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Sabemos todo sobre usted, joven. Tenemos información de que ha pasado más de diez años viviendo
fuera del país y cursado varios posgrados. Según nuestras estadísticas es usted uno de los 1,443
mexicanos que se gradúan como doctores todos los años.

También que sólo dos de cada 10 que llegan a ser doctores, logran vincularse a la investigación
científica o tecnológica para hacer una carrera académica, como usted quisiera. De verdad que lo
comprendemos. ¿Nos permite discutir con usted algunas alternativas? ¿Ofrecerle distintas opciones?

Usted decidió regresar, tal vez porque era ahora o nunca. Pero no caiga en el pesimismo, joven. No
se entristezca ni desespere. Acaba usted de llegar. Aquí habitan sus sueños y afectos. Recuerde las
palabras de aquél gran filósofo griego: “la esperanza es el sueño del hombre despierto”.

Tampoco se deje llevar por el cinismo. No suscriba aquella máxima de que la única salida es el
Aeropuerto Internacional Benito Juárez. El ciclo económico está a la alza, tenemos finanzas sanas y
un nuevo gobierno que seguramente tendrá algo que ofrecerle.

Comencemos por el comienzo, valga la redundancia. Mire, joven, tenemos varias opciones para que
usted no se sume a los miles de científicos y tecnólogos que, desde principios de los setenta han
decidido no regresar al país; esa fuga de cerebros que al año representa una pérdida de 900 millones
de pesos para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Sabemos que usted es un patriota y que
representa una costosa inversión en capital humano. Queremos aprovechar su potencial.

Usted quiere honrar al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), esa institución que le
permitió subsistir durante los últimos cinco años y nosotros vamos a ayudarle. Ya sabemos que no
quiere engrosar esa “Migración Altamente Calificada” que hace de México el cuarto país con mayor
fuga de cerebros en el mundo. Sabemos que usted, que peca de voluntarismo e ingenuidad, quisiera
revertir esos tristes números.

Tiene usted varias opciones. ¿Quiere aventurarse por el camino de la ciencia y la tecnología? Mire,
por las escasas vías meritocráticas que tenemos a disposición puede usted concursar a una plaza de
profesor-investigador en una institución de excelencia. Aunque no le vamos a mentir, joven, sus
posibilidades de obtenerla están a razón de una en 500 y… pues es México… algunas ya están
amarradas de antemano.

Tiene usted otras opciones. Puede beneficiarse del programa de repatriación del Conacyt. Pero
lamentamos informarle que en los últimos años las autoridades decidieron restringirlo a científicos
consolidados. Usted apenas está comenzando en el mundo académico. Hay otra posibilidad: puede
cursar una estancia postdoctoral y luego otra y luego otra, pero eventualmente los fondos se
terminarán… tal vez entonces usted se dé por vencido y decida buscar otro camino.
¡Pero nada de lamentos y de lloriqueos! ¡Usted no es una víctima! El mercado laboral ofrece muchas
otras opciones en el gobierno, en el sector privado, en los medios. Mire, nuestra democracia le ofrece
dos opciones sumamente atractivas: si lleva usted el apellido de algún expresidente, ministro,
gobernador o director de empresa paraestatal; de algún intelectual, académico o comentócrata
reconocido —reaccionario o progre, no importa— no le faltará nada.

Si además sus familiares influyen en alguna jerarquía partidista —ya en el poder, ya en la oposición—
o tienen tres apellidos, las puertas se abrirán ante usted amplias y majestuosas; la sola mención de
su nombre habrá de humedecer muchas entrepiernas.

Su acceso a las oligarquías, cultivado desde pequeño, será su garantía (lamentamos no poder
ofrecerle aristocracia en nuestro paquete México). Pero no se preocupe, usted podrá seguir
navegando con la bandera de la igualdad, la justicia social y la transparencia. Esa podrá ser su
justificación, su causa y razón de ser. El país y sus élites, parroquiales y provincianas, nunca habrán
de reparar en semejante farsa, se lo garantizamos.

¿Qué no es usted de esos afortunados? ¿Que no tiene usted tres apellidos? ¿Wrong zip code? No se
preocupe, joven. No sea usted resentido. Mire, la República es generosa. Queremos ayudarle.
Tenemos otra modalidad: puede usted beneficiarse de nuestro mecanismo de riego por goteo. Cultive
usted sus relaciones. Recuerde la máxima de don Miguel Ángel Cornejo: “uno no tiene lo que merece,
sino lo que negocia”.

Si usted come, cena y toma café con las personas correctas en los lugares correctos y dice las cosas
correctas (un tip: le ayudará destacar las virtudes de sus interlocutores), llegará muy lejos. Conéctese
usted y ya amarró, como dice la sabiduría popular. Se lo garantizamos o le devolvemos todos y cada
uno de sus títulos académicos. Así podrá usted recuperar esa equivocada inversión. ¿Qué le parece?

Hernán Gómez Bruera (hernanfgb@gmail.com) es analista político y especialista en temas


internacionales. Cronista, entrevistador, fotógrafo y viajero, es autor de los libros "Conversaciones
sobre el Hambre: Brasil y el Derecho a la Alimentación", “Desde el Sur” y “Lula, the PT and the
Governability Dilemma in Brazil”, de próxima publicación. Ha sido colaborador de la revista Nexos y
del periódico El Universal, entre otros diarios de circulación nacional.

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