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L

ARTURO ANIBAL GAGLIARDI

CJRONllCAS
DE
-
ANlr ANO
DEL SAL TO ORIENTAL

EDITADO POR EL
INSTITUTO
CULTURAL
URUGUAYO·
ALEMAN
HUMBOLDT
-HAUS
SAL TO - R. O.
19 66
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PROLOGO

Consuela y alienta que un escritor señale con devoéión,


sin exégesis histórica profunda, pero con amor nuestro pa-
sU:do. Arturo A. Gagliartli ha sentido hondamente el embru.
jo de la tierra salteña, con plenitud filial que recuerda a
través de las narraciones familiares los momentos vividos
por nuestra madre, Esá madre total que es nuestra tierra con
sus recuerdos, . con . sus .paisajes, con . el . sereno y riente
transcnrrir del Río Urugnay,

E'ste trabaja, producto del amor, involucra un esfuerzo


serio: rescatar del olvido nuestros mejores hijos, nuestros
persa,naJr,s mri'~ camcterfüticos, TWRjstrci esencial fisanomia
espiritual.

Ligado a Gagliardi por un amistad que nace en los dul-


ces días de la infancia ¡cuántos momentos hemos pasado
recordando aquellas figuras populares o costumbres y mo-
dalidades Que el tiempo y las nuevas formas de vida hicie-
ron desaparecer!
Nuestra historia, nuestro pasado provoca: la melancolía del
callado recuerdo. Y el pasado no puede cohibir al presente
sino alentarlo, impulsarlo por la decisión de sus hijos en un
anhelo de progreso.

Porque nos debemos a nuestros mayores y estas CRONI_


CAS DE ANTAÑO son la manifestación del espíritu del pue-
blo a través de uno de sus hijos que, corv la sensibilidad del

1
pasado, con el canto del recuerdo nos va develando el por
venir.

Arturo A:. Gagliardi ha sabido convocar esos recuerdos _me_


lancÓ'lica poesva del pasado. en estas CRONICAS DE AN-
TAÑO poniendo ante las nuevas generaciones, en rápido
fi!Jm, nuestra historia chica pero grandemente amada.

Y esos recuerdos forman nuestra personalidad de pue·


blo, nuestra existencia afectiva, nuestra perduración esen-
cial. Y esto se lo debemos a Gagliardi, fervoroso cultor de
nuestra pequeña y amada historia que adquiere plasticidad
y formas ideales en sus palabras y son una visión de ese
riyer no tan l'ejano en el tiempo pero sí tan desconocido pa-
ra los jóvenes de este momento.
Restituir esos días, esos nombres, esos tipos populares
son el 1J'T'OPÓ'sito
de estas CRONICA'!i DE ANTA'ÑO que r.l
lnstituto Cultural Uruguayo Alemán HUJ\!lBOLDT-HAUS
por resolución unánime de sus miembros resolvió' entregar
a la imprenta como contribución al recuerdo de nuestro
pasado y como homenaje al solar nativo, a este Salto vibran-
te de los versos de Hidalgo convocando a; la libertad y tam.
bién al Salto de hondo lirismo de los versos de aquel ro-
mántico solitario que se llamó Pablo Aguirreztlbal.

Walter Peralta
14j8l966

2
PALABRASDEL AUTOR

A través de los centenarios y bicentenarios que se han


celebrado, Sal.to ha idó formando su historia.
Mucha agua ha cruzado frente a su puerto, desde el simple
atra·cadero junto a los barrancos, pasando por aquel muelle
de gruesas maderas y llegando hasta el actual de cemento
armado. Muchos hechos se han sucedido. Algunos ya han
entrado en la historia, otros, deberán esperar un tiempo
más, hasta Que la objetividad necesaria con que deben juz-
garse lós hechos, despeje a la subjetividad que nos hace ver
1.ascosas con tan distintos colores.
Atando cabos, recogiendo retazos, escuchando antiguas
voces que ya se han ido apagando; leyendo noticias de épo-
cas pasada.~ y colocándolas en su lugar, hemos ido juntando
hechos, sencillos, intra·scendentes casi todos, pero que ocu·
pan un luqarcito. Asi, hemos ido formando estas "Crónicas
de Antano" del Salto Oriental sin fijar su comienzo ni su
iímite cercano a nuestra época.
Siempre lo de "antaño'' es lo de aquel tiempo pasado
que fue mejor.
No gnardan estas cronicas ningún orden cronológico. Sólo
1:ienen "de un tiempa atrá's'·'.

Arturo Aníbal Gagliardi -Agosto de 1966-.

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LOS PRIMEROSHELADOS
Quizá a muchos les parezca temprana la fecha
de 1889, para que ios salteños conocieran los rL
quisimos helados. Sin embargo, en ese año, en el
verano por supuesto, la confitería "del Gas" -en
Uruguay y Tres Cruces- del Sr. Gregario Blanes,
hermano del pintor del mismo apellido de nues-
tras tradiciones patrióticas, comenzó a ofrecer a
sus parroquianos, sus riquísimos helad'Os. Tanto
gustaron a1 público, que las familias de la mejor
sociedad, se arriesgaban a saíir de noche. -todos
juntos por supuesto--, para concurrir a la con-
fitería "del Gas" a probarlos. Los primeros
se servían -dado su elevado costo-- únicamente
las noches de retreta, que el Batallón 49 de Caza-
dores, con asiento en nuestra ciudad, amenizaba
desde la Plaza Treinta y Tres, luego, tuviemn tan-
ta aceptación, que se fabricaban hasta tres veces
por semana, previo aviso en los diarios de la ciu-
dad.

LAS RETRETAS
En los tiempos de 1as mazurcas, de los vals y
de las polcas, los únicos lugares públicos de reu-
7
mon eran las plazas, donde se tocaba,n las retre-
tas. Ellas s'e comenzaron a realizar en la Plaza
Treinta y Tres, y muchos años después, también
en la Plaza 18 de Julio (la Nueva), a pedido de
"un numeroso grupo de chicas del barrio", como
firmaba un petitorio elevado anónimamente al
Jefe del Batallón de esa época.-
Las retretas eran concurridas, casi que exclu-
sivamente por gente pudiente y de la clase media,
que lucía sus mejores galas, paseaban alrededor
de la plaza y escuchaban en intervalos la Banda,
que no siempre interpretaba música, clásica, sino
piezas bailables de la época, y sobretodo, compo-
siciones papulares de autores salteños, que po-
nían títulos románticos ·en sus piezas, y solían de-
dicarlas a la chica amada, poniéndole su inicial.
Algún ramo de flores, era entregado de vez en
cuando, por un grupo de niñas de la sociedad, al
Director de la Banda, en agradecimiento al solaz
que les dispensaban, y sobretodo, a la oportuni-
dad que les daban de conversar o saludarse ape-
nas con sus "Dragones" -toda vez que el ojo
atento de las mamás se distrajera un peco o les
permitiera deslizar un billetito perfumado con una
declaración en verso, ya transcribiendo una estro-
fa de Bécquer, ya modificando otras o componien-
do algunas que siempre tenían e-1 nombre de la
amada, en rima, y olían a delirantes rimas bec-
querianas.
Las retretas eran el acontecimiento social de
la semana, más aún si la Ba·'.lda era dirigida por
Gerardo Metano, como en 1894/95, autor adeniás
de tantos valses, destacándose .entre E:1lde más
éxito su "Tus ojos me embelesan".
8
..

LOS "OMN!BUS"
Los modernos colegios privados de numero-
sas ciudades, tienen sus ómnibus particulares, pa-
ra llevar y traer a sus alumnos, aún desde los
lugares más distantes a las casas de estudios. Pe-
ro en cua 1to a los "modernos colegios, decimos.
0

sin embarg 0 ya, apenas fun¡dado el "Instituto Po-


litécnico" se disponía de un ómnibus para ese me-
r1Es~2r. Claro está que ese vehículo era una es-
pecie de carruaje amplio, tirado por dos fuertes
r:uba,llos. Lnc; ac:ientos erm transversales y largo
a largo con el ancho del coche, permitiendo la. en-
trada de muchos estudiantes por vez. No existían
boletos, pues e1 abono al mismo ya estaba incluí-
dc, en la cuota que se pagaba para estudiar, fue-
ran internos o no del Instituto.
El Colegio Inmaculada Concepción, apenas
instalado en 1889, puso también un servicio de
cauuajes -así le llamaron sus directores- pero
únicamente para aquellos alumnos que vivían un
poco retirados.

LOTERIA DE CARTONES
En el sig]o pasado 'r-y aún en los comienzo::::
del actual- la lotería no era un juego inocente
que lo practicaban niños, familias o reunio:ies
de familias que a la media noche suspendían ":21
canto" para tomar la clásica taza de chocolate
9
con masitas y bizcochuelos. La lotería de Carto-
nes era así, con mayúscula. Era una Entidad, di-
gamos oficial, que el Estado explotaba concedien-
do concesiones particulares.
Veamos el texto de un aviso aparecido ein los
diarios locales hace más de ochenta años, aviso
que casi todos los años se repetía con nombres
distintos: "Luis Nicolini y Hualde expresan que
han obtenido la autorización correspondiente de la
Honorable Junta Económico Administrativa del
Departamento para la ·expbtación del juego de
Lotería de Cartones en diferentes zonas de cam-
paña. Los interesados deben entenderse con los
suscritos en el local de la Panadería de don Luis
Ambrosoni, en calle Daymán".

EL TELEFONOSALTEÑO
Mientras ahora, casi todo estatizado, nos con-
duce a pagar y camar aunque nos suban las tari-
fas de Teléfonos y nos brinden mal servicio, en
aquella bella¡ "época", del último cuarto del si-
glo XIX, que estaba a la pesca de tocia novedad
para introducirla, colocó sus líneas telefónic':ls.
Podemos acotar aquí, que en 1889, se instalaba
la empresa de "Teléfono .Salteño" -había otra
ya- en la casa del señor Gregario Rivas en calle
Sarandí 127. Los interesados en obtener teléfonos,
podían entenderse (término que se usaba mucho
en esa época), con los señores Guimaraens y Et-
cheverry. Esta Empresa tenía además su "cable-
10
submarino" a Concordia. Cobraba $ 3.50 por mes
a los suscriptores, incluyendo las llamadas a Con-
cordia. La otra empresa de teléfono, la del señor
Toucón, también tenía su línea.
Cierta vez, se ignora si como "propaganda" o si te-
nía la idea realmente, anunció que su línea a Con-
cordia, iría por cables aéreos, sostenidos por dos
enormes antenas colocadas en una y otra costa.
Sucedía algunas veces, que la policía de Con-
cordia, por desinteligencia, cortaba las líneas tele-
fónicas por entender que la autorización para li-
gar teléfonos de dos países, debía emanar de las au
toridades superiores. No pocos dolores de cabeza se
nevaban los empresarios, más aún cuando se cor-
taba la línea de una empresa, y se dejaba la: de la
otra, entendiéndose como un "entendimiento" de-
leznable.
Como propagada, cada empresa solía publicar
diariamente el número de llamadas despachadas
durante el día, y una y otra rivalizaban en el nú-
mero -muchas veces exagerado- y ambas lucha-
ban por obtener más y más abonados, y hasta ha-
bía quienes se daban e1 lujo de tener teléfonos en
ambas empr,esas.

LA COSECHERA
Tenemos que tener muchos abriles encimn.,
para recordar algo de los comi'enzos de nuestros
viejos "cafées". No nos referimos a "El Telégrafo·'
que estando frente; a la plaza "18 de Julio" en 1891
11
pasó a remate, ni a su posterior bifundación en
1904 en el local que funcionó ininterrumpidamen-
te hasta ahora, y desde hace unos lustros con el
nombre de "Co ..fitería 18 de Julio". No nos refe-
rimos a la "Confitería de¡ Gas", de la cual quizá
ya no quede nadie que la recuerde, ni tampoco en
este espacio, a la "Confitería Oriental", ni a la de-
saparecida "París", con su terraza, ambas con
atracciones siempre, ya fueren ventrílocuos, como
orquestas de señoritas, con largos vestidos de se-
da; refirámosno a "La Cosechera". Nació en 1914
con gran pompa y lujo. Pertenecía a una sociedad
que tenía locales casi idénticos en Montevideo y
Buenos Aires, con las mismas sillas, las mismas
mesas, la misma organización.
Sus mesas y sillas e11base a hierro con muchas
vueltas, hacían recordar los viejos cafées de Pa-
rís, con sus toldos sobre las veredas. Muchos-mu-
chachos de aquella "bella época", aún recuerdan
el día de la inauguración. Joivencitas y señoras· de
nuestra sociedad, atendieron las mesas durante to--
do un día, sirviendo "express" y cobrando, por ca-
da tacita UNA LIBRA ESTERLINA, cuyo importe
iba íntegro a las obrBs de la sociedad de San Vi-
cente de Paul. Más que e1 día de la inauguració'1
de ese famoso ri eón "!e c::tal~o,"i",~,;; Tl'lUchachos"
de antes", recueTdan lo que les costó temar el ca-
fecito ese día, claro que a1 siguiente su precio ya
era otro: cuatro centésimos la tacita.
La vieja "Cosechera" ha cambiado de dueño
muchas vece·s, algunos hasta se la han limpiado y
pintado,· pero sus espejos son los mismos., sus sillas
y mesas han cambiado poco, y el ambiente conti-
núa igual, con ese sabor a café de antaño, que mu-
12
ches locales qms1eran conservar. "La Cosechera"
viv'.endo ha pasado a la historia, ocupando un lu-
garcito en el corazó.1 de aquellos que no dejan pa-
sar un medio día ni una noche después de cenar,
sin tomar su "express" en el viejo café de Uruguay
y Amorín.

LAS "COCHERIAS"

Cuando ahora nos referimos a Empresas de


Pompas Fúnebres, antes nos referíamos a "Coche-
rías", así a secas, mezclando algo de fúnebre con
otras cesas más, tales como tomar caballos a pen-
sión, coches para guardar, de alquiler, carruajes
ambulancias con llantas de goma, etc., etc. Mu-
chas cocherías pasaron por el viejo Salto, pero las
que más vivieron y con otros nombres luego pro-
longaron rn vida, fueron las de Gerónimo Simonc-
lli y la de Testa que venían desde el siglo pasado.
Ambas rivalizaban en ofrecer a1 público los mejo-
res y más baratos servicios de entierro "a todas
horas y a cualquier precio", como decían sus pro-
pagandas. Ofrecian carruajes para viajes a cam-
pañas, y ponían a disposición de los dolientes co-
ches lujosos para acompañar al finado. La rivali-
dad entre 11ospropietarios de cocherías, era tan·
grande, que una de calle Larrañaga, cercana a ca-
lle Uruguay, llegó a anunciar su servicio exclusivo
de tranvías para cortejos, que partiendo de la mis-
ma puerta de la cochería, los llevaba al Cemente-
rio, en donde los esperaba luego de la ceremonia

13
del e·.üierro, para traerlos· de regreso. Este servicio,
se inició a principios del actual siglo.

LOS ELIX~RES

, Eran aquellas épocas de antaño, la de los elixi-


res, que curaban todo mal, desde la tuberculosis,
hasta los callos, (y muchas veces se trataba del
mismo elixir), desde el crecimiento del cabello,
ha~ta el dolor de muelas, pasando por líquidos
mag ,1íficos para lustrar muebles. En fin. que allá
por 1890, apareció en Salto, un dentista de apelli-
d;:¡,Duval, -que hacía cualquier clase de repara--
ciones deritailes, atendiendo a sus paciente·s en el
Hctel "De los amigos" (Planta Alta). Ofrecía es-
te dentista su "famoso elixir Duval" (dejado por
un médico famoso en secreto a sus hijos; así solía
decirlo) que, aplicado con un algodón a las caries,
las curaba de inmediato, y aplicado en pequeñas
ca:1tidades a l,o,scallos, los extirpaba rápidamente.
¡Qué remedios los de entonces! Lo que no se
~abe es qué actitud tomaron los pacientes cuando
ni curaron de las caries ni se le cayeron los callos.

EL FONOGRAFO

Un aviso de la época -1894- habla del "fo-


14
nógrafo modificado" primero que funcionó en Sal-
te. Un empresario emprendedor salió con él por
el mundo como llevando una feria. Se instaló por
varias semanas en nuestra ciudad en el loca,.1que
llevaba el N9 110 de plena calle Uruguay. Lanzó
volantes y puso avisos en los periódicos que decían:
"Se avisa a:1 público en genera¡ que desde hoy a
las 6 p.m. (aún no se decía las 18 horas) en ade-
lante se exhibe en calle Uruguay N9 110 un fonó-
grafo de los más modernos; el mismo cuenta con
un repertorio de 1más de 80 piezas musicales de los
mejores maestros, como Verdi, Gounoud, Mascag-
r..i, Beethoven y en el cual se oye la voz de Adelina
Patti, la Tetrazini, Tamagno y otros famosos ar-
tistas.
Cada espectador tiene derecho a una audición
de cuatro piezas. Cuenta también el fonógrafo ci-
tado con varios discursos y recitados de literatos
eminentes. La entrada para adultos vale 0.50 y
para niños 0.25 centésimos" ..

UNA UNIVERSIDAD EN SALTO


La idea de una Universidad en nuestra ciudad
data del año 1902. En la Legislatura de ese año
había entrado a ocupar un escaño en la Cámara
de rnputados. y en representación por Salto el Dr.
Angel Floro Costa, candidato elegido por el Gene-
ral Villar con la aprobación del Coronel Córdoba
que a la sazón era presidente de la Departamental
del Partido Colorado. El doctor Costa era licen-
15
ciado en Abogacía. El proyecto del Diputado fué,
defendido tenazmente por éste, aunque el tiempo
le fué haciendo dormir hasta caer en el olvido.
Este proyecto, tuvo de inmediato su apoyo y apro-
bación en los Directores del Instituto, quienes
cursaron una nota a Córdoba diciénd~le entre
otras cosas: '" ... sería un acbo de justicia que el
Estado fundase una Universidad allí mismo don-
de un colegio de Enseñanza Secundaria con inau-
dita perseverancia ha luchado por 30 años por la
cultura de este Departamento". La firmaban Osi..
mani y Llerena.

MONUMENTOEN LA MESETADEARTIGAS
El 19 de junio de 1894 fué un día de gran
acontecer patriótico para Salto. La ciudad festejó
el 130 aniversario del nacimiento de Artigas en
forma inusitada. Se cumplió un gran desfile cí-
vico militar, se colocó la piedra fundamental del
monumento a erigirse en la Meseta y se dió r!
nombre de Plaza General Artigas a la plazoleta
del Puerto.
La piedra fundamental del monumento fué
exhibida en una vidriera de la Botica del Aguila
hasta el día antes de su colocación.
Ese 19 de junio comenzó con los actos en la
Meseta, luego con la designación de PlazlO'leta Ar-
tigas al predio existente en el Puerto, a las 13 ho ..
ras concentración y luego desfile, iluminación ex-
traordinaria de caHe Uruguay de plaza a plaza.
16
(Eso establecía el programa confeccionado).
La Comisión de esos festejos estaba integra-
da por Nicanor Amaro como Presidente, Manuel
Cañizas Primer Vice, Manuel J. Devincenzi Se-
gundo Vice, Manuel Declemente como Vocal, Se-
cretariiOs: Juan Giribaldy Heguy y Dieg"OMartí-
nez.
Los escolares fueron obsequiados al finalizar
el desfile. Por la noche se cumplieron bailes en
''Los Vascos Artesanos" y en el "Siamo Diversi".-
Refirámlosno ahora a los detaMes cumplidos
para la colocación de la piedra fundamental del
monumento o pirámide a erigirse en la Meseta,
paraje elevado sobre el río Uruguay, entre Guavi-
yú y Hervidero, cuya construcción sería costeada
totalmente por Don Nicanor Amaro. El lunes 18
de junio -del citado año 1894- salieron en el va-
porcito "Estrella" las personas designadas para
representar a Salto en el acto de la colocación de
la piedra. Eran las 3 de la tarde. Dos horas des-
pués llegaban al Hervidero donde el Sr. Nicanor
Amaro tiene un espléndido palacete -así se ex-
presaban-. En casa del sr. Amaro se hizo noche.
Al día siguiente a las 7 horas llegó la Comisión
1

desde Salto que portaba la piedra fundamental.


