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Debido al arcaico modelo de pensamiento que aún domina las empresas y su manera de
mostrarse ante la sociedad y frente a su propia gente, crear identificación no es tarea fácil,
por lo que resulta más atractivo incursionar por el camino del compromiso y vender sus
efectos como la panacea de la administración contemporánea.
Pero ante la inequívoca realidad que obliga a aceptar que tener personal comprometido
resulta más perjudicial que beneficioso, la idea de identificar se vuelve exigente y muchos
se preguntan cómo han de hacer para lograr tan preciada muestra de conexión.
La respuesta es algo más extensa de lo que aquí se expondrá pues este es simplemente un
resumen de su contenido; pero sin dudas lo que a continuación se describirá le permitirá a
propios y extraños observar una fuente conocida de identificación que, simplemente, no ha
sido completamente explotada: el deporte.
Ah, pero la referencia no tiene que ver con los paradigmas tradicionales que lo envuelven,
como el liderazgo, trabajo en equipo, metas, planificación estratégica… y otros tantos
puntos de interés y muy válidos, por cierto, hasta cierto punto. Cuando se ha señalado al
deporte en el párrafo anterior no se está hablando de los equipos sino de quienes los hacen
posible: Los fanáticos.
NOTE LA APRECIACION:
Así es. Un fanático hace por su equipo lo que las empresas sueñan que hagan por ellas, pues
si fueran éstas las que les exigieran a sus empleados realizar todo lo que de manera
espontánea hacen por los equipos deportivos que siguen, sin duda saldrían representantes
sindicales o independientes señalando que la organización exige más de lo que da.
Lamentablemente, en este resumen no se señala cómo, tal y como lo explica el capítulo que
he desarrollado al respecto; pero las empresas deben procurar generar en sus
colaboradores ese mismo sentimiento de identificación que los une a un equipo de baseball,
football o basketball, por citar algunos, haciendo que esa entrega y dedicación sean tanto
o más representativa.
Mientras ello no ocurra, la empresa seguirá echando en un pote sin fondo tiempo, dinero y
dedicación en jornadas de adiestramiento, compromiso y evaluaciones del desempeño,
pues, simplemente, tendrá en sus filas “trabajadores”, nada más, entendidos por esto
personas que tienen que cumplir con la obligación de hacer su trabajo, y de hacerlo bien so
pena de perderlo.
Pero si en vez de continuar alimentando ese fallido pensamiento lineal y anacrónico, las
empresas se dedicaran a buscar vínculos emocionales con sus colaboradores, que los
conviertan en verdaderos fanáticos de lo que hacen y para quienes lo hacen, la
identificación sería tal que no tendría que exigir, por ejemplo, el uso del carnet, la
realización de horas extras, el trabajo en equipo, ni perderían el tiempo en mediciones de
clima organizacional.
Todo fluiría. Claro, obviamente ello exigiría una madurez y una concepción completamente
diferente de la imagen y acción de la empresa, lo cual, bajo la sombra de los paradigmas
administrativos generalmente aceptados; está muy lejos de ser posible.
Es lógico pensar que la persona con más calificaciones y experiencia es la más adecuada
para realizar un trabajo, pero esto no es estrictamente cierto.
En la vida real las personas exitosas, con experiencia, grandes calificaciones y cargos
importantes no están dispuestas a esforzarse tanto como las personas nuevas que todavía
están buscando su gran oportunidad en el mundo de los negocios.
Esto se debe a que las personas exitosas tienen más oportunidades de encontrar trabajo,
y por ende no van a arriesgarlo todo.
En fin, las personas “hambrientas y ambiciosas”, aun con menos experiencia, estarán
dispuestas a trabajar más duro y por más tiempo que alguien que ya conoce el éxito y ya
tiene o ha tenido un alto cargo.
Si contratas a alguien que sepa menos que tú, tendrás que estar siempre al tanto de su
trabajo, revisando su progreso e, indudablemente, corrigiendo sus errores.
Si buscas a alguien que sea un experto en su área tanto en la teoría como en la práctica, y
que sepa emplear sus conocimientos para realizar su trabajo independientemente, te
ahorraras mucho tiempo y energía.
En cambio, si una persona está dispuesta a trabajar para ti por debajo del precio del
mercado, es porque realmente quiere pertenecer a tu empresa.
Esa persona armonizará más con el resto del personal y estará dispuesta a trabajar más
duro, aun con un pago por debajo del promedio del mercado, porque no solo le gusta tu
negocio, también lo valora.
Libro: Talento
TRABAJO: