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LOS SENTIMIENTOS: El sentimiento es el resultado de las emociones, esta respuesta está mediada por

neurotransmisores como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina, forma parte de la dinámica cerebral


del ser humano y de los demás animales, capacitándoles para reaccionar a los eventos de la vida diaria al
drenarse una sustancia producida en el cerebro.
Un sentimiento es un estado del ánimo que se produce por causas que lo impresionan, y éstas
pueden ser alegres y felices, o dolorosas y tristes, el sentimiento surge como resultado de una emoción que
permite que el sujeto sea consciente de su estado anímico, se citan algunas características:
 Procesos afectivos relativamente estables adquiridos en el proceso de la socialización,
experimentados por seres humanos.
 Son profundos porque amamos, odiamos, admiramos, envidiamos a personas relacionadas con
acontecimientos importantes en nuestra vida.
 Son relativamente estables, su estabilidad es producto de la formación de un vínculo.
 Son adquiridos en el proceso de socialización: amor a nuestra pareja, el odio a nuestros enemigos, el
cariño hacia una profesora, el rencor hacia un familiar.
 Es subjetivo, surge en forma lenta y progresiva, promueve conductas

Los sentimientos están vinculados a la dinámica cerebral y determinan cómo una persona reacciona
ante distintos eventos, se trata de impulsos de la sensibilidad hacia aquello imaginado como positivo o
negativo, en otras palabras, los sentimientos son emociones conceptualizadas que determinan el estado de
ánimo, cuando éstos son sanos, es posible alcanzar la felicidad y conseguir que la dinámica cerebral fluya con
normalidad, en el caso contrario, se experimenta un desequilibrio emocional que puede derivar en el
surgimiento de trastornos tales como la depresión.
Los cambios en las cargas emocionales determinan las características de los sentimientos, las
emociones pueden ser breves en el tiempo, pero generar sentimientos que subsistan a lo largo de los años.
Básicamente, los sentimientos se clasifican en:
- Positivos, cuando promueven las buenas obras
- Negativos, si fomentan las malas acciones.

Es común, asimismo, que se recomiende luchar contra estos últimos para alcanzar la paz interior,
buenos o malos, sin embargo, ambos grupos comparten la imposibilidad de ser transmitidos con precisión.
Los sentimientos, en función de los seres sociales de nuestro contexto social y cultural, son resultado
de la relación, vivencias y experiencias de nuestra forma de actuar, son estados afectivos, más complejos,
más estables, más duraderos y menos intensos que las emociones, no hay un estímulo que hace que surja
en un momento, sino que es producto de una situación progresiva que deja su huella.
No siempre es positivo, también puede ser negativo siendo el más preocupante, ya que pueden
hacer aparecer ciertos trastornos en el individuo llamados negativos, que dificultan una relación, con
consecuencias en la estabilidad personal, nos hacen desarrollar comportamientos defensivos.
El periodo de la infancia tiene gran importancia en el desarrollo de los sentimientos, en la relación
con los padres, se aprende a amar y a comportarse socialmente, si los lazos afectivos entre padres e hijos
progresan positivamente, los niños y niñas estarán seguros de sí mismos, de la manera en que se lleven los
vínculos familiares, se cultivará y se generará una personalidad con capacidad de amar, respetar y convivir
armónicamente.
El amor es un sentimiento que también se aprende y en este sentido, la familia es el lugar ideal en
donde debe ser enseñado y aprendido. Entonces, pueden definirse básicamente como la expresión mental
de las emociones, lo que incluye la idea de darse cuenta de las emociones que se experimentan. Los niños
pequeños exteriorizan sus emociones con facilidad; pasan de la rabieta al llanto y a la risa, con gran facilidad;
los adultos, a partir del aprendizaje social, aprenden a modular la expresión de sus emociones. Sin embargo,
las emociones se producen en forma independiente de la voluntad y que alguien desarrolle destrezas para
ocultarlas sólo explica una capacidad de ocultamiento, pero de ninguna manera niega el hecho de la emoción
misma, que siempre se experimenta como un fenómeno interno.
Una persona con un desarrollo afectivo y emocional adecuado será una persona segura de sí
misma, con una capacidad de autocontrol y autoestima que harán que pueda llegar a potenciar el resto de
sus capacidades.
Desde las instituciones educativas se deben educar afectivamente estableciendo vínculos con el
alumnado, creando ciudadanos con seguridad y confianza en sí mismos, de manera que sean capaces de fijar
y alcanzar objetivos y logros personales, pues la sociedad y el mercado laboral reclaman personas que:
 Sean capaces de trabajar en equipo
 Que tengan habilidades de coordinación y cooperación
Desde las escuelas se deben sembrar y crear ese tipo de ciudadanos, capaces de subsistir en un mundo
cada vez más globalizado, la educación con afecto es educar desde la individualización y la atención hacia las
personas. Debemos recordar que trabajamos con personas; que educamos, no enseñamos simplemente una
materia; formamos a niños/as, adolescentes, jóvenes y profesionales, y estos no dependen sólo del
aprendizaje de un conocimiento técnico sino de un aprendizaje global, donde las emociones y los
sentimientos están presentes constantemente. Para que este desarrollo afectivo alcance su plenitud
debemos potenciar en el alumnado capacidades tales como: El autoconocimiento, la detección y regulación
de las propias emociones.

Conocernos a nosotros mismos es fundamental si queremos llevar una vida en armonía con la sociedad
y con nosotros, así como para poder regular nuestras emociones y nuestro comportamiento, por ello es
importante ofrecer a los alumnos las herramientas necesarias para conocerse a sí mismos. Debemos hacerlo
desde pequeños a través de pautas tan sencillas como dedicar un tiempo en el día a reconocer nuestras
emociones y la de los demás, para comenzar, trabajando las emociones básicas de los niños, para así ir
ampliando la gama de emociones a lo largo de su desarrollo.
El desarrollo de las competencias emocionales es clave para alcanzar un buen nivel de bienestar
personal. La educación emocional tiene necesariamente que contemplarse dentro de los currículos de los
centros educativos. El desarrollo de las competencias emocionales debe estar presente durante todo el
proceso evolutivo de la persona. Cada etapa de la vida plantea diferentes situaciones que requerirán ser
afrontadas de diversa manera. El entrenamiento en educación emocional debe comenzar desde el
nacimiento, cuanto antes se fomente el desarrollo de las competencias socioemocionales, más fácil será su
aprendizaje y su futura transferencia a nuevas situaciones. La educación emocional actúa de forma
preventiva frente a las consecuencias de la mala gestión de emociones negativas, el desarrollo emocional es
responsabilidad de todos, se trata de una sabiduría y responsabilidad compartida entre padres, educadores
y donde la sociedad también juega un papel importante.
No podemos olvidar que la sociedad globalizada del siglo XXI en que vive el alumno actual de
secundaria se caracteriza por vertiginosos cambios y por un ritmo de vida marcado por una intensidad y
rapidez muy elevadas. Esta situación afecta a todas las dimensiones de la vida, cambia la manera de trabajar,
de relacionarse, de vivir, etc. Este ritmo de vida provoca que en muchas ocasiones se sustituyan las
necesidades emocionales por actividades en solitario como: utilizar su celular, ver televisión, navegar por
internet, etc. Algunos expertos alertan del vacío emocional que pueden provocar estas situaciones y apuntan
que niños y adolescentes se muestran incapacitados para afrontar las contrariedades.
La competencia emocional se puede estructurar en cinco dimensiones:
- Conciencia emocional: Es la capacidad para reconocer las propias emociones y la de los demás,
incluyendo la habilidad para captar el clima emocional en un contexto determinado
- Regulación emocional: Implica la capacidad para utilizar las emociones de forma adecuada.
Supone el tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener
buenas estrategias de afrontamiento, capacidad para autogenerarse emociones positivas
- Autonomía emocional: Se incluye un conjunto de características relacionadas con la autogestión
emocional, entre las que se encuentran la autoestima, actitud positiva en la vida,
responsabilidad, capacidad para analizar críticamente las normas sociales, capacidad para buscar
ayuda y recursos, así como la autoeficacia personal
- Competencias sociales: Son las que permiten mantener buenas relaciones con las otras personas.
Esto implica dominar las habilidades sociales, capacidad para la comunicación efectiva, respeto,
actitudes pro sociales, asertividad, etc.
- Competencias para la vida y el bienestar: Hacen referencia a la capacidad de adoptar
comportamientos apropiados y responsables para la solución de problemas personales,
familiares, profesionales y sociales, orientados hacia la mejora del bienestar de vida personal y
social.

EL AUTO CONCEPTO: Es el conjunto de características físicas, intelectuales, afectivas, sociales, que


conforman la imagen que un sujeto tiene de sí mismo, este concepto no pertenece estático a lo largo de
toda nuestra vida sino se va desarrollando y construyendo gracias a la intervención de factores cognitivos y
a la interacción social a lo largo de nuestro desarrollo. El auto concepto tiene la premisa de la conciencia de
uno mismo, es un ser diferenciado de los otros y del entorno, es decir la autoconciencia.
A lo largo de nuestra vida, en muchas ocasiones, nos podemos sentir muy a gusto con nosotras y
nosotros mismos; y en otras ocasiones en cambio podemos sentirnos algo más decaídos y decaídas, unos
días podríamos comernos el mundo y otros, al contrario, podemos sentir como nos pesan demasiado las
circunstancias que nos rodean, hay días y días, pero lo normal es que nuestro ánimo no fluctúe entre estos
dos extremos: nuestro ánimo suele ser consistente, aunque existen variables que pueden modificarlo.
El auto concepto es lo que yo soy, es decir, las características que conciben mi ser: mi personalidad,
mi forma de ver la vida, mis características personales, es decir, tiene un valor descriptivo, para algunos
autores el auto concepto consiste en el conjunto de opiniones, hipótesis e ideas que individuo tiene sobre sí
mismo.
Según Burns el auto concepto sería en términos actitudinales el componente cognitivo, es decir, el
componente cognitivo es el conjunto de percepciones, ideas u opiniones que el individuo tiene de sí mismo;
independientemente de que sean falsas o verdaderas, objetivas o subjetivas, y estas opiniones le permiten
describirse a sí mismo. Si al pensar en nuestro auto concepto nos sentimos a gusto, tendemos a ser
más optimistas y enérgicos, si por el contrario, sentimos que no estamos a gusto, tenderemos a sentirnos
más negativos y apáticos.
El auto concepto se puede definir como la percepción mental que tiene el individuo de sí mismo,
estaría constituido por el conjunto de elementos que utiliza el sujeto para describirse; sería la suma de
creencias sobre el propio sujeto. Epstein (1981), tras realizar una profunda revisión de los autores que a lo
largo de los años han trabajado sobre el auto concepto, concluye que los rasgos más significativos son los
siguientes:
a) Se construye mediante las relaciones que se establecen en el entorno social, especialmente con las
personas significativas.
b) Es un atributo dinámico, se va modificando con la experiencia.
c) Resulta imprescindible para comprender al individuo; sus pensamientos, sentimientos y conductas.
d) Es una realidad compleja, integrada por distintos auto conceptos más concretos (social, familiar,
corporal, intelectual, psíquico y comportamental), en consecuencia, cada individuo puede tener
diferentes auto conceptos dependiendo de la esfera que esté analizando.
El auto concepto juega un papel decisivo y central en el desarrollo de la personalidad, tal como lo
destacan las principales teorías psicológicas; un auto concepto positivo está en la base del buen
funcionamiento personal, social y profesional dependiendo de él, en buena medida, la satisfacción personal,
el sentirse bien consigo mismo, de ahí que el logro de un equilibrio socio afectivo en el alumnado a partir de
una imagen ajustada y positiva de sí mismo figure entre las finalidades de la Educación. Por ello lograr un
auto concepto positivo es uno de los objetivos más pretendidos en numerosos programas de intervención
psicológica (educativa, clínica, comunitaria,…).
El auto concepto figura, de otro lado, entre los temas que más han interesado siempre a la psicología,
desde sus mismos inicios como disciplina científica hasta nuestros días, a mediados de los años setenta del
siglo XX se produce un notable cambio en la forma de entenderlo al ser reemplazada una visión
unidimensional por una concepción jerárquica y multidimensional del mismo; entre los numerosos modelos
que se avienen a esta concepción destaca el propuesto por Shavelson, Hubner y Stanton (1976); el auto
concepto global vendría a ser el resultado de un conjunto de percepciones parciales del propio yo
(multidimensionalidad), que se estructuran en una organización jerárquica: el auto concepto general se
compondría del auto concepto académico y del no-académico y este último, a su vez, incluiría tanto el auto
concepto social como el personal y el físico.