Permanecieron toqos hasta medio día, llegando
luego a las 12.30 a la Meseta. En ese mismo mo-
mento l'legaba la delegación de Paysandú, en el
vaporcito nacional "Guarda". Una y otra Comisión
se saludaron haciendo disparos de revolver (ya
que cada uno lo llevaba) y un piquete del "Guar -
da" hizo algunas salvas de rifles. Nicanor Amaro
presentó su nota que le acreditaba Presidente de
la Comisión de Salto y Setembrino Pereda por
17
Paysandú. Se comenzaron los actos con discursos
de García, Pereda y del Dr. Diego Martínez. Den-
tro de una caja de plomo construida especialmen-
te para el caso fueron colocados el acta rlabrada
en ese momento, cuatro medallas de plata, tres de
cobre y una de la Exposición de Chicago conme-
morativa de la participación Uruguaya en aquel
evento, un número de "La Prensa" y de "Ecos del
Progreso". Se cerró la caja soldándola, siendo lue-
go colocada entre cuatro piedras en el fondo del
pozo abierto al efecto. Peones a caballo de la Es-
tancia de Amaro hicieron gurdia de honor a la
Bandera de Artigas que flameaba en un mástil.
Por moción del mismo Amaro cada uno de los de--
legados colocó una piedra para servir de base al
futuro monumento. Se leyó un pensamiento de
Dn. Ricardo Wi1liams que se expresaba así: "Ar-
tigas: patriota en vida, de patria ideal, insigne
guerrero de fé, en Santa lid adalid, de indepencia
Oriental mártir, Inclito caud:ill!lode libertad cam-
peón; viva su memoria; en patria corazón, estre-
lla brUlante de Uruguaya nación". Cerró el acto
un discurso de Dn. José A. Can to historiando a
Artigas. Todo el acto se cumplió bajo llovizna. A
las 2,30 de· la tarde las delegaciones regresaron.-
Los delegados- Como delegados por Salto fir-
maron el acta: Nicanor Amaro, E. Martínez Gar-
cía, CamHo B. Williams, Angel Boscio, Joaquín
Mascaró, Benito Solari, José María Amaro, José
González Oapurro, Enrique G. Amorim, Carlos A.
Siemens, José Piriz, José A. Cantos, José J. To-
losa, Juan F. Burnett, Arturo P. Williams, Artu.
ro Sierra, Arturo Martínez, Gregorio Martínez
García (H) , Irineo Rabales, Juan Geronis, Isabe-
18
lino Marquez. Un ejemplar de esa acta fue guar-
dada en la caja de plomo junto con la piedra, el
otro ejemplar fue entregado a la Biblioteca Na-
cional.
Comenzamos esta crónica ·diciendo que las
fiestas en la ciudad se cumplieron -como era 1ó-
gico suponer- el día 18, pero aquí al terminar ya,
expresamos que las mismas en la ciudad se cum-
plieron en todos sus detailles previstos e1 domin-
go siguiente, dado que la lluvia que había comen-
zado el 18 había seguido todo el día 19. Sólo se
eumplieron los actos en el Hervidero el 19. Y ese
día los actos fueron mayores que los anunciados,
pues a la calle Tres Cruces se le dió el nombre de
"Genera,1 Artigas" (no la que actualmente es), y
una carroza de gran porte, convenientemente
adornada circuló con 20 hermosas señoritas de la
sociedad simbolizando cada una un Departamen-
tG, y una de ellas simbolizando la República. To-
das llevaban gorros frigios rojos con excepción de
la "República", que lo llevaba celeste. Sus trajes
eran blancos. Rodeando la plataforma del carro
se instalaron 19 escudos con los nombres de los
19 Departamentos.
Cuatro cuadras de público, escuelas, autorida-
des y militares llevó este desf1le, de los mejores
que se recuerdan en Salto por aquellos noventa y
tantos. Cerremos esta crónica diciendo que la ca-
lle Uruguay -de plaza a plaza como siempre-
estaba "totalmente cubierta" de faroles chinescos
--como asimismo los frentes de casas- "dando
tanta luz, que las familias pudieron transitar has-
ta al tas horas de la noche". Así decían. '
19
"EL COMERCIO" ENTRE
SALTO Y CONCORDIA

Los pesos "oro" siempre atrajeron a ·los ar-


gentinos. A fines del siglo pasado cuando una de
esas crisis azotaba la Argentina, l0s concordien-
ses buscaban afanosamente "el peso oro". Y tam-
bién algunos salteños se aprovechaban de lo ba-
rato deil "peso papel" argentino.
Vamos a señalar aquí dos casos, que pintan
aquella situación, que a lo largo de los años, re-
basando el siglo XIX hasta muy aquí cerca se re-
pite.
CONTRABANDO- Para cruzar a Concordia no
se necesitaba nada. Se tomaba un vaporcito o un
bote. El tránsito era como a través de una calle,
ancha, tanto de día como de noche. Calle que mu-
chas veces era cruzada de aquí para allá po,r con-
tingentes de revulucionarios argentinos asilados
aquí y por uruguayos que iban a peliear allá como
ejercicio cotidiano de las armas, como se cruzaba
de allá para aquí por elJ.mismo motivo; Pero en
los lapsos de paz -cortos casi siempre-- entre los
que cruzaban el río Uruguay por motivos de fa-
milia estaban los que lo hacían por contrabando.
A este respecto muy poco se sabe ahora que antes
no se supiera. Pero había algunos que actuaban
psicológicamente. Al revés de todos, despistando
primero para cruzar el bagayo después. Fué así que
ocurrió un caso interesante. Relatan las crónicas
de aquella época que un comerciante de plaza iba
muy seguido a Concordia y cada vez que pasaba
20
por el Resguardo salteño se le detenía por traer
abultados sus bolsHlos, estimándose que dentro d€
ellos podría traer ailgo de valOT. El personaje en
cuestión, haciéndose e'l olvidado, metía la mano
en su bolsino y sonriendo sacaba un pedazo de
pan que mordisqueaba como si nada. Los funcio-
narios se lamentaban de haber cometido ese ye-
rro: no era más que un pedazo de pan. Muchas
veces cruzó así el río y siempre venía con un bol-
sillo abuitado, algunas veces más. Le pidieron que
mostrara lo que traía y otras tantas veces él sacó
su pan como se lo pedian, s 'O n r i e n d o. Pero
llegó un día cúando ya hacía varios que nadie le
decía nada, que el personaje decidió sacar su ga-
nancia de tantos viajes y terminar de ejecutar su
plan. Se llenó dos bolsillos de relojes y alhajas.
Los aduaneros no le dirían nada: otra vez pan
Pero en esa oportunidad había entrado un nuevo
funcionario y fué precisamente quien nada sa-
bía del pan y le pidió que sacara lo que tenía en
el bolsillo. Oro y pedrería brillaron y el audaz y
paciente contrabandista perdió miles de pesos al
fracasar su plan.

SASTRERIA- En los diarios locales durante


varias semanas apareció un aviso de ia sastrería
"La Libertad" (un nombre de tienda muy "fin de
siécle). En el mismo se avisaba a la juventud saL
teña que en ca;ll.eEntre Ríos NI?275 estaba insta-
lada y que había recibido un riquísimo surtido de
casimires ingleses, franceses e italianos (asi lo de-
cían), continuaba el aviso, que confeccionaban
también jaquet para damas y levitones y trajes
de amazonas. Seguía el aviso así: "la crisis por que
21
nos ,encontramos y el poco precio de la moneda pa-
pel son motivos para que yo tenga que vender a
precios sumamente módicos, pues con pocos pesos
en oro, cualquiera puede hacerse un ma,gnífico tra-
je".-
Y de veras que la juventud salteña, siempre
muy elegante, cruzaba varias veces a la semana á
hacerse pruebas y en cualquier domingo de retre-
t2. se estrenaba su traje, o esperaba alguna vella-
d& en el ,Larrañaga o un baile en el Club de los Ar-
t€sanos, en el Juventud Unida, en en e!l Siamo Di-
versi o en el Casino Comercial o en la Confitería
del Gas.

LOS MOZOS DE CORDEL


Son muy pocas las veces que los viajeros que
descienden de un tren, de un ómnibus, etc. o se
si.entan moil.estados poT el asedio de los changado-
res a veces, y otras -las menos- por que no en-
cuentran ninguno. La verdad es que esto sucede
porque ni el público ni tal vez los propios mozos
de corde,i conocen e1 reglamento que les rige.
El primer reglamento dado en nuestra ciudad
fue lanzado por el entonces Jefe Polítko deil Depar-
tamento Coronel Córdoba el 19 de Julio de 1891.
Habían tomado como base el dado a conocer hacía
poco en la capital, para evitar la anarquía que
existía en cuanto a changadores, carruajes y ca-
rretillas junto y frente a los andenes, en los puer-
tos, etc.
22
El reglamento salteño establecía a cuantos
metros debían situarse los changadores del tren.
que debían registrarse en la Comisaría de Ordenes
y obtener su chapa. También se refería a la colo-
cación de carruajes y carretillas, estableciendo
multas para 1os que contravinieran el reglamento.
Y la primera multa era de cuatro pesos, un dine-
ral en aquella época!

TELEFONOA SAN ANTONIO

Había una franca competencia entre las dos


empresas de teléfono de Salto: la de Toucun y 12
de Carlevaro. Pero el 19 de noviembre de 1891 la
Empresa de Teléfono Sub Uruguayo del Salto y
Concordia daba un paso más adelante. En efecto
ese día inauguró su línea a .San Antonio. Instaló
un aparato en el negocio de Dn. Pedro Ambrosoni
(aún hoy existente su edificio y en actividad). Ca-
da llamada de San Antonio para Salto o vice ver-
sa costaba cincuenta centésimos los cinco minutos
de conversación.
La oficina y Central del teléfono Toucón esta-
ba ubicada en calle Daymán NC?22 de nuestra ciu-
dad.

23
EL TRANSITO EN EL CENTRO

Los diarios siempre han protestado -con ra-


zón- del tránsito en las ciudades. A fines del siglo
anterior, los periódicos de Salto pedían a gritos
una reglamentación y severa vigilancia del tránsi-
to en las canes del centro de la ciudad. Expresaban
que los carruajes de alquiler deberían tener su ta-
rifa, a tanto por cuadra (así decían), o de plaza
a plaza o de la Estación a tal o cua1 lado. Que to-
dos los vehículos deberían ser conducidos por ma-
yores de edad y detenerse sobre la acera en quf'
iban y sobre todo que no debían pasar del t.rcte.
ya que había conductores irresponsables que im-
primían elevada velocidad a sus carruajes con evi-
dente peligro para los peatones.
Y la Junta Económica Administrativa ck
aquel entonces oyó las reclamaciones muy atina-
das y al igual que en la Capital dictó una regla-
mentación en los úlUmos años del siglo XIX, al es-
tablecer e1 pago de patente de rodados. Desde ese
1

entonces cada carruaje debía abonar derechos


anualmente y lucir su "tablilla' en lugar visible, lo
que ahora llamamos "chapa". El tránsito se corri-
gió, los accidentes fueron menos, salvo las veces en
que un cabaillo se desbocaba y atravesaba calles y
calles hasta que algún valiente se animaba a
lanzarse sobre sus riendas o lo corrían con otro ca-
baillo hasta emparejarlo y apretarlo para que se de-
tuviese. Y también sucedía, muy raras veces por
suerte, en que e1 tílbury de algunas señoritas que
paseaban por las tardes, perdiera alguna rueda y
ocasionara algún accidente, nunca demasiado la-
mentable. y que las damas en cuestión (que siem-
24
pre viajaban por lo menos en parejas), marcha-
ban 1 paso con su carruaje.
Se recuerda que a principios de siglo ( 1903)
ias cocherías hicieron una huelga por la intempes-
tiva reglamentación de la Junta, la que decía que
estaban obligados a llevar la Ubreta reglamenta-
da a la vista del cliente, etc., etc.

FUNDACION DEL CENTRO COMERCIAL

En el Salto antiguo no se respetaban fechas


p¿,ra trabajar, si nó, enterémosno que el 31 de di-
ciembre de 1905 se reunieron un grupo de comer-
ciantes minoristas de la ciudad para fundar un
Centro, que defendiera sus intereses y coordinara
su tarea, fijara precios, hiciera cobranzas, etc., etc.
Hacía tiempo que el Sr. Celestino Sabaté tenía
en su mente la formación de este Centro Comer-
cial, y fue así que un día invitó a varios de sus
amigos comerciantes de diferentes ramos a reunir-
se. Lo hicieron a las 8 p.m como se decía antes a
la hora 20, y en el Casino Comercial Uruguayo.
Vamos a señalar que esa primer reunión
prepara toria contó con la presencia de los señores:
Celest!no Sabaté, C. M. Rocha, DJmingo Devotto,
Santiago Peirano, Guillermo Lúgaro, Pasquet, Ro-
baina, Antonio Valentini, Narciso Lladó, Daniel
Mattos, Posse Hnos., Fermín Torres, Pedro Realini,
Manuel Arteaga, Manuel Castro, Pedro Mendy, Ju-
ri Hnos .. José Jutglá, Blás Sagaria,s, Pedro Rosas-
25
pini, J. Agnais, José Martignone, Carlos Schanini
y Nicolás Curioni.-
En esa reunión entre aclamaciones, se eligió
una comisión provisoria encargada de las primeras
tareas y de llamar a elecciones para la Comisión
definitiva, preparar estatutos, establecer cuotas so-
ciHJles,buscar local, etc., etc.
Pasó más de un mes para que esta Comisión
Provisoria se volviera a reunir, aunque los compo-
nentes venían igualmente trabajando. El 11 de Fe-
brero se hizo esta segunda reunión, esta vez en la
sociedad humorística (así se llamaba) "Siamo Di-
v,ersi". Entre la alegría de un carnaval incipiente.
asistieron 37 comerciantes, quienes volvieron a dar
su aprobación a 'la idea de Sabaté, y fijaron los li--
neamientos de los Estatutos.
La tercera reunión, hecha recién el 16 de abril
de 1906 en el mismo ":Siamo Diversi" contó con una
enorme concurrencia: 74 comerciantes. Allí se
aprobaron los Estatutos, confiados luego al futuro
1

Diputado Aníba:l rSemblat para que lograra su


apro-bación por el Poder Ejecutivo ,Y se eligió la
primera Comisión Directiva y Fiscal. Se llamó la
Institución "Centro de Comerciantes Minoristas"
que luego crecieron y agruparon a los grandes co-
merciantes y a los industriailes pasando un buen
día a ser "Centro Comercial e Industrial de Salto".
(el 19 de Diciembre de 1911).
La Primera Comisión de referencia quedó
constituida así: Presidente: Celestino 'Sabaté, Vice
Presidente: Carlos M. Rocha, Tesorero: Bedro Men-
cly, Sub Tesorero: Enrique Pera, Secretario: Gui-
llermo Lúgaro, Pro :S~cretario: Luis A. Scanavino,
Bibliotecario: Fermín Torres, Sub Bibliotecario: Vi-
26
crnte Pierri, Vocales: Federico Devotto, Santiago
Peyrano, José Iglesias y Juan Díaz Arias.
La cuota social se fijó en un peso mensual, la
comisión para el cobrador fue del 8 % y el encar-
gado de esta cobranza fue Pedro R. Suárez.
Se pensó de inmediato en un Asesor Jurídico:
y por unanimidad se propuso para este cargo al
Dr. Marcelino Leal, quien aceptó la designación.
Por mucho tiempo continuaron reuniéndose
en el "Siamo", donde pagaban doce pesos por mes
se adquirieron muebles y se propuso la primer refor
ma de estatutos. Luego se hicieron varias, pues a me
dida que "caminaba" el Centro se veía la necesi-
dad de hacerles ajustes de cuerdo a la realidad.
También cabe señalar que de entrada se regis-
traron muchas renuncias, todas con su consiguien-
te visita de compañeros "para lograr su retiro", ca-
si todas retiradas luego. La gente era muy suscep-
tible entonces, pero quizás estas se debían más que
nada a que en ese Centro se trataban asuntos ta-
les como los precios que los fideeros cobraban a los
almaceneros o los registros a las tiendas, etc., etc.,
entonces surgían las discusiones y cada cual defen-
día sus propios intereses. Luego hubo que impri-
mirle otro sentido y otro rumbo a1 Centro para que
subsistiera.

EL DESCANSODE LOS EMPLEADOS


Eran otros tiempos, los tiempos que no había
descanso ni para patronos ni para empleados. Se
27
trabajaba de sol a sol y durante todos los días de
la semana, sin exceptuar d!omingos ni feriados.
Eran esos los tiempos en que los emp1eados, a los
pocos años llegaban a tener su comercio propio
¿por qué? Pues por que no tenían tiempo para gas-
tar su dinero sino en lo absolutamente necesario
para vivir, el resto debían 1guardarlo, y sobl'le todo:
no se les desvalorizaba' ..
Y esta situación de trabajar sin descanso se
prolongó hasta julio de 1906, mes en que los em-
pleados, congregados en una asociación resolvieron
pedir a1 Centro de Comerciantes el descanso domi-
nical y el cierre de las casas comeTciales en der-
tas y determinadas horas en las diversas estacio-
nes del año. Una nota primera de los empleados
venía firmada por los señores D. Vasquez, A. M.
Scarrone y D. S. Pedetti. Causó un poco de revue-
lo este desusado pedido, pero la Comisión del Cen-
tro de Comerciantes consideró la justicia del pe-
titorio (además en todo el mundo los empleados
y obreros s,e reunían, protestaban, hacían huel-
gas y hasta hacían atentados terroristas). Por
ahora aquí todo marchaba con tranquilidad y no
había por qué hacer nada por perderla. De mane-
ra que nombraron una Comisión Especial para
estudiar el asunto. Lo estudiarion y se acordó que
como el cierre dominical completo era imposible
· (así Uo dije11on), se cerraría a medio día en invier-
no de 13 a 17 Hs. y en v¡erano de 13 a 18 horas.
Además se propuso por parte de los patronos ce--
rrar en algunos fechas patrias, comenzándose por
el 25 de Agosto. Pero estos 'horarios y cierres no
eran obligatorios. por Ley, de manera pués que tanto
los integrantes del Centro de Comerciantes como
28
los empleados tuvieron que sailir a recabar firmas
adherentes a esta resolución.

UNA CANCHA DE PELOTA


Ya hacía mucho que los vascos se habían lan-
zado por el mundo. Y a Sailto habían llegado co-
mo farmacéutic'Os, como bolicheros, como leche-
ros. El grupo era grande. Junto con ellos llegó su
Juego de pelotas. Quizá el primer frontón que
rnnstruyeron fué en cal!le Pintado y Cuareim. Su
propietario fué el vasco Astuazinzarra por 1890.
De entrada se exigió 1el uso de "equipo" para ju-
gar. :Se comenzó con pelota a mano y 1u ego con
!a típica y tradicional raqueta vasca.

EN QUE SE ENTRETENIAN
LOS JOVENCITOS
Los diarios de fin de siglo se hacían cruces
mencionando los entretenimientos de los chicos
de 10 a 14 años, que 1abadonaban sus casas a la
hora de fa ~iesta para reunirse en bandas en algu-
nos lugares de la ciudad. Se pedía la acción poli-
cial más enérgica y se reclamaba atencíón de los
padres que permitían esas juntas de "criaturas'
29
como les agradaba llamar a los niños en esas épo-
cas.
El problema de la formación de estas bandas
y a 10 que se dedicaban, era, al parecer, monstruoso.
Las "criaturas" se reunían a jugar al trompo y a
la bolita!
E1l lugar preferido por ellos eran las callejue-
las del Mercado Nuevo.

EL MUELLE DEL FERRO CARRIL

Ese muelle de hierro, imponente que se aden-


tra en nll!estro río Uruguay, fué hecho en épocas
rn que el hierro abundaba y las cosas se hacían
para toda la vida, aunque el progreso lo dejara
de lado después, aunque el proteccionismo y algu-
nas leyes sociales permitieran que se matara la
actividad de nuestro puerto y por ende los ferro
carriles no entregaran más carga a los barcos.
Para construirse ese muelle del F.C. Nord Oeste,
se firmó un contrato entre el Presidente de la Jun-
ta Eco.nómica Administrativa .Sr. Miguel A. For-
teza y el delegado de la Empresa Nord Oeste Mr.
Thomas Ciark.
Pero el muelle demoró muchos años en cons-
truirse. Mucha agua pasó por su futuro lugar de
ubicación.
30
NUESTROSVINOS
Es tradicional que Dn. Pascual Harriague des-_
cubrió la aptitud de nuestras tierras para el culti-
vo de la vid. La aprovechó y elaboró los vinos me-
jores del Uruguay en la segunda mitad del siglo
XIX. Sus seguidores fueron muchos. Y podemos
citar entre los primeros a uno de los pioneros del
progreso agrícola y ,ganadero del departamento,
al General José Villar, cuya granja y estableci-
miento ganadero en Arapey era un ejemplo nacio-
nal.
En Buenos Aires, era de buen gusto y jierar-
quía, colocar un cartel en casas de comercio, don-
de se expresara que allí se vendía vino del Salto
Jriental. Los diarios de la Capital siempre estaban
1

1tentos a los envíos que por ferro carril se hacían


de vino salteño. Por muchos años se cobró en la
Capital 25 reales -así decían- la docena de fras-
cos de vino, la cuarterola a $ 25 y la bordalesa a
$ 50 de vino salteño.
Podemos señalar que luego de Dn. Pascual
Harriague y del General Villar (que ya tenía :en
pocos años de cultivo más de cuarenta mil cepas),
se dedicaban al cultivo de la vid: Pedro Simon, A.
Clavet, Jaime M. Illa. Pedro Ambrosoni, Cañizas
y Antia, Teófilo Córdoba, Felipe Lapachet, Salte-
rain, Moll y Delgado, Chouy, La.borda y Cía, En-
rique G. Segundo en Patomas, Balzani y Pierri en
San Antonio y Semborani de Belén. Casi todos
preparaban sus vinos y hasta enviaban a Buenos
Aires y Montevideo. Se recuerda que en 1892, el
Generall Villar entregó miles de cepas a muchos
interesados en el desarrollo de nuestra viticultu-
31
ra: a Dn. Antonio Cursi de Lavalleja. al Dr. Juan
Paniga de Arapey, Zambora.in, José Chamin y
Gumersindo Arzaguet de Belén, y a Ramón Irra-
zábal y a José Marques, este último de Constitu-
ción.

LAS DEFUNCIONES

Hasta no hace muchas décadas los diarios lo-


r.ales publicaban la nómina de nacimientos y de-
funciones Luego se fueron limitando a este mo-
vimiento demográfico ocurrido sólo en el Hospital,
hasta desaparecer esta costumbre. Sin embargo,
nuestros periódicos de hace más de sesenta o seten-
ta años publicaban diariamente la nómina de de-
funciones, pero con el ma1 gusto -quizá por cos-
tumbre venida de Europa- de poner la causa de
la defunción. Así por ejemplo se escribía: Fulana
de Tal, falleció el 13 a las 1 y 10 p.m. de tubercu-
losis pulmonar. Certificado del Dr. Amorín, Chiaz·-
zaro. etc.

LA LEY DE LAS OCHO HORAS


En párraf'Os anteriores nos referíamos a que
los empLeados trabajaban sin horario fijado por
Ley, y con los descansos que los patronos desea-·
32
ban dar, aunque ya las asociaciones de empleados
habían obtenido ---ien armonía con sus patronos--
algunas ventajas a las agotadoras tareas. Ahora.
ya en 1916, una Ley del 17 de febrero establecía
ocho horas de trabajo diario y el descanso sema-
nal. Ya los horarios del Comercio eran: en Vera-
no: de 7 y media a 11 y media y de 15 a 19 horas.
En Invierno: de 8 a 12 y de 14 a 18 Hs.

EL DIA DE LOS DIFUNTOS

El día de los Difuntos, o de Animas como se


le decía, era un verdadero acontecimiento ,en Sal-
to a fines y principio de siglo. Si bien la gente
concurría ese día como lo hace actualmente, ha-
bía en el de aquellos entonces verdaderas atrac-
ciones que hacían más llevadera la visita a lof-
muertos. Era así que el Cura Párroco, acompaña-
do de otro Padre o de algún misionero daba SU.:,
I esponsos en todas las tumbas de los que allí des-
cansaban. Muchas v,eces algún instrumento de
música, portatil, por ejemplo un armonio, acom-
pañaba canciones religiosas que se cantaban en
el recinto del cementerio. No faltaba tampoco, en
horas de la tarde, un concierto de la banda del
Batallón destacado en la ciudad. Una crónica de
antaño decía entre otras cosas: "a medio día cayó
un copiosísimo ·aguacero, e/1que obligó a muchas
personas que allí se encontraban a guarecerse en
los panteones durante varias horas. Luego, <luran-
33
te la tarde, un destacamento del Batallón hizo
guardia, mientras la Banda amenizó las horas que
allí pasó con lindísimas piezas alegóricas al día
que se conmemoraba y a1 lugar en que se halla-
ban". Y terminaba la crónica: "No hubo ningún
incidente".

LOS CARROS DE RIEGO


En el verano de 1892 Salto, como en las gran-
eles Capitales de aque1 entonces tuvo sus can-os
de riego. Y eran más grandes que en cualquier
ciudad del mundo, comentaban los que habían
viajado. La capacidad de sus tanques era enorme.
lo que permitía cargar y regar mucho refrescan-
do los céntricos vecindarios por la tarde, ,evitando
el polvo que levantaban caballos y carruajes.
Este servicio estaba a cargo de su propietario
Sr. Platero, que tenía ganada una licitación ante
la Junta Económica Administrativa de aquel en-
tonces. Si no esos carros, otros casi exactamente
iguales, de dos grandes ruedas, se usaron hasta
hace muy pocos años en nuestra ciudad.

LOS CARNAVALES
Todos los añoo se dice :"este año el Carnaval
34
l

estuvo peor que nunca". Y así se dice y viene su-


cediendo desde hace cien años. Los carnavales se
suceden con altibajos, unas veces priman -según
las épocas- los bailes de carnaval, otras los cor-
sos. Es cierto que la animación era mayor en aque--
llos tiempos de la serpentina y el papel picado, es-
porádicamente con la aparición de los "Pomos" y
ct1ando nuestros corsos iban "desde Paris Londres
hasta la Intendencia". Pero volvamos un poco
más atrás, dejando para terminar con los corsos
:.~ebarrio.
En los últimos diez años del Siglo XIX los
corsos giraban entre · calle Uruguay y Daymán
(Artigas), entre Plaza y Plaza. Las tardes eran
brillantes con carruajes llenos de señoritas de
rrnestra alta sociedad. unas de fantasías, otras de
particular arrojando y recibiendo serpentinas, ri-
valizando los caballeros en sus punterías con las
rnllitos deslizantes de las largas tiras de papeles
de colorees. Las comparsas eran las principales
animadoras. Y así aparecieron: "Los Dominó Ro-
sa", "Los Negros Unidos" "Los Negros Moros'',
''Los Negros Misteriosos" y "Los Marinos Urugua-
yos". La Banda "del Siamo Diversi" encabezó por
muchos años los desfiles carnavalescos. El último
día de carnaval el desfile .se hacía sólo por Uru-
. guay. Por su parte, por la noche los clubes socia-
les realizaban sus bailes. Los clubes "Casino So--
cial Uruguayo", "Los Vascos Industriales", "La
Uni.ón Artesanos'' y la propia "Siamo Diversi" ri-
valizaba en sus bailes de alta sociedad con sus lan-
ceros, "walses" y mazursas y alguna que otra
"polka". Los bailes más populares tenían lugar en
. algunos "salones" y en el propio Teatro Larraña-
35
ga, bailes que se prolongaron hasta 1942 donde
murió ante la aparición del primer baile en serie
de carnaval y al aire 1libre: en el Club Peñarol (so-
bre el piso de tierra de su cancha de básquetbol,
con ,intervalos de descanso cada hora para apla-
car la polvareda con muchas regaderas de agua).
En aquellos primeros carnavales se lanzaban
gfobos, se jugaba intensamente con agua y arro-
jaban bombitas (aunque los edictos pdliciales pro-
hibían severamente el juego con agua).
Luego aparecieron otras comparsas: "Los hi-
jos del Pueblo" con sus fajas verdes. "Los Pelota-
ris" con sus fajas rojas y boina~ del mismo color.
Luego "Juventud Unida" y en dos ocasiones "JU-
ventud Unión Conserva" del barrio del mismo
nombre). También durante muchos años congre-
gó a distinguidos jóvenes conjuntos humorísticos
"Parva Domus", "Los Ph~rrots". Las murgas n.J
aparecieron hasta este siglo con sus retumbantes
"baterías", sustituídas después por tamboriles
con la aparición de la famosa murga "Pelala que
está madura".
El Marqués fué fruto de este sig1o también.
LagrimHla, el Negro Julio y otros de los Amaro
reinaron en los corsos salteños, hasta que se dió
lugar a las Reinas, ,elegidas antes de comenzar los
corsos (antes se :las elegía la última noche y entre
las chicas más bellas y mejor ataviadas de nues-
tra so0.i!edad).
Los bailes populares frente a la Intendencia
vienen desde lejos. Los corsos fueron ianguide-
ciendo. Antes la gente participaba de ellos, pero
ahora cada vez más la gente se iba quedando co-
mo ·espectadora. Eran más los que miraban que
36
los actores y al final sólo fueron espectadores to-
dos.
Para terminar, digamos algo sucedido en
Carvanal. Se cuenta que los carnavales de 1892
algunos anticlericales aprovecharon los corsos pa-
ra insultar a la Inglesia. Además los ánimos de al-
gunos estaban un poco caldeados ante la noticia
que .s,eiba a establecer definitivamente un Obispo
en nuestra ciudad. Fué así que al pasar una com-
parsa -que iba acompañada de mucho públic0-
frente a la iglesia (la única era la de "Ntra Sra
del Carmen") un paseante gritó "abajo los cleri-
cales!". Se supo que el Comisario de la Primera
Sección Urbana, lo oyó y lo individualizó, pero
nada hizo. Es más, agregaban las crónicas: "ese
individuo pasó otras veces y repitió los insultos.
El Comisario, nada".

INAUGURACION DE LA PLAZA FLORES

--
La Plaza General Flores. en el Cerro, ~- '.-¡au-
guró el 24 de diciembre de 1891. Para esa ocasión,
la Dir,ección de Paseos de la Junta E. Administra-
tiva la adornó convenientemente, organizando sus
canteros y arboleda para el futuro. El acto de
inauguración fué sencillo, pero e¡ Cerro o Pueblo
Kuevo, corno más cornunrnente se le llamaba en
esr, época, tuvo su plaza.
Era ese el año que se destacó por muchas co-
sas. El año del "trancazo" en el Mundo, de Jack

37
Th2 Ripper en Londres, el año en que más deten.-
cicnes había hecho el Cuerpo de Serenos de Salto
a ind¡1viduos "sin papeleta" y a mujeres ebrias que
concurrían en gran número a las "Academias de
Baile", oellaño en que los bailes en el Larrañaga -en
carnaval- se prolongaron más reclutándose para
ello, decían 1losdiarios para horror de las familia3
bien, a cuanta mujer de prostíbulo había. En ese ve-
nrno se inauguró la Playa Ramirez en la Capita1, se
presentó una propuesta para los "Tram-vías" en Sal-
to el año en que más "Himeneos" se había hecho en
Sailto (así titulaban nuestros perfodicos a los casa-
mientos) y el año en que la empresa Juan Toucón y
A. P.oujeux presentaban su propuesta para instalar \
alumbrado elléctrico en la ciudad, sustituyendo el ,
alumbrado a ker.:i,sene. Y hasta proponían encen- ,
der las luces de la calle aún las noches en que hu-
biera luna, así lo decían en su propuesta.

LECHE ESTERILIZADA O ESTABILIZADA


Cuando hace un tiempo se habló del procedi-
miento para estabilizar la leche y conservar-
la dt~~~ meses en su envase y se decía que
era un invento de dos sanduceros, los salteños
como siempre pusieron en dudas que eso fuera
cierto. La amable rivalidad entre salteños y san-
duceros saltó otra vez. Algunos dijeron: "milagro,
ya están con algo nuev.o los sanduceros". "Ahora
se inventaron esto de la leche en conserva". Pero
he aquí que e1 procediminto de la leche estabili-
zada no es nada nuevo, ni invento de ningún uru-
guayo. Las crónicas de :fünesdel siglo pasado esta··
blecen que a fines de marzo de 1892 un señor de
38
apeHido Cortada -español, ex periodista- había
llegado a nuestro país con una enorme cantidad
de leche esterilizada, en botellas de cierre hermé-
tico, y procedentes de Barcelona, donde se había
instalado una usina especial. Decían esas crónicas
que se agradecía al Sr. Cortada la remisión de va-
rias botellas de leche que, puestas en agua calier.-
te obtenían todo el sabor de "exquisita leche re-
cién ordeñada". Agregaba que había sido inventa-
do el procedimiento por científicos alemanes.
comprobados análisis por el famoso Dr. Koch de
Berlín, y aquí en fa Capital analizado dicho ele-
mento por el Dr. Reyes, Jefe de Laboratorios Quí-
micos de la Facultad de ciencias físico químico
matemáticas.
La conservación de la leche por ese procedi
miento era para un tiempo indefinido, decía, y las
botellas en cuestión ya tenían nueve meses de
conservación! Una firma de Berlín ya había or
tenido el privilegio para su venta en nuestro país,
y para su preparación, en el año 1890.

SAGRADA FAMILIA
Un viejo aviso aparecido en diarios locales
durante muchas semanas, señalaba en febrero de
1892 en nuestra ciudad, que los Hermanos de la
Sgrada. Familia se harían cargo del Colegio San
Francisco que ya venía funcionando desde hacía
tiempo. Daban a conocer esos avisos las condicio-
nes de ingreso, la disciplina que imperaría y los

39
cursos a dictarse. Su precio iba desde $ 1.50 oro
para el curso elemental hasta $ 5.00 oro para e1
curso de comercio superior. .;

UNA FIESTA DE LOS CARNICEROS

. Nuestras investigaciones nos llevan a suponer


que la primera reunión de camaradería del gre-
mio de Carniceros tuvo lugar el 26 de mayo de
1892. Se efectuó en "Los Aromos" el que luego se
llamara Prado Español, lugar cercano obligado pa-
ra toda fiesta campestre. Los carniceros salteños.
luego de algunos enconos ·entre e1tlos por asuntos
de precios de carnes, se avinieron a poner sus ta·
rifas, todos iguales, las distancias se acortaron y
todos quedaron otra vez amigos. Para festejarlo,
nada mejor que un buen asado criollo en Los Aro-
n:os. Y allá fueron amenizando la comida con ak-
gres interpretaciones de la banda del "Siamo Di-
versi" (o era esta o la del Batallón que iban a ani-
mar cuanta reunión o baile se hacía por estos la-
dos). Dicen las crónicas que "se tomó vino sal-
kño, de los sucesores de Cañizas y Antía". Se agre-
gaba que había reinado una gran alegría sin que
el menor disgusto la turbase. El más simpático y
grande de los carniceros, "el ínclito" Luis Favero
fue e1 ,encargado del discurso. Entre otras cosas .•
dije: ".'.Me es imposible describir el gozo que en
este momento inunda por ,entero mi alma, pnr
que veo en buen semblante esa inmutada alegría
por que festejamos hoy un día que debe concluir
,..40
eon la mayor an 1imac10n y alegría, y olvidar todo
hombre ambicioso y usurero. Gloria a todos los
carniceros, como también a la Banda del Siamo
Diversi y a su digna Comisión. Y tú oh Sallto Orien··
tal! que oiste resonar en las arcmas las trompas
df los Siamo Diversi, recuerda con or~ullo el día
de los carniceros que hoy festejan". Y terminaba:
"Viva la República Oriental del Uruguay. Viva los
carniceros''.

MANCHAS SOLARES
El público siempre estuvo atento a las cues-
tiones astronómicas, y más aún a los fenómenos
celestes. Todo lo quo aparecía en el cielo o todo
descubrimiento era objeto de grandes comenta-
rios cuando no de temores superticiosos. Fué así
que en esta vil!la, ya pasada hacía poco a la cate-
goría de ~iudad, se comentaba con temor al prin-
cipio. el descubrimiento hecho y comprobado de
la influencia de las manchas solares sobre muchos
fenómenos terrestres que favorecían o perjudica-
ban a la Tierra. Aparte de referirse a estos estu-
dios sobre las manchas solares a las lluvias, se de-
cía que la aparición periódica y constante de las
manchas coinaidían con muchas perturbaciones
magnéticas y auroras boreales. Terminaba una
crónica de la época diciendo que "un estudio más
profundo de estas coincidencias podrá tal vez per-
mitir la prescripción de hechos climatéricos".

~1
LA RABIA EN SALTO
En los tiempos aún que a las heridas produ-
cidas por un perro rabioso se le apllicaba un hierro
candente para su causterización, en nuestro Salto
Ja aparición de un perro que se suponía rabioso
aterrorizaba a todo un veoindario. Tanto, justifi-·
cadamente, que se proc.edía a cerrar todos los por-
tones y zaguanes, a salir solamentte en coche y
llevar su pistola en el cinturón, para balear a
cuanto perro S'.)spechoso se encontrara. Al día si-
guiente aparecían los policías, en especial los· s1e-
renos -que, dependientes de la policía hacían la
difícil vigilancia nocturna de la ciudad- arrojan-
,do boli:llas de estricnina a cuanto can encontra-
ban. (El apodo de "mataperros" que los chicos ya
daban en el siglo ,Pasado a los po~icías, era preci-
samente por eso, aunque en épocas un poco ante-
riores, la matanza periódica de perros la hacían
los policías pero no con bolillas de estricnina, sino
con garrotes) .
Ocurrió que c.ierta tarde en el Cerro, próximo
a la Plaza Flores apareció un peno que se supuso
rabioso por su aspecto y por que venía dando mor-
discos a cuanto can encontraba. El v,ecindario co-
rrió la voz: "un perro rabioso"! y todos se atrin-
cheraron en sus casas espiando para afuera. Los
dueños de casa prepararon sus armas, y apenas
pasaba el perro le hacían disparos. O el nerviosis-
mo o rla mala puntería permitió que al can en
cuestión le tiraran más de cincuenta tiros en esa
ocasión, hasta que finalmente le acertó un señor
llamado Francisco Mazza, panadero, por cuyo acer-
to y valentía fué destacado entre las buenas noti-
cias locales de los periódicos.
42
PANTEON DE LOS SERVIDORES

Quizá sean muchos en Salto que no conozca,,


la existencia del Panteó:1. de los Servidores. El mb
n,s fué construído a iniciativa del entonces co-
ronel Teófilo Córdoba Jefe Político y de Policía de
Salto. Se terminó de construir en los fines del me;
ele junio de 1892 y el 2 de julio sigu,tente fué inau-
gurado con el cuerpo del Comandantte Rodríguez
clel 39 de Cazadores de Salto. -que falleciera el
6:a anterior.

EL TRANCAZO

1891 y 1892 fueron terribles para el mundo


por el "trancazo", que era como le llamaban a la
influenza! La epidemia comenzada e:1. Europa se
fué extendiendo hasta llegar a Salto en junto de
1892. Cuando se hizo un censo de atacados se com-
probó que eran mil quinientos en una ciudad de
apenas qui.nce mil habitantes. Las escuelas cerra-
ban, las guardias policiales y del ejército se veían
disrninuídas, los bares y cafés entornaban sus puer
,, tas. Y muchos fallecieron, no por la misma in-
fluenza, sino por que en muchos casos ésta venía
complicada con la bronconeumonía que tantos es-
tragos hizo hasta e1 descubrimiento de la _penicili-
na.

43
JUICIOS PUBLICOS
Juicios públicos se realizaban en el Salto del
siglo pasado. Las crónicas recuerdan los realiza-
dos en el asunto Porto-Villar, cumplido en el Tea-
1

tro Larrañaga con barras de aliento, gritos. de hu-


rras y mueras proferidos por partidarios de una
y otra parte. Pero vamos a evocar el cumplido en
los día 20 y 21 de julio de 1892 en la sala del Ate-·
neo. Era un asunto enviado a lo Justicia entre f'l
Dr. Paullier de la ciudad de Artigas y el Sr. Gómez
Alzaga que publicó unos sueltos denunciando a
aauel, en el dia11ioLa Prensa de Salto.
- A las 13 horas 'Se constituyó el Tribunal Po-
pular compuesto de los señor-es Julio Delgado (que
lo presidía), Telésforo Herrán, Pascual Errando-
nea, Aníbal Chiazzaro, Pablo Williams, Serafín Ca-
ñizas y EmUiano P. Coronel. Comenzó hablando el
acusador Dr. Paufüer, luego habló el acusado Sr.
Gómez Alzaga. El juicio siguió hasta las 2 de la
mañana del día siguiente con gritos de los par-
cial1es,talles como "mueran los parciales", de unos.
"mazorqueros de Rosas" de otros. Los cronistas
cie entonces -tal vez parciales del acusado- cri-
ticaron al Dr. Julio Delgado por su debilidad al
permitir los gritos e insultos que pudieron inclinar
la balanza de la justicia hacia un lado que no se
esperaba de acuerdo a los argumentos. Esos juic.¡ios
eran verdaderos espectáculos, a los que concurría
gran cantidad le público, superando, cuando se ha
cían en el Teatro, al que concurría cuando se pre-
sentaba una gran compañía de ópera o un concer
1ista eximio.
Los aplausos y los víctores y comentarios en
voz alta se sucedían, los ánimos se caldeaban, y
los contertulios con antelación ya habían tomado
44
par~ido siempre por uno o por otro. Además. los
diarios de la época, que jamás estuvieron de acuer
do en nada, se encargaban de preparar e1 ambien-·
te con varios días de anticipación al juicio.

LAS CAMPANAS DEL RELOJ

El 17 de octubre de 1890 el silencioso reloj


ele la nueva iglesia de la Plaza Treinta y Tres, cu-
ya construcción se debió en gran parte a la cola-
boración que obtuvo del Gobierno el Jefe Político
Crnel. Córdoba, cobró vida vibrante al colocársele
las campanas que cada cuarto de hora suenan y
repiten las horas. Esas campanas fueron regaladas
por el General Máximo Tajes y fundidas especial-
mente para dicho reloj. Llevaban las mismas, y
suponemos que aún llevan, grabadas en relieve los
nombres del donante y del entonces Coronel Cór-
doba, gran amigo de Tajes y persona querida por
sus obras civilistas y de progreso en Salto.

EL EJERCITO DE SALVACION

Luego de algunas conferencias dadas en dis-


tintos salones de la Qiudad, integrantes del Ejér-
cito de Salvación, que hacía pocos años habia co-
menzado a extenderse por el mundo, desde Lon-
dres, inauguraba su llocal en nuestra ciudad. Es-
45
taba ubicado en un lugar céntrico, en calle Uru-
guay esquina Tres Cruces, local que hacía poco
había desocupado el almacén "El As de Oro" de
Dn. Juan D. Arias. Los niños les hacían objeto de
pedreas por las noches. Esto ocurrió a mediados
de 1892, cuando el ejército del general Bcoth se ex-
iendía por el mundo.

LAS VELADAS
Ningún acontecimiento era mejor esperado er~
l::i.ciudad, que las veladas. Les llamaban "lírico-
:-r,usicales" y congregaban lo mejor de nuestra so-
ciedad. Casi_ siempre se cumplían en el Teatro L'1-
irañaga, algunas solían hacerse en los clubes so -
ciales o sociiedades humorísticas de fines de siglo.
Estas veladas, casi siempre en vísperas de un2.
fecha pati'ia, o en la misma fecha, se cumplían con
-'la nob1e -fina1idad de recoger fondos ya para el Ho:c:
pital. para la sociedad de protección de los pobres,
:para el Ateneo o para la nueva sociedad Cristóbal
Colón, sociedad filantrópica que se fundó en el
año del cuarto centenario del descubrimi.e~,to de
América como homenaje al Gran Navegante.
Para esas oca,siones, _las damas se ponían lo
mejor, rizándose sús cabellos con tijeras mojadas
en alcohol y con un golpe de fuego, acariciando su
cutis con aguas blancas y floridas, adquir.iendo sus
so111breros en "La Parisienne" de Madame Gome-
ret que tenía su salón en calle Uruguay al NQ 150,
hablando siempre de fines del siglo pasado. Sus
ztipatcis los enviaban a hacer de medida en la fá-
brica del Sr. Mendy y sus vestidos de acuerdo a la
última moda de Paris.
A los caballeros no se le caía ni sus guantes
ni su bastón. Era elegante llegar en carruaje, pro-
pio o de alquiler, más aún los días en que había
llovido y el barro, frente al LaiTañaga era imposi-
ble.
El programa de las veladas se preparaba casi
siempre en base a elementos salteños. no se podía
eludir a una serie de jovencitas que interpretaban
trozos de óperas en piano, a matronas que canta-
ban arias, a jovencitos que tocaban el violín, a se-
11.oresque entonaban serias canciones, no faltando
jamás la parte literaria a cargo de dos o tres per-
sonalidades salteñas y de algún joven que recita-
ba sus propios versos, con cuidadosa rima, alusi-
vos muchas veces al acto que se cocimemoraba.
L8s hombres aplaudían. las damas arrojaban flo-
res. Al día siguiente ilos periódicos ensalsaban a
unos y otros, ponderando sus voces y sus versos,
tendiéndole un puente para que continuara en su
tarea lírica o literaria, hasta que pasaba de mo-
da y se buscaban entre la población nuevos elr.-
mentos.

EL CIRCO PODESTA
El Circo Podestá .Scotti, fué famoso a fines de
siglo y principios del actual. Fueron much0s los
artistas de teatro que hicieron sus armas prime-
ras junto a los hermanos Podestá. Salto contaba
siempre con sus periódicas visitas. Y el Salto de
47
fines de siglo le prestaba gran apoyo asistiendo a
sus innumerables representaciones. Sabem'.)s que
dicho circo se especializaba en dramas: "Juan Mo-
ncira", adaptaoiones de "Martín Fierro", etc. etc.
Las crónicas anotan que una vez, el circo Podestá
actuó un mes en .Salto, parte de enero y parte de
febrero, contribuyendo a dar realce a los carnava-
les salteños presentando una comparsa que desfi-
laba por los corsos. En .esa misma ocasión de su
visita dieron tres funciones de beneücencia con
gran apoyo de la población. Una fué para el Hos-
pital, otra para el Ateneo y otra para aa escuela "Hi
ram-Unión". No faltaban en medio de las funciones
de beneficenoia, los discursos de agradecimiento y
alguna que otra poesía preparada especialmen-
te por algún vate improvisado.

DON PASCUAL HARRIAGUE

Dn. Pascual Harriague llegado a nuestro país


en 1838, figura ampliamente conocida que se ocu-
pó de la industria saladeril y v;itícola en nuestro
medio, fallece en Paris, donde la ciencia médica le
asistía. La noticia 11ega a Salto el 13 de enero de
1893 y la misma causa gran consternación.

. .Don Pascual Harria,gue era oriuridO de Ha-spa-


.1:ren, Bajos Pirineos Francés, viendo la luz el 14 de
'abril de 1.819.

48
AVISO ORIGINAL

La publicidad cambia con los años. Nuevos re


cursos se aplican para lograr mayores ventas. Qui-
zá fué Salto la única ciudal en el mundo donde se
publicó con tanta originalidad el servicio de entie-
rros. En muchas ocasiones S'e ha recordado al Sr.
Verde Miró que tenía su establecimiento en Uru-
guay y Valentín (Suárez) con exhibición de vela- ·
torios completos en sus vidrieras (menos el muer-
to). Pero aquí también recordamos, de entre
nuestra cosecha de av,isos originales de fines de si-
glo, el siguiente: "MAS. ViE NT AJ AS - Cajone-
ría del Alba- Todas las personas que se sirvan de
este establecimiento irán al cielo derecho sin to-
car e,1 cementerio. La Casa da carro fúnebre gra-
tis".

DON AGIDES MONETTI


Don Agides Monetti -el Maestro Monetü--
fué una verdadera institución en Salto durante
medio siglo. La Banda Municipal fué durante años
individualizada como "la Banda del Maestro Mo-
net~i", su creador, organizador y primer Director.
En sus últimos años fué Profesor de Canto Coral
en el :Liceo Departamental, cuando esta asignatura
fué incluida en los programas Liceales.
'Pero, digamos algo de los comienzos del Maes
trn Monetti en ~to.
Llegó el 10 de julio de 1903. Registró en esa
fecha su ingreso al Hotel Scanavino (Z. de San
49
Martín y Brasi'l). Comenzó anunciando su arribo
con un ampuloso aviso en diarios locales, expre-
sando que dictaba clases de armonía, solfeo, piano,
violín, mandolín, etc.
Para salir de ItaUa, Manetti debió alterar la
fecha de su nacimiento, ya que las 1eyes impe-
ctían salir con menos de 25 años. Fué en 1899 que
partió. Y al año siguiente se incorporaba a la Ban
da de Grumetes de Buenos Aires en la que encuen
tra como integrante a Dn. José Mazzotti, con quien
casmdmente había hecho el servicio militar en la
banda de un regimiento italiano en el norte d•!
Africa.
Antes de terminar 1900, la colonia italiana de
~a ciudad de Paraná formó su banda de música,
como ila formaban en todos lados donde hubieran
italianos. Monetti pasó a dirigirla. Estuvo dos años
allí dirrigiendo además el conservatori'.) "Verdi" de
esa ciudad.
Los italianos de Concordia organizan también
su banda. Invitan a Monetti a dirigiirla. Allí ·llega
a principios de 1903 y poco después, al faliecer en
nuestra ciudad el Maestro César Cesso queda sin
Director la Banda del Siamo Diversi y Monetti ai-
ternativamente dirige ambas bandas.
Cuando llega a Salto toma contacto con el nú
1

cleo de músicos. Su sorpresa no tiene límites. En-


tre ellos estaba otra vez Mazzotti. Por tercera vez,
sin quererb ni saberlo, sé encuentran. Juntos h~s
ta 1945 en que falleoiera Monetti, vivieron las ~i-
dsitudes de '1a banda Municipal de Salto. (MazzQ-
. tti interpretaba entonces el pistón. pasando con
los años a la batería y los tirpbales cuando ias
compañías de óperas que llegaban, necesitaban de
_}:menos~úsicoo).
Agides Mon~tti había comenzado su carrfra
en el conservatorio de Palermo como maestro de
pistón. Varias composiciones tiene en su haber.
Una de las primeras producciones musicales en
Salto, impresa en Buenos Aires, fué el vals "Cari-
cias de Hadas" dedicado a su alumna de arpa Ma-
ría Elena Solara, después señora de Mullin. La úl-
tima fué ila Marcha al Deporte, cuya lietra la hizo
el poeta Murga, marcha que los alumnos de escue-
la"5y liceos la cantaron por los años 1935 a 1937.
Sus estrofas comenzaban: "gloria, gloria al noble
deporte. . . que consagra aJl salteño vigor ... "

BATALLA DE FLORES
Un Decreto del Gobierno del 7 de marzo de
lE,92 estableció la prohibición de los juegos de Car-
navat Al hablar de juegos se refería al juego co:1
agua, bombas de agua, barro y otros objetos que
podrían causar lesiones. El Ministerio de Gobierno
de la época, a cargo de Francisco Bauzá, termina-
b::i,la Circular que se refería al Decreto que aludi-
mos más arriba, así: "Excuso en otras considera-
ciones que son obvias sobre el alcance moral de
las disposiciones cuyo cumplimiento se ordena. Da
da la cultura de nuestras costumbres, el juego de
Carnaval con todo su cortejo de atropellos, argu-
ye muy tristemente en contra de IJ.asoeiiedad uru-
guaya. Era el último resquicio abierto a una bar-
barie inexplicable". "De manera que desde ese año
los carnavales uruguayos se 1limitaban a desfiles,
pape~itos y serpentinas.
Los corsos de 1894 en Salto, a pesar de haber-
51
se suprimido "la bárbara costumbre del juego con
agua" -que muchas veces terminaba a los tiros y
puñaladas- estuvo animado ail 1extremJ, decían. En
esos carnavales se organizó por primera vez un
corso de "batalla dé flores", tan generaJlizado hoy,
decían, en las grandes ciudades. La batalla comen-
zó con un desnle -por la tarde- de carrozas ador
nadas con alegr,es mascaritas de buenas familias
salteñas, totalizando unos ochenta carruajes que
partieron de la Plaza 18 de Jurrio y siguieron por
cv.lle Uruguay al Oeste, precedidos de !las comparsas
y las bandas de música. También iban carros con
comparsas muy ori&inales. Se destacaba la de los
"Anarquistas" que tan en boga estaban en esas
c,pocas arrojando bombas en los teatros y dando
pistol€tazos a los reyes y duques. La comparsa de
los Anarquistas estaba muy bi,en caracterizada, de
cia una crónica. Horas antes de salir a la calle
habían repartido el siguiente volante 1impreso: "En
tierro de la Anarquía 1894. Nacida de una utopíH,
arrastró una vida 1ánguida y miserablle y murió
por consunción y falta de desarrollo, ayer a las do-
ce de la noche. No habiendo dejado deudos, Oa SO-
.CI'EDAD Y CAPITAL, compadeQidos, invitan al
pueblo liberal para que concurra al entierro de di-
cha finada que tendrá !lugar hoy a las 5 p.m. Sal-
to Febrero 11 del 94. Casa mortuaria calle Uruguay
El duelo se despedirá en el Hotel de Alonso y Cam-
pi".
Cuando el cortejo carnavalesco llegó frente ·a
la Junta E. Administrativa se entregaron desde
allí a.os premios, luego subieron 'los carruajes con
su carga de alegría y se dió comtenzo a la batalla
de flores, confites, papelitos y serpentinas, que du-
ró algo más de una hora. Los combates se hacían
de carruaje a carruaje y desde los balcones y azo-
52
teas. La gente cubría las calles de plaza a plaza
Con la caída de la tarde terminaban los carnavá-
les en Salto, ese año, inaugurándose la etapa de
la "Batalla de flores" que duró en el texto de lo.s
programas de carnaval hasta hace pocos años, sin
que muchos supieran de qué se trataba, nada más
que era un corso de tarde. Es claro que en esos
corsos no faltaba quienes se olv,idaran de las flc-
res y del Decreto y arrojaran un poco de agua y ha-
rma. La ¡rlegría carnavalesca seguía por semanas
luego dentro de los salones elegantes, del teatro La
rrañaga y de algunas casas de los suburbios.

LO QUE SE COMENTA EN LOS


DIARIOS LOCALES
En 1889, se comentaba que el suicidio y muer-
te de!l Príncipe Rodolfo de Habsburgo de Austria,
hijo de Francisco José, no había ocurrido como se
decía, sino que la condesa María Vetzera, amante
del Príncipe, casado con la Princiesa Estefanía, lo
había a,;;esinado de un pistolazo, en su casa de cam
po, suicidándose ella inmediatamente. al manifes-
tarle Rodolfo que sus amores no podían seguir, que
Austria '1o necesitaba a él como futuro Emperador.
(La Leyenda cuenta las cosas al rev~s, aunque
unos documentos descubiertos en 1945. dan toda
Ia razón a lo que más arriba decimos y en aquella
época se comentaba). Que la electricidad estaba
haoiendo maravrllas en Francia, Alemania y Está-
clos Unidos, que se había fabricado una máquina
que tostaba pan, otra que servía automáticamente
53
la cerveza en Berlín, que Edison "el sabio" -ya le
decían- r·egistraba la voz de cua:1quier perscna en
tm fantástico aparato, que el Conde Eiffcl, estaba
t'?:minando su enorme to1Te para la Exposición en
1890 en París y que en la misma, donde tantas in-
venciones se demostrarían, un inventor a lemán1

-radicado en Estados Unidos- presentaría su "li-


notipo", máquina que revolucionaría la industria
de los periódicos.

LOS PERROSY SUS PATENTES


El siglo pasado, tenía disposiciones que mu-
chas veces sorprenden ahora. Una de ellas era la
instituoión de las Patentes para perros, que se po-
día obtener todos los años. Recuérdese que en esa
época, los casos de rabia eran muy frecuentes en
todas IJ.asciudades del mundo, y quienes eran ata-
cadoso -antes del suero de 'Pasteur- morían con
atroces sufrimientos. Contaba una crónica de la
época, que en Nueva York, un pdlicía había encon-
trado a un hombre ladrando lastimeramente en
una calle en horas de la noche, y que al ir a de-
tenerlo, tuvo que emplear toda su fuerza y astu-
oia para reduch~lo, logrando llevarlo hasta la esta-
ción de Palicía, con el brazo retorcido para impe-
dir. que lo mordiera a1 acercársele. En la estación,
le fué puesto el chaleco de fuerza y luego condu-
cido al Hospital, donde a las pocas horas, moría
presa de los mayores sufrimientos y profiriendf)
a u'llidos lastimeros.

54
LAS CASAS DE BAÑOS
Cuando leemcs por casualidad ahora. una pro-
paganda refiriéndose a "Casas de Baños". de in-
mediato pensamos en una casa de baños turcos.
Sin embargo, los salteños de 1885, más o menos,
no pensaban eso, cuando vieron en los diarios de
aqm:Ua época, un aviso·, que decía que "la casa de
baños de calle Arapey, estaba instalada a todc>
confort y se cobraba únicamente un medio, el ba-
füi'.
Claro está que esa comodidad, la ofrecían por
que en esa época aún las casas no dispJnían de
agua corriente -recién en 1890, se iba a aproba)
u Ley que entregaba a una empresa inglesa, el
e1onopo1io de agua corriente en Salto, para su ex-
¡:;lotación, aunque el sistema tué inauguraao mu-
cho después-. Y los salteños concurrían a ena
(los varones solamente), quien más qmen menos,
para demostrar cuanto aseado era, públicamente,
aunque eHo le costara cinco centésimos por vez!

UNA PROMERSAQUE SE ACOSTUMBRABA:


UN VELORIODE PROMESA
El Velorio de "angelito" y el de promesa se es-
tilaba aún, aunque muy raramente en nuestros
campos y en los alrededores entre la gente incul·
ta a principios de siglo. Ambos daban motivos pa-
ra fiestas y bailes que duraban días.
PROMESA DE VELORIO: En algunos detalles
vamos a ser precisos, en otros los vamos a dejar
55
pasar por razones obvias. Ocurrió que este velorio
tuvo gran publicidad por un hecho sangriento con
el que se le relacionó por haber asistido al mismo
algunos implicadcos. Un respetablle vecino de S'au-
cedo fué asesinado un 6 de enero de 1903 en su
casa mientras dormía; fué encontrado al día si-
guiente en su cama, con profundas puñaladas en
el cuello, y boca abajo, razón para que el vecinda-
rio dijera en voz boja que el asesino sería descu-
tierto por esta razón, precisamente. Las investi-
gadones policiales comenzaron su tarea y die allí
relacionaron la presencia de una u otra persona
con un velorio de promesa. Y llegamos a este ve-
lorio que ya caía en desuso. Nos vamos a referir
ahora exclusivamente a é:l: Consistió en lo siguien-
te: Vanias personas de la casa estuvieron grave-
mente enfermas, y se formuló a Dios una prome-
sa en el sentido de que si los enfermos salvaban
harían ... un velorio. Y [o hicieron con invitacio-
1

nes previas a todo el vecinda11io. Concurrieron


hasta los que no eran amigos de la familia. Era
un acontecimiento muy señalado en el campo y
1

ev ,los pueblitos, ya que permitía divertirse duran-


te largas horas.
En la pieza principal s·e colocó sobre una me-
sa la imagen de un santo rodeado de flores y de
velas. Desde la tardecita la concurrencia, que fué
llegando, se entregó con respeto a la oración, lue-
go a la media noche se hicieron juegos de pren-
das y finalmente, se abandonó la pieza del "velo-
rto" y se pasó a otra más espaciosa y adornada,
para b~ilar. Un acordeón y una guitarra lanza-
ron las primeras notas y dió comienzo al baile que
se prolongó por casi 24 horas. Así fué cumplida
lB promesa y todos, sanos y contentos. Algunos

56
terminaron su borrachera e11 la Comisaría.

VELORIO DE ANGELITOS: A principios del pre-


rnnte ~iglo el "velorio de angelto" ya había casi
desaparecido de los arrabales, aunque en algunas
zonas de la campaña se practicaba aún. Una cró-
nica de la misma época a que nos referimos en
la anterior, da a conocer uno de estos velorios de
angelitos que duró cuatro días, con un cuerpecito
ya en total estado de descomposic,ión. El hecho
ocurrió en La Amarilla, barriada pobrísima ubi-
cada al Nord Este de donde está ubicado hoy el
Obelisco a Rodó. La Amarilla era uno de los tan-
tos suburbios que se ,levantaban rodeando a la
ciudad, o cerca de los Corral1es de Abasto donde
la gente v,ivía recogiendo achuras para mantener-
se, o cercano a los lugares donde se quemaba la
basura de la ciudad, buscando sobras de comidas,
restos de harapos, latas, etc., etc. ·Eran verdade-
ros parias qu:e nacían en la peor caJlamidad y así
vivían y morían. La Higiene Pública no se ocupa-
ba de ellos, y en las prácticas diarias de la men-
dicidad invadían la ciudad. En ranchos de latas,
cartones, maderas, ramas y pajas vivían hacina-
dos cubiertos de tllegas, de sarna y otras enferme-
dades de la piel, llenos de hijos con costras de su-
ciedad, acompañados por penios y gatos que en
las noches de frío servían para calentar sus cuer-
pos.
Volviendo a1 velorio, digamos que una joven
cie 16 años había tenido famil¡1a, pero su hijo ha-
bía nacido muerto. Bor eso no lo había inscripto,
elijo, y por no tener certificado de nacimiento, no se
le autorizaba la sepultura. Mientras tanto se cum-
plía el Velorio. Rústico cajoncito cubi'erto de flores
silvestres con dos velas sujetas a sendas botellas y
57
una cintita celeste cayendo a ambos lados del ca-
jón. Hubo baile y acordeón. La espera seguía, y
como no S'e lo podía sepultar aún por razones bu-
rocráticas, una vecina :le pidió prestado el ange-
lito a la infeliz madre y siguió la fiesta en su ca-
sa. Luego otra se lo pidió a ésta y otra a ésta
última, de donde resultó que con el mismo ange-
lito se hicieron cuatro velorios con gran algazara
de la barr.iada que despedía así al angelito que
iba derecho a1ldelo sin pecados y llevando los pe-
didos de los vecinos, anudados en las cintas ce-
lestes.
Cuando la madre pudo enterrar a su hijo, tu-
vo que hac:er serias indagaciones para descubrir
donde se ha>llaba e impedir que las fiestas siguie-
1

ran con el macabro pretexto.

PRIMERA FUNCION DE BIOGRAFO

Creemos que la primera función de biógrafo


(así le Hamaban a las vistas fijas) y de cinemató-
grafo se efectuó en nuestra ciudad el lunes 11 de
mayo de 1903. Durante cuatro días se proyecta-
ron vistas y cine en [a sala del Teatro Larraña-
ga. El día anterior a la inauguraciión oficial se
dió una función extraordinaria para autoridades y
periodistas. Pero con tan mala suerte que poco y
nada se pudo ver. La peUcula se cortaba, la luz era
insuficiente, etc. Pero esto nadie lo supo, de manera
que el día siguiente el teatro estaba lleno para ver
la novedad. Se dieron películas serias y cómicas, y
1

una en seg·unda sesión para hombres solamente,


58
ya que exhibía operaciones "que podrían provocar
desmayos en las damas".
1

De los datos obtenidos de esta primera función.


podemos decir que hubieron incidentes provocados
por bandos colorados y blancos -que ni en el ci-
nE:fa'ltaban -pero el motivo era justificado, ya que
s~· exhiQieron unas vistas fijas tomadas al General
Vázquez, a Satavia y Lamas. En cambio las ovacio-
nes fueron grandes cuando apareció el Dr. Giribal-
di Heguy, querido Intendente de Paysandú.
E·l paraíso, fué, como siempre el más provoca--
c!or. de donde la policía tuvo que retiirar una per-
!"Cna.
Esta fué -la primera- quizá la única fun-
c:ión técnicamente buena que se ofreció, ya que los
rudimentos de la época no habían salvado aún la
oscilación constante de '1as imágenes, que molesta-
ban al concurrente. En los tres días &iguientes de
función, la concurrencia decreció notablemente
si,endo un verdadero fracaso esta exhibición, excep-
ción hecha de la primera que permitió a colorados
y blancos vivar y dar mueras, según aparecían sus
caudillos.

LOS BUZONES
Los característicos buzones, cuyas figuras aho-
rn sólo se ven en viejos dibujos, en chistes, etc. y
cuya forma era característica. en todo el mundo
(cilíndrico y más ancho arriba) se instalaron tam-
bién en Salto a mediados de 1903.
Se colocaron los primeros ·en Uruguay y Sa-
59
randí, Uruguay y San José, Plaza Libertad, y Day-
mán y 18 de Julio. Luego se instalaron otros y al-
gunos fueron cambiados de sitio. El último, exis-
tente, en Uruguay y Bilbao, fué r'etirado alrededor
de 1940 cuando ya hacía unos años que no era uti-
lizado, pues algunos espíritus malentretenidos te-
nían J.a costumbve de arrojar fósforos encendidos
en su interior, quemando la correspondencia. Al
clausurarse este último buzón, se cOllocóuna caja
sobre la pared de esa misma esquina en el comer-
cio de Dn. José Grassi.

LOSAERONAUTAS
A fines del siglo pasado y comienzos del actual
las asciensiones en gfobo estaban de actualidad.
Eran unas de las hazañas más arriesgadas que se
podían realizar. Mientras las noticias corrían en Sal-
to sobre 'las proezas de Santos Dumond en Paris
con globos dirigidos Negaban "los famosos Silimba-
ni", aeronautas (marido y mujer de origen italiano
aue recorrían las ferias del mundo haciendo exhibi-
ciones en globo, como tantos que así se ganaban la
Yida, arriesgaban las suyas y creaban emoción en
pueblos y ciudades en tardes tranquilas.
El público salteño esperaba impaciente estas
ascensiones. Los Silimbani hicieron mucho ruido e
invitaron al pueblo a presenciar sus proezas. Se
elevaron desde el Recreo Sailteño-- a la derecha de
calle Valentín (lueg~o Suárez) ail negar al Sau-
7.al.
La primera ascensión la cumplió al atardecer
60
de:112 de dicrembre de 1903 el señor Silimbani solo
sin su esposa; estuvo 18 minutos en el aire, a una
a:tura de unos 500 metros, llevándolo una suave
viento hacia Salto Chico, debiendo arrojarse a las
aguas antes de caer sobre las piedras. Una lancha
y un bote de la cañonera Suárez acudieron en su
socorro. No sufrió lesiones el aeronauta. La ascen-
sión y recorrido fué seguido por más de dos mil
personas desde e1 Recreo que desde temprana hora
de fa tarde se dieron cita para ver todos los prepa-
rativos, ·es deQir, como se llenaba el glopo, inmenso
blancoi y negro, con muchos adornos y con una bar-
quilla de mimbre, colgando de eUa un trapecio,
desde donde el aeronauta hizo muchas arriesga-
das demostraciones, que "h¡icieron contener el
aliento' como dijeran las cró11¡icas.
El resto del público contempló el espectáculo .
.gratuitamente, desde las azoteas de sus casas.
Pocos días después, -un domingo- la Sra.
Silimbani hizo su ascensión ante gran espectativa.
Concurrieron esa vez al R'ecreo más de cinco mil
personas, una cifra increíble para aquellos t~em-
pos. Cuando la tarde ya se iba haciendo oscura re
cién ascendió, el globo tomó hacia el norte cayen-
do a los cinco minutos en el Prado Sarrteño. El pú-
blico se desbandó a pie y en carruajes y volantas
ha~ia aquel paraje, pero a los pocos instantes la
Siil.imbani reapareció en un coche, siendo sacada
de él y llevada en andas hasta el Recreo donde la
esperaba su esposo y ... el producido de una jugo-
sa entrada. · ·

61
LOS TIPOS POPULARES
En cada rincón de la tierra hubo siempre, for-
mando parte del paisaje interno, uno o varios ti··
pos populares; acuarelas del ambiente, tipos que
dieron fisonomía a1 lugar.
Salto siempre los tuvo. Los años no han hecho
olvidar a muchos de esos personajes que Henaron
de historia nuestras calles. Humildes y tristes fi-
guras unos, alegre y desaliñados otros, ocuparon la
atención del pueblo por años, y en pasando éstos
aún se les recuerda. Otros, aún continúan.
LA NEGRA CASTURINA, legendaria figura, casi
ciega ya en los albores del 40, marquesa de corsos
óe los buenos tiempos, cuyo apogeo fué precisa-
mente en el que Los Atenienses lanzaban en e1 dis-
é:O el estribillo de La Chicharra. Su hijo, EL NE-
GRO JULIO siguió el camino de su progenitora en
d marquesado carnavalesco, arrastrando su vejez
hasta me~iados de 1964 en que muriera en el Ho-
gar de Ancianos, sosteniendo su vejez con un bas-
tón que tantas veces le sirvió de "varita" para diri··
gir a su modo e1 tránsito con aquel "si ... ga, si ...
ga" y levantando su "pajma" amarillo por ilos añ.Js,
para saludar algún conocido. Siempre tuvo aspira-
ciones de recuperar su trono carnava1lesco, siem-
pre se presentaba a los concursos, hasta que un
Amaro le ganó de mano, aunque era de su dinas-
tía. Un acto de desagravio, ante las postergaciones
que l e hacía la autoridad, cumplieron sus amigos
1

da La Cosechera y de Sorocabana: le hicáeron Mar-


qués particular y le pasearon en triunfo en 1962
con una corona y manto que no -era precisamente
e1 armiño, pero que él lucía con orgullo.
EL LOCO HIPOLITO, aquel que entretenía a los
pequeños tragando piedras de todos los tamaños a
62
cambios de vintenes, allá por 1928 al 35 y haciendo
de tambor mayor en los desfiles.
EL LOCO ANTONIO, que aunque le creían loco,
quizá, más fuera adusto y retraído que loco, con
su gesto conocido: estirando una mano a ia espe-
ra de una monedita que llegaba después que ag-uan
taba los malos chistes de los graciosos. Muchas ve-
ces un ama de casa, por el portón o la puerta de
servicio, 1le servía un plato de comida o un jarro
dr~ leche. Su voz, pocos o ningunos la conocieron.
En 1947 la policía lo remitió al Vilardebó. Nunca
más regresó.

".TUANSSON"-el relojero- que unas veces se ata


ba una mano, otras veces otra para solicitar su li-
mosnas explotando 1a :lástima. Aunque decían que
el'a buen relojero, prefería las cailles. EL YUYERO
PEDRO o EL LOCO PEDRO, que al grito siestero
ci.(, "marcelhay" despertaba a los vecindar~os y por
las noches al grito de "La Pensa, diaio impotant'e"
llevaba el diario a fos barrios más alejados. Hace
más de cuarenta años que Pedro no falta un día
a nuestras canes.BUENAS BUENAS que cantaba
tangos de Gardel en los bares por "un medio pa-
ra una preñada", prefiriendo caminar por las ca-
Iiles, junto a las veredas con su larg~ tranco. CON-
SIDERANDO, vieja figura de estirpe catalana, aso
1

ciado siempre a cuantos boletines se repartían


(tiEmpos de volantes para anunc.iar un remate,
una liquidación de tienda o a una compañía tea-
tral). Daba un grito ininteligible, lanzaba una car-
.cajada y le alcanzaba a Ud. un volante. EL CIE-

.63
GO GOMEZ, pacífica y quertda figura con su laza-
rmo ofreciendo con un ademán mudo sus billetes
que nunca t enían premios. El actual PENAL, el
1

hombre de las múltiples invenciones, precursor de


cuantos inventos se han registrado, generoso cere-
bro que a tantos ha dado datos y planos de fabu-
losos inventos, desprendido de sí, con su barba re-
posada, su voz firme y tranquila capaz de hacer
creer a muchos no avisados, de la certeza de sus
manifestaciones. EL MANCO lotero, desaparecido
por ·el 58, antiguo domador y pialador de estancias
que al!lá por 1920 en pleno dominto de sus fuerzas,
un potro le arrancó un brazo, dejándole el otro pa-
ra que pudiera exhibir los billetes de lotería. FE·
LIX, "habitué" de La Cosechera, fué enemigo acé··
rrimo del Negro Julio. LA POSODIA, el VIEJO MO-
RA que lucía su beatífica figura y su soberbia bar-
ba blanca enmarcada con su abundante cabelle-
ra de patriarca; ~iempre enhiesto portando algún
canastito con frutas cuantas veces a ,1a entrada del
1

Hospital, en las plazas, en las canchas de fútbol.


BALABAN, el hombre que fué peluquero, fotógra-
fo y vendedor de barquil!los, con cuya ruleta atra-
ía a tantos niños, aunque las madres les tuvieran
prohibido comerlos. Llegó a Sa 1lto después de la
primera ,guerra mundiail, como tantos de aquellos
países que perdieron sus nombres. Era hombre qut>
tanto en verano como en invierno lucía pantalón
y guardapolvo blanco y una ,g,orra con visera de
charol. Al paso del visitante de campaña -sus
mejores olientes- repetía siempre: "Una fotito
muC'hacho". :Se mantiene aún, entre quienes no le
conocieron, aquello de que un fotógrafo aficionado
puede sacar una foto sin cabeza como Balabán. En
dicho corrió hace muchísimos años cuando Bala-
bán le sacó una foto a un paisano junto a su ca-
64
ba1lo. Cuando se la enh'egó, el hombre protestó
porque le había sacado sin cabeza, a lo que el fo-
tógrafo respondió: "Bah ... no te preocupes, te co-
nceerán por el caballo".
Podriamos citar a LA BICICLETA, a LAGRI·
}lILLA y a tantos otros, preo es que unos bastan
para demostrar que no se puede eiludir a los perso-
najes populares de un pueblo, cuando se quiere
hacer algo de historia de él. Estos humildes perso-
11ajes llenan muchos días de historia popular y se-
ría ,injusto olvidarse de ellos. Unas líneas a su re-
cuerdo no pesan.

UN ARCHIDUQUE DE LOS HABSBURGOS


VIVIO EN SALTO
En la historia de Salto entraron muchos per-
:,onajes que en sus lejanos países fueron figuras de
significación en las artes, en la política, en la gue-·
rra, en la vida misma.
Los azares de la vida los trajeron hasta aquí.
Siempre acogedora nuestra ciudad, supo seducir a
muchos. Algunos quedaron para siempre, otros, de
espíritu más andariego dejaron una estela fugaz y
continuaron su marcha sin rumbo. A estos últimos
pertenece el Archiduque Juan Nepomuceno Salva-
clor, hijo del Gran Duque Leopoldo II de Toscana,
quién, salido de la fastuosa corte de Viena, cruzó
el Atlántico como antes lo hiciera Maximiliano
con Carlota, pero tomando hacia el Sur llegó a es-·
tablec'erse unos años entre nosotros. Pero como
toda historia sigamos la cronología.
65
Juan Nepomucen.o Salvador: Hasta nosotros
todavía no han llegado peilículas austríacas rela--
tando pasajes de la vida romántica del Archidu-
que Juan Nepomuceno Salvador. Cuando veamos
en la pantalila escenas de su vida, sabremos que
en ellas falta algo. Y efiectivamente, en Austria
quizá solo conozcan ila pr,imera parte de su vida.
Sus comienzos, sus amores en Viena y su retiro de
la Cort 1e a la que no quiso volver nunca.
El comienzo de su carrera: El Archiduque Juan
Nepomuceno Salvador a quien, para abreviar 'lla-
maremos desde ahora solamente Juan -nació en
Florencia en 1852. Su padre gobernaba represen-
tando a su primo Francisco José. Cursó sus estu-
dios 'en una Academia de la aristocracia en Viena
y como era de orden entró luego a la carrera mi-
litar por i.la que demostraba gran preferencia. Sus
estudios fueron brillantes y su carrera notable y
ascendente, dada sus condiciones de intelige:ncia
a los 24 años ya era Coronel.
Sus campañas ntilitares - Francisco José ne-
cesitaba lucir uno de los más poderosos y brillantes
ejércitos de Europa. Consolidaba sus fronteras y
lanzaba entonces su guerra sobre Bosnia Herzego-
wina.
Con apenas 26 años, el Archiduque Juan co-
mandó 1las fuerzas de la tercera división de infan-
tería obteniendo éxitos crecientes. Pero su jefatu-
ra duró bien poco. Los viejos general es de abundo-
1

sos bigotes no confiaban ni querían aceptar nue-


vas tácticas del joven Coronel que conducía al éxi-
to rápidamente, preferían guerras lentas y de des··
gaste. Un pedido al Emperador y a1 Estado Mayor
retiró 3Jl brillante Coronel del frente, relegándolo
a la tranquila e intrigante Corte donde g;iraban
i11cansablemente los amores fáciles, la poesía, los
66
duE:os provocados por chismes de palacio ..
En la Corte de Frali.cisco Jo.sé - De militar de
acción a la Corte de Viena. Era la época en que ha-
cía tiempo en que Strauss y sus vals habían des-
plazado las cuadrillas de la Cort·e, en que el estilJ
rocJcó recargaba la arquitectura, los muebles, los
objetos. Juan tuvo que alternar en la frivolidad de
los lujosos salones imperiales, cambiando su caba-
llo por un carruaje, su espada por un bastón, su
traje de dorados entorchados por e1 seveTOlevitón
? la copJsa galera. Su ocio le dejó tiempo sufi-
ciente para escribir. Dió a conocimiento público
un libro contra el espiritismo, tan en boga en aque-
llos fünes de siglo. Escribió el libreto para hs ba-
llets "Les asesinos" y "Las rosas" de mediano éxi-
to en esa época.
Su pretensión al trono de Bulgaria: Su carác-
ter ·era rebelde, y el mismo le acarreó más de un
problema con su tío, e1 Emperador. Estando vacan-
te el trono de Bulgaria -bajo la égida de:l Impe-
rio Austro-Húngaro- sin solic,itar la anuencia de
Francisco José, presentó sus pretensiones para
ocuparlo. La irritación del Emperador fué tremen-
da, ya que él tenía, por razones de "estado" su
hombre para el trono. La severa reprimenda que
n:·cibió le dejó profundas huellas en su espíritu. Su
tío ·estimó que sus pretensiorres al trono vendrían
respaldadas por e1 ejército, y debió sufrir ila ver-
güenza de ser retirado de su grado de Coronel, pe-
se a que esa medida encontró profundo malestar
entre los militares jóvenes que le estimaban muchí
simo. Desde ese momento su vida tomó otra direc-
ción.
Su amistad con Rodo}fo: Su amistad con su
primo, el qu:e luego fuera protagonista de la tra·-
gedia de Meyerling con la baronesa María Vetsera,
67
venía desde niüos. Uno y otro se contaban sus cui-
tas y sus problemas, y el heredero a~ trono del Im ·
peri,o, Rodolfo le salvó de las iras de Francisco Jo-
sé. El deseo de abandonar la Corte se hizo más
fuerte. Estaba hastiado de ella. Se mantenía por
rl amor de una rubia burguesa en su Viena, Ma-
ría Julia Sutter. Hasta que un día tomó su deter-
n,inación, en una carta dirigida a1 Emperador re-
nunció a sus privilegios de Archiduque prometien-
do no pisar jamás el suelo del Imperio. El almana-
que Gotha le borró de sus páginas. Casi ensegui-
da, Juan partía para América. Era e1 aüo 1889.
En América: Se transformó en un viajero de
sencillas y burguesas costumbres. Su nombre fué
desde entonces Juan Guarnieri. Su esposa quedaba
en Austria hasta su llamada. Siguió hacia el Sur.
atravesó nuestro país terminando esa etapa de su
vida en Buenos .A_ires.Estando aillí llegó su esposa.
Se radicaron un tiempo en Gualeguaychú donde
nació su primera hija.
Juan Guernieri el'. Salto: Estamos en 1896. Se
establece en nuestra ciudad en la época en que la
fortuna esperaba aquí a quien lo desease ,pero era
una épcca brava, en que la seguridad civ~l era pro
blemática con los vaivenes de la política cuajada
ífo revoluciJnes.
Aquí nacieron sus hijos Juan, Clara, Isabel y
Elena. Todos en una casona frente a la plaza víeja.
Llega 1904, año en que había de cumplirse la
última "patriada". Juan Guarnieri ya hacía tiem-
po que había tomado partido por los Blancos, pués
aquellas no eran épocas en que se podía permane-
cer neutral, por más extranjero que fuera. Tampo-
co le habría gustado eso al ex Archiduque cuya
~angre hervía aJ contacto con la espada.
Interviene en dos batallas: Ofrece su espada a

68
Aparicio Saravia. Rápidamente se hizo uno de sus
más cercanos colaboradores. Su desconocimiento
c;el terreno era suplido con creces con sus conse-
jos tácticos ganados con su experiencia en la Aca-
demia Militar y en los propbs campos de batalla
Üf Europa, refulgentes de brillantes uniformes. Su
sangr e azul se confundió con la roja de nuestros
1

criollos en varios combates. Tres Arboles y Cerros


Blancos lo encntraron firme junto a Saravia. He-
rido en un último combate en 1904 no pudo par-
ticipar en Masoller.
La muerte de su jefe hizo alterar todos sus
proyect.os. Otra vez su carrera nülitar se truncaba.
Convaleqi e.nte de sus heridas, terminada la guerra,
1

se embarcó con su familia para Buenos Aires, vía


Concordia. Allí el oficio de fotógrafo, que di6 el
pan a tantos aristócratas venidos a América, ayu-
oé aJ sostenim,iento de la familia Guarnieri. La
muerte encontró al ex Archiduque portando aún
su máquina fotográfica.
En Salto, que siempre ignoró su verdadero orí
gen, su pasaje fué como el de tantos que oculta-
r-:m su historia. Eran épocas en que nuestros bra-
zos estaban siempre abiertos para quienes quisie-
ran colaborar en la edificación de un país que aúr:
r.o había salido del período, casi lógico, diríamos,
ce las revoluciones y sin preguntar a nadie quie-
r:es eran.

LOS COMIENZOS DEL LICEO NOCTURNO


"En Salto, a los 23 días de agosto de 1942 a las
69
18 horas se reunen en el 'lJCal de Zapatería Castag-
no, Antonio P. Castagno, Bolívar H. Cabral, Joa-
quín Costa Nobre, Pedro D. Guimaraens, Baldome-
ro V. de Lisa, exalumnos y estudiantes libres de se-
cundaria con el propósito de constituir una agru-
pación para dar forma a la idea concerni 2nte a la
1

creación de un Licieonocturno en esta ciudad, por


ser ello sentida necesidad dre la población".
Así comenzaba la primera acta de tantas que
después se harían hasta que otras cabezas y otras
manos prosiguieron la obra, hasta que un seis de
mayo de 1946 se abría en forma oficial e1 Liceo
Nocturno de Salto, una sección, como fuera enton·-
ces, del Instituto Politécnico Osimani y Llerena.
ANTONIO P. CASTAGNO Y BOLIVAR H. CABRA!.
MASCARI.-
Una obra siempre está ligada a un nombre o
a varios nombres. La creación del 'liceo nocturno
está íntimamente ligada a ellos. Pero ... hagamos
historia: Antonio P. Castagno y Bolívar H. Cabrnl
s~;ahan unidos pJr una amistad de antigua data,
y como eran personas que aspiraban elevarse en
sus ya bien ganadas posiciones, a pesar de haber
dejado atrás hacía tiempo sus 25 años, decidieron
cursar estudios liceales y. . . hasta seguir una ca-
rrera universitaria. Estaba escrito que sus deseos
no se cumplirían, por que todos sus esfuerzos es-
tarían dirigidos a una obra de bien común, que
bien valía su sacrificio, sus afanes, y efectivamente
ocurrió así.
SURGE LA IDEA DE LA CREACION DEL LICEO
NOCTURNO
Castagno y Cabra:1 estudiaban juntos para esP
fin de año de 1942, poder rendir algunos exámenes,
que, por consiguiente, eran libres. En esos ratos
que el ir y venir de páginas hacía propicio para
70
conversar de algo fuera de tema, surgió la idea:
¿por qué Salto, segunda capital de la República.
na puede contar también con un liceo nocturo que
haga viable los deseos de tantos que por tener que
1

trabajar no han podido completar o haeer el ciclo


de enseñanza media? Un momento de silencio ante
la presencia de idea tan grande y un parlotear
inusitado, un apartar de 'libros, un entusiasmo de-
lirante en ambos. ¡"Eureka", habrían dicho, y si
no lo dijeron, bien valía que lo dij'eran ya que ha-
bían descubierto la forma en que podrían hacer
accesible a todos, la enseñanza media en nuestra
ciudad.
SE CONSTITUYE UNA COMISION
Nuestros hombres, no son egoístas ,Y quieren
hacer partícipes de su idea a otros amigos igual-
mente interesados en proseguir sus estudios, y co-
mo nada puede hacerse ni llevarse a cabo sin "for-
mar una comisión" la constituyen.
Estaban a 20 de agosto de 1942. Castagno invi-
ta a Baldomero De Lisa, Cabral a Pedro D. Gui-
maraens y éste a Joaquín Costa Nobre y acuerdan
bacier una reunión para echar las bases y Hevar
adelante aquella idea.
La reunión se llevó a cabo en el local de la
Zapatería Castagno -Uruguay 800- a las 18 y 30
del día 23 de agosto de 1942. Asistieron los dnco,
todos exalumnos y estudiantes libres de,¡ liceo ani-
mados de un solo propósito. ·
La reunión resulta todo un éxito. Todos están
de acuerdo, y tocados por esa inspiración que a ve-
ces surge en los predestinados para una gran obra,
resuelven llevar las cosas adelante. Ya no se había
de quién era la idea.
El entusiasmo de todos era parejo, pues todos
lo sentían igualmente.
71
1E1 acta primera de esa reunión continúa así:
" ... se reunen con e'l propósit:o de constituír una
agrupación para dar forma a la idea concerniente
a la creación de un liceo nocturno en esta ciudad
por ser ell) sentida necesidad de la población".
1El documento era sencíllo, su formas modes·
ta, pero de su significación sólo pueden decir cuan
grande es, qui,enes, han pasado por sus aulas, quie-
nes ahora son profesionales o están próximos a
1

terminar una carrera, merced al esfuerz~ de aque-


llos que concmT1iierona esa primera sesión.
ES ENTREVISTADO EL DIRECTOR GENERAL
Castagno tenía que ir a Montevideo por razo-
nes de su comercio, y adelantó la fecha del viaje
para hac er gestiones ante el Director General de
1

Enseñanza Secundaria y demás consejeros relacio··


nadas con 'la creación del liceo.
Atropel'ló a cuanto portero encontró en el Con-
1

sejo intentando hacerlo hacer ante sala, se anun-


ció sin tarjeta de recomendación, ya que llevaba
un propósito nobi1ísimo, y habló con el Arq. Acos-
ta y Lara, el Director General. Siguió con los Con-
sejeros Vieira y Grompone.
A: su regreso, el 10 de setiembre, se volvieron
a reunir, y como según el Director General, para
dar andamiento a:1 asunto había que demostrar su
necesidad, se abocaron a hacier un llamado a ins-
cripción de futuros estudiantes. De Lisa consiguió
en préstamo el mimeógrafo de la Jefatura de PoJi··
cía y allí conf eccionó •las sdlicitudes de matrículas.
1

Se llamó a inscripciones, se visitaron diariios y ra-


dios, se hicieron cartelones, se distribuyeron volan-
tes, se interesó a instituciones púlJlicas y privadas,
se consiguió la promesa de ayuda financiera del
Intedente Arq. Invernizzi, se interesó en gestiones
a los diputados Hernánctez y Gaudín. En fin, se
72
I\:volucionó el ambiente, consiguiéndose los propó-
sitos: crear la neoesidad de un liceo nocturno, o
mejor dicho despertar esa necesidad dormida, que
estaba siendo sacudida con manos decididas por
esa comisión que se llamó "Asociación Popular Pro
Liceo Nocturno".
NOTA A LA DIRECCI.ON DEL LICEO
-LA ASAMBLEA-
Se necesitaba 1el apoyo del Liceo de Salto. Se
precisaba el loca l, la buena voluntad de la Direc-·
1

ción y la colaboración de los profesores. Se cursó


una nota al Director Ing. Napoleón Pereira Ma-
chado solicitando una asamblea de profesores pa-
ra exponer el plan de trabajo, y recabar su apoyo.
Esta se realizó el 24 de setiembre -las etapas se
wnían quemando- resolviendo dicha Asamblea de
Profesores prestar su concurso gratuito como pro-
f1esoresdel novel liceo y cursar nota a la Dirección
General, sJlicitando la creación del mismo.
VISITA AL INSPECTOR BASSAGODA
De las visitas que se hicieron a éste se obtuvo
el mayor apoyo y la promesa, cumpUda, de lograr
interesar al magisterio que se prestara a dictar
las materias de ingreso a1 liceo, ofreciéndose él
mismo para dictar algunas.
INSCRIPCION Y ASAMBLEA DE ES'IUDIANTES
Se había llegado en pocos días, merced a la
actividad y el celo de los organizadores que habían
abandonado todo por su ideal, próximo a ailcanzar,
r€Unir la cantidad de 230 inscripciones espontá-
neas para cursar estudios, entre las que habían 126
para ingreso! Esas inscripciones daban la pauta de
la nece$idad de la creación del iliceo, vislumbrada
por Castagno y Cabral y pedida para certificar por
el Director General.
Las grandes obras requieren energía, rapidez,
73
..
continuidad para Negar a feliz término, aún pasan-
do a veces por arriba de respetables preceptos.
Pero esta pr,imera comisión pro liceo no pasó
por arriba nada, cuando llegó a un buen número
de inscriptos, llamó a asamblea -el 11 de octubre
en el salón d2 actos del liceo- para dejar consti-
tuída la comisión efectiva dei ,la Asociación en sus-·
tituC:ión de la provisoria que tanta actividad ha-
bía desplegado desde sus comi<enzos.
De la asamblea surgió la siguiente comisión:
Presidente: Antonio P. Castagno, Vice: Roberto Ni-
cola F,irpo, Secretario: Bolívar H. Cabral, Pro Se-
cretaria: María Soledad Galluzzo, Tesorero: Pedro
D. Guimarnens; Pro Tro.: María del Carmen Del-
deo, Bibliotecario: Ba,ldomero V. de Lisa, Pro Bi-
bliotecario: Líbero Romeo Fernández y Vocal: Joa-
quín Costa Nobre.
OTRAS GESTIONES
Se designaron Comisiones para entrevistarse
con maestres y profesores a fin de conseguir su co-
laboración; se obtuvieron rebajas en abonos para
los alumnos que vivieran apartados del liceo, se
1

imprimeron citaciones, etc. preparando todo para


la fecha de iniciación de las clases, fijadas para el
19 de octubre a las 21 horas.
Para continuar g estiones en la · Capital ante
1

las autoridades,· se logró la colaboración de los se-


fíores Juan B. Siilva Vila, José Pereira Rodríguez y
Pedro Chouy Terra.
Todo este ir y venir, todo este ajetreo, todo es-
te mJvimiento. necesitó de dinero para moverse, y
es justísimo destacarlo, salía del bolsillo de los inte-
grantes de ,la Comisión. En un día sólo, Castagno
gastó cincuenta pesos (de los de antes) en comu-
nicaciones con autoridades y diputados en Monte-
video!

74
PRIMEROS PROFESORES
Las gestiones para obtener el concurso de pro-
fesores para Ingreso dió rápido y satisfactorio r2-
sultado. Al comenzar las c'lases entraron en fun-
ciones, prestando gratuitamente su colaboración
los siguientes profesores y maestros: Srtas. María
I. Schmersow, Teresa Caamaño, Ailec Soto, Ana C.
Minatta, Josefa D. de Fuenthes, Carolina D. Sil-
vestre, Virginia Malinverno, Marina Esteva, Elida
Sánchez, Mimosa Llama, Nélida Llona; Sras: Cle-
11a Rafetto de Fagúndez, Elba Hernández de Lave-
chia, Nelly Ifrán de Filgueira y Sres. Ismael Ro-
dríguez, Raúl M. Macció, Eleazar Nan, Ventura G.
Silva y Arturo Aníba1. Gagliardi.
!JE INICIAN LAS CLASES
El tiempo no estaba para mal gastarlo. El en-
tusiasmo de los organizadores había logrado apo-
derarse de profeso1'es y alumnos que sólo espera-
ban el día, mejor dicho la noche indicada para co-
menzar ordenadamente una nueva actividad cul-
tural. Y eFa fué fijada para el 19 de octubre a las
21 horas. Se hizo saber el cierre de las inscripciones
para el 15 de ese mes, y a todos los inscriptos se
les cursó una comunicación citándolos para el 19
a las 21 en el loca:1del liceo, y se agr egaba: "lleve
1

cuaderno y lápiz".
Y las c!lases comenzaron. No había Director.
La comisión organizadora se prodigaba solucionan-
do problemas, alcanzando tizas que debían adqui-
rir de su propio peculio, obsequiando abonos de
ómnibus para los necesitados, conversando con los
profesores que por no ser oficiales, o quien sabe
por qué, no lograron ese año que se les permitiera
descansar en la "Sala de Profesores". Esporádica-
mente el Ing. Pereira Machado hacía sus recorrí-
75
das por el patio y encontrando todo en orden se re
tiraba.
PROBLEMAS Y VISITAS IMPORTANTES
Los problemas surgían siempre. El mas impor-
tante fué el siguiente: la Dirección General había
dispuesto que quienes cursaran estudios en liceos
nocturnos debían exhibir su condición de emplea-
dos u obreros que no les permitiera concurrir a,1li-
ceo diurno, y a pesar de no ser oficial este insti-
tuto, lo exigió así ,enviando como observador al
Inspector Edme Errazquin, para que luego emitie-
ra un informe.
Pero esta difkultad fué pronto solucionada.
Si se esperaba que las empresas o comercios envia-
ran por si los certificados de trabajo habría que
esperar mucho tiempo, entonces se recurrió a la
buena voluntad del Inspector de Trabajos Sr. Ju-
lio Escanellas, quién en compañía del Inspector
Errazquín recorrió prácticamente "todo Salto"
arrancando en dos días 'los certificados de trabajo
de todos los 1estudiantes en los !locales de las em-
presas y comercios. Y eran 230 !
La obra marchaba y la Comisión bombardeaba
con notas y gestiones a cuantas autoridades po-·
nían a su alcance para lograr su habilitación u
oficialización. Pero a:Uá arriba consideraban pre-·
maturo todavía, y -el papeleo debía andar cuatro
años para lograr el fin!
En jira electoral había llegado a nuestra ciu-
dad el Dr. Juan José de Amézaga, y la comisión no
perdió tiempo, le entrevistó para arrancarlie la pro
rr~esa de su preocupación por el liceo. Concurrió
e1 Dr. Amé2,aga al liiceo nocturno en la noche del
5 rle noviembre quedando impresionado por la mar
cha del mismo.
76
FEBRERO DE 1943 - LOS EXAMENES -
Llegaron los exámenes de ingreso de febrero
y el promedio de aprobados fué de casi de un cien
por cien. La razón del licieo nocturno se hace más
valedera y la responsabilidad de profesores y alum
nos era manifiesta.
El 24 de febrero, los estudiantes dieron un
lunch en la Confitería "Ideal" a sus profesores. Es-
pecialmente invitados concurrieron los miembros
de la Comisión Organizadora y el Inspector Edme
Errazquin. Hic1ieron uso de la palabra los estudian
tes Aroldo Sabarroz, María del C. Deldeo, Raúl Her
nández, Antonio Suárez Viera e Ignacio Puigvert.
En nofubre de los profesores lo hicieron los señores
hmae1 Rodríguez y Eileazar Nan. Finalmente el
Inspector Errazquin pronunció un brillante discur-
so, diciendo: "Creo que el liceo nocturno es realidad
porque todos han puesto en esta obra ca1lor,afecto y
sinceridad ,y no pueden dejar de triunfar el amor,
la fraternidad, ei entusiasmo y el calor de la amis
tad. Hoy no 1leshabla el Inspector. Les habla Erraz
quin el hermano mayor, que se formó a hacha y
martillo, y por eso lo comprende y la comprensión
ablanda e1 corazón y abre los brazos en abrazo fra-
terno".
Luego hizo entrega en nombre de la Comisión,
de dos relojes, uno a cada uno de los a;lumnos que
obtuvieron la nota más alta 'en los exámenes: la
Srta. María Celia Astiazarán y el joven Germán
Ness.i, recordándo1les que un reloj es un objeto fa ..
tídico cuando marca la hora del dolor y es una
rnáquina maravillosa, cuando, como esta noche,
evoca la lDra triunfal.
OTRO AÑO DE CLASES
Terminados los exámenes de ingreso había
que ir a la instalación de los primeros años y tam-
77
bién los s1guientes pues eran muchos los inscriptos
deseosos de continuar sus estudios truncad,Js por
razones de trabajo hacía muchos años. La Comi-
sión no se dio descanso. Una dificultad vino a des
alentar un poco. A fines de marzo la Dirección del
Liceo recibió una nota de .la Dirección Gral. en que
expresaba: "que había 'emitido opinión favorable
a la creación de la división nocturna del Ins. Po-
litécnico "Osimani y Llerena"; disponer el cálculo
_de los recursos necesarios para su funcionamiento
y no hacer lugar a1 funcionamienb con carácter
l:onorario del curso nocturno, atenb a que el
Consejo recabaría de inmediato de la Superioridad
la obtención de los fondos necesarios".
Esta última resolución llenaba de consterna-
1

ción a todos a pesar de que no esperaba que los


recursos para su oficialización fueran obtenidos
tan rápidamente. Sin embargo siguieron 'esperan-
do y trabajando. Los meses fueron pasando sin ob
tener respuesta favorable, hasta que, en vista de
que los recursos no llegaban tentaron nuevamen-
te la iniciación de las clases como libres y lo con-
siguieron.
En julio de ese año se llama a Asamblea en el
Ateneo y se resuelve proseguir la lucha e iniciar
las clases de inmediato. IEl Consejo de Enseñanza
permitía el funcionamiento de las clases en el li·-
ceo pero todos los estudiantes serían considerados
libres, debiendo rendir las pruebas correspondien-
tes en esa calidad. Eso nd les amilonó y en esa
Asambllea dsignaron una comisión integrada por
los profesores Roi, Barbieri, de Fuentes, Roux de
Lucas, Rodríguez y Nicola Firpo para que abriera
t.:n registro de profesores que quisieran dictar cla--
ses gratuitamente y expresaran las materias de su
especialidad. La Comisión distribuiría después las
78
c'.áses y asignaturas con los profesores inscriptos.
DIRECTOR, SECRETARIO, NUEVOS PROFESO-
RES.
El 1<:> de agosto los profesores inscriptos para
dictar clases en ingreso y los cuatro años líceales
se reunieron en una asamblea.
En la misma se designó director al Arq. Bar-
bieri que había venido colaborando con la Comi-
sión Organizadora desde hacía tiempo. Se resalvió
iaiciar las clases al día si.guiente; se distribuyeron
las asignaturas y se designó un Secretario Bedel:
Angela Astiazarán.
Además de los profesores que habían actuado
en el período anterior se agregaron ahora los si-
guientes: Sra. Roux de Lucas, Arq. Barbieri, Dr.
Antonio De Fino, Srta. Minerva Cabral, Dr. Nicola
Firpo, Angel Mazzara, Sra. de Burdiat, Juan S.
Herman, Fra. Mirassou, Far. Carvalho, Sra. Far.
Olga Cáceres de GeJpi, Dr. Luis Fontes, Jorge Roí,
Dr. Sntiago Rompani, Altamides Jardim, Srta. Leo
nor Rodríguez y Juan Fe1ipe Pereira Machado.
Es de hacer notar que muchos de los inscrip-
tos no concurrieron a ninguna clase y algunos lo
han seguido haciendo hasta hoy.

EL GENERAL TEOFILO CORDOBA


Sin duda aJguna la figura del General Dn.
Teófilo Córdoba lleno como nad'ie una dilatada
época de la vida civil de Salto, pues aunque mili-
tar que recorriera toda escala de grados hasta el
rnás encumbrado, jamás dejó de actuar y de ver
79
por el progreso, y de la justicia. El horizonte de
su visión en bien de í8alto era tan dilatado que
quienes compartían aspectos de su vida pública
jamás podían alcanzarle, sino seguirle ciegamen-
tP en la seguridad que cuando el visionario del
prngreso 1ocat apuntaba a aJlgo allá lejos, estaban
seguros que llegaría, y bien.
Jamás Jefe Político, y Jefe de Policía alguno
ae aquellas turbulentas y de estas tranquilas épo-
cas, llegó a sostenerse tan firmemente en su pues·
te con el cariño y la aprobación de la población
que regenteaba y los Gobernantes que se sucedían
a cargo del Poder Ejecutivo. Todos ellos supieron
reconocer e1 valer de Córdoba como administrador
de este Departamento, confirmándolo siempre en
su cargo, primero fué el Presidente Vida! que sus-
tituyó a Latorre, quien ya ihabía ofrecido este car-
go a Córdoba, luego fué máximo Santos, después
Máximo Tajes y por último Julio Herrera y Obes.
No continuó en el puesto sino hasta 1894, desde
1880 por haber renunciado. Señalamos que desde
la fecha de renuncia de su cargo hasta 9 años des-
pués, se sucedieron en el cargo dejado por Córdo-
ba 19 Jefes!
Su vida, que se apagaría en noviembre de 1927.
lo tendrían casi siempre como de los más preclaros
y serios jefes del partido colorado en Salto.
Para esta crónica, que en razón de las carac-
terística de este trabajo ,debe ser pequeña, he-
mos recurrido a documentos no dados a conocer
hasta este momento. Sus hijos nos han propor-
cionado innumerable material de real valor, que
nos ha permitido seguir la línea de la vida del
General Córdoba y dar a conocer algunas cosas,
cartas y hechos que confirman más aún e1 carác-
ter y la personalidad extraordinaria de un hom-
80
bre que si bien no era hijo de Salto, y ni siquiera
Oriental, actuó como e1 mejor de ellos.
Sucintamente digamos algo de sus primeros
años y de su vida como militar:
Su origen - Hijo del Mayor Juan Córdoba que
ofrendara su vida en la heroica defensa de Mon-
tevideo, Teófilo Córdoba nació en Victoria, Provin-
cia de Entre Ríos, el 27 de Mayo de 1843. De allí
con su padre se dirigió primero a Mercedes y lue-
go a Montevideo. Muerto su progenitor, apenas
terminada la Guerra Grande se dirigió al pueblo
de Diamante, mas próximo a Buenos Aires, donde
vio el paso del Paraná por el Ejército que iba a
derrotar a Rosas. Pasan algunos años, deambula
con su familia por Paraná, Villaguay, luego Con-
cordia.
Su vida de militar - La Cruzada Libertadora
del General Venancio Flores se hallaba en sus co-
mienzos, y cerca de Salto. En unión de su herma-
no David -nacido en Soriano- deciden enrolar-
se en las filas libertadores. No podía ser de otra
manera para quienes habían visto morir su padre
en pro de la justa causa colorada, para quienes
habían visto las atrocidades mazorqueras en la
Argentina aliada de Oribe.
Era el 28 de noviembre de 1864. Cruzan el río
Uruguay de Concordia a Salto, junto a Teófüo, su
hermano David, Emilio E. Thevenet, Bernabé
Mendoza,· Benjamín Castagnet, Prudencio Quiro-
ga, etc. Se presentan al Coronel Gabriel Palome-
que, avanzada de F,lores que había tomado Salto
al entregarse su guarnición.
Tomada Salto, Teófilo Córdoba, actuó como
soldado de línea de la primera Compañía del Cuer-
po de Dn. Camilo Vila. Luego es licenciado al ser
dPrnlojados los blancos del poder. Tiene una ac-
81
tuación destacada como auxiliar en la guerra de la
Triple Alianza, más adelante, ya en 1868 tiene una
actuación de valeroso arroj:J al repeler, en una Ju -
cha cuerpo a cuerpo, junto con pocos compañeros
más, la intentona de jefes blancos de tomar la Je-
fatura salteña como baluarte que serviría de mu-
cho para la invasión de Timoteo Aparicio.
Eran los tiempos que Concordia servía de tran-
{JOlínpara toda invasión a nuestro país, y en qw.~
tanto los orientales iban a engrosar las filas revo-
lucionarias argentinas, como los argentinos ve-
nían a engrosar ilas nuestras. El río Uruguay era
un hilo de plata angosto por esta zona y apropia-
:7o para ser cruzado en ambas direcciones, Benítez,
~1ue ayudaba a Aparicio, había cruzado p:Jr Belén
en esos días en que Aparicio intentaba tomar Sal-
to. Despejada las zonas cercanas a la ciudad, s~l
hermano David salió de recorrida hasta Pas:J de
. as Piedras de Daymán. Una sucesión de pequeños
combates les llevó hasta paso de las Piedras de Ita-
pebí, donde David y su compañero Soria transita-
ban. Al encontrar una partida, David Córdoba gri-
tó: Colorados!" y la partida, que era blanca, le
acribilló, le dejó en medio del camino y le mutiló
horriblemente. Soria apenas pudo escapar con un
lanzazo y un balazo. Bárbara conducta que dejó
una amargura profunda en su hermano Teófilo,
¡ue jamás pudo olvidar, pero nunca le cegó comu
para actuar fuera de la equidad y Ja justicia aún
·uando ésta debiera recaer en los blancos.
En abril de 1870 Teófilo Córdoba comandaba
1:na pequeña nave a vapor que custodiaba nues··
tras costas impidiendo por aquí la acción de Me-·
dina. El 18 de Mayo de ese año el Superior Go-
o~erno le nombra Capitán de Guardias Nacionales.
Luego pasa a Jefe de Resguardo, pero en Octubre.
32
hastiado de la vida tranquila, pide ser trasladado
a1 Ejército del Norte. Obtiene el comando de la se-
gunda compañia del Batallón de Guardias Nacio-
nales de este Departamento. Su compañía es la que
cubre valerosamente la retirada del Gral. Suárez.
Más tarde, terminada la batalla del Sauce, el 25
de diciembre de 1870, Córdoba toma parte en la
persecusión del enemigo. Pocos días después junte,
al arroyo Cardozo en Río Negro, con un puñado de
infantes se lanza contra una fuerza superior de
Aparicio y consigue rendirla con la tranquilidad y
s<:guridad de los prisioneros que conocían las con-
diciones humanitarias de que hacía gala Córdoba
en una época donde pocc,s prisioneros se salvaban
a veces de la soldadesca. Es posible que aún esté
En nuestra Jefatura de Policía la bandera que p€r-
teneciera al Batallón de Guardias Nacionales NQ 1
de Salto que se distinguiera en ese combate y en
toda la campaña contra Aparicio. La fecha de en-
trega fué el 21 de febrero de 1911.
Contacto con Sarmiento - El 14 de setiembre
de 1871 era nombrado Córdoba Jefe Interino de la
Guardia Nacional de Salto, hasta el siguiente año.
La Revolución de T. Aparicio continuaba desan-
grándose, ya en su retirada final intenta apoderar-
se de Salto por asalto, pero las fuerzas legales al
mando de Córdoba resisten y contraatacan desis-
tiendo Aparicio de tomar una plaza que podría
costarle caro a sus ya menguadas fuerzas. Córdo-
ba ocupaba con su batallón la línea Norte de la
ciudad.
Vuelta la tranquilidad al país, en 1872 y li-
cenciada la tropa, Teófilo Córdoba volvió a su ta-
rea en el Puerto de Salto. En esa tarea, en dos
ocasiones en que patruHaba el río Uruguay, detu-
vo sendos contrabandos de armas y municiones
83
clestinados a una prox1ma revolución para derro-
car a Sarmiento. Esa revolución estaba encabeza-
cia pJr López Jordán asesino luego de Urquiza y sus
dos hijos.
Consideró el Gobierno constituído argentino
que el acto del Cap. Córdoba era de enorme signi-
ficación para su estabilidad. Fué así que éste reci-
bió una atentísima carta particular del Presiden-
te de la Argentina Dr. Domingo Faustino Sarmien-
to, otra del Gobernador de Entre Ríos Leonidas
1Echagüe, del Cap. de Puerto José Ma. Cordero, de
Luis Leguisamón y de Aquileo González, Jefe Polí-
tico de Concordia.
Al afio siguiente, con motivo de la inaugura-
ción del ferro carrt1 hasta Concordia, Sarmiento,
escribió a Córdoba lo siguiente:
"Señor Dn. Teófilo Córdoba, Concordia, Abril 1\> de
1874. Mi estimado señor y amigo: Desde el primer
ciía de la revuelta de Jordán, todos los jefes me han
sido unánimes en recomendar los buenos e impar ..
tantes servicios que U. ha prestado al restableci-
miento dé las instituciones y de la tranquilidad.
Deseaba decírselo y conocerlo personalmente al
venir a Concordia a inaugurar el ferro-carril, lo
que hago personalmente por esta carta, dándole
las gracias en nombre del Gobno. y de las institu-
ciones públicas. Dejo encargado aJ Sr. Dn. Enrique
Doce de hablar con V. para más detalles y me
ofrezco a V. en cuanto pueda serle útil, como Pre-
sidente y como amigo que Jo estima. Su affmo.
D. F. Sarmiento".
Aparecen los "Remington" - el año 75 --el
año terrible como le señala la historia- encuentra
en el ejercicio del poder a Varela. E,l país en re-
vueltas Jtra vez. El Coronel Atanasildo Saldaüa
Jefe de la Guarnición de Salto y Jefe Político se
84
levanta en armas y se dirige a Paysandú el 8 df~
setiembre a fin de tomarla, con mil hombres. Hizo
un pequeño intento frente a Paysandú, pero optó
por regresar. Mientras tanto desde Paysandú, don·-
de se encontraba, regresó e1 Capitán Córdoba y
ctros Jficiales. Con gran trabajo y apuro reunió
vnos quinientos hombres para oponerse a Saldaña
cuando regresara a Salto. Mientras tanto el Minis-
tro de Guerra Coronel Lorenzo Latorre enviaba ar-
mas y municiones y en especial los primeros cin-
cuenta fusiles Remington para la compañía de
Córdoba.
Saldaña estaba acampado en Palomas.
El Ccroc'.el Martínez salió a batirlos con el
Cap. Córdoba. Se encontraron en Palomas y luegr.
de algunas pérdidas en ambos lados fueron sor-
.yendo los revolucionarios.
Su vida civil - No es precisamente este perío-
do el entregado enteramente a su vida civil, sino
que sus obras en pro del progreso del departamen-
:o que servía secumplen principalmente desde aho-
ra (1880) pero paralelamente a su actuación mi-
<litar, que no puede abandc,nar, como nadie podía
hacerlo en aquellos tiempos de revoluciones y de
consolidación de nuestra democracia.
Habíase negado ya a ocupar el cargo de Jef~
Político ofrecido por Latorre, pero el 30 de marzo
dE.1880 le comunican su designación por parte del
Gobierno de Vidal.
En estas páginas que siguen ofreceremos de-
talles de su actuación como civil y como militar
hasta 1894 año en que renuncia por desinteligen-
cias co:1 el Presidente Herrera y Obes.
Manuel Caraballo reuniía tropas en el Brasil
para otro intento revolucionario. Rápidamente el
Jefe P::ilítico, _Cap. Teofilo Córdoba acuerda que los
85
comandantes José Villar y Feliciano Viera se tras-
laden a la frontera con sus fuerzas para no estar
desprevenidos. El mismo Córdoba se constituyó en
la frontera. Caraballo ante la vigilancia cerrada
de que es objeto opta por desistir.
Ascenso - El 3 de Mayo del 81, el Gobierno
a~ciende a T. Córdoba al grado de Sargento Mayor.
Otra intentona - Los blancos no cejaban en
.su esfuerzo de intranquilizar al país. Es así que el
Coronel Simón Martínez rebaza 1a frontera hacia
el Sur, pero e1 Jefe Político, hábil para adivinar y
conocer a los revoltosos, ya antes del cruce de la,;
tropas de Martínez había dispuesto todo lo nece-·
sario para detenerlo estableciendo un hábil cor-
dón escalonado de tropas y policías. Esto sucedía
en agosto del mismo año de su ascenso. Viera es
situado sobre el arroyo Mangrullo, el Cap. Juan
Lucas Rodríguez se sitúa en Mataojo y el coman-
dante Villar dispone una tropa a cargo del Sar-
gento Mayor Leleu volante entre las dos fuerzas
anteriores. El encuentro es en Sopas el 16 de agos-
to, desbandando rápidamente a los revoltosos que
comprenden asimismo que les esperaban y que las
defensas estaban perfectamente organizadas. Fué
éste otro triunfo de organización de Córdoba que
le merece una laudatoria nota del Ministerio de
Guerra y Marina firmada por Santos. Entre otras
cosas esa nota dice: "Dos hechos se desprenden a
tenerse en cuenta: el uno la actividad y el celo de
las autoridades de ese Departamento, dignos de
todo encomio bajo todo concepto, y el otro, la inu-
tilidad de los esfuerzos, la impotencia y la absolu-
ta falta de apoyo en la opinión de esos caudillos
pretenciosos que creen que a un solo grito de re-
vuelta se encontrarán rodeados de muchos pode-
rosos e,lementos, etc. etc''. Más adelante, dice San-·
86
tos: "El gobierno aprueba en todas sus partes las
resoluciones adoptadas por V.S. en este caso, y a
1,... vez cumple por mi intermedio con el deber de
íelicitarlo por la actividad y celo desplegados por
V.S. por sus subalternos y por la fuerza de línea
destacada en ese Departamento, etc. etc.".
El Teatro Larrañaga - El 80 fué un año :e.
lativamente tranquilo para las actividades milita-
res del Cap. Córdoba. Su posición desde la Jefatu-
rci Política le permitió entonces dar comienzos a
las que serían sus grandes obras civilistas. Fué
así que el 12 de julio el Jefe convoca a una serie
c;r vecinos con el propósito de formar una comi-
f.ión que llevara adelante los trabajos para fundar,
construir y hacer funcionar un teatro acorde co,1
la ciudad del interior que iba a la cabeza en cuan-
to a cultura. La idea fué acogida con entusiasmo,
ya que el "Teatro Viejo" o "Teatro del Salto" cons-
truido en 1850 no llenaba las necesidades ni la de-
manda de localidades. En esa misma reunión se
colocaron acciones de $ 100 cada una y se desig-
llÓ a Dn. Teófilo Córdoba Presidente de la Comi-
sión, Nicolás Orca.sitas como Vice, Leopoldo Artea-
ga como Secretario y a Dn. Ramón Abascal como
Tesorero. A los pocos días esta comisión tenía ya
en su poder S 14. 800 pesos oro de los $ 33. 800 que
iba a ser el Capital. Se encontró terreno apropia-
do en calle Valentín (hoy Suárez) entre Uruguay
y Arapey (hoy Brasil). Los planos los hizo el Inge-
niero Roberto Alfredo Wilkinson del Ferro-Carril
N ord Oeste y la construcción corrió a cargo del
cc.nstructor Guggeri con un costo de S 23.500 por
:c!;bañilería (otorgada por licitación).
Dos años más tarde, el 6 de octubre de 1882 se
11;auguró la sala. Es de hacer notar que muchos de
quienes se habían suscrito con acciones se pusie-
87
rnn en mora para integrarlas, lo que movió a la
Comisión -que estaba empeñada en llevar ade-
lante la obra- a ejecutar o por lo menos a ame-
nazar con ejecutar judicialmente los bienesde quie-
nes eran remisos en el cumplimiento de la obliga-·
ción con traída.
La Iglesia Ntra. Sra. del Carmen. - Especial
preocupación puso el Jefe Político en la construc-
ción de la iglesia de la P.laza "33".
La primera, de madera y paja ubicada en el
lugar que hoy está el edificio del Concejo hasta que
en 1846 un incendio terminó con ella. De allí se
pasó a un salón que ocupara una pulpería, hasta
que en 1852 la Junta Económico Administrativa
c:2stinó un terreno para levantar la nueva iglesia
sobre el costado Oeste de la Plaza citada anterior··
mente. E,l edificio constó de una sola nave con do.;;
campanarios inaugurada ei. l\l de abril de 1855
Pero pronto se hizo pequeña. Simultáneamente con
las tareas para la erección del teatro, el Jefe Polí-
tico hizo planes junto-con el Cura Párroco Dn. Cri-
.santo López, para refaccionar y ampliar ,la Iglesia
de Ntra. Señora del Carmen. Los archivos consul-
tados nos dan cuenta de sus insistentes pedidos
ante el Ministerio'de Gobierno y el de Fomento
para lograr dinero para ello. Lo obtuvo finalmen·-
te, agrandándose la nave central (que era única)
y construyendo una a cada lado. Más tarde se co-
locó el reloj y dos años después las campanas para
e1 mismo donadas por el Presidente Tajes.
Sus contactos con Concordia - Grandes amis-
tades tenía Dn. Teófilo Córdoba en la Argentina,
con el gobierno constituído, al que desde su puesto
aquí prestaba grandes servicios para mantener el
orden y la legalidad. Una carta del Capitán de
Puerto de Concordia de fecha 3 de abril de 1880 le
88
felicitaba por el nombramiento para Jefe Político.
La firmaba José María Cordero. Por su parte el
Jefe Político de ,la vecina ciudad Coronel Aquileo
González en carta del 16 de junio del mismo año le
dice a Córdoba sobre las vigilancias que uno y otrG
debían mantener para guardar el orden en una y
otra orilla: "Con verdadera satisfacción he leído su
muy apreciada carta de hoy, por la que soy im-
puesto que el gTupo de individuos venidos de Bue-
ncs Arres se han uiseminado para distintas partes
Agradeciendo muy deveras el interés tan resaltan-
te que ha tomado V. en obsequio a nuestra amis-
tad y a la neutralidad que deben observar dos pue-
bles hermanos en estas emergencias que desgra-
ciadamente nos encontramos. No es de ahora que
trato de desbaratar cualquier idea subversiva en
cuanto de ese país, siempre lo he hecho respon-
diendo a órdenes superiores, pero le prometo que
hoy más que nunca he de observar una vigilancia
rigurosa. Le estimaré mucho que me tenga al co-
rriente de todo cuanto sepa con relación a este
país. Me es muy grato saludarlo con mi particular
estimación, Aquilea González". P. D. En el vapor
"Pingo" venido hoy me han Uegado 800 Reming-
ton, 500 lanzas y 500 sables, así amigo que no te-
mo a la canalla que nos quiere invadir, si lo llega-
s-en a hacer, me preparo a darles una lección bien
severa. Vale".
Esa carta del 16 de Junio habla sola, pero tres
días después el Jefe Político Cap. Córdoba recibía
de su amigo el Cap. José Ma. Cordero, una carta
apenas legible por las circunstancias en que fué es-
crita y que dice así: " .. -Le participo que acaba de
haber una sublevación en la Jefatura, han asesi-
nado al Jefe Político Coronel Aquiles y a otros va-
rios, y se han ido a la estación del ferro-carril y
89
han tomado un tren y han marchado para Case-
rns a las 3 y 1/2 de la noche. Hágame el gusto de
mandar un telegrama al Gobernador Antelo a nom-
bre mío participándole esto. Saluda Ud. su amigo
José Ma. Cordero".
No ala1'.mar - los hechos y las invasiones se
sucedían en uno y otro .lado. Aquí, al año siguien-
te, en una carta del Ministro de Guerra Máximo
Santos, fechada el 6 de abril de 1881 dirigida a
Córdoba, le decía "' .. He tenido noticias de que hay
posibilidades de una invasión de Latorre. Aunque
no creo que llegue a realizarse, le recomiendo, sin
é'mbargo que tome todas las medidas precauciona-
lr,s del caso pero sin lanzarse a una resolución ex-·
trema sino cuando tenga datos positivos. Convie-
118 que la adopción de esas medidas se haga sin
causar alarmas entre el vecindrio. De cualquier mo
cio y cualquier noticia que tenga me la comunica a
fin de tomar las disposiciones que convengan". Su
muy affmo. amigo. Máximo Santos".
Sube Santos - Vidal el renunciante de tantas
veces, con fecha 25 de abril hace llegar a Córdoba
las siguientes líneas: "Estimado Jefe: El mal esta--
do de salud me obliga a renunciar el cargo de Pre-
sidente de la República con que fuí honrado por
mis conciudadanos. La Honorable Asamblea eligió
aI General Santos, quien, como Jefe del Poder Eje-
cutivo será una prenda de garantía para el porve-
nir. Agradezco los servicios que en la época de mi
Gobierno ha prestado V. con tanto celo y patrio-
tismo. Con el mayor aprecio, su estimado amigo
A. Vidal".
Otra carta de Máximo Tajes, del 1C/ de mayo de
ese mismo año le entera con alegría a Córdoba del
ascenso de Santos. Dice así: "Mi estimado amigo:
Con el alma llena de regocijo participo a Ud. la
90
elevación de nuestro querido amigo el Gral. Dn.
Máximo Santos a la primera magistratura por el
voto unánime de sus ciudadanos. Esta elección
responde a los grandes intereses de nuestra ama-
da patria y por ella será la nueva era de paz y pro-
greso que se le espera. No dudo que V. y demás
amigos de esa, se felicitarán por este gran triunfo
alcanzado en bien de nuestro partido. Por mi parte
no puedo menos que felicitarle y pedirle a la vez
felicite, a todos los amigos de esa por tan feliz
acontecimiento. Sin más lo saluda, Su afmo. ami-
go y S.S. Máximo Tajes".
El Hospital -- Otra de las grandes obras del
Jefe Político Córdoba fué la construcción del Hos-
pital de Caridad. Pero el mismo tiene algunos an ·
tecedentes que conviene señalar. En 1866 se cons-
tituyó la primera comisión para tratar de cons-
truir y poner en funcionamiento un hospital. Al
año siguiente, con la presencia del Gobernador
Gral. Flores se colocó la piedra fundamental en un
predio de calle Gómez, entre Rivera y Varela, pero
al poco tiempo se vió que el Hospital vendría a que-
dar demasiado céntrico. Los años fueron pasandc,
colectándose muy poco dinero para las obras y con
el desinterés de los ciudadanos. A pesar de todo,
en 1878 se inauguró el local con 10 camas y tres
médicos. Latorre disolvió la comisión popular que
administraba el Hospital pasándolo a la Junta
'Económica Administrativa, la que nada hizo, que-
dando el Hospital sin enfermos y sin recursos.
Hasta que el Jefe de Policía de 1882 tomó cartas
en el asunto, reunió vecinos, pidió recursos al
Gcbiérno, exigió donaciones y comenzó la cons-
crncció.1 del nuevo hospital. Se colocó la piedra
fvndamenta1 el 9 de octubre de 1883. Fueron Pa-
cir'nos Dn. Teófilo Córdoba y esposa representan-
91
do al General Santos y su esposa. A aquellos les
jue entregada la pala de albañil del momento .con
una inscripción alusiva que se aguarda hasta
J¡oy con cariño por los hijos del Jefe Político.
El Jefe Político era ejecutivo en sus obras, no ad-
;i1itía dilaciones y se valía de innumerables recur-
sos para obtener fondos para esta clase de obras.
Fué así que dispuso que cada secciona! policial re-
caudara fondos entre sus respectivos vencindarios.
Nadie se negaba a hacerlo ante la presencia de la
:mtoridad. La Escuela Filantópica Hirán entregó
dinero hecho en colecta por sus niños, La Unión
donó un terreno, una Comisión de Damas obtuvo
:ná.s recursos. Se inauguró el 25 de mayo de 1885.
La colaboración del Jefe Político continúa. A me-
:::!fadosde 1887 la Comisión del Hospital le solicita
un retrato para colocarlo en el mismo. Veamos la
rr.rta que dicha Comisión dirige después, con fe-
cha 18 de diciembre del mismo año a Córdoba:
Los que suscriben, miembros todos de la Comi-
_jón del Hospital de la ciudad, se han impuesto en
Ju sesión que en este acto celebran, de la carta
que V. .S. con fecha 14 del que rige se ha dignado
::frigir al Presidente de la misma por la cual ma-
dfi2sta que accediendo a1 pedido que se le tenía
hecho de su retrato, lo remitía con la misma car-
í:a. Al hacerle este pedido la Comisión del Hospi··
tal no le ha guiado otro· movil que, colocando su
dicho retrato en el salón de sus sesiones y en lu-
gar preferente, demostrar así por parte de los que
suscriben que nadie más que V. S. es a quien co-
rresponde ese lugar por haber sido quien con su
perseverante espíritu de progreso y nobles esfuer-
zos, ce .ttribuyó en su mayor parte a que este De-
partamento tuviese este edificio amparo de la Ca-
:·ldad. Hemos querido con esto que_ las Comisiones
92
ei.ue nos sustituyan, al entrar en este recinto, co-
mo igualmente todo aquel que la desgracia lo trai-
ga a él, sepan que este asilo se debe a. la asidua
cooperación y esfuerzos del Coronel D. Teófilo Cór-
para que .a la vez sirva de ejemplo y estímulo
c1c'...,a
~: aquellos que en lo futuro vengan a ocupar el
pllesto que actualmente desempeña V. S. con aplau 0

so de todos los habitantes de este Departamento.


Con tal motivo grato nos es tener esta ocasión pa-
ra reiterar a V. S. las seguridades de nuestra dis-
tinguida consideración. Emilio E. Thevenet, José
O.a;0agaste, Juan M. Ansó, José Lluberas, Gregario
::Vi.García, E:erafín Cañizas y Francisco Forteza".
Otro ascenso - Los grandes servicios qu~
prestaba el Jefe, Cap. Córdoba estimularon al Go-
bierno para ascenderlo a Tte. Coronel en Febrero
cie 1883. La seguridad de la gran familia .salteña
estaba defendida con la actuación del Jefe Políti-
co, y así continuó en su cargo.
Llegó sin problemas el año 1885, donde la in··
ti'anquilidad vuelve a posesionarse del país. Cór-
doba tenía noticias de una próxima invasión de
Layera por Salto y Constitución. Dispone estraté-
gicamente las fuerzas de su compadre Feliciano
Viera próximas a Daymán y las de Villar sobre
Constitución y otras hacia el Sur en Dirección a
Paysandú. Otra fuerza debía recorrer San Antonio
Los revolucionarios no pueden penetrar por las
costas salteñas, fuertemente custodiadas y 10 ha-
cen por Río Negro al Narte en marcha. Villar en-
c;uentra una fuerza revoltosa en el Paso del Sauce
del Queguay y la derrota completamente.
Destacamos que antes de comenzar estos mo-
vimientos Córdoba insistía ante sus jefes que de-
bía guardarse el mayor respeto con los vecinda-
rios y establecimientos rurales y respetar la vida
93
de todo prisionero,que sería enviado a la Capital.
Otra vez una invasión era frustrada ante la
2ctividad y rapidez de Córdoba en actuar.
Al año sig·uiente -9 de febrero de 1886- Cór-
c:oba es ascendido a Coronel con toda justicia.
Máximo Tajes - A través de una carta que
Tajes dirige a Córdoba, conocemos el espíritu pro-
gresista y elevado del nuevo Jefe de Gobierno. Una
earta que aún escrita hoy estaría en plena vigen-
cia y merecería el encendido elogio de todos los
buenos ciudadanos. Esta carta hallada en el ar-
chivo de los hijos de Córdoba, dice así: "Montevi-
deo Noviembre 24 de 1886. Sr. Jefe Político de Sal-
te. Estimado amigo: Conoce Ud. ya los propósitos
que guiarán mi gobierno, pues los he expresad'>
ante la Asamblea Legislativa al asumir el mando.
No tengo más ambición que el bien ni más norte
que el progreso. No concibo la emulación sino pa-
1a las grandes obras y creo que hemos llegado a
un período en que el desenvolvimiento de nuestra
Nacionalidad requiere el concurso eficiente de to-
dos los hombres de voluntad a fin de encaminarlos
por la verdadera senda que conduce a la estabili-
dad dentro de la fórmula de la civilización moder-
na. Nuestros conciudadanos deben compenetrarse
de la suprema necesidad que tenemos de abando-
nar lamentables desvaríos que nos han llevado
por caminos tortuosos y estériles, por el cáncer de
la fobriciente pasión política que distrae al obrero
de su tarea y convierte el taller en centro de agra-
vios e inútiles disgustos. Enseñemos que no hay
más voluntad que la prescripción constitucional,
que no existe armonía ni libertad cuando no hay
8inceridad, que el trabajo fecunda todos los bienes
y les hace permanentes, que la patria es la prime-
ra condición debida y que los derechos son tanto
94
más respetables cuando se cumplen los deberes.
De nada práctico y útil sirven las instituciones si
ellas no se adaptan a los pueblos que deben regir.
E~ secreto de la prosperidad inglesa reside en que
sus leyes en la consagración de las costumbres,
tendencias y aspiraciones de sus hijos. Debe Vd. te-
ner presente que el principio del respeto a la au-
toridad es base indispensable de orden social y que
lu libertad no sufre quebranto alguno con su es-
tricta aplicación legal, pués él tiende siempre a
garantirla en beneficio de la comunidad. Sin el de-
bido acatamiento a las autoridades no son posi-
bles la normalidad y juego armónico de las insti-
lucicnes, así como tampoco lo son cuando los fun-
cionariJs públicos, saliendo de la esfera de su3
atribuciones menoscaban las garantías individua-
ies y desconocen los derechos consignados en las
ltyes. Necesitamos trabajar afanosamente por que
no debemos quedar retardados y el patriotismo
nos aconseja lanzarnos a la obra sin vacilaciones.
Tengo profunda fé en el porvenir de nuestro país,
pero los dones que la Naturaleza ha brindado a
r.uestro suelo no serán fructíferos si arrojamos en-
cima la arena sobre la que se agitan los gladiadores
en vez del rocío de la labor. Si nuestros compatrio-
tas han demostrado en setenta y cinco años de
incesante batallar la altivez y valentía de la ra-
za, por qué ahora no ha de exhibir en el trabajo
ennoblecedor y fecundo de la paz, igual fortaleza
y ardor? Para conseguir este anhelo, necesitamos
también inculcar el principio de la iniciativa par-
ticular que ha sido casi nulo hasta el presente en-
:re nc.sctros. Estamos acostumbrados a considerar
2.1 Gobierno como una Providencia, confiando en
que él realizará las empresas que deseamos. Esta
tutoría del Estado no es propia de países nuevos y
95
ricos, sino de naciones en que la lucha por la vida
ha adquirido su máximo de intensidad. Miraría
con agrado que Vd. procurara generalizar esta:,,
ideas, y estoy convencido corresponden a altas
conveniencias nacionales. Traigo -a,l ;Gobierno el
firme propósito de cooperar a1 desarrollo del pro-
greso. Nuestros departamentos de campaña requie-
ren la acción constante que utilice sus magnífica.s
condiciones y les. impulse entrar en un período de
actividad. La campaña necesita de sus múltiples
exigencias de mejoramiento material y moral, el
concurso decidido de los poderes y de la iniciativa
pnvada para que cónjuntamente determine la uti--
lización de sus incalculables tesoros. No son por
cierto las últimas de estas imperiosas necesidades
el crlzamiento de la República p:Jr ferro-carriles y
telégrafos, y la facilidad de las comunicaciones
por puentes y calzadas, así como por amplitud de
la viabilidad. Gobernar no es simplemente poblar,
por que la densidad de población no opera fecundo
resultado sino cuando la tierra y la conducta de
los gobernantes ofrecen elementos de un medio po-
deroso ,en la elaboración progresiva de la nueva
nacionalidad, de que es fuente principal el movi-
miento migratorio. Debe Vd. pues, estimular en
su esfera cuanta iniciativa de adelanto se produz-
ca según que e1 poder administrativo secundará
e nsu marcha general ese espíritu laudable. No es
posible en los primeros momentos de un Gobierno
abarcar el ancho espacio de todas las necesidades
públicas para darles legítima satisfacción; pero
dispuesto como me hallo a acelerar el progreso de
nuestra patria, me dispongo a estudiar debida-
mente las aspiraciones honestas del país, a fin de
que ellas reciban su consagración práctica y eficaz.
He querido anticipar a Vd. estas manifestaciones
96
de propósitos, confiando en que identificará sus
trabajos a la :norma de conducta que dejo consig-
nada. Salud a Vd. muy afectuosamente. Maximo
Tajes".
Una carta sugestiva - Arredondo se movía
sospechosamente desde hacía tiempo con intencio-
nes de invadir el país. Desde Buenos Aires había
venido penosamente hasta Concordia. Tajes, ya
prevenido por Córdoba del intento, se traslada a
Salto para ponerse al frente de las tropas. Córdo-
ba vigila el embarque de los revoltosos en Concor-
dia e impide su desembarco en La Caballada. Des-
de la costa, Córdoba sigue a los vapores en que
viajan los invasores los que desembarcan finalmen-
te en la barra del Guaviyú. Corre el Coronel Vi-
llar y entabla combate el 30 de marzo (año 1886),
de inmediato lo hace Córdoba. lEl triunfo favorece
al gobierno. Los revolucionarios dejan 800 prisio-
neros, banderas, municiones y armamentos.
Muchos prisioneros trajo Córdoba a Salto.
Luego, todos fueron embarcados para Montevideo,
donde Santos les liberó apenas llegados. Pero una
carta que vamos a transcribir deja bien explícito
el espíritu y generosidad de Córdoba para con los
vencidos. "Buenos Aires, abril, 9 de/86. Sr. Coronel
Dn. Teófilo Córdoba. Distinguido señor: el cumpli-
miento de un deber me obliga a dirigir a Vd. esta
sin tener el honor de conocerlQ, que se limita a
manifestarle mi gratitud por el acto tan noble
cuanto humanitario que me aseguran ejerció Vd.
con uno de mis hijos que cayó herido en la jorna-
da del 30 en "Guaviyú", combatiendo en las filas
de la revolución. Me dicen señor, que al encontrar··
lo Vd. en e1 campo de la acción le dió Vd. un pa-
pel en que recomendaba lo asistieran en particu-
lar, y como ta1 hecho importa honra para quien lo
97
produce y gratitud para quien recibe E:lbeneficio,
no existiendo y a mi hijo Felipe que lo recibió direc
tamente, vE:ngJ yo como padre favorecido, tam-
bién por él y por mí las más expresivas gracias,
rogándole las acepte y cuente en todo tiempo con
cuanto pueda hacer en su obsequio. José Ma. Mo-
rales. Casa de Vd. Lima 620. Buenos Aires". El Co-
ronel Córdoba jamás actuó como aquellos que mu-
tilaron a su hermano al borde de la muerte.
Confirmación de Córdoba - Una carta de Ta-
jes de fecha 23 de noviembre de 1886, confirma al
Coronel Córdoba en e1 cargo de Jofe Político. Dice
así Tajes: "Mi estimado amigo: He leído con placer
su carta de fecha 20 del corriente. Por las mani-
ft:staciones populares que se han realizado en esa
ciudad son otros tantos estímulos que recibo a mis
propósitos de trabajar afanosamente por el bien
público. Y me felicito de la simpatía con que ha si-
do recibida mi elección, pues considero indispen-
,:ables en la obra que me propongo llevar a térmi-
no feliz, el concurso poderoso del pueblo, sin el
cual nada es factible ni estable en las democra-
cias. La presencia de ciudadanos como Vd. al fren-
te de las Jefa turas departamentales es ya una
ventaja y un elemento eficiente para el cumpli-
miento de mi programa. Lo saluda como siempre
.su affmo. amigo. Máximo Tajes."
SantOs desea volver - Luego del atentado,
Santos no mejoró jamás, Tuvo que dejar el Go-
bierno y con su familia y su corte se trasladó a
Europa, buscando alivio también a su dolencia. A
su regreso, al llegar a Río de Janeiro no se le per-
mitió reintegrarse a Montevideo. Albergaba espe-
ranzas quizá, como muchos de entrar a fuerzas de
una revolución. Una carta dirigida a Córdoba ha-
ce sus deseos de estar lo más próximo a estas cos-
98
\'.
tas, o para preparar una intentona o quizá sim-
plemente para estar más cerca de su patria. El
J,efe Político, sagaz como siempre, precavido al ex-
tremo, no quiso correr riesgos ni se prestó a los
desees de Santos. La carta de :Santos está concebi-
da así: "Río de Janeiro 19 de julio de 1887. Señor
Ccronel Don Teófilo CórdJba. Salto. Mi querido
amigo: la presente sólo tiene por objeto hacerte
una pregunta a la que desearía me contestaras,
pues esto, como no es cuestión política creo que en
nada te comprometería. A fin de cuidar mis anima
les de raza y hacer crías, ya que las circunstan-
cias me impiden entrar en mi tierra he pensado
tomar en la Banda Argentina un establecimiento
y llevar allí mis animales. Recuerdo que en la Prov.
de Entre Ríos, frente al Salto y no lejos de Con-
cordia, tu señora tenía un campo. Dime si lo que-
rrías vender y las condiciones; así como si no qui-
sieras deshacerte de él si supieras de otro en las
inmediaciones sobre las barrancas de1 Uruguay
avisámelo para yo determinar. Muy en breve pien-
so pasar a Entre Ríos con ese objeto y te avisaré
desde donde me halle para que me des la contes-
tación que te pido. Como esto no es cosa política
ni mucho menos y como te. supongo amigo mío,
creo que no vacilarás en hacer el sencillo servicio
que te pido. Saluda a tu apreciable familia y tú
puedes disponer de tu affmo. amigo. atte. S. S.
Máximo Santos". La verdad es que Córdoba no ca-·
yó en el asunto. Demasiada insistencia en aquello
de que "esto no es asunto político" y "un campo
sobre las costas del río Uruguay, cerca de Concor-
dia y frente a Salto".
En pro del progreso - Otra carta de Tajes. A tra-
vés de ella podemos enterarnos de las aspiracio-
nes progresistas del nuevo Presidente que canta-
99
ba con la ayuda de Córdoba para e1 adelanto de
lf1 zona. Una carta de julio de 1887 luego de refe-
rirse a los fondos que Córdoba había solicitado
para la refacción de la Iglesia y que serían vota-
dos, entra en la cuestión de un saladero, diciendo
''En cuanto al segundo punto de su carta, convie-
ne que Vd. se acerque a los señores que van a es-
tablecer el saladero y trabaje con ellos a fin de que
lo funden en nuestro territorio. Trate de indagar
qué ventajas desearían que les fuesen acordadas
para hacerlo así, pues estoy dispuesto a protejer
nuestras industrias ganaderas y no me detendría
en algo con tal de favorecerlas. Y sea por carta o
rnando Ud. venga, avíseme el resultado de esta co-
misión a la que doy suma importancia y para cu-
yo éxito confío en su tacto. Lo saluda su affmo.
amigo y S. S. Máximo Tajes". Y el saladero se ins-
taló en Salto, podemos asegurar.
Rectas actitudes - No podía escapar Dn.
Teófilo Córdoba a los intereses de unos y a algu-
1os infundios que lanzaban quienes no podían
creer que existieran personas del temple y de la
rectitud y honestidad que siempre fueron costum
bres en Córdoba. Es así que en el 89 tuvo que de-
mandar judicialmente al director del periódico
''Ecos del Progreso" de Salto. Tajes en unas líneas
le decía al respecto a Córdoba " ... Tengo conoci-
miento de que el diario "Los Ecos del Progreso"
se ha dedicado a insultarlo y quiero que Vd. sepa
que no doy importancia ninguna a ysos desahogos
porque conozco sus procederes rectos, que mere-
cen el aplauso del vecindario de ese Departamento
y conozco también al autor de los ataques. No se
ocupe de esas diatribas y siga cumpliendo satis-
factoriamente sus deberes como hasta ahora y
FÍereciendo la aprobación del Gobierno, etc. etc.
100
"En ctra carta del mes de Noviembre de ese mis·
momo año le expresaba que había designado al
Sargento Mayor Ricardo Flores encargado de la
Jefatura mientras durara el juicio que Córdoba
había entablado contra el "pasquín" (así decía
la carta) "Los Ecos del Progreso".
· El Hipódromo - Mientras esto sucedía, Cór-
doba seguía luchando por el progreso de Salto.
2e había dedicado desde el año anterior a la fun-
dación del Hipódromo. Tenemos a la vista una
carta del Ministro de Guerra en la cual . expresa
que le adjunta los planos para el Hipódromo a
construirse solicitándole le suscriba con ocho ac-
ciones.
Julio Herrera y Obes en nota de junio 20 de
1890 le decía: " ... Me felicito de que en el movi-
miento político electoral de que dá noticias haya
Vd. observado la actitud circunspecta y juiciosa
que corresponde a un agente del Poder Ejecutivo,
pues a la vez que se coloca V. en el lleno de su
deber, responde correctamente a la norma de con-
lucta que el Gobierno se ha trazado".
De la luz eléctrica, de la viticultura del des-
arrollo de la ganadería en nuestro medio se ocu--
paba Córdoba, bombardeando con notas al P. E.
y logrando todo a través de su influencia y la jus-
ticia de sus pedidos.
El Instituto Politécnico - La vida del Insti-
tuto Politécnico de Osimani y Llerena no podía
permanecer alejado de la esfera de influencia
del Coronel Córdoba. A él recurrieron los directo
res del Instituto para el logro de sus buenos pro-
pósitos en pro de la enseñanza media y prepara-
toria de nuestro Salto. En efecto, en octubre del
90 el Instituto había obtenido una subvención de
$ 200 mensuales siempre que se diera clase a diez

