibilidades.
Por ejemplo, aquellos a quienes
todo lo que hay en el campo de
los hermanos separados les parece
estupendo y, en cambio, encuen-
tran enojoso y censurable todo
lo del campo católico, no se hallan
ya en situación de promover eficaz
y útilmente la causa de la unión.
Como observaba con irónica tris-
teza uno de los mejores ecume-
nístas contemporáneos, precisa-
mente protestante: "El mayor pe-
ligro para el ecumenismo está en
que los católicos se entusiasmen
por aquello que nosotros hemos re-
conocido como perjudicial, aban-
donando al mismo tiempo todo
aquello que nosotros hemos descu-
bierto como importante" (Bouyer).
Es ésta una actitud servil, nada
ventajosa, ni digna. Lo mismo
podríamos decir de otra postura,
hoy muy difundida, que pretende
restablecer la unidad a expensas
de la verdad doctrinal. El Credo
que nos hace y define cristianos
4 LA REVISTA ADVENTISTA
y católicos, parece convertirse así
en el obstáculo insuperable para
la restauración de la unidad; el
Credo supone ciertamente exigen-
cias muy severas y graves, pero
la solución de las dificultades que
se derivan de ello no puede con-
sistir, so pena de pagarlo con
la incomprensión de la realidad y
con la traición a la causa, en
sacrificar la fe, en la ilusoria
creencia de que, para lograr la
unidad baste la caridad; es decir,
baste la práctica empírica, des-
pojada de escrúpulos dogmáticos
y de normas disciplinarias (Decre-
to citado, n. 11). Los episodios
de la llamada "intercomUnión"
[participación eucarística mixta de
católicos y protestantes], registra-
dos en los últimos meses, se ins-
criben en esta línea, que no es la
buena y que lealmente debemos
reprobar. Recordemos el con-
cilio, el cual "exhorta a los fieles
a abstenerse de cualquier ligereza
o celo imprudente que puedan
Los Principios que Respaldan los
Requerimientos -Bíblicos
Por Joe Engelkemier
Tercer artículo de la serie sobre "Las Modas Impúdicas
'ENserieEL segundo
notamos
artículo de esta
la necesidad de
conformar "nuestra indumentaria
con los requerimientos bíblicos"
al respecto (Joyas de los Testimo-
nios, tomo 1, pág. 600). Comenta-
mos el hecho que la Biblia exige
que el vestido sea decoroso, pu-
doroso y modesto (1 Tim. 2: 9).
Veamos ahora el principio que
respalda esos requerimientos.
El motivo al cual la moda casi
siempre apela es "la vanidad in-
herente a la naturaleza humana",
la vanidad que dice: "Miradme;
admiradme" Ud., pág. 599).
El corazón irregenerado también
se gloríaen "la exhibición del
cuerpo" (Testimonies, tomo 2, pág.
243). Aquí también la causa es
"la vanidad inherente a la natu-
raleza humana".
Cierta vez le pedí a una clase
de Biblia de escuela secundaria
per judicar al verdadero
VISION ESPLENDIDA
progreso
DEL FUTURO
Esto no quiere decir que quede
excluida la discusión acerca de
los dogmas de la fe entre católicos
y cristianos separados; por el
contrario, precisamente en un exa-
men común, teológico, objetivo y
sereno de la verdad revelada y
vivida fielmente en la tradición
genuina de la enseñanza ecle-
siástica puede verse cuál es el pa-
trimonio doctrinal cristiano esen-
cial, qué parte de él hay que enun-
ciar auténticamente y al mismo
tiempo en términos diferentes, pe-
ro sustancialmente iguales y com-
plementarios,- y cómo es posible
y, a 'la postre, exitoso para todos,
el descubrimiento de la identidad
de la fe, de la libertad en la va-
,riedad de expresiones, de que pue-
da felizmente derivar la unión para
ser celebrada en un solo corazón
y una -sola alma (Hech, 4: 32).
Pero este examen compromete,
ante todo, la responsabilidad de
teólogos y estudiosos calificados
y luego la del magisterio eclesiás-
tico y no puede resultar fácilmen-
te del debate de opiniones a cual-
quier nivel.
Os alegrará saber que ese exa-
men sobre diversos aspectos del
ecumenismo se está realizando ya
y no es de extrañar que exija cau-
tela, tiempo, graduación.=
-'
que nos Asedian".
que preparase un pequeño escrito
acerca del vestido. Con gran dis-
cérrrímíento escribió una joven
de 16 años: "El único propósito
de la moda es llamar la atención
al propio yo".
En contraste con esto, el Salva-
dor dijo: "Yo no busco mi gloria"
(·Juan 8: 50). Estas palabras del
Maestro sugieren el principio bá-
sico sobre el cual descansan "los
requerimientos bíblicos" referentes
a la indumentaria. Se aplican tan-
to 'a los hombres como a las mu-
jeres. ·-í .•..,.J
"Los desfiles de modas para
hombres pronto remplazarán las
anticuadas extravagancias de las
mujeres", escribió a comienzos del
año pasado un columnista del
Herald Examiner de Los Angeles.
"El cabello largo es el primer
indicio de nuestra nueva enferme-
dad", escribió. "Apenas el hombre
se da cuenta de la belleza de sus