APORTE DE LAS DISTINTAS ESCUELAS AL ESTUDIO DEL AUTOCONCEPTO


a) El interaccionismo simbólico prioriza la dimensión social del auto concepto, la imagen que posee
cada persona sobre sus relaciones con los demás.
b) El conductismo toma únicamente en consideración parámetros observables y medibles centrándose
en el ambiente.
c) El aprendizaje social se centra en la conducta observable si bien asumiendo ciertos procesos internos
como el autor refuerzo.
d) Las teorías psicoanalíticas lo interpretan en relación a los tres ámbitos del ello, yo y súper yo.
e) La fenomenología se interesa por los procesos de percepción subjetivos interiorizadas por cada
individuo.
f) La psicología humanista se centra en el consejo psicológico para la mejora del sí mismo.
g) La psicología social recalca la importancia de determinadas condiciones (experiencias) ambientales
en su formación.
h) El cognitivismo lo enfoca como una estructura jerárquica de valores (esquemas) que hace tener una
visión del mundo particular la cual impulsa al individuo a alcanzar una serie de objetivos y metas.

COMPONENTES DEL AUTO CONCEPTO

a.- Conocimiento de sí mismo(a): Reconocer su forma de ser y de reaccionar


b.- Autocontrol: Saber manejar, enfrentar y recuperarse de los sentimientos negativos
c.- Autoestima: Aceptarse, quererse y hacerse respetar con confianza en mí misma
d.- Autonomía: Capacidad para tomar decisiones y resolver problemas de forma independiente

FACTORES DEL AUTO CONCEPTO


- La actitud o motivación: Es la tendencia a reaccionar frente a una situación tras evaluarla positiva
o negativa. Es la causa que impulsa a actuar, por tanto, será importante plantearse los porqués
de nuestras acciones, para no dejarnos llevar simplemente por la inercia o la ansiedad.
- El esquema corporal: Supone la idea que tenemos de nuestro cuerpo a partir de las sensaciones
y estímulos. Esta imagen está muy relacionada e influenciada por las relaciones sociales, las
modas, complejos o sentimientos hacia nosotros mismos.
- Las aptitudes: Son las capacidades que posee una persona para realizar algo
adecuadamente (inteligencia, razonamiento, habilidades, etc.).
- Valoración externa: Es la consideración o apreciación que hacen las demás personas sobre
nosotros. Son los refuerzos sociales, halagos, contacto físico, expresiones gestuales,
reconocimiento social, etc. "

AUTOESTIMA: No existe un concepto único sobre Autoestima, más bien hay diferentes formas de entender
lo que significa, muchos teóricos se han ocupado de estudiar el tema y al final todos apuntan a lo mismo el
quererse y valorarse a sí mismo, para F. Voli (1994) “la autoestima es la apreciación de la propia valía e
importancia y la toma de responsabilidad sobre sí mismo y sobre las relaciones consigo mismo y con los
demás”, esto quiere decir que la autoestima es la visión profunda que cada cual tiene de sí mismo, es la
aceptación positiva de la propia identidad y se sustenta en el concepto de nuestra valía personal y de nuestra
capacidad, además de la propia competencia y respeto que cada uno de nosotros tiene.
Otra definición de la autoestima es la suma de la confianza y el respeto que debemos sentir por nosotros
mismos y refleja el juicio de valor que cada uno hace de su persona para enfrentarse a los desafíos que
presenta nuestra existencia, siendo sus principales componentes o factores el sentido de seguridad, auto
concepto, auto aceptación, pertenencia y competencia (Gil, 1998). Esta definición lleva a considerar que la
autoestima es la consideración que cada persona se tiene a sí misma, el concepto positivo que se tiene, y
que implica un adecuado desarrollo del proceso de identidad, del conocimiento y valoración de sí mismo, el
sentimiento de ser útil y valioso para los otros y el tener habilidades de comunicación social y familiar, así lo
sustenta también Reasoner (1982) quien considera a la autoestima como el sentido de seguridad, el de
identidad, el sentimiento de pertenencia, el sentido de propósito y el de competencia personal.
El punto de vista de Rogers (1994) coincide con las anteriores y define a la autoestima como una parte
fundamental para que el hombre alcance la plenitud y la autorrealización, productividad y creatividad de sí
mismo, por lo que se dice que la autoestima es la suma de la confianza y el respeto por sí mismo, y refleja el
juicio que cada persona hace respecto a sus habilidades para enfrentar los desafíos de su vida y superar y
comprender los problemas, para conocer los derechos de vivir, y manifestarse el derecho de ser feliz, esto es
de respetar y defender sus intereses y necesidades (Gil, 1998).
Branden (2010) sostiene que la autoestima incluye dos aspectos básicos: el sentimiento de autoeficacia
y el sentimiento de ser valioso, la autoestima sería la convicción de que uno es competente y valioso para
otros, la autovaloración involucra las emociones, los afectos, los valores y la conducta; cuando la persona se
juzga mal, de alguna manera este juicio configura un auto rechazo, el que además de ser muy doloroso para
el yo, es altamente dañino y con mucha frecuencia, induce a la persona a conductas autodestructivas y auto
descalificadoras, que no sólo limitan su posibilidad se realización personal, sino que incluso la llevan a
cometer actos destructivos para sí mismo y para los demás.
Uno de los estudios clásicos acerca de la autoestima fue realizado por Coopersmith (1967), quien trabajó
con una muestra de 1,947 niños de diez años, a los que administró el Coopersmith Self-Esteem Inventory y
un cuestionario de comportamiento social, en su trabajo aisló cuatro factores altamente significativos para
la autoestima que son: la aceptación, preocupación y respeto, la historia de éxitos, la interpretación que las
personas hacen de sus experiencias, la manera que tienen las personas de responder la evaluación. Para
Coopersmith la autoestima implica el desarrollo de patrones, el establecimiento de comparaciones con
ellos, y la comprensión de quien es uno como persona basada en el resultado.
Coopersmith (1981) sostiene que la autoestima es la actitud evaluativa hacia el sí mismo y considera que
ésta se encuentra significativamente asociada a la satisfacción personal y funcionamiento afectivo, este autor
indica además que la autoestima consiste en la evaluación que mantiene comúnmente el individuo en
referencia a sí mismo, expresa una actitud de aprobación o desaprobación e indica la medida en que el
individuo se cree capaz, significativo, con éxito y merecedor, en conclusión la autoestima es el juicio
valorativo que la persona hace sobre sí mismo, y lo transmite a través de sus experiencias mediante acciones
verbales o conductas abiertas a los demás. De aquí se desprende lo siguiente:
a) La Autoestima es una disposición, un contenido, un recurso natural en el ser humano.
b) La Autoestima es desarrollable.
c) La Autoestima sólo existe relacionada con la experiencia de la vida.
d) La Autoestima está relacionada con el hecho de estar conscientes de nuestras potencialidades y
necesidades.
e) La Autoestima está relacionada con la confianza en uno mismo.
f) Existen necesidades reales y otras que no lo son aunque a veces así lo pensemos.
g) La Autoestima está relacionada con el amor incondicional hacia uno mismo.
h) La Autoestima orienta la acción hacia el logro de los objetivos y el bienestar general.
i) Podemos tener limitaciones y a pesar de ello tener Autoestima.
j) Los eventos externos, las contingencias, no necesariamente deben afectar nuestra Autoestima., al
menos no de manera estable o permanente (Aguilar, 1996).

DIFERENCIAS ENTRE AUTO CONCEPTO Y AUTOESTIMA: Es bastante frecuente confundir la autoestima con
el auto concepto y utilizar ambos como términos sinónimos. Aunque los dos conceptos están relacionados,
no son equivalentes. En el auto concepto prima la dimensión cognitiva, mientras que en la autoestima
prevalece la valorativa y afectiva; así, en las últimas décadas los psicólogos, los psicopedagogos, los
educadores y los trabajadores sociales en general se han interesado especialmente por los términos auto
concepto y autoestima y en la medida en que estos conceptos están relacionados con el proceso educativo
y más específicamente, en lo que se ha denominado educación afectiva.
Si es importante conocer la estima de una persona cuando esta es adulta, aún lo es más descubrir
cómo es esa imagen cuando se está formando. La estima que un individuo siente hacia su persona es
importante para su desarrollo vital, su salud psicológica y su actitud ante sí mismo y ante los demás.
El concepto de sí mismo influye en la forma de apreciar los sucesos, los objetos y las personas del
entorno. El auto concepto participa considerablemente en la conducta y en las vivencias del individuo. La
persona va desarrollando su auto concepto, va creando su propia autoimagen, el auto concepto no es innato.
Cuando hablamos de autoestima, nos estamos refiriendo a una actitud hacia uno mismo. Significa
aceptar ciertas características determinadas tanto antropológicas como psicológicas, respetando otros
modelos. Si la contemplamos como una actitud, nos referimos a la forma habitual de pensar, amar, sentir y
comportarse consigo mismo. Se trata así de la disposición permanente para enfrentarnos con nosotros
mismos y el sistema fundamental por el cual ordenamos nuestras experiencias. La autoestima conforma
nuestra personalidad, la sustenta y le otorga un sentido. Se genera como resultado de la historia de cada
persona, no es innata; es el resultado de una larga secuencia de acciones y sentimientos que se van
sucediendo en el transcurso de nuestros días. La autoestima tiene una naturaleza dinámica, puede crecer,
arraigarse más íntimamente, conectarse a otras actitudes nuestras o, por el contrario, debilitarse y
empobrecerse. Es una forma de ser y actuar que radica en los niveles más profundos de nuestras
capacidades, pues resulta de la unión de muchos hábitos y aptitudes adquiridos. Se trata de la meta más alta
del proceso educativo, pues es precursora y determinante de nuestro comportamiento y nos dispone para
responder a los numerosos estímulos que recibimos.
Atendiendo a Nathaniel Branden (2010) refiere que las personas que gozan de una alta autoestima
están lejos de gustar siempre a los otros, aunque la calidad de sus relaciones sea claramente superior a la de
personas de baja autoestima. Como son más independientes que la mayoría de la gente, son también más
francas, más abiertas con respecto a sus pensamientos y sentimientos. Si están felices y entusiasmadas, no
tienen miedo de mostrarlo. Si sufren, no se sienten obligadas a disimular. Si sostienen opiniones impopulares,
las expresan de todos modos. Son saludablemente auto afirmativas.
En la autoestima encontramos tres componentes interrelacionados de tal modo que una
modificación en uno de ellos lleva consigo una alternación en los otros: cognitivo, afectivo y conductual.
• Componente cognitivo: Formado por el conjunto de conocimientos sobre uno mismo.
Representación que cada uno se forma acerca de su propia persona, y que varía con la madurez
psicológica y con la capacidad cognitiva del sujeto. Por tanto, indica ideas, opiniones, creencias,
percepción y procesamiento de la información. El auto concepto ocupa un lugar privilegiado en la
génesis, crecimiento y consolidación de la autoestima y las restantes dimensiones caminan bajo la
luz que les proyecta el auto concepto, que a su vez se hace acompañar por la autoimagen o
representación mental que la persona tiene de sí misma en el presente y en las aspiraciones y
expectativas futuras. Un auto concepto repleto de autoimágenes ajustadas, ricas e intensas en el
espacio y tiempo en que vivimos demostrará su máxima eficacia en nuestros comportamientos. La
fuerza del auto concepto se basa en nuestras creencias entendidas como convicciones,
convencimientos propios; sin creencias sólidas no existirá un auto concepto eficiente.
• Componente afectivo: Sentimiento de valor que nos atribuimos y grado en que nos aceptamos.
Puede tener un matiz positivo o negativo según nuestra autoestima: “Hay muchas cosas de mí que
me gustan” o “no hago nada bien, soy un inútil”. Lleva consigo la valoración de nosotros mismos, de
lo que existe de positivo y de aquellas características negativas que poseemos. Implica un
sentimiento de lo favorable o desfavorable, de lo agradable o desagradable que vemos en nosotros.
Es admiración ante la propia valía y constituye un juicio de valor ante nuestras cualidades personales.
Este elemento es la respuesta de nuestra sensibilidad y emotividad ante los valores que percibimos
dentro de nosotros; es el corazón de la autoestima, es la valoración, el sentimiento, la admiración, el
desprecio, el afecto, el gozo y el dolor en la parte más íntima de nosotros mismos.
• Componente conductual: Relacionado con tensión, intención y decisión de actuar, de llevar a la
práctica un proceso de manera coherente. Es la autoafirmación dirigida hacia el propio yo y en busca
de consideración y reconocimiento por parte de los demás. Constituye el esfuerzo por alcanzar el
respeto ante los demás y ante nosotros mismos.

FORMACIÓN DE LA AUTOESTIMA: Desde el momento mismo en que somos concebidos, cuando el vínculo
entre nuestros padres se consuma y las células sexuales masculina y femenina se funden para originarnos,
ya comienza la carga de mensajes que recibimos, primero de manera energética y luego psicológica. El hecho
de que alguno de los progenitores, por ejemplo, asuma como un problema la llegada del niño, es captado
por éste emocionalmente, y su efecto formará parte del archivo inconsciente del pequeño y tendrá
repercusiones más adelante, cuando reaccione de diferentes formas y no logre comprender las causas
generadoras de sus conflictos.
Igualmente, cuando ya se ha producido el alumbramiento, todo estímulo externo influirá en el recién
nacido y le irá creando una impresión emocional que influirá sus comportamientos futuros, los padres y otras
figuras de autoridad, serán piezas claves para el desarrollo de la Autoestima del niño, quien dependiendo de
los mensajes recibidos, reflejará como espejo lo que piensan de él y se asumirá como un ser apto, sano,
atractivo, inteligente, valioso, capaz, digno, respetado, amado y apoyado o, por el contrario, como alguien
enfermo, feo, ignorante, desvalorizado, incapaz, indigno, irrespetado, odiado y abandonado, la forma como
nos tratan define la forma como nos trataremos, porque esa es la que consideraremos como la más normal.
Hurlock señala que la autoestima, se forma como resultado de las experiencias que afronta el sujeto
al entrar en relación con el ambiente social. El desarrollo de la autoestima está vinculada a las relaciones
interpersonales, particularmente a la calidad de las relaciones con los padres, constituye una de las
principales fuentes de autoestima durante los primeros años de vida, fase decisiva de la estructuración de la
personalidad.
Frente a ello se puede decir que es dentro del contexto familiar a través de los primeros cuidados,
de las relaciones con la madre, de la interacción con los otros miembros de la familia que el niño va
adquiriendo una imagen de sí mismo, pues es la familia quien proporciona las bases para la futura
autoevaluación positiva y por consiguiente una autoestima positiva de los hijos.
Por ello es importante así como lo menciona Bonet (1994) que la autoestima positiva cultivada desde
la niñez en el ámbito familiar es una eficaz profilaxis contra los devastadores efectos de la depresión, y por
el contrario, la autoestima deficiente es el caldo de cultivo de dicha depresión, que puede llevar a la persona
a autodestruirse, sin duda todos los padres desean que sus hijos se valoren en lo que realmente valen, para
que protegidos con una visión y una valoración positivas de sí mismos, sepan enfrentarse a los inevitables
altibajos de la vida y lleguen a ser personas razonablemente seguras de sí mismas, felices, eficaces y
solidarias, en suma desean para sus hijos una autoestima fuerte y estable, que se va formando dentro del
seno familiar.
Entre los factores que contribuyen decisivamente la formación de la autoestima positiva o negativa
del niño, el primero en el tiempo, y tal vez en importancia, es el lenguaje corporal, no verbal, con que le
hablan y se comunican con él quienes le rodean, cuando todavía él no puede entender las palabras, es el
lenguaje de las miradas, de las caricias, del tono de voz y también de los silencios, las caras, las ausencias, los
gritos, los golpes, etc., el otro factor es la propia experiencia del niño y el tercer factor poderoso es la palabra,
no basta con quererles y estar satisfechos con ellos hay que decírselo claramente, para que ellos se sientan
realmente queridos y apreciado.

IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA: Revisando la opinión de varios autores resaltan que la importancia


de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra
valía personal, nadie puede dejar de pensar en sí mismo y de evaluarse, todos desarrollamos una autoestima
suficiente o deficiente, positiva o negativa, alta o baja, aunque no nos demos cuenta, importa por tanto
desarrollarla de la manera más realista y positiva posible y que nos permita descubrir nuestros recursos
personales, para apreciarlos y utilizarlos debidamente, así como nuestras deficiencias, para aceptarlas y
superarlas en la medida de nuestras posibilidades (Bonet, 1994).
La autoestima es importante porque nos sirve para poder adaptarnos, tener relaciones
interpersonales saludables, asumir responsabilidades y poder enfrentarse a los retos de la vida cotidiana,
esto se fundamenta en los planteamientos de Alcántara (1993), quien refiere que la autoestima es
importante porque:
a) Favorece el aprendizaje: La adquisición de nuevas ideas y aprendizajes esta subordinada a nuestras
actitudes básicas; de éstas depende que generen energías más intensas de atención y concentración.
b) Ayuda a superar las dificultades personales: Cuando una persona goza de alta autoestima es capaz
de afrontar los fracasos y los problemas que le sobrevienen, ya que dispone dentro de sí de la fuerza
necesaria para reaccionar de forma proporcionada buscando la superación de los obstáculos.
c) Fundamenta la responsabilidad: A la larga sólo es constante y responsable el que tiene confianza en
sí mismo, el que cree en su aptitud.
d) Desarrolla la creatividad: Una persona creativa únicamente puede surgir desde una confianza en sí
mismo, en su originalidad, en sus capacidades.
e) Estimula la autonomía personal: Ayuda a ser autónomo, seguro de sí mismo, a sentirse a gusto
consigo mismo, a encontrar su propia identidad. A partir de ello cada uno elige las metas que quiere
conseguir, decide qué actividades y conductas son significativas para él y asume la responsabilidad
de conducirse a sí mismo.
f) Posibilita una relación saludable: El respeto y el aprecio por uno mismo es sumamente importante
para una adecuada relación con el resto de las personas.
g) Garantiza la proyección futura de las personas: Impulsando su desarrollo integral y permanente.
NIVELES DE AUTOESTIMA: Coopersmith establece cinco niveles de autoestima cada uno de ellos con sus
respectivas características:
- AUTOESTIMA MUY ALTA: Esta caracterizado por que la persona tiene una alta creencia en valores y
principios, dispuesto a argumentarlos y defenderlos cuando sienta oposición, cuando cree que puede
equivocarse obra convenientemente, tiene amplia confianza en su juicio, no hay tendencia a evidenciar
preocupación por el futuro o el pasado, suele centrarse normalmente en el presente, suficiente confianza
en sí mismo para resolver problemas, asertividad desarrollada, sus relaciones inter – personales son
adecuadas y saludables.

- MODERADAMENTE ALTA: Este nivel se caracteriza porque la persona cree firmemente en ciertos
valores y principios, está dispuesto a defenderlos aún cuando encuentre oposición y se siente lo
suficientemente seguro como para modificarlos, si sus nuevas experiencias indican que estaba equivocado,
es capaz de obrar según crea más acertado, confiando en su propio juicio, sin sentirse culpable cuando a
otros les parece mal lo que ha hecho, no emplea demasiado tiempo preocupándose por lo que haya ocurrido
en el pasado, ni por lo que le pueda ocurrir en el futuro, tiene confianza básica en la capacidad para resolver
sus problemas, sin dejarse acobardar por fracasos y dificultades. Un alto nivel de autoestima hace florecer
un alto nivel de confianza en las habilidades para resolver situaciones, y la asertividad necesarias para
permitirnos llegar a ser todo lo que podemos ser. Un alto nivel de autoestima nos permite tener relaciones
más funcionales, saludables y profundas, principalmente con nosotros mismos.
- AUTOESTIMA PROMEDIO O MEDIO: Este nivel se caracteriza porque la persona en tiempos normales
mantiene una actitud positiva hacia el mismo, aceptación tolerante y esperanzada de sus propias
limitaciones, debilidades, errores y fracasos, afecto hacia sí mismo, atención y cuidado de sus necesidades
reales tanto físicas como psíquicas e intelectuales. En tiempos de crisis mantendrá actitudes de la
connotación, de la baja autoestima y le costará esfuerzo recuperarse. Si se tiene un grado de autoestima
promedio entonces el individuo está llamado a pasar en un nivel más bien bajo, inferior al que le permitiría
recorrer su inteligencia.

- AUTOESTIMA MODERADAMENTE BAJA: Se caracteriza por demostrar a veces una autoestima poco
fortalecida, en ocasiones demuestra actitudes rígidas, el individuo experimenta cierta insatisfacción consigo
mismo, teme que lo ataquen, indecisos, temor a equivocarse, tendencia a complacer al grupo por temor a
perder su apoyo o tiempo, se muestra autoexigente, exagera la magnitud de sus errores, tendencia a estallar
con facilidad, evidente negativismo, cree que las cosas le van a salir mal, con este nivel de autoestima las
relaciones familiares se ven afectadas, puede mostrar fracaso en sus relaciones amistosas, laborales,
inseguridad en su desempeño.

- AUTOESTIMA BAJA: Nos indica una autoestima deficiente cuando la persona posee una autocrítica rigorista
y desmesurada, que mantiene al individuo en un estado de insatisfacción consigo mismo, vulnerabilidad a la
crítica, por la que se siente exageradamente herido y atacado, culpa de sus fracasos a los demás, cultiva
resentimientos contra sus críticos, indecisión crónica, no por falta de información sino por miedo exagerado
a equivocarse, deseo excesivo de complacer por el que no se atreve a decir no por miedo a desagradar y
perder la benevolencia o buena opinión del peticionario.
Un bajo nivel de autoestima afecta adversamente nuestras relaciones familiares, amistosas y de pareja,
nuestro desempeño personal y profesional, y lo más importante, nuestra sensación interna de bienestar una
persona tiene autoestima deficiente o negativa cuando las apreciaciones de su autoevaluación y
autovaloración le hacen daño y hay carencia de estima hacia sí misma.

CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONA CON UN NIVEL ADECUADO DE AUTOESTIMA: Entre las características de


la persona con un nivel aceptable de autoestima, en proceso de crecimiento o autorrealización, Maslow
(1989) señala las siguientes:
a) Se acepta a sí mismo como es.
b) Percepción más clara y eficiente de la realidad.
c) Mayor apertura a la experiencia.
d) Mayor integración, cohesión y unidad.
e) Mayor espontaneidad, expresividad y vitalidad.
f) Un yo real, una identidad firme, autonomía y unicidad.
g) Objetividad, independencia y trascendencia del yo.
h) Recuperación de la creatividad.
i) Capacidad de fusión de lo concreto y lo abstracto.
j) Estructura de carácter democrática.
k) Gran capacidad amorosa.
l) Posee un código moral propio.
m) Busca de vez en cuando la soledad y el encuentro consigo misma.
n) Tiende a estar centrada en los problemas de los demás y no sólo en los propios.
o) Sus relaciones interpersonales tienen profundidad.
p) Expresa sentimientos y opiniones sin rigidez.
q) Tiene sentido del humor, sin ser agresiva ni hiriente.

Carl Rogers (1994) describe de forma similar los rasgos de la persona que se valora y se acepta a sí misma,
consiguiendo un nivel alto de autoestima
a) Se acepta a sí mismo y acepta sus sentimientos más plenamente.
b) Siente mayor confianza en sí mismo y se autoimpone sus propias orientaciones.
c) Se vuelve más parecido a lo que quisiera ser.
d) Sus percepciones se tornan más flexibles, menos rígidas.
e) Adopta objetivos más realistas.
f) Se comporta de manera más madura.
g) Sus conductas inadaptadas cambian y se modifican en sentido constructivo.
h) Deja de utilizar máscaras
i) Deja de sentir los “debería”.
j) Deja de satisfacer expectativas impuestas.
k) Le importa ser sincero consigo mismo.
l) Le atrae vivir la libertad de ser uno mismo, sin asustarse por la responsabilidad que implica.
m) Asume la dirección de sí mismo de forma responsable, realiza libremente sus elecciones y luego
aprende a partir de las consecuencias.
n) Comienza a ser un proceso de evolución y cambio, no le perturba descubrir que cambia día a día.
o) Comienza a ser toda complejidad de su sí mismo.
p) Comienza a abrirse a la experiencia.
q) Comienza a aceptar a los demás.

CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONA CON UN NIVEL BAJO DE AUTOESTIMA: Frecuentemente encontramos


personas que se infravaloran, la imagen que de sí tienen no es real, permanecen pasivos, sus talentos quedan
enterrados y la capacidad de decisión está nula, Gil (1997) señala las siguientes características:
a) Sensación de ser inútil, innecesario, de no importar.
b) Incapacidad de disfrutar, pérdida de entusiasmo por la vida.
c) Sentirse triste y desdichado frecuentemente.
d) No se considera aceptable físicamente.
e) Siente que no tiene amigos.
f) Se considera inferior a los demás.
g) Hipercrítico consigo mismo y en estado frecuente de insatisfacción.
h) Se reconoce poco inteligente.
i) Miedo a desagradar y perder la estima y la buena opinión de los otros.
j) Hipersensibilidad a la crítica, sintiéndose fácilmente atacado y herido.
k) Indecisión crónica por temor a equivocarse.
l) Desesperanza, apatía, derrota, cesación de todo esfuerzo, rendición.
m) Sentirse incapaz de hacer las cosas por sí mismo.
n) Considerarse un mal estudiante.
o) Culpabilidad neurótica por la que uno se acusa y condena magnificando los errores propios.
p) Perfeccionismo esclavizador que conduce a un desmoronamiento anímico cuando las cosas no salen
pon la perfección exigida.
q) Pesimismo, depresión, amargura y visión negativa global que incluye, sobre todo, a uno mismo.
CONDUCTAS APROPIADAS PARA CONSEGUIR UNA AUTOESTIMA POSITIVA: El conjunto de conductas que
Maslow (1994) describe como apropiadas o encaminadas a conseguir la autoestima y la autorrealización es
fundamentalmente el siguiente:
a) Entender la vida como un proceso de elecciones sucesivas, elegir a diario el crecimiento en lugar del
miedo.
b) Actualizarse, y para ello escucharse a sí mismo.
c) Optar por ser sinceros y mirar dentro de uno mismo en busca de respuestas, esto implica asumir
responsabilidad.
d) Atreverse a ser diferente e inconformista, tener valor en lugar de miedo.
e) Actualizar las propias potencialidades, usar la propia inteligencia, realizar las propias posibilidades,
ser tan bueno como uno pueda ser, esto es, hacer bien aquello que uno quiere hacer.
f) Descubrimiento y redescubrimiento de lo que uno es en realidad, descubrir quién es uno, qué es,
qué le gusta, qué no le gusta, qué es bueno o malo para uno, hacia dónde va y cuál es su tarea.
g) En todos los casos tener en cuenta que la represión no es un buen modo de resolver los problemas.

AUTOESTIMA Y RELACIONES HUMANAS: Cuando la vida se vive con la Autoestima todo es diferente, las
cosas cambian de color, sabor y signo, ya que nos conectamos con nosotros y con el mundo, desde una
perspectiva más amplia, integral, equilibrada, consciente y productiva, los seres humanos con autoestima
fortalecida tienen la capacidad de disfrutar los éxitos y aceptar los fracasos, es capaz de llevar una vida
placentera, tener buenas relaciones humanas, en el campo laboral, afectivo, familiar y personal, se siente
aceptado y amado por las personas que lo rodean y siente plenitud por vivir.
En la vida social, todo lo que logramos tiene que ver con personas, vivimos en un permanente estado
de interdependencia en el cual todos nos necesitamos mutuamente, y lo que uno hace afecta a los demás de
distintas maneras.
El punto de vista de Coopersmith (1987) argumenta que la autoestima del hijo no guarda relación
directa con la posición económica de la familia, ni con la educación, ni con la ubicación socio geográfica del
domicilio familiar, pues lo que resulta significativo es la calidad de la relación existente entre el hijo y los
adultos que son importantes en su vida.
Sin embargo, no todo es tan sencillo, ya que cada quien se relaciona con los demás desde su nivel de
conciencia, desde su equilibrio o su desorden interior, desde su manera particular de experimentar la vida e
interpretarla; desde lo que aprendió y reforzó con el tiempo; es decir desde su desvalorización o desde su
autoestima.
Cuando estamos centrados, satisfechos con lo que somos y confiados de nuestra capacidad para
lograr objetivos, la manera como nos relacionamos con las personas suele ser transparente y honesta; nos
acercamos a ellos para compartir y los valoramos por el simple hecho de ser humanos, de haber nacido, esto
es lo que se conoce como relación primaria, vínculos que se basan en compartir lo que somos.
Por el contrario, cuando nuestros Mapas, los aprendizajes que traemos archivados en la memoria,
nos dicen que no somos capaces, cuando nuestra Autoestima está debilitada, tendemos a establecer vínculos
desde el interés material, desde utilitarismo, es entonces cuando deja de importarnos la persona y pasamos
a prestar atención al beneficio que nos pueda deparar, pasamos a preguntarnos lo que nos aporta, lo que
podemos obtener de ellas, este es el tipo de relación que se conoce como relación secundaria.

PRINCIPALES DIFERENCIAS ENTRE AUTOESTIMA Y AUTO CONCEPTO: En cierto modo, la autoestima


y el auto concepto son constructos teóricos que nos ayudan a comprender cómo funciona nuestra mente,
cómo nos vemos a nosotros mismos y de qué manera la opinión de los demás influye en la idea que tenemos
de nuestra propia identidad. Eso significa que no son "piezas" localizables en un lugar de nuestro cerebro,
componentes fáciles de reconocer y de aislar del resto de fenómenos mentales que tienen lugar en nuestra
mente, sino que son etiquetas útiles dentro de ese complejísimo mar que es la psique humana.
Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos conceptos. De hecho, si
los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas cosas; por ejemplo, nos llevaría a creer que
verse a uno mismo de cierto modo (con sobrepeso, alto, pálida, etc.) indica que irremediablemente esa
imagen de la propia identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay atributos
más valorados que otros. A continuación puedes ver los puntos básicos que sirven para distinguir la
autoestima del auto concepto.

1. Uno es cognitivo, el otro es emocional: El auto concepto es, básicamente, el conjunto de ideas y creencias
que constituyen la imagen mental de lo que somos según nosotros mismos. Por lo tanto, es un entramado
de información que puede ser expresada de manera más o menos textual a través de afirmaciones sobre uno
mismo: "soy malhumorado", "soy tímida", "no sirvo para hablar frente a muchas personas", etc. La
autoestima, en cambio, es el componente emocional que está vinculado al auto concepto, y por lo tanto no
puede ser diseccionada en palabras, porque es algo totalmente subjetivo.

2. Uno se puede plasmar en palabras, el otro no: Esta diferencia entre autoestima y auto concepto se deriva
de la anterior. Nuestro auto concepto (o, mejor dicho, parte de este) puede ser comunicado a terceras
personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.
Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal (sean más o menos
reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de nuestro auto concepto, porque la autoestima
no se puede reducir a palabras. Sin embargo, nuestro interlocutor reunirá esa información que le damos
acerca del auto concepto y a partir de ahí imaginará la autoestima que está asociada a este. Sin embargo,
esta tarea consistirá en recrear de manera activa la autoestima de la otra persona, no en reconocerla en la
información verbal que llegue.

3. Apelan a tipos de memoria diferentes: La autoestima es una respuesta básicamente emocional ante la
idea que tenemos de nosotros mismos, lo cual significa que está relacionada con un tipo de memoria
implícita: la memoria emocional. Esta clase de memoria está especialmente relacionada con dos partes del
cerebro: el hipocampo y la amígdala. El auto concepto, sin embargo, está asociado a un tipo de memoria
diferente: la declarativa, que está más relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza asociativa que se
reparten por la corteza cerebral. Está conformado con una serie de conceptos que hemos aprendido a asociar
con la idea de "yo", y que puede contener todo tipo de conceptos: desde la alegría o la agresividad hasta el
nombre de ciertos filósofos o la idea de ciertos animales que identificamos con nosotros. Eso sí, ciertos
conceptos estarán más relacionados con el núcleo de nuestro auto concepto, mientras que otros formarán
parte de la periferia de este.

4. Una tiene un componente moral, el otro no: La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros
mismos, y por lo tanto depende de la semejanza que percibamos entre nuestro auto concepto y la imagen
que hemos creado del “yo ideal”. Por lo tanto, mientras que el auto concepto está al margen de juicios de
valor, la autoestima está fundamentada en el juicio de valor fundamental acerca de lo que vale uno mismo:
depende de hasta qué punto creemos estar cerca de “lo bueno”, y por lo tanto nos traza un camino que nos
indicará si nos estamos acercando o alejando de lo que deberíamos ser.

5. Una es más fácil de cambiar que la otra: Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede
ser muy difícil de cambiar, ya que no obedece a los criterios de la lógica, del mismo modo en el que las fobias,
que también dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a estímulos y situaciones que en
base a la razón no deberían darnos miedo. El auto concepto, si bien está relacionado con la autoestima y por
lo tanto sus cambios se corresponden en parte con los de esta, es algo más fácil de cambiar, porque puede
ser modificado directamente mediante la reestructuración cognitiva: si nos paramos a pensar sobre el modo
en el que nos vemos a nosotros mismos es muy fácil que detectemos inconsistencias y partes que fallan, y
que las reemplacemos por creencias e ideas más viables a la hora de explicar quiénes somos. Por ejemplo, si
creemos que somos marcadamente tímidos pero luego nos damos cuenta que en ocasiones pasadas hemos
llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar charlas frente a muchas personas en una exposición
sobre un tema que nos apasiona, es fácil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo más moderada
y circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qué traducirse en una mejora de la autoestima, o al menos
no de manera inmediata.
Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan tímidos después de todo y que, por lo
tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual haría que los demás den más importancia a nuestra
presencia y, ahí sí, nuestra autoestima podría mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos
dicen el valor que podemos llegar a tener.

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL: Desde siempre hemos oído que el Coeficiente Intelectual era determinante
para saber si una persona tendría éxito en la vida, un test podría marcar el futuro de su éxito académico y
profesional. Sin embargo, hace ya varios años numerosas instituciones se dieron cuenta de que son otras
capacidades las necesarias para el éxito en la vida y esas no las medía ningún test de inteligencia.
Piense por un momento la importancia que las emociones tienen en nuestra vida cotidiana y
rápidamente se dará cuenta de que la mayoría de las veces marcan todas nuestras decisiones casi sin
percatarnos. ¿Compró su coche haciendo cálculos de rentabilidad? ¿Eligió su pareja porque objetivamente
era la mejor opción? ¿Eligió su trabajo porque le ofrecía el mejor sueldo? La mayoría de nuestras decisiones
están matizadas por las emociones.

Ante esto hay que admitir que hay gente con un dominio de su vida emocional mucho mayor que otra. Y
es curioso ver què poca correlación hay entre la Inteligencia clásica y la Inteligencia Emocional. Un caso
extremo sería el típico estudioso, que llevado al límite es una máquina intelectual pero con una vida
emocional desastrosa. Por otro lado podemos encontrarnos con gente que no pasò de la escuela primaria
pero que llevan una vida exitosa y poseen una vida ordenada y envidiable. Estos casos extremos no son lo
común, pero es necesario darse cuenta de que hay que prestar mayor atención a este tipo de habilidades
que pueden marcar nuestra vida tanto o más que el Coeficiente Intelectual.

De la misma manera que se reconoce el CI (cociente intelectual), se puede reconocer la Inteligencia


Emocional. Se trata de conectar las emociones con uno mismo; saber qué es lo que siento, poder verme a mí
y ver a los demás de forma positiva y objetiva. La Inteligencia Emocional es la capacidad de interactuar con
el mundo de forma receptiva y adecuada.

CARACTERÍSTICAS BÁSICAS Y PROPIAS DE LA PERSONA EMOCIONALMENTE INTELIGENTE:

 Poseer suficiente grado de autoestima


 Ser personas positivas
 Saber dar y recibir
 Empatía (entender los sentimientos de los otros)
 Reconocer los propios sentimientos
 Ser capaz de expresar los sentimientos positivos como los negativos
 Ser capaz también de controlar estos sentimientos
 Motivación, ilusión, interés
 Tener valores alternativos
 Superación de las dificultades y de las frustraciones
 Encontrar equilibrio entre exigencia y tolerancia.

Goleman explica que la Inteligencia Emocional es el conjunto de habilidades que sirven para expresar y
controlar los sentimientos de la manera más adecuada en el terreno personal y social. Incluye, por tanto, un
buen manejo de los sentimientos, motivación, perseverancia, empatía o agilidad mental. Justo las cualidades
que configuran un carácter con una buena adaptación social.

Todas las personas nacemos con unas características especiales y diferentes, pero muchas veces la manera
que tenemos de comportarnos o de enfrentarnos a los retos de la vida son aprendidos. Desde pequeños
podemos ver como para un niño no está tan bien visto llorar y expresar sus emociones como en una niña,
además a los varones se les exige ser más valientes, seguros de sí mismos. También podemos observar como,
según las culturas, las mujeres son menos valoradas, tanto en el ámbito personal como en el laboral, lo cual
es el origen de opresiones y malos tratos. Todo esto lo adquirimos sin darnos cuenta ya desde el momento
en que venimos al mundo: nos comportamos como nos han "enseñado" a comportarnos. Quererse a uno
mismo, ser más generoso con los demás, aceptar los fracasos, (no todo depende de lo que hemos heredado),
por lo que hemos de ser capaces de seguir aprendiendo y mejorando nuestras actitudes día a día, aprender
a ser más inteligentes emocionalmente, en definitiva a ser más felices.

COMPONENTES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Según Daniel Goleman los principales componentes de la


inteligencia emocional son:

 Autoconocimiento emocional (o conciencia de uno mismo): Se refiere al conocimiento de


nuestras propias emociones y cómo nos afectan. En muy importante conocer el modo en el que
nuestro estado de ánimo influye en nuestro comportamiento, cuáles son nuestras virtudes y
nuestros puntos débiles. Nos sorprenderíamos al saber cuan poco sabemos de nosotros mismos.
 Autocontrol emocional (o autorregulación): El autocontrol nos permite no dejarnos llevar por
los sentimientos del momento. Es saber reconocer què es pasajero en una crisis y qué perdura.
Es posible que nos enfademos con nuestra pareja, pero si nos dejásemos siempre llevar por el
calor del momento estaríamos continuamente actuando irresponsablemente y luego pidiendo
perdón por ello.
 Automotivación: Dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación y
fijar nuestra atención en las metas en lugar de en los obstáculos. En esto es necesaria cierta dosis
de optimismo e iniciativa, de forma que seamos emprendedores y actuemos de forma positiva
ante los contratiempos.
 Reconocimiento de emociones ajenas (o empatía): Las relaciones sociales se basan muchas
veces en saber interpretar las señales que los demás emiten de forma inconsciente y que a
menudo son no verbales. El reconocer las emociones ajenas, aquello que los demás sienten y
que se puede expresar por la expresión de la cara, por un gesto, por una mala contestación, nos
puede ayudar a establecer lazos más reales y duraderos con las personas de nuestro entorno. No
en vano, el reconocer las emociones ajenas es el primer paso para entenderlas e identificarnos
con ellas.

Relaciones interpersonales (o habilidades sociales): Cualquiera puede darse cuenta de que una buena
relación con los demás es una de las cosas más importantes para nuestras vidas y para nuestro trabajo. Y
no solo tratar a los que nos parecen simpáticos, a nuestros, amigos, a nuestra familia. Sino saber tratar
también exitosamente con aquellos que están en una posición superior, con nuestros jefes, con nuestros
enemigos

La clave para gestionar a otros de manera efectiva es manejarse uno mismo primero. Cuanto más conoces
de ti mismo, más puedes relacionarte con los demás, desde una posición de confianza, seguridad en uno
mismo y fortaleza. “De todos los conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí mismo”
(William Shakespeare).

El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento


en que aparece, constituye un factor esencial en la inteligencia emocional. Ser consciente de uno
mismo es ser consciente de nuestros estados de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de esos
estados de ánimo. Jhon Mayer habla de estilos diferentes en cuanto a la forma de atender o tratar a las
personas con sus emociones:

- La persona consciente de sí misma: La persona es consciente de sus estados de ánimo. Son personas
que conocen bien las facetas de su personalidad, saben qué estan sintiendo y por qué, comprenden los
vínculos existentes entre sus sentimientos, pensamientos, palabras y acciones, conocen el modo en que
sus emociones influyen en su rendimiento.
- Las personas atrapadas en sus atenciones: Son personas que se sienten desbordadas por sus
emociones, por tanto muy volubles a ellas y que en ocasiones sienten que no pueden controlar su vida
emocional.
- Las personas que aceptan resignadamente sus emociones: Son personas que perciben con claridad lo
que están sintiendo y aceptan sus estados de ánimo sin tratar de cambiarlos.

El autoconocimiento emocional es la primera aptitud de la Inteligencia Emocional (IE). Parte de que, si no se


logra conocerse bien a si mismo, a estar consciente de cuáles son sus fortalezas y debilidades, aprender a
identificar sus estados de ánimo y las consecuencias que éstos pueden tener en su comportamiento,
difícilmente podrá controlar sus reacciones y utilizarlas productivamente. Tampoco podrá comprender bien
el comportamiento de los que le rodean, identificar sus sentimientos y emociones, ni podrá actuar con
efectividad en sus relaciones interpersonales, todo lo cual resulta esencial en el trabajo de dirección. También
se utiliza la expresión auto-evaluación porque, muchas de las aptitudes que deben auto-conocerse, requieren
la utilización de instrumentos en los que debemos evaluar cómo estamos para sentirnos bien y en equilibrio.

ESCUCHANDO NUESTRAS EMOCIONES: Nuestras emociones pueden proporcionarnos información valiosa


sobre nosotros mismos, sobre otras personas y sobre determinadas situaciones. Haber descargado nuestro
mal humor sobre un compañero de trabajo, puede indicarnos que nos sentimos abrumados por un exceso
de trabajo. Sentir ansiedad ante una próxima exposición puede ser una señal de que necesitamos preparar
mejor nuestros datos. La frustración ante un cliente puede indicarnos que no estamos transmitiendo bien
nuestro mensaje, que no es el momento más oportuno, o que no seleccionamos bien el prospecto.

Si escuchamos la información que nos proporcionan las emociones, podemos modificar nuestras conductas
y pensamientos con el fin de transformar las situaciones. Por ejemplo, en el caso de un arranque de cólera,
pudiéramos ver la importancia de tomar medidas para reducir nuestra carga de trabajo, organizar mejor la
misma o regular su proceso.

Las emociones desempeñan un papel importante en el ámbito laboral. De la ira al entusiasmo, de la


frustración a la satisfacción, cada día nos enfrentamos a emociones propias y ajenas- en el trabajo. La clave
está en utilizar las emociones en forma inteligente, qué es lo que se quiere expresar con la inteligencia
emocional: hacer deliberadamente que nuestras emociones trabajen en beneficio propio, de modo que nos
ayuden a controlar nuestra conducta y nuestros pensamientos para obtener mejores resultados. La
inteligencia emocional se puede alimentar, desarrollar y aumentar, no se trata, pues, de una cualidad que se
tiene, o no se tiene. Goleman define esta aptitud personal de la siguiente forma: Conocer los propios estados
internos, preferencias, recursos e intuiciones. Incluye en la misma lo siguiente:

- Conciencia emocional. Reconocer las propias emociones y sus efectos.


- Auto-evaluación precisa. Conocer las fuerzas y debilidades propias.
- Confianza en uno mismo Certeza sobre los valores y facultades que uno tiene. Plantea que
las personas dotadas de esta aptitud se caracterizan por: Saber qué emociones experimentan
y por qué, Perciben los vínculos entre sus sentimientos y lo que piensan, hacen y dicen.
Reconocen qué efecto tienen esas sensaciones sobre su desempeño, Conocen sus valores y
metas y se guían por ellos.
- Sobre la auto-evaluación precisa plantea que las personas dotadas de esta aptitud: Conocen
sus puntos fuertes y debilidades, son reflexivas y aprenden de la experiencia, están abiertas
a la crítica sincera y bien intencionada, a las nuevas perspectivas, al aprendizaje constante
y al desarrollo de sí mismas, son capaces de mostrar sentido del humor y perspectiva con
respecto a sí mismas.

Esa conciencia del efecto de nuestras emociones sobre lo que hacemos es una aptitud emocional
fundamental. Si nos falta, somos vulnerables, a emociones desbocadas que pueden desviarnos. Esa
conciencia es nuestra guía para afinar todo tipo de desempeño laboral, manejando nuestros sentimientos
rebeldes, manteniéndonos motivados, captando debidamente los sentimientos de quienes nos rodean y
desarrollando habilidades sociales relacionadas con el trabajo, incluidas las que resultan esenciales en el
liderazgo y en el trabajo en equipo.

Nuestras sensaciones nos acompañan siempre, pero rara vez les prestamos atención. Lo típico es que
cobremos conciencia de ellas sólo cuando se desbordan. Pero, si prestamos atención, las experimentamos
en planos más sutiles, mucho antes de que surjan con tanta fuerza. Las personas que no reconocen sus
sentimientos se encuentran en tremenda desventaja. En cierto sentido son analfabetos emocionales ajenos
a un reino de realidad, que es crucial para triunfar en la vida como un todo, por no hablar del trabajo. El auto-
conocimiento ofrece un timón seguro para mantener nuestras decisiones laborales en armonía con nuestros
valores más profundos, comenta Goleman.

DESARROLLO DE LA AUTO-CONCIENCIA: Ser consciente de nuestros sentimientos y comportamiento, así


como de la percepción que los demás tienen de nosotros, puede influir sobre nuestras acciones de forma
que repercutan en beneficio propio. La clave está en saber sintonizar con la abundante información que nos
proporcionan nuestros sentimientos, sensaciones, valoraciones, acciones e intenciones. Esta información nos
ayuda a comprender cómo respondemos, nos comportamos, comunicamos y funcionamos en diversas
situaciones. Al procesamiento de toda esta información es a lo que llamamos autoconciencia. Para poder
controlar nuestra irritabilidad debemos ser conscientes de cuál es el agente desencadenante y cómo es que
surge tan poderosa emoción, sólo entonces podemos aprender a aplicarla y a utilizarla de forma apropiada.
Si poseemos un alto grado de autoconciencia podremos ponernos a nosotros mismos en el punto de mira y
observarnos en acción. Puesto que cada uno constituye el centro de su propio universo, debemos averiguar
qué nos impulsa a hacer algo antes de intentar cambiar nuestras acciones con el fin de obtener mejores
resultados. Debemos comprender qué cosas tienen importancia para nosotros, cómo las experimentamos,
qué es lo que queremos y sentimos y cómo nos perciben los demás.

Para aumentar la autoconciencia es necesario que meditemos seriamente y con valor sobre cómo
reaccionamos ante las personas y los hechos que forman parte de nuestra vida laboral. Para esto, Weisinger
recomienda lo siguiente:

1. Examinar nuestros juicios, es decir cómo valoramos las cosas.


2. Sintonizar con nuestros sentidos.
3. Conectar con nuestros sentimientos.
4. Saber cuáles son nuestras intenciones.
5. Prestarle atención a nuestros actos.

CÓMO VALORAMOS LAS COSAS.- Las valoraciones son las distintas impresiones, juicios, estimaciones y
expectativas que nos forjamos nosotros mismos sobre los temas y sobre cada situación. Se ven influidos por
diversos factores que configuran nuestra personalidad (marco familiar, experiencias previas, capacidades
naturales y sistemas de creencias). Por lo general, adoptan la forma de pensamientos o de diálogo interior,
como por ejemplo: Esta presentación va a ser un desastre, Voy a echar a perder el trato. Para tomar
conciencia de nuestra manera de hacer valoraciones, se recomienda:

- Utilizar afirmaciones del tipo “Pienso que….”. Con esto ayudamos a aclararnos lo que
pensamos, a la vez que reconocemos que somos responsables de nuestras valoraciones.
- Sostener un diálogo interior permanentemente.
- Reflexionar sobre las reuniones, en un momento de tranquilidad.
- Escuchar las opiniones de los demás. Puesto que cualquier hecho se puede valorar desde
distintas perspectivas, es buena idea pedir la opinión de los demás. Para acertar en las
valoraciones se recomienda lo siguiente:

* Recordar que las reacciones son una respuesta a las valoraciones, no a las situaciones.
Son nuestras valoraciones, y no el comportamiento de otra persona o una situación
determinada, las que motivan nuestras reacciones. Es el significado que atribuimos a los
hechos, o a la actitud de las personas el que nos afecta de forma positiva o negativa, y
no los hechos mismos o las actitudes de las personas.

* Ser conscientes de que nuestras valoraciones son nuestras valoraciones. Consideremos


nuestras valoraciones sin dejar de considerar las de los demás. Cada cual puede
interpretar el mismo hecho de forma diferente.

* Aceptar que nuestras valoraciones no son inamovibles. Reconocer que nuestros


pensamientos, sentimientos y valoraciones no son inmutables; pueden modificarse ante
la presencia de nuevos datos.

- Recomienda sintonizar con nuestros sentidos. La vista, el oído, el olfato, el gusto y el


tacto, son las fuentes de todos nuestros datos sobre el mundo. Pero, lo que percibimos
por los sentidos es filtrado y transformado por nuestras valoraciones. Si pensamos que
alguien es incapaz, no escuchamos lo que nos dice, o lo interpretamos con la valoración
que tenemos. En una reunión, se propone fijarnos en los siguientes aspectos.

La vista. La manera en que la gente se mira mientras habla y escucha. Se miran directamente a los ojos. (Esto
podría indicar seguridad). El que habla mira a todos o se dirige a un solo Individuo. (Lo primero podría
significar comodidad con el grupo en su conjunto, y la sensación de que forma parte de un equipo). Los
oyentes: prestan atención al que habla o miran hacia otro lado (Interés o no por lo que dice). La gente sonríe,
frunce el entrecejo, mira con cara de pocos amigos, sonríe afectadamente.

El oído. Sintonizar con los sonidos circundantes, voces de la gente. Cuando una persona habla reina el silencio
o la gente se mueve inquieta en sus sillas, La gente habla estridentemente (Podría ser un síntoma de rabia,
frustración). Con titubeos (Podría reflejar falta de conocimiento del tema). La gente comenta cosas en voz
baja mientras habla el orador.

Como conclusión se puede decir que el autoconocimiento, o autoevaluación es la primera aptitud de la


Inteligencia Emocional. Si no se logra es difícil que puedan desarrollarse otras aptitudes, incluyendo la
comprensión de los demás y, a partir de esto, ejercer influencia positiva sobre estos. También la consideran
como la primera de las habilidades gerenciales, los especialistas que trabajan este tema. En las dimensiones
del autoconocimiento los especialistas en Inteligencia Emocional incluyen: la identificación precisa de
nuestras emociones y cuáles son las situaciones que pueden provocarlas; examinar nuestros juicios, es decir
cómo valoramos las cosas; sintonizar con nuestros sentidos; conectar con nuestros sentimientos; precisar
cuáles son nuestras intenciones; prestarle atención a nuestros actos. Llevar un diario de sentimientos nos
permite: identificar qué emociones experimentamos y cuáles se repiten; utilizar esta información para
averiguar por qué albergamos determinadas emociones y, si son negativas, de qué manera podemos
modificar la situación para no experimentarlas así como, qué emociones no experimentamos: ¿A qué se
debe?. ¿Qué podemos hacer al respecto?.

DESARROLLO DEL AUTOCONTROL EMOCIONAL: La segunda habilidad práctica de la Inteligencia Emocional


es el control de los estados anímicos. Forma parte de la sabiduría universal el hecho de que los sentimientos
alteran el pensamiento: cuando estamos 'ciegos de rabia', 'enfurecidos como un toro de lidia' o 'locamente
enamorados', el propio lenguaje indica que la razón y el pensamiento, en tales situaciones, no tienen la más
mínima oportunidad de éxito.

Las emociones básicas vinculadas al hambre, la sed, el miedo, la ira, la sexualidad y el cuidado de los niños,
forman parte de nuestro equipamiento básico emocional. Están arraigadas biológicamente en nuestra
naturaleza y forman parte de nosotros, tanto si queremos como si no. En cambio, el modo en que manejamos
este tipo de formas de comportamiento innatas está en nuestras manos: poseemos la libertad de sopesar las
diferentes posibilidades de actuación y de decidir de acuerdo con nuestros propios motivos y criterios.

Por control emocional no entendemos ahogar o reprimir las emociones, sino regular, controlar o
eventualmente modificar estados anímicos y sentimientos -o su manifestación inmediata- cuando éstos son
inconvenientes en una situación dada. Un aspecto importante del autocontrol lo constituye la habilidad de
moderar la propia reacción emocional a una situación, ya sea esa reacción negativa o positiva (por ejemplo:
no sería conveniente expresar excesiva alegría ante otras personas, colegas o amigos, que están pasando en
ese momento por situaciones problemáticas o desagradables).

En la sociedad moderna, los viejos mecanismos instintivos de 'lucha-huida' no nos sirven normalmente de
ayuda. Debemos utilizar cuanto sabemos acerca de las emociones y sentimientos propios y ajenos para
ayudarnos a controlar mejor nuestros impulsos. No podemos elegir nuestras emociones. No se puede
simplemente desconectar o evitar. Pero está en nuestro poder conducir nuestras reacciones emocionales y
completar o sustituir el programa de conducta congénito primario, por ejemplo, el deseo o la lucha, por
formas de comportamiento aprendidas y civilizadas como el flirteo, la crítica, la discusión o la ironía. Lo que
hagamos con nuestras emociones, el hecho de manejarlas en forma inteligente, depende de nuestro nivel
de Inteligencia Emocional.

El ser humano es un ente complejo y rico en cualidades. Su nivel de desarrollo y evolución a lo largo de los
siglos le ha dotado de sistemas que no poseen otras especies animales y de capacidades avanzadas que le
permiten acciones tan prodigiosas como escribir poesía, fabricar y mandar al espacio satélites, hablar varias
lenguas o componer música, por citar sólo algunos ejemplos.
LAS EMOCIONES.- Son reacciones naturales que nos permiten ponernos en alerta ante determinadas
situaciones que implican peligro, amenaza, frustración, etc. Los componentes centrales de las emociones son
las reacciones fisiológicas (incremento de la tasa cardiaca y de la respiración, tensión muscular, etc.) y los
pensamientos. Es necesario adquirir ciertas habilidades para manejar las emociones ya que una intensidad
excesiva puede hacer que las personas las vivan como estados desagradables o les lleven a realizar conductas
indeseables. Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente
que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la
experiencia. Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un
estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos
pasajeras.

Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se le ha dado
más relevancia a la parte más racional del ser humano. Pero las emociones, al ser estados afectivos, indican
estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos. De todas formas, es
difícil saber a partir de la emoción cual será la conducta futura del individuo, aunque nos puede ayudar a
intuirla. Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos emociones básicas como el miedo, el enfado o la
alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas emociones tan básicas, que en los humanos se van
haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, signos y significados.

LAS SEIS EMOCIONES BASICAS: En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un
conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación
concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación. Cada individuo experimenta
una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la
situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las
emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse.
Existen 6 categorías básicas de emociones.
 MIEDO: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre,
inseguridad.
 SORPRESA: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una aproximación
cognitiva para saber qué pasa.
 AVERSIÓN: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.
 IRA: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
 ALEGRÍA: Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de
seguridad.
 TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo.

Si tenemos en cuenta esta finalidad adaptativa de las emociones, podríamos decir que tienen diferentes
funciones:

 MIEDO: Tendemos hacia la protección.


 SORPRESA: Ayuda a orientarnos frente a la nueva situación.
 AVERSIÓN: Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante.
 IRA: Nos induce hacia la destrucción.
 ALEGRÍA: Nos induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace
sentir bien).
 TRISTEZA: Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.

En las personas también se producen reacciones emocionales , pero son más complejas que en los animales
ya que esas reacciones van acompañadas por pensamientos específicos, que nos permiten diferenciar un
rango mayor de emociones. Además, las personas no debemos reaccionar de forma instintiva (por ejemplo
agrediendo a aquello que nos amenaza o escapando de la situación), sino que a lo largo de nuestra infancia
aprendemos formas de comportarnos más adecuadas. Así en las emociones humanas entran en juego cuatro
aspectos:
 Una situación concreta.
 Una serie de reacciones fisiológicas específicas o sensaciones (aceleración del pulso y de la
respiración, tensión muscular, etc.).
 Unos pensamientos determinados.
 Un tipo de respuestas concretas apropiadas para esa situación.

La ansiedad y la ira son reacciones naturales y positivas que tenemos para ponernos en alerta ante
determinadas situaciones, que son consideradas como peligrosas. Pero también pueden ser emociones
negativas que no funcionan como debieran, activándose ante estímulos inofensivos y provocando malestar
y conductas inadecuadas. Comprender, conocer y admitir las emociones es el procedimiento para poder
controlarlas.

La ansiedad: Es una de esas emociones que hay que saber manejar porque son vividas como desagradables
y pueden provocar conductas inapropiadas, especialmente cuando se producen ante contextos sociales (por
ejemplo hablar en público) o ante situaciones que no entrañan ningún peligro (por ejemplo subir en ascensor,
salir a la calle, etc.). La Ansiedad consiste en un conjunto de sentimientos de miedo, inquietud, tensión,
preocupación e inseguridad que experimentamos ante situaciones que consideramos amenazantes (tanto
física como psicológicamente). Esto es, la ansiedad incluye los siguientes componentes:

 Los pensamientos y las imágenes mentales atemorizantes (cognitivo)


 Las sensaciones físicas que se producen cuando estamos nerviosos o furiosos. (fisiológico).
 Los comportamientos que son la consecuencia de la respuesta de ansiedad (conductual).

En la ansiedad, como en cualquier otra emoción, juega un papel muy importante el tipo de pensamientos
que tenemos y las reacciones físicas experimentadas. El modo en que nos comportamos cuando estamos
ansiosos a menudo es inadecuado e interfiere en nuestro funcionamiento normal. Es muy importante
controlar este tipo de emociones ya que pueden afectar seriamente a la capacidad de desarrollar una vida
sana.
La ira: Es otra emoción que puede ser problemática. La ira hace referencia a un conjunto particular de
sentimientos que incluyen el enfado, la irritación, la rabia, el enojo, etc. y que suele aparecer ante una
situación en la que no conseguimos lo que deseamos. Las reacciones fisiológicas ante la ira son similares a
las que se producen ante la ansiedad; lo que diferencia a una de la otra es el tipo de situaciones que las
provocan, los pensamientos que se producen en esas situaciones y las conductas que se desencadenan.

FORMAS CONCRETAS DE MANEJAR LAS EMOCIONES DE ANSIEDAD E IRA: Los estados emocionales de los
que estamos hablando son habitualmente vividos de forma negativa y suelen dar lugar a conductas
inadecuadas, lo que hace que la gente busque formas de eliminarlos.

Muchas personas desarrollan estrategias específicas para manejar sus emociones. Algunas de ellas pueden
ser adecuadas, pero también hay otras que pueden ser ineficaces o tener consecuencias negativas.

Técnicas para manejar las emociones:


1.- Respiración profunda. - Esta técnica es muy fácil de aplicar y es útil para controlar las reacciones
fisiológicas antes, durante y después de enfrentarse a las situaciones emocionalmente intensas.

 Inspira profundamente mientras cuentas mentalmente hasta 4


 Mantén la respiración mientras cuentas mentalmente hasta 4
 Suelta el aire mientras cuentas mentalmente hasta 8
 Repite el proceso anterior

De lo que se trata es de hacer las distintas fases de la respiración de forma lenta y un poco más intensa de lo
normal, pero sin llegar a tener que forzarla en ningún momento. Para comprobar que haces la respiración
correctamente puedes poner una mano en el pecho y otra en el abdomen. Estarás haciendo correctamente
la respiración cuando sólo se te mueva la mano del abdomen al respirar (algunos le llaman también
respiración abdominal).

2: Detención del pensamiento: Esta técnica puede utilizarse también antes, durante o después de la
situación que nos causa problemas. Esta estrategia se centra en el control del pensamiento. Para ponerla en
práctica debes seguir los siguientes pasos:

 Cuando te empieces a encontrar incómodo, nervioso o alterado, préstale atención al tipo de


pensamientos que estás teniendo, e identifica todos aquellos con connotaciones negativas
(centrados en el fracaso, el odio hacia otras personas, la culpabilización, etc.)
 Di para ti mismo “¡Basta!”
 Sustituye esos pensamientos por otros más positivos

3: Relajación muscular: Esta técnica también sirve para aplicar antes, durante y después de la situación, pero
para su empleo eficaz requiere entrenamiento previo. Para su práctica sigue los siguientes pasos:

 Siéntate tranquilamente en una posición cómoda. Cierra los ojos.


 Relaja lentamente todos los músculos de tu cuerpo, empezando con los dedos de los pies y
relajando luego el resto del cuerpo hasta llegar a los músculos del cuello y la cabeza.
 Una vez que hayas relajado todos los músculos de tu cuerpo, imagínate en un lugar pacífico y
relajante (por ejemplo, tumbado en una playa). Cualquiera que sea el lugar que elijas, imagínate
totalmente relajado y despreocupado.

Imagínate en ese lugar lo más claramente posible. Practica este ejercicio tan a menudo como sea posible, al
menos una vez al día durante unos 10 minutos en cada ocasión. Si te ha convencido la utilidad del ejercicio,
recuerda que debes practicarlo para llegar a automatizar el proceso y conseguir relajarte en unos pocos
segundos.

4: Ensayo mental: Esta técnica está pensada para ser empleada antes de afrontar situaciones en las que no
nos sentimos seguros. Consiste simplemente en imaginarte que estás en esa situación (por ejemplo,
pidiéndole a alguien que salga contigo) y que lo estás haciendo bien, a la vez que te sientes totalmente
relajado y seguro. Debes practicar mentalmente lo que vas a decir y hacer. Repite esto varias veces, hasta
que empieces a sentirte más relajado y seguro de ti mismo.

OPCIONES DE MANEJO DE CONTROL EMOCIONAL


1.- Toma conciencia de tus emociones. No puedes controlar aquello que desconoces: Explora todas tus
emociones sin prejuicios ni censuras, incluso aquellas que te parezcan reprobables o negativas. Si conoces
las circunstancias en las que surgen, los factores que las provocan y tus reacciones frente a ellas, contarás
con una herramienta fundamental para tenerlas bajo tu control.
2.- Reconoce tus creencias irracionales: Cuando las emociones te asaltan, acuden, en su compañía, ideas o
afirmaciones irracionales que sólo sirven para realimentar el circuito de modo negativo.
3.- Desdramatiza con humor y no vuelques la agresión hacia ti mismo: acuden, en su compañía, ideas o
afirmaciones irracionales que sólo sirven para realimentar el circuito de modo negativo.
4.- Posterga la toma de decisiones y los juicios de valor. Mantente flexible y no te exijas respuestas inmediatas
pues aumentarás la presión emocional y con ello, el descontrol.
5.- No pretendas el control total e inmediato de tus emociones. En cambio, planifica aumentar el manejo de
tus emociones a mediano y a largo plazo. Realiza pequeñas pruebas piloto (en situaciones de poco
compromiso, o con temas que no te sean altamente significativos) para entrenar paulatinamente tu
autodominio.
6.- No reprimas tus emociones. Por el contrario, obsérvalas, enfoca tu atención sobre ellas, examínalas "bajo
la lupa" como si fueran un experimento de laboratorio, algo externo a ti. De este modo tomarás distancia del
problema y tendrás más capacidad de respuesta frente a ellas.

Para ganar en el manejo de tus emociones comienza a ejercitarte en situaciones sencillas, No esperes, no
realices promesas de cambios inmediatos, ya que la presión que generarás por ello aumentara tu descontrol.

Es un error creer que el control de las emociones es como domesticar una bestia salvaje. Al hacerlo estoy
bloqueando una energía que termina infectándose y yo termino prefiriendo no sentir.

 "Es que me dominan"


 "Son como bestias salvajes dentro de mí"
 "Me llevan a donde no quiero ir"

Reformular mi pensamiento es tan solo cambiarle la dirección


Si pienso: “no soy atractivo”, por supuesto que siento emociones espantosas.
Si quiero controlar esas emociones, puedo reformular diciendo:
“Me siento feo y más feo me verán si lo demuestro. Quiero cambiar esta perspectiva.”
“He visto personas feas que se expresan con mucha gracia o que son muy alegres y simpáticas. Hay
quienes bailan muy bien y otras que se visten muy bien. Eso compensa su apariencia y se convierte en su
atractivo.”
“Yo quiero desarrollar algún atractivo especial… Ya sé, yo puedo XXX y tengo facilidad de YYY. Se me
ocurre que talvez yo...”
Allí ya se movió un poco la energía, esos pensamientos se sienten mejor y estoy controlando las
emociones. Puedo seguir reformulando y reformulando hasta llegar a proponerme cosas que en verdad
me ilusionan y me provocan grandes expectativas.

Eso es reformular: es cambiarle la dirección al pensamiento, sin cambiar el tema central. Así es como llego a
controlar las emociones. Sin bloquearlas, sino provocando que surjan las que sí quiero. Controlo mis
emociones cuando busco pensamientos que cada vez se sientan mejor.

Cuando un pensamiento me construye, entonces siento que me libera, me alivia, me hace sentir mi valor y
mi derecho a vivir una vida digna. Se siente mejor. En ese momento siento que recupero el control de las
emociones. ¿Ves cómo esto no es un asunto de luchar en contra de las emociones negativas, ni de taparlas
o bloquearlas a pura fuerza de voluntad? Es un asunto de actitud.
LIDERAZGO: El liderazgo es el conjunto de habilidades gerenciales o directivas que un individuo tiene para
influir en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo de trabajo determinado, haciendo que este
equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos. También se entiende como la
capacidad de delegar, tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y evaluar
un proyecto, de forma eficaz y eficiente, sea éste personal, gerencial o institucional(dentro del proceso
administrativo de la organización).
El liderazgo no entraña una distribución desigual del poder, ya que los miembros del grupo no
carecen de poder, sino que dan forma a las actividades del grupo de distintas maneras, aunque, por regla
general, el líder tendrá la última palabra.
Otro de los conceptos que está ganando terreno en los últimos años es el de neuroliderazgo, el cual
hace referencia a una disciplina derivada de la neuroeconomía que se apoya en conocimientos derivados de
la psicología y la neurociencia para formar mejores líderes y lograr una mejor gestión empresarial.
SER UN BUEN LÍDER: Se supone que un buen líder no es un amigo, sino un guía. Es alguien que quiere que
crezcas y te superes profesionalmente y que en ese camino aportes mejoras para la organización que
integras. Un buen líder querrá que des el 100% de tu potencial para que tú mismo compruebes cuáles son
tus capacidades y para que la empresa vea la clase de trabajador que eres ¡Incluso esto puede costarte un
ascenso.
Alguien que merezca el título de líder conoce las actitudes y características buenas y malas de sus
colaboradores y va a motivar hasta el cansancio a su gente para que sean siempre los mejores.

El tipo de persona que te aconsejamos que busques para liderar tu organización es el tipo natural,
combinado con el empresarial, porque ya tiene las habilidades necesarias y al mismo tiempo no descuida los
objetivos económicos, financieros y sociales de la empresa.

TIPOS DE LIDERAZGO: En opinión de expertos en Desarrollo Organizacional, existen muchos tipos de


liderazgo. En opinión de otros, no es que existan varios tipos de liderazgo: el liderazgo es uno y, como los
líderes son personas (individuos con características personales definidas), las clasificaciones corresponden a
la forma como ejercen o han adquirido la facultad de dirigir, circunstancia que no necesariamente implica
que sea un líder. Según Max Weber hay tres tipos puros de liderazgo:

 Líder carismático: Es el que tiene la capacidad de generar entusiasmo. Es elegido como líder por su
manera de dar entusiasmo a sus seguidores. Tienden a creer más en sí mismos que en sus equipos y esto
genera problemas, de manera que un proyecto o la organización entera podrían colapsar el día que el
líder abandone su equipo.

 Líder tradicional: Es aquel que hereda el poder por costumbre o por un cargo importante, o que
pertenece a un grupo familiar de élite que ha tenido el poder desde hace generaciones. Ejemplos:
un reinado.

 Líder legítimo: Podríamos pensar en "líder legítimo" y "líder ilegítimo". El primero es aquella persona
que adquiere el poder mediante procedimientos autorizados en las normas legales, mientras que el líder
ilegítimo es el que adquiere su autoridad a través del uso de la ilegalidad. Al líder ilegítimo ni siquiera se
le puede considerar líder, puesto que una de las características del liderazgo es precisamente la
capacidad de convocar y convencer, así que un "liderazgo por medio de la fuerza" no es otra cosa que
carencia del mismo. Es una contradicción, por si lo único que puede distinguir a un líder es que
tenga seguidores: sin seguidores no hay líder.

La palabra "liderazgo" en sí misma puede significar un grupo colectivo de líderes, o puede significar
características especiales de una figura célebre (como un héroe). También existen otros usos para esta
palabra, en los que el líder no dirige, sino que se trata de una figura de respeto (como una autoridad
científica, gracias a su labor, a sus descubrimientos, a sus contribuciones a la comunidad).
Junto con el rol de prestigio que se asocia a líderes inspiradores, un uso más superficial de la palabra
"liderazgo" puede designar a entidades innovadoras, aquellas que durante un período toman la delantera en
algún ámbito, como alguna corporación o producto que toma la primera posición en algún mercado.
Arieu define al líder como "la persona capaz de inspirar y asociar a otros con un sueño". Por eso es tan
importante que las organizaciones tengan una misión con alto contenido trascendente, ya que es una manera
muy poderosa de reforzar el liderazgo de sus directivos.
Existe una regla fundamental en el liderazgo que es la base para que un buen líder, cualquiera que éste
sea, lleve a cabo un liderazgo efectivo. La mayoría de los autores la nombran la regla de oro en las relaciones
personales, y es fácil, sencilla y muy efectiva: "No pongas a las personas en tu lugar: ponte tú en el lugar de
las personas". En pocas palabras, así como trates a las personas, así ellas te tratarán. Liderazgo Laissez faire:
este se conoce por ser muy liberal por ello su nombre como liderazgo laissez faire, que es una expresión de
origen francés y cuya traducción al español es “dejar hacer” en este modelo el líder suele ser una figura pasiva
que permite que las personas a su cargo poseen todo el control de lo que se está haciendo, ya que se les
facilita toda la información y herramientas necesarias para la eficaz realización de las labores y donde el líder
sólo deberá intervenir si el subordinado solicita su ayuda.

LIDERAZGO DESARROLLADOR: De acuerdo con esta clasificación, existen varios estilos de liderazgo:

 Líder autócrata: Un líder autócrata asume toda la responsabilidad de la toma de decisiones, inicia las
acciones, dirige y controla al subalterno.
 Líder emprendedor: Un líder que adopta el estilo participativo utiliza la consulta para practicar el
liderazgo. No delega su derecho a tomar decisiones finales y señala directrices específicas a sus
subalternos, pero consulta sus ideas y opiniones sobre muchas decisiones que les incumben.
 Líder liberal: Mediante este estilo de liderazgo, el líder delega a sus subalternos la autoridad para tomar
decisiones.
 Líder proactivo: Este tipo de liderazgo promueve el desarrollo del potencial de las personas, de la forma
que un jardinero cuida y potencia su jardín.
 Líder audaz: Este tipo de persona es capaz de relacionarse con muchas instituciones y personas,
persuasivo, crítico, con mirada positiva. Tiene la capacidad de consultar a las demás personas para luego
tomar decisiones.

SEGÚN LA FORMALIDAD EN SU ELECCIÓN


 Liderazgo formal: Preestablecido por la organización.
 Liderazgo informal: Emergente en el grupo.

SEGÚN LA RELACIÓN ENTRE EL LÍDER, SUS SEGUIDORES Y SUBALTERNOS


 Liderazgo dictador: Fuerza sus propias ideas en el grupo en lugar de permitirle a los demás integrantes
a hacerse responsables, permitiéndoles ser independientes. Es inflexible y le gusta ordenar. Destruye la
creatividad de los demás.
 Liderazgo autocrático: El líder es el único en el grupo que toma las decisiones acerca del trabajo y la
organización del grupo, sin tener que justificarlas en ningún momento. Los criterios de evaluación
utilizados por el líder no son conocidos por el resto del grupo. La comunicación es unidireccional: del
líder al subordinado.
 Liderazgo democrático: El líder toma decisiones tras potenciar la discusión del grupo, agradeciendo las
opiniones de sus seguidores. Los criterios de evaluación y las normas son explícitas y claras. Cuando hay
que resolver un problema, el líder ofrece varias soluciones, entre las cuales el grupo tiene que elegir.
 Liderazgo onomatopéyico: El líder, a la vez que reflexiona sobre la visión que ha de mover al grupo
liderado hacia su objetivo deseado, se expresa a través de simples onomatopeyas verbales que favorecen
notablemente el entusiasmo del grupo.
 Liderazgo paternalista: No tiene confianza en sus seguidores, comúnmente toma la mayor parte de las
decisiones, entregando recompensas y castigos a la vez. Su labor consiste en que sus empleados trabajen
más y mejor, incentivándolos, motivándolos e ilusionándolos a posibles premios si logran el objetivo.
 Liderazgo liberal (laissez faire): El líder adopta un papel pasivo, abandona el poder en manos del grupo.
En ningún momento juzga ni evalúa las aportaciones de los demás miembros del grupo. Los miembros
del grupo gozan de total libertad, y cuentan con el apoyo del líder sólo si se lo solicitan.
SEGÚN EL TIPO DE INFLUENCIA DEL LÍDER SOBRE SUS SUBORDINADOS
 Liderazgo transaccional: Los miembros del equipo reconocen al líder como autoridad y como líder. El
líder proporciona los recursos considerados válidos para el equipo de trabajo.

 Liderazgo transformacional o carismático: El líder tiene la capacidad de modificar la escala de valores,


las actitudes y las creencias de los colaboradores. Las principales acciones de un líder carismático son:
discrepancias con lo establecido y deseos de cambiarlo, propuesta de una nueva alternativa con
capacidad de ilusionar y convencer a sus colaboradores, y el uso de medios no convencionales e
innovadores para conseguir el cambio y ser capaz de asumir riesgos personales.

 Liderazgo auténtico: Es aquel líder que se concentra en liderarse en primer lugar a sí mismo. Es un líder
con mucho autoconocimiento, ecuánime, espiritual, compasivo y generoso. Solo una vez que se lidera la
propia mente se puede liderar a los demás.

 Liderazgo lateral: Se realiza entre personas del mismo rango dentro de una organización u organigrama
o también se puede definir como el proceso de influir en las personas del mismo nivel organizacional
para lograr objetivos en común con la organización.

 Liderazgo longitudinal: También llamado "liderazgo piramidal", es el que se realiza entre personas
separadas por grados jerárquicos, de tal modo que la influencia del líder hacia los liderados se
fundamenta en la autoridad y conocimientos del líder. Este estilo es extensamente utilizado en política
y en algunos grupos milicianos.

 Liderazgo en el trabajo: En los negocios se evalúan dos características importantes en los ejecutivos, con
la intención de verificar su capacidad de dirección: por un lado, la aptitud y, por otro, la actitud. La
primera se obtiene con el aprendizaje de nuevos métodos y procedimientos; por ejemplo, la capacidad
de construir un balance, un flujo de caja, distribución de planta o un plan de marketing. Pero en muchos
casos estos conocimientos no son aplicables, porque los gerentes carecen de una buena actitud, es decir,
de un comportamiento adecuado que intente implementar dichos métodos. Entre las actitudes más
solicitadas y requeridas está la habilidad de liderazgo, la misma que puede cultivarse pero que, según
muchos autores, es parte de la personalidad individual. ¿Cómo saber si nosotros estamos configurados
como líderes y, en caso contrario, cómo desarrollar estas habilidades en nuestra persona? Es un tema
de amplio debate y estudio, pero es necesario descubrir si tenemos algo de líderes y qué cosas nos faltan
para lograr serlo a cabalidad.

OTRAS CLASIFICACIONES: Una clasificación de la tipología del liderazgo es la formal, que representa la
dirección de un grupo de trabajo de forma oficial o designada; otra menos evidente es el reconocimiento por
los miembros de la institución de una manera informal de que tiene gran influencia, pero de una manera
libre, sin ánimo retributivo y de forma carismática. En los estudios sociológicos de desarrollo comunitario por
observación participativa, estas personas son claves para el trabajo de campo. En la década de 1970, varios
sociólogos españoles estudiaron el tema del papel de los 'líderes informales', como un tema relevante de
la sociología de la organización.
El liderazgo también puede clasificarse así:
 Liderazgo individual (ejemplo a seguir).
 Liderazgo ejecutivo (planeamiento, organización, dirección y control de un proyecto).
 Liderazgo institucional.
 Liderazgo consensual.
Cuando el liderazgo es necesario, comúnmente por el cargo, en una organización, hablamos de líderes
formales. Así, este líder debe tener ciertas capacidades: habilidad comunicacional, capacidad organizativa y
eficiencia administrativa, lo que equivale a decir que un buen líder es una persona responsable, comunicativa
y organizada; un buen líder es aquel que tiene la habilidad de la Atención y Escucha en todo momento. El
concepto de liderazgo se transforma, vinculado con ideologías de diferentes signos y orientaciones y el
concepto de “poder” o capacidad de influir sobre otros.
 Líder carismático: Es aquel a cuya causa se entregan sus seguidores. El carisma de los precursores
revolucionarios o conservadores seducía a sus liderados. El líder sabía dónde ir y cómo hacerlo, exigía
disciplina y obediencia. En América Latina, los caudillos/dictadores carismáticos, algunos considerados
héroes, otros como villanos, marcan las historias nacionales y locales, y generan muchas prevenciones,
pues la gente se resigna al paternalismo por temor al riesgo.

 Líder servidor: Es el que prioriza satisfacer las necesidades sociales. Según Robert Greenleaf los
“profetas” poseen liderazgo carismático, además de ser “servidores”; los “buscadores” de guías, los
“seguidores”, “destinatarios”, “beneficiarios” o “población objetivo”, hacen a los “profetas”.

 Líder gerencial: Es el que “gerencia” eficazmente los recursos, especialmente los humanos. En toda
organización existen liderazgos fuera de las posiciones formales de conducción. Los gerentes deberían
ser líderes, pero también se debe detectar y promover a los líderes que no son gerentes, para que sepan
gerenciar y sean promovidos a posiciones organizativas visibles.

 Líder transformador: Es el que impulsa, produce y consolida cambios sociales u organizacionales,


enfrenta problemas y conflictos y facilita soluciones desde el colectivo, es imaginativo, se adapta a los
procesos, es servicial, orienta, es ético, escucha, se actualiza y comunica, motiva, se arriesga, comprende
la interdisciplina y la multiactoralidad, comparte un ideario y códigos grupales en el ambiente conocido,
es integrador, cooperativo, creativo y propositivo, rota los roles, diversifica, democratiza los procesos,
garantiza horizontalidad y consenso, asume derechos y deberes.

 Líder estructural: Es el que brinda propuestas para la organización de sus instituciones o proyectos,
definen la estructura, la estrategia y la respuesta en función del entorno. Crean las condiciones y el marco
de soporte para un momento histórico.

 Líder centrado en la gente: Es el que se apoya en las relaciones, y en sus emociones, conflictos y
esperanzas, atraen participación, comparten información e incorporan a los demás en la toma de
decisiones, sirven a la gente y las orientan hacia el proyecto de desarrollo compartido.

 Líder con orientación política: Es el que procura espacio y poder para la organización, genera alianzas y
coaliciones. Si es necesario utiliza la presión o la coerción. Si el poder es para el líder se acerca al liderazgo
carismático, autocrático o directivo.

 Líder simbólico: Es el que utiliza símbolos para articular el mensaje y la práctica, debido a la carencia de
explicaciones a los fenómenos, en medio de la incertidumbre y la confusión, los seres humanos crean
símbolos, mitos, ritos, ceremonias y artefactos que intentan dar sentido.

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