101
alumnos en forma gratuita. Pero esa subvención
no llegaba y los Directores con estrecheses econó-
micas recurrieron al Jefe Político. Este, de inme-
diato en larga y aclaratoria carta se dirige ál
Ministro de Gobierno en Diciembre del 91 plan-
teando el asunto y expresando que ahora, este año,
ya son quince los alumos que reciben instrucción
en forma gratuita, dando cuenta que muchos mé-
dicos, abogados, etc. de Salto han pasado por sus
aulas. Córdoba de inmediato tuvo buena respues-
ta, pero la crisis del erario público era tanta que
sólo se remitió una partida que cubría pocos me-
ses de subvención. Y como "adelanto", ya que el
Decreto que otorgaba las partidas debía ser apro-
bado por las Cámaras, y aún no lo habían trata-
do. Pero, en los primeros días de febrero de 1893
el asunto fue aprobado. Leamos una carta que con
fecha 24 del mismo mes y año le dirigen a Córdo·
b., Osimani y Llerena: "Los directores del Insti-
tuto han contraído con Vd. una nueva deuda de
gratitud que si por las muchas ocupaciones que
trae consigo el arreglo del nuevo curso escolar, no
han saldado hasta hoy, no lo echaron en el olvido.
La subvención que con fecha 15 de octubre de
1890 fue acordada al Instituto a cargo de eventua
les ha sido incluída en el presupuesto general de
gastos por moción presentada y defendida en la
Cámara de Diputados por el Dr. Santos Errando-
r.ea quien nos lo comunicó con fecha 7 del actual.
Entre las personas que han interpuesto sus va-
liosos oficios con ese fin V.S. es sin dudas una de
las principales como lo demuestra la carta del Dr.
Brian que Vd. ha recibido por encargo del Sr.
Presidente de la República y que ha tenido a bien
poner a nuestra disposición. Conociendo pues
cuanto son los esfuerzos y la buena voluntad con
102
que V. S. ha trabajado en esta ocasión como en
otras en pro del Instituto no tendríamos el áni-
mo tranquilo si dejáremos por ello de manifes-
tarle una vez más nuestra gratitud".
El alejamiento - el 21 de febrero de 1894, a
casi catorce años de ocupar el cargo de Jefe Polí-
tico, el Coronel Córdoba se aleja del mismo. No
hubo inteligencia entre él y el nuevo Presidente
Dr. Herrera y Obes. Córdoba dejaba tras de sí,
obras que eran honores, el Hospital, e1 Teatro el
Hipódromo, el ensanche de los cuarteles, la roton-
cia del cementerio, el Panteón de los servidores de
la Patria, la iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, los
edificios de las comisarías 1g Urbana y del Cuer·
po de Serenos, de las comisarías y Concejos auxi-
liares de Belén y Constitución y Lavalleja, de la
Comisaría de Los Corrales, del Correo y del Juz ..
gado Letrado, etc. Las inmensas obras morales, di-
gamoslo así, también quedaban perdurando en el
corazón de todos los salteños.
Una manifestación - Sabedor el vecindario
de la renuncia de Córdoba, se constituyó de inme-
diato una Comisión para hacer una manifesta-
ción popular en su honor, como se costumbraba
expresar ciertos hechos notables en aquellas épo-
cas. Con pocas horas de anticipación a la prime-
ra reunión de la Comisión ecargada de preparar
esa manifestación, se cursaron verbalmente algu-
nas invitaciones. Más de cien personas concurrie-
ron. Las cocherías Testa y Simonelli pusieron gra-
tuitamente a disposición de la Comisión organiza-
dora todos sus carruajes, los pirotécnicos locales
dispu~ieron donar globos cohetes y bombas, la
campaña quería hacerse presente y prominentes
cmdadanos de Concordia, encabezados por su Jefe
Pclítico, también. Se fijó para el 31 a la noche esa
103
manifestación, pero tuvo que suspenderse por la
lluvia que caía con toda intensidad, siendo de la--
mentar que ya había llegado de San Antonio un
tren con ciento cincuenta personas y gente de
Concordia, que igualmente saludaron a Dn. Teó-
filo Córdoba.
Encontramos en un diario local -La Prensa
del 28 de febrero de 1894- la siguiente crónica
referente a dicho acto, ycuyo texto dice así: "La
manifestación de anoche". Jamás el Salto presen-
ció un acto que revistiera la solemnidad y entu-
siasmo que el que tuvo lugar anoche, como de-
' mostración de aprecio, que esta culta ciudad tri-
buta a1 ex-Jefe Político Coronel Córdoba.
A la hora indicada, entre las armonías de la ban-
da de música de la Sociedad "Siamo Diversi" que
h!.lcía cabeza de la manifestación, y el estruendo
de los cohetes y bombas que eran lanzados al es-
pacio, aquella inmensa agrupaciónde vecinos res-
petables, se puso en marcha por la calle Uruguay,
seguida de más de cincuenta carruajes llenos de
familias, iluminados en todo su trayecto por infi-
nidad de luces de bengala de diferentes colores.
Una vez llegados a la Plaza "Treinta y Tres",
los manifestantes se dirigieron a la jefatura Polí-
tica, a la que penetró la Comisión encargada de
saludar al Sr. Jefe Político Dn. Manuel de Cle-
mente, pero este funcionario no se hallaba allí en
aquel momento, siendo representado por el Ofi-
cial 1CJ Don Luis Becú, quien a nombre de aquel,
agradeció la distinción que en aquel momento era
objeto, siguiendo la columna de los manifestantes
por la calle Uruguay, que se hallaba toda emban-
derada hasta la casa del Coronel Córdoba.
Durante el trayecto de la manifestación, mu-
chas familias arrojaron flores a1 pasar ésta. Cuán-
104
cto la columna de manifestantes llegó a la casa
habitación del Coronel Córdoba, el número de per-
sonas que iban formando aquella, no bajaba de mH
quienientas a dos mil personas.
Una vez frente a la casa del Coronel Córdoba,
las familias que iban en los carruajes, fueron in-
vitadas a bajar, como así lo hicieron éstas en su
mayor parte, penetrando en los elegantes salones
que se hallaban iluminados al giorno. Enseguida,
el Coronel Córdoba invitó a los manifestantes en-
traran a acompañarlo a tomar una copa con él,
agradeciéndoles desde aque1 momento la demos-
tración de que era objeto. Más de quinientas per-
sonas entraron entonces, rodeando, como pudie-
ron, una mesa colocada en los inmensos corredo-
res de la casa, que no tenía menos de cuarenta va-·
ras de largo, sobre la cual se veían centenares de
copas y botellas de cerveza, Oporto. Champagne,
Jerez y otras clases de vinos.
En el comedor había otra mesa preparada pa-
l'h las señoras, con bandejas de dulces, confites y
ricos vinos.
Todas las habitaciones de esa espaciosa casa,
fueron invadidas, por el pueblo, que a porfía que-
ría estrechar la mano del Coronel Córdoba, a quien
todos hacían demostraciones del sincero aprecio
que le tienen.
!El primero que tomó la palabra fue nuestro
amigo Serafín Cañizas, quien hizo resaltar las cua-
lidades del Coronel Córdoba, como funcionario pú-
blico. Este contestó manifestando hallarse orgullo-
so y agradecido de la demostración que en ese mo-
mento se le hacía, y dijo que desde la llanura
trabajaría siempre como lo había hecho siendo
funcionario público, por el progreso y adelanto de
e¡;,te Departamento.
105
Acto continuo, habló el Sr. Francisco Silva,
quien fué muy aplaudido, pues el tema de su brin-
dis o discurso, a más de simpático, se refería a
hechos conocidos por todos. Cerró los discursos el
Dr. Echeverría, haciéndolo en nombre de la Co-
misión que presidía la manifestación.
El orador fué varias veces interrumpido pof
los aplausos y vivas al Coronel Córdoba.
Después pasaron al comedor las señoras y se-
ñoritas, donde la distinguida señora del Sr. Cór-
doba atendió a todas ellas, con aquella dulzura y
delicadeza que le es peculiar. Aquí también hubie-
ron brindis, y todos ellos, como los anteriores, con
augurios de felicidad para el Coronel Córdoba y su
familia.
Interín esto sucedía, de los manifestantes qut!
habían quedado en la calle, unos entraban y otros
salían de los espaciosos corredores donde se halla-
ba el refresco, el que era atendido por infinidad
de personas del servicio de la casa.
Era una verdadera romería. Y tanto dentro
de la casa como en la calle, a cada mamen to no
se oían más que ¡Vivas al Coronel Córdoba!
Se organizó también una tertulia con las se-
ñoritas que habían bajado de los carruajes y jó-
venes que se hallaban allí, la que duró hasta las
dos de la madrugada.
Los vecinos de San Antonio, que el domingo
pasado vinieron en número de ciento cincuenta pa
ra asistir a 1a manifestacióó que debió tener lugar
esa noche, no pudiendo venir anoche, dirigieron al
Coronel Córdoba la nota siguiente:
San Antonio, 27 de febrero de 1894.
Señor Presidente de la Comisión encargada de la
manifestación en honor del señor Coronel D. Teófi··
lo Córdoba:
106
La Comisión que suscribe, en representación de les
vecinos nacionales y extranjeros de San Antonio, no
pudiendo concurrir ninguno de sus miembros a esos
actos, viene a nombrar a usted, para representarlos
en la manifestación que tendrá lugar esta noche,
rngándole se sirva presentar nuestras felicitaciones
al señor Jefe Político, ciudadano Dn. Manuel d,~
Clemente haciéndole presente que esperamos que
como su antecesor prestará su decidida protección
a este centro de agricultura; y al ex-Jefe Político
Coronel Don Teófilo Córdoba, nuestro aprecio y es-
timación que ha sabido ganarse por su acierto en eL
cl.esempeño del alto puesto que ocupó. Saludamos
atentamente a Ud. y demás señores componentes
de la Honorable Comisión, que Dios guarde muchos
años. P. Ambrosoni. Antonio Villasboas. Ramón
Barreiro. Juan Villasboas. J. Fernando: Secretario.
Otras muchas notas y cartas recibió también
ayer el Sr. Córdoba entre las qu ehay una de la Co-
misión del Hospital, que dice así:
Salto, febrero 27 de 1894.
Señor Dn. Teófilo Córdoba - Presente.
Muy señor mío: En mi poder su carta de fecha 2,1
dEl que rige, por la que me comunica haber entre-
gado el cargo de Jefe Político a1 Sr. Dn. Manuel De
Clemente, después de haberlo desempeñado cerca
de tres lustros, para ir a confundirse en las filas del
pueblo, entregado a la labor siempre profícua del
trabajo honrado, me es satisfactorio poder agregar
una nota más a esa corriente de manifestación, de
simpatía y aprecio que recibe del vecindario pacífi-
co y honrado que ha sabido estimar en su justo va-
lor sus relevantes cualidades como delegado del
P. Ejecutivo, durante el tiempo de su administra-
ción.
La Caridad y Beneficiencia que siempre contó en
107
Ud. uno de sus entusiastas propagadores y contri-
iJuyentes, siempre recordará con gratitud sus afano
sos empeños en pro de esa santa causa que hoy nos
está encomendada su dirección. Conocedor de sus
méritos y de los trabajos por usted realizados en
pro del Hospital de Caridad, siempre lamentará su
separación del importante puesto que en nuestro
Departamento ha Ud. desempeñado, pero esperamos
ccnfiados en que de esas mismas filas del pueblo
que hoy aplaude su administración, contribuirá
siempre al adelanto de esa obra, de la que fue Ud.
uno de sus más entusiastas cooperadores. Con este
motivo me es grato saludar a Ud. atentamente a
quien Dios guarde muchos años. B. González, Pre-
sidente, Serafín Cañizas, Secretario.
La actividad del Coronel Córdoba no termina
2on su alejamiento de la Jefatura Política. Laciudad
ciE Salto que tan adicta a él le había, sido durante
catorce años le sigue teniendo como líder en cuanta
empresa de destaque y necesidad para el progreso
pudiera haber. Córdoba no rehuye de ninguna ma-
nera a esa tarea, a esa responsabilidad y desde su
puesto de ciudadano o al frente de tropas prosigue
su batallar diario. Queríamos señalar su actuación
al frente de la Jefatura Política. Ojalá en estas pocas
líneas lo hayamos conseguido. Cerremos esta cró-
nica con sucintos detalles de su posterior actua-
ción, que terminan, pi'acticamente con su falleci-
miento.
1897 - Durante el Gobierno de Idiarte Borda
estalla la revolución dirigida por Aparicio Saravia
y Diego Lamas. Córdoba es nombrado Comandante
Militar del Departamento. El 9 de junio los revolu-
cionarios llegan a los arrabales de Salto y estable-
cen contacto aI intentar apoderarse de caballadas.
Son rechazados ocasionándoles bajas, no así dentro
108
de las fuerzas defensoras.
Un encuentro, más serio que el anterior sostie-
ne Córdoba el 18 de julio de ese año. Se dirige a Ar·
tigas para derrotar a una fuerza del Coronel Cabe-
llos que merodeaba por su campaña. Parte en tren
con fuerzas y se baja en Parada María donde lo es-
pera una fuerte caballada salida de Arapey. Acá se
10 reúne respondiendo a su orden otra fuerza des-
i~&ch~:fapoi· el Coronel Lecueder desde Artigas en
Zanja Honda, hoy T. Gomensoro.
A la madrugada rodea a los revolucionarios en
una acción rápida en Paypaso. Se sostiene un fuego
ele dos hcras con los invasores, luego, el propio Cór-
doba carga cJn sus fuerzas de retaguardia, desban
dando a1 enemigo que huye hacia el Brasil. A su re
greso, Córdoba fue recibido entusiastamente por
los salteños.
1903-1904 - Al terminar el año 1903 nuestro
país comienza a sentirse agitado nuevamente por
Aparicio Saravia. El Coronel Córdoba es llamado
nuevamente como en anteriores casos de peligro, la
Comandancia Militar de este Departamento, a pe-
sar de las dicidencias que había tenido con el Sr.
José Batlle y Ordóñez, pero, en tratándose·, comv
Córdoba dijera, "de hacer respetar las instituciones
en bien del país y de mi Partido" aceptó el nombra-
miento citado. Trabajó intensamente reorganizando
fuerzas y distribuyéndolas como siempre con gran
criterio táctico para impedir movimientos al ene-
migo. Sale con una fuerza respetable al campo de
dende se le ordena regresar. Cuando todo estaba
dispuesto para batir a los revolucionrios se le hace
volver, y presenta renuncia de su jefatura militar.
Pero ya en 1904, el 29 de Mayo una fuerza revolu-
cionaria atacó de sorpresa la ciudad que se halla-
ba sin mando m,ilitar. Se presenta Córdoba y pide
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un puesto de lucha. Es nombrado Jefe de la Plaza
de inmediato, organiza sus fuerzas y la defensa y
cuando ya los revolucionarios se encontraban en
las cercanías de 1a Plaza 18 de Julio son rechazados,
teniendo que retirarse precipitadamente, perdiendo
los invasores la oportunidad que deseaban: estable
cer su gobierno en Salto. Córdoba pasa nuevamente
a ocupar la plaza de Comandante Militar.
Años de tranquilidad en las armas llegarían
luego a nuestro país, sólo las reyertas cívicas se su
cederían, aunque muchos fueron los momentos en
que fuerzas revolucionarias intentarían cruzar el
río Uruguay. En 1910,, por ejemplo Córdoba es nom-
brado nuevamente Comandante Militar en Salto,
en ese entonces tiene como Secretario al que luego
fuera Presidente, al Dr. Baltasar Brum. Carmelo
Cabrera se prepara en la Argentina, pero la activi-
dad desplegada otra vez por Córdoba en su Jefatu-
ra, frustra la intentona. Tranquilizado el país y es-
ta zona cesa Córdoba en su Jefatura, aunque en
octubre de mismo año debe tomar nuevamente su
cargo ante otra amenaza de Mariano Saráviá, y
Basilio Muñoz, quienes entran con sus fuerzas, pero
se someten al Gobierno.
1921 - El 6 de octubre de 1921 se acoge a la ley
de retiro Militar con el grado de General de Briga-
da, con cincuenta años de servicios incesantes y
fructíferos como pocos pueden exhibirlos.

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OBRAS DEL l\'IIS!\'10 AUTOR:
"Consider:icionC's generales sobre el Dibujo" 1 agotada)
··Historia clC' la franja"

De próxima aparición:
"Memorias dt> un esqueleto•· y otros cuentos
"ViajP al país del muro"
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